martes, 19 de agosto de 2014

49. Las citas de todos (2ª parte)

Shikamaru guió a sus amigos hasta las afueras de la ciudad, un lugar alejado de las luces de la ciudad donde las estrellas parecían brillar con más fuerza.
- Es un lugar precioso - comentó Ryuko.
- Dije que encontraría el mejor lugar - contestó Shikamaru.
Una mirada y un leve movimiento de ojos le sirvió a Chouji para entender a su amigo. Se acercó a Kiba.
- Shikamaru quiere que nos piremos - le dijo en voz baja.
- ¿Y dónde vamos?
- Creo que eso le da igual... un poco más allá.
- Pero si les dejamos solos... ¡Ah!¡Ah!¡Ah! ¡Ya entiendo!
Ten-Ten se imaginaba lo que hablaban los chicos. Bueno ella tenía que hacer algo, porque aquella era una oportunidad estupenda para que Akane y Shikamaru hicieran las paces, no estaban discutiendo, habían estado muy bien durante la cena, se habían dado hasta piquitos... ahora él les había llevado a un lugar increible, ella estaba todavía como atontada... Quizás es que ella era algo romanticona y las locuras de Sumire cuando decía que ambos se amaban en el fondo le parecían encantadora, no lo sabía, pero ya que Akane era tan lianta que siempre organizaba la vida de los demás... pues a ver como se las apaña ahora. Claro, y luego estaban Chouji y Ryuko, a estos si que había que dejarlos solos a ver si se dejaban llevar por ese ambiente de una vez y se dedicaban a algo... Y de paso, ella se quedaría a solas con Kiba, que siempre era algo muy estimulante.
- Kiba, tengo que pedirte un favor - le susurró como si fuera un secreto.
- ¿Que te pasa?
- Me siento algo incómoda aquí con estas parejitas ¿podrías acompañarme a mi casa? Me da miedo volver sola.
- ¿Por qué?
- ¿Por qué va a ser? Pues una chica sola a estas horas por un sitio así...
- No, digo que por qué te sientes incomóda?
- ¿Pues no ves como está el ambiente? ¿No crees que molestamos?
- ¡Ah!... ¡Si eso es lo que yo estaba pensando!... Esto... chicos... que digo yo que mañana hay que ir al insti, nosotros nos abrimos.
- ¿Ya os vais? - preguntó Akane.
- Si, vamos dando un paseo ¿verdad Kiba?
- Teneis razón - confirmó Chouji - Nosotros nos vamos a ir enseguida tambien.
- Bueno pues nosotros nos vamos ya... Que os vaya bien - Kiba guiñó un ojo a los dos chicos sin mucho disimulo.
Gaara miraba a Hinata suspirar mirando el cielo. Se había quedado a solas. Temari y Neji se habían quedado rezagados en el paseo y al final los habían perdido.
- ¿Has deseado que Naruto se fije en tí? - se atrevió con gran esfuerzo a preguntar Gaara.
- He pedido tener valor para atreverme a decir lo que siento.
- Seguro que lo consigues.
- ¿Tu crees? Yo... me da mucha verguenza y nunca se como hacerlo.
- No deberías tener verguenza, eres...
- ¿Si, Gaara-kun? ¿Que soy? - HInate miró interrogativa a Gaara con aquellos enormes ojos brillando y Gaara sintió como si le encongiesen en estómago.
- Naruto sería muy tonto si...
- Yo solo quiero hablar con él, no espero nada más, solo decir lo que tengo guardado.
- Pues será muy tonto si no te escuchase.
- ¿Tu crees? Me da tanto apuro.
"Tonto" pensaba Gaara "Yo si que soy tonto, estúpido soñador... si nunca se va a dar cuenta de nada ¿por qué cada día estoy mas colgado por ella? ¿que tienen esos ojos que no los puedo alejar de mi mente? ¿por qué he tenido que descubrir estos sentimientos? se estaba mejor cuando no sentía... ¿se puede ser más tonto que yo?"
Lee había subido a la colina con Shiho, esta, parecía ensimismada mirando por su telescopio y tomando notas. El miraba las estrellas ensimismado en sus pensamientos.
