sábado, 30 de agosto de 2014

113. Lo que Hinata desea hacer

Shiho y Lee caminaban despacio y con cuidado de no caerse. Shiho se ajustaba sus gafas y miraba todo con gran curiosidad, para ella todo tenía interés, desde las formas que habían cogido las piedras debido a la erosión hasta esa especie de laberinto subterráneo.
- Es increíble - decía - Es que no me puedo creer que esto está bajo tierra y que el hombre no haya participado en nada ¿Que tipo de roca es esta? Tenía que habérselo preguntado a Shikamaru.
- Que curioso - comentó Lee.
- ¿Que te resulta tan curioso?
- Es que creí que te gustaban las estrellas y el espacio pero veo que también te gusta lo que está enterrado bajo tierra.
- Me interesa todo ¿Te has dado cuenta de lo impresionante que es este lugar? ¿Cuánto tiempo llevará aquí? ¿Cuando empezó a formarse esta cueva?
- ¿Tu crees que vivirían en ella nuestros antepasados?
- Pues supongo que no porque nos lo hubiera dicho Shikamaru, seguramente si hubiese habido restos humanos en esta cueva pues... no se, creo que no ¿Pero te imaginas los animales que habrán buscado refugio aquí?
- A lo mejor nuestros antepasados no vivieron aquí pero si buscaron refugio ¿no?
- Si, seguramente ¡Y dinosaurios!
- ¿Y se perderían también por aquí?
- Que sitio tan... silencioso, aislado del mundo, aquí dentro parece que el tiempo no existe ¿verdad? Es como si estuviésemos aislados, resulta raro pensar que fuera el mundo continúa.
- ¿Sabes lo que puedes hacer? Escribir un artículo sobre esto.
- ¿Sobre qué exactamente?
- Sobre las cuevas, unos lugares mágicos y perdidos en el tiempo.
Shiho rompió a reír alegremente.
- ¿Te hace gracia lo que he dicho?
- Es que te ha quedado muy bonito.
- ¡Si! ¡A veces recibo inspiración! Aunque quizás es por estar a tu lado - ambos se miraron y retiraron inmediatamente la mirada nerviosos - Quiero decir que gracias a ti se me despierta la curiosidad de cosas que nunca había imaginado, sabes tantas cosas que me das envidia... entiéndeme, es envidia de la buena, o sea que te admiro y me entran ganas de aprender... ¡Ay me estoy liando mucho! ¿Que es lo que estoy diciendo?
Shiho volvió a reír.
- Eres un chico estupendo, contigo nunca se aburre nadie.
- ¡Ala! Harás que me ponga colorado, ya sabes ¡es la fuerza de la juventud que corre por mis venas! Gracias, nunca nadie me había dicho algo tan bonito.
- ¿Nunca?
- Mi madre tal vez pero creo que ella no cuenta.
- Pues eres un chico asombroso, te esfuerzas más que nadie por aprender.
- Ah, bueno, eso no tiene mucha importancia.
- ¿Te puedo preguntar algo?
- Claro, si no es muy difícil.
- ¿Te gusta Sakura?
- No - contestó con contundencia - Me gustaba y mucho pero ya no.
- ¿Cómo se desenamora alguien de una persona?
- Pues es doloroso pero al final te das cuenta de que los sueños a veces son solo sueños.
- ¿No crees en los sueños?
- Uy si, mas que nadie, pero ese sueño era más bien una cabezonería mía.
- Te entiendo. A veces nos gusta una persona y no lo podemos evitar y creemos que nos hemos enamorado o algo parecido y de pronto nos damos cuenta de que no, de que solo le admiramos o cosas así.
- ¿A ti te ha pasado?
- Claro. A mi me gustaba mucho Shikamaru, yo le veía y pensaba que nunca más iba a gustarme otro chico.
- Vaya, no sabía eso de ti.
- Pues debes ser de los pocos que lo ignoraban porque se me notaba bastante.
- ¿Y que pasó?
- Nada. Simplemente me di cuenta de que, como tú dices, era una cabezonería.
Lee sonrió satisfecho.
- Somos muy iguales ¿A que si?
- Corrígeme si me equivoco pero tu eres disléxico ¿no?
- Pues si, lo soy.
- Entonces doy por hecho que tú la izquierda y la derecha como que las equivocas.
- Nunca se cual es la derecha - rió.
- Bien... pues creo que nos hemos perdido y que no debes saber como salir de aquí.
- Hombre - dijo riendo y rascándose la cabeza - A lo mejor si hacemos lo contrario a lo que yo piense...
