viernes, 22 de agosto de 2014

70. Del color del cristal con que se mira

Tayuya, Kin y Zaku miraban con un poco de pena la enorme puerta del edificio que hasta no hacía mucho había sido su segundo hogar.
- Bueno, ya estamos aquí - dijo Kin.
- Si. Será mejor que entremos y cojamos lo que tenemos que coger - propuso Zaku.
- Tayuya ¿Tienes la llave?
- Si. Tenemos que darnos prisa, a las 6 se activa automáticamente la alarma y por lo visto se cierra.
- Pero tenemos la llave.
- Pero cuando se activa la alarma solo se puede abrir con una clave de mierda que solo saben Orochimaru y Kabuto.
- Bueno pues venga, entremos de una vez - apremió Kin - Lo vamos buscando, así cuando llegue que lo coja y se marche rapidito.
Entraron en el edificio. Estaba oscuro y olía a cerrado. Zaku buscó el interruptor de la luz.
- Cuantos recuerdos - suspiró Kin.
- Déjate de recuerdos y noñeces - gruñó Tayuya - No estamos aquí para andar con esas estupideces.
Los tres comenzaron a andar por el largo pasillo.
- Tu dirás lo que quieras, Tayuya - continuaba Kin - Pero a mi me trae muchos recuerdos.
- Es una pena que se lo cerraran al señor Orochimaru - se lamentaba Zaku.
- Es porque la justicia es una mierda - refunfuñaba Tayuya.
Había que comprenderlos. Aunque Orochimaru tuviera la costumbre de hacer las cosas demasiado al borde de la ley, aunque la mayoría de las veces fuesen delitos o infracciones, para ellos Orochimaru era la única persona que les había dado una oportunidad en la vida.
Eran inadaptados de la sociedad, no se sentían parte de ella ni siquiera querían ser parte de una sociedad que parecía juzgarles de antemano. Chicos demasiado violentos y problemáticos, algunas veces nadie se preocupaba por averiguar que era lo que les había llevado a comportarse como lo hacían. Tampoco ellos querían saber nada de la sociedad, ni de sus normas, ni comprender que lo que hacían no era lo apropiado, se rebelaban contra todo de forma sistemática rechazando una sociedad que consideraban podrida, hipócrita y autoritaria.
Cada uno tenía sus motivos, erróneos o no, eran sus motivos. Con Orochimaru se sentían bien porque se creían comprendidos, no querían darse cuenta de que en realidad Orochimaru les utilizaba egoístamente para su propio beneficio y que si no le aportaban nada se deshacía de ellos; ellos solo veían lo que les dejaban ver.
Habían vivido engañados por Orochimaru, hacían lo que Orochimaru les pedía y a cambio él les comprendía y les proporcionaba aquel lugar para vivir: "La ciudad de los muchachos" la llamaban. Un lugar que bajo un nombre amable y unos objetivos de "ayuda a quien lo necesitaba" se escondía una especie de "secta", porque una vez que eras "captado" ya no volvías a ser el mismo. Las personas ajenas, como Naruto, veían con desesperación como sus hijos, amigos, seres queridos en general, comenzaban a cambiar, se aislaban del mundo porque lo único que les interesaba era Orochimaru y hacer lo que él decía, porque ya no comprendían sus ideas, su forma de actuar ¿Que clase de lugar sería ese?
¿Que pretendía Orochimaru? Eso no era algo que públicamente se supiese. Las autoridades cerraron esa institución, Orochimaru fue acusado de varias cosas pero en cierta forma había salido bastante bien librado, la gente comentaba cosas pero nadie sabía a ciencia cierta lo que había sucedido y los chicos tuvieron que volver a sus hogares o donde se les acogiese.
Y la mayoría de ellos se lamentaban de la pérdida de "su cuartel general". Era difícil para ellos pensar que Orochimaru no era buena persona, que se aprovechaba de ellos... todo eso era mentira, una mentira urdida por la sociedad y solo porque Orochimaru era distinto, porque veía en ellos no a unos delincuentes si no a personas, porque les daba oportunidades de hacer algo y una razón para vivir.
Todo era bastante complicado. Todo cambiaba según el cristal con que se mirase.
