miércoles, 27 de agosto de 2014

100. Las tribulaciones de los Inuzuka

No era muy habitual ver a Kiba serio y callado pero lo estaba.
Se sentía muy mal sobretodo consigo mismo. Se repetía una y otra vez que debía ser un chico muy tonto porque hacía unos minutos Ino le había insinuado que fueran a bañarse de nuevo y que lo hicieran juntos y él, en lugar de entusiasmarse, como hubiera sido lo lógico, el muy tonto de pronto se acordó de Ten-Ten y se le bajó todo el ánimo. Quizás era porque de pronto pensó que si Ten-Ten salía con Naruto a lo mejor también... ah, no, no podía ni pensarlo.
Fue a dar un paseo solo, quizás para refrescar un poco su mente y cuando volvió a donde estaban sus amigos se encontró con que Shikamaru y Akane no estaban, tampoco Shino, ni Hana, ni Ino, que no había vuelto aún. O sea que solo estaban Naruto, Ten-Ten, Kankuro, Shiho y unos entusiasmados Lee y Sumire que parecían disfrutar como nadie con las cosas que Shiho explicaba.
Miró a Ten-Ten al lado de Naruto, con la cara iluminada por la luna y empezó a recordar muchos momentos vividos con ella, momentos de risas, de confidencias y también recordaba las frases que le habían dicho Kankuro, Shibi, Naruto, Rock Lee... todo el mundo. Ahora se daba cuenta de la razón que tenían y de lo imbécil que había sido, se había dejado arrastrar sin pensar en lo que hacía. Y no es que no le gustase Ino, que si le gustaba, a fin de cuentas era una chica muy guapa, simpática, divertida y además excitante pero no podía compararse con lo que le gustaba Ten-Ten, era otra cosa, era de otra forma. Cada vez que le sucedía algo bueno la primera persona que le venía a la mente para compartirlo era Ten-Ten, si pensaba en ir a ver una película, por ejemplo, pensaba en Ten-Ten y desde luego si, como ahora, por primera vez pensaba en el futuro pensaba que quería que fuese Ten-Ten quien estuviese a su lado.
No estaba bien dejarse llevar por las circunstancias por muy excitantes que estas fueran. Eso no le hacía feliz, era como comerse un pastel que te ofrecen, es apetitoso y claro, no vas a decir que no, te lo comes y te gusta pero en realidad tu lo que quieres es ese bizcocho que has tenido en tu plato y que no te comiste por... por tonto. Y ahora ese bizcocho lo prueban otros y a ti te da mucha rabia.
- ¿Dónde está Ino? - preguntó Naruto.
- Creo que quería volver a bañarse o algo así.
- ¿A estas horas? - inquirió Shiho.
Kiba sintió que todo el mundo le miraba como si fuese una mala persona que había dejado sola a Ino.
- Voy a buscarla.
- Espera - dijo Ten-Ten - Voy yo que tengo que ir al servicio.
- Entonces yo te acompaño - añadió Sumire - Que también tengo ganas pero no me atrevía a ir sola por si me pierdo otra vez.
Naruto miró con un poco de pena a Kiba, le daba la impresión de que Kiba empezaba a darse cuenta del error que había cometido al dejarse arrastrar con Ino y ahora claro, estaba en un lió. Esperaba poder hablar con él y pedirle que no dejase a Ino, no, porque si era él quien le decía que dejaran de verse Ino iba a tomárselo muy mal, seguro que empezaba a pensar que no le gustaba porque no era lo suficientemente guapa o delgada, se sentiría rechazada y en su estado no era muy apropiado que pasase eso. No podía ser, la única forma de que rompieran y no afectase a Ino sería que fuese ella quien le dejase a él.
En cuanto estuvieron un poco separadas del grupo Sumire se plantó delante de Ten-Ten con los ojos brillando y cara de impaciencia.
- ¿A que no sabes que ha pasado?
- ¿Qué ha pasado?
- Estoy muy contenta y emocionada.
- Si eso ya lo veo.
- Pregúntame por qué estoy tan contenta.
- Me lo vas a decir de todas formas.
