jueves, 28 de agosto de 2014

105. Si tiene que haber guerra, habrá guerra

Sasori abrió un pequeño frigorífico que tenían en la habitación, no solían comer allí, para eso la residencia tenía un servicio de comedor, pero les venía bien ese mini frigorífico para guardar bebidas, leche y algún que otro alimento por si les entraba hambre mientras estudiaban o no tenían tiempo de bajar al comedor. Miró lo que había allí dentro, no sabía que refresco le gustaría a esa chica, ni si bebía cerveza, quizás lo mejor era algo caliente porque el agua y el viento les había hecho sentir frío y a lo mejor el cuerpo lo agradecía ¿Pero que le preparaba? Bueno, él desde luego iba a prepararse un café con leche así que sacó un tetrabrik del frigorífico y lo dejó encima de una especie de mesa, al lado de un microondas y una cafetera
Fue a coger un vaso cuando su vista se perdió a través de la ventana. La lluvia caía cada vez con más fuerza y el viento movía las ramas de los árboles. Se paró a pensar en su ciudad, en Suna, allí no solía llover muy a menudo, era un lugar árido, cerca de un desierto que poco a poco avanzaba hacia ellos y al que intentaban robar terreno. Recordar Suna le hacía inmediatamente pensar en su padre y su madre y en cuanto los echaba de menos de pequeño.
Movió la cabeza y alejo rápidamente aquellos pensamientos mientras cogía de la cafetera una jarra llena de café y echaba un poco en el vaso. Sintió un carraspeo, seguramente era la chica, se giro para verla, se había puesto su chándal y no le quedaba mal, claro, él tampoco es que fuera muy alto. También se había lavado la cara, ahora en ella no quedaba ni rastro de maquillaje y pensó que así estaba mucho mejor, mostrando su belleza de forma natural, sin artificios.
- ¿Quieres tomar algo?
- No, no gracias.
- ¿Un café? ¿Té? ¿Leche caliente? Te sentará bien.
- No, de veras, gracias.
- Pues yo si voy a tomar algo. Siéntate ¿Has colgado tu ropa para que se seque?
- Si, bueno, la he puesto en el servicio.
- Seguro que no tarda en secarse.
- Si, seguro - Sakura no sabía donde sentarse, no había demasiadas sillas, solo una par, cada una frente a un escritorio, así que decidió sentarse en una de ellas mientras miraba a Sasori preparar un vaso de café e inconscientemente comenzó a mover los dedos.
- Quizás prefieres un refresco.
- No, de verdad, no quiero nada.
Sasori se sentó encima de su cama con el vaso de café en las manos. Desvió la vista cuando se sintió apresado por los curiosos ojos de la chica, la miro de reojo y se dio cuenta de lo incómoda que se sentía.
Pero ahora, como un bobo, no podía dejar de mirarla, de observar cada movimiento, le resultaba una chica tan extraña... no la comprendía, no podía comprenderla, si tan molesta y dolida estaba con el Uchiha ¿Por qué simplemente no le mandaba a freír espárragos?
El silencio era muy incómodo. En la habitación solo se podía escuchar el tic tac de un reloj en la pared y el sonido de la lluvia caer contra la ventana.
- ¿Crees que quiero drogarte? - sonrió de medio lado.
- No es eso, es que...
- Es que no te fías de mí.
- ¿Y cómo quieres que me fíe? Drogaste a Hinata ¡Por dios, a Hinata!
- ¿Hubiera sido distinto si hubiese sido otra?
- ¡Es la prima de Neji! ¡Y estaba con Gaara!
- Yo no la drogué - respondió con naturalidad - Todo el mundo vio que Deidara le dio una lata que abrió delante de ella.
- Ya y todos sabemos que de alguna forma le echasteis dentro esa droga.
- Que rencorosa que eres, pelirrosa.
- ¿Y cómo quieres que sea?
- Yo no toqué a Hinata.
- No es que la tocaras, es el hecho, es lo que planeasteis.
- ¿Y si te digo que no me siento orgulloso de aquello?
Sakura le miró a los ojos y por un momento creyó ver algo como una disculpa en ellos. Fue solo un segundo pero lo suficiente como para dejarla confusa.
- ¿Tu nunca has hecho algo que estuviera... no bien del todo? - musitó Sasori.
