sábado, 17 de enero de 2015

215. El principio del fin

Ino, Sakura, Sumire, Stella y Jisei terminaban de decorar el local que entre todos habían alquilado para la fiesta, mientras Ten-Ten, Kiba, Lee y Shiho colocaban los regalos que algunos de ellos ya habían dejado allí y preparaban la comida, la bebida y todo lo que eso conllevaba.
- ¡Nos está quedando genial! - decía muy emocionada Sumire.
- Ya llegan más refuerzos – anunció Tobi entrando seguido de Konan, Deidara y Sasori.
- ¡Hola Tobi! – saludó Sumire - ¡Hola a todos! Pasad, pasad, que tenemos trabajo para todos.
- ¿Y Naruto? – se interesó Konan.
- Ha ido a buscar a Karin – contestó Jisei.
- Por lo visto no estaba muy convencida de que podía venir – añadió Sumire – Que decía que no es tan amiga de Akane.
- Pero creo que a Naruto su opinión le da igual – concretó Sakura – Ha dicho que tiene que venir y la traerá, seguro.
- Además tiene que participar en el espectáculo – continuó hablando Sumire - ¡Es eso! Seguro que Naruto ha hecho todo eso del espectáculo para que Karin pudiese venir ¿No creéis vosotros que lo ha hecho por eso?
- Es evidente- respondió Jisei.
- Este Naruto, como es – comentó Sakura.
- Y digo yo – habló de nuevo Sumire – Que si somos capaces de montar espectáculos en un santiamén como el de Kiba y este ¿Por qué nos cuesta tanto preparar un musical?
- Creo que nos falta motivación – opinó Jisei – O al menos a parte de nosotros.
- ¿Y los instrumentos? – preguntó Sasori al ver que no había ningún instrumento de música por allí.
- Los traen Temari y el primo de Shikamaru, que han conseguido una furgoneta – contestó Sakura.
- ¿Necesitáis ayuda? – preguntó Deidara.
- Pues mira si – contestó Ino – Ven, ven, que tú eres más alto que nosotras.
- Tienes muy buen aspecto, Deidara – comentó Stella.
- ¡Tobi! – le llamó Ten-Ten.
- Dígame, jefa.
- ¿Puedes ir a comprar más refrescos de naranja? Es que vienen los hermanos de Akane y creo que hemos comprado pocos.
- Claro, Tobi va, Tobi es un buen chico y hace los recados.
- Ven conmigo que te doy dinero.
- Hola – habló Neji desde la puerta.
- ¡Neji! – saludó alegre Lee – Pasa, pasa a ayudar. Al final has llegado pronto.
- ¿Aún no han llegado Gaara y Hinata?
- No, aún no – respondió Shiho.
- Que raro, creía que habían salido antes que yo.
- Estarán entretenidos por ahí, lo mismo haciendo manitas – bromeó Kiba.
En realidad Gaara y Hinata no habían salido de la casa antes que Neji. Este había visto a Gaara esperando en el salón cuando llegó de su clase de kendo, Gaara le preguntó si iba a ir con ellos a la fiesta y Neji contestó que no porque aún tenía que ducharse y tardaría un rato, así que mejor que fueran ellos primero, por eso, cuando regresó al salón y no encontró a nadie supuso que Gaara y su prima ya se habían marchado.
Pero no había sido así. Gaara continuaba esperado a Hinata cuando el que apareció fue su padre y le pidió que le acompañase a su despacho, que tenía que hablar algo importante con él.
Mientras esperaba que su padre terminase de decirle a Gaara lo que fuera que le estuviese diciendo, Hinata se puso a pensar en algo que le preocupaba desde hacía varios días, que nunca había tenido muy claro a lo que quería dedicarse en la vida, pensaba que con el tiempo de alguna forma lo sabría pero ahora estaba más confusa que nunca y toda esa confusión había comenzado el día que quedó con Shiho para ir a comprar los regalos para los bebés de Akane y Shikamaru.
“…
Al final no fueron solo Shiho y ella a comprar los regalos, también se unieron Stella y Tayuya y si se paraba a pensar no sabía cómo es que había terminado con ellas, que no eran de su grupo habitual, pero allí estaban, en una conocida tienda de ropa premamá en la que además había una sección para recién nacidos con todo tipo de mobiliario y accesorios que pudieran ser de utilidad.
