domingo, 31 de agosto de 2014

117. Llantos del corazón

- ¿Todo bien, Temari? - preguntaba Jisei a su compañera mientras caminaban juntas de vuelta a sus casas.
- Si, todo bien - contestó esta sin mucho interés.
- Perdona que me meta donde no me llaman pero es que noto tu aura muy alterada.
- Que cosas dices.
- No me tomes en broma que te lo digo de verdad.
- Pero vamos a ver ¿Alterada como qué?
- Como alterada.
- ¿Tan mal se me ve?
- No, en apariencia se te ve bien pero no olvides que yo veo tu aura.
- ¿De veras que ves las auras?
- Bueno, he visto que a ti te pasa algo.
- Será que me has visto rara en clase.
- También, también puede que influya - sonrió.
- ¿Tu echabas las cartas, no?
- Si, las cartas y también las runas.
- ¿Y me podías echar las cartas a mi? ¿Yo podría preguntarte algo?
- Pues claro. Ven, vamos a sentarnos en ese banco.
- ¿Pero ahora mismo?
- Si, ahora es un buen momento ¿O tienes prisa?
- No, la verdad es que no tengo prisa.
- Pues entonces vamos.
- ¿Pero llevas las cartas encima?
- Yo siempre las llevo conmigo.
Se sentaron en un banco cercano y Jisei abrió su cartera sacando de ella un estuche morado de tela y deslizó la cremallera que lo cerraba.
- Vamos a ver - sacó un taco de cartas, se veía claramente que estaban hechas a mano.
- A ver ¿Las has hecho tu?
- Si - se las ofreció para que las viera - Así es más personal. Las hice pensando en cada una de ellas y su significado, así están impregnadas de mi energía.
- Que interesante. Oye - le mostró una de ellas - Esta chica se parece a Ryuko.
- Si, es que es Ryuko. He dibujado en ellas a mis amigos, mi familia... según lo que cada uno representa. Mira esta, es Chouji, significa la amistad leal y desinteresada. Bueno, mira, ahora quiero que las barajes pensando en lo que deseas saber.
- ¿Cómo sabes que deseo saber algo?
- Porque lo se. Baraja todo el tiempo que te de la gana, no hay prisa y luego me las pasas.
Temari las barajó durante unos instantes y luego le pasó el mazo a Jisei. Esta fue cogiendo las cartas una a una y colocándolas sobre el banco en tres filas de 7 cartas cada una.
- ¿Ya? - curioseó Temari - ¿No utilizas más?
- No, no me hace falta.
Jisei cogió la primera y la última carta de la primera fila y las miró, luego las que estaban a sus lados y por último la del centro. Después repitió lo mismo con las otras dos filas. Temari la miraba cada vez más intrigada.
- Veo que tu pasado ha sido bastante... peculiar.
- Deja mi pasado, ese ya lo conozco, vamos a lo que vamos.
- Vale, vale. Veo que ahora mismo estás en una encrucijada, no sabes que camino tomar, tienes que decidirte por algo y no sabes que elegir. Por un lado tienes un camino que se ve más o menos tranquilo y te atrae mucho porque sientes que si vas por ahí vas a estar protegida pero el otro camino está lleno de misterios y no puedes dejar de mirarlo.
- Entonces debería estar claro lo que tengo que escoger.
- No creas. Tienes miedo de elegir el camino tranquilo y arrepentirte porque el querer saber que hay al otro lado del misterioso te atrae demasiado pero tampoco te atreves a tomar ese por si te pierdes. Quieres sentirte protegida pero te da miedo reconocerlo, quieres valerte por ti misma, toda tu vida te has cuidado tu sola y no quieres depender de nadie. Te voy a decir algo más, las cosas nunca son como creemos, quizás el camino seguro no sea tan seguro como piensas y quizás el camino misterioso sea más seguro de lo que crees. En cualquier caso no te pares a pensarlo demasiado o te encontrarás que quizás ambos caminos se te cierren, eso sin contar que solo mirando esos dos caminos estás perdiéndote quizás otras cosas.
- ¿Que quieres decir?
