martes, 19 de agosto de 2014

48. Las citas de todos (1ª parte)

Era una velada agradable. Ten-Ten había regalado a Kiba un álbum de fotos; se lo había hecho ella misma, las páginas estaban adornadas con pequeñas fotos de perritos y en la portada había puesto una foto de grupo donde se veían a Kiba, Hinata, Shino, Naruto y ella misma.
- ¿Lo has hecho todo tu? - preguntó muy emocionado.
- Para que pegues los recuerdos de tus amigos.
No era el regalo en sí, era que Kiba imaginaba el tiempo que Ten-Ten habría invertido en hacer ese álbum y que cada foto pegada en él era un pequeño recuerdo, seguramente las escogió pensando en él y las pegó pensando en él: esos pensamientos hacía que Kiba se sintiese un tonto tremendamente orgulloso.
- No es mucho, ya lo se - decía Ten-Ten.
- Lo único que no me gusta es que en esta foto que has puesto...
- ¿Qué le pasa a la foto?
- Que estamos muy separados ¿no?
Kiba y Ten-Ten se regalaron unas miradas llenas de complicidad. De pronto el resto de los comensales a la cena se sintieron un poco como que estorbaban.
Feliz. Si, pensaba Chouji, supongo que me siento feliz. Lo estoy pasando bien, el ambiente es agradable, Ryuko sonríe, está preciosa, yo me siento importante, me siento... tranquilo, valorado... los ojos de Ryuko brillan, su sonrisa es... luminosa, se ve que lo está pasando bien.
Si. Ryuko disfrutaba, disfrutaba muchísimo, de la compañía de Chouji, de sus atenciones, disfrutaba de ver a Akane junto a Shikamaru tranquila y relajada, sonriéndoles, porque si, Akane le sonreía y Shikamaru estaba pendiente hasta el más mínimo detalle. Lo que más llamaba la atención a Ryuko era ver a Shikamaru cogiendo los palillos con la mano izquierda, porque Shikamaru no era zurdo, de eso estaba segura, sin embargo los utilizaba con la misma maestría que con la derecha ¿por qué utilizaba su mano izquierda? era fácil de descubrir: Akane estaba sentada a su derecha, necesitaba esa mano libre para ella.
- Akane - dijo de pronto Kiba - ¿Te pasa algo en las manos? ¿Las tienes frias o algo así?
- ¿A mi? No - contestó extrañada - ¿Por?
- No, como Shikamaru no deja de tocarte los dedos... no sé, que decia yo...
Akane sonrió hacerse ahora la despistada no tendría mucho caso. Rozas la yema de sus dedos con los suyos era una manía que tenía Shikamaru y ella ya la conocía, no era la primera vez que lo hacía.
- Eso es lo que se llama hacer manitas - apuntilló Chouji.
- No, es que... - comenzó a hablar Shikamaru - Ahg... no se, creo que es un acto reflejo.
- Si, reflejo - masculló entre dientes Kiba.
- Bueno, esto es una cita ¿no? - habló Akane - Yo las citas las hago bien o no las hago, con manitas incluidas. Mañana seguramente le partiré la cara pero ahora hago manitas. Anda dame un piquito.
Y sin dejar reaccionar a nadie cogió a Shikamaru de la barbilla y le plantó un rápido pero sonoro "piquito" apartándolo inmediatamente de ella. El trozo de comida que Kiba tenía en la boca resbaló de ella cayendo al plato.
- Kiba, por dios ¡comportate como un humano! - exclamó la chica.
- Lo... lo siento... que vergüenza ¿no?
- Creía que no dabas besos - dijo Ten-Ten concierto soniquete.
- Y no los doy. Un pico es un pico, no es lo mismo ¿a que no Shika? ¿Vosotros no os dais picos?
- Yo pensaba que esas cosas te daban asco - añadió Ryuko.
- Me da asco compartir fluidos vitales, las babas vamos ¿que pasa? ¿No me digáis que no os dais picos? Pues deberíais hacerlo. Shika es mucho de dar picos ¿a que si? a Ino, a Temari y hasta a Sakura.