- Escucha... ¿No oyes como voces?
Lee puso cara de estar muy atento. Se oía una especie de murmullo pero por varios sitios.
- Esto lo llevamos oyendo desde que nos hemos metido aquí.
- Si, es porque el sonido se expande pero yo me refiero a otro sonido más cercano.
Lee volvió a escuchar atentamente.
- ¡Si! Es por... ¡Ahí! ¡Eh! - gritó - ¿Hay alguien cerca?
- ¡Kankuro ya nos han encontrado! - escucharon.
- ¿Sumire? - preguntó Shiho mirando a Lee.
- ¿Sumire? - gritó Lee.
- ¿Lee? - escucharon gritar también a Kankuro - Seguid hablando que podamos guiarnos.
- ¡Vale! - contestó en voz alta Lee.
- Creo que esos están tan perdidos como nosotros - comentó Shiho.
Después de unos momentos algo caóticos los cuatro se encontraron. Sumire corrió a abrazarse a Shiho.
- ¡Que miedo que he pasado!
- ¿Miedo por qué? Si estabas conmigo - dijo Kankuro.
- A lo mejor es que tenía miedo de ti - rió Lee.
- Tenía razón Shikamaru y esto es bastante laberíntico - habló Shiho.
- ¡Ya te digo! - agregó Sumire - Y eso que esta era la parte en la que no nos podíamos perder.
- Que no dijo que no nos pudiéramos perder - volvió a puntualizar Kankuro - Que lo que dijo es que nos encontrarían.
- Pues entonces solo tenemos que esperar a que nos encuentren - concluyó Sumire.
- Pues mira, si, es la mejor opción - afirmó Shiho - Está claro que dando vueltas no vamos a saber salir y les pondremos más difícil el encontrarnos, es mejor que nos quedemos quietos esperando.
- ¿Pero nos van a buscar?- preguntó con cara de pena Sumire.
- Pues claro, en cuanto vean que tardamos en salir se imaginarán lo que ha pasado - respondió Kankuro.
- ¡Claro! - exclamó Lee - Y Shikato o Shikamaru, que parecen conocer este sitio vendrán a buscarnos.
- Pues espero que sea cierto - comentó Sumire - ¿Y tardarán mucho en darse cuenta de que faltamos? Quiero decir ¿Cuando empezarán a sospechar que nos hemos perdido?
- Pues eso no lo se - contestó Kankuro - Pero creo que pronto. Yo de momento voy a sentarme a esperar.
- ¿No está eso húmedo? - se interesó Shiho.
- Mojarme un poco el culo tampoco me asusta demasiado.
- Yo también voy a sentarme - dijo Sumire haciéndolo al lado de Kankuro y justo en el momento en el que esa parte del cuerpo donde la espalda pierde su respetable nombre tocó el suelo sintió un horrible y punzante dolor - ¡Ahhhhhhhhh!
- ¿Que te pasa?
- ¡Me duele!
- ¿El qué?
- El culete... ¡Ay! ¡Que dolor más feo!
- Eso es por el golpe de antes - explicó Shiho.
- Pero si ya no me dolía.
- Pues ya ves.
- Ah, ah, ah... ya parece que he encontrado la posición.
- Pues mañana te va a doler más - advirtió Kankuro.
- Pues si, tu dame ánimos.
...
- ¿Dónde están los niños? - preguntaba asustada Akane.
- Tranquila - respondió Shikato - Están con nuestros primos.
- ¿Y Lee y los demás? - se interesaba Shikamaru.
- Pues aún no han salido así que sospechamos que deben haberse desorientado un poco - contestó Chiharu.
- Hombre si han dejado que Lee les guíe, seguro - añadió Ten-Ten - Es que es disléxico y eso de orientarse espacialmente no lo lleva muy bien.
- Iba con Shiho ¿verdad? - preguntó Ino.
- Por eso, seguro que él se ha erigido en guía - respondió Ten-Ten - Y como Shiho no le conoce bien le habrá seguido.
- Seguro que es eso - recapacitó Shikamaru - Y Kankuro seguirá a Sumire sin mirar por donde van y Sumire es bastante despistada ¡Mendokusei! Bueno, esto es fácil, Chiharu, Shikato y yo conocemos estas cuevas así que les encontraremos bien.
- ¿Y nos niños? - insistió Akane muy nerviosa.
- Pues supongo que lo mismo - contestó Shikamaru
- ¿Que me digáis donde están? - gritó Akane,
- Se metieron en uno de esos pasadizos pero tampoco han salido - explicó Naruto.
