viernes, 22 de agosto de 2014

73. La afirmación que lo cambió todo

Habían quedado en el parque y aún quedaban 30 minutos pero algo le decía a Shikamaru que Akane iba a necesitar ayuda así que se acercó a su casa, ah, aquello era muy problemático pero había que hacerlo… pulsó el timbre.
- ¡No abras la puerta! - oyó gritar a Akane desde el otro lado, pero la puerta se abrió y el pequeño Kenta se tiró prácticamente a él enganchándose de su cuello.
Akane llegó con cara de enfado a la puerta y un pequeño de pelo negro y ensortijado y un chupete en la boca llorando mientras intentaba seguirla con pasos vacilantes. Por suerte no era cualquier extraño, era Shikamaru que, con Kenta enganchado a su cuello aguantaba la efusividad del niño con gesto de paciencia.
- ¡Kenta, deja a Shikamaru! - volvió a gritar - Lo siento.
- ¿Siempre saluda a la gente así?
- ¿Y el gatito Shika? - decía el niño mientras con sus manitas tocaba la cara de Shikamaru.
- Este niño tiene una fijación muy insana por mi gato.
El niño acercó su boquita a la cara de Shikamaru plantando un beso lleno de babas en él.
- ¡Kenta! - Akane le agarró y quiso separarle - Ven conmigo y deja a Shika en paz. Lo siento, ahora te traigo algo para que te limpies ¿No habíamos quedado en el parque?
- Si, pero pensé que necesitarías ayuda - dijo mientras se agachaba a mirar al pequeño que lloraba ahora agarrado a una pierna de Akane - ¿Este es mi nuevo rival?
- ¿Que rival? Este es Tobio, mi especie de sobrino.
- Eh, chaval, esta chica es mía, suéltala.
- No hagas payasadas, ay Tobio suéltame un poco, dios que agobio de niño.
- ¿Por qué llora tanto?
- No lo se, es un llorón, creo que su madre lo hizo llorando o algo así y me está sacando de quicio.
- ¡Al parque! ¡Al parque! - gritaba Kenta llegando a la puerta con un triciclo.
- ¡He dicho que no vamos a sacar el triciclo! ¡Llévalo a tu habitación!
- Mamá dijo que si.
- Y yo digo que no.
- ¡Tú no eres mamá!
- Vale, vale - intercedió Shikamaru viendo que Akane parecía a punto de explotar - ¿Que pasa con el triciclo?
- ¡Yo quiero sacar el triciclo! ¡Mamá dijo que si! ¡Akane es una bruja!
- Claro pero luego me toca a mí cargarlo y no puedo con tanto.
- A ver Akane, no te pongas nerviosa.
- ¿Que no me ponga nerviosa? Tengo que llevar el carrito de Tobio porque se cansará y no voy a llevarle en brazos y no podré con el carrito y el triciclo.
- Vale es cierto, pero estoy yo aquí, te ayudaré.
Akane pareció dudar unos instantes.
- No es eso. Es que es un caprichoso y no puede siempre salirse con la suya.
- Ya, pero yo no tengo ganas de oír sus gritos.
- Pero eso no está bien, no tiene que conseguir siempre sus caprichos.
- Ya, ya, pero mira, entre los gritos de uno y el llanto del otro me está empezando a doler la cabeza, además seguro que este pequeño demonio luego va a lloriquearle a tu madre.
Akane claudicó, tampoco tenía más ganas de seguir discutiendo.
- Vale, pero luego cargas tú con el triciclo, ni se te ocurra dejarme tirada.
- Si señora.
Por fin salieron a la calle. Akane abrochaba el cinturón del carrito mientras este lloraba y pataleaba.
- ¡No! - le dijo en tono severo - Después te bajo, ahora ahí quieto.
Shikamaru la observaba, realmente Akane parecía bastante estresada y a punto de llorar. Kenta se agarró a su mano.
- Yo voy con Shika.
- Tú vas en triciclo - gruñó Akane.
- No quiero, quiero ir con Shika.
- ¿Ves? - Akane miró desesperada a Shikamaru.
- Ya veo, ya veo... oyes Kenta ¿No decías que querías ir en triciclo?
- No, el triciclo es para el parque, ahora voy contigo.
