viernes, 22 de agosto de 2014

67. El retorcido plan de los bellotas

Shino no hablaba, miraba a Akane fijamente o al menos ella pensaba que era así ya que, como siempre, no podía verle bien los ojos. Estaba serio, o al menos con el gesto grave habitual en él, tampoco era capaz de distinguirlos.
- Deberías darle una oportunidad - habló con tono grave.
- ¿A quien?
- A mi padre... a Shikamaru, Akane ¿a quien iba a ser?
- ¿Pero que te ha dado a ti con Shikamaru?
- A ver Akane, llevo un año aguantándote, nadie mejor que yo sabe lo que te dolió lo que sucedió entre vosotros.
- Pues por eso, no me volverá a pasar.
- Que estás hablando conmigo ¿lo recuerdas? Que a mi no me vas a engañar, que te conozco, que yo estaba allí, no lo olvides. Sea para bien o para mal lo vuestro quedó sin terminar.
- Si terminó, terminó del todo.
- No terminó, no sabes como podía acabar, puede que mal de todas formas o puede que no, pero no lo sabrás nunca. Hazte un favor a ti y al mundo y examinaros de esta asignatura pendiente.
- ¿El qué?
- ¿Que pasó entre vosotros en la acampada?
- ¿Que pasa? - preguntó rápidamente - ¿Que te ha dicho algo?
- ¿Hay algo que me tenía que contar?
- No... no hay nada que te deba contar.
- ¿Pero por que no hay nada o por que son cosas que no se deben contar?
Akane le miró, no sabía como lo hacía pero Shino siempre lo descubría todo, siempre parecía meterse en su mente y leerla.
- Akane... estás hablando con el imbécil que intentó ocupar el puesto que dejó vacío ¿te acuerdas?
- Déjame Shino, no me marees mas, me siento muy cansada, estoy que me caigo de sueño.
Shino la observó.
- ¿Estás a punto de llorar?
- ¡No estoy a punto de llorar! ¿Por qué iba a llorar? - le gritó como con rabia.
Eso si que era raro, no el mal genio, que ya era algo que Shino conocía, si no esas lágrimas que había visto a punto brillando en sus ojos. Akane apoyó la cabeza en el hombro de su amigo y cerró los ojos, es que de verdad que estaba muy cansada, sentía que el sueño la podía, la obligaba a cerrar los parpados, la pesaban demasiado.
Y Shino se resignó a que Akane evadiese el tema, era algo normal en ella, al menos sabía que Shikamaru ya había averiguado como se autolesionaba y que se lo había dicho a ella... no es que él quisiese evadir el tema y pasarle la patata caliente a alguien, lo que ocurría es que entre él y Akane existía una especie de "pacto" por la cual no podía hacer mención a ese tema.
Entre Shino y Akane existían muchos secretos, él conocía de Akane muchas mas cosas que nadie, incluidas Jisei y Ryuko, claro, es que habían sido "novios"... sonrió... "novios", aún recordaba aquel día que dando un paseo unos niños les gritaron "novios" y salieron corriendo como si les hubiesen insultado con el peor de los insultos... y también recordaba la palabra que les gritó Akane y la pedrada que se llevó uno de ellos... menuda era Akane, no aguantaba ni una broma.
Se podía decir que el periodo más difícil, ese que va cuando empiezas a dejar de ser un niño pero aún no llegas a ser hombre, lo pasó junto con Akane y con ella descubrió muchas cosas durante aquel interminable y caluroso verano. Se suponía que esa etapa de su vida debía pasarlo junto a otros chicos y descubrir con ellos el mundo adulto, bueno, hacer lo que hicieran los chicos para saciar su curiosidad y Akane pues con otras chicas pero es que Kiba, que era su mejor amigo no estaba, ni Jisei, ni Ryuko, ni nadie... todo el mundo estaba de vacaciones... solo estaban ellos dos y su curiosidad, sobretodo la curiosidad de Akane.