- Pero pregúntamelo, anda, pregúntame, pregúntame.
- ¿Por qué estás tan contenta?
- Porque ha pasado una cosita. Pregúntame el qué, venga.
- ¿Que te ha pasado? - preguntó con paciencia.
- Ay, no se si decírtelo, me da un poco que vergüenza.
- Bueno, pues no me lo digas.
- Pero pregúntamelo, venga, pregúntamelo.
- ¿Que te ha pasado? - repitió de nuevo.
- Kankuro me ha dado un besito.
Sumire se puso a emitir un extraño ruidito que se suponía era de emoción mientras Ten-Ten la miraba sonriendo.
- Vaya con Kankuro. Voy a tener que hablar muy seriamente con él.
- ¿Por qué? Si no ha hecho nada malo.
- ¿Cómo ha sido el beso? ¿No se habrá aprovechado de ti?
- Que no, que no, que ha sido muy pequeño y n me ha metido la lengua ni nada.
- ¿Y te ha toqueteado?
- No, no, si solo ha sido un besito.
- Uy, no se, no se.
- ¿Por qué? Jolines ha sido mi primer beso, se supone que eres mi amiga y tenía que ponerte contenta.
- No se porqué le das tanta importancia.
- Pues porque nunca me habían besado. Jo, Ten-Ten, yo pensé que te alegrarías.
- ¿A ti te ha alegrado?
- Mucho, mucho. Ya me sentía como un bicho raro al que ningún chico quería besar.
- Pues entonces todo está bien, solo que... no quiero que te ilusiones demasiado.
- ¿Por qué?
- ¿A ti te gusta Kankuro? ¿No te habrás enamorado, verdad?
- ¿Por qué dices eso?
- Es que... a lo mejor para ti es muy importante pero para él quizás solo sea un simple beso ¿Me entiendes?
- Si, si te entiendo y no soy tan tonta como parezco, entiendo que eso no significa que esté enamorado de mí, ni nada de eso. Era solo un beso, lo se y puedes quedarte tranquila, Kankuro no intentó nada más, ni enrollarse conmigo ni nada. Fue un simple beso espontáneo.
Ten-Ten guardó silencio, la verdad es que no tenía porqué ponerse tan protectora con Sumire y tampoco era para tanto, a fin de cuentas era Kankuro, que puede que siempre se le viese intentando ligar con cualquiera de ellas pero la verdad, nunca se había comportado mal, ni insolente o maleducado, en realidad siempre era muy respetuoso con todas y también tenía que reconocer que siempre había demostrado que Sumire le gustaba, vamos que se le notaba bastante.
- Venga, venga - habló Ten-Ten sonriendo y cogiendo del brazo a su amiga - Vamos, cuéntamelo todo, todo ¿Te gustó?
...
Cuando Hana entró en la habitación que compartía con su hermano encontró a este en la penumbra que reinaba en la habitación, sentado en el suelo con gesto mohíno.
- ¿Que miras tanto? - le preguntó Kiba después de percatarse de que no dejaba de mirarle - ¿Algo interesante?
- A ti. Te noto raro.
- ¿Raro? ¿Cómo raro?
- Demasiado silencioso.
- Bueno eso es porque me he dado cuenta de lo tonto que soy.
- Bueno, eso ya lo sabía yo, no es ninguna novedad.
- Antes Ino quería tema y a mi no me apetecía.
Hana le miró incrédula.
- ¿Tema?
- Si, ya sabes.
- ¿Tu lo haces con Ino?
- No porque "este" - señaló a su entrepierna - No quiso.
- ¿Eres impotente?
- Soy imbécil es lo que soy. No se que me pasó, bueno si lo se, tenia la cabeza en otro sitio y ¿Que pasa? También tengo principios aunque no os lo creáis, todos pensáis que estoy con Ino solo para enrollarme y eso y no me gusta que creáis que solo pienso con el pito...
- ¡O sea que has tenido un gatillazo! - se rió.
- No, no ha sido eso, ha sido que de pronto me pareció que estaba siendo un asqueroso con Ino. No te rías. Lo que pasa es que yo... ¡Que dejes de reírte! Es que me daba apuro que alguien viniese y nos pillase, además no tenía preservativos.