"No me voy a rendir, no me voy a rendir, se que lo conseguiré, no importa las veces que caiga, mientras tenga una posibilidad, pr que peque que sea, seguiré levantándome. Se que si no me rindo lo conseguiré"
- ¡Eh! ¡Rock Lee! ¿Te encuentras bien?
- ¿Que pasa? ¿Ha pasado algo?
- No hace falta que te quedes a acompañarme, tus amigos te estarán esperando.
- ¿MIs amigos? Pues no creo ni que me hechen de menos.
- ¿Estás seguro? Anda y ve con ellos.
- ¡No! Me quedaré aquí y te protegeré.
- Muchas gracias pero no veo de que me vas a proteger.
- Siempre hay peligros, el mal nunca descansa.
- Como quieras "Llanero Solitario" ¿Te interesan las estrellas?
- ¿Por qué estás sola en un dia como hoy?
- ¿Por qué estás tu solo? Di ¿te interesan? Anda mira por el telescopio verás que maravilla.
Lee miró y no tardó en exclamar de forma pomposa...
- ¡Es increible! ¡Que bien se ven!
- ¿A que sí? Es un telescopio muy potente, no lo parece pero tiene un objetivo de... bueno... muy bueno.
- ¿Qué es eso?
- A ver... déjame... Eso es Marte ¿No es precioso?
- Si que lo es... Enséñame más.
- Mira... Venus... ¿Quieres ver a Orihime y HIkoboshi? Son los protagonistas de este dia.
Lee empezó a encontrar aquello de mirar por el telescopio algo realmente apasionante, tanto que enseguida olvidó que había dejado en la noria a Sakura con Naruto y a todos los demás.
Temari no quería hablar, no quería tener que dar explicaciones de ningún tipo, se apoyó en una árbol del solitario parque donde habían terminado ella y Neji y se cruzó de brazos. No quería pero era consciente de que debía hacerlo, ella no era una cobarde que diera la espalda a sus problemas, nunca lo había hecho y no iba a empezar ahora.
- Lo siento - dijo finalmente.
- No pasa nada - contestó Neji, en cuyo rostro no parecía reflejarse ningún tipo de asombro o desilusión.
- Si para Neji, si pasa.
- No ha pasado nada Temari, por lo tanto no tienes que explicarme nada.
Temari suspiró. Hablar con Neji era dificil, tenia que buscar la forma de explicarle las cosas, el problema era que raras veces el rostro de Neji expresaba lo que sentía y así era muy dificil saber si se lo estaba tomando bien o mal.
- ¿No te sientes ofendido, Neji?
- ¿Por qué iba a estar ofendido?
- ¿Decepcionado?
- ¿Crees que estoy decepcionado? ¿Piensas que lo que buscaba era...
- No, no es eso - le interrumpió Temari sin dejarle terminar - Pero la verdad es que parecía que...
- ¿Crees que es lo único que me interesa de ti?
- ¡No! No es eso. Neji yo te he utilizado. Te utilicé aquella vez y he estado a punto de hacerlo otra vez.
- ¿Me has utilizado?
- ¡Si! - Temari parecía empezar a alterarse - Te utilicé, es así, me aproveché de ti.
- No te entiendo.
- ¡No hay mucho que entender! Te utilicé porque... por... ¡no lo sé! Pero te utilicé eso es seguro y esta vez no lo he hecho porque me da miedo volver a pensar que estoy embarazada otra vez, solo por eso.
- No me estás escuchando Temari, lo que no entinendo es porqué crees que soy tan tonto de dejarme utilizar.
- No es que crea que seas tonto... ¡No me entiendes!
- ¡Espera! ¿Te quedaste embarazada?
Temari iba a contestar cuando al ver el rostro repentinamente desencajado de Neji se quedó sin saber que decir.
- ¿Te quedaste embarazada de mi?
- ¡No, no!... no me quedé embarazada.
- Temari no me mientas.
- ¡No me quedé embarazada! Pero podía haberme quedado... Lo pensé, fue horrible, pasé unas semanas horrorosas, casi las peores de mi vida.