- No tengo ni idea de que comprar – se quejaba Tayuya – Mi presupuesto es bastante reducido, la verdad.
- Tampoco hace falta gastarse mucho – opinaba Shiho – Lo importante es el detalle. A Shikamaru y a Akane les va a servir cualquier cosa, seguro que hay algo que no cueste mucho y que les puede venir bien .Yo no entiendo mucho pero a lo mejor unos biberones o un juego de sábanas para la cuna.
- De todas formas ellos saben que sus amigos no tienen demasiado dinero para comprarles un regalo caro – añadió Stella – Somos estudiantes y no esperan grandes regalos, chupetes, baberos o incluso pañales, cosas así ¡Anda, mirad!-exclamó de pronto - ¡Si son Itachi y Ayesa!
- ¿Dónde? – se interesó Shiho.
- Allí, en la caja. Vamos a saludarles.
- Habrán venido también a comprar el regalo – comentó Hinata mientras se acercaban a donde estaban.
- Lo que me demuestra que esta tienda es muy cara – se quejó de nuevo Tayuya.
- Que guapo es Itachi ¿Verdad? – murmuró en voz baja Shiho - Es muy atractivo.
- Me están sudando las manos – añadió Tayuya susurrando – Va a notar que le voy a mirar.
- Todas le vamos a mirar – afirmó Shiho en esa conversación en voz baja.
- Ya pero es que yo le voy a mirar porque creo que está muy bueno y va a notar que le miro como a un trozo de pan que me quiero comer.
- ¿Y cómo es esa mirada? – se asombró Hinata.
- Pues no sé, pero seguro que es distinta a cuando miro a un hombre que no es tan…  ¿cómo has dicho que es, Shiho?
- Atractivo.
- Eso, atractivo. Si es que mirarle, está como para hacerle varios favores.
- ¡Hola! – saludó Ayesa haciendo que Hinata diera un respingo de sorpresa al no esperárselo – Que casualidad que hayamos coincidido.
Estuvieron hablando un rato. Stella presentó a Tayuya y Shiho a Itachi y Hinata le observó porque era cierto que resultaba muy atractivo, que parecía tener algo que incitaba a no dejar de mirarle y además era mucho más amable y agradable de lo que parecía, al menos para Hinata que siempre había pensado que era frio y nada cercano, pero no, no era así.
Una llamada recibida por Itachi acabó con aquella pequeña reunión. Itachi tenía que marcharse, había un problema en el gabinete donde trabajaba pero Ayesa se quedó con ellas.
- ¿Ya sabéis lo que le vais a comprar a los bebés? – preguntó Ayesa una vez que Itachi se marchó.
- Pues no, aún no tenemos ni idea – contestó Stella.
- Es que no hemos visto nada más que cosas caras – añadió Shiho.
- Ah, pero hay de todo, más caro y más económico. En la sección de ropa hay unos pijamas que son una monada -  hablaba Ayesa – Yo quería comprar un par pero Itachi dice que voy a parecer una abusona si me presente con muchos regalos, pero es que me encanta todo. Vamos a verlos, veréis que cosa más mona.
- ¿Entonces ya le has comprado algo? – preguntó Hinata.
- Sí. Hemos comprado un cochecito doble, ya sabéis, de esos para gemelos. Hablé con la madre de Shikamaru y me dijo que no tenían aún.
- Que suerte tiene Akane de tener una prima con pasta – comentó Tayuya mientras miraba unas toquillas o mantitas, no sabía muy bien que eran pero que le habían llamado la atención - ¡La hostia puta que caro es esto! – gritó de repente haciendo que Ayesa, Stella, Hinata y Shiho miraran a su alrededor algo apuradas por si la gente que había en la tienda la estaba mirando y al ver que no había llamado tanto la atención, rompieron a reír aunque Tayuya  no le veía gracia al asunto
- La verdad es que son un poco caros estos arrullos – comentó Ayesa  mirando lo que había llamado tanto la atención de Tayuya – Pero mira, estos son bonitos y son más económicos.
