sábado, 23 de agosto de 2014

79. Algunos sentimientos que dañan

Al terminar las clases, antes de que Shikamaru pudiese salir por la puerta del aula, Sasuke entró en la clase y se situó delante de su mesa con ojos que Shikamaru juraría lanzaban fuego.
- ¿Estás saliendo con Akane?
- Vaya, ya se ha corrido la voz - contestó desganado.
- Contesta.
- Ahhhh - se estiró -¿Por qué tengo que contestarte?
- Porque te lo digo yo.
- Como si me lo dice tu padre. Aparta de mi camino.
Shikamaru se había levantado y cogiendo su cartera se disponía a salir, Sasuke le detuvo agarrándole fuertemente del brazo. Shikamaru le miró con gesto de aburrimiento.
- Si aprietas tanto me harás una marca y será muy problemático explicarle a mi madre que es.
- Contesta.
- Haz el favor de soltarme, nos están mirando.
- Quizás deberías saber lo que pasó entre Akane y yo estas vacaciones.
- Como tú has dicho: es pasado y ahora estamos en el presente.
Sasuke le dirigió una última mirada furiosa y se marchó. Shikamaru miró a Kankuro que, cerca de ellos, les había estado observando realmente extrañado.
- ¿Le pasa algo al Uchiha?
- Problemas con su ego, como siempre. Todos los Uchiha son iguales.
- Oye, quería hablar contigo.
- ¿De qué?
- De Temari.
- No estoy saliendo con ella - comentó resignado.
- Eso ya lo se pero me ha dicho que hay otra persona y yo me preguntaba... Nada, déjalo, no debería ser tan pesado con mis hermanos.
Por su parte, Sumire le entregaba de forma muy misteriosa la tarjeta que le había dado su madre a Akane.
- Toma, te vendrá bien.
- ¿Para que me das esto?
- Para que llames y vayas.
- ¿Para qué?
- ¿Para que va a ser? Allí e harán unos análisis y te dirán si estás embarazada o no.
- Esto es una tontería Sumire, te lo agradezco pero yo se que no estoy embarazada.
- Bueno pero ve ¿que te cuesta? Así te quedarás tranquila.
- Claro que... a lo mejor es que me pasa algo malo...
- Mira, llama y ve ¿Quieres que llame yo?
- Mira Sumire si no hace falta, ya verás que me va a venir enseguida.
- Bueno pero si mañana no te ha venido llamas.
- Pero Sumire...
- Si yo llamas tú lo hago yo y te cojo una cita.
- ¿Pero por qué insistes tanto?
- ¿Y tú porqué no quieres ir?
- Es que va a ser una pérdida de tiempo.
- Dios, que cabezota eres, tiene razón Shikamaru, eres insoportable.
- ¡Sumire! - llamó su atención Kankuro - ¿Te llevo a casa en moto?
- ¿Me llevas?
- Claro, venga, vamos.
- Estupendo... mañana hablamos. Vamos Kankuro ¿Has traído casco para mi?
Akane se sentía algo deprimida, más que nada porque Sumire se había ido con Kankuro, Ten-Ten con el grupo de Kiba, Ryuko se marchaba con Chouji, Jisei parecía muy entretenida hablando con Kimimaro, Shino se había marchado ya y ella se había quedado sola, justo ahora, cuando menos le apetecía estar sola. Pasaría por el periódico, tenía que ir ordenándolo todo y dejarlo organizado porque dentro de poco debería abandonarlo.
Y justo en la puerta del periódico se encontró con Shikamaru.
- ¿Qué haces aquí? - le preguntó.
- Esperarte.
- ¿A mi?
- Me imaginé que pasarías por aquí.
- Es que quiero recoger unas cosas.
- Te duele abandonarlo ¿eh?
- Bastante.
- ¿Y quien se va a encargar de la redacción si tu no estás?
- No lo se. Tengo que encontrar a alguien, si no... supongo que lo cerrarán.
- ¿Y cómo vas a encontrar a ese "alguien"?
- No lo se... ay no se nada, tengo demasiadas cosas en la cabeza y no puedo pensar.
