jueves, 28 de noviembre de 2013

40. Conversaciones nocturnas (2ª parte)

Hinata sentía mucha vergüenza pero estaba decidida a decir lo que quería decir.
- Gaara-kun estás temblando ¿tienes frío?
En realidad Gaara estaba siendo victima de un ataque de pánico. El nunca había sido un chico muy sociable, se había criado prácticamente aislado del resto de los niños. Cuando él nació murió su madre y de alguna forma parecía que lo culpaban a él. Su padre cayó en una gran depresión y se convirtió en un paranoico, estaba convencido de que Gaara era una maldición para acaban con él, así, recluyó al niño y no le dejaba abandonar la casa familiar. Solo cuando su padre murió pudo Gaara empezar a vivir. Al principio no sabía relacionarse con nadie, fue Naruto su primer y gran amigo que le enseñó a ser mas humano. Y ahora él estaba allí, en una tienda de campaña muy pequeña, junto a Hinata, la chica que más le gustaba, una chica que pare él era como un ángel... un ángel enamorado de Naruto... la situación no era muy cómoda para Gaara.
- Un poco. No... no me encuentro bien, no sé que me pasa.
Hinata puso mano sobre la frente de Gaara.
- Creo que tienes fiebre.
- No... no es eso. Déjalo, ya se me pasa.
- Si estas enfermo deberíamos decírselo a los senseis.
- No, de verdad, será el agotamiento.
Hinata le miraba sin parecer muy convencida.
- Si... si quieres... esto... Gaara... los sacos son de cremallera... si quieres... po... podemos juntarlos - Gaara la miró casi con terror - Así yo... podría... darte calor.
Tanto la cara de Gaara como la de Hinata no podían mostrar mas vergüenza ni estar más teñidas de rojo.
- No creo que eso fuera apropiado - dijo Gaara con una voz casi ahogada.
- Pero yo... tú siempre eres muy amable conmigo y... por mi culpa te van a sancionar, fue porque me defendiste y ahora tu expediente... yo... quiero hacer algo por ti.
- N... no lo hice por... - Realmente aquella situación era de lo más incómodo para los dos, a ver como le explicaba Gaara que si juntaban los sacos su malestar iba a ir seguramente en aumento, pero tampoco quería ofenderla, se la veía apurada pero a la vez extrañamente decidida - Si eso te hace sentir mejor haz lo que quieras pero... no lo considero muy apropiado, tu eres una chica y yo...
En realidad Hinata estaba muerta de vergüenza pero creía firmemente que debía hacerlo, así que rápidamente comenzó a abrir los sacos para proceder a juntar las cremalleras, total, ambos llevaban sus chándals puestos ¿que podía haber de malo? Gaara la vio juntar los sacos sin atreverse a decir nada. Cuando terminó ambos se metieron en aquel doble saco que se había formado, sin a penas mirarse.
- Buenas noches, Gaara-kun.
- Buenas noches, Hinata-hime.
Gaara tenia tanto apuro que desde luego frío no era lo que sentía. Hinata sonrió a escondidas, no sabía porqué pero estar así, cerca de Gaara le producía una agradable sensación, timidamente se acercó un poco al chico que, disimuladamente hizo lo contrario... definitivamente eso no había sido muy buena idea y algo le decía que dormir no iba a dormir mucho.
Tampoco podía dormir Sasuke, Akane se movía continuamente sacando brazos y piernas de su saco de dormir ¿sería posible que realmente tuviese calor? Se puso su sudadera del chándal y salió de la tienda, quizás el aire fresco de la noche le ayudaría a despejarse. Se sentó a la entrada de la tienda, todo era calma y sosiego, la noche estaba despejada y en el cielo se podían ver cientos de estrellas. Respiró hondo, miró a su alrededor, entonces fue cuando vio a Shikamaru sentado delante e su tienda, mirando al cielo mientras daba las últimas caladas a un cigarrillo.