- ¿Semanas? ¿Creiste estar embarazada de mi durante semanas?
- Ah, Neji, no me mires así, cuando se hacen ciertas cosas hay bastantes posibilidades de que ocurra y nosotros no tuvimos precauciones.
- ¿Y por qué no me lo dijiste?
- ¿Que querías que te dijera? ¿Que creía estar a punto de arruinarte la vida?
- ¿Y si hubieras estado embarazada? ¿Me lo hubieras dicho?
- Pues mira, no lo se... no se que hubiera hecho.
- ¿No hubieras contado conmigo? ¿Por qué no me lo dijiste? Te podría haber ayudado.
- ¿A qué? ¿Que me ibas a solucionar?
- Hombre creo que siendo el padre algo tendría que decir.
- ¿Decir de que?
- ¿Ibas a encargarte tu sola?
- ¡No sé lo que iba a hacer! No me lies, eso ya pasó, no había embarazo, no vale la pena que ahora me reproches nada. Pasó porque fue una egoista irresponsable y solo pensé en sentirme bien un momento pero ya he aprendido la lección.
Neji guardó silencio unos minutos, parecía estar ordenando todos aquellos datos en su cerebro.
- Temari ¿De que estás huyendo?
- ¿Que?
- Estás huyendo de algo, no soy tan tonto como para no darme cuenta ¿Qué es lo que tanto miedo te da? ¿Por qué necesitaste utlizarme?
Por primera vez en su vida Temari sintió miedo de enfrentarse a la mirada de otra persona, a esos ojos que la miraban interrogativos esperando una respuesta.
- Yo no quiero hacerte daño Neji, tu me gustas, eres un chico estupendo y no te mereces que te utilice nadie.
- Dime la verdad.
- Es todo muy complicado.
- ¿Sigues enamorada de Shikamaru? ¿Es eso? ¿Me utilizaste a mi como sustituto?
- ¡No! Yo es que... he perdido el control de mi vida.
- No me contestes, prefiero no saberlo. Una vez te lo dije, no pretendo ser el primer hombre en tu vida pero si deseo ser el último. Lo que si quiero es que sepas que tu me importas, y me importan las cosas que te pasen... no me gusta pensar que estuvieste sola pensando que iba a ser de tu vida, que no constases conmigo, no como parte implicada sino como amigo.
Era inútil, Temari acaba de asumirlo, era totalmente inúil hablar con Neji, él tenía sus ideas, todas cuadriculadas y apiladas perfectamente en su cerebro y cualquier otra que no fuese perfectamente cuadrada y pudiese apilar no tenía cabida.
- Lo siento, Temari - dijo con una voz muy baja.
- ¿Ahora por qué dices eso?
- Siento no saber darte la confianza suficiente para que confies en mi. Siento no haberme dado cuenta de nada, no observar tus cambios de humor para deducir que estabas nerviosa. Siento ser tan poco detallista. Siento no darme cuenta de que necesitas desahogarte porque algo te pasa y...
¿Que era aquella mirada que veía en Neji? Era algo que la confundía y la llenaba de desasosiego. Sentía ganas de llorar, de gritar con todas sus fuerzas... Itachi... Neji... ¿Que le pasaba? ¿Es que ella solo servía para hacer daño? Antes de que tuviera tiempo de reaccionar se vió rodeada por los brazos de Neji que la apretaba fuertemente contra él.
- No tengas miedo, estoy aqui contigo - le oyó susurrar - Y esperaré lo que haga falta.
- No lo entiendes Neji... tu no me conoces, si me conocieras te decepcionarías mucho.
- Estupendo, así entonces podré odiarte a ti y no a mi mismo por ser tan estúpido de no darme cuenta de nada.
Una enorme tensión parecía acumularse en sus sienes, Temari sentía que iban a estallarle.
- Soy mala - dijo de pronto con un tono de voz entristecida - Temari es mala, egoista y caprichosa.
Neji notó aquel cambio de voz y la soltó para mirarla, ella cabizbaja desvió su vista al suelo.