- Pero no tenéis que preocuparos porque los primos de Shikamaru tienen unos mapas y los llevan - habló Hideki.
- ¿Unos mapas? - le interrogó Shino.
- Ay dios mío, que mal presentimiento tengo - se quejó Akane - ¿Y en que pasillo se han metido?
- Pues no se... - titubeaba Hideki - En uno de esos.
- ¡Que dice que tienen un mapa, Shikamaru! - habló asustada Akane.
- Tranquila Akane - trató de calmarla Hana - Los primos de Shikamaru sabrán salir también ¿O no?
- No, esos no saben - contestó Shikato.
- Bueno pero tienen un mapa - agregó Kiba.
- Ay que mal presentimiento - continuaba Akane - Creo que me estoy poniendo enferma.
- El problema es que no hay mapas de las cuevas - habló Chiharu - Solo los que hacemos nosotros y no es que sean muy fiables.
- Pues ellos tenían un mapa de todo - continuó Hideki.
- A ver, Hideki - trató de resultar amable Shikamaru - ¿De todo?
- Si.
- Pero no será de todo, todo, seguro que esa parte no - señaló los huecos marcados - ¿A que no?
- Que si, de todo.
Shikamaru miró a Shino alarmado y luego a Shikato.
- ¿No será que se han metido por uno de esos rojos por donde no debíamos meternos? - gritó Akane.
Se hizo el silencio.
- Ay que si, que seguro que se han metido - se quejó Akane nerviosa.
- Tranquila, eso no lo sabemos - le dijo Ino.
- Que si, que si, que si, que yo les conozco, esos se han metido a la aventura ¡Shikamaru! - le miró llorosa.
- ¡Pero tienen mapas! - replicó Hideki.
- ¿Que tienen mapas? - bramó Akane - Ay, a mi me va a dar algo, yo los mato, los mato.
- Tranquilizaos - dijo Hana - Si nos ponemos nerviosos no vamos a pensar con claridad.
- Ay que se han metido, que se han metido - continuaba Akane mientras comenzaba a sentirse más y más agobiada y a respirar con dificultad.
- No, no, Akane - se acercó a ella Hana - Eso no lo sabemos.
- Que si, que si, que los conozco, se han metido y se han perdido y ha sido culpa mía... mi padre me va a matar.
- Akane te estás híper ventilando - le decía suavemente Hana - Tranquilízate, vamos, respira, respira.
- No puedo, no puedo... no puedo respirar, me ahogo.
- Venga Akane - se acercó también Ino - Venga, yo se lo que hay que hacer en estos casos.
- Me va a matar, me va a matar...
- Le está dando un ataque de ansiedad - se alarmó Hana.
- Venga, ponte en cuclillas, hazme caso y mete la cabeza entre las piernas.
- ¡Pero eso es muy difícil, Ino! - exclamó Minako.
- Pues que se siente, pero es lo que tiene que hacer.
- ¿Que es lo que hacemos, Shikamaru? - le dijo Shino - Cuanto más tardamos quizás más se están perdiendo.
- Cierto. Lo primero es que Chiharu vaya a buscar a los que sabemos que están menos perdidos - lo primero, según Shikamaru era procurar que nadie se pusiese más nervioso, distraer a Chiharu y Minako era una buena idea - Minako, tu ve con ella.
- Venga, vamos Minako, vamos de rescatadoras.
- ¡Shikamaru! - Naruto se plantó delante de él - ¡Vamos a buscarles ahí dentro, ttebayó!
- Naruto no, nos perderíamos nosotros también. Voy a entrar yo solo.
- Claro, para perderte tú - agregó Ten-Ten - Muy bueno, genio.
- Yo voy contigo - dijo Naruto.
- No, voy yo solo. Tampoco voy a entrar mucho, solo a gritar a ver si los oigo o me oyen.
- Eso no es muy buena idea - le refutó Shino.
- Pues alguien tiene que entrar a buscarlos. Naruto - ahora tenía que conseguir que Naruto o Kiba no se pusiesen tampoco muy alterados, también había que distraerles - ¿Recuerdas como se vuelve a casa de mis abuela?
- Yo lo recuerdo - se adelantó Kiba.
- Pues entonces corre, ve a buscar a mis tíos y diles que vengan con los bomberos o... lo que sea.
- Voy corriendo a avisar, pero tú no entres Shikamaru, solo asómate.
- Yo entro contigo - dijo Shikato - No se te habrá ocurrido no contar conmigo ¿verdad?
