lunes, 25 de agosto de 2014

89. Abriendo los ojos

"Voy a tener un hijo"
Esas palabras no solo sorprendieron a Naruto si no al mismo Shikamaru.
Era la primera vez que las pronunciaba y al oírselas cayó en la importancia de lo que había dicho. Y es que una cosa era decir que Akane estaba embarazada y otra decir que iba a tener un hijo.
- Lo... siento - dijo Naruto en voz baja - ¿Tienes el teléfono de mi madre?
- ¿Quieres que la acompañe yo? - propuso Sakura.
- Supongo que la acompañaré yo, gracias Sakura.
- Cualquier cosas que necesite me lo dices.
Para Sakura aquello era lo peor que le podía pasar a una chica, era una forma de romper completamente su vida y sobretodo siendo Akane, una chica trabajadora llena de aspiraciones, podía suponer como debía sentirse. Lo que también le preocupaba era Sasuke ¿cómo se lo tomaría? Desde luego que iba a ser un palo para su vanidad, se podía decir que se lo merecía ¿pero como reaccionaría?
Shikamaru guardó silencio recapacitando sobre esas palabras que significaban tanto cuando sintió un pelo recargándose sobre su espalda y unas manos por delante de él.
- ¿Que tal? - dijo Ino alegremente - Oye ¿Puedo contárselo a Hinata?
- Ino...
- Pero venga, es Hinata, es nuestra amiga, me sabe mal tener un secreto con ella.
- Te mueres de ganas por contárselo a todo el mundo ¿verdad? - le reprochó Sakura.
- Pues si, es que estoy tan contenta. Estoy deseando verlo ¿Que te parece, Sakura, si le compramos algo?
- ¿No te parece un poco adelantado? - gruñó Sakura.
- Es que la ropa de bebé es tan mona... ay, lo siento - dijo mirando a Naruto.
- Tranquila, ya lo sabe - respondió Shikamaru - Díselo a Hinata si quieres, al final lo va a saber, pero por favor, que no salga de nuestro grupo. Además que es todavía muy pronto, no se sabe lo que puede pasar.
- ¿Por eso está Akane ingresada? - se interesó Sakura.
- No te preocupes, ya verás que todo va a ir bien - Ino le dio un sonoro beso en la mejilla - Bueno, luego nos vemos.
...
Jisei estaba distraída, no podía dejar de pensar en Akane y en Iruka. Estaba deseando ir a ver a Akane, hablar con ella y ver como estaba; seguramente se sentiría muy sola y necesitaba a sus amigas. Estaba sola, en un clínica, rodeada de gente desconocida y sus padres no la daban su apoyo, ahora, que se supone es cuando más necesitaba a su familia pues no la tenía... pero también quería ir a ver a Iruka y saber como se encontraba hoy... pero en esos momentos era más importante su amiga, a fin de cuentas, como siempre decía, los amigos son un tesoro que hay que saber conservar, además que Akane y ella eran más que amigas, eran como hermanas, lo sentía mucho por Iruka, porque también era su amigo pero ahora mismo Akane la necesitaba más, por lo menos era la que necesitaba su apoyo moral.
- Anda, cuéntanos porqué sabías lo de Iruka -a la zarandeó Sumire.
- Eso, eso - apremió Ten-Ten - ¿Que es lo que pasa?
- Pero necesito que sea un secreto y no se lo contéis a nadie.
- ¡Prometido! - dijo Sumire poniendo una de sus manos donde debería estar su corazón y levantando la otra - Vamos Ten-Ten, promételo.
- Jisei sabe que yo no voy largando cosas de los demás.
- Es muy importante que no contéis nada ¿eh?
- Que si, pesada - se quejó Sumire - Suéltalo de una vez.
- Es que... fui yo quien acompañó a Iruka al hospital.
- ¿Estabas con Iruka? - gritó alarmada Sumire - ¿Es que te lo montas con él?
- No, no, no, no es eso... es que...
- Iruka es amigo de la familia de Jisei - terminó la frase Ryuko - Si no pasa nada Jisei, son nuestras amigas, no pasa nada.
