domingo, 13 de noviembre de 2011

36. Corazones heridos y corazones confusos

Shikamaru acababa de sentarse frente a su mesa cuando Ino apareció y se sentó encima de la misma cruzándose de piernas.
- ¿Que quieres Ino? - Shikamaru no tenía ganas de preguntar y no le interesaba lo que hiciera pero si le molestaba que ocupase su mesa.
- ¿Sabes lo que vamos a hacer?
¡Que irritante era aquella chica! Nunca decía las cosas claramente, le encantaba crear expectación hasta para lo más tonto.
- ¿No lo sabes? - sonrió Ino maliciosa.
- ¿Vas a bajarte de mi mesa?
- Vas a ser mi profesor particular - Ino pasó el dedo índice por la frente de Shikamaru hasta llegar a su nariz, bajó y lo detuvo en la punta. Shikamaru frunció el ceño e hizo un ademán con la cabeza para apartar aquel dedo - ¿No te lo ha dicho tu madre?
- ¡Ahg! ¿Qué me tenía que decir?
- Que me vas a dar clases particulares para subir la nota.
- ¿Quien? ¿Yo? No digas tonterías ¿haría yo algo tan pesado?
- Pues mis padres dicen que está todo resuelto. Lo han hablado con tus padres.
- A mi nadie me ha dicho nada.
- Pues tu madre dijo que estabas encantado. Me darás clases por las tardes, vamos a pasar mucho tiempo juntos.
- Lo siento Ino pero yo por las tardes estoy muy ocupado.
- ¿En que mejor que yo?
- Pues entre otras cosas en vivir. Además tenemos una obra pendiente ¿recuerdas? Soy uno de los directores.
- Bah, bah, bah, eso son tonterías - Ino se acercó a su oído - ¿Prefieres pasar la tarde con una chica malhumorada o conmigo?
Shikamaru sintió los ojos de Akane clavados en su nuca. Lo había oído, seguro, Ino no se había ni molestado en bajar el tono de voz.
Akane tiró el bolígrafo que sostenía contra la mesa violentamente, se levantó, cerró los puños y se dispuso a abandonar la clase. Shikamaru la vio pasar a su lado con paso firme y rápido.
- ¡Eh rubia! - Temari se acercaba a ellos - Ya te estás pasando de nuevo.
- ¿Por qué te metes en los que no te importa, coletitas? - gruñó Ino.
- Porque me sale de donde te cuento ¿Algún problema? - y cogió a Shikamaru del brazo obligándole a levantarse - Y tu espabila y haz algo ¿no?
¿Por qué las mujeres tenían que ser tan problemáticas? Shikamaru intuyó en la mirada de Temari que aquello era una orden y seguramente estaba en lo cierto, algo tenía que hacer. Resopló y salió del aula.
- ¿A ti no te gustaba Sasuke, mona? - seguí oyendo a Temari - ¿Por qué no dejas a Shikamaru en paz?
- Porque no quiero que caiga en tus zarpas, listilla.
Akane estaba apoyada en la pared del pasillo, Shikamaru, con las manos en los bolsillos, se puso a su lado.
- ¿Qué te pasa? - preguntó con el tono de voz más pausado que pudo.
- ¿Tiene que pasarme algo? ¿A ti que te pasa? ¿Que haces aquí fuera?
- Ino me da dolor de cabeza.
- ¿Ah, si? Que extraño. Anda y vuelve con tu rubia de cabellos dorados y ojos celestes como el cielo y deja a esta chica malhumorada en paz.
Shikamaru se movió y regresó al aula. Shikamaru se quedó muy confundido mirando hacia la puerta.
- ¿Mi rubia de cabellos dorados y ojos celestes como el cielo?... Será tonta.
Regresó al aula, Ino ahora estaba entretenida hablando con Sai, Temari charlaba con Chouji, al verle torció la boca.
- No me lo digas - le dijo - No has hecho nada ¿Y por qué dejas que Ino te trate así?
- Me da mucha pereza discutir con ella, grita mucho y me aburre.
- No siempre voy a estar aquí para ayudarte a librarte de sus zarpas.
- No te he pedido ayuda.
- Ya lo sé, tontainas, pero me da rabia que te trate como si fueras de su propiedad.