- Pero como son dos bebés – opinaba Shiho – sigue siendo muy caro.
- ¿Y por qué no compráis uno cada una? – sugirió Hinata.
- Pues tienes razón  ¿Por qué no le compramos cada una uno, Tayuya? Es un regalo bonito y práctico y así, entre las dos no nos sale tan caro y lo mejor de todo es que ellos tendrán dos, uno para cada uno, un regalo bonito y práctico.
- Sí. No es mala idea. A mí me gusta este – señaló uno de rayas azules y blancas – No sé, me recuerda a Shikamaru y su manía de mirar las nubes.
- Que bueno, cierto – sonrió Shiho – Pues a mí me gusta este – señaló otro igual pero con las rayas naranjas y amarillas – Me recuerda a la cabeza de Akane – rio.
- ¿Y tú qué tal? – preguntó Stella a Ayesa - ¿Preparando tu boda? Oye, no la pongas muy pronto que creo que Akane necesitará unos cuantos meses para recuperar su figura, dale un poco de margen.
- Ah no, no, pero si yo no voy a casarme.
- ¿Cómo que no vas a casarte? ¿Qué ha pasado? ¿Habéis discutido Itachi y tú?
- Estamos mejor que nunca, conociéndonos poco a poco.
- ¿Pues entonces por qué no te quieres casar? – cuestionó Hinata.
- No es que no me quiera casar, me quiero casar pero no ahora, dentro de unos años, porque antes quiero estar bien segura y quiero conocerle más aún y también que él me conozca a mí y todas mis manías, que no quiero que luego, después de casados, venga a decirme que no sabía ciertas cosas de mi. Además, quiero estudiar.
- ¿Estudiar? – se extrañaron las demás.
- ¿Y a que no sabéis quién me ha dado esa idea?
- Pero tú ya has estudiado – afirmó Stella - Sabes un montón de cosas y tocas el piano y sabes idiomas.
- Pero no he estudiado una carrera. He estudiado muchas cosas, tengo mucha cultura pero yo quiero tener una carrera, como vosotras vais a tener.
- Pues yo no creo que vaya a tener ninguna carrera – cuestionó Tayuya – Con suerte a ver si puedo estudiar algún módulo de peluquería o yo que sé.
- ¿Y eso? – se interesó Ayesa - ¿No vas a ir a la Universidad?
- Mi familia no puede costeármela y tampoco me hace tanta ilusión, yo lo que quiero es encontrar un buen trabajo cuanto antes para ayudar a mi familia.
- Pero eso es algo de lo que sentirse orgulloso – afirmó Stella.
- Y que da mucho gustito ganar una su propio dinero y no depender de nadie – apuntó Tayuya – y yo no quiero depender de nadie, quiero ganar mi propio dinerito, no quiero que nadie tanga que decirme que me está manteniendo.
- Pues claro que si – habló Ayesa – Pero bueno, ir a la Universidad o no es lo de menos, lo que quiero decir es precisamente lo que ha dicho Tayuya, que quiero hacer algo, quiero tener mi carrera, mi oficio, yo no quiero ser una mujer “florero” y que lo único que haga sea ser “la esposa de alguien” y exhibir mi cultura y todo eso. Que no, que yo que tengo posibilidades y tiempo quiero estudiar.
- A mí me parece fantástico – dijo con admiración Stella – Yo te apoyo, Ayesa.
- Tampoco es nada denigrante ser ama de casa o madre – habló tímidamente Hinata.
- Claro que no, dedicarte a ser madre es el trabajo más difícil que debe haber y también el más gratificante, pero… estuve pensando y llegué a la conclusión de que quiero estudiar y quiero ser abogada y hacer cosas útiles y además, lo más importante, ocuparme de los negocios de mi familia. No creo que sea justo que solo porque yo y mi hermana seamos mujeres los negocios de los Senju tengan que ser llevados por nuestros maridos. Eso lo veo muy injusto. Es el negocio familiar, mi abuelo y mi tío lucharon mucho por sacarlo adelante y, aunque quiero a Itachi y me tiene loca, creo que no está bien que los Uchiha se apropien ahora de ellos. Yo, como Senju, quiero defender lo mío, quiero…
- Tía, eres toda una reivindicativa, joder – afirmó Tayuya – Es acojonante.
