domingo, 24 de agosto de 2014

85. Y estalló la bomba

"…Iruka había comido en casa de los Nagashiyama, le habían invitado y no iba a ser tan descortés de no aceptar la invitación. Eran esos detalles los que hacían su situación tan difícil, más allá de que fuera un profesor y Jisei su alumna, que complicaba bastante el tema pero podían intentar mantener oculto en el instituto el problema era que era la hija de los Nagashiyama, para él como una familia y se sentía como si les estuviese traicionando, a lo mejor era absurdo pero no podía evitarlo. Así que la comida fue más que tensa para ambos, para colmo él tenía un molesto dolor en el vientre, algo debía haberte sentado mal y era muy incómodo porque le había quitado las ganas de comer y hacía que físicamente también se encontrara incómodo y para no ofender a sus anfitriones se había obligado a comer y ahora se sentía aún peor.
Intentaba ignorar el dolor pensando en otra cosa, pensamientos que siempre terminaban dando vueltas al mismo tema ¿Debería intentar hablar con Kisuke y explicarle lo que sentía por su hermana? Quizás fuera lo mas sensato, sabía como era Kisuke y que no se lo iba a tomar muy bien, ante todo Jisei era su hermanita pequeña y para él una niña, pero es que tampoco se llevaban tantos años, Jisei ya no era tan niña... ¿Y sus padres? A lo mejor debería mostrarse ante ellos como una persona responsable y madura dispuesto a cuidar a su hija aunque a lo mejor lo que debía hacer era hablar con Jisei y asegurarse de lo que la chica sentía por él, todo lo que pensaba sería inútil si luego ella no le aceptaba.
En esos momentos estaba solo en el salón de la casa de los Nagashiyama, reflexionando sobre todo aquello cuando sonó el timbre.
- Abre tú, Iruka, si no te importa - le dijo Kisuke desde una de las habitaciones.
Iruka se levantó y se acercó a la puerta.
- Hola Kaguya – dijo sorprendido al ver en la puerta de la casa de los Nagashiyama a uno de sus alumnos.
- Buenas tardes, sensei - contestó el chico bastante consternado, lo que menos se esperaba era encontrar a uno de sus alumnos en casa de una compañera de instituto - ¿Está Jisei?
- Si, pasa. Supongo que esta situación es un poco...
- Incómoda - respondió Kimimaro sin dejar terminar la frase a su profesor.
- Si, bueno, es que soy amigo de su hermano.
- Entiendo.
- Hola Kimimaro - dijo Jisei entrando en el salón, se había sorprendido bastante, no esperaba que Kimimaro apareciese por su casa y menos aún que se encontrase con Iruka - Enseguida nos vamos.
Iruka se sentó en un sillón mientras veía moverse a Jisei por el salón, luego observó que Kimimaro también la estaba mirando y eso le hizo sentirse mal, entre enfadado y desilusionado. Jisei se veía realmente bonita, siempre había sido una niña muy guapa pero ahora… ahora…
- Venga, vámonos ya - dijo al fin Jisei que estaba deseando salir de allí y esa situación que se había creado - Hasta luego Iruka.
- Hasta luego, que te diviertas, adiós Kaguya.
- Adiós, sensei.
Iruka se quedó viendo como se marchaban lleno de amargura.
- Ya estoy Iruka, disculpa que te haya hecho esperar ¿Nos vamos? – dijo Kisuke apareciendo.
- Jisei se ha marchado ya.
- Ah, vale.
- Ha venido un chico del instituto a buscarla.
- Bueno ¿Y que querías? Tiene ya 17 años es normal que vengan chicos a por ella, eso si como la toque le capo.
- No lo entiendes, es que es un alumno mío.
- ¿Y?
- Espero que no vaya contándolo por ahí.
- ¡Ah, ah! Entiendo, pero no pasa nada, simplemente un amigo de su hermano es también uno de sus profesores, tampoco es tan raro, no se donde le ves el drama, de verdad ¿Acaso los profesores no pueden tener amigos?