Se recordaba a si mismo mirando a Akane, observando como su cuerpo había cambiado y ya no parecía un niño. Recordaba esos juegos inocentes que de pronto dejaron de ser tan inocentes. Recordaba el primer beso que Akane le dio... siempre había sido muy cabezota y se empeñó en que tenían que besarse "a ver que se sentía"... pero no eran novios, no, eran solo dos amigos explorando. No tenían malicia ni mala intención, aquello poco a poco, de forma lenta y progresiva comenzó a formar parte de la rutina habitual... hablar... preguntar cosas... leer... buscar en esa enciclopedia enorme que tenía Akane en su casa... y explorar con sus manos... eso le pasaba porque su mejor amiga era una chica, si hubiese sido un chico seguro que no le habría dado por explorar nada ni dejar que le explorasen.
Hasta que les pillaron. Y lo tuvo que hacer la persona que menos tenía que hacerlo. Esa horrible mujer, que Shino odiaba profundamente, cogió a Akane del pelo y prácticamente la arrastró hasta su cuarto... ¿cuantos días estuvo castigada? Muchos. De nada sirvió lo que Shino protestó, las explicaciones que les dio a sus padres, el que él mismo se echaba la culpa... nadie le escuchó, la culpa era de Akane, siempre era suya, esa mujer dijo que ella era la culpable y nadie le escuchó a el.
Cuando por fin a Akane le levantaron el castigo y volvió a salir a la calle Shino no quiso verla, sentía demasiada vergüenza, si, vergüenza de no haber podido ayudarla, de haber dejado que cargase con toda la culpa, pero Akane le buscó porque necesitaba un amigo, alguien que la abrazase... ese día Shino estuvo abrazado a ella toda la tarde, jurándose que nunca volvería a fallar a nadie y que siempre la iba a proteger... así fue como aquel niño se convirtió en "paladín" y ahora, pasados los años, seguía empeñado en cumplir sus promesas.
- Sasuke - habló finalmente - Puedes dejar de observarnos y acercarte, cabemos todos en el columpio.
Sasuke se acercó con gesto huraño en la cara y se sentó.
- No quería incomodaros... ¿Está dormida?
- Eso parece.
- ¿Estás enamorado de ella?
- Vaya, tu no te andas por las ramas.
- Contesta.
- No me gusta que me interroguen.
- En ese caso supondré que si.
- Tampoco quiero que supongas lo que no es... Verás, he de suponer que si crees que estoy enamorado de ella vas a pasar a tratarme como a un rival y eso no me apetece.
- ¿Me tienes miedo?
- Mas bien prefiero que me tengas miedo tú a mí.
- ¿Que te une a ella?
- Lo que a ti no te importa. Pero satisfaré tu curiosidad: no estoy enamorado de ella, no está bien enamorarse de quien debes proteger, eso solo trae problemas. Yo, soy su perro guardián, no lo olvides. Y ahora dime tú ¿por qué te importaría que yo estuviese enamorado?
- En realidad no me importaría.
- Ah... bien.
- ¿Y de qué quieres protegerla?
- Verás... había una vez una princesa que vivía en un torreón del que no la dejaban salir, un día un pobre campesino pasó por allí, la vio, empezaron a hablar y se hicieron amigos. El campesino quiso salvarla pero un terrible ogro apareció y le asustó. El campesino salió huyendo y dejó a la princesa en su torre, esperando que algún día un príncipe la rescate.
- ¿Has bebido algo, Aburame?
Akane abrió los ojos y de forma rápida se incorporó.
- ¡Me he quedado traspuesta! ¡Ah! Sasuke, si estás aquí.
- Si, escuchando un cuento de princesas que me está contando Shino.
- No se que me ha pasado, tenía un sueño horroroso, creo que voy a ir a darme un chapuzón en tu piscina - Akane bajó del columpio y se sintió repentinamente mareada, tambaleandose un poco.
- ¿Que te pasa? - se interesó Sasuke.
- No se, me ha dado un mareo… uy que mal rato.
- Será el calor - agregó Shino.
- Será... bueno, voy a refrescarme ¿me acompañáis?
