lunes, 18 de agosto de 2014

45. Las promesas tienen que cumplirse

Fue en una tarde de primavera, no hacía ni calor, ni frío y una suave brisa primaveral traía perfume de flores...
Así era como Shikamaru recordaba aquel día. Miraba con melancolía aquel trozo de césped donde había vivido tantas sensaciones nuevas. Aquel día él estaba recostado en ese rincón escondido del parque, allí los niños que jugaban no le molestaban demasiado y él podía dedicarse a mirar el cielo relajadamente cuando una presencia fue a irrumpir en su paz, su mente y su vida.
"Es curioso como cuando una persona te interesa se te agudizan los sentidos y eres capaz de verla en la lejanía entre una multitud, reconoces su voz, sus pasos, su perfume... curiosas facultades que de pronto se nos desarrollan. Aquella presencia, que él conocía perfectamente se sentó en silencio a su lado.
El sonreía, lo hacía porque se acordaba que cuando conoció a Akane lo hizo solo porque era amiga de Ryuko, la chica que le gustaba a su mejor amigo... Akane no era perfecta, no era la chica más guapa del mundo, se metía con él porque decía que era un vago, discutían sobre el machismo y las mujeres, siempre estaba organizándolo todo... vale, Akane no era perfecta pero al fin y al cabo él siempre pensó que la perfección era muy problemática.
- Shikamaru - oyó decir a la chica casi en un susurro.
- Dime - contestó sin abrir los ojos.
- Quiero decirte algo.
- Te escucho.
- Es que me da un poco de... en fin, no quiero que te rías de mi, ni te molestes, ni te sientas incómodo.
Ante aquellas palabras Shikamaru se incorporó para mirarla directamente.
- ¿Por qué iba a hacer todo eso?
- Yo te considero mi amigo y no me gustaría que dejáramos de serlo.
- ¿Por qué íbamos a dejar de serlo?
- Prométeme que no te reirás.
- No lo haré.
- Promételo.
- Esta bien, pesada, lo prometo.
- Shikamaru, tu me gustas, no se porqué pero me gustas.
Aquella afirmación le pilló de improviso y sintió como un vuelco en el corazón.
- ¿Ves como no me río? - susurró con voz temblorosa.
- No quiero que te sientas mal, esto no significa nada es qu...
Hizo que callase poniendo dos dedos en sus labios.
- Chist... es que no he terminado de hablar, no corras tanto, polvorilla.
Akane le regaló una mirada entre temerosa y confundida.
- No me río de ti, ni me molesto, ni me siento incómodo porque tú también me gustas…"
Un golpe en el hombro le sacó de sus pensamientos.
- ¡Lo siento! - dijeron unos niños. Shikamaru miró el balón que le había golpeado - ¡Lo sentimos!
Respiró hondo mientras continuaba mirando aquel trozo de césped. Se sentía triste y melancólico ¿dónde había quedado todo? Pero ese rincón no había sido solo el mudo testigo de esa declaración... había habido tantas palabras, ilusiones, promesas... y lágrimas... Se sentó al pié del árbol apoyándose en él, si, allí mismo estaba hace más de un año, con Akane tumbada con la cabeza apoyada en sus piernas y él jugueteando con sus mechones naranjas.
"- ¿Hoy no miras las nubes? - sonreía la chica.
- No.
- ¿Por qué?
- Porque he encontrado algo mejor que mirar.
- Shika...
- No te lo voy a decir, no pienso decirte porqué miro las nubes.
- Es porque no lo sabes, seguro, las miras solo por mirarlas, yo lo se.
- A lo mejor - sonrió - O a lo mejor porque me recuerdan a ti, Kumoyuki.
- Hum... no lo creo.
- Hablando de mirar el cielo ¿querrás venir al festival del Tanabata conmigo?
- Aun queda mucho.
- Colgaremos nuestros deseos, luego te llevaré al mejor lugar para ver las estrellas, tú las mirarás y yo veré su brillo en tus ojos.
Akane se incorporó poniéndose de rodillas a su lado. Puso las manos en sus mejillas y le beso con uno de esos besos suaves que tenían el don de causar un extraño cosquilleo en Shikamaru.
- ¿Desde cuando eres tan cursi? Pareces un tonto.
- Será porque me siento muy tonto."
Shikamaru sentía como si le estrangularan el corazón,,, todavía dolía, dolía mucho, a pesar del tiempo que había pasado, de todo lo que había sucedido... dolía ¡Que tontos podíamos llegar a ser cuando nos enamoramos por primera vez!