- No claro - murmuró Iruka levantándose - Bueno, vámonos.
- No claro - murmuró Iruka levantándose - Bueno, vámonos - hizo un gesto de molestia e inconscientemente se llevó la mano al vientre…"
Y ahora recordaba esa escena por no pensar que se encontraba bastante peor. Volvía en taxi a casa de los Nagashiyama, él había dejado aparcado allí su coche, siempre solían hacer lo mismo, se marchaban en tren, era más cómodo que meterse en las ciudades con el coche y buscar allí donde aparcar. Kisuke se había quedado con el grupo de amigos con el que se habían reunido, era pronto para regresar a casa para ellos pero Iruka se encontraba cada vez peor así que se disculpó y llamó un taxi para regresar.
El dolor del vientre parecía haberse desplazado cerca de la ingle y se había echo mucho más pronunciado, cada vez que se movía o tosía el dolor aumentaba y sentía unas ganas horribles de vomitar. Se alegró cuando por fin el taxi llegó a su destino, bajó y pagó, su coche estaba relativamente muy cerca pero las nauseas cada vez eran peores e Iruka se apoyó en una pared mientras recapacitaba si iba a ser capaz de conducir.
Jisei regresaba acompañada por Kimimaro a su casa. Últimamente se podía ver a Kimimaro mucho frecuentando la compañía de Jisei y sus amigos, parecía que por fin le iban aceptando y dejando atrás las suspicacias que este chico levantaba en todo el mundo por diversos motivos, el principal que también, al igual que Sasuke, había formado parte del mismo grupo radical.
- Jisei ¿Ese no es Iruka? - dijo al ver un hombre andar cojeando hacia una pared y apoyarse en ella casi doblándose hacia delante.
- ¿Iruka? - se alarmó la chica - ¡Si! ¡Ay, algo le pasa!
- Parece como si estuviera borracho o algo.
Pero Jisei no le contestó, había apresurado el paso, casi había corrido para acercarse a él.
- ¡Iruka! ¿Que te pasa?
Iruka se incorporó, vaya, no esperaba encontrarse de nuevo a sus alumnos.
- No me encuentro muy bien, pero creo que se me pasará pronto.
- Tienes una cara horrible - Jisei le tocó la frente - Creo que tienes fiebre ¿Que te duele? ¿La tripa?
- Creo que son gases - habló con dificultad Iruka.
- Ven, vamos a mi casa.
- ¿Que sucede? - se interesó Kimimaro.
- Le duele mucho y creo que tiene fiebre.
- ¿Dónde te duele, sensei? - Iruka señaló el foco de su dolor - Permíteme - Kimimaro cerró su puño, lo colocó en el vientre de su profesor y apretó hacia dentro para sacarlo rápidamente, al hacerlo Iruka no pudo evitar una exclamación de dolor - ¿Te ha dolido más, verdad? - Iruka afirmó con la cabeza - Es apendicitis, tiene que ir al hospital.
- ¿Apendicitis? - interrogó Jisei,
- ¿Y cómo lo sabes? - añadió Iruka.
- He pasado muchos días de mi vida en el hospital, he visto muchos ataques de apendicitis. Tienes que ir al hospital antes de que se te perfore o algo.
- Voy a avisar a mi padre - Jisei sacó su móvil y marcó nerviosa pero no parecía que le contestasen - ¿Dónde estarán? Mejor llamo a una ambulancia.
- Siento causarte molestias.
- ¡No digas más tonterías! - respondió muy nerviosa mientras marcaba el número de la ambulancia.
Cuando llegó la ambulancia Jisei insistió en ir con él.
- Siento no acompañarte Jisei - le dijo Kimimaro.
- No te preocupes, llamaré a mis padres y ellos me recogerán en el hospital.
- No hace falta que vengas - insistía Iruka.
- ¡Tu a callar! Yo voy contigo, no voy a dejarte solo.
Dentro de la ambulancia Jisei cogió con sus dos manos una de Iruka, tumbado en la camilla.
- ¿Por qué te molestas? Tus padres se van a preocupar.