- Es que creo que aunque Itachi es muy listo yo también puedo ser capaz de llevar los negocios de mi familia y que él no tiene que llevarlo todo, lo de los Uchiha y los Senju, que los dos podríamos trabajar juntos, en equipo y he decidido que voy a estudiar.
- No, pues si eso me parece genial – intervino Shiho – Claro que sí, tu que puedes debes hacerlo si es lo que quieres. Yo también quiero estudiar y como dice Tayuya, los estudios Universitarios son muy caros, por eso me estoy esforzando muchísimo en sacar buenas notas, porque necesito conseguir una beca de estudios.
- Pues tu eres muy inteligente – habló Hinata – Lo conseguirás seguro.
- Si, eres toda una cerebrito, tía – apostilló Tayuya.
- ¿Y qué es lo que quieres estudiar? – preguntó Ayesa.
- Quiero estudiar Biología o Farmacia. Lo que yo quiero es dedicarme a la investigación de enfermedades. Es que mi abuelo tiene Alzheimer y me gustaría poder encontrar algo, una medicina o algo para poder vencer a esa terrible enfermedad.
- Impresionante – se asombró Ayesa - ¿Veis? Vosotras queréis hacer cosas y eso es lo que yo también quiero hacer ¿Y tú, Stella?
- Pues la verdad es que últimamente estoy planteándome dedicarme a los asuntos sociales, me gustaría estudiar algo como trabajadora social o lo que sea que haya que estudiar. Me gustaría mucho ayudar a otras mujeres, mujeres trabajadoras que necesiten que alguien las ayude, madres solteras, por ejemplo, o gente mayor, algo así.
- Que raro – comentó Shiho – Te juro que nunca pensaría eso de ti. No te ofendas pero no te pega nada.
- Ya, ya lo sé y hace unos meses ni se me hubiera ocurrido, ni por asomo, pero llevo un tiempo viendo muchas cosas, muchas mujeres que son verdaderas heroínas sacando a sus familias adelante.
- Es lo que tiene ir a un barrio chungo como el mío – explicó Tayuya.
- Stella ha resultado ser toda una feminista – sonrió Shiho – En el buen sentido, claro.
- Es un poco lo que dice Ayesa. Yo considero que hombres y mujeres somos iguales, yo no le quito derechos a los hombres pero a veces resulta que las mujeres necesitan un “empujoncito”.
- Pero eso es fabuloso – volvía a asombrarse Ayesa - ¿No veis lo asombrosas que sois? ¿Y tú, Hinata?
- ¿Yo? Pu-pues… n-no… - Hinata sintió como toda la sangre empezaba a acumulársele en la cabeza ¿Qué decía ahora ella? Si ella no tenía ningún sueño de esos “asombrosos” – Es que yo n-no sé qué es lo que voy a hacer.
Todas la miraron completamente perplejas.
- ¿Cómo que no sabes lo que vas a hacer? – interrogó Tayuya - ¿No eres tú la heredera de los Hyuuga?
- S-sí, pero… pero no sé si es lo que quiero hacer. Es que no sé si es lo que me gusta. Yo no tengo esos planes tan maravillosos y no tengo tan claro lo que quiero hacer. Se supone que tengo que ser la heredera y ocuparme de los negocios de mi padre pero… ¿es lo que me gustaría hacer?
- Pues deberías estar segura de que es lo que quieres hacer – opinó Stella – Porque hacer algo que no te guste lo mismo termina quemándote.
- Pero a lo mejor ella no tiene otro remedio – intervino Tayuya – Hay familias en las que las tradiciones son sagradas.
- Mejor vamos a buscar que regalarle a Akane – habló nerviosa, se empezaba a sentir muy incómoda al haberse convertido en el centro de la conversación – Que se nos va a hacer tarde.
…”
Que difícil y complicado resultaba todo. Ella quería ser la “líder de su clan”, por así decirlo, no quería fallar ni a su padre, ni a su familia y creía estar capacitada para hacerlo pero ¿era lo que realmente deseaba hacer? Porque a ella nadie nunca le había preguntado que  deseaba.