- Los chicos no deberían ser ayudados por la chicas, eso es antinatural.
- ¡Tú si que eres antinatural y absurdo! A ver cuando pones esa mente tuya al día, se de alguien que no te va a aguantar esas cosas.
- Temari ¿qué es lo que pretendes hacer?
Temari se acercó a él con los brazos cruzados.
- Arreglar lo que por mi culpa se estropeó - murmuró.
- Por tu culpa no se estropeó nada, no intentes remendar mis errores del pasado.
- Te conozco Shikamaru, no olvides que vi como lloraste por ella y no me gusta ver como sigues lamentando lo que pasó.
- ¿No crees que a lo mejor lo que deberías hacer es poner tu vida en orden?
- ¿A que te refieres?
- Sabes a lo que me refiero.
Shikamaru se sentó justo cuando entraba el profesor. Las mujeres eran más que complicadas y él estaba rodeado de todas las más difíciles e insoportables de tratar
Al terminar las clases, Akane tuvo que pasar por el periódico para solucionar un pequeño problema. En la puerta del instituto, Shino, Kiba, Ten-Ten, Chouji, Shikamaru y Ryuko la esperaban para irse, algo alejando estaba Sasuke.
- ¿Qué esperará? - preguntó Kiba mirándole.
- ¿Qué va a esperar? - respondió irónico Shikamaru.
Kiba miró a sus compañeros.
- ¿Espera a Akane? - dijo después de dudarlo mucho.
- ¿Te has dado cuenta tu solito? - volvió a ser irónico Shikamaru.
- No, Naruto me dijo a Sasuke le gusta Akane.
- Vaya, al final terminará sabiéndolo toda la clase - refunfuñó Ten-Ten.
- ¿Está esperando a Akane? - repitió molesto Kiba - ¿Por qué? Shika haz algo que te la está pisando.
Shikamaru le miró arqueando una ceja.
- Eso vengo yo diciéndole desde hace mucho - se quejó Chouji.
- ¡Pero que pesados sois!
- Shikamaru tienes que hacer algo - insistía Kiba - ¿No ves lo popular que es? No te ofendas pero las chicas se vuelven locas por él.
- ¡Eh, Sasuke! - gritó Shikamaru - Ven con nosotros, esperamos a la misma persona ¿no?
- ¿Pero que haces? gruñó Kiba - ¡No invites al enemigo!
Sasuke se acercó.
- Esperas a Akane ¿no?
Sasuke pensó si contestar, normalmente hubiera dicho algo como ¿os importa? pero aquellos chicos eran amigos de Akane y él también quería ser su amigo, así que, por lógica, debería relacionarse con ellos.
- Quiero decirle una cosa.
- ¿Por qué? - inquirió Kiba.
- Cachorro loco, no le atosigues - habló Shino - Sasuke tendrá sus razones.
- Bueno - dijo Shikamaru - Yo creo que me voy a ir - En realidad Shikamaru estaba distraído siguiendo los pasos de Temari.
- ¡No, tu no te vas! - Kiba casi gritó de forma alterada.
- Me voy, aquí ya estamos demasiados.
- Te acompaño - dijo Shino.
- Yo también ve voy, venga Kiba, acompáñame.
- Pe... pero... Akane... y Sasuke - balbuceó Kiba, Shino le agarró del brazo y tiró de él llevándoselo tras de si.
- No te preocupes que yo me quedo con Ryuko - reía Chouji.
- Pero ¿Estáis locos? - refunfuñaba Kiba - Habéis dejado al lobo solo con el corderito.
- ¿El corderito? - sonrió Shikamaru - ¿Crees que Akane es un corderito? Te tiene que dar pena Sasuke, él es el que se está metiendo en la boca del lobo.
Ten-Ten y Kiba se separaron e Shino y Shikamaru que, con gesto serio observaba como Temari se metía en el coche de Itachi.
- ¿Te dedicas ahora a espiar a Temari? - preguntó Shino.
- Me pregunto si sabe lo que hace.
- Y yo me pregunto si sabes tú lo que haces.
En el coche de Itachi, Tamari analizaba como comenzar "esa" conversación.
- ¿Qué te sucede Temari?
- Tenemos que hablar Itachi, nosotros... lo nuestro no puede seguir así.