Como si hubiese notado los ojos Sasuke, Shikamaru giró la cabeza y le miró haciendo un leve movimiento de saludo con la mano. Sasuke se preguntaba por qué alguien tan vago como él no estaba durmiendo. Lentamente Shikamaru apagó su cigarrillo en una piedra y se incorporó; metió sus manos en los bolsillos y comenzó a andar hacia Sasuke; dio unos pasos y se detuvo, parecía dudar, dio un paso más, Sasuke pensó que la alarma de la pulsera comenzaría a pitar de un momento a otro... otro paso... otro... Shikamaru siguió su camino hasta Sasuke con una sonrisa en los labios... no, la alarma no sonaba.
- ¿Por que no pita tu pulsera? - dijo Sasuke cuando llegó hasta su lado.
- No funciona - respondió de forma monótona sentándose a su lado.
- ¿Cómo que no funciona?
- Nadie se dio cuenta, Stella gruñía demasiado, mi pulsera no se activó. Yo si me di cuenta y mira, acabo de confirmarlo.
Sasuke reconocía estar asombrado.
- ¿Que haces aquí fuera? ¿Fumar?
- La señorita pija respira demasiado fuerte.
- ¿Stella ronca?
- Ya ves, cosas de la vida - Shikamaru se recostó poniendo sus manos cruzadas tras su nuca - ¿Y tú? ¿Akane ronca?
- No. Es que yo no podía dormir.
- ¿Te pone nervioso?
- Pues es una situación incómoda ¿para ti no?
- ¡Oh, si! Dormir con Akane podría convertirse en algo muy problemático.
Guardaron silencio.
- El cielo está precioso - comentó de pronto Shikamaru.
- Se dice que a ti lo que te gustan son las nubes.
- Eso es lo malo de los rumores, se habla mucho y sin fundamento, me gustan las nubes pero también me gustan las estrellas... hablando de estrellas, el día del Tanabata voy a invitar a Akane a ver las estrellas así que no lo hagas tú.
Sasuke no contestó, Shikamaru pensó que a lo mejor tenía que haber hecho todo lo contrario, a ver como esa cabezota lo solucionaba... que tontería, escogería al Uchiha.
- ¿Vas a pedirle salir? - dijo al fin Sasuke.
- Solo esa noche. Ella no saldría nunca conmigo... todavía... pero eso no me lo va a negar, es una cita que tenemos pendiente.
Shikamaru miró a Sasuke que a su vez le miraba con un gesto frío y auto suficiente.
- ¿Sabes Sasuke? A veces eres muy arrogante.
- ¿Te gusta Akane?
- ¿Y qué si me gustase? ¿Que harías? No creas que porque ahora te caiga bien va a ser propiedad exclusiva tuya.
- El otro día, en clase, te pusiste muy violento con ella.
- Tampoco creo que fuera para tanto pero bueno digamos que saca mi parte mas visceral, somos como el aceite y el agua... ¿y a ti te gusta?
- Para mi es desconcertante, nunca se si habla en serio o se ríe de mi, además... no se lo que me pasa pero reacciono de manera extraña, es como si algo se apoderase de mi.
- Ah, si, eso se llaman hormonas.
- No, no es eso, es una especie de... ¿para que te estoy contando esto?
- Ah pues no se, francamente a mi no me importa.
- ¿Sabes, Nara? Me caes bastante mal.
- Tú a mi también.
- No te molestes pero... no es por ti... no se, es que hay algo en tu actitud con Akane que no me gusta.
- Vaya, que considerado con alguien a quien a penas conoces... bueno, yo a ti te considero un ladrón.
- ¿Un ladrón?
- Si, se que quieres quitarme algo.
Sasuke y Shikamaru se miraron a los ojos casi como retándose. Sasuke fue el primero en, con un gesto frío, desviar la mirada.
- ¿La has tocado alguna vez, Nara?
- ¿Me estás preguntando si he tocado a Akane? Porque parece eso.
- No me refiero a nada raro, quiero saber si te has dado cuenta de que es muy... que su temperatura es...
