lunes, 31 de octubre de 2011

35. Mucho chocolate puede ser problemático

La comida en casa de Shikamaru había sido mas agradable de lo que Akane supuso que sería. Chiharu parecía disfrutar de la compañía de otra chica y había estado contándole muchas cosas de su familia. Así, Akane descubrió que los "terrenillos" que de vez en cuando Shikamaru comentaba que su familia tenía, estaban en realidad en un bosque, reserva natural de ciervos, muy frecuentada por turistas y excursiones escolares. Los Nara la mantenían, se encargaban de que no entrasen cazadores, atendían a los ciervos heridos, asistían en ocasiones a sus partos y sobretodo recogían las cornamentas, con ellas fabricaban numerosas medicinas. También descubrió que los Nara se regían por unas curiosas normas muy tradicionales bajo el peso de las cuales Shikamaru vivía, por muy problemático que le pareciese.
Durante la comida, Chiharu contó todas aquellas anécdotas que humillaban a su hermano. Shikamaru habló poco, tenía la cara de aburrido de siempre, pero fue tremendamente amable y educado y estuvo pendiente de Akane hasta el más mínimo detalle. Su padre parecía mantenerse neutral y la madre les observaba con un disimulo que no engañaba a nadie.
Al terminar, el padre sugirió que fuesen al salón para tomar la tarta que Akane había traído. Akane y Chiharu se adelantaron, según las órdenes de su madre, Shikamaru debía preparar los platos con la tarta y órdenes eran órdenes.
- ¿Te ha gustado la comida? - le preguntó Chiharu - Mi hermanito se levantó muy temprano esta mañana para ir preparando algunas cosas.
- ¿La ha hecho él?
- Shikamaru cocina muy bien cuando quiere, mi madre nos obliga a trabajar a todos, todos tenemos que saber hacer de todo.
- Quieres decir que colaboráis en los trabajos de la casa.
- No, quiero decir que mi madre nos obliga. Eso es bueno para ti, sabe hacer de todo, así ya lo tienes educadito, ya verás que bien te plancha las camisas.
- No lo hubiera dicho de él.
- Es que mi madre quiere que sepa "sobrevivir"
- Si, y es muy problemático - dijo Shikamaru entrando con un par de platos-
Akane se quedó mirándole, era increíble, después de lo que Chiharu le había contado y de verle ocupándose de todo con sumo cuidado, tenía la sensación de empezar a verle de otra forma, quizás a recordar que era lo que le llegó a gustar tanto de él... no, eso era una tontería, la cara de aburrimiento que mostraba el chico demostraba que era ese al que tanta manía tenía.
Miró un cuadro que presidía el salón, siempre le había llamado la atención, era un óleo de un paisaje forestal.
- Ese cuadro es muy bonito - comentó Akane.
- Es nuestro bosque - contestó Chiharu - ¿Te gusta?
- Shikamaru ¿por qué nunca hablas de tu familia? Sabía que teníais unos "terrenillos" como tú dices, no un bosque.
- ¡Ah! Son cosas de la familia, no tienen la menos importancia.
- Sois una familia muy tradicional ¿no?
- ¿Ya ha salido tu vena cotilla? - sonrió irónicamente - Con normas muy tradicionales, si, pero por desgracia no somos ni los Hyuuga, ni los Uchiha, ni tenemos el mismo dinero, ni el mismo prestigio, ni el mismo glamour... solo nuestras tradiciones desfasadas. Perdona, voy a avisar a mis padres.
Shikamaru se marchó, Chiharu y Akane se sentaron.
- Te lo dije Akane, mi hermano vive bajo el peso de muchas normas, normas muy estrictas, no le gusta hablar del tema, sobretodo porque no siendo un Nara son difíciles de entender. No te preocupes, yo te las contaré poco a poco, si vas a ser la esposa del heredero tendrás que conocerlas.
- Que no me voy a casar con tu hermano, pesada.
- No te asustes, tampoco son tan horribles, yo te ayudaré.
- A ver, tu escúchame, que no estamos saliendo, que no nos gustamos, así difícilmente nos vamos a casar.
Temari sentía que las piernas le fallaban y el pulso le temblaba, era seguro que nunca en su vida se había sentido tan asustada. Cerró y no se atrevió a mirar la ventanilla donde tenía que salir el resultado. Cerró la tapa del inodoro y se sentó, colocando aquella cosa sobre el bidé. Los nervios parecían empezar a querer instalarse en su estómago, se llevó las manos a él mientras se inclinaba un poco hacia adelante.
Volvió a respirar profundamente y decidió que debía ser valiente ¿Cuándo había sido ella una cobarde? Con decisión cogió la prueba y miró.
Una raya de color rosáceo se veía en la ventanilla ¿debería haber salido ya la otra? Se fijó bien, la humedad parecía ir recorriendo el papel que se veía a través de la ventanita, despacio, lento... Temari fijó la vista ¿Cuanto tenía que esperar? Volvió a dejar la prueba encima del bidé para coger el papelito que venía dentro de la bolsa y leer las instrucciones... unos minutos... solo tardaba unos minutos... pasados 10 minutos el resultado debía darse por válido... Volvió a cogerla... no salía nada... no salía nada... la humedad ya perecía haber recorrido todo el papel y no salía nada y había una raya, eso era que estaba bien hecho... solo una raya... solo una.
Los nervios de Temari empezaron a ir tornándose en una alegría desbordante, sentía ganas de reír y gritar. Se levantó y salió muy alterada del servicio.
Hinata y Ten-Ten la vieron entrar con una sonrisa en los labios.
- ¿Ya? - preguntó Hinata.
- ¡Negativo! - exclamó Ten-Ten - ¿A que si?
- Si, si, si.... Mira... ¿estará bien, verdad?
- ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¿No te lo había dicho?
Temari estaba radiante de felicidad. Suspiró esta vez llena de alivio.
- ¿Has visto, tonta?
- Oyes ¿Pero esto será de confianza, no?
- Pues claro, son de una clínica.
- ¿No estarán caducados o en mal estado?
- Que no... Menudo peso te has quitado de encima ¿eh?
- Que alegría ¿verdad Temari? - intervino Hinata.
- ¡No lo sabes tu bien! Ufff.... Que mal lo he pasado. Ahora, os aseguro que esto no me vuelve a pasar nunca más.
- ¿Y eso es seguro? - interrogó Hinata.
- En un 99% - contestó Ten-Ten.
- De todas formas dice en el papel que si sigue sin venirme que repita la prueba en una semana...
- Pero eso es para quienes se la hacen al muy pronto... ¡Que bien, Temari! ¡Que alegría! Ahora verás como te relajas y te baja... seguro.
Regresaron donde estaban los chicos. Habían encendido la consola y parecían muy entretenidos.
- ¿Ya habéis terminado de cotillear? - preguntó burlón Kankuro.
- Si... ya os hemos puesto verdes - contestó Ten-Ten - Anda, dejarme que yo también quiero jugar.
Temari no podía ocultar su sonrisa.
- Pues casi es una pena - comentó en voz baja Hinata - Casi me hacía ilusión tener un sobrinito.
Temari la miró realmente sorprendida ¿Qué había dicho? ¿Significaba eso que sabía lo de ella con Neji?
- Tu mirada me lo confirma - continuó la chica - No me mires así, solo lo sospechaba.
- Pe... pero ¿Por qué?
- Pasáis mucho tiempo juntos y tú le agradas... era una sospecha que tenía.
- Por favor no le digas nada... por favor.
- Pero ¿por qué?
- Por favor, fue solo una vez y fue un error... por favor.
- Está bien, está bien... no le diré nada.
Shikamaru había repartido la tarta poniendo un trozo de nata y un trozo de chocolate en cada plato. Después de repartirlos se sentó al lado de Akane.
