jueves, 28 de agosto de 2014

102. Si no lo dices, no lo sabrá

Iruka comía, como ya era habitual desde hacía unos días, en casa de los Nagashiyama. Las comidas con Jisei y su familia siempre eran muy agradables, la charla era animada e Iruka, como siempre, se sentía parte de la familia.
- Así que ha vuelto Ayesa - decía el padre de Jisei.
- Si, por lo visto se han instalado en la casa de vacaciones de momento - respondió Jisei.
- ¿Y a que se habrá debido esa mudanza? - se interesó la madre - Los Senju siempre han vivido en Tokyo.
- Algo tienen que querer con los Uchiha - comentó Kisuke.
- Sea lo que sea debe ser algo que beneficia a las dos partes porque quieren casar a Ayesa con uno de los Uchiha - añadió Jisei.
- ¡Que barbaridad! - exclamó alarmada la madre - Es que no me lo puedo imaginar. Capaces serán de casar a sus hijos por conveniencia.
- Pues ya sabes que si, además solo será una entrevista previa y no significa que estén prometidos. Piensa que son familias que tienen que tener en cuenta los antecedentes sociales.
- Si, ya lo se, en fin, seguramente sus pares actuarán en beneficio de sus familias.
- ¿Tu estás a favor de esas cosas? - se extrañó Kisuke.
- Pues hijo, forman parte de nuestra cultura y mientras sea algo que ellos acepten pues yo no soy nadie para criticar las costumbres de otras familias.
- ¿Pero tu lo harías? - insistió su hijo.
- Pues claro que no, además debe ser complicadísimo encontrarte esposa a ti, mejor lo haces tu solito.
Aprovechando ese ambiente distendido, Iruka soltó una frase que estaba deseando decir y lo hizo con toda la naturalidad del mundo.
- La película empieza a las 4, no lo olvides, Jisei.
- No lo olvido. Estaré lista, ya lo verás.
Y también con toda la naturalidad los padres y el hermano comentaron aquello, a fin de cuentas no era raro que Jisei fuera al cine con un amigo de la familia, con un amigo suyo.
- Ten mucho cuidado de lo que vas a hacer con mi hermanita en el cine ¿eh, pervertido? - le dijo medio en broma Kisuke.
- Tengo yo el cuerpo como para intentar meter mano a nadie, no te digo.
- Al final has liado a Jisei para que te acompañe al cine - continuaba Kisuke - eres muy pesado, seguro que la pobre ha accedido por compromiso y ni le apetece ver esa película.
- Si me apetece, claro que me apetece - respondió Jisei - Tu no le hagas caso a este, que solo le gustan las películas donde salen tías desnudas o muchos tiros.
- Y si son ambas cosas mejor, ya sabes, argumentos que se entiendan fácilmente - rió Kisuke.
Siguieron comentando las tonterías que decía Kisuke y riéndose mientras Iruka y Jisei se miraban de cuando en cuando y se sonreían... estar así era muy bonito.
- En serio papá - habló Kisuke - ¿No te preocupa que tu hijita pequeña, tu niñita, vaya al cine con un tío mayor?
- Es Iruka, no es cualquier tío mayor - contestó el padre.
- Además no es tan mayor - añadió la madre - Lo dices como si tuviera 50 años o así.
- Mamá, eres muy permisiva con tu hija.
- Kisuke - interrumpió Jisei - ¿Te parecería mejor que fuera al cine con alguno de mis sobre-hormonados compañeros de clase que, por otro lado, tienen mi misma edad?
- Eh... preferiría que no fueras al cine con ningún ser del espécimen masculino.
- A saber lo que harás tu en el cine - suspiró Jisei - Y claro, piensas que todos son como tu.
- De todas formas - afirmó la madre - Iruka solo es 8 años mayor que Jisei, es honrado y trabajador, muy buen candidato a yerno.
- Tu madre y yo nos llevamos 6 años.
- Ten cuidado Iruka o sales comprometido de esta casa.
Iruka y Jisei se sintieron repentinamente avergonzados y desviaron las miradas.
- Es una broma, Iruka - añadió riendo Kisuke - Solo una broma, no te apures tanto.
Después de la comida la madre de Jisei entró en su cuarto.
- Así que, al cine - dijo cerrando la puerta.
- Si. Me dijo que si le acompañaba y...
