martes, 26 de agosto de 2014

91. El carácter de Sakura

Shikamaru miraba en la pantalla de su móvil el nombre de quien le estaba llamando: su madre. Suspiró y decidió contestar. Tal y como se imaginaba lo primero que escuchó fue un montón de quejas y gruñidos por su tardanza en responder tras las cuales sus órdenes fueron muy precisas: tenía que decirle a Akane que se preparase, que dentro de unas horas iría Shikaku a recogerla. Antes de que Shikamaru pudiera comentar nada el teléfono pasó a su padre.
- ¿Has oído a tu madre? - le habló su padre.
- Como para no oírla. Entonces ¿se va ya para casa?
- Si. Tu madre ha decidido que es lo mejor ¿Has hablado con el doctor, verdad?
- Si, estuve hablando con él.
- Entonces ya sabes que ha dicho que necesita un ambiente tranquilo y tu madre ha pensado que me la lleve a pasar unos días al pueblo.
- ¿Al pueblo?
- Si, al pueblo.
- ¿Pero a nuestro pueblo? ¿Con las abuelas?
- Si. Está alejado de Konoha, tendrá tranquilidad y el aire de la montaña le sentará bien, ya lo verás.
- Pero...
- No hay peros que valgan, es la decisión de tu madre y ya sabes que cuando piensa algo no hay forma de llevarla la contraria. Además dice que no quiere que pases mas noches en la clínica, que seguro que no duermes bien, así que iré a recogeros porque además Akane tendrá que preparar algo de ropa para el viaje y todo eso, supongo.
- ¿Y dónde va a dormir Akane?
- En vuestra casa. No puedo ir ahora mismo a por vosotros porque tu madre y la esposa del padre de Akane quieren limpiar una de las habitaciones y el cuarto de baño y yo tengo que ayudarlas, ya te lo puedes imaginar.
- Ya, ya me imagino.
- Pasaré como a las 8 a por vosotros.
Cuando colgó lo primero que pensó fue en avisar a Chouji para decirle que no fueran a visitarla aunque en seguida cambió de idea porque si mañana su padre se llevaba a Akane al pueblo quizás sus amigas querrían despedirse de ella y desearla un buen viaje y esas cosas, mejor le llamaría para contarle la noticia y avisara a las chicas.
Y después de hacer lo que había pensado se dirigió a la habitación a comunicar las novedades a Akane, a ver como reaccionaba la chica ahora, que Akane era mucho de ser impredecible, mas ahora con todas las hormonas revolucionadas y lo mismo se ponía a gritarle diciendo que ella no pensaba ir a ningún sitio o algo así.
...
Jisei había decidido ir a ver a Iruka al hospital y consiguió convencer a Sumire de que la acompañara, bueno tampoco era demasiado difícil convencer a Sumire de cosas así. Pensó que era una buena idea porque si por casualidad se encontraban con algún otro profesor, al no estar ella sola pues la excusa de pasar a ver a su profesor, al que acababan de operar, no resultaba tan sospechosa.
Sumire no quiso subir a la habitación, no es que no le apeteciese pero tenía la idea de quedarse abajo y si veía venir a cualquier otro profesor subiría corriendo a avisar "por si acaso".
Jisei se rió ante su ocurrencia.
- ¿Por si acaso, qué? Solo somos dos alumnas que han venido a ver a su profesor.
- Yo nos llamaría los pelotas de la clase, es lo que parecemos.
- Bueno, hay que reconocer que si, es lo que parece.
- Mira tu sube y habla con él y haz lo que tengas que hacer y yo te espero aquí y si viene alguno os aviso para que no os pillen.
- ¿Para que no nos pillen? Oye Sumire tu tienes una idea muy equivocada, Iruka y yo somos amigos y nada más.
- Si, si, ya, ya, bueno pues yo no subo, me siento incómoda visitando a un profesor. Sube tu, venga, venga, que estás perdiendo el tiempo, sube de una vez.
Fue inútil que Jisei quisiera convencerla de algo, Sumire se había empeñado en quedarse abajo y nada la convencería.
Resignada y divertida por las ideas de Sumire, Jisei subió y volvió a abrir la puerta de la habitación de Iruka con miedo.