Shikamaru se agachó para quedar mas a la altura de Kenta.
- Si no vas en el triciclo lo dejaremos en casa.
- ¡Pero es para el parque!
- Pues entonces lo dejaremos aquí.
- ¡Que lo lleve Akane!
- No - intentó parecer paciente - Akane tiene que llevar el carrito y no puede.
- Pues lo llevas tú.
- ¿Voy a subir yo en el triciclo?
El niño se echó a reír.
- Eres muy tonto ¡tu eres muy grande!
- Pues entonces no lo llevo.
El niño se subió en el triciclo.
- Gracias Shikamaru, estaba a punto de darle un capón - dijo Akane comenzando a andar empujando el carrito.
- Tranquila. Lo que no se es como aguantas esto todos los días.
- ¿Y quien dice que lo aguanto? Ya le has oído soy una bruja.
- ¿Y que va a hacer tu madre sin ti?
- Le dará un ataque o algo así. Por cierto... siento haber dejado tirado a tu padre.
- No te preocupes, ya irás otro día.
- Será si me dejan, no se porqué me da la impresión de que no quieren que trabaje.
- Ya veremos. Bueno ¿y dónde vamos?
- Al parque, hay una representación de marionetas, así Kenta se entretendrá.
- Vale.
- Va a ser una tarde muy aburrida para ti.
- Ah pues entonces tendré un motivo para quejarme. De todas formas tampoco tengo otra cosa mejor que hacer - le guiñó un ojo.
- ¿No has podido quedar con nadie?
Shikamaru recapacitó por unos minutos si decirle que podía haber quedado con Temari pero prefirió pasar la tarde con aquel circo que Akane tenía montando pero no... eso sería un error terrible, las mujeres son así de incomprensibles.
- Hummm... no, tampoco que buscado a nadie, había quedado contigo.
- ¡Kenta no creces solo! Perdona Shika ¿Que decías?
- ¿Te vas a pasar la tarde gritando?
- Lo siento - Akane se paró y con gesto de molestia se llevó una mano a los riñones.
- ¿Que te pasa?
- Me duelen los riñones, me duelen bastante y no me encuentro bien, estoy como... si tuviera el cuerpo revuelto.
- Eso va a ser el estrés, estás demasiado tensa.
- Si, seguro que es eso.
...
Konan era una chica bastante silenciosa y calmada, no se la solía ver relacionándose con nadie excepto con Pain aunque parecía no llevarse demasiado bien con Tobi, pero sobretodo Konan era más agradecida de lo que cualquiera suponía. Ella quería agradecer esos días pasados en la playa, en casa de Sasuke y no se le ocurría como. Pensó en hacer un bonito centro, seguro que a la madre de Sasuke le gustaría pero el problema era que lo más probable es que se marchitara antes de lo que lo viera, así que, pensó en hacérselo de flores de papel, ella era muy habilidosa para esos trabajos manuales. Cuando bajaron al pueblo compró papel de cebolla de todos los colores y otros materiales, haría un centro precioso con flores de papel.
Colocó con cuidado de no arrugar todos los pliegos de papel encima de la mesa del comedor, una cesta que había comprado y otras cosas y se sentó dispuesta a mezclar sus dos hobbies: el arreglo de flores y el origami... ¿lo tenía todo? No, algo se le había olvidado. Salió del comedor para buscarlo.
Juugo entró y vio aquellos papeles de colores encima de la mesa y le llamaron la atención, los papeles tenían un aspecto fino y delicado, se preguntaba quien iba a hacer el qué con aquello.
-Ten cuidado no me los ensucies, por favor - dijo Konan entrando.
- Lo siento, no sabía de quien eran.
- No tiene importancia - Konan se sentó.
- ¿Que vas a hacer?
- Quiero hacer unas flores de papel y luego con ellas un bonito centro.
- ¿Podrás?
- Claro que si.
- ¿Puedo mirarte?
- Si, si quieres si pero lo mismo te resulta aburrido.
Juugo se sentó silencioso enfrente de ella y la observó. Konan movía los dedos de una forma ágil y de un trozo de papel de pronto salía una hermosa y delicada flor. Juugo se extasió mirándola, aquello era como magia, parecía increíble que algo tan simple pudiera convertirse en arte.