Kiba terminó de atragantarse.
- Y tú a Shino - contestó Shikamaru.
- La vida secreta de 2-2 - rió Chouji.
- Vaya trasiego de picos - dijo Kiba - Chouji ¿tu le das picos a Shika?
- Ni se le ocurra - se apresuró a contestar Shikamaru.
- Pues yo también quiero participar - rió Kiba.
- A ti te daba yo un repaso que te sacaba las anginas, si no fuera tan escrupulosa, claro - aseguró Akane - Pero mejor lo dejo en manos de otra persona.
- Jo - se quejó Kiba - Ya me has hecho ponerme colorado.
- Te recuerdo que estas saliendo conmigo - intervino Shikamaru - Si quieres sacarle las anginas a alguien yo soy tu hombre.
- ¿He dicho que lo quiera hacer? No, solo ha sido un comentario, basto, si, pero solo eso. Oye Shika ¿tu sueles sacar las anginas de muchas chicas?
- ¿Yo? Nunca he llegado a tan hazaña pero vamos, si hay que aprender, se aprende.
Era una velada agradable. De esas veladas que Ryuko siempre soñaba con tener, rodeada de sus amigos, riendo y escuchándoles decir tonterías, al lado de Chouji.
Era una velada agradable. Sentada al lado de Iruka, conversando de estrellas, mirándoles sin miedo que nadie sospechase nada.
Era un paseo agradable. Al lado de Hinata, más preciosa que nunca, si eso era posible y andando despacio, en silencio. Un silencio cómodo, como si ya se hubieran dicho todo y no necesitasen más palabras, soñando que los suspiros que de cuando en cuando salían de sus labios eran para él, para Gaara.
Era un paseo agradable. Disfrutando de la compañía del otro, rozando tímidamente las manos con miedo hasta que la mano firme de Temani se apoderó de la de Neji, dejando aquel juego que ya la estaba impacientando.
Todo era agradable. Ven a Sakura mirar los adornos, comer dulces, reír todos juntos.
Karin miraba a Sasuke que hasta de vez en cuando parecía sonreír y eso era muy agradable.
Y la noche era estupenda.
Porque en el cielo las estrellas parecía brillar como nunca.
Porque ver las estrellas esa noche parecía crear una especie de ambiente dulzón y calmaba el espíritu de las personas. Porque la gente se dejaba llevar con el romanticismo sin darse cuenta. Porque las personas escribían sus deseos y los colgaban llenos de esperanza y sueños.
Porque todo el mundo tenía algún sueño o alguna esperanza.
Los padres de Jisei desaparecieron. Nadie sabía como había sido pero habían desaparecido. Iruka, Jisei y Kisuke paseaban viendo los puestos cuando una alegre voz llamó a Iruka.
- ¡Iruka-sensei! ¡Eres tú! ¡Que alegría!
Una chica de pelo castaño y ojos chocolate, de unos 19 años, se acercó.
- Soy Ping-Ann ¿no te acuerdas de mi?
- Yo si - habló Jisei cruzándose de brazos - Eres la hermana de Ten-Ten.
- Claro que me acuerdo de ti - contestó Iruka - Dejaste el instituto hace muy poco, no tengo tan mala memoria.
- ¡Que alegría me das! ¿Qué haces por aquí?
- Ala - gruñó Jisei - Soy invisible.
- Salí a dar una vuelta - explicaba Iruka - Y me encontré a Nagashiyama.
- Y a mi - añadió Kisuke - Soy su hermano ¿Tu eres la hermana de Ten-Ten? ¿Cómo es que no te conozco?
- No tienes porqué conocer a las familias de mis amigos - volvía a gruñir Jisei.
- A las bellezas si - repuso Kisuke - ¿Cómo es que no te tengo en mi lista de bellezas?
La chica rió escandalosamente.
- Eres muy simpático ¿cómo te llamas?
- Kisuke, Kisuke Nagashiyama, pero tú puedes llamarme "cariño".
Jisei suspiró mirando al cielo.
