martes, 26 de agosto de 2014

95. ¿Quien dijo que todo era fácil?

Sin duda que aquellos días estaban siendo de lo más ajetreados para Temari, primero la charla y posterior ultimátum de Neji y después la proposición de Itachi. Estaba nerviosa, intentaba calmarse pero no lo conseguía del todo, siempre le quedaba algo, como un nudo en el estómago, una especie de inquietud... sin lugar a dudas habían sido unos días difíciles.
Estaba deseando meterse en la cama y dormir, estaba agotada de tanto pensar, así que le encantaba meterse en cama cerrar los ojos y poder olvidarse de todo.
Pero a pesar de lo bien que deseaba dormir sus sueños no eran tranquilos, toda su ansiedad y su inseguridad se reflejaba en ellos. Se veía a si misma corriendo por un enorme edificio, no le daba miedo, no era tétrico, ni oscuro, ni estaba sola porque aunque no reconociese a las personas que andaban por allí podía verlos. Ella no tenía miedo pero si prisa, llegaba tarde a algún sitio y se había perdido, cogía ascensores que subían y bajaban continuamente y nunca le dejaban en el piso que deseaba, corría por las escaleras arriba y abajo sin saber que dirección tomar. De pronto abrió una de las puertas y una figura enorme cerró la puerta.
- Has sido mala, Temari - le decía con voz ronca y burlona.
- No, Temari no es mala, Temari es buena, Temari no ha echo nada - se lamentaba llorando con una vocecilla infantil.
- Eres una niña muy mala y ya sabes que te mereces un castigo.
- No, no - intentaba huir pero la puerta no se abría - Déjame salir, déjame irme, no volveré a ser mala nunca, nunca.
- Es tarde, ya lo has hecho y ahora te toca tu castigo.
- Por favor, por favor, no le diré nada a nadie, déjame salir, déjame salir...
- Claro que no vas a decir nada porque si lo dices será peor.
- Por favor, por favor...
- Hazlo y abriré esa puerta.
Temari se agitó nerviosa y bruscamente en la cama.
- No, no quiero, no... - parecía balbucear la chica.
Gaara tenía un sueño muy ligero, desde que recordaba siempre había sido así, seguramente debido a lo mal que dormía, a las pesadillas, al miedo que le daba dormirse o simplemente a que no se fiaba de nadie; el caso es que el menor ruido le despertaba.
- ¿Temari? - dijo entrando en la habitación de su hermana, de donde había oído salir unos extraños ruidos, como quejidos, que le habían despertado.
Con cuidado, tanteando entre la penumbra se acercó a su cama. Estaba dormida, eso estaba claro y tenía un sueño de lo más agitado, movía continuamente las manos como si apartase algo invisible de su lado y claramente sollozaba.
- Temari, Temari - habló suavemente Gaara -Tranquila, solo es un sueño, solo es...
Temari se llevó las manos a la cara y comenzó a llorar mientras seguía farfullando algo ¿Estaba dormida o despierta? Quizás ni una cosa ni la otra, quizás estaba en ese estado en el que te despiertas pero las pesadillas siguen apoderándose de ti. Gaara se sentó en la cama y la acarició en pelo, Temari parecía haberse calmado un poco aunque seguía sollozando y hablando palabras incompresibles.
- ¿Gaara? - habló en voz baja Kankuro - ¿Que pasa?
- Tiene una pesadilla.
- Ya veo - Kankuro se acercó y la miró tristemente - Hacía mucho tiempo que no tenía pesadillas.
- ¿Las tenía antes?
Kankuro asintió con la cabeza.
- Bastantes.
- Yo no lo sabía.
- Porque yo dormía con ella y me metía enseguida en su cama para tranquilizarla, la abrazaba y supongo que se sentía protegida.
- Pero eso era cuando erais pequeños.
- Si. Hace mucho que no las tiene. Anda acuéstate, ya me ocupo yo.
- ¿Que vas a hacer?
- Lo único que se.
- ¿Crees que es apropiado?
- Es mi hermana.
Repentinamente Temari se incorporó quedando sentada en la cama, con los ojos abiertos y mirando aterrorizada a ningún sitio en particular.
