domingo, 21 de septiembre de 2014

206. Mientras estés a mi lado

Ryuko abrió su recién comprado cuaderno de pastas azules y pasó la mano por encima de la hoja en blanco, nuevecita, como si lo acariciase; después buscó en su estuche un bolígrafo en particular, uno de color rosa y que escribía con tinta también rosada, porque Ryuko tenía la costumbre de escribir a mano y con bolígrafos de distintos colores, dicen que cada escritor tiene una manía y esa era una de las suyas.
Sabía la historia que quería contar, la de sus amigos. Quería escribir todo lo que estaba pasando durante ese curso sobre todo para no olvidarlo, no quería olvidar ningún detalle, porque a su juicio aquel año estaba siendo un año asombroso, parecía que los astros se había alineado para que sucediesen tantas cosas y tan importantes, aunque, según Jisei, aquello solo era una consecuencia de pequeños sucesos encadenados, que una cosa había provocado otra, o al menos la mayoría.
La teoría de Jisei era que todo había empezado por el interés que de pronto y de forma inaudita Sasuke había demostrado por Akane y esto había provocado una reacción no solo en Shikamaru si no en Sakura y en Naruto y también de forma indirecta en Ino que a su vez influyó con sus actos en Kiba y Ten-Ten… oh si, Jisei tenía toda una teoría que encadenaba unas historias con otras, de forma directa o no tan directa pero de alguna forma todas tenían algún tipo de relación… claro que eso quizás Ryuko tendría que explicarlo al finalizar la historia.
Ese era el único problema que se le planteaba a Ryuko: el final de la historia, porque toda historia tiene que tener un final y esa parecía no tenerlo, claro, se trataba de la vida y la vida no tiene un final, siempre hay algo nuevo y más en su caso, ya que Ryuko se había propuesto contar las historias de todos sus amigos y entonces sí que no tenía fin. Así que, después de mucho pensar, Ryuko decidió que tendría que poner un fin y también sabía que fin quería poner y para eso decidió que aunque todos sus amigos, incluida ella, tendrían su historia dentro de la historia, habría unos protagonistas principales y sabía perfectamente quienes quería que fueran.
Tenían que ser ellos y no podían ser otros. No podía ser ella misma, aunque hubiese sido lo más sencillo ya que ella era la escritora pero no, porque su historia no era tan importante, bueno, lo era para ella, porque era su historia, pero no era la más impactante, ni la más bonita o la más dramática, en comparación con otras era de lo más sencilla, así que no sería ella la protagonista.
No podía serlo Sakura, aunque se lo merecía, que su historia tenía de todo, como la de Temari o la de Ino. No, porque no las conocía tanto como para saber todos los detalles y tampoco tenía tanta confianza, la verdad es que le daba algo de vergüenza ¿y si metía la pata? ¿Y si lo leían y le decían que estaba tomándose demasiadas licencias literarias? No, lo mejor era tirar para lo seguro, es que además tenía a los protagonistas perfectos, eran sus amigos, tenía mucha confianza con ella y estaba saliendo con el mejor amigo de él y lo más importante es que les había pasado algo que sin duda marcaba un cambio importantísimo en sus vidas… no podían ser otros que Akane y Shikamaru.
Y como Jisei había dicho que todo había comenzado con el interés de Sasuke por Akane pues ese tenía que ser el principio de la historia. Podía haber sido otro, claro que sí, porque la historia de Shikamaru y Akane no comenzó en ese momento, en realidad comenzó muchos años atrás…
Cuando eran pequeñas Akane y Ryuko se hicieron muy amigas, amigas inseparables a las que luego se unió Jisei. Ryuko, una chica con poca autoestima, con miedo siempre a ser ignorada o que se burlasen de ella, encontró en Akane, aquella niña malhumorada que tiraba piedras a la menor provocación, el mejor escudo tras el que protegerse. Cuando estaba con Akane, Ryuko se atrevía a casi todo, no a todo, pero si a mucho, y no es que Akane hiciese algo, no, simplemente se sentía con más valor si estaba con ella, quizás porque la hacía participar en las conversaciones y la apoyaba o porque… porque sí, porque estaba a su lado.
Akane siempre había sido una chica de emociones cambiantes, tan pronto le gustaba algo con locura o lo odiaba de la misma forma, por esa misma razón Ryuko tardó tanto en darse cuenta de su interés por Shikamaru. Ryuko recordaba que al principio a Akane le era bastante indiferente aquel niño de coleta tiesa que era amigo de su adorado Chouji… si, a Ryuko le gustaba Chouji desde que eran pequeños porque es que era un niño tan mono, con esos mofletes y tan dulce, además, como los niños son muy crueles a veces se burlaban de él, le llamaban torpe y lento y ella se sentía identificada con ese niño un poco más gordito que los demás, un poco más torpe y un poco más lento.
Después, cuando Akane se enteró de que ese chico de coleta tiesa era muy inteligente y ganaba premios jugando al ajedrez empezó a verle con otros ojos, incluso Ryuko recordaba que hubo un periodo en el que se notaba que le gustaba o quizás era admiración pero todo eso se convirtió en manía cuando se enteraron de que era muy vago y desmotivado, tanto que incluso a veces suspendía exámenes simplemente porque se quedaba dormido y no los terminaba.
Así era Akane. Jisei decía que entre ese chico y Akane había un lazo especial y que cuando estaban cerca sus auras chispeaban… pero nadie hacia caso a Jisei cuando empezaba a hablar de auras. Fuera como fuese, sucedió que en algún momento a Akane empezó a gustarle en serio, el caso es que de repente se hicieron amigas de Chouji y Shikamaru y los ojos de Akane comenzaron a brillar y eso era una mala señal, muy mala.
"…
- Y mañana voy a empezar a ir al templo Tsukishiro como aprendiz – hablaba Jisei mientras comían sentadas las tres en el césped.
- Debe ser muy impresionante – comentaba Ryuko - ¿No estás nerviosa?
- Sí que estoy nerviosa, más bien excitada, imagínate es algo que deseo desde pequeña.
- Yo estaría de los nervios ¿Tu no, Akane?
- ¿Qué? – contestó distraída – Claro, claro… Oye ¿Y cómo es Shikamaru en clase? ¿Es verdad que se duerme?
- ¡Akane, que estamos hablando de algo importante para Jisei!
- Ya, ya lo sé, lo del templo, pero…
- Déjala Ryuko – habló con condescendencia Jisei – Si no lo puede evitar, lo tiene metido en la cabeza.
- ¿Qué? ¿Pero qué dices? Yo no tengo metido nada en la cabeza, solo me preguntaba cosas, por curiosidad… ¿A que no sabéis una cosa? Creo que le voy a pedir a Neji que venga conmigo al cine.
- ¿Te has vuelto loca? – gritó Ryuko - ¿A Neji?
- Si, a Neji. Es muy guapo.
- Pe-pero… ¡Es Neji! Te va a mandar a tomar viento, eso sí, muy respetuosamente.
- ¡Anda ya! Es tan serio y formal que no se va a atrever a decirme que no, ya sabes, no es de caballeros rechazar a una dama. Le diré que vamos a ir con Ten-Ten y Kiba.
- ¿Se lo has dicho a Ten-Ten y a Kiba? – inquirió Jisei.
- No, pero no van a decir que no. A ellos les gusta salir juntos. Decidido, luego se lo pido.
- A ver Akane que se te está empezando a ir de nuevo la cabeza – la regañó Ryuko.
