domingo, 24 de agosto de 2014

83. Entre gallinas, besos y citas perfectas

El sábado por la mañana Shikamaru se levantó dispuesto a hacerlo. No es que pensase que era una gran idea, ni siquiera buena, pero había estado toda la noche recapacitando sobre el tema y no se le ocurría solución mejor.
Antes de abrir la puerta de su cuarto respiró hondo.
- Papá - dijo al llegar a la cocina y encontrar a su padre sentado desayunando.
- Buenos días Shikamaru.
- ¿Puedo hablar contigo... en privado?
Shikaku alzó la vista y le miró extrañado, no era habitual que Shikamaru quisiese tener una charla con él el privado, su hijo solía tomar sus decisiones por él mismo y nunca parecía preocupado por nada ¿que le pasaría?
- Si claro ¿Sucede algo?
- ¿Podemos ir a tu despacho?
- Está bien, vamos.
En silencio subieron hasta el despacho de Shikaku, una vez dentro Shikamaru cerró la puerta con llave.
- Tú me dirás.
Shikamaru se rascó la cabeza mientras fruncía el ceño.
- Esto es un verdadero rollo papá pero yo necesito...
- ¿Si? - Shikaku estaba cada vez más intrigado - ¿Que necesitas?
De improviso Shikamaru se arrodilló en el suelo y adoptó la posición de estar pidiendo un favor muy importante.
- ¿Shikamaru?
- Por favor papá necesito que me prestes dinero, es muy importante.
- ¿Dinero?
- Si, necesito dinero.
- A ver, primero levántate y explícame para que necesitas dinero.
- Es algo personal.
- ¿En que lío te has metido? Confío en ti y espero que no se trate de ningún tema de drogas.
- No, no es por eso.
- Ni que ninguno de tus amigos tenga ese tipo de problemas.
- No, no se trata de drogas.
- ¿Entonces?
Shikamaru se levantó aunque continuaba con la cabeza agachada.
- No me preguntes, lo necesito, no importa por qué.
- A ver Shikamaru algo grave tiene que haber pasado para que acudas a pedirme dinero, soy tu padre y aunque a veces no la parezca me preocupo por ti.
- ¿No te vale saber simplemente que lo necesito?
- ¿Apuestas? ¿Le debes dinero a alguien?
Hubiera sido fácil decirle simplemente que si, quizás su padre no indagase más, solo tendría que soportar la charla que le quisiese echar y prometer que no volvería a meterse en ningún problema pero es que para Shikamaru mentir era bastante problemático, por lo menos mentir sobre la marcha, sin tener algo pensado y luego estaba el problema de que su padre quisiese ayudarle de alguna forma... si, era problemático, sobretodo después de lo que sucedió con Sasuke y Orochimaru o lo que se contaba por ahí de ese grupo que se hacía llamar "Akatsuki" y tampoco era cuestión de preocupar demasiado a su padre.
- Yo... es que... he dejado embarazada a una chica.
Por primera vez en su vida Shikamaru vio en los ojos de su padre un reproche que antes nunca había visto. Shikaku cerró el puño, también era la primera vez en su vida que sentía ganas de haber golpeado a su hijo pero se contuvo, no merecía la pena, eso si, si hubiera tenido algo en la boca seguramente se le habría caído de ella.
- ¿Cómo?
- Por favor, no me preguntes mas, solo préstame el dinero.
- ¿Para qué?
- Ella no quiere, no puede tenerlo pero necesitamos dinero para...
- ¿Me estás pidiendo dinero para llevar a una chica a abortar?
- Si.
- Shikamaru...
- Por favor papá, no preguntes más, es la mejor solución.
- ¿Es Ino?
Shikamaru levantó la cabeza y le miró, fue cuando Shikaku pudo observar los ojos enrojecidos de su hijo.
- No - se apresuró a contestar - No es Ino.
- Menos mal, me habías asustado ¿Es esa otra chica rubia, ya sabes, esa tan guapa?
- No, tampoco es ella... déjalo papá no importa quien sea, fue un error, metí la pata, no me di cuenta de lo que hacía.
De sobra sabía Shikaku a quien se refería, su hijo no era de esos que tenían deslices con la primera que se le cruzaba, pero si no se lo decía voluntariamente él no insistiría.
- ¿Pero estás seguro de lo que dices?
- Si, estoy seguro, muy seguro.
