-
¿Alguien sabe dónde está Kankuro? – se oía a Sakura desde algún lugar impreciso
del salón de actos del instituto.
Había
llegado el gran día. Al principio parecía que nunca iba a llegar, después
estaba demasiado cerca y según el entusiasmo que ponían en el proyecto y la
confianza en ellos y sus compañeros, o estaban felices porque “por fin era el
día” o agobiados porque “ya era el maldito día”.
-
¿Nadie sabe dónde está Kankuro? – insistía Sakura.
Nadie
contestó, o bien porque no lo sabían o porque no la habían escuchado, pero daba
igual, cada uno de los que allí estaban parecían enfrascados en sus propios
problemas, salvo a Sakura, a ella le importaba y mucho saber dónde estaba
Kankuro, en ese momento ese era un gran problema teniendo en cuenta de que
Kankuro era el protagonista principal el musical y no le veía por ningún sitio.
Todo
eran prisas y nervios. Allí se podía ver desde el que no buscaba algo que no
encontraba y que quizás estaba a su lado hasta los que se lamentaban de haberse
olvidado de una frase o los pasos de un baile, sin olvidar al que parecía haber
entrado en pánico y aseguraba que no iba a ser capaz de hacerlo.
También
estaban los que en apariencia no estaban tan nerviosos y repasaban sus papeles,
su vestuario o ayudaban con diversas cosas como el escenario o las luces pero
que de pronto, cuando menos lo esperabas, empezaban a gritar como locos.
-
Esto es una jaula de grillos – se quejaba Neji mirando todo el panorama.
-
¿Has visto a Kankuro? – le preguntaba impaciente Sakura.
-
No, no le he visto, pero no creo que esté muy lejos.
-
¡Sakura! – Karin llegaba bastante deprisa hacia ella - ¡Mira lo que me ha hecho
el bruto de Suigetsu! – Karin le mostraba una manga de su camisa que estaba
casi completamente descosida - ¡No dejes que se acerque más a mí!
-
Anda que no eres exagerada ni nada – se quejaba Suigetsu andando detrás de
ella.
-
¿Qué pretendías hacer? – cuestionó Neji al ver el descosido.
-
Solo quería ayudarla, iba derecha a meter la pezuña en un cubo de pintura y la
sujeté.
-
¡Había visto perfectamente el cubo! – gritó Karin a Suigetsu.
-
Si, eso es lo que dices ahora. Está histérica, no la hagáis mucho caso.
-
¿Quién está aquí histérica, eh? – gritó aún más Karin.
-
Vale, vale – intervino Sakura respirando hondo – No pasa nada, esto Tsuchi lo
cose en un momento.
-
No puede porque está arreglando el vestido de Ryuko, que no sé qué le pasa, o
que le está grande porque ha adelgazado o que le está pequeño porque ha
engordado.
-
Bueno pues no se… ¿Quién ayudaba a Tsuchi con el vestuario?
-
Creo que Jisei – contestó Neji mientras revisaba el cuaderno donde tenía
anotado todo lo importante – Si, Jisei.
-
Pues vamos a buscar a Jisei – consideró Sakura.
-
Deja, ya lo busco yo – declaró Karin - ¡Pero no dejes que Suigetsu me siga! Me
está estresando.
Neji
miró intrigado a Suigetsu.
-
Está histérica – repitió Suigetsu.
-
A lo mejor no es solo por la representación – habló Sasuke que se había
acercado a ellos hacía un rato – Yo sé por lo que está tan nerviosa.
-
Si, yo también – pareció gruñir Suigetsu y se marchó dando unas grandes
zancadas.
-
¿Qué le pasa a Karin? – se interesó Sakura.
-
Han vuelto a citarla para otro juicio. Por lo visto el juez ha estimado el
recurso.
-
Ya veo – reflexionó Sakura – Pero esta vez todo será distinto porque los Uchiha
la apoyáis.
-
Eso ya se verá ¿Sabéis donde está Ino?
-
¿Para que buscas a Ino? – preguntó Neji.
-
Busco a Naruto pero como no le encuentro he supuesto que debe estar con Ino.
-
¡Sakura! – Interrumpió ahora Temari acercándose también con prisas – Pregunta
Sasori si sabes cuándo va a venir Shikamaru.
-
¿Qué sucede ahora? – resopló Sakura.
-
Es que tenemos un problema ¿Podéis venir conmigo?
Sakura,
Neji y Sasuke siguieron a Temari llenos de curiosidad. Temari los guio hasta la
sala que habían habilitado como camerino para los chicos.