Ahora Gaara y Hinata caminaban despacio por el parque. Gaara quería hablar con Hinata pero no sabía cómo hacerlo sin resultar maleducado y Hinata quería hablar con Gaara pero tampoco se atrevía a preguntarle directamente.
Por fin Hinata tomó aire y se dispuso a hablar, era una tontería no hacerlo, se suponía que ella tenía confianza con Gaara así que no sabía a qué venía tanto miramiento.
- Te veo como preocupada – se le adelantó Gaara hablando primero.
- Un poco. Más que nada tengo mucha curiosidad ¿Qué has estado hablando con mi padre?
- Pues ha sido un poco… Hinata ¿Tu padre es muy tradicional?
- Bastante.
- Ya. Es que… a ver cómo te lo digo yo para que no te ofendas.
- ¿Te ha preguntado si vas a pedirme en matrimonio? Lo siento mucho. Hablaré con él y le haré entrar en razón.
- No. No es eso.
- Primero hablaré con mi madre, ella es más razonable – continuaba Hinata bastante colorada y sin escuchar a Gaara.
- Tranquila… tranquila… Tú no te preocupes por eso. No me está obligando a formalizar ningún noviazgo contigo. Ya le he explicado que somos jóvenes y que tenemos que terminar nuestros estudios.
- Eso es porque te lo ha mencionado ¿A que si?
- No… tranquila. Tu padre no quiere que formalicemos nada, al contrario, creo que te ve muy joven y… vamos, que es tu padre y siempre vas a ser su niñita.
- ¿Cómo dices?
- Por lo menos de momento no. Lo que pasa es que está planteándose buscar un heredero para sus negocios.
- ¿Cómo?
- Cree que tú eres muy… ¿Cómo decirlo?... Inocente… cándida.
- ¿Cándida?
- No está muy seguro de que gente sin escrúpulos no intente aprovecharse de tu buena fe.
- ¿Cree que no puedo ocuparme de los negocios familiares? Puedes decirlo sin miedo, sé que confía más en Neji que en mí, incluso confía más en Hanabi.
- Pero eso era antes, ahora ya ha cambiado.
- ¿Y qué es lo quería de ti? ¿Acaso preguntarte si te vas a casar conmigo para hacerte cargo del negocio y defenderme de la gente sin escrúpulos?
- No, no. Tu padre está preocupado por ti y por tu futuro. Quería saber si yo conocía algo más de tus planes.
No era cierto. El padre de Hinata quería saber si en el futuro él estaría dispuesto a velar por su negocio, a asumirlo como suyo, no a traspasarlo o mal vender sus acciones, pero eso Gaara no se atrevía a decírselo a Hinata después de cómo estaba reaccionando.
- ¿Y tú que le has dicho?
- Le he dicho que en el futuro tú serás capaz de decidir qué hacer con el negocio familiar porque eres una mujer inteligente y además están Neji y Hanabi. Va a adoptar a Neji como hijo y Hanabi es su hija, creo que los negocios familiares deberían ser legados a todos los hijos y ocuparos los tres, como mis hermanos y yo, no solo a uno, eso es mucha responsabilidad.
- Y da lugar a rencores, como el que Neji sentía porque mi abuelo no le dio nada a su padre, que era hermano gemelo del mío.
- Esas tradiciones son antiguas y desfasadas. Es mi opinión. No creo que sea justo para ti hacerte cargo tu sola de todo el negocio.
- Si te digo la verdad es que no se si quiero hacerme cargo del negocio o prefiero que lo haga Neji que, por supuesto, va a estar más capacitado que yo.
-¿Por qué dices eso?
- No sé, es que yo... Dime, Gaara, ¿está mal que no quiera heredar los negocios de mi padre? ¿Es que soy tonta o boba?
- Ahora soy yo el que no te entiende.
- Es que sé que mi padre ha luchado mucho por el negocio y antes mi abuelo y antes... sé que se espera de mí que honre a los Hyuuga y yo no quiero renunciar pero ¿qué es lo que quiero hacer en la vida? Es que no se si valgo para empresaria, no sé si me gusta y si no me gusta ¿cómo puedo dedicarme a eso? Solo tengo 17 años y no sé qué es lo que quiero hacer en la vida ¿soy rara por tener dudas?  Sé que tengo que ser la cabeza del clan Hyuuga y dedicarme a mantener lo que mi padre ha logrado pero ¿es lo que quiero hacer en la vida?