- Kisuke yo me voy - dijo - Papá y mamá nos estarán esperando.
- Diles que no me esperen, he encontrado algo mejor que ver que las estrellas.
- Pues yo... - decía riendo tontamente la chica - Estoy con unos amigos.
- ¿Algún novio?
- No ¡que va!
- Entonces genial ¿Puedo acompañarte?
- ¿Kisuke? - Jisei le miró molesta.
- Anda hermanita, ve tu sola y dile a los papis que ya regresaré yo solo a casa, soy mayorcito.
- Desde luego - masculló Jisei - Ten hermanos para esto.
- Yo te acompaño - dijo en tono amable Iruka.
- No sensei, no hace falta.
- Total, vamos por el mismo camino. Bueno, si no te molesta mucho que te acompañe tu profesor.
Ni Kisuke, ni Ping-Ann hacían ya caso a Jisei o Iruka y se marchaban riéndose como bobos.
- ¿Será posible? - gruñó Jisei.
- Tu hermano es un caso. Bueno ¿y que hacemos ahora?
- Me iré a mi casa ¡que voy a hacer!
- Es una pena porque seguro que Ping-Ann ni se ha enterado que nos quedábamos solos y podíamos seguir viendo los puestos juntos, si no te incomoda mucho.
Jisei le miró entre confundida y feliz, aquello se parecía casi a una cita.
- Claro, si a ti no te molesta ir con una cría.
- No se me ocurre mejor compañía.
- ¡Los he encontrado! ¡Van a subir a la noria! - gritaba Sumomo mientras corría hacia sus amigos.
- ¡Bien! - exclamaba Yusuke - Es un momento perfecto, la noria es un sitio muy romántico, siempre sale en las películas.
- Será si suben ellos solos - aclaró Hotaru.
- Pe... pero la noria es un sito peligr... - comenzaba a quejarse Takato.
- Takato ¡no! - le interrumpió Masaru - ¿Que hemos hablado?
- Positivo, positivo, siempre positivo - decía Hanabi.
- Nunca negativo - continuaba Masaru - Vamos, respira... no hay peligros, no hay peligros.
- ¿Y como hacemos para que Lee y Sakura suban solos en la noria? - interrogaba Hanabi.
- Pues tenemos que ir con ellos, distraerles y cuando vayan a subir... - comenzaba a hablar muy nerviosa Sumomo.
- Les empujamos dentro - decía triunfante Yusuke - Y a los otros hacia el otro lado.
- Pero ¿y si se caen?
- ¡Takato! ¡Vale!
- Es un plan algo primitivo pero puede dar resultado - dijo Hotaru - ¿Tenemos un plan B?
- Este era el B - contestó Yusuke.
- ¿Y el A?
- El A era demasiado complicado y necesitábamos las fuerzas de la naturaleza para lograrlo.
- ¡Venga! ¡Si! ¡Nosotros somos capaces! - gritaba entusiasmada Sumomo - ¡Animo, Lee, haré que puedas declararte a Sakura!
- Sumomo - intervino Hanabi - Tu hermano ya se ha declarado muchas veces a Sakura.
- Bueno pero... la noria... el ambiente... a lo mejor hasta consigue un besito ¡Si! ¡Me siento plena de energía! ¡Vamos!
Y el plan no parecía empezar mal. Se acercaron a ellos muy entusiasmados. Tanto Naruto como Lee les recibieron con alegría, eran unos chicos muy simpáticos y sus ocurrencias siempre eran divertidas.
- Sasuke-kun - musitó Sakura de pronto. Sus ojos se habían quedado mirando hacia un puesto donde Sasuke, con Karin enganchada a su brazo, parecía mirar unos colgantes.
- Déjalo Sakura - advirtió Ino - Tu ignórale. Estamos pasándolo bien ¿no?
- ¡Eh, Sasuke! ¡Sasuke! - gritó escandalosamente Naruto.
- ¡Naruto! - gritó Ino - ¡No le llames!
- ¿Por qué? Es Sasuke.
- No quiere estar con nosotros... está con ellos.