Kimimaro era uno de los que más respetaba a Orochimaru. Para un chico como él, enfermizo, del que todo el mundo huía, encontrar a Orochimaru fue como "descubrir" que podía ser útil para alguien. Era difícil explicar que tipo de influencia tenia Orochimaru sobre ellos y porqué pero era innegable y ahora se encontraban en un estado anímico bastante depresivo, se encontraban perdidos, ya no tenían el guía que necesitaban para caminar, no sabían lo que estaba bien o mal, les faltaban objetivos y se sentían traicionados por todo el mundo, lo que les llevaba a sentirse enfados y furiosos con la sociedad.
Kimimaro sentía que su vida ya no tenía ningún sentido ¿para qué vivía? Ahora más que nunca sentía que no servía para nada y que si él faltase nadie le echaría en falta ¿que utilidad tenía vivir una vida tan anodina? Ahora no sabía a donde pertenecía, no pertenecía a la sociedad "normal" pero tampoco se sentía parte de los grupos formados por sus "compañeros", no tenía nada en común con nadie, se sentía solo, muy solo y la soledad le entristecía aún más.
Cuando peor se sentía además enfermó. Había pasado las vacaciones de verano encerrado en el hospital, solo y abandonado de todo el mundo, sintiéndose inútil y preguntándose una y otra vez para qué vivía y quien le extrañaría si él no hubiese existido. Y de pronto una amiga regresó, en realidad ella nunca se había ido, fue él quien se separó, quien puso distancia entre ellos pero esa distancia podía ser recorrida de nuevo... Jisei entró en la habitación del hospital y él entendió que debía deshacer ese camino andado si quería recuperar su amistad. Y no solo Jisei, Juugo también estaba allí, a su lado... al menos se tenían el uno al otro, era cierto que Juugo ahora iba mucho con Sasuke y Sasuke se juntaba demasiado con Pain pero seguía siendo su amigo.
Kimimaro, Juugo y Suigetsu había ido a hablar con Orochimaru, no es que quisieran hablan con él porque aún le necesitasen, no, Juugo y Suigetsu ahora no querían saber ya nada de ese personaje, toda su lealtad se la debían a Sasuke, la persona que les ayudó a escapar de esa secta, porque no todos los integrantes estaban contentos y felices de "servir" a Orochimaru, algunos se sentían prisioneros y se daban cuenta de como les utilizaba. Habían ido porque querían recoger algunas cosas que les pertenecían. Orochimaru, por supuesto, no iba a darles la llave así como así pero les dijo que podían acudir porque alguien habría allí.
Por esa razón había pedido a Tayuya, Kin y Zaku que acudiesen a la casa y le diesen a Kimimaro una caja con las pertenencias que había dejado allí.
Kimimaro acudió acompañado de Juugo y Suigetsu. Llamaron a la puerta y Tayuya acudió a abrir.
- ¿Y estos? - fue el saludo que la chica les dio.
- Vienen a acompañarme - respondió Kimimaro.
- ¿Tienes miedo de que te hagamos algo?
- ¿Crees que tengo miedo de ti? - Kimimaro se acercó a ella mirándola fríamente y Tayuya sintió como un escalofrío recorriéndole la columna vertebral, siempre le pasaba lo mismo, Kimimaro siempre la había atemorizado, serían sus ojos, su seriedad, que era uno de los favoritos de Orochimaru antes de que llegase Sasuke... o quizás que siempre parecía carecer de sentimientos.
Kimimaro entró seguido de Juugo. Este aún le daba más miedo; era por su aspecto, Juugo era muy alto y su sola presencia imponía bastante, además, de todos era conocido por tener ese "pronto" tan violento y un puñetazo dado con esas manos tenía que doler por fuerza.
- Ah, ah, ah - se quejaba Suigetsu - Esto está lleno de polvo.
- No sufras que te vas a ir pronto - gruñó Tayuya - Coged la caja y largaos.
- No creas que no tengo ganas - comentó Suigetsu - No me hace gracia volver por aquí.
- ¿Y por qué vuelves, inútil?
- Para verte a ti desde luego que no.
- Te creerás muy importante.
- Realmente no se para que vengo.
- Vosotros esperarme aquí - dijo Kimimaro - Solo es recoger una caja.