Misaki observaba fijamente el lago, tenía los ojos clavados en él como si algo de lo que hubiese en el fondo le atrajese. Que bien se estaba allí, lejos de todo el mundo, lejos de las habladurías de la gente, lejos de su madre y sus ataques de histeria, lejos de Orochimaru... estaba tan bien, se sentía tan tranquilo, nadie le observaba, nadie le juzgaba, nadie le gritaba... nadie le golpeaba... Si tuviera que escoger un momento para que fuera eterno sería aquel.
Hay gente que nade con suerte y toda su vida tiene suerte, gente que nace con suerte y las circunstancias se la cambian y al contrario, gente que nace sin suerte pero a las que de pronto les sonríe y gente que nace sin suerte y toda su vida seguirán sin suerte... él era una de esas personas, al menos estaba convencido de ello. El había nacido sin suerte y nunca la tendría. Para empezar fue concebido con odio, nunca fue un niño deseado y no es que sus padres no lo esperasen y les fastidiase su llegada, el problema es que nació fruto de una violación y su madre nunca, nunca lo olvidó. En una ocasión escuchó que cuando una madre da a luz a su hijo se le olvidan todos los males, que aunque el niño no hubiese sido deseado no importaba porque el amor maternal era muy poderoso... pues es un caso no lo fue. Su madre fue violada y cuando se enteró de que estaba embarazada comenzó a odiar aquello que llevaba dentro de ella, aquello que le recordaba lo que le había pasado y cuando nació nada cambió, si, le querría, Misaki no lo dudaba pero también a veces le miraba con reproche y asco, como si él tuviese la culpa, como si siquiera recondándole lo que le pasó y que le había arruinado su vida... por su culpa ya no pudo dedicarse a ser lo que deseaba, se vio sola y con un niño que ella no había pedido tener y que no deseaba tener.
Misaki creció sin mucho amor. Su madre comenzó a beber y a consumir cocaína y uno tras otro empezaron a desfilar "nuevos papás" por su casa. Algunos eran amables, algunos se preocupaban por él, incluso hubo un par que le enseñaron cosas valiosas, que le apoyaron... pero también los hubo borrachos y drogadictos, ladrones y aprovechados.
Su madre solía decir que tenían mucha suerte de estar ahora con Orochimaru... menuda suerte. Orochimaru no era un pobretón que no tuviera donde caerse muerto, hasta les dejaba vivir en su casa, con Orochimaru no les faltaba la comida, ni la ropa, gracias a "su generosidad" tenían donde vivir... lo malo es que se creía con derecho a poseer sus vidas... su madre y él eran de su propiedad y tenían que obedecerle.
Había que obedecerle porque era muy bueno con ellos... eso decía su madre... por eso había que aguantar sus palizas, por eso Misaki soportaba los malos tratos, por eso no le denunciaba. Su madre insistía una y otra vez en que Orochimaru era bueno, era él quien daba problemas, él quien no obedecía sus normas y le ponía nervioso, por su culpa le pasaba lo que le pasaba, nadie tenía la culpa, solo él.
¿Por qué no podía ser un chico normal? Nunca fue normal, él mismo se dio cuenta de que siempre se sentía atraído por hombres mayores y fuertes, era como si buscase la protección de un padre y ni supo bien como aquel profesor al que acudía para que le ayudase terminó de la noche a la mañana convirtiéndose en su amante... o quizás estaba mal decir eso, más bien él se convirtió en su juguete.
Y luego vinieron los chismes, los cotilleos... nadie se preocupó nunca en preguntarle a él, en averiguar si estaba o no enamorado de ese profesor, nada... solo insultos y murmuraciones.
Ahora, mirando el fondo del lago se preguntaba que se sentiría hundiéndose en esas aguas y acabando con todo.
Sai había dejado de dibujar y le miraba con curiosidad. Para Sai, Misaki era un chico de lo mas intrigante ¿que le llevaría querer suicidarse? Bueno, estaba claro que su vida no debía ser fácil, en su cuerpo tenía las señales de que vivir con ese hombre no debía ser algo maravilloso pero querer acabar con tu vida era algo que Sai no comprendía sobretodo ahora que le conocía más. Misaki era un chico alegre y simpático que congeniaba con todo el mundo ¿estaba tan deprimido? No sabía explicarse pero al lado de Misaki se sentía como si le conociese de toda la vida.
Se levantó y se puso a su lado.