- Que estás demasiado pendiente de ti misma y no piensas con lógica. Estás demasiado cerca de lo que debes elegir, deberías andar hacia atrás unos pasos y mirar desde otra perspectiva.
- Desde otra perspectiva - repitió en voz baja.
- Si, en lugar de pensar solo en los caminos en si deberías pensar en lo que vas a encontrar cuando los atravieses. No importa tanto el camino si no el destino.
...
Naruto se había tumbado en su cama y miraba el techo. Así que el padre de Sasuke quería casarle por interés, claro, por eso Sasuke se comportaba de esa forma y por eso se empeñaba en decir que el niño de Akane era suyo... a lo mejor es que no quería casarse por interés, claro, como iba a querer con lo joven que era... aun así decir que ha dejado embarazada a una chica tampoco era solución porque le casarían con ella... pues si que era todo difícil.
Se giró y sin poder evitarlo comenzó a pensar en Ino. Es increíble como a veces puedes estar al lado de una persona y no verla, tenerla cerca y no darte cuenta de nada. Eso era lo que a él le pasaba con Ino, siempre había estado ahí y nunca la había hecho caso y ahora... ahora sin saber porqué toda la idea que tenía de ella había cambiado. Pensaba que era una chica gritona, mandona y además presumida y sin embargo ahora la veía... tan frágil y tan bella y le daba tanta rabia que ella no se viera así...
"...
- Naruto - le decía su padre esa misma mañana cuando le llevó en coche al instituto - ¿Algún problema con Sakura?
- ¿Con Sakura? No, todo bien, más o menos.
- Pues tu madre cree que te pasa algo ¿Te ha vuelto a rechazar?
- Ah, yo ya paso de Sakura, dattebayo. O sea, no como amiga, como amiga la quiero mucho.
- ¿Es que lo suyo con Sasuke ha prosperado?
- Pues la verdad es que no.
- ¿Pues entonces, que te pasa? ¿Es por Ino?
Naruto no contestó.
- Ino es muy guapa y simpática.
- Y también inteligente, dattebayo.
- Si, muy inteligente. Así que ahora te gusta Ino.
- ¿Cómo lo sabes? - gritó alarmado.
- Porque estás muy preocupado por ella. Tu madre me lo ha dicho.
- Mi madre es una chismosa ¡vaya que si!
- No te enfades. Se como te sientes.
- ¿Ah si? ¿Y como me siento?
- Asustado. Quieres ayudar a una chica y eso no es nuevo en ti, siempre estás preocupado por todo el mundo pero en este caso tienes por primera vez miedo, miedo a fallarla porque te importa demasiado.
- A mí siempre me han importado mis amigos.
- Si, y siempre actúas inconscientemente, a lo loco pero ahora no te atreves.
- Tengo miedo de que no quiera que la ayude, de que me rechace.
- Claro es mejor hacerte el ciego y sordo ¿no? En la vida lo correcto no es siempre lo que más nos gusta.
- Pues es un verdadero rollo.
- Entonces quizás debas dejarla con su problema.
- ¡Pero no puedo hacer eso! ¡Tengo que hacer algo! ¡Tengo que ayudarla! Se está haciendo daño a si misma y actúa de una forma muy rara. Coquetea con chicos solo para llamar su atención y yo...
- ¿Y por qué no le dices lo que tu sientes?
- Claro, como eso es tan fácil.
- Entonces ¿Te vas a rendir?
- Yo no me rindo tan fácilmente, ya deberías saberlo.
- Digo a Ino ¿La vas a abandonar?
- Te digo que no abandono tan fácilmente.
- Sería mas cómodo abandonar, esas personas llevan una mochila a cuestas muy pesada y suelen ser... molestas.
- Te he dicho que no voy a abandonar - gritó nervioso - ¿Cómo voy a abandonarla?
- ¿Estas enamorado de ella? - Naruto cruzó los brazos y desvió la mirada - Evidentemente no lo estas - continuó hablando el padre con toda tranquilidad - Cuando uno está enamorado tiene fuerza para todo, el amor mueve montañas, por amor se cruzan los océanos más profundos, a ti te falta decisión y seguridad en si mismo.
..."
- ¿Naruto? - su madre golpeaba suavemente la puerta con los nudillos - ¿Estás bien?