Juugo y Suigetsu esperaron tal y como había sugerido Kimimaro. No tardaron en regresar junto con Zaku y Kin.
- Ahora que lo pienso - habló Suigetsu - Yo debería ir al servicio ¿funcionaran aún?
- ¿Ahora? - le reprendió Kin.
- Si ahora, ahora ¿que pasa?
- Venga y no tardes - advirtió Zaku.
Suigetsu entró y los demás salieron a la calle. Al cabo de un rato Tayuya empezó a impacientarse.
- ¿Pero este capullo que está haciendo? ¿Por qué tarda tanto?
- Chica, tendrá una necesidad - rió Kin.
- Menudo imbécil, voy a darle un toque.
Tayuya entró gruñendo de nuevo a la casa. Con paso decidido recorrió el camino que la separaba de los servicios, se paró delante de una puerta y golpeó.
- ¡Vamos ya, sal de una vez!
- Ya va, ya va... esta es peor todavía que Karin.
- ¿Que dices? - gritó.
- Nada, nada.
- Venga ya, capullo y date prisa de una vez.
- ¿Es que no sabes que hay cosas que hay que hacer con calma? - dijo saliendo del baño.
- Te creerás muy gracioso.
De improviso se oyó un ruido seco.
- ¿Que ha pasado?
- Ni idea.
Al dar unos pasos comenzó a sonar un sonido agudo y molesto de forma repetitiva. Ambos se detuvieron y se miraron.
- ¿Que es eso? - preguntó el chico.
- ¡La alarma! ¡Es la alarma! ¡Vamos corre!
- ¿Que corra?
- ¿Pero que hora es? ¡Si no son las 6!
En la calle el resto de los chicos vieron como se cerraba la puerta y oyeron la alarma comenzar a sonar.
- ¡Pero si no son las 6! - decía también Kin - ¿No decían que la alarma saltaba a las 6?
- ¡Y a mi que me cuentas! - gruñó Zaku - ¡Mierda! La puerta no se abre.
- ¿Cómo se va a abrir si se ha cerrado automáticamente y por lo visto hace falta la clave de la alarma?
- ¡Y yo que se! ¡A mi no me grites!
- ¿Que ha pasado? - preguntó Kimimaro.
- La puerta se ha cerrado y ha saltado la alarma - contestó la chica.
- ¿Cómo que se ha cerrado? Pues ábrela.
- No podemos, se necesita una clave que tienen solo Orochimaru y Kabuto.
- Estupendo.
- ¿Quieres decir que Suigetsu se ha quedado encerrado ahí? - se interesó Juugo.
- Con Tayuya.
- Bien.
- Pues ¿a que estáis esperando? Avisad de Kabuto - pareció ordenar Kimimaro.
- Si... claro, claro.
Dentro de la casa Suigetsu y Tayuya se miraban incrédulos.
- Es imposible que me pase esto - se quejaba la chica - Y menos quedarme encerrada con semejante inútil.
- Bah, supongo que no tardarán en venir a buscarnos. Yo voy a sentarme, ponte cómoda tú también.
- Yo me voy a acercar a la puerta, a lo mejor puedo hablar con los de fuera por una de las ventanas.
- Tampoco es mala idea.
Y así lo hicieron. Subieron una de las persianas e intentaron abrirla pero era imposible, golpearon el cristal para llamar la atención de los de afuera.
- ¡Eh! ¿Habéis avisado ya a Kabuto?
- ¡Tayuya! ¿Estás bien?
- Si, solo que la alarma me va volver loca.
- Enseguida vienen. Por lo visto va a venir la policía y todo.
- ¿Por qué tardan tanto?
- ¿Te pone nerviosa esta situación? - se burló Suigetsu mientras se sentaba en el suelo.
- ¿Esto de irritarme lo haces aposta? ¡Dios! ¡Que calor hace! ¿Tú no tienes calor?
- ¿Ha dicho que tiene calor? - interrogó Juugo.
- Claro, con todo cerrado y sin aire acondicionado es normal - explicaba Kin.
- Espero que no tarden en sacarlos de aquí.
- ¿Qué crees que pensarán de nosotros? - decía Tayuya sentándose a su lado.
- Que somos unos ladrones o algo así.
- Digo Orochimaru ¿que pensará de nosotros?
