viernes, 22 de agosto de 2014

66. Al final de las escaleras

Habrían pasado casi dos semanas desde la vuelta de las vacaciones de los grupos que habían ido de acampada y a la playa, ahora le tocaba el turno al grupillo que iba a pasar unos días en la casa del lago de Sasuke.
Muchas cosas habían cambiado.
Shikamaru sorprendía a sus padres con una inusual dedicación a sus estudios y es que no podía permitirse más malas notas, él era inteligente, tampoco necesitaba ponerse a estudiar como loco, solo prestar un poco de atención. Nunca le importaron muchos las notas, ni la media, ni nada, pero ahora quería subir esa media, su propósito era graduarse cuando llegara el momento sin ningún problema ¿para qué? para que sus padres estuviesen satisfechos y le diesen un capricho que tenía: irse a vivir a un bloque de apartamentos para universitarios que había cerca de la Universidad; era lo único que les iba a pedir: un poco de independencia; seguir las tradiciones de los Nara no era tan sencillo como todos suponían y menos aún con una madre como la suya. Así que él ya lo había pensado todo, su madre no le iba a dejar independizarse tan facilmente, por algo tenía ya una casa preparada para él pero si accedía a cumplir como un Nara y sus notas eran buenas seguro que le daban esos años de universitario para vivir independiente y él los necesitaba... tenía un plan, una buena estrategia y una paciencia infinita.
- ¿A que no sabes lo que sé, Shika? - decía su hermana con gesto triunfante y miraba a Shikamaru que le devolvía una mirada de aburrimiento - Va, pregúntame.
- ¿De que te has enterado? - dijo sin mucho entusiasmo.
- De que Ino tiene un nuevo novio.
- Eso no es nuevo.
- ¿Sabes quien es?
- Claro que lo se. Pero no son novios, solo están saliendo.
- Son novios.
- ¡Que pesada eres!
- ¡Ya estais discutiendo! - gritó la madre.
- Tu hijo no quiere reconocer que Ino tiene un nuevo novio.
- ¿Ino tiene novio? ¿Shikamaru tu sabías eso?
- Si lo sabía y no es su novio.
- Pero hijo ¿Es que no te importa?
- ¿Debería importarme?
- Si fueras como debes ser no pasarían estas cosas. La culpa es tuya y solo tuya, te mereces lo que te pase por dejado, la pobre Ino no puede estar esperándote toda la vida. Bueno, venga, levántate que tenemos que ir a comprar.
- Pero mamá... - se quejó el chico.
- Ni peros ni nada, vamos y no lo pienses mas, ya verás que Ino se da cuenta de que tu vales mas, además tu ya tienes a tu chica, Akane ¿no? Haberlo pensado antes... vamos.
Después de hacer las comprar, la madre sugirió o más bien ordenó, ir a una cafetería a tomar algo. Habían escogido una mesa. A punto estaba Shikamaru de sentarse cuando sintió algo agarrandose a una de sus piernas.
- ¡Shika, hermanito! - gritaba el pequeño hermano de Akane.
- Hombre, el anticristo - miró a su alrededor, la madre de Akane se dirigía hacia ellos.
- ¿Conoces a este niño, Shikamaru? - interrogó su madre.
- Es el hermano pequeño de Akane.
- Lo siento, disculpen - decía la madre de Akane, a su lado, estaba Ginta - Kenta por favor, suelta a Shikamaru.
- ¿Y el gatito?
- Durmiendo.
- Lo siento. Kenta, que lo sueltes te digo.
- No se preocupe señora - habló Yoshino.
- Ah, disculpen, soy Misae Ryuga, la madre de Akane, encantada.
- Encantada señora Ryuga yo soy Yoshino Nara, tenía ganas de conocerla.
- Hola Ginta - saludó Chiharu.
- Quiero ver al gatito.
- Kenta no me seas caprichoso. Lo siento Shikamaru, ya sabes el cariño que te ha cogido. Vamos, pórtate bien o no te dejará ver más al gatito. Lo siento señora, ya sabe como son los niños.
- No se preocupe ¿Quiere tomar algo con nosotros?
- No quiero molestar, gracias.
- No s molestia, siéntese. Shikamaru tu y tu hermana llevad al pequeño al parque infantil... venga.
