miércoles, 20 de agosto de 2014

51. Lo que no queremos descubrir

A veces las casualidades dan lugar a los hechos más sorprendentes.
Shikaku Nara se levantó muy temprano. Tenía que resolver unos asuntos relacionados con sus terrenos y debía desplazarse hasta la casa familiar. Si salía temprano o llegaría demasiado tarde y podría aprovechar para ir adelantando aquellos asuntos, así mañana los terminaría y podría regresar a casa. Trataba de no hacer ruido para no despertar a su familia, dio un beso a su mujer que se removió un poco y salió de la habitación. Al bajar al salón vio la cosa mas extraña que esperaba ver.
Sentado, más bien recostado, en el sofá estaba su hijo, dormido, aún con la ropa puesta y el pelo alborotado. Este hecho en sí no le hubiera llamado demasiado la atención, su hijo era un perezoso, habría llegado cansado, se habría sentado y así se habría quedado; lo curioso era que, abrazada a él dormía aquella muchacha de pelo naranja, estaba apoyada en su pecho y él la rodeaba por los hombros y la cintura. Encima de las piernas de Shikamaru, hecha un ovillo, dormía la gatita de la casa. Realmente Shikaku no esperaba nunca ver aquella escena a esas horas de la mañana.
- Shikamaru - zarandeó un poco a su hijo - ¡Eh, chaval, despierta!
Shikamaru abrió los ojos perezosamente.
- La próxima vez súbela a tu habitación, es más cómodo y no te verá nadie - oyó a su padre hablar en voz baja.
- ¿Mmh? - masculló sin darse cuenta de la situación y chasqueó la lengua - Mendokuseeeeei...
- Como se levante tu madre y os vea aquí se va a liar una muy gorda.
- ¿Papá? ¿Que hora es? Es muy pronto ¿Dónde vas?
- Encontrarme a mi hijo de casi 17 años abrazado a una chica no es algo que me preocupe pero que estén durmiendo a estas horas en mi sofá si me deja algo confuso.
- No es lo que parece. Es que le dije que podía pasar la noche en una de nuestras habitaciones y nos quedamos dormidos.
- Ah... claro. Yo a tu edad ya salía con tu madre pero no me la llevaba a dormir a casa. Bah... despiértala antes de que se despierte tu madre.
En el fondo a Shikaku le encantaba esa situación, es que su chaval ya era un hombre y él se sentía orgulloso.
- Akane, eh, Akane - Shikamaru la movía con suavidad - Akane te has quedado dormida, vamos despierta.
Akane tenía un sueño agradable. No sabía que soñaba, solo que era agradable, que se sentía protegida en un lugar suave. La voz de Shikamaru llegó hasta ella para sacarla de aquel lugar. Abrió los ojos y estiró los brazos, carai, sentía adormecido el cuello ¿Dónde estaba? Esa no era su cama, ah no... era el cuerpo de Shikamaru ¿se había dormido encima de él?
- Buenos días - saludó en voz baja Shikamaru.
La gatita también se desperezaba estirándose. Akane se movió un poco y le miró.
- ¿Te he molestado?
- No - contestó mientras bostezaba - Yo también me dormí.
- Vaya para de tontos.
Y le miró. Sería porque acababa de despertarse de aquel sueño agradable y todavía estaba adormilada. Sería porque Shikamaru sonreía. Sería porque había sido muy amable con ella. Sería por el trabajo que se había tomado para pedirle ir al festival. Sería por lo que sería pero Akane tuvo un impulso, porque sí, porque estaba allí dispuesto a escucharla y a darle ánimos, por lo que fuera... Akane decidió besarle, no un beso largo ni nada de eso, un simple beso, algo como un piquito pero más intenso y así lo hizo.
Shikamaru se quedó prácticamente en shock. Apartó las manos de ella en un acto reflejo como si le fuera la vida, él no hacía nada, él no tocaba.
- Buenos días - saludó Akane sonriendo.
Shikamaru no habló. Se limitó a mover sus ojos. Akane miró hacia donde estos indicaban. Shikaku, con los brazos cruzados, miraba sonriendo aquella escena.
Akane dio un salto, se levantó y se inclinó delante del padre de Shikamaru.