- ¿Es una cita? - preguntaba Akane sonriendo.
- Es una promesa.
- Es una promesa - repitió tristemente.
Bien, pues aunque fuera con un año de retraso cumpliría su promesa.
Sai, caminando en silencio al lado de Misaki le acompañaba hasta su casa.
- Bien, aquí es - dijo Misaki parándose frente a una casa unifamiliar - No hacía falta que me acompañases, ya te lo dije.
- Se me ha dicho que eres mi responsabilidad y que debo cuidarte.
- Te lo tomas todo demasiado en serio. No creo que la psicóloga se refiriese a que malgastes tu tiempo conmigo.
- Con mi tiempo yo hago lo que me da la gana, no es porque me lo haya dicho nadie.
- De verdad, no hace falta que te molestes tanto - Misaki parecía impaciente y nervioso.
- Estás vivo por mi culpa, según parece, he arruinado tu vida obligándote a vivir cuando tú no lo deseabas.
- Tampoco tienes que tomártelo tan enserio, es algo teórico.
- La psicóloga lo ha dicho muy claro: es culpa mía, por eso ahora tengo que ir a esas sesiones contigo.
- Lo lamento.
- No lo lamentes, estoy aprendiendo mucho, no comprendo muy bien las razones de la psicóloga pero aprovecho lo que hacemos.
- Ahora no solo mi vida es una mierda si no que he arruinado la tuya.
Sai le miró a los ojos, Misaki tenía una mirada muy triste, eso era algo que intrigaba mucho a Sai ¿por qué siempre tenía esa mirada? ¿Tan terrible era su vida para querer terminar con ella? Sai no comprendía que podía llevar a una persona a querer acabar con todo en lugar de intentar cambiar lo que fuera.
- ¡Ya era hora que llegaras! - una mujer morena y bastante atractiva salió gritando y enfurecida de la casa. Se acercó a Misaki con los ojos llenos de ira.
- Lo siento madre, he tenido que ir al psicólogo - respondió con miedo Misaki.
- Al psicólogo, oh, pobrecito que ha tenido que ir al psicólogo - habló en un tono que Sai no supo discernir si era desprecio o burla - ¡Y a tu madre que la zurzan! ¿Verdad? ¡Anda y a ver si se muere de una vez!
- Madre por favor - habló muy apurado Misaki - Que hay gente delante.
- ¡Ah! ¡Por favor no me dejes en ridículo delante de mis amigos! Claro ¡y a mi que me den! ¿No? ¿Sabes el tiempo que llevo esperándote? ¿Es que no puedes dejar de pensar en ti mismo? Tu padre ha venido, necesitaba tu ayuda y tú no estabas.
- ¡No es mi padre! - gritó de pronto medio llorando y con toda su rabia - ¡No le llames así!
Sai no salía de su asombro. Le daba la sensación de que aquella escena no debía presenciarla.
- Misaki - dijo casi con miedo - Yo me voy ya.
Una figura masculina salió de la casa. Sai se quedó mirándole lleno de confusión, sin poder creer lo que estaba viendo ¿aquel era el hombre con el Misaki había dicho que vivía su madre?
- ¿Orochimaru? - pronunció lleno de incredulidad.
- Es el novio de mi madre - contestó en voz baja Misaki - No quería que te enterases.
Desde luego que la vida tenía casualidades, estaba claro que el mundo era muy pequeño.
Orochimaru se quedó mirando fría y fijamente a Sai para luego dejar salir una pequeña y siniestra sonrisa.
- ¿Quien es este chico? - dijo con tono sarcástico - ¿Tu nuevo novio?
- ¡No! El solo es un compañero del instituto.
- Buenas tardes señor - habló Sai sonriendo, le pareció que era lo más educado aunque no tuviese en mucha estima a aquel hombre, ese que había sido el líder de esa especie de secta a la que Sasuke se unió.
- Entra en casa Misaki - habló severamente - Y tu - Se dirigió a la mujer - Estás dando el espectáculo, entra también.
- Si, ya vamos - contestó en un tono completamente sumiso la mujer - Vamos, entra - y agarró fuertemente del brazo a Misaki, Sai pudo ver como a pesar de la sumisión que parecía demostrar, el agarre era violento, lleno de rabia.
