miércoles, 27 de agosto de 2014

98. Una sorpresa inesperada

El jueves Shikamaru había avisado a todos los que iban a ir a su pueblo que al día siguiente, solo una hora después de terminar las clases debían estar en la estación de tren ya que si perdían ese pasarían cuatro horas hasta que llegase el siguiente y él quería llegar cuanto antes, así que, estuviese quien estuviese y faltase quien faltase él se marcharía.
Y así, al terminar las clases el viernes se apresuraron a ir a sus casas a por las maletas que ya tenían preparadas. El que más corrió fue sin duda Shikamaru que debía pasar por casa del padre de Akane para recoger a sus hermanos. El ya había quedado con su madrastra en llevárselos para que vieran a su hermana, o mejor, para que su hermana los viera a ellos ya que desde que se supo lo de su embarazo se encontraba bastante alejada de su familia y eso la producía cierta añoranza.
Su padre miró a Shikamaru con una mirada fulminante, no le hacía gracia que se llevara a sus hijos pero Maron consideraba que era lo mejor para todos.
- Shikamaru - le dijo cuando este estaba a punto de irse - Dale estas galletas a Akane, las he hecho sin azúcar y sin sacarina, que se que en su estado no debe tomar y seguro que le gustan y dile que le echamos mucho de menos, su padre es muy cabezón pero es porque no acepta que haya arruinado su vida, él la quiere mucho, siempre ha sido la niña de sus ojos y le ha dolido mucho, díselo, dile que la quiere y que tenga un poco de paciencia con él.
- Se lo diré, no te preocupes. Y tampoco te preocupes por Yusuke y Hideki, les va a gustar mucho ver los ciervos.
Y no solo iban Yusuke y Hideki, además Shino llevaba a su hermano Hotaru, inseparable como era de Yusuke. Así que, al final eran... demasiados los que iban con él.
El, Chiharu, Minako, Naruto, Yusuke, Hideki, Hotaru, Shino, Hana, Kiba, Ino, Ten-Ten, Sumire, Kankuro, Lee y Shiho, que al final Lee la convenció o es que aceptó por no oírle más.
En la casa familiar habían preparado habitaciones para los tres niños y Minako, que dormiría con Chiharu y el resto iría a un pequeño hotel a las afueras del pueblo donde había reservado 5 habitaciones dobles, que se las apañasen como quisieran y una más para él y Akane, ya que tenía baños termales pensó que era una buena idea llevarla allí, además que seguro que estando con tanta gente se animaría.
En el tren, Hana se preguntaba porqué había aceptado ir con Shino a ese sitio y lo peor de todo es que iba con su hermano. Kiba no dejaba de mirarla con gesto enfurruñado, parecía más que incómodo con su presencia. No tenía que haber aceptado, era algo ridículo ¿que hacía ella con ese grupo de chicos? se sentía fuera de lugar completamente y más con su hermano pequeño allí. Sentada al lado de Shino, de repente sintió la mano de este cogiendo la suya y apretándola. Le miró, Shino no mostraba ningún gesto, es mas, miraba al frente, si no fuera porque le pareció ver que sus labios se curvaban formando una débil sonrisa pensaría que ese apretón había sido totalmente casual.
Que extraño era Shino, que misterioso y que... raro. Pero ella le conocía, ya hacía años que le conocía así que sabía que era un chico inteligente, tranquilo, calmado y... ya estaba otra vez, ya estaba pensando en él y tratando de justificar la razón por la cual estaba con él. Y es que ni ella misma se comprendía, Shino llegó a su casa y la invitó a pasar el fin de semana viendo ciervos, en el bosque y le apeteció muchísimo ir y además que se lo propuso delante de su madre y esta se entusiasmó, vamos que casi la obligó, decía que Hana estudiaba demasiado y el tiempo libre que tenía lo gastaba en la clínica veterinaria y que eso no podía ser, que tenía que salir y para colmo Kiba gruñó que no lo parecía bien y eso fue precisamente lo que la hizo decidirse más a ir ¿quien se creía que era ese mocoso?
Sonrió, la verdad es que Kiba resultaba encantador cuando se ponía celosillo, porque si, porque Shino era su amigo y sentía celos de que se lo quitase.