Fue Gaara el que la abrazó fuertemente y la estrechó contra él.
- ¡No papá! - gritó con voz aterrada.
Tan alto gritó que se despertó a si misma de forma brusca y tardó unos segundos en comprender lo que era un sueño y lo que no y también que alguien la estaba abrazando. Se quiso apartar rápidamente pero se encontraba como adormecida y su cuerpo no quería responder a lo que su cerebro ordenada.
- Temari, soy yo - susurró Gaara.
La luz de la habitación se encendió y la cegó obligándola a cerrar los ojos.
- Tranquila, somos nosotros - habló Kankuro, era quien había encendido la luz - Tenías una pesadilla.
- Ha sido horrible - balbuceó al cabo de unos segundos, aún temblaba y respiraba con dificultad.
- Te voy a traer un vaso de agua - dijo Kankuro.
- No, espera, no te vayas, tengo que hablar contigo, tengo que preguntarte algo.
Miró asustada a sus dos hermanos, tenía los ojos húmedos por las lágrimas y otro tipo de miedo empezaba a dominarla.
- Kankuro, ven, tienes que decirme una cosa.
- Es muy tarde, mejor hablamos mañana - intentó eludir el tema, algo le decía que sabía de lo que se trataba.
- No, tiene que ser ahora, tiene que ser ahora - pronunció nerviosa.
- Está bien.
Temari miró con miedo a Gaara.
- No te preocupes, es nuestro hermano - habló con miedo Kankuro, a ver quien le decía a Gaara que se marchara de allí.
- Kankuro - continuaba temblando Temari - ¿Tu te acuerdas de papá?
- Si - bajó la mirada - Me acuerdo.
- Es que he tenido un sueño pero era tan real que... dime la verdad.
- Mira Temari...
- No me andes con excusas y dime la verdad - exigió la chica - Necesito saberlo, necesito saber si lo que he soñado es cierto y no solo una pesadilla, necesito saber si estas imágenes de pronto empiezan a llegar a mi mente son reales o solo producto de mi imaginación.
- Temari... - Kankuro no se atrevía a mirarla.
- ¿Son ciertas, verdad? ¿Es cierto? ¿No me lo he inventando?
- No te lo has inventado.
Temari ahogó un grito y miró desesperada a sus hermanos y después toda su habitación como si buscase algo.
- No, no puede ser, es mentira, eso no puede ser, si fuese verdad yo lo recordaría, lo hubiese recordado antes ¿a que si?
- Temari - continuó Kankuro - Tu mente bloqueó todos los recuerdos, es una forma de protegerte.
- No, no es verdad, me estais gastando una broma.
- Sabes que es cierto, en el fondo de tu corazón lo sabes, los recuerdos están ahí, han estado tapados todos estos años pero están ahí, recuerdos de cosas de tu pasado que querías ignorar pero esas cosas no se ignoran, por más que quieras siempre permanecen en ti hasta que te atreves a enfrentarte a ellas, por más que la ignores no van a desaparecer.
Temari supo que tenía razón, todo estaba allí, en su mente, todo, de pronto lo veía con claridad, de pronto los recuerdos eran nítidos... todos, todos volvían, el miedo, el asco, la vergüenza... todo estaba allí; había intentado olvidarlos, ignorarlos, cubrirlos poniendo encima otros recuerdos, pensó que ignorándolos desaparecerían, que no sería reales, pero estaban allí, de nuevo estaban allí.
Gaara quiso llevarle un tranquilizante pero ella se negó. No, así no iba a solucionar nada, necesitaba hablar, necesitaba enfrentarse a esos recuerdos, contarlos, como si al hablar pudiese escupirlos.
Fue una noche larga y dolorosa para los tres hermanos, llena de recuerdos amargos y al final terminaron durmiéndose por agotamiento. Al sonar el despertador, Kankuro lo apagó rápidamente.
- ¿Ya es de día? - preguntó Gaara con voz cansada.
- Vuelve a dormir, lo necesitamos. Luego llamaré a Kushina y le pediré una cita.
- Pero el instituto...
- No, hoy no, hoy no vamos al instituto. Hoy necesitamos este día para nosotros, para hablar, para contarnos cosas.