- Hasta mañana - se despidió Sai, Misaki le dirigió una mirada aterrada que sin saber porqué le encogió el corazón.
Una vez dentro de la casa Orochimaru se acercó a Misaki e hizo un gesto a la mujer que rápidamente desapareció.
- Bien Misaki - dijo Orochimaru con voz sinuosa - Como siempre tu dando problemas a todo el mundo.
Misaki no dijo nada, se limitó a bajar la mirada. Lo que menos deseaba era que Orochimaru se enterase de que tenía que ir a sesiones con una psicóloga y encima un compañero tenía que acudir con él.
- Has vuelto a ser malo - parecía reír en sus palabras el hombre - Y ya sabes lo que te pasa cuando eres malo y lo que te mereces.
Misaki levantó la vista orgulloso, mirando a Orochimaru con toda la altivez que puso.
- ¿Te atreves a desafiarme? - gruñó molesto Orochimaru.
- De todas formas lo harás ¿no? Pues no te daré el gusto de verme humillado.
Por toda respuesta, Misaki recibió una tremenda bofetada que le hizo perder ligeramente el equilibrio.
7 de Julio, Tanabata.
Las calles de Konoha estaban adornadas con banderitas de colores, los árboles parecían vestidos para una fiesta llenos de adornos y ya empezaban a verse papelitos con deseos escritos colgados.
De camino al instituto, como casi cada día, Akane se encontró con Ryuko, Jisei y Ten-Ten. Esta vez no estaba Sumire, de nuevo se había hecho un esguince en el tobillo, esta vez la causa fue un traspiés en la piscina de Sasuke y de nuevo Kankuro volvía a llevarla al instituto en su moto.
Caminaron hablando de sus cosas como cada día.
- ¿Vais a ir al festival? - preguntaba Ten-Ten.
- Yo es que tengo que ir con mi familia - respondía Jisei - Hemos quedado con un amigo de mi hermano - Suspiró inconscientemente porque el amigo de su hermano con el que habían quedado era Iruka, ya era mala suerte que tuviera que verle cuando más quería evitarlo.
- ¿Algún bombón? - preguntó Akane sonriendo maliciosa.
- No. Solo es un amigo de Kisuke.
- ¿No será ese castaño de melenitas que está tan mono? Ese que a veces he visto por tu casa - continuaba con la misma malicia.
Jisei la miró de reojo bastante mosqueada.
- Pues si... es ese.
- Oh... entonces no puedes faltar a la cita.
- ¿Quien es? ¿Quien es? - Ten-Ten la miraba con los ojos brillando.
- Un bomboncito - respondió Akane . Lástima que ella ya le ha echado el ojo que si no...
- ¡No digas tonterías! - la cortó Jisei - Es un amigo de la familia.
- Claro, claro, entre amigos hay más confianza ¿Y tu Ryuko? ¿Vas a ir con Chouji, verdad? Ahora sois prácticamente una pareja formal.
- Si, pero es que... Tú lo has dicho, solo prácticamente. Akane tienes que venir con nosotros.
- ¿Quien? ¿Yo?
- Por favor, por favor, por favor…
- ¿Pero cómo voy a ir con vosotros?
- Ya sabes que mi madre no quiere que salga con él y habrá mucha gente en el festival, seguro que alguien nos ve y se lo dice a mis padres.
- Y me quieres llevar a mí de carabina.
- Porfa, porfa...
- ¿No irá el vago del ciervo también? Porque esto me está oliendo a trampa rastrera contra mí persona.
- No, él no puede. De veras, él tiene otros planes... un compromiso importante o algo así.
- Si algo así como Ino.
- ¿Eso te molesta? - esta vez la maliciosa era Jisei.
- Por mi puede ir con quien quera.
- ¿Vendrás conmigo? - insistió Ryuko.
- ¿Pero tú estás bien de lo tuyo? ¡Como voy a ir con vosotros!
- Por favor, si nos vamos a divertir, si Chouji y yo no nos besuqueamos ni nada, si somos unos sosillos, de veras que no somos empalagosos.
- Pues deberíais serlo.
- Que no te vamos a poner incómoda, anda, ven conmigo, iremos como tres amigos.
- No, iremos como una parejita y una vela... ¡que no! ¿Y tu, Ten-Ten?
- Hoy es el cumpleaños de Kiba y yo...
- ¡Es verdad! Es el cumpleaños del cachorro ¿ya tienes su regalo? - se interesó Jisei.
- Quería dárselo esta noche.
