miércoles, 22 de septiembre de 2010

06. Una pequeña conversación sobre chicas

Kiba se levantó muy temprano, siempre lo hacía para poder sacar a pasear a Akamaru, su perrito, pero hoy era más temprano de lo habitual.

- ¡Maldito Shikamaru! – gruñía dando puntapiés a cualquier cosa que veía.

Toda la culpa la tenía Shikamaru. Por su culpa se había pasado la noche teniendo pesadillas.

Era viernes, el día anterior habían tenido "ensayo", esa maldita actividad a la que les obligaban a acudir dos veces en semana. Todo iba muy bien, Kakashi era el profesor que había acudido a ayudarles, o más bien, a vigilarles, estuvieron realizando una serie de rituales para perder la vergüenza, como hacer el famoso "baile del pollo" y algunos juegos de expresión corporal que propuso Kakashi. Después de reírse un rato de sus propias payasadas, Shikamaru y Akane hablaron de realizar unas escenas de diversas obras, para ver que tal se les daban.

Fue divertido, hicieron escenas de todo tipo, de amor, de risa, de miedo… Sumire estuvo haciendo fotos, llevó una cámara antigua, dijo que le encantaba hacer y revelar sus propias fotos y que iba a hacer un álbum con los recuerdos de aquel curso. Kakashi propuso que hicieran unas improvisaciones, improvisar, por lo visto, era muy importante.

Los primeros fueron Akane y Shikamaru, por algo eran los directores y tenían que dar ejemplo.

- No pensareis exigirles a vuestros actores que hagan algo que ni vosotros sois capaces de hacer ¿no? – Sonreía Kakashi – Venga, demostrar como se improvisa. Quiero que tú, Shikamaru, imagines que debes recitarle un poema a Akane, imagínate que tienes que hacerlo, eres un poeta, un trovador… enamora a la dama.

- Pero…

- Vamos, recita algún poema ¿No sabes ninguno? Y por favor, trata de ser convincente.

Shikamaru pensó durante unos segundos. Ambos estaban de pié, en el centro de un círculo formado por los demás, sentados en el suelo.

- ¿Puede ser de despecho? – Preguntó el chico – Es lo primero que se me ocurre.

- Bueno, pero que hable de amor. Y, por favor, algo de ardor, actúa un poco, no te limites a repetir unas simples palabras.

Shikamaru carraspeó. Puso las manos en los hombros de Akane y con un gesto suave la indicó que se girara, ella así o hizo. Se aproximó a ella y sin apartar las manos de los hombros comenzó a hablar con voz suave y acento meloso.

- "Como se arranca el hierro de una herida

su amor de las entrañas me arranqué,

aunque sentí al hacerlo que la vida

me arrancaba con él"

Durante unos momentos se hizo un silencio, después se escuchó un aplauso y algunos vítores. Akane se giró y le miró entre confusa y aturdida.

- Bien recitado, con bastante corazón. Ahora tú Akane. Respóndele.

- ¿Qué le respondo?

- Recita cualquier otra cosa.

- Pero yo no sé nada que sea de respuesta a eso.

- Pues lo que sea. Venga, aunque no tenga nada que ver. Vamos. Y pon tanta pasión como él-

Akane miró fíjamente a Shikamaru En fin, diría lo único que sabía..

- "Sabe si alguna vez tus labios rojos,

quema invisible atmósfera abrasada…"

Shikamaru sonrió levemente y añadió su voz a la de Akane, recitando los dos al unísono.

- "…Que el alma que sabe hablar con los ojos,

también puede besar con la mirada"

De nuevo unos instantes de silencio y el aplauso, a parte del rumor que se extendía diciendo lo bonito que había sido.

- Kiba – dijo Kakashi – A ver que te hace tanta gracia, sal.

-¡Eh! – Exclamó Kba – Ese autor lo hemos estudiado, yo se algo.

- Vamos, Kiba – dijo Kakashi – lúcete.

Kiba se levantó y se acercó a ellos. Su voz empezó a sonar más chillona y pomposa que nunca.

- "Por una… una sonrisa… ¿un mar?

Se escucharon risas y comentarios divertidos. Shikamaru se acercó a él y le puso la mano en la barbilla, obligándole a mirarle. Clavó sus ojos en los de Kiba y volvió, con voz dulzona a recitar.

- "Por una mirada, un mundo.

Por una sonrisa, un cielo.

Por un beso…

¡Yo no se que te diera por un beso!" Se hace así, Kiba.

- ¿Pero que haces? – Gritó despavorido Kiba separándose de él – ¡A mí no me toques!

Shikamaru le sonrió y se apartó, mirando a Kakashi.

- ¿Puedo sentarme ya? Esto es muy aburrido.

- Tened cuidado de éste, chicas – chillaba Kiba – Es un loco que va lanzando besos con la mirada."

Kiba aún tenía presente las burlas de todo el mundo y lo que es peor, recordaba que se había puesto colorado y se sentía como aturdido ¿Por qué había tenido que hacer una cosa así?

Andaba sin rumbo, dónde sus pasos quisieran llevarle, hasta que se dio cuenta de que había terminado frente a la casa de Shino. Se quedó parado pensando si aquello era cosa del destino o solo de la costumbre. Un hombre, que parecía una copia de Shino pero madura, salía en esos momentos.

- Hombre Kiba – dijo casi sin mostrar ninguna expresión, en eso también se parecía a Shino - ¿Cómo tú por aquí a estas horas?

- Buenos días señor Aburame, estaba paseando a Akamaru.

El perrito ladró y correteó alrededor del hombre.

-¿Shino está despierto?

- Si, todos están despiertos.

- Bien.

- No te entretengas mucho o llegarás tarde al instituto ¡Hasta luego!

- ¡Hasta luego!

La casa de Shino era muy ruidosa, éste tenía muchos hermanos, Kiba no recordaba cuantos, a lo mejor no eran tantos pero como no paraban de moverse por toda la casa y se parecía mucho entre sí a Kiba le parecía decenas.

- Esto parece un hormiguero ¿Eh Akamaru? ¿Akamaru?

Akamaru estaba siendo llevado de mano en mano, le achuchaban, le acariciaban y hasta le tiraban de las orejas y el rabo.

- ¡Eh! ¡Dejadle!... ven Akamaru.

Kiba lo arrancó de unos brazos a pesar de las protestas de los niños.

- ¿Qué sucede Kiba? – preguntó Shino al verle.

- No, nada, solo pasaba por aquí ¿Necesitas ayuda? – A Kiba siempre le daba la impresión de que Shino necesitaba ayuda.

- Está todo controlado.

- No… me parecía. Oye Shino ¿Podemos ir juntos al instituto? Es que… quiero hablar contigo… ¿eh?

- Vale, luego voy a buscarte.

- ¿Luego? ¿Por qué luego?

- ¿Vas a ir al instituto sin cartera y con Akamaru?

- ¡Mierda! Es verdad, vale, ve a buscarme ¿Eh? Vamos Akamaru.

Al salir de su casa, también más temprano de lo habitual, Sumire encontró a Ten-Ten esperándola. Sumire andaba torpemente, después de la caída por las escaleras que le produjo el esguince en el tobillo, le habían puesto una escandalosa venda, era complicado moverse con las muletas y la cartera, ese vendaje le estaba amargando la vida… y aún le quedaban un par de semanas por delante.

- Buenos días Ten-Ten ¡que buena eres por acompañarme!

- Buenos días, anda trae tu cartera.

- Yo sola no podría

- No es nada, a nosotras nos gustan estas cosas de ayudar, venga, vamos despacito.

- ¿Y las demás?

- Pues mira, Jisei y Ryuko vienen por allí, Akane vive más para allá, nos esperará.

Jisei miraba a Ryuko realmente incrédula

- ¿Qué vas a salir con Chouji?

Ryuko asentía con la cabeza.

- Bueno, si no cambia de idea.

- ¿Y como es eso? Ya estás empezando a largar.

- Pero si no es nada

- ¿Te lo ha pedido él?

- No… es que… verás… ayer, cuando terminamos el teatro pues Akane se fue con Sumire, para ayudarla a ponerse al día y como tú te habías largado…

- Hombre, la idea era dejaros a vosotras solas con vuestros "amorcitos" – dijo en tono burlón

- ¡Que graciosa! ¡Pues me quedé yo sola con Chouji y Shikamaru!

- Desde luego – continuaba con su tono de burla – Esta Akane, mira que abandonar a su amado.

- El caso es que Shikamaru también se largó.

- Lógico, no va a quedarse de sujeta-velas. Mira que eres pillina y que calladito te lo tenías, así tienes ese aura tan feliz ¿Qué pasó? ¿Os sellasteis la cita con un besito?

- ¡Ah, Jisei! ¡No me dejas contártelo! Que no es eso, que no es una cita

- ¿Entonces qué es? ¿Una no-cita?

- Mira, vamos a coger a esas dos y ahora os lo cuento.

Apresuraron el paso hasta alcanzar a Sumire y Ten-Ten. Después de saludarse, Jisei continuó con lo que le interesaba.

- A ver Ryuko ¿Cómo te pidió salir Chouji? Desembucha.

- ¿Chouji te ha pedido salir? – casi gritó Ten-Ten

- ¿No me digas? – Exclamó Sumire - ¡Que ilusión! Cuenta, cuenta.

- Que no, que no es eso

- Ya estás tardando en contarlo – añadía impaciente Ten-Ten

- ¿Dónde vais a ir? ¿Qué te vas a poner? – interrogaba Sumire

- Bueno vale – dijo Jisei – Estamos aturdiendo a la chica, va… Ryuko, empieza con el principio y no olvides los detalles.

- A ver, que no es una cita, y mira, no os voy a decir nada hasta que no esté Akane, que si no me va a tocar contarlo… o no, mejor no le digáis nada a Akane.

- ¿Por qué?

- Es que Chouji y yo hemos quedado para, digamos "espiar" a Akane y Sasuke

- ¿Espiarlos? – Interrumpió Ten-Ten - ¡Que rastreros! ¡Me encanta!

- ¡Que buena idea! – Exclamó Sumire – Yo también quiero espiarles.

- ¿Y como se os ha ocurrido esa idea de peón caminero?

- Es que yo no quiero que salgan, me angustio mucho solo de pensarlo y se lo dije a Chouji.

- O sea, que tuvisteis conversaciones íntimas y personales ¿eh? – inquirió Jisei.

- Bueno, me dijo que si supiéramos donde van a ir pues…

- Es la excusa más tonta que he visto en mi vida para pedir una cita a una chica – comentó Jisei

- Pero funciona Jisei – añadió Ten-Ten – será una tontería pero funciona

- Claro – habló Sumire – Y como no es una "cita, cita" dijiste que sí y de paso cotilleas a ver que pasa con Sasuke y Akane ¿no?

- El lo hizo para ver si así me sentía mejor, más tranquila

- Que sí – decía Jisei – para tranquilizarte, lo que tú digas

- Hombre – añadía Ten-Ten – el chico es amable… o un cotilla.

- Pues aunque sea para "vigilar" a Akane – intervenía Jisei – es una cita, no formal, pero una cita es quedar con un chico y tú has quedado con Chouji y eso es una cita.

- De momento no le digáis nada a Akane, va a pensar que estoy loca y me muero por saber lo que hace con Sasuke. Yo se lo digo luego, a mi aire.

- Si, si, díselo tú, a ver como le explicas que quieres espiarla – dijo Jisei – Mira, allí está esperándonos.

Las cuatro chicas se acercaron a Akane entre risitas y cuchicheos. Las cinco emprendieron, despacio, el camino al instituto.

- ¡Maldito Shikamaru! – continuaba gruñendo Kiba – Por su culpa he dormido fatal.

Shino le miraba sin demostrar ninguna expresión.

- Me he pasado la noche soñando que me perseguía diciéndome poesías y lanzándose besos, creo que le odio

- ¿Qué pasa? ¿Le lanzaba besos a alguna chica? ¿Hinata?… ¿Ten-Ten quizás?

- No, no me escuchas, me los lanzaba a mí ¡a mí! No me lo puedo quitar de la cabeza…

- No creo que a Shikamaru le interese lanzarte besos precisamente a ti.