Naruto se restregó los ojos, parecía que los tenía llenos de lágrimas y se levantó de la cama.
- Si, ya voy.
- ¿Puedo entrar?
- Claro - dijo sentándose en la cama.
- ¿Estabas llorando? - preguntó al entrar.
- ¡No! ¿Por qué iba a llorar, dattebayo?
- Porque llorar a veces es bueno - dijo la madre sentándose a su lado - Porque a veces el corazón necesita sacar todo esa pena que tiene dentro - Acarició el rubio pelo de su hijo - Naruto tu eres muy buena persona y te preocupas demasiado por los demás pero también deberías preocuparte de ti mismo. Deberías pensar en Sasuke y en Ino y llorar un poco.
- ¿Pero porqué voy a llorar por ellos, dattebayo?
- No, por ellos no... por ti.
Kushina se levantó y Naruto la miró confuso.
- Ahora voy a salir, cuando lo haga, enciérrate y busca dentro de ti tu propio dolor, el tuyo, no el de Ino, no el dolor por sentirte impotente por no poder entender a Sasuke, por querer ayudarles y no poder hacerlo todo lo deprisa que quisieras, no el dolor por querer que confíen en ti o porque sientas que no puedes hacerlo. Busca el tuyo, ese dolor que sientes al pensar lo que le puede pasar a Ino si sigue así, esa rabia que te haga gritar de, no los reprimas, siéntelo, siente el miedo, la impotencia y sácalo todo. Llora con todas tus ganas, grita, golpea... haz lo que sea pero no lo mantengas dentro de ti porque te terminará pudriendo. Por una vez piensa en ti mismo.
Naruto llevó sus brazos cruzándolos delante de su estómago y se inclinó hacia delante mientras comenzaba a sentir como no podía contener sus lágrimas. Su madre tenía razón, nunca había llorado por lo que él sentía y lo que sentía era una debilidad y una vulnerabilidad tremendas y unos celos y un temor a que Ino pudiese enamorarse de otro chico y alejarse de él y que no pudiese ayudarla y... que por mas que quisiese negarlo ese temor estaba agazapado dentro de él.
Kushina escuchó los ahogados sollozos de su hijo mientras salía de la habitación. Al cerrar la puerta pudo oír como aumentaban de intensidad.
- Eso es, Naruto - susurró - Desahógate. Solo así podrás pensar con claridad.
...
Itachi Uchiha encendía un cigarro mientras se recostaba en el sillón de su nuevo despacho.
Un nuevo despacho. Lo observó con detenimiento, no podía negar que estaba decorado de forma sobria pero con un gusto impecable, los muebles eran todos de madera de roble, modernos y elegantes y su sillón realmente cómodo. Bien, ese era su nuevo despacho, ahora trabajaba para su tío, Madara Uchiha y eso quería decir más prestigio y un mejor sueldo... y también casi le convertía en algo como su prisionero o su rehén, no sabía muy bien. Lo que si sabía es que se acabó su libertad, la libertad de elegir él mismo... le daba la impresión de haber hipotecado su profesión.
Odiaba a su familia, odiaba esas normas tan estrictas, odiaba que su padre tratase a sus hijos como mercancía a la que utilizar según su capricho. Ya tuvo sus discrepancias con él cuando quiso obligarle a casarse por compromiso lo que le convirtió en la oveja negra de la familia y sin embargo ahora había llegado a un acuerdo con su tío, el cabeza de familia de los Uchiha, al que nadie se atrevía a discutir sus propuestas... se había vendido ¿Y todo por qué? Pues solo por darle un poco de libertad a su hermano pequeño.
Cuando se rebeló ante su padre lo hizo porque estaba harto de que le utilizase para conseguir sus propósitos y que negociase con él como si fuese algo de su propiedad, no pudo evitarlo, además estaba en esa edad de rebeldía y todo eso pero ahora... no es que ya le pareciese bien es que no tenía ganas de rebelarse más y todo por ella.
Sabía que ella no lo amaba, lo sentía.
Lo sentía cuando la besaba y ella respondía de forma instintiva, si, de forma apasionada pero faltaba algo en esos besos.