- Uy, uy, uy... esto suena interesante - Akane se frotó las manos - ¿Le darás un beso?
- ¡Calla tonta! Aunque no creas que no lo he pensado.
- Je, je, je - la risita de Akane sonaba muy burlona - Esto se pone interesante.
- Que no, que no... que solo lo pensé... ¡ay, mira que cosas me haces decir!
- ¿Y por qué no vais con Chouji y Ryuko? Una cita doble estaría bien - propuso Akane.
- ¿Y entonces vendrías? - volvía a insistir Ryuko.
- Si claro, ya no iría con una pareja, si no con dos, sujeto dos velas y así mantenga las manos ocupadas ¡pero que pesada eres!
- Dile a Shino que te acompañe - habló Jisei.
- A Shino no le gustan los festivales, ha dicho que irá a buscar luciérnagas.
- Sumire no puede ir por lo de su pie - continuaba Jisei - Podemos decírselo a Kankuro.
- Quita, quita... no se porqué pero ese me da miedo.
- ¿Entonces no irás al festival? - preguntó Ten-Ten.
- Me quedaré en casa... o a lo mejor voy a buscar luciérnagas con Shino.
- ¿Y Sasuke? - terció Jisei.
- Irá con Sakura, supongo.
- No - intervino Ten-Ten - Va a ir con Karin y los otros dos.
- ¡Ven con nosotros! - suplicó Ryuko - Por favor ¿que te cuesta?
- Una úlcera me estas costando, pelma.
- ¿Que tal chicas? - saludó alegre Kiba.
- ¡Kiba! ¡Feliz cumpleaños! - saludaron varias a la vez.
- Mis besos. Tenéis que darme mis besos - exigió el chico.
Todas abrazaron y dieron un par de besos al chico, alguna le tiró también de las orejas.
- Cachorro malcriado - repetía Shino.
- Tú ya tuviste tu día, hoy es el mío - protestó Kiba.
Fueron casi de los primeros en entrar en el aula. Pocos minutos después aparecieron Kankuro y Sumire.
- Ya está bien Kankuro ¿dónde os habíais metido? - le interrogó Ten-Ten.
- Hola, hola... estaba enseñándole unas cosas a Sumire... y no penséis mal, eran las decoraciones de los árboles... malpensados.
En ese momento entraban Chouji, Shikamaru e Ino enganchada a este último.
- Vamos Shika, te prometo que lo pasarás bien.
- No puedo Ino, de veras que no.
- ¿Pero que tienes que hacer? Si este años nuestros padres nos han dado permiso para no ir a esa barbacoa que organizan.
- Pues algo, tengo algo que hacer.
- ¿Con quien vas a ir? ¿Con esa guarrona?
- Ino, primero: no insultes a Temari y segundo: no, no voy con ella.
- ¿Pues con quien?
- Ya te he dicho que tengo algo que hacer.
- Te arrepentirás... ya lo verás.
Shikamaru dejó su cartera con bastante mal humor, le fastidiaba mucho que Ino llegase a comportarse así, ella no era de esa manera, esa malita obsesión suya con adelgazar la estaba empezando a cambiar, bien sabía él que solo se comportaba así porque quería que le consiguiese más pastillas y era algo que no soportaba, lo consideraba humillante para ella.
Sintió la mirada de Akane clavándose en él. Suspiró y se acercó a ella.
- Buenos días, calabacita.
- Buenos días, Bambi.
- ¿Tienes algún problema conmigo?
- Si, tu mera presencia envía vibraciones negativas que perturban mi paz interior.
- ¿Que has dicho? - intervino Chouji sin poder evitarlo al oír tal frase.
- Que la pongo nerviosa - aclaró Shikamaru - Oye, tengo un pequeño problema y necesito tu ayuda - en ese momento entraba el profesor de turno - Bueno, luego te lo cuento.
- Bueno ¿para qué necesitas mi ayuda? - se acercó curiosa a él durante un cambio de clases.
- ¡Ah! Si… es que quiero quedar con una chica y necesito que me asesores.
Akane se quedó helada ¿Ahora le decía que iba a salir con una chica?
- ¡Eh! ¡Akane! ¿Me ayudarás o no?
- ¿En qué quieres que te ayude? - le gritó con bastante mal tono.
- Pues… tú eres una chica… dime como puedo hacerlo.
- ¿Quieres que te diga como pedirle salir a una chica? ¿Crees que eso lo se yo? Para tu información, zoquete, nunca le he pedido una cita a una chica.