- Déjala Ryuko, si es la historia de todas las primaveras, se le altera todo y no hay quien la haga entrar en razón, se convierte en una depredadora.
- ¡Hala! Lo dices como si fuera por ahí comiéndome a los chicos. Solamente pasa que en primavera me pongo tontorrona y me apetece salir a pasear con un chico y tontear y soñar un poco.
- Soñar, soñar – gruñó ahora Jisei – Que te pones muy tonta, Akane, muy tonta; deberías dejarme que te limpiase el aura, no te vendría mal.
- A mí mientras no te dé por coquetear con Chouji, todo va bien – añadía Ryuko - ¡Ah! Y otra cosa muy importante, pero muy importante, prométeme que no lo harás.
- No voy a coquetear con Chouji, tranquila, no soy de las que se fijan en los chicos en los que se han fijado antes mis amigas.
- No me refiero a él, me refiero a Shikamaru. Por favor, Akane, no coquetees con Shikamaru, por favor, por favor, por favor.
- ¿Por qué iba a coquetear con ese?
- Porque te gusta – contestó con toda naturalidad Jisei.
- Por favor Akane, no lo hagas. No lo hagas al menos hasta que Chouji y yo tengamos una amistad mejor cimentada.
- ¿Y eso que quiere decir?
- Yo te lo explico – intervino Jisei – Lo que aquí mi temerosa amiga quiere decir es que le da miedo que te pongas a hacer el tonto con el mejor amigo de su futuro novio y que este, como nuestra amistad es todavía tiernita, piense que frecuentamos su compañía solo porque quieres tener un rollete con Shikamaru.
- ¿El qué has dicho? – preguntó confundida Akane – O sea, repítelo en un idioma que sea comprensible para mí.
- Que no quiero que Chouji piense que vamos con ellos porque te gusta Shikamaru y que yo no tengo interés por él, que solo soy amable por ser amable o porque soy tu amiga – aclaró en voz baja Ryuko.
- Mira que eres complicada y retorcida.
- Que luego lo mismo no llegáis a nada, porque tú nunca llegas a nada y el chico puede sentirse dolido y… no quiero que Chouji piense mal de nosotras.
- Lo dices como si yo fuera una come-hombres, como si los usara y los tirara como a trapos sucios. Sabes que no, que soy bastante inocente, que yo solo quiero salir, pasear y…
- Tu ten cuidado que los hay con auras muy revueltas – advirtió Jisei – Como Kabuto, parece bueno y majo pero no me fio de su sonrisa, tiene algo que no me gusta y tú te relacionas demasiado con él.
- Si mamá, me portaré bien… Que aguafiestas que sois, si tuvierais una vida como la mía ya veríais si querríais disfrutar del sol y olvidaros de todo tonteando y fingiendo que… en fin, hablemos de otra cosa y no te preocupes Ryuko, no voy a intentar seducir a Shikamaru, ni decirle nada, ni nada de nada.
- Al menos hasta que Chouji y yo nos conozcamos mejor y él sepa que…
- Que sí, no te preocupes, que se comportarme.
…"
Y se comportó, vaya si se comportó, a pesar de que Shikamaru le gustaba cada vez más, Akane disimuló todo lo que pudo para que él no se diese cuenta… y todo porque se lo había pedido Ryuko, esa era una de las razones por las que Ryuko quería tanto a esa cabezota rencorosa y por las que tenía que ser la protagonista de su historia.
Shikamaru abría los ojos y comenzaba a desperezarse. Bostezó mientras miraba por la ventanilla del coche.
- ¿Ya te has despertado? – preguntó desde el asiento del copiloto el padre de Ino.
- Más o menos – contestó con pereza.
- ¿Cómo te encuentras? – se interesó el padre de Naruto, el cual iba conduciendo el coche.
- Bien, solo un poco adormilado. Creo que ya no tengo fiebre.
- Claro – comentó Inoichi – En cuanto has descansado tu cuerpo empieza a normalizarse. Desde luego Shikamaru no me esperaba de ti que hicieras algo así, pensé que eras más inteligente.
- Mendokusei – se quejó Shikamaru cerrando de nuevo los ojos y recostándose en el asiento.
- Es la segunda tontería que te veo hacer – continuaba hablando Inoichi – De veras que me preocupas.
- Déjale Inoichi – intervino Minato – El chico solo quería no defraudar a nadie y hacer lo que cree que todos esperan de él ¿A qué es eso, Shikamaru?
- Eso es una idiotez. Precisamente si se le propusieron que adelantara un curso es porque saben que puede hacerlo. Es un chico inteligente que además no aprovecha ese cerebro prodigioso que tiene ¿Sabes cuál es su coeficiente?
Mientras Inoichi y Minato comenzaban una conversación sobre Shikamaru, su inteligencia, su vaguería y el miedo que tenía a su próxima doble paternidad, este se llevó la mano a la ceja, al final no tenía ninguna herida, no le habían dado puntos, ni nada, solo tenía la nariz algo hinchada por lo visto del golpe que se había dado contra la mesa del comedor.
O sea que no había recibido ningún cabezazo de Hidan, es mal, Hidan nunca había ido a su casa, todo había sido un sueño, un maldito sueño.
"…
- ¿Estás segura de que Hidan no vino a casa? – interrogó Shikamaru a su hermana en cuanto pudo estar a solas con ella.
- Shikamaru que sí, que no te miento, que Hidan no vino a casa ¿Para qué iba a venir a casa? Tú dime para que iba a venir.
- No se… a por ti.
- Dejó muy claro que yo no le interesaba nada. Solo tonteó conmigo porque creía que… que podía conseguir algo pero… sabes de sobra que yo no he sido nada para él, nada de nada, solo… ya déjalo Shika, me duele hablar de esto, solo quiero olvidarlo de una vez.
- Lo siento Chiharu pero es que… yo juraría que Hidan vino y discutí con él y me dio un cabezazo. Es que todo ese recuerdo que tengo es tal real…
- Shikamaru eso solo son alucinaciones que has tenido por la falta de sueño. Te dormiste en el sofá, estábamos hablando y te quedaste dormido, luego te despertaste o eso me pareció, sonó el timbre y te levantaste, yo pensé que ibas a abrir la puerta pero te caíste de rodillas al suelo, como si no te pudieses sujetar, eras como un muñeco, te quise sujetar pero zas, te venciste para delante y tu cara se estrelló contra la mesita, menudo golpe que te diste, no sabes cómo sonó, yo me asusté muchísimo y el timbre no paraba de sonar y yo no sabía qué hacer. Menos mal que el que llamaba era Ginta y me ayudó a acostarte en el sofá y a llamar al médico, porque yo me puse muy nerviosa. Me asusté mucho, Shika, además hablabas y decías cosas sin sentido.
…"
Todo había sido un sueño… o una alucinación… y le costaba admitirlo, lo admitía porque las pruebas estaban ahí pero había sido todo tan real o al menos él lo recordaba real, al igual que la sensación de ser un inútil incapaz de defender a su hermana y a su mujer.
Ahora iba de camino a su pueblo. Sus padres y Chiharu se iban unos días de vacaciones y no querían dejarlo solo, no se fiaban de él y de que volviera a hacer otra tontería. El caso es que en su cerebro no era una tontería, se trataba solo de aprovechar esos días para adelantar en los estudios y al final no había conseguido nada, menos que nada, después de tanto esforzarse no había podido presentar el trabajo de Filosofía.
Y de todo eso lo que más le asustaba era defraudar a Akane, que pensase que era un blando y que no iba a poder cuidarla a ella y a los niños… vaya un padre que estaba hecho.