Lo sentía cuando la abrazaba porque no sentía los abrazos de ella, ni que su cuerpo reaccionase a sus tiernas caricias.
Lo sentía cuando le decía que la amaba y no obtenía respuesta.
Lo sentía de muchas formas. Ella no le amaba como lo hacía él. Si le hubiese amado cuando le pidió que se mudase a vivir con él no se habría negado ¿Había algo que se lo impedía? Tenía ya 18 años, los suficientes para tomar esa decisión ¿A que tenía miedo? ¿A dejar solos a sus hermanos? No, eso era ridículo, sus hermanos no eran unos niños pequeños que la necesitasen. Tampoco tenía que tener miedo al compromiso, no le exigía que se comprometiera ni nada, solo se trataba de vivir juntos, se suponía que entre ellos había algo, una especie de atracción, siempre que se veían terminaban igual y eso sería por algo, no por casualidad. El sabía porqué tenía miedo: porque no le quería.
Estaba claro que no. Se sentía atraída por él, de eso no había duda, pero no le amaba y él no iba a obligarla a que le amase.
...
Naruto era el que había llorado hasta no poder más, hasta quedar dormido del agotamiento. Se despertó tumbado en el suelo, no era una posición muy cómoda, estaba de lado, abrió los ojos y miró a su alrededor, desde esa posición la habitación se veía extraña, no parecía la misma, podía ver detalles en los que nunca se había fijado… era curioso como un cambio de perspectiva podía cambiar tanto nuestro punto de vista.
Se levantó con un rápido movimiento. Se acabaron ya las lamentaciones, era hora de ponerse en marcha.
...
- ¡Chiharu abre la puerta! - decía la madre de Shikamaru desde la cocina después de que hubiera sonado el timbre.
- Ya irá Shikamaru - contestaba la chica.
- Tu hermano está en su casa, abre tú que yo no puedo.
- Bueh, que pesadez.
- ¡Y no me contestes!
El timbre volvió a sonar.
- Ya va, ya va - decía Chiharu acercándose a abrir.
Al abrir la puerta y ver quien estaba al otro lado Chiharu sintió como toda su sangre se reconcentraba en sus orejas y a punto estuvo de cerrarla de golpe otra vez pero no lo hizo porque sintió como su cuerpo se quedaba agarrotado.
- ¿Es la casa de la familia Nara? - preguntó Haku.
- Sssssi, esta es.
- ¿Está Shikamaru? He quedado con él.
- Sssssi, pasa, pasa, por favor.
- Con permiso.
- ¿Quien es Chiharu?
Chiharu no dejaba de mirar a Haku con los ojos muy abiertos.
- Un amigo de Shikamaru - contestó de forma automático - ¿Eres amigo de mi hermano?
- Soy un nuevo compañero de clase.
- Ah.
- ¿Quien era, Chiharu? - se asomó la madre.
- Un compañero de Shikamaru.
- Vengo a ayudarle a ponerse al día con lo del cambio de curso.
- Ah, claro, pasa, pasa y siéntate. Chiharu ve a llamar a tu hermano. Está en su casa pero ahora mismo viene.
- No hace falta - dijo Shikamaru entrando por la puerta corredera que daba al jardín interior que comunicaba con la otra casa - Hola Haku. Siéntate. Si no te importa, mamá, estudiaremos aquí.
- No me importa ¿Os traigo algo de merienda?
- No, por mi no se moleste, señora Nara.
- Voy a hacer unas fotocopias al despacho de mi padre, ahora vengo. Ve sacando las cosas.
Shikamaru subió las escaleras y Chiharu continuó paralizada mirando a Haku.
- Chiharu, no les molestes - advirtió la madre.
- No, no lo haré.
Y subió corriendo las escaleras hasta alcanzar a su hermano y entrar con él en el despacho de su padre.
- ¿De que conoces a Haku? - le interrogó.
- Es un nuevo compañero de clase ¿Te pasa algo con él? - contestó mientras comenzaba a hacer fotocopias del cuaderno de Samui.
- ¡Es guapísimo! ¡Es el chico más guapo del mundo!
- ¿Pues no decías que el más guapo era Neji?