- Lo siento Nara-sama. Siento esta falta de respeto. Yo... yo... es que... yo... su hijo... Buenos días señor, gracias por dejarme pasar aquí la noche.
- Chisst, habla bajo, mi mujer y Chiharu están durmiendo todavía.
- Lo siento - repitió ahora muy bajito - Ya me marcho.
- Pero... ¿A dónde vas?
- A mi casa. Tengo que preparar el desayuno de mis hermanos y despertarles... Muchas gracias por todo.
- No, no, tú no te vas, tendrás al menos que desayunar.
- No... ya desayuno en casa.
- Ni hablar, además no puedes irte sola. Shikamaru te acompañará.
- Claro, yo te acompaño.
- Que no hace falta, de veras.
- Pero antes - la ignoró el padre dirigiéndose a su hijo - dúchate y ponte el uniforme ¡venga! Y tú ven conmigo a la cocina. Mientras le esperas te tomarás un buen desayuno.
- Pero señor Nara no hace falta...
- ¿Prefieres que despierte a su madre?
- No, no la despierte, no la moleste.
Akane se sentó en una de las sillas de la cocina, estaba realmente pasando mucho apuro.
- ¿Tus padres saben donde estás?
- No señor.
- ¿Y no estarán preocupados?
- Mientras esté en casa para cumplir mis obligaciones todo estará bien.
- Pero se habrán preocupado de no verte llegar.
- ¡Ah! Estarán dormidos - sacó su móvil - No tengo llamadas perdidas, ni mensajes, no se han ni enterado.
- ¿Y como una chica como tú se ha dejado convencer por un jeta como Shikamaru?
- No, si es que yo le dije que me acompañara a casa de una amiga pero él insistió en que en su casa había habitaciones libres.
- ¿No querías ir a tu casa? ¿Has discutido con tus padres? Lo siento, no quería ser indiscreto.
Shikamaru se dio toda la prisa que pudo en ducharse y cambiarse de ropa. Cuando entró en la cocina encontró a su padre y a Akane sentados desayunando.
- Ya está Akane - dijo - Cuando quieras nos vamos.
- Quieto ahí, siéntate y desayuna.
- Pero Akane tiene que ir a su casa, tiene que ocuparse de sus hermanos.
- Yo os llevo en mi coche, tú siéntate y desayuna.
Shikamaru así lo hizo, no le gustaba discutir con nadie y menos con sus padres.
- ¿Vendríais muy tarde, no? Porque nosotros estuvimos despiertos hasta las tantas.
- Si, era tarde. Yo iba a abrir una de las habitaciones, pensé que no os importaría.
- Me senté en el sofá y me quedé dormida mientras esperaba a que Shikamaru trajese las llaves - explicó Akane.
- Intenté despertarla y no sé, de alguna forma terminé también durmiéndome. Eso es todo.
- Esto yo... si no es mucha molestia querría...
- Claro, claro ¿sabes donde está?
- Si, creo que si, gracias.
- ¿Quieres ducharte también?
- No, no, gracias.
- Lo siento papá - dijo Shikamaru cuando Akane salió de la cocina - De veras que iba a decíroslo, solo la ofrecí un sitio para dormir pero se durmió en el sofá y... te juro que no ha pasado nada.
- Si te creo. Si estuvieseis juntos en una habitación habría sido mas sospechoso pero dime ¿es que le pasa algo con su familia?
Shikamaru sacó un cigarro.
- ¿Vas a fumar delante de mi?
- Lo siento papá pero de veras que lo necesito. Yo creo que... bueno no, estoy seguro.
- ¿Que pasa Shikamaru?
- De pequeña... ella es la mayor de sus hermanos, sus padres están divorciados, desde pequeña se ha ocupado de todo... creo que ha sufrido maltrato.
- ¿Estás seguro de lo que dices? Eso es algo muy grave.
- Seguro. Maltrato psicológico fijo que ha tenido, físico no se... Lo ha pasado muy mal, papá, yo ayer la vi realmente hundida, tiene mucha presión sobre ella.
- ¿Sabes quien la maltrataba?
- No lo se, no lo ha dicho pero era una niña pequeña y la cargaban con todas las responsabilidades... No me ha dicho nada claramente pero hace cosas que...