-
Aquí traigo a Sakura y a Neji – anunció Temari entrando.
-
¿No ha venido aún Shikamaru? – se escuchó a Sasori.
-
No – contestó Sakura entrando también - ¿Qué es lo que pasa? – preguntó
alarmada al ver a Gaara sentado en una se las sillas y arropado con una especie
de manta.
-
Sakura-chan, Gaara no se encuentra bien – habló Hinata en cuclillas al lado de
Gaara.
-
¿Qué le sucede? – se interesó Neji.
-
Tiene mucha fiebre – respondió Sasori.
-
Estoy bien – habló débilmente Gaara – Solo darme algo para la fiebre y
enseguida está perfecto.
-
No parece que estés bien – habló Sakura acercándose a él y tocándole la frente
- ¡Pero si estás ardiendo!
-
No es nada, solo un resfriado – Gaara comenzó a toser.
-
Lleva varios días mal – explicó Temari – Pero no ha querido quedarse en cama
por no faltar a los últimos ensayos.
-
Y ahora te has puesto peor – añadió Sasori – Ahora no puedes actuar así.
-
Sí, sí que puedo – volvió a toser.
-
Esa tos no me gusta nada – sentenció Sakura – Lo tienes completamente agarrado
a los bronquios. Tienes que irte a tu casa y meterte en la cama.
-
Solo darme algo para la fiebre. Que vaya alguien a la enfermería, por favor -
volvió a toser - Y un jarabe para la tos.
-
El que va a ir a la enfermería eres tu - habló muy seria Hinata sorprendiendo a
los que allí estaban - Y te vas a quedar allí.
-
Eso es imposible. Yo soy uno de los personajes principales.
-
Eso tiene fácil solución - afirmó Neji mientras marcaba un número en su móvil -
Shikamaru?... Sí, soy Neji, ¿te queda mucho?... ya... te llamo porque tenemos
un pequeño inconveniente... Gaara está enfermo... enfermo de tener fiebre...
bastante fiebre... si... de acuerdo... Te esperamos. Pues ya está - habló
colgando el teléfono.
-
Que ha dicho Shikamaru? - preguntó Sakura.
-
Pues lo normal. Que para estos casos tenemos los sustitutos, ¿o no?
Neji
miró directamente a Sasuke.
-
Pues claro - respondió este - Para eso estamos.
Cuando
los directores empezaron a buscar los "actores" para el musical se
encontraron con el escollo de que o por una razón, o por otra, nadie parecía
apropiado y los que parecían apropiados no deseaban hacerlo, y cuando Sasuke se
decidió y le pidió a Naruto que le "recomendase", resultó que uno de
los candidatos que había rechazado el papel, Gaara, de improviso decidió
aceptarlo.
Aun
así la petición de Naruto fue escuchada y Sasuke terminó, tras varias
consideraciones, como sustituto de Gaara "por si acaso sucedía algo".
-
Por suerte tenemos sustitutos para todo los actores principales - suspiró
Sasori - Fue una buena idea después de todo.
-
Si, menos mal que los tenemos - recalcó Sakura mirando fijamente a Temari - ¿Que
sabes de tu otro hermano? ¿También está enfermo?
-
No... que yo sepa. ¿Por qué?
-
¡Porque aún no ha aparecido y él es el principal de toda la obra!
-
Vale, Sakura, relájate un poco - sugirió Sasori - Entonces, Sasuke ¿estás
dispuesto para hacer el papel de "Bukowsky"?
-
Claro, me sé todos los diálogos y he estado ensayando en casa y Sakura me ha
estado ayudando.
-
No solo yo – añadió Sakura al notar la mirada de Sasori fija en ella – También
Minako, en realidad, Minako más que yo.
-
Pues nos tendremos que fiar de ti – pareció hablar con paciencia Sasori - En
fin, toma la ropa de Gaara y póntela, no vaya a ser que haya que arreglártela.
-
Está ahí - habló Hinata - Gaara ni se la ha puesto.
-
Todo resuelto - concluyó Sasori - Va a
ser difícil que alguien te acompañe a casa. Creo que es mejor que vayas a la
enfermería y esperes allí a que termine la obra.
-
No, de eso nada. Yo tengo que ver la obra, al menos tengo que verla. Quiero ver
a Hinata.
-
Apagároslas como os dé la gana - gruñó Sakura - Yo voy a buscar a ver cómo va
todo. Por cierto, quien es el sustituto de Kankuro?
-
Naruto - respondió Neji.