- Shikamaru yo lo siento mucho pero sabes que quien administra el dinero de casa es tu madre.
- ¿Y no tienes nada ahorrado?
- Tu madre no me da mucho, es difícil ahorrar.
Shikamaru se mordió el labio inferior.
- Entendido, no pasa nada - se giró para marcharse pero se detuvo - Papá... esto es aún mas humillante pero...
- Shikamaru es que aún no me puedo creer lo que has dicho ¿De veras has dejado a una chica embarazada? ¿La conozco?
- No quiero hablar de ella, lo que quiero es... Ayer estuvimos en una clínica y nos hablaron de varios métodos... hay una pastilla...
- Si, la conozco, es cierto, la hay.
- ¿No nos la podrías conseguir?
Shikaku resopló.
- Ven Shikamaru, siéntate un momento, este tema no es para hablarlo así, de prisa y corriendo.
- Déjalo, ya se tu respuesta.
- Siéntate te digo. Vamos a tener una charla de padre a hijo.
- Ya es un poco tarde ¿no?
- Aún no me creo como alguien tan perezoso como tú ha podido gastar energías en algo así, supongo que será una chica muy especial.
- No sabíamos lo que hacíamos, no fue queriendo.
- Ya, un error tonto, hay gente que se distrae y se pasa de estación en el tren, tu te distrajiste y terminaste haciendo el amor con una chica, todo muy lógico - ironizó - ¿Estabas borracho?
- Papá déjalo, todo lo que me digas ya me lo he dicho yo.
- Que te sientes te digo. Mira Shikamaru entiendo que esa chica esté asustada y tu también, entiendo que no quiera tener ese hijo, sois muy jóvenes, bueno, al menos tu lo eres, aún estás estudiando y un hijo es una responsabilidad muy grande pero ¿eres consciente de la decisión que has tomado? A veces las cosas no se solucionan simplemente eliminándolas.
- ¿Y que hacemos? Tú lo has dicho, somos jóvenes y no sabemos nada de la vida y tenemos que estudiar, no tenemos trabajo y ella está desesperada.
- Haberlo pensado antes ¿De cuanto tiempo está?
- De mes y medio o así.
- De cualquier forma sabes que para tomar esa pastilla tiene que estar de ciertas semanas, ni más, ni menos.
- Si, nos han dado información.
- ¿Sabes de cuantas está? ¿Se ha hecho una ecografía? O en todo caso ¿recordarías el día que... tuvisteis el fallo?
- Si.
El padre se quedó mirando expectante.
- Hace unas cinco semanas.
El padre no necesitaba más información para confirmar quien era la chica, era más que evidente donde estaba su hijo y con quien hace cinco semanas, a no ser que se tratara de la novia de Chouji, algo muy improbable o la joven Hyûga, mas improbable todavía.
- Pues aún tenéis unos días de márgenes. Vamos a hacer una cosa, yo te daré esas pastillas si me aseguras que la chica sabe lo que va a hacer y si la llevas a que se haga unos análisis y una ecografía que confirme que puede tomarlas, es más, yo iré contigo y hablaré con el médico que la atienda.
- Pero...
- Ya lo se, esa consulta, los análisis y la ecografía es lo que cuesta dinero. Si consigues ese dinero yo te daré las pastillas.
- Sigo teniendo el mismo problema.
- Hay una persona a la que puedes acudir, será más humillante aún que pedírmelo a mí pero si eres capaz de hacerlo me demostrarás tu determinación.
- ¿Que persona?
- Tu abuela.
- ¿La abuela?
- Ella es más comprensiva de lo que tu crees, si se lo pides te lo dará, eres su nieto y te quiere mucho, seguro que no desea verte en esa situación, eso si, tienes que ir a pedírselo personalmente.
- ¿Pero la abuela...?
- No eres el primero de la familia que tiene un fallo de estos, no te creas tan importante. Ahora bien, debes saber una cosa, las mujeres son seres extraños regidos por la hormonas, cuando esa chica deje de estar embarazada las hormonas le pegarán un bajón y se deprimirá, no lo podrá evitar, se deprimirá tanto que se de casos que después algunas mujeres se han empeñado en volver a quedarse embarazadas, el remordimiento y el sentimiento de haber hecho algo malo es parte de su insitito de conservación, lo mismo se vuelve contra ti y te lo reprocha.
Shikamaru volvió a bajar la cabeza, pues si que era difícil ser una mujer y luchar contra lo que dice su naturaleza primitiva y el instinto de supervivencia.