- No seas tonto ¿Cómo voy a dejarte solo?
Iruka intentó sonreír pero solo consiguió una mueca de dolor.
...
Shikamaru y Akane hicieron la mayor parte del camino de vuelta en las bicicletas pero ya en Konoha se bajaron y continuaron empujándolas y en silencio, sin hablar porque lo que iban a decir no era más bonito que el recuerdo silencioso de lo que había pasado así que era mejor callarse.
Cuando se separaron ambos tenían un sentimiento amargo dentro de ellos, sabían que aquella tarde había sido un paréntesis pero que ahora debían volver a la realidad y afrontarla. Al final Shikamaru no había comentado a Akane nada de lo que había hablado con su padre, no se atrevió a estropear el paréntesis, bueno, lo haría al día siguiente, la llamaría para salir un poco antes que con los demás y se lo diría.
Pero como suele pasar, a veces uno hace planes y el destino, que es un caprichoso se encarga de estropearlos, o por lo menos esa era la teoría sobre el universo y el "bromista cósmico" que tenía Shikamaru y que precisamente estaba a punto de demostrarle que su teoría no era tan descabellada y estropearte todos sus planes.
Akane sabía que la culpa de que su hermano Takato fuese un hipocondríaco era suya. Si buceaba en sus recuerdos y buscaba la primera vez que su madre la encerró en aquel armario lo recordaba perfectamente, no olvidaba el miedo que sintió cuando la cogió del brazo y apretando con rabia la arrastró hasta allí, no olvidaba como lloraba y suplicaba que la perdonase, que ya iba a ser siempre una niña buena, no olvidaba los ojos de su madre llenos de ira y como la miraba mientras la empujaba allí dentro y todo por culpa de... de ser una niña pequeña. Si apenas tenía 6 años recién cumplidos ¿que se esperaba de ella? Pues algo según todo el mundo muy sencillo: que vigilase a sus hermanos, cosa que no hizo y por su culpa Ginta le dio a Takato unas pastillas y Takato se puso muy malito, por su culpa tuvieron que llevarle al hospital y hacerle una lavado de estómago y todo el mundo la regañaba aunque lo peor fue el castigo de su madre.
Encerrada por primera vez en ese espacio oscuro y que olía raro, la pequeña Akane tomó la decisión de nunca, nunca dejar de vigilar a sus hermanos y así se volvió bastante obsesiva con todo lo relacionado con Takato, porque claro, era un niño muy pequeño y podía pasarle algo malo. Akane se convirtió en una hermana demasiado protectora, cualquier cosa le daba miedo, que tragase tierra, que se cayese, que se ahogase con los mocos, que tocase algo que pinchase o se quemase... todo le daba miedo.
Y Takato creció mal, Akane era consciente de que por su culpa y su hiperprotección ahora Takato era un aprensivo que tenía miedo a todo y según crecía era aún peor porque empezaba a ser consciente de las enfermedades y peligros que había por el mundo y eso no ayudaba nada. Takato, como buen hipocondríaco, aprendió a investigar sobre las cosas que le daban miedo, como las enfermedades, cada vez que oía de algo extraño él corría a coger la enciclopedia de medicina que tenían en casa, lo peor que pudo haber comprando su madre y lo leía todo obsesivamente. Ahora, estaba seguro de que Akane estaba embarazada, desde que la vio mirándose en el espejo esa idea empezó a rondar por su cabeza y verla vomitar todos los días no hacía más que confirmarlo. El leyó todos los síntomas que tenía un embarazo y seguro, seguro que Akane estaba embarazada, estaba sensible, tenía cambios de humor, nada más levantarse se encerraba en el servicio y él ponía el oído en la puerta para escuchar como vomitaba, desayunaba y volvía al servicio y cuando salía tenía la cara completamente desencajada, eso era porque vomitaba, además odiaba algunos olores y de repente le entraba mucho sueño... no había duda, Akane estaba embarazada.