- Ha sido horrible, he tenido unas pesadillas espantosas pero ¿De qué va este tío? Oye Shino, tú que eres mi amigo ¿tengo yo pinta de que me guste que un tío me diga poesías? ¡Ah! ¿Le gustaré a Shikamaru? A lo mejor es culpa mía por ser simpático, a lo mejor es que ha pensado que me gusta.

- Kiba, tranquilízate, tú no le gustas a Shikamaru.

- ¿Tu crees? ¿Y si se ha enamorado de mí? ¿Y si siempre le he gustado y lo ha mantenido en secreto pero ayer creyó que yo… y ya no pudo mas y…?

- Estás muy acelerado. Créeme, tú no eres del tipo que le gusta.

- ¿No? ¿Y por qué no? ¿No soy lo suficientemente guapo para él?

- Verás, no quiero ofenderte pero te faltan algunas cualidades y te sobran otras.

- Oye que yo soy todo un hombre, a mi los tíos no me van ¿Debería hablar con él? Las cosas hay que dejarlas claras cuanto antes.

- No creo que haya nada que aclarar, cachorro loco.

- Pero, o sea que a mi me cae bien pero como amigo, solo como amigo.

- Por casualidad ¿Estás insinuando que Shikamaru es homosexual?

- ¡Pero tú viste como me miraba!

- No te miraba a ti.

- ¿Qué no? Me cogió de la barbilla y me miró directamente a los ojos, profundamente, ahora me siento sucio y mancillado.

- Ni siquiera sabes lo que es esa palabra.

- Pero me miraba a mí.

- Pero pensaba en otra persona.

- ¿Y tú como lo sabes?

- Porque a Shikamaru no le van los tíos y menos los escandalosos como tú.

- ¿Y cómo lo sabes? Va mucho con Chouji.

- ¿Tú te imaginas a esos dos…?

Kiba se paró y se llevó una mano al mentón. Puso cara de estar pensando, frunció el ceño y cerró los ojos apretándolos fuertemente.

- Ten cuidado, no te hagas daño. Déjalo ya, créeme, Shikamaru no está interesado en ti.

Una vez que habían llegado al instituto, las cinco chicas miraban aquellas escaleras como al peor enemigo del mundo.

- ¿No me digas que ahora hay que subir esto? – dijo Ten-Ten

- Necesitamos un voluntario – Akane echó un vistazo alrededor, justo entraba su voluntario - ¡Eh, Sai, Sai!

Sai se acercó a ellas, como siempre con su extraña sonrisa.

- ¿Qué tal Sai? – preguntó Akane con cierto tono malicioso.

- Bien, gracias ¿y vosotras?

- Bueno, no estamos mal, es que tenemos un problema, a ver si tu nos puedes ayudar

- Claro

- Verás, Sumire, ya lo ves, pobrecilla, está con muletas y claro, le cuesta subir las escaleras y nosotras querríamos subirla en brazos pero… claro, tendríamos que ser dos para…

Sai soltó su cartera y antes de que ninguna pudiese reaccionar ya había cargado a Sumire a su espalda. Ésta dio un pequeño gritito de asombro.

- Vamos – dijo el chico sin dejar de sonreír.

Akane recogió la cartera del chico.

- ¡Manipuladora! – susurraba Ten-Ten

- Pero si el chico está encantado, mírale que energía

- Eres mala – añadía Jisei

- Si son tontos no es mi culpa, hay que saber aprovechar lo que la naturaleza nos ofrece. Y mañana… estoy pensando ¿Kankuro no tiene moto?

- Miedo me das – decía Ten-Ten

Al entrar en clase ya habían llegado la mayoría de sus compañeros, entre ellos. Chouji y Shikamaru que, apartado del grupo hablaba con Ino.

Sai dejó que Sumire se bajara de su espalda.

- Muchas gracias Sai, ers muy amable y yo estoy muy apurada

- Ha sido un placer – contestó el chico sonriendo

- ¡Eh, eh, eh! – se acercó Kankuro haciendo aspavientos - ¿Qué pasa aquí?

- Sai me ha ayudado a subir las escaleras, es muy amable.

- ¿Y por qué no me lo has dicho a mi? Yo también soy amable

- Será porque no te hemos visto – contestó Jisei

- Tranquilo Kankuro – intervino Akane – Para ti tengo otro trabajito que te va a encantar.

Shikamaru fruncía el ceño mientras Ino, con gesto mimoso, se acercaba a él

- Vamos Shika ¿tanto te cuesta?

- Te repito que no y no me sobes más… ¡no es no!

- Sabes que no te voy a poner en un apuro

- ¿Qué no? ¿Sabes el daño que te está haciendo eso?

- No me está haciendo daño, al contrario, no sabes lo que me ayuda, no sé por qué te pones tan tonto, es solo un favor, Shika, por dios, sabes que te lo voy a pagar, no te pido que las robes, somos amigos ¡no me puedo creer que no seas capaz de hacerme ese favor!

- Ino, estás perdiendo el control de todo esto y ya sabes lo que te puede pasar. Ino, por favor, por favor – Shikamaru la miraba suplicante – Recapacita, ahora estás bien.

- ¡No estoy bien! ¡Tú no sabes lo que estoy pasando! Shikamaru, por favor, tú no me puedes fallar.

- ¡No! – Contestó tajante – No voy a ser tu cómplice.

- Si tú no me las consigues las compraré por internet y entonces si que no estaré segura de la mierda que me vendan.

- Ino, no me amenaces.

- Tu verás, piénsalo, pero lo necesito ya.

Ino se marchó bastante enfadado. Sahikamaru resopló y se dirigió a su asiento.

- Mendokusei – susurraba – ¡Mujeres!

Antes de sentarse se encontró con Shino, parado detante de él.

- Vengo huyendo del cachorro loco – dijo – Y es por tu culpa.

- ¿Por mi culpa?

- Es un pesado. Ahí está, tratando de demostrar al mundo que es un macho, machote. Tienes que hacer algo.

Shikamaru volvió a fruncir el ceño.

- Ayer le recitaste un poema ¿lo recuerdas? Ahora piensa que te gusta.

Todos los que estaban alrededor y lo oyeron se echaron a reír, sobretodo Jisei y Chouji.

- Mendokusei… No era para él… bah, está loco.

- Pues está convencido de que eres un depravado que va detrás de chicos y chicas.

- Como tenías pocas – comentó Akane – te parió la abuela.

- No, si ya le noté yo algo azorado – dijo Jisei mientras continuaba riéndose – A lo mejor es que le gustó el poema.

- Dice que ha pasado toda la noche soñando contigo, le has traumatizado.

- ¡Maldito Kiba! Vale, a ver si luego hablo con él.

- Será si consigues acercarte a él.

- ¡Menudo rollo!

- ¿Qué le vas a decir – intervino Jisei – que es un amor platónico e imposible?

- Lo mejor será – propuso Akane – que le diga que le gusta una chica… así tu hombría también quedará a salvo.

- ¡Claro! – Exclamó Sumire – Dile que pensabas en esa chica, que expresabas lo que sientes por ella dentro de tu corazón pero no te atreves a decirle.

- Que bonito te ha quedado – decía Ryuko

- Es que veo muchas películas románticas.

- ¡Madre mía! – suspiró Shikamaru

- Pero tienes que tener cuidado de la chica que dices que te gusta – puntualizó Chouji – Tiene que ser creíble, no puedes decir cualquiera. Si dices Hinata, tiene tendencia a protegerla, o Ten-Ten, quizás sea peor el remedio que la enfermedad.

- Tampoco puedes decir a Ryuko, Kiba pensaría que eres un traidor – repuso Jisei

- Bueno, puede que valore mucho a Shikamaru y le parezca apropiado para Hinata – terció Shino.

- Entonces sería peor, seguro que querría hacer de "celestino" – continuó Chouji – Tío, te veo saliendo con la princesa.

- Bueno – interrumpió Shino – eso sería si Neji le da permiso, ya sabéis como es Neji.

- A no ser que también le parezca bien – dijo Akane – En ese caso, te veo casado con ella. Definitivamente no nombres a Hinata, puedes decir a Jisei.

- Si, claro – habló a mencionada - ¿Cómo va a pensar que se ha enamorado de mí? Anda y no digas sandeces.

- Es posible – continuaba Akane – Tú ten esa opción en cuenta, o puedes decir que quieres reconquistar a Temari o llegar al corazón de Ino

- ¡Bueno, vale ya! Me estáis aburriendo – se quejó Shikamaru – Id a tomarle el pelo a otro.

- Por cierto – comentó Akane – No sabía que te gustaran las poesías.

- No sabes muchas cosas de mí. Las poesías son preciosas, hablan de sentimientos, es como leer en el corazón del poeta.

Akane le miraba asombrada ¿De verdad le gustaban las poesías?

Kiba estuvo todo el día huyendo de Shikamaru, tampoco es que éste pusiera mucho empeño en hablar con él, pensó que aquello era una tontería y que, siendo Kiba como era, pronto lo olvidaría, su mente era muy simple, cualquier suceso nuevo ocuparía todo su cerebro y desterraría los anteriores.

Al terminar las clases, las chicas, alteradas como estaban por la cita de Akane, dijeron que querían estar sin chicos y se apartaron de ellos. Allí quedaron Chouji, Shikamaru, Shino y Kiba. Comenzaron la vuelta a casa en silencio, para Kiba eso era algo insoportable, de cuando en cuando miraba con desconfianza a Shikamaru.

- Bueno – gritó al fin - ¿Es que nadie va a decir nada?

- ¿Tu no tienes nada que decir, Kiba? – habló Shino

- Pues no, no tengo ganas de decir nada…bueno si, que no me gusta que nos hayan dejado las chicas, porque a mí me gustan las chicas, me gustan mucho las chicas.

- ¿Alguna preferencia? – preguntó Chouji

- No, bueno si, que sea una chica, que tenga lo que tienen las chicas, ya me entendéis – miró fijamente a Shikamaru

- ¿Tetas? – repuso éste

- Pues mira sí, entre otras cosas

- Déjalo ya Kiba – dijo Shino

- ¿Por qué? Somos tíos ¿no? Y adolescentes, se supone que tenemos que hablar de eso, de tías y tetas

- Se supone que es lo que hace cualquier adolescente – añadió Chouji divertido.

- Claro que si, tú me entiendes. Dime ¿a ti como te gustan?

- ¿Las tías o sus melones? – inquirió Shikamaru con gesto aburrido

- En general, tío, en general ¿Qué te gusta de una chica, Shikamaru?

- Yo sé que clase de chicas le gustas a Shikamaru – afirmó Chouji

Shikamaru le miró con desconfianza, esperaba que no se le ocurriese decir lo que sospechaba que iba a decir

- Aunque él sea un vago – continuaba Chouji – y un desmotivado, le encantan las chicas pasionales que ponen todo su corazón en lo que hacen.

Shikamaru seguía mirándole, cambiando la desconfianza por asombro, realmente Chouji le conocía muy bien.

- Le gustan las chicas tenaces y hasta cabezotas – seguía su amigo – Para Shikamaru todo es un rollo, por eso le gustan las chicas que toman la iniciativa.

- ¿Cómo Ino? – dijo Kiba

- Que tomen la iniciativa no quiere decir que le manden, Ino es demasiado dominante para él.

- Es la dualidad del yin y el yan – intervino Shino – en el fondo todos lo hacemos, buscamos alguien opuesto a nosotros que a la vez nos complemente.

- Ya… - Kiba movía la cabeza con gesto de no comprender nada – pero yo me refiero a físicamente

- En la vida – continuó Shino – la atracción física no es lo único, aunque es lo primero en lo que te fijas

- Pues eso quiero saber ¿En que os fijáis? ¿En la cara? ¿En el cuerpo? Yo me fijo así, en conjunto

- Vamos, que estén buenas – explicó Shino

- ¿Y que tiene de malo? Soy un chico al que le gustan las tías buenas ¿a vosotros no?

- Tú tienes las hormonas muy revolucionadas – intervino Shikamaru – Pero mira, ya hemos comprendido que eres un chico muy machote al que le gustan las chicas.

- ¿Y a ti que te pasa? ¿Te da miedo decir que te gusta de una chica?

- Empieza tú, dinos quien te gusta.

