jueves, 20 de octubre de 2011

28. Una de tantas discusiones


De todos eran conocidas las discusiones entre Shikamaru y Akane, solían comenzar con cualquier tontería, normalmente era la poca actividad de Shikamaru que solía hacer hervir la sangre de Akane. Daba igual, no eran cosas importantes y todos estaban acostumbrados a verlos así, Akane lanzándole miradas asesinas y cualquier cosa que encontrase a mano y Shikamaru capeando el temporal con su habitual tranquilidad. Pero aquel día todo iba a salirse de la rutina.
Y todo empezó a primera hora de la mañana. Shikamaru aprovechaba esos minutos previos a la llegada del profesor para dormitar apoyando la cabeza en sus brazos, recostado sobre la mesa. Akane entró como una exhalación y se colocó delante de Shikamaru, dando un golpe seco apoyó las palmas de las manos en la mesa haciendo que el chico se sobresaltara. Lentamente, como casi todo lo que hacía él, fue levantando la mirada y desperezándose, miró los ojos de Akane brillando de rabia, se incorporó del todo, cruzó sus brazos y esperó a que estallara.
- ¿Sabes lo que he oído en los pasillos? - el tono de Akane era bastante agitado, continuaba apoyada en la mesa, mirándole fijamente.
Shikamaru esbozó una leve sonrisa, Akane había recogido su pelo en una coleta, dejando su cuello al descubierto, a Shikamaru le hacía gracia porque podía ver aquella vena que se le hinchaba cuando se enfadaba.
- ¿Lo has oído? - repitió.
- ¿El qué? - preguntó con desgana.
- Dicen que tú y yo nos hemos enrollado ¿Por qué dicen que nos hemos enrollado?
- Mendokuseeeei... no es la primera vez que dicen algo así, será que todavía están con eso de que nos quedamos encerrados en el ascensor.
- A mi no me hace gracia.
- Ni a mi, pero ya sabes lo que dicen: a palabras necias, oídos sordos.
- Tus novietas me miran mal y dicen cosas desagradables.
- ¿Y que quieres que haga yo? Solo es un rumor, ya pasará y no resoples, pareces un buey.
- ¡Pero que manía te estoy cogiendo!
Akane no parecía dispuesta a marcharse así por las buenas, para ella debía ser una tragedia sin límites eso de que la emparejaran con él. Shikamaru cerró los ojos, sentía la amenaza de otra gran amiga suya: la migraña. Se llevó los dedos índice y pulgar al puente de la nariz y se presionó fuertemente. Al abrir de nuevo los ojos lo primero que vio fue el escote de Akane, vaya, se notaba que llegaba el buen tiempo y las chicas empezaban a desabrocharse botones. Guió su vista de nuevo hasta el cuello de su compañera.
- No te enfades tanto por una tontería así ¿Por qué lo haces todo tan dificil?
- ¿Se puede saber por qué le hablas a mis pechos?
- Son más agradables que tu cara enfada y además se te ha desabrochado un botón.
- Y tu te creerás muy gracioso, pervertido.
- Si me las pones delante tengo que verlas aunque no quiera. Por cierto, lo que te estaba mirando era el cuello.
- ¿Tengo algo en el cuello?
- No, es muy… sensual., no me extraña que Sasuke te lo mordiese. Lo que no sé es si me entran ganas de besarlo o de estrangularte.
- ¿Sabes que se te da genial eso de fastidiarme?
- Si, me estoy especializando.
- ¡Vete a la…!
- Cuida tu boquita, señorita.
Akane se fue hacia su asiento bastante molesta.
Así las cosas, el mal humor de Akane fue en aumento al igual que el dolor de cabeza de Shikamaru.
En la hora de educación física, Shikamaru y Akane fueron a la biblioteca y allí comenzaron de nuevo una discusión. El reparto de los principales personajes protagonistas de la obra era todo un escollo que no les permitía avanzar. Shikamaru argumentaba que, para conseguir atraer al mayor número posible de espectadores, había que poner a personas populares en papeles importantes, pero Akane estaba más por la labor de dar protagonismo a quien demostrara más talento, fuera popular o no.
Para la hora de la comida, Shikamaru podía decir, sin lugar a dudas, que sentía que la cabeza le iba a estallar. Decidió quedarse en el aula a comer, no soportaba la luz del sol. En el aula también se quedaron Sai, Chouji y el grupo ya habitual de chicas: Akane, Ryuko, Jisei y Sumire.