- No, claro que no. Tu te asomas en ese de allí y yo en este. Ten-Ten, Ino, Hana, vosotras sacad a Akane de aquí, necesita respirar aire.
- Si, va a ser lo mejor - contestó Hana.
- No, yo no me voy de aquí, no me voy de aquí - lloraba Akane de forma histérica.
- Akane escúchame - habló Shikamaru muy serio - Tu vas a salir con Hideki y te vas a ocupar de él ¿entiendes?
- ¡Shikamaru! - llegó corriendo Minako - ¿A que no sabéis que ratoncitos hemos encontrado?
Todos miraron expectantes, se oían muchas voces, Akane se incorporó y al ver aparecer a Chiharu con los niños sintió como de pronto algo le pasaba, algo que la dejaba sin fuerzas, las voces empezaron a sonar de forma apagada, sabía que hablaban, los demás hablaban y le parecía que se movían aunque no podía enfocar bien, su estómago se revolvió, quería vomitar y de pronto las piernas dejaron de sostenerla.
...
- Me tengo que marchar - decía Iruka a Jisei que hacía un enorme puzzle en la mesa del comedor - Lo siento.
- ¿No te vas con Kisuke?
- No, es que, no tuve más remedio que quedar con Kakashi.
- Pues que te lo pases bien.
- Jisei...
- Que no te preocupes, que a mi no tienes que darme explicaciones.
- Es que quiero dártelas - dijo sentándose en una de las sillas.
- Yo voy a ir al templo, quiero ayudar un poco.
- ¿No vas a salir con tus amigas?
- No. Ryuko y Chouji necesitan pasar más tiempo a solas, no es que me moleste estar con ellos, no, ellos no son de esos novios empalagosos que están todo el día besuqueándose pero creo que necesitan hablar de muchas cosas.
- Créeme que preferiría pasar la tarde contigo.
- No me digas eso que me voy a terminar haciendo ilusiones. Anda vete.
Iruka la miró, estaba completamente concentrada en el puzzle. El hubiese querido quedarse allí, haciendo el puzzle con ella pero recordaba la conversación que había tenido en la cafetería aquella mañana con Kakashi.
"...
El hermano de Jisei acababa de marcharse y Kakashi miraba a Iruka sonriendo de medio lado.
- ¿Qué pasa? - preguntaba inquieto Iruka.
- ¿Tiene que pasar algo... sensei?
- Kakashi que nos conocemos.
- ¿Has pasado la noche con esa chica?
- ¿Qué chica?
- Con la hermana de quien ha ido a tu casa a buscarla.
Iruka guardó silencio.
- ¿Crees que soy tonto... sensei? Jisei ha pasado la noche en tu casa. No, déjame terminar, no digo que haya sido una aventura amorosa porque su hermano ha ido a buscarla pero supongo que por alguna razón ha pasado la noche en tu casa.
- Ayer nos pilló la tormenta - contestó Iruka resignado - Por favor Kakashi te pido que...
- No te preocupes que no voy a ir chismorreando de ti, solo dime ¿Es ella?
- ¿Quien? - preguntó confuso Iruka.
- La chica de la que te has encaprichado, es ella ¿verdad? Si no lo fuera no habrías intentado engañarme de esa forma tan patética.
- Lo siento Kakashi pero compréndeme.
- Si te comprendo, te comprendo perfectamente y también comprendo que no quisieras que la viera.
- Ella es mi amiga, no es solo una alumna, yo la conozco, la conozco a parte del instituto, he pasado muchas horas con su familia.
Kakashi lanzó un largo suspiro.
- Y es muy atractiva - comentó sonriendo - No te juzgo Iruka, te entiendo, la chica te ha gustado y ya está pero comprende que te puedes meter en un problema ¿Que piensas hacer si os descubren?
- ¡No lo se! Todo lo que tu me digas ya me lo he dicho yo mil veces así que no me lo repitas.
- No te lo voy a repetir.
- Cuento con tu discreción.
- Por supuesto Iruka, somos amigos ¿o no? Pero me debes una, así que esta tarde te vienes conmigo, Anko y Shizune.
..."
Sonrió, le hizo gracia imaginarse a sí mismo en esa situación. Últimamente se comportaba como uno de sus alumnos.
- Realmente eres una bruja.
- Claro, eso ya lo sabías.
- Y me estás embrujando.
- No que va, eso es la droga que te echo todos los días en la comida sin que te des cuenta - bromeó.
- Por cierto, mañana voy a que me quiten los puntos y después a mi casita. Por fin os librareis de mí.