-
Pues espero por el bien de todos que Kankuro aparezca pronto si no quiere que
le rompa los pulgares - amenazó con bastante mal genio mientras salía por la
puerta - Y os aseguro que puedo hacerlo - remató echándoles una mirada
amenazante a todos.
-
¿Has probado a llamarle por teléfono? - sugirió Neji - Lo mismo te contesta.
Sakura
se quedó sin saber que contestar y siguió su camino maldiciéndose a sí misma
por no habérsele ocurrido antes algo tan sencillo. Seguro que la culpa de todo
era de ese estrés que la estaba volviendo tonta.
Sacó
su teléfono y estaba a punto de llamar a Kankuro cuando una pregunta la detuvo.
-
Sakura, no preguntabas por Kankuro? - escuchó a Chouji - Por ahí viene.
Sakura
dirigió su mirada hacia luna de las puertas de entrada. Por el pasillo que
había entre las filas de asientos para el público vio avanzar a Kankuro
llevando un par de bolsas de guardarropa.
-
Menos mal, por favor ¿dónde estabas? ¿Te parecen estas horas de llegar?
-
Lo siento, lo siento - se excusaba Kankuro sin parar de correr hacia ella.
-
Ya te estábamos buscando un sustituto.
-
No le regañes, ha sido culpa mía - corría detrás de él Sumire.
-
Anda que tú también. No quiero saber ni donde estabais. Corre a maquillarte,
eres la primera en... ¡Ahhhhhh! - gritó alarmada Sakura - ¿Qué es eso?
-
Un cabestrillo - contestaba con pena Sumire levantando levemente el brazo que
tenía en él.
-
¿Pero qué te ha pasado? - se preocupó Ten-Ten.
-
Ayer, cuando Kiba me dejó llevar a Akamaru ¿os acordáis? Pues... Akamaru tiró
muy fuerte y... tengo una contractura.
-
No me digas que eso te lo ha hecho Akamaru! - gritó Kiba.
-
Fue cuando quiso correr detrás del gato.
- He acompañado a Sumire al médico, por eso
llego tarde, lo siento - volvió a excusarse Kankuro.
-¿Y
ahora qué hacemos? - se enervo Sakura - ¡Tú eres la primera en salir! ¡Tienes
la canción del principio! ¿Qué vamos a hacer ahora?
-
Tranquila - habló alegre Sumire - Si no pasa nada, estoy bien, puedo cantar y
moverse sin problemas.
-
Le han dado un antiinflamatorio y un calmante bien fuerte - explicó Kankuro -
Le durará por lo menos hasta que termine la obra. Aunque es mejor que no haga
movimientos muy bruscos.
-
Venga Kankuro, vamos a ponernos guapos.
-
Ay dios - se quejó Sakura - Este estrés va a acabar conmigo.
-
Relájate, Sakura, estas muy tensa y eso no es bueno, se te está acumulando la
tensión en el cuello - observó Ten-Ten - Además, si Sumire no pudiera cantar no
pasa nada, todas nos sabemos todas las canciones, alguna podría hacerlo, Konan,
Stella o Karin, por ejemplo, y nadie notaría nada.
-
¡Shikamaru! ¡Ya era hora! - la voz de Chouji volvió a hacer que todos miraran
de nuevo a la entrada.
Las
puertas se habían abierto y Akane entraba lentamente.
-
Por favor - comentaba Kiba - Akane está tremenda. Cada día la veo más enorme.
-
¡Cállate, que te va a oír! – le regañó Ten-Ten en voz baja.
-
Pero si es que cada día está más… grande. Yo creo que Shikamaru la infla por
las noches.
-
Menuda idea – rio Chouji.
-
¿De cuánto está ya? - se interesó Kiba.
-
Creo que de ocho meses - contesto Ten-Ten.
-
Pues parece que sean doce.
Shikamaru
entró detrás de Akane, dio unos pasos hasta alcanzarla y la cogió de la mano.
Así, juntos, se acercaron a donde estaba
Sakura, pero no eran los únicos, Stella, Tayuya, Chouji, Jisei y Konan también
lo hicieron.
-
¿Que os ha dicho el médico? - preguntó Chouji casi sin dejarles llegar.
-
Hola - saludó Shikamaru - Todo va bien.
-
Han programado el parto para pasado mañana - dijo lloriqueando Akane.
-
Ay, pobrecita – habló con tono mimoso Jisei – Anda ven que te hago cariños.
-
No te rías de mí, que no estoy para tonterías, me encuentro fatal.
