miércoles, 27 de agosto de 2014

99. Bajo un cielo estrellado

Una de las empleadas del hotel donde el grupo que había ido al pueblo de Shikamaru iban a pasar la noche les guiaba por un estrecho pasillo.
- Son estas cinco las que hemos reservados para ustedes. Todas las habitaciones son dobles, tal y como nos pidió el señor Nara - abrió la puerta corredera.
- Muchas gracias - dijo Shino - Ya nos las repartimos nosotros. Gracias por su atención.
- Si necesitan cualquier cosa no tienen más que preguntar.
- Gracias - repitió Shino.
La mujer hizo una pequeña reverencia y se marchó.
- ¡Ah! - exclamó Sumire asomándose a una de las habitaciones - ¡Mira que bonita Ten-Ten!
- ¿Ha llamado a Shikamaru "señor Nara"? - preguntaba divertida Ten-Ten.
- Aquí Shikamaru es muy importante - respondió Ino - Es el hijo del jefazo, aunque claro, no son los Hyuuga, ni los Uchiha.
- ¿Y cómo vamos a dormir? - se interesaba Lee - Porque somos pares pero es que somos cinco chicas y cinco chicos.
- Bah - se quejó Naruto- Ya lo discutiremos luego, ahora vamos a darnos un chapuzón ¿Dónde están los baños termales?
- Naruto, por favor, tranquilízate un poco - le llamó la atención Shino.
- Tu conmigo Ten-Ten - hablaba alterada Sumire - ¿O prefieres acostarte con Naruto?
- ¿Pero que dices? - gritó bastante acalorada Ten-Ten.
- Chica, como sois novios... ¿Tú vas a acostarte con Kiba, Ino?
- No - contestó rápidamente Hana - No hemos venido aquí a hacer esas cosas, si no a estar con los amigos.
- Lo dices como si en Konoha no pudieran hacer nada - repuso Ten-Ten con cierto soniquete.
- Si, pueden, y en realidad da lo mismo - añadió Kankuro - No hace falta irse tan lejos para esas cosas así que se aguanten un poco.
Después de discutir bastante decidieron que lo mejor era que Kiba y Hana, al ser hermanos compartieran habitación, luego lo echaron a suertes: Sumire dormiría con Shiho, Ten-Ten con Ino, Naruto con Kiba y Lee con Kankuro.
A pesar de las ganas que tenían de meterse en los baños decidieron esperar a Shikamaru y a Akane. Estaban todos en la entrada del hotel cuando estos llegaron.
- ¡Akane! - chilló Sumire corriendo hacia ella - ¿Qué le ha pasado a tu pelo?
- Me lo he cortado ¿Te gusta?
- Ala que chulo, mira casi lo tienes como yo, ya no soy la única con el pelo corto.
- ¿No te ha dado pena? - preguntaba Ino.
- Un poquito pero es una tontería tener pena por algo así.
- Pues a mi me daría mucha pena cortarme el pelo. El pelo es muy importante para una chica.
- Pero es solo pelo y vuelve a crecer, además que así estoy más cómoda.
- Bueno ¿Y cómo estás? - se interesó Hana.
- Hana ¿Cómo es que has venido? - dijo mirando de reojo a Shino.
- Me han invitado, me dijeron que podía ver el ritual de los ciervos en celo y me pareció interesante.
- ¿Y tu Shiho también?
- Si, bueno, Lee es que es muy insistente.
- Es muy insistente para todo y además pone mucha pasión en todo lo que hace - le guiñó un ojo.
Y empezaron a acosar a Akane con un montón de preguntas sobre como se encontraba, si tenía vómitos, si se mareaba, si tenía antojos y Akane preguntaba sobre lo que había pasado esa semana que no había estado en Konoha y como estaban todos los demás, mientras Shikamaru, Kankuro y Shino esperaban con paciencia a que acabara todo aquello.
Los baños estaban divididos en dos zonas, la de los hombres y la de las mujeres, separadas por una pared de piedra. No había demasiados clientes en el hotel así que estaban solos en los baños termales. Desde su zona los chicos oían las risas y comentarios de las chicas.
- Tienes una piel preciosa, Ino - se oía a Sumire.