- Pero... - La mirada de su madre se le clavó en el cerebro - Esta bien. Anda Kenta, vamos a jugar al parque.
- No te molestes Shikamaru.
- No es molestia señora. Venga - cogió al niño de la mano - Vamos Chiharu.
- Ve tú también Ginta, es tu hermano.
Las dos madres se sentaron una frente a la otra mientras Shikamaru se marchaba mirándolas de reojo, aquello no presagiaba nada bueno. El pequeño se soltó y dando un grititó echó a correr.
- ¡Hideki!
Prácticamente arrolló al niño rubio de gafas que le devolvía el abrazo.
- Es otro de mis hermanos - explicó Ginta.
- El Pitagorín - añadió Shikamaru - Akane tiene hermanos para todos los gustos.
- ¿A mi no me saludas, Kenta? - dijo Maron, la madre de Hideki.
- Mira Maron, es Shika, voy a jugar con él.
- Shikamaru que alegría verte.
- ¿Cómo está señora Kumoyuki? Esta es mi hermana Chiharu... ella es la esposa del padre de Akane.
- Hola Maron - Ginta se acercó.
- Hola Ginta ¿Ha venido tu madre?
- Está allí... con la madre de Shikamaru.
- Vamos Shika - tiraba de él el pequeño - Vamos con Hideki al parque, vamos...
- Si, vamos - habló Hideki - Tengo unos acertijos para ti realmente difíciles.
Shikamaru no sabía que era más problemático, si lidiar con el anticristo y el repelente Pitagorín o el que su madre se juntara con la madre y la madrastra de Akane, de allí, nada bueno podía salir.
- Menuda situación, Shika - rió Chiharu - Se han juntado tus dos suegras con tu madre.
- ¡Es cierto! - también rió Ginta - Tío, tu tienes dos suegras... que palo.
Chouji y Ryuko ya parecían una pareja de novios, bueno, de hecho Chouji la presentó a sus padres como su novia, otro tema eran los padres de Ryuko, que seguían sin saber nada. Ryuko no era capaz de hablar con ellos, no se atrevía, simplemente no se atrevía. Eran demasiados severos e inflexibles y ella no encontraba ni el momento, ni como decírselo. No quería ni imaginarse la charla de su madre si lo de Chouji salía mal. Empezaría con que "ya te lo dije", "si es que no te puedes fiar", "que tu eres muy tonta y todo te lo crees"... Todo eso le producía bastante angustia y no sabía como enfrentarse a esas situaciones. Y Chouji lo comprendía todo, él siempre le decía que no se preocupase, que lo entendía y que no pasaba nada, ya encontrarían el momento.
Naruto comenzó un "acoso y derribo" contra Hinata y Gaara, se podía decir que se había puesto pesado, muy pesado. Había decidido que Hinata debería dar una oportunidad a Gaara porque Gaara era un gran tipo, a veces era un poco serio y parco en palabras pero gran tipo y Hinata se merecía un chico como él y además hacían buena pareja ¿por qué? porque él lo había decidido. Así que se las apañaba para arrastrar a los dos a todas partes y ni Gaara, ni Hinata eran capaces de convencerle de lo contrario y todo era muy extraño porque él habitualmente salía con Sasuke y Sakura que también estaban como medio saliendo y ahora se unían al grupo Ino y Kiba y claro... ellos tres ¿Que había que ir al cine? Pues ellos tres iban también ¿A patinar?... los tres se unían... siempre se las apañaba para convencer a Hinata y a Gaara... la situación era, cuanto menos, incómoda, sobretodo para Gaara que estaba empezando a hartarse pero claro... iba Hinata y él quería estar a su lado... Todo muy complicado.
Jisei tenía las tardes bastante ocupadas, o bien iba al templo a ayudar o pasaba por el hospital a ver a Kimimaro. Era su amigo y ya estaba harta de que la dijeran que no podía ni hablarle sobretodo cuando Sasuke podía hacer lo que le viniese en gana, así que, se pusiesen como se pusiesen, ella iría a visitarle.