Estuvieron en silencio durante largos minutos, a ninguno de los dos parecía importarte. Konan estaba concentrada en su origami y no prestaba la menor atención al enorme chico que sentado enfrente de ella la miraba las manos como hipnotizado. Tampoco podía decirse que fuera un silencio incómodo porque ninguno de los dos se sentía incómodo y como no parecían tener nada que decirse era mejor ese silencio a conversaciones fútiles.
Cuando tuvo hechas unas cuantas flores de distintos colores, Konan cogió la cesta. Juugo llevó su mano hasta una de las flores y la tocó levemente, casi con miedo.
- Puedes verlas de cerca, si quieres - sonrió Konan.
- ¿No se rompen?
- No, son más resistentes de lo que parece, hombre, si las vas a apretar con tus enormes manos seguro que las rompes.
Juugo retiró la mano algo desilusionado.
- No quiero decir que lo vayas a hacer - Konan cogió una de la flores y se la ofreció - Toma, puedes mirarla de cerca.
- Es preciosa.
- No me ha quedado mal.
- ¿Y sabes hacer más cosas?
- Si, se hacer cualquier cosa.
- ¿Cualquier cosa?
- Si, lo que sea.
- ¿Sabes hacer animales?
- Pues claro que si ¿Que animal quieres que te haga?
Juugo pareció pensar durante unos segundos.
- ¿Una grulla?
- ¡Pero eso es de lo mas sencillo! La grulla es casi lo más básico en origami.
- Pues yo nunca he conseguido hacer ninguna.
- ¿Quieres que te enseñe?
- ¿Lo harías?
- Claro, mira... quizás este papel sea demasiado delicado para aprender, trae una hoja de papel y te enseño.
Karin regresaba a la casa desde la playa seguida por Suigetsu cuando oyó voces que provenían desde no muy lejos de donde estaba. No oía bien de que hablaban pero reconocía la voz de Sasori y la de Fatora que parecía lamentarse. Quizás no debería acercarse pero lo hizo.
Vio como Sasori tenía agarrada de la muñeca a Fatora y le reprochaba algo aunque no parecía tener la voz irritada, ni el gesto mostraba nada, ella juraría que la estaba regañando.
- Me estás haciendo daño - se quejaba Fatora.
- ¡Eh! - gritó - Te está diciendo que la haces daño.
Quizás no debería tampoco haber dicho nada, no tenía porqué meterse en lo que no la incumbía, ni siquiera sabía que es lo que realmente pasaba pero vio el gesto de dolor que mostraba Fatora y sus ojos llorosos y habló sin pensarlo.
Sasori la miró sin cambiar el gesto de su cara.
- La estás haciendo daño ¿es que no lo ves? - repitió.
- ¿A ti quien te ha invitado a nuestra conversación?
- Déjalo Karin - intercedió Fatora - Si no pasa nada.
- Déjalo Karin - repitió Suigetsu, sujetándola un brazo - Esto a nosotros no nos incumbe.
- ¡Suéltame! ¿Cómo que no nos incumbe? No te incumbirá a ti, pedazo de boquerón ¿No ves que la está lastimando?
Sasori soltó a Fatora y sin decir una palabra pero dirigiendo una fría mirada a Karin se marchó.
- Te metes en muchos líos por tu enorme bocota - recriminó Suigetsu a Karin.
- ¿Y a ti que te importa lo que yo haga, eh?
- ¡No seas estúpida, lo digo por tu bien!
- Vale - interrumpió Fatora - No discutáis por mi, yo estoy bien.
- No es por ti, es por este imbécil sin cerebro.
- ¿Y tu te crees muy lista provocando así a Sasori? Ya verás cuando se entere Sasuke.
- ¿Y qué cuando se entere Sasuke? ¿Que va a hacer? ¿Me va a pegar o algo así?
Karin se marchó furiosa de allí. No entendía a Suigetsu ni quería entenderlo y tampoco entendía que Fatora se dejase tratar así ¿es que no tenía dignidad o que?
Al entrar en el comedor vio a Juugo sentado al lado de Konan muy entretenidos haciendo figuras con trozos de papel.
- Esa te ha quedado muy bien - decía Konan.
- Pues ya solo me quedan 999 - replicaba Juugo - Dicen que hay que hacer 1000 para que te concedan un deseo ¿no?