- Si no me parece mal, Iruka es una gran persona y todos le hemos cogido cariño, es solo que... no quiero que sufras.
- Ya lo se, mamá, ya lo se - habló casi en un hilo de voz Jisei.
- Cada vez te gusta más ¿verdad? - dijo sentándose en la cama de su hija.
- Intento evitarlo, intento que no sea así pero...
- Ven, siéntate. No seas tonta, los sentimientos no se pueden controlar tan fácilmente.
- He intentado alejarme de él, te lo prometo pero... cometí un fallo enorme... se lo dije... le dije que me gustaba. Ya se que estuvo mal, lo se, no me regañes por favor.
- Y le confundiste.
Jisei afirmó con la cabeza.
- Hija, yo lo único que quiero es que no sufras pero supongo que no puedo protegerte de todo... Mira cariño, yo confío en ti y en tu madurez y confío en que sepas lo que haces.
- No tienes de que preocuparte... yo... soy una cría para él y no le intereso.
- ¿Estás segura? Yo no creo que te vea como a una cría.
- Hay que ser realistas, está rodeado de mujeres más mayores e interesantes que yo, mujeres más... liberales ¿Por qué iba a fijarse en mí? Además que está su trabajo, no lo va a poner el peligro por mí.
Todo lo que decía Jisei lo decía completamente convencida. Se había auto convencido de que era así, de que Iruka aún la veía como a una de sus alumnas y que, desde luego, no iba a arriesgar su puesto de trabajo por ella, que, quizás después de su declaración y aquellos momentos que vivieron y esos besos él habría recapacitado, quizás se había dado cuenta de que era una locura... pero ella sabía tener paciencia y esperaría a graduarse para entonces demostrarle a Iruka que no era tan cría como él pensaba.
...
Temari leía tranquilamente sentada cómodamente en el sofá con las piernas estiradas sobre él.
- Temari, me voy a marchar - habló Gaara.
- ¿A ver como vas? Guau.
- ¿Voy bien?
- Vas muy guapo.
- ¿Tú que vas a hacer?
- Nada. Me quedaré leyendo.
- ¿Toda la tarde?
- Si, no me apetece salir, además va a llover y se ha levantado viento, en casa se está mejor. Recuerda llevarte un paraguas para que se lo puedas ofrecer como un galán.
- Supongo que ella llevará.
- Bueno pues entonces no lo lleves y así se ofrecerá a taparte con el suyo y será muy romántico. Aprovecha para darle un beso bajo el paraguas, es algo que siempre hay que hacer.
- ¿El que?
- Tener un beso bajo un paraguas, es muy romántico.
- ¿De veras no quieres venir con nosotros?
- Si hombre, lo que me faltaba, ir de cesta. Anda ya y no me tomes el pelo.
- ¿De verdad no quieres salir con Neji?
- De verdad de la buena. Necesito tiempo para mi, solo para mi. Además así puedes aprovechar para decírselos.
- ¿Qué tengo que decirle?
- Tus sentimientos. No se donde escuché que no sirve de nada lo que sientas si la otra persona no lo sabe, puedes amar mucho y todas esas cosas pero ella nunca lo sobrá si no se lo dices.
Temari le sonrió y Gaara se quedó unos minutos quieto, observándola.
- Creo que tienes razón - dijo al fin.
- Pues claro que tengo razón - respondió volviendo a sumergirse en su lectura.
- Creo que a lo mejor hoy se lo digo.
Temari volvió a mirarle.
- Suerte, hermanito.
...
- Oye, dime - se acercó Akane a Shino y casi le hablaba como susurrándole - ¿Cómo está mi madre? ¿La has visto?
- Está como está.
- Ya veo - dijo en tono de desilusión.
- Dale un poco de tiempo, ya verás como se acostumbra.
- No me va a perdonar nunca, puede que se acostumbre pero no me perdonará.
- Es que no tiene nada que perdonarte. Tu has sido una buena hija, la has ayudado mucho, demasiado y nunca le has dado problemas, no tiene porqué quejarse de ti ni perdonarte nada.
- ¿No ha querido que vinieran Ginta y Takato, verdad?
- Dale tiempo y no lo pienses más. Ya verás que en cuanto vea a su nieto se le caerá la baba. Pero yo quería comentarte otra cosa ¿No me vas a preguntar por él?
- ¿Te refieres a Sasuke?
- El mismo.
- ¿Lo sabe?
