Algunas explicaciones de palabras que se usan en este capítulo:
- kuuyou: sacerdotes shintoistas.
- chihaya: vestido tradicional de las sacerdotisas shintoista (si habéis visto Inuyasha, es el traje que usa Kikyo)
- hakama: parte del chihaya, es la falda partida en dos de color escarlata.
- tabi: calcetín tradicional japonés.
- miko: sirvientes de los templos shinto.
- shutsushi: aprendiz de sacerdote.
Este capítulo quiero dedicárselo a la gran Ale-chan, buena lectora que tiene la paciencia de leer esta historia, la original y ahora también la nueva y lo asombroso es que no se lía y siempre me anima muchísimo. Para ti, te lo mereces.
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"...
A Juugo le encantaba salir a pasear a las afueras de Konoha, lejos de todo el ajetreo de la ciudad y poder perderse entre la naturaleza. Por suerte aún quedaba un lugar lleno de pinares y donde él podía observar a los pequeño animalillos que por allí habitaban, como los pájaros.
Ese pequeño bosque se decía que pertenecía a los monjes shintoistas que allí tenían su templo, un lugar maravilloso lleno de armonía, al menos esa era la sensación que tuvo Juugo cuando se acercó al templo Tsukishiro.
Los kuujou del templo le recibieron amablemente y le invitaron a pasear por él y a participar en las plegarias. Desde entonces ese lugar se había convertido en uno de los favoritos de Juugo, quizás allí podría encontrar esa paz que tanto anhelaba, quizás allí podría calmar esos impulsos violentos que a veces parecían dominarle.
Lo que sorprendió a Juugo fue descubrir que ese templo era frecuentado por una chica joven, una futura sacerdotisa de la que se decía que tenía un don especial para ayudar a las personas ¿sería capaz esa chica de ayudarle a él?
Nadie nunca le preguntaba nada a Juugo, no se interesaban en saber cómo se encontraba, el porqué de esos impulsos violentos y él, reservado como era, tampoco intentaba nunca contárselo a nadie.
El mejor amigo que había tenido Juugo en su vida había sido Kimimaro, ese chico enfermizo pero que creía firmemente en él y en su fuerza de voluntad.
Juntos se unieron al grupo de Orochimaru y juntos, como tantos otros, probaron lo que no debían. Se suponía que eran medicamentos experimentales, a Kimimaro le ayudarían con su problema de bronquios y su debilidad y a él con sus arrebatos violentos.
Pero no fue así, todo no hizo más que complicarse. Por suerte alguien puso en alerta a las autoridades de todo aquello y cerraron el supuesto "centro para jóvenes con problemas" que había fundado Orochimaru y todo parecía ir volviendo poco a poco a la normalidad.
Juugo apreciaba a Sasuke, tenía que hacerlo porque en los peores momentos este sabía, al igual que Kimimaro, como conseguir calmarle pero ahora Sasuke parecía cada vez más alejado.
Perdido, sin saber muy bien como guiar su vida, encontrar ese templo fue para él como hallar una brújula.
Pero lo que más le sorprendió, sin duda, fue cuando por fin conoció a esa chica de la que se hablaba. Estaba barriendo la entrada vestida la clásicachihaya, con su hakama de color escarlata, la camisa blanca con hombros sueltos y su tabi.
Cuando se acercó a ella estaba de espaldas, era alta y tenía el pelo negro que se había sujetado en una coleta.
- Buenas tardes - saludó algo dudoso.
- Bue... ¡Juugo!
- ¿Nagashiyama?
- ¿Qué haces por aquí?
- Vengo a menudo.
- Pues es raro que no hayamos coincidido antes.
- ¿Eres tú la "miko" de este templo?
- En realidad solo soy una "shitsushi", una aprendiz, pero alguna vez si que me gustaría serlo.
- No sabía yo eso de ti, quiero decir que no sabía que las chicas jóvenes tuviesen esas aspiraciones.
- Ten entiendo, parece que estoy más interesada en otras cosas ¿verdad? Pero somos chicas bastante normales, salvo porque me gusta venir aquí. Se está bien ¿verdad?
- Se respira una paz tremenda.
- ¿Y tú como es que vienes por aquí?
- Me gusta pasear por sitios tranquilos.
- Supongo que hay muchas cosas que no conocemos de los demás - reflexionó Jisei.