- ¡Shikamaru, despierta que ya hemos llegado! – decía Inoichi.
¿Se había vuelto a dormir? Esto empezaba a ser de lo más problemático, en fin, seguramente en un par de días se recuperase del todo. Shikamaru salió del coche y se estiró mientras su abuela saludaba a Inoichi y Minato.
- ¿Qué tal el viaje? – decía la abuela – Os esperaba un poco más tarde.
- Hemos salido pronto – contestaba Minato – Además no había casi tráfico. Aquí te traemos a tu nieto.
- Hola abuela – saludó Shikamaru.
- ¿Ya estás mejor? – preguntó mientras se acercaba a él y le tocaba la frente.
- Si, si ya estoy bien.
- A ver, déjame que lo compruebe, no seas arisco. Anda que eres igualito que tu abuelo, esa misma tontería hizo cuando supo que yo estaba embarazada.
- ¿También te quedaste embarazada antes de tiempo?
- No, para nada pero cuando tu abuelo supo que estaba embarazada le dio por ponerse a trabajar como nunca, no sé qué tontería le entró, ni que quería demostrar.
- Creo que le entiendo – murmuró Shikamaru.
- ¿Dónde están los chicos? – preguntó Inoichi.
- Les hemos mandado a comprar unas cosas. No creo que tarden en llegar. Venga, vamos a entrar en la casa.
- ¿Y Akane? – añadió Shikamaru.
- Está durmiendo y tú deberías aprovechar para subir y dormir también.
- ¿Está durmiendo a estas horas?
- Sí. Se pasa la mañana durmiendo.
- ¿Cómo? ¿Y la dejáis dormir tanto? Pero además si ella me llama siempre muy temprano todos los días.
- Si, se despierta y habla contigo y luego se vuelve a dormir.
- ¡Hola! – la tía de Shikamaru salió de la casa – Que pronto habéis llegado ¿Qué tal el viaje?
Después de repetir los saludos y las mismas preguntas, Shikamaru repitió su pregunta.
- ¿Por qué Akane duerme por las mañanas? ¿Es que está peor o más delicada?
- No hijo no – sonrió la tía - lo que le pasa es que por las noches no duerme, entre que tiene insomnio, que a algunas embarazadas les pasa, y uno de los bebés que se pasa la noche moviéndose pues la pobre se duerme muy tarde y claro, por las mañanas aprovecha para descansar, total, no puede hacer nada más ¿no ves que no la dejamos? Anda, sube y descansa tú también un poco con ella.
- Pero no la despiertes – añadió la abuela – Si no descansa lo suficiente tiene muy mal despertar y no veas como se le revolucionan las hormonas.
- Y cuando se despierte – continuó la tía – no la hables de cosas tristes, que está muy llorona. Las noticias hay que dárselas poco a poco y sobre todo no le insinúes que algo va mal.
- Mendokusei – se quejó Shikamaru encaminándose hacia la casa.
- Ah, Shika – le detuvo su tía – No vayas a tu habitación, que ya no duermes allí. Estáis instalados en la habitación de la abuela Shikami.
- ¿En la habitación de la abuela?
- Es que en tu habitación no cabía una cama de matrimonio y tienes que pensar que pronto tenéis que meter las cunas, así que hemos hecho un cambio.
- Pero nuestro futón cabía perfectamente.
- Pero a Akane le costaba cada vez más levantarse del futón, hijo, son cosas de embarazadas.
- ¿Y dónde duerme ahora la abuela? ¿En mi habitación?
- No, de momento está en la mía – contestó la abuela – Como está muy torpe por lo del brazo pues así la ayudo si necesita algo por las noches.
- Bueno, pues voy a saludarla y subo a descansar un poco.
- La abuela está en el comedor. Estaba deseando verte. Luego te subimos la maleta, venga, ve.
- Mira – hablaba mientras Inoichi a Minato – Ahí vienen nuestros chicos.
- Vaya, sí que parecen contentos. Yo diría que se le ve mejor aspecto a Ino ¿No?
Se les veía venir por el camino riendo y sin prestar atención a nada más que a ellos mismos. Ino arrastraba un carrito de la compra y Naruto llevaba una cesta de mimbre que parecía bastante pesada y que daba la impresión de que no sabía cómo llevar y se la cambiaba continuamente de mano.
Naruto iba haciendo cosquillas de vez en cuando a Ino esta reía daba pequeños saltitos. En una de estas, Naruto rodeó a Ino por la cintura con la mano que le quedaba libre y la atrajo hacia él. Los padres no podían ver lo que estaba haciendo pero la primera impresión era que Naruto mordisqueaba la oreja de Ino que rio con más fuerza y se separó de él no sin dificultad.
- ¿Se puede saber que le hace tu hijo a mi hija? – gruñó Inoichi.
- Creo que le ha comido la oreja – contestó con pena Minato.
- ¿Eso es lo que le enseñas a tu hijo? Voy a tener que hablar muy seriamente con él y advertirle de lo que le puede pasar si toca un poco más a mi niña.
- Como si tú no le hubieras comido la oreja a tu mujer nunca – rio Minato.
- ¿Tú le has hablado a tu hijo de "esas cosas"?
- ¿Qué cosas? ¿Y tú le has hablado a tu hija?
Naruto e Ino ya estaban lo suficientemente cerca como para ver a sus padres. Inmediatamente se separaron.
- ¡Papá! – Ino corrió hacia su padre dejando el carrito atrás - ¡Papá! ¿Pero que haces aquí?
- Venir a ver cómo estás. Te echamos mucho de menos, sobre todo tu madre.
- ¿Qué haces tú aquí, dattebayo? – se acercó con dificultad Naruto llevando la cesta y tirando del carrito.
- Vaya saludo le das a tu padre.
- Que buen color tienes Ino ¿Verdad que tiene mejor color, Minato? – hablaba Inoichi.
- Pues sí, estás muy guapa Ino. No me extraña que este hijo mío se distraiga ¿Se porta bien, Haruka?
- Se porta muy bien – afirmó la tía de Shikamaru.
- Es muy trabajador – añadió la abuela – Y animoso. Nunca pierde la sonrisa, es un encanto y nos ayuda muchísimo.
- Parece que las has conquistado – murmuró Minato guiñando un ojo a su hijo – Pues Naruto, he venido, además de para traer a Shikamaru….
- ¿Ha venido Shikamaru? – interrumpió emocionado Naruto. ¿Y dónde está, ttebayo?
- Ha ido a descansar. Como te estaba diciendo, aparte de traer a Shikamaru, he venido porque tengo que llevarte a Konoha.
- ¿Tan pronto?
- ¿Pero cómo se va a ir ya? – se alarmó Ino.
- No, no se va. Es solo que mañana es la cena de compromiso de Ayesa con Itachi.
- ¿Qué cena de compromiso? – se interesó Ino.
- Una cena donde Fugaku Uchiha y Nawaki Senju anunciarán que Itachi y Ayesa son novios formales, o sea, anuncian su compromiso.
- ¿Y cuándo se van a casar? – apremió Ino.
- Eso no se sabe pero no creo que sea pronto. Itachi aún tiene que recuperarse del todo.
- ¿Y tenemos que ir a esa fiesta, ttebayo?
- Si Naruto, claro que tenemos que ir, somos familiares, de la rama de los Uzumaki, no podemos faltar, además también servirá para que los nuevos miembros de los Uzumaki, ya sabes Karin y sus padres, vayan conociendo a la familia. Es una fiesta de gala, tu madre te ha alquilado un esmoquin.