- Tienes razón. Este fin de semana tenéis esa convivencia pero te prometo que el fin de semana que viene estaremos los dos solos.
- Pero es que yo quería que hablásemos.
- Tranquila, hablaremos, hablaremos todo lo que tú quieras.
- No lo entiendes, es que no podemos seguir así.
- De acuerdo - contestó de forma seria - Si lo que quieres es que todos se enteren yo no tengo inconveniente.
Temari le miró muy sorprendida.
- Haré cualquier cosa que me pidas. Pero creo que la más perjudicada serás tú.
Itachi frenó el coche bruscamente.
- Se acabaron las citas a escondidas, se acabaron estos disimulos si es lo que quieres.
- No es eso es...
- Temari, se que has estado con otro hombre, no soy tonto y creo que eso me da derecho a decir algo.
Temari le miró sin saber que contestar.
- No me importa lo que hayas hecho, se que te sientes mal pero si me molesta que me utilices. Yo también creo que tenemos que ordenar esta relación.
Y volvió a arrancar el coche. El resto del camino lo pasaron en silencio, Temari quería decirle muchas cosas pero Itachi parecía tan triste, tan apenado que prefirió guardar silencio.
Akane se extrañó al ver solo a Chouji y Ryuko esperándola, creía que estaría alguien más, tal vez Jisei, pero no, en cambio estaba Sasuke.
- ¿Y los demás?
- Parece que tenían cosas que hacer - contestó Chouji.
- Akane ¿puedo hablar contigo? - se dirigió a ella Sasuke.
- Si, claro, dime.
- Quiero acompañarte un poco del camino. Di Akane ¿te molesto?
- No... el camino es de todos, ve por donde quieras.
Caminaron en silencio. Chouji y Ryuko se quedaron unos pasos por detrás, de alguna forma imperceptible Sasuke parecía haber acaparado a Akane, esta miraba a Sasuke intrigada, preguntándose cuanto tiempo tardaría en hablar.
- ¿Me quieres preguntar algo? - dijo al fin incómoda ante tanto silencio.
- ¿Crees que quiero preguntarte algo?
- No se, supongo, algo tienes que querer porque tu casa está hacia el lado contrario.
- Yo nunca te haría algo así - musitó con voz baja.
- ¿Perdón? Es que no te he entendido.
- Si quedo contigo no quedaría con nadie más.
- ¿Eso a que viene ahora?
- Es por lo que dijiste el otro día en clase sobre el amor y lo que te pasó, he estado pensando en ello.
- ¡Ah! ¿Ahora te acuerdas de eso? No tienes que hacerme mucho caso, a veces hablo sin pensar y además, nunca debes decir que no harás algo.
- ¿Ese tío era imbécil? ¿Cómo te hizo algo así?
- Hombre, imbécil era, como cualquiera a su edad. Tu no sabes quien era la chica pero si alguien como ella te pide una cita lo normal es que tus hormonas organicen un golpe de estado a tu cerebro.
- ¿Le justificas?
- En cierta forma. Ella es alta, guapa, con buen cuerpo, interesante, sexy y yo... una caquilla con gafas y pelo naranja y encima me las voy dando de lista por la vida. Además es mayor que yo, a su lado parezco una cría... en fin, ya pasó.
- ¿Crees que te pasó aquello porque te consideras menos que ella? - la interrogó Sasuke.
- Seamos realistas ¿Qué chico va a negarse a intentar enrollarse con una chica así?
- Cuando estás enamorado no ves a nadie más.
- Evidentemente él no lo estaba de mí, duele reconocerlo, fue lo que más me dolió pero bueno...gracias a eso aprendí muchas cosas. Por cierto ¿tú has estado enamorado alguna vez?
- No, pero me imagino que...
- ¿Has hablado ya con Sakura?
- No me cambies de tema, estamos hablando de ti.
- ¿Que quieres? ¿Sabes quien fue el imbécil en cuestión?
- ¿Fue Kabuto?
- ¿Kabuto? ¿Qué sabes tu de mi y ese?
- Yo se muchas cosas de ti.
- ¿A si? Pues vaya...
- ¿Me dejarás curar tu corazón?
Todos se pararon en seco. Akane miró fijamente a Sasuke ¿que decía este chico? Drogado no parecía, ni borracho.