- Vale, vale, no te enfades. Me parece estupendo que tuvieses esa consideración con Ino y no te aprovechases.
- Ya, pero a saber que piensa ella ahora ¿Y tu con Shino? ¿Vosotros...?
- ¿Yo con Shino, qué?
- ¿Tú y Shino...? O sea, quiero decir que... ¡No! Mejor no me lo digas, eso a mi no me importa.
- Eso a ti no te importa.
- Eso ya lo he dicho yo.
- Y yo te lo repito - Kiba pareció dudar unos momentos pero de pronto se decidió a preguntar - ¿A ti te gusta Shino?
- ¿A que viene ese interés de repente?
- Eres mi hermana, es normal que me preocupe por ti.
- Pues no, muy normal no es.
- Además, Shino es mi amigo.
- ¿A que tienes miedo?
- No, en realidad a nada. Solo que es raro que mi amigo se enrolle con mi hermana mayor.
- ¿Y si fuese tu hermana pequeña sería menos raro?
- No o si, no se. Es que eres mayor que él y... ¿No es muy crío para ti?
- El no es como tu, desde luego.
- ¿Te gusta?
- Pues si te digo la verdad - se sentó a su lado - No lo se. Se supone que no me gusta, es muy crío para mí.
- Pero el amor no conoce de edades.
- Si conoce, si, no es tan fácil como crees.
- Pero Shino es un tipo serio, quiero decir que no es un cabeza loca como yo, pero...
- ¿Pero qué?
- Es menor de edad y eso es un delito.
- Tampoco es que nos llevemos tantos años ¿O si? ¿Es que soy tan vieja?
- No, claro que no. En realidad no me importa que salgas con él, lo que pasa es que yo a ti te veo más mayor y me resulta raro. Tampoco quiero que te haga daño, ya sabes, que a los chicos de mi edad nos gusten las chicas mas mayores no es tan raro pero... o sea, es que es todo muy raro.
Hana guardó silencio mientras se miraba los dedos de los pies.
- Es que si os hacéis daño mutuamente yo me enfadaría con Shino porque eres mi hermana pero es que él es mi amigo.
- Tu que conoces a Shino ¿Qué crees que pretende?
- Hombre, eso es difícil de decir, Shino es muy raro y nunca se sabe lo que piensa.
Kiba fue el que ahora observó a su hermana durante unos minutos.
- ¿Tengo monos en la cara?
- No. Es que pensaba que tú eres mi hermana y él es mi amigo y es un buen tipo, raro pero bueno y quizás deberías darte una oportunidad. Siempre estas estudiando y ayudando en la clínica y bueno, tampoco os lleváis tantos años y... tampoco hace falta que vayáis en serio, quiero decir que a lo mejor por darle una oportunidad tampoco pasa nada y... no se, no se explicarme pero es que hoy me he dado cuenta de que a veces dejamos pasar oportunidades por miedo a que nos dañen o por miedo a que no salga bien y...
- ¿Es lo que a ti te pasó con Ten-Ten?
- Pues si - bajó la cabeza - Yo creía que siendo amigos estábamos bien.
Hana sonrió.
- Te entiendo. Anda ven aquí con tu hermana - le pasó la mano por los hombros y le acercó a ella - Aún eres un crío, anda que no te queda aprender de la vida.
- Lo dices como si tú fueras muy mayor.
...
Shikamaru miraba en silencio como Akane dormía plácidamente. Sentado a su lado suspiraba y volvía a dirigir su mirada hacia un gran cuaderno que tenía abierto sobre sus piernas, allí había escritos un montón de cosas, informes, apuntes, presupuestos... cosas que ahora él tenía que repasar y asegurarse de que todo estaba bien, por algo empezaba a ejercer de "heredero" además que ahora mismo estaba allí en representación de su padre.
Menudo rollo que era todo, pero tenía que hacerlo. Con lo fácil que esperaba él que fuera su juventud y mira en que lío se había metido.
Volvió a mirar a Akane.
- Cabezota - susurró.