- Te cambio mi chocolate por tu nata - le dijo en voz baja.
- Si hay que comer chocolate, se come.
- Eres malo. La nata la he hecho para ti, se que no te gusta el chocolate.
- ¡Humh! - se oía a Chiharu - ¡Si que está rica esta tarta! ¿La has hecho tú?
- Si ¿No está demasiado dulce?
- Está perfecta.
La madre de Shikamaru llegó con una bandeja, en ella una botella y unos vasitos.
- Tomad, he traído esta crema de chocolate, es un licor sin alcohol.
Shikamaru frunció el ceño, eso no le gustaba nada... más chocolate.
- Verás que buena está, Akane - dijo Chiharu - Es un poco amarga pero te deja un gustillo muy rico.
- No creo que sea buena idea - comentó Shikamaru.
- ¡Pero que sosainas eres, hermanito!
- Toma, prueba, señorita Akane - dijo el padre sirviéndola el licor en uno de los vasos.
- Gracias - Akane bebió un poco - Es verdad, deja un regustillo muy... agradable, entran ganas de beber más.
- Pues bebe sin miedo - añadió el padre volviendo a llenar el vaso.
- Recordé que Shikamaru había dicho que te gusta el chocolate - explicó la madre.
- Si, es mi perdición.
- Por eso no vas a beber más - advirtió Shikamaru.
- Deja a la chica disfrutar, fantasma, que ere un fantasma - inquirió Chiharu.
Al cabo de un rato Akane estaba muy contenta, las mejillas se le había tildado de un ligero color carmesí, y desde luego no estaba borracha, eso estaba fuera de dudas, porque la bebida no tenía alcohol, todo era causa del chocolate. Había tomado demasiado, su trozo de tarta, la de Shikamaru, otro trozo que le sirvió su madre, un cuarto que le dio Chiharu, que decía que era para no dejar ese mísero trocito, y, por supuesto los chupitos que había bebido, que por mucho licor sin alcohol que fuera, era crema de chocolate y encima al ser bebido, Akane ya había perdido el control de lo que tomaba.
Akane se tomó el último pedacito del último trozo de tarta que quedaba y como era el último se aseguró de saborearlo como ese manjar se merecía.
- Criatura - dijo el padre de Shikamaru mirándola alucinado - Cuando besas a mi hijo ¿Disfrutas tanto?
El trozo de tarta se le fue a Akane por donde no debía, provocándole una sonora tos, pero lo peor fue que Shikamaru, con los ojos abiertos como platos, mientras le recriminaba a su padre ese comentario, quiso ayudarla, sin darse cuenta de que tenía un vaso lleno de licor en una mano y lo vertió entero encima del vestido de su amiga.
- ¡Pero mira lo que haces! - le gritó su madre.
- Lo siento, ha sido culpa tuya papá.
- Mira lo que has hecho, desde luego papá ¡que vergüenza! - le recriminaba Chiharu.
- No pasa nada - decía entre toses Akane - No es nada.
- ¡Pero mira tu precioso vestido! Tienes que quitártelo, hay que lavarlo cuanto antes - casi ordenaba Yoshino.
- Pero si no es nada...
- ¿Qué no es nada? No, no, estoy hay que limpiarlo cuanto antes. Shikamaru, acompáñala a tu cuarto, ahora le subo algo de ropa.
Yoshino se levantó y salió por la puerta que daba al jardín, iba hacia un trastero donde guardaban ropa que yo no usaban. Shikamaru se extrañó que no le mandase que le dejara alguna cosa suya o de Chiharu.
Akane siguió a Shikamaru hasta su cuarto.
- Anda, pasa - dijo el chico abriendo la puerta.
- ¿Vas a pasar conmigo? - le preguntó con bastante malicia.
- Akane tu no estás bien, has tomado mucho chocolate.
- ¿Tu crees?
- Creo que has tomado demasiado.
- Dame un poquito más, anda, lo necesito, necesito un poquito más - dijo con tono meloso.
- Akane, entra ahí y espera.
- ¿Me lo vas a traer?
- Trata de comportarte, por favor.
- ¿Y si te pago por el chocolate?
Yoshino subía las escaleras.
- Entra te digo - Shikamaru la empujó dentro de la habitación, cerrando la puerta.
- ¿Pasa algo? ¿Se encuentra bien?
- Si...esto... ¿le vas a dejar ropa de Chiharu?
- No, no creo que le valga nada de tu hermana.
- ¿Vas a ir al trastero de la ropa?
- Claro, no le vamos a dejar algo tuyo ¿que pensaría de nosotros?.
- Podrías... ¿Podrías dejarle ese yukata tuyo azul, el que tiene nubes bordadas?
- ¿Y eso?
- A Akane le quedará genial.
Yoshino no sabía si sentir celos, pena o ternura. Su hijo, su pequeño, quería que esa chica se pusiese aquel kimono de verano porque le iba a quedar bien, un kimono que era suyo, de su madre, quizás aquella chica le importaba más de lo que suponía. Como madre lo que más deseaba en el mundo era la felicidad de sus hijos. Shikamaru era un chico reservado, nunca pedía nada, parecía que nada le motivaba, nada le atraía, solo su cielo y sus nubes, se quejaba por todo pero en realidad no se quejaba por nada, era la primera vez que le veía hacer una sugerencia de forma espontánea, sin sopesar pros y contras, solamente guiado por una idea absurda, sin sentido... eso debía significar algo, su instinto de madre se lo decía. Mientras buscaba el kimono lo decidió: no sabía lo que esa chica sentía por su hijo, desde luego enamorada no parecía, pero daba igual, si le gustaba esa chica, sería para él y más valía que no le hiciese daño. Encontró el yukata, era curioso que entre tanta ropa Shikamaru se acordase precisamente de ese; siempre le había gustado, cuando ella se lo ponía, su niño la miraba embobado durante minutos. Que pena, su hijo se estaba convirtiendo en un hombre, dentro de poco pensará en formar su propia familia, bueno, aunque ahora le gustase esa chica no quería decir que fuese a casarse con ella, no, era mejor dejarle que disfrute de lo que quiera ahora, ya llegarían las responsabilidades más tarde.
Shikamaru bajó a retirar el licor y volvió a subir, tocó la puerta con los nudillos. Akane abrió un poquito y se asomó.
- ¿Me lo traes?
- Mi madre está buscándote ropa.
- Digo chocolate, bobo.
- Ya no hay chocolate.
- Espera - Akane sacó por la estrecha abertura su vestido rosa.
- ¿Estás desnuda? - preguntó ahogadamente Shikamaru.
- ¿Quieres averiguarlo?
- ¡No! Trae - Casi le arrancó el vestido rosa de la mano y se marchó de allí lo más rápido que pudo.
En la cafetería, sentada frente a Ino, Sakura intentaba pensar de forma rápida la forma de sacar el tema que le interesada. Ino la observaba, Sakura parecía muy intranquila, seguramente querría decirle algo y no sabría como.
Encima de la mesa un par de cafés y un trozo de tarta. Sakura lo había pedido para ver que hacía Ino, por supuesto Ino había dicho que ella no tomaría nada. Sakura miraba la tarta, era apetitosa.
- ¿Quieres un trozo de tarta? - dijo al fin.
- No, he comido mucho, de verdad Sakura, estoy llena.
Sakura cogió un pedacito y se lo llevó a la boca.
- Está buenísima ¿De veras no quieres?
- Que no, pesada y tu tampoco deberías comer ¿No sabes donde se van todos esos azúcares?
- El azúcar es bueno para el cerebro.
- ¿Y quien quiere alimentar el cerebro? Los chicos no buscan a las chicas por su cerebro.