- Supongo que tienes razón - reflexionó Gaara - Acuéstate tu también.
Kankuro así lo hizo y antes de quedarse dormido de nuevo pensó en lo bien que se lo había tomado Gaara, él siempre tuvo miedo a su reacción pero no, parecía tranquilo... quizás todo iba a ser más sencillo de lo que él temía, quizás sus hermanos no le necesitaban tanto como él pensaba.
...
El primero en despertarse en casa de los Nagashiyama fue Iruka y después de ducharse y vestirse se dispuso a preparar el desayuno para la familia: después de lo bien que se portaban con él y lo que le cuidaban era lo menos que podía hacer.
El siguiente fue el padre de Jisei. Le saludó, tomó un café rápido y se marchó.
De nuevo en soledad, Iruka repasaba su relación con Jisei, sobretodo porque aquella noche había tenido un sueño bastante caliente y se había despertado de una forma que él consideraba indecorosa para estar en casa de unos extraños y ahora no dejaba de darle vueltas. Estaba claro que esa chica era para él algo más que una alumna... ya no podía negárselo mas a si mismo, no era un cariño familiar, por ser la hermana de Kisuke o la hija de los Nagashiyama, tampoco era aprecio, estaba claro que sentía algo por ella, algo lo suficientemente fuerte como para que además le pasasen esas cosas porque además ¿tenía que soñar con ella? ¿no conocía él mas mujeres? A lo mejor era debido al celibato que últimamente se había impuesto, porque ya hacía... ¿cuanto hacía que no tenía sexo con ninguna mujer?... varios meses, la última vez que lo intentó fue con Anko y aquello no terminó bien.
La verdad es que no le apetecía tener sexo con ninguna mujer y eso si que era raro. Es que simplemente el pensar en intentar conquistar a alguien y todo eso pues como que no le motivaba. Sin embargo tuvo que soñar con esa pobre chica. Que bruto y que animal que era, pero eso no volvería a pasar, no tenía que volver a pasar. Si hubiese sido cualquier otra mujer se hubiese dicho a si mismo que eso le había pasado por pura necesidad biológica, un hombre de joven y sexualmente activo, pero es que no, es que era su alumna, una alumna ¿es que era un pervertido?
- ¿Que haces levantado tan temprano? - habló Kisuke - ¿Andas desvelado?
- Preparo el desayuno. Anda, siéntate que ya está listo.
- ¿Has preparado todo esto?
- Si, no sabía que os apetecía así que he preparado un poco de todo.
- ¿Y esto a que se debe?
- Tengo que agradecer vuestra amabilidad. Además no quiero sentirme un gorrón en vuestra casa.
- A mi me basta con que mi hermana no llore por tu culpa.
Iruka se giró y le miró directamente a los ojos.
- Nunca, nunca haría de llorar a Jisei.
- ¿Estás enamorado de ella?
- Siéntate y come - suspiró.
- Pero dime ¿Estás enamorado?
- Kisuke, yo nunca ofendería a tu familia. Tú, tus padres, Jisei, sois como mi familia.
- Lo se. Bueno creo que te conozco, en el fondo eres un tonto de lo bueno que eres y eso es lo que me preocupa, que te hayas enamorado de ella o que ella se haya enamorado de ti y tú, por no "ofender" a mi familia la rechaces. Es mi hermana, Iruka, no quiero que sufra, nunca me ha gustado verla llorar y aunque yo soy un poco bala loca a veces me sale el "instinto protector" de hermano mayor. Será porque yo no me porto muy bien con las chicas y no quiero que algún listo se porte igual con ella.
- Es irónico ¿no? Piensa que quizás las chicas con las que salen también tienen hermanos.
- No me cambies de tema que estamos hablando de ti, no de mí.
- ¿Y qué estamos hablando de mi? Te repito que yo no haría daño a tu hermana.
- Iruka ¿te gusta o no mi hermana?
- No se trata de que me guste o no, se trata de que es mi alumna.
- Entonces si que te gusta.
- Kisuke, Jisei es ya una mujer, es atractiva y yo tengo ojos en la cara y es mi amiga, me gusta estar con ella, con tu familia... no lo puedo evitar.