- A mi me parece que Karin, la amiga de Sasuke está buenísima.

- Creí que Ten-Ten te parecía preciosa – dijo Shino

- Eso no quita para que piensa que Karin está que cruje

- A mi me gusta Ryuko – habló Chouji

- Eso ya lo sabemos, yo digo a que la veas y digas ¡guau!

- Pues eso, Ryuko, yo soy así de simple, además ¿Por qué no puede ser ella?

- No, nada, nada, si Ryuko tiene una cara preciosa ¿Y tú Shino?

- Pues me gustan las piernas de Temari y también me llama la atención Anko, ya se, no digas nada, es una profesora, solo digo que creo que es guapa, no que esté enamorado, no me la líes, cachorro loco.

- Si no digo nada ¿Y tú, Shika?

- Pues… creo que Hinata es muy guapa

- ¡Eh! ¡A Hinata ni tocarla! No estropees la pureza de Hinata con tus sucios pensamientos

- ¡Qué pesado eres! Yo solo te he respondido, como ves, soy muy normal, como el 50% del instituto, pero el que me parezca guapa no quiere decir que me guste.

- Esa poesía que dijiste ayer ¿No pensarías en ella?

- Que problemático eres… no, te lo aseguro

- ¿Y por qué me la dijiste a mi?

- ¡Y yo que sé! Por presumir, me pavoneaba delante de las chicas.

- ¿Quieres saber en quien pensaba? – preguntó Chouji con malicia.

- Chouji… no

- ¿Tú lo sabes? – preguntó Kiba abriendo mucho los ojos.

- El no sabe nada – contestó Shikamaru.

- Claro, pero es un secreto – le ignoró Chouji.

- ¡Chouji!

- Entonces ¿te gusta alguna chica? Pero eso no es nada malo ¿Quién te gusta?

- Todas… me gustan todas.

- Ya, anda dínoslo, somos amigos ¿no? ¿Es que no confías en nosotros? Dilo, prometo no decírselo a nadie.

- No me gusta nadie, son paranoias de Chouji

Chouji se reía. Kiba le obligó a pararse pasando el brazo por sus hombros. Shikamaru siguió andando al lado de Shino. Al instante oyeron las risas de Chouji y Kiba corriendo se situó delante de Shikamaru, mirándole fijamente a los ojos.

- ¿Te gusta Akane? – gritó.

- Ya veo lo bien que guardas los secretos.

- Pero ¿Te gusta Akane?

- ¿Eso te ha dicho Chouji?

- Pero ¿te gusta o no?

- Quita del medio.

- Le da vergüenza reconocerlo – dijo Chouji.

- Ya hablaré contigo.

- Pero Shika, no hay nada malo en que te guste, la chica está muy bien, tiene una delantera de lujo.

- Nunca he dicho que me gustase

- No – intervenía Chouji – solo está colado por ella.

Shikamaru suspiró, miró a sus amigos de hito en hito, Shino no parecía reaccionar de ninguna manera, Chouji continuaba riéndose y Kiba le miraba expectante con una gran sonrisa de oreja a oreja. Esto era ridículo pero era consciente de que cuanto más lo negase menos convencería a ese chico.

- Vale pues si – dijo en voz alta - ¿Qué pasa? Pero por favor, no se lo digas a ella.

Kiba sonreía ahora triunfante y aliviado.

- Claro, por eso dijiste esa poesía, era para ella.

- Lo que tú digas.

- ¿Por qué no quieres que ella lo sepa?

- ¿Te imaginas que se entera de que voy hablando por ahí de ella?

- ¡Ostras! Te mata fijo. Pero… ¿Por qué no le pides salir?

- Tenemos muchas cosas en contra

- ¿Cómo qué?

- Como que me odia, por ejemplo.

- Bueno si, no parece loca por ti, la verdad, lo tienes bastante chungo.

05. Las teorías de Chouji

Tenían educación física. Todos se prepararon para ir al gimnasio. Shikamaru y Akane tenían permiso para saltarse esa clase, tenían que ocuparse de la obra de teatro. Sería conveniente que empezaran a hacer algo, que se viera algo de movimiento o los senseis comenzarían a mosquearse por su falta de interés. Bien, ellos irían a la biblioteca a poner en orden esos papeles.

Camino del gimnasio, Sumire, emocionada como estaba con la idea de una "cita secreta", se enganchó del brazo de Akane mientras bajaban las escaleras. Tan emocionada estaba que se giró bruscamente, levantó uno de sus pies y al volver a ponerlo en el suelo se encontró con que no había escalón, perdió el equilibrio, su propio peso la hizo caer hacia atrás, arrastrando en su caída a Akane.

Fue una caía bastante escandalosa, que organizó un gran revuelo. Sumire gritaba alarmada que había matado a Akane y ésta lo único en lo que pensaba era en sus gafas que habían salido volando.

Un par de profesores acudieron, Sumire se quejaba de que le dolía el tobillo y no podía apoyarlo, Akane de su cabeza. Las acompañaron a la enfermería.

Lo de Sumire parecía un esguince y la trasladaron a un centro médico. Akane estuvo un rato en la enfermería, no parecía tener nada, salvo el golpe.

Al salir de la enfermería, Akane se dirigió a la biblioteca segura de que Shikamaru habría aprovechado el percance para echarse una siesta. Para su asombro le encontró muy concentrado, rodeado de papeles y con unos cuantos libros en la mesa.

- ¿Qué hay? – dijo en voz baja para no alterar el silencio que allí reinaba.

- ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien?

- Tsunade-sama ha dicho que estoy bien – se sentó a su lado - ¿Qué haces?

- Verás, he estado ordenando estos papeles, clasificándolos y mira he hecho un esquema con las preferencias de cada uno y estos libros de obras teatrales, he estado echando un vistazo, más o menos, a ver si son factibles de tener en cuenta… ¿De verdad estás bien?

Akane le miraba realmente asombrada, desde luego no parecía propio de él tanto esfuerzo.

- Si… solo me va a salir un buen chichón.

Akane se llevó la mano hacia donde se había golpeado y se tocó.

- A ver – Shikamaru se aproximó y acercó su mano a la cabeza de la chica, la puso suavemente donde había visto que ella se tocó – ¡Menudo pedazo de huevo te va a salir! ¿Te duele mucho?

Akane se sentía incómoda al sentir la mano de Shikamaru, le había producido un pequeño hormigueo. Shikamaru la miraba fijamente sin apartar la mano.

- Te has tomado muchas molestias – dijo la chica tratando de evitar su mirada.

- Es un rollo, pero hay que hacerlo. Cuando hay que hacer algo, se hace. Me han ayudado Chouji y Ryuko, como tú estabas lesionada les han dejado venir.

- ¿Y dónde están?

- Chouji está haciendo unas fotocopias, de momento las he pagado yo, pero ¿recuerdas lo que nos dijo Tsunade de que necesitaríamos un crédito? Le he pedido a Ryuko que vaya a decirle que tenemos que hablar con ella… vamos a tener que acceder a su préstamo.

Desde cierta distancia Ryuko estaba observando toda la escena, no oía lo que ambos chicos se decían pero los gestos que veía hacer a Shikamaru se le antojaron tiernos y afectuosos. Estaba abstraída, por eso, cuando Chouji habló, dio un respingo.

- ¿Verdad que hacen muy buena pareja? – susurró el chico.

- ¡Ah, Chouji! ¿Cuándo has venido?

- Llevo un rato aquí pero estabas tan concentrada que me daba pena molestarte.

- Lo siento. No es que les estuviera espiando ni nada de eso, yo es que…

- ¡Ah, no te preocupes! Son raras las ocasiones en las que no se están diciendo lindezas, es como un fenómeno extraño ¿no?

Ryuko miró llena de vergüenza a Chouji, la había pillado en una situación muy comprometida porque parecía que espiaba a su amigo o que cotilleaba… Ryuko quería desaparecer, sin embargo Chouji continuaba mirándoles y sonreía divertido.

- Dicen que los que se pelean, se desean ¿crees que será cierto?

Ryuko seguía dándole vueltas a su incómoda situación y no atendía a lo que Chouji decía.

- Bueno, vamos a interrumpir este momento… ¿vienes Ryuko?

De pronto, mientras se acercaba a la mesa ocupada por sus amigos, siguiendo a Chouji, la frase pronunciada por éste pareció haber llegado a una parte de su cerebro donde hizo saltar un resorte. Y es que, a veces, las grandes ideas surgen del pensamiento más tonto.

Lo que no sabía Ryuko es que el mismo resorte se había activado, curiosamente, también en Chouji.

- ¿Qué hacéis parejita? – habló Chouji.

- ¿Te encuentras bien, Akane? – preguntó Ryuko.

- Tsunade-sama dice que mañana estaré peor.

El timbre que indicaba el cambio de clase sonó.

- Vaya, ya es la hora – comentó Shikamaru - ¿Has conseguido cita con Tsunade?

- Si, pero tiene que ser el lunes que viene.

- ¿El lunes? ¡Menuda lata! Bueno, vosotras id a clase, Chouji y yo recogemos esto.

- No, yo te ayudo – dijo Akane

- ¡Que te estés quieta! Siempre tienes que andar tocándolo todo… anda Ryuko, ve con ella, no sea que aún se maree… Ryuko… Ryuko… ¡eh!

- ¿Perdón?

- ¿Qué te pasa? Pareces en Babia.

- No, nada. Anda Akane, vamos a clase, no tienes buena cara.

Cuando Chouji vio que las chicas ya se habían alejado lo suficiente, se sentó al lado de su amigo.

- Te he visto – le habló con voz muy bajita

- Si, vale ¿Qué has visto?

- Lo que has hecho

- Supongo, no era un secreto.

- ¿Ah, no?

- Hombre, no es habitual en mí, pero sabes que cuando no hay más remedio, se hace.

- Ya – Chouji guardó un silencio calculado – Pero está prohibido hacer ciertas cosas en el instituto.

Shikamaru levantó la cabeza y le miró frunciendo el ceño.

- ¿Qué está prohibido hacer en el instituto?

- Ya sabes… cosas… indecentes.

- ¿Indecentes?

Shikamaru no daba crédito a lo que oía ¿De qué hablaba Chouji?

- No lo niegues, que te he visto.

- A ver Chouji ¿Qué has visto?

- Como le tirabas los tejos a Akane.

- ¿Qué yo le tiraba qué?

- Y como la manoseabas.

- ¿Qué yo qué? – Shikamaru subió el tono de voz.

- Chissst, no se puede gritar.

- ¿Qué dices que he manoseado?

- A Akane.

- ¿Pero tú que has visto? Yo solo le he tocado el chichón.

- Ya… por el chichón se empieza y se termina como se termina.

- Anda, vamos, dejemos los libros y vamos a clase, me parece que necesitas comer algo.

Por el camino, Akane miraba curiosa a su amiga.

- ¿Ruyko, estás bien?

- Si, estoy genial ¿Por qué lo dices?

- No sé… me miras raro… y llevas un rato sin decir una palabra de la cita… me das miedo.

- ¿Por qué? ¿Es que hay algo que quieras ocultar?

- ¡Akane-chan! – gritó Lee acercándose a ellas - ¿Ya estás bien?

- Bueno… he estado mejor.

- ¿Y Sumire-chan?

- Parece que tiene un esguince.

- ¡Mira Sasuke-kun! – Decía a unos metros Sakura – Es Akane, vamos a ver como está.

- ¿Para qué? Cuando está aquí es porque está bien – respondió Sasuke.

- Bueno… yo voy a verla – Sakura se separó del chico.

- Eso es Uchiha – susurró una voz a su espalda – No pierdas tu actitud de chico duro.

- ¿Aburame? – dijo sin girarse, seguro de que era él.

- Aunque te mueras de ganas.

- Precisamente quería hablar contigo.

Los dos chicos comenzaron a hablar en silencio.

- ¿Y qué querías? – preguntó al fin Shino.

- Quería preguntarte sobre Akane.

- Ya.

- Tú eres su amigo ¿no? La conoces bien.

- Bastante.

- Incluso dijiste que saliste con ella.

- Ajá.

- Y dime ¿Qué espera ella de una cita?

- ¿Qué esperas tú?

Sasuke guardó silencio.