- Creo que me he pasado - habló Sasuke - ¿Te he asustado?
- Hombre ha sonado algo... trágico.
- Quiero decirte que no todos somos iguales, no es que quiera que... que... esto es muy violento.
- ¿Que os pasa? - dijo Chouji dando un par de pasos al frente.
- El Uchiha ha hablado sin pensar y ahora no sabe como decirme que no le haga caso. Es igual Sasuke, no tengo corazón ¿recuerdas? Lo dijo Shikamaru, él lo sabe bien.
- ¿Que quieres decir? - se extrañó Sasuke.
- La chica que traicionó a Shikamaru fui yo... el chico con quien me vio fue Shino ¿que te parece?
Sasuke miró confuso a Chouji y Ryuko, estos le hicieron un gesto encogiéndose de hombros como si no supieran de que hablaba y sonrieron.
- ¿Si? - Sasuke la miró incrédulo - ¿Por qué hiciste eso?
- Porque soy una chica mala - volvió a andar, Sasuke la sujetó el brazo obligándola a detenerse.
- ¿Por qué actúas así?
- Porque odio a los hombres, o mas concretamente a los jóvenes, no soporto que os pavoneéis de cuantas chicas os ligáis, no soporto que hagáis mas caso a vuestras caderas que a vuestro corazón y no soportaba ver a Shikamaru todo el día con Temari y con Ino detrás de él, y Tayuya y Kin y la pobre Shiho al que él ni mira ¿que pasa? Me convertí en vengadora de corazones rotos.
- No te creo - sonrió Sasuke - Eso no coincide con lo que Shikamaru contó, él no fue victima de una loca vengadora.
- ¿Y tú que sabes? Yo puedo ser muy mala.
- ¿Quieres que piense que estas loca o algo así? Pues no, yo se que no eres así. Lo primero, si fueses como dices dudo mucho que Shikamaru fuese tan amigo tuyo como es ¿Que quieres? ¿Espantarme? Lo único que estás logrando es provocar que quiera conocerte cada vez más. Además, si de veras eres tan mala eres todo un reto, no has hecho más que provocarme, niña mala.
- Ahora me estás dando miedo.
- Si quieres jugar a que eres mala, jugaremos hasta el final.
Sasuke la miraba de una forma intensa y profunda mientras sonreía de medio lado.
- Ejem - carraspeó Ryuko muy molesta, no ocultaba que Sasuke no le agradaba y menos que tuviese esas confianzas con Akane - ¿Podemos seguir andando? A este paso llegaremos muy tarde.
Shikamaru entró en su casa sin saludar, se descalzó y fue directamente hacia su habitación.
- Shikamaru - oyó a su madre mientras subía, se detuvo - ¿Qué pasa? ¿Ya no se saluda?
- Hola mamá.
Siguió subiendo. Entró en la habitación, soltó la cartera y se tumbó en la cama cerrando los ojos.
- ¿Que te pasa? - dijo su madre entrando.
- Déjame, no estoy de humor.
- ¿Crees que esa son maneras de hablarme?
- Lo siento - dijo sentándose en la cama - Oye ¿le has dicho tú a los padres de Ino que le daría clases a su hija?
- Pues claro, estaban preocupados las notas de Ino están bajando.
- Ino no necesita clases, lo que necesita es atención psicológica y pensar menos en chicos.
- ¿Estás celoso?
- Dile a sus padres que no puedo darle clases.
- ¿Pero que dices? ¿Cómo que no le vas a dar clases?
- Tenías que haberme consultado a mí antes de comprometerte. No voy a darle clases.
- ¿Serás capaz de avergonzar así a tu madre?
Ya se lo he prometido, además es una oportunidad para reanudar tu relación con Ino.
- Mamá, a ver si lo entiendes, no me interesa Ino, ni tener relaciones con ella de ningún tipo.
- Shikamaru, los Yamanaka son amigos nuestros desde hace mucho tiempo, si su hija tiene problemas nosotros tenemos que ayudarles.
- Uff... Mira, le daré clases, un día a la semana, los lunes.
- Pero hijo...
- Los lunes, es el único día que puedo, no voy a renunciar a otras cosas por ella, es lo que hay, que lo tomen o lo dejen y... tengo mis condiciones.