Y ese fue otro problema porque ¿que peligros corría su hermana? Ellos le habían dado de beber esa "cosa" y a lo mejor eso la había afectado ¿y si tenía un niño deforme? ¿Y si Akane no sabía que estaba embarazada y tomaba alguna pastilla? Había leído que algunas pastillas hacen que los fetos se deformen ¿y si estaba anémica? las embarazadas suelen tener anemia ¿y el calcio? ¿Y el ácido fólico? tenía que tomar ácido fólico cuanto antes porque si no el niño podía nacer con la espalda bífida, eso sin contar con que no debería hacer ciertas cosas y... y si... y si... y si... Takato se sentía lleno de pánico porque además él se sentía responsable directo de lo que pasaba.
Angustiado, no se atrevía a decírselo a sus hermanos, seguro que se reirían de él, siempre se reían de él pero eran tantos los peligros que corría su hermana que no podía ignorarlos. Así que, el sábado por la tarde, cuando regresó a su casa y comprobó que ni Ginta, ni Akane habían vuelto aún y aprovechando que su padrastro estaba viendo un partido por la tele y Kenta entretenido pensó que para quien sería Akane importante, pues seguro que para su madre y mientras esta preparaba la cena fue y soltó la bomba.
La madre de Akane no dijo nada, solo que no se preocupase y no comentase nada. La cena fue muy tensa, Akane notó que su madre la miraba con reproche aunque cuando le preguntó si le pasaba algo esta contestó con un escueto "no" aunque a Akane no la convenció para nada, algo le pasaba a su madre, seguro.
Como todos los domingos el primero en levantarse fue Kenta, tenía esa maldita costumbre, entre diario costaba mucho despertarle pero los domingos siempre era el primero. La siguiente era Akane, los gritos del niño la despertaban y se levantaba para que no molestase porque además el marido de su madre solía ponerse de bastante mal humor.
Akane le puso la televisión y le llevó el desayuno al comedor. Vestida con una vieja camiseta y unos pantalones cortos y recogido el pelo en una improvisada coleta mal hecha se dispuso a preparar el suyo... que mal se encontraba, las nauseas como cada día estaban allí, no ellas no descansaban los fines de semana y encima el dolor de riñones continuaba. Se sentó frente a la mesa de la cocina, se encontraba realmente mal y apoyando los codos en la mesa se llevó las manos a la cabeza.
- Hola - saludó de forma seca su madre, Akane se sobresaltó porque no era normal que su madre se levantase tan pronto.
- Hola ¿que haces levantada?
- Nada, no tenía sueño.
Akane vio de nuevo la misma mirada de reproche en su madre, iba a preguntarle de nuevo que le pasaba pero su madre soltó una frase que desde luego no esperaba.
- ¿Cuando te tiene que venir la regla?
Akane empezó a ponerse nerviosa, no comprendía nada ¿a que venía eso ahora? El problema de Akane es que no sabía mentir a su madre, para ella era algo imposible siempre que lo intentaba sentía su mirada atravesándola el cerebro como si pudiese leérselo. De pequeña lo hizo un para de veces y resultó fatal, no solo se llevó una buena regañina sino además se colgó con el adjetivo de "mentirosa" para toda su vida y el reproche de que nunca podría confiar en ella.
- Ya pronto - dijo con miedo.
- ¿Cuando fue la última vez que te vino?
- Ah pues... - retiró la mirada de su madre nerviosa - Hace como un mes.
- ¿Un mes? ¿Desde cuando no te viene?
- Pues desde hace... un mes.
Akane miraba la mesa bastante nerviosa cuando de pronto sintió la mano de su madre cogiéndola de la coleta y obligándola a mirarla.
- ¿Desde cuando no te viene la regla? - insistió enfadada.
- Me estás haciendo daño - se quejó.
- ¿Estás embarazada? - la soltó - a Akane le parecía que algo enorme y pesado caía sobre ella, no podía ser, eso no podía ser - ¡Mírame a la cara! - volvió a tirarle de la coleta - ¡Di! ¿Estás embarazada?
Akane no contestó, se limitó a mirarla con miedo y pena.