- Piénsalo y háblalo con ella.
...
El grupo formado por Kankuro, Sumire, Gaara, Hinata, Temari y Neji habían cogido el tren para llegar a su punto de destino, este era una casita situada en un lugar apartado, en medio de la montaña, en realidad no iban de excursión, iban porque de vez en cuando a Gaara y sus hermanos les gustaba ayudar en las tareas a la pareja de ancianos que allí vivía. Era una casa pequeña y Sumire cuando la vio exclamó emocionada que era como una casita de cuento.
Allí esperaban Matsuri, sus padres y una chica castaña de ojos grisáceos que corrió a colocarse delante de Gaara y le hizo un respetuoso saludo.
- Bienvenido Gaara, bienvenidos todos, estaba deseando volver a veros.
- ¿Que haces Sari? - gritó iracunda Matsuri - No molestes a Gaara.
- Solo estoy siendo educada.
- Hola Sari - habló sonriendo Kankuro - Cuanto tiempo sin verte.
- Hola Kankuro, veo que te acuerdas de mí.
- Es difícil olvidar a las amigas de mi hermano, veo que seguís igual que siempre.
- Es chica es mi prima - explicó Matsuri al resto - Se llama Sari.
- Encantada.
- Y ya tenemos a la otra admiradora de Gaara - susurró Kankuro, comentario que Hinata escuchó y le miró intrigada.
- ¿Que haces en Konoha, Sari? - se interesó Temari.
- He venido a pasar unos días.
- Ah, mira te presento a todo el mundo - continuó Matsuri - Estos son Hinata Hyûga, Neji Hyûga y... y...
- Sumire Sawanaguchi, encantada de conocerte.
- Igualmente. Vamos Gaara, vamos a saludar a la abuela.
- ¿Aquí vive vuestra abuela? - preguntó en voz baja Sumire a Kankuro mientas Sari se agarraba del brazo de Gaara y prácticamente le obligaba a caminar a su lado.
- No. Es la abuela de Sasori.
Sumire se paró en seco y miró con los ojos muy abiertos a Kankuro.
- ¿La abuela de Sasori? - repitió la chica.
- ¿No sabías que Sasori también es de Suna?
- No, que voy a saber.
- La abuela Chiyo es una gran persona, ya verás es toda una abuela entrañable.
- ¿Y vive aquí?
- Ajá.
- ¿Sasori vive aquí?
- No, él vive en una residencia para estudiantes en la ciudad, no quiere vivir con su abuela, así que no temas, no lo vamos a encontrar.
La abuela Chiyo era tal y como Kankuro la había descrito una señora muy agradable de sonrisa amable que saludó a todos con verdadero afecto. Al cabo de un rato se separaron en grupos para ayudar en distintas tareas.
Gaara estuvo todo el tiempo franqueado por Matsuri y Sari lo que creó cierto malestar en Hinata, no sabía que le molestaba mas, que le acaparasen, que tuviesen tanta confianza con él o que por su culpa Gaara pareciese no darse cuenta de su presencia. Más que molesta se fue con Sumire y Kankuro.
Neji y Temari habían entrado al corral. No hablaban, ni siquiera sabían porqué habían entrado allí si a ninguno parecía importarle lo más mínimo. Temari notaba extrañamente tenso a Neji, siempre era un chico muy recto y serio pero ella le notaba más tirante de lo normal.
- ¿Que te pasa Neji?
- Nada, no me pasa nada.
- Si, si te pasa algo. No querías venir ¿a que no?
- No es que no quisiera venir es que no se porqué he venido.
- No te entiendo.
- ¿Por qué me has invitado?
- Porque eres nuestro amigo, de todas formas si no querías venir podías haberlo dicho.
- Temari, vamos a hablar directamente, será lo mejor.
- ¿Te pasa algo?
- ¿Qué soy para ti?
- ¿Cómo?
- Estas viéndote con otro ¿verdad?
- ¿Qué? - Temari se sintió de pronto muy nerviosa.
- Temari siempre te he tomado por una persona madura, no estropees ahora la imagen que tengo de ti, prefiero que me digas la verdad aunque me duela pero no me tomes por tonto.
- No te tomo por tonto, nunca lo he hecho.
- ¿Estas saliendo con otro?
- No... No es que esté saliendo... lo siento Neji yo no quiero hacerte daño.