- ¿Condiciones?
- Le daré clases aquí, en nuestra casa, no pienso ir a la suya, como mucho a la biblioteca pública. Y no le daré clases en mi habitación, ni en ninguna estancia privada, lo haré en el comedor o en la cocina, en un sitio donde se nos pueda ver bien-
- ¿A que tienes miedo?
- Es lo que hay, no me fío de Ino, tiene ideas muy raras ¡ah! y otra cosa: el mes que vienes es el Tanabata, quiero prestarle a Akane tu kimono, el azul de las estrellas.
- ¿Le quieres regalar mi kimono?
- Podía ser, tú ya no te lo pones ¿que más te da?
- Pero lo guardo para tu esposa.
- Quiero que Akane lleve ese kimono el día del Tanabata y la voy a llevar a ver las estrellas, le debo una cita y se la voy a pagar, así que no hagas planes con los Yamanaka como haces siempre.
Yoshino vio a su hijo tan decidido, tan extrañamente distinto a como era siempre que no se atrevió a contradecirle.
Jisei no era una chica como las demás, eso es lo que siempre le habían dicho. Quizás era una persona demasiado empática, la mayoría de las personas que la conocían no creían que viera las auras pero lo que estaba claro es que "sentía" los sentimientos de los demás, los percibía y eso era un hecho innegable. Nadie como ella era capaz de darse cuenta de la alegría y el sufrimiento de quienes le rodeaban y eso sería por algo, quizás su capacidad de empatizar con los demás fuera muy superior a la de cualquier otra persona, fuera como fuese, Jisei tenía un "don" y ese don había que aprovecharlo, algo tenía que hacer con él, era egoísta no compartirlo. Desde hacía ya años, una vez a la semana, Jisei acudía al tempo Tsukishiro, un templo sintoísta a las afueras de Konoha, allí los monjes la ayudaban a canalizar ese don y a saber utilizarlo para ayudar a los demás y eso era algo que a Jisei le llenaba de satisfacción porque se sentía útil ayudando a otras personas.
Era ya tarde cuando regresaba a su casa, sus padres no estaban, en esos días había sido sus bodas de plata, 25 años de casados y eso no es algo que se cumpla todos los días, así que se habían regalado el viaje de novios que al casarse no pudieron tener. Jisei tenía que darse prisa, precisamente hoy le tocaba hacer la cena a ella, seguro que Kisuke, su hermano estaría tocándose la barriga y se metería con ella.
Como se había ido al templo nada más salir de clases, aun llevaba puesto el uniforme y cargaba con la cartera. Buscó las llaves de su casa, como siempre estarían al fondo de todo. Mejor llamaría y que le abriera su hermano.
Nada. No abría. Volvió a llamar... y una tercera vez... estaba claro que Kisuke no estaba en casa. Se sentó en el cuelo y vació la cartera... las llaves no estaban, ahora recordaba que el día anterior las llevaba en el bolso y no las sacó... estupendo, estarían aún en el bolso, dentro de casa.
Cogió el móvil para llamar a Kisuke ¿dónde estaría a esas horas? Una nueva desilusión: su hermano no respondía a las llamadas, no se extrañaba, algo le decía que todo se le había torcido ¿y ahora que hacía? Llamaría al trabajo de Kisuke, seguramente no estaría allí, hacía horas que había terminado su jornada pero bueno, a lo mejor le había surgido algún problema.
Efectivamente le comunicaron que de allí ya se había marchado. Volvió a intentar llamarle... era inútil ¿que estaría haciendo?
Bien, pues lo intentaría con Iruka, a lo mejor estaba con él.
- ¿Iruka? - habló cuando éste contestó a su llamada, por lo menos él contestaba - Soy Jisei.
- ¿Jisei? ¿Sucede algo?
- ¿Está Kisuke contigo?
- ¿Por qué? ¿Aún no ha llegado a casa?
- Pues no y me he olvidado las llaves dentro ¿Tú sabes dónde está?
- Ah... si, si se dónde está
- ¿Y le puedes decir que venga? Es que lo estoy llamando pero no me lo coge.
- No me extraña. Esto... Jisei, espérame en el restaurante que hay enfrente de tu casa, voy enseguida.