- ¡Eres una desgraciada! - gritó su madre rompiendo a llorar sin dejar de moverle la cabeza, tirando del pelo con rabia - ¿Sabes lo que has hecho?
- ¡Suéltame! Me haces daño - volvió a quejarse.
- ¿Daño? ¿Daño? ¡Tú no sabes lo que es el daño, desgraciada!
La madre la soltó y se sentó en otra de las sillas llorando con desesperación.
- Lo siento yo... - empezó a decir Akane.
- ¿Que lo siente? ¿Ahora dices que lo sientes? ¡Ay dios mío! ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? ¿Por qué? Yo que creía que eras una chica responsable y mira... ¡Ay dios mío!
Akane quería decirle que se callase, que la que tenía razones para lamentarse era ella, al fin y al cabo era su vida pero no se atrevía, se quedó callada y paralizada mirando como lloraba y se lamentaba de su suerte, de la hija tan sinvergüenza que tenía, de lo que diría la gente y ella se sentía cada vez más hundida y según pasaban los minutos se daba cuenta de que acababa de pasar algo que le aterraba: decírselo a su madre y cada vez se veía con menos ganas de defenderse, solo quería desaparecer de allí... la angustia y la ansiedad comenzaban a invadirla, lo notaba, pero aunque quería no asomaba ni una lágrima a sus ojos... necesitaba sus agujas, las necesitaba urgentemente.
- ¿Y de quien es? Porque sabrás quien es el padre ¿o me vas a decir que eres tan golfa que ni lo sabes?
Akane respiró hondo ¿y ahora que decía? No iba a usar a Shikamaru de cabeza de turco aunque él mismo se había ofrecido, una cosa era que quería ayudarla y otra achucharle a su madre de esa forma.
- ¿Que quien es? - le gritó - ¿Shikamaru?
- No te lo voy a decir.
- ¿Cómo? - se levantó amenazadora al tiempo que también levantaba su mano derecha.
- ¿Qué mas da quien sea? - contestó Akane con miedo sin dejar de mirar la mano - No voy a tenerlo.
- ¿Que has dicho? - la cogió de nuevo de la coleta y tiró con bastante fuerza.
En pocos minutos la casa de Akane se convirtió en un verdadero caos. Se despertaron sus hermanos, su madre gritó aún mas fuerte que se marchasen a su habitación, el pequeño lloraba, Takato lloraba, el padrastro se sumó a los reproches hacia Akane, su madre lloraba cada vez mas y Akane notaba como el aire comenzaba a serle escaso, le faltaba, no podía respirar, la visión parecía fallarle y las piernas se le doblaron... a punto estuvo de caer al suelo y el padrastro que la vio de pronto bastante pálida la mandó al servicio a refrescarse y la madre añadió que se vistiese, que iba a llamar a su padre.
En el servicio Akane enredó sus dedos ella misma en el pelo y tiró con todas sus fuerzas ahogando un grito, con los dientes apretados golpeó con el puño cerrado la pared y luego a si misma en el vientre repetidamente "vete, vete, vete" se decía mentalmente. Nerviosa, temblando, abrió uno de los cajones y sacó un pequeño botecito que tenía escondido con unas cuantas agujas... no importaba que se lo hubiese dicho a Shikamaru, tenía que hacerlo, tenía que hacerlo porque no podía con lo que tenía dentro y las lágrimas no querían salir... de alguna forma tenía que liberarse.
La desesperación hace tener ideas disparatadas pero hay que estar en esa situación para comprender por qué se toman y Akane se encontraba desesperada y una vez que consiguió liberarse un poco de toda su ansiedad tuvo una absurda idea aunque para ella en esos momentos era la solución que necesitaba. Ojala tuviera dinero para ir a abortar, ojala, entonces le diría a su madre que le había venido la regla y que todo había sido una falsa alarma, la llamaría inconsciente, la echaría una buena racha pero no duraría mucho y... ¿cómo podría conseguir el dinero? Entonces fue cuando se acordó, si tenía dinero, no era suyo pero lo tenía, Tsunade les había concedido un préstamo, había abierto una cuenta y tanto Shikamaru como ella tenían autorización para ir sacando dinero... claro, tenía ese dinero, podría tomarlo prestado, no era robar, ella lo iba a devolver, no sabía como pero lo devolvería, quizás poco a poco, lo importante es que ahora, que es cuando lo necesitaba, lo podía tener.