- ¿Pero tu le has visto? ¡Si es más guapo que Akane!
- Pero Akane tiene otras "cosas" que me gustan mas ¿No estás tu muy alterada? Tampoco creo que sea para tanto.
- Espera que se lo cuente a Minako.
- ¿A ti no te gustaba Shino?
- Pero tengo ojos en la cara, no me los puedo quitar.
- Pues no creo que sea tan guapo.
- ¿Y tu que sabrás?
- ¡Shikamaru! - oyeron a su madre - Coge el teléfono, es para ti. Es Naruto.
- Vaaaaale.
Shikamaru descolgó el teléfono.
- Ya se que voy a hacer - oyó antes de que pudiera decir ni una palabra.
- Si vale Naruto, me alegro.
- Oye, pero no es eso por lo que te llamo. Es que tienes que saber una cosa, dattebayo, algo importante.
- No grites ¿Por qué gritas tanto?
- Es que tienes que saberlo.
- Está bien, dilo ya.
- Se porqué Sasuke dice que Akane está embarazada de él.
- ¿Por que es un presuntuoso y un vanidoso?
- No. Es porque su padre quiere casarle por interés. Ya sabes, un matrimonio concertado... seguro que es por eso.
- ¿Y como lo sabes tu?
- Mi madre ha hablado con su madre esta mañana y se lo ha dicho.
- Vaya... que curioso. Gracias por la información, Naruto.
Desde luego la información era poder y ese datos quizás a Shikamaru le sirviese más de lo que a simple vista parecía.
...
Sai y Misaki se separaron a mitad de camino hacia sus casas, se despidieron con un "hasta ahora" ya que tenían sesión de terapia con Kushina pero cuando Sai fue a su sesión con la psicóloga se encontró con la noticia de que Misaki hoy no podía ir y eso le desilusionó bastante. La verdad es que se había acostumbrado a esas sesiones. Pasó la hora hablando con Kushina sobre él, sobre como se sentía y lo confuso que estaba con el hecho de que Misaki intentase suicidarse, para él eso era algo como muy irracional y producto quizás de una depresión, la producida por los malos tratos que sin duda le proporcionaba Orochimaru. A Kushina le resultó de lo más curioso que Sai estuviera al tanto de lo que ocurría con Orochimaru, desde luego es que ese chico era el ideal para ayudar a Misaki y Misaki justo la persona que necesitaba Sai, y es que Kushina Uzumaki era igual que su hijo Naruto, una persona con ideas geniales que surgían de pronto... o por lo menos es lo que pensaban ellos pero fueran ideas geniales o no lo cierto es que a Kushina. siempre le funcionaban, por algo era una buena psicóloga y conocía a sus pacientes.
Pero Sai se sentía defraudado con ella y no dudó en decírselo, si sabía que Orochimaru le maltrataba ¿Cómo es que no hacía nada al respecto? Claro que la respuesta de Kushina también fue clara: ella no podía hacer nada si la madre de Misaki no colaboraba. Descubrió que Kushina ya no había intentado, había denunciado a Orochimaru y lo único que consiguió fue a su vez una denuncia por acoso... si, por acoso, sonaba ridículo pero era así y hubo una frase de Kushina que le dejó realmente impresionado.
"- Tu no sabes quien es realmente Orochimaru, ni las "amistades" que tiene en algunos lugares"
Eso era terrorífico.
Cuanto terminó la sesión Sai decidió ir a ver a Misaki a ver que le pasaba, total, no tenía otra cosa que hacer así que iría dando un paseo, nadie le impedía dar un paseo por donde quisiera. Y así llegó hasta la zona donde vivía Misaki y pensó que podría preguntar por él, le daba miedo pensar que Orochimaru le hubiese hecho algo, quien sabe, con psicópatas como ese nunca se sabe que esperar.
Tocó el timbre y esperó. Parecía que no había nadie así que se disponía a marcharse cuando la puerta se abrió.
- Hola - dijo sorprendido.
Al otro lado de la puerta esta la madre de Misaki, envuelta en un albornoz y con el pelo liado en una toalla, debía se que estaba bañándose y por eso había tardado en abrir.