- Perdona Naruto - hablaba Ten-Ten con evidente desconcierto y a punto de echarse a reír - ¿Qué quieres qué?
Se habían separado de sus amigos con la excusa de siempre: ir a comprar algunos refrescos y, en aquel apartado lugar, Naruto se había detenido para soltarle aquello a su compañera.
- Que salgamos juntos.
Ahora si, Ten-Ten rompió a reír.
- Una broma muy buena, ala, ya puedes decir que me lo has dicho.
- ¿A quien?
- A quien sea con quien te lo hayas apostado.
- No es una broma, que te lo estoy diciendo en serio dattebayo.
- Si, si, claro, claro. Anda volvamos con los demás o terminarán por mosquearse.
- Bueno es que no se trata de que esté enamorado de ti.
- Eso ya lo se Naruto, ya lo se, anda y no digas más tonterías.
- Pero si quiero que salgamos. Bueno tú eres mi amiga y me caes bien.
- Te caigo bien... vale ¿Qué te pasa, Naruto? - habló Ten-Ten algo mosqueada - ¿Que quieres darle celos a Sakura y no hay otra tonta mas a mano?
- No, no, no, no es eso, yo no quiero darle celos a Sakura ¿Por qué piensas eso?
- A no se porqué pienso eso, será porque me estás pidiendo una cita a mi. A ver Naruto, que soy yo: Ten-Ten, ya sabes la chica de los moñitos, esa que ni sabes como se apellida, la amiga de Neji y Lee.
- También eres amiga de Kiba.
- Me están entrando ganas de darte una colleja, convénceme de que no lo haga.
- Si no te estoy pidiendo una cita, te estoy pidiendo salir.
Ten-Ten resopló cruzándose de brazos.
- A ver, sorpréndeme y cuéntame la diferencia.
- Pues que no te estoy pidiendo que salgamos como novios... ¡Ah, esto es muy complicado, dattebayo!
- Ah claro, entiendo - Ten-Ten respiró aliviada - Quieres que te acompañe a algún sitio, es una cita de amigos ¡uff! menos mal, pensé que te habías vuelto más loco de lo normal.
- Pero quiero que los demás piensen que estamos saliendo como... pareja.
Ten-Ten volvió a resoplar.
- Naruto me agotas, te juro que me agotas ¿Quieres explicarme de una forma sencilla que es lo que tu cabeza hueca está planeando?
- Es que... quiero salir con Ino y Kiba.
Ten-Ten le miró de reojo.
- Tienes un minuto para explicarme porqué no debo pensar que eres un pervertido que quiere hacer un trío con esos dos.
- ¡Ten-Ten! ¡Cómo puedes pensar eso! Lo que pasa es que... es que... ¡Ahhhhhhh!
- ¿Te gusta Ino? ¿Es eso?
Naruto la miró confuso.
- ¿Por qué piensas eso?
- Es mejor que pensar que te gusta Kiba, aunque a mi me encantaría que te gustase Kiba, personalmente iba a disfrutar muchísimo.
- ¿Te gustaría que me gustase Kiba?
- Sería muy tierno - Ten-Ten sonrió maliciosa.
- ¡Ahhhhhhh! ¡Estas loca, dattebayo!
- ¿Y que quieres que piense si quieres salir con Kiba y con Ino? O que estás enamorado de Ino o de Kiba o que eres un morboso mirón que se excita viendo a las parejitas.
Naruto la miró lleno de terror, desde luego que esa chica era terrorífica y tenía unos pensamientos de lo más retorcidos. Trató de pensar rápidamente en una buena excusa pero nada llegaba a su mente, solo le quedaba una opción y no era la de decirle que estaba enamorado de ella porque eso no colaba y además no quería jugar con sus sentimientos.
- Me gusta Ino - soltó de una forma atropellada y casi ininteligible.
- ¿Qué?
- ¡Que me gusta Ino! - gritó de forma escandalosa.
- Chist, no grites tanto ¿Te gusta Ino? - Ten-Ten no parecía muy convencida con la explicación.
- ¿Que no me puede gustar?