- Claro que no pasa nada - añadió Sumire - Y no entiendo porqué tanto misterio.
- Es porque se podía pensar que tiene preferencias o... algo peor - respondió Ten-Ten - ¿A que si?
- ¿Así que eres amiga de una profesor? Que fuerte - comentó Sumire.
- ¿Desde cuando es amigo de tu familia? - se interesó Ten-Ten.
- Es que es amigo de mi hermano, pero por favor, no comentéis nada a nadie.
- Pues no lo entiendo - protestó Sumire - No entiendo que hay de malo en que sea amigo de tu hermano, la gente tiene derecho a ser amigo de quien quiera, no vas a ir preguntando quienes son sus familiares.
- Es que... digamos que siempre hay gente dispuesta a hablar más de la cuenta.
- Pues sigo sin entender.
- Es igual.
- El problema no es ese ¿Por qué no lo dices claramente? - gruñó Ryuko - Te gusta Iruka y yo lo entiendo, es bastante mono.
Jisei la miró de reojo, uy, esa aura de Ryuko no le gustaba nada, aún estaba molesta porque se lo había invitado a ocultado, seguro.
- El caso es que cuando Kimimaro me acompañó a casa le encontramos hecho polvo y llamamos a una ambulancia.
- Últimamente Kimimaro te acompaña demasiado ¿no? - insinuó retorcidamente Sumire.
- Y a ti Kankuro y yo no digo nada.
- ¿A mi Kankuro? No creo...
- ¡Si te ha invitado a ir a ver a su abuela!
- No era su abuela, era una abuelita pero no era su abuela, era la abuela de Sasori ¿Vosotras sabíais que Sasori tenía una abuela? Bueno, supongo que si porque claro todo el mundo tiene abuela, bueno, todo el mundo no, algunas se han...
- Bueno, bueno - cortó Ryuko viendo que aquello empezaba a convertirse en uno de los monólogos sin sentido de Sumire - ¿Podéis ayudarme?
- Claro - contestó Ten-Ten - ¿Que te pasa?
- Es que veréis yo... en fin es que Chouji y yo... vamos que nosotros... que creo que no lo estamos haciendo bien.
- ¿El que? - preguntó Sumire.
- Es que nosotros nos besamos pero... yo creo que él espera más de mí.
- ¿Más? - se extrañó Sumire.
- Si, es que yo creo que debería lanzarme más, no se.
- No me digas que Chouji te ha propuesto tener sexo porque no me lo creo - apuntó Ten-Ten.
- No, no, por favor, no.
- Ah, ya decía yo porque vamos, me dices que ha echo eso y toda la imagen que tengo de él se iría a la mierda.
- Y yo le mando un yuyu malo que se le caen las pelotas - añadió Jisei.
- Que bruta eres, Jisei - habló Sumire.
- Esas cosas no se piden, surgen cuando uno está listo, un chico que lo pide no es muy caballeroso.
- Y más aún si lo exige - continuó Ten-Ten - Porque hay algunos que insisten hasta el aburrimiento, prácticamente lo exigen.
- Y a veces te chantajean diciendo que si no lo haces es porque no lo quieres de verdad - añadió Jisei.
- ¿Si? - repuso extrañadísima Sumire - ¿Y eso es malo?
- Eso es lo peor - contestó Ten-Ten - Esas cosas no se pueden exigir... nunca.
- Te coaccionan - explicó Jisei - A veces te hablan, te insisten, te convencen y eso es casi como violarte... si tu no estás totalmente decidida es una violación de tus principios.
- No he entendido nada de lo que dices - dijo Sumire - Pero suenas convincente.
- Pero siempre estamos hablando en el caso como el de Ryuko, no de otros, no por ejemplo en el caso de que te enrolles con un chico al que acabas de conocer o con el que te has encaprichado, eso es otro tema - continuó Jisei.
- Entonces ¿Que tengo que hacer? - insistió Ryuko.
- No se - habló Ten-Ten - ¿En que fase estáis? ¿Hasta donde habéis llegado?
- A ninguna fase. Solo nos besamos y... poco.
- ¿Y él te insinúa que quiere más? - se interesó Jisei.