- No, nunca.
- ¿Estás segura? ¿Siempre has obrado correctamente?
- Por supuesto.
- ¿Nunca has mentido? ¿Engañado? ¿Ocultado la verdad? ¿Siempre has sido tan asquerosamente buena? ¿Ni siquiera alguna vez has tenido ganas de pegar a alguien? ¿De insultarle? ¿De vengarte o hacer algo para reírte de él? ¿Es que todo el mundo te cae bien?
Sakura bajó la vista. Demasiadas preguntas de una vez, no sabía como responderlas, como decirle que ella no haría daño a una persona inocente, nunca.
- ¿Nunca has sentido envidia?
- No, nunca - respondió con un hilo de voz.
- Eso es mentira. Todos sentimos envidia alguna vez de algo y no envidia de la buena. No te quieras hacer ahora la santurrona.
- Bueno, yo soy humana y a veces...
- ¿Nunca te has equivocado en nada? O no, será que no lo estoy planteando bien... Sasuke se fue con Orochimaru y vosotros estuvisteis dispuestos a perdonarle, hubiese hecho lo que hubiese hecho ¿Cierto?
- El... no sabía lo que hacía... le influyeron.
- Ya... claro... ¿Y que sabes de mi? Me parece que tú juzgas a la gente con la ley del embudo ¿no?
Sakura empezaba a sentirse más que avergonzada. Quería marcharse de allí, si, se iría... no importaba si la ropa estaba aún húmeda, se iría.
Sin embargo no se movió, se sentía clavada en aquella silla. Las palabras de Sasori le habían dolido pero sentía que tenía que ser así, era como una especie de castigo que se merecía... era cierto, habría perdonado a Sasuke cualquier cosa, se la habría justificado, aunque Sasuke hubiese drogado la bebida de una amiga ella seguro que hubiese pensado que le había obligado o cualquier cosa... era cierto... era una verdadera hipócrita y se merecía esas palabras.
Sasori bebió un sorbo de su vaso y lo dejó encima de la pequeña mesa. Se levantó y abrió un poco la ventana, el aire entró en la habitación a la vez que un intenso olor a tierra mojada y removió el pelo del chico .
- Voy a fumar - anunció - Si no te importa.
Sin esperar contestación y sintiéndose de improviso observado por los verdes ojos de su acompañante buscó en los bolsillos de una cazadora que había sobre su cama. No tardó en encontrar un paquete de tabaco y un mechero y bajo la atenta mira de Sakura encendió un cigarrillo.
- ¿Fumas? - preguntó sin mirarla.
- No, no fumo.
- No me extraña. Todo en ti es políticamente correcto.
- ¿Qué piensas de mi? - soltó de pronto. No pudo soportar la intriga, no podía guardarse esa pregunta, era una tonta ¿como se le ocurría preguntarle eso? Ni si quiera habían hablado mas de unos minutos a parte de las discusiones que habían tenido. Pero necesitaba saberlo, la duda le carcomía por dentro.
Notó su profunda mirada clavada en ella, y se sintió más que incomoda frente a la situación, pero tenia que saberlo, necesitaba que le dijera lo que creía de ella. Sasori se fijó los ojos de la chica, ahora abiertos con curiosidad.
Sakura desvió nerviosa la mirada ante la suya ¿Qué le había preguntado? ¿Acaso la había escuchado bien? Quería saber lo que pensaba de ella, pero ¿Y eso por qué? La miro algo sorprendido ante aquello.
- ¿Acaso te importa lo que yo piense de ti?
- Pues... si.
- ¿Por qué?
A parte de la sorpresa inicial, Sasori parecía no mostrar ningún asombro o curiosidad, simplemente cogió el vaso de café y dio otro sorbo.
- Pues, me gusta saber lo que la gente piensa de mí.
- Eso es muy extraño.
- Ya, supongo que si y algo tonto, lo se.
- No debería importarte lo que piensan los demás.
- Y no me importa es solo que antes he hablado mucho y me gustaría saber que piensas de mi.
- Pues no se... ¿Sinceramente?
- Si, claro, sinceramente.
- Siempre me has parecido un poco tonta.
Sakura se esperaba algo así, más que nada porque ella misma se lo había repetido hasta la saciedad pero aún así se sintió decepcionada y quizás hasta algo dolida.