- Si, dicen que si doblas 1000 grullas de papel los dioses te concederán un deseo por el esfuerzo y concentración dedicados.
- Pero eso lo tiene que hacer uno para sanarse - intervino de pronto Karin en la conversación - Eso he oído.
- ¿Es que estás enfermo? - se interesó Konan.
- No, pero tengo un amigo con una salud delicada.
- Pues entonces debería hacerlas él ¿o no? - agregó Karin.
- Bueno pues le daré la primera y que el continúe.
Poco a poco aquella actividad que había comenzado Konan atrajo la atención de todos que terminaron doblando papelitos intentando hacer diferentes figuras.
Karin observaba a Sasuke muy concentrado en doblar su papel.
- ¿Que miras? - dijo de improviso el chico.
- Nada... me preguntaba que estás haciendo y en quien piensas.
- ¿Tengo que pensar en alguien?
- El papel naranja que has escogido me da una idea.
Karin se levantó con gesto triste y se marchó. Sasuke se quedó mirando el papel, era cierto que era naranja pero él no lo había escogido por nada ¿estaría empezando a obsesionarse? Soltó el papel y cogió otro de color verde, no iba a permitir que su subconsciente le dominase., aquella tontería tenía que acabar pero ya mismo.
...
Solo había una persona a la que Sakura se atrevía a recurrir. Puede que no fuera la persona adecuada, ella no lo tenía muy claro, seguramente había opciones mejores pero era la persona que le inspiraba más confianza.
Necesitó decírselo varias veces a si misma. No estaba muy segura de lo que hacía pero de lo que si estaba segura es de que ella sola no podía hacer nada así que había decidido que esa misma tarde le pediría ayuda... quizás lo estropease todo... no, que tontería, seguro que no.
Todos estos días que Sasuke estaba pasando fuera, alejado de Konoha le habían servido para meditar. Puede que ella fuese una chica demasiado romántica y soñadora, puede que hubiese idealizado a Sasuke pero el problema de Ino le estaba sirviendo para darse cuenta de muchas cosas. Para empezar se daba cuenta de lo valioso que eran los amigos, de lo que realmente a ella le importaba y lo que consideraba importante y era cierto que desde hacía años estaba como hipnotizada con Sasuke, deslumbrada pero de pronto había comenzado a verle de otra forma... Sasuke no era un dios, Sasuke solo era un chico y como cualquier chico de su edad estaba muy confundido.
Como Sasuke siempre se había mostrado tan frío y tan insensible, como nunca parecía sentir apego por nadie, ni interés en las chicas, como no iba babeando detrás de ellas mirándoles el escote o las piernas o diciendo todas aquellas cosas que solía escuchar, ella había formado en su cabeza una idea demasiado idealizada de él, pensaba que era perfecto o superior al resto de los chicos, que a él no le importaban esas cosas pero no, Sasuke era un chico como cualquier otro y lo había demostrado.
Y lo que Sakura tenía ahora muy claro es que ella no era precisamente el tipo de chica que atraía a Sasuke. Le dolió reconocerlo, le dolió mucho y tardó en hacerlo pero a pesar de la amargura que le producía tenía que admitirlo. Puede que Sasuke le tuviese aprecio o cariño o algo, porque algo de amistad tenía que haber entre ellos pero de ahí a que le gustase había mucho trecho ¿Que no le gustaba de ella? ¿Sería su pelo? No, no era nada físico, era su actitud, estaba segura, en realidad más que segura porque en varias ocasiones Sasuke la llamó "molesta"... era su actitud lo que no le gustaba. Durante todo este tiempo ella no había sido más que una molestia para él... era muy triste reconocerlo pero era así.
Pero Sakura era fuerte, mas fuerte de lo que todos suponían, la niña llorona que solo sabía idolatrar a Sasuke se había quedado atrás, ya bastaba de ir detrás de él mendigándole un poco de atención, ella valía mas que eso. Tenía que conseguir que Sasuke la respetase y para eso debía empezar a respetarse a si misma ¿Es que ella no valía nada? ¿Que aspiraba a ser? ¿La sombra de Sasuke? No... eso nunca, puede que estuviese muy enamorada de Sasuke pero no iba a humillarse más, hasta ahora era ella la que iba detrás, la que tenía que luchar porque la mirase, demostrar que valía la pena... pues ya no lo iba a demostrar más... Sasuke tendría que verlo él solito, darse cuenta de su error, ella también valía, no era una inútil, incluso estaba empezando a pensar que quizás Sasuke no se merecía una chica como ella.