- ¡Ay que guapo vas a estar Naruto! – exclamó Ino - ¿Nosotros no estamos invitados, papá?
- No hija, nosotros no somos tan importantes como para que nos inviten a la fiesta de compromiso – contestó Inoichi.
- Así que Naruto – continuó Minato – Esta tarde te llevo a casa y el Domingo te traemos de vuelta. Quizás pasemos unos días aquí.
- ¿Quiénes?
- Nosotros, tu madre, tu hermana y yo. A veces pareces tonto, hijo.
- ¿Y tú te vas hoy? – preguntó algo mohína Ino a su padre.
- Solo he venido para verte, para ver lo bien que estás.
- ¿Y por qué no venís tú y mamá y Touya a pasar unos días también?
- Por el trabajo, ya hoy me he cogido el día libre y… bueno, quizás para Año Nuevo.
- ¡Ah! ¡Voy a hacer la comida! ¿Puedo hacer la comida, abuela? Ya verás, la abuela me ha enseñado a hacer unos platos riquísimos. Voy a llevar todo esto a la cocina. Ayúdame Naruto.
Mientras veían a Ino y Naruto meterse dentro de la casa, Inoichi se dirigió a la abuela.
- ¿De veras cocina? ¿No le da asco la comida?
- Y ya verás cómo come – contestó la tía – Te vas a sorprender. No es que sea muy abundante pero come.
- Ya te dijimos que el aire del campo abre el apetito – añadió la abuela.
Después de saludar a su bisabuela Shikami y aguantar pacientemente la charla sobre lo inconsciente que estaba siendo y también lo egoísta porque solo estaba pensando en él y no se había parado a pensar en el disgusto que podía darle a Akane si enfermaba; estaba claro que su abuela no entendía muy bien lo que había pasado pero es que tenía ya casi 100 años y tampoco sabía cómo explicárselo, así que soportó la regañina, prometió que no volvería a hacer algo así y subió a la que ahora era temporalmente su habitación.
Abrió con mucho cuidado de no hacer ruido y entró con el mismo cuidado. La habitación no estaba a oscuras, la persiana estaba cerrada solo hasta la mitad y entraba bastante luz. Akane dormía con los brazos y las piernas desarropadas y no parecía tener frio, por algo había sacado las piernas fuera de la manta ¿Cómo podía ser que tuviera calor en Diciembre? La calefacción no estaba muy fuerte además de hecho Akane parecía… Shikamaru levantó la manta y miró… si, estaba desnuda, bueno, a excepción de unas braguitas.
Echó un vistazo a la habitación y de nuevo se sorprendió, quizás más que al encontrarse a Akane de aquella forma. La habitación no parecía la que él recordaba, estaba bastante desordenada y eso era más que raro en una maniática como Akane.
Era una habitación bastante grande, con una cama antigua que de pequeño a él le parecía enorme, un gran armario, una coqueta, dos mesillas y además dos sillones a juego con la cama y una vieja máquina de coser en un rincón. Uno de los sillones tenía ropa de Akane por encima, en el otro estaba el ordenador portátil, un costurero y una cesta con lanas y agujas, encima de una de las mesillas dos estuches con pinturas y rotuladores, lápices y borradores y había en la habitación una silla más con un bloc de dibujo encima y una caja con dibujos y fotografías. Encima de la otra mesilla había dos cuencos, uno lleno de abalorios y en el otro unos cuantos llaveros que Akane debía haber hecho con esos abalorios, cogió uno de ellos, se podía leer "Kiba" en las cuentas, en otro "Jisei" y en un tercero "Gaara"… parecía que Akane estaba haciendo llaveros para todos su amigos… parecía que se aburría demasiado y hacía un montón de cosas, seguramente pasaba de una a otra continuamente, porque Akane era así, empezaba a hacer algo pero si de repente se le ocurría otra cosa pues dejaba lo que estaba haciendo para ponerse con la nueva idea… seguramente por eso tenía la habitación como la tenía, porque pasaba demasiadas horas allí y se aburría muchísimo.
Se quitó lo pantalones y se sentó con cuidado en la cama. Volvió a mirar la habitación. Aquella habitación le traía demasiados recuerdos de su infancia. Cuando era pequeño tenía prohibido jugar en la habitación de la abuela Shikami y a veces se preguntaba que guardaría allí, por eso, cuando alguna vez se encontraba la puerta abierta se asomaba para ver si veía algo y cada vez que lo hacía llegaba a la conclusión de que allí no había nada raro y entonces comprendía aún menos esa prohibición.
Pero hubo un día que no fue la curiosidad por ver que había dentro la que le hizo acercarse a la puerta entreabierta sino una conversación entre su bisabuela y su madre. Sabía que su madre estaba enfadada con él, de hecho le había castigado por una tontería, una cosa de críos y en ese momento su madre hablaba sobre ese tema.
"…
- Es que Shikamaru es muy… ay, si es que no hace nada, nada le motiva, no pone interés en nada – oyó quejarse a su madre.
- Hija – decía la abuela Shikami mientras cosía en su vieja máquina – Cuando quiere sí que pone interés.
- Pero es que es tan… relajado. Nada le preocupa, todo lo deja a su ritmo. Es que no se da cuenta de quién es, es un Nara y algún día será… no tiene ninguna responsabilidad, ni nada de nada.
- ¿Pero qué quieres que tenga si aún es un crio? Anda, anda, Yoshino, no exageres.
- Pero el tiempo pasa y él sigue igual y ya tiene 12 años y hay que tener cuidado con las chicas que se le acercan, que algunas las envían sus madres porque es el heredero de los Nara.
La abuela Shikami dejó de coser y rompió a reír.
- ¡Que exagerada eres Yoshino!
- De exagerada nada, que lo sé yo, que se comentan muchas cosas.
- Bueno si, no te diría yo que no, que hay mucha espabilada. Pero vamos, no te preocupes, tu hijo es muy listo y no va a dejarse engañar tan fácilmente.
- No sé yo que decirte. Miedo me da pensar en dentro de unos años… es tan tonto.
- No te preocupes, a Shikamaru le irá bien, como a su padre y a su abuelo ¿Y sabes por qué? Porque es un Nara y es listo y porque como ellos, encontrará a esa chica que le complemente, esa chica que hará que se esfuerce en hacer las cosas porque seguramente a pesar de lo malhumorada que ella parezca a veces, resultará una persona amable que le dará todo el amor que necesita y… todo le irá bien.
…"
Shikamaru suspiró. En aquel momento no entendió nada de lo que su abuela había dicho pero sus palabras se quedaron guardadas en su memoria y ahora aparecían. Miró la mesilla que tenía cerca de él y sin saber muy bien porqué, quizás llevado por esa curiosidad infantil que recordaba, acercó su mano y abrió uno de los cajones.
Sonrió… casi le entraron ganas de reír.
Ese cajón estaba lleno de chocolatinas, bombones y cosas dulces. Le hizo gracia. Seguramente eran cosas que conseguía Akane, a saber cómo y las guardaba allí porque no podía comérselas. Debía ser el tesoro secreto de Akane.
Cerró el cajón y se acostó. Se echó la manta por encima y de paso arropó mejor a Akane, que al final iba a coger frio. Acarició suavemente su mejilla y observó que parecía tener el pelo más corto de lo que recordaba.
Volvió a suspirar y a sonreír mientras se abrazaba a ella y cerraba los ojos.
- Mientras estés a mi lado – susurró – todo irá bien.