- O sea que te gusta. Bueno es que yo no la veo como una chica ¿me entiendes, no? Al principio, pensar que mi amigo pudiera ver a mi hermana como un posible ligue me parecía... aggg, me daba escalofríos, pero ¿sabes lo que le ha pasado a Akane?
- ¿Que le ha pasado?
- Por lo visto está embarazada.
- ¿Cómo? ¿Embarazada? No puede ser.
- Si, si puede ser. Mi madre se ha llevado un disgusto porque es casi como otra hermana, aunque hubo una época en la que no lo fue - pareció reflexionar durante unos instantes - El caso es que está embarazada y entonces recordé que hace unos dos años ella y yo jugamos durante una semana a que éramos novios.
Iruka le miró arqueando las cejas.
- ¿A que erais novios?
- Si, fuimos "novios" durante toda una semana. Ella venía mucho por casa, yo estaba bastante deprimido, tenía una novia, la misma novia desde que cumplí 14 años y de pronto fue y me abandonó y ella estaba aquí y... se nos ocurrió ese juego, jugaríamos a que éramos novios, así nos olvidaríamos de lo miserables que nos sentíamos. Fue muy divertido. Salíamos por ahí, íbamos a muchos sitios... hacíamos cosas de novios como cogernos de la mano y mirarnos con cara de tontos... nos reímos mucho.
- Espera, hace un par de años ella tendría ¿15 años? ¿Te liaste con una niña de 15 años?
- Ehhhh... no, me entró como una especie de moral, algo raro en mi, creo que porque siempre estaba por casa y era casi como una hermana que si no... supongo que por eso tengo miedo de que cualquier capullo se porte como yo y se aproveche de mi hermana.
- No me lo puedo creer de ti, Kisuke.
- El caso es que ahora está embarazada y me he dado cuenta de que si ella no es una niña pues mi hermana tampoco y luego he pensado que mi hermana sale con chicos y he llegado a la conclusión de que nadie mejor que tu. Tú le gustas Iruka y creo que no la tratarás mal.
- Te recuerdo que es mi alumna. Yo no puedo tener una relación sentimental con una alumna, si se llegase a saber me expulsarían del instituto.
- Siempre viendo lo negativo de todo, siempre.
Iruka permaneció en silencio recapacitando sobre lo que habían hablado. Realmente Kisuke le confundía y no sabía si veía bien que saliese con su hermana o no, suponía que se debatía entre "es mi hermana, ni la toques" y "es mi hermana, si la rechazas y llora por tu culpa, te mato" o algo así.
- Espera... - dijo de pronto - ¿A ti te gusta Akane?
- No le gusta Akane - contestó de improviso Jisei dirigiéndose a la mesa - ¿Quien ha preparado este desayuno? Apuesto a que ha sido Iruka.
- Buenos días, Jisei - le saludó Iruka algo apurado debido en parte a lo que había sucedió la noche anterior y en parte a que no sabía si habría escuchado parte de la conversación.
- Si, lo ha preparado Iruka. Anda, disfrútalo que lo ha hecho con mucho amor.
- ¡Que buena pinta! - se sentó al lado de su hermano - ¿Por qué hablabais de Akane?
- ¿Es cierto que está embarazada? - la interrogó Iruka.
- Si - respiró hondo - Es cierto.
- ¿Pero como puede ser? ¿Ella? ¿Precisamente ella? ¿Y el padre? ¿Ha sido capaz de dar la cara?
- Si, por eso no te preocupes. Es Shikamaru, ha dado la cara y todo lo que tiene que dar.
- Por dios... Akane... no me lo puedo creer ¿Y cómo se encuentra?
- Está como loca, te lo puedes imaginar.
- ¿Y Shikamaru es el padre? ¿Cómo ha podido ser si ellos... ? ¿Y que dice?
- La está cuidando con mucho cariño. Los padres de Akane la han echado de casa
- ¿Pero que van a hacer? Esto es una locura.
- Buenos días - saludó la madre - ¿Cómo no me habéis despertado? ¿Y este desayuno?
- Lo ha preparado Iruka, come mamá, verás que bueno está - contestó Jisei.