Por primera vez Temari pudo ver el rostro de Neji quebrarse.
- Ya te dije que no soy buena persona y que te utilicé, te lo advertí.
- Si, es cierto - habló con cierta amargura - Me lo advertiste, sin embargo yo... yo te quiero Temari, no puedo evitar que me gustes y no me gusta compartirte con nadie... no deberías darme esperanzas si estás enamorada de otro.
- Pero es que yo también te quiero... es que yo... no lo puedes entender, ni yo misma me entiendo, no se lo que me pasa.
- ¿Me quieres?
- A mi me gusta estar contigo pero...
- También te gusta estar con él, es eso ¿no?
- No lo puedo evitar, no puedo elegir uno de vosotros, para mi los dos sois muy especiales y los dos me dais algo que me falta.
Neji miraba a Temari, seria, con gesto casi enfadado, parecía dolida pero sin llorar y es que Temari no lloraba tan fácilmente, Temari era una mujer fuerte, de esas que aunque la vida le haga daño cierra los puños y se enfrenta a lo que sea... aunque Neji sabía que en el fondo no era así, que dentro de ella había una niña asustada que deseaba sentirse protegida. De pronto recordó las palabras que Jiraiya pronunció antes de las vacaciones y recordó las cosas horribles que Kankuro le contó... ahora parecía comprenderlo todo, ahora parecía comprender a Temari, su miedo y como de alguna forma necesitaba sentirse protegida ¿Por eso salía con él? No, no era por eso, porque él no parecía protegerla de nada ¿Sería ese otro chico quien la hiciera sentirse protegida? Como odiaba Neji ser joven y no tener la madurez suficiente para entenderlo todo y para saber como reaccionar.
- Yo no quiero hacerte daño, nunca he querido hacerte daño, te lo juro.
- Lo se, pero no puedo evitar sentirme dolido. No me gusta compartirte ¿No me vas a decir quien es él?
- Eso da lo mismo.
- ¿El sabe quien soy yo? Porque si él sabe quien soy yo considero justo saberlo yo también.
Temari se sintió confundida, en el fondo Neji tenía razón, Itachi sabía que también tenía una relación con Neji y eso le daba ventaja, lo justo sería que esa misma ventaja la tuviera Neji ¿Pero que estaba diciendo? Ni que aquello fuera una competición.
- ¿Por qué te gusta?
- No lo se, intento que no me guste pero siempre que le veo me siento atraída hacia él, es una atracción que no puedo evitar.
- ¿Le quieres?
Realmente Temari no sabía que contestar.
- No lo se, no se lo que siento, me gusta estar contigo, me gusta estar con él. El es como un huracán que me hace perder la cabeza y tú la calma que me hace sentir bien. Estar con él es como subir a la montaña rusa, todo son sensaciones intensas, contigo es como un paseo en barca, tranquilo, apacible.
- ¿Y que te gusta más?
- Me gustan las dos cosas, me gusta sentirme viva y me gusta estar a tu lado y hablar y...
- ¿Crees que yo no puedo ser una montaña rusa?
- No es eso lo que digo, no lo entiendes yo...
La frase de Temari fue rota cuando de una forma inhabitual e impulsiva en Neji este la cogió de la cintura y la atrajo hacia él para besarla como nunca lo había hecho. Temari sintió que las fuerzas parecían ir abandonándola ¿que era eso? Fue un beso largo y apasionado que la pilló desprevenida y parecía absorberla, las piernas se le doblaron y a punto estuvo de caer de no ser porque Neji la sujetó con fuerza y la sostuvo aunque no dejó de besarla.
Cuando se rompió el beso, Temari, aturdida aún le miró asombrada.
- No soy tan frío como todos pensáis.
- Ah... esto... yo...
- No te voy a agobiar, no pienso ir detrás de ti suplicándote que me des una oportunidad. Ya sabes lo que ofrezco, cuando te decidas me lo dices.
Neji era demasiado orgulloso para humillarse pidiendo que le eligiese a él. No, él lo tenía muy claro, esperaría a que ella se diese cuenta por ella misma, no iba a suplicarle, no iba a rogarle.
Temari aún seguía aturdida ¿que había sido eso? Desde luego no parecía una reacción habitual en Neji, las piernas aún le temblaban y se sentía bastante acalorada, ahora no era capaz de encadenar sus pensamientos, ya ni recordaba la conversación que habían tenido.