- A algunos les gusta que sean algo más que un buen cuerpo.
- Tú lo has dicho... a algunos. Vamos Sakura, reconócelo, en los primero que se fijan los chicos es en el envoltorio.
- Si las mujeres no le diésemos tanta importancia a ese tema y no hubiera quien se esfuerza demasiado en ser perfecta, a lo mejor...
- ¿Es que te pasa algo Sakura?
- ¿A mi? ¿Por qué iba a pasarme algo? Yo no tengo ningún problema con mi imagen.
- ¿Qué ha pasado al final con Sasuke? ¿Es que acaso le gusta otra chica?
- ¿A que viene ahora eso? No estamos hablando de eso.
- No, estamos hablando de tu falta de confianza.
- ¿De mi falta de confianza? ¿Quién ha hablado de mi falta de confianza?
- Pues tu. Vamos Sakura, se te nota a la legua.
- ¿Qué a mi se me nota?
- Mira, no todo el mundo puede ser perfecto pero... hay muchos trucos para lograrlo.
- Y supongo que tú conocerás esos trucos.... Ino... ¡eh!
Ino se había quedado mirando fijamente a la puerta de entrada.
- No mires Sakura, pero acaban de entrar Juugo y Suigetsu.
- ¡Ah! ¿Qué hacen esos aquí?
- ¡Y yo que se! Lo mismo han quedado con Sasuke.... ¡Ay madre!
- ¿Qué pasa? ¿Qué hacen?
- Sentarse pero es que Karin se ha acercado a ellos... parece que es una camarera.
- ¿Karin?
Sakura ya no pudo más y se giró a mirar. Efectivamente Suigetsu y Juugo se habían sentado a una mesa y Karin parecía tomarles nota de lo que iba a tomar.
- ¿Qué te pasa Karin? Estás de peor humor de lo habitual - se burló Suigetsu.
- ¿Cómo crees que puedo estar trabajando en domingo?
- Oh, pobrecita, pobre chiquilla trabajadora.
- ¡Cierra la boca estúpido!
- ¿Os habéis dado cuenta de quienes están también aquí? - habló de pronto Juugo.
- Si, la boba de la pavisosa y su amiga la muñeca hueca - respondió con evidente desprecio Karin - Ya las he visto ¿Qué no hay otra cafetería que tienen que venir precisamente a ésta?
- A lo mejor se la ha recomendado tu Sasuke - siguió burlándose Suigetsu.
- ¡Qué te calles!
- ¿Les has dicho algo? - preguntó Juugo.
- Ni me he acercado a ellas.
- Pues a lo mejor deberíamos saludarlas - continuó Suigetsu sonriendo con malicia- Que no se diga que no somos educados.
- ¡No digas estupideces! ¿Suigetsu dónde vas?
Suigetsu hacía oídos sordos a Karin y se acercaba a las chicas.
- Hola preciosas - dijo apoyando las manos en la mesa - ¿Esperáis a alguien?
- ¿Y a ti que te importa? - gruñó Sakura.
- Eh, preciosa, no te pongas tan a la defensiva, solo quería saludarlos, a fin y al cabo somos compañeros.
- Nosotros no somos compañeros - recalcó Sakura.
- Ay, que mal carácter tenéis las chicas... No muerdo... a no ser que me lo pidáis - añadió el chico mirando de forma descarada a Ino.
- ¿Qué hacéis por aquí? - habló Ino evitando su mirada.
- ¿No podemos estar dónde queramos? - Suigetsu se sentó al lado de Ino - Esta cafetería es de los padres de Karin, solemos venir mucho con Sasuke.
- ¿Por qué te sientas? - se oyó de pronto a Karin que se había acercado también - Vuelve a tu sitio y no molestes.
- No molesto. Intento hacerme amigo de ellas. Recuerda lo que dijo Sasuke, quiere que nos vayamos conociendo.
- Pero ahora Sasuke no está aquí - gruñó Karin.
- Siempre es buen momento para estrechar lazos.
- ¿Qué pretendes Suigetsu? - interrogó Sakura - Sabes que no debemos relacionarnos.
- No se seas quisquillosa - replicó Suigetsu - Tenemos un amigo en común, no es bueno para él llevar una doble vida.
- ¡Suigetsu vuelve a tu mesa! - gritó Karin.
- Vamos no seas así. El problema es que no nos conocemos ¿verdad rubita?
- Está bien, si quieres quedarte aquí quédate... haz lo que te de la gana.
Karin se marchó bastante molesta.
- ¿Te llamas Ino, verdad?
- ¿Por qué no te largas? - dijo bastante molesta Sakura.
- Yo soy Suigetsu. Vamos no seas así, seguro que a Sasuke le gusta que nos llevemos bien.
- Mejor nos vamos, Ino.
- Espera... el chico está siendo amable y considerado, tampoco vamos a comportarnos de una forma tan poco educada.
- Así, se habla rubia.
Sakura se levantó.
- Yo me voy Ino ¿Vienes o no?
- Pero Sakura ¿Qué nos va a pasar por hablar un rato?
- Ni un rato ni nada. Yo me voy... Esto... ¿Va a venir Sasuke?
- ¿Si viene te quedas? - sonrió Suigetsu.
- No... no es eso... es solo que...
- No va a venir - Karin había regresado con el pedido de Suigetsu - Está castigado por lo que hizo ayer.
- ¿Está castigado? - se interesó Sakura.
- Si y no pienses en ir a su casa. Un castigo es un castigo ¿Os traigo la cuenta entonces?
- Vamos Sakura, vamos a quedarnos un ratito... aún no te has terminado la tarta.
En realidad a Ino le empezaba a gustar la presencia de Suigetsu, bien mirado era un chico muy mono y parecía interesado en ella. Sakura se volvió a sentar con evidente desagrado, por supuesto que en cuanto un chico demostraba el más mínimo interés en ella, Ino parecía volverse tonta, le encantaba ser el centro de atención, y claro, ella no iba a dejarla sola con aquel chico.
Karin se acercó ahora a Juugo.
- ¿Se va a quedar allí? - preguntó el chico.
- Eso parece... será imbécil.
- Déjale. De todas formas Sasuke quiere que nos vayamos haciendo amigos de esa chica.
- Pero es que no la soporto, no la aguanto ¿Quién se ha creído que es? Ya tuvo que preguntar por Sasuke... le he dicho que está castigado.
- ¿Por qué le has dicho eso? Sabes de sobra que ha quedado con su amigo.
- Porque esa es capaz de presentarse donde están... No la aguanto, no la aguanto. Con todo lo que yo he hecho por Sasuke ¿por qué me hace esto? ¿Por qué tengo que soportarla?
- Sabes que Sasuke hace las cosas a su manera. Yo creo que os quiere comparar para poder elegir.
- ¿Me va a mi a comparar con esa? Es igual, yo tengo ventaja, ahora Sasuke confía más en mi que en ella, ella es egoísta y posesiva, yo le comprendo mucho mejor y él terminará dándose cuenta.
Ryuko caminaba desde su casa al lugar donde había quedado con Chouji. Miró el reloj, iba con tiempo. A Ryuko no le gustaba llegar tarde a ninguna cita, ya fuera con sus amigas o en este caso con Chouji. Siempre pensaba que si llegaba tarde sus amigos iban a marcharse sin esperarla. Esto le pasaba porque de pequeña le costaba mucho hacer amigos. Era algo extraño porque ¿Qué tenía ella de malo? No tenía mal carácter, era amable, quizás algo introvertida pero ¿Esa era razón para que no quisiesen ser su amiga? Akane fue la primera amiga que tuvo, ella le daba toda la energía que le faltaba, siempre estaba a su lado, junto a ella ya no tenía miedo de relacionarse con nadie pero aún así ella seguía sin caerle bien a la gente, siempre tenía la sensación de que la aguantaban porque iba con Akane. Luego llegó Jisei y las tres se hicieron inseparables.