- ¿Eres mala, Temari?
- Soy mala - repitió con ese tono de voz apagada - Mala, mala. No sirvo para nada, solo doy trabajo y preocupaciones.
Neji comenzó a alarmarse. Temari se sentó en el suelo, se abrazó a sus rodillas y comenzó a balancearse hacia delante y atrás como si estuviese en una mecedora.
- ¿Por qué eres mala Temari? - dijo todo lo suavente que pudo mientras se sentaba a su lado.
- Temari tiene que ser buena, Temari va a ser buena. Temari no mires a Gaara a los ojos... los ojos de Gaara me dan miedo... Gaara me da miedo, él me mira raro, me odia, yo lo se... tengo que esconderme de él y de papá... tengo que esconderme de papá... papá me da mas miedo aun que Gaara... dice que me parezco a mamá... no... no quiero... tengo que esconderme de papá.
Temari se llevó las manos a la cara tapándosela mientras el balanceo se hacía mas pronunciado y comenzaba a oirse un sollozo ahogado. Neji era incapaz de hablar, aquella escena le impresionaba, no podía creer lo que veía y lo que oía ¿Que le pasaba a Temari? En esos momentos no era Temari, era una niña pequeña y asustada.
- Nadie me va a querer nunca porque soy egoista... tengo las manos sucias y me huelen raro... me las he lavado pero siguen oliendo raro... ¿que has hecho Temari?
Neji ya no podía más, sentía una mezcla de pena, dolor e impotencia creciendo dentro de él. Temari no parecía estar allí, era como si su mente se hubiese ido a otro lugar, eso no podía ser normal. El sabía que la infancia de Temari había sido muy dura, había perdido a su madre siendo un bebé y su padre era un ezquizofrénico pero aquello superaba los límites de lo que él imaginaba. Abrazó a Temari y la estrechó muy fuerte contra él, sobretodo porque quería que dejase aquel macabro balanceo.
- Ya está Temari - susurró - Ya está, ya ha pasado todo, yo estoy contigo.
Nada más ver bajar de la noria a Naruto y Sakura, Sasuke supo que pasaba algo. Sakura esta muy nerviosa e intentaba disimular de forma torpe y Naruto extrañamente silencioso y hasta parecía apurado. Sin embargo Ino bajaba muy contenta, Suigetsu pasaba el brazo por sus hombros y ambos parecían entenderse muy bien. Sakura lanzó una mirada ferez a su amiga, le molestaba, le molestaba mucho su forma de comportarse.
- ¿Ahora dónde vamos? - propuso Suigetsu.
- Nosotras vamos por otro camino - habló con rapidez Sakura - Venga Ino que tenemos que ir a "eso"
- ¿A eso?
- Si, a eso, venga, no te hagas la tonta. Vamos Naruto.
- ¿Y el cejotas? - preguntó con tono desanimado Naruto.
- Se fue a dar una vuelta con una chica con gafas - respondió Juugo.
- ¿Una chica con gafas? ¿Akane?
- No, no era esa, era otra. Llevaba un telescopio, creo que dijeron que iban a la colina.
- Vale, voy a ver si le encuentro.
Sasuke y Sakura se quedaron mirando extrañados como Naruto, cabizbajo se alejaba si tan siquiera decir adios. Sakura cogió de la muñeca a Ino.
- Venga Ino, tenemos que irnos.
- Podeis venir con nostros ¿verdad Sasuke? - comentó Suigetsu.
- ¿Y a ti que te pasa? - gritó de pronto Sakura - ¿Es que teneis que pedir permiso a Sasuke para todo? - Todos miraron a Sakura realmente asombrados - Lo siento, no debí gritar... venga Ino, vamos.
Ino no sabía a que "eso" se refería Sakura pero estaba claro que algo le pasaba y ella podía ser una chica que parecía superficial, superflua o coqueta pero sobretodo era amiga de sus amigas.
- Si, venga vamos. Me llamas ¿vale Suigetsu?
- No lo dudes.
- Sakura - interrumpió Sasuke - ¿Pasa algo?