-
La verdad es que sí que tienes mala cara – afirmó Stella - ¿Te duele algo?
-
No… no sé, es en general, me encuentro fatal.
-
¡Akane! – gritaba Ryuko corriendo hacia ella - ¿Qué te han dicho? Uy, qué mala
cara tienes, estás como… hinchada.
-
Desencajada – añadió Tayuya – Yo diría que tiene la cara como desencajada.
-
Anda – intervino Shikamaru – Siéntate un poco, yo voy a ver qué es lo que está
pasando con Gaara y Sasuke.
-
¡Ah, claro! – exclamó Sakura - ¡Esto es una verdadera locura! Supongo que
Sasuke estará vistiéndose.
-
No ha habido ningún problema con Sasuke ¿verdad?
-
No, no.
-
¿Te encuentras mejor, Akane? Porque tengo que ir a…
-
Que sí, sí, anda ve. Supongo que este malestar se me pasará en seguida.
-
Voy con vosotros – habló Temari – Voy a ver si Kankuro necesita ayuda.
-
Entonces – comentó Sakura mientras caminaban - ¿Pasado mañana van a nacer tus niños?
-
Eso parece… si no nacen antes.
-
¿Y cómo es que al final le van a provocar el parto? – preguntó Temari.
-
Seguramente sea una cesárea. Según la última prueba que le hicieron, sus
pulmones y otros órganos están prácticamente maduros, que era lo que más les
preocupaba a los médicos, por eso han decidido programar el parto, prefieren
tenerlo todo controlado.
-
Pero aún no ha cumplido los nueve meses – se extrañó Temari.
-
Pero son dos y no quieren arriesgarse.
-
Son decisiones médicas, Temari – reflexionó Sakura.
-
De todas formas me ha dicho el médico – continuó Shikamaru – Que todo está bien
y que incluso Akane ya ha dilatado 2 centímetros.
-
¿Eso es mucho o poco? – cuestionó Temari.
-
No es ni poco, ni mucho – respondió Shino a su lado.
-
¡Joder, Shino, menudo susto! – se quejó Temari.
-
Tiene que dilatar hasta 10 – hablaba Shino – Así que 2 no es nada, además, como
es primeriza puede estar días dilatando muy poquito, lo mismo lleva ya semanas
así o quien sabe, igual en unas horas ya está de 7. Cada mujer es un mundo.
-
Sabes tú mucho de dilataciones ¿no? – dijo con tono burlón Temari.
-
Oigo mucho a mi madre hablar de esos temas.
-
Pero Akane no sabe eso – advirtió Shikamaru – Para que no se ponga nerviosa, así
que no se lo comentéis.
…
Habían
pasado varios a saludar a Akane, a preguntar cómo se encontraba y de paso a
comentarle la mala cara que tenía. Ahora estaba sentada y a su lado quedaban
Ryuko, Jisei, Stella y Tayuya.
-
¿Entonces te han dicho que los bebés están bien? – insistía Ryuko a Akane.
-
Si, son muy pequeñitos pero están bien y yo también. Todo está bien, solo tengo
muchas ganas de vomitar, supongo que me he mareado en el coche, por lo menos yo
lo he pasado fatal.
-
¿Quién os ha traído? – se interesó Jisei.
-
El padre de Shikamaru. Se ha quedado hablando con Tsunade. Creo que eso de que
me anduvieran toqueteando me ha puesto mal cuerpo. Es que me han sentado en el
potro, que ya ha sido todo un show conseguir sentarme allí y me han metido un
aparato que era así, como un embudo y han mirado por él.
-
¿Te han metido un embudo por tus partes y han mirado? – preguntó alarmada
Stella.
-
Que sí, que sí. Han dicho que para ver el líquido amniótico y luego me han
hecho sangre, el embudo ese tenía sangre. Han dicho que no me asustase, que era
normal y me han puesto una compresa. Por cierto ¿alguna tiene compresas para
prestarme? Es que me noto muy húmeda y me gustaría cambiarme.
-
¿Pero tanta sangre te han hecho? – se extrañó Tayuya - ¿Eso es normal?
-
Pues no lo sé. Lo mismo ya no sangro, pero por si acaso.
-
Yo tengo – contestó Ryuko – Vamos al servicio y te llevo una.
-
A ver, que alguien me ayude a levantarme.
-
¿Y tú estás muy nerviosa, Ryuko?
-
Ni te lo imaginas.
-
Está que no hay quien la aguante – añadió Jisei.
Cuando
Ryuko y Akane se hubieron alejado hacia los servicios, Stella miró inquisitiva
a Jisei.