- No creas, se me ha estropeado mucho, antes si que la tenía suave pero ahora se me seca enseguida y parece haber perdido brillo, y eso que me la hidrato un montón.
- Pero si es muy suave - continuaba Sumire - Mirad, tocarla, veréis que piel mas fina, además tan blanquita, parece como de nácar.
- No como la mía - afirmaba Akane - Que en cuanto me da el sol me pongo roja, pero no así en conjunto, no, me pongo roja a manchas, parezco un dálmata y eso sin contar las pecas.
Los chicos se miraban unos a otros en silencio.
- Si, que suavecita - se oía de nuevo a Akane - Mira Ten-Ten, toca, verás.
- Es que uso una crema buenísima, luego os la enseño, es cara pero lo vale.
- Hana también tiene una piel muy bonita - decía Ten-Ten - Y un cutis muy fino.
- Hana está pero que muy bien proporcionada - hablaba Akane.
- No digáis eso - reía la aludida.
- Será porque eres mayor y se ve que eres mas mujer que nosotras - añadía de nuevo Akane.
- Pues a mi me gustaría a mi tener tus pechos - se quejaba Sumire - Pero nada, mira, los míos parecen dos garbancitos.
- Madre mía... - se lamentaba Kankuro - ¿No tendrán otra cosa de que hablar?
- ¿Vosotros creéis que está bien que escuchemos esto? - preguntó Lee.
- Para mí que saben que las escuchamos y lo hacen a posta - se quejó Naruto.
- ¡Anda Akane! ¿Vas a darle el pecho a lo que nazca? - se oía de nuevo a Sumire.
- Pues ni lo he pensado.
- Pues deberías hacerlo. Dicen que la leche materna es lo mejor que hay - afirmó Ino.
- No tengo ganas de pensar ahora en eso.
- Pero tu cuerpo se está preparando para eso ¿No ves como te han crecido los pechos? - insistió Ino.
- Si eso es cierto, el otro día tuve que ir a comprarme un sujetador más grande.
- Pues como sigan creciéndote no se que va a ser de ti - rió Ten-Ten.
- Madre mía... - volvía a lamentarse Kankuro.
- ¿Y ahora las tienes llenas de leche? - curioseaba Sumire.
- Hombre Sumire no creo que ya las tenga llenas de leche - decía Shiho.
- Yo he oído decir que duelen que mamen.
- A mi ya me duelen, me duelen muchísimo.
- ¿Y... - empezó a decir Sumire.
Por favor Sumire - la cortó Ten-Ten - Deja ya el interrogatorio.
- Jo, yo solo quiero saber, me llama mucho la atención.
- ¿Sabéis que los bebés durante el primer año de vida - se escuchaba a Shiho - muestran rasgos semejantes a los del padre? vamos que se parecen mucho, es un instinto de conservación, así los padres, al reconocer que son su descendencia, aumenta su instinto de supervivencia de la especie.
- ¿Que ha dicho Shiho? - preguntó Naruto.
- ¿Y eso que significa? - preguntaba también Sumire.
- Que así a los padres les entran ganas de protegerlos y no les abandonan.
- Ah... - parecía responder Naruto.
- Así el padre no tendrá duda de ser el padre - añadió Kankuro - En algunos casos será un alivio.
- O sea que Akane tendrá un bebé que será un Shikamaru pequeñito - reía Kiba.
- La naturaleza es muy sabia - dijo Shino.
Y las chicas siguieron hablando, riendo y bromeando.
- ¿Vosotros creéis que podríamos escalar la tapia? - dijo de pronto Naruto.
- Ya sabía yo que alguno tenía que tener esa idea de peón caminero - gruñó Shino.
- ¡Como si tu no lo hubieras pensado! - se quejó Kiba.
- Ya, pero no lo digo.
- ¡No me puedo creer que penséis esas cosas! - se alarmó Lee - Vergüenza tenia que daros, no sois nada caballerosos.
- No se puede escalar - explicó Kankuro - Pero aunque se pudiera ellas nos verían.
- ¿Y por debajo? - añadió Naruto - Esto es solo un baño dividido por una tapia que han construido, se ve a la legua, seguro que no llega hasta el fondo.