No es que a Kiba le molestase que Shino invitase a su hermana, o que saliese con ella, lo que le molestaba era que estaba allí y como era su hermana mayor pues parecía "cortarle un poco el rollo". A él Shino le caía bien, era un chico muy extraño pero le caía bien, tenía confianza con él y no le parecía mala persona para su hermana, lo que no quería era enterarse de sus cosas "intimas" eso era algo asqueroso, por dios, que era su hermana.
Hana no era la única que se preguntaba que hacia allí con toda esa gente, Shiho estaba en la misma situación. Ella no era una chica tímida pero no era de las más extrovertidas, era difícil de explicar como era porque no era de las que hablan con cualquiera o se meten en conversaciones y son espontáneas, mas bien estaba siempre en silencio pero eso no quería decir que fuera introvertida, simplemente que no le apetecía unirse a los grupos habituales de su clase. Ella tenía sus propias prioridades, su imaginación, sus libros, sus aficiones, las cuales le daba la impresión de que no eran compartidas por los demás, por eso no las mencionaba nunca. Pero ella era feliz con su vida interior, si algo le molestaba es que desde siempre los profesores, cuando hablaban con sus padres, siempre les preguntaban si era feliz, pues claro que era feliz, que no fuera parte habitual de un grupo no quería decir que se sintiera infeliz, si ella era feliz a su manera. También una cosa que sorprendía siempre a los profesores era que la consideraban tímida porque no hablaba pero no, ella no era tímida, para nada, solo había tenido algunos momentos en su vida de timidez y era cuando Shikamaru la hablaba y eso era porque le admiraba muchísimo, era el chico imbatible en torneos de ajedrez, se decía que tenía un I.Q. superior a la media ¿cómo no le iba a admirar?
- Nos lo vamos a pasar muy bien - decía entusiasmado Lee a su lado - ¡Ya lo verás!
- No se.
- ¿Cómo que no sabes?
- Es que no si si encajo muy bien por aquí.
- Tonterías, claro que si, a todos les caes muy bien y Shikamaru me ha dicho que por la noche se ven muy bien las estrellas.
- Si, tienes razón, va a ser estupendo, me gustan las excursiones al aire libre.
Chiharu, al lado de Minako fruncía el ceño y se cruzaba de brazos con gesto desilusionado.
- Pues vaya - decía - A mi que me gustaba Shino y mira tu que viene con una chica, y encima mayor que él, jolines ya me ha estropeado el rollo.
- ¿Te gusta Shino?
- Si, me parece de lo mas interesante y misterioso. Pues nada, tendré que fijarme en tu hermano.
- ¡Eh! ¿Estás loca?
- ¿Qué pasa?
- Mira que me fijo yo en el tuyo.
- El mio ya está prácticamente casado.
- ¿Oye y para cuando va a nacer tu sobrino?
- Para primavera ¿no es emocionante?
- Tía que vas a ser tía - se rió.
- Si y pienso mimarle un montón.
- ¿Te lo dejarán alguna vez?
- Espero que si. Con lo que me gustan a mi los bebés... estoy deseando que nazca.
...
Sasuke, sentado frente a su escritorio, con una carpeta de colo marrón encima de él, dudaba si abrirla o no. Se sentía mal, bastante mal. Su padre había anulado la cita matrimonial del día siguiente y eso le produjo cierto alivio pero poco le duró porque le había dado aquella carpeta con las mejores candidatas para ser su esposa para que él eligiese. Podía seleccionar a todas las que desease y con todas concertarían una cita pero debía escoger a una y que no se quejase que le daban la opción de ser él quien la escogiese.
Sentía como si le estuviesen metiendo en una jaula, una jaula grande si, y llena de lujos, pero una jaula. Tenía que elegir esposa, por el bien de la familia debía hacerlo y sabía que era lo mejor, porque la familia estaba ante todo lo demás pero es que él a lo mejor iba a tener un hijo ¿eso no era importante? Pero antes tenía que estar seguro. No había querido preguntar nada sobre Akane a ninguno de sus compañeros, no quería que encima le llamasen paranoico, esperaría a que Akane regresase al instituto para hablar con ella.
Pero mientras tanto tenía que escoger para que su padre no se enfadase y le obligase a tener citas con cualquiera.
Bien, pues habría que ver que clase de chicas son las que había seleccionado su padre. Tampoco era tan terrible, lo haría y así se ganaría un poco la confianza de su padre... a fin de cuentas lo importante es la familia y necesitaba tener contento a su padre para cuando le dijese que iba a tener un hijo con una chica sin apellido ilustre.
Abrió la carpeta. Estaba seguro de encontrar alguna Hyuuga entre ellas y esperaba que no fuera Hinata.