- No... él siempre es muy... cuidadoso.
- ¿Eso es bueno? - preguntó Sumire.
- Si tú quieres que haya algo más, insinúaselo o házselo saber - habló Ten-Ten.
- ¿Eso no sería como violarle a él? - indicó Sumire con toda la naturalidad innata en ella, sus compañeras rieron.
- Mira, te lo voy a explicar - intervino Jisei - Mira por ejemplo Akane y Shikamaru empezaron a besarse y llevados por el subidón del momento cada vez fueron a más y terminaron haciéndolo, eso no es malo, si Shikamaru se puso como una moto y se le fueron las manos es hasta comprensible o si le pasó a Akane, eso no está mal, lo que estaría mal es que Shikamaru hubiese querido ir a mas y Akane no y él hubiese insistido y ella volviese a decir que no porque tiene dudas y él...
- Vale, vale - la cortó Sumire - Creo que ya lo capto... jo, a mi no me pasan esas cosas ¿A vosotras os pasan mucho? Ah, no me contestéis, seguro que me deprimís, debo ser la chica mas rara del mundo, ni siquiera han intentado nunca besarme ¿Me olerá el aliento?... es igual. Yo digo, Ryuko que si tu crees que él quiere algo más y tu estas dispuesta pues que lo hagas tu, quizás Chouji, como le gustas tanto, tiene miedo a ofenderte o a que te enfades.
- En eso tiene razón Sumire - añadió Ten-Ten - Todos sabemos como es Chouji, a lo mejor está mas confundido aún que tu.
- El caso es... - interrumpió Jisei - ¿El ha insinuado algo con gestos o su forma de comportarse? O sea ¿Que te hace suponer a ti que quiere más?
- Nada - respondió Jisei - Chouji está muy contento como está, es ella la que tiene miedo a que piense de ella que es una sosa o algo así ¿A que si?
- Pues si.
- Mira, no fuerces las cosas, ni lo pienses más. Lo que tenga que pasar, pasará... es como Akane y Shika, algún día pasará y ninguno se lo habrá planteado.
- Pues como estos no lo fuercen, con lo tímidos que son los dos, dejarán de ser vírgenes a los 30 - bromeó Ten-Ten.
- Bueno ¿Y tú que tal con Naruto? - miró ahora Sumire con una gran sonrisa - ¿Cómo ha sido lo vuestro?
- ¿Cómo ha ido de qué?
- Naruto es taaaaaaan mono - se entusiasmó Sumire.
- Antes de que empecéis a desvariar creo que os tienen que quedar claro unas cosillas...
...
Si había algo que le entusiasmaba a Ino era ir dando noticias y contando novedades, de alguna forma así conseguía atraer la atención del todo el mundo y aunque ella no era la protagonista se sentía el centro de atención momentáneo, así que disfrutó contando al grupo formado por Hinata, Temari y Kankuro la gran noticia de Shikamaru.
Fue una noticia que no hizo mucha gracia a Temari, Shikamaru lo notó en cuanto la vio mirándole fijamente con ojos que parecían taladrarle, no hacía falta que dijera nada, se veía muy bien el reproche que tenía en mente y que tanto le habían repetido en esa mañana "no lo hubiera esperado de ti".
Mientras Ino hablaba y hablaba de lo emocionante que era y Temari le llevaba la contraria diciendo que aquello era una locura, Hinata prefirió guardar silencio, no es que no le importase el tema es que en esos momentos ella tenía sus propios problemas y no conseguía quitárselos de la cabeza.
Por un lado no podía evitar mirar a Gaara que prácticamente, como casi pasaba últimamente, había sido "secuestrado" por esa chica de Suna. Hinata podía haberse unido a ellos pero esta vez prefirió no hacerlo, tampoco quería ser una pesada siempre pegada a Gaara, como si no hubiesen más personas en el mundo... aunque le sentaba más que mal.
Todo el mundo pensaba que Hinata era una chica casi, casi, perfecta; dulce, tímida, encantadora, incapaz de dar un desplante, de hablar mal o de ser maleducada... pero Hinata era humana después de todo. Si, era tímida, pero eso no quería decir que no se enterase de nada; era dulce, pero eso no significaba que no se enfadase y no solía hablar mal o ser maleducada pero eso tampoco significaba que no fuese capaz de sentir envidia o celos.