- A veces juzgamos a las personas demasiado por su aspecto exterior.
- O por lo que creemos que han hecho.
- Cierto. Tú eres amiga de Kimimaro...
Jisei se quedó esperando a que completase su frase, pero por lo visto no había continuación o quizás prefería no hacerlo.
- Dicen que eres buena como miko.
- Gracias pero no soy una miko.
- Estoy confundido, creí que las miko tenían que ser vírgenes toda su vida.
Jisei le miró sonriendo.
- Oh, no, no te ofendas por favor, no me refiero a que tu no... lo que pasa es que pienso que hoy en día pues eso de querer ser virgen toda la vida pues...
- Tranquilo, no te sofoques tanto. Eso era antes, no hacemos ningún voto de castidad. Algunas hasta se casan ¿no lo sabías? Lo que ocurre es que pues dejan sus obligaciones para ocuparse de sus familias.
- Entiendo. Perdona si te he molestado.
- No, no lo has hecho pero me ha sorprendido. Es que tú y yo nunca habíamos hablado y ha resultado... curioso.
- No suelo hablar mucho... con nadie.
- Pero eres amigo de Suigetsu, sois una pareja curiosa.
- No somos una pareja.
- No, no me refiero a que seáis pareja, si no que vais juntos, como amigos y es curioso porque sois muy distintos.
- Ah, ya. Bueno, nos hemos acostumbrado a estar juntos.
- Bueno pues... no te molesto más, puedes seguir con tu paseo.
- Gracias - comenzó a caminar pero se detuvo - Oye, Nagashiyama.
- Dime.
- Dicen que eres buena dando consejos ¿Puedes darme uno a mí?
- Si, claro, para eso estoy aquí ¿Qué te parece si damos un paseo?
- ¿No tenemos que ir a hacer algún ritual o algo?
- No, yo no hago rituales para escuchar a alguien, solo... escucho. Hago rituales de purificación ¿Quieres que te haga un ritual de purificación?
- Creo que no.
- Ya decía yo. Venga, vamos a dar un paseo y me preguntas sobre lo que quieras que te aconseje.
- Es sobre Karin y Suigetsu.
- ¿Pasa algo con ellos?
- Si, son un poco pesados. Se pasan el día discutiendo o más bien insultándose y me gustaría que dejasen de hacerlo. Se que son amigos, somos un equipo aunque no lo parezca, todos los preocupamos por todos. Se que Suigetsu se preocupa por Karin y Karin por él pero siempre están discutiendo.
- Ya lo se, me he dado cuenta. Pero es cierto que son amigos y se tienen cariño, aunque Karin grita bastante a Suigetsu en realidad no están enfadada con él, no hay cambios en su aura y Suigetsu solo se siente frustrado, se mete tanto con ella porque cree que para ella él no vale nada.
- ¿Y cómo sabes eso?
- Lo veo en sus auras. Yo veo muchas cosas en las auras, a lo mejor no me crees pero es cierto. Suigetsu solo tiene un montón de impotencia y celos que no sabe cómo manejar.
- Él piensa que a Karin aún le gusta Sasuke.
- Y que no tiene oportunidades con Sasuke de rival ¿Por qué es eso?
- Le debe mucho a Sasuke.
- Pues es hora de que se olvide de eso. Debe atreverse a hablar claro con Karin. Descubrirá muchas cosas curiosas.
- ¿Qué cosas?
- Karin ha cambiado mucho.
- Eso es lo que yo digo ¿Y qué crees que deberíamos hacer?... Me refiero a Fatora y a mí.
Jisei sonrió amablemente.
- Obligar a Suigetsu a enfrentarse a lo que siente.
- ¿Y como hago eso?
- Quizás... si piensa que le van a quitar a Karin...
..."
Habían pasado unos días desde aquella conversación con Jisei, después de aquello se le ocurrió que la más indicada era alguien que estaba al igual que él, harta de sus directas y sus indirectas, Fatora.
Parecía que entre ellas dos había surgido cierta amistad. Seguramente es que Karin necesitaba también tener amigas y Fatora era evidente que tenía cierta necesidad de encontrar una amiga de verdad, no alguien a quien servirle de criada.