- Quiero decir - añadió Sasori lentamente - Que siempre te he visto detrás de Sasuke, preocupada por él, viendo por sus ojos y sin fijarte en nada más. Todo lo que hacía Sasuke estaba bien, te ponías de su lado sin valorar si tenía razón y llorabas mucho hasta que te volviste una bruta pero aún así seguí pensando que no tenías personalidad.
- ¿Y no es lo mismo que Fatora hace contigo? - contestó algo ofendida - También va detrás de ti y hace todo lo que tu le pides, y es peor porque la tratas mal y la menosprecias.
Sasori dio una larga calada al cigarrillo.
- Tienes razón - soltó el humo lentamente - Fatora es a mi lo que tu a Sasuke, así que al verla a ella te ves a ti misma.
- Y tu también.
- Yo no le he pedido que venga detrás de mí.
- Ni Sasuke me lo... - Sakura reflexionó sobre la frase que iba a decir, resultaba de lo más patética porque ahora se daba cuenta de que ella era igual y de que Sasuke la trataba igual de mal que siempre había visto a Sasori tratar a Fatora. Siempre había pensado que Sasori era un ser ridículo con aires de superioridad y Fatora se comportaba como una verdadera estúpida... igual que Sasuke y ella.
No iba a llorar. No quería volver a llorar, basta ya de llantos, llorando no estaba consiguiendo nada, lo que tenía que hacer era ser fuerte y valorarse más a si misma.
Y ahora que hablaba con Sasori sobre Fatora y le escuchaba fríamente se daba cuenta de lo molesta que le resultaba esa chica y lo molesta que debía resultar ella para Sasuke aunque esa no era razón para que las tratasen de esa forma, ni a ella, ni a Fatora.
...
- ¿Así que por fin lo hiciste? - preguntaba la abuela de Shikamaru mientras este la miraba con las manos dentro de los bolsillos y cara de aburrimiento.
- Si, ha sido muy problemático pero ya lo hice.
- ¿Y no te sientes mejor?
- Me siento igual. Esto no significa nada, estamos como estábamos, no veo gran diferencia.
- Ay hijo que flojo que eres para todo, eres igualito a como era tu abuelo, por eso la abuela Shikami te quiere tanto, porque eres igual que su hijo.
- Bueno, también era tu marido.
- Y la persona con más paciencia que he conocido ¿A que no sabes que de jovencita yo no le soportaba?
- Mira, igual que Akane a mí.
- Le consideraba insoportable, siempre quejándose de cualquier cosa... no le soportaba y tu eres igual que él.
- ¿Y que le hizo casarse con una mujer tan problemática como tu?
- Pregúntatelo a ti mismo.
Shikamaru suspiró, si que era cierto, Akane era sin duda la chica más problemática que conocía, más incluso que Ino y eso que de niño él pensaba que no habría ninguna más problemática que ella. Supuso que él era igual que su abuelo y cuanto más difícil se lo ponía una chica más se empeñaba en conseguir que le hiciera caso... vete tu a saber, la mente humana es muy compleja.
- ¿No crees que hacer una fiesta es un poco exagerado, abuela?
- ¿El qué?
- La tía Haruko me ha dicho que pida al tio que prepare los fuegos artificiales y que desde que papá trajo a Akane estáis preparando esta celebración.
- ¿Qué celebración? Por dios Shikamaru no empieces a imaginar cosas. Todos los años, en esta época, lanzamos fuegos artificiales para celebrar la berrida claro que tu, como hace tanto que no vienes ya no te acuerdas. Solemos hacerlo cuando está terminando pero este año la abuela y yo pensamos hacerlo para que Akane los viera, solo para animarla. Cuando la trajo tu padre estaba bastante hundida, es asombroso como se ha recuperado, supongo que será cosa del embarazo.
- Ah, ya veo. De todas formas quería preguntarte que es lo que habéis hablado con ella para conseguir que se animase.
- En realidad nada. Hablamos de su futuro, de lo que esperaba del futuro, ella nos habló de sus deseos de estudiar y la abuela Shikami le preguntó si estaba segura de que su familia la iba a dejar estudiar. Eso la entristeció aún más porque se dio cuenta de que era un sueño imposible, de pronto cayó en el detalle de que sus estudios a su familia no le importaban nada, que su madre siempre hablaba de que su hermano mayor tenía que ir a la universidad e incluso el pequeño porque su padrastro quería que fuese médico o algo así y que su padre también hablaba de su hijo mayor y de uno que era muy listo y nadie hablaba de ella, nadie planeaba donde iba a estudiar. A mi me dio mucha pena escucharla.