- ¿Vas a bucear a ver si cabes por debajo o algo así? - pareció regañarle Kankuro.
- Era solo algo que me estaba preguntando... mal pensados.
- ¿Y que has hecho con tu pelo, Akane? - se interesaba ahora Ino.
- Lo he vendido. No os imagináis lo bien pagado que está el cabello y más el mío que decían que era un color extraño y exótico.
- ¿Te han dado dinero por tu pelo? - preguntó Shiho.
- Si, anda, lo utilizan para hacer pelucas, extensiones y cosas así. Un poquito del mío lo he mandado a una fábrica de muñecas de porcelana y he pedido que me hagan una pequeñita para la abuela de Shikamaru, le gustan mucho y no tiene ninguna con el pelo naranja.
- Que detalle tan bonito - dijo Hana.
- Es que se han portado muy bien conmigo. Y con el dinero que me han dado pienso comprarle un regalo a Shikamaru para su cumpleaños.
- Es verdad - exclamó Ino - Nuestros cumpleaños son la semana que viene. Yo cumplo años justo al día siguiente que él.
Los chicos miraron a Shikamaru.
- Que dulce que es - dijo casi llorando Lee - Vende su pelo para comprarte un regalo, me emociona y todo.
- ¿Y que le vas a comprar? - oían preguntar a Ten-Ten.
- Pues no lo se, pero es que tal y como estamos ahora en realidad estoy pensando en comprarle un microondas.
- ¿Un microondas? - gritó Sumire - Pues vaya regalo romántico.
- No es romántico pero es práctico - añadió Hana.
- Tú lo has dicho. Es que no tenemos de nada, pero de nada y mira, un microondas no nos vendría mal para calentar los biberones y... es horrible, nos hacen falta tantas cosas...
- Pero los padres de Shikamaru os ayudarán - habló Ino.
- Pero seremos una carga para ellos.
- Se te acabó la juerga, machote - dijo Kankuro a Shikamaru - Desde ahora tendrás que renunciar a muchas cosas.
- Ya te digo, no veas que problemático es todo - se quejó el aludido.
- Yo voy a salir ya - habló Akane - Creo que me estoy mareando.
- Espera que te acompaño - dijo Ten-Ten.
- Yo también voy a salir que me estoy haciendo pis - indicó Sumire.
- Yo creo que también voy a salir - dijo Naruto - Espero que la cena no tarde en estar lista.
- Voy contigo - apuntó Kiba.
- Y yo - añadió Shino - Ya hemos estado mucho en el agua.
- Bueno, pues vamos a salir todos - propuso Kankuro.
- Yo no - habló Lee - Si no os importa me quedo un poco más.
- Ten cuidado - le advirtió Kankuro - Si estás mucho tiempo puedes marearte.
- Vale, vale.
Sumire, liada en su toalla corrió a buscar los servicios. Llegar a ellos no fue complicado, la complicación para Sumire fue tener que regresar a los baños ya que al salir tomó la dirección contraria y de pronto se vio en un lugar que no le sonaba de nada.
- Vaya por Dios - suspiró - Bueno, será por aquí.
Para Sumire aquello era un verdadero laberinto y cada vez empezaba a ponerse más nerviosa.
- ¿Pero como tienen tantos pasillos en este lugar? ¿Y por qué no ponen carteles?
Por fin vio la salida a los baños y corrió hacia ella. La salida era, pero no la salida a la zona de mujeres, sino la de hombres.
No había mucha luz y ella oía las voces de sus amigas así que se metió mientras parloteaba que ya había llegado y lo que le había costado ante el asombro de Lee que veía como una figura femenina se dirigía directo hacia él.
- ¿Eh, chicas? ¿Dónde estáis? No os veo. Ah, ahí veo a una ¿Hana?
Y se acercó a Lee. Entre la temperatura de las aguas y el sofoco que estaba pasando, Lee sintió de pronto un calor repentino que le invadía y como su sangre parecía reconcentrarse toda en su cabeza y...
- ¡Hana! - gritó asustada Sumire al ver esa silueta desplomarse en el agua.
- ¿Que pasa? - contestó Hana desde el otro lado.
Por suerte para Sumire los baños no cubrían y aunque no veía muy bien, metió las manos en el agua y a tientas intentaba tirar de quien creía que era la hermana de su amigo. Al oír su voz se sobresaltó bastante.