- ¡Maldita sea! - gruñía por lo bajo Yusuke - ¡El Uchiha! Esto nos va a fastidiar.
- No hay fastidio - hablaba muy bajito Masaru - El plan sigue su curso, esto nos va a dar igual.
- Si, esto es un inconveniente que no nos va a detener - añadía eufórica Sumomo.
- Es tu amigo el rubio hiperactivo - decía Suigetsu.
- Maldito Naruto - suspiraba Sasuke - ¿Por qué tengo que encontrarlo en todas partes?
- Pues si no le haces caso no parará de gritar.
- También está tu amiga la pelirrosa - añadió Juugo.
- Déjalos Sasuke - dijo Karin muy molesta - Ya se cansarán.
- No pasa nada Karin - respondió Sasuke - Vamos a saludarles y nos marchamos.
A Karin aquello no le hacía la menor gracia, se sentía muy dolida pero no iba a mostrar esos sentimientos ante Sasuke, no quería parecer una celosa delante de él, sabía que a Sasuke esa actitud le molestaba y ella no quería que Sasuke pensase que era una pesada o una posesiva.
- Van a subir a la noria - dijo - Podíamos subir nosotros también ¿no?
Sasuke miró a Karin, este le miraba con los ojos brillando y casi suplicando un poco de atención. Pobre Karin, pensó, siempre se portaba muy secamente con ella y en realidad ella no había hecho nada malo para que la tratase así, es más, él la consideraba su amiga, no sabía porqué siempre era tan brusco con todo el mundo, con personas que incluso parecían aceptarle tal y como era.
- Está bien, Karin, subiremos a la noria.
El grupo de Sasuke se acercó a saludar al de Naruto. No es que el ambiente que se produjo fuera muy agradable, era mas bien tenso y los más pequeños estaban alterados intentando que Lee estuviese al lado de Sakura ya que la noria estaba a punto de parar.
Lo que pasó a continuación fue una confusión terrible. Ellos querían a toda costa que Sakura se mantuviese al lado de Lee pero por alguna razón estos no hacían mas que moverse. Resultado: fracaso total.
Si empujaron a Sakura para que subiese pero entre los que quería meter a Lee y los que deseaban separar a los demás terminaron empujando dentro de la cabina a Naruto y asustados, enfadados y confundidos salieron corriendo de allí.
- ¿Quienes eran esos niños? - preguntó bastante serio Juugo.
- Mi hermana y sus amigos - respondió Lee.
- Pues deberías darle mejor educación.
- Juugo no te enfades tanto - habló Suigetsu - Solo son unos críos... molestos, si, pero solo crios.
Sakura miraba enfadada a Naruto.
- ¿Cómo hemos terminado los dos solos aquí?
- A mi no me digas nada, a mi me empujaron, lo juro.
- Si ya... eso es lo que tú dices.
- Te aseguro que no te tenido nada que ver... aunque me encanta la idea.
- ¡Naruto no digas tonterías!
- Vale, vale... hay que ver que carácter se te pone.
En la siguiente cabina se subieron Sasuke y Karin.
- Oye preciosa - dijo Suigetsu - ¿Subimos tu y yo juntos en la siguiente?
Ino le miró interrogativa ¿Y por qué no? Esa frase podría significar que Suigetsu estaba intentando ligarsela ¿por qué no iba a ser así? ¿Y había algo de malo? Al fin y al cabo ella quería creerlo porque necesitaba saberse bonita.
Juugo y Lee se miraron incómodos el uno con el otro.
- No voy a subir contigo - habló molesto Juugo - Voy a dar una vuelta.
- Si... bueno... vale... grandullón.
Juugo no hacía caso a Lee, de echo Lee se sentía algo bobo despidiéndose de quien ya le estaba dando la espalda. Miró la noria y resopló... que mala suerte, pero no importaba, eso no le iba a desanimar, además aún quedaba mucho tiempo. Sería bueno ir a ver algún puesto mientras tanto, se giró y comenzó a andar aún mirando hacia arriba de la noria cuando un fuerte golpe le detuvo.