lunes, 15 de septiembre de 2014

205. Ese sentimiento que no son celos

- ¿Estás seguro que es aquí? – preguntaba Konan mirando la puerta de un bloque de apartamentos frente a los que se había detenido.
- Sí, estoy seguro, es aquí – contestaba Sasori.
- Pues vamos, llama.
Sasori sacaba pesadamente una de sus manos del bolsillo del pantalón cuando la puerta se abrió bruscamente. Un par de niñas salieron corriendo, circunstancia que aprovechó Konan para sujetar la puerta y evitar que esta se cerrase. Subieron en silencio las escaleras hasta situarse de nuevo frente a una puerta. Konan pulsó el timbre y esperaron.
- ¡Hola! – exclamó Momoka, la hermana de Sakura al abrir la puerta y verles allí - ¡Hola Sasori! ¿Cómo estás?
- ¿Quién es? – se escuchaba preguntar desde dentro de la casa.
- Son Sasori y Konan, una compañera de Sakura.
- Pues diles que no está.
- Pues ya habéis oído. No está. Ha ido a ver a Sasuke.
- Vale, gracias. Sentimos la molestia – contestó seriamente Sasori a la vez que se giraba para marcharse de allí.
- Muchas gracias – dijo Konan algo apurada al ver la reacción de Sasori.
- ¿Queréis que le diga algo cuando vuelva?
- No. Bueno si, dile que hemos venido. Gracias – repitió.
Momoka se quedó extrañada viendo como Sasori y Konan se alejaban de allí.
- ¿Algún problema, Momoka? – preguntó su madre.
- No mamá, ya se han ido.
- ¿Qué querían? – apareció la madre de Sakura secándose las manos con un paño de cocina.
- Pues supongo que ver a Sakura.
- ¿Tu sabes si está saliendo otra vez con ese chico?
- Pues no lo sé pero supongo que sí, no lo dejaron.
Konan caminaba al lado de Sasori que, con el ceño fruncido, se ponía un cigarro en los labios y lo encendía.
- Creía que había dejado de fumar – comentó.
Sasori no contestó y Konan suspiró.
- Desde luego que cuando te pones en plan seco no hay quien te aguante.
- Yo no soy serio.
- No, que va, eres la alegría de la huerta… Sasori, tú eres serio y cuando te pones mohíno eres la persona más seria y seca que he conocido nunca.
- Te equivocas.
- Desde luego, que mal carácter tienes a veces.
- ¿Yo mal carácter?
- ¡Sasori por favor! Si estás molesto con Sakura dilo y deja de comportarte como si fueses… un tío raro.
- Yo no me comporto raro y no estoy molesto con Sakura.
- Noooo – dijo sarcásticamente – Claro que no.
- Solo es que no entiendo por qué tiene que ir ahora todos los días a ver al Uchiha ese.
- Será porque es su amigo.
- Ya, claro, ahora son muy amiguitos… no te fastidia.
- Uy Sasori, que malos son los celos.
- Yo no estoy celoso.
- No, lo tuyo es otra cosa, no son celos, es solo que no te gusta que Sakura vea a Sasuke, que te sienta mal que vaya a visitarle, que se te pone así como un mal cuerpo cuando te enteras de que está con él y que te gustaría partirle la cara, pero no son celos, es… otra cosa.
- Y te creerás muy graciosa.
- Ay Sasori que mal carácter tienes cuando se te cruzan los cables. Estás celoso y ya está y no pasa nada por reconocer que no te gusta que tu novia vaya a visitar tanto a otro chico.
- Primero, no es mi novia y segundo, puede ir a visitar a quien le dé la gana.
- Por supuesto, solo faltaría que se lo prohibieses, más aún cuando tú ves a Kikyo cuando a ti te da la gana.
- No compares, no es lo mismo.
- No, que va, vas obligadito a verla.
- Solo voy a merendar a veces con ella y es porque está sola, no sé por qué a todo el mundo le ha dado por hacerle el vacío, cosa muy fea, por cierto.
- ¿Eso es lo que te ha dicho? ¿Qué le hacemos "todos" el vacío?
- Eso es lo que yo veo. Desde el día que se cayó y se destrozó la cara estáis todos muy raros con ella.
- Ya lo estábamos antes de que se cayese – susurró Konan.
- ¿Qué decías?
- No, nada. Que tampoco dramatices tanto, no se destrozó la cara, solo se hizo unos arañazos. Y además de pronto te has hecho muy amiguito suyo. Debe ser que compartir tiempo en un hospital une a las personas.
- Estaba sola y Genma-sesnsei me dijo que la acompañase ¿Vas otra vez a echarme el sermón de porqué me quedé con ella?
- Te quedaste mucho tiempo, Sasori y Sakura estuvo esperándote.
- Me quedé todo el tiempo que tuve que quedarme. Yo no tengo la culpa si Shizune se retrasó y si tardaron en atendernos ¿Qué querías que hiciera? De verdad Konan que estás muy paranoica desde lo de Pain.
- ¿Yo paranoica?
- Si tú, tú y esas ideas que te han entrado de que Kikyo tiene algo que ver con lo de la droga de Sakura. Estás muy paranoica.
Konan optó por morderse la lengua y no contestar. Conocía lo suficiente a Sasori como para saber que discutir con él era algo inútil; siempre que Sasori se negaba a escuchar y a ser razonable a ella se le encrespaban los nervios y es que no hay peor discusión que cuando intentas explicar tus razones y la otra persona se niega a escucharte.
Y así era Sasori. Nunca se podía discutir con él de una forma normal y Konan no lo soportaba, porque si al menos discutiesen, aunque fuera a gritos, ella podría exponerle su punto de vista pero así no y que rabia le daba, le entraban ganas de agarrarle del cuello y obligarle a escucharla… pero tampoco servía para eso.
Hacía una semana que Sakura había vuelto al instituto y lo que parecía iba a ser un bonito reencuentro se convirtió en una situación difícil y cada vez más violenta entre Sasori y Sakura. Konan no entendía como todo se había complicado tanto y de la manera más tonta.
Sabía que después del incidente con las pastillas que le dieron a Sakura la relación con Sasori había cambiado. No es que Sakura no se fiase de Sasori o al revés, era que tantos comentarios se dijeron, tanta gente dio su opinión y tan confusa y deprimida estaba Sakura que sin darse cuenta alejó a Sasori de su lado y este creyó que alejándose la estaba ayudando, que así no la agobiaba y de repente algo se interpuso entre ellos ¿Qué era? ¿Desconfianza? ¿Miedo? ¿Mala influencia de Kikyo? Konan casi apostaba a que toda la culpa era de Kikyo que había sabido aprovechar esa separación para meter inseguridades.
De repente Kikyo no se separaba de Sasori y ponía esa cara de "soy una niña buena e inocente que tiene miedo, no me dejes sola" y como era un mal bicho, como decía Jisei, se las había arreglado para parecer antes Sasori como una víctima, una víctima inocente a la que por lo visto en el instituto había decidido hacer "bullying"… no se podía ser más mentirosa, lianta y… mala… porque lo peor de todo es que Sasori la creía, la muy asquerosa había conseguido que Sasori la creyese.
Y Sakura se enfadó… normal, y se sintió de lo más dolida y como aún estaba algo deprimida no tuvo fuerzas para enfrentarse a ella, Sakura solo sintió dolor y acudió a llorar al hombro de unos de sus amigos de toda la vida: Sasuke Uchiha.