- No estarás pensando en tirarte al lago... espero.
Misaki esbozó una sonrisa.
- No creas que no lo he pensado, es un lugar muy romántico para morir.
- Si haces eso me obligarás a tirarme al lago para sacarte y ahora no me apetece demasiado - sonrió.
Misaki le miró, Sai era muy guapo, era un chico, si, pero eso no quería decir que no pudiese pensar que era guapo. Le gustaba estar a su lado, Sai era una persona muy culta, sabía mucho de arte y de historia y se preocupaba por él, realmente se había tomado en serio eso de que ahora era su responsabilidad... Inconscientemente Misaki llevó su mano hasta la cabeza de Sai y suavemente acarició su pelo... era suave; fue solo durante unos segundos, unos segundos que no duraron nada comparado con la eternidad que supuso que sus miradas se cruzasen.
¿Que pasaba?
Misaki se apartó rápidamente y nervioso. Sai no comprendía nada pero reconocía que había sido un instante algo incómodo.
"No" se decía Misaki "No puedo fijarme en él, es un amigo, solo un amigo, no puedo estropearlo todo".
Quien pensase que realmente los niños iban a echarse la siesta es que no los conocían mucho. Todos estaban demasiado emocionados para dormir, además había muchas cosas que hacer, estaban de vacaciones, sin padres, con hermanos mayores si, pero sin padres, en una casa que tenía una piscina y cerca había un lago y campo alrededor ¿quien podía dormir y perder el tiempo?
Sasuke encontró a Akane jugando con varios de ellos en la piscina, haciéndose aguadillas mutuamente.
- ¡No seáis burros! - se quejaba Akane - ¡Que me vas a quitar el bañador!
Al final los chicos consiguieron que se hundiese en el agua.
Sasuke también lo hizo, encontró a Akane, estaba de espaldas a él, la cogió de la cintura y la subió.
- Te he salvado, Cenicienta.
- ¡Oh, mi príncipe ha venido en mi ayuda!
Se suponía que era un juego, que estaban jugando, así lo veía Akane sin embargo Sasuke estrechó su abrazo pegando su cuerpo a su espalda y ese contacto la puso nerviosa e incómoda, no tenía porqué acercarse tanto; incomodidad que aumentó al sentir una ligera presión en la base de su cuello y el aliento de Sasuke.
Akane reaccionó de una forma instintiva, apartando las manos de Sasuke que la sujetaban y separándose bruscamente de él.
¿Que había sido eso? Se giró y le miró interrogativa, el chico solo sonreía, parecía que no hubiese pasado nada, ni siquiera parecía extrañado de su reacción pero ella hubiese jurado que aquello era un beso.
- Voy a salir ya - explicó algo aturdida.
- ¿Ahora que entro yo? - Sasuke se acercó a ella... demasiado.
- Ya me he refrescado bastante - dijo dándose la vuelta.
Se dirigió a las escalerillas y justo cuando iba a subir al primer escalón se vio atrapada. Sasuke estaba detrás de ella y sujetaba también la barandilla lo que la dejaba a ella en una situación bastante comprometida.
- ¿Sabes que eres veneno? - susurró a su oído.
- Vaya, ahora resulta que soy tóxica - trato de decir de la manera mas burlona para que no notase que se sentía nerviosa al verse rodeada por él.
- Eres como el veneno, te metes dentro de la piel y lo intoxicas todo.
- Ya decía yo que muy buena no era.
- Toda la culpa es tuya... ¿Que estás haciendo de mi?
Una pelota hinchable dio contra la cabeza de Sasuke haciendo que este se girase hacia donde había venido con gesto enfadado, daño no le había echo, eso era evidente, pero si le había molestado, y se encontró con los ojos inquisidores de Temari, de pie, al borde la de piscina, Neji y Shino estaban a unos pasos por detrás.
- Nos vamos al pueblo a comprar las cosas para la barbacoa - casi gruñó Temari.
- ¿Sabéis ir?
- No somos tontos, sabemos donde se coge en autobús. Os quedáis encargados de todo, procurar no distraeros - esto último lo dijo en un tono que a Sasuke le sonó bastante cínico.