- Desde luego nosotros no se lo hemos dicho. Supongo que te imaginarás que cuando sepa que estás embarazada va a decir que es suyo.
- No, vamos, espero que no.
- ¿Crees que va a desinteresarse?
- Eso espero, porque bueno su familia es muy importante y no creo que le interesase que...
- Y él es un caprichoso, no lo olvides.
- No, seguro que no va a decir nada.
- De todas formas tu estate lista para cualquier cosa.
- Bueno pero hablame de ti - sonrió con malicia - ¿Cómo es que has invitado a Hana, eh, pillín?
- A ver si colaba pero se apuntó Kiba y me lo fastidió todo.
- Que malo que eres ¿Y como vas con ella?
- Ah, es muy dura, me lo pone difícil, no creas, pero esto es como atrapar un insecto, solo hay que ser perseverante y esperar a que esté distraído.
- Desde luego, vaya comparaciones que haces. Bueno, pues ahí la tienes, prepara la red y a ver si hay suerte.
- ¿Dónde se han metido el cachorro y Ten-Ten? - se dirigió a ellos Sumire - ¿Lo sabéis?
- Han ido a dar una vuelta ellos solos, a explorar el bosque, han dicho - contestó Akane.
- ¿Y no se perderán?
- No creo - respondió Shino - Kiba tiene buen olfato, seguro que encuentra el camino.
- Pues yo me perdería, seguro.
Kiba y Ten-Ten, después de dar una vuelta por los alrededores, riendo y comentando lo bien que se lo estaban pasando y lo que les gustaba aquello, inconscientemente se quedaron mirando un enorme árbol, se parecía a "su árbol", el árbol del instituto donde habían pasado tantos ratos agradables, mudo testigo de su amistad.
- ¿Te apetece que subamos? - sonrió Kiba.
- Por supuesto - le devolvió a sonrisa Ten-Ten - ¿A que subo antes que tu?
- Ni te lo crees.
Era agradable estar allí, sentados en el enorme árbol disfrutando una vez mas de la compañía del otro y a los dos les embargó una especie de añoranza.
- Se está bien aquí - suspiró Ten-Ten.
- Si... es un sitio estupendo.
- Pensé que nunca más volveríamos a subirnos a un árbol.
- ¿Por qué?
- Pues porque cambiamos, la vida da muchas vueltas y las cosas cambian.
- Pero como la vida da muchas vueltas a lo mejor, de tantas vueltas que da, vuelve al principio.
- Quien sabe.
Kiba miraba a Ten-Ten, siempre la había visto una chica muy bonita pero ahora apreciaba más que nunca esos ojos alegres de color chocolate y esa sonrisa tan linda.
- Veo, veo - dijo sonriendo seguro de que recordaría su juego.
Ten-Ten le miró alegre y feliz, regalándole de nuevo esa sonrisa tan simpática, con esos hoyuelos que se le hacían en las mejillas al hacerlo.
- ¿Qué ves?
- A mi mejor amiga, a la que hecho mucho de menos.
- Vaya. Será porque tu quieres... MI turno, veo, veo.
- ¿Que ves?
- A un chico al que como le pillen aquí le van a regañar.
- ¿Por qué? Eres mi amiga y tengo derecho a estar con mis amigos.
- En teoría, Kiba, solo en teoría.
- Veo, veo.
- ¿Que ves?
- A la chica que más me gusta en el mundo.
- ¿No es un poco tarde para decirme eso?
- Es que he sido muy tonto Ten-Ten, muy tonto. No me di cuenta de lo que tenía hasta que me lo quitaron.
- Nadie te lo quitó, fuiste tu quien no lo quiso.
- Y he sido un estúpido.
- Y bastante tonto.
- Muy tonto.
- Eso ya lo he dicho yo.
- Pero yo lo dije antes.
- Me gustas muchísimo y te hecho de menos. Quisiera que todo volviera a ser como antes.
- No empieces a ser caprichoso.
Ten-Ten se sorprendió al ver como de pronto Kiba se acercaba a ella dispuesto a besarla y se apartó rápidamente.
- ¿Qué haces?
- No lo he podido evitar.
- Pues procura mantener tus hormonas controladas. Yo no soy una chica que se deja besar así de pronto y menos por un chico que está saliendo con una de mis amigas ¿Que clase de chica crees que soy? Ino es mi amiga y yo nunca, nunca, me besaría con su chico, nunca ¿lo oyes? ¿Te has vuelto tonto o que?