- Lo siento - continuó Sai - No quería molestar es que yo, o sea, Misaki no ha ido a la sesión con la psicóloga hoy y me preguntaba si es que pasaba algo.
- ¿No ha ido? - suspiró - Pasa, por favor.
- ¿No está?
- No, no está, está con mi novio - contestó con cierto reproche - Anda pasa, ya que has venido al menos te mereces una cerveza.
- No pero yo no quiero molestar.
- No es molestia, voy a beber de todas formas, mejor es hacerlo en compañía.
Sai entró, la verdad es que no pensaba demasiado en lo que hacía ¿Qué hacía con Orochimaru? ¿Dónde había ido con él?
La madre de Misaki le sirvió una lata de cerveza.
- ¿Quieres un vaso?
- No, me vale así, no se moleste señora Hanakiri - dijo dudando, quizás debió llamarla señorita.
- Llámame Hitomi. Siéntate, voy a vestirme, en seguida vuelvo.
Sai así lo hizo, se sentó en un sofá delante del cual había una pequeña mesa y por lo que veía encima de ella, Hitomi Hanakiri ya se había bebido bastantes cervezas.
Hitomi Hanakiri no tardó en regresar. Tenía el pelo aún húmedo y vestía una blusa blanca y unos pequeños y cortos pantalones vaqueros. Sai no pudo evitar fijarse en ella, era una mujer muy atractiva para la edad que tenía ¿Que edad tendría? Daba igual, había que reconocer que se conservaba muy bien, tenía unas piernas firmes y bien torneadas, sin una gota de celulitis y un tipo envidiable. Se sentó al lado de Sai.
- Misaki no es mal chico después de todo - dijo de pronto con voz rota - Y la vida es una mierda.
Sai no supo de contestar.
- Una verdadera mierda - continuó después de dar un trago a una lata de cerveza.
Hitomi se restregó los ojos secándose unas lágrimas, fue cuando Sai observó que tenía un poco hinchado el ojo izquierdo. Sai dejó la lata encima de la mesa.
- ¿Que es lo que le pasa a Misaki?
- Es la desgracia de mi estirpe, todo lo hago mal.
- ¿Que le pasa a Misaki? - insistió.
- Orochimaru es bueno con nosotros pero a veces tiene que enfadarse ¿Sabes? A veces Misaki se comporta de una forma muy desagradecida, a fin de cuentas gracias a él tenemos un sitio donde vivir y podemos comprarnos ropa y caprichos.
Sai no sabía que hacer, no entendía nada pero aquello no le gustaba ¿Que es lo que le pasaba a Misaki?
- Misaki es demasiado soberbio, no entiende que en esta vida hay que pagar por tener algo, siempre hay que pagar, nada es gratis ¿Lo sabías? - le agarró violentamente de la camiseta - ¿A que no lo sabías?
- Cálmese, por favor, cálmese.
- Tienes razón, tienes razón... es que he bebido demasiado y no me encuentro bien - se recostó en el sofá.
- ¿Que es lo que le pasa a Misaki? - volvió a insistir.
- Estás preocupado por él, que buen amigo eres... ven - golpeó el sofá - Ven aquí a mi lado ¿Sabes que eres muy guapo? Creo que he bebido demasiado, estoy mareada. ¿Que edad tienes?
- 18
- Estupendo, ven, acércale.
- Creo que me voy a marchar, es que... tengo cosas que hacer.
- Si, será mejor que te marches porque estoy algo mareada y no me gustaría terminar insinuando algo al chico que podría ser mi hijo.
Sai, más que incómodo se levantó.
- ¿Necesita alguna cosa?
- No, no necesito nada ¿Sabes por donde se sale?
- Si, creo que si.
- Genial. Si no te importa yo me quedo aquí.