Kankuro, Hinata y Sumire daban de comer la las gallinas. A ellos se acercaron Gaara y sus acompañantes, seguramente Gaara intentaba huir de estar a solas con las dos chicas que le seguían a todas partes.
- Que bonitos son los pollitos - decía Sumire emocionada - ¡Cómo me recuerdan a mi Lucas!
- ¿Tu Lucas? - preguntó Kankuro.
- Si, yo cuando vivía en España tuve un pollito que se llamaba Lucas.
- ¿Pero vivo? - inquirió Sari.
- Claro que vivo. Una vez en un mercado te regalaban un pollito si comprabas algo, todo el mundo tuvo pollitos aquel día. Yo cogí el que tenía cara de más desgraciado para darle un hogar.
- ¿Y te lo quedaste de mascota? - preguntó Matsuri.
- Si, se llamaba Lucas, así cuando me iba le decía "Hasta luego Lucas" - vio a sus compañeros mirándola con cara de no entender nada - Es una muletilla de allí, no lo vais a entender pero tenía gracia. Era mas lindo, siempre corría detrás de mí.
- ¿Y que le pasó al pollo? - se interesó Kankuro, a él le encantaba oír a Sumire y sus locas anécdotas.
- Pues que creció y resultó que era una chica, vamos una gallina, tuve que cambiarle el nombre pero no me acostumbraba, así que era la gallina Lucas y ponía un huevo todos los días.
- ¿Ponía huevos y todo?
- Si, la teníamos en un cubo.
- ¿Metíais la gallina en un cubo? - se alarmó Matsuri.
- Pero solo para dormir. Yo la sacaba a pasear.
- ¿Sacabas a pasear a una gallina? - preguntó esta vez Gaara intrigado.
- ¿Por qué no me sorprende? - comentó Kankuro.
- ¿En España la gente pasea gallinas? - se interesó Sari.
- Uy no, que va. Pasean perros, si acaso gatos.
- Pero tú sacabas a tu gallina - añadió Kankuro.
- Claro, iba siempre detrás de mí.
- Habría que haberte visto.
- Y cuando llegó las vacaciones nos quisimos ir a la playa ¿y que hacíamos con la gallina? ¿A quien se la dejábamos? que además ponía un huevo todos los días.
- Detalle importante - recalcó Kankuro riendo.
- Así que nos la llevamos.
- ¿Os llevasteis la gallina de vacaciones? - preguntó Gaara que cada vez estaba mas intrigado con toda esa historia mientras los demás reían divertidos.
- Si, con su cubo y todo. La sacábamos por la playa y bien que le gustaba al bicho.
- Espera, espera - interrumpió Kankuro - ¿Sacabais en la playa a la gallina? ¡No me lo puedo creer!
- Anda claro, también tenía derecho. Mi hermana tiene cierto trauma por eso, creo que desde entonces odia a las gallinas.
- ¿Y que pasó al final con Lucas? - se interesó Kankuro.
- Pues la llevamos a una granja, era lo mejor para ella.
- Seria muy doloroso separarte de ella - recalcó Hinata.
- Si pero ese día lo pasamos genial, allí, Lucas y yo, haciéndonos amigas de las otras gallinas y yo hasta me comí un huevo de gallo.
- ¿Un que? - se extrañó Matsuri.
- ¿Le quitaste un huevo a un gallo? ¿Los gallos tienen de eso? - añadió a su vez Sari.
- Un huevo de gallo, el gallo que puso un huevo y nadie se lo quería comer y yo me lo comí.
- A ver Sumire-chan - indicó Hinata - ¿Cómo va a poner un huevo un gallo?
- Pues lo hizo.
- Sería una gallina - apuntó Gaara.
- Que no que era un gallo, un gallo.
- Pero un gallo no puede poner un huevo, es imposible - insistía Hinata mientras Kankuro se doblaba de la risa.
- Os digo que lo hizo.
- Pero los gallos - habló entre risas Kankuro - No tienen los mecanismos internos giro-dinámicos apropiados para poner un huevo.
- Pues no era un huevo de gallina, era un huevo totalmente redondo, no era de gallina y allí solo había gallinas y un gallo... el gallo puso el huevo.
- Pues lo pondría una gallina con aspiraciones artísticas.
- Era de gallo, eso dijeron y como era de gallo nadie quería comérselo y yo me lo comí.
- ¿Y? ¿No te sentó mal? - se interesó Gaara.
