domingo, 24 de agosto de 2014

82. Unos ojos en los que perderse

Jisei y Sumire no se habían alejado demasiado de la estación de tren, por supuesto que esperarían el regreso de sus amigos, no iban encima a quedarse sin saber cual había sido el resultado, aunque Jisei estaba más que convencida de saberlo.
De vez en cuando Ryuko llamaba, estaba muy nerviosa y deseando saber si ya se sabía algo y el que. Por enésima vez Jisei se despedía de ella prometiéndole que en cuanto lo supiese la llamaría y colgaba.
- Ryuko está poniéndose histérica - comentó.
- Y yo también - añadió Sumire - Ve va a dar un ataque de... algo ¿Por qué no llama?
- Porque son malas noticias, si fuera que no está embarazada te aseguro que ya habría llamado.
- ¿La llamamos nosotras?
- Es mejor que no, solo la agobiaremos más.
- ¿No estás preocupada por ella?
- Si pero está con Shikamaru, él sabrá como calmarla.
- ¿Tu crees?
- Sin duda.
- Shikamaru es muy listo.
- No lo digo por eso pero si.
- ¿Y si le llamamos a él?
En ese preciso momento el móvil de Jisei comenzó a sonar sobresaltando a Sumire que no pudo evitar dar un gritito.
- Mira, Shikamaru... ¿Si? ¿Shika?
- ¿Qué? ¿Qué? - instigaba Sumire, Jisei levantó una mano indicándole que callara.
- Ya... entiendo... si... de acuerdo... dale un abrazo de nuestra parte... hasta luego - y colgó.
- ¿Qué?
- Ha dado positivo.
Sumire ahogó una exclamación poniendo sus propias manos en su boca.
- Acaban de coger el tren de vuelta. Voy a llamar a Ryuko y decirles que vengan, creo que a Shikamaru le vendrá bien ver a su amigo.
- Pues yo voy a llamar a Ten-Ten.
- Mujer, no la molestes.
- Es amiga de Akane y seguro que quiere estar con ella, estaba tan preocupada como nosotras.
- Si, es cierto.
- ¿Deberíamos avisar también a Shino?
- No, mejor no. Akane siempre se apoya mucho en Shino pero es Shikamaru el que debe ser su apoyo ahora.
...
El grupo de Naruto daba una vuelta por el centro comercial. Era algo que a Sasuke no le gustaba en absoluto, le aburría enormemente dar vueltas y ver tiendas pero Ino y Sakura parecían entusiasmadas.
- ¿No es un verdadero capricho? - decía Ino a Sakura señalando una pieza de lencería femenina en uno de los escaparates - Mira Kiba, para Navidad te la regalaré.
Kiba miró la prenda torciendo la boca mientras Naruto se reía con ganas.
- ¿Tengo pinta de usar sujetadores?
- Que tonto eres - reía también Ino - El regalo será que lo verás puesto en mí.
- ¡Ino! ¡No seas cochina! - gritó Sakura mientras Kiba se quedaba como hipnotizado mirando aquel trozo de tela.
- Tontaina - murmuró Ten-Ten pasando a su lado.
Eso llamó la atención de Kiba que buscó con su mirada a Ten-Ten juste en el momento en el que veía como esta agarraba la mano de Naruto... claro, se le había olvidado que por lo visto esos dos ahora eran "novios". Eso le puso de mal humor.
- Vamos a entrar en esta tienda a probarnos ropa - dijo Ino - Vosotros esperarnos aquí - señaló una de las zonas de descanso que había cerca - Vamos Sakura ¿Vienes con nosotras, Hinata?
- No, no voy a comprarme nada.
- Ni nosotras tampoco, solo es para probárnosla - añadió Sakura.
- No... no... mejor no.
- ¿Y tu Ten-Ten? - preguntó ahora Ino a su otra compañera.
- Tampoco me apetece, mejor me siento un poco, estoy cansada de andar.