- Bueno, solo iba a ser un beso pequeño, de amigo.
- ¿Acaso vas por ahí besando a Shino? No ¿A que no?. Me estás decepcionando mucho Kiba, no me esperaba esto de ti. Eras un chico estupendo, me gustabas mucho, eras simpático y dulce pero ahora ¿En que te has convertido?
- Sigo siendo el mismo.
- ¡Y unas narices! Mi Kiba no se atrevía a besarme.
Kiba la miró con un poco de vergüenza.
- Eras un encanto y a mi me gustabas, Kiba, pero no me gusta este Kiba que me has mostrado ahora. Ya se que ahora sales con Ino y ella te ha enseñado muchas cosas y se te ha ido la vergüenza pero es que a mi eso no me gusta. Yo quería que hubiéramos perdido la vergüenza juntos.
- Pero tu estás saliendo con Naruto.
- Pero yo sigo siendo la misma. A lo mejor supones que como salgo con Naruto ahora voy a besando a todo el mundo ¿verdad? Me has decepcionado mucho ¿De veras creíste que iba a dejar que me besaras?
- No lo se. No se lo que creí, solo me dejé llevar.
- Yo no soy Ino, lo siento Kiba pero es que yo soy Ten-Ten y no me beso con un chico tan fácilmente.
- Lo siento.
- No, lo siento yo. Siento que ahora ya no me conoces como antes.
- Claro que no te conozco. Eras mi amiga y ahora sales con Naruto y yo no suponía que a ti te gustara Naruto.
- Y tu sales con Ino y nunca habías dicho que te gustara.
- Pero es que...
- ¿Es que, qué?
- Nada.
- No, dilo ¿es que, qué?
- No se, es que no me di cuenta de nada. Yo estaba bien como estaba y de pronto ella se pegó a mi y...
- No, si lo entiendo. Entiendo que eres aún un crío y pensaste con los calzoncillos, lo entiendo perfectamente pero ahora tu tienes que entender que yo... yo no puedo seguirte. Me has sacado mucha ventaja y juegas en otra liga.
- No es cierto. No te he sacado ventaja.
- Kiba tu ahora tienes otras ideas, otros pensamientos, haces otras cosas.
- Pues te esperaré. Esperaré a que me alcances.
- Nunca te alcanzaré, yo llevo otro rumbo.
- Pues cambiaré el mio.
- Lo andado ya no lo puedes desandar¿Es que no lo entiendes? Estas saliendo con Ino, no lo ignores, no me hables como si no lo hicieses. Tienes un compromiso con ella que no puedes... Bah, es inútil hablar contigo.
- No es inútil hablar conmigo, yo te entiendo y... Ten-Ten eres tu quien me gusta y con quien quiero salir.
- Es un poco tarde para decirme eso.
- Yo se que te gusto Ten-Ten, lo se, lo noto y tampoco te entiendo, no se que te pasa, sales con Naruto ¿Qué te pasa? ¿Lo haces para castigarme?
- ¿A ti? Kiba, tu me gustabas mucho y aún me gustas y me hiciste mucho daño, no me esperaba eso de ti, de ti no.
- ¿No ve mas a perdonar?
- Perdonar ya te he perdonado, porque en el fondo lo que pasó fue culpa mía por no plantarme delante de ti y decirte que me gustabas. Pero bueno, somos amigos y estamos bien mientras no intentes besarme de nuevo.
- ¿Y si hablo con Ino?
Ten-Ten le miró intrigada.
- Tu me gustas más que ella y se no tengo que hacerla daño y también se que mientras tu me gustes mas terminaré por hacérselo. Es una chica estupenda que no se merece que yo la mienta. Tengo que hablar con ella y decirle la verdad, no puedo seguir con esta falsa.
- Ahora si hablas con la cabeza pero de todas formas no me convences.
- ¿Por qué?
- Porque Ino... porque ella... - Ten-Ten no sabía si debía decirle lo que le pasaba a Ino o no - Porque ella también tiene sentimientos y puedes hacerla daño ¿Y si está enamorada de verdad de ti? ¿No lo has pensado? A lo mejor siente algo por ti y en ese caso...
- Todo el mundo me llama tonto y todos tienen razón. Me dejé llevar por... por todo y no pensé que te ofendía a ti y también a ella, porque ella tampoco se merece que la trate como...