Fue difícil para Juugo hablar con Fatora, hablar no era su especialidad, ni tampoco parecía que Fatora fuese demasiado extrovertida, pero de alguna forma los dos comenzaron a sentirse cómodos el uno con el otro y Juugo terminó explicándole lo que sucedía con Suigetsu y Karin y después de varias ideas se les ocurrió que lo mejor era que el mismo Juugo le dijese a Suigetsu que estaba interesado en Karin, a ver si eso era cierto y hacía reaccionar al chico.
Pero Fatora era mujer y como mujer que era no iba a dejar la cosa solo así, no, ella tenía que rizar el rizo e ir más allá. No solo se limitarían a que Juugo pusiese celoso a Suigetsu, si no que ella haría lo mismo con Karin.
Y ahora se encontraban en esa extraña situación. Todo sucedió cuando Suigetsu y Karin se encontraron.
"...
- ¡Tú, pececito! ¿De qué vas? - dijo Karin nada más verle.
- ¿Cuál es tu problema conmigo?
- ¿Qué le has dado a Fatora?
- ¿Yo? ¿Qué le he dado yo?
- Mira, no te hagas el inocente ahora que mucho decir que yo soy una pervertida pero tú también tienes lo tuyo.
- Mira no te entiendo, ni quiero entenderte, pasa de mí.
- Desde luego que eres un chulo.
- Si, yo también te aprecio a ti un montón.
- ¿Por qué me quieres quitar a mi amiga?
- ¿Qué yo quiero qué?
- ¿Te lo ha pedido ya?
- ¿Qué? ¿El qué? Tía estás loca, dices cosas sin sentido. Tu sí que eres una tramposa, éramos amigos y mira que puñalada me has metido.
- ¿Qué yo te he metido una puñalada a ti?
- Creí que estabas enamorada de Sasuke.
- ¿Ahora a que viene Sasuke?
- Pero bien que como Sasuke ya no te hace caso ninguno vas y le pones ojitos a Juugo.
- ¿Qué yo hago qué? - grito enfurecida.
- Ahora te toca salir con Juugo, no está bien que le digas que no porque Juugo es un gran tipo y además muy sensible, si le rechazas lo mismo se le cruzan los cables.
- ¿Qué yo voy a salir con Juugo?
- El mismo me dijo que iba a pedirte salir.
- ¿Eso te dijo?
- Si, así que ya sabes, apechuga.
- Pues lo mismo te digo a ti. Fatora es una chica muy sensible y si la rechazas se deprimirá, así que más vale que salgas con ella y te comportes como de forma encantadora.
- Yo siempre soy encantador, no como tú.
- Pues a ver si es verdad.
- Pues claro... Espera ¿Qué yo voy a salir con Fatora?
- Ella me dijo que te lo va a pedir, así que ni se te ocurra rechazarla.
Suigetsu y Karin se quedaron mirándose, ahí había algo que no parecía muy lógico.
- ¿De veras te ha dicho Juugo que va a pedirme salir?
- De veras que si ¿Y a ti Fatora que me va a pedir salir a mí?
- Te lo aseguro.
- Que raro, yo pensaba que a Juugo le empezaba a gustar Fatora.
- Si, a mí también me daba esa sensación. Juugo nunca ha demostrado que yo le gustase.
- Y Fatora apenas si habla conmigo. Esto es muy raro.
- ¿Qué les habrá dado?
..."
Karin y Suigetsu estaban convencidos de que Juugo y Fatora se traían algo entre manos y la mejor forma de averiguarlo era acceder a las citas. Claro que dijeron que si pero ya que todos eran amigos propusieron una cita doble, Juugo con Karin y Suigetsu con Fatora y a ver qué pasaba entonces.
Era una forma muy rara de conseguir que ambos se pusiesen celosos pero a Fatora le resultaba de lo más divertida, solo esperaba que el sábado no terminase aquello en batalla.
Cuando Juugo de nuevo vio a Jisei le contó el extraño plan y Jisei no pudo por menos que pensar en que la gente era muy complicada, siempre tenían la manía de fingir que salían con una persona con el fin de darle celos a una tercera... a saber que saldría de aquel plan tan enrevesado.
...
Naruto entró en la cocina de su casa donde ya estaban sus padres y su hermana desayunando.
- Naruto, el domingo vamos a ir a comer a casa de los Senju - dijo Minako nada más verle.
- ¿A que casa de los Senju? - preguntó Naruto.