- No, no pasa nada ¿que iba a pasar?
- No se, te noto extraña.
- Pues no pasa nada... Mañana nos vemos... Hasta mañana.
Sasuke se quedó un rato bastante preocupado, algo pasaba seguro y a él se preocupaba ¿significaba eso que le preocupaba Sakura?
- Bueno dime que te pasa Sakura - apremió Ino en cuanto vió que ya estaban lejos del grupo de Sasuke.
- Nada.
- No, si te pasa algo, te lo noto ¿Que te ha pasado?
- No es nada.
- Si es... Vamos Sakura, somos amigas ¿por qué nunca me cuentas lo que te pasa? siempre tengo que estar sonsacándote... ¿Ha sido por ver a Sasuke con Karin? ¿Ha pasado algo con Naruto en la noria?
- Ya que hablas de no contar nada ¿Y a ti que te pasa?
- ¿A que viene eso ahora?
- Viene a lo que viene, Ino, se que te pasa algo y tampoco tú me lo quieres contar.
- No se a lo que te refieres. Yo solo estaba divirtiendome con Suigetsu ¿sabes que es un chico muy simpático?
- ¡No me refiero a Suigetsu! ¡Me refiero a tí!
- ¿A mi?
- ¡Si, a ti! ¿Que te pasa?
- ¿Qué me pasa de qué?
- Ino... hace un tiempo que no eres la misma, has cambiado.
- ¿Que he cambiado?
- Ino, si tienes algún problema puedes contármelo.
- Pero es que no tengo ningún problema.
- No te voy a juzgar, te lo juro, pero por favor, somos amigas, comparte tus problemas conmigo.
- Realmente no se a lo que te refieres.
- Ay, Ino... yo te quiero ayudar, haré lo que sea para ayudarte.
- Pero es que no sé de lo que hablas ¿Es que hay algo en mi que te molesta? Habla claro, por favor.
- ¿De verdad quieres que hable claro?
- Si, eso es lo que quiero.
- Esta bien, pues hablaré claro, tu lo has querido... pasa que... que... te noto distinta.
- ¿Distinta?
- Si ¿Sabes a lo que me recuerdas?
- No, no lo se, me estás volviendo loca, no se a lo que te recuerdo.
- Me recuerdas a hace un par de años cuando te dió esa manía de querer adelgazar y dejaste de comer.
Ino se quedó clavada en el sitio sin saber que decir.
- ¿Crees que he recaido? ¿Es eso? ¿Crees que ha vuelto a dejar de comer? ¿Y en que te basas para decir algo así, eh?
Ahora Sakura no sabía como salir del atolladero donde se había metido, se arrepentía de ser tan bocazas, tenía que haber sido mas sutil. Se mordía el labio inferior y miraba nerviosa a su amiga.
- Es que... has perdido peso y yo...
- ¡Vale! He perdido peso ¿Es que una no tiene derecho a perder peso? ¿Es que cada vez que adelgace un poco me vas a hechar en cara que una vez dejé de comer? ¿Tan tonta me crees para volver a hacerlo?
Ino parecía muy molesta y Sakura se sentía cada vez peor.
- Lo siento, Ino, es que me preocupo por tí.
- ¿Que pasa? ¿Que me consideras una anorexica?
- No es eso Ino, lo siento.
- Pues que sepas que no soy tan tonta. Claro que como.
- Pero comes muy poco, yo te he visto.
- Como sano y adecuadamente. Solamente he limitado un poco las grasas y los hidratos.
- Entonces ¿es verdad que estas a dieta?
- ¡Pues claro que si! Es dificil mantener este tipo, en cuanto me descuido los malditos kilos se me pegan a la cintura.
Sakura se sentía cada vez peor. Ahora Ino se habría enfadado con ella y seguro que la confianza que tenía en ella se había visto amenazada. De pronto de se ocurrió. Fue una idea rápida que apareció de improviso.
- Ino yo... Te comprendo... siento haberte hablado así... en realidad yo... ¿Tu me ayudarías a mi a perder peso?
- ¿Es que quieres perder peso?