- ¿Se puede?
- Pasa, pasa, Jisei.
- ¿Que haces?
Iruka estaba de pié, guardando en una bolsa de viaje algunas de sus cosas. Ya no iba vestido con el pijama del hospital si no que llevaba su ropa.
- Ya me han dado el alta.
- ¿Ya?
- Claro ¿Cuántos días pensabas que iban a tenerme aquí? Todo ha ido bien, no ha habido problemas en el postoperatorio, ya como y hago otras cosas sin ningún problema ¿para qué me quieren aquí?
Jisei se alegraba, al menos no tendría que ir con ese miedo a verle.
- ¿Y qué vas a hacer?
- Pues irme a mi casa.
- ¿A tu casa?
- Claro. Tu hermano viene a recogerme.
- ¿Pero cómo te vas a quedar solo en tu casa?
Iruka sonrió y se acercó a ella bajando la cabeza hasta quedar su cara a la altura de la de la chica.
- No te preocupes, estoy bien.
- Pero estás recién operado y no te han quitado los puntos.
- Tengo que volver en una semana y me los quitan.
- Pero habrá que curártelos.
- Que no te preocupes. Soy bastante mayorcito, creo que podré apañármelas. De todas formas espero que vengas a visitarme.
- ¿Quieres que vaya a visitarte a tu casa? - Jisei se sintió de pronto bastante perturbada.
- Claro... me gustaría mucho. Yo... Jisei... ¿Qué te parece si este fin de semana vienes al cine conmigo? - sonrió nerviosamente.
Era curioso que se pusiese tan nervioso ¿por qué se ponía nervioso? Tan solo estaba proponiéndole a una amiga que fuesen juntos al cine, eso no era ni una cita.
- Es que me apetece ver una película y... - continuó hablando intentado disimular sus nervios.
- Supongo que Kisuke no le apetecerá ir al cine, es eso ¿a que si?
- Bueno - respiró aliviado, esa frase le venía genial - Ya sabes como es tu hermano.
- Claro, querrá ir a ver si liga a alguna "pollita" como él dice y tú no te encontrarás con ganas de ir de juerga, estás recién operado y necesitas tranquilidad. Si, a mí si me apetece ir al cine.
- Estupendo, yo compro las entradas y tú las palomitas.
Ir al cine con Iruka no tenía nada de malo o sospechoso, a fin de cuentas era su amigo, incluso se lo diría a sus padres, no tenía porqué ocultar nada de nada.
- ¿Te ayudo a recoger?
- No, ya está. Supongo que Kisuke no tardará en venir, ven, voy a pagar mientras la factura del hospital. Oye ¿y Kimimaro?
- ¿Que pasa con Kimimaro?
- Quizás se moleste si no sales con él.
- ¿Por qué? ¡Ah! ¡Tú piensas que estamos saliendo! No, no, que va, solo somos amigos.
- ¿Estás segura?
- Segurísima.
- Ah, pensaba... como fue a buscarte a tu casa y luego te acompañaba de vuelta.
- Es porque le pillaba de camino, su casa está muy cerca de la mía.
- Pues yo pensaba que te gustaba.
- ¿Pero que dices? Somos amigos, nada más... uy sería muy raro pensar en otra cosa.
- A lo mejor para él no es tan raro.
- ¿Estás listo, Iruka? - Kisuke les sorprendió entrando sin aviso en la habitación - Hombre, hermanita, otra vez tu por aquí.
- Hola Kisuke, si estoy listo.
- Pues vamos, ah, no te voy a llevar a tu casa.
- ¿Ah no?
- No. Te vienes a la mía.
- ¿A la nuestra? - preguntó perpleja Jisei.
- Si, a la nuestra. Mi madre ha preparado una cama en mi habitación, dice que te vas a quedar unos días.
- No, no, yo no quiero molestar.
- No es molestia ninguna. Mira, mi madre te aprecia mucho, si sabe que estas solo en tu casa capaz es de ir todos los días a verte, a llevarte la comida y lavarte la ropa, ya sabes como son las madres.