La conversación terminó girando en torno a la obra de teatro que Shikamaru y Akane habían decidido que representarían. Y de nuevo se reanudó la discusión entre ambos. Y es que para los dos aquello era una cuestión de orgullo. Shikamaru no quería que siempre hubiese que hacer lo que las mujeres quisiesen, y aunque era muy molesto discutir, tampoco iba a dejar que Akane se saliese con la suya. Y Akane no podía permitir que aquel gandul, que nunca tenía interés por nada, ahora, precisamente ahora, se pusiese tan gallito.
Shikamaru se levantó de golpe.
- ¿Dónde vas? - preguntó Sumire.
- A la enfermería, a ver si me dan algo para este dolor de cabeza, me está matando.
Cuando Shikamaru volvió al aula se encontró con que no había nadie, mejor, quizás la soledad le ayudase a calmar esa maldita migraña. En cuanto Shizune le había visto supo lo que le ocurría, no era la primera vez que le pasaba, solo le preguntó cuanto tiempo llevaba con ese dolor y le recriminó no acudir antes. Shikamaru sufría migrañas de vez en cuando, con más frecuencia de las que deseaba, era una herencia de familia, su padre solía decir que era la forma en que la naturaleza equilibraba el mundo, era el pago que tenía que soportar por tener un I.Q. superior a la media.
Pero los dolores de cabeza le ponían de muy mal humor. Shikamaru era un chico normalmente amable, pocas veces discutía con nadie, simplemente discutir era demasiado trabajo. La única persona con la que se le solía ver enfrascado en alguna discusión era Akane y por lo general era a ella a la que se la veía enfadada, casi podía decirse que en realidad le gustaba discutir con ella. A Shikamaru le daba igual que los demás se empeñasen en tener la razón pero con Akane no podía evitarlo, le encantaría oír a esa condenada cabezota, decir aunque solo fuera por una vez, que él tenía razón.
De vuelta al aula, Chouji no necesitó más que echar un vistazo a Shikamaru, sentado, con el ceño fruncido y la mirada clavada en el suelo, para comprender lo que le pasaba. También era conocido por todos como le cambiaba el carácter cuando sufría alguna migraña. En esos momentos, el Shikamaru amable y tranquilo que todos conocían solía convertirse en una persona bastante borde y malhumorada, con el ceño fruncido evitaba cualquier conversación, y era mejor no dirigirle la palabra, si lo hacías te arriesgabas o bien a que no te contestase o que lo hiciese soltando algún tipo de sarcsmo en el mejor de los casos, en el peor, olvidaba las delicadezas.
Algo le decía a Jisei que allí se iba a producir una tormenta, lo estaba viendo, las auras de ninguno de los dos presagiaban nada bueno.
La profesora de Literatura, Kurenai, entró en el aula. Después de los habituales saludos, la profesora empezó con su clase.
- Hoy vamos a tratar un nuevo genero literario: el romanticismo.
- Suena muy…. - comenzó a decir Ino.
- ¿Romántico? - agregó burlona Temari.
- Si, muy romántico - dijo Kurenai - ¿alguien sabe decir que es el romanticismo exactamente?
Nadie contestó, aunque se produjeron ciertos murmullos.
- Estoy hablando de una forma de vida, de unos ideales. Tu mismo, Shikamaru ¿Qué sabes del romanticismo?
Shikamaru la miró con verdadera desgana.
- El Romanticismo - habló después de dar un largo suspiro de resignación - Fue un movimiento que surgió en toda Europa durante la primera mitad del siglo XIX, creo.
- No era a lo que me refería, pero tienes razón ¿Te interesa el romanticismo?
- Lord Byron, Goethe, Becquer, Víctor Hugo, Walter Scott, son algunos de sus representantes. Me gustan sus obras.
- ¿Tú lees? - preguntó Kiba,
- ¿Algún problema?
- Entonces - continuó la profesora ignorando el último comentario - Sabrás que caracteriza al romanticismo ¿no?
- Los románticos se caracterizan por ser todos unos "emos", unos moñas. Vivían siempre insatisfechos ante la vida y la sociedad, eran tristes, tenían una tristeza que no tenía explicación, sin motivo, deseaban algo distinto sin saber exactamente que es lo que querían.
- ¿Y cómo sabes tanto? - preguntó esta vez Sumire.
- Yo no sé nada, es lo que he leído.