A pesar de que llegaba antes de lo que habían hablado, Chouji ya estaba esperándola.
- Hola ¿Has esperado mucho? - dijo algo apurada y comprobando de nuevo su reloj.
- Llevo esperando una media hora.
- ¿Tanto? ¡Pero no puede ser! Mi reloj...
- Tranquila, has llegado diez minutos antes de la hora, soy yo el que me he adelantado.
- ¿Por qué?
- No quería hacerte esperar. Además tenia que pasar a comprar los pasteles para la merienda.
- ¿No molestaremos?
- No, para nada. Conozco a los padres de Shikamaru de toda la vida, además yo estaré contigo no tienes que asustarte.
- No, si no me asusto es que a lo mejor no me esperan y...
- ¿Te vas a echar ahora para atrás?
- No, no, por supuesto que no.
- Pues entonces, venga, vamos.
- ¿Cómo crees que les habrá ido en la comida?
- Espero que bien y que no se hayan puesto a discutir delante de sus padres.
- Bueno, Akane es muy bruta pero no creo que fuera tan maleducada.
- Creo que a Akane le gusta Shikamaru pero se niega a aceptarlo y por eso es tan arisca con él, creo que lo que hace es poner una muralla entre ambos para no dejar que se acerque a ella, tiene miedo de llegar a darse cuenta de lo que siente.
- Es muy cabezota y si se ha propuesto no darle una oportunidad, no se la dará.
- Pues entonces tendremos que pensar en algo. Esto no puede seguir así, se hacen daño el uno al otro y encima está Sasuke por medio.
- ¿Crees que Sasuke está interesado de verdad en Akane?
- No lo se, pero conozco a Shikamaru y se que está empezando a sentir ciertos celos de Sasuke. Tu no conoces a Shikamaru cuando cree que le quieren quitar algo que considera suyo... a mi no me engaña, le conozco demasiado bien y se que por mucho que parezca que pasa de todo, si de verdad le interesa, no va a dejar que se la quiten tan fácilmente.
Ryuko miraba a Chouji, cada vez que este hablaba de su amigo lo hacía de una forma emocionada, se notaba que lo apreciaba mucho, tanto como ella a sus amigas, en el fondo Chouji y ella eran muy parecidos, por eso se entendían tan bien. Tendría que ser valiente y arriesgarse porque si no se arriesgaba nunca tendría nada ¿y si algo salía mal? No debía pensar en eso, no importaba si salía mal porque sabía que no estaba sola, simplemente tenía que ser valiente y pensar en el presente no en lo que podría pasar.
Levantó su mano y sin querer pensarlo se agarró al brazo de Chouji. Ambos se miraron y se sonrieron, con un suave gesto, Chouji movió su brazo para retirar la mano de Ryuko y apresarla con la suya... así estaba mejor.
Y en silencio siguieron caminando, había poco que decir, solo disfrutar de su paseo.
Shikamaru esperaba en el comedor. Estaba solo, su hermana había sido "reclamada" por su teléfono móvil y su padre ayudaba a su madre, en esos momentos su otra preocupación ocupada su mente ¿como estaría Temari? ¿Estaría embarazada de verdad? No le gustaba la idea porque ¿que será de su vida? ¿habría pensado en tomar alguna decisión? ¿que iba a ser de ella? ¿se lo habrá contado al "padre"? ¿por qué no se lo contaba a él? Eran amigos y quería ayudarla, ahora más que nunca sentía que tenía que estar a su lado y apoyarla pasase lo que pasase... Maldito Uchiha... malditos Uchiha ¿Pero por qué esa familia le fastidiaba tanto? ¿Por que tienen que tener interés en... sus amigas?.
La gatita naranja llegó y se subió a su regazo.
- Hombre Kumiko ¿Dónde estabas?
La acarició el cuello haciéndola ronronear mientras pensaba como le quedaría aquel kimono a Akane, bueno, saldría pronto de dudas.
Estaba tan abstraído en sus pensamientos que no oyó llegar a Akane hasta que estuvo casi a su lado. La miró sorprendido.
- Gracias Shikamaru, es precioso.
Si, él tenía razón, aquel kimono azul celeste con nubes blancas le quedaba genial. Siempre le había gustado ese kimono, sería porque era como su querido cielo. Recordaba a su madre con él puesto, de hecho, no recordaba ningún otro vestido; recordaba como le llevaba cogido de la mano, paseando y mirándola con aquel kimono, recordaba las tardes de verano y las noches viendo los fuegos artificiales en el cielo y el cielo en su madre, recordaba sentarse en el regazo de su madre y acurrucarse durmiendo mientras miraba las nubes bordadas.
- ¡Eh! - Akane le sacó se sus pensamientos - Te has quedado ensimismado.
- Perdona, es que me trae muchos recuerdos.
Akane sonrió sentándose a su lado.
- Hola Kumiko - acarició a la gatita que optó por pasarse al regazo de la chica.
- No, no - Shikamaru la retuvo y volvió a acariciarla - Si enganchas el kimono de mamá, te mata - la gatita maulló - ¿Te han dado de comer? Creo que no, anda vamos. Perdona un segundo, Akane.
Akane vio con pena que habían recogido la mesa y ya no quedaba ni licor. Se levantó a mirar el jardín. Era muy bonito, a ella siempre le había gustado aquel jardín, ojala ella tuviera un jardín, tenía dos casas y lo único que tenía era una maceta que además siempre estaba seca, plantase lo que plantase a ella no le sobrevivía nada.
- ¿Salimos? - dijo Shikamaru al regresar.
- Vale.
Salieron y pasearon en silencio. No era un jardín muy grande, comparado con el que había visto en casa de Sasuke era una ridiculez, pero era bonito y tenía un pequeño estanque donde se veían peces de colores.
- Me ha dicho tu hermana que parte de esta casa es tuya y que cuanto te cases vivirás aquí.
- Bueno, habrá que ver lo que opina mi mujer. Pero vamos, la idea es esa. Es lo que desean mis padres, durante generaciones los hijos de los Nara han vivido pegados a sus padres... menos los míos, que, fíjate, cambiaron la casa familiar por Konoha... como ves, las tradiciones se pueden cambiar.
- Si... menos mal. No me imagino a una chica como Temari viviendo al lado de sus suegros.
- ¡Y dale con Temari! ¡Que pesada eres!
- Bueno, tampoco a Ino.
- ¿Y a ti? ¿Te imaginas a ti viviendo en la mansión Uchiha?
- Mira, no estaría mal, ahora que he conocido el lujo me siento tentada por él.
- ¿Sabes que eres una chica muy problemática?
- Si, pero ahora mismo soy tu problemática y me tienes que aguantar.
- Te aguantaría eternamente - susurró.
Akane se paró en seco.
- Eres mi amiga - continuó el chico - A los amigos se les suele aguantar sus manías, cuando los pierdes hechas de menos esas manías ¿Qué pasa? ¿No creerías que era una declaración, verdad?
- ¡Que imbécil eres!
- Pero soy tu imbécil y tienes que aguantarme.
- Tú y yo algún día terminaremos mal.
- Pesada...
- Inútil...
- ¿Quieres ver tu futura casa? - Akane le lanzó una mirada heladora - Según la teoría de Sumire eres la futura señora Nara, esta será tu casa.
- ¡Oh! Soy la futura esposa del futuro jefe del clan Nara, suena exótico.
- Tú ríete, ya te lo diré cuando veamos corretear por aquí a nuestros pequeños Nara con pelo de zanahoria.