- No porque estás enamorado de Sakura, eso todos lo sabemos.
- Bueno pero es que Sakura no me hace caso y yo... esto... en fin... que he pensado que tendría que... o sea... ¿Es que a uno no pueden gustarle más chicas o que? - volvió a gritar.
- ¡No me grites! ¡Eso a mi no me lo digas, tu eres el cabezón! - contestó alterada.
- Lo siento.
Naruto se rascó la cabeza y apurado miró hacia otro lado. Ya estaba dicho, eso ya no tenía remedio, ahora no iba a decirle que era mentira y mira, mentira, mentira del todo no era porque Ino era una chica muy maja y tampoco le disgustaba claro que a ver como salía ahora del atolladero donde se había metido.
- ¿De veras te gusta Ino? - preguntó Ten-Ten bastante más tranquila.
- Yo... es que... quiero estar cerca de ella... - quizás lo que tenía que hacer es decirle la verdad, Ten-Ten era una buena chica y a pesar de lo mosqueada que estuviese en esos momentos con Ino seguro que le comprendería - Lo que ocurre es que ella...
- Chist - le calló poniendo la mano en su boca - No hace falta que me des explicaciones, se lo que es sentirte impotente.
- No es eso es que Ino... - intentó volver a hablar.
- Que calles - y de nuevo Ten-Ten le tapó la boca - Mira, te estás poniendo hasta colorado.
- Pero es que tengo que explicarte...
- No me tienes que explicar nada, Ino es una chica preciosa y muy sexy.
- No, no es eso es...
- ¿No es eso? ¿Entonces que es?
Naruto miró los ojos de Ten-Ten llenos de una tristeza que nunca había visto en ellos, en esos momentos comprendió lo que para ella significaba ver a Kiba e Ino juntos continuamente.
- Tú eres preciosa Ten-Ten.
- Si... claro - sonrió de forma extraña.
- Claro que lo eres. Mira ven... sube aquí, vamos - la cogió de la mano y tiró de ella mientras subía a un banco cercano y la obligaba a hacer lo mismo…
- ¿Que quieres?
- Quiero que grites con todas tus ganas: "soy Ten-Ten, soy preciosa y cualquier chico que no quiera salir conmigo es un tonto"
- Déjalo Naruto - intentó bajarse del banco pero Naruto se la impidió volviendo a tirar de ella.
- Vamos, dilo.
- ¿Estás tonto? No voy a hacer eso.
- ¡Que lo hagas!
- Déjame Naruto, por favor, déjame.
- Vamos, hazlo... ¿A que tienes miedo?
Ten-Ten miró a Naruto, por lo que se veía no iba a cejar en su empeño.
- Venga, repite conmigo: "Soy Ten-Ten y soy una chica preciosa"... venga.
- Soy Ten-Ten- comenzó a repetir de forma casi inaudible - y soy una chica preciosa.
- ¿Cómo? Más alto, eso no se ha oído ¿Qué eres?
- Una chica preciosa - volvió a repetir en voz baja.
- No, así no, grítalo, lo tienes dentro, no necesitas que nadie te lo diga, venga, grítaselo al mundo, que sepa que lo sabes.
- Naruto por favor...
- Venga - Naruto seguía agarrando a Ten-Ten por la muñeca - No nos iremos hasta que lo hagas.
- Soy Ten-Ten y soy preciosa - dijo en voz un poco más alta.
- ¡Mas fuerte!
- ¡Soy Ten-Ten y soy una chica preciosa! - gritó al fin
- ¡Eso es! ¡Eres una chica preciosa! - gritó también Naruto.
- ¡Si! - rió Ten-Ten - ¡Soy preciosa!
- ¿Y que más?
- ¡Y cualquier chico que no quiera salir conmigo es un tonto!
- ¡Eso es! ¡Un imbécil de remate!
Ten-Ten reía entre nerviosa y emocionada y se abrazó a Naruto. Naruto sonreía satisfecho, de algo servían las cosas que aprendía de ver a su madre.
- Gracias Naruto, si que lo necesitaba.