- ¡Ah! Entiendo. Es que ella es muy calurosa, siempre tiene calor, eso la hace sudar y odia sudar, la pone de mal humor y termina discutiendo conmigo con lo que se acalora todavía más y suda más, es un circulo sin fin.
- La conoces muy bien... ¿estabas enamorado de ella?
- ¿A que viene esa tontería?
- No soy tonto, se que fuiste tu quien la hizo tan recelosa.
Shikamaru se incorporó pesadamente poniéndose de pié y se sacudió el pantalón.
- Intenta dormir si puedes - le dijo - Dentro de unas horas pienso hacerla mi prisionera.
- Será si te dejo.
- Ya lo veremos, hasta luego.
- ¿Es un reto?
Shikamaru se estiró, se giró e hizo un gesto de despedida con la mano mientras se marchaba.
Sasuke regresó a la tienda. Akane había desabrochado su saco y dormía sacando una pierna por la apertura que había quedado.
- Pillarás frío - susurró Sasuke mientras la arropaba y cerraba el saco. Akane se rebulló y sacó los brazos apartando el saco de ella y dejando el torso fuera. Sasuke se quedó observando lo poco que podía en aquella penumbra "Nunca había pensado que esa gata cabezona podría hacérmelo pasar tan mal" pensó mirando el dibujo en el pijama de Akane - Me estoy volviendo un degenerado por tu culpa, Cenicienta.
Shikamaru entró en su tienda y se sentó al lado de Stella que dormía profundamente. Se quitó la chapa enganchada en su sudadera, cogió la muñeca de Stella que llevaba la pulsera y con el alfiler de la chapa giró un pequeño botón escondido en ella; después hizo lo mismo con la suya propia, un par de luces parpadearon, de nuevo estaban activadas. No era cierto que sus pulseras no se habían activado, él había observado a Kakashi cuando las activaban y a Ebisu cuando desactivó en el cambio de parejas, claro que eso no se lo iba a decir a Sasuke.
Mientras volvía a dejar la mono de Stella dentro de su saco ésta de improviso se sentó bruscamente mientras mascullaba algo.
- ¡Dios que susto! - habló Shikamaru en voz baja - ¿Stella? ¿Te pasa algo?
Stella parecía dormida, con un movimiento rápido se giró agarrando la sudadera de Shikamaru y lanzándose contra él, su frente chocó contra la barbilla del chico que dejó escapar un gruñido. Stella se despertó, encontrándose agarrada a aquel chico vulgar y con las caras casi pegadas, le empujó violentamente haciéndole chocar contra la tela de la tienda.
- ¿Que haces guarro? - gritó.
- Chisst, no chilles - Shikamaru la tapó la boca mientras ella forcejeaba, con la mano libre intentaba sujetarla - Vale, no grites... no grites ¿de acuerdo?
Soltó la boca de Stella y rápidamente sujetó las dos muñecas de la chica lanzándola contra en suelo.
- Te has levantando dormida ¿eres sonámbula?
- No busques excusas guarro salido ¿que pensabas hacerme?
- ¿Yo? ¡Casi me matas del susto!
- ¿Me has besado?
- ¿Qué dices? Nos hemos chocado, aún me duele la barbilla, tu frente es muy dura.
- Me has besado ¿Cómo te has atrevido? Eres un verdadero guarro degenerado, menos mal que me he despertado, a saber que pensabas hacerme.
- Yo no te he besado.
- Si lo has hecho, pero esto no quedará así, lo va a saber todo el mundo.
- ¡Que problemática eres! Yo no te he besado.
- Te juro que te pienso denunciar por acoso e intento de violación.
- Tu lo que estás es loca ¿por qué iba a querer besarte?
- Porque eres un violador y todos lo van a saber.
Shikamaru arqueó las cejas.
- ¿Insistes en que te he besado?
- Claro y a saber que más pretendías, por tu culpa ahora me siento sucia.
- ¡Dios! Eres mas problemática de lo que pensaba ¿eso es lo que le vas a decir a todo el mundo?