- Deberías estar seguro de lo que dices.
- Tienes razón, creo que debo averiguar la verdad.
- ¿Y que vas a hacer?
- No lo se por ella no va a querer hablar.
- Digo cuando lo descubras. Algo tendrás que hacer.
- No lo se.
- Shikamaru, esas heridas tardan en cicatrizar, si es cierto esa chica necesitará mucho apoyo ¿tú que sientes?
- Pues no se. No entiendo como pasan cosas así.
- No - el padre se levantó y se acercó a él - No en tu cabeza, si no aquí - le puso una mano en el pecho - ¿Que sientes aquí? ¿Duele?
- Duele mucho.
- ¿Y que vas a hacer? ¿Nada?
- ¿Cómo que nada?
- ¿Vas a ser tan cobarde de abandonarla? Piénsalo antes de hurgar en esa herida, si no te ver con valor de ayudarla es mejor que ni lo intentes y en ese caso es mejor no saber nada... Venga, termina de desayunar que al final se os va a hacer tarde.
...
Jisei estaba muy nerviosa y alterada, cosa que no era muy frecuente en ella. Salió de su casa más temprano de lo habitual y fue a llamar a Ryuko. Habían pasado demasiadas cosas y tenía que hablar con ella. Debía hacerlo porque Ryuko no sabía nada de lo que ella sentía por Iruka y tenía que contárselo, era su amiga y tarde o temprano iba a enterarse y claro, por supuesto se iba a enfadar muchísimo al enterarse de que no confiaba en ella. Akane si estaba al día de lo que pasaba, siempre le confesó lo que sentía por el profesor y también sabía lo que había ocurrido en su casa aquel día que tuvo que quedarse a dormir y las posteriores conversaciones pero Ryuko no y conociéndola como la conocía iba a enfadarse y sentirse desplazada, ya la estaba viendo quejándose y echándole en cara que no tenía confianza con ella.
Ryuko no se extrañó de ver a Jisei tan temprano en su casa. Jisei era una chica muy extraña, seguro que había tenido uno de esos sueños raros que parecían querer decirle algo y estaba preocupada con sus "premoniciones".
Hablar con Ryuko era difícil, era una chica demasiado susceptible, enseguida se ponía a la defensiva y en seguida pensaba que el mundo entero estaba en su contra, así que Jisei trató de demostrar lo que confiaba en ella.
Ryuko la miraba con algo de resentimiento mientras caminaban dirección a la casa de Akane.
- ¿Te gusta Iruka-sensei? - parecía recriminarle.
- Pues si... me gusta.
- ¿Y por qué no me lo has dicho antes? Se supone que somos amigas.
Ya estaba, justo lo que Jisei sabía que iba a decir.
- Porque no podía decirlo ¿Sabes en el lío que podía meterlo?
- Pero por decirlo no le ibas a meter en un lío.
- Es que no estaba segura de mis sentimientos.
- Pero a Akane si se lo contaste.
- No tuve más remedio.
Jisei estuvo explicándole que no se lo ocultaba porque no tuviera confianza con ella, le contó todo, lo que sentía y lo que había pasado y lo hacía porque era su amiga y esperaba que la comprendiese.
- ¿A si que te has liado con Iruka?
Ryuko la comprendía, claro que lo hacía, eran muchos años de amistad, muchas cosas compartidas como para que ahora se molestase con ella, al fin y al cabo había ido a contárselo. Ahora que lo pensaba, Jisei no parecía tener ningún problema así que nunca había acudido en busca de ayuda o consejo. Ryuko envidiaba a Jisei porque sus padres eran geniales, amables y tolerantes, todo lo que sus padres no eran, no tenía problemas personales y tampoco nunca parecía interesada en ningún chico. Si lo pensaba ella siempre estaba quejándose y contándole sus penas y siempre daba por echo que Jisei no tenía nada de que quejarse. Quizás todo era su culpa por ser tan egoísta y solo pensar en ella misma.
- No quise decir nada hasta no estar segura del todo. No es que quisiera ocultártelo es que Iruka como amigo de mi hermano no tiene nada que ver con el Iruka profesor, era amigo de la familia y punto, no quería que nadie pensase...