- Pero eso no puede ser, no... tú llévame a mi casa, ya se lo explicaré a tu madre.
- Iruka ¿cómo te vamos a decir que tú eres casi de la familia? Vamos hombre, será divertido y tu Jisei espabila que te has quedado como en otro mundo ¡venga!
Jisei estaba completamente anonadada ¿Iruka iba a pasar unos días en su casa? Eso si que era emocionante.
- ¡Lo siento! - Sumire entró como un torbellino en la habitación y todos la miraron sorprendidos - Eh... esto... ¡Hola!
- ¿Sawanaguchi? - preguntó extrañado Iruka.
- Hombre, la polvorilla ¿Que haces tu por aquí, criatura? - se dirigió a ella Kisuke.
- Pues yo venía con Jisei y me he quedado abajo para... ¡Ah! ¡Kakashi y Anko! ¡Que han venido! ¡Que los he visto abajo!
- ¿Que sucede con nosotros? - habló Kakashi detrás de ella.
- ¡Ahhhhhhhh! - Sumire dio un grito que asustó a todos los presentes.
- Chica tranquilízate - dijo Anko - Tampoco somos tan aterradores.
- No, no es eso... es que... ¡Que sorpresa!
En esos momentos Jisei no sabía si pedir que la tragara la tierra o reírse de Sumire y la cara que se le había quedado.
- Kakashi-sensei ¿no te acuerdas de mí? - habló Kisuke - Me diste clase en el último curso de preparatoria cuando tu estabas en prácticas. Soy Nagashiyama, Kisuke Nagashiyama.
- ¿Nagashiyama? - Kakashi miró a Jisei y luego a Iruka - La única Nagashiyama que ahora recuerdo es... ella.
- Es mi hermana.
- Vaya, pues lo siento pero...
Kakashi miraba de hito en hijo a Iruka, Jisei y el que decía que era su hermano, así que al final sus sospechas no eran muy infundadas: era Jisei, la hermana de ese chico que, evidentemente por estar allí, era amigo de Iruka.
- Nosotras... - interrumpió Jisei - Es que pasábamos por aquí y pensamos en saludar a Iruka a ver como estaba.
- Es que soy amigo de su hermano - añadió presuroso Iruka mientras miraba sin poder evitarlo a Kakashi.
- Si - Kisuke le palmeó la espalda - Iruka es como de la familia, de echo ahora...
- Ahora me acaban de dar el alta y Kisuke me va a llevar a mi casa - se apresuró a continuar Iruka mientras pellizcaba disimuladamente a Kisuke un brazo esperando que este lo entendiera, lo único que le faltaba ya es que supiesen que iba a pasar unos días en casa de una alumna.
- Entonces es que ya estás bien - habló por fin Anko que había permanecido en silencio observando todo - Eso es estupendo.
Estuvieron un rato hablando sobre lo fácil que había sido la operación y que ya no hacía falta estar más en el hospital, solo tendría que ir en una semana a que le quitasen los puntos. Iruka sentía la mirada de Kakashi escudriñándole, sabía que se había dado cuenta, era demasiado obvio y en esos momentos no se sentía capaz de enfrentarse a él, quizás porque se imaginaba las advertencias que iba a hacerle y que le repetiría eso de que su trabajo estaba en juego y no solo eso y si no también su futuro porque si algo así se descubría seguramente no podría volver a ejercer de profesor en ningún colegio o instituto.
Iruka subió al coche de Kisuke y Jisei y Sumire prefirieron irse andando, por supuesto que Sumire tenía muchas, muchas cosas que hablar con Jisei, cosas que no podían esperar, estaba demasiado emocionada con todo lo que había pasado.
...
Para asombro de Shikamaru, Akane no había protestado absolutamente nada. Akane no tenía ganas de llevar la contraria, ni de discutir, además esa familia se estaba portando muy bien con ella, que estuviera embarazada no era solo su problema, si no el de todos y no le habían dado la espalda, podían haberlo hecho porque ella no era de la familia, pero en lugar de eso se había esforzado en buscar una solución buena para todos y la tenían en cuenta a ella, se preocupaban de ella, de ella que nunca se había sentido importante, si su madre no quería que volviese a su casa... ¿con que derecho podría ella protestar las decisiones de esas personas?