- ¿A que te sientes mejor? - bajó de un salto del banco y cogió a Ten-Ten de la cintura, esta casi dio un saltito, Naruto la sostenía prácticamente en brazos y giró como pudo con ella.
- Estás loco, suéltame que nos caemos.
Naruto la dejó en el suelo.
- Venga vamos que nos hemos entretenido demasiado.
Y al comenzar a andar los vieron, allí, delante de ellos mirando la escena con la boca abierta: Kiba, Ino, Sakura, Gaara y Hinata.
- Ah - Naruto se quedó mirándoles tontamente - Esto no es lo que parece.
- ¿Qué hacéis aquí? - disimuló Ten-Ten mientras sentía la mirada de Kiba taladrándola.
- ¡Pero Naruto! - gritó Ino - ¿Cómo no nos lo habíais dicho? ¡Esto es fantástico!
- No, si es que no... - comenzó a decir Ten-Ten.
- ¡Menudas sorpresas nos estamos llevando últimamente! ¿Verdad Kiba? - continuaba Ino que se acercó a Naruto y le abrazaba.
- No Ino es que... - intentaba decir el chico.
- Que calladito os lo teníais, es que ni se me hubiera ocurrido imaginarlo.
Mientras Ino seguía y seguía hablando con lo que parecía bastante entusiasmo y no dejaba explicar nada ni a Naruto ni a Ten-Ten, el chico miró a Sakura que le miraba totalmente perpleja, a Kiba, que no despegaba sus ojos inquisidores de Ten-Ten, a Gaara que le observaba con gesto serio y a Hinata que, con las manos en la boca parecía querer impedir que algo saliese de su boca.
- Esto no... - volvía a intentar decir Naruto.
- Me... me... - comenzó a decir Hinata de forma nerviosa con una forzada sonrisa que intentaba parecer sincera en los labios - Me alegro por ti, Naruto.
Naruto se sentía mal, aquello no estaba resultando como él quería y la situación era de lo más incómoda, además se notaba que a Hinata le había dolido aquello y él no quería hacerla daño.
- Yo... - continuaba la chica intentando que las lágrimas que empezaban a llenar sus ojos no saliesen - Me tengo que ir ya. Nos vemos mañana.
- Pero Hinata, si es muy pronto - habló Ino.
- Es que se me olvidó algo que tengo que hacer... Adiós.
Y prácticamente salió corriendo de allí. Naruto quería ir detrás de ella e incluso comenzó a andar pero Sakura le sujetó.
- Déjala Naruto, ahora solo la vas a hacer más daño.
- Pero es que tengo que explicarle que...
- ¡Que lo dejes te digo! - le gritó.
- Gaara ve con ella - Naruto le miró suplicante - Por favor, no la dejes sola... te necesita.
Gaara suspiró, nunca comprendería las teorías de Naruto pero en fin, tampoco quería dejar sola a Hinata aunque realmente no sabía que podría hacer por ella.
- La acompañaré hasta su casa - dijo escuetamente antes de separarse de sus amigos.
Ten-Ten también se sentía mal e incómoda, ella no quería que Hinata pensase lo que no era, esperaba que al día siguiente los ánimos se calmasen y pudiese hablar con ella y explicarle... no sabía el qué... algo, pero por otro lado, esa mirada de Kiba, entre enfadado, confuso y mosqueado le encantaba, si, Kiba parecía no comprender nada pero le molestaba y mucho y ella encontró una gran satisfacción en verle con la misma cara que debía tener ella el día que Ino decidió "acapararle".
Gaara caminó tratando de averiguar donde habría ido Hinata, la chica había caminado muy deprisa y él no sabía exactamente por dónde estaría. No creía que hubiese vuelto a su casa, bueno al menos él no lo haría, entonces ¿dónde estaría? Se paró y respiró hondo, cerró los ojos y trató de pensar como se sentiría Hinata en esos momentos... era fácil para él... volvió a respirar hondo y pensó donde iría él si se sintiese frustrado, dolido y con ganas de llorar en soledad.