Todo eso, pensado, no quedaba mal si no fuera porque solo lo pensaba a medias, una parte de si, la razón; pero había otra parte, la que Sakura llamaba el corazón, que no parecía opinar lo mismo y se empeñaba en hacerla caer una y otra vez en el mismo error.
Pero ahora Sakura había encontrado algo para distraerse: Ino. Últimamente estaba muy preocupada por ella, tanto que cuando se daba cuenta ni se acordaba de Sasuke y es que Ino era su amiga, habían sido amigas desde pequeñas y ocupaba una parte muy grande en su corazón., de pronto empezó a recordar aquellos pequeños detalles llenos de significado, esas risas cómplices entre ellas, esas noches que pasaban juntas cantando y contándose historias, la primera vez que ambas vieron a Sasuke y su primera rivalidad, esas lágrimas que compartieron, las tardes hablando de sus sueños para el futuro, la ropa que se intercambiaban, la primera vez que se maquillaron... eran más que amigas, eran como hermanas y ahora su hermana estaba distanciándose de ella y no quería, no quería perderla y de pronto se dio cuenta de que era más importante que Sasuke y que cualquier otro chico... era su alma gemela, tan distintas las dos pero tan iguales, más allá del amor, del romanticismo, de los sueños estaba un lazo que las unía y que Sakura no estaba dispuesta a dejar que se rompiera.
Así que ahora había decidido centrarse en Ino, en intentar comprenderla y ayudarla y dejar a Sasuke un poco apartado que además no le iba a venir mal, así Sasuke quizás la echara de menos y se diera cuenta de lo que se estaba perdiendo.
Naruto la recibió como siempre con una amplia sonrisa en los labios, a su lado estaba sentada Hinata.
- ¿No ha venido nadie más? - preguntó al llegar.
- Kiba ha llamado y ha dicho que se retrasarían - contestó Hinata.
- A saber que estarán haciendo esos dos, dattebayo
- ¡Naruto! - gritó Sakura al tiempo que propinaba un enorme capón al rubio - ¡Deja de pensar guarrerías!
- ¡Ay! ¿Pero por qué me pegas tanto? ¿Que he dicho ahora?
- Oye Naruto, luego quiero hablar contigo.
- ¿Conmigo?
- Si... si... si queréis me marcho - habló débilmente Hinata.
- No, no Hinata - se apresuró a contestar Sakura - Si no es nada mío, solo quiero preguntarle por su madre.
- ¿Por mi madre? - gritó alarmado Naruto.
- ¡No grites tanto! - gritó a su vez Sakura - Tu madre es psicóloga ¿no?
- ¿Es que te pasa algo? - el gesto de Naruto se volvió preocupado.
- No pero... es que... yo necesitaría un consejo y no se a quien acudir.
- Tal vez podrías acudir a Kurenai - habló Hinata.
- Si pero... es que no se.
- ¿Que es lo que te pasa, Sakura? - volvió a interesarse Naruto.
- No, no es a mi, no es nada mío... es a una amiga.
- Si, a una amiga, claro...
- ¡Que si! Me tiene preocupada porque tiene un problema pero no lo quiere reconocer y yo no se como actuar.
Naruto la observó durante unos minutos, Sakura se mordía el labio inferior y realmente parecía preocupada.
- ¿Que te parece Sakura si vamos a comprar algunas latas de refrescos, eh?
- ¿Pero que dices? ¿Ahora vamos a ir?
- Claro, mientras esperamos a los demás, dattebayo. Mira Hinata se queda para esperarles.
- Si, si - habló apresurada Hinata - Es... es una buena idea... yo... yo les espero aquí.
- Venga vamos - Naruto se levantó y agarró a Sakura para tirar de ella - Vamos, cuanto antes nos vayamos antes volveremos.
- Pe... pero... ¡Naruto no seas bruto!
Pero Naruto tiró de Sakura de forma algo brusca haciendo que casi llegase incluso a caerse. Cuando estuvieron alejados de Hinata comenzó a caminar más despacio.