- Supongo que tener dudas es algo normal. Yo también tuve dudas, pero es el legado de mi madre.
- Estoy muy confusa. Yo no tengo las cosas tan claras como Sakura, que quiere ser médico, o Ino, que ha decidido ser psicóloga.
- Creo que Ino será una buena psicóloga - comentó intentando quitar tensión a la conversación - Tiene bastante empatía.
- Todas saben los que quieren ser y yo las envidio porque no sé qué hacer con mi vida, a veces pienso que... ¿Es malo que no sepa qué hacer con mi vida?
- No creo. Y tampoco creo que debas preocuparte por eso. Ya le he dicho a tu padre que somos muy jóvenes aun para hablar de lo que vamos a hacer en el futuro.
Hinata miró a Gaara con pena. Le daba la impresión de ser patética y ridícula y que Gaara iba a pensar de ella que era inmadura.
- No es que no quiera ocuparte de los negocios de mi familia, ni que quiera desentenderme, no pienses eso de mí.
- No lo pienso. Sé que tú no eres así. Te han educado para ser respetuosa con tu familia y no lo puedes evitar, tu educación es parte de ti.
- Lo que pasa es que a veces me gustaría que me preguntasen que quiero hacer. Es como contigo, a mi padre le encantas, en cuanto supo quién eras ya se imaginó casándonos y uniendo el imperio Hyuuga a los Sabaku pero a mí no me ha preguntado si es lo que yo quiero ¿Y si no quiero? Quiero decir que mira, Itachi y Ayesa han decidido no casarse aún, que tienen que conocerse y… ¿Por qué me miras así?
- Es que no te entiendo ¿Te sientes presionada por estar saliendo conmigo?
- No, no es eso. Es solo un ejemplo. Lo que digo es que mi padre quiere lo mejor para mí pero no me pregunta. A lo mejor voy a terminar haciendo lo que se espera de mi pero me gustaría poder…
Hinata no terminó la frase, bajó la cabeza avergonzada, ni ella misma se esperaba decir aquello y en realidad ni siquiera lo había pensado, había dicho en voz alta algo que nunca se había atrevido ni a pensar. Gaara, al verla tan apurada, sonrió.
- ¿Y qué es lo que quieres hacer en la vida? – preguntó amablemente mientras cogía su mano y la apretaba suavemente.
- P-pues… es una tontería.
- Entonces si sabes lo que quieres hacer en la vida.
- No, no es eso… solo es una idea tonta que se me ha pasado por la cabeza, ni me lo he planteado nunca.
- Bueno, dímela.
- Me gustan los niños… me gustaría trabajar en una guardería o algo así – miró expectante a Gaara esperando que se burlase de ella o peor aún, que la tratase con condescendencia.
- La verdad es que te pega – opinó tras unos segundos de reflexión – lo que deberías hacer es decírselo a tu padre, no es un ogro ¿sabes?
Ni Akane, ni Shikamaru esperaban que fuera tanta gente a la fiesta. Allí estaba todo el mundo, no solo sus viejos amigos y compañeros, también nuevos amigos, además sus familias… estaba todo el mundo salvo quizás alguien que a Akane le hubiese gustado ver, su madre.
- Mendokusei… - fue lo que suspiró Shikamaru al entrar y ver todo lo que habían montado Ino y Naruto.
La fiesta fue todo un éxito y Naruto se sentía orgulloso de lo que había conseguido: reunir a todo el mundo y, de alguna forma, devolverle a Shikamaru todos los favores que le había hecho, todas las veces que le había escuchado y todos los consejos que le había dado. Ahora se veía a Akane animada, a Shikamaru feliz por verla a ella alegre y tenían un montón de cosas que iban a necesitar, esas cosas de las que siempre se quejaban del gasto tan tremendo que les suponía.
- ¡Vaya si es una buena fiesta, ttebayo! – decía satisfecho poniendo los brazos en jarras.