Hinata era una chica normal y corriente con sentimientos como todas las demás.
Y si, sentía envidia y celos... ella no era perfecta.
Aunque no lo dijera siempre le había molestado que Naruto no se diese cuenta de nada y no le gustó cuando de pronto Sakura empezó a darse cuenta de lo que valía ese chico, si, se puso celosa.
No era de piedra y tenía sentimientos.
Y no le gustaba esa chica de Suna que siempre acaparaba a Gaara.
Hinata era dulce, eso no lo podía evitar, era parte de su forma de ser.
Hinata era tímida, tampoco podía evitarlo.
Pero Hinata era muy decidida. Le costaba tomar una decisión pero cuando lo hacía nunca se echaba para atrás.
Hinata siempre quería superarse y ser mejor persona, ayudar a sus amigos y demostrarles que era fuerte.
El problema de Hinata, la razón por la cual le costaba tanto tomar la iniciativa y se la veía con tan poca confianza en apariencia, no era de ella, venía de su familia. Durante toda su vida había escuchado lo decepcionado que estaba su padre con ella.
Ella lo sabía, su padre no lo ocultaba nunca: no deseaba que su primogénito fuera una niña, él quería un hijo varón y su nacimiento le decepcionó bastante. Quería un niño, un chico, alguien que le sucediese como jefe de la familia Hyuuga, una de las más importantes de la zona, alguien que supiese mantener el status social y en una sociedad mayoritariamente machista hubiese sido mejor que el sucesor fuese un hombre.
Pero no, ella tuvo que nacer mujer.
Y para colmo, mujer sin carácter, sin rebeldía, tímida y apocada... no servía para nada.
Por lo menos eso pensaba su padre, mucha fe en ella nunca había tenido, siempre la trató de débil y poca cosa.
¿Y que culpa tenía ella de ser así? Intentaba actuar de otra forma pero es que no le salía, ella era como era. A lo mejor es que tampoco le interesaba ser una ejecutiva agresiva... sería eso porque valor para otras cosas si tenía.
Sea como fuese su padre estaba muy decepcionado con ella. Intentaba hacer algo de provecho de su hija pero nunca estaba satisfecho, confiaba más en Hanabi, a pesar de ser más pequeña que en su hija mayor y por supuesto prefería antes a Neji.
Los Nara no eran los únicos con costumbres tradicionales, los Hyuuga también las tenían, sobretodo cuando les convenían. Había una costumbre en su sociedad que consistía en que el cabeza de familia, si no tenía hijos varones, podía adoptar a quien desease, podría ser cualquiera, desde su propio hermano menor hasta uno de sus empleados que destacase si le apetecía, todo pensando en el bien y la prosperidad de sus negocios y Hiashi Hyuuga empezaba a plantearse adoptar a Neji en vista de que no veía muy capacitada a su hija mayor y sin embargo su sobrino, hijo de su hermano gemelo, demostraba muchas cualidades y que encima era el hijo de su hermano gemelo con el que se llevaba apenas unos minutos y para colmo era mayor que Hinata, casi se podría decir que se merecía ser el heredero de aquel imperio.
¿Y Hinata? Cuando Hinata, sin querer, escuchó una conversación entre sus padres donde se mencionaba la idea de adoptar a Neji ella comenzó a sentir miedo, bastante miedo porque ¿Qué iba a pasar con ella? Se suponía que era la heredera pero si adoptaban a Neji ¿se convertiría él en el heredero? ¿Y dónde quedaba ella? Estaba viendo que su padre la iba a menospreciar y la iba a relegar a un puesto de "adorno" en la familia.
Y Hinata no estaba dispuesta a no ser nada. Ella era capaz de mucho, lo sabía, seguro que si se esforzaba lo conseguiría.
El pequeño grupo se disgregó, también el grupo donde estaban Naruto y Sakura. Ino se juntó con Sakura y Temari se acercó a Shikamaru. Kankuro decidió ir con el grupo de Sumire y sus amigas aunque antes fue a hablar también con Shikamaru.