- A casa de Nawaki Senju, es el hermano de Tsunade, tu directora - respondió Minato.
- ¿Y por qué?
- Porque nos han invitado, dattebane. Venga, siéntate y desayuna de una vez. Te advierto que Tsunade va a ir también a la comida.
- ¿Tsunade? ¿Pero por qué, ttebayo?
- Porque es una comida familiar - contestó Kushina.
- ¿Y yo que tengo que ver con la abuela?
- ¡Eh! ¡No llames a Tsunade abuela, ttebane!
- Tsunade y Nawaki son hijos de Hashirama Senju, que está casado con Mito Uzumaki, que es pariente de tu madre - explicó el padre.
- No me he enterado de nada ¿Entonces soy pariente de Tsunade?
- Para nada - respondió Kushina - Nosotros somos familiares de Mito Uzumaki.
- Y esa señora es la madre de Tsunade - intervino Minako - Entonces seremos parientes ¿no?
- Que no, que de digo que no, dattebane. Además somos parientes lejanos.
- Pues vaya lio de familia, dattebayo.
- Ya te dije que los Uzumaki somos muy importantes. Este domingo estamos invitados a una comida importante, así que quiero que luego vayas a la peluquería a recortarte un poco el pelo.
- ¡Pero mamá!
- ¡Ni peros, ni peras! ¡Tenemos que dar una buena imagen, ttebane!
- No discutas Naruto, sabes que no vas a ganar - le aconsejó su padre - Por cierto ¿Te han dicho algo de la sanción?
- No - contesto resoplando - Aún no.
- Desde luego - gruñó Kushina - Que no se qué es lo que están pensando tanto, Naruto es un poco impulsivo pero no es un criminal. Me están empezando a poner muy nerviosa.
- Seguro que le van a expulsar - habló Minato - Lo que no sabemos es si Tsunade conseguirá que sea poco tiempo. Desde luego Naruto, mira que golpear a Jiraiya.
- ¡Yo no quería golpearle! Es que me puse muy nervioso cuando vi a Akane caer por las escaleras y yo...
- ¡Ni una palabra más! - le cortó Kushina - Ya hemos hablado lo suficiente de ese tema. Te pusiste muy nervioso cuando viste caer a Akane, es verdad, pero también es cierto que ya estabas nervioso y fuiste a por ese chico.
- ¿No hemos dicho que no hablaríamos más del tema? - intervino Minato - Ya no vale la pena seguir con los mismo, llevamos días dándole vueltas al mismo asunto.
- Mi hermano es un héroe, él quería defender a Sakura y Ryuko - comentó Minako.
- Minako no empieces tú a calentar el ambiente - dijo Minato - He dicho que se acabó hablar del tema. Fuera por lo que fuera Naruto ya se llevó una buena regañina de nuestra parte y tiene su castigo, además aceptaremos la sanción del instituto, ya no vale la pena recordarle más el incidente.
- ¿Sabéis que? - dijo de pronto Kushina - Que estaba pensando en Ino y en la cita que tiene mañana con el pequeño Uchiha.
- Por eso Naruto también estaba nervioso - refunfuñó Minako - Por eso tenía un mal día.
- Minako no empecemos... - se dirigió a ella su padre.
- Y estaba pensando - continuaba Kushina - Que si lo que esa niña quiere es sentirse como una princesa con todo eso de la cita, porque no quiere ir a la cita por otra razón, eso está más que claro...
- No Kushina - la cortó su marido - No sigas por ese camino que te estoy viendo venir.
- ¿Qué me estás viendo?
- Las intenciones y ya te digo que no.
- ¿Y por qué no, dattebane? Naruto es tan guapo como Sasuke y mírale, es simpático y muy buena persona ¿Qué no vale tanto como el Uchiha? Si los padres de Ino quieren un novio "aparente" para su hija pues Naruto es muy aparente.
- No Kushina - repitió Minato - Esa es una mala idea, quítatela de la cabeza.
- ¿Qué idea?
- Meter a tu hijo en esta tontería de las citas matrimoniales.
- ¿Y qué tienen de malo? Serviría para que Ino conociese a Naruto y viese lo buen partido de es.
- No vas a llevar a tu hijo a un casamentero de esos.
- Yo no he dicho eso, dattebane.
- ¿Eso lo podemos hacer? - se interesó Naruto.
- No Naruto - le contestó su padre - No se puede hacer.