Ten-Ten dejó de frecuentar el grupo de Sumire. Eran muy amigas pero simplemente Sumire iba mucho con Jisei, Shino, Kankuro y los demás y era un grupo al que también se unía Kiba así que decidió, para no tener que encontrárselo, cambiar su rutina. Ahora salía mucho con Lee, que, al igual que ella también había variado sus preferencia, antes se unía al grupo de Naruto, por estar cerca de Sakura, ahora ellos dos se juntaban con Neji y Temari... claro que Neji y Temari se habían ido a pasar unos días de vacaciones... Ten-Ten decidió entonces ir a visitar a Sumire, a ver como andaban las cosas. Sumire se alegró mucho de verla y la regañó por tonta y juntas fueron a buscar a Jisei.
Encontraron a Jisei buscando algo por su habitación bastante preocupada.
- ¿Pero que se te ha perdido? - la interrogó Sumire.
- Un frasquito con unos polvos que compré hace tiempo.
- ¿Droga?
- Pues mira, no se si es droga, nunca los he usado.
- ¿Y para que compras algo que no usas? - preguntó Ten-Ten.
- Porque me hizo gracia. Decían que era cuerno de dragón... a saber que sería, lo mismo yeso, lo mismo... ayyyyyyy
- ¿Y es importante? - añadió Sumire.
- Pues si. Se supone que es un afrodisíaco... a saber que será. Ay madre que no se los hayan llevado.
- ¿Quien?
- Esos pequeños demonios, Sumomo y Yusuke ¡Ayyyyyy! Por dios, que no lo hayan cogido.
- ¿Y cómo lo iban a coger?
- Es que, hace unos días Lee vino a mi casa para que le ayudase con los deberes del verano y se trajo a su hermana... no se porqué, no me lo preguntes, dijo que estaba aburrida y sola y quería venir y me pidió que la dejase ver mis libros de conjuros y yo, para que estuviese entretenida se los dejé. Y luego otro día vino con Yusuke y yo no estaba y mi madre les dejó entran en mi habitación y... de Yusuke no me fío de un pelo.
- ¿Y para que iban a querer coger ellos polvos de cuerno de dragón? - rió Ten-Ten.
- De esas mentes nada bueno puede salir.
- ¿Y estás segura de que han sido ellos? - inquirió Sumire.
- Ay no, no lo se, solo se que hoy me he puesto a colocar mis frasquitos y no lo encuentro.
- Lo mismo se te ha caído por aquí.
- Ya lo se, es lo que había pensado...
- Desde luego eso te pasa por comprar cosas tan raras que no sabes ni lo que son.
Después de seguir buscando un rato más y no encontrar nada, las tres chicas salieron rumbo al hospital. Jisei iba a ir a ver a Kimimaro, no lo iba a ocultar, si querían acompañarla que la acompañasen, si no, que la esperasen donde fueran.
- Ah pues yo te acompaño, ayer te dije que te acompañaría - dijo muy resuelta Sumire - Quiero conocerle.
- Pero Sumire - la habló Ten-Ten - No seas loca, es un chico de 2-1, no es buena gente.
- Ah pero si se le ha dado una oportunidad a Sasuke ¿por qué a él no?
- Eso digo yo - protestó Jisei - ¿Por qué a él no?
- Pues... pues no lo se. Venga, yo también voy, no creo que nos vaya a comer.
- Eso es Ten-Ten, esa es la actitud que me gusta - sonrió Jisei - Por cierto ¿cómo es que ya no vienes con el grupo?
- No es por nada, simplemente no coincidimos.
- Ya, claro.
- Pues que sepas - añadió Sumire - Que Kiba tampoco viene.
- ¿Y eso que tiene que ver?
- Es que a Ino le gusta ir mas con Sakura, lógico, es su amiga - explicó Jisei.
- No sé que tiene que ver eso conmigo.
- Que puedes venir con nosotros sin problema - volvió a añadir Sumire.
- ¿Creéis que no voy con vosotras por no ver a Kiba? - Sumire y Jisei afirmaron con la cabeza - Pues estáis muy equivocadas. No voy porque no voy, porque quedo con Lee y Neji que también son mis amigos.
- Si eso me parece muy bien - dijo Jisei - Solo es para que lo tengas presente.