- ¿Hana? ¿No estás ahogándote?
- ¿Dónde estás, Sumire? - gritó Ino.
- Pues yo... ¡Ah! - soltó de golpe a Lee mientras gritaba con todas sus fuerzas - ¡Alguien se está ahogando!
Por suerte sus gritos alarmaron a el personal de los baños que acudió y sacaron a Lee.
- ¿Que pasa, Sumire? - se asustó Shiho.
- Nada señorita - contestó una voz masculina - Todo está controlado. Un cliente que ha estado demasiado en el agua.
- ¿Y que hace Sumire en el lado de los hombres? - bramó Ino.
- Se habrá equivocado de camino - comentó resignada Hana - ¿Estás bien, Sumire?
- Si, estoy bien, estoy bien - la oyeron contestar.
Lee abrió lentamente los ojos. Se sentía algo mareado y aturdido. Lo primero que vio fue a Sumire mirarle atentamente.
- ¡No te has muerto! ¡Menos mal!
- ¿Que ha pasado?
- Se desmayó por estar demasiado tiempo en el agua y gracias a que esta señorita se equivocó de camino no ha pasado nada.
- ¿Tu me sacaste?
- Bueno... un poco - contestó algo apurada - Que susto - lloriqueó de pronto - Creí que te morías.
Lee se sentó bruscamente.
- Un poco de calor no acabará con mi determinación - dijo mostrando su puño cerrado con el dedo pulgar levantado para inmediatamente darse cuenta de que solo tenía una toalla echada por encima y... casi desmayarse de nuevo.
...
Sakura llegó corriendo a su casa y con cara de preocupación ¿Pero cómo podía haberse olvidado de su bolso? Menos mal que estaban sus padres en casa para poder abrirla. Nerviosa y sintiendo calambres en el vientre comenzó a buscar en una guía el teléfono del club de tenis, no sabía si llamar para decir lo que le había pasado, aunque suponía que si lo encontraban lo dejarían el objetos perdidos o algo así ¿Pero y si lo había encontrado alguien con gusto por lo ajeno? Decidió llamar a su propio móvil, quizás quien lo encontrase le haría el favor de dárselo a alguien de allí... ya le daba igual si le robaban el dinero, total no llevaba tanto, o incluso que se quedaran con el móvil pero quería recuperar su documentación, el bolso y el resto de las cosas que llevaba.
Nerviosa marcó su propio número de teléfono, a lo mejor tenía suerte y lo había encontrado Konan.
Sasori, sentado frente a Deidara, miraba a este que, recostado en un sillón no tenía muy buena cara.
- ¿Que miras tanto? - gruñó Deidara.
- Tienes un aspecto horrible, das pena.
- ¿Algún problema conmigo?
- No, a mi me da igual lo que hagas con tu vida ¿Que suena? ¿No lo oyes?
- Parece el bolso de tu amiga la niña tonta esa.
Sasori cogió el bolso de Sakura, si, efectivamente el sonido venía de allí y parecía un móvil. Lo abrió y cogió el aparatito que brillaba intermitentemente.
- ¿Si?
- ¿Has encontrado ese móvil en un bolso?
- ¿Sakura, eres tu?
- Si soy yo... ¡Sasori! ¿Eres Sasori?
- Si y tengo tu bolso. Te fuiste tan deprisa que te lo dejaste.
- Si, lo se, lo se, uff, menos mal que susto estaba pasando ¿Lo puedes llevar a objetos perdidos o lo que sea que tengan allí para que yo mañana pueda ir a recogerlo?
- No.
- ¿Cómo que no? - preguntó aturdida.
- Me lo voy a quedar yo.
- ¿A ti que te pasa? ¿Que eres subnormal o algo así? - bramó enfurecida.
- Quedamos mañana y te lo llevo.
- Pero...
- ¿Quieres recuperarlo o no?
- Claro que quiero recuperarlo. Oye, si quieres quedarte con el dinero puedes hacerlo...
- No seas estúpida ¿De veras crees que yo necesito robar carteras?
- Pues entonces dime que quieres.
- He dicho que mañana te lo devuelvo ¿A que hora quedamos?