- ¿Cómo si fuera un juguete nuevo para ti?
- Supongo que si. Se que tengo que hablar con ella y explicárselo pero quería contar con tu apoyo.
- ¿Con que apoyo?
- Eres mi amiga, siempre me has apoyado y ahora también necesito ese apoyo.
Ten-Ten volvió a regalarle su sonrisa maravillosa.
- Claro que te apoyo. Siempre que creas que es lo mejor para los dos, me refiero a ti y a Ino. No quiero que te arrepientas de lo que haces pero tampoco quiero que la hagas daño a ella.
- Tengo que hacerlo, se que tengo que hacerlo, tengo que llevar yo mismo mi vida y no dejarme llevar por las circunstancias.
- Así me gusta, que te comportes como un hombre.
- ¿Y tu me esperarás?
- Tu soluciona primero tu vida y luego ya veremos lo que pasa.
- Pero...
- No te voy a prometer estar aquí esperándote como una novia soñadora. Yo también tengo mi vida. Mi vida ha seguido durante este tiempo, no me he quedado estancada. Y ahora será mejor que bajemos o todos terminarán por mosquearse.
Ten-Ten lo tenía muy claro, no iba a ponérselo fácil a Kiba, primero tenía que estar segura de él y de que ella no era un nuevo capricho, no fuera a ser que se había hartado ya de Ino y ahora se envalentonaba, no, primero tenía que asegurarse de que volvía a ser su Kiba de siempre y luego, si le convencía ese nuevo Kiba sería ella misma la que tomaría la iniciativa, porque si, porque ella no iba a ser una chica esperando a su príncipe azul, no, ella sería quien lo buscase a él, pero eso si, cuando ella quisiese.
...
Después de comer Sasuke subió a su habitación. No tenía ganas de hablar con nadie, Suigetsu le llamó para preguntar si iba a salir y él contestó que no, a lo mejor debería haber dicho que si y salir, quizás se distraía, incluso seguro que iba Karin, esa chica hacía siempre lo que le pedía pero no, es que ni eso le apetecía.
¿Sería posible que no recordara el nombre de aquella chica que se parecía tanto a Akane? ¿Cual era su nombre? Era un nombre muy raro, sonaba como exótico... ¿De que iba esa chica? ¿Por qué se comportaba así? Claro, ahora lo comprendía, habían dicho que era prima de Akane, seguro que todo era algo que habían planeado esos para burlarse de él, seguro que se habían reído mucho con la escenita montada por la chica ¿Pero quienes se creían esos que eran?
- Señorito Sasuke - una voz sonó al otro lado de la puerta al tiempo que tocaban en ella con los nudillos.
- Si, pasa.
- Con permiso - una mujer joven entró y saludó - El señorito Madara está al teléfono y pregunta por usted.
Sasuke resopló ¿Qué querría ahora ese payaso de Tobi?
- Pásame la llamada al despacho de mi padre, lo cogeré allí.
- Si, ahora mismo.
Pesadamente Sasuke se dirigió al despacho de su padre, más que nada porque no tenía ganas de hablar con Tobi en el salón, delante de toda su familia, a saber que tontería quería decirle.
- Dime Tobi - contestó cuando recibió la llamada.
- Hola primo ¿Haces algo esta tarde?
- ¿Que es lo que quieres? - repitió secamente.
- Es que una familia bastante importante, con la que, parece ser, los Uchiha queremos tener negocios, se ha trasladado a Konoha y tienen una hija.
- ¿Y eso a mi que me incumbe?
- Mi padre me ha pedido que la acompañe para que se sienta bien en Konoha, ya sabes, relaciones públicas que dicen y había pensado que tu y yo podríamos llevarla al club de tenis.
- ¿Yo? ¿Por qué yo?
- Porque tu eres un Uchiha también y ella una Senju y queremos que los Uchiha y los Senju se lleven bien.
- Los Uchiha y los Senju han sido rivales en los negocios durante décadas, que yo sepa.
- Si, es cierto, pero parece ser que todo va a cambiar, además, te llevarás una sorpresa, es una chica muy... interesante.
- Sabes que no me gusta mucho ir al club de tenis.
- Si, ya lo se, eres bastante antisocial, primo, pero Tobi cree que esto a lo mejor te interesa.