Akane se echó a reír.
- Bueno, no olvides que según la teoría de Jisei, soy la futura esposa de uno de los herederos de la prestigiosa familia Uchiha.
- ¿Te has parado a pensar que serás la cuñada de Itachi?
- Si, las reuniones familiares van a ser algo tensas.
Se miraron y rieron.
- ¿Qué será de nosotros en el futuro? - reflexionó Akane.
- No lo se, pero tu y yo seguiremos discutiendo, seguro.
Estaban parados el uno frente al otro, sus miradas se fijaron en los ojos del contrario y en ese momento sintieron como si el tiempo se parase. Quizás era por culpa del chocolate que Akane había tomado pero se sentía muy a gusto estando a su lado y tenía el impulso de acariciar su mejilla, solo un poco, no sabía porqué pero era algo que le apetecía. Con lentitud llevó su mano hasta el rostro de su amigo y apartando el cabello, rozó levemente con la punta de sus dedos su piel. Shikamaru sintió aquel leve roce y cogió la mano de Akane acercándola aún más a su mejilla, haciendo que el roce fuera completo y manteniéndola allí. Le gustaba sentir la piel de Akane junto a la suya, cerró unos instantes los ojos ¿Cómo habían llegado a aquella situación? ¿Por qué todo tuvo que estropearse?
- Akane... tenemos que hablar de lo que pasó.
- Déjalo Shika, las cosas suelen suceder por algo.
Los ojos de Shikamaru parecían haberla hipnotizado, aquella mirada... sería culpa del chocolate, seguro, juraría que comenzaba a sentirse mareada.
Estaban cada vez mas cerca, tan cerca que Shikamaru podía respirar el aliento con olor a chocolate de Akane... estaba tan cerca, solo un pequeño movimiento y si quisiese seguramente podría besarla...
- Hueles a chocolate - murmuró la chica a la vez que se dilataban sus pupilas.
- Tú también.
- ¿Sabrás también a chocolate?
- No deberías decirme eso, si no quieres que te diga que lo pruebes.
- Pero a ti no te gusta el chocolate...
- Pero si hay que comerlo, se come - Estaba tan cerca... solo un pequeño movimiento... Repentinamente puso las manos en los hombros de la chica y la apartó suavemente.
- ¿Que haces?
- Lo que tengo que hacer, créeme. No soy de los que se aprovechan de una chica, me daría muchos problemas y tu has tomado mucho chocolate y no sabes lo que haces.
Shikamaru comenzó de nuevo a andar, esta vez de vuelta a la casa. Akane le miraba llena de furia "¿Que no se lo que hago? Maldito imbécil, prepotente, presumido... ¿cómo he podido pensar ni siquiera que podía gustarme?".

34. Los amigos suelen ayudarse

Cuando terminó la oratoria de la directora, los alumnos se fueron dispersando. Aún así varios grupos permanecieron charlando a la salida del instituto.
Temari había separado a Shikamaru del grupo.
- ¿Qué pasa? - le preguntó
- ¿Qué pasa de qué?
- Vamos Shika, no te me hagas el tonto, se que pasa algo.
- A mi no me pasa nada, a lo mejor es a ti a quien le pasa.
- ¿A mi?
- ¿No quieres contarme nada?
- No... ¿Qué iba a querer contarte?
- Ah, no se. Estás muy rara últimamente, a lo mejor te pasa algo y no me sabes como decírmelo.
Temari le miro incrédula ¿podía ser que supiera algo? ¿Tanto se le notaba lo nerviosa que estaba?
- No... a mi no me pasa nada.
- Pues si tú lo dices... pues todo estará bien.
- Yo me refiero que Shino, Chouji, Jisei y tú habéis estado muy raros en clase.
- Serán imaginaciones tuyas, como las mías. Nosotros solo charlábamos.
- No Shika, no me engañas, es por lo que pasó ayer ¿verdad? Tú sabes algo.
Shikamaru resopló y se rascó la cabeza.
- Es eso ¿verdad? - repitió la chica.
- Bueno... más o menos, son cosas nuestras.
- No se lo diré a nadie ¿qué sabéis?
- No es nada importante, olvídalo.
- Si tú no me lo dices, lo averiguaré yo sola.
- ¡Pero que pesada eres! Como todas las mujeres, siempre esperáis que hagamos lo que queréis.
- Vale, te lo voy a poner fácil. Akane no estaba con vosotros, eso es raro porque suele estar metida en todo, así que tiene que ver con ella ¿cierto? Vamos, a mi no me mientas, es normal que estés preocupado.
- No tiene que ver con Akane en particular, es con toda la clase. Seguro que los de 2-1 quieren desesperarnos para que perdamos el control, es una lástima que nosotros no podemos hacer nada hasta que ellos hagan su movimiento, si les atacamos, amenazamos, acosamos o lo que sea, lo que vamos a conseguir es quedar como unos obsesivos. Tampoco podemos prepararles una trampa, o sea, que nosotros siempre quedaremos mal. Lo único que podemos hacer es preparar un contraataque, si supiéramos como nos van a atacar - Shikamaru dejó de hablar como si de pronto algo se le hubiese ocurrido.
- ¿Qué? Continua.
- Debemos proporcionales un cebo... una víctima, algo tan atrayente que no puedan evitar ir a por él... algo que nosotros podamos controlar.
- ¿Qué estás pensando?
- Aún no lo se... - Shikamaru sacó un cigarrillo.
- ¿Ya vas a fumar?
- He aguantado todo lo que he podido - aspiró y dejó salir el humo lentamente mientras perdía la mirada en sus ondas - No lo comentes con nadie, necesito el facto sorpresa y cuanto menos gente lo sepa mejor.
- ¿De que estás hablando?
- ¡Ah! No nada... tonterías mías.
- Shika, no insultes a mi inteligencia ¿Qué estás planeando?
- Si conseguimos que, al menos Kabuto, concentre su atención en una persona, nos será más fácil de controlarle - parecía reflexionar - Umm... tus hermanos te estás esperando.
- Bueno, ya me contarás que te traes entre manos, quejica. Y por cierto, estás muy guapo, aprovecha para decirle algo a Akane ahora que está como atontada por lo que pasó ayer.
- Mira que eres mala, como todas las mujeres.
Temari sonrió y guiñándole un ojo se marchó. Shikamaru se apoyó en la pared y siguió fumándose el cigarrillo abstraído de todo. Kiba le sacó se sus pensamientos.
- ¿Qué pasa, fiera? ¿Qué haces tan solo? ¿A que sé porqué habéis llegado tarde Akane y tú?
- Seguro que si - respondió dirigiéndole una aburrida mirada.
- ¿A que te la has encontrado por el camino y has intentando...? Ya me entiendes.
- ¿El qué?
- Ya me entiendes... decirle algo.
- ¡Ah! Eres un chico muy listo Kiba, no se te escapa una.
- ¿Y?
- ¿Qué?
- ¿Qué ha pasado?
- Pon tu inteligencia a trabajar y dime ¿tengo cara de que me ha ido bien?
- Pobre. Pero tú no te desanimes, está a punto de caer, te lo digo yo. Perdona pero tengo que hablar con Hinata.
Y tal como vino, se fue. Kiba era así, un torbellino.
Ino se había acercado melosa a Sai que hablaba con Ten-Ten y Sumire, y le agarró el brazo.
- Hola Sai ¿Qué tal?
Sai la miró, estaba extrañado pero desde luego su rostro no lo demostró. La sonrió.
- Bien ¿A ti te pasa algo?
- Tengo entradas para el cine ¿quieres venir esta tarde conmigo?
- La verdad es que ya tengo otro compromiso.