- Pero eres una chica ¿no? Sabrás las cosas que te gustan.
Por toda respuesta Akane le propinó una enorme colleja.
- ¡Eres tonto Nara! ¡Más tonto y no naces! - y volvió a su asiento.
En el siguiente cambio de clase, Shikamaru volvió a insistir.
- Por favor, Akane, tienes que ayudarme.
- ¿Pero ayudarte a qué? - le gritó
- Tú eres una chica y sabes lo que le gusta a las chicas.
- ¿Y?
- Es que quiero hacer las cosas bien ¿A ti como te gustaría que te pidieran salir?
- Creo que eres aún más tonto de lo que pensaba.
- ¿Cómo te gustaría que apareciera tu príncipe azul?
Akane se sintió muy molesta, a punto estaba de ponerle las manos en el cuello y apretar, pero se contuvo y respiró hondo.
- Cómprale un ramo de flores - susurró.
- ¿Flores? ¿A ti te gustan las flores?
- Y un peluche.
- ¿Un peluche?
- ¿Qué pasa? ¡A mi me gustan los peluches! ¿No me pueden gustar los peluches?
- No… si… ¿Quedamos esta tarde y me ayudas?
- ¿Qué? - esta vez el grito de Akane retumbó por toda la clase, eso ya era el colmo de lo que tenía que oír.
- Para que me ayudes.
- ¿Qué quieres? ¿Qué te pague las flores? ¿O que le pida salir en tu nombre? Mira… mejor me alejo de ti antes de que no pueda controlarme y… ¡No te me acerques y no me hables en todo el día!
Shikamaru sonreía, el primer paso de su plan había sido un éxito.
Durante la hora de la comida a Shikamaru aún le quedaba un cabo suelto que atar, así que fue a hablar con Kiba y le separó de sus compañeros habituales.
- ¿A que viene este secreto?
- Hoy es tu cumpleaños ¿no? Pues toma, un regalo.
- ¿Qué es?
- Son unos vales, es para que invites a Ten-Ten esta noche a cenar, es un sitio estupendo, sirven el mejor sushi.
- ¿Y para que me los das?
- Para que invites a Ten-Ten, pero tiene que ser hoy.
Kiba miraba los vales como si fuera la cosa más rara que hubiese visto en su vida.
- Te lo voy a explicar Kiba, quiero que tú y Ten-Ten nos acompañéis a cenar esta noche.
- ¿A quien?
- A mí, a Chouji, a Ryuko y a Akane.
- Pero no lo entiendo.
- A ver como te lo explico. Quiero ir la festival con Akane pero ella no va a querer ir conmigo. La conozco, se lo que va a pasar por su cabeza, es muy testaruda y desconfiada pero si vamos con otras personas la cosa cambia, se sentirá más segura. Si vamos solo con Chouji y Ryuko será incómodo, pensará cualquier cosa desde que quiero que se sienta mal hasta que lo han liado ellos, pero si vais tú y Ten-Ten la cosa cambia. Vosotros no sois una pareja de enamorados empalagosos, ni siquiera estáis saliendo, iremos tres parejas, si, pero no lo parecerá y ella se sentirá más cómoda ¿a ti te gusta Ten-Ten, no?
- Bastante.
- ¿Y no quieres ir con ella al festival? No tiene que ser una cita de novios, seremos solo un grupo de amigos que van a divertirse.
- ¿Y no sería mas fácil que quedásemos toda la panda?
- Jisei va con su familia, Sumire está lesionada, Shino no puede, Sai ha quedado con alguien... sé que no lo entiendes pero hazme ese favor, no es tan horrible ¿con quien ibas a ir tu?
- Bueno, pensaba ir con Naruto, Sakura, Lee y esperaba que Ten-Ten viniese, si.
- Pues entonces. Lo pasaremos bien, incluso os dejaremos un rato a solas.
Shikamaru le guiñó un ojo.
- Lo que entiendo es que Akane te gusta.
Shikamaru resopló ¿para qué se esforzaría tanto en explicarle las cosas?
- Bueno pues vale, si así lo quieres, así será. Akane me gusta, es eso, me gusta y quiero llevarla al festival a ver si pillo cacho ¿te convenzo así?
- ¡Lo sabía! ¡lo sabía! ¡Quieres enrollarte con ella! Tú eres mucho de enrollarte con tías.