- ¿Cómo se te ocurre dejar a Hinata sola, tarugo? - bramó Sakura.
- No pasa nada, Gaara está a punto de llegar. Además así estarán solitos un rato, jeje - Naruto puso gesto de estar pensando algo muy extraño a juzgar por la cara de bobo que se le quedó.
- Espero - Sakura se paró en seco - ¿Tu quieres que Gaara y Hinata...?
- ¡Ahhhhh! ¿Cómo te has dado cuenta?
- Es fácil viendo tu cara de idiota - Sakura reanudó el paso - ¿Cómo se te ocurren esas ideas de bombero?
- Bueno es que... son cosas mías, yo me entiendo... Y ahora dime que te pasa.
- A mi no me pasa nada.
- ¿Y que querías decirme? ¿Por qué me preguntas por mi madre? A ti te pasa algo, vaya que si y me lo vas a decir ahora mismo.
- No... no es a mi a quien le pasa... te lo juro Naruto, no es a mi... es... a una amiga
- Si claro, una amiga ¿y que amiga es esa?
- ¡Te digo que es a una amiga! Deja de pensar cosas raras.
- Vale, vale pero no me pegues ¿y que a amiga es esa?
- Es... una amiga ¿Es que quieres saberlo todo?
- Vaaaaaa ¿y que le pasa a tu amiga?
- Tiene problemas.
- ¿Que tipo de problemas?
- ¡Problemas! ¿Que más te da a ti que tipo de problemas tiene?
- Bueno no te pongas así ¡Carai que genio que te gastas, 'ttebayo!
...
Shikamaru y Akane llegaron a una especie de plaza que había en el parque, allí se había montado un teatrillo y los niños iban sentándose enfrente deseosos de que empezara el espectáculo. Kenta, por supuesto, corrió a unirse a ellos mientras Shikamaru y Akane se acercaban a una de las mesas de una terraza cercana.
- ¿Que te parece aquí, Akane? Estamos bastante cerca para vigilar a Kenta y podemos tomar algo.
- Si, está bien, anda, hazme un favor, llévale este sándwich a Kenta, tiene que merendar y este zumo.
- Aggg... está bien, trae.
Mientras Shikamaru le acercaba al niño la merienda y parecía hablar con él, Akane sacó una fiambrera en la que había trocitos de jamón cocido y empezó a dárselo al pequeño que parecía no querer comer.
- Ya está - dijo Shikamaru al regresar - Me ha prometido que se lo comerá todo y le he dicho que si lo hace le compraré algo bueno.
- Pues a ver si convences también a este... ¡Dios que niño! Nunca quiere comer, me desespera.
- ¿Que quieres tomar tu?
- Lo que sea, un refresco de naranja por ejemplo.
- ¿Y te apetece comer algo?
- ¡Si! Si, me apetece mucho unas banderillas... o pepinillos en vinagre... o algo que tenga vinagre... me apetece mucho.
- ¿Banderillas?
- Si, anda por favor, ve a ese puesto de allí, a lo mejor tienen.
- Bueno, vale, no era lo que yo había pensado pero vale, voy.
- ¡Ah! Y algo de chocolate, también me apetece algo de chocolate.
- ¿Vas a mezclar el chocolate con el vinagre?
- Es que es lo que me apetece. mira, mete la mano en el bolso y saca mi monedero.
- Deja, deja, si eres capaz de comértelo yo te lo pago.
Al cabo de un rato Akane tenía sus banderillas, su chocolate y también había un par de refrescos encima de la mesa.
- ¡Que niño mas desesperante! - se quejaba mientras cerraba la fiambrera y la guardaba para sacar un yogur - A ver si esto te lo comes.
- Si no quiere comer no le obligues.
- Tengo que hacerlo, no puede estar sin comer.
- Que se ocupe su madre ¿o no?
- Su madre me ha dicho que lleva sin comer desde ayer ¿Tu te lo puedes creer? Dice que lo único que ha comido ha sido un biberón de leche.
- Será el calor, a veces se nos quita el apetito.
- Será... - Akane abrió el yogur y enseguida lo soltó en la mesa mientras se llevaba la mano a la boca y parecía dar una arcada - Que asco, por favor.
- ¿Que te pasa?