- Eres un pesado, dobe – decía Sasuke a su lado con resignación.
- No me digas eso, teme – se quejó – Además, mira que bien se lo está pasando todo el mundo y lo contenta que está Ino.
- Pero es que lo has dicho como mil veces – gruñó Minako.
- Humm – Naruto miró frunciendo el ceño a su hermana y a Sasuke - ¿Vosotros siempre estáis de acuerdo en todo?
- No, no lo creas – contestó Sasuke.
- Pasáis demasiado tiempo juntos, ttebayo -  comentó frunciendo aún más el ceño.
- No lo suficiente – frunció también el ceño Minako.
- Dobe – habló Sasuke con tranquilidad – Paso el mismo tiempo contigo, o más. A veces me da la impresión de que estamos saliendo juntos nosotros y tu hermana es la carabina.
- ¡Pero como dices eso, ttebayo! ¡Eres un pervertido!
- Reconócelo, hermano  -  se quejó Naruko – Siempre que salimos Sasuke y yo vamos con Ino y contigo, a todas partes, nunca salimos solos, nunca.
- Eso es porque soy un buen hermano mayor que vela por la honra de su hermana menor – dijo Naruto con voz sibilina.
- Eso es porque estás loco, dobe.
- Por cierto – añadió Naruko – Dile a Ino que a ver qué película le apetece ir a ver el domingo porque Sasuke y yo hemos planeado ir al cine y claro, como siempre, vendréis vosotros también.
- ¿Otra vez al cine? – lloriqueó Naruto – Es que es muy caro y se me están acabando los ahorros.
- ¡Ya van a cantar! – la exclamación de Sumire llamó la atención de todos.
- ¿Va a cantar Deidara? – preguntó a gritos Minako a Sumire.
- ¡Sí! – contestó esta - ¡Ven, v amos a verlo de cerca!
- He oído que es algo asombroso – comentó a Sasuke – Vamos a verlo.
- Anda, ve tu sola. Yo te espero aquí. Quiero decirle una cosa a Naruto.
- Bueno, vale.
La actuación empezó. Esa había sido una de tantas ideas de Ino, la de que algunos, los que sabían tocar y cantar, hiciesen un pequeño espectáculo y también que animasen a todos a cantar con ellos, era como un karaoke en directo.
- ¿Qué querías decirme, ttebayo?
- Me ha dicho Sakura que aún les falta un papel que repartir en el musical.
- ¿Si? Pues no tengo ni idea ¿Por qué?
- Es que me gustaría que hablases con Shikamaru, él es tu amigo y sé que a ti te escucha.
- ¿Y qué tengo que hablar con él? ¿No estarás otra vez interesado en Akane, eh? Porque si es así te voy a dar dos yoyas que te van a bailar los dientes.
- Que bruto eres. No. No se trata de eso, no seas estúpido. Lo que pasa es que he oído que el personaje que les falta es el de “Bukowsky” y me interesaría hacerlo.
- ¿Pero ese no es uno de los protagonistas? ¿Pero no eras tú el que decía que no quería ser protagonista y abusar de su popularidad?
- Sí. Yo decía eso pero también creo que puedo hacerlo y que debo hacerlo. Todos os habéis portado muy bien conmigo a pesar de lo soberbio y prepotente que he sido.
- Eso son cosas del pasado, ya nadie se acuerda, dattebayo.
- Si, hay gente que no olvida tan fácilmente como tú. Además creo que se lo debo a Shikamaru. Quizás es mi forma de agradecerle que no me partiese la boca cuando tuvo oportunidad.
- ¿Shikamaru iba a partirte la boca?
- Yo, de haber estado en su lugar, lo hubiese hecho sin dudarlo. De verdad Naruto, yo puedo hacer ese papel y creo que no lo haría mal. Díselo tú, que cuente conmigo… pero no le digas que yo te lo he pedido, dile que es cosa tuya. A no ser, claro, que ya sepan quién puede hacerlo, en ese caso no le digas nada.
- ¿Por qué no se lo dices tú?
- Porque no. No me presiones, soy muy orgulloso, ya lo sabes. Díselo tú, es tu amigo y a ti siempre te ha escuchado.