Akane aprovechó la ligera distracción para zafarse y subir rápidamente las escalerillas.
- ¿Tú también vas, Shino?
- Si, ellos dos solos lo mismo no pueden bien con todo. Cuídate y no hagas locuras.
La tarde fue muy divertida. Fueron al lago, Akane y Sai habían preparado una actividad que resultó muy divertida, se empeñaron en que todos tenían que ponerse los bañadores y unas camisetas viejas que habían traído. Llevaron pliegos de papel enormes, pintaron con las manos un gran mural y también se pintaron ellos mismos, las manos, los pies y los ponían en el papel... al final aquello terminó con niños y algo más mayores embadurnados de pintura. Era innegable lo bien que Misaki se lo estaba pasando, nunca se había divertido tanto, al igual que Sasuke que nunca pensó que hacer tantas niñerías podía ser tan entretenido.
- ¡Oh Dios! - exclamó Neji al verlos - ¿Pero que habéis hecho?
Temari rompió a reír, no lo pudo evitar, la cara de Neji era todo un poema.
- Divertirse Neji, divertirse.
- Ven Neji, ven a poner tus manos - le animó Akane.
- ¿Pero tu te has visto? ¿Os habéis visto?
- Tranquilo - habló Sai - Esta pintura sale bien.
- Venga, vamos nosotros también - Temari le empujó - Relajarte un poco te vendrá bien.
Y llegó la hora de la barbacoa. Mientras Neji y Sasuke se encargaban de la carne, Shino y Temari se disponían a preparar una limonada.
- Déjanos a nosotros, Shino - dijo Hotaru - Hemos aprendido a hacer un ponche especial.
- ¿Un ponche? - preguntó Temari.
- Si, Temari-san - contestó Sumomo enseñándole un bote de leche condensada - Con esto.
- ¿Leche condensada? ¿No será muy dulce?
- Te aseguro que no - respondió Yusuke - Ya lo verás.
- ¿Y que mas le vais a poner? - se interesó Shino algo desconfiado.
- Esto - mostró una botella Masaru - Es un licor sin alcohol.
Shino cogió la botella, estaba llena y parecía precintada. Leyó la etiqueta, en efecto era un licor de frutas sin alcohol.
- Veréis que bueno está - dijo el pequeño Kaguya.
- También podemos preparar limonada - añadió Hanabi - Por si no os gusta.
Shino seguía mirándoles desconfiado.
- Bah, déjanos - suplicó Hotaru - Queremos hacer algo ¿No habláis siempre de que tenemos que aprender a ser útiles?
- Claro - añadía Sumomo - No vamos a dejar que lo hagáis todo vosotros, también queremos participar.
- ¿No necesitáis nada mas? - preguntó Temari.
- Solo hielo.
Shino miraba a Takato, se suponía que era el más responsable o al menos el que más huía de cualquier peligro para la salud.
- Está bien - dijo al fin.
- Pues ábrenosla Shino - pidió Hotaru - Está muy fuerte y no podemos.
Efectivamente el tapón estaba precintado aún y Shino tuvo que hacer bastante esfuerzo.
- ¿Y dónde lo habéis conseguido? - se interesó Temari.
- A mi padre le han regalado unas cajas - contestó Masaru - Es él quien me enseñó a hacer el ponche
- Tomad, ya está abierta.
- Gracias Shino y ahora vosotros a lo vuestro, ya nos encargamos nosotros de las bebidas.
Temari y Shino se marcharon. Los niños hicieron un círculo.
- ¿Preparados? - dijo Yusuke.
- Preparados - respondió Sumomo.
- Bien - habló Hotaru - Sumomo y Hanabi, vosotras preparad los vasos para nosotros, recordad bien, los de plástico son los nuestros, que no beban de los nuestros o se darán cuenta de que solo son leche. Yusuke y yo prepararemos la mezcla para ellos y Takato y Masaru preparáis la limonada.
- ¿Estáis seguros de que no notarán que tiene alcohol? - preguntó asustado Takato.
- Que va - contestó Masaru - He destilado un liquido genial, los sabores de las frutas que he añadido más la leche condensada hace que entre suavemente, ni lo notarán.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque ni mi padre se dio cuenta.