- Oh ¿y no puedes cambiarlo? ¿No te apetece venir al cine? Nos lo pasaremos muy bien, te lo aseguro.
- Ino, no seas pesada - habló Ten-Ten - Le vas a poner en un compromiso, ya te ha dicho que tiene otra cosa que hacer.
- ¿Tienes algún problema conmigo?
- No, yo no ¿Tienes tu algún problema en general?
- ¿De que habláis? - Sakura se había acercado al grupo.
- Invito a Sai esta tarde al cine.
- Pero no puede ir y es muy pesada - explicó Ten-Ten.
- El no ha dicho que no quiera ir conmigo.
- Tampoco ha dicho que quiera ir.
- Pero Ino ¿No íbamos a salir juntas? - le recriminó Sakura.
- Ay, chica, pero a ti te veo mucho.
- Si has quedado con ella deberías ir con ella - habló Sumire - A mi no me gusta que mis amigas me dejen plantada.
- Además Sai ya te ha dicho que esta ocupado - continuó Ten-Ten.
- Sois más pesadas que mi madre. Bueno Sai, lo siento chico, otro día será.
- Si, claro, otro día - volvió a sonreír el chico.
Sakura observaba a Ino, mira que últimamente actuaba de una forma extraña, era como si fuese mucho más caprichosa de lo habitual en ella, normalmente Ino siempre quería ser el centro de atención de todo el mundo pero es que ya empezaba a pasarse. Esta tarde le diría algo, de alguna forma tenía que conseguir sacar la conversación, tenía que hacer que confiase en ella y le contara que le preocupaba tanto, porque estaba claro que a Ino le pasaba algo y muy gordo.
Shikamaru tiró la colilla al suelo y la pisó. Respiró hondo, miró a Sasuke que de vez en cuando dirigía miradas a Akane que charlaba con Shino y Jisei y se acercó a ella por la espalda. Akane tenía la caja de la tarta sujeta con ambas manos por las finas cuerdas que la rodeaban manteniendo la caja cerrada, Shikamaru puso sus manos en los hombros de la chica, ella miró ambas manos algo confusa.
- ¿Qué tal? ¿Contando tus preocupaciones?
- Pues si, estoy muy preocupada por Hinata y enfadada ¿Cómo puede ser que no se lleven ningún castigo después de lo que hicieron?
Shikamaru levantó el pelo con una de sus manos y se acercó a su oído.
- No tienes que preocuparte, está todo controlado - le susurró. Akane sintió cosquillas en su oreja y trató de retirarse - ¿Te molesta que haga esto?
- ¿Estás tonto? Deja de soplarme en la oreja.
- ¿Te pongo nerviosa?
- Ya estás con tus tonterías ¡Que me dejes!
Shino y Jisei se miraron e hicieron que disimulaban desviando su atención a cualquier otro sitio. Shikamaru pasó los brazos por delante de la chica y cogió la caja también por las cuerdas.
- Anda, trae, yo la llevo.
- Lo que pasa es que estás viendo que te la estampo.
- Sería una pena después de haberla hecho. Bueno, será mejor que nos marchemos ya.
Akane soltó la caja y Shikamaru se separó de ella.
- ¿Nos va a acompañar Chouji?
- No, él que acompañe a Ryuko ¿no crees?
- Bueno pues Jisei, Shino, esta tarde nos vemos.
- Si, anda - dijo Jisei - Que tengas suerte.
- Venga, vamos - Shikamaru la cogió de la mano y casi la arrastró tras de si mientras se acercaba a Chouji - Kyo, recuerda, te espero en mi casa.
Chouji le hizo un gesto con la mano.
- Esta tarde merendaremos en casa de Shikamaru, compararé unos pastelitos - le dijo a Ryuko - ¿Qué te parece? ¿Te apetece?
- Si - contestó con verdadera decisión - Me apetece mucho.
- ¿De veras no te molesta?
- No ¿Por qué me iba a molestar? Así a acompañaré a Akane.
Chouji estaba perplejo ¿Realmente iban a ir juntos a casa de Shikamaru como si fuesen una pareja o algo así? Por lo menos es lo que a él le parecía.
- Fantástico - dijo sin poder evitar una enorme sonrisa, pensando que aquello podía parecer una tontería pero para él era un paso enorme en su relación.
Sasuke fruncía el ceño, no le había gustado la reacción de Shikamaru y sabía que él se había dado cuenta de que lo observaba, seguro que lo hacía adrede para fastidiarle.
Akane miraba de hito en hito a Shikamaru mientras caminaban en silencio. El chico daba largas caladas a un cigarro.
- ¿Estás nervioso? - le dijo al fin.
- ¿Por qué iba a estar nervioso? Es mi casa, son mis padres.
- ¡Que borde eres!
- ¿Soy borde? Ah, bueno pues entonces te lo diré: estoy cabreado.
- ¿Con el mundo?
- Contigo.
- ¿Conmigo? ¿Ahora que te he hecho, ciervo del demonio?
- No confiar en mi ¿Cómo voy a ayudarte si no se lo que te pasa?
- Yo no te he pedido que me ayudes.
Shikamaru se paró y la agarró del brazo.
- Escúchame cabezota, te voy a ayudar aunque no quieras.
- ¿Pero que te pasa? Estás muy raro.
- Prométeme que la próxima nota, carta, amenaza, foto o lo que sea que recibas, me lo dirás.
- Está bien, pero suéltame, me estás haciendo daño.
- Lo siento, es que a veces consigues sacarme de mis casillas.
- Pues eso si que es raro, tú no reaccionas con nada.
- Todo esto es una lata, una verdadera molestia, pero más molesto es pensar que.... - Shikamaru se detuvo al hablar como si buscase la frase más adecuada - ¡Ahg! ¡Qué difícil es decirte cualquier cosa!
- Bueno vale, soy una cabezota ¿y que querías que hiciera? ¿Salir corriendo y llorando a contarte lo que había pasado? Ya te has enterado ¿no?
- Mira, no voy a discutir más por ese tema, haz lo que quieras.
Se hizo el silencio.
"¿Por qué me preocupare por ella?" pensaba Shikamaru "Es una testaruda insufrible".
- ¿Estará bien Chouji? - preguntó débilmente Akane.
- Claro, si, estará bien ¿Estás preocupada?
- Mucho, por él, por Ryuko, por Hinata, tengo miedo, no, tengo pánico, pánico de que nadie vaya a ayudarles y...
Vaya, realmente estaba asustada, Shikamaru nunca la había visto tan preocupada, quizás más preocupada por sus compañeros que por ella misma.
- No tienes que preocuparte. Por ahora ya están satisfechos, no van a hacer nada otra vez, por lo menos no tan pronto.
- Si le hubiesen hecho algo a Ryuko yo...
- Si hubieran querido hacer algo, lo habrían hecho ¿no crees?
- ¿Sabes que le dieron hachís a Ginta?
- Venga, no lo pienses ya más - cogió la mano de su amiga y la apretó suavemente - Bueno, ya hemos llegado ¿estás lista?
Akane respiró profundamente.
- Vamos allá.
Shikamaru buscó e su bolsillo las llaves de su casa. Abrió.
- Pasa - se apartó para dejarle el camino libre. Akane pasó, él la siguió y cerró la puertas tras de si - ¡Ya hemos llegado!
- Bienvenidos - la madre de Shikamaru salió a recibirles.
- Gracias por invitarme a su casa - dijo Akane saludando respetuosamente.
- Gracias por aceptar nuestra invitación - contestó igualmente respetuosa la madre - Pasa, bienvenida a nuestro hogar.
- Es un honor que me hayan invitado. Espero que acepten esto en muestra de gratitud.
Shikamaru entregó a su madre la caja que llevaba.