Shikamaru esperaba a que Akane terminase de asegurarse que no se dejaba nada. Al final había ido a visitarla Ino, que le llevó un precioso centro de flores hecho por ella misma, Chouji, Ryuko, Jisei, Sumire y Ten-Ten, le llevaron un libro para que leyera mientras estuviera en el pueblo, ya ves tu, como si no tuviesen libros allí, galletas para el viaje... fue muy emotivo, como si se fuese a miles de kilómetros o no volviesen a verla en años, serían cosas de mujeres, pensaba Shikamaru.
- Ya estoy lista, ya nos podemos marchar - dijo Akane sonriendo.
- ¿Ya? ¿Estás segura? ¿No quieres mirar más, por ejemplo, por debajo de la cama?
- No te burles de mí.
- Trae, yo llevo eso.
- No, yo puedo.
- Ahhhh, pesada, te he dicho que traigas.
- Vale, vale, machote, todo tuyo ¿Y tu padre?
- Nos espera abajo ¿Qué? ¿Dispuesta para cambiar de costumbres?
- Dispuesta. Esto Shikamaru, no se si te he dado las gracias a ti.
- Has dado muchas veces las gracias.
- Ya, pero me refiero a ti. Por mi culpa tienes que cambiar tus costumbres y tu rutina.
- Lo dices como si yo no tuviera culpa de lo que pasa.
- Si pero...
- Pero que pesada eres, eres muy pesada ¿lo sabías?
- Si, tú también me lo has dicho muchas veces.
- Además, mientras respetes las reglas todo irá bien.
- ¿Qué reglas?
- Ya sabes: no andar en ropa interior por la casa, que uno no es de piedra, ni colgar tus sujetadores en el baño, es algo que no soportaría.
- Tú tampoco andes en ropa interior ¿eh?
- Pero es mi casa.
- A ver si me voy a emocionar, que yo tampoco soy de piedra.
Sonrieron con cierta complicidad, a veces tenían esos momentos únicos entre ellos en los que parecían complementarse y entenderse perfectamente.
- Me gusta que vengas a vivir conmigo... a nuestra casa.
Akane le miró. Shikamaru disimuladamente miraba hacia otro lado. La verdad es que cuando quería Shikamaru era muy dulce y amable, tendría que ir pensando en hacer algo para que viera que realmente agradecía que siempre estuviese allí, dándole apoyo.
- No digas ni una palabra más - le dijo - Tienes el don de sacarme de quicio así que no hables o estropearás la imagen que ahora mismo tengo de ti.
Durante el camino hacia el que parecía iba a ser su nuevo hogar, Akane, nerviosa en el asiento de atrás del coche de Shikaku, se preguntaba que sería de su vida a partir de ese momento, todo había cambiado tanto que ni se reconocía a si misma.
- Ya estamos aquí - saludó Shikaku al entrar en casa - Pasa Akane, sin miedo - indicó a la chica.
- Bienvenidos - respondieron casi al unísono Yoshino y Chiharu.
- Hola hermana - se acercó Chiharu - Pasa, hoy yo misma he preparado la cena especialmente para ti.
- Seguro que no es cierto - habló en tono de burla Shikamaru.
- Idiota - se quejó Chiharu - Vamos, pasa, pasa. Shikamaru dijo que te gustaban las gambas rebozadas y eso hemos hecho, anda Shika, ve a poner la mesa.
- Mendokusei - se oyó quejarse por lo bajo al chico mientras soltaba lo que llevaba encima del sofá y se dirigía a la cocina.
- ¿Y yo? - dijo Akane - ¿En que puedo ayudar?
- Tu siéntate y descansa - indicó Shikaku.
- Tu deja que trabaje Shikamaru - continuaba hablando Chiharu - Ahora tienes que acostumbrarte a mandarle que haga cosas.
- ¿Te querrás callar, plasta? - Shikamaru entraba y salía de la cocina llevando los cubiertos a la mesa - Anda y ven a ayudarme.