La mente analítica de Shikamaru lo procesó todo rápidamente mientras su abuela hablaba. Seguramente en esos momentos Akane se daría cuanta de que no había universidades públicas cerca de Konoha, que tendría que trasladarse a otra ciudad y su madre no iba a permitir algo así y en cuanto a las privadas pues tampoco querrían gastar el dinero en ella, a fin y al cabo era una mujer y la sociedad aún era bastante sexista para esos temas y muchas mujeres son las que, ellas mismas, opinan que su mejor futuro es casarse y ocuparse de su casa y sus hijos.
Que triste era todo, sobretodo para alguien rebelde como Akane.
Recordó las frases de Kushina: "quería huir de su casa, soñaba con ser periodista y viajar por el mundo para huir de esa prisión en la que se siente". La realidad debió ser muy dura para ella.
- Pero la abuela Shikami - continuó su abuela - Le dijo que no tuviera miedo de nada porque quizás estar embarazada era lo mejor que podía pasarle. Ahora podría escapar de ese ambiente agobiante en el que vivía, ahora se ocuparía de ella misma y de algo suyo, suyo, un hijo suyo, no de su madre, algo que sería de ella, alguien que confiaría en ella y le daría cariño. Sabemos que ser madre no es fácil y menos aún ser madre adolescente, ni padre tampoco, pero es que ella ya ha sido madre, ha tenido casi todas las responsabilidades y ninguna satisfacción. Tu padre nos contó como había reaccionado su madre, que no la dejaba volver a su casa, la violencia con la que la trataba, lo mal que siempre la debían haber tratado y nos dimos cuenta de que debías quererla de verdad y debía ser especial para ti para conseguir que alguien tan flojo como tu hiciera algo y nosotros, Shikamaru, somos una familia, para lo bueno y para lo malo, cuando las cosas vienen buenas todos lo celebramos y cuando son malas somos una piña. Claro que no nos gustó la idea de que a tu edad ya tengas que asumir tantas responsabilidades, no nos hizo ninguna gracia, pero a lo hecho, pecho... es lo bueno que tienen las familias, tu no te has dado cuenta de esas cosas pero ella, que no tiene familia, lo valora muchísimo.
- Ya veo, por eso os ha cogido tanto cariño.
- Es como aquel gato abandonado que una vez tu padre trajo a casa. Nadie queríamos tener gatos pero tu padre se lo encontró y lo trajo y una vez que lo había traído ¿cómo íbamos a volver a abandonarlo? Ella es como ese gato, asustada, miedosa, cada vez que hacíamos un gesto brusco el animalillo se escondía pero cualquier muestra de cariño que le dábamos lo agradecía muchísimo, cogió mucho cariño a tu padre, no se separaba de él... era un animal muy agradecido.
Shikamaru dejó a su abuela mientras recapacitaba sobre lo que le había dicho, así que Akane era un gatito abandonado ¿Estaba comparando a Akane con un gato? Menudas comparaciones que hacía su abuela. Regresó a la cocina, allí estaba aún Akane, disfrutando de sus banderillas.
- ¿Qué haces todavía aquí? ¿No te han dicho que te vayas a descansar un poco?
- Ya me siento mejor.
- Akane no te me pongas cabezona. Estarás mejor pero tienes que cuidarte.
- Ay que pesado que eres.
- Es que no quiero... no quiero perder a mi hija, ni a ti ¿Y mi tía?
- Ha ido con tu tio a comprar al pueblo. Ha dicho que esta noche vamos a hacer una barbacoa y que vamos a invitar a todos.
- ¿Qué todos?
- A Ino, Naruto y los demás y no te preocupes que como ya existen los móviles ha llamado a Shikato para preguntarles a ellos y han dicho que si y que luego pagan su parte, que no son unos gorrones ¿Qué te parece si nosotros preparamos la ensalada?
- No, tú no, tú te vas a echar un rato ahora mismo.
- Pero no tengo sueño.