Konan no podía reprocharle a Sakura su actitud, entendía lo sola que se sentía y como necesitaba a un amigo y su mejor amiga no estaba, Ino había ido a pasar una temporada al pueblo de Shikamaru y Naruto también y de repente se encontró con un amigo inesperado, un Sasuke distinto y dispuesto a escucharla porque "siempre hemos sido amigos y tú siempre me esperaste" le dijo, y es que Sasuke, tras el accidente, había cambiado mucho.
Sakura se había reencontrado con un amigo y a Sasori no le gustó eso. Era Sasuke, era el chico del que había estado enamorada durante años, era su primer amor ¿Cómo iba a aceptarlo tan fácilmente? Y se puso celoso, claro que se puso celoso, aunque no lo reconocía tenía un miedo enorme a perderla.
"Los sentimientos son de lo más complicados" pensaba Konan "No, en realidad somos nosotros los complicados. Todo se resolvería si ambos hablasen de una vez y fuesen sinceros con lo que sienten, pero no, han tenido que complicarlo todo".
Konan suspiró. Ya estaba un poco cansada de intentar que entraran en razones. Confiaba en que Stella pudiese hablar de una vez con Kikyo y le sonsacase que ella había drogado a Sakura, entonces ella haría su jugada y esta tontería se acabaría.
- ¿Vas a ir mañana a ver a Deidara? – preguntó Sasori cambiando de tema.
- No. No voy a ir, él será quien venga.
- ¿Deidara va a venir? ¿Y eso?
- Es por eso que están montando los amigos de Sakura, ya sabes eso para ayudar a Kiba, el chico del criadero de perros.
- Ya se quién es Kiba, no hace falta que me lo expliques ¿Y por qué quiere meter sus narices en eso?
- Porque es una forma de pedir disculpas.
- No lo entiendo.
- Deidara está intentando cambiar, quiere dejar el pasado atrás y necesita saber que… bah, no lo entenderías.
- Si lo entiendo, entiendo a Deidara perfectamente ¿No ves como yo también colaboro en lo que puedo? Estuve adornando el maldito instituto.
- ¿Entonces nos ayudarás también?
Sasori no contestó pero Konan sabía que la respuesta era afirmativa, aunque se pusiese tan borde e insoportable y pareciera frio, Sasori estaba enamorado de Sakura y no iba a renunciar a ella tan fácilmente y lo mismo pasaba con Sakura, tampoco iba a dejar que Kikyo, precisamente la persona que más odiaba en esos momentos, le quitase a Sasori.
Shikamaru se presionaba con dos dedos el puente de la nariz mientras resoplaba. Chiharu, sentada su lado en el sofá de casa de sus padres le miraba de reojo mientras acariciaba a la gatita que dormía en su regazo, entre ella y su hermano este había dejado varios cuadernos y algunos folios. En la otra mano Shikamaru sostenía un bolígrafo que dejó caer sobre el libro que reposaba en sus piernas y a Chiharu el aspecto que en esos momentos presentaba su hermano le pareció lamentable.
- ¿Mañana tienes examen? – preguntó casi con miedo de molestarte.
- No, ya he terminado con los exámenes pero tengo que presentar una exposición, si lo hago me computarán como que he aprobado los dos primeros trimestres de la asignatura de Filosofía y no tendré que hacer examen final, solo el del trimestre… Mendokusei…
- Y no te gusta la Filosofía – sentenció Chiharu.
- Lo que no me gusta es estudiarla a la fuerza. Estoy empezando a odiar a Descartes, a Platón, a Hume… sobre todo a Hume.
Chiharu cogió unos cuantos folios que había en el sofá y precisamente se encontró con que eran justo unos apuntes fotocopiados donde podía leerse en el encabezado "Hume" y a su lado una caricatura que debía de ser del filósofo pero que había sido "modificado" con pestañas, rizos y collares.
- Le odias tanto que le has travestido – rio con ganas.
- Eso lo ha hecho Akane. Estaba aburrida ayudándome a estudiar y se entretuvo en eso, es muy problemática, le gusta adornar los apuntes y los libros, tenía que ver sus cuadernos, lo tiene todo lleno de monigotes. Mira, mira en mi agenda, que también me ha puesto recordatorios ilustrados.
- Que gracioso – Chiharu miraba algunos pequeños dibujos de personajillos haciendo diferentes cosas como un examen – Mira, me encanta, me encanta – señaló uno en el que se veía a una que parecía la propia Akane, con una barriga redondita y cara de mala tener atado a quien debería representar a Shikamaru, una especie de chico con cuernos de cierno - ¿Esto significa algo?
- Sí. Es el aniversario de nuestra boda. Según ella ese día hará tres meses que me tiene "atado" aunque en realidad soy yo quien la tiene atada a ella.
- Pues es hoy ¡Hoy es tu tercer mes de casado! Seguro que lo ha dibujado para que te acuerdes y la llames ¿La has llamado?
- En realidad era para recordarme que íbamos salir a cenar fuera. Se ha buscado una "tradición" y es que cada mes tenemos que salir un día a cenar fuera y con cenar fuera no me refiero a cenar en un restaurante, es solo cenar fuera, puede ser en el WacDonall aprovechando los vales de descuento que tenemos o hacernos un bocadillo y salir al jardín a cenar… mendokusei… ella y sus cosas.
- Cada día la hechas más de menos, a ella y a sus cosas.
A Chiharu le daba pena su hermano, estaba esforzándose demasiado, tenía demasiados exámenes y demasiados trabajos, se le veía agotado, como mustio, ojeroso y casi juraría que más delgado y no sabía si le daba más pena que admiración o al revés.
- Shikamaru…
- ¿Si? – dijo a modo de contestación mientras se frotaba los ojos suavemente.
- Sé que has estado muy preocupado por mí.
- Claro que he estado preocupado por ti, eres mi hermana.
- Tienes muchas preocupaciones, los exámenes… y encima yo voy y te doy más quebraderos de cabeza… lo siento mucho.
- Ya pasó así que es mejor no recordarlo.
- Pero… he sido tan tonta y… me avergüenzo tanto de cómo me porté – Chiharu retiró la vista, de veras que se avergonzaba de los problemas que había causado.
- Eso es a papá a quien tienes que decírselo.
- Ya se lo he dicho pero es que no le entiendo, me he portado muy mal, he sido caprichosa y tonta, ingenua, ignorante y ahora… ahora me llevan de vacaciones… no lo entiendo.
- Papá y mamá solo quieren que lo olvides todo y dejes de atormentarte.
- No me lo merezco, deberían castigarme.
- Ya has tenido bastante castigo ¿O ir al juicio ese y ver con tus ojos como era Hidan en realidad no fue suficiente castigo?
- No sé lo que me pasó Shika, tu sabes que yo nunca he sido así es que... me enamoré.
- O creíste enamorarte. Como sea te sentiste atraída por él y te desenfocaste de la realidad.
- Pero es que él era tan amable conmigo y era tan guapo y tan sexy y me decía cosas que me hacían sentir atractiva y… adulta.
- Si, esas cosas a veces nos hacen desenfocarnos de la realidad.
- Y ahora papá y mamá me llevan de vacaciones.
- Es para que lo superes. Es verdad que has sido tonta pero también es cierto que lo has pasado mal y que estás dolida. Te regañaron cuando tuvieron que regañarte pero son tus padres y solo quieren que seas feliz.
Chiharu estaba convencida de que sus padres eran los mejores padres del mundo, por lo menos para ella. Es verdad que habían sido severos con ella y le habían echado una buena charla sobre lo irresponsable e inmadura que había sido pero por otro lado eran sus padres y no querían verla deprimida o pasándolo mal, así que iban a irse ellos tres de vacaciones unos días.