- Que somos unos inútiles, él siempre piensa eso ¿no?
- ¡Y esa mierda de alarma no deja de sonar! - gritó Tayuya - ¡Me va a volver loca!
Los minutos pasaban y nadie acudía. Al cabo de un rato la alarma dejó de sonar.
- ¡Por fin! - creí que iba a volverme loca.
- ¿Por qué no suena ya la alarma? - preguntó Suigetsu.
Se levantaron y golpearon de nuevo los cristales.
- ¿Que ha pasado? - gritó Tayuya.
- Dicen - gritó también Kin - Que han desactivado la alarma. La policía ya no va a venir, Orochimaru les ha explicado todo.
- ¿Que?
- Que... bah, déjalo, luego te lo cuento.
- Creo que ha dicho que la policía ha desactivado la alarma, venga chica, siéntate y relájate, no creo que tarden en venir a abrirnos.
- ¡No puedo relajarme! ¿Cómo puedes estar tu tan tranquilo?
- ¿Y que quieres que haga? No hay mucho que hacer por aquí.
- ¡Que calor hace! Esto es insoportable ¿Es que no tienes calor?
- ¿Pero como puedes ser tan quejica?
- ¿No nos estaremos quedando sin aire?
- Menuda tontería.
- No es ninguna tontería, todas las ventanas están cerradas y el ambiente está muy enrarecido... si nos estamos quedando sin aire te pediría que dejaras de respirar, al menos que uno de nosotros sobreviva.
- Tú estas loca ¿lo sabías?
- Era una broma, imbécil ¿es que no entiendes las bromas?
- Lo que pasa es que no tienes ninguna gracia diciéndolas.
- Y tú te creerás muy gracioso, esta situación te hace mucha gracia.
- Pues no, no creas, yo debería estar preparando mi maleta, mañana me voy a la playa.
- Será si salimos de aquí.
- Hombre, creo yo que de aquí nos sacarán, no creo que quieran tener un par de cadáveres en una casa.
- ¿Es que nos podemos morir?
- Era un decir, era un decir.
- Tú tampoco eres muy bueno diciendo bromas.
- Tenemos que hacer algo para entretenernos ¿Jugamos a las adivinanzas?
- Adivina quien se va a llevar un guantazo si sigue tomándome el pelo.
Suigetsu suspiró, todo esto era demasiado complicado para él ¡Con lo bien que estaría ahora con esas amigas de Kimimaro! Observó a Tayuya, a lo mejor, pensó, si la aturdo un poco se tranquiliza, claro que también puede ser peor. Se acercó a ella, la miró fijamente a los ojos y con media sonrisa apoyó una de sus manos en la pared, arrinconándola. Tayuya le miró perpleja y furiosa, abrió la boca pero él posó su dedo índice en sus labios y habló suavemente, en un susurro.
- ¿Qué te parece si hacemos algo excitante para entretenernos?
Ahora Tayuya estaba furiosa, sentía la furia crecer desde tu estómago y subir hasta su garganta ¿Qué pretendía el idiota éste? Sentía ganas de darle un puñetazo pero la curiosidad era superior para ella.
- Estás consumiendo mi oxígeno - le dijo al fin.
- ¿Te propongo algo y tu me dices que te robo el aire?
- ¡Déjame en paz! - y le empujó furiosa - ¿Qué pretendes?
- Pues no se... dejarte callada.
- ¡Eres idiota, subnormal de mierda! ¿Estos son los trucos que empleas con la chicas, sucio mono traidor?
- Vale, vale ¿pero a que te has olvidado de donde estabas?
- Chaval, tú y yo vamos a terminar en el hospital.
Tayuya se sentía cada vez más furiosa ¿cómo se atrevía?
- ¿Sabes que me sacas de quicio, capullo?
- Lo he notado, si.
- Así que te gusta acosar a las chicas haciéndote el interesante ¿y ligas mucho así?
- Tchisk, ni una - contestó volviéndose a sentar - No se me da nada bien.
- ¿Te gusta alguna chica? - se sentó a su lado.
- Me gustan muchas, yo no puedo limitarme solo a una.
- Esa chica, la rubia amiga de Sasuke, esa te gusta ¿a que si?
- Bueh... está muy bien pero ahora anda medio liada con un compañero ¿Y a ti? ¿Quien te gusta?