- No, pero ahora mi hermana dice que estoy loca por haberme comido un huevo de gallo, siempre dice "tu estás loca desde que te comiste el huevo de gallo, anda y calla"
- A saber de qué sería ese huevo, lo mismo de una serpiente.
- Era de un gallo.
- Un gallo milagroso, te lo aseguro.
Las anécdotas de Sumire habían conseguido relajar los ánimos y creado un ambiente distendido y divertido. Kankuro estaba seguro de que ese era un poder especial que tenía Sumire, conseguir que todo el mundo se sintiese cómodo a su lado.
...
Shino cogió su mochila y salió de su casa. Había quedado con Hana en la puerta del zoo, la chica había insistido en que quedasen allí y allí estaba esperándole.
- ¿Llego tarde? - dijo después de saludarla.
- No, llegas justo a tiempo.
- ¿Por qué no has querido que te fuera a buscar a tu casa?
- Que más daba.
- No querías que tus padres o Kiba me vieran ¿verdad?
- No digas tonterías.
- Te avergüenzas de salir conmigo porque soy mas joven que tu.
- No, no es eso, no pienses cosas absurdas ¿Entramos?
- Claro. ¿Sabes? A veces hay gente mayor que no sabe nada de la vida y gente joven con mucha más experiencia. Por cierto, estás muy guapa.
- Gracias... ¿Qué me quieres decir?
- Que estás muy guapa.
- No digo con eso... ay Shino siempre eres muy raro hablando, parece que todo lo dices a la mitad. Oye, antes de nada, esto no es una cita, solo somos dos amigos que vienen juntos al zoo.
- Claro, no es una cita, pero ya veremos lo que opinas al finalizar.
Hana le miró confusa y Shino esbozó una leve sonrisa. Desde luego que ese chico era de lo más intrigante, nunca se sabía lo que pensaba, ni lo que tramaba. Hana le conocía desde hacía ya unos cuantos años, era amigo de su hermano, le conoció cuando era un crío y ahora... seguía siendo un crío, había crecido, si, pero seguía siendo un crío. Eso era ridículo, era una situación ridícula ¿que hacía saliendo con el amigo de su hermano pequeño?
Shino era muy consciente de que Hana era mayor que él y que a sus ojos él solo era un crío, eso lo tenía más que asumido. Pero Shino sabía muy bien lo que quería y lo que le interesaba y no le interesaban las chicas de su edad, sería porque no se sentía atraído por ninguna o por lo que fuera pero a él le interesaba Hana, a lo mejor tenía que ver con el hecho de que la conocía desde hacía tiempo, que se llevaba bien con ella, que le resultaba encantadora cuando se preocupaba por su hermano o a lo mejor se debía a que él ya tenía experiencias con chicas mayores, bueno, con Irumi, que más bien se aprovechó de su inexperiencia pero no negaba que a pesar de sentirse utilizado por esa chica aquella experiencia le había gustado, además que a él siempre le había gustado Hana ¿era tan terrible que le gustase? Solo tenía que demostrarle que a pesar de ser más joven que ella eso no era impedimento, porque él no era el típico adolescente babeando por las tías buenas, él no era así, no era superficial, ni tampoco un salido, él sabía lo que quería y le gustaba y le gustaba estar con Hana, ahora solo le quedaba demostrárselo.
Desde que conoció a Shino a Hana le resultó un chico diferente a los demás, no se preocupaba por las mismas cosas que los chicos de su edad y hablaba de forma diferente, siempre pensó que era muy inteligente y que sabía lo que quería en la vida. Le vio crecer ante sus ojos y ahora se estaba convirtiendo en un hombre y se asustó el día que al tenerlo cerca de ella mientras miraban unos libros sintió su respiración acariciándole el rostro suavemente, esa noche tuvo uno de esos sueños extraños que no tienen sentido alguno en el que lo besaba, un sueño que al principio le dio asco pero que terminó por dejarle una sensación dentro de ella confusa, así como ¿y por qué no? era como si algo se despertase en su interior, algo que la asustaba y ahora había accedido a salir con él al zoo ¿que pensaría ese chico de ella? esperaba que no se le ocurriese pensar que ella estaba interesada en él, por supuesto que no... era mejor no pensar en eso y concentrarse solo en pasarlo bien.
...