Encima de la mesa del despacho estaba la carpeta con las posibles candidatas a esposa de Sasuke, aún no la habían guardado y Sasuke, mientras hablaba con Tobi la había abierto distraidamente y miraba la foto de Ino, su primera elección. De pronto soltó la foto, ahora lo recordaba, era Senju, habían dicho que esa chica se llamaba Senju... retiró la siguiente foto y allí estaba... si, era ella, no había duda ninguna: Ayesa Senju.
...
Sakura decidió que no iba a arreglarse demasiado ¿para qué? Aquello no era ninguna cita, se trataba solamente de ir y que le devolviera su bolso y ya está, luego se iría a tomar algo con Sai y Misaki, si, eso es lo que iba a hacer. Así que se vistió como era habitual en ella, que se pusiera sus pantalones vaqueros nuevos, esos que le quedaban como un guante, eran pura casualidad, se los iba a poner de todas formas, además, no llevaba bolso porque si Sasori le devolvía el suyo no iba a cargar con dos y claro, necesitaba tener bolsillos para llevar algunas cosas.
Sai ya la estaba esperando donde habían quedado cuando ella llegó.
- Hola Sai, ya estoy aquí.
- Hola ¿Ya sabes donde vamos?
- Si, he quedado con Sasori en el club de tenis.
- ¿Tu eres social del club de tenis?
- No, pero no sabía donde quedar con él, me pareció un buen sitio.
- Es que yo no soy socio, quizás no me dejen entrar.
- Es que no vamos a entrar, he quedado con él en la puerta, me da mi bolso y nos largamos.
- Como tu quieras.
- ¿Cómo me ves? ¿Crees que voy bien para ir al club de tenis?
- ¿No has dicho que no vamos a entrar? - sonrió.
- Si pero...
- Tranquila, estas como siempre de fea pero eres simpática.
- ¿Se puede saber a que viene eso? - gritó furiosa.
- No te enfades, no te enfades, cuando gritas te pones aún más fea - volvió a sonreír.
- Mira no te doy porque... no se porqué ¿Y Misaki?
- Tenemos que ir a buscarle a su casa, si no vamos no le dejan salir.
- ¿Que no le dejan salir?
- Si. Ah, Sakura, tengo que decirte algo sobre Misaki, es que su madre vive con un hombre.
- Bueno pues vale, menuda cosa.
- Es que ese hombre es Orochimaru.
- ¿Orochimaru? - gritó - ¿Ese tipo hace de padre de Misaki?
- No creo que lo que haga sea precisamente de padre. Si no quieres verle no tienes porqué entrar en su casa, nos esperas fuera.
- Es increíble - murmuró atónita - No, no te preocupes, soy capaz de mirar a ese tipo a la cara.
...
Para la hora de la comida, el primo de Shikamaru, Shikato y su grupo formado por Chiharu, Minako, los hermanos de Akane, el de Shino y sus primos se habían reunido con el grupo de Shikamaru. Akane estaba muy contenta de estar con sus hermanos, a pesar de todo el trabajo que le daban eran sus hermanos y ellos no tenía culpa de la irresponsabilidad de sus padres.
- Los hermanos de Akane la quieren mucho ¿no? - comentaba Shikato a su primo.
- Es lógico, ella ha sido casi como su madre - respondía Shikamaru.
- O sea, que ya sabe lo que es criar a un niño.
- Pues debe saberlo, no se, yo siempre la he oído quejarse de los niños pequeños, creo que no le gustan mucho.
- Oye Shikamaru, la abuela quiere que esta noche cenéis en casa.
- Ah, vale.
- No pareces muy entusiasmado.
- ¿Pues que quieres que te diga? Ya sabes que yo soy muy flojo para discutir, si quiere que cenemos en casa pues cenaremos en casa.
- Shikamaru, yo quería decirte algo.
- Pues dímelo.
- Verás es que he estado pensando y se lo he comentado a mis padres y les parece correcto.
Shikamaru le miró intrigado.
- ¿Qué me quieres decir?
- Quería preguntarte si estas seguro de querer aceptar a Akane como compañera. Es que yo, bueno, si crees que no te sientes preparado para aceptar tu paternidad y todo lo que conlleva pues yo quería decirte que si tu me das permiso me gustaría...
- ¿Qué? - Shikamaru ya estaba de lo más intrigado.
- Que estoy dispuesto a hacerme cargo de Akane, si ella me acepta, claro.