Todo esto hacía pensar a Chiharu en la suerte que tenía y en la suerte que había tenido de que lo de Hidan no fuese a más. Ahora recordaba el juicio de esa chica, Karin, y se estremecía. Al principio fue a regañadientes, se enfadó con su padre cuando de repente le dijo que ese día no iría al instituto, que tenía una actividad más "ilustrativa" y la llevó a los juzgados. Estaba muy enfadada, tenía ganas de gritarle que se metiera en sus asuntos y no en su vida pero no se atrevió porque su padre la miró fijamente y le dijo con voz muy severa "como me armes un espectáculo aquí te vas a arrepentir, te lo aseguro". Aceptó a mala gana y segura de que todo lo que viera allí solo serviría para dejar en ridículo a su padre y sus teorías.
Pero no, que va, al contrario.
Según pasó el tiempo empezó a ver más allá de las palabras, empezó a fijarse en los gestos, en la cara de esa chica, en su forma de hablar nerviosa y con miedo, en sus ojos fijos en el suelo y en la vergüenza que estaba pasando por tener que contar detalles que no debían saber nadie. Se fijó en la cara de dolor de sus padres, en como Karin retorcía continuamente un pañuelo de papel hasta romperlo y en sus amigos, allí presentes, intentando darle ánimos con la mirada. Pudo imaginarse la angustia y la humillación de esa chica y podía darse cuenta de que todo lo que contaba era cierto porque nadie se inventaría algo así y lo expondría en público. Aunque lo que la convenció del todo fue Hidan; sentado junto con sus abogados no dejó de tener en su rostro una sonrisa burlona durante todo el juicio, sonreía y a veces hasta reía cuando Karin contestaba las preguntas como si aquellas respuestas fueran chistes. Se podía ver que se burlaba de ella, de sus padres, no le importaba que le acusasen a él, al contrario, si cada vez parecía más orgulloso de lo que había hecho.
Y Chiharu comenzó a asquearse con todo eso ¿Cómo una persona podía ser tan… sádica? Es que parecía disfrutar viendo a Karin sufrir y no negaba lo que había hecho pero es que la culpaba a ella, esa era su defensa, que la culpa era de ella porque no opuso resistencia ¿Qué resistencia iba a oponer si estaba drogada?
Todo era absurdo pero el colmo fue cuando el juez dictaminó que todo lo expuesto indicaba que Hidan era culpable de un delito de abuso de menores pero que le declaraba inocente por falta de pruebas concluyentes.
En ese momento Karin pareció derrumbarse pero no, levantó la cabeza muy orgullosa. Ese gesto de orgullo herido pero que intentaba mantener impresionó a Chiharu, al igual que las risotadas de Hidan y las frases hirientes que lanzó.
Fue todo lo que necesitó para darse cuenta por completo de la clase de persona que era Hidan y de lo inteligente que había sido su padre.
- Deberías salir un poco y distraerte – le decía su hermano.
- Estoy bien, Shika, de veras que estoy bien.
- ¿Y Minako?
- Es que ahora va a ver a Sasuke todas las tardes. Yo creo que está un poco celosa porque Sakura también va mucho y creo que piensa que se lo va a quitar.
- Ah pero ¿Qué Sasuke es suyo?
- Ella dice que sí, ya sabes como es.
- Si, ya sea como es de problemática.
Shikamaru miró el reloj. Esperaba algo. Ginta estaba retrasándose demasiado. El mismo le había pedido que le hiciera el favor de ir a su casa con cualquier excusa esa tarde para que "distrajese" a su hermana. Es que no sabía a quién acudir; tal y como había dicho Chiharu, Minako, su mejor amiga, estaba liada con esos celillos de Sakura y el hermano de Ino salía con la hermana de Sakura y no era cuestión de que Chiharu fuera con ellos y se sintiese incómoda, así que acudió a Ginta, el hermano de Akane, tenía confianza con él y a pesar de los sinvergüenza y salido que parecía a veces era un buen chico y simpático.
- ¿Qué es de esa chica, Karin? – preguntó de improviso Chiharu – Es compañera tuya ¿No?
- No se demasiado de ella. La veo pero no he hablado con ella pero creo que va superándolo. Es fuerte y creo que admirable en cierto sentido.
- Ya lo creo que es admirable. Ayesa me ha dicho que es pariente suya.
- ¿Ah sí? No lo sabía.
- Ayesa también me ha dicho que… que Hidan ha acosado varias veces a Akane.
- ¿Cómo?
- Bueno no que la haya acosado si no que ha sido muy impertinente con ella.
- ¿Impertinente?
- Si, que le ha dicho cosas desagradables. Pero eso ya lo sabías ¿No?
- No, yo no sabía nada.
- ¿Akane no te lo ha dicho?
- No, Akane no me ha dicho nada de nada.
- Entonces creo que acabo de meter la pata.
- ¿Y tú sabes que le ha dicho?
- Nada… solo… ya sabes… expresiones que se dicen.
Shikamaru apartó el libro que tenía encima dejándolo con los demás papeles y se levantó y en ese preciso momento sintió que se quedaba sin fuerzas en las piernas y cayó de rodillas contra el suelo.
- ¡Shikamaru! ¿Pero qué te ha pasado?
- Nada, no es nada – dijo levantándose con dificultad – Es solo que se me han dormido las piernas.
- ¿Estás seguro?
Estaba mareado, Shikamaru sabía que no se le habían dormido las piernas, le habían fallado y eso le pasaba por el cansancio que tenía encima porque dormía muy poco y no descansaba.
- Necesito un café.
Sonó el timbre, seguro que sería Ginta, bien, así él iría a la cocina a prepararse un café sin sufrir la mirada de su hermana.
- Ya abro yo – dijo Chiharu levantándose.
Shikamaru llegó a la cocina sintiendo que andaba como si estuviese borracho, sin mucha estabilidad. Estaba muy cansado y se le cerraban los ojos y es que ya sabía él que tenía que haber dormido más pero esta vez no fue culpa suya, ayer había bebido tanto café que los nervios le impidieron dormirse cuando deseaba hacerlo. Pero ahora tenía que aguantar un poco más, tenía que terminar la exposición y llamar a Akane para su pequeña charla antes de dormir, así que tocaba tomarse otro café… verás que al final iba a terminar por convertirse en adicto a la cafeína.
Sentía la cabeza embotada y mientras preparaba otra cafetera le parecía escuchar que su hermana discutía con alguien, o que gritaba, no estaba muy seguro, el sonido le llegaba como amortiguado.
Algo no iba bien, de eso si de daba cuenta. Sin tener en cuenta el mareo que sentía anduvo todo la deprisa que pudo saliendo de la cocina y acercándose a la entrada de su casa y allí estaba… allí… delante de su puerta, no podía ser otra persona, no, tenía que ser precisamente ese tipo alto y repeinado llamado Hidan que sonreía burlonamente sujetando con una mano el brazo de su hermana y sujetando con la otra la puerta para impedir que esta la cerrase.
- ¡Shikamaru! – gritó Chiharu.
- ¡Tu! – dijo a modo de exabrupto Shikamaru - ¡Maldito hijo de…!
- ¡Eh! ¿Dónde vas, capullo?