Miró un reloj que había en una de las paredes de la habitación, más valía que fuera a ducharse y se vistiera porque si no se le haría tarde. Dejó el cuaderno en el suelo y se estiró, hoy le esperaba un día muy ajetreado. Tenia el coletero enganchado en su muñeca, era una costumbre suya, siempre que se lo quitaba terminaba enganchándoselo a modo de pulsera, así siempre sabía donde lo dejaba; lo sacó de su muñeca y comenzó a hacerse su habitual coleta.
- No te lo recojas - habló en voz baja Akane - ¿Por qué te lo recoges?
- Porque si no es muy incómodo. Buenos días - se acercó a darla un beso y ella se alejó un poco.
- No me beses nada más despertarme, recién levantados nos huele mal el aliento ¿No lo sabías?
- No, nunca he besado a nadie que acaba de despertarse.
- Pues ya lo sabes. A mis hermanos les apestaba el aliento por las mañanas.
- ¿Me estás llamando apestoso?
- No lo hago por ti, aunque a lo mejor si, con lo sensible que estoy para los olores lo mismo te vomito encima, pero no, lo hago por mi, no quiero darte asco.
- Sería muy difícil que tú me dieras asco.
- Por si acaso.
- ¿Cómo te encuentras?
- Necesito que me pases esa caja de allí, si, esa, dame unas galletas que hay dentro.
- ¿Vas a comer?
- Me lo recomendó la matrona que fui a ver con tu abuela, porque tu abuela me llevó a ver a la matrona del pueblo, dijo que para que los vómitos matutinos fueran menores debía estar un ratito en la cama y comer unas galletas, oye y si ella lo dice por algo será.
- Me refiero a si te duele, a si te ha vuelto a doler. Esta noche has estado quejándote.
- ¿Me he estado quejando?
- Si, si que lo hacías y estabas como muy incómoda.
- Serían los riñones, a veces me duelen bastante.
- ¿No sería por mi culpa? Oye Akane, dime la verdad, tú sabías que aún no podíamos mantener relaciones sexuales ¿A que si? - Akane puso cara mohína - ¿Y por qué lo hiciste?
- Lo siento, lo siento, pensé que ya estaba bien.
- ¿Cómo me dejaste ni siquiera intentarlo? Dime la verdad ¿Qué querías?
- ¿No pensarás que quería perderlo, verdad? - Shikamaru la miró frunciendo el ceño - Pues nunca haría algo así.
- Pero sabías que no teníamos que hacerlo y aún así me lo propusiste y eso no está bien ¿Qué tenías en la cabeza?
- Pensé que te gustaría.
- Pues te advierto que no pienso volver a intentarlo.
- Jo, vale, si fue culpa mía, aunque no es culpa mía, si, ya se que yo empecé y te provoqué pero es que no lo pude evitar, sentía así como...dice la matrona que es normal, que a algunas mujeres se nos despierta la libido, por lo visto es una sobrecarga de estrógenos y progesterona, hay algunas mujeres que pierden las ganas y otras según que días.
- Madre mía - resopló Shikamaru mirándola asombrado.
- Estuve hablando con Ino y me dijo lo que te gustaría.
- ¿Ino? ¿Y que demonios sabe Ino de lo que me gusta a mi?
- No se, ella me dijo que...
- Calla, calla que no quiero saberlo. Desde luego que estas loca ¿Quien te dijo que Ino era una fuente fiable?
- Pero te gustaba…
- Eso no era muy difícil de suponer, soy un adolescente, tengo las hormonas incluidas de serie.
- Pero yo quería que te sintieses bien.
- Me sentiré bien si tú y la niña estáis bien.
- Y dale con la niña ¿Qué harás si es un niño?
- Es una niña, seguro.
- Bueno, voy a vestirme que tenemos mucho que hacer. Al final se nos va a hacer tarde y se molestarán contigo.
- Eh, eh, eh ¿Dónde vas tu?
- Contigo. Tenemos que ir a revisarlo todo y...
- No, no, tu te quedas aquí, anda y duérmete otro poco, que es muy pronto todavía.