- ¿Por qué te has molestado?
- Es lo mínimo que puedo hacer, además si no hago nada me siento fatal, necesito sentirme útil.
- Es raro que te hayas quedado dormida - dijo Kisuke levantándose - Bueno, yo me marcho ya. Hasta la tarde.
- Hasta luego, Kisuke,
- Pórtate bien - le dijo en broma Jisei.
- Eso nunca, ya lo sabes, enana.
- ¿Cómo es que te has quedado hoy dormida? - preguntó Jisei a su madre - Mira que es raro en ti.
- Es porque he estado toda la noche dándole vueltas a lo de Akane - se quedó callada mirando a Iruka.
- Ya se lo he dicho, de todas formas iba a enterarse.
- Esta muchacha - suspiró la madre - No puedo dejar de pensar en ella, es que para mi Akane es de la familia, si es que la he tenido tantas veces en casa, la he dado de comer, la he dado consejos... ¿pero que le ha pasado?
- Cuando la veas no la regañes, mamá, ya tiene bastante con lo que tiene.
- No, claro que no la voy a regañar. Por muy... tonta que haya sido no se merece que sus padres la traten así. Ay, dios mio, si es que no dejo de pensar en ella... Oye Iruka ¿me acompañarías hoy a comprar?
- Claro que si, estoy deseando ser de utilidad.
- Es por no ir sola. Quiero ir a comprarle una batería de cocina.
- ¿Una batería? - se extrañó Jisei.
- Si, claro, cacerolas, sartenes y todo eso. Hablé con su madrastra y me dijo que alguien le iba a dar una cocina vieja pero necesitará algo donde cocinar. Será mi regalo adelantado por... el niño.
- ¿Pero no es un poco pronto? ¿De cuanto está? - intervino Iruka.
- Claro que es muy pronto, a lo mejor ni lo tiene, estaba muy delicada.
- Pues entonces lo guardaré para cuando tu te cases, eso siempre viene bien.
...
Como todos los días, Shikamaru se encontró con Chouji esperándole para ir juntos al instituto.
- ¿Hablaste ayer con Akane? - le preguntó Chouji después de andar unos metros.
- Si, si lo hice.
- ¿Y cómo estaba?
- Bien, La verdad es que estaba muy bien. Parecía la Akane de siempre, no paró de decirme lo que tenía que hacer y de organizarlo todo por teléfono.
- Entonces es que está mas animada.
- Eso parece.
- Cuanto me alegro. Oye, Shikamaru, yo... estoy muy preocupado.
- ¿Por Akane?
- No, bueno si pero no.
- ¿Por Ryuko?
- Tampoco, bueno debería estarlo porque sus padres no me soportan pero hay otra cosa, verás, ayer estuve en casa de Ino.
- ¿Y eso?
- Pues iba para mi casa y me llamó.
Shikamaru le miró frunciendo el ceño.
- ¿No me irás a decir que pasó algo entre vosotros?
- ¡No, no! ¡Cómo piensas algo así!
- No se, últimamente Ino está de lo mas rara y le encanta llamar la atención.
- ¡Por favor! ¿Cómo piensas eso de Ino?
- De ella no, de esa especie de monstruo que se le ha metido dentro y parece poseerla.
- Si que es cierto que está muy rara.
- Pero bueno ¿qué pasó?
- Me llamó porque estaba asustada. Se le está cayendo el pelo, pero mucho, se le cae a mechones, yo le pasé la mano por la cabeza y me quedé con ella llena de pelos, te lo juro.
Shikamaru suspiró.
- Me lo estaba imaginando. Ya sabes porqué es ¿verdad?
- Claro, es porque se alimenta muy mal.
- Y va a ir a peor.
- Ya lo se, ya lo se, por eso estoy preocupado ¿qué podemos hacer?
- ¿Y que vamos a hacer? Se le cae el pelo porque no come, nosotros no podemos hacer nada.
- Pero está hecha polvo, se encuentra fatal, no sabes como lloraba.
Shikamaru volvió a suspirar.