- ¿Pero tan pronto? - Jisei no disimuló su desilusión.
- ¿Te parece poca la guerra que ya os he dado?
- Ya te hemos dicho que no molestas pero eres bastante terco.
- Si yo estoy bien, estoy muy bien, no puedo estar aquí gorroneando.
- Y aunque insista no voy a conseguir convencerte ¿verdad?
- No puedo mudarme a vivir aquí, compréndelo.
- Supongo que estarás deseando estar en tu casa. Estarás más cómodo y si te apetece ir en calzoncillos puedes hacerlo sin problemas y aquí no. Entiendo que quieras iré a tu casa, solo quiero asegurarme que estas bien.
- De todas formas he llegado a un acuerdo con tu madre, bueno, no he tenido más remedio. M ha convencido de que me hará la comida y tú o Kisuke me la llevareis todas las tardes. He tenido que ceder en eso - sonrió Iruka - Sino no me dejaba marchar.
- Parece como si te tuviésemos secuestrado - rió - Por cierto, sensei ¿Cuando vas a volver al trabajo?
- ¿Me echáis de menos?
- Yo si. Vamos no es que me queje porque eres un profesor mas bien algo tirano pero eres mono y alegras la vista.
- La semana que viene han dicho que me dan el alta, así que volverá el tirano a las clases pronto.
...
- Akane... Akane...
La voz de Shikamaru llegaba hasta ella desde un sitio lejano y cada vez con más claridad.
- Akane, despierta...
Akane parpadeo varias veces hasta que vio con claridad la cara de Shikamaru mirándola asustado. Oyó como varias personas se alegraban y le preguntaban casi a la vez como estaba.
- ¿Qué me ha pasado? - dijo intentado levantarse.
- Ha sido por culpa de la ansiedad que sentáis - contestó Hana, Akane giró la cabeza y la vio arrodillada a su lado.
- ¿Me desmayé?
- Y me asustaste mucho - Shikamaru le acarició el pelo.
- Menudo susto nos has dado - añadió Shino.
Akane terminó de incorporarse.
- ¿Te encuentras bien? ¿Te duele algo? - se preocupó Shikamaru.
- No... - mintió, si le dolía, de pronto empezó a sentir un dolor bastante molesto en los riñones - ¿Y los demás?
Allí solo estaban Shikamaru, Shino y Hana.
- Mi primo ha ido a buscar a los que todavía están perdidos y el resto corriendo a avisar que no hace falta que alarmen a todo el mundo.
- Que miedo que he pasado. Creo que nunca he pasado tanto miedo, creí que me ahogaba y que el corazón se me iba a salir.
- Te agobiaste demasiado - comentó Shikamaru - Eres muy exagerada.
- Es porque tengo sangre en las venas, no como tú, que no te agobias por nada.
- Ah, ya te agobias tu por los dos.
- Venga, vamos saliendo nosotros también - propuso Shino - Aquí no hacemos nada.
- Es buena idea, vamos Akane - agregó Hana.
- Si - también asintió Shikamaru - Aquí no hacéis nada. No os preocupéis por los demás que Shikato los encontrará enseguida.
Al levantarse Akane sintió como ese dolor parecía aumentar pero decidió callarse. Ya había molestado bastante a todo el mundo, ayer también se quejó de que tenía molestias y preocupó a Shikamaru pero hoy no lo haría... solo necesitaba descansar un poco.
- Akane... - Shikamaru estaba observándola - ¿Te duele el vientre?
- No, no... estoy bien, solo algo mareada - mentir no mentía, no era el vientre lo que le dolía.
- Venga - dijo Shino - Agárrate a mí y vamos saliendo.
Esperaron en la entrada de la cueva hasta que por fin salieron Shikamaru, Shikato, Lee, Shiho y Kankuro que cargaba con Sumire a su espalda.
- ¿Que te ha pasado, Sumire? - se interesó Hana.
- ¿Te has vuelto a caer? - preguntó Akane.
- No, que va pero es que me duele mucho la colita al andar.
- ¿Ahora te duele? - volvió a preguntar Akane.
- Claro, en cuanto se le ha enfriado el golpe - explicó Hana - Y mañana será peor.
- Ala venga si, tú también dame ánimos. Déjame bajar Kankuro.
- No, no quiero, si bajas iremos muy despacio.
- ¡Ha sido toda una aventura! - exclamaba jubiloso Lee - ¡Por fin vemos el cielo azul!