- ¿Por qué aceptaste su cita?

- Pensé que podría conocerla mejor.

- ¿Te parece interesante?

- Bastante.

- Entonces sé tu mismo y todo irá bien.

- ¿A qué te refieres?

- Ella solo quiere conocerte mejor, tú la intrigas, no se trata de una cita amorosa, no tengas miedo.

- ¿Solo es curiosidad?

- Algo así. Verás, Akane no cree en enamoramientos, no le interesa el amor.

- ¿Lo sabes por experiencia?

Shino hizo una mueca que parecía querer ser una sonrisa.

- A lo mejor.

- ¿Qué le interesa entonces?

- Es curiosa. Le gusta observar. Quizás tu cerebro. A Akane le gustan los chicos inteligentes, capaces de sorprenderla intelectualmente.

- Eso ha sonado extraño.

- Te repito que no cree en el amor. Pero le atraen los retos.

- No te capto.

- Es igual. Verás… ¿Tú no me conoces enfadado, verdad?

- ¿Eso a que viene ahora?

- No pienses ni en tocarla o aprovecharte de algún modo de ella.

- ¿Estás enamorado de ella?

- Es mi amiga, punto.

Shino aligeró el paso dejando a Sasuke detrás realmente perplejo.

Chouji tenía una idea.

Se le había ocurrido de pronto, al ver a Shikamaru hablando con Akane.

Shikamaru era un chico perezoso y desmotivado. Si por él fuera, dejaría pasar el tiempo lentamente sin hacer nada, pero era un gran amigo, su mejor amigo, la primera persona que le aceptó tal y como era., sabía que nunca le iba a faltar su apoyo, gracias a su amistad pudo superar esos malditos años en los que se sentía un bicho raro, presa fácil de las burlas… él siempre estaba allí, haciéndole comprender que tal y como era estaba bien y que los malos ratos al lado de alguien se pasan más rápido.

Ni que decir tiene que Chouji nunca tuvo éxito con las chicas. Cada vez que le gustaba alguna, esta solía salir casi huyendo de su lado, pero lo peor es cuando alguna decidía mofarse de él hasta la saciedad "¿tan patético soy?" solía preguntarse, y se juraba que iba a pasar de las chicas, ya estaba bien de hacer el ridículo, como decía su amigo "son todas unas problemáticas".

Lo malo es que en el corazón no se manda y un día una chica nueva apareció y le puso sus convenciones patas arriba. Nada más verla algo le dijo "es ella" ¿Quién dijo que no existe el flechazo? Le gustó todo de ella, su cara redondita, sus ojos dorados, su pelo de color de la miel, como se sentaba, como evitaba sus ojos al saludar, sus silencios, su risa tímida, sus nervios cuando salía a la pizarra… todo, era todo.

- Shikamaru – le dijo un día – Creo que me he vuelto tonto.

- Si… un poco tonto si estás.

- Se llama Ryuko ¿a que es un nombre bonito?

- Parece buena chica y es bastante mona ¿Por qué no le pides salir?

- ¿Salir? ¿Estás tonto? No, no podría resistir su rechazo.

- ¿Y por qué sabes que te va a rechazar?

- Lo hará, seguro.

- Nunca lo sabrás si no lo intentas.

- Prefiero no saberlo.

- Al menos habla con ella, nunca podrá conocerte si no lo haces.

- ¿Y que le digo?

- No sé… improvisa

Pero no se atrevió a decirle nada. La casualidad quiso que un día de fiesta, mientras estaba sentado en un banco del parque con Shikamaru, tranquilamente dejando pasar las horas sin hacer otra cosa que picar algo de aperitivos y mirar las nubes, Ryuko, acompañada de sus amigas, fueran a sentarse en un banco cercano. Parecían divertirse bastante y sus risas rompían el silencio.

- ¡Que escandalosas! ¡Menuda lata! – se quejó Shikamaru.

- Es ella.

- ¿Quién? Anda, mírala, con sus amigas la pelo de zanahoria y la medio bruja.

- Se llaman Kumoyuki y Nagashiyama

- Lo sabes todo de ella ¿eh? Pues nada, la ocasión la pintan calva, ve a decirle algo.

- No me atrevo.

- ¿Y te vas a quedar ahí mirándola con cara de tonto? ¡Ah, que aburrido es todo esto! – Se levantó con verdadera pereza – Venga, vamos.

- Pero Shikamaru…

- No creo que nos vaya a morder.

Y así fue como empezó todo. Desde ese día comenzaron a juntarse con frecuencia con las chicas. Algunas veces Shino, que era muy amigo de Akane se unía a ellos. Otras lo hacía Ten-Ten, tenía mucha afinidad con Jisei, la medio bruja, ambas decían la "buena fortuna" y cosas así y también Kiba o Lee se agregaban de vez en cuando. Así, formaron un grupo curioso y agradable, el único inconveniente es que seguía sin atreverse a declararse a Ryuko, y eso que todo el mundo estaba al tanto de lo que pasaba.

Seguramente ella también lo sabía pero no decía nada, por lo menos no se burlaba de él, no claro, ella nunca haría eso, ella era una chica especial y maravillosa, entonces ¿por qué no le decía sus sentimientos?... Era imposible, el pánico le inmovilizaba.

Pero ahora se había dado cuenta de algo: estando con Shikamaru lograba valor y se sentía más seguro y con más confianza pero claro ¡No iba a estar Shikamaru delante! Sería ridículo… pero… si Shikamaru estuviese saliendo con otra chica… si esa chica fuese alguna de sus amigas… quizás una de las más íntimas… quizás no sería tan extraño que ellos les acompañasen y el ambiente… ¡Ah, si! El ambiente es muy importante.

Además Shikamaru era su amigo, le conocía bien, desde que salió con Temari e Ino se encontraba más desmotivado de lo normal, como apagado, Chouji se había dado cuenta, puede que pareciese que no le afectaba, pero Chouji tenía la certeza de que no era así. Al verlo junto a Akane recordó una pequeña anécdota y se dio cuenta: a Shikamaru le gustaba Akane, sentía algo por ella, estaba completamente seguro, de ello, ahora recordaba con todo detalle de que una vez estuvieron a puntito de salir.

Si, a pesar de lo que parecían odiarse, de las puntillas que continuamente se lanzaban, a Shikamaru le atraía Akane, puede que ni se diese cuenta, pero le atraía… y Akane era la candidata perfecta, era muy amiga de Ryuko, solían estar siempre juntas y Ryuko la tenía muchísimo aprecio ¿cómo no se había dado cuenta antes?

- Chouji… Chouji… - la voz de Shikamaru le sacó de sus pensamientos

- ¿Qué pasa? – dijo sonriendo con gran satisfacción.

- ¿Qué te pasa a ti? Estás en la inopia.

- Cosas mías. Oye Shikamaru ¿No te preocupa el golpe en la cabeza de Akane?

- No. Si Tsunade dice que está bien es que estará bien.

- Pero los golpes en la cabeza son muy peligrosos.

- ¿Crees que se va a volver más problemática de lo que ya es?

- ¿Por qué no acudiste a ayudarla?

- ¿Qué iba a hacer? Chouji ¿tú también te has golpeado?

- Pues Sasuke prácticamente voló para ayudarla.

- Ah… si… Sasuke es todo un príncipe valiente.

- ¿Y tú?

- ¿Yo qué?

- ¿No te asustaste?

- Mira si, pensé que se mataban.

- Pero no hiciste nada.

- ¿Qué tendría que hacer? ¿Tirarme yo también por las escaleras a ver si las cogía al vuelo?

- ¡Pobre Shikamaru! Ve a Akane rodando por la escaleras y no puede hacer nada… debió ser muy doloroso ¡Que triste!

- Creo que las patatas que has comido estaban caducadas.

"No te vas a escapar de esta Shikamaru" pensaba Chouji sonriendo.

Ryuko y Chouji se parecían más de lo que nadie se imaginaba, ni siquiera ellos mismos.

Ryuko era una chica insegura de sí misma, callada y soñadora. Para ella sus amigas eran importantísimas y su amistad lo más valioso. Creía firmemente que con amigas apoyándola sería capaz de superar cualquier cosa… menos decirle a un chico que le gustaba, eso era superior a ella, cada vez que lo intentaba sentía un sudor frío y unos calambres en el vientre que parecían cortarle la respiración. Era imposible, por más que Akane y Jisei la animaban y le aseguraban que Chouji estaba coladito por ella, por más directas e indirectas que recibía de todo el mundo, la situación la superaba.

A Ryuko siempre le habían dado miedo los cambios. , cualquier cambio en su vida monótona y tranquila le producía desasosiego, así, al miedo al rechazo del chico se unía el "¿qué pasará después? Si me dice que no ¿podremos seguir siendo amigos? Y si me dice que sí ¿Qué haremos? ¿Seremos novios? ¿Se lo digo a mis padres? ¿Sabré yo estar con él a solas? Y un sin fin de dudas más. Lo ideal, según ella, era que salieran juntos pero en pandilla, es decir, Chouji y ella, Akane y Shino, Jisei y Shikamaru… si, para Ryuko esas eran las parejas perfectas, incluso Kiba y Ten-Ten, todo sería perfecto, las parejas perfectas… Pero su sueño distaba mucho de la realidad: Jisei no quería saber nada de chicos y menos de Shikamaru, que, por alguna misteriosa razón, de la noche a la mañana se había convertido en uno de los chicos "deseados" del instituto, no, decía que su aura ocultaba "cosas". Shino y Akane eran muy buenos amigos, si, pero no iban a poner en peligro su amistad por una "aventura amorosa"eso decían… pero Chouji había dicho algo, algo muy importante "los que se pelean, se desean"

Desde luego Shikamaru y Akane se pasaban el día peleando, Ryuko estaba convencida de que el mero echo de que Shikamaru existiese molestaba a Akane ¿no sería que en realidad le gustaba?... ¡Ah! Ahora todo tenía sentido… y en cuanto a Shikamaru ¿por qué le molestaba tanto que Akane y Shino estuvieran juntos? Cada vez que Shino se acercaba algo más de lo "normal" ahí estaba él, separándolos ¿serían celos? ¿Por qué se molesta tanto cuando ella habla de lo que le gustaban otros chicos?"… esto era perfecto… Shikamaru es el mejor amigo de Chouji, si Akane y él salieran… "seguro que podríamos ir con ellos y entonces el ambiente…" ¡Ah, si! El ambiente es muy importante.

- Ryuko – de decía Jisei durante la comida – Hoy estás muy pensativa.

- Si… estaba pensando… Akane ¿A ti te gusta Shikamaru?

Akane la miró perpleja, Jisei se echó a reir.

- Uff… un montón ¿no se nota?

Jisei continuaba riéndose.

- Pues yo creo que sí te gusta.

- Claro, es el hombre de mi vida, vago, perezoso, machista, prepotente… me tiene loquita… ¡Bueno Jisei vale ya, que te va a dar algo!

- ¡Ay, ay! Es que me ha dado la risa tonta…

- Sin embargo – continuaba Ryuko – Yo sé que te atrae.

- A ver Ryuko, que el golpe me lo he dado yo ¿cómo puede ser que te afecte a ti?

- Lo que ocurre es que tú no te das cuenta pero te gusta.

- Vamos – decía Jisei mientras seguía riendo – ¡Y lo dice tan convencida!

- Es que lo sé. Recuerdo que estuviste a punto de salir con él ¿Qué os pasó?

- Bueeeeeno – terció rápidamente Jisei – dejemos éste interesante tema,

- No… si no me importa – repuso Akane - ¿Quieres saber lo que nos pasó? No pasó que, como siempre, soy la segunda opción de todo el mundo.

- No se lo que pasó, porque tú eres una cabezota y tu versión no me sirve, pero te voy a decir una cosa, mi querida Akane ¿No sabes que del amor al odio solo hay un paso?

- Si… del amor al odio solo hay un paso, un paso muy pequeño, pero del odio al amor, mi querida Ryuko, hay un barranco.

"Vas a caer Akane" pensaba maliciosa "vas a caer"

miércoles, 8 de septiembre de 2010

04. El secreto de Temari

Si en la clase de 2-2 había una chica de fuerte personalidad, altiva y orgullosa de ser una mujer, esa era, sin duda Temari.