- Si, claro ¿Y que más? Tienes una responsabilidad ¿No lo sabías? No voy a dejar que te pongas a hacer el vago.
- Yo no voy a hacer el vago, me gustaría pero no lo haré, pero tú deberías dormir otro poco, no vas a venir conmigo.
- ¿Por qué?
- Porque necesitas descansar, te he traído aquí para que te relajes, no para que no pares de hacer cosas.
- Pero yo quiero ir contigo.
- Pero te tienes que quedar aquí. Tenemos un montón de invitados a los que atender.
- Pero...
- Eh, no protestes, si yo estoy en representación de mi padre tú lo estás en la de mi madre, y tu obligación es ser una buena anfitriona. Así que ahora te duermes un poco más y luego desayunas con ellos y los acompañas hasta la casa. Yo no os podré acompañar en la visita al parque, se asignará un guía al grupo, seguramente uno de mis tíos y tú le ayudarás ¿comprendido?
Akane pensó que ya no podría volver a dormirse, sin embargo mientras Shikamaru se preparaba para irse empezó a notar como poco a poco el sueño de nuevo la vencía.
Estaba ya prácticamente dormida cuando sintió un olor desagradable cerca de ella que la hizo abrir los ojos y separarse.
- Quita - medio gruñó a Shikamaru - ¿Que haces?
- Iba a darte un beso, me voy ya.
- Hueles a pasta de dientes, que asco por favor.
- Pero si antes has dicho que...
- Ya se lo que he dicho pero también me da asco la pasta de dientes, por lo mejor esa.
Shikamaru frunció el ceño "mujer y embarazada, no puede ser más problemático" pensó mientras acariciaba con el dorso de la mano la mejilla de la chica que ya se había vuelto a quedar dormida.
...
El día amaneció bastante malo en Konoha, no había que olvidar que estaban en época de tifones así que tampoco es que se extrañasen mucho de que hiciera bastante viento y el cielo amenazara con descargar una buena lluvia.
Sakura se despertó bastante temprano. Empezó a pensar y cuando se quiso dar cuenta no podía volver a dormirse, estaba demasiado nerviosa y no hacía nada más que dar vueltas en la cama, así que decidió levantarse; podría aprovechar para repasar alguna asignatura.
Pero no había forma. En su cabeza sus pensamientos seguían dando y dando vueltas.
¿Pero en qué estaba pensando cuando aceptó ver a Sasori? Bueno, era para que le devolviera su bolso... en teoría, pero lo mirase como lo mirase aquello era una cita, una cita en toda regla ¿Y en qué estaba pensando ella para aceptar una cita con Sasori?
Eso no podía ser, era imposible, imposible del todo ¿Estaba loca o qué?
No, no, no, imposible, es que era Sasori, o sea, que no era uno cualquiera, era Sasori.
Ella no podía tener una cita con Sasori ¿Cómo iba a tener una cita con él? Bueno, teóricamente no era una cita, solo iba devolverle su bolso. No se le ocurrió decirle que se lo devolviera el lunes en el instituto, total, tampoco era tan importante estar sin móvil dos días.
Que pena que no estuviese Ino en Konoha, podría pedirle que fuera con ella... claro, esa era la solución, no ir sola, no tenía porqué ir sola, Sasori no había dicho que fuese ella sola.
¿Y con quien iba? A ver, ese era un problema porque Ino no estaba, ni Naruto, ni Lee y claro, no se lo iba a decir a Sasuke. Ten-Ten tampoco y por supuesto no podía decírselo a Hinata, imposible del todo, pues si, después de lo que le hicieron no parecía muy apropiado preguntárselo, no, claro que no, Hinata imposible. Estaba Temari, ella era una buena opción, claro, podía llamarla y decirle que fueran juntas, pero claro, tenía que ser Temari sola porque ella suele salir con Neji y no, Neji no, Neji odia a Sasori por lo que le hizo a Hinata, pues si, solo faltaba eso... tendría que ir Temari sola, claro que si Temari ve a Sasori capaz de pensar que es una cita y no le iba a gustar ir de carabina.
¿Pero qué estaba pensando? Aquello no era una cita.