Sai se fue bastante preocupado de aquella casa, si que había sido una situación de lo más incómoda y ahora estaba más que preocupado por Misaki ¿Dónde se lo había llevado Orochimaru? Lo primero que pensó es que necesitaba hablar con Tsunade o con alguien que le aconsejara, eso no podía seguir así ¿Pero de qué hablaba esa mujer? A saber, por lo que él había comprobado era demasiado amiga de beber, lo mismo no sabía ni lo que decía. Después pensó que quizás si hablase con alguien que conociese a Orochimaru podría enterarse mejor de lo que pasaba ¿Y quien conocía a Orochimaru? Kabuto... no, ese no le inspiraba nada de confianza... Sasuke, había estado en su "familia" y parece ser que no le gustó demasiado ¿Pero Sasuke iba a querer ayudarle? No se lo podía ni imaginar... ¿Y Kimimaro? Bueno, Kimimaro ahora empezaba a relacionarse con ellos, Jisei siempre decía que se merecía una oportunidad ¿Y si lo intentaba?
...
Akane y Shikato llegaron a casa de los Nara un poco antes de la cena. Shikato venía muy contento y Shikamaru no quería ni preguntar porqué y Akane llena de energía después de hablar con sus amigas. Había hablado con Sakura, que a saber que tendrían esas dos que contarse y luego con Ryuko, que seguramente le contaría el desastre del fin de semana.
En cuanto llegó a la casa se empeñó en hacer la cena. Ella era así, no podía estarse quieta y relajada, sobretodo porque no deseaba sentirse una molestia en la familia, bastante mal se sentía ya con que tuvieran que comprar mas comida para ella.
- Has venido a esta casa a formar parte de la familia - le dijo Shikaku mientras cenaban - No a ser una criada.
- Ya lo se, ya lo se, pero me gusta estar activa.
- ¿Te gusta como ha quedado tu casa? - preguntó Chiharu.
- Aún no la he visto. Me han dicho que la habéis estado pintando.
- Si, mi hermanito trabajó mucho la semana pasada. Ya verás que bien que ha quedado.
- Por lo menos está limpia - añadió la madre - ¿Que tal en el nuevo curso? - preguntó Yoshino a su hijo.
- Bien. Ah, me han dado la lista de libros de texto y he pensado que deberíamos sacar algo de mi cartilla de ahorros.
- ¿De tu cartilla de ahorros? - se alarmó Yoshino - ¿Que es lo que pretendes hacer?
- Pagar los libros... son bastante caros.
- Los pagaremos tu padre y yo, como es nuestra obligación.
- Pero es un gasto más que no esperamos y...
- Nada, se hará lo que nosotros digamos.
- Yo tengo un poco de dinero - habló Akane - Es el que me dieron por mi pelo, podemos pagar con él con los libros.
- ¿Pero que tontería estáis diciendo? De cualquier forma nos hubiésemos gastado ese dinero cuando pasase de curso ¿O no?
- Pero Shikamaru tiene razón - añadió Akane - Tienen muchos gastos por mi culpa, con lo de la clínica y todo eso.
- Akane, hermanita, no protestes, como mi madre es imposible discutir.
Después de la cena, Akane y Shikamaru se dirigieron a la casa anexa, su nueva casa.
- A lo mejor debería cogerte el brazos para cruzar la puerta - sonrió el chico.
- Anda y no seas payaso.
- ¿Por qué? ¿No te gustaría? Bueno, a ver si te gusta lo que hemos hecho.
Entraron por la puerta que daba al jardín, lo primero que Akane vio fue el comedor, tenía tan pocos muebles que se veía enorme, solo una pequeña y baja mesa en el centro, una vieja televisión sobre un mueble viejo pintado de negro, unos cojines en el suelo, encima de una alfombra que se suponía tendrían que hacer de sofá y una estantería también pintada de negro en una de las paredes con algunos libros. Las paredes estaban pintadas de color arena y en el techo una sencilla lámpara.
- Como verás - habló Shikamaru encogiéndose de hombros - No tenemos gran cosa.
- Bueno, menos que limpiar.
- Vamos a la cocina.
Akane entró en la cocina, allí habían puesto una pequeña mesa con dos banquetas, la vieja cocina, la pequeña nevera y un mueble blanco. Encima de la mesa encontró un ramo de jazmines con una nota encima.
"Bienvenida. Espero que te sientas a gusto. En nuestra habitación he puesto un florero, espero que lo adornes. Shikamaru"
Al lado del ramo una caja de bombones.
- Ya te lo dije, son sin azúcar, pero saben...
Shikamaru se sorprendió al sentir como se abrazaba a él con fuerza.