- ¿Y yo tampoco? - preguntó Minako - Es que me está empezando a resultar curioso.
- ¡Tu menos! ¿Lo entendiste?
...
- Si es que estás muy sexy - fue lo primero que Shikamaru oyó cuando entró en su clase.
- ¿A que si? - decía Omoi - ¡Estoy tremenda!
- ¡Hombre! - exclamó Sora - Ya tenemos aquí a nuestra Blancanieves.
- ¿Aún estás sin vestir, princesa?- se burló Haku.
- Ya voy, ya voy. No creáis que ha sido fácil encontrar un vestido de princesa.
- ¿Dónde fuiste a comprarlo? - se interesó Tamaki.
- A ningún sitio, se lo pedí a una de mis abuelas, es de ella de cuando era joven.
- ¿Tiene suficientes lazos y encajes? - preguntaba Ayame sacándolo de la bolsa donde lo llevaba - ¿A ver? ¡Ah! ¡Es divino!
- ¿Ya te lo has probado? - dijo sonriendo con malicia Fuu.
- Pero nunca será tan divino como el mío - decía Omoi vestido con una amplio vestido negro de terciopelo - Mirad que capa ¿No es fashion, fashion?
- Deja de decir tonterías - respondió Samui.
- Ya me has cortado el royo ¡Shiho! ¡Ayúdame con el maquillaje por favor!
- ¡Ya voy, ya voy!
- Ponme bien guapa ¿eh?
- La chica no puede hacer milagros aunque quiera - habló Karui,
- Tú sí que me tienes envidia, porque llevo un vestido más femenino que el tuyo y este lápiz de labios resalta el color natural de mi piel, ya veréis, voy a causar sensación, lo mismo hasta algún pobre desgraciado se enamora de mí y todo.
- Tú sigue diciendo tonterías - se quejó Karui.
- ¿Os lo imagináis? Quizás alguna chica se quede mirando mi gran estilo y pensando que desearía ser como yo y cuando descubra que soy un hombre entonces se dará cuenta de que su fascinación era atracción y...
Un fuerte puñetazo en la mandíbula le hizo callar.
- Hablas demasiado - decía Karui mientras se tocaba el puño con el que le había golpeado.
- Menudo príncipe bruto que tenemos. Ten cuidado Shikamaru, si te propasas con ella es capaz de caparte delante de todo el mundo.
- Bueno, vamos a peinar a esta princesa - dijo Ayame - Siéntate.
- ¿Qué has pensado que podíamos hacerle? - se interesó Tamaki.
- ¿Le vamos a poner peluca? - preguntó Karui - ¿Habéis traído otra para él?
- Pues como tiene el pelo un poco larguito mejor que no, mira - dijo soltándole la coleta - se lo podemos alisar y luego hacerle unos tirabuzoncitos en las puntas, le va a quedar la mar de mono.
- Y le ponemos un lazo - sugirió Tamaki - Para que no se le meta en la cara. Voy a ver si tengo alguno.
- ¿Y el maquillaje? - preguntó Samui - Habría que maquillarle un poco, no se, que se le vean más los ojos y los labios.
- Si, ya sabes un color rojo en los labios.
- Mientras tú le peinas yo voy a maquillar a Omoi ¡Omoi! ¡A maquillaje!
- ¡Vooooy! Déjame guapa bien guapa ¿Eh? ¿Habéis traído mi peluca?
- Pues claro que si, rubia, como querías - contestó Tamaki.
- Claro, a mí el rubio me favorece mucho porque soy oscuro de piel. Busca unos tonos que hagan juego con mis ojos, no lo olvides.
- ¿Listo para la transformación? - preguntaba Ayame a Shikamaru con un secador en una mano y un cepillo en otro.
- Un momento... - comenzó a hablar Shikamaru.
- Tu tranquilo - le interrumpió Fuu - Ya verás que te vamos a dejar monísima.
- Mendokusei...
Los amigos y antiguos compañeros de Shikamaru iban acomodándose en el pequeño teatro improvisado en el salón de actos del instituto.
- ¿Estás nerviosa, Akane? - preguntaba Sumire.
- Ssssi, aún no se que obra va a representar. Mira que intenté buscar el libreto por todas partes pero no lo encontré ¿Dónde narices lo guardaría?