- Por supuesto, todos van a saber que clase de persona eres.
- Pues vale.
Shikamaru se inclinó sobre ella. Stella no supo reaccionar, cuando se dio cuenta aquel chico vulgar tapaba su boca con sus labios presionando los suyos de una forma intensa que parecía atontar a la chica. Stella se quedó petrificada, con la boca abierta mientras le veía separarse de ella con una sonrisa entre burlona y seductora que tras unos instantes cambió por su habitual gesto aburrido.
- Bien, eso ha sido un beso, ahora ya puedes contarlo sin mentir.
Shikamaru la soltó y se metió en su saco como si nada. Perpleja, Stella se acurrucó en el suyo.
Pero el que de verdad lo estaba pasando mal era Gaara. Hinata se había acurrucado contra su pecho, él no se atrevía a moverse, sentía la respiración de la chica en su cuello, era un aliento cálido que parecía propagar un asfixiante calor por todo su cuerpo. Era insoportable ¿que podía hacer? ¿por qué su corazón latía tan desaforadamente? Si seguía así estaba seguro de despertar a la chica con sus latidos. Hinata parecía una gatita mimosa restregándose contra él y parecía murmurar algo.
- Hinata... - susurró - Por favor, Hinata... - intentaba separarla de él pero lo hacía tan suavemente que a penas la movía - Hina...
- Naruto-kun - masculló la chica en sueños.
Gaara sintió que su corazón se paraba momentáneamente y un hondo dolor le atenazó ¿estaba soñando con Naruto? ¿se abrazaba a él porque soñaba con Naruto? ¿por qué el amor tenía que doler tanto? ¿le dolería a ella también cuando veía a Naruto suspirar por Sakura? Acarició sus mejillas, estaban húmedas ¿estaba llorando? Eso todavía pareció dolerle más... debería hacer algo para ayudarla, al menos debería intentar que ella se sintiese feliz.
Kiba se despertó sobresaltado, algo le había golpeado, le costó un poco comprender lo que pasaba: Tayuya estaba sentada encima de él.
- ¿Qué pasa? - preguntó aún aturdido - ¿Me has pegado?
- Deja ya de moverte y hacer ruidos raros, capullo, me tienes hasta los huevos.
- ¿Pero por qué me pegas?
- Porque no has parado de moverte ¿Qué demonios te pasa a ti? ¿Te han hecho con el rabo de una lagartija o qué?
Kiba seguía aturdido por el golpe y el susto.
- Lo... lo siento, yo es que soy así.
- Si vuelves a despertarte - levantó a Kiba agarrándolo del cuello de la sudadera -... te mando a la calle ¿entiendes, capullo?
Tayuya le soltó y volvió a meterse en su saco sin parar de decir tacos e insultos.
- Que carácter - se dijo para si Kiba - Que miedo...
Y se hizo de día.
Kakashi, Gai e Iruka fueron dando golpes en las tiendas avisando que fueran despertándose.
Naruto dio un salto.
- ¡Bien! - dijo - ¿Estas listo, Neji?
Neji abrió un ojos y me miró seriamente.
- Eres igual que Lee ¿Es que no descansáis nunca?
- ¿Descansar? ¿Con todo lo que tenemos que hacer? Vístete, quiero preguntarle a algún sensei si puedo ir a ver a Sakura y a Sasuke.
- ¿Es que no puedes vivir sin ellos?
- Sakura estará bien, sabe defenderse muy bien sola y no hemos oído nada raro y Sasuke... pues no creo que Akane le atacase y si lo ha echo pues tampoco se le ha oído quejarse.
Naruto de repente, se acordó de la conversación que había tenido días atrás con Kiba.
- Neji ¿a ti te gusta Akane?
- Para nada - contestó con toda naturalidad.
- ¿Estas seguro?
- ¿Crees que no se lo que digo? Akane es una buena compañera para trabajar, como pareja emocional no me atrae lo más mínimo.
- ¿Cómo?
- Que no, que no me gusta.