- ¿Y no les hará daño?
- No, solo se pondrán alegres.
- ¿No les matará neuronas? ¡No quiero que mi hermana se quede tonta!
- No le va a matar neuronas, tiene muy pocos grados. Mira, en cuanto veamos que están contentos tiramos el resto del ponche ¿vale?
- ¿Y lo otro? - dijo en plan misterioso Yusuke.
- Aquí está - Masaru sacó un frasco - Me ha costado mucho, algunos ingredientes eran difíciles de encontrar, el hígado de dragón lo he sustituido por esencia de canela, que dicen que es afrodisíaco también.
- ¿Y has añadido los polvos que te trajimos? - dijo Sumomo.
- Si, todos.
- ¿Y que harán? - dijo curiosa Hanabi.
- No tengo ni idea pero si los tenía la bruja Jisei deben ser auténticos... sea lo que sea.
- ¿No será veneno? - se alarmó Takato.
- No, Jisei no es tonta - respondió Sumomo - Lo tendría donde los venenos o lo habría señalado, esas cosas ella seguro que las tiene muy controladas.
- ¿Y porqué si les vamos a dar esto también les metemos alcohol? - dudó Takato - ¿No será mucho?
- Pues porque sin alcohol la mezcla resultaba muy empalagosa, no lo beberían.
- ¿Y a que sabe? - Hotaru miraba intrigado el frasco.
- No lo se, no he querido probarlo, pero vamos, no debería saber a nada, oler desde luego no huele y con mis padres funcionó - explicó Masaru.
- ¿Se lo diste a tus padres? - se alarmó Takato.
- Hombre, con alguien tenía que probarlo. Solo unas gotitas, es muy potente, yo eché 5 gotitas en un vaso y con eso ya bastó para que me mandaran rápido a la cama... imaginaos por qué.
Masaru era un genio, tenía un claro don para la química. Le encantaba mezclar productos y hacer experimentos. Sus padres le habían dejado instalar, en una pequeña habitación, una especie de laboratorio y allí hacía los experimentos más inusuales mezclando todo tipo de productos.
Se sirvieron ellos mismos unos vasos con lo que habían preparado las niñas, luego sirvieron el "bueno" para los mayores. Y como eran muy listillos a cada uno se lo sirvieron en un vaso de un color distinto.
- Atended - habló Hotaru - El rojo es para Akane y el verde para mi hermano, no os confundáis al dárselos.
- Mira, yo voy a dárselo a mi primo - dijo Hanabi - Y a Temari-san.
- Y yo se lo doy a Sai y Misaki - agregó Sumomo.
- Vale, Masaru, hecha tu las gotas.
Masaru abrió el frasco, traía un cuentagotas en el tapón, con mucho cuidado echó cinco gotitas en el vaso rojo y cinco en el verde.
- Yo los llevo - se ofreció Yusuke.
Masaru dejó el frasco encima de la mesa, en ese momento Temari les llamaba, la carne estaba lista, todos fueron salvo Yusuke. Una idea cruzó su mente, abrió el frasco y echó un par de gotas más en el vaso rojo.
- Mi hermana es muy cabezota - dijo.
En una bandeja llevó los tres vasos, para Akane, Shino y Sasuke que en ese momento estaban juntos.
- Tomad, probad.
- Parece que a Temari le ha gustado - comentó Shino.
- Akane, el tuyo el rojo.
- ¿Algún capricho?
- Os hemos puesto colores a todos, el tuyo el rojo de la pasión.
- ¿No le habrás echado veneno, pequeño demonio?
- Coge el rojo y calla.
Akane cogió el vaso rojo y bebió un poco. Todos la miraban.
- Está bueno - paladeó la bebida.
Sasuke cogió el verde y Shino uno azul. Yusuke estaba a punto de protestar pero como resultaría una queja muy tonta y a lo mejor evidente, se calló.
"¡Mierda!" pensó.
Shino y Sasuke también alabaron la bebida.
- ¿Os gusta? Pues os relleno los vasos.
Se llevó a toda prisa los vasos, casi los arrancó de sus manos.