- Pues no te duermas, pero te echas, pesada que eres muy pesada.
- ¿Y no me dejas ayudarte?
- No.
- ¿Y no me puedo quedar aquí, sentadita y tranquila?
- No serás capaz de estarte quieta.
- Lo prometo. Anda, tú preparas la ensalada y yo te miro y mientras me cuentas cosas.
- ¿De qué?
- De tus abuelas, cuéntame cosas de ellas.
- ¿Y qué quieres que te cuente?
- No se, cosas de ellas, son geniales ¿No crees?
- Nunca me lo he planteado.
- Pues si, son geniales, las admiro muchísimo. Me han enseñado que se puede ser una persona maravillosa, activa, creativa... son fantásticas, las veo y veo mujeres, mujeres de verdad, que han luchado por sacar la familia adelante, a sus hijos, que han luchado por ellos y por mantener la familia unida y... ¿sabías que cuando tu bisabuela era joven las mujeres no estudiaban? Claro, ellas por lo visto no lo necesitaban, solo necesitaban casarse y los únicos que estudiaban en la universidad eran los niños y tu abuela se propuso antes de casarse que sus hijos, todos sus hijos irian a la universidad, ya fueran niños o niñas, todos tendrían la misma oportunidad ¿No es asombroso?
Shikamaru miraba a Akane sonriendo, veía en sus ojos ese brillo que tanto le caracterizaba, ese que siempre tenía cuando hacía planes, como una especie de pasión, la misma que ponía en sus gestos y sus palabras y entonces comprendió porqué a pesar de ser la chica más problemática que conocía siempre le había gustado tanto.
- Podemos hacer unos pasteles por si alguien quiere algo dulce ¿Que te parece? - habló por decir algo y no quedar como un imbécil mirándola tontamente.
- Si a ti no te gustan los dulces.
- Pero me gustas tú y como comes chocolate - le guiñó un ojo.
- Pervertido. Me da igual, yo no puedo comer azúcar.
- Entonces no lo haremos, no quiero que te envidia. De todas formas creo que será mejor que subas a descansar, la ensalada la podemos preparar mientras se hace la barbacoa, ahora tengo que ir a cuidar a la cierva herida.
- ¿Puedo ir contigo?
- Dios, que tozuda que eres. Escucha chica problemática - dijo atrayéndola hacia si y abrazándola - Me das muchos disgustos, no te dejas cuidar.
- Será que no estoy acostumbrada a no hacer nada.
- Pues vas a tener que aprender porque te lo repito: no quiero que te pase nada. Por favor, hazme caso alguna vez, déjame cuidarte... eres mi gatito abandonado y tengo que cuidarte - dijo mientras le acariciaba el pelo.
- ¿Gatito? ¿Eso soy para ti? ¿Un gato? - frunció el ceño.
- Te va a estallar la vena del cuello, ahora se te ve más y da miedo.
- Eres "mu" tonto, pero "mu" tonto.
- Pero te quiero, no lo olvides.
El impertinente sonido del móvil de Akane desde la mochila que había dejado sobre una de las sillas, rompió la magia que empezaba a crearse.
- ¿Te has llevado al móvil? ¿Quien esperas que te llamase?
- Maron o... mi madre - contestó con desilusión mientras sacaba el móvil, se separaba iba hacia la puerta y miraba el nombre de quien le llamaba - Hola Sasuke. Espera que aquí hay muy mala cobertura - decía saliendo de la cocina hacia el comedor.
- Maldita sea - murmuró - El Uchiha tenía que ser, ese tío es una verdadera mosca cojonera.
- No, no me molestas pero creo que no es el momento adecuado - continuaba hablando Akane.
- Uy que no molesta - mascullaba Shikamaru - Si, si molestas Uchiha, molestas bastante
- ¿Es que te pasa algo?
- "Uy si" - habló con tono de burla Shikamaru - "Te echo mucho de menos, Cenicienta"
- No, se que te pasa algo, lo noto.
- "Lo que pasa es que quiero meterte un buen polvo"
- ¿Es por Sakura? ¿Qué pasa? ¿Habéis discutido?… ¿No? Entonces será que la hechas de menos.
- Ya te cuento yo lo que ese echa de menos - gruñó mientras empezó a buscar algo por los armarios.