- ¿Ves? - reía Chiharu - Le da vergüenza. Y hay flan de postre, los hizo él mismo esta mañana antes de ir al instituto para llevártelos a la clínica. Yo le dije que los hiciera de chocolate pero él dijo que no; si es que es un soso, así que ha hecho flanes sosos como él.
- Pero seguro que están buenos - habló Akane.
- ¿Has oído, hermanito? Akane opina que estás tan bueno como un flan.
- ¡Chiharu! - se oyó gritar desde la cocina a la madre - ¡Deja de decir tonterías!
- Son ustedes demasiado amables conmigo, yo...
Akane parecía a punto de llorar, aquella familia, pese a lo que les oía gruñir entre ellos y lo enfadada que parecía siempre su madre, era la familia que ella siempre pensó que debía ser la suya.
- ¿Vas a llorar? - se acercó a ella preocupado Shikaku.
Dejándose llevar por un impulso, Akane enterró su cara en el pecho de aquel hombre y rompió a llorar.
- Lo siento señor Nara, lo siento, no puedo evitarlo.
- Pobre criatura - Shikaku acarició suavemente su pelo con una mano mientras con la otra levantaba su rostro - Has debido pasarlo muy mal ¿verdad? - Puso las dos manos en sus mejillas limpiándole las lágrimas.
Shikamaru se había quedado clavado en el sitio, mirando aquella escena, con dos platos en las manos.
- Lo siento - Akane se apartó rápidamente con bastante vergüenza - Lo siento.
- Ven - Chiharu la cogió de la mano - Tienes que lavarte la cara y no seas tonta, no llores encima de mi padre, huele a ciervo, mi madre es mas blandita.
Shikamaru seguía en el mismo sitio, mirando a su padre sonreír tontamente mientras él arqueaba una ceja.
- Que hombre más patético - susurró mientras continuaba con lo que estaba haciendo.
- Os hemos preparado un par de futones en la habitación grande - indicó la madre - También os hemos puesto toallas en el servicio. Mientras estés en el pueblo, la señora Kumoyuki y yo limpiaremos toda la casa, ah, Shikaku, mañana llévate la furgoneta y mira a ver si la nevera y la lavadora viejas aún funcionan y te las traes. De momento tendréis que apañárosla con lo que tengamos, conseguir muebles nuevos y bonitos y todo eso tendréis que hacerlo vosotros.
- No se preocupe señora - habló Akane - Ustedes ya hacen demasiado por nosotros.
Akane no podía quejarse, era cierto que no tenían nada pero a pesar del miedo que le daba el futuro se daba cuenta de que ahora no estaba sola.
...
Se podía decir sin lugar a dudas que entre unas cosas y otras los ánimos en las clases de 2-1 y 2-2 estaban bastante crispados. Tsunade empezaba a dudar de la eficacia de haber mezclado las clases y así se lo hacía saber a Shizune.
- Tienes que darles tiempo - respondía esta - Acabamos de empezar el trimestre, es normal que aún no estén adaptados y que sean recelosos unos con los otros…
- Supongo que si - dijo levantándose de su asiento - Bueno, el padre de Shikamaru está a punto de venir ¿Llamaste a los padres de Akane?
- Si, si lo hice y les cité a ambos para que viniesen hoy.
- ¿Y?
- El padre me contestó directamente que no iba a venir, que no podía faltar al trabajo por una tontería escolar.
- ¿Una tontería escolar? ¿Su hija está embarazada y lo llama "tontería escolar"? Desde luego es increíble, increíble.
- Tranquilízate, recuerda que Shikamaru nos advirtió de lo que pasaba en su familia.
- ¿Que me tranquilice? ¿Cómo me voy a tranquilizar? ¡Es su hija por el amor de dios! ¿Es que le da igual? - resopló - ¿Y su madre?
- Dijo que intentaría venir pero que no aseguraba que pudiese.
- Lo que quiere decir que no vendrá - unos golpecitos en la puerta la hicieron sobresaltarse - ¿Quien es? - gritó.
- Perdona - Kakashi abrió un poco la puerta y asomó la cabeza - Disculpa jefa, el padre de Shikamaru y la señora Kumoyuki han venido, les he llevado al despacho de Kurenai.