- Macho - le dijo - ¿Que hago? ¿Te felicito o te doy el pésame?
- Llámame tonto y ya está.
- ¿Y que piensas hacer? - le interrogó Temari y por su tono de voz parecía bastante molesta.
- Mendokuseeeeei...
- Eres de lo que no hay, no te tomas nada en serio ¿Qué creías que a ti no te iba a pasar? ¿Es que no sabes que de tanto ir a la fuente el cántaro termina rompiéndose?
Shikamaru la miró arqueando una ceja.
- Creo que quiere decir - explicó Kankuro a Chouji que la miraba con cara de asombro - que le pasa por salir con tantas chicas.
- Ojala hubiese sido eso, lo mío es más patético, en el primer viaje a la fuente se me cayó.
...
Hinata decidió volver a la clase. No tenía ganas de ver más a Gaara con esa chica y tampoco de hablar con nadie, a la noticia del embarazo de Akane no le veía gracia ninguna y no entendía porqué Ino se mostraba tan emocionada. De alguna forma sentía mucha empatía por esa chica y era curioso porque en apariencia no eran parecidas para nada y ahora le daba mucha pena, quizás porque siempre la veía tan entusiasmada con el periódico, siempre hablando de ser periodista y ahora de pronto ¿dónde quedaban sus sueños? Sin embargo Shikamaru no le daba pena, sería porque siempre parecía desmotivado por todo o porque seguro que sabría como adaptarse a la nueva situación... de todas formas era curioso que esos dos hubiesen terminado así aunque si lo pensaba tampoco le extrañaba demasiado, ya durante la acampada notó que entre ambos había algo especial, como una química, una complicidad...
Unas voces saliendo del aula de 2-2 la sacaron de sus pensamientos y la hicieron detenerse justo en la puerta.
Una de las voces era la de Deidara, seguro.
Quizás no debería ser una cotilla y curiosear pero es que la otra voz parecía ser de alguien asustado, más concretamente un chico. Hinata miró a su alrededor, no había nadie así que se acercó a la puerta y agudizó el oído.
No oía muy bien lo que decían pero si captaba palabras sueltas.
- ... ¿Es lo que te gusta, no?... - juraría que era Deidara con un tono algo desquiciado.
-¡Déjame!... ¡No estás bien! - le respondían.
La voz le sonaba mucho pero no caía en quien era. Fuese quien fuese discutía con Deidara, eso era seguro.
- ¿Qué haces?
Dio un pequeño grito a la vez que saltaba hacia atrás tapándose la boca.
- No sabía que fueras una cotilla - habló quien la había sorprendido: Gaara.
- Chhist - hizo una seña con la mano para que no hablase, aunque en realidad daba igual, Gaara no solía tener un tono de voz demasiado alto - Algo pasa en esta clase - susurró.
- ¿De qué?
- Es Deidara. Se que está haciendo algo malo.
- ¿Algo malo?
- Escucha.
Gaara había visto marcharse a Hinata de la zona donde comían, supuso que regresaba al aula y en cuanto pudo librarse de Matsuri caminó hacía allí con la esperanza de encontrarla, lo que no esperaba nunca era verla de esa forma.
Se oyó un golpe como de mesas cayendo desde dentro del aula.
- ¿Lo ves? Algo pasa y Deidara está dentro.
Gaara intentó abrir la puerta pero estaba cerrada por dentro. Golpeó con los nudillos.
- ¿Qué pasa ahí dentro? Abrid.
- ¡Vete a la mierda! - se oyó a Deidara.
- ¿Deidara?
- Avisa a un profesor, por favor - se oyó al dueño de la otra voz.
- ¿Qué pasa ahí?
- Lárgate y preocúpate de tus cosas - se oyó de nuevo a Deidara - ¡Mierda!
Oyeron unos pasos que se dirigían a la puerta y al momento se abrió. Deidara apareció al otro lado, tenía los ojos enrojecidos.
- ¿Qué quieres? Hombre, el Subaku ¿No tienes otro a quien tocar las narices?