Sakura resopló, parecía que no le quedaba otra opción, bueno al menos recuperaría su bolso pero esperaba que eso no fuera una trampa del enano ese.
Konan reía divertida al lado de Pain. Acababan de regresar y la parte de la conversación que había escuchado le parecía de lo más divertida.
- En mi vida había visto pedir una cita utilizando un bolso como rehén - comentó.
- ¿Que harás si no va? - añadía Pain - ¿Apuñalarlo?
Sasori les miró impasible.
- No, le mandará el pintalabios destrozado, como prueba de que va en serio - bromeaba Konan.
- Sois imbéciles - gruñó Sasori.
...
La cena en el hotel de los baños termales fue de lo más animada, ruidosa y bulliciosa. Por supuesto, el tema principal era el desmayo de Lee y sobretodo el echo de que fuera Sumire quien le encontrara.
- Desde luego Sumire, solo se te ocurre a ti perderte - decía Ten-Ten.
- Lo dices como si lo hiciera a posta. Pues me perdí porque todos los pasillos son iguales, deberían poner indicaciones o algo.
- Y aún así tú te perderías - añadía Ten-Ten.
- ¿Y no te daba vergüenza ir en toalla por los pasillos? - preguntaba Shiho.
- Pues estaba tan preocupada por encontrar el camino que no lo pensé.
- Yo me hubiera muerto de vergüenza, ¡mira que si llega a verte alguien! - apuntaba ahora Ino.
- Pues le hubiera preguntado el camino.
- Típico de ti - agregaba de nuevo Ino.
- Lo que a mi me mosquea es que me confundieras con Lee - decía Hana - O sea, ¡que es Lee! ¿Cómo lo puedes confundir conmigo?
- Ay yo que se, estaba a oscuras, yo vi un bulto y... ay, no se.
- ¿Pero no te extrañaste de su cabeza? Pero si es que no nos parecemos en nada.
- ¿Pero no me viste muy plana? - decía Lee.
- Lee - bufó Ten-Ten - ¡Di una palabra más y te reviento a palos!
- Jo, no te enfades Ten-Ten - intervenía Sumire - Yo me alegré tanto de ver los baños que se me nublaron los ojos con lágrimas de alegría.
- Si... seguro - gruñó Kankuro.
- ¿Y tu qué? - se dirigió a Lee, Kiba - ¿Que pensaste cuando viste a Sumire acercándose a ti?
- Que siendo ella no me extrañaba, con lo despistada que es estaba seguro que se había equivocado de puerta.
- ¿Sumire, te metiste desnuda? - preguntó ahora Akane.
- Anda pues claro ¿Cómo me iba a meter?
- ¡Entonces él te vio!
Lee sintió varios ojos clavados en él.
- No vi nada, solo la silueta ¡lo juro! ¡Lo juro!
- Pero supusiste que estaba desnuda - inquirió Kankuro mirándole con ojos feroces.
- No me dio tiempo a suponer nada, me sentí mareado y como con la cabeza embotada y... ya. Me sentí mal, no me paré a pensar en nada.
- Pues si lo llego a saber me hubiera quedado un poco más - comentó Kankuro. Inmediatamente cerró los ojos esperando de forma inconsciente la colleja de Jisei pero esta no estaba allí así que no llegó. Abrió los ojos sonriendo y en ese momento recibió un enorme capón de Shino, que estaba al lado suyo - ¡Ostras! Esto ha dolido más que las collejas de Jisei.
- ¡Deja de decir tonterías! - le advirtió Akane o será peor.
- ¿Pero por qué? ¿Hay alguno aquí no haya pensado en lo que yo he dicho? ¿Eh?
- ¡Pues te lo callas! Como han hecho los demás. Ofendes a Sumire con ese comentario, y a Hana y a Shiho que no te conocen y van a pensar que eres un pervertido.
- Pues si que sois delicadas.
- ¿Quieres otro? - le advirtió Shino.
- Eh que tú no eres Jisei, a ti te contesto.
- Dejarlo ya - intervino Ten-Ten - Todas sabemos como son los chicos y también como somos nosotras y creo hablar en nombre de todas al preguntar a Sumire ¿Tu viste a Lee... desnudo?