- Tendremos que hablar con Naruto, él tiene a su madre, ella será de más utilidad que nosotros. A nosotros no nos va a querer escuchar y cuanto más le digamos será peor. Mira Chouji, aunque nos duela nosotros no sabemos manejar este tema, quizás si nos metemos lo estropeemos todo más, por mucho que nos duela no podemos hacer nada.
- Pero es que me da mucha pena, no soporto verla así.
- Ya lo se, ya lo se ¿crees que a mi no me preocupa? Mira, animate, lo que tenemos que hacer es decírselo a Naruto y alegra esa cara que mira, ahí está Ryuko y como te vea así se va a preocupar y terminará pensando cualquier cosa.
Se juntaron con Ryuko y unos metros más adelante con Jisei. Las dos chicas comenzaron a andar juntas unos pasos por delante de ellos.
- ¿Se puede saber a que viene esa cara tan mohína y esa aura?
- Es que estoy muy angustiada.
- Tu y tus angustias, tu siempre estas angustiada, mejor cuéntame algo nuevo.
- Ay es que no lo puedo evitar.
- ¿Y ahora que es lo que te angustia?
- Pues todo, todo.
- Te tengo dicho que dejes a Akane en manos de Shikamaru, confía en él.
- ¿Cómo voy a confiar en él si no sabe cuidarse a si mismo?
- ¿Y que hacemos si no? Ay, no me seas tan agonías, por favor.
- Pero es que además las cosas ya no van a ser iguales. Ya no podrá salir con nosotras porque tendrá que cuidar a su bebé y tu vas a empezar a salir con Iruka y...
- ¡Pero que penas que eres! Las cosas cambian, la vida cambia, nunca va a ser todo igual y tenemos que adaptarnos a los nuevos cambios, además ¿quien te ha dicho que yo voy a salir con Iruka? Solo voy a ir al cine un día y en plan de amigos.
- Ya, pero al final terminarás saliendo con él ¿y que vais a hacer? Porque claro, él no va a salir con nosotros, no va a querer salir con sus alumnos, que es que somos sus alumnos y nos debe ver como a críos.
- Ah ¿Que estás insinuando?
- Pues que ya no saldrás más con nosotros.
- En el hipotético caso de que saliese con Iruka quieres decir ¿que yo saldría con los profesores?
- Bueno... no, tampoco es buen plan.
- ¿Ves como piensas demasiado y te ahogas en un vaso de agua? Además tu tienes a Chouji.
- Si pero... antes - bajó la voz - Le he oído hablar con Shikamaru algo de Ino.
- ¿Y?
- Es que Ino es muy amiga suya y últimamente está mucho con él.
- Porque es su amiga. Ay Ryuko que tu te estás poniendo celosa ¿es eso?
- Es que Ino es tan guapa y tiene ese cuerpazo y yo...
- ¡Que paciencia tengo que tener contigo! ¡Que paciencia! Claro que todo esto te pasa por culpa de tus padres y esas cosas que te han metido en la cabeza, que si no vales nada, que si Chouji solo va a aprovecharse de ti...
- Chicas - las interrumpió Chouji - Shikamaru nos invita a ir a su pueblo este fin de semana ¿Qué os parece?
- Tengo que ir a ver a Akane ¿No os apetece venir? Se llevaría una gran alegría.
- Ay que rabia - contestó Jisei - Pero es que... - comenzó a pensar en la posibilidad de decirle a Iruka que cambiaran el día para ir al cine.
- ¿Y tu Ryuko?
- A mi mis padres no me van a dejar.
- Preguntales antes.
- No. No me van a dejar, ya lo se, nunca me dejan a no ser que sea alguna fecha especial.
- Pues si Ryuko no va yo tampoco puedo, Shika - habló Chouji - ¿Lo entiendes, verdad?
- Si hombre si, lo entiendo y no hay problema.
Al entrar en el instituto, Shikamaru fue prácticamente abordado por Naruto.
- Me ha dicho Minako que le ha dicho Chiharu que mañana vas a tu pueblo a ver a Akane y que Chiharu va a ir contigo porque tus padres no van a ir y Chiharu le ha dicho a Minako que ella también puede ir ¿es cierto?
- Ahhhhhhh, mendokusei - habló con su habitual tono de aburrimiento - Habla mas despacio y te entenderé.