- Déjalo, no te esfuerces más porque lo entiendo. Entiendo que te gusta Iruka, siempre te ha gustado, eso nunca lo has ocultado y entiendo que se hizo amigo de tu hermano y empezaste a enamorarte y que tenías miedo de reconocerlo por eso callaste, pensabas que si lo ignorabas el problema desaparecería, porque realmente es un problema.
Jisei la miró con ternura. Ryuko era una chica muy especial y sabía ponerse en los zapatos de cualquiera, era una cualidad asombrosa, nunca había visto a Ryuko juzgar a nadie, ella parecía comprenderlo todo, cualidad que a veces podía convertirse en su mayor lacra. Pero sobretodo lo que Ryuko tenía era un miedo atroz a quedarse sin amigas, no era muy popular, por alguna razón incomprensible no llegaba a hacer amistades fácilmente, le costaba relacionarse con los demás y perder a Jisei era un lujo que no podía permitirse, así que, claro, comprendería las razones de su amiga aunque eso no significaba que no se sintiese un poco desplazada.
- Me estoy metiendo en un lío - habló con tristeza Jisei.
- ¿Sabes en el lío que puedes meter a Iruka?
- Si, lo se.
- ¿Y que él es una persona adulta, un hombre adulto?
- Si, lo se, lo se.
- Que es un hombre, no un crío como los de la clase.
- Lo sé, lo sé... todo lo que me digas ya me lo he dicho yo mil veces. Pero no lo puedo evitar, me gusta mucho, me gusta estar con él, me siento muy bien a su lado y me hace sentir... ¡Ah! No se como explicarlo.
...
"Iruka iba a marcharse de su casa, seguro que Kisuke estaría a punto de llegar, pero antes de levantarse decidió terminarse el café.
- Ya me voy Jisei, no te preocupes, seguro que Kisuke está a punto de venir.
- Tranquilo - le dijo sentándose a su lado - Tampoco hace falta que te vayas corriendo, Kisuke no se va a asustar por verte aquí.
- Ya bueno... yo...
Y volvió a besarla. Ya no había nada que le impidiese hacerlo, era algo que deseaba y le llenaba de alegría ¿cómo podía ser que esa niña le produjese tanta felicidad? Estaba mal, se lo repetía continuamente pero no podía evitarlo.
Los besos de Iruka se hicieron más apasionados, ahora empezaba a besarla ferozmente, pasaba sus labios por su cuello y la mordisqueaba, mordisqueaba el lóbulo de su oreja, haciendo que profundos gemidos salieran de la garganta de Jisei. Las manos de Iruka ansiaban por tocar más piel de Jisei, acariciaba su espalda tratando de contener el impulso que sentía de arrancarle la ropa. Volvió a los labios de Jisei con un beso apasionado y lujurioso mientras la empujaba obligándola a tumbarse en el sofá, Jisei bajó sus manos por el pecho de Iruka y después las llevó a su espalda, quería sentir la piel de Iruka, casi sin saber lo que hacía, lentamente levantó su camiseta e introdujo sus manos dentro tocando al fin lo que deseaba. Era una caricia suave y llena de temor que hizo estremecerse a Iruka, si en algún momento conservaba algo de cordura en ese instante se desvaneció. Se separó de ella y se quitó la camiseta sin dejar de mirarla, también su piel deseaba las caricias de Jisei.
Jisei sentía como la excitación crecía dentro de ella, todo era nuevo para ella, la piel de Iruka era suave y desprendía calor, no podía apartar sus manos de él, se incorporó un poco y empezó a besarle el cuello. Iruka gimió lo que hizo que Jisei se excitara aún más porque sabía que gemía por ella. Casi como un desesperado Iruka volvió a reclamar sus labios empujándola de nuevo contra el sofá y recostándose sobre ella, apoyándose en uno de sus antebrazos, mientras la mano que le quedaba libre se introducía por debajo del vestido acariciando sus piernas casi con ansia.
Este roce hizo de Jisei diera un pequeño respingo fruto de la excitación que le producía, de la sorpresa y también de algo de miedo, aunque era algo que suponía pasaría y que deseaba, la pilló de improviso. Iruka lo notó y se sintió algo decepcionado.