También se había quedado en Konoha Jisei, pero estaba en el mismo caso que Temari, además si Jisei se ha quedado en Konoha y no ha ido a ver a su amiga Akane pues por algo será, algo tendrá que hacer.
¿Y Ryuko y Chouji? Bueno, tampoco tenía tanta confianza con Ryuko como para pedirle que fueran con ella.
Pues nada, solo le quedaba uno: Sai, y no parecía mala opción.
Iba a llamarle pero su madre le pidió que saliera a comprar pan y entonces decidió aprovechar para ir a verle, si, era mucho mejor. Quería pedirle un consejo así que hacerlo personalmente le parecía más educado.
Sai estaba en un cuarto que habían habilitado en la buhardilla de su casa como estudio para que pintase sus cuadros tranquilamente.
Sakura subió hasta la buhardilla por una entrada en el techo de su habitación, en la cual había enganchada una pequeña escalera de mano.
- Pasa, pasa, Sakura - dijo Sai al ver aparecer la cabeza rosa de su compañera.
- ¿Te molesto?
- No, para nada.
- Menos mal, pensé que a lo mejor era muy temprano y estarías durmiendo.
- No me gusta levantarme tarde, si me levanto temprano puedo aprovechar mejor el día ¿Y, tú es que te pasa algo?
- No, bueno si, pero no es grave. Es que quería pedirte un favor.
- ¿Me vas a pedir un favor? Eso es que ya confías en mí como amigo - sonrió - O que no está Naruto, claro.
Sakura le explicó a Sai de forma resumida que había ido a una fiesta en el club de tenis, que allí se encontró con Sasori y los demás y que se había olvidado el bolso y que le encontró Sasori y en el lío en el que se había metido.
- Quería pedirte que me acompañaras.
- ¿Que te acompañe a una cita con Sasori?
- No es una cita, es solo que va a devolverme mi bolso.
- Sabes que Sasori no es un chico en el que se pueda confiar, acuérdate de lo que le hizo a Hinata.
- Bueno, conmigo ha sido bastante... a veces un borde pero otras...
Sai observó como Sakura evitaba mirarle y comenzaba a ponerse bastante nerviosa.
- A mi no te me tienes que dar explicaciones de nada.
- ¡No es lo que tu piensas! - gritó y al momento se arrepintió de haber gritado en casa del chico - Lo siento.
- ¿Y que crees que estoy pensando?
- Ah, pues...
- Iré contigo, claro que iré, no voy a dejarte sola con Sasori ¿Te importa que venga alguien mas con nosotros?
- No, bueno, me imagino que ya habrías quedado.
- Es Misaki, espero que no te moleste.
- No, claro que no me molesta. Misaki me cae muy bien, es muy simpático y educado, cosa que no son todos.
Sakura se quedó mirando a Sai y recordó la conversación que tuvieron en la que Sai le preguntó que qué era el amor ¿Sería Misaki la persona de la que hablaba Sai? Pero Misaki era un chico, se decían de él muchas cosas pero... desde luego que no se sorprendía de Sai, siempre le había visto como un chico muy misterioso, pero mejor sería que no sacase conclusiones antes de tiempo, también Sai podría pensar que ella tenía algo con Sasori y no era así, claro que no.
- Bueno pues entonces quedamos esta tarde, luego te llamo y te digo donde.
- Estupendo.
...
Ten-Ten se desperezó estirándose y abrió los ojos. Lo primero que vio fue que Ino no estaba en su futón, ya se habría levantado. Se incorporó y al hacerlo fue cuando vio a Ino apoyada en una de las paredes de la habitación, con las piernas dobladas, abrazándose las rodillas con sus brazos y con la cabeza apoyada en ellas. Su pelo, largo y rubio, caía como una cascada sobre sus piernas.
- ¿Te pasa algo? - habló preocupada.
- No, nada.
- Ya, pues no lo parece.
- Ayer quise ir a los baños con Kiba y fíjate que le dije que nos lo pasaríamos muy bien y hasta pensaba... llegar al final y todo con él ¿y sabes lo que me dijo?