-
Akane tiene muy mala cara ¿verdad?
-
Mi abuela siempre dice que cuando una mujer se va a poner de parto se le
desencaja la cara – opinó Tayuya – Lo mismo se pone de parto hoy.
-
Pues no te diría que no – corroboró Jisei – Yo hoy he soñado que se ponía de
parto durante el musical y tiene el aura de lo más… inusual.
…
Kankuro,
ya caracterizado de “Berger”, con su ropa de hippy y una peluca de abundante
melena castaña, esperaba en el pasillo frente a la puerta dela sala que ahora
era el camerino de las chicas.
-
¿Qué tal va eso? – decía Lee pasando por delante de él - ¿A tope?
Lee
también estaba caracterizado de su personaje, también vestido adecuadamente
aunque llevaba su peluca, una de pelo negro y rizado a lo afro, en las manos;
aunque lo que más llamaba la atención de Lee era que Ino le había maquillado la
piel con un bonito todo bien oscuro.
-
Vaya pintas que tienes – sonrió Kankuro.
-
¿A que estoy que rompo? ¡Esto va a ser increíble! ¡Voy a darlo todo! Hoy vamos
a hacer una representación que será recordada durante décadas.
-
Seguro que sí.
-
¡Que no decaiga el ánimo! ¡Por el poder de la juventud! Me marcho que tienen
que ponerme la peluca. Recuerda ¡Animo!
Kankuro
sonrió de nuevo mientras pensaba que Lee era increíble y que a todo le ponía la
misma pasión, ya fuera un entrenamiento o hacer de negro en un musical.
-
Hola, Kankuro – salió del camerino Ten-Ten - ¡Eh! Estas genial ¿Qué haces aquí?
¿Esperas a Sumire? Pues ya sale.
Ten-Ten
se marchó sin dar oportunidad a Kankuro para decir nada. Se notaba que quedaba
bien poco para empezar el musical y todo eran prisas.
Por
fin la puerta volvió a abrirse y Sumire apareció.
-
¡Vaya! – exclamó al ver a Kankuro - ¡Que guapo estás! ¡Y que pelazo! ¡Pareces
un anuncio de champú! A ver, mueve la cabeza, que ondule al viento.
-
¿Así? – Kankuro meneó la cabeza de un lado para otro haciendo que el pelo se
moviese.
-
¡Pareces un cantante melenudo! – Sumire dio unos pequeños saltitos mientras
aplaudía – ¡Kanky, melenas, encanto de las nenas!
-
Estas loca pero… tu sí que estás guapa.
-
¿Te gusta mi trajecito hippy? Era de mi abuela, te lo juro ¿Te lo puedes creer?
Mi abuela era toda una hippy por lo que se ve, mi abuela la de España, que por
lo visto escandalizaba a todo el barrio con sus ropas indecentes. Cuando supo
que iba a hacer de hippy me las envió ¿Qué tal me quedan? ¿Y las flores? ¿Has
visto que flores me ha puesto Ino en el pelo?
-
Estas preciosa. Me entran ganas de besarte.
-
¿Y por qué no lo haces?
-
Me da miedo de que se corra el maquillaje… el tuyo y el mío.
-
¿Y qué haces aquí?
-
Venía a preguntarte como te encuentras y si te duele el hombro.
-
No, que va. No me duele, a veces me molesta un poco pero no me duele. No te
preocupes, podría hasta hacer acrobacias.
-
Por si acaso no las hagas.
-
Hola parejita – salió también Jisei del camerino – No te preocupes Kankuro, que
Shikamaru le ha quitado un par de bailes, la voy a sustituir yo.
-
¿Has visto que injusticia? ¡Pero si estoy perfectamente!
-
Bueno, venga ¿No ibas al servicio para que no te entren ganas en medio de una actuación?
-
Ah sí, es cierto. Luego nos vemos Kankuro, en la sesión de relación.
-
Que loca está – comentó Jisei viéndola marchar - ¿Y qué es eso que le han dado
tan milagroso que le ha quitado los dolores?
-
Nada en especial. Le ha dado un calmante y un antiinflamatorio normal y
corriente pero, como estaba muy nerviosa con eso de que tenía que actuar y no
paraba de repetirlo, el médico le dijo que le iba a dar uno bastante fuerte que
solo dan a deportistas y en casos importantes.
-
¿Y se lo creyó?
-
Ya sabes cómo es ella.