- ¿A mi? - Tayuya se sonrojó - A mi nadie.
- ¿Y ese chico, el de 2-2?
- ¿Que chico?
- Ese con el que te liaste, el de la coleta.
- Ah, Shikamaru, supongo que te referirás a él... No, no me interesa. En realidad yo lo único que quería era fastidiar a la chica esa de las coletas, Temari, es que no la aguanto.
- Ah ya se quien dices, esa también está bien buena.
- Es una tipa asquerosa, yo no la trago.
- ¿Te ha hecho algo?
- Simplemente no la aguanto.
- ¿Que te pasa? Se te está poniendo mala cara.
Tayuya se encontraba francamente mal. Miraba a Suigetsu y no lograba enfocar bien su cara, además le parecía que las paredes se balanceaban y que todo giraba vertiginosamente. Oía hablar a Suigetsu pero no entendía nada de lo que decía.
Hizo un gran esfuerzo por respirar hondo, inclinó la cabeza hasta ponerla pegada a sus piernas y se la agarró con ambas manos, tratando de controlar la respiración.
- Tayuya... eh... Tayuya...
- Tengo mucho calor... - se quejó débilmente.
- Venga, aguanta, ya no van a tardar.
Tayuya se sentía cada vez peor, el aire se le antojaba denso y caliente, sentía que sudaba por todos los poros de su cuerpo y que el sudor se pegaba a su piel. Todo giraba cada vez más rápido. Alzó la cabeza y miró, la imagen del Suigetsu se difuminaba, cerró los ojos. Sentía que el estómago se le revolvía, el calor aumentaba.
Suigetsu sintió el peso del cuerpo de la chica caer sobre sus piernas. Rápidamente extendió los brazos para que no se cayese.
- ¡Tayuya, Tayuya! Ay no me hagas esto... chica, chica... ¡oh, mierda, mierda, mierda!
Sin mucho cuidado la puso en el suelo. Con la mano abierta intentó darle aire mientras buscaba con la mirada algo que pudiese utilizar como abanico. No veía nada. Movió la cara de la chica con las manos.
Tayuya abrió pesadamente los ojos.
- ¡Menudo susto me has metido! - se quejó el chico.
- ¿Que ha pasado?
- Te desmayaste.
- ¿Me desmayé?
- ¡Y casi me matas del susto!
Por fin oyeron como se abría la puerta. Tayuya no se había alegrado tanto en su vida de ver una puerta abrirse.
...
Chouji volvía a su casa dando un paseo en solitario, al pasar por la calle donde vivía Ino, vio a esta delante de su portal despidiéndose efusivamente de Kiba. Era una situación incómoda pero volver sobre sus pasos y dar un rodeo era una tontería, además si a ella no le importaba darle el lote frente a su casa, donde cualquier, incluida su familia podía verla, tampoco le importaría que apareciese él.
- Hola Chouji - saludó Ino - ¿Cómo tu por aquí?
- Vuelvo a casa ¿Que tal Kiba? ¿Cómo van las vacaciones?
- Ya se acaban pronto ¿Y las tuyas?
- Buenas. Hace tiempo que no vienes con nosotros. Te echamos de menos.
- Ya, es que...
- Kiba y yo vamos a muchos sitios, no paramos.
- Ya ¿Y os lleváis bien?
- Claro ¿Por qué no íbamos a hacerlo?
- No, era curiosidad ¿Sabes también algo curioso? Lee y Ten-Ten también suelen salir mucho juntos.
No es que Lee y Ten-Ten salieran en plan pareja ni nada de eso pero Chouji quería ver la reacción de Kiba.
- ¿Lee y Ten-Ten? - gritó Ino - ¡Quien lo iba a decir! ¿Y llevan mucho?
- No... no es nada formal... solo es que son muy amigos.
Mientras Ino continuaba con sus exclamaciones mezcla de sorpresa y curiosidad, Kiba se había quedado mudo, miraba a Chouji incrédulo, no, no podía ser, Ten-Ten nunca saldría con Lee, él la conocía, sabía que le tenía cariño pero porque eran amigos desde hace tiempo.
- Es curioso - continuó Chouji - El verano forma parejas muy curiosas, será que nos alteramos mucho y ninguno dice claramente lo que piensa ¿no?