De momento las chicas se veían guapas, vestidas elegantemente y con anotaciones sobre su nombre, edad, estatura, familia, costumbres, aficiones e incluso sus notas, por lo que se veía su padre era bastante exigente.
Antes de empezar a leer sus fichas decidió dar una primera ojeada, a lo mejor había alguna que le llamaba más la atención.
Y la hubo.
Sasuke se quedó mirándola realmente asombrado. De todas las chicas que conocía desde luego que no esperaba encontrarla a ella.
Yamanaka Ino.
¿Ino era parte de una ilustre familia? Y era ella, no había duda, ella misma, con su pelo rubio, vestida con un elegante kimono de color celeste que hacía juego con sus ojos... si, era ella.
¿Pero los Yamanaka no tenían una floristería?
Si, cierto, tenían una floristería y ese dato hacía que se diera por echo que su linaje era humilde pero es que su padre era oficial de las fuerzas de autodefensa terrestres y parece ser que tenía un alto cargo.
Vaya, quien lo diría.
Y por lo que se veía ella aceptaba eso de buscar novio de esa manera, por claro, se suponía que todo era aceptado por esas chicas, que sabían lo que hacían.
Pues mira por donde ya tenía a la primera candidata, aunque solo fuera por curiosidad.
Siguió ojeando. Había una chica que le resultaba familiar "Sawanaguchi Ayumi", se parecía a Sumire y se apellidaba igual ¿serían familia?
Otra chica vestida con un kimono negro y cabello de color naranja elegantemente recogido en un moño también llamó su atención, quizás por el color de pelo, a lo mejor era por eso que le daba la impresión de tener un gran parecido con Akane, claro que esta iba maquillada y por lo que se veía en los datos era mayor que ella... "Senju Ayesa", vaya, una Senju, desde luego que no tenía nada que ver con su Akane, aún así, la escogió también.
...
- ¡Que bonito! - exclamaba entusiasmada Sumire al bajar del tren en la estación del pueblo de Shikamaru.
- A esta muchacha todo le parece bonito - comentaba Kiba - Ya quiero ver yo el día en el que algo le parezca feo.
- ¿Van a venir a recogernos, Shika? - preguntaba Ino.
- Si, si van a venir - contestaba este mientras se estiraba - ¿Estamos todos? ¿No se habrá quedado nadie en el tren, verdad?
- Estamos todos, yo los he contado - indicaba Ten-Ten.
- ¿Va a venir tu primo? - decía Minako - Ya veréis, es muy guapo.
- Minako no empieces ¿eh? - gruñó Naruto.
- Ya está el aguafiestas, de verdad que no se porqué te han invitado a ti.
- ¿Y dónde están los ciervos? - añadía Sumire mirando alrededor inquieta.
- En el bosque, Sumire, en el bosque - respondía Ino.
- ¿Y cuando los vamos a ver? - insistía Sumire.
- Pues mañana, ahora se va a hacer pronto de noche y no veríamos nada si nos metiéramos en el bosque - contestó Shikamaru - Mañana iremos a verlos.
- MIrad, ahí está mi primo - señaló Chiharu una furgoneta que aparcaba cerca de ellos - Vamos.
Shikato bajó de la misma casi al mismo tiempo que dos chicos exactamente iguales, castaños y con los rasgos muy parecidos a los de Shikamaru.
- ¿Y esos niños? - preguntó Minako.
- Son los hijos de una de nuestras primas - respondió Chiharu - Habrán venido a pasar unos días, en esta época solemos juntarnos muchos Nara.
- Hombre primo - sonrió Shikato - ¿A cuanta gente te has traído?
- Hola Shikato ¿Cómo estás? - le saludó Shikamaru - Pues ¿y tu? ¿Qué haces con los gemelos?
- Les dije que venían chicos de su edad y querían conocerlos. Pero se van a portar bien ¿A que si? - dijo cogiendo a uno de la nuca - Esta noche les vamos a poner una tienda al lado de la casa, así no se aburrirán.
- ¿Vamos a acampar? - preguntó entusiasmado Yusuke.
- Si, pero os estaremos vigilando, os lo advierto.
- Tiene la misma coleta que Shikamaru - murmuró Sumire a Ten-Ten mientras Shikamaru presentaba a su primo.
- Si, ya me he dado cuenta - se echaron a reír sin poderlo evitar.