- ¿Qué hacías ahí encerrado?
- ¿A ti te importa?
- ¡Misaki! - exclamó Hinata que había conseguido asomarse al ver al chico sentado en el suelo, al lado de una mesa caída e intentando levantarse agarrándose con la mano que no tenía escayolada - ¿Qué le has hecho, Deidara?
- Nada - contestó tranquilamente - Teníamos una agradable conversación entre amigos ¿A que si, Misaki?
- De esto va a tener noticia la directora - aseguró muy serio Gaara.
- Ya está el listo que todo lo sabe abriendo la boca ¿Qué vas a decirle tu a la directora, eh, listo? Déjame pasar.
Empujando a Gaara para hacerse hueco, Deidara se marchó de allí. Hinata corrió a ayudar a Misaki.
- ¿Qué te ha hecho?
- Nada, no me ha hecho nada.
- ¿Que ha pasado? - se interesó también Gaara.
- Nada, es que... se pone un poco nervioso.
- Esto tiene que saberlo la directora - agregó de nuevo Gaara.
- No, no ¿Para qué? Son tonterías, no hace falta molestarla por algo así... ¡ah! - se quejó cuando al intentar ayudarle Hinata le sujetó del brazo.
- Lo... lo siento.
- No es nada.
- ¿Te ha golpeado Deidara?
- ¿Eh? No, no, que va, que va.
- ¿Te acompañamos a la enfermería? - propuso Hinata.
- No ¿Para qué? Si es que he tropezado, soy bastante patoso, además ya van a comenzar las clases.
Efectivamente empezaba a escucharse las voces y risas de los alumnos unidas a los pasos que recorrían los pasillos.
- Estoy bien, de verdad, gracias por preocuparos.
Misaki estaba acostumbrado a esas cosas, no era la primera vez que le pasaban. Era lo que más molestaba a Misaki, los babosos que de vez en cuando aparecían, porque lo que dijesen de él, que si era un guarro, incluso que aceptaba dinero o esas cosas se la traían sin cuidado pero los imbéciles que se acercaban seguros de que era un chico fácil que se lo hacía con cualquiera, que no se hacía de rogar y que sabía hacer "ciertas cosas"... esos si que le asqueaban, pero sabía que tenía que ser así, ya estaba acostumbrado a esas cosas y también a que de vez en cuando alguno quisiese "darle lo que se merecía", así, en plan castigo... lo que le extrañaba era que fuera Deidara, la verdad es que no se lo imaginaba de él y se había puesto de lo más violento, casi le daba miedo, tenía los ojos como inyectados en sangre y la pupila tan dilatada que ya no parecían azules... no, no era el Deidara de siempre, que no es que el chico fuera un modelo de amabilidad pero por lo general solía pasar de él... que extraño.
Gaara y Hinata ya estaban en su aula, sentados cada uno en su mesa, ambas contiguas.
- No aguanto a Deidara - se quejaba Gaara - De veras que no lo aguanto, es superior a mis fuerzas.
- Estaba muy raro ¿verdad? Últimamente se comporta de una forma muy extraña.
- ¿Desde cuando observas tu a Deidara?
- Desde que puedo... no me fío de él, creo que tengo cierta... obsesión.
- No me extraña, cada vez que me acuerdo de lo que hicieron él y Sasori...
- Deberías relajarte un poco, estás muy tenso.
- Si, es cierto - respiró profundamente - ¿Y a ti que te pasa?
- ¿A mi? Na... nada.
- Si, te pasa algo, lo noto.
- No... es que... ¿te has enterado de lo de Akane?
- ¡Si! ¡Ay si yo quería hablar con Shikamaru!
- ¿Te gusta Akane? - Hinata le miró con miedo, estaba casi segura de que no pero bueno, había que tantear pasa ver si así averiguaba que chica era la que le gustaba, claro que tampoco sabía porqué quería saberlo.
- ¿A mi? ¿Akane? ¿Que te hace sospechar eso? - dijo a modo de respuesta de una forma seca y bastante serio.
- No es porque... porque como te interesas mucho por ella, pues...
- Pero eso es por otros temas. No, Akane no es para nada mi tipo.