- Lo dices como si hubierais estado ahí dentro semanas - comentó Shikato - Akane tienes mala cara ¿Cómo te encuentras?
- Bien, bien, solo estoy aún como aturullada.
Y emprendieron el camino de vuelta. No anduvieron mucho cuando un jeep apareció ante ellos. Era uno de los tíos de Shikamaru que acudía a recogerlos, ya sabían que no había ningún peligro pero Ino y Ten-Ten habían contado lo de la crisis de ansiedad de Akane y pensaron que era lo más apropiado.
Durante el camino de vuelta fueron en le jeep, Shiho, en el asiento del copiloto y Hana, Akane y Sumire detrás. Sumire no sabía como sentarse, aquellos botes que daba el coche no ayudaban para nada, a cada maldito bote parecía que le clavaban algo en la base de la columna.
No iba mejor Akane que además del dolor en los riñones que también aumentaba con cada maldito bote, empezaba a sentir que iba a vomitar. Cerró los ojos e inconscientemente se agarró a Hana.
- ¿Akane que te pasa? ¿Te has mareado? - se alarmó la chica.
Akane no contestó pero movió la cabeza afirmativamente.
- ¿Te encuentras mal? - preguntó el tío de Shikamaru - Baja la ventanilla que le entre algo de aire ¿Quieres que pare? Ya estamos llegando ¿No puedes aguantar?
Cuando por fin llegaron Hana abrió rápidamente la puerta para salir y ayudarla. Akane bajó prácticamente doblada de dolor mientras el resto de sus compañeros y sus hermanos, que ya estaban allí, se acercaban a velos.
Se organizó bastante revuelo, unos preguntaban a Shiho y Sumire que es lo que les había pasado, otros preguntaban a Akane como se encontraba, Sumire contaba lo que le dolía "el amor propio" como ella lo llamaba y la abuela de Shikamaru, al ver a Akane se alarmó bastante y la hizo subir a su habitación.
Al llegar por fin Shikato, Shikamaru, Kankuro y Shino encontraron a todos, salvo a Akane, bastante relajados comentando la caída de Sumire, incluso parecía que todo se había medio calmado entre Kiba e Ino.
Había llegado la hora de prepararse para volver a Konoha, todos menos Akane, fue difícil convencerla debido a su cabezonería pero lo mejor era que ella no viajase, no se encontraba bien y el viaje era largo y pesado así que era mejor que se quedase allí por lo menos a pasar la noche.
- No te preocupes - dijo Shikato - Mañana yo te llevo a Konoha y así de paso veo la ciudad que hace bastante que no voy por allí.
- ¿Es que tu no estudias? - le preguntó Minako.
- Si, por supuesto que estudio, estudio ingeniería medio ambiental.
- A mi primo le gusta trabajar aquí, en el pueblo y ocuparse de todo esto - aclaró Chiharu.
- ¿Y cuando estudias? - volvió a preguntar Minako.
- Pues entre semana - contestó sonriendo Shikato - Hay una universidad muy cerca de aquí ¿Que pensabas? ¿Que soy un analfabeto sin estudios?
- No, no, por favor, no pensaría eso nunca.
- Los Nara solemos estudiar cosas que nos sirvan para lo que nos dedicamos - explicó Chiharu - Yo estudiaré veterinaria.
- Pero en esta época me gusta ayudar aquí. Luego me toca estudiar el doble pero merece la pena.
- Shikato también es muy listo - aclaró Chiharu - No tanto como mi hermano pero también es listo.
- Bueno Akane, que yo te llevo mañana a Konoha y tu no te preocupes por nada Shikamaru que la cuidaré bien.
- Si - dijo este frunciendo el ceño - No lo dudo.
Se marcharon. Fue la primera vez que Akane sintió pena al ver como Shikamaru se alejaba y eso no le gustó. Recordaba que de pequeña solía ser muy posesiva con sus amigas, que siempre tenía miedo de quedarse sola y a veces era bastante egoísta y no quería que volviera a sucederle lo mismo, tenía que aprender a controlar eso.
- Akane - le dijo la abuela - Ven, quiero enseñarte lo que he estado buscando mientras os ibais al río ¿Sigues sintiendo que no tienes instinto maternal?
- Creo que es por si lo pierdo. Algo me dice que no debo ilusionarme.
- Ya, bueno en eso tienes algo de razón pero yo soy una abuela y por tanto tengo que ejercer de abuela.
- ¿Que quieres decir?
- Ahora lo verás.
Akane la siguió hasta una de las habitaciones, allí estaba la bisabuela sentada en un sofá y miraba dentro de una caja con ojos tiernos.