- A lo mejor no voy con vosotros para no tener que aguantar estas cosas. Os he dicho que yo estoy bien. No me importa con quien salga Kiba pero no se os mete en la cabeza y me... me estáis cansando ya.
Kimimaro miraba melancólico a través de la ventana de la habitación del hospital, no estaba pasando muy buenas vacaciones, siempre era molesto enfermarse pero más aún cuando se está de vacaciones. El ruido de alguien tocando en su puerta le hizo desviar la atención.
- Si, está abierto - dijo.
Jisei empujó la puerta. Kimimaro se alegró de verla, de hecho la empezaba a echar de menos, no tenía demasiados amigos así que tampoco recibía demasiadas visitas y las tardes se le hacían muy largas.
- ¿Cómo estás hoy? - preguntó Jisei después de saludarle.
- Mucho mejor. Mañana me van a hacer una radiografía y si está bien me darán el alta.
- ¡Pero eso es estupendo!
- Esto... Jisei... -habló con cierto apuro Ten-Ten desde la puerta - Que nosotras nos vamos a la cafetería.
- No, pasad, pasad, no seáis tontas.
- Es que no queremos molestar.
- No molestáis - dijo el chico - Agradezco la compañía.
Fue Sumire la primera que entró sin que tuvieran que repetirlo y frente a Kimimaro hizo un pequeño gesto de saludo respetuoso.
- Hola, me llamo Saewanaguchi Sumire, encantada de conocerte.
- Ah... hola
- No seas tan formal Sumire - replicó Jisei - Kimimaro es como nosotros.
- No te preocupes Jisei, es normal que desconfíen.
Una repentina sombra indicó que alguien estaba en la puerta. Era Juugo, estaba allí, justo en la puerta pensando si entrar o marcharse. A Jisei le impresionaba ese chico, era muy grande y hablaba poco, parecía una persona muy tranquila, incluso tímida pero Jisei sabía que cuando se enfadaba daba realmente miedo, tenía algo oscuro dentro de él... mal carácter a fin de cuentas, dirían algunos.
- ¿Entras o no? - se oyó por detrás del chico - Quita anda, mira que eres pesado.
Juugo dio un paso y entró en la habitación, detrás de él entró Suigetsu.
- No sabía que tenías visita - habló Juugo - Mejor volvemos luego.
- No, no hace falta - se dirigió a él Kimimaro - No pasa nada, no tenemos porqué llevarnos mal.
- Creo que mejor nos vamos - susurró Jisei.
- ¡Hola! - saludó con entusiasmo Suigetsu y entrando del todo, acercándose a Ten-Ten - No nos conocemos ¿verdad?
- Bueno, nos conocemos del instituto.
- ¿Y entonces me recuerdas? - volvió a preguntar Suigetsu.
- Claro que te recuerdo, estás en el equipo de futbol y tú también - indicó a Juugo - O sea, tan tonta no soy.
- ¡Ya me acuerdo! Tu fuiste unas de las animadoras... ya decía yo que me sonabas.
- Tienes memoria de pez, Suigetsu - añadió Juugo.
- Ah, uno no puede estar en todo ¿Cómo has dicho que te llamas?
- Ten-Ten.
- ¿Y tu? - se dirigió a Sumire.
- ¿Tienes que estar preguntando todo? - se molestó Juugo.
- Chico solo quiero ser amables. Son de la clase de Sasuke y recuerda que Sasuke quiere que nos llevemos bien con ellos.
Fue un encuentro breve y algo incómodo pero todos se dieron cuenta de algo: quizás había que intentar dejar rencores atrás y conocerse un poco más, a fin de cuentas, no eran tan distintos.
Sakura cada vez estaba más preocupada por Ino, esta estaba cada vez más delgada y lo que más la enfadaba es que se empeñaba en decirle que no, que no era así además estaba enfadada consigo misma por tonta, por haber caído en el juego de Sasuke... y ahora Sasuke se había llevado a Akane a su casa del lago ¿intentaría también que Akane picase como ella picó? ¿Cómo se comportará con ella?