- ¿La madre de Akane ha venido?
- No exactamente, es la mujer de su padre.
- Bueno - suspiró Tsunade - Al menos se presenta alguien de su familia, algo es algo. Voy para allá.
Tsunade se marchó con paso firme y Kakashi sonrió a Shizune mientras se rascaba la cabeza.
- Parece que hoy está de mal humor - comentó.
- Bastante. Oye Kakashi, quería preguntarte una cosa.
- Dime.
- ¿Te apetecería salir a tomar algo el jueves?
- ¿El... jueves? - repitió Kakashi perplejo.
- Si.
- ¿Qué pasa el jueves? ¿Hay algo que desconozco?
Shizune se echó a reír.
- Me temo que si. Digamos que hemos quedado unos cuantos compañeros para celebrar algo ¿Te gustaría acompañarme?
- Pues es que... ¿Tiene que ser el jueves?
- ¿Tienes otros planes para el jueves?
- Pues la verdad es que si.
- Oh vaya, menuda contrariedad - comentó pensativa - Bueno, pues nada, yo lo he intentado.
- Pero podemos quedar otro día - sonrió.
- Umm… no se, el jueves era perfecto, en fin, ya hablaremos.
Kakashi se quedó más que confundido, debía ser que se aproximaba un tifón, si, sería eso, estaban en época de tifones y de todos era sabido que el viento afecta el ánimo de las personas, a lo mejor es que alteraban los hábitos de las mujeres también o eso o era su gel de ducha nuevo, quizás los anuncios de televisión eran ciertos y atraía a las hembras.
Quien no estaba para tonterías era Sasuke. Bastante tenía con su problema familiar y todo eso de la cita matrimonial, era algo que no conseguía quitarse de la cabeza, algo que comenzaba a angustiarle, sentía cierta presión en el pecho y algunas ganas de gritar pero claro, no lo hacía, él no era así, él apretaba los dientes y se tragaba lo que sentía. Y así, tragándose su rabia lo que conseguía era trasformar esta en desprecio, desprecio que escupía a los demás.
Por primera vez toda su frialdad se veía resquebrajada, por primera vez se sentía vulnerable y eso no podía ser, se sentía tan impotente que se odiaba a si mismo y necesitaba descargar contra algo o alguien toda su frustración aunque no fuera lo habitual en él.
Naruto llevaba observándole desde el día anterior, estaba claro que algo le pasaba, ese no era el Sasuke de siempre. Luego miraba a Ino, lo que le faltaba... de pronto las dos Barbie-girls de la clase, Stella y Kikyo habían decidido hacerse amigas suyas, bien, justo la influencia que menos le convenía a Ino, unas chicas superficiales y fashion-victime ¿Pero que podía hacer? No iba a ir así por las buenas a separarlas y decirle a Ino que esas chicas no eran buena compañía no iba a servir para nada, si acaso para que él hiciera un poco el ridículo. Así que allí estaban las tres hablando de los pantalones tan ideales que se habían comprado y recomendándole a Ino una tienda súper, pero súper fashion y no es que a Naruto le pareciese mal que Ino se viese bonita, al contrario, eso seguro que ayudaba en su autoestima, lo que no le gustaba es que para esas chicas lo único importante era la imagen exterior y eso era lo que Ino se empeñaba en cambiar de ella, como si no fuese ya suficientemente bonita.
Cuando volvió a mirar a Sasuke vio que este salía por la puerta de la clase y quizás fuese por su gesto o no sabía porqué pero le dio mala espina.
Sumire y Ryuko agobiaban a Shikamaru a base de preguntas.
- ¿Ya estará en tu pueblo? - decía Sumire.
- Pero si aún no han salido de Konoha - contestaba Shikamaru de forma aburrida.
- ¿Cómo se encontraba? - se interesaba Ryuko.
- Ay, yo la voy a echar mucho de menos - añadía Sumire - ¿Le has dicho que nos llame?
- Mi padre le ha dejado un ordenador viejo que ya no utiliza para que se ponga en contacto con todas vosotras, así que ya dejarme un poco en paz.