- Que raro que tú digas eso. Bueno, vamos Sakura.
Ten-Ten se sentó en uno de los bancos y casi tiró de Naruto para que se sentara a su lado. Gaara y Hinata, que habían ido todo el camino los últimos y bastante callados, se sentaron en otro y Sasuke y Kiba optaron por sentarse en un tercero. Kiba miraba realmente muy molesto a Naruto y Ten-Ten.
- ¿No crees que deberíamos hacer algo, Naruto? - preguntó Ten-Ten.
- ¿De qué?
- Se supone que estamos saliendo ¿No deberíamos hacer algo?
- ¿Que quieres que hagamos? - se alarmó Naruto.
- No se, quizás comportarnos como si estuviésemos saliendo. Tuya fue la idea ¿no?
- ¿Estás muy enfadada?
- Si, pero mas bien conmigo misma, no se como me he metido en este lío.
No se podía negar lo incómoda que era esa situación para Hinata y Gaara.
- ¿Por qué no nos vamos, Hinata? - se atrevió al fin a proponer Gaara.
- ¿Irnos?
- Si, nosotros dos. No se que hacemos con estas parejas.
- Son... nuestros amigos.
- También podemos dedicarnos a fingir.
- ¿A... fingir?
- Si, igual que ellos.
- ¿A que te refieres?
- A que todo esto no es mas que un absurdo teatro. Sasuke finge que está "saliendo" con Sakura cuando en realidad no le importa absolutamente nada; no se porqué aguanta esta situación, supongo que porque espera conseguir algo de Sakura, tenerla siempre a mano o algo así. Sakura finge que sale con Sasuke pero sabe que él la está utilizando. Ino finge que le gusta Kiba pero lo único que le gusta es tener a un chico a su lado y Kiba finge que le gusta Ino y lo hace porque seguramente Ino le recompense bien por su "obediencia". Y en cuanto a Ten-Ten y Naruto está claro que también fingen, no se porqué razón, ni que pretende conseguir Naruto pero no me convencen.
- Eso lo dices para animarme.
- No, que va, para nada. ¿Que te parece si nos vamos a tomar algo?
- ¿Quienes?
- Nosotros... tu y yo. No me siento muy bien estando con tantas parejas.
- Es un poco incómodo, si... pero no lo tienes que hacer por mi, ya no me duele ver a Naruto con Ten-Ten, lo que quiero es que Naruto esté feliz.
- No lo hago por ti, lo hago por mí. Vamos, te invito.
Gaara se levantó y Hinata le siguió. Ambos se acercaron a donde estaba Naruto.
- Naruto - habló Gaara - Que nosotros nos vamos.
- ¿Os marcháis? ¿Dónde?
- Quiero enseñarle algo a Hinata.
- ¿Que le vas a enseñar? - preguntó Naruto sonriendo silencioso.
- Mi colección de sellos.
- ¿Coleccionas sellos? - se interesó Ten-Ten.
- Tengo de todas partes del mundo. De pequeño no iba más allá de las tierras de mi familia, era mi forma de "ver" el mundo. Tengo una gran colección.
- Eso no me lo has enseñado a mi, dattebayo
- se quejó Naruto.
- Bueno, nos vamos. Nos vemos el lunes en el instituto.
- ¿No vas a salir el fin de semana?
- No lo creo.
- ¿Y tu Hinata?
- En invitado a Hinata a comer al campo - contestó Gaara con su habitual seriedad antes de que Hinata pudiese contestar. La chica le miró totalmente perpleja - ¿Verdad, Hinata?
- ¿Eh? ¡Ah! Si, si.
No sabía muy bien a que se refería Gaara pero tampoco le apetecía salir mucho con parejas, aunque quizás Sasuke no saliese con ellos el fin de semana y eso significaba que Sakura se quedaría sola y le daba un poco de pena pero no, tenía que empezar a pensar en si misma y la invitación de Gaara parecía interesante, además, por mucho que Naruto significase para ella no podía estar todo su vida siguiéndole como una sombra.