- Bueno es que yo... querría perder un par de kilos y pensé que si hacíamos dieta tu y yo juntas sería mas... divertido.
La idea de Sakura era, de alguna forma, formar parte de la rutina de Ino, quizás con la excusa de hacer dieta juntas ella podría vigilar que de veras comiera lo apropiado.
- Las dos juntas nos apoyaremos mutuamente y nos daremos ánimos - concluyó casi con miedo.
- ¡Es genial! - dijo de pronto sonriendo Ino - ¡Si! ¡Será fantástico! Mira, tengo una dieta perfecta, mañana la llevo al instituto ¿Y sabes lo que podemos hacer tambien? ¡Ir al gimnasio!
- ¿Al gimnasio?
- Si... anda, apúntatate conmigo ¿quieres? Mañana mismo voy a ir a preguntar. Venga, será divertido ir juntas.
Aliviada porque parecía haber controlado la situación, Sakura prosiguió su camino escuchando a Ino hacer un montón de planes. Estaba tan aliviada que la verguenza que había pasado por besar a Naruto en la noria ahora le parecía una mera anecdota.
Caminaban en silencio porque ninguno sabía que decir. No es que fuera una situación violenta pero si inusual o al menos a ellos se lo parecía. Un profesor paseando al lado de su alumna, muy normal no era. Sin embargo Jisei se sentía muy agusto, para ella en esos momentos Iruka no era su profesor, era simplemente un amigo, le miraba y aunque intentaba ver en él a su profesor la imagen de un hombre joven y que a ella le resultaba muy atractivo se anteponía.
Algo parecido se sucedía a Iruka, además por un día que dejase de estar pensando que Jisei era su alumna tampoco iba a pasar nada, estaban dando un paseo, un simple paseo ¿es que eso tenía algo de malo? y él tenía que relajarse un poco, toda esa tensión se le empezaba a acumular en las cervicales.
- Creo que debería ir para mi casa - habló con voz suave Jisei.
- Aún es pronto ¿no?
- Pero mañana hay clases y hay que madrugar. Debes estás en forma para tus clases.
- Vaya... me has recordado lo que ya había olvidado. Supongo que tienes razón. Bueno podemos pasear hacia tu casa.
- Pero está lejos de aquí y tu coche...
- ¿Acaso piensas que voy a dejarte ir sola? Además cuanto más lejos mejor, el paseo es agradable, tal vez porque la compañía también lo es.
Jisei creía que su casa estaba alejada pero ahora que habían llegado al portal le parecía que estaba demasiado cerca. Habían estado hablando de anécdotas, Iruka contaba situaciones divertidas que se producían entre los profesores y Jisei las locuras de sus compañeros, pero no lo hacían como un profesor hablando de otros profesores o una alumna de otros alumnos, no, simplemente hablaban de sus amigos y conocidos.
- Bueno, ya hemos llegado - dijo Iruka.
- ¿Por qué no subes a tomar un café? - propuso Jisei - Después de acompañarme hasta aquí es lo menos que puedo ofrecerte.
- ¿Y tus padres?
- Estarán durmiendo.
- Por eso lo digo, por no despertarles.
- No vamos a hacer tanto ruido, además quizás ni hayan llegado aún. Mi madre se enfadará conmigo si se entera de que me has acompañado y ni te he ofrecido una copa o algo.
- Eso es cierto - dijo sonriendo - Tu madre es muy detallista.
- Pues venga, sube conmigo.
No iba a negarse Iruka, estaba demasiado cómodo como para querer que ya acabase la velada. Entraron tratando de no hacer ruido, toda la casa estaba a oscuras, Jisei cogió de la mano a Iruka para guiarle hasta la cocina, allí, encendió la luz.
- Pasa - dijo en voz baja - Voy a ver si están durmiendo.
Jisei se marchó e Iruka cogió la cafetera, tenía ya más que confianza con esa familia y no era la primera vez aque él mismo se preparaba el café. Cuando estaba allí siempre tenia la sensación de formar parte de ellos, de ser uno más.
- No hay nadie - habló Jisei en voz alta desde algún punto de la casa - No han regresado, ni mis padres, ni Kisuke.