Temari era la mayor de toda la clase, y no solo por edad, que había cumplido ya los 18 años, si no por madurez.

Ella había madurado muy deprisa. No había tenido otro remedio.

Cuando eres huérfana de madre, tu padre cae presa de una paranoia persecutoria y tu hermano pequeño prácticamente enloquece, no te queda más remedio que madurar.

Temari no le tiene miedo a nada, solo a perder a sus hermanos, su única familia.

Temari es fuerte y valiente.

Temari es hermosa. Temari es indomable. Admirada, odiada y deseada. No pasa fácilmente desapercibida, para bien o para mal, la gente suele fijarse en ella.

Y ella lo sabe. Ya está acostumbrada. Y le da igual. A ella, lo que la gente opine le da igual.

Camina de vuelta a casa al lado de Neji, detrás de ellos van Gaara y Hinata. Nadie habla. Ni su hermano, ni los primos Hyuuga son de mucho hablar, pero nadie está incómodo… ellos son así, gente de pocas palabras.

Cuando estás en buena compañía no hace falta hablar mucho para estar cómodo.

Hace dos años que llegó a Konoha. Se trasladaron aquí porque aquí decían estaba una de las mejores psicólogas: Kushina Namikaze. Y ellos se merecían lo mejor, sobretodo Gaara.

Gaara había sufrido mucho en su infancia. Cuando él nació murió su madre y su padre se volvió loco, no metafóricamente hablando, no, loco de verdad. Para aquel hombre, el niño recién nacido era el culpable de la muerte de su querida esposa, el niño era un monstruo, un ser maldito, el hijo del demonio… sus alucinaciones y paranoias no podían ser más absurdas y no podían hacer más daño. Temari vivía atemorizada, por su padre y por Gaara. Gaara solo era un niño, un niño que no tenía culpa de nada, no entendía nada, solo sabía que nadie le quería, que su padre le despreciaba y evitaba estar a su lado, le retenía en casa, no le dejaba salir, ni relacionarse con nadie. No conocía a nadie, salvo a sus hermanos, su tío y los criados que trabajaban en la casa. Todo el mundo le temía… al final, terminó por creerse que realmente era un monstruo; la rabia y el miedo le hicieron explotar, y entonces fue cuando Temari comenzó a sentir miedo de él. Gaara se convirtió en un pequeño déspota, cruel y caprichoso.

Ahora, que todo ya acabó, la gente se compadece de Gaara, reconocen lo mal que lo pasó y el trauma que todo aquello provocó en su vida, pero pocos se acuerdan de ella o de su hermano Kankuro. Y ellos también sufrieron todo aquello.

No es fácil ser la hija de un hombre desquiciado mentalmente, ni la hermana de un niño tan cruelmente tratado. Por eso, tanto ella como Kankuro, también necesitaron de mucho asesoramiento psicológico.

Cuando murió su padre, su pesadilla acabó, pero permanecieron las secuelas.

Se trasladaron a Konoha, ellos solos, iniciando una nueva vida como familia.

Ella y Kankuro perdieron un año de curso escolar, Gaara, no, él tenía un profesor particular, pero mereció la pena.

Durante ese año, poco a poco fueron conociéndose, eran hermanos pero a penas si sabían nada de Gaara y conocieron a Naruto, el hijo de la psicóloga que le ayudó. Naruto fue el primer amigo que tuvo Gaara, la primera persona que le comprendió y que le aceptó. Gracias a él comenzó a integrarse en la sociedad y a relajar ese mal carácter suyo.

El primer amigo que ella tuvo fue Shikamaru, el genio de más de 200 de IQ. Durante unos campeonatos escolares fueron invitados a participar para que vieran como iba a ser su futuro instituto, Temari participó en varias pruebas, una de ellas eran unos juegos de estrategia y su oponente fue Shikamaru. Era un chico extraño que se quejaba continuamente de las mujeres y que no parecía tener ni el más mínimo interés por participar en nada, eso sí, tampoco quería perder frente a una chica. A Temari le parecía un niñato quejica y perezoso. Al final ella ganó el juego, pero fue porque él se rindió y antes de hacerlo ya se había encargado que demostrar que era mejor que ella. Era un niño, un crío de 13 años y ella ya había cumplido los 15 ¿en que cabeza cabía que iba a fijarse en él? Desde luego en la suya yo, sin embargo, al comenzar el curso volvieron a encontrarse en la misma clase y alguien comenzó a decir que hacían buena pareja. Así pasaron un año, al siguiente, con 15 que tenía el chico y ella 17, tuvieron que hacer un proyecto de ciencias juntos y así fue como comenzaron a conocerse y a hacerse más amigos. Pero él seguía siendo un crío para ella, un crío de 15 años, a ella no le interesaban los críos de 15 años. Pero aún así un día le pidió una cita, por curiosidad, se sentía muy cómoda a su lado y pensó que quizás el chico se merecía una oportunidad, que era más maduro de lo que parecía... No podía estar más equivocada, sobretodo porque demostró que solo tenía 15 años y metió la pata a más no poder. No fue culpa de él, no tenía mala intención, solo quería ser amable, el problema era que... era un crío.

No obstante, de aquella experiencia sacó algo bueno: un gran amigo. Quizás en un futuro, cuando sean más mayores, mas maduros, quizás Shikamaru sea un hombre muy a tener en cuenta, quizás entonces se arrepienta de no haber aprovechado la oportunidad de conseguirlo ahora, quizás entonces se plantee tener una relación con él, pero lo que es ahora, no, ahora sigue siendo muy joven para ella, aunque tiene que reconocer que en éste último año ha madurado bastante y ahora… que no, además... la cabeza y el corazón de Shikamaru están ocupados... por mucho que insistan ciertas personas, ahora, Shikamaru solo podía ser su amigo y solo así podía verle.

A ella le interesaban otros chicos, más... maduros. Y si son mayores que ella mejor.

Solo tiene una excepción: Neji. Claro que Neji es tan distinto a los de su edad... Conoció a Neji durante las terapias de grupo que la psicóloga les obligaba a realizar. A él y a su prima Hinata. Tampoco la vida de Neji había sido fácil. Estaba lleno de rencor y resentimiento. Cuando compartes tus fantasmas personales y traumas con otras personas y escuchas los suyos, al final, termina por crearse un vínculo entre vosotros. Eso es lo que le pasaba con Neji, habían sido muchas horas compartiendo recuerdos dolorosos, escuchando como se desahogaba y desahogándose en su presencia.

Neji y Hinata habían sido un gran apoyo para ella y sus hermanos, al igual que ellos lo habían sido para los Hyuuga.

Aún así, Temari seguía viéndole joven también a él. Y demasiado formal.

A Temari le gustaban los hombres más mayores. Era lógico, tenía 18 años ¿por qué iba a fijarse en alguien más pequeño habiendo lo que había por ahí?

¿Y que había? Había un hombre joven de 21 años, un hombre muy atractivo y no solo físicamente, que lo era, sino también le atraían otras cosas de él. Le atraían demasiado, era como la luz que atrae a las polillas, ella no podía negarse y sabía que aquello terminaría por hacerla daño.

Le gustaba cuando la miraba con aquellos ojos penetrantes y misteriosos. Le gustaba su pelo negro y lacio y le gustaba soltarle la coleta en la que solía recogérselo y enredar sus dedos entre sus finos cabellos.

Le gustaba porque era misterioso y parecía frío e insensible y sin embargo ella sabía que no lo era. Solo ella conocía como ardía su corazón. Ella conocía la pena que le torturaba por dentro. Ella conocía las razones para mostrarse tan frío.

Su nombre… Itachi… Itachi Uchiha.

El gran genio Uchiha.

El traidor Uchiha.

El hermano al que Sasuke se empeñaba en superar.

El mismo que destrozó la familia de Sasuke. El mismo que le defraudó.

Y a Temari le atraía.

Itachi no era bien visto entre sus amigos. No quería ni imaginar lo que diría Naruto si supiese…

Pero Temari no lo podía evitar. Quería hacerlo, quería olvidarlo todo, pero no podía.

Antes de llegar a su casa le vio. Estaba sentado en un banco del parque, medio escondido entre las sombras. Temari se despidió de sus amigos. Tenía que acercarse a él. Sabía que la esperaba a ella. Puso una excusa algo tonta para separarse.

Se acercó con paso tembloroso hacía el banco donde lo había visto. No estaba. Se preguntaba si había sido una alucinación suya, si no estaba obsesionándose, cuando sintió un cuerpo pegado a su espalda, unos brazos que la rodeaban y un aliento en su cuello.

- Te he echado de menos – susurró Itachi

- Itachi… no… esto no está bien

- ¿Por qué?

- Suéltame… esto no es sano.

Los labios de Itachi recorrían su cuello con suaves besos.

- No, Itachi, no… Esto tiene que acabar.

Itachi la giró bruscamente.

- Dime que no te gusto, dime que no me deseas.

- Itachi… por favor.

Temari respiró hondo, tomó fuerzas y separó a Itachi de ella.

- ¡No podemos seguir así!

- ¿Por qué? No veo el problema.

- ¡Esto no está bien!

- ¿Quién lo dice?

- Lo digo yo, tenemos que acabar con esta historia.

- ¿Por qué? ¿Estamos haciendo daño a alguien? Somos un hombre y una mujer jóvenes que se gustan y se desean, que se necesitan. Tú me necesitas a mí tanto como yo a ti, y lo sabes. Ninguno de tus amigos te comprende como yo, ninguno es capaz de…

- Esta relación es como un veneno – interrumpió muy decidida – La mantenemos escondida y nos está matando.

- La mantenemos escondida porque tú quieres, porque no quieres que se sepa, porque tienes miedo del rechazo de todo el mundo… al final, la dura Temari no es más que una niña asustada después de haber hecho una travesura.

Itachi la empujó con su propio cuerpo contra un árbol y se pegó a ella.

- Me deseas tanto como yo a ti.

Sería ridículo negarlo.

Itachi ejercía sobre ella una atracción malsana.

Desde el primer beso que le dio.

Fue durante la fiesta de Nochebuena.

Temari siempre había tratado con confianza a Itachi. Le conocía del club social donde iban a menudo. A pesar de que no le caía bien a nadie de los que ella conocía, a pesar de las cosas que había oído de él, a pesar de la gente con la que se le solía ver… Durante aquella fiesta él resultó amable y encantador, sería que era Navidad, que el ambiente era agradable, que quizás bebió lo que no debía, pero se sentía en una nube. Se encontraron y estuvieron charlando sobre muchas cosas, nunca había hablado tanto con él, nunca le había visto tan charlatán, sería que él también se dejaba llevar por ese ambiente… era tan atractivo… cuando se quiso dar cuenta estaba besándole y no podía dejar de hacerlo.

Fue un gran error, pero ya estaba hecho.

Y ahora no sabía como huir de la atracción que ejercía sobre ella.

Lo que tampoco sabía es que a Itachi le pasaba lo mismo. Aquella chica le nublaba completamente la razón. El, que siempre se caracterizaba por su frialdad y comportarse de forma impasible, cuando estaba cerca de ella sentía como se derretía poco a poco.

Y es que era tan distinta al resto de las mujeres que conocía…

Y es que él era tan distinto al resto de sus amigos…



Nadie sabía lo de su relación con Itachi. El único que sabía "algo" era Shikamaru; sabia que tenía una relación con un hombre algo más mayor, que ejercía una gran atracción sobre ella, que a veces quería huir de esa relación, porque ella, era sobretodo una persona amante de la libertad y se sentía como prisionera… lo que no sabía era quien era ese hombre.

También ella sabía un secreto de Shikamaru. Algo que le carcomía por dentro.

Ambos tenían una especie de pacto "tú me cuentas tus problemas y yo te escucho".

Cuando, al día siguiente, Shikamaru entró en el aula, no le hizo falta mucho para darse cuenta de que a Temari le pasaba algo.

Ella le miró casi con pena. Shikamaru suspiró. Dejó su cartera y se acercó a ella.

- ¿Qué te pasa? – le dijo a modo de saludo.

- He vuelto a hacerlo… le he vuelto a ver.