-
El poder de la autosugestión es impresionante – reflexionó Jisei – Bueno,
mientras funcione todo va bien. Hazme un favor, si preguntan por mi di que
ahora vengo, voy a ver cómo está Akane, que no sé por qué no me fio ni un pelo.
Fue
a donde se suponía que tenía que estar Akane, sentada en la primera fila,
esperando a que comenzase la obra, pero allí solo había un cartel de
“reservado”. Miró a su alrededor, la gente iba llegando y ocupando asientos.
-
Hola, Ayumi – saludó a la hermana de Sumire que estaba a un par de asientos de
allí.
-
Hola, Jisei ¿Estás nerviosa?
-
No, no mucho. Sumire si, ya te la puedes imaginar.
-
Lleva desde ayer con un ataque de nervios.
-
¿Has visto a Akane?
-
Sí, sí. Ha estado aquí pero se ha ido al servicio.
-
Ah, vale gracias. Voy a ver si la encuentro.
-
Oye… ¡Mucha suerte!
-
Gracias.
Otra
vez había ido al servicio. Sí que tenía el muelle flojo la pobre. Al llegar al
servicio se topó en la puerta con Sumire que salí de allí a toda prisa. Dentro
de los aseos no había nadie salvo Akane lavándose las manos.
-
Por fin te encuentro, gordita.
-
Ay Jisei, ay Jisei… que me ha pasado una cosa – habló nerviosa.
-
¿Qué cosa?
-
¿Te acuerdas que le pedí una compresa a Ryuko porque me parecía que estaba
húmeda porque me habían hecho sangrar un poco?
-
Sí, claro ¿Es que estás sangrando mucho? – se preocupó.
-
No, que va. No había nada de sangre, bueno, solo unas gotitas, pero… sí que
estaba húmeda. Yo creo que he roto aguas.
-
¿Qué?
-
No sé, es que me noto mojada y Ryuko me ha dado una compresa y la he mojado un
poquito, no mucho pero… y no es sangre.
-
Ay no me digas eso.
-
A lo mejor solo es obsesión mía. Lo mismo he hecho algún esfuerzo y se me ha
escapado el pis… si, será eso.
-
¿Pero tu como te encuentras?
-
Bien, si me encuentro bien.
-
¿Llamo a Shikamaru?
-
No ¿Para qué vas a alarmarle? Ya bastante tiene con todo esto, mejor no le
metemos más presión. Si seguro que es obsesión mía.
-
Ay que todo esto me da un mal presentimiento.
-
Que no, que no pasa nada. No sé ni porqué te lo he comentado.
-
¡Akane por dios, que has roto aguas!
-
O no. De cualquier forma a mí me han dicho en el curso premamá que aunque se
rompa la bolsa de aguas aún hay horas, que no tenemos que ponernos nerviosas,
puede pasar muchas horas, como 12 o así.
-
Ya, sí, claro y yo que te voy a creer.
-
Que sí, que es cierto. Aunque haya roto aguas no tienes que preocuparte, puedo
esperar perfectamente a que termine la obra y se gradúe Shikamaru. No pienso
fastidiarle su graduación.
-
¡Jisei! – escucharon llamar a Ino - ¡Jisei!
-
¡Estoy aquí, Ino! ¡En el servicio!
-
Menos mal que te encuentro – apareció por la puerta – Vamos, los directores
quieren hablar con todos.
-
Ya voy, ya voy.
-
Venga, venga, no te entretengas – Akane comenzó a andar hasta salir del servicio
– Si yo me encuentro perfectamente.
-
¿Es que pasa algo? – se interesó Ino - ¿Te encuentras mal?
-
No, no, que va. Estoy perfectamente o al menos todo lo perfecta que puedo
estar.
-
¿Qué hacéis por aquí aún? – Shikamaru sorprendió a las tres chicas e hizo que
Akane diese un respingo.
-
¿Y u que haces aquí? – le regañó Ino - ¿No ibas a darnos una charla?
-
Mendokusei… quería ver como estaba Akane.
-
Ah pues estoy muy bien. Venga, no os entretengáis por mí.
-
Espera – se acercó a ella Shikamaru y le puso una mano en la nuca – Antes
tienes que darme un beso de buena suerte, calabacita.
-
Será por eso que la buscaba – sonrió Ino a Jisei.
-
¿Y tú donde has estado escondida?
-
Si, si, escondida. Ha habido un periodo de tiempo en el que Naruto y tu habéis
desaparecido, ehhh, mira, mira tú aura como te delata… pedorra – miró hacia
Shikamaru y Akane – Fíjate tú lo apasionado que resulta a veces Shikamaru.