- Gracias. Tu padre está en la sala pequeña, Shikamaru.
Acompañaron a Akane hasta una sala decorada al estilo tradicional japonés, el padre de Shikamaru estaba sentado sobre un cojón frente a una pequeña mesa, sobre ella, hojas, pinceles, tinta... se veía que estaba haciendo caligrafía. Al verlo entrar se levantó, vestía un kimono "Todo muy tradicional" pensó Akane. Su mujer se puso a su lado y ambos se inclinaron.
- Gracias por cuidar a nuestro hijo - dijo el padre.
- No fue ninguna molestia, señores Nara.
La hermana de Shikamaru entró corriendo.
- ¿Llego tarde para el ritual de agradecimiento?
- Si, llegas tarde - le reprochó la madre.
- Oh, cuanto lo siento... esto... gracias por cuidar al inútil de mi hermano, Akane.
- Por favor, señorita Akane - dijo el padre - Toma asiento.
- Shikamaru, tu ven conmigo, te necesito en la cocina - ordenó la madre.
Akane y Chiharu se acomodaron en ambos cojines. Shikamaru siguió a su madre, no sin antes ofrecer a Akane una sonrisa de ánimo.
- ¿Qué es lo que has visto en ese desastre? - preguntó de improviso Chiharu.
- Siento desilusionarte pero no estamos saliendo ni nada, solo somos amigos.
- Las buenas relaciones tienen que basarse en la amistad - sentenció el padre.
- ¿Desde cuando os lleváis bien?
- Chiharu, por favor, no seas descortés con nuestra invitada.
- Bah... anda, vamos a mi habitación ¿No te importa, verdad papá? Aquí terminarás por aburrirla. Anda ven, hablaremos de cosas de chicas.
Chiharu se levantó y tiraba del brazo de Akane.
- Con permiso - dijo Akane levantándose.
- Anda, ve, sin cumplidos.
Yoshino le ofrecía un delantal a su hijo.
- Toma, no te manches.
Shikamaru lo cogió con desgana, odiaba esa manía que tenía su madre de ponerle delantal, ya era bastante con que le obligara a ayudarla para que además tuviera que colocarse un delantal, pero ya sabía él que discutir con su madre era una batalla perdida.
- Prepara la ensalada.
- He traído una invitada ¿no debería estar con ella?
- No, hoy me ayudas tú. Te he criado para que sean tan suficiente como una mujer, tu novia tiene que saber que vales tanto como ella.
- Mamá, no es mi novia - suspiró.
Yoshino tenía la teoría de que las mujeres estaban por encima de los hombres, porque no solo eran capaces de hacer lo que ellos hacían, si no que además, por tradición, solían llevar el timón de su familia, ocupándose de trabajos duros y desagradables como cocinar, limpiar, cuidar, aconsejar, ser economista y un sinfín de cosas, así que educó a su hijo para que fuese "una mujer", es decir, tenía que saber cuidarse solo y hacer lo que hace una mujer, por lo tanto desde muy pequeño le había enseñado a conchar, limpiar, planchar, coser... incluso le obligaba más que a su hermana, claro, ella era una niña y esas cosas las llevaba en ella.
Shikamaru empezó a preparar la ensalada. Yoshino le miraba orgullosa. Últimamente, a veces, la idea de que obligándole tanto a ser como una mujer, en lugar de conseguir lo que deseaba había estropeado a su hijo, comenzaba a rondarle ¿y si ahora él se sentía como una mujer? ¿Y si había logrado que él de verdad odiase a las mujeres? Pero no, su pequeño estaba interesado en una chica y aunque cuando vio aquel dibujo le molestó, también sintió cierto alivio.
- Tu amiga es... bastante atractiva.
- Psst... no esta mal - contestó sin darle importancia al comentario.
- Pero claro, no se puede comparar con Ino.
Shikamaru se detuvo y la miró, realmente ese añadido le molestaba.
- Son distintas - contestó - No se las puede comparar.
- ¡Ay, hijo, es que no me hago a la idea! Siempre pensé que te casarías con Ino.
La idea de estar casado con Ino cruzó su mente y le produjo un desagradable escalofrío.
- Eso si que sería problemático.
- Pero Ino es tu amiga de toda la vida, habéis vivido muchas cosas juntas, es muy buena chica, responsable, educada, amable, cariñosa y es muy guapa ¿Qué has visto en esa chica que no tenga Ino?
Estaba claro que no le iba a dejar en paz. Tenía que terminar con ese tema ya mismo, si no se veía días y días oyendo los argumentos de su madre.
- Mamá mira - empezó a hablar lentamente mientras continuaba con la ensalada - Akane es... la chica más cabezota que he conocido, más que tú. Es tremendamente organizadora, todo lo quiere hacer ella, es irascible, rencorosa, curiosa a más no poder, no solo quiere organizar su vida, si no la de los demás, es irritable y lo peor: yo soy la persona que más la irrita el mundo, pero cuando se la necesita siempre está ahí, es tenaz como nadie y... me vuelve loco.
Shikamaru miró de reojo la reacción de su madre, esta le miraba quieta, boquiabierta.
- Pone mi mundo patas arriba, cuando estoy con ella ya no se que pensar, ni que esta bien o mal.
Yoshino seguía mirándole asombrada.
- Supongo que no se puede elegir de quien te enamoras - dijo al fin.
- Yo no he dicho que esté enamorado, solo que me desconcierta.
- ¿Se lo has dicho a ella?
- ¿El que? ¿Qué me vuelve loco? Lo sabe de sobra.
- ¿Y ella que te dice?
- Ella me odia mamá, así de simple.
- ¿Por qué?
- Porque soy perezoso, descuidado, desmotivado, pusilánime, misógino, porque le produzco urticaria... ¡Yo que se!
- Pues lo primero que tienes que hacer es solucionar eso. Estuvo cuidándote ¿no? Por algo sería.
- Porque se mete en todo, ya te lo he dicho.
La expresión de la cara de Yoshino no presagiaba nada bueno para Shikamaru.
- Ha sido peor el remedio que la enfermedad - masculló entre dientes Shikamaru.
Yoshino torció la boca, si esa chica no consideraba suficientemente bueno a su hijo solo había dos soluciones, o demostrarle lo equivocada que estaba o convencer a Shikamaru para que viese las cualidades de Ino. Abrió la caja de que había llevado Akane.
- Una tarta ¿la ha hecho ella?
- Creo que si ¿A que es de chocolate?
- Mitad chocolate, mitad nata ¿Le gusta el chocolate?
- Demasiado.
Yoshino abrió un armario y sacó una caja de bombones.
- Toma, llévaselos, que tomen algo antes de comer.
- No creo que sea buena idea.
- ¡Hazlo!
- Está bien - Shikamaru empezó a quitarse el delantal.
- ¿Por qué te lo quitas? ¿Es que te da vergüenza?
- Prefiero que no sepa todo de mí.
Shikamaru no era el único que tenía invitados aquel día. Después de la charla de la directora, Gaara estaba de peor humor aún, tanto de comenzaba a cerrarse en si mismo, huraño, enfadado con el mundo, sin querer relacionarse con nadie, Temari lo notó enseguida, aquella reacciones en su hermano era algo que la aterraban, recordaba lo insociable que había sido de pequeño y no podía evitarlo, se despertaba en ella una especie de alarma que la hacía reaccionar, así que, de camino a casa, acompañada por su hermanos y por los primos Girei y Ten-Ten, en un impulso, se le ocurrió invitar a Hinata a comer a su casa y por supuesto a Neji. Sabía que a Gaara le gustaba estar al lado de Hinata, puede que ella fuera la única persona capaz de conseguir que se calmara tan solo con su presencia, el no preocuparla, que se sintiera cómoda a su lado, era mucho más importante que toda la ira que sentía.