- ¿Que vas a venir? ¿Por qué?
- No creo que pueda convencer a tu hermano.
- ¿Por qué? ¿Dónde está?
- Está... ocupado. Esta tarde ha visto a una antigua amiga muy querida por él y estarán charlando.
- ¿Qué se ha ido de ligue con una tía? - gritó Jisei.
- Tranquilízate.
- No si me da igual, ya es muy mayorcito pero podía coger el teléfono ¿Tú no puedes hacer que al menos te de las llaves de mi casa? Por mi puede pasar la noche donde quiera pero yo tengo que entrar.
- Anda, espérame donde te he dicho, voy a intentar pasar por dónde está Kisuke a ver si me da las llaves ¿De acuerdo?
- Bueno, venga, te espero... que remedio.
Jisei hizo lo que Iruka le había pedido. No esperó demasiado, Iruka llegó antes de lo previsto.
- Hola Jisei.
- Hola Iruka, siento haberte hecho venir hasta aquí.
- No hay problema ¿Has tomado algo?
- Solo un batido.
- Bien, lo pago y nos vamos.
- ¿Te ha dado las llaves?
- No. No he podido hablar con él.
- ¿Dónde está? No... mejor no me lo digas.
- No te enfades con él, es un hombre joven y saludable y tiene...
- Ya, ya, si lo entiendo, lo entiendo. Lo único que quiero es entrar en casa.
- Pues no vas a poder. Venga, vente a la mía.
- ¿Qué? - gritó Jisei al tiempo que su corazón parecía saltar dentro de su pecho.
- Esta noche la pasarás en mi casa. No te preocupes, yo dormiré en el comedor.
- ¿Pero que dices? ¿Cómo voy a pasar la noche en tu casa?
- ¿Dónde la vas a pasar si no? Bueno, claro, puedes ir a casa de alguna compañera.
Jisei suspiró resignada.
- Pues a casa de Akane no puedo ir, a penas si cabe ella... y los padres de Ryuko son muy estrictos y no les agradará la idea... si no te importa ¿podías llevarme a casa de Ten-Ten?
- Bueno, claro.
Jisei parecía dudar.
- O mejor llévame a un hotel. Mañana te devuelvo el dinero, te lo prometo, es que no quiero molestar.
- ¿Estás tonta?
- Es que es muy tarde y...
- Te vienes a mi casa.
- ¡No puedo ir a tu casa!
- ¿Por qué no? Yo me he quedado a dormir en la tuya algunas veces.
- Ya, pero no es lo mismo ¿que pensaría la gente si me ve entrando en tu casa? Piensa en tu reputación.
- Pensarán que me he ligado a una chica joven y guapa.
- ¿Pero y si saben que soy tu alumna? No, Iruka, no puedes arriesgarte.
- Pues si me ven entrando en un hotel contigo va a ser peor.
- ¿Por qué?
- ¿Crees que voy a dejar que pases la noche sola en un hotel? Anda, vamos a mi casa. Esperaremos a ver si Kisuke coge el teléfono, hablaré con él e iré a por las llaves ¿de acuerdo?
Jisei le miraba mordiéndose el labio, la verdad es que pasar la noche en casa de Iruka era algo que la llenaba de hormigas el estómago. En realidad, había una parte de ella que lo estaba deseando.
- Venga, cuanto más tarde se haga peor pensarán de mí.
- Me da mucha vergüenza.
- ¿Acaso no hay confianza entre nosotros?