- ¿Y cómo se va a poner en contacto con nosotras si ella no tiene facebook, ni nada? - insistía Sumire.
- Tiene correo - aclaraba Jisei - Ah no, que era el mismo que el de sus hermanos... cosas de su familia.
- Va a hacerse un facebook ¿vale? - respondía Shikamaru - En cuanto llegue se lo hará. Por dios, que exageradas sois las mujeres para todo.
Sasuke entró en la clase de 2-2 y como una exhalación se acercó al grupo donde estaba Shikamaru.
- ¿Dónde está Akane? - fue lo único que dijo mientras miraba fijamente a su interlocutor.
- Buenos días, Uchiha - contestó monótonamente Shikamaru.
- ¿Qué le pasa a Akane? - insistió.
- Le tengo secuestrada, voy a pedir un rescate por ella aunque aún no se bien el qué.
Sasuke no estaba para bromas y mira por donde había encontrado con quien descargar su mala leche. Violentamente agarró a Shikamaru del cuello de su camisa y le levantó del asiento. Fue todo tan rápido que cuando todos se dieron cuenta tenía el rostro de Shikamaru a centímetros del suyo.
- Tienes un grave problema de actitud - decía Shikamaru que parecía no inmutarse.
Sasuke le soltó apartándole de él con desprecio. En ese momento Shino y Sakura se interpusieron entre ellos dos.
- ¿Que problema tienes, Uchiha? - habló Shino.
- Sepárate Shino - dijo Sakura apartando a Shino - Esto es asunto mío.
Todos miraron sorprendidos a la chica. Sasuke esbozó una sarcástica sonrisilla.
- ¿Tuyo?
- Si, mío. Todo esto es culpa mía, durante años he alimentado tu ego y nada de esto pasaría si te hubiese puesto en tu lugar cuando debía hacerlo.
- ¿Se puede saber de que hablas? - se burló Sasuke.
- Que por mi culpa y el de otras imbéciles como yo siempre te has creído superior al resto, pero que sepas, Sasuke Uchiha, que no vales tanto como crees.
- Esto... Sakura... - empezó a decir Shikamaru - Creo que el asunto iba conmi...
- No. Esto es cosa mía. Estoy harta de esconderme detrás de todos y que tengáis que solucionar mis problemas, sobretodo Naruto, eso ya se acabó, ahora voy a ser yo la que os ayude.
Shikamaru miró a todo el mundo perplejo, nadie sabía de qué hablaba Sakura ni a que venía aquella escena. Naruto había entrado en la clase y desde la puerta observaba todo incrédulo. Sasuke se cruzó de brazos frente a Sakura.
- A ver, señorita histérica ¿que tienes que decirme?
- Tengo que decirte que dejes en paz de una vez a Akane. Que te olvides de ella, si te has enamorado de ella pues mira, lo siento pero Akane no es una chica que se fijaría en ti, si fue simpática contigo fue porque es una persona amable y educada pero tu no le importas ¿lo escuchas? Tú no eres nada para Akane, ella no está enamorada de ti, ni siquiera interesada ¿te duele? Pues te aguantas, las demás también hemos tenido que soportar tus desprecios.
- No sabes ni de lo que hablas - le respondió Sasuke con tranquilidad.
- Si, si lo se. Akane es de Shikamaru, entre ellos hay algo que tu no puedes entender y que no vas a conseguir romper, así que si tu orgullo de macho se siente dolido te vas a un rincón y te lames tu solo tus heridas.
- ¿Se puede saber que pasa aquí? - habló en tono alto Shizune - Vamos, cada uno a su clase, venga, que ya ha sonado el timbre ¿Es que no lo habéis escuchado?
Los alumnos, que se habían reunido alrededor de Sakura y Sasuke, se dispersaron. Sasuke, con su habitual gesto de superioridad, descruzó sus brazos y se dio media vuelta ante una Sakura que le miraba como retándole mientas apretaba fuertemente los puños.
Naruto no se encontraba bien. Todo aquello era demasiado para él, Sasuke y Sakura, sus dos mejores amigos, los más importantes para él, enfrentados y de aquella forma ¿Que le pasaba a Sasuke? ¿Realmente estaría enamorado de Akane? ¿Que le pasaba a Sakura? Sentía que tenía que hablar con los dos y solucionar aquello, sobretodo porque Sasuke cada vez le preocupaba más.