Y por las noches Ino retomaba su misma rutina: esperaba a que su familia estuviese durmiendo para levantarse y ponerse a ordenar sus armarios y a limpiar, limpiaba todo, sobretodo las paredes, repitiendo una y otra vez esos movimientos... sube, baja, sube, baja, a un lado y a otro, movimientos amplios y muy exagerados... tenía que quemar toda la grasa, tenía que quemarla. Después abría su armario y sacaba el vestidito rosa que se había comprado, un vestido exageradamente pequeño... ya le quedaba menos... algún día podría ponérselo, solo de imaginarse con él puesto le entraban aún mas ganas de adelgazar... ya quedaba menos.
- ¡Bellotas! ¿Estamos listos? - gritaba Akane a pleno pulmón.
- ¡Listos! - respondían también gritando los aludidos.
- Bien, ya sabéis cual es nuestra primera misión: capturar la cosa más rara, asquerosa o repugnante.
Los chicos estabas todos equipados con una red atrapa-insectos y una mochila con diversos botes, junto a ellos, un divertido Misaki, también con su red que no quería perderse nada. Akane dio un silbido y los niños y Misaki comenzaron su búsqueda.
A unos pasos de ella se encontraban Sasuke, sonriendo divertido y Shino, con dos redes en la mano.
- Que bien se te dan - dijo Sasuke.
- Buscar cosas repugnantes es muy divertido y si son babosas y resbalosas todavía mejor ¿Vienes con nosotros?
- No me pierdo yo esta experiencia por nada.
- A lo mejor nos ensuciamos - dijo Shino dándole a Akane una de las redes.
- Si - agregó la chica - Meterse en un buen lodazal es de lo más divertido.
- Pues nos ensuciaremos - sonrió Sasuke - Temari y Neji se han quedado para preparar la comida. Sai ha ido a pintar el paisaje, no tengo mucho más que hacer.
- Si - repuso Shino - Solo meterte en el barro con una chica... algo muy sugerente.
- ¿Estás insinuando algo, Aburame?
- No hay palabras mal dichas, Uchiha, si no mal interpretadas.
- Vale, vale - intervino Akane - No empecemos con filosofías. Oye Sasuke, ayer fue muy divertido con esa fogata que Neji y tu preparasteis... estáis hechos unos boy-scout.
- Me alegra que te gustase.
- Si Uchiha, sabes hacer fogatas, muy interesante - comentó Shino - Pero mejor vamos a movernos, los bichos nos esperan.
Yusuke, agazapado, se acercaba a Hotaru, el hermano de Shino, que miraba muy atento el suelo.
- ¿Has encontrado algo?
- Creo que si. Oye ¿Lo tenemos todo listo?
- Todo listo, esta noche daremos el golpe. "Operación: la hemos cagado" en marcha.
- Oye ¿Por qué le has puesto un nombre tan ridículo?
- Porque si sale bien ellos dirán "la hemos cagado" y si sale mal lo diremos nosotros.
- Saldrá bien, ya sabes que Masaru sabe hacer las cosas muy bien y luego está lo que conseguisteis tú y Sumomo.
- Ahí si que la hemos cagado, cuando Jisei descubra que le anduvimos en sus cosas nos va a echar un mal de ojo.
- ¿De veras crees en eso?
- Sssssi... Jisei es una bruja, te lo aseguro.
- Entonces espero que "eso" que cogisteis funcione.
Efectivamente ellos habían sido los que se habían llevado el frasco con el famoso "polvo de cuerno de dragón", a parte de alguna que otra "receta" que habían copiado de sus libros.
Temari observaba aterrorizada las escaleras que había en el comedor y que llevaban a la segunda planta de la casa. Cada vez que las veía una especie de pánico se apoderaba de ella, era algo totalmente incomprensible pero sucedía. Algo que la paralizaba y era algo que salía de dentro de ella.
- ¿Que te pasa? - le dijo Neji al verla parada delante de las escaleras mirándolas fijamente y con una extraña expresión en la cara - ¡Eh! ¡Temari! ¿Te encuentras bien?
Movió a la chica ligeramente.
- ¿Eh? ¡Ah, Neji, que susto!
- ¿Te pasa algo?
- No... es que estas escaleras son...
- Son bastante bonitas ¿no?
- Supongo - contestó sin saber muy bien que decía - Se parecen a las que hay en mi casa.
- ¿Te refieres en Suna?