- ¿Y por qué no querrá que lo vieras? - se preguntaba Ten-Ten.
- Cuando no quiere que lo vea Akane es porque no puede ser nada bueno - aseguraba Jisei.
- A saber que de que le toca hacer - reía Chouji - Como es el nuevo le habrán dado lo peor de lo peor.
- ¡Chicos, chicos! - llegaba bastante acelerado Kiba llevando un papel en la mano - Mirad la obra que van a representar.
- "Blancanieves y los 8 mineros" - leyó Shino.
- Será "Blancanieves y los 7 enanitos" - rectificó Sumire.
- No, es "Blancanieves y los 8 mineros", mira.
- Es la clase de Killer Bee, tampoco tenéis que extrañaros de algo así - concluyó Jisei.
- Estoy deseando saber que papel hará Shikamaru - rió Kiba - Lo mismo el enanito más tonto de todos ¿Cómo se llamaba?
- No son enanitos, son mineros - comentó Shino.
Akane miraba preocupada a Ryuko, sentada a su lado y alejada de Chouji. Desde el incidente aquel las cosas no eran como siempre entre ellos. No es que hubiesen roto, no que nadie supiese pero todo era muy distante y frio. Ya no se sentaban juntos, al contrario, Ryuko parecía evitarle. No caminaban cogidos de la mano, a veces Chouji se la cogía a Ryuko pero ella en cuanto podía la retiraba... por un lado Akane sentía que Ryuko había vuelto a su lado, estaba siempre con ella pero se daba cuenta de que aquello era lo peor que podía pasarle a su amiga.
Akane estaba convencida de que Ryuko tenía que perdonar a Chouji, a fin de cuentas el chico no era una mala persona, al contrario, eso le pasaba por ser demasiado bueno pero ahora era Ryuko la que parecía una cabezota que no entraba en razón, era como si se estuviese convirtiendo en ella, en otra Akane.
Akane recordaba lo cabezota que podía haber llegado a ser y como el año anterior se había negado a hablar con Shikamaru y a escuchar sus argumentos... ahora se daba cuenta del error que cometió... y Ryuko estaba cometiendo el mismo error.
No le gustaba pensar que Ryuko iba transformarse en ella, que iba a comportarse cada vez de manera más intransigente, que terminaría por hacer daño a Chouji y hacerse daño a si misma y que... mira que si tuviese también que quedarse embarazada para darse cuenta de todo... uy no, por favor, que cosa tan horrible estaba pensando.
- Tranquila - le susurró Jisei sentada al otro lado de Akane - Ya verás como Ryuko entra en razón.
- ¿Tú crees?
- Claro, ella no es tan cabezota como tú, ni tiene ese maldito orgullo. Ahora solo está dolida pero créeme, le duele más haberse comportado como lo hizo.
- ¿Así me comportaba yo?
- Tú te comportaste peor. Y ya no lo pienses más.
- Me da mucha pena verla así y también a Chouji.
Chouji intentaba disimular y fingir una alegría que no sentía, lo hacía por Shikamaru y por Akane, sobretodo por Akane, por no preocuparla en su estado... ahora comprendía a Shikamaru y por qué no le contó lo que había pasado con Akane. Durante un tiempo le pareció que Shikamaru se había comportado de una forma egoísta o que no confiaba en él pero ahora lo comprendía todo... había cosas muy importantes, más que el dolor que sentía por dentro cuando miraba a Ryuko y no le respondía con su sonrisa habitual.
Tenía que hablar con Ino, tenía que hablar con ella sin falta y decirle que no iba a ir a su casa a merendar con sus padres fingiendo que era su novio, no, no y no, él ya tenía novia y era Ryuko y tenía que demostrarle a Ryuko que ella era lo más importante.
- A ver si empieza ya esto - se quejaba Kankuro.
- Mirad - decía Sumire - Por ahí se asoman algunos ¿Estarán nerviosos? Yo si estoy nerviosa ¡que emoción!
- Chica, tú te emocionas con cualquier cosa - comentó Kiba.
- Eso es bueno - añadió Kankuro - Así cualquier cosa la emocionará ¿verdad Sumire?
- Claro, a mi cualquier cosa me emociona.
- Que perro que eres - se burló de él Kiba.
- Te mueres de la envidia, cachorrito.
Jisei se levantó de su asiento y sin decir nada se acercó a ellos dándoles a ambos un sonoro capón.