- Ya, ya veo. Bueno, el lunes hablamos, si es que después de lo que te voy a contar te quedan ganas, claro.
- "Si yo no quiero hablar, quiero utilizar la lengua para otra cosa" - abrió el congelador del frigorífico y algo llamó su atención, una enorme tarrina de helado de chocolate, lo cogió.
- No, no digas eso, eso no es cierto.
- Uy que no y otra cosa también te metería, si lo sabré yo - volvió a abrir uno de los armarios y cogió un vaso.
- Solo te pasa que estás muy confundido.
- No, confundido no está, ya te lo digo yo - cogió una cuchara la introdujo en el helado y cogió un trozo que echó en el vaso, depositando la cuchara en el fregadero.
- No... mira Sasuke esto no es para hablarlo por teléfono, tendremos que hablarlo cara a cara.
- "Cara a cara yo te haría otra cosa que no es hablar" - abrió el congelador y volvió a guardar la tarrina de helado, cogió ahora una cucharilla pequeña.
- Es que no es algo para contar por teléfono, pero vamos, no tiene que ver contigo, es un problema mío que a ti no te afecta.
- Vaya, pues menos mal - se acercó a ella por la espalda, acercó sus labios al cuello de la chica y depositó un beso pequeño, ella hizo un gesto de sorpresa.
- Lo siento Sasuke, lo siento mucho pero yo... esto tenemos que hablarlo cara a cara.
Shikamaru se colocó ahora delante de ella y le enseñó el vaso con aquella sustancia de color marrón y se lo acercó a la nariz. Akane abrió los ojos instintivamente ¿eso era chocolate?
- Imposible, no estoy en Konoha - habló ya sin prestar mucha atención a su interlocutor y mirando el vaso y como Shikamaru lo movía a su alrededor.
Shikamaru sonrió y sacó la cucharilla llena de helado y lo acercó a los labios de Akane que rápidamente los abrió y atrapó la cuchara con la boca.
Shikamaru se quedó ensimismado viendo el gesto de placer que Akane ponía al saborear su querido chocolate y Akane dejó de prestar atención a su interlocutor.
- Perdona Sasuke, es que no te he oído - Shikamaru volvió a llenar la cucharilla y se la ofreció pero justo cuando Akane estaba a centímetros de ella, la retiró - ¡Dame! - susurró la chica y Shikamaru repitió de nuevo el mismo gesto.
Lo hizo varias veces llevando la cucharilla en diversas direcciones y provocando el enfado de Akane.
- Dame - repetía en voz baja.
Ya si que Akane no hacía caso de lo que Sasuke hablaba, solo miraba el movimiento de la cucharilla hasta que Shikamaru la introdujo en su propia boca.
- Imbécil - volvió a susurrar - Perdona Sasuke, entonces nos vemos el lunes y hablamos ¿De acuerdo?
Shikamaru una vez más volvió a mostrarle la cucharilla llena de helado. Akane le dio un pequeño manotazo y se giró altiva hacia un lado para no verla pero Shikamaru insistía.
- ¡Que me dejes! - gruñó en voz baja - Bueno, Sasuke, como quieras, pero créeme que deberías hablar con Sakura, creo que te pase lo que te pase ella te entenderá.
Shikamaru llevó de nuevo la cuchara a su boca y la saboreó. Después de sacarla se acercó a Akane mientras dejaba el vaso encima de un mueble del comedor y rozaba suavemente su mejilla hasta llevar su mano hacia la barbilla y guiarla para que le mirase.
Akane pensaba en el chocolate, no lo podía evitar, una vez que lo probaba siempre quería un poquito más
- Dame - parecía ronronear como un gatito.
Sonriendo de medio lado, Shikamaru cogió el móvil de la mano de Akane y lo apagó.
- Cógelo tu misma.
Se inclinó hacia ella y tomo los labios de la chica con delicadeza, con un beso sencillo, sin profundizar en ningún momento. Fue Akane la que se lanzó a sus labios como si quisiera succionar el chocolate que aún quedase, hundiendo los dedos entre su pelo para impedir que se alejase.
Cuando por fin le soltó, Akane tenía la cara bastante roja y se llevó las manos a la boca, tapándosela con gesto asustado.
Unos golpecitos en la puerta del comedor les hizo mirar sobresaltados.