- Si... se parecen... A mi me daban miedo pero no recuerdo porqué... no me gustaban.
- ¿Te caíste o algo?
- No - Temari temblaba, esas escaleras parecían remover algo dentro de ella.
- ¿Que había arriba?
- ¿Qué?
- En tu casa ¿Que había en la primera planta?
- Las habitaciones de mis hermanos y mía y luego hay un salón donde tenemos un piano y otras escaleras iguales que llevaban a...
- ¿A dónde?
- A la habitación de mi padre - un escalofría recorrió su espalda, aquello era algo que la estremeció - Recuerdo que yo subía las escaleras y eran muy pesadas... cada escalón era... pesado... muy pesado y yo...
No sabía explicarse porque ella misma no entendía lo que le pasaba.
Neji la miró con pena. Seguramente todo lo que le había pasado de pequeña lo había ocultado tan dentro de ella que ahora no podía encontrarlo y ni siquiera recordaba lo que era.
El no era bueno demostrando sentimientos, ni demostrando afecto... él no era bueno en nada relacionado con ser sensible o cariñoso o simplemente escuchar a otros. No estaba acostumbrado a mostrar ni sus sentimientos, él era como era y como le habían hecho sus circunstancias y no podía, de pronto, mostrarse como Lee o como Naruto... simplemente no podía.
Quizás en ese momento lo más apropiado hubiese sido abrazarla, que sintiese que estaba a su lado, que se sintiese protegida pero... lo más que pudo hacer es coger su mano y entrelazar sus dedos. Aún así, Temari sintió la calidez de ese gesto y le miró sonriendo, tenía los ojos llenos de lágrimas sin saber por qué pero la mano de Neji era fuerte y la reconfortó.
- Venga, vamos a preparar la comida.
En la cocina Temari observaba a Neji, sabía lo poco acostumbrado que estaba a mostrar sus sentimientos pero también sabía que se estaba esforzando por cambiar.
- ¿Te gusta hacer de niñero?
- Lo que me gusta es que mi prima tenga actividades lúdicas como estas. Seguro que con Shino aprenderán algo de la naturaleza. Ellos no lo saben pero a la vez que se divierten les sirve para algo.
Temari sonrió.
- Mira que eres... eres como un profesor que tuve cuando era pequeña, disciplina, disciplina, disciplina.
- Yo no digo eso, solo digo que...
Temari le calló con un pequeño beso.
- ¿Sabes que creo? Creo que cada vez eres más estricto.
- ¿Ah si? ¿Eso piensas de mí?
- No te ofendas. Creo que eres estricto contigo mismo y eso te hace serlo con los demás. Relájate un poco, hombre.
- ¿Quieres que me relaje?
- Pues no estaría mal. No se que voy a hacer contigo, tendré que emborracharte para que te sueltes.
- ¿Quieres emborracharme?
- Para ver que haces.
- ¿Me quieres ver borracho? No creo que sea un espectáculo muy bonito.
Temari se echó a reír.
- ¿Ahora de que te ríes?
- De ti, es que para ti todo es serio.
- No le veo la gracia a un estado de intoxicación etílica.
Temari volvió a reír.
- Eres tremendo. Aunque supongo que esa seriedad tuya es la que me gusta. Oye Neji ¿Cuando vamos a decir que estamos saliendo?
- ¿Estamos saliendo?
- Bueno, mas o menos. Hemos tenido nuestros "acercamientos". A mi me gustaría salir contigo sin tener que esconderme o disimular.
- No nos escondemos.
- Quiero decir a solas, y si me apetece abrazarte, hacerlo.
- Las demostraciones de afecto en público no llevan a nada.
- Puff - resopló - ¿Eso es que no soy nada para ti?
- No digas eso, sabes que si.
- Entonces te da vergüenza que se sepa.
- No. Eres guapa, inteligente, vistes bien, eres bastante culta... se te puede presentar en público.
- Hombre gracias, me alegra ser un buen florero.
- No es eso. Los Hyuuga son de la alta sociedad, ya lo sabes. La imagen que damos siempre tiene que ser correcta. Mis padres murieron, mi tío me acogió y yo debo demostrar mi agradecimiento comportándome debidamente.