- ¡Ah! ¡Mi telescopio! - oyó una voz femenina quejarse.
- ¡Lo siento! ¡Lo siento! - exclamó al ver que había chocado con una chica y en el suelo había algunos papeles y una funda alargada que seguro se le habrían caído producto de ese encontronazo. La chica arrodillada en el suelo se apresuraba a abrir la funda para mirar en su interior, Lee también se arrodilló a su lado - ¡Lo siento! ¡No miraba por donde iba!... ¿Te conozco? ¿Tú vas al instituto, verdad?
- Si, me llamo Shiho - la chica no parecía atenderle demasiado, de la funda había sacado un telescopio y nerviosa miraba que no hubiera sufrido ningún daño - Menos mal... parece que está todo es orden.
- ¿De verdad? Que alivio... Espera que te ayude a recoger.
- No te preocupes Rock Lee, ya puedo yo sola.
- ¿Me conoces?
- Todo el mundo en el instituto te conoce.
- ¿A si? ¿Tan popular soy?
- Es que... si... digamos que eres popular.
- Vaya... Siento haberte tirado las cosas, estaba distraído... ¿Eso es un telescopio?
- Aja... voy a ver las estrellas. Hoy hace una noche estupenda y tengo que aprovechar que hay festival, así mis padres me dejan estar hasta tarde. Bueno, gracias por ayudarme.
- ¿Dónde vas a ver las estrellas?
- Voy a subir a la colina.
- ¿A la colina? ¿Tan lejos?
- No está tan lejos.
- Pero... ¿tu sola?
- Si, yo sola... Hasta luego.
La chica, cargada con todos sus cuadernos y su telescopio comenzó a andar.
- ¡Espera! No puedo permitir que vayas sola, te acompaño.
- Pero...
- No sería un caballero si te dejara ir sola. Trae, yo llevo las cosas.
Y sin dejarla contestar se apropió de los cuadernos y echó a andar muy decidido. Shiho estaba bastante aturdida pero le siguió sin saber que otra cosa podía hacer.
En la cabina de la noria Sakura observaba a Naruto que, entusiasmado, no paraba de mirar a través de los cristales.
- Esto es alucinante Sakura, mira... se ve todo precioso.
- Naruto... Naruto... escúchame.
- Si, dime.
- He estado pensando, he pensado mucho sobre... sobre nosotros.
- ¿Sobre nosotros?
- Naruto tu y yo somos muy buenos amigos ¿verdad?
- Bueno, yo pienso que si.
- Al principio yo te trataba muy mal y te menospreciaba.
- Eso ya es parte del pasado.
- Pero ahora te aprecio mucho.
- Esto... Sakura... yo... no hace falta que me digas nada.
- Si, si hace falta porque siempre te he tratado bastante mal pero tú siempre has estado a mi lado.
- Bueno pero eso era antes, ahora...
- ¿Y si te digo que tu me gustas?
Era una situación incómoda. Naruto miró al suelo, se suponía que esas palabras eran las que siempre estaba esperando oír pero por alguna razón le sonaron vacías y huecas y le dañaban por dentro.
- ¿No me crees?
- No es que no te crea es que... tú estás enamorada de Sasuke.
- Eso es cierto pero... me he dado cuenta de que todo el mundo no gira alrededor de él y que me estoy perdiendo muchas cosas solo por mi cabezonería.
- ¿Qué me estás intentando decir?
- Pues yo... me gustaría... no sé como decirlo... yo... creo que debería...
- Déjalo Sakura - Naruto la miró tristemente - Tu me gustas, me gustas mucho, tú lo sabes, nunca lo he ocultado y me gustaría mucho salir contigo y que me dieras una oportunidad pero... por mi... no porque quieras utilizarme para alejarte de Sasuke.
- No me has entendido Naruto, yo no quiero alejarme de Sasuke lo que quiero...
- Sakura, somos amigos, tenemos confianza, tu sabes lo que siento por ti y yo se lo que sientes por Sasuke... No me utilices para olvidarle, por favor te lo ruego, no me utilices.