- Que dice Minako que tus padres le han dicho a Chiharu que puede invitarla a pasar el fin de semana a tu pueblo.
- Pues si ella lo ha dicho, así será.
- ¿Seguro?
- Pues supongo que si.
- Pero es que, mi padre va a decir que yo acompañe a Minako y no es porque no se fíe de ti, es porque no se fía de ellas juntas y de como se vayan a portar ¡dattebayo!
- ¿Y cual es el problema?
- Que de pronto he pensado que si voy yo a lo mejor podría ir también Ino, Ino es muy amiga tuya ¿verdad que si?
- Ino siempre que quiera puede venir a mi pueblo.
- Es que estaba pensando que un par de días en tu pueblo a lo mejor la vienen bien.
Shikamaru pareció recapacitar.
- ¡Eh, Nara! - se oyó la voz fría de Sasuke.
- Vale, el que faltaba - se quejó Shikamaru - Mira Naruto, creo que tienes razón pero antes habla con Chouji, tiene algo que decirte.
- ¿A mi?
- Si, a ti ¿verdad, Chouji?
- Si, si y es muy importante, vamos a clase y te lo cuento.
- ¿Qué problema tienes, Nara? - Sasuke se había acercado a él.
- Yo ninguno ¿cual es el tuyo, Uchiha?
- ¿No estabas saliendo con Akane?
- Mi vida personal no te incumbe - Shikamaru echó a andar.
- ¿Y por qué, si sales con Akane, ayer besaste a Sakura? - Shikamaru se detuvo y se giró a mirarle.
- Eso a ti tampoco te importa.
- ¿Tan poco respetas a Akane?
- ¿Y tu por qué te preocupas tanto por ella?
- Creo que se merece un respeto.
- ¿Tu me hablas a mi de respeto, Uchiha?
- ¿Por qué besaste a Sakura?
- Pregúntale a ella - volvió a girarse y reanudó el paso mientras se preguntaba que demonios le pasaba ahora a ese chico.
Al entrar en clase fue derecho a hablar con Shino que parecía estar esperándole.
- ¿Hablaste ayer con Akane?
- Si y está mucho mejor.
- ¿En serio?
- Parecía de nuevo ella, ya sabes, con su energía y su manía de organizarlo todo. Ah, que no se me olvide que esta tarde tengo que decir un montón de cosas que me mandó, si se me olvida me lo recuerdas. Pero lo que quería decirte es que mañana, cuando termine el instituto voy a ir al pueblo, voy a ir en tren y he pensado que a lo mejor querrías venir, se pondrá muy contenta de verte y ahora es la época de la berrida y es un espectáculo muy bonito.
- Si - contestó sin ninguna expresión, como siempre hablaba él - Me parece buena idea, iré.
- Estupendo, bueno, voy a mi sitio.
- Oye, Nara.
- Dime.
- ¿Puedo invitar a alguien? Quiero decir ¿En tu pueblo hay un hotel, un hostal o algo así?
- Pues hay una pensión.
- Estupendo. Entonces, si no te importa, voy a pedirle a una persona que venga.
- Ah, bien. Llamaré para reservar las habitaciones.
- Con una nos vale - añadió escuetamente.
- Ah... bueno.
...
Sakura había visto a Chouji y Naruto, un poco apartados de todos, hablar. No sabía exactamente porqué pero algo le dijo que era importante y grave, quizás el gesto en sus rostros o la actitud, sea por lo que fuera, ella se acercó y entonces Chouji le puso al día de lo que le sucedía a Ino.
Sakura no podía evitarlo, intentaba no llorar pero las lágrimas se escurrían solas entre sus párpados.
- Ya ha empezado - murmuró Naruto - ¿Sabes porqué es eso?
- Porque no come ¿verdad? ¿Y ella se ha dado cuenta?
- ¡Cómo no va a darse cuenta! - contestó Chouji -Claro que si, es ella quien me lo ha dicho. Estaba llorando y muy abatida.
- No me extraña - afirmó Naruto.
- ¿Y que podemos hacer?
- Su precioso pelo... - comentaba Naruto con tono entristecido - Y luego se le pondrán los labios como morados y los dedos y siempre tendrá mucho frío... es horrible ¿Cómo puede hacerse eso a ella misma?