- ¿Que pasa? ¿No soy lo suficientemente buena para que un Hyuuga sea visto conmigo?
- Sabes que no es eso… es solo que... quiero hacer las cosas bien. Quiero estar seguro de todo, no quiero que digan que soy un caprichoso o...
Se oyeron voces acercándose.
- Ya vienen - dijo Temari asomándose por una ventana.
- Pero... - Neji también se asomó - ¡Están llenos de barro! Vienen hechos un asco ¿Que han hecho?
- Divertirse Neji, divertirse.
- Van a poner la casa hecha un asco.
Neji se dirigió rápidamente a la puerta, franqueando la entrada.
- ¡Ahí quietos! - dijo cuando los niños se acercaron corriendo - Aquí no entra nadie con esas pintas.
- Jo, nii-san - se quejó Hanabi.
- ¡Tío, no seas así! - gruñó Yusuke.
- He dicho que no... y vosotros tampoco - miró a Akane y Misaki. Shino y Sasuke no parecían tan sucios.
- Anda - dijo Temari asomándose - Ahí detrás hay una manguera, lavaos los pies.
- ¡Una manguera! - gritó Sumomo - ¡Venga, vamos a mojarnos!
Y gritando salieron corriendo hacia donde Temari indicaba.
- No sabes lo que has hecho - se lamentó Neji - Ahora será peor.
- Bah, déjalos que disfruten.
- Eso, vamos nosotros también - dijo Akane, Shino la sujetó de la camisa.
- No, tu no.
- ¿Yo no?
- ¿Quieres que te enchufemos con una manguera?
- Esa es la idea.
Shino sonrió de forma retorcida.
- ¡No!
- Vamos - habló Sasuke - Nosotros también tenemos que quitarnos este barro.
- ¿Acaso quieres que te parta la boca, Uchiha? - replicó Shino con mucha tranquilidad - Tu últimamente te estás saliendo mucho de tiesto ¿no?
- ¿Que quieres decir, Aburame?
- Sasuke - intervino Temari - Mira es que hay niños y las escenas eróticas empapando la camiseta de Akane mejor las dejas para la intimidad ¿sabes?
- ¿Habéis pensado que yo...? Me refería a los pies. Desde luego es increíble, sois todos una panda de pervertidos y pensáis que todos son como vosotros. Venga, vamos a limpiarnos los pies.
Sasuke se marchó y el resto se quedó mirándose.
- ¿Se ha ofendido? - preguntó con miedo Misaki.
- A lo mejor le estamos juzgando mal - reflexionó Temari.
Neji y Shino se miraron.
- Que va - contestaron a la vez.
- ¿Dónde esta Sai? - se interesó ahora Misaki.
- Dijo que iba al lago a pintar allí.
- Bueno voy a ver si le veo. Toma Shino, ocúpate tú de mis bichos.
- ¿Habéis cogido muchos bichos? - dijo Temari mirando un bote que traía en la mano Akane.
- Si... un montón... Mira este... creo que le voy a poner nombre.
- ¿No pensarás meter "eso" en la casa? - habló severo Neji.
- No señor, tranquilo señor que no lo meteré en la casa... Jo, como eres Neji.
Misaki encontró a Sai pintando tranquilamente a la orilla del lago.
- Esto es muy bonito - dijo sentándose a su lado.
- ¿Te has divertido en la cacería?
- Si, ha sido divertido.
Durante unos minutos ambos guardaron silencio. Sai continuaba pintando y Misaki se recreaba en la vista del paisaje.
- Muchas gracias por invitarme, Sai.
- Pensé que te vendría bien alejarte un poco de la rutina.
- Lo que no se es como conseguiste convencer a mi madre.
- Fue fácil. Un intercambio de intereses, un trueque.
- ¿Que trueque?
- Nada importante, las cosas se solucionan hablando.
- Eso que dices me suena raro.
- No lo pienses más. Recuerda que soy responsable de tu vida - le sonrió - Eso dijo la psicóloga ¿no? Pues como soy responsable de tu vida no tienes que preocuparte.
- Eres un chico muy extraño y no entiendo porqué te has molestado tanto.
- Dicen que estas cosas son las que hacen los amigos.