- Pero lo has explicado bastante bien - continuó Kurenai - Los románticos no solo eran soñadores y ausentes que suspiraban y carecían de fuerzas para cualquier cosa. No. El corazón del romántico estaba lleno de ideales.
Kurenai siguió hablando sobre los románticos, sobre sus ideales de libertad, justicia, lo incomprendidos que se sentían, lo decepcionados por el mundo, que eran intrépidos y amantes de empresas desmesuradas, pesimistas, pálidos, con aire melancólico pero también unos hombres llenos de atractivo y misterio, orgullosos e indómitos.
Todo esto dio comienzo a un entretenido coloquio sobre los románticos hoy en día y sobre el amor.
- Shikamaru - dijo la profesora - Si has leído a Becquer ¿podrías decir cual es el tema principal de su poesía?
- Celos, traición e indiferencia de su amada.
- ¿Qué opináis vosotros del amor?
- El amor es algo maravilloso que te hace sentir viva - contestó Sakura - Aunque a veces te duela.
- Es un dulce dolor - añadió Ino - Es lo que te da fuerzas para enfrentarte a todo.
- ¡Vaya montón de mierda! - soltó de pronto Akane, todas las miradas se dirigieron a ella - ¿He dicho mi pensamiento en voz alta? Lo siento, no me he dado cuenta.
- A ver Akane - habló Kurenai - Eso que has dicho es muy interesante.
- Ha sido sin querer, se me ha escapado, lo que quería decir es que el amor esta sobrevalorado.
- Ponte en pié y ven aquí, a mi lado - Kurenai se apoyó en la mesa del profesor, Akane se acercó - A ver, silencio, ella tiene su opinión, tiene derecho a dar su opinión ¿tú no crees en el amor?
- Pues no, no al menos a nuestra edad.
- ¿Crees que el amor tiene que tener edad?
- Lo que creo es que aún somos muy jóvenes e inmaduros. El amor tiene que ser algo profundo que solo puede nacer desde el conocimiento de uno mismo.
- Muy interesante ¿Alguien más está en contra del amor?… ¿no? Lo siento Akane, estás sola en tu postura ¿Por qué crees que no piensan como tú?
- Porque el enamoramiento es un festival de hormonas que se produce dentro de nosotros, un montón de reacciones químicas en nuestro cerebro y no lo digo yo, lo dicen científicos. A nuestra edad nos gusta un chico y creemos estar enamorados pero es solo el efecto de nuestros sobre estimulados sentidos, el amor tiene que ser algo más, algo… no se como explicarme…
- Tu teoría es curiosa y no creas, no te falta razón ¿Pero sabes lo que le falla? El sentimiento, la chispa, la emoción, pasión… estar enamorada.
- Es normal, no estoy enamorada.
- En esos momentos eres como un bicho raro ¿Eres consciente?
- Si, pero es que no creo en el amor.
- ¿Tenéis algo que decirle? Ahora mismo vosotros representáis a los románticos, con vuestros ideales y vuestras ensoñaciones y ella a los realistas, los pragmáticos… intentad convencerla.
- Yo quiero hacer una pregunta - intervino Sasuke - ¿Qué te hizo pensar así?
- Es una buena pregunta – se interesó Kurenai - ¿Por qué piensas así?
- ¿Cómo que por qué? Porque es lo que creo.
- No - dijo Sasuke - Has llegado a esa conclusión por algún motivo ¿Alguien te hizo daño?
- ¿Quieres decir si he tenido una mala experiencia?
- Si, la ilusión es algo latente en nosotros, ahora estamos empezando a conocer la amor y esas nuevas sensaciones, sin embargo tú las niegas ¿Qué te ha hecho daño?
- ¿Quieres saber si algún hecho me ha vuelto así?
- No, se que algún hecho te ha vuelto así, lo que quiero saber es qué te hizo tanto daño.
- A lo mejor - interrumpió Shikamaru con tono sarcástico - Lo que pasa es que simplemente no tiene corazón.
- Eso es asunto mío.
- Quizás si nos lo dijeras - habló Sakura - Podríamos comprenderlo y quizás convencerte de lo contrario.
- ¿Crees que el amor siempre hace daño? - preguntó curioso Sai.
- No, lo que creo es que a nuestra edad no sabemos lo que es el amor y nos hacemos daño nosotros mismos, nos ilusionamos y luego pasa lo que pasa ¿Puedo ir ya a mi asiento?