-
Shikamaru siempre es muy apasionado besando ¿A ti no te ha besado nunca?
-
Vaya cosas que me dices.
…
-
¿Ya estamos todos? – preguntaba Sasori después de ver entrar a Jisei, Ino y
Shikamaru en el aula donde los habían citado a todos. Allí también estaban
Jiraiya y Tsunade – Bien. Pues empezamos. Shikamaru, comienza tú.
-
Un momento – interrumpió Tsunade – Antes quiero decir algo.
-
¿Vas a darnos un discurso motivador, abuela? – preguntó riendo Naruto.
-
Tú y yo hablamos luego.
-
¡Ya la has cagao, Naruto! – rio Kiba.
-
Eso le pasa por bocazas – rio también Sakon.
-
¿Nos vas a decir los orgullosa que estas de nosotros? – añadió exultante Lee.
-
Si estoy orgullosa o no lo diré cuando termine la obra. Ahora os diré que estoy
muy sorprendida. Todos los profesores que os han estado asesorando están de
acuerdo en decir que os habéis esforzado bastante y os lo habéis tomado en
serio y espero que la representación esté a la altura. También quiero daros las
gracias por no haberos pegado, vapuleado y todas esas cosas que os han traído
hacia aquí durante estos meses.
-
Total, que si estás orgullosa de nosotros, dattebayo.
-
No lo habéis hecho mal pero en realidad lo que me habéis demostrado es que
podíais haberlo hecho antes ¿No veis como no era tan difícil? Solo se trataba
de que empezaseis a escucharos unos a otros. En fin, me voy, espero que no lo estropeéis todo en
el último momento, ahora os dejo con Jiraiya que os va a ayudar con los nervios
y los ataques de histeria previos a la representación.
-
¿Solo nos vas a decir eso? – cuestionó Kankuro.
Tsunade
les miró y sonrió.
-
¡Animo que vosotros podéis! – exclamó levantando el puño y todos empezaron a
gritar, a aplaudir y hacer numerosos gestos.
-
Venga, vamos a dejar esta explosión de adrenalina – habló Shikamaru situándose
en el lugar donde había estado hablando Tsunade – Vamos, escucharme.
-
¡El señor director va a hablar! – se burló Zaku – Vamos a escuchar al señor
director.
-
¡Eh! – gritó Jiraiya – Un respeto, no vayáis a fastidiar ahora el buen trabajo.
Deja, Shikamaru, que voy a hablar yo – Jiraiya esperó a que volviesen a guardar
silencio – Bien. Ahora nos entendemos. Más de uno me ha preguntado por qué he
insistido mucho en que teníais que estar listos, vestidos y maquillados, 15
minutos antes de la representación. Pues la razón es muy simple, ya estáis
listos y ahora tenemos unos largos minutos
en los que podemos relajarnos, ya no tenemos que estar con prisas con los
últimos preparativos, ya todo está listo y nos vamos a relajar.
-
¡El baile del pollo! – exclamó Lee y un rumor comenzó a extenderse en el aula.
-
Pues si – habló el voz alta Jiraiya – Vamos a hacer el baile del pollo para
quitarnos toda esa vergüenza que aún podemos conservar, vamos a hacer el baile
del pollo y cualquier otra cosa que resulte vergonzante, después de eso
estaréis de buen humor y os dará igual hacer el ridículo delante de vuestros
padres y familiares.
...
- Akane! - Maron llamó su atención colocándose delante de ella.
- Maron! Al final has podido venir.
- Pues claro que he venido, no iba a perdérmelo, tu padre es al que le ha sido imposible, no
ha conseguido que le cambiasen el turno en el trabajo pero traigo a Hideki, que
si no llega a venir me monta una rabieta.
- ¿Dónde está?
- Ahí detrás, con Ginta. Hola, Chiharu.
- Hola - salud ‘o Chiharu que estaba sentada al lado de Akane.
- ¿No han venido tus padres?
- Si, han ido a ver a Shikamaru.
- ¿Mi madre no ha venido? - preguntó Akane.
- Lo siento - respondió con pena Maron.
- Ya me lo imaginaba - suspiró Akane.
- Es que como tú al final no actúas pues...
- Si, si, ya sé cómo es mi madre, no la justifiques.
- Hola Maron - saludó Yoshino - Mira, Shikaku, ¿no te
dije que Maron vendría?
- Si, si me lo dijiste. Hola, Maron, donde vas a sentarte_
- Allí, un poco más atrás. ¿Habéis visto a Shikamaru? ¿está muy nervioso?