Una vez todos en su sitio, Shizune se situó delante de la mesa del profesor. Daba una asignatura de las consideradas por los alumnos "de relleno" ya que no era de las principales y tampoco tenían muchas horas a la semana, se trataba de la que, a falta de un nombre mejor, habían dado en llamar "economía doméstica y sociabilidad", un nombre un poco enrevesado que no explicaba que impartía exactamente.
- Bien, chicos, hoy vamos a empezar a tratar el tema de los debates, como exponer nuestras ideas en público y defenderlas. Debatir no es discutir acaloradamente intentando demostrar que nosotros tenemos la razón y que nuestro oponente está equivocado.
- Perdona sensei - interrumpió Deidara - ¿Se puede saber esto en que nos va a ayudar en el futuro?
- Pues entre otras cosas os ayudará a saber defender vuestras ideas, a perder el miedo a decir en público lo que pensáis, os ayudará a coger confianza en vosotros mismos y eso es algo muy importante para enfrentaros al mundo, ahí fuera no todos van a ser amigos vuestros, ni van a ser benevolentes, eso es una jungla en el que sobrevive el que está capacitado para hacerlo. Saber defenderos dialogando, saber convencer a las personas de que vuestras ideas son las convenientes os ayudará mucho, pero mucho en vuestro futuro laboral.
- Eso es cierto - habló Kabuto con cierto soniquete de burla - Hay personas que creen que con gritar está todo resuelto.
No sabía decir porqué pero a Sakura eso le sonó a indirecta hacia su persona.
- Debatir no es gritar, debatir es exponer de forma clara y razonable, escuchar a tu oponente y defender tus principios con razones convincentes. Antes de empezar con la teoría os cuento que, a partir del próximo día, en esta clase tendrá lugar un debate. Haremos dos equipos de dos personas cada una, cada equipo expondrá sus puntos de vista tratando de convencer al resto de la clase y después comenzará el debate. Os advierto, antes de que empecéis a protestar que, el trabajo que hagáis en equipo será valorado y formará parte de la evaluación y también, por supuesto, vuestra exposición y como defendáis el tema que os haya tocado.
- ¿Y que vamos a debatir, sensei? - se interesó Lee.
- Tenemos muchos temas muy variados para debatir. El primero de ellos va a ser: "El ser humano desde el punto de vista zoológico o biológico: ¿Quiénes somos en el concierto del reino animal? ¿Tienen nuestros comportamientos algo que ver con el instinto, con la supervivencia de la especie y con nuestro pasado evolutivo?"
- ¿Que clase de tema es ese? - protestó Kankuro - Si ni entiendo lo que has dicho.
- El que ha salido el primero. Por cierto los encargados, escogidos completamente al azar, de este debate van a ser, por el equipo A que defenderá que el hombre se deja llevar siempre por sus instintos animales de supervivencia, Sakura y Sasori.
- ¿Que? - exclamó Sakura que no se encontraba de buen humor para ciertas bromas - ¿Tengo que hacer equipo con Sasori?
- Si, será tu compañero.
- ¿Es broma, no?
- No, no lo es. Tenéis que presentar un proyecto en común, no dos proyectos, si no solo uno que es el que deberéis exponer.
- Pero yo no puedo ser compañera de Sasori.
- Es lo que te ha tocado. Me extraña esa actitud en ti, Sakura, siempre has sido muy disciplinada y aceptado todos los restos.
- ¿No se puede apelar? - habló Sasori.
- No, no se puede. Ya se que a algunos no os va a gustar vuestro compañero o el tema que os toca defender, es mas, quizás odies tener que defender alguna postura porque apoyéis justo lo contrario pero ¿Dónde estaría el reto si no? El equipo B que defenderá que el hombre ha evolucionado y ha dejado atrás sus instintos animales, serán Neji y Ten-Ten. Al terminar la clase os recomendaré unos libros que quizás os ayuden en vuestro planteamiento o al menos para que sepáis de que habláis.