- ¿A que os ha hecho gracia mi coleta? - se dirigió a ellas Shikato sonriendo.
- Ah - Sumire se puso de improviso bastante colorada - Es que... bueno tu la tienes un poco más deprimida que la de Shikamaru.
- Si, es que Shikamaru tiene mas alcurnia que yo - volvió a sonreír - ¿Cabremos todos en la furgoneta?
- No, si ellos no van a venir - indicó Shikamaru - Van al hotel, tienen habitaciones reservadas. Chiharu, Minako, Yusuke, Hideki y tu, mini-Shino, subid a la furgoneta. Shikato llévalos hasta la casa y yo acompañaré a estos al hotel.
- No hace falta Shika - apuntó Ino - Yo creo que recuerdo donde es de cuando vine con mis padres ¿Es el de los baños termales, no?
- Si, el mismo.
- Pues entonces no hace falta que nos acompañes.
- Además, si Ino no se acordase tampoco pasa nada, preguntaremos. Tu ve con Akane que estarás deseando verla.
- ¿Y por qué no les acompaño yo? - propuso Chiharu - Así le enseño el pueblo de paso a Minako que la otra vez no lo hice ¿Eh?
- Está bien lo dejo en tus manos.
- Shikamaru - habló Shino - ¿De verdad no te molesta llevarte a mi hermano? Mira que este y Yusuke juntos pueden ser terribles.
- Si, ya lo se y más con los gemelos, pero mira, vamos a confiar un poco en ellos. Déjalos que disfruten, se lo van a pasar bien y si hacen alguna trastada mi tío se ocupará de darles una buena regañina y te aseguro que mi tío da bastante miedo.
- ¿Habéis oído, no? - les advirtió Shino.
- Que si, pesado, que si - respondió quejoso Hotaru.
- Pues venga, subid a la furgoneta - ordenó Shino.
- Ah - dijo Shikamaru antes de subir a la furgoneta - Tenéis cinco habitaciones dobles reservadas, os las repartís como queráis. Akane y yo iremos a los baños y cenar, también vamos a pasar ahí la noche así que nos veremos pronto.
En la furgoneta, mientras los niños parecían hacerse amigos rápidamente, Shikato ponía a Shikamaru al tanto de todo lo que tendría que ocuparse Shikamaru esos días.
- Supongo que todo será muy problemático para ti.
- Un poco.
- Pues no te preocupes que Akane ya está al tanto de todo.
- ¿Akane? No se porqué no me sorprende. Dime la verdad ¿Cómo está?
- Está genial. El martes cuando tu padre la trajo estuvo bastante callada y como aislada. Luego estuvo hablando con las abuelas y no se lo que la dirían pero al día siguiente se levantó llena de energía y preguntando en que podía ayudar. Ha pasado pocos días pero te aseguro que se ha integrado perfectamente.
- ¿Que se ha integrado?
- Va a ser una Nara estupenda. Si tu no la aceptas como pareja estoy pensando en hacerlo yo.
- Ya, claro - dijo en tono aburrido mientras bostezaba.
Al llegar a la casa los niños salieron lo más deprisa de la furgoneta. La abuela de Shikamaru les esperaba en la puerta. Shikamaru la vio, respiró hondo y se acercó a ella.
- Abuela - dijo casi con miedo.
Lo primero que recibió fue un gran capón seguido de un abrazo.
- ¿Cómo estás, sinvergüenza? A ver, deja que te mire... sigues igual.
- En poco más de un mes no voy a cambiar demasiado ¿Estás muy enfadada?
- Bastante, no se en que estabas pensando para que te pasara algo así.
- Siento haberte fallado.
- A mi no, eres tu el que te has fallado a ti mismo. Anda pasa, pasa a ver a la bisabuela.
- ¿Se llevó mucho disgusto? ¿Te disgustaste tu mucho?
- Me disgusté con tu padre ¿Qué clase de educación te ha dado? Aunque me dijo que te has portado correctamente y lo más importante, que estabas enamorado de esa chica. Por cierto - volvió a darle otro capón - A ver si aprendes de ella, que parece mas Nara que tu.
- ¿Os ha dado mucho trabajo?
- Para nada, al contrario, nos ha ayudado muchísimo. Es una buena chica, Shikamaru, tienes que cuidarla, a ella y a la criatura que viene de camino.
La abuela Shikami estaba sentada en una mecedora al lado de una ventana. Al verla, Shikamaru se acercó a ella con cara apenada.