Iruka pagó el batido y entraron en el coche tomando rumbo hacia la casa del profesor. Iruka la miraba de reojo, el aspecto de Jisei era realmente como el de un perrillo abandonado en busca de un sitio donde cobijarse, con su carita asustada y vergonzosa, pero la encontraba preciosa, quizás fuera porque la veía desamparada y entraban ganas de abrazarla y reconfortarla,... ¿Pero que estaba pensando? ¡Por dios! que era una de sus alumnas y además la hermana de su mejor amigo, la hija de los que le consideran casi como de la familia... ¿cómo podía estar pensando esas cosas? Sin embargo no podía evitarlo, Jisei era muy atractiva y ya no era ninguna niña, había cumplido los 17 años, pocos meses le quedaban para los 18... no, ya no era la pequeñaza alumna a la que no le gustaba la biología, había crecido y ahora era una mujer, la naturaleza no suele quedarse parada, sigue su curso y la prueba estaba allí. Iruka sentía verdadero aprecio por ella, o al menos eso se decía a sí mismo cuando se descubría mirándola sin darse cuenta; le gustaba su compañía, no solo era su alumna, era la hermana de alguien a quien consideraba uno de sus mejores amigos, la hija de una matrimonio encantador, unos padres para él. El nunca se había fijado en ninguna de sus alumnas, nunca, pero ella era distinta, cuando estaba con ella, con su familia, él podía dejar atrás su rol de profesor y ser un amigo, uno más de la familia y ella también dejaba atrás el papel de alumna, era una chica, una chica corriente, la hermana de su amigo y también amiga suya, por eso él la miraba de forma diferente, porque ya no era su alumna y descubrió que además la miraba como a una mujer, al fin y al cabo él no era tan mayor, era un hombre joven, solo tenía 26 años y ella ya era muy atractiva y la naturaleza tampoco se para en esos temas, que las necesidades biológicas son muy fuertes, que no podía evitar fijarse en ella como en una mujer, que aunque quisiese mantener su mente distraída ciertas partes de su cuerpo no pensaban igual.
Hablando de bastantes cosas superficiales llegaron a su apartamento. A juicio de Jisei era un sitio perfecto, pequeño pero muy acogedor e Iruka lo mantenía siempre limpio y ordenado. Tenía una sala que era a la vez el comedor y la cocina, luego un cuarto de baño y otra habitación, la de Iruka.
- ¿Quieres que te traiga un chándal o algo para que estés más cómoda?
- No, no, no hace falta, gracias. Si no te importa, aún me quedan cosas por hacer.
- Claro, tu misma. Yo voy a intentar llamar otra vez a tu hermano.
Mientras Jisei intentaba terminar sus tareas pendientes, Iruka se dedicó a llamar repetidamente al teléfono de Kisuke, sin ningún éxito. Estaban en un silencio incómodo que ninguno de los dos se atrevía a romper.
- ¿Quieres algo de cena?
- No, no te molestes.
- Si no es molestia, tengo que hacerla de todas formas.
- Pero es que ¿y Kisuke?
- Mira, creo que vamos a tener que olvidarnos de Kisuke. Voy a sacar un futón que tengo y lo pondré en el comedor, tú puedes dormir en mi cama.
- No, de eso nada, yo dormiré en el futón.
Iruka sonrió nervioso ¿por qué se ponía nervioso? Era la hermana de Kisuke, era su amiga ¿tanto le perturbaba la idea de que durmiese en su casa? ¿que clase de pervertido era? por favor, que aquella chica era la hija de los Nagashiyama, que le habían abierto las puertas de su casa y tratado con tanto cariño... Pero no podía evitarlo, en esos momentos ya no era su alumna, ni la hermana de su amigo, no era la niña a la que llevaba años dando clases, en esos momentos pensaba en ella como... Se sentía avergonzado de sí mismo y de esos pensamientos que se empeñaban en venir a su mente, sería porque estaba en su casa, porque estaban a solas, porque se había dado cuenta de que ya no era una niña, y el darse cuenta había producido tal cortocircuito en su mente que ya no sabía como mirarla.
Jisei miraba de vez en cuando a Iruka, estaba muy nerviosa, cada vez muy nerviosa, eso parecía una tontería, ella tenía confianza con Iruka pero no lo podía evitar, estaba en su casa, estaban a solas y como siempre sentía ese maldito tio vivo dentro de ella al estar cerca de él ¿Qué hacía? ¿Qué decía? Realmente la situación era muy incómoda, lo mejor sería decirle que la acompañara a casa de Ten-Ten, pero ya era tarde y...
- Ven, vamos a cenar - Iruka la sacó de sus pensamientos - ¿Has terminado ya, no?
- Ah, si, si.
- Espero que te guste, no es mucho.
Cenaron rodeados por aquel ambiente tenso e incómodo.
- Siéntate en el sofá - dijo Iruka al terminar -He preparado un chocolate calentito para que te ayude a dormir.
Jisei sonrió, "chocolate calentito, que Iruka este, nunca cambiará" pensó.