- ¡Ten-Ten! - gritó alarmado Naruto - ¡Eres una pervertida!
Repentinamente Sumire se puso bastante colorada.
- Yo... es que... vinieron unos hombres y yo estaba desnuda y entonces... jo, lo pasé muy mal porque estaba desnuda y quería taparme pero luego pensé que si no sacaba a Hana del agua se ahogaría y... ¡Ahhhhhhhhhhhh! ¡Lo pasé muy mal! Y luego... resultó que no era Hana ¿Por qué me tiene que pasar todo a mí? ¡Si es que soy la chica mas desgraciada del mundo mundial!
Después de la cena salieron a ver las estrellas, sobretodo porque Lee, muy entusiasmado insistió en que vieran todo lo que de estrellas sabía Shiho. La verdad es que era una noche estupenda y se estaba muy bien allí.
Shikamaru separó a Akane del grupo y pasearon un poco,
- ¿Cómo estás? Y dime la verdad - le preguntó.
- Estoy bien, de veras. Intento ver el lado bueno de todo esto, ya sabes lo que dicen, si la vida te da limones, haz limonada. A veces me entran ganas de llorar pero creo que es porque estoy muy sensible pero en seguida me pongo a hacer algo, todo el mundo ha sido muy amable conmigo y no quiero que me vean con mala cara.
- Entonces ¿Lo vamos a tener? - dijo deteniéndose y cogiendo la cara de la chica con ambas manos.
- Eso es lo que quería preguntarte a ti.
- Ya te dije que decidieras lo que decidieras yo te apoyaría.
- Tu abuela me dijo que para ella tú eras lo más importante, tu y tu felicidad. También me dijo que si quería abortar y tú estabas de acuerdo ella me acompañaría a una clínica porque comprendía mi decisión pero es que... Shikamaru, yo no tengo nada, tanto si lo tengo como si se lo queda tu madre o no lo tengo... yo no tengo nada. Si lo pierdo o si aborto no puedo quedarme en tu casa y no puedo volver a la mía, da igual que ya estuviese embarazada es que mi madre va a seguir sin aceptarme, lo se, la conozco y encima me llamará asesina o algo así y si dejo que lo adopte tu madre dirá que no tengo corazón, ni sentimientos.
- Pues entonces lo tendremos y así al menos tendrás algo tuyo.
- ¿Tú que quieres? Dime la verdad y no me digas que lo que yo quiera, quiero saber lo que opinas tu.
- Yo lo que quiero es que nos demos una oportunidad y si no lo tienes se que te vas a apartar de mi, lo se, lo presiento, te conozco, eres muy cabezota.
- ¿Y si nosotros no nos llevamos bien?
- Pues en ese caso ya veríamos lo que hacíamos, pero no lo vamos a pensar ahora.
- ¿Y estarás a mi lado durante todo el embarazo?
- Eso es lo que pretendo, que me dejes estar a tu lado y no me apartes más.
- ¿Y cuando me ponga gorda me mimarás igual?
- Claro, te mimaré más que nunca.
- ¿Y no mirarás a otras chicas con cuerpos perfectos?
- Creo que en ese momento el tuyo será perfecto, además, te crecerán los pechos aún más, es una técnica de la naturaleza para compensar y retener a los machos - bromeó.
Akane le golpeó en el pecho con el dorso de la mano.
- Cállate ya, tonto.
- Te juro que algún día me vas a romper algo - dijo tocándose donde le había dado.
- Tengo mucho miedo - dijo refugiándose en el pecho del chico.
- Yo también, Akane, yo también - respondió abrazándola.
- ¡Ah! - levantó de improviso la cabeza - Tenemos que acostarnos ya.
- ¿Ya? Pero es muy pronto.
- Pero mañana tenemos que madrugar. Tienes que levantarte temprano porque hay que ir a revisar que esté todo bien y que no haya entrado nadie.
- Ahhhhhhh... mendokusei, empiezas a parecer una Nara.
- Me gusta ser una Nara, siempre hay algo que hacer y es muy divertido.
- Eso lo dices ahora, ya veremos que opinas dentro de 20 años.
- Venga, vamos a decirles a estos que nos vamos a dormir.