Después de unas cuantas frases se marcharon. Ten-Ten les observó hasta que los perdió de vista.
- Creo que les hemos asustado - comentó.
- ¿Por qué?
- Ay Naruto, no seas torpe. Piensa que creen que somos tres parejas de enamorados, no pueden sentirse muy a gusto.
- Si, eso si.
- Pobre Hinata, me da mucha pena.
- A mi también, pero la compasión no es buena y yo la aprecio demasiado como para querer tener compasión por ella.
- Te entiendo. En el fondo eres muy buen chico, Naruto.
- ¿Tu crees? - dijo riendo tontamente mientras se rascaba la cabeza.
- Un poco bruto a veces, otras no te enteras de nada pero tienes un gran corazón. Se que no quieres hacerla daño.
- Nunca haría daño a Hinata, nunca.
Ten-Ten miró de reojo a Kiba y le vio mirándola fijamente como si quisiese penetrar en su mente, seguramente se estaría preguntando que es lo que había visto en Naruto o algo así... será tonto, si él no hubiera sido tan... pelele de Ino ahora no pasarían estas cosas. De improviso cogió a Naruto del cuello y lo atrajo hacia ella para darle un pequeño beso en los labios.
Naruto, sorprendido reaccionó apartándose un poco con gesto de sorpresa y confusión.
- ¿Que haces?
- Se supone que estamos saliendo, no hagas más el ridículo.
- Es cierto - Naruto se giró y vio el enorme mosqueo que mostraba sin ningún disimulo la cara de Kiba. Eso le hizo gracia y fue cuando de la misma forma imprevista devolvió el beso a Ten-Ten - Esto es divertido.
- A ver si te vas aficionar demasiado.
- Es por la cara de Kiba.
- ¿Se ha mosqueado?
- ¿No la has visto?
- No, tú me tapabas la vista.
- Pues se le ha notado un montón, vaya que si.
- Pues que se aguante.
Kiba intentaba disimular pero realmente ese besito le había mosqueado un montón.
- Maldito Naruto - gruñía por lo bajo.
- ¿Escuece? - habló escuetamente Sasuke.
- No creo que eso a ti te importe.
- Tienes razón, no me importa lo más mínimo.
- Pues entonces métete en tus asuntos, Uchiha.
- Como si los tuyos me importaran algo.
- ¿Entonces para que hablas?
- Donde las dan, las toman, Inuzuka. Ya sabes, "diente por diente" y "ojo por ojo".
- ¿Que quieres decir?
- Si no lo entiendes no pienso perder mi tiempo en explicártelo.
- Ya... no, si creo que lo entiendo ¿Pero sabes lo que te digo? Que te apliques el cuento.
- ¿Tú me vas a dar consejos?
- Trata mejor a Sakura porque algún día será la única persona capaz de ayudarte.
- Lo que tú digas.
Kiba no soportaba a Sasuke, no soportaba esa actitud de autosuficiencia y tenía que hacer un gran esfuerzo para no darle con su puño en toda la cara ¿Quien se creía que era? Estaba deseando que Shikamaru le diera en todas las narices, se iba a reír de él pero que con muchas ganas.
...