- Es el olor del yogur, no lo soporto, es asqueroso... Por favor Shika ¿Puedes dárselo tú?
- ¿Quieres que le de yo el yogur al niño?
- Por favor, es que no soporto el olor, no se que me pasa pero últimamente me da asco casi todo.
- Pues si que está tu delicada, anda trae... mira que si llego a saber que me toca hacer esto no vengo.
Akane vio con asombro como el niño abría la boca sin ningún problema cuando Shikamaru le ofrecía la cuchara.
- ¡Está comiendo! Es asombroso...
- Es porque tú estas muy nerviosa y lo nota.
- Lo que tú digas, no sabía que fueras experto en niños.
- En niños no, pero si en aguantar mujeres problemáticas.
- Que gracioso - Akane bebió un sorbo de su refresco y miró el vaso - ¿Que refresco es este?
- El de siempre, he pedido el que siempre bebes ¿Que le pasa?
- No se... me sabe diferente... a ver el tuyo.
- De verdad Akane que estás de lo más quisquillosa.
- ¡Ehhhh! - oyeron gritar de pronto - ¡Shikamaru! ¡Akane!
No les hizo falta girarse a ver quien gritaba tanto, la voz les era más que conocida, sobretodo porque detrás de esos gritos oyeron un "¿Quieres dejar de gritar tanto Naruto? Me estás haciendo pasar vergüenza ¡Mira que eres basto!"
Naruto se acercó a ellos sin disimular la enorme sonrisa que le producía haber visto a Shikamaru dando el yogur a ese crío.
- ¿Que? ¿De vida familiar?
- Ah... mendokusei... ya la vamos a tener, seguro.
- ¿Quien es este niño, machote? - dijo palmeando fuertemente la espalda de Shikamaru.
- Es una especie de sobrino mío - explicó Akane - Es que he tenido que ocuparme de él.
- Y tu le ayudas ¡Así se hace! ¡Que grande eres! - Naruto volvió a palmearle la espalda.
- ¡Quieres dejar de gritar y pegarme de una vez! - se quejó en tono aburrido Shikamaru.
- Perdonarle - añadió Sakura - Ya sabéis que no tiene medida.
- ¡Shika! ¡Shika! - llegó corriendo Kenta - Mira, me lo he comido todo... ¡Dame el regalo!
- ¿Y tu quien eres? - le digo Naruto sonriendo.
- Yo soy Kenta y Shika es mi hermano.
- ¿Tienes un hermano pequeño? - le interrogó Naruto.
- No, no - contestó Akane - El es mi hermano, el mío, el más pequeño, también he tenido que ocuparme hoy de él.
- Pero - interrumpió el niño - como Shika se va a casar con Akane va a ser mi hermano y me dejará jugar con el gatito.
Naruto y Sakura miraron expectantes a Shikamaru. Naruto cogió una silla y se sentó al lado de su compañero sin dejar de mirarle.
- No saques conclusiones estúpidas, Naruto - advirtió Shikamaru.
- Si yo no saco ninguna conclusión.
- Venga Shika, ya me he tomado la merienda - insistía el niño - Vamos a comprar mi regalo.
- No es lo que pensáis - habló Akane.
- ¿Estáis saliendo vosotros dos? - sonrió malicioso Naruto.
- No, no es eso... - empezó a decir Akane - Es solo que...
- Si - la interrumpió Shikamaru - Estamos saliendo - afirmó con rotundidad haciendo que la sonrisa de Naruto se hiciera aún mas grande si cabía - No hace falta que disimulemos mas Akane, Naruto es muy perspicaz.
Sakura se quedó perpleja observando a Akane.
- ¿De verdad? - preguntó.
- Si - volvió a contestar Shikamaru.
- ¿Desde cuando?
- Desde ayer. Ella me pidió una cita.
- ¡Shikamaru! - se quejó Akane.
- No tenemos porqué mentir Akane, tu me gustas, yo te gusto, eso me dijiste y vamos a salir, no le veo razón a ocultarlo.
- ¡Vamos a por el regalo! - insistía el pequeño ya con bastante enfado.
Sakura seguía mirando a Akane, si eso era cierto ¿Que pasaba con Sasuke? Por un lado era una rival menos pero por otro ¿Que pasaría cuando Sasuke se enterase?