- Van a pensar mal.
- Que piensen lo que quieran. Venga, vamos.
Shikamaru se dejaba arrastrar por ella, sin duda Akane era una chica muy problemática pero por suerte ahora podía decir que era su problemática.
En la habitación que Shikamaru había reservado para ellos este miraba a Akane sentada en el futón, estaba muy callada y miraba fijamente el suelo, seguramente estaba pensando lo mismo que él, que era la primera noche que iban a pasar juntos, bueno eso no era cierto del todo, que ya habían dormido el uno al lado del otro en el hospital y luego en su casa pero no era lo mismo, entonces Akane estaba triste y deprimida y no se encontraba bien pero ahora... Sintiendo los nervios enroscándose en su estómago y sabiendo lo importante que era que ahora le demostrara lo importante que ella era para él, cogió su cepillo y se sentó a su lado.
Akane le miraba de hito en hito ¿Que tenia que hacer? Se suponía que había aceptado a Shikamaru y que ahora eran... ¿pareja?
Los dos guardaron silencio mientras Shikamaru se quitaba el coletero y empezaba a pasarse el cepillo desenredándoselo.
- ¿Me dejas que te lo cepille yo?
- Bueno, vale - le pasó el cepillo.
Akane se situó de rodillas detrás de él y comenzó a pasarlo por su cabello.
- Tienes un pelo muy bonito aunque no lo parezca con esa horrible coleta que te haces. De pequeña yo quería tener el pelo muy largo, mi madre siempre me lo cortaba como si fuera un niño porque decía que tenerlo largo era un engorro, que se enredaba y que era pesado lavarlo y secarlo. Yo soñaba que lo tenía muy largo y que todas las noches me lo cepillaba lentamente para tenerlo suave y brillante, con un cepillo blanco con adornos plateados y que luego me ponía un lazo azul... pensaba que si tenía el pelo largo ya no parecería un niño y dejarían de decir que era fea, yo quería tener el pelo largo y ser bonita como Jisei.
- Y ahora vas y te lo cortas.
- Bueno, es que ahora ya se que por muy largo que tenga el pelo no voy a ser más guapa.
- Te queda bien así. La verdad es que estás muy guapa con ese corte que te has hecho.
Akane soltó el cepillo y pasó sus dedos entre el pelo del chico. Shikamaru cerró los ojos deleitándose en esa caricia.
- Tu pelo es muy suave.
Shikamaru cogió una de las manos de Akane y la llevó hasta su boca, besando la yema de sus dedos.
- Tus manos también son suaves.
...
Kankuro se había sentado en un banco que había por allí y parecía tener la mirada perdida en las estrellas. Eso a Sumire le llamó mucho la atención y recordó el último día durante las vacaciones en la playa cuando estuvo hablando con él y como él le hablaba de su madre y sus hermanos y también recordó el sueño aquel de Jisei, el de quien tenía un peso muy grande sus hombros y ella estaba segura que era él.
Se acercó a él y se sentó a su lado con una gran sonrisa.
- Que bonitas se ven las estrellas aquí ¿verdad?
- Preciosas.
- En Konoha no se pueden ver tan bien. Se está tan bien aquí.
- Si que se está bien, si. Es un pueblo muy bonito ¿verdad?
- Si que lo es y mañana vamos a ver los ciervos ¿No es emocionante?
- ¿Sabes otra cosa que también es muy bonita?
- ¿El qué?
- Tu. Tú eres muy bonita.
Sumire dejó salir una risilla traviesa.
- Mira que dices tonterías.
- Te lo digo en serio. Y no solo lo digo por tu cara, lo digo por como eres en general.
- ¿Ah si? ¿Y cómo soy? Anda, dímelo, que nunca me dicen cosas bonitas.
- ¿Estás segura?
- Lo único que me dicen es que soy una patosa y una despistada.
- Pues yo creo que eres más lista de lo que nos haces creer?
- Ah si, claro, es que os tengo engañados, soy muy malvada. Kankuro ¿Cómo estás?
- ¿Cómo estoy de qué?
- En general ¿Cómo estás? Es que creo que te pasa algo, que estás preocupado por algo, hoy no parecías el mismo ¿Algún problema con tus hermanos?