- Pues Kiba me dijo que le gustaba a un chico y no se quien es.
- ¿Y para qué quieres saberlo?
- Porque si... yo no soy, tú tampoco, dice que no es Shino, Kiba tampoco, a Lee le gusta Sakura, Shikamaru y ella siempre están discutiendo, Gaara tampoco parece interesado en ella... a Kankuro le gustan todas ¿será Kankuro?
- A lo mejor no es de nuestra clase.
Naruto torció la boca, si no era de su clase el número de "aspirantes" aumentaba considerablemente.
- ¿Y por qué quieres saberlo?
- No, solo curiosidad... bueno, venga, vístete, vamos.
Zaku despertaba a Ino moviéndola bruscamente.
-Vamos, despierta rubita.
- ¡Me cago en tus muertos! ¿A ti que te pasa?
- Que ya es de día, vamos, las tías soléis necesitar mucho para vestiros y yo necesito ir al baño.
- ¡Sal fuera de la tienda!
- Ya salgo, so sosa... tú no tardes que estoy a punto de reventar.
Al salir de la tienda Zaku se encontró con Sakon y Suigetsu.
- ¿Que? - habló burlón Sakon - ¿Noche movidita?
- Que va tío, esta es una pava, aparenta una cosa pero es una sosa.
- Y a vosotros se os va toda la fuerza por la boca - se burló también Suigetsu.
- ¿Que tienes que decir tú, traidor? - Sakon se acercó amenazante a él - Claro, desde que el señorito nos ha abandonado por ir tras Sasuke se cree muy importante ¿Sabes lo que puedes chuparme?
- Por mi dejaba que os mataseis - habló Kankuro antes de que Suigetsu pudiera replicar - Pero no ahora, ahora somos un equipo y tenemos que ganar ¿entendido? Así que, durante unas horas vamos a intentar entendernos.
Akane aún dormía. Sasuke la observó, si que era cierto que parecía sudar pero él tenía fresco, el sol aún no calentaba.
- Akane - susurró acercándose a ella - Akane, despierta.
No sabía exactamente porqué, quizás porque de pronto se acordó de aquel perfume que decían era afrodisíaco y quiso comprobar si aquel impulso que tuvo fue de verdad debido a ese perfume, el caso es que se acercó aún más a ella, llevando su nariz a su cuello.
Aspiró... ¿así era como olían las chicas? Era cierto que si ese era el olor de las chicas era muy distinto al de un chico, no era una olor desagradable, no era un olor a sudor, era un olor que no sabía discernir, mezcla del gel de ducha y algo como agridulce.
- Akane, despierta, vienen los senseis - habló al oído de la chica.
Akane levantó una mano como si quisiera espantar a algo que la molestaba, chocó con el cuello de Sasuke y allí se quedó.
- Akane - Sasuke quiso moverse, entonces fue cuando se dio cuenta de la pulsera que llevaba Akane se había quedado enredada en su pelo y tiraba de él por su propio peso.
En la posición que estaba era muy difícil para Sasuke desenganchar la pulsera de su pelo. Maniobró sin mucha sutileza, esperando que la chica se despertara, hasta sentarse prácticamente a horcajadas encima de ella. Pero Akane era de sueño pesado... bastante pesado. Aquella situación, con la mano enganchada en su pelo era bastante absurda e incómoda y solo empeoraría si la chica se despertaba en ese momento y le veía en aquella postura.
O tal vez podía empeorar de otra manera...
La cremallera de la tienda bajó bruscamente.
- Naruto eso no se hace - oyó decir a Neji - ¿Y si la chica está vistiéndose?
La cabeza de Naruto se asomó sonriente.
- Vamos Sasuke que...
- Calla, baka, está dormida.
- ¡Ah, perdón!
Naruto se puso en pie y miró anonadado a Neji pera rápidamente volver a asomarse.
- ¿Que haces? - gritó.
- Intento... su mano se que quedado enganchada en mi pelo.
- ¿Que hacíais?
- Intentaba despertarla, anda, pasa y ayúdame.