Ten-Ten la miraba asombrada ¿Esa era su amiga? ¿Desde cuando hablaba así? ¿Desde cuando pensaba esas cosas? Porque Ino podría ser muy coqueta y le gustaba tener a los chicos a su alrededor y todo eso pero ella nunca había actuado así, que vale que hacía "cosas" con los chicos, que ella lo sabía, que se tocaban y eso pero ella siempre decía que guardaba su virginidad para alguien realmente muy importante ¿O es que ya no era virgen? Bueno, tampoco es que le extrañase mucho ella no era la mejor amiga de Ino y no tenía tanta confianza, a lo mejor desde que salían ellas, Sakura y Hinata pues habían pasado muchas cosas.
- No me mires así - continuaba hablando Ino - Además tampoco pasó nada, el muy imbécil dijo que "no se encontraba con ganas" ¿Que te parece? que no se encontraba con ganas... ¿tan repulsiva soy? ¿Es que doy asco o algo? ¿Tú te crees que esa es una respuesta normal en un chico normal?
- A lo mejor lo asustaste, si no estaba preparado...
- ¿Pero que preparado ni que tontería? Los chicos siempre están preparados, es en lo único que piensan.
- Mujer, no siempre son como les pintamos, a veces también se asustan o a lo mejor es que quería tomar él la iniciativa, a algunos chicos no les gusta que sean las chicas las lanzadas, cosas de machos dominantes y eso, vamos que como que se sienten intimidados.
- ¿Tu crees?
- Pues claro, es mas, seguro que luego se pasó toda la noche arrepintiéndose de lo que dijo. Aunque... digo yo, Ino ¿Tu estás enamorada de Kiba? Pero dime la verdad ¿Estás enamorada de él o no?
- Bueno es que Kiba es muy mono y alegre y luego es muy sexy.
- ¿Pero estás enamorada o no?
Ino giró la cabeza, deshizo el abrazo a sus piernas, apoyó las manos en el suelo y empezó a levantarse.
- Voy a ducharme antes de que lo hagan los demás.
...
Iruka no quería ser una carga para la familia Nagashiyama, se sentía incómodo estando viviendo de huésped, sobretodo porque no se encontraba ya mal, así que todos los días procuraba levantarse el primero para preparar el desayuno, aunque el sábado al entrar en la cocina se encontró con que Jisei ya estaba allí.
- ¿Qué pretendías hacer? - le dijo Jisei nada más verle.
- Buenos días, Jisei. Pretendía hacer el desayuno.
- Ya me lo imaginaba. Anda, ve al comedor y siéntate que hoy lo preparo yo.
- ¿Qué te parece si lo preparamos juntos?
- Yo lo haré, tu siéntate y descansa.
- No necesito descansar, acabo de despertarme.
- Estas recién operado. Siéntate y déjate mimar un poco.
- Bueno pero voy a beber agua ¿Me dejas beber agua?
- Te la puedo llevar yo.
- Si, claro, como si fueses mi sirvienta o algo así, solo me faltaba eso, encima de estar en tu casa de gorrón.
- Que vayas al comedor y te sientes, aquí me pones nerviosa, me siento observada.
- Bueno, déjame coger un vaso y beber agua al menos.
El timbre de la puerta sonó.
- Anda, ya que quieres hacer algo abre la puerta.
Iruka se dirigió a la puerta y por el camino volvió a sonar el timbre.
- Sea quien sea es bastante impaciente - habló en voz baja.
Abrió la puerta y se quedó unos segundos mirando perplejo a la persona que estaba al otro lado.
- ¿Akane? - dijo en un tono completamente asombrado.
- ¿Nos conocemos? - contestó sonriendo una chica que aparentemente Iruka juraría que era Akane.
- ¿Eres tu? - continuó hablando perplejo - Pasa, pasa.
- Bueno, a lo mejor me he equivocado ¿No vive aquí Jisei?
- ¿Quien es Iruka? ¡Ah! - exclamó Jisei al ver a la chica para al momento correr a abrazarse a ella.