- ¿Ah, no?
- No.
- ¿Y cual es tu tipo? Pe... perdona, no quería ser indiscreta.
- ¿Físico o de carácter?
- ¿Qué?
- El tipo.
- ¿Que tipo?
- El de las chicas... no me gustan las pelirrojas, para eso ya estoy yo, seguro que tendríamos hijos pelirrojos y somos muy delicados de piel.
- Ah... bu... bueno.
- Me gustan morenas - Gaara cogió con dos dedos un mechón de su cabello sin levantan sus ojos esmeraldas de los suyos.
Y de repente Hinata comenzó a sentir lo mismo que sentía no hace mucho cuando Naruto la miraba o la hablaba, sentía como toda su sangre se acumulaba en su cabeza y comenzaba a sentirse mareada. Sacó rápidamente uno de sus cuadernos y lo abrió intentando disimular... menuda sofocación le estaba entrando sin razón aparente.
...
Así, más o menos con todas sus novedades y noticias, fue pasando la mañana.
Finalizaron las clases y al salir del instituto Shikamaru se dirigió hacia un coche aparcado en la calle, cerca de la puerta, era el de su padre, que le esperaba dentro.
- ¿Ya? - le dijo al verle asomando la cabeza por la ventanilla del asiento del acompañante.
- Ya he terminado ¿Cómo está Akane?
- Me ha dicho que te recuerde que le lleves los deberes, dice que si no se aburrirá.
- Típico de ella.
- ¿Has pedido las citas?
- Si, mañana a las 10 y media tienes cita con las tres, con la tutora, la orientadora y la directora.
- ¿Las tres a la vez?
- Así te ahorras contar lo mismo tres veces.
- Bueno, venga sube.
- ¡Shikamaru! ¡Espera! - Ino llegaba corriendo hasta él seguida por Sakura - Menos mal que te pillo. Buenas tardes señor Nara - saludó asomándose también al coche - ¿Cómo está?
- Bien, muchas gracias Ino ¿Y tú?
- Bien ¿Va a llevar a Shikamaru a la clínica, verdad?
- Vaya, pues si - respondió Shikaku mirando interrogante a su hijo.
- Mamá se lo contó ayer a su madre - explicó este.
- Entiendo.
- ¿Y nos puede llevar a nosotras? - dijo Ino señalándose a si misma y a Sakura - Estamos deseando hablar con Akane.
- Perdone un segundo - intervino Sakura - Ino ¿No crees que es mejor que fueran Jisei y Ryuko?
- ¿Por qué? - Ino las miró, no estaban muy lejos de allí, junto con Shino, Sumire, Chouji y Kankuro observándolas - Ellas irán cuando quieran.
- Ino, son sus amigas, sus amigas íntimas - susurró - Es mejor que vayan ellas.
- ¡Ay que pesada eres! ¿Es que tú no quieres ir?
- No es eso, es que Akane querrá ver mejor a sus amigas - volvió a susurrar.
- Bueno pues ellas ya irán, si seguro que van a ir.
- De todas formas sería mejor que les preguntásemos ¿no?
- Habla por ti, yo quiero ir.
- ¿Pero no ibas a ir con tu madre luego?
- Que pesada que eres...
- A ver chicas, un momento - interrumpió Shikaku - Es que solo puede venir una porque estoy esperando a... mirad, por ahí vienen.
Miraron hacia donde señalaba Shikaku, hacia ellos venían Chiharu y Ginta.
- Bueno - suspiró Ino - Supongo que tienes razón, es mejor que vayamos nosotras esta tarde, así me dará tiempo a hacer un bonito ramo de flores.
- ¿Viene alguien más o no? - preguntó aburrido Shikamaru.
- Ve tú, Jisei, yo iré esta tarde con Chouji.
- Pero es que... - Jisei dudaba, claro que quería ir pero también pensaba ir ahora mismo a ver a Iruka, antes de que fuera algún profesor.
- ¿Puedo ir yo? - interrumpió Shino.
Todos le miraron, por supuesto que Shino estaría deseando verla, a nadie se le había ocurrido pensar en él.
- Si, anda, ve tú - dijo Jisei.