Después de comer convencieron a los niños para que durmieran una siesta. Hacía calor y Neji pensó que era lo mas apropiado y cuando Neji decidía algo se hacía… Todos gruñeron pero al final se durmieron. Shino salió al jardín y encontró a Akane sentada en un columpio de esos grandes, tipo banco. Se sentó a su lado.
- ¿Ya han caído? - preguntó la chica.
- Ajá.
- Este Neji es tremendo.
Shino la miró y sonrió.
- ¿Me vas a decir ya que pasó durante la acampada?
- No. No pasó nada digno de contarse.
- Ya... y yo que me lo creo.
- No se que te hace sospechar otra cosa.
- Lo que tú digas.
- ¿Sabías que cuando estuvieron en la playa Sasuke se lió con Sakura?
- Todos lo sabemos.
- Es extraño. Pensé que Sakura no iba a caer tan fácilmente.
- Quizás cayó porque quiso. A lo mejor era lo que quería. Akane, ten cuidado con Sasuke, no me gusta como actúa.
- Bueno, él me ha escrito una carta explicándome lo que pasó.
- ¿Y le crees?
- ¿Por qué no le iba a creer? En realidad él solo quiere saber lo que siente.
- Akane... no le creas.
- Últimamente estás muy negativo con él.
- Es que me da rabia que vaya a conseguir lo que Shikamaru está esforzándose tanto por conseguir.
- Deja a Shikamaru ahora, no viene a cuento.
- ¿Te dijo lo que sentía?
- Dijo muchas cosas.
- Pero ¿Te dijo lo que sentía?
- Ay Shino, que pesado eres.
- ¿Que te decía Sasuke en su carta?
- Hoy estás en plan cotillo.
- No me fío de Sasuke. Está jugando con Sakura y contigo, quiere teneros a las dos a su capricho y eso me molesta.
- Hablando de otra cosa ¿Sabías que Jisei está viendo a Kimimaro?
- Ya me estás cambiando de tema, siempre haces lo mismo.
- ¿Lo sabías?
- ¿Y que hay de malo? Es su amigo.
- Tu fuiste el primero que le dijiste que no lo hiciera.
- Es cierto pero es amigo de Jisei... Eso es lo que te molesta ¿verdad?
Era cierto, eso era lo que le molestaba a Akane, que era amigo de Jisei. Jisei conocía a Kimimaro desde hacía muchos años, eran pequeños cuando Jisei comenzó a acercarse a él y a Akane le molestaba. A ella no le gustaba Kimimaro, no le gustaba ese niño débil y enfermizo que acaparaba a su amiga... Era su secreto... Akane era muy celosa con sus amigos, los quería solo para ella, tenía miedo de perderlos y sentía celos de Kimimaro, por eso, cuando supieron que iba con Kabuto hasta se alegró.
Sabía que no debía ser así, que no se podía ser tan posesiva con las amistades pero... tenía tanto miedo a quedarse sola, tanto miedo a que se alejasen de ella... por las noches soñaba que la dejaban sola porque estaban hartos de ella, hartos de sus hermanos, hartos de sus obligaciones... Ahora habían crecido y volvía a sentir miedo de perderlos, Ryuko y Jisei se interesaban por chicos, las iba a perder, lo estaba viendo... pero también veía que era una actitud egoísta que tenía que empezar a controlar.
Shino lo sabía, sabía el miedo a la soledad que atenazaba a Akane por eso, siendo pequeños, le prometió que él nunca la abandonaría.
- Jisei va a estar bien - dijo en tono amable - No tienes que preocuparte.
Akane se abrazó a Shino.
- Tú siempre serás mi amigo ¿verdad?
- Hasta que encuentres a quien te va a cuidar para siempre.
- Eso suena bonito pero ya no somos unos niños.
- No... es cierto.
- ¿Y tú? ¿Cómo estás de lo tuyo?
- Voy soportándolo.
Ignoraban que unos metros más atrás, Sasuke les observaba.
Era molesto. No había invitado a Akane para eso. Había pasado ya una noche y no había obtenido nada, a esas alturas Sakura ya estaba rendida ¿Por qué Akane era tan escurridiza? Tenía la impresión de que él era un pelele en sus manos, siempre bailaba al son que ella marcaba. Eso tenía que acabar.