- ¿Qué haces ahí tan quieto con cara de pena? Vamos y dame un beso ¿O es que me tienes miedo?
- La verdad que un poco si.
- Tendría que partirte el bastón en los riñones, lástima que no tengo fuerza.
- Abuela lo siento, se que he echo algo que avergüenza a la familia.
- ¿Pero que tonterías estás diciendo? ¿Que vergüenza ni que nada? Tu hijo nunca tiene que ser una vergüenza para ti. Hubiera preferido que esto no hubiese pasado, no quería conocer a mi tataranieto, quería que disfrutaras de tu juventud pero parece ser que voy a verte convertido en padre... ¿Te das cuenta de lo vieja que me haces? En fin, las cosas han venido así y por algo será, ahora tengo una razón para intentar no morirme antes de la primavera ¿Te has dado cuenta de que tu hijo nacerá en la época de nacimiento de los cervatillos? Eso es un presagio de buen augurio, traerá fortuna a la familia.
- Gracias abuela por ser tan comprensiva.
- Además me gusta la mujer que has elegido. Es enérgica y está llena de sueños y no piensa renunciar a ellos. Shikamaru, tu aún no lo sabes pero un hijo es lo más grande que vas a tener nunca, no hay mayor dolor que sobrevivir a un hijo - la anciana calló mientras parecía sumirse en sus pensamientos - Pero bueno, pronto aprenderás los sacrificios que hay que hacer ¿Has visto ya a Akane?
- No, aún no, he venido directamente a saludarte.
- Pues muy mal hecho, venga, que está deseando verte. Nos vemos en la cena.
- Es que quería llevarla a los baños termales esta noche porque han venido varios compañeros y...
- Ah entonces no me digas más. Ve y disfruta, mañana hablamos, dame otro beso, canalla.
Antes de que Shikamaru saliera por la puerta oyó de nuevo la voz de su bisabuela.
- Y a ver si esta vez le demuestras lo que es un Nara y no haces más el ridículo.
- Mas te vale, ahora todo el mundo está pendiente de ti y de como lo haces.
Shikamaru salió de la casa donde le esperaba Shikato.
- Akane está en la enfermería ocupándose de una hembra que encontramos atrapada en un cepo. En esta época siempre pasa lo mismo. Mañana tendremos que dar una vuelta por si acaso, no lo olvides.
- No, no lo olvido, prometo hacer todo mi trabajo ¿Y cómo la dejáis que se meta a ayudar si no sabe lo que hay que hacer?
- Es que tu novia es bastante cabezota y se ha empeñado - explicaba mientras caminaban unos metros hasta un edificio anexo - La verdad es que Akane le pone mucho interés.
- Si, ella cuando decide hacer algo lo hace hasta el final.
- Eso es bueno para una Nara.
Entraron en una sala blanca con una camilla de aluminio y estanterías con muchos frascos. En una de las paredes había una enorme ventana. Se asomaron por ella, daba a una cuadra y allí estaba Akane, vestida con un chaleco de piel de ciervo y una gorra que ocultaba su cabeza de calabaza, pasando un rastrillo por el suelo recogiendo los excrementos de los ciervos; tras una valla estaba la cierva herida, sentada, y parecía observar a la chica.
- Mírala y no creas que se le caen los anillos por limpiar la caca ni nada, aunque el olor le da bastante asco, ayer vomitó, creo que es por el embarazo.
Shikato abrió una puerta que había al lado de la ventana.
- Akane, deja eso, te dije que no lo hicieras - le dijo - Anda, que te he traído una sorpresa, ven, ya sigo yo.
Akane soltó el rastrillo y se apresuró hacia la puerta mientras se quitaba el chaleco y se lo daba a Shikato.
- ¡Shikamaru! - exclamó llena de alegría mientras se abrazaba a él.
Tal gesto espontáneo de efusividad sorprendió a Shikamaru que realmente no se lo esperaba y tardó unos segundos en corresponder al abrazo.
- Que alegría verte - dijo casi llorando la chica.
- ¿Vas a llorar?
- Ay tonto, no me avergüences, es por culpa de que estoy muy sensible - Akane separó la cabeza de él y le miró sonriendo - He trabajado mucho para no ser una molestia para tu familia y he aprendido muchas cosas.
- ¿Es que no sabes lo que es el descanso?
- Dímelo.
- ¿El qué?
- Has estado toda la semana diciéndomelo por teléfono y mandando mensajes, ahora quiero que me lo digas a la cara.