- ¿Tú sabes lo que es la ilusión? - volvió a interrumpir Shikamaru con su voz sarcástica aunque esta vez también algo amarga - ¿Tú sabes lo que es poner tu ilusión en una relación y que de un bofetón te la arrebaten?
- Yo se lo que es confiar en una persona y de pronto descubrir que te ha estado mintiendo - repuso Akane mirando ferozmente a Shikamaru.
- Bueno, muchos hemos tenido desilusiones - agregó Naruto.
- Ya, pues yo no lo llevé muy bien ¿sabes?. Yo estaba muy ilusionada y me dolió mucho, por eso, no quiero volver a ilusionarme hasta que no tenga madurez como para soportar otra traición.
- ¿Crees que te van a volver a traicionar? - interrogó esta vez Gaara.
- Ya no me fío de nadie, ahora mismo no puedo creer en palabras bonitas.
- ¿Qué hiciste Shino? - gritó Naruto.
Shino no contestó, se limitó a girarse hacia Naruto.
- Shino no fue, no saques conclusiones antes de tiempo.
- Perdona, es que tampoco se te ha visto con muchos chicos.
- No importa quien fue, era un chico, un chico normal, no tenía nada de especial.
- Entonces ¿Estuviste enamorada? - preguntó Sakura.
- Eso es parte de mi vida privada.
- ¿Te da miedo responder? - de nuevo habló Shikamaru con tono burlón.
- ¡Qué sabrás tú! Si, estaba enamorada - el tono de voz de Akane subió considerablemente - Como una verdadera imbécil, en mi vida he sido tan débil y vulnerable, confiaba en él, tenía mucha ilusión, creía en nuestra relación y en la primera ocasión que tuvo ni siquiera dudó en traicionarme, en tirar mis ilusiones por el suelo y pisotearlas.
- Y por casualidad ¿Le has dejado explicarse? - le replicó Shikamaru - A lo mejor tenía una excusa y tú no le dejaste hablar, que es lo que haces siempre, encabezonarte en tus cosas y no querer escuchar, habría que saber cual es su versión.
- ¿Su versión? ¿Su excusa? ¿Quieres saber cual era su excusa? Que era imbécil, un niñato imbécil, un crío al que yo no le interesaba, lo único que le importaban eran sus hormonas. Me gustaba, me gustaba mucho y no me preguntéis que me gustaba porque no lo sé, solo sé que le creí, que confiaba en él. Llevábamos… llevábamos casi un mes viéndonos y compartiendo sueños y esperanzas en secreto… mis sueños y mis esperanzas, casi un mes en el que me dejé engañar y cuando decidimos compartir eso que teníamos con todo el mundo, en ese momento, me dejó por otra chica, mayor, más guapa e interesante ¿Cuál crees que fue su excusa?
- ¿Esa fue la excusa que te dio? - intervino Sasuke - ¿Qué le gustaba otra chica?
- No. Si me hubiera dicho "Akane, es mejor que no lo intentemos, lo nuestro no va a funcionar porque me gustan otras chicas" yo se lo hubiera agradecido, me habría dolido pero al final lo habría comprendido. El no, el siguió adelante como si nada; unos días de la que iba a ser nuestra primera cita "formal" una chica le pidió salir y como él es imbécil, no se atrevió a decirle que ya salía con otra, no querría ofenderla claro, o no querría perderse esa oportunidad, el muy listillo quedó con ella el mismo día que conmigo, también podía haber anulado nuestra cita, pero no, lo único que hizo fue retrasarla, ya veis que listo, primero veía a una y luego a la otra… todo un caballero.
- Sigo diciendo - habló Shikamaru - ¿Le diste una oportunidad de defenderse o le condenaste directamente como hacer siempre? Si no anuló vuestra cita seguramente fuera porque quería salir contigo.
- Si claro, después de estar con la otra ¡Que bonito! A eso se le llaman cuernos Shikamaru. Eso es traicionar la confianza.
- Que el chico fue algo imbécil es innegable - dijo Temari - Pero quizás no supo como negarse, hay chicos demasiado considerados, quizás la culpa no fue suya del todo.
- No. Claro que fue suya. Yo a la chica no le recrimino nada, ella no lo sabía, así que no hacía nada malo en pedirle una cita. La culpa fue de él, él tenía que haber elegido pero prefirió ofendernos a las dos.
- Akane - habló Hinata con un hilillo de voz, casi con miedo - Pe… perdona que te pregunte esto pero… ¿Cómo lo supiste?