- Y eso que aún no has visto nuestra habitación y la de nuestra niña.
- ¿También habéis pintado la del bebé?
- Ya sabes como es mi madre.
- Pues espero que no la hayas pintado de rosa.
- Ahora la verás.
La habitación estaba pintada de azul celeste y en el techo había dibujadas unas nubes.
- Es para que cuando se despierte lo primero que vea sean las nubes.
- Tú y tus nubes, debí imaginarme algo así.
- En la otra habitación he puesto mi escritorio, el que tenía en casa de mis padres.
- Oye ¿Y mi maleta?
- En nuestra habitación. Ven.
Esa habitación estaba pintada de verde claro.
- Dicen que el color verde relaja y queremos que te relajes - explicó el chico.
- Hablando de relajarse. He traído unas cosas que me dieron tus abuelas. Ve sacando el futón mientras yo las busco.
- ¿Que es lo que te han dado?
- Ahora lo verás. Tú ponte el pijama o con lo que duermas. Yo voy al servicio y ahora vengo.
Al cabo de un rato Akane regresó vestida con un camisón blanco y una cestita en las manos.
- Quería darte un masaje.
Shikamaru se quedó mirándola sin comprender nada.
- ¿Un masaje?
- Si, mira tengo aceites relajantes y todo, son de tus laboratorios, te dejaré como nuevo.
- ¿Tú quieres darme un masaje?
- Si, he notado que estás muy tenso. Yo se darlos muy bien, lo hacía con Ginta y con Kenta, como son muy nerviosos les costaba dormir.
- Bueno relajarme a mi no es difícil.
- Anda déjame, verás que te dejo como nuevo. Tengo que hacer algo por ti, has sido muy amable conmigo.
Shikamaru la miró frunciendo el ceño, aquello era muy raro, de todas formas la perspectiva de aquella Akane tan dócil le producía una especie de descarga en el estómago.
- Bueno, si te apetece vale ¿Que tengo que hacer?
- Quítate la camiseta y túmbate bocabajo.
Akane parecía entusiasmada, Shikamaru hizo lo que la chica le dijo de forma automática, Akane se situó a horcajadas encima de él y notó como caía sobre su espalda un líquido y un aroma a lavanda comenzó a extenderse.
Shikamaru cerró los ojos y se dejó inundar por ese aroma y la suavidad de las manos de Akane en su espalda. Cuando Akane presionó en sus hombros emitió un pequeño ruidito de satisfacción.
- Tienes los hombros muy cargados - dijo la chica.
- Es porque tengo el mundo entero sobre ellos - respondió con voz medio dormida.
- Quejica ¿Ves como te gusta?
- Espero que no aproveches para estrangularme o algo así.
- Tampoco te quiero tan mal como para arruinar mi vida asesinándote.
- Si tú lo dices… Akane…
- ¿Si?
- Estás muy calentita.
- ¿Qué estoy cómo? - Akane se quedó confusa unos segundos para después abrir mucho los ojos, levantarse un poco y dar una palmada a su compañero en los glúteos.
- ¡Serás guarro!
- ¡Ay! Ya decía yo que terminarías pegándome.
- No pienses esas cosas y menos aún las digas, degenerado.
Shikamaru, con la cabeza escondida sonreía ¡como le gustaba hacerla de rabiar y que reaccionase así! Esa era su Akane.
Estuvo masajeándole en silencio, la espalda y los brazos. Miró a Shikamaru que parecía haberse quedado dormido. Akane recogió sus cosas, se levantó, apagó la luz, arropó a Shikamaru y se tumbó a su lado con cuidado de no despertarle.
Shikamaru abrió los ojos.
- No estaba dormido - dijo antes de besarla tiernamente - Buenas noches.
- ¿Te despierto mañana?
- Ni hablar, soy vago pero no tanto.
Akane se acurrucó en sus brazos.
- Buenas noches.
Shikamaru sonrió cerró los ojos... estar allí con ella, haberle dicho buenas noches, verla apagar la luz, sentir como se acostaba a su lado... eran gestos sencillos, hasta podían parecer tontos pero para él eran lo mejor que había tenido el día.