Normalmente Shikamaru era una persona lógica que analizaría rápidamente la situación y sabría que la violencia física contra un tipo como ese era inútil, por no decir absurda, pero la cabeza de Shikamaru había dejado de funcionar, su cerebro había decidido que necesitaba descansar y que se iba a poner a dormir ya, que su cuerpo no lo hiciera no era cosa suya, así que Shikamaru no supo en que momento y de forma completamente instintiva se había acercado a Hidan con ánimo de golpearle, seguramente era algo inconsciente o las ganas que tenía de hacerlo pero si supo que bruscamente la cabeza de Hidan se abalanzó contra su cara y… ¿Qué había pasado?
Le dolía, le dolía mucho la nariz y la frente y toda la cara en general, era un dolor intenso e insoportable; había perdido el equilibrio y estaba sentado en el suelo porque veía a todo el mundo desde un ángulo muy bajo, oía a Chiharu gritar y llorar, gritar como una histérica y de repente a Ginta venir corriendo hacia ellos seguido del pequeño Kenta. Un hombre alto y fuerte, muy tapado se había acercado también y asiendo a Hidan por un brazo se lo llevaba mientras este parecía maldecir a alguien.
- ¡Shikamaru! ¡Shikamaru! – lloraba Chiharu agachándose ahora frente a él.
- ¿Qué ha pasado? – decía completamente desorientado Shikamaru tocándose la nariz, notó algo húmedo y algo que parecía estar moqueando, se miró la mano - ¿Tengo sangre?
- ¿Qué le ha pasado a Shika? – lloraba nervioso Kenta.
- Nada – le intentaba consolar Ginta – Que se ha dado un golpe en la nariz, como cuando te dieron ese balonazo ¿Te acuerdas? No pasa nada, anda Kenta, entra y busca la gatito ¿Le dejas jugar con el gato, verdad Chiharu?
- Si, si ¿Crees que debemos llamar a una ambulancia o a la policía?
- Anda, no exageres, aunque tendríamos que curarle ¿Puedes levantarte, Shika?
- Creo que no… estoy muy mareado.
- Voy a llamar a mis padres… o mejor llamo al médico ¿Llamo al médico Ginta?
- Haz lo que quieras pero tráeme alcohol o algo para curarle. Vamos Shika, apóyate en mi.
… … …
- ¿Shikamaru?...
Una voz que quizás no era la voz más dulce del mundo pero que a Shikamaru le hacía sentir como si flotase, llegó a sus oídos.
Se rebulló en su cama. Estaba dormido y estaba soñando y se sentía flotando, no podía desear estar mejor.
- ¿Shikamaru? – repitió la voz.
Abrió un poco los ojos, le dolía la frente al hacerlo, debía ser por los puntos que le habían dado. Sentía la nariz hinchada y como… rara y también le dolía el labio y no recordaba que le golpeasen el labio, que extraño… de todas formas menudo cabezazo le había dado el cabrón ese, que mala bestia, le había roto la nariz y ahora tenía una brecha en la ceja, no era muy grande o ese había dicho su madre, pero la tenía y dolía.
Ahora que lo pensaba no recordaba muy bien lo que había pasado, ni lo que pasó después, solo tenía seguro que alguien había llamado al médico que fue con una enfermera, que le curaron, hablaron mucho de que estaba agotado físicamente que tuvo que acostarse sin llamar a Akane.
Akane… Akane… al final no habían cenado "juntos", sería por eso que le parecía verla delante de él y le parecía escuchar su voz y sentir sus manos acariciándole. Una mala idea le vino a la mente ¿Qué habría dicho Akane? ¿Alguien la llamaría para contarle lo que había pasado o quizás llamó ella al ver que se retrasaba? ¿Le habrían contado la verdad? Lo mismo no, para no preocuparla porque seguro que se preocupaba… que problemático era todo.
Era de noche, una leve luz entraba por la ventana de su habitación… estaba soñando, seguro y lo mejor sería que siguiese soñando, dentro de unas horas tendría que despertarse y hacer demasiadas cosas que había dejado pendiente.
Pero ahora mejor era seguir soñando y dejarse llevar por esas sensaciones tan agradables…
Shikamaru pensó que aún era pronto cuando volvió a despertarse; la habitación continuaba en penumbra, se estiró y notó algo diferente aunque no sabía el qué. Cerró de nuevo los ojos, quizás podría dormir otro poco.
- ¿No te vas a despertar, ciervito?
La voz de Akane le sobresaltó durante unas décimas de segundo pero inmediatamente se dio cuenta de que seguía soñando.
- ¿Cuándo has venido? – pensó que decía en su sueño aunque le parecía haber oído su propia voz… quizás estaba hablando en sueños.
- Ya llevo unas cuantas horas aquí.
- Claro, claro – sonrió – Anda, acércate.
- ¿Qué quieres?
- Acércate más.
Shikamaru no había abierto los ojos pero notaba que Akane, o la ensoñación que tenía de Akane, no estaba lo suficientemente cerca de él.
- ¿Te duele mu…?
En cuanto sintió algo que rozaba su brazo lo alzó y, sin abrir los ojos, agarró aquello que tenía cerca y la atrajo hacia sí.
Es increíble lo real que parecen algunos sueños.
Sin ni siquiera abrir los ojos le parecía ver a Akane y sin dejarla terminar de hablar había puesto su otra mano en la nuca de la chica y la obligó a acercar su cara para intentar besarla.
- ¿Pero qué haces? – protestó aquella ilusión… vaya, hasta en sueños era problemática.
- Dame un beso – exigió abriendo un poco los ojos.
- ¡Pero que bruto que e…!
No la dejó terminar, era su sueño y no estaba para andar perdiendo el tiempo, a fin de cuentas era su sueño.
- ¡Shika, que me haces daño! ¡Para ya, bruto!
Akane se separó decidida de él y fue cuando terminó de abrir los ojos.
- De verdad Shika – decía la chica acercándose a la ventana y subiendo la persiana – Es que te pones de un bruto que no hay quien te conozca.
La luz iluminó la habitación, una luz intensa que hizo que Shikamaru cerrase de nuevo los ojos y volviese a abrirlos lentamente. Era más de día de lo que él imaginaba.
- ¿Akane? ¿Eres tú de verdad?
- Pues claro que soy yo ¿Quién pensabas que era?
- Mendokusei… un sueño ¿Y qué haces aquí?
- Pues me dijeron que estabas enfermo y vine a cuidarte, tonto.
- Pero… ¿Tú no estabas en el pueblo? ¿Cuándo has llegado? ¿Y quién te ha dicho que estaba enfermo? ¿Y cómo que estoy enfermo? ¿Quién te ha traído?... ¿Y qué hora es?
- Deben ser como las 12 del mediodía.
- ¿Las 12? Pero… ¿Cómo?... ¿Cuándo?
- Preguntas demasiado.
Shikamaru se quedó mirando a Akane ¿De veras aquello no era un sueño? Cerró los ojos, seguiría dormido, después de todo lo que parecía iba a ser un sueño erótico se había convertido en uno de esos sueños absurdos que se tienen de vez en cuando.
- Este hijo mío es tonto – gruñía en voz baja Yoshino mientras observaba la respiración agitada de Shikamaru y ponía un paño humedecido en su frente.
- ¿Cómo está? – preguntó Shikato también en voz baja entrando en la habitación.
- Sigue con fiebre.
- Se ha estado esforzando demasiado y ahora el cansancio le rinde cuentas. Bueno, me voy a trabajar, tú procura descansar un poco.
- ¿Y ahora como nos vamos de vacaciones dejándole así?
- Mujer, tampoco es grave, solo necesita descansar, además recuerda que ya no es un niño pequeño. De todas formas ya he pensado algo al respecto.