- Eso fue lo peor. Supe que había quedado con ella unos cuantos días antes y esperé, esperé a que me dijera algo, incluso le dije que si no estaba seguro que no salíamos, que no pasaba nada, que comprendía que se sintiese asustado… esperé aferrándome a una estúpida esperanza, hasta que… Ya veis, eso es el amor a nuestra edad, me avergüenzo de haber sido tan vulnerable. Así que pienso que el amor es un asco y no voy a volver a sentirme vulnerable frente a un imbécil hasta que no me crea lo suficientemente madura ¿Qué queréis? Pienso que a nuestra edad lo único que hacemos es dejarnos llevar por nuestros impulsos, jugamos a ser mayores pero somos unos críos.
- ¿Sabes una cosa? - Shikamaru se levantó bruscamente - No eres la única a la que han traicionado, no creas que eres tan especial. A muchos nos han hecho daño, a mí me han hecho daño, yo también estuve enamorado, yo también fue débil y vulnerable, yo también tenía ilusiones y esperanzas - Shikamaru la miraba directamente a los ojos - ¡No sabes como me entregué a esa relación! ¿Y que obtuve? Desconfianza. Vale, puede que yo cometiera un error, era un crío, pero no se me dio la oportunidad de justificarme, ni siquiera de pedir perdón ¿Sabes lo que pasó? Acudí a buscarla, estaba deseando verla y decirle lo que había descubierto que sentía mi corazón, pero ella no estaba, la busqué como un desesperado ¿Y como la encontré? En nuestro lugar favorito… abrazando a otro chico. No me hables de cuernos que yo los viví, los vi con mis propios ojos ¿Sabes lo que sentí?
- ¿Y tú le pediste explicaciones a ella? Seguramente también la condenaste sin querer ni oírla.
- Ella no quiso hablarme. Si me hubiese dicho algo yo la habría escuchado, hubiese creído cualquier cosa que me dijese porque yo creía en ella, estaba loco por ella.
- Eso es lo que dices ahora ¡habría que haberte visto en ese momento!
La escena podía calificarse de violenta, violenta para el resto de la clase que los miraba sin atreverse a decir ni una palabra. Ambos se miraban a los ojos casi sin parpadear. El aire parecía haberse helado a su alrededor.
- Las mujeres sois todas iguales, caprichosas y orgullosas, pensáis que sois las únicas capaces de ilusionarse y encima sois rencorosas, no sois capaces de perdonar y olvidar. Yo también podría estar ahora en contra del amor pero no lo estoy, daré al amor una nueva oportunidad.
- No, no somos capaces de olvidar ¿Y sabes por qué? Quiero recordar cada sentimiento que tuve, quiero recordar el dolor que sentí, así, si me vuelvo a enamorar lo recordaré y pondré freno, no volverá a pasarme.
Akane se giró y se dirigió a la puerta.
- ¿Adónde vas? - preguntó la profesora.
- Al pasillo, supongo que después de esto estaré castigada.
Y salió. Kurenai miró a Shikamaru, en pié, con la vista fija en el suelo. No estaba enfadada con ellos, solo molesta porque siempre terminaban creando un ambiente rancio en la clase.
- Sal tu también y procurad no seguir discutiendo.
Shikamaru se dirigió a la puerta y salió.
- Bueno - habló la profesora - Después de esta experiencia tan intensa ¿Habéis sacado alguna conclusión?
- Que Shikamaru y Akane nunca se pondrán nunca de acuerdo, si uno dice blanco el otro dirá negro - se quejó Kankuro.
- Que son dos formas de reaccionar ante una traición ¿no? - comentó Sakura - Se puede aceptar y tratar de seguir viviendo o dejar que te condicione demasiado.
- Las traiciones es lo peor que hay - afirmó Neji - Pones tu confianza en alguien y te falla haciéndote daño, a veces son difíciles de perdonar.
- Supongo que muchos de vosotros también de alguna manera, alguna vez, os habéis sentido traicionados o al menos desilusionados ¿no? Bien, tratar de recordar ese sentimiento, nos ayudará a comprender el tema que estamos tratando.
No era la primera vez que Akane tenía un cambio de opinión con Shikamaru delante de toda la clase, era algo bastante habitual, lo que no era tan habitual era ver a Shikamaru tan molesto. Pero la mayoría de la clase no le dio más importancia, salvo para sus amigos más íntimos, el resto pareció olvidarlo rápidamente.