- ¿Que pasa? -dijo Neji asomándose también - Uchiha, esto es algo raro.
Akane se rebulló y empezó a despertarse. Abrió los ojos fijando su vista en Sasuke.
- Buenos días - saludó Sasuke.
- ¿Por qué estás encima de mi?
- Ejem - carraspeó Neji.
- Hola Akane - dijo alegre Naruto - ¡Sorpresa!
- No hemos quedado enganchados.
Akane movió la mano a la vez que Sasuke hacía un gesto de desagrado.
- A ver ¿Por qué estoy enganchada a tu pelo? ¿Que haces encima de mi? ¿Y que hacen Neji y Naruto de espectadores?
- Yo solo quería despertarte. Venga, ayúdame tu.
Akane se incorporó tirando del pelo de Sasuke.
- ¡Ah! - se quejó el chico - Ten cuidado.
- ¿No tienes frío? - preguntó Naruto.
- No, no tiene frío - contestó Sasuke - Y deja de mirarla.
- Déjale que mire, solo es un pijama.
- Pero él tiene una mente muy sucia.
- ¿Y tu que? - protestó Naruto - No soy yo él que está encima de ella.
- Naruto, no hables de lo que no sabes.
- Anda, dejadme a mi - dijo Naruto muy dispuesto - A ver si yo puedo.
Pero no había forma de desenganchar ese pequeño lío que se había formado.
- Necesitamos unas tijeras - afirmó Akane - Esto se soluciona cortando.
- Naruto, creo que será mejor que avisemos a algún sensei - propuso Neji.
- ¡Kakashi-sensei! - gritó Naruto al salir de la tienda - ¡Ven que tenemos un problema!
- Grita un poco más - habló Neji - Creo que alguien no lo la oído.
- Akane yo no te he tocado ni nada, te lo prometo - decía Sasuke.
- Hombre si querías tocarme haberlo hecho cuando estaba despierta, que al menos me entere.
- Solo quería despertarte.
- ¿Que ocurre? - se asomó Kakashi.
- Ha sido un accidente - advirtió Sasuke.
Kakashi entró y cogió la mano de Akane constatando el nudo de pelo que se había formado.
- ¿Cómo habéis llegado a esto?
- No lo sé, ella levantó la mano y...
- Neji, decirle a Gai que pida un par de pulseras naranjas... ¿No tienes frío Akane?
- ¿Cómo voy a tener frío si me estoy muriendo de vergüenza?
Kakashi rompió la pulsera de Akane.
- ¿Te corto el pelo o quieres seguir intentándolo tu, Sasuke? Da igual, ven conmigo que voy a tener una charla contigo y tu quedate quietecita en la tienda.
- Yo no he hecho nada - repitió Sasuke,
- Es igual, tengo ganas de decirte unas cosas.
Akane se quedó sola en la tienda. Comenzaría a vestirse, iba a cerrar la cremallera cuando una cabeza en forma de piña se asomó.
- ¿Que ha pasado?
- ¿Te importa? Me voy a vestir.
- Ah pero a mi no me molesta.
- ¿Te has despertado gracioso, bambi?
- ¿Te ha metido mano el Uchiha? - Stella también se asomó - He oído decir que lo ha hecho.
- Stella quería enterarse del cotilleo, por eso hemos venido, como comprenderás a mi me da igual, calabazita.
- Tobi quiere saber... ¿que le ha pasado a mi primo?
- Vale estupendo - gruñó Akane - Venga que voy a cobrar entrada ¿Alguien más quiere asomarse?
- ¿No tienes frío? Tobi tendría frío.
- ¡Fuera! ¡Largaos todos que quiero vestirme!
Una vez cambiada salió y esperó a que regresaran Kakashi y Sasuke. Lo que más le molestaba era la que sentía la mirada burlona de Kabuto escudriñándola.
- Oye Nara ¿que crees que habrá pasado?
- Nada.
- ¿Nada? Tu eres muy tonto o muy inocente.