...
Kiba había sacado a Akamaru a pasear, era su obligación, por algo era su perro. Salió como siempre muy temprano y después de correr un poco con él se dirigió a casa de Shino, tenía la cabeza echa un lío, pensaba en Ino, en Ten-Ten, en Naruto y en las cosas que le había dicho su hermana, le había llamado egoísta ¿era de verdad egoísta? ¿Pero por qué? ¿realmente estaba mal lo que hacía? no se había parado a pensarlo, en realidad no se había a parado a pensar nada de nada, simplemente se limitaba a coger lo que le daban, un día Ino comenzó a ponerse melosa con él y él se dejó querer, le besó y él no iba a decir que no ¿eso estaba mal? También pensaba en Sasuke y por mucho que le reventase sus palabras se le habían quedado dentro, que si eran iguales, que si era tan hipócrita como él y que si se lo tenía merecido ¿tendría razón?
Pero ahora Ten-Ten salía con Naruto y eso no le gustaba, le molestaba pensar que Ten-Ten podría besarse con Naruto ¿por qué Ten-Ten salía con Naruto? Es que por más que lo pensaba no le veía lógica ninguna ¿cuándo había demostrado Naruto interés por Ten-Ten? Nunca, es mas, si entre ellos había una especie de "pacto no escrito", él no se fijaba en Sakura y Naruto no lo hacía en Ten-Ten ¿Por qué ahora…? ¡Ah! ¡El había sido el primero en cambiarlo todo! El se había dejado llevar por Ino y abandonado a Ten-Ten, claro, a lo mejor a Naruto siempre le gustó Ten-Ten pero no intentaba nada porque eran amigos y ahora...
Demasiada información para su cerebro... Kiba sentía que la cabeza le iba a estallar.
Así llegó hasta la casa de Shino. Le abrieron, como siempre, unos cuantos hermanos de Shino que en seguida se entretuvieron haciéndole mimos a Akamaru.
- ¿Cómo tu por aquí, cachorro loco? - dijo Shino al verle.
- Estaba dando una vuelta y pensé que te gustaría acompañarme.
- ¿Pensaste? Eso debe ser nuevo en ti.
- Si, bueno... ¡Eh! ¿Me estás llamando tonto o algo así?
- Anda vamos, mi casa no es sitio para hablar, vamos a dar una vuelta. Hotaru, dile a mamá que he salido con Kiba, no tardaré en regresar.
- ¿Cómo sabes que quiero hablar contigo? - preguntaba Kiba mientras salían.
- No encuentro otra razón por la que quieras pasear conmigo.
- Ah... claro.
Mientras caminaban Kiba comenzó a contarle a Shino sus dudas, la conversación que había tenido con Hana, que le había llamado egoísta, lo que Sasuke le había dicho... Shino le escuchó atentamente sin decir una palabra y, como era habitual en él, hacer ningún gesto, ni de agrado, ni de desagrado. Así llegaron hasta un descampado donde Akamaru podía correr a sus anchas y se subieron a un destartalado banco para sentarse en el borde del respaldo.
- Por curiosidad, Kiba - habló Shino casi susurrando - ¿Te has parado a pensar que Ino y Ten-Ten son personas?
- ¿Que quieres decir?
- Que hasta ahora hablas de ellas como si fueran cosas, no personas.
- ¡No digas tonterías! ¿Cuando he dicho yo que fueran cosas?
- Hablas de Ten-Ten como si hubiese sido un objeto de tu propiedad que ahora te molesta que tenga Naruto y no te he visto hablar de Ino con ningún respeto ¿A ti te gusta Ino? ¿Estás enamorado de ella? Ni siquiera te lo has planteado, sales con ella solo por inercia.
- ¿Por qué?