Akane miró a Shikamaru con desdén cuando le vio salir del aula y colocarse a su lado.
- ¿Qué haces?
- Esto es muy problemático pero también estoy castigado ¿Siempre tenemos que montar estos espectáculos?
- Ah, no sé, tu sabrás, eres tú el que se ha picado.
- Eres tú la que ha empezado.
Hablaban en voz baja, se suponía que estaban castigados. Guardaron unos incómodos minutos de silencio.
- ¿Por qué no me dijiste que sabías lo de Temari?
- ¿Yo? ¿Tenía que decírtelo yo?
- Yo no quería hacerte daño.
- No, solo querías pasártelo bien con las dos ¿no?
- Yo no quería… yo… es inútil, no quieres entenderlo.
- Si no hay nada que entender, una chica estupenda te pide una cita ¿Cómo te vas a negar? No, no hables, no quiero oír tus absurdas explicaciones.
- ¿Y crees que para mí fue fácil verte con Shino? ¿Qué le tenías? ¿En el banquillo esperando a que yo fallara para sacarle al partido?
- Eres un mezquino.
- Ya. Pues recuerda que yo aquel día tuve dos traiciones, la tuya y la de un amigo ¿tú sabes lo que yo sentí? ¿Por qué no me lo dijiste?
- ¿Qué querías? Que te dijera "se que has quedado con Temari" Se supone que tenías que haberte negado, listo, que eres un listo.
- Te lo hubiera explicado, las cosas no fueron como parecen.
- Mira que te calles, que no te quiero oír, no quiero tus patéticas excusas, además, el daño ya está hecho y se acabó, el pasado es el pasado.
- Pues podías dejarlo en el pasado, pero no, tú no, tu no lo olvidarás nunca.
- ¡Que no te quiero oír! ¡Que me dejes! Además ¿De qué te quejas? Yo no te importo, te da igual lo que yo piense, nunca te he importado.
Shikamaru quiso contestarla pero era consciente de que hablar con ella y tratar de razonar era inútil. Se separó, fue a situarse al otro lado de la puerta.
No volvieron a dirigirse la palabra, un gran silencio les aprisionó. Shikamaru sentía como decenas de palabras se agolpaban en su garganta atragantándole. Necesitaba fumar. Daba igual que pasara algún profesor, sacó un paquete de cigarrillos de uno de sus bolsillos. Akane le miraba con desprecio, mira que le asqueaba aquel maldito vicio ¿Cómo podía ponerse a fumar tan tranquilo? Pero lo que peor llevaba Akane era haber confesado en público que una vez los sentimientos le hicieron vulnerable, maldita sea ¡qué bocazas había sido! Shikamaru se había dado cuenta de todo, era como reconocer que había sido débil frente a él… no quería ni recordar lo que había dicho, había hablado sin pensar, llevaba por la rabia y ahora él seguro que sentía su ego hinchado ¡Qué rabia le daba! Desde que sucedieron aquellos acontecimientos, nunca, nunca había hablado con él de ese tema, no quería oír nada de sus labios, no quería darle explicaciones de nada, solo quería actuar como si nunca hubiese sucedido nada, ella decidió que no le daría la satisfacción de verla llorando, ni de reconocer el daño que le había hecho, para ella entre los dos no había pasado nada.
Shikamaru sentía una extraña sensación ambigua dentro de él. Por un lado estaba realmente molesto ¿Por qué demonios era tan rencorosa? ¿Por qué se negaba a hablar del tema? ¿Por qué no podía reconocer lo que una vez tuvieron? Akane era realmente desesperante, no la comprendía, ni quería hacerlo, era irracional, se suponía que las cosas se solucionan hablando y que a las mujeres les gustaba hablarlo todo ¿Por qué era tan imposible hablar con ella? Por otro lado, sentía una gran amargura, podía comprenderla, podía comprender el dolor que debió sentir y sabía que lo había causado él, se sentía mal consigo mismo. Quería consolarla, había algo en sus ojos que le dañaba, ya no estaban ni alegres, ni enfadados, ni furiosos, no soportaba verla así, hubiese pasado entre ellos lo que hubiese pasado, ante todo era su amiga, quería acercarse a consolarla, era un impulso que salía de algún punto de su cuerpo, deseaba decirle que siempre estaba allí para lo que necesitase, para ella… ¡Dios que problemático era todo!