Presa de una vergüenza enorme, Sakura no pudo evitar romper a llorar. Naruto se sentó a su lado y la abrazó.
- Lo siento Naruto... no se lo que me ha pasado.
- No pasa nada, no te apures más... no estoy enfadado o molesto... te entiendo... te entiendo perfectamente.
- Es que yo...
- No te preocupes, ya verás como todo se arreglará, Sasuke aclarará sus sentimientos y... pase lo que pase yo estaré a tu lado.
Sakura le miró sin comprenderle. No supo que le pasó exactamente, Naruto la miraba con sus ojos brillando, estaba tan guapo, nunca se había dado cuenta de lo guapo que era y parecía tan preocupado por ella... Sin darse cuenta se acercó a él y cuando quiso darse cuenta estaba besándole y él, tembloroso le respondía a aquel beso.
Se separaron bruscamente y con las caras enrojecidas evitaron mirarse.
- Esto yo... - comenzó a decir Naruto ocupando el asiento de enfrente.
- El paisaje es muy bonito - dijo muy nerviosa Sakura, mirando por los cristales.
Ambos estaban nerviosos y no comprendían que había pasado, ahora lo único que deseaban es que aquella vuelta terminase pronto y bajar de allí.
Todo el mundo conocía a Tobi y sus excentricidades. Era un chico peculiar que hacia todo a su manera única e inimitable. Por eso nadie se extrañaba ya de lo que pudiera hacer. Ni siquiera se extrañaban mucho cuando, paseando junto a Sasori y Deidara, de pronto pasó el brazo por la cintura de éste último y lo atrajo hacia él.
- ¿Se puede saber que estás haciendo, capullo? - gritó enfurecido Deidara.
- No te enfades Deidara-sempai, Tobi solo quiere que se cumpla su deseo.
- ¿Y para eso tienes que acosarme?
- Tobi no quiere que Deidara-sempai se escape.
- ¡Un puño en tu cara se me va a escapar!
- Deidara-sempai huele muy bien - susurró a su oído haciendo que su aliento produjera un escalofrío recorriendo la espina dorsal de Deidara.
- Por favor Tobi déjame...
Ya estaba ahí otra vez esa maldita reacción que tanto odiaba a Deidara, podía enfadarse con Tobi, podía gritarle y hasta golpearle pero no podía controlar esos malditos escalofríos que le ponían el vello de punta.
- Bueno - habló con seriedad Sasori - Yo me marcho. Que os lo paséis bien.
- ¿Pero que dices Sasori? ¡No puedes irte! - gritó Deidara intentando separase de Tobi.
- Ten cuidado Tobi, te recuerdo que Deidara puede ser muy violento.
Deidara abrió los ojos desmesuradamente cuando sintió los dientes de Tobi mordisqueando el lóbulo de su oreja.
- Te mato - dijo con voz ahogada - Te juro que te mato...
Violentamente se vio de pronto empujado contra una pared y con las muñecas aprisionadas por las fuertes manos de Tobi.
- ¿Te das cuenta de que no hay nadie por aquí? -sonrió malicioso Tobi.
- Suéltame o lo lamentarás - le dijo con el tono mas amenazante de voz que pudo.
- Como me gustas cuando te enfadas.
- Tobi estoy hablando en serio, ya te estás pasando con esta tontería.
- Dame un beso y te dejo.
- Esta vez no he bebido así que no podrás hacer lo que te venga en gana ¡Antes de arranco la cabeza!
- ¿Estás molesto? - Tobi sonrió y acortó la distancia de los dos cuerpos.
- Te juro que te mataré si te acercas más.
- Pues vete... no te estoy sujetando.
Deidara se dio cuenta en ese momento de que Tobi ya no le estaba sujetando con fuerza las muñecas y que podría soltarse rápidamente pero no tuvo tiempo de hacer nada porque los labios de Tobi se apoderaron de su cuello succionando su piel y provocándole de nuevo esos malditos escalofríos.
- Deidara- sempai tiene una piel deliciosa - murmuró Tobi sin apartarse.