Durante el camino de vuelta en el tren Akane y Shikamaru parecían haberse tranquilizado bastante. Para Shikamaru todo era de lo mas problemático, no le gustaba para nada esa situación que se había creado pero estaba creada y aunque era un rollo pues no había vuelta atrás, si por él fuera se hubiera recostado en el asiento del tren y cerrado los ojos pero no podía hacerlo, si lo hacía seguramente Akane se lo tomaría como una insulto personal o algo así, así que no le quedaba otra opción que permanecer alerta. Akane parecía haberse tranquilizado, sin duda era la peor noticia que imaginaba pero el miedo inicial ahora se estaba transformando en ganas de protestar, de gritar, de quejarse de que eso no era justo... veía su vida escaparse entre sus dedos como si fuera agua y que por mas que lo intentaba no podía retener, claro que eso le había pasado por tonta y por imbécil y nadie más tenía la culpa, que es que había que ser tonta para hacer lo que ella hizo ¿acaso no tenía información suficiente de lo que podía pasar? si es que quedarse embarazada hoy en día era de tontas, de muy tontas. En un segundo pasó del abatimiento más profundo a el enfado más descomunal con ella misma que nunca había tenido y las nauseas que sentía al oler el perfume de esa señora cerca de ella no ayudaba para nada a sentirse mejor... ahora lo único que deseaba era bajar de ese maldito tren y respirar algo de aire, contaminado pero sin perfume.
- ¿Me devuelves mi costurero? - dijo a su compañero intentando distraer su atención.
- No.
- No es una sugerencia.
- Pues no te lo voy a devolver.
- ¿Y ese capricho?
- Prefiero que me grites a mí antes que vuelvas a hacerte daño.
- No temas, el daño me lo hago a mi misma, no a tu hijo. Tu le haces más daño fumando.
- Eso es cierto. De todas formas no me gusta imaginar a la madre de mi hijo deseando que este se duerma para correr a clavarse agujas... es un poco triste.
Akane iba a contestar bastante enfadada pero en el último momento cambió de opinión.
- Supongo que es una escena lamentable pero ¿quien te ha dicho que vayamos a tenerlo?
- Nadie, pero si no tenemos dinero tampoco podremos no tenerlo. Y no vale que te tires por unas escaleras o algo de eso, nunca funciona... ni tomar pastillas porque a lo mejor encima tenemos un hijo tonto.
- Que gracioso, te creerás muy gracioso. Pues tampoco tenemos dinero para tenerlo ¿Tú sabes la de gastos que tiene un niño? ¿De que piensas que vivamos?
- Había pensado en atracar un banco y que tú vendieses tu cuerpo.
- Ja... ja ¿Crees que tus padres estarían dispuestos a mantenernos?
- A mi madre me va a cortar las pelotas en cuanto se entere, no sabes como es cuando se enfada.
- ¿Tanto miedo da?
- Ya te digo.
- Pues no das muchos ánimos. Somos muy jóvenes y sin estudios, nosotros no podemos hacernos cargo de un niño.
- No podemos hacernos cargo ni de nosotros mismos.
- ¿De que vamos a vivir?
- Siempre podemos ir a vivir al pueblo. Hay algunas casas vacías, en alguna podemos vivir, además no nos faltará comida, mis tíos tienen huertos, algo nos darían para comer, seguro.
- ¿Estás oyéndote?
- Lo digo en serio. Soy un Nara, no me faltaría trabajo, seguro.
- Menudo panorama.
- Pues muy halagüeño no es. Tenemos otra opción. Verás... siempre podemos acudir a la adopción, espera, no digas nada, no me refiero a darlo en adopción sin más, me refiero a dejar que lo adopte alguien de mi familia. Los Nara somos muy tradicionales y seguro que más de una familia estaría dispuesta a adoptar al nieto de Shikaku. Estaría bien, no tendría una mala vida, los Nara no somos millonarios pero no le faltaría para vivir y tendría el cariño de toda la familia y en el futuro podríamos...
- Claro, en el futuro tú te casarás con Ino y lo recuperarías y ella se convertiría en la madre de mi hijo.
- ¿Pero que dices? ¿Que te hace suponer a ti que me voy a casar con Ino?
- Tu madre lo dijo, que ella era perfecta para ser una Nara.
- Si... cuanto estaba embarazada de mi también dijo que yo iba a ser una niña y compró toda la ropa rosa - Akane sonrió - Mira, ya has sonreído. Solo es una sugerencia, para que sepas que tienes esa otra opción... todo esto es un rollo Akane pero ya verás como se soluciona de alguna manera.