El conocía un sitio, un sitio perfecto, un rincón apartado al final del parque, cerca de la carretera, allí es donde él acudía cuando quería estar a solas y se lo había enseñado a ella en una ocasión. Guió sus pasos hacia allí.
Y la encontró. Sentada en un solitario banco de piedra, con la cabeza baja, mirando el suelo fijamente. Llegó hasta ella y en silencio se sentó a su lado. Hinata solamente alzó un poco la vista para ver quien era y se secó las lágrimas con la mano.
Ninguno de los dos habló. Gaara no sabía que decirle, así que optó por guardar silencio al lado de la chica y así pasaron los minutos, de forma lenta, incómodos minutos que empezaban a parecer eternos.
- Creí - habló con voz temblorosa la chica - estar preparada... yo estaba preparada para que me dijera que salía con Sakura pero...
Gaara no contestó nada, simplemente la miró sintiendo como su corazón se encogía al ver el dolor de aquella persona tan importante para él.
- Yo estaba preparada... - repetía con la voz cada vez mas rota - no me importaba... lo sabía... pero yo esperaba que fuese Sakura... yo...
Llevando sus manos a la cara, Hinata rompió a llorar amargamente.
- No esperaba que le gustase otra chica... yo... soy muy tonta, soy una ilusa... yo... es porque soy muy poca cosa, no tengo valor, no soy fuerte...
Gaara quería hablar, quería decirle que no tenía que preocuparse, ni lamentarse de nada porque él estaba allí, porque él la amaba porque era una chica maravillosa pero no lo hizo, no le parecía muy apropiado en esos momentos, sería como aprovecharse de su momento de debilidad, lo cual era algo ruin y miserable o también podía ser que solo la confundiese aún mas... no, no era el momento.
Se acercó un poco más a ella. Algo tenía que hacer, de alguna forma tendría que actuar, se suponía que era su amigo y que debía servirle de consuelo pero el problema era que él no sabía como actuar. Recordó cuando le dijo a Shikamaru que abrazase a Akane, el valor que tenía un abrazo... eso era fácil de decir pero difícil de llevar a la práctica cuando nunca has sido demasiado cariñoso.
Con miedo llevó su mano al pelo de Hinata y lo acarició muy levemente. Fue una caricia casi imperceptible pero lo suficiente como para que Hinata se girase y, agarrando con ambas manos la camisa de Gaara, apoyó la frente en su hombro para seguir llorando.
- Lo siento... lo siento - sollozaba - Se que Ten-Ten es una buena chica, se que se lo merece, pero no puedo evitar sentirme mal, muy mal... no puedo evitar llorar.
- Pues entonces llora - habló finalmente.
- No quiero llorar... me digo que si a Naruto le gusta no tengo derecho de ponerme celosa porque Naruto me dijo que... se que no debería llorar, que debería alegrarme por él pero... no puedo evitarlo... no puedo dejar de llorar.
- Pues llora, llora todo lo que quieras... hasta que sientas que no puedes llorar más, solo entonces podrás sonreír.
...
Shikamaru terminaba una partida de shogi frente a Shiho. La chica se ajustó sus gafas y sonrió.
- Una gran partida, Shikamaru-san, como siempre, nunca me decepcionas.
- Ha sido un placer - le devolvió la sonrisa.
- Vamos chicos - decía Asuma en voz alta en medio de la sala de ajedrez - Ir recogiendo, esto se acabó por hoy.
Shikamaru y Shiho empezaron a recoger todas las piezas.
- Shiho, me gustaría proponerte una cosa.
- ¿Si? - la chica le miró llena de curiosidad - ¿Que es, Shikamaru-san?
- Verás, me han dicho que, aparte de buena en descifrar cosas y todo eso, escribes bastante bien.
- Bueno, eso es un poco exagerado, solo soy una aficionada.
- Y eres bastante responsable y trabajadora.
- Me gusta hacer las cosas bien.
- Es que... yo se que Akane tiene que dejar la redacción del periódico.
- ¿Akane? ¿Pero por qué? Eso va a ser horrible, ella es el alma del periódico.
- Por eso quería pedirte que te presentaras como... nueva redactora.