Kankuro la miró sorprendido.
- Eres increíble, te fijas es todo.
- Claro, me importan mucho mis amigos, la gente piensa que estoy loca y que no me entero de nada pero es que a mi mis amigos me importan mucho y enseguida noto si les pasa algo. No me gusta ver a mis amigos tristes o preocupados, no lo soporto, sobretodo cuando no se que hacer para animarlos, a mi me gustaría que siempre fuerais todos felices pero ya se que eso es pedi...
Kankuro se giró y la cogió con una mano del cuello mientras ponía la otra sobre sus labios.
- Calla ya, hablas demasiado.
Mientras quitaba la mano de la boca de la chica la miró a los ojos que bajo la luz de la luna parecían brillar más que nunca.
- ¿Hablo mucho? Que egoísta soy, no me he dado cuenta de que necesitab...
- Chhist - volvió a callarla con un dedo, dedo que comenzó a recorrer suavemente el contorno de su mandíbula.
Sumire abrió los ojos asombrada al ver como el rostro de Kankuro se acercaba poco a poco al suyo pero los entornó enseguida instintivamente.
Y por primera vez Sumire sintió en sus labios otros ajenos y el beso que tanto esperaba conocer.
No fue un beso ni muy largo, ni muy intenso, ni tampoco profundizó en él, fue un simple beso suave y cálido que le hizo sentir cosquillas en los pies.
Cuando Kankuro se separó de ella, Sumire volvió a abrir los ojos de par en par.
- ¿Por qué has hecho eso?
- Eres tan encantadora que creí que te merecías un "bum" ¿No lo he hecho bien? Pues entonces tendré que intentarlo con el "bum-bum"
- ¿Bum-bum?
- Claro - volvió a acercarse a ella - Esto es un "bum" - repitió el beso - Esto es otro "bum" - volvió a repetirlo - Y esto es un "bum-bum".
Aquel nuevo beso fue un poco mas largo y un poco mas intenso y Sumire sintió aún más cosquillas en los pies.
Cuando volvió a separarse de ella Kankuro la miró sonriendo mientras ella tenía los ojos cerrados como si meditase sobre ese beso.
- ¿Y que te ha parecido?
Sumire abrió los ojos, sentía sus mejillas muy calientes.
- Bum... bum.
...
Akane respiraba profundamente, aturdida por las atenciones que Shikamaru le dispensaba. Parecía que Shikamaru se había propuesto a pesar de su inexperiencia y su miedo, cubrir cada centímetro de su piel con besos y caricias. Puso cada una de sus manos en las mejillas de la chica y la miró con miedo.
- Mírame Akane, necesito que esta vez me mires y me des permiso.
Akane asintió con la cabeza.
- Si te duele me lo dices ¿vale?
Akane le sonrió y Shikamaru intentó poner en un beso toda el amor del que era capaz, porque si, porque aquello tenía que ser especial, porque tenía que ser la demostración de que se entregaba a ella completamente.
Akane dio un pequeño respingo y él la miró aterrado permaneciendo completamente quieto. Fue Akane la que le besó esta vez y la que inició un leve movimiento.
De pronto sintió algo como un doloroso pinchazo en su interior.
- ¡Me duele! - se quejó - ¡Me duele mucho!
Shikamaru se apartó asustado.
- ¿Que te he hecho?
- No se, es que me ha dolido mucho... aquí - se tocó el vientre.
- ¿Estás bien? - se alarmó - ¿No sangras, verdad?
- No, pero ha sido muy doloroso.
- Creo que aún es muy pronto. Recuerda que el médico dijo que estabas delicada.
- Supongo que es eso... lo siento.
- No lo sientas, no pasa nada. Ven, vamos a dormir.
- ¿No te enfadas?
- Eres tu la que quizás se enfade conmigo por haber sido tan... impaciente. Ven, túmbate a mi lado.
- Lo siento ¿Qué vas a hacer ahora?
- Que tonta eres, que tú estés bien es lo único que me importa. Ya verás, nuestra niña tendrá un pelo largo y bonito y tú podrás cepillárselo y ponerle lazos.
- ¿Y si es un niño?
- Pues también lo tendrá largo y se lo cepillarás y le harás la horrible coleta de los Nara.