- ¡Ahg, mendokusei! – cogió una silla que había libre y se sentó a su lado – Luego dirás que las mujeres no sois problemáticas…

- No he podido evitarlo

- ¡No me vengas con tonterías! ¡Esa no es la Temari que conozco!

- Soy humana Shikamaru, no soy un ser perfecto que nunca comete errores.

- Lo que no entiendo es porqué luego te sientes así de mal

Enfrascados en su conversación no se percataban de que alguien les observaba con cierta envidia. Era Neji. No es que estuviese celoso, no, por supuesto que no, lo que pasaba es que no entendía a que venía tanto secreto si, según decían no había nada entre ellos.

Por más que Temari insistía en que solo era amigos, cada vez que los veía juntos sentía una especie de espinita clavándose en su interior. ¿Eran celos? No, quizás envidia, pero no celos. Le daba envidia porque a pesar de la confianza que parecía tener con él, a pesar de las confidencias que tenían el uno con el otro, de todo lo que ella sabía de su vida y lo que él sabía de la suya, a pesar de todo, había algo que no se atrevía a compartir con él, algo que guardaba para ese… desganado.

- Disculpa Shikamaru-kun – se oyó una dulce vocecita – Es…estás en mi silla.

- ¡Ah! Hinata, lo siento – se puso en pié

- No es que…

- Tranquila, ya hemos terminado. Toma tu asiento.

- Lo siento, no quería molestar.

- Siento haberte molestado yo. Ya hablaremos, Temari.

- Está bien, como quieras.

- ¿Te encuentras bien, Temari-san?

Temari sonrió a aquella chica que la miraba realmente preocupada. A Temari simplemente le encantaba Hinata, para ella era como una muñequita, una muñeca frágil y preciosa. No se extrañaba que tantos chicos estuviesen loquitos por ella, era un encanto, con ese pelo negro-azulado y esos ojos grandes y de aquel color perlado… además era tan dulce… era encantadora. Lo único que, a juicio de Temari, la estropeaba un poco, era esa timidez tan apabullante, aunque también había que decir, que una vez se decidía a algo era tremendamente decidida.

- Estoy bien. Solo con ver tu sonrisa me siento mejor.

- No digas esas cosas, me haces avergonzarme – dijo poniéndose colorada, demostrando por tanto, que lo que decía era cierto.

Al volver a su sitio, Shikamaru pasó al lado de Sasuke. Este estaba sentado con los codos apoyados en la mesa y las manos entrelazadas delante de su boca. Shikamaru, se detuvo, le miró y sonrió.

- Veo que has descubierto a Akane ¿Nunca antes te habías fijado en su "delantera"?

- ¿Se puede saber que dices?

- He visto lo que estás mirando. Al fin y al cabo, resulta que el gran Uchiha también tiene hormonas.

Sasuke no contestó, se limitó a lanzarle una mirada hiriente.

Shikamaru esbozó una ligera sonrisa y siguió su camino.

- ¿Le sucede algo a Temari? – le preguntó Chouji

Shikamaru chasqueó la lengua.

- Estoy rodeado de mujeres problemáticas… Anda, dile a Akane que está apunto de reventar el botón de su camisa, no queremos provocar una hemorragia nasal al Uchiha.

- Díselo tú.

- No, que me llamará pervertido, como si yo tuviese la culpa de sus "deformidades"

- ¿Deformidades? Ay Shika… me parece que andas algo mosqueado.

Shikamaru le miró con desgana. Luego su mirada se dirigió a Neji que aún le miraba fijamente. Torció la boca.

- ¿Qué le habré hecho ahora? ¡Mendokusei! – comentó.

Neji sabía que su envidia no era muy lógica. Pero la sentía. Al igual que cuando veía a Ten-Ten reír y divertirse con Naruto o con Kiba. Era ridículo tener envidia de que tus amigos tuviesen otros amigos… Pero es que él nunca había tenido nada.

Sus padres murieron siendo él muy pequeño, su tío, el padre de Hinata le acogió en su hogar, pero él nunca se sintió parte de esa familia, siempre sintió que estorbaba, que no era más que una obligación, que no le querían… no, él no era nada allí. Tenía la sensación de estorbar y… envidiaba a Hinata, envidiaba todo lo creía que ella tenía y él no, descargaba toda su frustración en desprecios… si, la despreciaba… incluso en una ocasión llegó a agredirla… Se avergonzaba mucho de su comportamiento, sabía que no tenía excusa para hacer lo que hizo…

Había que ser Neji Hyuuga para comprender a Neji Hyuuga.

Ahora las cosas habían cambiado. El equipo de orientación del instituto se preocupó por él y su aptitud, así que recomendaron a su tío que le llevasen a un psicólogo, a él y a su prima, que tenía sus propios traumas. Allí fue donde comenzó a intimar con los hermanos Subaku. Al principio no quería saber nada de ellos, pero estaban en su mismo grupo de terapia y claro… compartir tus secretos más íntimos, tus complejos, tus frustraciones, tus temores, eso quieras que no, une mucho. Al final terminas considerando a los miembros de tu grupo como si fueran parte de tu familia, te involucras en sus vidas, te preocupas por ellos, le alegran sus progresos y te entristecen sus fracasos… Por eso Neji se sentía muy unido a esos hermanos, sobretodo a Temari. No es que tuviesen muchas más cosas en común… eran solo esos momentos íntimos y de pronto tuvo que aparecer Shikamaru ¿Por qué tenía tantos secretos con él?

De cualquier forma era absurdo tener envidia de algo así y menos aún de alguien tan poco motivado para cualquier cosa.

Ten-Ten miraba atónita a Sumire, ésta parecía bastante emocionada aunque no lograba comprender por qué y sin embargo, Ryuko estaba como angustiada.

- ¿Pero que te pasa Ryuko? ¿A que viene esa cara?

- Está a punto de darle un ataque de ansiedad – respondió Jisei – Va, Ryuko, cálmate de una vez o no llegarás al domingo.

- No lo puedo evitar, estoy muy angustiada, muy intranquila

- Pero ¿Qué te pasa? – repitió Ten-Ten

- Es por lo de ayer – intervino Sumire - ¿a que sí?

- Esta situación me angustia mucho.

- Pero ¿Qué situación?

- ¿Podemos decírselo a Ten-Ten? – Sumire miró interrogante a Jisei

- Sabes lo que prometiste – le contestó

- Pero Ten-Ten es Ten-Ten… anda, solo a Ten-Ten

- Está bien pero solo a y tú promete guardar silencio

- ¿De qué? Uy, uy, uy, ¿acabáis de conoceros y ya estáis con secretitos?

- Es que – Sumire puso cara de contar algo sumamente secreto – Ayer, Akane le pidió una cita a Sasuke

- ¿Queeeeeé? – gritó Ten-Ten

- Chissst, no chilles, no queremos que Sakura se entere

- ¿Ves mi angustia? – Decía nerviosa Ryuko - ¡Se ha vuelto loca! ¡Más de lo habitual!

- Ala, ha llegado más lejos que nunca. Bueno ¿y qué? Ya la conoces

- Que Sasuke le dijo que bueno – añadió emocionada Sumire - ¡Que van a salir!

- ¡Anda ya! ¿El súper cool de Sasuke va a salir con Akane? ¿Con nuestra Akane?

- Lo dices como si fuera algo malo – replicó Sumire

- No, a ver, que Akane es mi amiga y a mi me parece bien maja, pero ¿Sasuke? ¿Sasuke sale con alguien? ¿Y ese alguien es… Akane? Es que no le pega nada ¿No le estará tomando el pelo?

- ¿Tú alguna vez has visto a Sasuke tomar el pelo a alguien? – añadió Jisei

- Pues no… la verdad.

- ¡Ay dios mío! – Se quejaba Ryuko - ¿Y si se enamora de él? Esto no me gusta, no me gusta nada, no me fío de ese chico.

El timbre indicó el comienzo de las clases. Cada uno volvió a su asiento.

En cada cambio de clase y cada vez que tenía oportunidad, Ryuko insistía en el mismo tema con Akane.

- ¿De veras vas a salir con él?

- Ay, Ryuko me estás dando dolor de cabeza. Solo es una cita, no es nada malo.

- Pero mira, si ni te ha saludado

- Es Sasuke ¿esperabas que lo hiciera? Se comporta como siempre.

- Pero…

- Déjame, déjame, déjame… soy una mala persona, un mala persona por salir con un chico guapo… soy una mala persona con dolor de cabeza ¿Podemos dejarlo ya?

- ¡Tú no sabes bien lo que vas a hacer!

- ¿Y que voy a hacer? No voy a violarle, ni ha casarme con él, es solo una cita… ¡Ya está! ¿Por qué no le pides tú una cita a Chouji y vamos juntos?

- ¿Pero que dices?

- Una doble cita… Ya viste lo fácil que es. Anda, ve y díselo.

- Ya, claro, como que es tan fácil… Además, quizás a Sasuke eso de la doble cita no le guste.

- Míralo – Akane se giró hacia donde estaba Sasuke – Creo que ni le apetece salir conmigo, supongo que lo dijo por ser educado, no le importará que vengáis, al contrario, seguro que se siente aliviado, apuesto a que piensa llevarme al cine o a algún sitio así donde no haga falta hablar y donde no tenga que mirarme mucho. Va, ármate de valor y díselo a Chouji, dile que es para no dejarme sola o algo así, seguro que no le importa venir, si le pones carita de pena vendrá seguro.
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Notas: Como veréis, he rebajado la edad de Temari, le he quitado unos cuantos meses, porque si no, se llevaba demasiado con los demás y me quedaba "rara". No solo ha ella, ya lo veréis, ya.
Naruto aquí se apellida Namikaze, porque su padre está vivo. Su madre también se apellida así (porque se casó con su padre).

03. La respuesta de Sasuke

A veces una decisión no solo cambia nuestras vidas, a veces arrastramos con nosotros a los demás. Puede parecer una tontería, sin embargo, quizás, sin nosotros saberlo es lo que se necesitaba para provocar una reacción.

Sasuke era un chico serio, eso todo el mundo lo sabía. No le interesaba tratar con el resto del mundo, se podía decir que era insociable o simplemente es que no dejaba que nadie se acercara a él. Por eso, todo el mundo se extrañó cuando, al acabar de comer, tomó aquella decisión.

Naruto y Kiba propusieron ir un karaoke. No todo el mundo estuvo de acuerdo con la idea; Temari tenía muchas cosas que hacer, ella y sus hermanos vivían solos y precisamente hoy le tocaba a ella las tareas de la casa, Neji dijo que la acompañaría poniendo una excusa que nadie recordaba pero insistió en que Hinata debía volver a casa con él. Gaara se apuntó a irse también con ellos, dijo que ayudaría a su hermana, cuando casi todos sabían que lo que quería era estar con Hinata.

Akane también dijo que tenía mucho que hacer, de todos era conocido que siempre estaba muy atareada, tenia hermanos pequeños y ayudaba mucho en su casa, hasta hace bien poco era habitual verla salir con sus amigos y alguno de sus hermanos de "mochila".

Por supuesto, Ryuko dijo que se iría con Akane, también era previsible, Ryuko era demasiado insegura, solo se sentía cómoda estando al lado de alguna de sus amigas. No es que no le gustase estar con los demás pero se sentía más segura al lado de Akane o Jisei, sobretodo con Akane.

Shikamaru, como era habitual en él, no parecía muy animado, la sola idea de aguantar el bullicio de sus amigos cantando a voz en grito ya le agotaba. Chouji tampoco quiso ir, más que nada porque su idea era ir con Ryuko, si Ryuko no iba por supuesto que él no iría, pasear de vuelta a casa a su lado era mucho más apetecible.

Sumire no sabía que hacer, pensó que lo mejor sería regresar a casa, tenía muchas cajas que desempaquetar y ponerse al día de las clases… mejor volvería, el problema era ¿sabría volver? Jisei le dijo que no se preocupara, ella la acompañaría ¿sería verdad que podía ver las auras? ¿O es que leía el pensamiento? Sumire no salía de su asombro.

- Las auras reflejan nuestro estado de ánimo y tú estás algo intranquila – le dijo Jisei al verla mirarla con cara de alucinada – A veces estamos tristes, otras enfadados… el aura es como una energía que nos rodea, que sale de nosotros… según nuestro estado de ánimo esa energía varía ¿lo comprendes?