- Par de pervertidos - regresó refunfuñando a su asiento.
No muy lejos de ellos estaban Hinata y Gaara, al lado de este Naruto, Ino, Sakura y Sasori.
- ¿Sabes de lo que me he enterado? - preguntaba Hinata en voz baja a Gaara.
- No - contestó sonriendo benévolamente, Hinata era tan tierna que hasta para contar un cotilleo resultaba encantadora, se ponía nerviosa y movía los dedos como si fuese algo horrible.
- Sakura-chan va a ir a visitar a la abuela Chiyo este fin de semana.
- ¿A la abuela Chiyo?
- La va a llevar Sasori.
Gaara miró inconscientemente hacia donde estaba Sasori. Aquello era rarísimo, que él supiera Sasori y su abuela no tenían relación ¿Sería que Sasori estaba empezando a cambiar? ¿Le estaría cambiando Sakura?
- La abuela Chiyo se pondrá muy contenta - contestó secamente.
- ¿No es estupendo? Creo que Sakura está cambiando a Sasori.
- Eso parece.
Gaara se quedó pensando en Sasori y en Sakura, en que aún no le caía bien del todo pero estaba dispuesto a darle una oportunidad y en que quizás el que llevase a Sakura a ver a su abuela era una buena señal. El apreciaba mucho a la abuela Chiyo, era una gran mujer que había trabajado para su padre toda la vida.
"Toda la vida" esa idea se quedó vagando por su mente durante un rato.
- ¡Claro! - musitó de pronto.
- ¿Qué pasa? - se sorprendió Hinata.
- La abuela Chiyo, claro ¿Cómo no lo he pensado antes?
- ¿El qué?
- La abuela Chiyo era secretaria de mi padre y antes de mi padre de mi abuelo, ella lo debe saber.
- ¿Pero el qué?
- Debe saber quién es mi padre, si mi padre u otra persona ¿No lo crees?
Hinata le miró sorprendida. Era cierto que Gaara le había confesado su secreto, eso que decía su tío en la carta, pero aunque al principio había comentado que le gustaría saber si era cierto o no que su padre no era en realidad su padre, luego no había vuelto a mencionar el tema y menos aún decir que quería averiguar quien era su padre, pensó que para Gaara eso no tenía importancia, que solo era una anécdota... pero parece ser que no.
- La abuela Chiyo debió conocer a ese tipo... N.U.
- Bueno pero ¿Y que más te da? ¿Qué va a cambiar eso?
- Nada, solo me gustaría saber o mejor conocer la razón por la que mi padre me odiaba tanto.
- Eso no importa, tú siempre serás Gaara.
- Y nunca dejare de serlo, sea quien sea mi padre biológico yo siempre seré Sabakuno Gaara pero si no lo averiguo será algo que me perseguirá toda mi vida. Si ese hombre se enamoró de mi madre y fue capaz de hacerla feliz yo... tengo que hacerlo por mi madre. Se que no lo entiendes, tampoco lo pretendo.
- No importa si lo entiendo o no, yo te apoyo sea lo que sea... creo que un poco si te comprendo... Entonces ¿Cuándo vamos a ir a visitar a la abuela Chiyo? - Gaara la miró sorprendido - Si no te importa que te acompañe, claro.
- ¡Atención que el show comienza! - se oyó de pronto la atronadora voz del profesor Killer Bee canturreando mientras se apagaban las luces -¡Atended a la obra, no seáis malas piezas!
- Por favor - susurró Ino - Que rima tan horrible.
- Apagad los teléfonos, cerrad los picos, si oigo un ruido, os clavo un pico ¡Ohu yeah!
- Es para matarle - susurró ahora Kankuro.
- ¿Tienes lista la cámara? - preguntó en voz baja Akane a Sumire.
- Si, si, lista, lista - contestó esta también en voz baja.
- Y ahora preparaos para disfrutar de la gran obra representada por los alumnos de 3-1 "Blancanieves y los 8 mineros"
Se encendió unos focos que iluminaron el escenario donde podía verse un gran espejo.
- "Había una vez - comenzó a narrar la voz de Killer Bee - en pleno invierno, una reina que se dedicaba a la costura sentada cerca de una ventana con marco de ébano negro. Los copos de nieve caían del cielo como plumones. Mirando nevar se pinchó un dedo con su aguja y tres gotas de sangre cayeron en la nieve. Como el efecto que hacía el rojo sobre la blanca nieve era tan bello, la reina se dijo.