- Un momento, un momento - dijo Jisei, todo iba muy deprisa y ella no sabía bien como reaccionar, necesitaba respirar hondo, relajarse y aceptar todo lo que Iruka quisiera darle.
Iruka la miró extrañado. ¿De que iba? ¿Le dejaba besarla y ahora le apartaba?
- ¿Es que quieres jugar conmigo? – su voz sonó fuerte y con tono de resentimiento.
Jisei le miró asustada y sorprendida. El mismo se asustó de su reacción, estaba empezando a perder el control de si mismo, se había comportado como un salvaje. Lleno de vergüenza se separó de ella y se sentó.
- Lo siento...he perdido el control...no quería asustarte.
Jisei también se incorporó.
- Perdóname tú, es que...me sorprendí y me asusté un poco, solo necesitaba un momento para asimilarlo, es que yo...
- Lo sé, lo sé...he sido un bruto, quizás ha ido demasiado deprisa...todo esto es una locura.
- Lo que pasa es que aún me ves como a una niña. No me ha asustado el que me tocases, me ha asustado lo que yo estaba sintiendo, si, es verdad que es nuevo para mí pero tengo casi 18 años ¿sabes? mi cuerpo no es el de una niña y no me refiero solo al físico, también quiero sentir como una mujer, solo quería ir más despacio para recibir esas sensaciones lentamente y llenarme de ellas, son cosas nuevas para mí, quizás para ti, que has estado con muchas mujeres todo sea una rutina, pero para mí son cosas maravillosas, son caricias tuyas que he deseado desde hace mucho tiempo, necesito empaparme bien de cada una de ellas y necesito un segundo para reaccionar y...el problema es que aún me ves como a una niña y crees que me voy a asustar de lo que hagas
- ¿Que clase pervertido crees que soy? – Dijo suavemente y sin atreverse a mirarla - ¿Crees que haría eso con una niña? No te veo como a una niña, ese no es el problema, el problema es que realmente te veo como una mujer y mi cuerpo me exige que te trate como a tal, sin tener en cuenta que quizás para ti era la primera vez. Lo siento mucho, esta es una situación difícil, porque eres la hermana de Kisuke y me siento como si traicionase a tu familia, como si estuviese ensuciando una amistad muy valiosa para mí y luego eres mi alumna y esto no es ético y yo... creo que me voy a volver loco."
...
Jisei inspiró y dejó salir el aire de sus pulmones lentamente. Recordar lo que había ocurrido la noche anterior le producía una sensación mezcla de excitación y desasosiego.
Al llegar a la calle donde estaba la casa de Akane vieron a Shikamaru apoyado en una pared cercana a su portal.
- ¿Qué hará aquí? - se extrañó Ryuko.
- Ese aura... algo ha pasado.
Shikamaru estaba absorto en sus pensamientos y no se dio cuenta de la llegada de las chica.
- Shikamaru ¿que haces aquí? - interrogó Jisei.
- ¡Ah! Hola. Estoy esperando a Akane.
- ¿Esperándola?
- Si, esperándola ¿es tan raro?
- Hombre, a estas horas y viniendo de ti... si. ¿Pasó algo ayer?
- ¿Algo como qué?
- ¿Vuestra cita fue... normal?
- Hombre... depende de los que vosotras concederéis "normal"
- ¿Akane se descontroló?
- ¿Te refieres a descontrolarse como aquel día que Kankuro tenía los dedos llenos de chocolate y se los chupó o como "me ha dado un locurón y no me importa lo que hago"?
- Como lo segundo.
- Pues si... se descontroló - Ryuko y Jisei se miraron preocupadas - A ver, decirme ¿desde cuando le pasa?
- Bueno yo creo que es la primera vez que le pasa estando a solas con un chico, miedo me da preguntar pero ¿Que hizo?
- No, si me refiero a que desde cuando la maltratan.
Tanto Ryuko como Jisei le miraron boquiabiertas.
- Demasiado tiempo - respondió Jisei - No es que la maltraten, no pienses mal, es que la exigen mucho.
- Por favor Shikamaru no pienses cosas raras de ella, no está loca ni nada de eso.
- No pienso que esté loca, pienso que busca que alguien le diga que la quiere, aunque sea mintiéndola.