Guardaron silencio durante unos minutos.
- ¿Shikamaru te puedo pedir un favor?
- Claro.
- ¿Te acuerdas de la cita que te pedí y que no hemos podido tener?
- Claro que me acuerdo, me la debes.
- ¿Podemos tenerla mañana?
- ¿Ahora quieres que tengamos una cita?
- Pero con una condición: que no hablemos nada de esto, que actuemos como si no pasase porque quiero tener un día... quiero no tener que pensar, ni preocuparme, ignorar mis problemas, solo...
- Está bien - dijo recostándose - A ver donde me llevas, me muero de curiosidad.
...
Gaara y Hinata habían entrado en una cafetería. Allí estaban, sentados uno frente al otro, casi sin hablarse pero sintiéndose cómodos en compañía.
- Gracias por el batido - habló débilmente Hinata.
- No hay de que
- Entonces... ¿mañana vas a comer al campo?
- Si, voy con mis hermanos, los padres de Matsuri lo han propuesto.
- Ah... que bien.
- Puedes venir si quieres.
- No, no... no podría.
- ¿Por qué?
- Es una reunión privada.
- No, para nada. Me gustaría mucho que vinieras.
- Pero yo... a mi no me han invitado y no se...
- Te invito yo.
- Gracias.
- ¿Entonces vendrás?
- No... no lo se... tendría que decirlo en casa.
- Podemos invitar también a Neji.
Se creó un silencio entre ambos, ninguno de los dos era muy hablador aunque tampoco parecían necesitarlo.
- ¿Me vas a llevar a ver tus sellos?
- Lo dije por decir algo.
- Entiendo.
- No es que no quiera enseñártelos, es que creo que no te interesarán.
- No, seguro que si me interesan, tiene pinta de ser muy interesante, me encantaría verlos... bueno, si tú quieres enseñármelos.
- ¿De veras?
- Por supuesto.
- Vale. Pues entonces cuando terminemos los batidos vamos a mi casa.
...
Ten-Ten, Ryuko y Chouji se habían reunido en la estación de tren con Sumire y Jisei y esperaban impacientes la llegada del tren donde suponían que vendrían Akane y Shikamaru.
- ¿Cómo no me lo dijisteis antes? - se quejaba Ten-Ten.
- Tampoco pasa nada - respondía Jisei - ¿Qué ibas a hacer?
- Ay no lo se pero quería haber estado con ella.
- Bueno - intervino Chouji - Estamos ahora que es lo importante ¿o no?
El tren llegó y ellos recorrieron impacientes con la mirada todas las puertas.
- ¡Allí! - gritó Sumire - ¡Están allí!
- Vale pero no grites - la regañó Sumire - Que estas llamando la atención.
- Ay es que estoy muy nerviosa. Venga, vamos.
- Tranquila, ya vienen ellos - apuntó Jisei.
- No parecen muy mal ¿no? - comentó Ryuko.
- Mira, vienen cogiditos de la mano y todo - continuaba hablando Sumire - Ay que nervios.
Shikamaru y Akane les vieron, era imposible no verles sobretodo porque Sumire no hacía más que agitar los brazos. En cuanto estuvieron cerca las chicas corrieron a rodear a Akane atosigándola a preguntas. Chouji y Shikamaru se quedaron uno frente al otro mirándose.
- ¿Qué? - dijo simplemente Chouji.
- Ya ves.
- Menuda guarrada - Shikamaru simplemente se encogió de hombros - Eso te pasa por no pensar... tanto cerebro y mira.
- No me marees, Chouji - dijo llevándose dos dedos al puente de la nariz - No tengo la cabeza para charlas, todo lo que me vayas a decir ya me lo he dicho yo.
En el camino de vuelta Akane relataba a sus amigas todo lo que había pasado en el clínica y les enseñaba los folletos que le habían dado.