- ¡Ojalá tuviera una niña tan blanca como la nieve, tan roja como la sangre y tan negra como la madera de ébano! - se oyó una voz femenina que algunos identificaron como la de Tamaki.
Poco después tuvo una niñita que era tan blanca como la nieve, tan encarnada como la sangre y cuyos cabellos eran tan negros como el ébano.
Por todo eso fue llamada Blancanieves. Y al nacer la niña, la reina murió.
Un año más tarde el rey tomó otra esposa. Era una mujer bella pero orgullosa y arrogante, y no podía soportar que nadie la superara en belleza - Omoi apareció en escena con porte altivo, al verle se comenzaron a escuchar risas y aplausos entre el público - Tenía un espejo maravilloso y cuando se ponía frente a él, mirándose le preguntaba:
- ¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región? - dijo Omoi con voz exageradamente aguda.
- Entonces el espejo respondía:
- La Reina es la más hermosa de esta región - se volvió a oír la voz de Tamaki.
- Ella quedaba satisfecha pues sabía que su espejo siempre decía la verdad.
Pero Blancanieves crecía y embellecía cada vez más; era tan bella como la clara luz del día y aún más linda que la reina.
Ocurrió que un día cuando le preguntó al espejo:
- ¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?
- La Reina es la hermosa de este lugar,pero la linda Blancanieves lo es mucho más.
- ¿Cómo? ¿Blancanieves? ¡Desdichada! ¿Cómo puede ser eso? Ah, no importa, me desharé de ella, es una niña y muy tontita, la mandaré al bosque, que se entretenga cogiendo flores y que muera allí - Omoi exageró todos sus gestos de forma sádica - Si, eso haré, llamaré a mi cazador más experto ¡Blancanieves! ¡Blancanieves! - gritó.
Blancanieves hizo su aparición en escena con pocas ganas y el ceño fruncido y los que más aplaudieron su entrada fueron sus asombrados amigos.
- ¡Guapa! - gritó Kiba.
- ¡Pero que buena que estás! - gritó también Kankuro.
- ¡Morenaza! - se sumaba a los gritos Naruto.
- ¡Eso es un cuerpo y no el de baile! - añadía sin parar de reír Akane.
Shikamaru dirigió una aburrida mirada hacia donde estaban, con su pelo suelto, rizadas sus puntas como si fueran tirabuzones porque Ayame decía que eso era encantador, un enorme lazo en el pelo y aquel vestido rosa, sin contar con el trabajo de maquillaje que le habían dedicado sus compañeras... eso iba a ser más que problemático, seguramente estarían riéndose de él hasta Navidad y entonces supo que durante toda su vida, siempre, siempre que se contase alguna anécdota del instituto se recordaría ese momento.
Cuando acabó la representación, consiguió desmaquillarse, se quitó el vestido y recuperó su habitual coleta, salió a soportar las chanzas de sus amigos.
- ¡Ehhhhhhhhh! - gritó Kiba - ¡Aquí está la sexy protagonista!
- ¡Tía buena! - exclamó Kankuro.
- Ahhhhh, mendokusei, vale ya.
- ¿Por qué? - reía Chouji - ¡Pero si estabas guapísima!
- Ya te digo - reía también Ten-Ten - Yo he visto chicas más feas... más femeninas también, eso hay que decirlo, pero más feas.
- Tengo una curiosidad - dijo Sumire.
- No me he afeitado las piernas, no se me veían.
- No es eso. Yo quiero saber si te has gustado a ti mismo ¿Te has molado? ¿Te veías guapa?
- Pues mira, curiosamente me veía más hombre que nunca.
- Claro, claro, dattebayo.
- Sí, es cierto, vestido de mujer me he visto unos brazos enormes, unos hombros enormes... no me he gustado, era una mujer muy basta.
- Pero si estabas muy sexy - dijo melosa Akane - A mí hasta me ha entrado cosilla.
- No le digas eso - rió Ino - Que es capaz de travestirse para ti.
- ¡Eh! ¡Eh! Shika, Shika - le atosigó un poco Naruto - ¿Te gustaría salir algún día conmigo?
- Mendokusei... que problemáticos que sois todos.