- Sales con ella pero no la tienes en cuenta para nada ¿Te has parado a pensar en lo que ella siente? A ver, que Ino puede parecer muy superficial pero dentro de ese cuerpo tan sensual hay una chica, una buena chica ¿No se te ha ocurrido pensar porqué sale contigo?
Kiba la miraba extrañado ¿Que decía este ahora? Ya estaba flipándose, si es que cuando Shino se ponía a hablar era muy raro y no se le entendía.
- No me mires así - continuaba Shino - Supongo que Ino sale contigo por algo, alguna razón tendrá ¿No le has preguntado lo que siente?
- ¿Sentir?
- Si... sentir, sentir... ya sabes, eso que te sale de dentro. A veces, Kiba, pareces tonto.
- ¡Eh! ¡No insultes!
- ¿Nunca has pensado en los sentimientos de los demás? ¿No te has parado a pensar en lo que Ten-Ten siente? A lo mejor tu le gustabas a Ten-Ten ¿No pensaste en lo mal que se sintió al ver como te enrollabas con Ino?
- ¿Ten-Ten?
- A ti te molesta verla con Naruto ¿Acaso a ella no le pudo molestar verte a ti con Ino?
- Vamos a ver Kiba, a ver si me entiendes - habló de forma pausada - Te lo voy a explicar de otra forma. Ayer fui con Hana al zoo.
- Si, ya lo se.
- A mi me gusta Hana.
- Si, sois amigos.
- No. Repito: a mi me gusta Hana y ayer la besé.
- ¿Qué hiciste qué? - gritó alarmado.
- La besé y no le di un beso en la mejilla, le comí la boca ¿Lo entiendes?
- ¿Que le hiciste a mi hermana? - le agarró violentamente del cuello de la camiseta.
- Y si me hubiese dejado la habría metido mano - añadió con toda tranquilidad.
- ¡No te atreverás a repetir eso!
- ¿Te molesta?
- ¡Estás enfermo! ¡Y como vuelvas a decir una palabra más te parto la boca!
- Y me hubiera gustado tener sexo con ella - sentenció con el mismo tono calmado y susurrante de voz.
El puño de Kiba se estrelló en la mandíbula de Shino y casi se cayó del banco ante el impacto. Kiba se bajó del banco y le miró furioso.
- ¡Mierda! - se quejó Kiba haciendo un aspaviento con la mano - ¿De que tienes tu la cara? ¿De cemento?
- Tienes muy mal carácter - habló Shino tocándose la barbilla.
- ¿Que te pasa? ¿Quieres que peleemos o qué?
- ¿Te ha molestado?
- Baja aquí que te lo voy a explicar.
- No he dicho de tu hermana nada que tu no hayas dicho de Ino.
- ¡Es mi hermana! ¡Tú eres un enfermo!
- Hana es tu hermana y te molesta ¿Tu hermana es diferente a Ino? ¿Crees que al hermano de Ino le gustaría saber lo que piensas de ella?
Kiba se quedó confundido mientras Akamaru, al ver todo eso, se acercó ladrando sin parar.
- Ino también es una persona. Tu hermana merece un respeto, tienes razón, no está bien lo que he dicho y no estaría bien que yo la tratase así. No lo voy a hacer, no temas pero ahora piensa ¿No se merece el mismo respeto Ino?
Kiba se rascó nervioso la cabeza.
- ¡Ahhhhhhh! Tienes razón, tienes razón ¿Cómo soy tan bruto?
- Por fin te has dado cuenta.
- No he tenido consideración ninguna por Ino, la he tratado como... como...
- Como a un objeto que te daba placer... eso no está bien, Kiba.
- ¡Tienes razón! ¡Tienes razón!
- Creo que deberías hablar con Ino y averiguar que es lo que quiere de ti, porque yo no creo que esté enamorada de ti pero si sale contigo debe ser porque espera algo.
- ¿Qué espera?
- Kiba, se un poco sincero con ella, no está bien que la utilices porque la tengas a mano, Ino también tiene sentimientos.
- Pero...