- Tenemos que hacer algo, no podemos dejar que... - empezó a hablar Chouji.
- Ya lo se, ya lo se... Pero necesitamos que ella misma quiera ayudarse. Bueno, ahora no te angusties, Sakura.
- ¿Cómo no voy a angustiarme? Es mi amiga y la quiero mucho y no quiero perderla, Naruto, no quiero perderla - Sakura rompió a llorar desesperada.
- Venga Sakura, no llores. Ya verás que algo se me ocurrirá. Lo que necesito es estar más cerca de ella.
- ¿Qué quieres decir?
- Solo soy su amigo y me va a decir que no tengo derecho a nada... si al menos fuese su novio.
- Pero...
- Son reflexiones mías, cosas que pienso.
- ¿Querrías ser su novio? - se interesó Chouji.
- Quiero ayudarla. He visto demasiadas chicas ir consumiéndose hasta... algunas... Acompañaba a mi madre al hospital y me sentaba con ellas a la hora de la comida, mi madre decía que tenía que tratarlas con normalidad... no te puedes imaginar lo que era verlas frente a la comida, la miraban como si fuera veneno, las veía comer cada trozo de comida como si... No voy a permitir que Ino termine así, no, Ino no, ella es inteligente, divertida y guapa, no voy a dejar que Ana la destruya, no.
- Pero nosotros no podemos hacer nada ¿que vamos a hacer?
- Cuento con la ayuda de mi madre y mi insistencia. Si digo que le voy a quitar esas ideas de la cabeza es que lo haré. Y ahora voy a ver si quiere venir el fin de semana conmigo al pueblo de Shikamaru- sonrió todo lo alegre que pudo.
Sakura le vio marcharse con cierta melancolía. Naruto era el chico mas asombroso que conocía, nunca se rendía ante nada, durante años estuvo detrás de ella insistiendo en que tenían que ser novios porque estaba enamorado y no solo es que se lo dijese a ella, es que lo gritaba. Siempre decía que Sasuke no se la quitaría... y que tonta era ella de no ver lo estupendo que era y ahora hasta le daba algo de pena ver que ya no era así, claro que todo había sido por su culpa, ella fue quien le apartó así que no podía quejarse. Pero no tenía envidia, no, porque no podía esperar a nadie mejor para que se ocupase de Ino ¿Le gustaría Ino de verdad? Casi podía decir que si pues eso era estupendo porque Naruto era una gran persona y era la que su querida amiga se merecía.
Fue a los aseos a lavarse la cara. Se miró al espejo y se dijo a si misma que debía animarse y no dejarse alarmar tanto, a fin de cuentas había muchas personas que querían ayudar a Ino, seguro que entre todos lo lograrían.
Entró en clase intentando aparentar tranquilidad. Fue a su asiento y comenzó a sacar sus cosas.
- ¿Te pasa algo, pelirrosa? - oyó a Sasori preguntando.
- No, nada ¿Tenía que pasarme algo?
- No - contestó sin mirarla a penas y se dirigió a su sitio.
- ¿Desde cuando te preocupas por esa? - le interrogó Deidara.
- Desde nunca.
Mientras, en el aula de 2-1, Hinata, no dejaba de mirar la puerta con cierta preocupación. Era extraño, ni Temari, ni Gaara habían llegado aún... si que era extraño ¿Les habría pasado algo?
- ¿Que te pasa, princesa? - dijo en tono burlón Ukon - ¿No ha venido hoy tu calcamonía? ¿Estás solita?
- Déjame Ukon - habló algo asustada. Ese chico siempre conseguía ponerla muy nerviosa con esa mirada y esa sonrisa asquerosa.
- Si quieres hoy soy yo tu guardaespaldas.
- Déjala en paz, Ukon - habló Juugo que acababa de entrar - Ve a tu asiento, no queremos problemas, luego siempre dicen que somos nosotros los que iniciamos todo.
Ukon le miró despectivo pero se marchó. Hinata miró a Juugo que, sin tan siquiera mirarla, se marchó a su asiento y ella volvió a fijar su mirada en la puerta.