...
"Shikamaru se había tumbado en la hierba y abrazaba a Akane que se apoyaba en su pecho. Intentaba asimilar lo que había pasado: Akane le había dejado besarla, es más, le había devuelto los besos, eso no podía ser bueno, algo tenía que estar pasando en el universo, se avecinaba el Apocalipsis o el día del juicio final. Se preguntaba si es que resultaba que Akane mentía con eso de los besos y en realidad había terminado igual con Sasuke y también valoraba si debería aprovechar para pedirle que volvieran a intentar salir. Estaba claro que lo suyo había quedado inconcluso, era su asignatura pendiente, puede que no resultase bien, que aquello que pasó fue lo mejor que podía pasar pero siempre quedaba la duda ¿nos habríamos llevado mal de verdad? ¿somos tan incompatibles? Es que si no lo intentaban nunca lo averiguarían y siempre quedaría la duda.
- Se está bien así - dijo la chica - Me siento como protegida ¿Te molesto?
- No, yo estoy divinamente.
-¿Estás pensando algo sucio?
- Eh... si.
- Pervertido.
- La culpa es tuya por preguntar.
- ¿Te caigo mal?
- ¿Esto que es? ¿El juego de las 20 preguntas?
- Si, responde ¿Te caigo mal?
- No, no me caes mal.
- ¿Te caigo bien?
- Evidentemente.
- ¿Te parezco agradable?
- Muy agradable, cuando no me amenazas.
- ¿Soy simpática?
- Si pero no cuando me gritas.
- ¿Somos amigos?
- Muy buenos amigos.
- ¿Y si te pido un favor lo harías?
- Si está en mi mano, si.
- ¿Aunque fuese un poco raro?
- ¿Como de raro?
- ¿De veras somos amigos?
- Pues yo diría que si.
- ¿Cuanto te importo?
- Lo suficiente para aguantar este absurdo juego.
- ¿Dirías una mentira por mi?
- ¿Que clase de mentira?
- Las preguntas las hago yo ¿Mentirías por mi?
Shikamaru suspiró.
- Mendokusei... seguramente.
Akane se separó de él y le miró intensamente.
- ¿Me mentirías a mi?
- Procuraría no hacerlo.
- ¿Aunque yo te lo pidiese?
- Creo que me estoy perdiendo.
- ¿Y si te pido, por favor, que me mientas?
- ¿Por qué ibas a querer que te mintiera?
- Porque quiero, porque lo necesito. No será muy problemático para ti.
La mirada de Akane no le gustó, no sabía decir que era pero había algo raro, algo entre malicioso y suplicante.
- Si tuviéramos mil podríamos hacer eso que digo Ino que hacías con la miel.
- ¿Con la miel? ¿Se puede saber que hago yo con la miel?
- Pues lo que Ino ha contado... ya sabes.
- No, no lo se, a mi no me gusta la miel, solo la tomo cuando estoy acatarrado y porque mi madre me obliga.
- Ah pues no es eso lo que han contado.
- ¿Y que demonios han contado?
Akane se movió hasta acercar su boca al oído de Shikamaru y así, susurrando fue contando lo que había oído que él era especialista en hacer.
Aquellas frases descaradas penetraron como agujas envueltas en el aliento denso y caliente de Akane produciéndole asombro, curiosidad y una especie de morbosidad recorriendo su cuerpo.
- Miénteme y dime que te gusto.
De nuevo las palabras llegaron envueltas en aquel aliento e inundaron todo su cerebro y una ola de calor invadió todo su cuerpo. Aquel aliento y esas frases que había escuchado no le dejaban pensar con claridad, para hacerlo mas difícil la imagen de lo que no debía haber visto se instaló en su mente.
- Yo... - quería hablar, claro que quería decírselo pero no así, no quería que ella pensase que era una mentita - Por favor, no me hagas esto.
- ¿El qué? - Y el aliento de Akane se extendía por todo su cuello calentando el aire a su paso y sus dedos recorrían su estómago. Eso no era justo, porque a esa edad las hormonas vienen incluidas de serie. Shikamaru trataba de mantener la mente en blanco pero un chip en ella parecía haber estallado sobretodo cuando de improviso notó que de alguna forma los dedos de Akane estaban por debajo de su camiseta ¿cómo habían llegado allí? No estaba para deducciones, lo único seguro era que se sentía morir, oh si, se moría seguro."