- No sé porqué no me extraña.
- Bueno pues entonces ya no tenemos porqué hablar en un susurro y quedarnos en la cocina, vamos al comedor, estaremos más cómodos.
- Espérame allí, enseguida llevo los cafés. El tuyo con leche como siempre ¿verdad?
- Si, sa sabes.
Cuando Iruka llegó al comedor con los cafés Jisei estaba sentada en el sofá, había encendido un apique de la pared que daba una tenue luz y puesto un disco de música.
- Ya estoy aquí. Creo que quema, ten cuidado - dijo mientras se sentaba.
- Gracias sensei.
- ¿Que te he dicho de llamarme sensei? - Iruka acercó, como siempre que decía aquello, su cara a la de la chica - ¿Cómo me llamo? I-ru...
Ambos entornaron los ojos, era algo que ninguno había planeado, un acto reflejo que le llevó a Jisei a juntar sus labios. Más que un beso aquello fue un choque precipitado, torpe y brusco y permaneció pegada a él sin saber como continuar, pero eso no importó porque Iruka si sabía continuar, tomó el control de la situación besando lenta y dulcemente sus labios. Soltó la nuca de Jisei y bajó sus manos acariciando su espalda hasta la cintura, rodeándola y atrayéndola más hacía sí. Jisei puso las suyas en el cuello del hombre, acariciándoselo y provocando que la piel se le pusiese de gallina.
Se miraron y se sonrieron, parecía que no necesitaban decirse nada más. Sus respiraciones eran entrecortadas fruto del oxigeno que se habían robado mutuamente. Jisei pensó que debería hacer algo y le atrajo de nuevo hacia ella devolviéndole aquellos besos que le había entregado. Besaba con miedo, eran besos tímidos e inexpertos pero que a Iruka le parecían deliciosos. Iruka no se atrevía a profundizar el beso aunque lo estaba deseando, no parecía que ella tuviera demasiada experiencia y no quería asustarla, por lo menos no tan pronto. Jisei no sabía como hacerle saber que quería más de él, decidió mordisquearle el labio inferior, Iruka emitió lo que parecía un leve gemido mientras apretaba el abrazo, lentamente Jisei pasó su lengua rozando los labios del sensei. Fue lo único que este necesitó para entender que ella estaba dispuesta a más, las dudas que le quedaban sobre si era ético lo que hacía se desvanecieron a la vez que profundizaba desesperadamente aquel beso.
Aquellas sensaciones, nuevas para Jisei, la inundaban completamente, era una mezcla de euforia y deseo, deseo de sentir más besos de Iruka, deseo de tocarle y de sentir sus manos en ella...ahora entendía lo que las otras chicas decían sobre perder la cabeza y dejarse llevar. Con un suspiro Iruka apartó sus labios y los llevó hasta su cuello, al sentir su aliento en él un gemido salió de los labios de Jisei.
El impertinente sonido del teléfono hizo de ambos se sobresaltaran y emitieran ciertos sonidos de disgusto.
- Serán mis padres - dijo Jisei levantándose rápidamente y acercándose para descolgar.
Mientras Jisei hablaba por teléfono, Iruka trataba de normalizar su ritmo cardiaco, realmente se encontraba muy acelerado y sentía como si todo aquello no fuera real... no quería pensar, ni racapacitar, porque si lo hacía sabía que iba a sentirse mal consigo mismo.
- Era mi madre - dijo la chica colgando el teléfono - Por lo visto no les da tiempo a venir esta noche.
- ¿Que no les da tiempo?
- El que se han ido a no se donde a ver las estrellas... ya sabes como son.
- Siguen enamorados, eso es muy bonito. Bueno, creo que lo apropiado es que me vaya.
- ¿Ya?
- Es que he dejado mi coche un poco alejado y claro... bueno, ya me entiendes.
- Al menos tómate el café, para algo lo has hecho ¿no? Estará frio ¿te lo caliento?
- No, no... está bien así.
- Bien.
- Bien.
Ambos sonrieron y se miraron llenos de complicidad.