- Eres tan agudo que me has descubierto - ironizó. Kiba le palmeó la espalda.
- ¡Eres un crack, tío! Hay que ver como conoces a las tías y lo que les gusta pero Akane es un hueso duro de roer... claro que te ayudo pero ¿Ten-Ten querrá ir conmigo?
- Pregúntaselo y saldremos de dudas. Yo diría que si.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque es tan enredona como las demás. Vamos, ve y díselo ¡compórtate como un hombre! ¡Ah! Una cosa más, a Akane no le digáis ni media palabra de esto, deja que yo se lo diga o se estropeará todo, ya sabes la manía que me tiene.
- Vale, vale, lo que tu digas, aquí tú eres el genio.
Kiba fue hasta donde Ten-Ten comía junto a Sumire y Lee.
- ¿Has terminado de comer Ten-Ten? Es que quiero enseñarte algo.
- Venga, enséñamelo.
- Es que... es algo... privado.
- Bueno - dijo Ten-Ten levantándose ante las risitas de Lee y Sumire - Vamos a ver que es eso.
Kiba y Ten-Ten se subieron a un enorme árbol que había en los jardines del instituto, tenían la costumbre de subirse allí cuando querían hablar o simplemente disfrutar de la compañía del otro. Kiba se sentía muy a gusto con Ten-Ten, era una de las pocas chicas con las que de verdad se podía sentir bien, casi como si fuera un chico.
A Ten-Ten también le gustaba estar con Kiba, era un chico alegre y cariñoso, fiel como un perrillo y nunca le fallaba, además aunque no lo pareciese, Kiba era muy bueno escuchando.
- ¿Vas a ir al festival esta noche? - le preguntó mirándola de reojo.
- Pues... - Ten-Ten no sabía que responder, ella esperaba ir con él y darle su regalo - Depende.
- ¿De qué?
- Es que no se. Podría ir con Neji y Hinata pero van Gaara y Temari, a lo mejor molesto, claro que podría ir con Lee pero va con Naruto y Sakura y la verdad no me apetece mucho aguantar a esos dos bailándole el agua a Sakura. Sumire tampoco va a salir , no se si ir a su casa un rato a hacernos compañía mutuamente - dijo con la esperanza de que Kiba le propusiese ir con el grupo que fuera a ir él.
Bueno, vale, pensó Kiba, el panorama no parecía muy alegre. Guardó silencio.
- ¿Y tu, Kiba?
- Es mi cumpleaños.
- Supongo que tendréis fiesta en casa.
- No, ya soy muy mayor para eso, o eso dice mi madre.
Ten-Ten pensaba como decirle que fuera con ella sin que él llegase a pensar que le pedía una cita porque con los chicos nunca se sabe, sus cabezas están llenas de ideas lujuriosas.
- Veo, veo - dijo de pronto Kiba.
Ten-Ten dejó salir una risita, ya estaban de nuevo con aquel juego que habían inventado cuando tenían que decirse algo y no sabían como empezar.
- ¿Que ves? - respondió.
- Veo un regalo que alguien me ha hecho y me gustaría compartir. Te toca.
- Veo, veo.
- ¿Que ves?
- Veo un regalo que quiero darle a un amigo.
- Veo, veo.
- ¿Que ves?
- Veo a la chica con la que quiero ir al festival esta noche - Kiba tragó saliva - ¿Me acompañarás?
- Veo, veo.
- ¿Que ves?
- Al chico con el que quiero ir al festival.
Los dos sonrieron como tontos.
- Shikamaru me ha regalado un par de vales para un restaurante de sushi, mira.
- ¿Shikamaru?
- Si, Chouji y Ryuko van a ir y creo que él está pensando invitar a alguien, podríamos ir nosotros ¿no?
- ¿Con ellos?
- A lo mejor prefieres que vayamos con Naruto o con Neji.
- No, no, está bien - Ahora si que podría darle el regalo sin ningún problema - Está muy bien.
- Oye, pero por lo que parece Akane aún no sabe que va a salir con Shika así que… guarda el secreto.
- Por supuesto.
Ten-Ten sabía que Shikamaru lo tenía todo planeado. Ella ya sabía que Shikamaru quería llevar a Akane a ver las estrellas y todo aquello era parte de su plan para convencerla y seguro que todo aquello era parte de una estrategia para lograr lo que deseaba, no le cabía duda... eso le daba igual, lo importante era que ella pensaba pasárselo genial.