Shikamaru había recibido una llamada de Akane en la que le citaba después de comer a medio camino de las dos casas y le había dicho que llevase su bicicleta, no necesitaba nada más, solo la bicicleta, ella se ocupaba del resto. Shikamaru se quedó de lo más intrigado y preocupado, con lo loca que estaba esa chica a saber que pretendía hacer ¿iba a subir en bicicleta? ¿eso era apropiado en su estado? A ver si se iba a caer y pasaba algo malo, no quería ni pensar que fuese lo que deseaba Akane, de veras que de ella no se extrañaría, tenía la cabeza llena de ideas muy descabelladas.
Pero cogió su bicicleta, la desempolvó y a pesar de lo poco que le gustaba pedalear, subió y se dirigió a donde habían quedado.
Allí estaba Akane, al lado de otra bicicleta, esperándole. Debía ser la bicicleta de su hermano porque se veía claramente que era de chico, atada a ella había una cesta. Akane le recibió con una alegre sonrisa y cuando Shikamaru paró a su lado y se bajó de la bici ella se acercó y le dio un pequeño beso en los labios.
- Hola - le saludó.
- Ho... hola - repitió completamente perplejo el chico.
Akane sonreía, parecía contenta y feliz ¿sería esto debido a las hormonas? ¿serían esos famosos cambios de humor que sufren las embarazadas? Seguramente que si.
- Que bici mas chula que tienes - continuó la chica - Yo no tengo, esta es de mi hermano, es un poco fea pero sirve.
- ¿Puedes montar en bici?
- Pues claro que puedo.
- Quiero decir ¿No es peligroso en... tu estado?
- ¿Lo dices por si me caigo? No pienso hacerlo, vamos, espero no caerme.
- Espero que no, no me apetece tener que llevarte al hospital.
- No pienses cosas negativas, hoy solo vamos a pensar cosas bonitas, tienes que disfrutar de esta tarde porque quizás no tengas otra en mucho tiempo.
- Vaya, veo que te has puesto el colgante que te regalé - dijo al ver que Akane llevaba el colgante que le regaló en Tanabata.
- Claro, es muy bonito.
- ¿Y que vamos a hacer? ¿Ir de paseo?
- Te voy a llevar a un sitio que te va a gustar, ya lo verás. Toma lleva tu esto - le pasó una especie de bolsa de tela.
- ¿Qué es?
- Ya lo verás. Venga, sígueme.
- ¿Hay que pedalear?
- Si, un poco, vamos y no te quejes luego podrás descansar.
- Mendosukei... menudo rollo.
Shikamaru iba pensando en todo lo que su padre le había dicho, en realidad no se fijó mucho por donde le llevaba Akane, solo se dio cuenta de que salían de Konoha y pedaleaban por la orilla del río; estaba demasiado concentrado en sus ideas, Akane tenía razón, debía relajarse porque no se sabía cuando volvería a tener un día sin preocupaciones o responsabilidades.
Akane se detuvo en un solitario y bonito lugar cerca del río y bajó de la bicicleta.
- Ya hemos llegado ¿No es bonito?
- ¿Dónde estamos?
- En un sitio tranquilo y precioso. Vamos, baja, mira he hecho la merienda, espero que te guste porque me ha costado mucho, no soporto los olores y no paraba de vomitar, ha sido, como tú dirías, muy problemático. Dame la bolsa que te di.
- ¿Que vamos a hacer en este lugar tan apartado?
- Nada.
- ¿Nada?
- Si, nada, no vamos a hacer nada.
- ¿Me has traído hasta aquí para no hacer nada?
- Es un lugar tranquilo y la tarde está estupenda - dijo mientras sacaba de la bolsa una especie de manta y la desdoblaba para ponerla en el suelo - Ven, túmbate, aquí podrás relajarte y mirar las nubes que te gustan tanto y no hacer nada de nada.
Shikamaru la miró arqueando las cejas.
- ¿Me has traído aquí para ver las nubes?
- Si. Leí que la cita perfecta es ir a donde le guste a tu pareja y a ti no te gusta hacer nada, solo mirar las nubes, así que puedes mirarlas todo lo que quieras y nadie nos molestará.
Shikamaru miró la manta en el suelo y después dirigió su mirada al cielo.
- Si que está la tarde perfecta para no hacer nada.
- ¿Ves? Ven, túmbate, prometo no molestarte, miraré las nubes contigo y no pensaremos en nada.
Shikamaru sonrió, si alguna vez había pensado que era inútil todo lo que se esforzaba por esa chica en esos momentos sus dudas se disipaban.