- ¿Cómo? - preguntó arquedando las cejas.
- Se que tu madre está dispuesta a adoptar a tu hijo y yo he pensado que Akane podría quedarse conmigo, tu podrías seguir con tu vida y ella vería al niño muy a menudo. Akane estaría bien, podría seguir con sus estudios e incluso ir a la universidad. Tu piénsalo, tómalo como otra alternativa.
Shikato se alejó de él y Shikamaru se quedó tan perplejo que juraría que si en esos momentos le pincharan no lo sentiría.
Miró a su alrededor, Akane jugaba con sus hermanos, Sumire y los demás niños a las cartas, aunque le llamó la atención más ver a Naruto apartado de todo el mundo, apoyado en un árbol y bastante pensativo. Decidió acercarse a él.
- ¿Que tal, Naruto? ¿Qué haces tan solitario?
- Ah, Shikamaru... pienso.
- Eso debe ser nuevo en ti.
- Es que estoy preocupado y muy confundido.
- ¿Y eso? ¿Qué te pasa?
- He estado hablando con Ten-Ten y le he dicho lo que le ocurre a Ino y me ha dicho que deberíamos decírselo a Kiba ¿Tu que crees?
- Pues no lo se, lo mismo a Kiba le daba pena o le entraba complejo de culpabilidad.
- Necesitamos ayuda, Shikamaru, nosotros solos no podemos con esto.
- Por supuesto ¿No has hablado con tu madre?
- Algo le comenté.
- ¿Y que te dijo?
- Es que deberíamos conseguir que Ino fuese a su consulta, ella es la que sabe como ayudarla, no nosotros.
- Eso es evidente.
- ¿Y cómo hacemos que vaya a ver a una psicóloga? ¿Eh?
Shikamaru cerró los ojos durante unos segundos mientras Naruto le observaba curioso, esperaba que ahora no se pusiese a dormir porque, la verdad, no le extrañaría demasiado.
- Es fácil - dijo de pronto abriendo los ojos - Ya se como hacer que vaya al psicólogo.
- ¿Cómo?
- Ino empieza a actuar de forma extraña, seguro que sus padres lo han notado, además sus notas están bajando alarmantemente, eso sin contar con su aspecto físico, se ve que a adelgazado muchísimo, así que no resultaría extraño que Kurenai, como psicóloga del instituto, solicitase hablar con sus padres.
- ¿Con sus padres?
- Claro, son sus padres, tienen que haber notado algo, seguro y si Kurenai llama a su madre y le pide una cita no se va a extrañar.
- No te pillo.
- Pues es muy sencillo Naruto. Ino tiene muchos síntomas de que le pasa algo y parte del trabajo de Kurenai es ese... nadie se extrañaría de que Kurenai llame a los padres de Ino y les diga que sospecha que Ino tiene anorexia y de paso, les recomienden que vean a un psicólogo: tu madre.
- Sigo sin entenderte del todo.
- A ver, Naruto, imagínate que los profesores están preocupados por las notas de Ino y Kurenai llama a la madre de Ino para preguntarle si a Ino le pasa algo y seguro que la madre de Ino ha notado un cambio en ella y...
- ¡Ah, ya entiendo! ¿Pero como vamos a hacer que Kurenai llame a sus padres?
- Es fácil ¿Por qué no hablas con tu madre y se lo pides?
- ¿El qué?
- Mira Naruto, Ino está cada vez peor y se nos está yendo de las manos. Solo tienes que pedirle a tu madre que hable con Kurenai ¿No son acaso amigas? O con Tsunade, también son amigas, tu madre tiene confianza con ellas ¿no? Pues que haga que los padres lleven a Ino a su consulta.
...
Gaara y Hinata llegaron a la ciudad donde se celebraba una animada feria medieval. Pasearon por las calles mirando los diferentes puestos que se iban montando y que iban ofreciendo un poco de todo, flores, pulseras hechas a mano, muñecos, perfumes, también velas, incienso, bolsas de te, en resumen una gran variedad de cosas. Hinata miraba todo con mucha atención, todo parecía interesarle y Gaara la miraba a ella, estaba realmente muy guapa y Gaara comenzó a sentirse orgulloso de ir con ella, era como presumir de que aquella chica tan bonita era su amiga o a lo mejor había quien pensase que algo más que amiga.