- Maldito Uchiha - gruñía - Por suerte está aquí el frasco.
Rellenó los vasos y procedió a echar las cinco gotas ahora en el azul. Miró el frasco, mejor echaría otra gotita en el de Akane, eso no parecía que hiciese efecto.
Regresó a llevarlos los vasos.
Takato volvía al lugar donde estaba hecho el ponche, el frasco estaba muy a la vista, desde luego, que inconscientes eran todos. Lo cogió, tenía curiosidad por saber si realmente eso no olía a nada como había dicho Masaru. Lo abrió y lo llevó a su nariz.
- ¿Que haces? - preguntó de improviso Sumomo.
Takato dio un respingo y el frasco calló dentro del ponche.
- ¡Ala! ¿Que has hecho? - gritó la niña.
- ¡Ha sido tu culpa! ¡Me has asustado!
- ¿Y ahora que hacemos?
- Pues sacarlo.
Takato metió los dedos y sacó el frasco, al hacerlo todo el líquido se derramó dentro.
- ¡Madre mía! - volvió a gritar la niña - Masaru te va a matar.
- ¡Y a ti también! ¡La culpa es tuya! - lloriqueó el niño.
- ¿Y si lo lavamos y lo rellenamos de agua? A lo mejor no se da cuenta.
- ¿Y qué hacemos con el ponche?
- ¿Y si lo tiramos "por accidente"?
- Si, va a ser lo mejor.
- ¿Que estáis tramando vosotros? - habló de pronto Neji que se había acercado a ellos sin que lo notaran.
- ¿Nosotros? No, nada - contestó Sumomo - Es que parece que ha caído algo en el ponche... a lo mejor una mosca.
- O una polilla - añadió Takato escondiendo la botellita.
- A ver - Neji cogió el cacito con el que lo servían y removió.
- Aquí no se ve nada, bueno, voy a servirme más.
- Pero...
- A Temari se la encantado.
Y Neji llenó los dos vasos. Sumomo y Takato sentían que estaban a punto de entrar en estado de pánico.
- Está muy bueno - dijo Misaki ahora - ¡Quien lo iba a decir! ¿Queda más?
- ¡No! - respondieron los dos niños a la vez.
- ¿No?
- Si, pero...
- Anda apartaos y dejarme echar... así, para Sai y para mi.
- Si que está bueno - Sasuke también se acercó - Akane se lo ha bebido de un golpe. Echarme más.
- Ay... - Misaki comenzó a reír - No se porqué pero me siento genial. Gracias por invitarme Sasuke.
Takato miraba a Akane, de improviso le había dado una especie de "risa nerviosa" como la de Misaki. Debía ser esa la alegría que decía Masaru que debía entrarles.
Sasuke rellenó el vaso de Akane y se marchó.
- Madre mía - exclamó nervioso Takato - Aquí va a pasar algo muy gordo.
- Sobretodo no dejes de respirar, que no te entre la ansiedad… Uy mira, si ya casi no queda. Bueno pues ya está hecho, ya no tiene remedio... ale, nosotros a lo nuestro, a comer y luego ponemos el karaoke, vamos.
- Será mejor alejarnos de los mayores, si esto tiene el efecto que Masaru dice que tiene se va a liar una buena.
- ¿Cuánto tardará en hacer efecto?
- Chicos no encuentro el frasco - decía Masaru - ¿Lo he dejado aquí?
- Pues... si - respondió Takato a punto de llorar.
- ¿Dónde está?
- En el ponche - respondió Sumomo mientras Takato se lo enseñaba vacío y con restos del ponche.
- Se cayó... fue un accidente.
- ¿Se ha caído en el ponche? - gritó Masaru.
Takato afirmó con la cabeza.
- ¿Quien ha bebido de "ese" ponche?
- Neji, Temari, Sai, Misaki y han rellenado el vaso de Akane... pero son vasos pequeños.
- Bueno, no nos pongamos nerviosos, Neji y Temari son adultos y se gustan... y Neji es muy serio - le miró, asombrosamente reía bastante divertido - Bueno soltarse un poco no le hará mal... Sai y Misaki son dos chicos y Akane...
- ¿Cuanto hace efecto el potingue ese?