- No, pero Ten-Ten no sale con Lee - habló Kiba - Es imposible.
- ¿Por qué? Bueno, quizás salir, salir como novios no salen... - Chouji se rascó la cabeza, ya verás cuando Ten-Ten sepa lo que está diciendo la que le va a armar... - Es más algo así como vosotros.
Kiba ya se quedó helado del todo ¿Que decía de Ten-Ten? No, nunca, Ten-Ten no era como Ino. No le gustaba nada lo que oía, Ten-Ten no podía haber cambiado tanto. Ten-Ten, "su" Ten-Ten no.
- Claro que ellos esto no... no quieren que se sepa... ya sabes... esto es solo una... una cosa del verano... cosas de amigos.
¿Cosa de amigos? ¿Que cosa de amigos?
Ten-Ten no era así, él la conocía.
- Parece que nos hemos revolucionado mucho estas vacaciones - comentó Ino.
Estaba claro que tendría que hablar con Ten-Ten a ver lo que había pasado.
- Bueno yo me marcho ya - dijo algo aturdido.
- Llámame mañana cielo.
- Ah, si, si... te llamo.
Kiba miraba a Chouji aún sin creerse lo que había oído. Se alejó de allí bastante molesto, casi diría que dolido.
- Bueno ¿y qué? - dijo Chouji cuando Kiba se hubo alejado - ¿Vais en serio?
- ¡No digas tonterías! Kiba es un encanto pero no mi príncipe azul.
- Pues deberías decirle algo no vaya a ser que se ilusione demasiado.
- No creo aunque no estaría mal del todo.
- ¿Piensas quedártelo?
- ¿Eso te molestaría?
- Lo vería raro ¿Y Sakura? ¿Cómo va con Sasuke?
- Prefiero no hablar de eso, cada vez está más tonta, necesitaría alguien que le abriese los ojos.
- ¿Cómo que Sasuke está jugando a dos bandas... o a tres?
- Tú lo sabes ¿verdad? Pero a ver quien se lo dice.
- ¿Estás preocupada por ella?
- Es tan tonta que me da pena, necesita alguien a su lado.
Chouji sonrió, en el fondo Ino era muy buena amiga, mucho mejor de lo que los demás pensaban. Parecía alocada y hasta egoísta pero siempre estaba pensando en sus amigos, nunca los abandonaba y sabía que la preocupación por Sakura era cierta y seguramente la tendría más que preocupada, que lástima que siempre se empeñara en ocultar ese gran corazón tras una máscara se superficialidad.
...
Le había vuelto a pasar. Era increíble que siempre le pasara lo mismo.
Temari había ido a hablar con Itachi, sabía lo enfadado o molesto al menos que debía encontrarse y ella no era una chica que ignorase sus problemas, que no se atreviera a enfrentarse a ellos… tenía que hablar con él y aclararlo todo.
Pero había vuelto a pasar.
De nuevo estaba dejándose llevar por sus impulsos y es que no podía evitarlo. Veía a Itachi y sentía como la arrastraba… y en esos momento ya no quería pensar en nada más.
- Itachi - decía en un susurro cuando él se separaba de sus labios - ¿Estás enfadado?
- Bastante.
- Lo siento.
- ¿Por qué lo haces? ¿Por qué vuelves una y otra vez a mí si no soy nada para ti?
- No digas eso.
- ¿Y que quieres que diga? No me amas, nunca me lo dices ¿Qué soy para ti?
- Itachi yo… tu…
- Déjalo, no hace falta que me des explicaciones, ya se lo que soy para ti y no me importa. Nos lo pasamos bien y ya está.
- No te pongas así, por favor.
- ¿Y como quieres que me ponga? Me estás humillando Temari y estoy siendo muy paciente contigo, si fueras otra persona no se lo aguantaría. No soy un hombre con el que se pueda jugar y tu estás jugando mucho.
Temari bajó la mirada.
- Lo se.
- ¿Estás enamorada de ese crío?
- Yo…
- Pues tendrás que decirte y escoger que es lo que prefieres. Yo estoy dispuesto a darte mucho pero tienes que querer recibirlo.
- Itachi no me hagas elegir.