Shikamaru sonrió y llevó una de sus manos hasta la visera para quitarle la gorra y así lo hizo para descubrir que... ¿Dónde estaba la melena de Akane? ¿Qué había pasado con su largo cabello? La miró sin creer lo que veía, Akane ahora tenía el pelo visiblemente más corto, no, mucho más corto, vamos que se le veía parte del cuello.
- ¿Qué le ha pasado a tu pelo? - preguntó sin salir de su asombro.
Akane se separó de él, se echó para adelante y se lo alborotó con las manos.
- ¿Te gusta? Me queda la mar de bien.
Shikamaru seguía mirándola sin saber que decir.
- Pero tu pelo era precioso.
- Y sigue siéndolo, pero corto.
- ¿Por qué te lo has cortado?
- Descubrimos que mi cabeza naranja asustaba a los animales, es muy cantosa y el color naranja en la naturaleza equivale a peligro, así que les asustaba y como lo tenía muy largo no podía metérmelo en una gorra. Además así es más cómodo ¿Qué pasa? ¿Que no te gusto?
- No, no es eso, es que te veo rara.
- Además lo hice para romper con una parte de mi vida, ha sido como un ritual.
- ¿Un ritual? - Shikamaru cada vez entendía menos.
- Bueno - dijo enfurruñada y andando hacia la entrada - Pues si no te gusta lo siento, es solo pelo, ya crecerá.
Rápidamente Shikamaru la detuvo abrazándola por la espalda y estrechándola contra él.
- ¿Sabes lo que pasa? - susurró a su oído haciendo que Akane sintiera cosquillas y que moviera la cabeza - Que ahora se te ve el cuello y a mi tu cuello me provoca mucho.
- Quita, tonto.
- ¿Y si ahora te lo muerdo? - Le puso un pequeño beso en el mismo.
- ¡Quita! - se rebulló tratando se zafarse del abrazo.
- No vuelvas a dejarme solo nunca más - susurró de nuevo en su oído.
- ¿Que pasa? ¿Que no tenías con quien meterte o qué?
Delicadamente puso sus manos en la cintura de la chica y la giró para mirarla directamente a los ojos. Llevó sus manos a las gafas y se las retiró, dejándolas sobre la camilla y antes de que pudiera hacer nada más era Akane quien empinándose se apoderaba de sus labios. Shikamaru no pudo si no abrazarla y corresponderle con toda la ternura de la que fue capaz.
- Te quiero - susurró en sus labios cuando momentáneamente se separaron - No sabes como te quiero.
Y a ese beso siguió otro y a ese otro porque cuando juntaban los labios una especie de corriente eléctrica recorría sus columnas vertebrales y parecía estallar algo dentro de ellos.
- Si os retiráis de la puerta yo salgo y podéis seguir con lo vuestro - dijo burlón Shikato.
Se separaron rápidamente, algo acalorados y evitando mirar al chico.
- ¡Ah! - exclamó Shikamaru - ¡Que se me olvidaba! Si te he traído una sorpresa.
- ¿Qué es? - preguntó cogiendo sus gafas y poniéndoselas.
- Vamos, están fuera, se suponía que esperándote aunque lo dudo bastante.
- ¿Por qué? ¿Qué es?
...
Sakura se había vestido con esmero aunque de forma sencilla, quería estar presentable pero tampoco quería llamar demasiado la atención, así que se puso una minifalda de color verde musgo y un bonito jersey de punto blanco que le quedaba como un guante, para rematar sus preciosas sandalias negras de tacón. Se había maquillado un poco, solo un poco, lo suficiente para resaltar sus pestañas y dar un poco de color a sus labios; se había secado el pelo con el difusor por lo que su pelo lucía ondulado y con volumen. Ella se miró al espejo y se encontró bastante bien, estaba nerviosa, respiró profundamente, cogió su bolso y se dispuso a ir a esa fiesta, a divertirse y a olvidarse de Sasuke.
Entró tímidamente en el club de tenis, con su entrada en la mano. Unos chicos se la cogieron.
- ¿Has venido sola? - le dijo uno de ellos mostrando una radiante sonrisa.
- Pues si - respondió con seguridad - Yo solita.
- Es ahí, en la cafetería, por donde entra tanta gente, aunque puedes estar por todo el club sin problemas - selló la entrada y se la devolvió.
- Vale, gracias.
- Que te diviertas y a ver si luego nos vemos.