- ¿Y que vas a hacer? - preguntaba Ten-Ten.
- No lo se.
- Pues es lo primero que tienes que decidir.
- El problema es que no tengo dinero para nada de esto.
- ¿Se lo vas a decir a tu madre? - se interesó Sumire.
- No puedo, me mata, mi madre me mata.
- Tampoco será para tanto.
- Tú no la conoces.
- Pero tu madre es tu madre, ella lo entenderá.
- Su madre no va a entender nada - se quejó Jisei.
- Tranquila - continuó Sumire - Al principio se enfadan pero en un par de semanas se acostumbran, ya lo verás.
- Tú no conoces a mi madre.
- Oye Shikamaru - habló Ryuko - Tu padre tiene una farmacia ¿No podría él darle estas pastillas?
- ¿Quieres que le pida a mi padre una pastilla abortiva?
- Podría ser - respondió Ten-Ten - Es tu padre.
- Le digo eso a mi padre y de la bofetada que me mete me arranca la coleta.
- Pues podrías intentarlo.
- Pues vaya... pues no se lo digas a tu padre ¿no las puedes coger? - se quejó Sumire.
- Encima voy y robo a mi propio padre.
- ¿Pero por qué no te las iba a dar? Es una emergencia, seguro que no le apetece ver a su hijo con este problema.
- No lo se pero si se que es su manera de educarme, bueno... no vamos a entrar en el tema, ya me dejó muy claro que ni se me ocurriera nunca pedirle una píldora "del día después", bah, si ni quiere que le pida preservativos, dice que los compre como los demás pero a lo que iba, creo que esa pastilla se ha de tomar bajo vigilancia médica, puede ser peligroso tomarla así, a lo loco, puede tener efectos secundarios muy graves ¿no lo sabías?
- Bueno chicas - intervino Chouji - Yo me llevo a Shikamaru por aquí. Creo que vosotras necesitáis hablar de cosas de chicas y nosotros de cosas de chicos.
- Me parece una gran idea - añadió Jisei.
- Nos vemos mañana Ryuko, te llamo y quedamos.
- De acuerdo.
- Tu también me llamas, Akane y me dices a que hora y donde quedamos - indicó Shikamaru - Recuerda que me lo has propuesto tu.
- Si, si, mañana quedamos.
- Por favor - miró a sus amigas - Cuidarla y a ver si se anima un poco.
- Tranquilo Shikamaru, nosotras nos ocupamos - aclaró Ten-Ten - Tu ve con Chouji y habla todo lo que tengas que hablar.
Allí se separaron.
Después de andar unos cuantos metros en silencio encontraron un banco y allí fueron a sentarse. Shikamaru sacó su paquete de cigarrillos y lo miró.
- ¿No crees que deberías dejas de fumar?
- Aunque no te lo creas llevo ya varios días sin fumar - arrugó el paquete, lo lanzó hacia una papelera cercana y no acertó.
- Fallaste. Ahora tienes que levantarte y recogerlo.
- ¡Mendokusei!
- Ya podías haber fallado en otras cosas pero no, tú tuviste que dar de lleno en la diana.
- No me fastidies Chouji.
- No, no te pienso echar ninguna charla, ya se encargará tu familia de hacerlo.
Shikamaru le miró con cara de aburrimiento.
- ¿Y que es lo que tu quieres?
- ¿Que quiero de qué?
- Se que Akane no quiere tenerlo pero ¿y tu? - Shikamaru lanzó un hondo suspiro - Ya veo.
- Se que es una locura, la lógica me dice que es absurdo pero es que para mi fue algo importante. Se que para ella fue todo un error, una tontería pero para mi fue... se que se me fue de las manos, lo se pero es que por una vez en mi vida mi cerebro dejó de pensar, es que no existía nada, el mundo dejó de existir, nada importaba, éramos solo nosotros y sentía como si el cielo y la tierra se juntasen.