- El que sea pero que se decida ya - habló Shikamaru metiéndose en el coche.
...
Sakura estaba llegando a su casa, iba ensimismada pensando en todo lo que había pasado esa mañana, cuando se encontró a Sasuke esperándola apoyado en una pared cerca de su casa.
- ¿Que haces aquí? - le preguntó.
- Ya era hora que llegases - fue la respuesta que obtuvo.
- ¿Me estabas esperando?
- ¿Que le ha pasado a Akane?
Sakura le miró entre curiosa y molesta.
- ¿Que te hace suponer que le pasa algo a Akane y que yo lo se?
- Hoy no ha venido a clase, tu has estado de secretitos con Shikamaru y se que este ha estado hablando con varios profesores.
- Vaya, cuando quieres te enteras de todo.
- ¿Le ha pasado algo?
- Pues mira, no lo se y tampoco me importa.
- Eres una mentirosa - dijo de forma bastante seca.
- Y tú te comportas como un imbécil. ¡Bah! olvídame - respondió la chica con la misma sequedad
- ¿Es que te pasa algo?
- Si, si me pasa, acabo de descubrir que te crees muy "cool" pero eres patético.
- ¿Se puede saber que es lo que te molesta? ¿Estás celosa? - se burló socarronamente.
- No, no estoy celosa, por mi puedes hacer el ridículo todo lo que quieras.
Para Sakura era inaudito ver como Sasuke, el chico más popular e interesante del instituto podía llegar a comportarse de esa forma, él que siempre ignoraba a cualquier chica ahí estaba haciendo el ridículo. Por un momento se sintió llena de rabia ¿Cómo podía comportarse así? Pero al instante recapacitó ¿Hasta donde sería capaz de llegar? Quizás así aprendiese lo que cuesta conseguir algo y lo mal que sienta esforzarte para nada, mira, era una lección que no le iba a venir mal aprender.
Sasuke se quedó de lo más confundido, desde luego que no esperaba esa reacción desconocida en Sakura.
...
Camino al hospital Shikamaru cerró los ojos, tenía ese molesto dolor de cabeza y se encontraba muy cansado, quizás, si su hermana dejase de hablar sin parar podría dormir aunque fuera unos minutos.
Recordaba la noche anterior, la habitación de la clínica donde estaba ingresada Akane, era muy pequeña, pintada en un color verde muy claro que decían era relajante; tenía una cama, una mesa con cajones, un sillón, una taquilla y un sofá que era dónde solían dormir los acompañantes y por tanto donde se suponía iba a dormir la noche anterior.
Pero casi no durmió. Akane estaba demasiado nerviosa con todo lo que había pasado, así que estuvo hablando con ella intentando que se desahogase de alguna forma, llorando o gritando, de cualquier forma menos que recurriera de nuevo a lesionarse.
Y lo consiguió. Fue una noche larga, muy larga. Al final terminó metiéndose en la pequeña cama con ella porque no quería separarse de él, era como una pequeña niña asustada que tenía muchísimo miedo a la realidad.
"...- Mi madre me odia - se lamentaba.
- No digas eso, no puede odiarte, los padres no odian a sus hijos.
- La mía si ¿Y que voy a hacer?
- Ya no lo pienses más, todo se arreglará.
- ¿Tu crees?
- Claro, en cuanto vea a su nieta se le ablandará el corazón, ya lo verás.
- ¿Nieta?
- Claro, las mujeres solo me dais problemas, será una niña, además, es lo que tu quieres ¿a que si?
Akane no contestó, ella no quería ni pensar en lo que podía ser, además podía correr el peligro de empezar a encariñarse y si luego lo perdía ¿qué?
- Me imagino que con cinco hermanos seguro que quieres que sea una niña - añadió Shikamaru después de besarle la frente - Ahora duerme, yo estoy aquí contigo.
Akane se acurrucó entre sus brazos, tenía que reconocer que así se sentía muy bien, protegida y el miedo desaparecía, estaba muy cansada de ocuparse de todo el mundo, de que se apoyaran en ella, por primera vez podía ser ella la que se apoyase en otra persona..."