- Pero es que yo... no se, es demasiado para mi.
- Se que Akane está preocupada, teme que si ella lo deja nadie va a ser capaz de mantenerlo abierto pero yo se que si tu te ocupas eso no pasará.
- Creo que confías demasiado en mí.
- Confío en tu cerebro y tu forma de trabajar ¿No te gustaría?
- Reconozco que sería todo un reto pero...
- Piénsalo, por favor, no conozco a nadie mejor que tu.
- Bueno, lo pensaré pero no se. ¿Le sucede algo a Akane?
- Tiene algunos problemas.
- Cuanto lo siento.
Al salir de la clase encontraron a Shino esperando a Shikamaru apoyado en una de las paredes del pasillo. Shiho se despidió y los dos chicos caminaron en silencio hasta salir a la calle.
- ¿Que querías decirme? - preguntó Shino.
- Quería hablarte de Akane.
- Últimamente está un poco rara ¿Ha pasado algo entre vosotros?
- Verás Shino esto es un poco difícil de decir así que voy a ir al grano, no quiero alargarme con explicaciones largas... creo que Akane está embarazada.
Shino se detuvo.
- Bien - respondió - Eso me aclara muchas cosas. Es increíble que no me haya dado cuenta antes, supongo que no la he prestado mucha atención últimamente.
- Eso no es culpa tuya.
- Pero debería haberme dado cuenta, he visto a mi madre demasiadas veces embarazada… Bueno, espero que me digas que es tuyo y no tener que partirte la cara.
- Si no fuera mío no me preocuparía en decírtelo. A no ser que me digas que quizás no sea mío.
- ¿Qué me quieres insinuar?
- No se, dímelo tu, Akane no me ha dicho nada, eso solo puede significar que o bien no está segura o quiere resolverlo ella solita, como todo.
- ¿Dudas de Akane?
- Para nada.
- Pues entonces... aunque deberías saber algo.
Siguieron caminando mientras Shino hacía un escueto resumen de lo ocurrido durante las vacaciones. Ahora fue Shikamaru el que se detuvo.
- Si Sasuke se entera va a ser muy problemático - comentó.
- Pues si es cierto que está embarazada se terminará dando cuenta.
- ¿Puedo preguntarte si... habéis mantenido... muchas... relaciones?
- Que va, lo hicimos una vez y mal, fue un maldito error y...
- Un maldito error que va a joderos la vida a los dos.
- ¿Crees que no he pensado en eso?
- Ella quería estudiar, ser periodista, ver mundo.
- Ah, mendokusei, ya lo se, ya lo se.
- ¿Y su madre? Su madre la va a matar cuando se entere.
- Eres único dando ánimos ¿lo sabías?
- Lo que no se es porqué no me ha dicho nada, ella siempre confía en mi.
- Quizás para no... alarmarte.
- Maldita cabezota.
- Eso mismo digo yo, ella y su manía de hacer las cosas sola.
- ¿Y que piensas hacer?
- De momento aceptar mi responsabilidad, es muy problemático pero así es como hago yo las cosas.
- No es por nada en particular pero ahora que lo dices, yo creo que ya mostraba síntomas de embarazo antes de... ya me entiendes. De todas formas, si sigue con el embarazo en cuanto le hagan una ecografía tendremos una idea más aproximada.
- ¿Qué quieres decir?
- Miden el embrión y dicen de las semanas que está y como hay una diferencia de dos semanas entre la acampada y...
- No, digo con eso de "si sigue con el embarazo"
- No olvides que es muy cabezota e impulsiva.
Shikamaru se quedó completamente confundido, no se le había ocurrido pensar en esa posibilidad pero Shino tenía razón, Akane era una cabezota y muy impulsiva. Ahora si que estaba decidido a hablar con ella porque decidiese lo que decidiese no estaba dispuesto a dejarla sola.
...
Le había costado, le había costado mucho pero Sai consiguió llevar a Misaki hasta su club de arte.
- ¿Pero que quieres que haga aquí? - decía Misaki - Debo volver a mi casa, mi madre me estará esperando.
Sai plantó un caballete delante de él y colocó un lienzo.