Se detuvieron en uno de los puestos que vendía una cajas de música, pero no eran una cajas de música normales, no, estas tenía que montarlas uno mismo.
- Que bonitas - exclamó Hinata.
- ¿Te gustan? Son bastante simples, yo las he visto mucho más bonitas.
- Si pero estas las tienes que montar y debe dar mucha satisfacción ver que lo has hecho tú ¿No crees?
- Claro - respondió mirándola embelesado - Claro.
Continuaron paseando pero cuando Hinata volvió a entretenerse mirando unas muñecas de porcelana volvió al puesto a comprar una de esas cajas de música montables.
Hinata le buscó alarmada al no verle a su lado pero enseguida le vio regresar con una bolsa de plástico en la mano.
- ¿Dónde has ido?
- A un sitio.
- ¿Que has comprado?
- No, esto no es nada.
- ¿Algún capricho?
- Pues... si, digamos que si, algo que me apetecía.
- ¿Me lo enseñas?
- Ah... es que...
- ¿Te da vergüenza?
- No, no es eso.
Gaara sentía como seguramente no podía ponerte ya mas rojo de lo que debería estar.
- ¿Es que es algo que yo no puedo ver?
- No vayas a pensar que es algo...
- ¿Cosas de chicos?
- No, no, no es nada de eso.
- Bueno, vale, si no quieres enseñármelo por algo será. Vamos a ver más puestos.
- Esto, es que... Hinata... anda toma, pensaba envolvértelo con un papel bonito y dártelo, no se, por alguna fecha especial, pero hoy es un día especial.
- ¿Me has comprado algo?
- Toma, cógelo.
- Pero ¿Por qué?
- Porque te gustaba y... ha sido un impulso. Venga, míralo.
Hinata cogió la bolsa y la abrió nerviosa.
- ¡Ah! ¡Una caja de música!
- Espero que esa te guste.
- Claro, claro que si pero no puedo aceptarlo... toma.
- ¿Por qué?
- Porque no tienes que gastarte el dinero en mis caprichos. Ve y diles que te has equivocado.
- No puedo ¿Cómo voy a ir a devolverlo? Me da mucho apuro. Bueno pero si tu no lo quieres me la quedaré yo, trae - cogió la bolsa y tiró suavemente hacia él.
- No - Hinata a su vez tiró hacia ella con energía - Es mía, me la has regalado, ahora es mía - sonrió - Muchas gracias Gaara, me hace mucha ilusión que me lo hayas regalado tu.
Y Gaara, ante aquella sonrisa y aquella frase sintió como se deshacía por dentro.
- ¿Luego la montamos juntos? - añadió la chica volviendo a sonreír.
- ¿No quieres esperar a estar en tu casa?
- No, quiero que la montemos entre los dos, tu y yo ¿Qué te parece? ¿Quieres montarla conmigo?
- Me encantará.
- Estupendo ¿Dónde te parece que podíamos ir a montarla?
- Pues no se.
- Cuando terminemos de ver la feria podemos ir a tu casa ¿O te molestaría?
- No, para nada, pero yo pensé que a lo mejor querrías tomar algo.
- Compramos unos refrescos y los tomamos en tu casa, si no te importa claro.
- O también podemos quedar mañana.
- A lo mejor es que te molesto, si, he hablado sin pensar.
- No, por supuesto que no - se apresuró a contestar - Siento haberte dado esa impresión, es solo que... Bueno ¿Que te parece si seguimos viendo la feria? Quizás haya más cosas que nos interesan y luego, si no es muy tarde, pasamos por mi casa.
Hinata sonrió como siempre le pasaba cuando le sonreía, Gaara sintió que haría lo que la chica desease.
- Vamos a ver si encuentro algo para regalarle a Temari - dijo intentando cambiar de tema y disimulando lo nervioso que se sentía - Quiero llevarle algo.
- Claro, vamos ¿Habías pensado en algo?
- No se, un perfume o un abanico, le gustan los abanicos.
- Pues vamos a ver si vemos algo bonito.
Gaara la miró aún mas embelesado que de costumbre y entonces recordó esa frase que le había dicho su hermana y que él alguna vez escuchó, no sabía donde pero de pronto llegó a él de forma clara y contundente: "no importa lo que sientas, ella nunca lo sabrás si se lo dices". Y la frase comenzó a repetirse una y otra vez en su cabeza mientras continuaban viendo los puestos.