Akane de improviso dejó de reír. Miró angustiada a Sasuke y a Shino, tenia la expresión como de no comprender nada. Soltó el plato que tenía en las manos encima de una mesa cercana y echó a correr hacia dentro de la casa.
- Ahora mismo - respondió Masaru.
- ¿Que le pasa? - se alarmó Takato.
- Pues con 5 gotitas era suficiente para que le entrara un poco de "acaloramiento" pero si ha tomado...
- ¿Que cuchicheáis? - preguntó Shino a su espalda.
- Nada ¿Quieres más? - Masaru le cogió con el cacito un poco de lo que quedaba de ponche - Creo que lo vas a necesitar.
Shino se quedó perplejo. Quedaba muy poco ponche, ofreció su vaso para que se lo rellenasen.
- ¡Uchiha! Esto se está acabando ¿Quieres lo que queda? Aprovéchate.
- Bueno, que nosotros nos vamos a lo nuestro - habló Masaru - Vosotros nos os preocupéis por nosotros ¿eh? Vosotros a lo vuestro.
- Eso que ya nosotros sabemos que hacer - añadió Sumomo.
Buscaron a sus amigos y los alejaron de allí.
¿Que le va a pasar a Akane? - lloraba Takato - ¿No la habré envenenado?
- No, no te preocupes... creo.
- ¿Se habrá convertido en una pervertida? - volvió a llorar.
- Pues mira, no se si que me de envidia Shino o pena.
- Bueno Shino también ha bebido - aclaró Hotaru.
- Pero Akane más... te lo digo yo - confirmó Yusuke.
- Bueno, nosotros vamos a desaparecer de aquí por lo que pueda pasar - propuso Hotaru.
- ¿No se van a extrañar de nuestra ausencia? - preguntó Hanabi.
- Que va, créeme que ni nos van a hacer caso.
Akane se había encerrado en el servicio. Apoyada contra la puerta respiraba rápida y profundamente. Todo el cuerpo le temblaba y sentía un calor tremendo abrasándole por dentro.
- ¿Qué me pasa? ¿Que me pasa?
Sasuke golpeaba la puerta.
- ¿Estás bien? Akane... ¿Te pasa algo?
- Estoy bien - hablaba entrecortadamente y con dificultad - No... no pasa nada.
Sasuke se encontraba algo mareado y un calor comenzaba a extenderse por su cuerpo, yendo a concentrarse en un punto de su cuerpo ¿Por qué le pasaba ahora esto? Era algo muy bochornoso y, a juicio de Sasuke, hasta doloroso ¿y ahora que hacía con ese problema?
- ¿Akane, estás bien?
- Si... vete... vete.
Pero no, no estaba bien, aquel calor la estaba devorando por dentro, era como la sensación de querer chocolate pero a lo bestia ¿Que hacía? Quizás una ducha la aliviaría, abrió el grifo y se metió debajo sin quitarse la ropa.
Sasuke oyó el agua ¿que estaba haciendo? ¿se estaba duchando? Por un instante la imagen de la chica debajo de la ducha nubló su mente, su corazón parecía desbocarse, ya no podía mas, dio una brusca patada a la puerta haciendo que se abriera, la había roto pero no importaba.
Akane le miraba entre asustada y sorprendida. Sasuke se quedó mirándola, con la ropa pegada al cuerpo por el agua, no se veía nada pero él lo intuía todo, eso era más de lo que podía soportar, de una zancada se metió en la ducha y empujó a Akane contra la pared arrinconándola.
- ¿Que me pasa? ¿Sabes tu lo que me pasa?
Akane sonrió, sin dejar de mirarle movió su mano hasta el grifo y cerró el agua.
- Vete Sasuke, vete que no se lo que me pasa.
Pero antes de que reaccionara Sasuke se había literalmente tirado contra su cuello succionándolo con ansias. Akane dio un pequeño gritito mientras sentía que sus piernas se le doblaban, estaba a punto de caer, Sasuke la sujetó de los codos y justo cuando iba a devorar sus labios sintió una mano en el hombro.
- ¿Que? - dijo Shino apoyando una mano en la pared - ¿No invitáis?