Chouji le miraba con gesto realmente asombrado.
- No he entendido nada de lo que has dicho.
- Quiero decir que yo nunca he perdido el sentido de la realidad, nunca, vale que nunca había llegado tan lejos pero es por eso, siempre tenía presente lo que pasaba pero en esos momentos yo...
- Vale si, el calentón debió ser enorme, es eso ¿no? Conclusión: mañana mismo consigo como sea unos preservativos y no me separo de ellos por si acaso.
- No lo entiendes.
- Lo único que entiendo es que ahora me viene un sobrino y tu quieres tenerlo porque... no se por qué, será que eres masoquista.
- No importa lo que yo quiera, al final la única que importa es ella.
- ¿Estás seguro?
- Por supuesto. No soy tan tonto como parezco en estos momentos. Se el problema que nos ocasiona, soy consciente de todo, no tenemos trabajo, no tenemos dinero, no tenemos nada de nada, por no tener no tenemos el apoyo de su familia y yo tengo que estudiar, se supone que tengo que estudiar y sacarme una carrera, es lo que todo el mundo espera de mi y... no me puedo dejar llevar por absurdas ideas, las cosas son como son... es un rollo pero es así.
- Y sabes que siempre contarás conmigo.
- Si, lo se y también que no vale la pena que me de dolor de cabeza pensando. Lo que sea, será.
- ¿Lo vas a dejar todo al azar? ¿No vas a intentar hacer nada?
- Haré lo que tenga que hacer cuando tenga que hacerlo. Chouji, no quiero perderla, es lo único que no deseo. La amo y ya es inútil que lo niegue ante cualquiera, siento por Akane algo que nunca he sentido por nadie. No es la ilusión de la primera vez que tonteamos, ese subidón de adrenalina que me hacía sentir como si flotara. No se parece a nada de lo que antes he sentido, ni con Temari, no con Ino, si lo pienso, a parte de la excitación inicial de salir con unas chicas atractivas y sexys luego no sentí nada de nada. Tampoco con los fugaces encuentros con Tayuya y Kin, si, intensos pero vacíos completamente, tampoco cuando salí con Sakura por la que solo sentía simpatía... nada se parece a este vacío en el estómago que me causa estar junto a Akane, este dolor que me invade cuando pienso que Sasuke podría... ¿de que tengo celos? no debería tenerlos, es lo justo, si yo he besado a otras chicas ella tenía el mismo derecho a besar a otros chicos... ¡maldita sea! He tardado un año en darme cuenta de lo equivocado que estaba en todo. Había creído que ella estaba enamorada de Shino cuando no era así, cuando solo eran amigos y la acusé de engañarme con él cuando solo había buscado refugio en un amigo por el daño que yo la había hecho... y lo estropeé todo más. Seguramente Akane se sintió muy dolida al verme salir con Temari y con Ino, seguro que lo pasó mal y... como dice Gaara, el universo te devuelve las cosas que haces, las buenas y las malas.
Choji había escuchado en silencio a su amigo. Eran pocas las ocasiones en las que le veía hablar tanto y tan seguido sin estar quejándose de lo aburrido que era hacerlo.
...
Gaara había llevado a Hinata a su casa y ante la insistencia de la chica había sacado su colección de sellos.
- Esto es muy aburrido, Hinata - la había advertido.
Pero Hinata había insistido, quería ver esa colección que comenzó siendo pequeño. Para ella, imaginarse a Gaara de pequeño, un niño triste y solitario, mirando su colección de sellos, clasificándolos o lo que fuera que hiciese le resultaba enternecedor. Cuantas cosas había que desconocía de la vida de Gaara, sabía que su infancia había sido dolorosa, que lo pasó muy mal, que se sintió solo y aislado del mundo y que se refugiaba en su mundo interior, un mundo interior lleno de odio y rencor hacia el mundo que lo rechazaba pero sin embargo coleccionaba sellos, eso era algo que le llamaba mucho la atención ¿que pensaría mientras observaba sus sellos? a lo mejor era su forma de evadirse de todo.