- ¿Qué no te haga elegir? ¿Eso quiere decir que tengo que compartirte con un niño?
He sido muy paciente Temari, pero a partir de ahora mi paciencia se agotó.
- ¿Qué vas a hacer?
- Tengo un rival ¿no? Pues lucharé… a mi manera.
- Pero es que él no… él no lo sabe y no…
- Pues avísale.
- ¿De veras te importo o solo lo hacer por orgullo? - Temari ahora levantó la vista muy altiva.
- ¿Crees que esto lo digo por orgullo? ¿De veras lo crees? Si fuera por orgullo creo que me alejaría de ti, siempre he pensado que ninguna mujer merece que yo sufra… sin embargo aquí estoy, creo que eso dice mucho.
- No te entiendo Itachi, no entiendo lo que dices, ni como actúas.
- ¿No me entiendes? Pues te voy a decir una cosa, no se si quieres alejarte de mi y no tienes valor para hacerlo pero te advierto que no vas a poder. Me vas a tener cerca de ti y te voy a molestar, si, te molestaré, puedo hacer que te irrites o incluso llegar a hacerte daño
Temari le miró sin creer lo que oía.
- ¿Y sabes por qué? Por que así te sentirás molesta y hasta me odiarás y mientras me odies pensarás en mí y no podrás acordarte de ese niñato.
- ¿Pero que estás diciendo?
- Que no quiero que mi ignores, quiero que pienses en mi, quiero estar presente en todos tus pensamientos, aunque sea para odiarme, quiero ser parte de tu vida y eso es algo que no pareces querer comprender así que si no lo soy por las buenas me meteré en ella por las malas, hasta que te acostumbres a tenerme presente en tus pensamientos.
Para Temari todo lo que decía Itachi era algo incomprensible, no le entendía y encima la confundía aún más. Ahora tenía que hablar con Neji, tenía que explicarle la situación porque Neji no se merecía que no fuese honesta con él.
Regresó a su casa. Kankuro y Gaara estaban cenando.
- Llegas un poco tarde ¿no? - advirtió Kankuro.
- Si, me he entretenido un poco.
- ¿Has estado con Neji? - preguntó Gaara.
- ¿Con Neji? No… no… no he estado con él.
- Ah… creía.
- ¿Sabéis a quien he visto yo? - continuaba Kankuro - A los padres de esa niñita, esa fan loca que tenía Gaara.
- ¿Quién?
- Esa, la vecinita que estaba loquita por ti ¿Cómo se llamaba?
- ¿Matsuri? - intervino Temari.
- Si, esa, esa. Por lo visto han trasladado a su padre a Konoha y se mudan aquí.
- ¿Aquí?
- Si. Llamaron para hablar con nosotros. La niña va a empezar en Septiembre en nuestro instituto y querían que la guiásemos un poco.
- ¿En el instituto? ¿Con el curso ya empezado?
- Ya ves… También me han pedido que si podemos enseñarle un poco Konoha, o sea, llevarla algún día con nosotros, para que no se sienta sola.
- ¿Y que les has dicho? - se interesó Gaara.
- ¿Qué le voy a decir? Que estarás encantado de que te acompañe.
Gaara dirigió una mirada asesina hacia su hermano.
- ¿Y tiene que venir conmigo?
- Hombre Gaara a ti te tiene mucho cariño - sonrió Temari.
- Sería mejor que fuese con Temari, a fin de cuentas las dos son chicas.
- Pero a ti te admira más.
- Hermanito… vuelve tu fan - rió Temari - ¿Qué edad tendrá ya?
- Unos 15 años creo - respondió Kankuro - Todo un peligro, Gaara.
- Pero no puedo hacer de niñero.
- Vamos, vamos, si va a ser muy divertido - reía Kankuro.
- Pobre chica - comentaba Temari - Debe sentirse muy sola aquí, en una ciudad donde no conoce a nadie.
- Bueno si, conoce a Gaara.
- Venga, si solo va a ser hasta que se haga sus propios amigos.
Gaara les miraba bastante irritado ¿Qué se suponía que tenía que hacer ahora con una cría pegada a él? Claro que hacía tiempo que no la veía pero lo que recordaba de ella no era demasiado, solo que siempre estaba mirándole ¿Cómo sería ahora esa niñita que él recordaba?