- ¿Te he ofendido? ¿Quizás es algo infantil para ti?
- No, chocolate está bien, me apetece.
Jisei se sentó en el sofá. No tardó Iruka en acompañarla con dos tazas humeantes de chocolate.
- A mi me ayuda a conciliar el sueño.
- Es perfecto. Solamente pensaba que es una pena no ser adicta al chocolate, así podría poner esa excusa, aprovecharme y lanzarme a besarte alegando que tenías chocolate en los labios o que se me había ido la...
Iruka la miraba con los ojos muy abiertos. Jisei se sonrojó, no podía creer lo que acababa de decir.
- Perdona, he hablado sin pensar es que tú...me gustas.
Iruka realmente se encontraba bastante apurado.
- Lo siento Iruka, no te pongas tan serio, que no te voy a besar ni nada, somos amigos, solo era una pequeña...
Jisei no pudo terminar su frase, Iruka, dejándose llevar por un impulso inconsciente le había acercado a ella y la callaba poniendo en sus labios un pequeño beso. La miró temiendo su reacción.
- Perdona...tu también me gustas... esto... Vamos a ver que hay en la tele - dijo algo nervioso Iruka.
Guardaron silencio. Ambos se sentían incómodos y miraban la televisión sin ver nada. Iruka pensaba que era ridículo, estaba comportándose como un adolescente ¿por qué no se comportaba como un hombre? Por una parte algo en su cerebro no dejaba de repetirle que aquella era su alumna y la hermana de su amigo y por otra su cuerpo entero se sentía atraída hacia ella, quería tocarla, sentirla...
Jisei se sentía confusa y acalorada, llevaba mucho tiempo sintiendo aquello por su profesor ¿qué era? ¿sería amor? no lo sabía pero si sabía que ya no podía más, había estado guardándoselo durante mucho tiempo, era algo que la confundía, necesitaba saber que era lo que sentía, necesitaba quitarse ese nudo de la garganta, necesitaba decirle de una vez lo que pensaba, aunque la rechazase, pero no podía más con ese secreto.
- Iruka, yo...no quiero molestarte pero quiero que sepas que hace ya algún tiempo no puedo verte como a mi profesor, solo puedo verte como a...un hombre. Espero que me disculpes, solo quería que lo supieses, pero no te apures, soy consciente de que para ti soy aún una cría, una alumna, yo...solo necesitaba decírtelo, es un peso que me he quitado de encima, ahora puedo enfrentarme a ello y olvidarlo.
Iruka la miraba realmente asombrado, no sabía que le asombraba más, si la sinceridad de la chica o la madurez que parecía demostrar. De nuevo aquel impulso volvió a dominarle, cogió la nuca de Jisei con una de sus manos y la atrajo hacia sí, volviendo a juntar sus labios, esta vez con un beso más intenso y también quizás algo más violento.
De improviso Iruka rompió aquel beso y se apartó bruscamente.
- Lo siento, lo siento, perdóname, no se que me ha pasado... lo siento.
- Ha sido culpa mía. He hablado sin pensar. No me hagas caso Iruka. No te preocupes, no te molestaré nunca más.
- No es eso Jisei, no es eso... es que tu... eres la hija de los Nagashiyama... la hermana de Kisuke... mi alumna... yo... yo...
- No te preocupes Iruka, si lo entiendo, solo soy una jovencita con sueños absurdos y románticos en su cabeza. Siento haberme dejado llevar. No quiero que te sientas incómodo...
- No me siento incómodo contigo, me siento incómodo conmigo mismo, no se que me pasa y porqué he reaccionado así, me he comportado como un asqueroso. Por favor Jisei, vamos a olvidar todo lo que ha pasado, será lo mejor.
- Si, será lo mejor. Creo que me he sentido furiosa con Kisuke y por eso...
- Si... creo que a mi me ha pasado algo así.
Ninguno de los dos sabía muy bien lo que estaba diciendo pero si sabían que no querían estropear el lazo que les unía.
- Es que salí con tu hermano y creo que he bebido demasiado y aún tengo alcohol en mis venas.
- Si y yo me sentía desamparada y tú me has ayudado... a veces el agradecimiento se confunde con...
- Si... eso debe haber sido. Bueno, yo duermo en el comedor y ya no se habla más.