Hinata estuvo mirando con verdadera atención todos los sellos que Gaara le enseñaba y demostraba verdadero interés en sus explicaciones.
- ¿No te estoy aburriendo?
- No, para nada.
Un pequeño roce de sus manos hizo que ambos las apartasen bruscamente.
- ¿Que ha sido eso? - se sobresalto Hinata de pronto.
- Debe ser alguno de mis hermanos.
- ¡Ya estoy en casa! - oyeron a Kankuro.
- ¿Lo ves?
- Hola parejita - dijo entrando en el salón donde ellos estaban - ¿Qué hacéis aquí?
- Le enseño a Hinata mi colección de sellos.
- ¿Tu colección de sellos? ¿No tienes algo más entretenido que enseñarle?
- A mi... me resulta... interesante - habló con miedo Hinata.
- Será que eres tan rara con él.
- ¿Cómo es que vuelves tan pronto?
- No había mucho interesante que hacer ¿Y vosotros?
- Estábamos algo incómodos, todos iban en pareja y decidimos venir.
- Ya veo, a ver sellos... ¡la juerga padre!
- ¿Y Sumire?
- Ah, hoy no ha salido, tenía que ir a un sitio importantísimo.
- He pensado que mañana Neji y Hinata podrían acompañarnos a la comida.
- Estupendo, cuantos mas seamos mejor. ¡Eh! ¿Puedo invitar a Sumire? A lo mejor le divierte venir... voy a llamarla.
Cuando Kankuro salió de la habitación, Hinata miró fijamente a Gaara.
- ¿De veras que no molestamos?
- Claro que no.
- Yo... esto... Gaara... yo...
- ¿Si, Hinata?
- A lo mejor te parezco muy descarada pero...
- ¿si?
- Con esa chica... la que ha venido de Suna...
- ¿Matsuri?
- Tú... ¿eres su prometido?
- ¿Prometido? No. Yo no soy nada de ella. Es la hija de la familia vecina, solo eso.
- Ya... pero... a ti... te gusta.
- ¿Quien te ha dicho eso?
- Lo he pensado yo... tu a ella le gustas.
- No creo. Más bien creo que me considera como un hermano o algo así.
- No, yo no creo eso.
- Bueno, nunca me lo he planteado.
- ¿A ti te gusta alguien?
Gaara fijó sus ojos esmeraldas en los de Hinata. Esta se sentía totalmente avergonzada de lo que acababa de preguntar, ni siquiera sabía por qué lo había hecho, solo sabía que mirando esos ojos parecía sentir que se perdía en ellos.
- Si - respondió con voz trémula Gaara - Hay una chica que me gusta.
Hinata se sintió un poco decepcionada aunque no sabía porqué era lógico que a Gaara le gustase alguna chica, lo extraño sería que no se fijase en ninguna.
- ¿Matsuri? - preguntó con miedo.
- No.
Gaara tampoco podía dejar de mirar los ojos perlados de Hinata y sentía la misma sensación vertiginosa de perderse en ellos. Ambos los cerraron como queriendo huir de esa atracción pero entonces sintieron otra, algo que parecía atraerlos como si fueran imanes, sentían el aliento del otro cada vez mas cerca hasta casi respirarlo.
- ¡Ya está! - dijo de pronto Kankuro entrando y rompiendo aquel momento - Sumire viene. Va a ser genial.
Tanto Gaara como Hinata se separaron bruscamente y miraron hacia otro lado, los dos tenían las mejillas tildadas de un encantador tono carmín que hizo sonreír a Kankuro.
- ¿Sucede algo? - preguntó con voz inocente.
- Nada, mirábamos los sellos.
- Si... son... pequeños.
"No se por qué pero creo que he sido de lo mas inoportuno" pensaba Kankuro.