- Hola abuela Shikami ¿Cómo estás?
- ¿Te encuentras tu mejor?
- Si, ya estoy bastante mejor.
- Pues mira, ven a ver esto - sacó una prenda pequeña de ropa - Mira, este es el primer jersey que le pusimos a Shikamaru... eran tan pequeñito.
- Es la ropa de Shikamaru cuando era bebé. Nosotros lo guardamos todos. La abuela Shikami y yo hemos pensado que quizás te gustaría algo.
- Pero... es que...
- Akane no quiere ilusionarse por si lo pierde - explicó la abuela a la bisabuela.
- Pero no me digas que no sientes algo en tus entrañas al ver esto ¿A que si? Tienes instinto aunque digas que no y por más que lo niegues y te hagas la dura, si ahora pierdes ese niño vas a sufrir mucho, así que... Toma, mira que calcetincitos mas chiquititos... parece imposible que Shikamaru tuviera un pie tan pequeño ¿verdad?
...
Gaara y Hinata daban un largo paseo por la afueras de Konoha, a ambos les encantaba pasear el uno al lado del otro aunque apenas hablasen.
Caminaban uno al lado del otro, sin tocarse por supuesto, la educación de Hinata no se lo permitía, ella era una Hyuuga, una familia antigua y llena de tradiciones y además muy conocida, así que no, no era su prometido formal, por lo tanto no podía arriesgarse a que alguien los viera cogidos de la mano. Su padre era muy estricto con ella y con su comportamiento y ya bastante sentía que le había defraudado toda su vida como para fallarle en esto también. Así que caminaban el uno al lado del otro, Gaara lo entendía y a él le daba igual ese pequeño detalle, con estar al lado de Hinata tenía más que suficiente.
Caminaban despacio, hablaban poco pero se miraban y se sonreían mucho. Ahora no sabían en que situación exacta se encontraban, si estaban saliendo o no pero a Gaara no le importaba, él vivía en una nube, se sentía feliz como nunca se había sentido en su vida, no podía pedir más de lo que tenía, él, el niño triste y solitario, él, el huraño con aquel mal genio, él, que soñaba en silencio con algo que creía inalcanzable... ahora lo tenía todo.
Caminando llegaron hasta la puerta de la casa donde vivía Hinata, una casa antigua y llena de historia.
- Hinata, creo que... debería entrar en tu casa.
- Bueno, si, no hay inconveniente en que entres.
- No, me refiero a que debería presentar mis respetos a tus padres.
- ¿A que te refieres?
- Se como es tu padre y lo importante que es para él la buena educación y todo eso. Por esa razón creo que debería pedirle a tu padre permiso para salir contigo, me imagino que es lo que espera ¿me equivoco?
- No, no te equivocas pero es que yo estoy harta, harta de tanta disciplina, harta de tener que comportarme de forma correcta siempre. A veces me siento agobiada, es que siempre tengo que ser educada y comportarme como mi padre espera de mí pero yo... yo... yo quiero vivir por mi misma, hacer algo por mi misma.
- ¿No quieres que tu padre sepa que salimos juntos? Bueno, he hablado muy deprisa, quiero decir que yo quiero salir contigo y me gustaría...
- Si te entiendo, entiendo lo que quieres decir y yo también quiero salir contigo y quiero que mi padre te acepte y no creo que haya problema con eso, eres Subaku no Gaara, eres muy importante en Suna, seguro que te considera apropiado pero... por una vez me gustaría hacer algo solo para mi, sin pensar en mi padre, en si se va a sentir decepcionado o no... Yo a veces me siento... no se como explicártelo... se lo que mi padre espera de mi y yo me esfuerzo pero nunca llego a satisfacerle así que vuelvo a esforzarme y... Me gustaría por una vez, aunque sea por unos días, olvidarme de quien soy, de mi padre, de mi apellido y hacer solo lo que a mi me guste.
- No se si te entiendo bien.
- Gaara, es que eso de que te presente a mis padres suena a... compromiso, como si nos comprometiéramos ya, por lo menos, con lo estricto que es mi padre él se lo va a tomar así, va a querer... no se, formalizarlo o algo, capaz es de... Es que yo conozco a mi padre, se que piensa que soy un incordio, que no valgo para nada, él quería un hijo para que heredase sus negocios y todo eso y nací yo y se sintió muy decepcionado y durante toda mi vida le he decepcionado así que creo que piensa en adoptar a Neji.
- ¿Adoptar a Neji?