- ¡Shino! ¡Shino! - Hotaru llegaba corriendo hasta ellos - ¡Menos mal que te encuentro!
- ¿Que pasa?
- Shino... - Hotaru respiraba con dificultad debido a la carrera que se había dado y respiraba con dificultad - Ha pasado algo... terrible.
- ¿El qué?
- Me ha llamado Takato... le ha dicho a su madre... que... Akane está embarazada y...
- ¿Que Akane está embarazada? - gritó como loco Kiba - ¿Tu sabías eso, Shino?
Shino se levantó con tranquilidad y bajó del banco.
- ¿Por qué sabe Takato que Akane está embarazada?
- Porque... porque... lo sospechaba... le habíamos dicho que no dijera nada pero se asustó con que su hermana se muriese o algo así y se lo dijo a su madre.
- Perfecto.
- Y ahora su madre se ha enfadado muchísimo.
- Akane no va a morirse del embarazo, su madre la va a matar.
- ¿Akane está embarazada? - repetía Kiba gritando.
- Kiba - Shino le miró con bastante gravedad - De esto ni una palabra a nadie.
- ¿Has dejado embarazada a Akane?
- ¿Quien dice que sea yo?
- ¿Ah no?
- ¿No? - repitió Hotaru - Ah, claro, puede ser del Uchiha.
- ¿De Sasuke? - gritó de nuevo Kiba.
- No es de Sasuke, ni mío - sentenció Shino.
- ¿Entonces de quien está embara...? ¡Ahhhhh! ¡Shikamaru! - gritó otra vez Kiba.
- ¿Quieres dejar de gritar ya, cachorro loco?
- ¿Shikamaru y Akane han...? Eso si que es fuerte.
- ¿Shikamaru? - interrumpió Hotaru - Pero nosotros...
- Lo que vosotros hicisteis salió mal, capullos - le regañó Shino.
- Claro por eso los padres de Akane la llevan a casa de Shikamaru.
- ¿Que has dicho?
- Que por lo visto la madre la ha obligado a ir a casa de Shikamaru, eso ha dicho Takato.
- Dios, la que se va armar - Shino sacó su móvil y empezó a marcar.
- ¿Shikamaru lo sabe? - se interesó Kiba.
- ¿El que?
- Que Akane está embarazada.
- Claro que lo sabe, los que no deben saberlo son sus padres. Nada, no lo coge, maldita sea - volvió a marcar otro número.
- ¿A quien llamas?
- Intento avisar a Shikamaru de la que se le viene encima pero tiene el móvil desconectado ¿Tú tienes el teléfono de su casa? - Kiba negó con la cabeza - Takato no sabe bien lo que ha hecho - reprochó Shino a su hermano - Estáis locos y la habéis liado buena. Nada, Jisei tampoco lo coge, a ver Ryuko.
- Pero Shino nosotros queríamos...
- Fastidiar la vida de Akane, eso es lo que pretendíais.
- ¿Shikamaru y Akane…? - continuaba repitiendo incrédulo Kiba.
- De esto ni una palabra a nadie - volvió a advertirle Shino - Kiba te lo digo en serio, nadie, debe saber nada.
- Pero se terminará sabiendo.
- Se sabrá cuando ellos quieran ¿lo entiendes? ¿Ryuko? Soy Shino... tenemos un problema ¿Tienes el teléfono de la casa de Shikamaru?… ¿No?… Pero vamos seguro que puedes avisar a Chouji ¿verdad?... Pues dile que pierda el culo y avise a Shikamaru que los padres de Akane se han enterado y van para su casa... No importa como lo se yo ¿Puedes localizarle o no?… Pues eso, Takato se fue de la lengua pero no perdamos más el tiempo y avísale.
Shino colgó el teléfono y miró a su hermano, Kiba no podía verle los ojos pero juraría que echaban fuego.
- ¡Vete para casa! - le ordenó.
- Shino - habló casi con miedo Kiba - Que digo yo que si me acompañas al hospital, que creo que me he roto un dedo - le miró con carilla de pena - Tienes la cara muy dura.