- Toma - dijo pasándole una paleta llena de colores pintados en ella y mostrándole una caja en la que podían verse pequeños tubos también de varios colores y un bote dentro del cual había varios pinceles.
- Pinta.
- ¿Qué? - dijo aún mas perplejo que al principio.
- Que pintes. La pintura es una buena terapia, ayuda a expresar lo que tienes dentro.
- ¿Que pinte?
- Si, pinta, mira, aquí hay pinturas y aquí pinceles... pinta.
- Pero yo no se pintar.
- Eso es una tontería, todo el mundo sabe pintar. Solo exprésate a través de los colores y las formas.
Misaki miró confundido a Sai, luego las pinturas y por último los pinceles.
- ¿Y que pinto?
- Lo que te apetezca, no tiene por qué ser nada en concreto... pinta lo que te salga de dentro.
- ¿De dentro?
- Si, siéntelo, mira todos esos colores ¿no te apetece abrir uno, el que sea? Tienes un lienzo en blanco... piensa que eres tu y píntalo con los colores que tu estómago te dice.
- ¿Mi estómago?
- Si, aquí - puso su mano en el estómago del chico - Siéntelos aquí... rabia, dolor, miedo... cualquier sentimiento está aquí, déjalo salir.
- ¿Cualquier sentimiento?
- Si, cierra los ojos y siéntelo, déjate llevar por lo que te dice es impulso que nace aquí y sube...
Sai guiaba su mano del estómago hacia la garganta de Misaki, este, de improviso comenzó a sentirme muy azorado y a notar como un intenso calor le dominaba, seguro que se estaba poniendo rojo, al menos eso era lo que sentía. Sai se detuvo de pronto y le miró.
- ¿Te encuentras bien?
- Si... si... es que... hace calor aquí.
- Si... bastante calor.
Ver a Misaki con las mejillas rosadas y los ojos brillantes le produjo una extraña sensación. De pronto se sintió confundido consigo mismo como si algo no funcionase bien. Separó la mano rápidamente del cuerpo del chico.
- Pues eso - dijo intentando llevar la atención a sus propias pinturas - Venga, inténtalo, es fácil y divertido.
Extrañamente Sai se sentía perturbado aunque no podía discernir por qué. Era una extraña sensación desconocida en él... le había parecido que aquel gesto en el rostro de Misaki era lo más encantador que había visto nunca y algo le decía que eso no estaba bien, que no era normal, que Misaki era su amigo, solo un amigo, que era... una persona encantadora y que ese rubor le hacía sonreír, sonreír con el corazón y que a su lado se sentía como si de repente encontrase algo de él mismo que hubiera perdido hace mucho tiempo.
Nervioso, Misaki comenzó a pintar en ese lienzo en blanco, las manos le temblaban y por tanto sus trazos eran vacilantes y torpes. No era capaz de mirar a Sai, se sentía muy avergonzado, seguro que Sai se había dado cuenta de lo que le pasaba y por eso de pronto había cambiado su actitud. Cada vez era todo mas difícil y complicado para él, le gustaba estar al lado de aquel chico, le gustaba su presencia, le gustaba verle pintar y oírle decir esas cosas, le gustaba verle sonreír y le buscaba, no podía evitarlo, aunque no quería siempre terminaba buscándole y acercándose a él pero eso le producía mucha ansiedad, no debía hacerlo, no debía, Sai era un chico, un chico como él, no debía mirarle, no debía ruborizarse a su lado, no debía desear cogerle la mano, no, su corazón no debía acelerarse solo por estar a su lado, ni sentir esa especie de energía recorriéndole desde los talones hasta la espalda, ese hormigueo en el estómago... tenía que controlarse, tenía que aceptar que... que no... tenía que hacer algo para evitar esos impulsos porque si no Sai un día se daría cuenta y eso sería muy, muy incómodo para los dos y seguramente terminaría separándose de él porque le daría asco y lo peor de todo es que tendría razón... él era un ser asqueroso y sucio que como siguiese así estropearía esa amistad tan sincera que le estaba ofreciendo.