Hinata no sabía que contestar pero Temari y Kankuro insistieron y ante su insistencia accedió, claro que Neji también iría. Por supuesto que Neji aceptó la invitación después de comprobar que no causaba molestias, él también deseaba estar con Temari e incluso, si podía, hablar con ella sobre ciertas cosas que parecían empezar a quedarse en el pasado.
A Kankuro le gustaba el plan, Hinata era una compañía muy agradable, siempre era un placer estar con ella, y aunque era muy serio y formal, Neji no era mal tipo, el problema le surgía cuando pensaba que iba a estar él con aquellos cuatro... la verdad, no era una perspectiva muy alegre, ninguno de los cuatro era famoso por sus juergas. Pero la solución no tardó en llegar: Ten-Ten... perfecto, ella si que era alegre, con su simpatía seguro que daba el toque de alegría necesario. Cuando invitó a Ten-Ten a acompañarlos en la comida, tanto Gaara como Kankuro le miraron interrogativos.
- Prometo que no voy a intentar meterle mano - se explicó - Lo juro... aunque no sea por falta de ganas... Que no, que no lo voy a hacer... era una broma.
Y Ten-Ten accedió después de que Temari comentó que no era ningún problema ya que no pensaban hacer comida, comprarían unos cuantos platos preparados... sería como una reunión entre amigos, al fin y al cabo no era un mal plan.
Fue al terminar la comida cuando Ten-Ten convenció a Temari para que las chicas se reunieran en su cuarto, decía que tenían que hablar de cosas de chicas. Tanto insistió que Temari accedió y las tres se metieron en su habitación.- ¿Quieres hablarnos de chicos, Ten-Ten? - preguntó curiosa Temari.
- Quiero darte una cosa - abrió su bolso y sacó una especie de bolígrafo metido en una bolsa precintada, dentro de la bolso se veía también un papel doblado.
- ¿Qué es esto? - Temari empezó a sentir los nervios atenazándole en el estómago.
- Ya lo sabes, te la iba a dar ayer ¿te acuerdas? Pero con tanto jaleo se nos olvidó.
Hinata había abierto los ojos y miraba aquello con curiosidad.
- ¿Te acuerdas que el otro día nos dijo que no le había venido la regla? - le dijo Ten-Ten a modo de explicación.
- Si... ¿aún no te ha venido?
Temari negó con la cabeza.
- Pero Temari... ¿crees que podías estar...?
- Ya no se nada Hinata, no se lo que pensar.
- No esta embarazada - habló contundente Ten-Ten - Solo está nerviosa, te lo digo yo, pero si se hace la prueba se quedará más tranquila.
- ¿Y de donde la has sacado tu?
- Se la he robado a mi hermana... a ella se las da un amiga... bah, no sabe ni las que tiene. Venga Temari, háztela.
- ¿Ahora?
- Si, ahora, ahora.
- ¿Pero no tiene que ser a primera hora de la mañana?
- Ya no. Además, si lo estuvieras, que no lo estás, ya han pasado muchos días... eso de la primera hora de la mañana es para cuando hay pocos días de retraso.
Hinata las miraba sin llegar muy bien a asimilar lo que estaba pasando.
- Venga - insistía Ten-Ten - No seas tonta, ve al servicio y saldremos de dudas.
- Si quieres yo me marcho - habló Hinata - A lo mejor no debía enterarme.
- No, no por dios - respondió Temari - Si yo tengo confianza contigo, no te lo había dicho antes por no preocuparte.
- ¿Verdad Hinata que tiene que hacérsela cuanto antes? Además, mira si sale que si, ahora mismo buscamos un centro de planificación familiar en Internet.
- ¿Para qué? - se alarmó Hinata.
- Para saber las opciones que tiene.
- ¿Opciones de qué? - volvió a preguntar.
- Mira, para ir a hablar y que se informe. Mira, perdona que te lo diga Temari, pero tú situación no es muy buena, estás sola, no tienes más familia que tus hermanos...
- ¡No me digas eso que me deprimes aún más! Es verdad que estoy sola, muy sola... si al menos tuviera a mi madre que me apoyase, que me aconsejase... la verdad es que ahora la echo mucho de menos ¿Que voy a hacer? ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo voy yo, a mi edad, sola, sacar adelante a un niño? Estoy muy asustada.
- Para eso existen los centros, ellos tienen personas que te pueden ayudar - decía muy eufórica Ten-Ten - Tienes muchas posibilidades.
- ¿Te refieres a dar el niño en adopción? - comentó asustada Hinata.
- Por ejemplo... no se... recibir ayudas, aconsejarla...
Temari se quedó confusa mirándola, sentía una mezcla extraña de sensaciones y estaba convencida de que nadie era capaz de comprenerla porque entre otras cosas no era capaz de explicar la ansiedad que había en su interior, nadie la entendía porque no estaban en su situación y por mejor intención que tenían, las cosas desde fuera se ven de forma muy distinta y facil. No pudo evitar que los nervios volvieran a apoderarse de ella y las lágrimas se escurriesen de sus ojos.
- No llores, Temari, todo se va a solucionar, ya lo verás - la consoló Ten-Ten.
- Si - sonrió amargamente - Es muy fácil decirlo... estoy muy asustada, yo no puedo tener un hijo... no puedo... son muchas cosas... muchas.
- ¿Y... y... el padre? - volvió a preguntar con miedo Hinata.
- ¡No hay ningún padre! - afirmó Ten-Ten - No ha tenido intención de tener ningún hijo y no parece interesarse por Temari, no llames padre a un error.
- No digas eso Ten-Ten... él no lo sabe.
- ¿Y por qué no se lo dices? - la increpó Ten-Ten - Debería estar aquí para apoyarte.
- No me atrevo a decírselo... yo no puedo arruinarle la vida...
- ¿Y la tuya si? Anda, ve y hazte la prueba y entonces, según salga, empezaremos a pensar... vamos - ordenó Ten-Ten.
Temari miró dudosa a las dos chicas.
- Así saldrás de dudas - la animó sonriendo Hinata.
- Bueno ¿Y que tengo que hacer?
- Es muy fácil, tienes que orinar en el palito... trae - Ten-Ten rompió la bolsita y sacó la prueba, tiró de una especie de capuchón, como si fuera un bolígrafo - Aquí... luego lo cierras yesperas... tiene que salir una rayita rosa aquí, eso es que está bien hecho después, si sale otra es que estás embarazada, si no sale pues... haremos una fiesta.
Temari volvió a mirar a Hinata.
- Venga, los nervios no son buenos - volvió a sonreír Hinata.
Temari respiró profundamente.
- Si, es verdad, que demonios, es peor la incertidumbre, trae, voy a sacarme esta duda de una vez por todas.
- Corre... lo cierras y no lo mires... lo miramos nosotras... corre - decía Ten-Ten.
Ten-Ten y Hinata esperaban en la habitación de Temari.
- ¿Estás enfadada, Hinata?
- No se... creo que me he asustado. Es algo muy grave.
- ¿No estarás pensando en que aborte, verdad?
- No estoy pensando en nada, eso es una decisión suya, yo desde luego no seré quien le diga lo que tiene que hacer, ni tampoco quien la obligue a una cosa y otra.
- ¿Pero de veras eres capaz de pensar algo así?
- Mira, yo creo que yo no lo haría, eso es lo que pienso ahora pero... tendríamos que estar en su situación para comprenderla ¿no? También pienso que sería incapaz de dar mi hijo en adopción pero... ¿y yo que se que locura puede darme? Desde luego yo no pienso juzgarla.
- Pero, supongo que intentarás...
- Ayudarla... intentaré ayudarla.