En la puerta, un señor que, como todos los Nara, se parecía mucho al padre de Shikamaru, con una coleta parecida y hasta la misma pequeña barba, les miraba sonriendo de medio lado.
- Quizás no debería haber visto esto.
- Tío Ensui - habló casi con tono aburrido Shikamaru - ¿Qué haces aquí? Ahora iba a buscarte.
- Ya, ya, supongo que querías recordarme algo, pero ya lo ha hecho tu abuela - Bueno que yo iba a beber agua, vosotros seguir con lo vuestro, pero creo que estaríais más cómodos en la habitación.
- Eres tonto, todo es culpa tuya, ciervo del demonio - gruñó por lo bajo Akane entrando de nuevo en la cocina aunque de pronto se giró para recoger el vaso que aún estaba sobre el mueble.
- ¿Mía? Has sido tu la que me ha besado, tu, querida cabeza de calabaza, tu.
- ¡Déjame en paz! La culpa es tuya por enseñarme este chocolate y luego no darme.
- Excusas, excusas.
- Eres un pervertido - refunfuñó mientras metía la cuchara en su boca.
- Ah si, claro, ahora soy yo el pervertido.
...
En el club de tenis, bajo el porche de la entrada, refugiado de la lluvia que cada vez era más intensa, Sasuke miraba su móvil como si ese aparato tuviese la culpa de todo.
- Déjala en paz de una vez - le dijo una voz femenina no muy lejos de él. Se giró para mirar y se encontró a Temari mirándole con cara de enfado.
- ¿Te dedicas ahora a espiarme tu también?
- No me interesa tu vida pero hablabas lo suficientemente fuerte como para escucharte, no tengo la culpa de que funcione mi capacidad auditiva, si era un secreto haber hablado más bajo o en un lugar privado.
Temari había salido a respirar un poco, estaba con Matsuri tomando un refresco y hablando de tonterías cuando vio pasar por allí a Itachi y sintió que se ahogaba. Había tomado la decisión de apartarse de ellos, de Itachi y de Neji y de pronto verle allí, de improviso, le produjo mucha ansiedad y, extrañamente en ella, tomó la decisión mas cobarde: huir, pero es que no se sentía con fuerzas para mirarle a los ojos, menos aún después de que la pidiese compartir su vida.
No se percató de la presencia de Sasuke hasta que le oyó hablar con tono lastimero. Casi le dio pena, se le veía preocupado, notaba que sabía que pasaba algo aunque no el que y su voz sonaba muy distinta a como lo hacía habitualmente.
- Hazme caso - le dijo tratando de suavizar su propio tono y que no se notara la animadversión que le producía - No se cuanto te gusta Akane pero es mejor que la olvides.
Sasuke la miró fijamente durante unos segundos que a Temari empezaron a hacérseles eternos.
- ¿Está embarazada? - preguntó seca y escuetamente.
- No soy yo quien tiene que contestarte eso.
- Pues ya lo has hecho.
- Me imagino que ella quiere explicártelo personalmente. No te lo tomes tan a mal, en la vida no siempre se gana, piensa que puedes haber perdido una chica pero quizás has ganado.
- No hay problema con eso. El niño es mío.
Temari le miró incrédula y casi asustada, aquella afirmación sonó realmente rotunda.
- No es lo que yo he oído.
- Ya, tu amigo ha sido muy rápido adjudicándose el premio pero es mío y no voy a dejar que me lo quite, puedes ir diciéndoselo.
Sin mas, Sasuke se giró y se marchó de allí. Temari parpadeó confusa un par de veces, enseguida buscó su móvil entre las cosas de su bolso y lo encendió. Mientras esperaba que contestasen, con una mano sacó un paquete de tabaco, lo movió suavemente para que algunos cigarrillos sobresaliesen y llevó los labios a uno para sacarlo.
- ¿Shikamaru? - habló mientras guardaba el paquete y se quitaba el cigarro de la boca - ¿Cómo estás?
Mientras Shikamaru contestaba ella volvió a poner el cigarrillo en sus labios para buscar ahora el mechero. De improviso se encontró una llama frente a ella, una mano masculina sujetaba un mechero dorado, ella se acercó y aspiró para encender el cigarro.
- Gracias - contestó.
- Vamos Hidan - escuchó una ronca voz masculina.