Deidara sentía ganas de llorar, aquella era una situación muy vergonzosa ¿por qué tenía que hacerle sentir así? Los labios de Tobi subieron hasta los suyos... Deidara retiró la cara.
- Sabes a manzana - susurró de nuevo Tobi.
- Por favor, Tobi... déjame - suplicó débilmente.
Tobi le soltó del todo y se separó de él.
- Está bien, está bien... Tobi no quiere que Deidara-sempai se sienta mal.
- Eres un estúpido Tobi y algún día...
- ¿Algún día Deidara-sempai me hará caso? - añadió burlón.
- Algún día... - Deidara le señalo amenazante dispuesto a decir cualquier cosa que sonase sangrienta y dolorosa pero se vio a si mismo mirando los ojos de Tobi, unos ojos que a pesar de su aparente tontería y burlas le miraban de forma dulce y hasta un poco tristes - Algún día... Tobi... algún día... te arrepentirás.
Tobi vio marcharse muy enfurecido a Deidara.
- Algún día Deidara - susurró - Algún día tomaré lo que quiero.
Kankuro miró al cielo y decidió acercarse a casa de Sumire. No sabía porqué, simplemente lo hizo.
Shino miró al cielo y decidió dar un paseo. El tenía sus propias preocupaciones. Aunque nadie decía nada si había algo que continuamente rondaba por su cabeza, pero él, discreto como era, no se atrevía nunca a hablar de ello. Caminó sin rumbo fijo y de pronto vio a Kankuro mirando una casa.
- ¿Que haces aquí, Kankuro?
- Nada, daba un paseo ¿y tú?
- Tampoco nada. ¿Tú no has salido con tus hermanos?
- No, yo estorbaba, te lo aseguro ¿Sabes quien vive aquí?
- Pues no - contestó en tono irónico, por supuesto que sabía quien vivía allí -¿Alguien importante?
- Sumire. Me pregunto que hará, ella no iba a salir.
- ¿La llamamos?
- ¿Tu crees?
- Lo mismo está aburrida o deprimida... Mira, podemos ir a ese banco de allí.
- No parece que desde allí se vean muy bien las estrellas.
- ¿Tu vas a ver las estrellas? Además creo que ella se pondrá contenta de tener compañía. Venga, llámala.
Kankuro le sonrió y llamó a casa de Sumire. Esta estaba en plena llantina-sofocón provocada por la película que estaba viendo. La hermana de Sumire miró a los chicos que cuando menos le resultaron graciosos. Ayumi, que era su nombre, era una chica más o menos igual de alta que Sumire, tenía 19 años, su mismo color de pelo salvo que mejor peinado, bastante largo y recogido en una coleta alta, tenía además los ojos igual de grandes y del mismo color que Sumire.
- Es Ayumi, mi hermana mayor - la presentó Sumire.
- ¡Carai! - exclamó Kankuro - ¡Os parecéis bastante!
- Solo en el físico, te lo aseguro, mi hermana es muchísimo mas lista que yo y no se olvida de las cosas y no se cae tanto.
Después de unos minutos de charla, salieron los cuatro para pasar un rato en aquel banco que habían descubierto.
- Esto me recuerda - hablaba Ayumi - Al día que Sumire se nos perdió en el festival porque se fue siguiendo a unos abuelos.
- No, no me lo recuerdes.
- ¿Te perdiste porque seguías a unos abuelos? - preguntó divertido Kankuro.
- Eran unos abuelos muy tiernos. El abuelillo tenia barba y a mi los viejitos con barba me causan mucha ternura - Kankuro y Shino rieron - Es cierto, me parecen adorables.
- Será que te recuerdan a Santa Klaus - apostilló Shino.
- A mi me gustan los viejitos con barba, es que me dan como penilla, no se.
- ¿Y por qué seguiste a unos abuelos? - se interesó Shino.
- Porque tenía barba, ya te lo he dicho.
Ayumi, a pesar de las protestas de Sumire, comenzó a contar aquella anécdota y después siguieron con otras, protagonizadas también por Sumire y su habitual despiste.