- ¡Jo, que mística eres!

- Lo que está es como una cabra – dijo Kankuro.

- ¡Y tú como un mono salido! – replicó Jisei.

Sai dijo que también acompañaría a Sumire, provocando que Kankuro decidiese unirse a ese grupo. Grupo que al final quedó compuesto por Shikamaru, Chouji, Akane, Ryuko, Jisei, Sumire, Shino. Kankuro y Sai; el resto iría al karaoke.

Todo el mundo esperaba que Sasuke dijera que regresaba a su casa, solo, como siempre, o que fuese con Naruto, últimamente hacía el esfuerzo de tratar de compartir las aficiones de sus compañeros. Pero no, dijo claramente que iba a volver acompañando a aquel grupo.

No buscó ninguna excusa, podía no haber dicho nada, solo que regresaba a casa, pero tampoco tenía porqué ocultarlo.

Eso nadie se lo esperaba.

Tal vez Sasuke no era tan insociable como la mayoría pensaba.

Sakura se quedó algo atónita, a punto estaba de decir que también iría con ellos, pero Ino se lo impidió alegando que Sasuke tenía derecho a hacer lo que quisiese sin tenerla a ella o a Naruto pegados a él. En eso tenía toda la razón.

Pero no cabía duda de que aquel hecho era insólito. El nunca había actuado así.

Sasuke era el chico casi perfecto. No solo era guapo, con ese pelo negro y esos ojos grandes y oscuros, era inteligente, el estudiante perfecto, todo lo hacía bien. Se le daban bien los estudios, se le daba bien la educación física, sus notas siempre eran de las mejores. Era educado, siempre se comportaba correctamente en el aula. Practicaba el fútbol y el tenis y por supuesto, sobresalía en lo que hacía. Y no solo eso, además era hijo de una familia muy prestigiosa, los Uchiha, conocidos y respetados en toda la ciudad de Konoha. Guapo, rico y digno de admiración. Lo tenía casi todo.

Pero tenía un obsesión que le carcomía por dentro: tenía que conseguir superar a su hermano, el gran Itachi, el genio superdotado que se saltó varios cursos, la persona a la que más admiraba y que le defraudó como hermano y como persona y se había convertido en lo que más despreciaba.

Sasuke solía mirar a la gente a través de sus ojos negros y profundos de una manera prepotente, casi parecía que te hacía un favor. A pesar de su aptitud fría y distante, o quizás debido a ella, Sasuke era muy popular entre las chicas del instituto. Siempre estaba rodeado de chicas babeando o coqueteando con él y aunque no era amable y las ignoraba, ellas se empeñaban en ir tras él. Así había llegado a sus casi 17 años considerando que las chicas eran una pequeña molestia y quizás la más molesta de todas siempre había sido Sakura, porque ya podía ser borde con ella, antipático o simplemente ignorarla, daba igual, Sakura siempre estaba allí, intentando que la mirase, intentando demostrar lo que valía… y al final, la miró.

Eran amigos. Sakura no era tan tonta como él pensaba, era tenaz y bastante lista y lo que no sabía se empeñaba en aprenderlo. Cuando Sasuke, en un arranque de ira y llevado por el desprecio que sentía hacia su hermano y sus deseos de superarle, aceptó ir a las clases particulares de Orochimaru, un antiguo profesor dedicado a dudosas actividades y comenzó a relacionarse con aquel grupo de fanáticos, Sakura le declaró su amor, lo hizo para que no siguiese por ese camino, para que recapacitase sobre lo que estaba haciendo, pero él no la escuchó, él era muy orgulloso y siguió adelante; tampoco escuchó a Naruto, su mejor amigo, él no quería amigos ni amores, no quería relacionarse con nadie porque eso suponía mostrar sentimientos y arriesgarte a que te los dañasen y ya se había ocupado su querido hermano de dañarle y defraudarle bastante… no, nadie más le haría daño.

Sin embargo, allí estaban los dos: Naruto y Sakura, empeñados en sacarle de esa especie de secta donde había terminado metiéndose. No cejaron en su empeño, sobretodo Naruto. A pesar de lo mal que se portó, de las cosas que le dijo, de las cosas que hizo, Naruto no cejó en su empeño y terminó arrastrando con él a todos sus amigos… era increíble como personas que él apenas conocía acudieron a ayudar a Naruto y en consecuencia a él.

Y ahora él no sabía bien lo que sentía ¿Qué era eso que sentía por Sakura? ¿Era amistad? ¿La consideraba su amiga o quizás algo más? Había terminado por acostumbrarse a tenerla siempre a su lado ¿era eso? ¿Cómo podía saber si de verdad le gustaba? Nunca se había fijado en ninguna chica, nunca se había sentido atraído por ninguna, no podía discernir bien sus sentimientos ¿amistad o amor? Sabía que sentía amistad por Naruto, y un gran aprecio y eso era lo peor de todo, porque a Naruto le gustaba Sakura y él no quería hacer daño a Naruto. Si al final resultaba que estaba enamorado de Sakura, Naruto iba a pasarlo muy mal, era su mejor amigo, lo había dado todo por ayudarle, era un chico generoso con un corazón enorme ¿cómo iba a quitarle el amor de su vida? No, no podía ser. No era tan insensible y frío como aparentaba.

Y de pronto apareció aquella chica. No sabía mucho de ella, nunca se había relacionado con ella, pero estaba allí, en su clase, eso quería decir que estaba implicada en los incidentes del curso anterior… No tardó en sentirse intrigado por esa chica de pelo naranja que gesticulaba continuamente, no se podía decir que le gustase, no, al menos no físicamente, no había nada en ella que le atrajera, sin embargo le gustaba mirarla, estaba en todas partes y parecía controlarlo todo. Ino no tardó en darse cuenta del interés que despertaba en él y, curiosamente, no se puso celosa ni nada de eso, le hizo gracia e incluso le incitaba a acercarse a ella.

Ahora, Sasuke había pasado una tarde muy agradable. Hacía tiempo que no estaba tan relajado. No es que estuviese incómodo con Naruto o con Sakura, no, no era eso, era otra cosa, una sensación distinta.

Y la vuelta a casa estaba siendo igual de agradable. Sasuke había estado observando a Akane, Anko-sensei tenía razón, era una gran organizadora; en un momento tomó las riendas de todo el grupo y llevó a todo el mundo por donde ella quiso. No es que fuera manipuladora, no, ella solo actuaba con un objetivo: que Chouji y Ryuko pasaran juntos el mayor tiempo posible, para eso guiaba el paseo por donde ella quería, dando rodeos y alargándolo y nadie decía nada, si la seguían, sería porque les interesaba.

Como no podía ser de otra forma, ella encabezaba el paseo, Jisei a su lado, un poco por detrás Chouji y Ryuko. Shikamaru, también muy sutilmente, se había retrasado unos pasos, a su lado caminaban Shino y Sasuke, y cerrando el grupo Sumire, franqueada por Sai y Kankuro.

- ¿Os gusta la primavera? – Dijo Akane girándose y caminando de espaldas para mirarlos a todos - ¡Eh, Sumire, ven no te quedes la última! Dime ¿Te gusta la primavera?

- La primavera es deprimente – dijo Jisei – es un asco.

- Será que no estás enamorada – repuso Kankuro.

- A mí me gusta la primavera – susurró Shino.

- Claro ¡con la de bichos que salen! – rió Chouji.

- Dicen que en la primavera el amor está en el aire – comentó Akane - ¿Tú que crees Chouji?

Akane sonreía mirando de reojo a Ryuko.

- La primavera la sangre altera – continuó – A mi me entra así como una cosilla por dentro, como un calorcillo y un no se qué ¿a vosotros no?

- ¡Que cosas dices! – exclamó Jisei – A estos, esa cosilla les entra durante todo el año ¡no tienen sitio para más en el cerebro!

- A mi también me pone alegre – dijo Sumire – Me entran ganas de cantar y bailar, lo que pasa es que tengo alergia y me tengo que vacunar ¡y eso lo odio! ¡Odio los pinchazos! Pero si no me pincho lo paso fatal así que… ¡odio la primavera!

- Akane es un peligro cuando llega la primavera – siguió Jisei – todos los años la misma historia, se vuelve loca.

- ¿Y qué es lo que te pasa en primavera? – Preguntó Sasuke - ¿Qué te vuelve loca?

- Los chicos – respondió contundente, tanto que todos se pararon en seco.

- Akane no empieces – dijo Ryuko casi en un susurro.

- En primavera los chicos me parecen tan… monos.

- Si… monos – añadió Jisei – yo diría que en primavera SE convierten en monos.

- ¿No habéis visto las caritas de tontos que se le pone cuando ven a una chica que les gusta?

- Las caras de pervertidos, querrás decir – aclaró Jisei

- ¿Habéis visto como miran a Temari?

- Eh ¿Qué vas a decir de mi hermana?

- Tu hermana está muy buena, eso todo el mundo lo sabe, lo siento Shikamaru tendrás que espabilar, que ella vale mucho y tu eres muy soso.

Shikamaru miró al cielo con paciencia.

- ¿Y a ti quien te gusta? – preguntó Sasuke.

- ¿A mí? Todos… todos… bueno, alguno no tanto.

- ¿Y tú? ¿A quien le gustas?

- ¿Yo? Pues a nadie, eso es lo bueno.

- ¿Lo bueno? – dijo interrogante Sumire.

- Claro, así no tengo que preocuparme. Quiero decir que cuando le gustas a un chico haces un poco el tonto, ya sabes "¡uy que vergüenza, me está mirando!" "y si le digo algo ¿Qué hará?" "¿me atrevo a pedirle una cita" "como me diga que no es que me muero" Como yo ya se que me van a decir que no, me atrevo a lo que sea.

- Créeme – afirmó Jisei – Se atreve a lo que sea.

- Claro, eso me da mucha seguridad en mí misma.

- A ver, a ver – interrumpió Kankuro – que yo lo comprenda ¿el que no le gustes a nadie te da seguridad?

- Por supuesto, como ya de antemano se la respuesta, que va a ser que no, pues no sufro nervios y esas cosas. A ver – dijo mirando a una asombrada Sumire - si te gusta un chico y piensas que a lo mejor tú podrías gustarle ¿no te pondría nerviosa hacer el ridículo delante de él?

- ¡Ya te digo! – respondió la aludida.

- Sobretodo porque en el fondo piensas que puede existir un "futuro". Pero cuando sabes que ese futuro no va a existir pues dices lo que piensas y te quedas tan a gusto. No sabéis que descargón de adrenalina… lástima no poder decírselo a los senseis.

- ¿A los senseis? – se oyeron varias voces a la vez.

- Claro, les pondría en un apuro, sería incómodo para ellos.

- ¿Pero te gustan los senseis? – gritó Sumire.

- Iruka me encanta, es que me tiene loquita, también Kakashi…¡Ay Kakashi, si no fuera tu alumna! ¡Y Genma! Es que le encuentro atractivísimo y…

- ¿Te gustan todos? – preguntó Sai.

- No… todos no, Jiraiya-sensei es algo mayor para mi gusto… Ebisu no me llega del todo…

- Vale, vale – cortó Shikamaru – creo que es mejor no saber nada más y deja ya de babear, te ahogarás en tu propia saliva.

- ¿Y si alguien te dice que sí, que le gustas? – Sumire la miraba con admiración e intriga.

- ¿Quién iba a hacer caso a una loca? – dijo irónicamente Shikamaru.

Akane le miró, se colocó delante de él mirándole fijamente y sonriendo.

- ¿Quieres que te pida salir a ti, a ver que haces, ciervito?

Shikamaru se quedó algo aturdido, realmente no sabía como reaccionar, puede que fuera un chico muy inteligente, pero cuando Akane le miraba así siempre le noqueaba.

- No claro – continuó Akane – Tu no sabes decir que no a ninguna chica… ¡Oh! Espera, a mí si, yo sería la primera… no, la única a la que rechazases ¿a que si?

- ¿Nunca han aceptado salir contigo, Akane? – interrumpió Sai.

- Oh, claro, a veces, suena la flauta, pocas, casi ninguna, son más bien escasas… ¡bah! Eso a mí me da igual, yo no creo en el amor, a mi lo que me gusta es pasármelo bien.