- Ya voy, ya voy, eres un pesado, Kakuzu - oyó a quien le había ofrecido fuego mientras veía sus zapatos alejarse. Levantó la vista pero solo vio su espalda, tenía un buen porte y el pelo muy claro y engominado.
- Perdona Shikamaru, te llamo para decirte que Sasuke sabe que Akane está embarazada y dice que el niño es suyo.
- Vale, genial, gracias, el lunes nos vemos - Shikamaru apagó el móvil y lo guardó con desgana - Así que el Uchiha quiere guerra, pues habrá de dársela - masculló entre dientes.
...
Jisei esperaba en casa de Iruka ya impaciente y nerviosa. Tardaba mucho ¿Por qué tardaba tanto? ¿Tanto necesitaba para disimular un poco con Kakashi? ¿Pero cuanto se enrollaba este hombre? A lo mejor es que se había olvidado de que ella le esperaba, no, que tontería ¿Cómo iba a olvidarse? Claro que estaba Anko ¿Y si...? Es que Anko era una mujer muy atractiva y ya había salido con ella ¿Y si...? No, por supuesto que no, Iruka no iba a sentirse embaucado tanto como para llegar hasta el punto de olvidar que tenía a una chica en su casa, esperándole.
¿Pero por qué tardaba tanto?
¿Y ella que hacía? Se aburría soberanamente. Podría haberse entretenido preparando té para cuando Iruka llegase pero le parecía que era tomarse muchas libertades.
Pues lo haría. Se levantó decidida, ya que Iruka tardaba tanto tendría que compensarla de alguna forma, así que iba a buscar entre sus armarios a ver si encontraba el té y lo prepararía, a fin de cuentas Iruka miraba por su cocina con toda la naturalidad que daba la confianza ¿Por qué no iba ella a hacerlo?
Y lo preparó, pero Iruka seguía sin venir.
Hay que ver lo largos que se pueden hacer los minutos cuando esperas a alguien. Jisei se levantó y anduvo por enésima vez por la casa de Iruka. En realidad no era una casa, era un pequeño apartamento que tenía un comedor-cocina, todo incluido, el servicio y una habitación. Sin darse cuenta Jisei entró en la habitación y se sentó en la cama del profesor. Acarició el edredón de forma mecánica y soñadora como si fuese parte de Iruka, suspiró y de pronto, sin saber porqué y llevada por esa curiosidad que siempre sienten las mujeres sin razón aparente abrió uno de los cajones de la pequeña mesa que tenía al lado de la cama, quería saber si en lo que no se veía, Iruka era igual de ordenado que con lo que se veía.
Lo cerró rápidamente algo asustada, claro que ¿De que se asustaba? Encontrar una caja de preservativos en la habitación de un hombre joven no era ni tan extraño, ni tan malo, era lo normal ¿o no? Además eso quería decir que tomaba precauciones.
Por fin sonó el timbre de la puerta y Jisei corrió a abrir. Al otro lado de esta se encontró la imagen más lamentable de Iruka que esperaba ver, completamente empapado, su coleta medio deshecha y caída, la ropa pegada al cuerpo y un gesto que indicaba que acababa de llegar corriendo. Jisei no supo si sentir pena por él o reconocer que hasta tenía su punto de sexy.
- ¿Puedo pasar? - dijo ahogadamente el profesor.
- Si, claro, pasa, pasa, estás en tu casa - dijo con cierta burla.
- No sabes la que está cayendo ahora, es horroroso. Con tu permiso voy a darme una ducha caliente porque estoy helado.
- Claro. He preparado té ¿Te parece bien?
- Genial, me parece genial - decía mientras entraba en el servicio.
Jisei se sentó a esperar a que Iruka saliese del mismo. No tardó en hacerlo, salía con una toalla de color musgo anudada a la cintura.
- Perdona - dijo sonriendo y caminando depreisa hacia su habitación - Se me olvidó coger ropa.
- No, no te preocupes - Jisei le miró detenidamente, no quería perderse ni un detalle de aquella escena tan inusual.
- No se como vamos a hacer para ir a tu casa - hablaba desde su habitación.
- ¿Por qué?
- Llueve mucho y mi coche está aparcado en tu casa ¿Lo recuerdas?
- Podríamos llamar a mi padre o a Kisuke y que vengan a recogernos.
- Buena idea.