- Ya veremos - dijo sonriendo.
Llena de satisfacción, andando con paso firme entró en la cafetería. Había mucha gente, hablando y riendo ¿Y ahora que hacía? Tendría que pedir algo de beber, en la entrada ponía que la consumición era gratis ¿Sería cierto? ¿Y que pedía?
Se acercó temerosa a la barra, lo primero que pensó era en pedir algo que oyera pedir a alguna chica pero se dio cuenta de que encima de la barra había una carta de cócteles así que la cogió.
Examinó los diferentes ingredientes que tenían y de entre todos lo de sin alcohol seleccionó uno que pensó que le iba a gustar.
- ¿Sabes lo que vas a pedir? - le preguntó una camarera.
- Si, un "Paradais" ¿Puede ser?
- Pues claro, enseguida te lo traigo.
Mientras esperaba Sakura observó todo el ambiente que había, era muy bullicioso, había música y casi parecía una discoteca. Había gente charlando de pie, otros sentados en sillones y algunos bailando.
Cuando le sirvieron su cóctel lo cogió y decidió sentarse en uno de los sillones que había vacíos y esperaría a que las piernas dejasen de temblarle por la emoción e iría a bailar, si, le apetecía mucho bailar y allí la gente bailaba sin ningún tipo de complejos. Eso haría.
Se sentó en el sillón tal y como había planeado. No tardó un chico en sentarse a su lado.
- ¿Estás sola?
- Si - respondió con cierto apuro, ahora que lo pensaba ¿Que clase de persona sería ese chico?
- No me lo puedo creer ¿Cómo te llamas?
- Sakura.
- Bonito nombre. Yo me llamo Masashi, encantado - y se acercó a darle dos besos - Espera un momento aquí, ahora vuelvo.
El chico se marchó y Sakura se quedó pensativa y perpleja.
- Sakura - oyó una voz femenina a su espalda - Sakura, estamos aquí, ven con nosotros.
Se giró, en unos sillones situados detrás del suyo vio a Konan y a Pain, era Konan la que la había llamado. Se sorprendió al encontrarse allí a gente del instituto aunque si lo pensaba tampoco era algo tan raro.
- Ven con nosotros - le dijo Pain - Pasa de ese tío, solo va a lo que va y si encuentra otra chica por ahí lo mismo ni vuelve.
Sakura dudó unos instantes pero se levantó, había varios sillones vacíos al lado de donde estaban sentados y todos parecían formar un círculo alrededor de una pequeña mesa. Sakura se sentó en uno de ellos y dejó el vaso en la mesa, debía haber más gente a parte de Konan y Pain porque allí había varios vasos a la mitad.
- ¿Qué haces por aquí? - se interesó Konan.
- Me dieron una invitación y decidí venir a ver como era esto.
- Este Deidara siempre dando el cante - llegó Sasori sentándose pesadamente al lado de Sakura - Hombre pelirrosa ¿Cómo tu por aquí?
- ¿Y tu?
- Yo pertenezco al club de tenis pero a ti nunca te he visto por aquí.
- Pues ya ves.
- ¿Dónde está Deidara? - le interrogó Pain.
- Le he dejado en el servicio.
- No deberías haberle dejado solo - pareció recriminarle Konan.
- Si es que se pone muy pesado, no hay quien le aguante.
No tardó en llegar Deidara con bastante mala cara y los ojos enrojecidos. Se sentó y no habló.
Al cabo de un rato Sakura estaba sorprendida de ella misma al verse hablando con ellos animadamente. La verdad es que Konan y Pain eran mucho más simpáticos de lo que ella suponía, no sabía porqué pero siempre había supuesto que eran engreídos y antipáticos, pero no, Konan era muy agradable y daba gusta hablar con ella.
La música cambió y comenzó a sonar una melodía lenta. Konan y Pain se levantaron para ir a bailar. Sasori miró a Deidara.
- Desde luego, mírate, estás que das pena.
- Olvídame.
Sasori suspiró y miró a Sakura.
- ¿Te apetece bailar?
- ¿Tu bailas? Perdona pero es que no te pega nada.
- Tampoco a ti te pega venir sin tu adorado Sasuke.
- Y creerás que has dicho una gracia.
- Un día es un día ¿Qué te parece si hoy firmamos una tregua? Mañana si quieres me vuelves a llamar enano y esas cosas pero hoy hacemos como si nos llevásemos bien.
Sakura se levantó y le tendió una mano.