...
También salía de su casa a una hora mucho más temprana de la habitual Kankuro. Con el casco de su moto en una mano se dirigió al sitio donde sabía que Neji estaría esperándole. Efectivamente allí estaba, sentado en un banco con la mirada perdida.
- Hola Neji ¿que es lo que te pasa?
- Hola ¿Y Gaara?
- Gaara no va a venir. Vamos al grano, no tengo mucho tiempo, he de recoger a Sumire para llevarla al instituto.
- Quería hablar con los dos.
- Ya... pero yo no quiero que hables con Gaara.
- ¿Por qué?
- Porque me imagino de lo que quieres hablar.
- ¿Ah si?
- Ayer estuviste con Temari, Gaara volvió solo a casa así que estuvisteis a solas. Cuando Temari llegó no quiso hablar con nadie, fue directamente a su cuarto y se encerró y después tu llamas diciendo que tienes que hablar con nosotros... tonto no soy. Temari y yo somos mellizos, dicen que los mellizos tenemos una conexión muy especial.
- Esto es un poco incómodo.
- Ve directamente al grano, no ahorraremos decir tonterías que no vienen a cuento ¿Que quieres saber?
- Ayer Temari comenzó a actuar de una forma muy rara.
- ¿Se bloqueó y comenzó a hablar en tercera persona?
- Si.
- Decía cosas como "Temari es una niña mala"
- Exactamente.
Kankuro resopló y su cara se trasformó mostrando un ostensible gesto de dolor y frustración.
- Sabía que algún día volvería a pasarle - musitó lleno de tristeza.
- ¿El que? Kankuro dime que le pasa a Temari.
- Temari siempre lo ha mantenido todo en silencio y disimulaba muy bien pero a mi no podía engañarme, yo me daba cuenta de todo, quería ayudarla pero... ¿que podía hacer? Era un niño, un niño pequeño y asustado.
- Kankuro - Neji habló de forma estricta - ¿Que le pasó a Temari?
- Espero que lo que te voy a contar no salga de nosotros, por favor, te lo cuento a ti porque es algo que me come por dentro.
El rostro de Neji no parecía demostrar más que una frialdad inquebrantable.
- ¿Se puso muy mal? - preguntó con miedo Kankuro.
- No lo se. No se que grados tiene eso, solo se que no es normal. Kankuro, yo sospecho algo, me da apuro decírtelo pero por las cosas que dijo y como reaccionó yo tengo mis teorías.
- Cuéntamelas.
- No quiero ofenderte ni a ti ni a tu familia.
- No me vas a ofender.
- Kankuro, esto es muy difícil de decir...
- Lo diré yo... Mi madre murió y mi padre se volvió un paranoico... se volvió literalmente loco, no atendía a razones, nos encerró en casa, no nos dejaba a penas salir y no podíamos acercarnos a Gaara, según él, Gaara era un demonio, una maldición... Nuestra infancia no fue nada fácil.
- Si, eso ya lo se, es otra cosa lo que me intriga. Temari dijo que tenía mucho miedo de su padre, más incluso que de Gaara.
- Si... papá quería mucho a Temari - dijo con cierto sarcasmo.
- ¿Por eso le tenía miedo?
Kankuro se levantó.
- Piensa en lo que he dicho y saca tú tus propias conclusiones... yo no voy a contarte nada. Nos vemos en clase.
Kankuro se dio media vuelta para marcharse.
- Espera...
- No soy yo quien tiene que hablar de esas cosas.
Neji se quedó totalmente congelado, no era capaz de mover un solo músculo, mientras veía a Kankuro marcharse en su mente se repetía una y otra vez que no, eso no podía ser cierto, esas cosas no pasaban de verdad.
...
Porque a veces, guardamos experiencias y recuerdos que no queremos reconocer en una cajita, luego la cerramos con llave y la escondemos muy al fondo de nuestro corazón, tiramos la llave y pensamos que estamos a salvo y podemos olvidarlos. Pero resulta que, a veces, esa llave es encontrada por la persona que menos imaginamos.