Las dos chicas parecían muy contentas de verse, como si hiciera mucho tiempo que no lo hacían. Iruka observó a la chica, era Akane, seguro, se la veía algo más alta pero debía ser por culpa de esos taconazos que llevaba y también parecía un poco más delgada, seguramente por los vómitos del embarazo. Vestía un sugerente vestido negro, ceñido al cuerpo, bastante cortito y que dejaba sus hombros al aire; el pelo recogido en un estratégicamente improvisada trenza no parecía del mismo color, tampoco llevaba sus habituales gafas y podía verse que iba maquillada ocultando sus pequitas.
- ¿Akane? - repitió cada vez más confundido.
- Ay perdona, es que me he emocionado. Iruka esta no es Akane, es Ayesa, Ayesa Senju, la prima importante de Akane. Ayesa, te presento a Iruka Umino, un amigo de la familia.
- Encantada - dijo sonriéndole y haciéndole un respetuoso saludo - Que mono es, Jisei ¿Dónde le has encontrado?
- ¿Akane? - repitió una vez más, Iruka.
- No, no soy Akane, siento desilusionarte.
- Mira Iruka, Ayesa se parece a Akane pero no son iguales.
- ¿Qué no son iguales?
- No, mira, Ayesa tiene los ojos pardos ¿lo ves? y los de Akane son azul turquesa.
- Y yo no uso gafas.
- Eso, y es más alta y tiene menos pecho... bastante menos.
- Y mi pelo no es tan naranja como el suyo, además yo tengo mechas marrones ¿Ella sigue con su mismo pelo de zanahoria? - se dirigió a Jisei.
- El mismo.
- Nos parecemos pero no somos iguales.
- Y la voz también es distinta - añadió Jisei - Ayesa es como una versión más sofisticada de Akane.
- Eh, que yo soy mayor que ella, en todo caso ella es una copia mía pero con menos calidad - rió - Por cierto ¿Dónde está? He ido a visitarla a ver como se encuentra con lo del embarazo, que ya me he enterado, menudo disgusto ¿verdad? Pero no hay nadie en casa de mi tío.
- Ven, pasa, pasa que te tengo que contar muchas cosas ¿Has desayunado ya?
- ¿Ayesa? - dijo de pronto Kisuke - ¿Eres tú, Ayesa?
- ¡Kisuke!
- ¡Pero que guapísima estás! Dame un abrazo que te he echado mucho de menos.
Iruka miraba cada vez más asombrado a aquella chica.
- ¿Qué haces por aquí? - se interesaba Kisuke.
- Nos hemos mudado a la casa de vacaciones.
- ¿Ahora vives aquí? - preguntó Jisei.
- Pero a las afueras de Konoha, ya sabes como es mi madre. Es que mi padre quiere hacer negocios no se que con un tal Uchiha.
- ¿Con los Uchiha? - preguntó esta vez Iruka.
- Si ¿Los conocéis?
- Vaya que si los conocemos, el hijo pequeño va a mi clase.
- Ah, pues tenía concertada una cita matrimonial con él para esta tarde pero a última hora la han aplazado.
- ¿Una cita matrimonial? - se extrañó Iruka - ¿Todavía hay de eso? Quiero decir para chicas tan... jóvenes como tu.
- Mi madre dice que como no sirvo para estudiar pues me tendré que casar. Eh, que me han educado para ser una buena esposa.
- Los Senju son una familia muy importante - explicó Jisei.
- Si, los conozco - respondió Iruka - No me imaginaba que Akane estuviese emparentada con ellos.
- No, es que no lo está. Mi madre y su padre son primos pero mi madre se casó con un Senju y desde entonces la relación con el resto de la familia no es muy frecuente.
- Digamos que Akane pertenece a la familia pobre de Ayesa - rió Kisuke.
- Yo soy una Senju y prácticamente no me relaciono con los Kumoyuki, pero pasaba las vacaciones aquí y solía escaparme para venir a jugar con Jisei, Ryuko y Akane ¿Te acuerdas? Yo era el valiente caballero que mataba dragones y defendía a los indefensos, véase, mi dulce princesa Ryuko. Por cierto ¿Podemos quedar con mi princesa? Estoy deseando verla.