- ¿Quieres decir… ? - comenzó a decir Kankuro con los ojos muy abiertos

- ¡No es lo que tu piensas! – Le gritó Jisei a la vez que le daba una colleja - ¡Quita ese pensamiento de tu cabeza pero ya mismo!

- Kankuro – respondió Akane – Yo no me voy enrollando por ahí con cualquiera.

- ¿Y por qué lo haces?

- No lo entiendes, yo solo les digo lo que pienso, no hago daño a nadie porque a nadie le daña que le digan que es guapo, o agradable. Si alguno dice que quiere una cita conmigo, yo les advierto que no lo hago por lo que piensan y normalmente se echan para atrás. No soy una chica popular y lo sé y no creas, no me acomplejo. Lo que quiero decir, es que a veces, deberíamos decir lo que pensamos, nunca sabremos lo que va a pasar si no lo decimos y no pasa nada por decirlo. Si te gusta un chico o una chica, debes decírselo, no importa lo que sientas, la otra persona no lo sabrá si no se lo dices y en ese caso ¿realmente vale la pena sentirlo?

Akane miraba a Ryuko y a Chouji, lo hacía descaradamente, no iba a disimular, lo había dicho por ellos.

- El miedo al rechazo puede ser muy fuerte – habló Chouji.

- Ya, pero eso se supera – ahora dirigió su mirada a Shikamaru – Hay cosas peores que hacen más daño y también se superan.

- Carai – dijo Sumire – Que momento más profundo ¿no?

- Bueno – intervino Shino – Yo acepté salir con ella.

- Tú no cuentas – dijo Kankuro – Eres su amigo.

Chouji observaba a Shikamaru, éste sonreía con cierta amargura mientras sacaba su paquete de tabaco.

- Son amigos… muy íntimos ¿verdad? – comentó Shikamaru socarronamente.

- Bueno, bueno – interrumpió Jisei – ¿No tenéis sed? Yo voy a comprar una botella de agua.

- Espera te acompaño – dijo Chouji – Voy a comprar algo de picar.

- ¿A cuantos has acosado éste año? – preguntó Shikamaru mientras jugueteaba con uno de los cigarrillos.

- ¿De veras quieres saberlo? Pues le he dicho a Gaara y a Neji lo que pensaba de ellos y me he quedado muy a gusto.

- ¿Has acosado a mi hermano? – grito despavorido Kankuro

- ¿Y a Neji? ¿a Neji Hyuuga? – también gritó Sumire.

- ¡No he acosado a nadie! Bueno… quizás a uno de 3-3 si lo acosé un poco, pero es que era muy divertido… el pobre, se apuró bastante. Que se aguante, normalmente es él el que acosa a las chicas.

- Espera, espera – decía Sumire - ¿Has pedido salir a Neji Hyuuga?

- No, que va… aunque él me dijo que si quería salíamos un día.

- ¿Te dijo que saldría contigo?

- Neji es muy formal, supongo que pensó que era lo adecuado… yo que sé. No, no he salido con Neji, ni con Gaara pero si lo hubiera hecho habría sido para conocerles como personas, me resultan interesantes, eso no quiere decir que… ¡bah! Los chicos sois muy simples, no entendéis que queramos conocer a alguien, para vosotros todo se resume en lo mismo. Además yo nunca saldría con un chico al que sé que le gusta otra chica.

- ¿A Gaara y a Neji le gustan alguna chica? – preguntó Sai.

- ¡Pues anda que no se nota! Sobretodo a Gaara.

- Akane lo sabe todo de todo el mundo – aclaró Ryuko.

- Es la cotilla mayor del reino – apostilló Shikamaru

- No soy cotilla, solo observadora, me fijo en los detalles, los detalles revelan muchas cosas.

- Lo que digo, una cotilla.

- ¿Observas a todo el mundo? – preguntó Sasuke.

- A todo el mundo.

- ¿Y que sabes de mí?

- Pues sé que tienes mejor fondo del que quieres hacer creer. No se puede ser tan frío como aparentas y soportar cada día a Ino y Sakura acosándote, porque esas si que acosan, eso y a Naruto, que a veces es un poco pesado. También sé que te gusta Sakura, te gusta mucho pero la evitas y lo haces porque sabes que le gusta a Naruto y Naruto es tu amigo y tú no quieres hacerle daño.

Sasuke no pudo evitar poner un gesto de asombro.

- Realmente eres muy buena psicóloga.

- No, solo observadora. Pero vamos, a lo que iba, que en la vida hay que arriesgarse un poco ¿no creéis? Que si te gusta un chico vale la pena intentarlo, es mejor un fracaso que estar toda la vida pensado ¿qué hubiese pasado? Claro, que también el chico podía decidirse de una vez… hay gente muy pesada.

- El miedo al fracaso a veces te paraliza – puntualizó Sai.

- Será eso. Quizás es que yo tengo demasiado asumido el fracaso.

- Te tienes en un poca estima – dijo Sasuke - ¿por qué no vas a gustarle a un chico?

- Hombre, no digo que alguna vez no le guste a alguien, pero hoy por hoy tampoco me quita el sueño.

- Pero les pides salir… - añadió Kankuro.

. Me gusta conocer a gente, si un chico me parece interesante me gusta conocerlo y si es guapo mejor que mejor ¿a quien le amarga un dulce? Y es que en primavera me pongo muy bruta, lo reconozco, me gustan los chicos, soy humana al fin y al cabo.

- Eso no lo tengo yo tan seguro – añadió Shikamaru – Eres de lo más problemática.

- Claro, los chicos podéis fijaros en las tías buenas y decirles piropos y burradas ¿Por qué yo no?

- Eso es verdad – se quejó Sumire – ¡Las chicas también tenemos derecho!

- No, si lo hacéis – apuntó Kankuro – Pues no sois bastas algunas… barbaridades he llegado yo a oír.

- Por ejemplo – añadió Akane – Yo hoy veo muy sexy a Sasuke ¿Por qué no voy a decirselo? El otro día Kankuro le dijo a Ten-Ten que le comería hasta los higadillos ¿Por qué no voy a decirle yo a Sasuke "¡te comería hasta con ropa, aunque estuviese un mes cagando trapos!"?

- ¡Ala, que bruta! – Sumire rompió a reir estrepitosamente.

- Ya – intervino Shikamaru – Pero una chica no debería portarse así.

- No digas esas cosas Shika – se quejó Sumire y dio una patada al suelo - ¡Auh! – se quejó de pronto mientras hacía un ademán extraño, como si casi se cayese.

- ¿Qué te pasa? – preguntó Sai

- Se me ha torcido el tobillo… ¡ay que dolor! Mira que soy patosa.

- A ver, siéntate en ese banco y déjame ver – dijo Kankuro.

- No, si ya se pasa, ya se pasa.

- ¿Sucede algo? – preguntó Jisei que regresaba con Chouji

- Sumire se ha torcido el tobillo – respondió Shino.

- Vaya, eso es lo que se dice tener mala pata ¿Queréis agua?

- Todo ha sido por culpa de Shikamaru – explicó Akane - la ha puesto nerviosa con sus idioteces.

- ¿Mía?

- ¿No dirás que no?

- ¿Qué has hecho Shika? – preguntó Chouji

- Solo insinué que las chicas deben comportarse como señoritas, no como camioneros.

- ¡Machista asqueroso! – Gruñó Akane – ¡Ya estamos con tus tonterías y tus teorías de hombre! Mira, ya me he emocionado y voy a aprovechar, Sasuke ¿No te gustaría salir un día conmigo?

Todos se quedaron asombrados mirándola, incluso Jisei que estaba bebiendo se quedó parada con la botella en la boca.

- Si que me gustaría – respondió Sasuke.

La reacción no se hizo esperar, Jisei se atragantó y comenzó a toser ruidosamente, soltando agua por todos los orificios de su cara. Shino se acercó a Sasuke y le miró fijamente como queriendo penetrar en su mente. Akane estaba pendiente de Jisei y de darle golpes en la espalda, al igual que Ryuko, parecía no haber escuchado la respuesta. Chouji había dejado de comer y Shikamaru encendía el cigarro mientras murmuraba "Mendokusei… mendokusei". Sumire gritaba de alegría y Kankuro y Sai la miraban extrañados. Cuando Jisei dejó de toser, Akane se acercó a Sasuke.

- Perdona, creo que no te he oído bien ¿Qué has dicho?

- Espero no sea una broma Akane, ni que lo hayas dicho solo por decir, porque yo lo digo muy en serio.

De nuevo Jisei volvió a atragantarse, esta vez fue Shino el que se acercó a ella y le levantó los brazos.

- Me pareces una chica muy interesante – continuó Sasuke – También me gustaría conocerte mejor.

- ¡Toma, toma, toma! – Gritó Akane haciendo ostentosos gestos – Voy a tener una cita con Sasuke Uchiha, el chico más popular del insti ¡Toma!

- Esto… Akane – dijo Jisei con la voz todavía ahogada - ¿Has pensado en lo que harán Ino y Sakura cuando se enteren?

Akane se quedó petrificada.

- ¡Voy a morir! – exclamó

- Vas a morir – repitió Ryuko.

- ¡Ay, dios mío, que yo mi vida la aprecio mucho! Esto… que digo yo Sasuke que…

- No tienen porqué enterarse, yo no se lo voy a decir.

- ¡Una cita en secreto! – gritó entusiasmada Sumire - ¡Que cosa tan emocionante!

Akane miraba a Sasuke extrañada.

- No es emocionante Sumire – dijo sin apartar la vista del chico – Mi integridad física corre serio peligro.

- Yo tampoco diré nada – añadía Sumire - ¿y vosotros?

Sumire miró a Kankuro y a Sai con ojos de corderito.

- Yo hablo poco – respondió Sai – y no me interesa la vida de Sasuke.

- Pues yo no sé – dijo Kankuro - ¿qué me ofreces a cambio de mi silencio?

- ¿Qué te parece librarte de un mal de ojo? – intervino Jisei – Te aseguro que sé como hacerlos, además los tengo para todas las ocasiones.

- ¿Me quieres asustar?

- No vas a decir nada ¿verdad Kankuro? – Sumire le puso carita de pena.

- Si tú me lo pides, seré una tumba. Además ¿a mí que me importa? Pero así tendré un secreto contigo, preciosa.

- Nadie dirá nada – habló Shino, que no había parado de mirar a Sasuke – Akane es nuestra amiga.

- ¡Que emocionante! ¡Que emocionante! ¡Que emocionante! – repetía Sumire dando saltitos, en unos de estos sintió un pinchazo en el tobillo que se le había torcido y tuvo que agarrarse a Kankuro para no caer.

- ¡Te tengo! – Dijo el chico – Eres un poco patosilla ¿no?

- Soy muy desastre – contestó la chica – Y me emociono demasiado, es que Sasuke siempre ha sido Sasuke, él no… antes nunca… vamos yo nunca le vi… Sakura y las demás chicas iban detrás de él y claro he estado fuera dos años y…

- Si, si, te comprendemos. Es Sasuke – sentenció Jisei – el más "cool", el más… eso, "el más".

- Es curioso – habló Ryuko – pero ahora que lo pienso, nunca se te ha visto con una chica, bueno, quiero decir…

- Sé lo que quieres decir – respondió Sasuke – He sido bastante insociable y borde y sí, es la primera vez que quedo con una chica.

- Primerizo ¿eh? – Dijo Shikamaru con tono sarcástico – Ten cuidado con lo que le haces Akane, le puedes traumatizar de por vida.

- ¿Te ha dicho alguien alguna vez que ganas mucho cuando no hablas? – miró a Shikamaru como si quisiese clavarle la mirada, este se la devolvía frunciendo el ceño.

- ¡Vas a salir con Sasuke! – Repetía en voz alta Sumire - ¿Por qué vas a salir, verdad?

Akane, bastante airada, retiró la mirada de Shikamaru y se puso delante de Sasuke, ambos se miraron directamente a los ojos.

- No voy a desaprovechar una ocasión tan buena, no creo que se me vaya a repetir.

- ¿Te parece el domingo?

- Si… está bien.

- Pues el domingo será.