- No, no está muy nervioso. Ahora están
haciendo unos ejercicios de relajación.
Maron y los padres de Shikamaru estuvieron hablando un poco más de
algo que a Akane le era imposible oír por culpa del ruido de todas las conversaciones
que había en el recinto y además Chiharu no paraba de hablarle, aunque que por
los gestos que hacían suponía que le estaban contado a Maron que ya habían
programado el parto para dentro de dos días.
Maron se despidió con una caricia en la mejilla de Akane y esta
intentó concentrarse en la conversación con Chiharu cuando las luces comenzaron a
apagarse quedando solo una tenue luz.
- Ya va a empezar – anunció emocionada Chiharu.
Las conversaciones comenzaron a ser cada vez menos ruidosas. Akane se
movió en su asiento para colocarse de forma cómoda y fue cuando lo sintió.
Era algo desconocido aunque ya lo había sentido antes.
No era capaz de describir lo que sentía. Parecía una mezcla de dolor y presión en la
tripa. Sentía como la tripa se le ponía dura, muy dura y un dolor comenzaba en los riñones
para rápidamente extenderse por todo el vientre.
Aquel dolor no llegó a durar un minuto. Tal y como vino, se fue, pero
dejó un gran
aturdimiento en Akane que durante todos esos segundos intentó que su
cara no reflejase la sorpresa, miedo y dolor que había
sentido.
Por suerte Chiharu se había distraído mirando al escenario en el cual ahora estaban
Ten-Ten y Deidara.
- Que guapos están – comentó Chiharu en voz baja – Que
bien le quedan esas trenzas a Ten-Ten y que mono está
Deidara.
- Si – contestó débilmente Akane.
Akane miró su reloj. Aquello había sido una contracción, seguro, tenía que serlo. Durante el último
mes ya había tenido episodios parecidos y la matrona le había dicho
que eso eran “falsas contracciones”, que era como una simulación de
parto o un entrenamiento que hacía su cuerpo… pero ese dolor y el que le había dado
hacía justo
30 minutos antes eran distintos, parecían iguales pero no…aunque era primeriza y nunca había parido
algo le decía de alguna forma que aquello eran contracciones.
Y eso lo le hizo gracia.
Respiró hondo… no pasaba nada… aún eran muy distantes y solo habían sido
dos, seguro que aún le quedaban un montón de horas y no iba a ir al hospital en plan
alarmista, que había oído que a las mujeres que van muy pronto al hospital suelen enviarlas a
casa y decirles que vuelvan cuando las contracciones sean más
intensas y mucho más seguidas.
- Muchas gracias a todos por venir – Hablaba en el escenario Ten-Ten.
- Hace unos meses – continuaba Deidara – Se nos pidió a varios alumnos que realizásemos un
espectáculo para celebrar la graduación de los alumnos que este año
terminan Bachillerato y de paso para dar la bienvenida a los nuevos alumnos que
dentro de unos días comienzan su andadura en la enseñanza secundaria.
- Aunque no lo parezca, detrás de la obra que vamos a representar hay muchos
meses de trabajo, de discusiones, ensayos y más ensayos. Ahora todo el mundo podrá ver el
resultado de nuestro trabajo, así que esperamos que sean pacientes y que no tengan
muy en cuenta esos errores que seguramente tendremos.
- Hay que tener en cuenta que no somos profesionales, pero que hemos
puesto todo nuestro empeño en que salga bien.
- Recuerden que están en un teatro, así que, por favor, apaguen sus móviles y
también eviten los comentarios en voz alta que puedan distraer a los actores.
- Aunque no lo parezca son muy sensibles.
- Y nada más. Agradecer la asistencia de tanto público.
- Realmente son muchos. Dan un poco de miedo, sí.
- Ah, se nos olvidaba decir la obra que vamos a representar – se
oyeron algunas risas – Es que estamos muy nerviosos. Vamos a representar
el musical “Hair”.
- Para quien no tenga ni idea de que es y para situarnos un poco,
diremos que está ambientado en Estados Unidos en pleno auge del movimiento hippy y la
guerra de Vietnam.
- Es un musical muy bonito con canciones que quizás
reconozcan. Y ahora sí, nada más.
- Aquí empieza el musical “Hair”.
El público aplaudió mientras Ten-Ten y Deidara comenzaron a marcharse
del escenario, cada uno hacia uno de los laterales, al mismo tiempo que el telón
comenzaba a abrirse, daba la sensación de que cada parte del telón seguía a uno
de ellos y los primeros acordes empezaron a sonar.