- Yo confío en Akane - respondió bostezando.
- Ya... claro.
- ¡Ahhhh! ... ¡Menudo rollo!
- ¿Que tal chicas? - preguntaba Iruka acercándose al grupo de Kurenai - ¿Cómo habéis pasado la noche?
- ¡Eh, sin ofender! - se quejó Kiba - ¡Que estoy yo aquí!
- No te olvides de nuestro machito - rió Kin.
- ¿Todo bien? - Iruka miró a Jisei, la estaba mirando a ella y claramente quería saber como estaba ella en concreto.
- Bien - respondió Jisei desviando la mirada algo apurada. No podía evitarlo, a pesar de que había quedado claro que entre ellos no había nada y que todo aquel incidente era solo un malentendido, Jisei no era capaz de mirar a Iruka a los ojos... ella le había dicho que le gustaba y eso no era un malentendido... por más que quería era muy difícil actuar como si no hubiese pasado nada entre ellos.
- Bien - repitió también Iruka - Nos vemos - Se marchó con una extraña sensación, quería actuar con Jisei como con cualquier otra alumna pero sin embargo no podía, cada vez que la miraba mas lejos quedaba de su mente la imagen de una alumna.
La atención de Jisei se desvió de pronto hacia Temari, tenía un gesto muy molesto en su rostro.
- ¿Te encuentras bien Temari?
Temari que estaba agachada se levantó respirando fuertemente.
- Si... estoy genial, la verdad es que estoy genial.
- Pues parece que te duele algo.
- Si bueno - Temari susurró - Creo que me va a venir la regla, llevo varios días de retraso y creo que por fin...
- ¿Has traído compresas o algo?
- Si... ya te digo que tengo retraso, pero me duele bastante y lo que no tengo es ningún analgésico.
- Que mal, tendremos que decírselo a Kurenai.
- No, tranquila, no pasa nada, creo que lo puedo soportar.
De todas formas, después de todas las dudas y angustias que había pasado Temari, el dolor que le indicaba la proximidad de su menstruación ahora se le antojaba maravilloso.
Después de desayunar les volvieron a dar la misma ropa que el día anterior y prepararon sus mochilas con lo que consideraban necesario para el éxito de su misión. Una vez listos. Cada grupo fue llevado con un jeep a diferentes puntos de la zona. Allí se quedaron solos. La guerra había comenzado.
Shikamaru reunió a los miembros de su grupo a su alrededor y se quitó la chapa.
- Déjame tu mano Karin. Ayer comprobé una cosa - dijo pulsando con el alambre de su chapa el botón que los desactivaba. Trae Chouji. Ahora - pulsó el de Chouji y esperó a que parpadeasen - Estáis desactivados.
- ¿Así tan simple se desactivan las pulseras? - preguntó Karin.
- Tenía que ser sencillo, tan sencillo que nadie lo sospechase. Lo que pasa es que nadie se ha entretenido en observar a los senseis - decía mientras se ocupaba de las de Pain y Kabuto - Todos pensábamos que no se podía o que se necesitaba ese destornillador que tienen los profesores... ya está también la vuestra. Pero no es así, eso es por suponer las cosas obvias.
- ¿De veras estamos desactivados? - repitió Karin.
- Chouji aléjate unos pasos, si pita es que estoy equivocado.
Chouji se alejó confirmando que no pitaba, ni daba descarga mientras Shikamaru desactivaba la suya y la de Stella.
- Esto hacía anoche cuando me diste ese cabezazo, Stella.
- De veras que eres un genio - comentaba Stella que comenzaba a pensar que ese chico no era tan vulgar como parecía después de todo.
- No. Solo que no me fío de lo que veo, hay que analizarlo todo, se consigue información valiosa.
- Esto ya lo sabía ayer - habló Pain - Por eso preguntaste lo de las trampas.
- Y anoche salí a dar una vuelta para comprobarlo. Ahora tenemos más libertad de movimiento y podemos desconcertar a otros equipos. Bien... empieza el juego.