- ¿Entonces bailas conmigo?
Por supuesto ella quería bailar y pasárselo bien y no iba a estropearlo con un acceso de mal humor.
Sasori la cogió de la mano y fueran hasta donde bailaban los demás. Sakura no sabía bien como cogerse a Sasori, puso las manos en sus hombros y Sasori la rodeó por la cintura con una mano.
Lentamente comenzó a seguir los pasos del chico y a dejarse llevar por la música que oía, una preciosa canción que hablaba de amores imposibles y el dolor de perder a quien amas.
Se sintió melancólica y sin darse cuenta apoyó la cabeza en el hombro de su pareja de baile. Bailaban lentamente y cada vez mas juntos en uno del otro, cuando quiso darse cuenta Sasori acariciaba su espalda con cierta cadencia y ella apretó aún más el abrazo.
Se estaba muy bien así. Sentía cierto calor creciendo dentro de ella. Levantó la cara y miró a Sasori y Sasori la miró a ella. Era difícil de explicar lo que sucedió en ese momento, Sakura no podía explicarlo, solo supo que parecía que Sasori iba a besarla o tal vez era ella la que parecía besarle a él.
- Mejor volvemos a sentarnos - dijo el chico con un desconocido tono de desconcierto.
Así lo hicieron, en silencio. Sakura terminó de beber su cóctel.
- ¿Quieres que te traiga otro? - preguntó Sasori.
- No, no, gracias.
- ¿No te fiás de mi? - Sakura bajó la vista - No me extraña, a fin de cuentas fui responsable de drogar la bebida de Hinata, es lógico que me odies.
Sakura no tenía ganas de hablar de ese tema, había algo que le interesaba en esos momentos más.
- Antes... ¿Has estado a punto de besarme?
- No lo se ¿Y tu?
- Tampoco lo se.
- ¿Qué te parece si salimos a dar un paseo? El ambiente está un poco cargado.
- Si, me parece bien.
Sakura se preguntaba que hacía saliendo a dar un paseo con Sasori. Sasori se preguntaba porqué daba un paseo con Sakura. Ninguno hablaba porque ninguno sabía que decir, era una situación muy extraña e incómoda.
Y de pronto sucedió. Se detuvieron y se miraron.
- ¿Quieres que te bese? - dijo seriamente Sasori.
- ¿Quieres besarme?
- No lo se pero siento que tengo que hacerlo o no me lo quitaré de la cabeza.
Fue Sakura la que puso las manos en el cuello de Sasori y le atrajo hacia ella para besarle. Ella también sentía esa necesidad y era algo muy molesto, así que lo mejor era quitárselo de encima, le besaría y esa sensación acabaría.
Cuando se separó le miró curiosa. Era increíble ¿Por qué perdía el tiempo siempre discutiendo con él cuando podía besarle?
Esta vez fue Sasori el que la besó, más profundo, aumentando así los latidos de los corazones de ambos y subiendo la temperatura de sus cuerpos. Sasori comenzó levantar el jersey de la chica, posando sus manos sobre el abdomen causando la risa de ella. Sus besos ya no iban dirigidos a la boca de la pelirrosa, sino a su cuello, provocando ligeros suspiros.
Sin darse cuenta ya no se encontraban de pié, sino acostados en el césped, entre los arbustos que había detrás de la cafetería, ella sin su jersey y la falda hasta la cintura, y él con la camisa desabrochada.
Y Sasori se sorprendió al ver que Sakura no era ninguna chica sumisa si no que consiguió ponerle de espaldas contra el césped para besarle, morderle y lamerle el cuello y el pecho. Realmente no esperaba aquello de esa chica. De improviso Sakura se detuvo poniendo su mano izquierda sobre ese lado de su pecho.
- Tu corazón... late muy fuerte.
- ¿Eso te extraña?
Sakura le miró asustada y se miró a si misma ¿Qué estaba haciendo? Rápidamente cogió su jersey y se incorporó.
- Yo... lo siento Sasori... yo... creo que es hora de que me vaya.
- ¿Quieres que te acompañe?
- No, no, gracias, no hace falta.
Sakura casi desapareció de allí como tele-transportada. Sasori se levantó y volvió a la cafetería. En el sillón encontró el bolso de Sakura, vaya, se lo había dejado ¿volvería a por él? Esperaba que pudiera entrar en su casa. Bien, si no regresaba ya tenía una excusa para llamarla al día siguiente.