Por fin Shikamaru encontró un momento para estar un rato a solas, no a solas de no tener gente alrededor, eso era imposible en esa fiesta, pero sí de estar unos minutos sin hablar con nadie y poder escuchar sus propios pensamientos.
Se apoyó en una de las mesas donde ahora había más platos vacíos que llenos y montones de vasos de plástico y tras llenar uno de esos vasos que encontró limpio por pura casualidad, observó todo ese espectáculo.
No estaba molesto. La fiesta era agradable y tranquila, salvo por lo locos que eran algunos cantando en el karaoke.
- Akane es la absoluta protagonista – dijo de improviso Shino apareciendo a su lado.
- Hombre… no te he visto llegar.
- Nadie nunca me ve llegar. A veces pienso que soy cuasi-invisible.
- Eres demasiado sigiloso. Das miedo.
- ¿Te molesta que todo el mundo actúe como si Akane fuese la única que va a tener un par de hijos?
- No, para nada. Me parece muy bien que tenga todo ese protagonismo, a fin de cuentas es ella la que va a parir y hacer el trabajo más duro físicamente, creo que necesita ánimos y sentirse muy positiva.
- Para mí Akane es como una hermana y me gustaría poder hacer más por ella. Cuando éramos más pequeños me daba mucha rabia no poder ayudarla, yo quería ser un héroe y que ella me mirase con los ojos brillantes.
- ¿A qué viene eso?
- A que el otro día vi a su madre.
- ¿Te preguntó por ella?
- No, que va ¿Te he dicho que nunca me ha caído bien su madre? No soportaba ver como  cuando se enfadaba la cogía del pelo y...  en fin, ahora la veo tan feliz que pienso que es casi un milagro.
- ¿A qué te refieres?
- No, a nada. Bueno yo decía que Akane está... tranquila y no tiene miedo a lo que se va a enfrentar. Sé que esto suena fuera de contexto pero… no la falles, Nara, ni se te ocurra fallarla.
- ¿Y a qué viene esa amenaza de tío malote?
- ¿Tú estás preparado para lo que se te viene encima?
Shikamaru le miró intrigado. Sí que era raro ese Aburame, claro que ya le conocía desde hace años, tampoco tenía que extrañarse de su forma de decir las cosas.
- Ya me han echado muchas charlas sobre noches sin dormir, pañales, biberones, gases y no se cuentas cosas más.
- No me refiero a eso, de lo que hablo es de la depresión post-parto.
- Mendokusei ¿Eso existe?
- He tenido suficientes hermanos como para asegurarte que sí. Quizás tengas suerte y Akane no la sufra pero viendo como le están afectando las hormonas yo diría que cuando deje de tenerlas… tu prepárate, por si acaso. En serio, Nara, recuerda mencionarle a menudo lo guapa que está y nunca, nunca le digas que no se preocupe y que recuperará su línea, eso lo odian.
- Con dos niños no va a tener tiempo ni de mirarse al espejo en unos meses.
- La voy a echar mucho de menos.
- La vas a ver muy a menudo. A lo mejor todos los días. No sé a qué viene el drama, va a tener hijos, pero no va a dejar de ser amiga de sus amigos.
- Eso no va a ser posible. Vais a tener dos hijos y desde ese momento ellos van a ser lo más importante y lo demás pasaremos a segundo plano, todas vuestras prioridades van a cambiar.
- Te noto algo melancólico ¿Algo va mal?
- Es solo que todo está cambiando muy deprisa. El año que viene nos graduaremos la mayoría y cada uno tomará un camino y me pregunto qué será de nosotros.
Shikamaru miró de nuevo a sus amigos y familiares y se quedó pensando en todos esos cambios y en los cambios que estaban por venir. No solo iban a suceder cambios en su vida, también la vida de sus amigos iba a cambiar dentro de unos meses, quisieran o no quisieran.
También se preguntaba qué sería de ellos en el futuro ¿Seguirían siendo amigos? Quizás de algunos sí, pero quizás de otros se fuese separando poco a poco.
- Todo es muy problemático pero no hay que complicarse tanto, el futuro ya llegara y de momento hay que vivir en el presente.