- Si, ya sabes, es una costumbre antigua, el cabeza de familia, cuando no tiene hijos varones puede adoptar a quien desee, puede ser cualquiera, desde su propio hermano menor hasta uno de sus empleados que destaque si le apetece, todo pensando en el bien y la prosperidad de sus negocios.
- Pero eso es algo muy antiguo y desfasado.
- Pues puede pero Neji es el hijo del hermano de mi padre y es mayor que yo y creo que mi padre le considera más capacitado que a mi para ocuparse de los negocios familiares.
- ¿No será que quiere adoptarle porque le ve como a un hijo? A fin de cuentas él le ha criado prácticamente ¿Por que cuantos años tenía cuando murieron sus padres? ¿Cuatro, tres?
- Cuatro, cuatro, pero no, lo hace porque es mayor que yo y entonces él sería el heredero.
- Creo que estás exagerando.
- Que no, que lo se, que conozco a mi padre y se que si adopta a Neji yo voy a quedar relegada a ser un simple adorno de la familia.
- ¿Y todo eso que tiene que ver conmigo?
- ¿Es que no lo ves? Que no, que no, que todo va muy deprisa, que ya nos veo comprometidos y yo me niego a comprometer mi vida. No es por ti, tú me gustas pero es que soy muy joven y tú eres muy joven y no sabemos bien como nos vamos a llevar y... no puede ser, no puede ser.
- Está bien, no te pongas nerviosa. Entiendo que eso del compromiso suena como muy exagerado, solo somos dos chicos jóvenes que se gustan. Pero deberías hablar con tu padre y explicarle todo eso, seguro que te comprendería.
- No lo creo.
- Pues habla con tu madre.
- Si, eso es lo que haré, hablaré con ella. Ella no es como mi padre, es más comprensiva, se lo contaré a ella, seguro que me ayuda.
- Pues claro ¿Ves como no había que agobiarse tanto?
- Tienes razón.
- ¿Entonces que hacemos? ¿Salimos o no? Porque es que yo ya se lo he dicho a mis hermanos, es que estaba demasiado contento y me lo notaron.
- Si yo quiero salir contigo, lo que no quiero es que nos comprometan. Si el problema es que tu eres demasiado bueno, eres educado, tu familia está bien considerada y hasta eres guapo... demasiado, a mi padre le vas a encantar y nosotros somos muy jóvenes y... no se como explicarme para que me entiendas.
- No, si te entiendo muy bien pero es que tu me gustas mucho desde hace mucho tiempo.
- Pero somos jóvenes y... o sea yo hasta hace poco más de un mes creía estar enamorada de Naruto ¿y si resulta que nos enamorados de otra persona? No, no digas nada porque nunca se sabe lo que va a pasar.
- Pero eso nunca lo vamos a saber, ni siendo jóvenes ni viejos.
- Ya lo se pero...
- Entonces no quieres que tu familia sepa que salimos.
- No, lo que no quiero es que te conozcan, que se enteren que salgo contigo me da igual.
- Pero a ver, si se enteran que salimos estamos en las mismas, además seguro que tu padre insistirá en conocerme.
- Pues lo retrasaré todo lo que pueda - dijo con su voz dulce pero llena de determinación.
Gaara sonreía, no podía evitarlo, es que Hinata era tan encantadora... con sus dudas, con sus miedos, con lo que fuera, a él le resultaba encantadora y la comprendía, claro que la comprendía, si solo tenía 16 años, normal y lógico que le asustara que la comprometieran, además él la conocía no solo porque fuera su compañera si no es que además iban juntos a los grupos de terapia de la psicóloga y conocía sus sueños y sus deseos de ser una chica normal sin que su padre la obligase a ser casi perfecta, con su educación exquisita y todo eso.
Se inclinó un poco para quedar a la altura de ella y se aproximó lentamente. Tenía un poco de miedo porque desde que le declaró lo que sentía no había vuelto a besarla, esto puede que a ojos de cualquiera pareciese una tontería pero para ellos no lo era, para Gaara, Hinata era tan importante que no se atrevía a hacer cualquier cosa que pudiese molestarla y como ella había mantenido una actitud algo distante físicamente pues él no se decidía, supuso que habría que esperar el momento adecuado porque ese si que iba a ser su primer beso, lo otro fue algo espontáneo y precipitado y tan sorpresivo que no pudo disfrutarlo pero el siguiente iba a ser distinto, porque sería la primera vez que realmente disfrutaría besando esos labios que tantas veces había besado en sueños.
Y ese era el momento, algo le decía que era el momento.