Akane salía del baño secándose con energía la cabeza con una toalla y metida en su enorme albornoz rosa. Se lo había regalado Maron, ahora su padre la mimaba un montón, quizás porque quería compensar de algún modo tantos años de indiferencia desconocida, claro que Maron le había comprado un albornoz bien grande, para cuando estuviese "gordita" y eso quería decir que le sobraban como la mitad de las mangas que doblaba una y otra vez para poder sacar bien las manos.
Bostezaba, tenía muchísimo sueño y es que a veces por las noches le costaba mucho dormirse, daba vueltas y vueltas pensando mil y una cosas de lo mas extrañas. Cada vez iba quedando menos tiempo para que nacieran sus hijos y cada vez le entraba más miedo, una especie de inquietud le recorría el cuerpo y no solo eso, luego estaban los malditos pensamientos sobre si había algún problema durante el parto, si... multitud de cosas a lo que había que añadir la pena que le producía pensar en su madre, bueno a veces era pena y en ocasiones rabia... no lo podía evitar.
Iba abstraída en sus pensamientos mientras continuaba secándose la cabeza cuando entró en la cocina, sabía que había sido la primera en levantarse, que Shikamaru y Shikato seguían durmiendo porque había dejado a Shikamaru en la cama y porque hoy Shikato iba más tarde a la universidad y ella era la encargada de asegurarse de que estuviese despierto justo antes de marcharse al instituto, así que cuando al entrar en la cocina vio algo moverse, aunque no pudo precisar el qué debido a su distracción y que iba mirando el suelo, dio un salto hacía atrás a la vez que gritaba de forma nerviosa.
El grito duró varios segundos hasta que por fin se calmó.
- ¡Que susto me has dado, Akane! - se quejó sobresaltada Temari.
- ¿Qué yo te he asustado a ti?
- Chica, no sabía que fuera tan fea como para que gritases así.
- Lo siento, lo siento, es que no me esperaba a nadie en la cocina y creí que eras un ratón.
- ¿Un ratón? ¡Menudo pedazo de ratón! ¿Es que me parezco a un ratón?
- ¡Ay yo que se! He visto algo moverse y... ¿Qué haces aquí? ¿No me digas que has pasado aquí la noche?
- Ah, no, no, que va.
- ¿Seguro? No es que me importe, la verdad.
- Que te digo que no. Ven, siéntate. Lo que pasa es que me quedo tantos días a cenar y... quería compensarte de alguna forma.
- ¿A mi? ¡Anda ya! Si yo estoy encantada, cuando tú te quedas Yoshino te pide a ti que la ayudes y yo me toco la barriga.
- Como sea... siento que siempre estoy aquí, abusando de vuestra hospitalidad. Sois una familia estupenda, yo me crie sola con mis hermanos, mi padre... mi padre no se ocupaba y el resto de mi familia se desentendió y... me encanta estar con vosotros...
- Ah pero a mi no me digas nada, yo no soy de esta familia.
- Uy que no, claro que si ¿Acaso no te sientes parte de la familia?
- Bueno si, eso si. Tienes razón, a pesar de todo son una familia estupenda, bueno es que yo tampoco he tenido lo que se puede decir una familia... nunca...
- Así que hoy me levanté bien temprano y fui a comprar el desayuno - interrumpió Temari a Akane, no quería que empezase otra vez a ponerse triste, con eso del embarazo las hormonas de la chica no estaban muy bien y cada vez que pensaba en su madre terminaba llorando - Mira que bollos tan ricos he traído.
- ¡Ala! ¿Pero yo puedo comer eso?
- Si, si que puedes, ya me he informado. Son bollos sin azúcares y sin edulcorantes.
- ¿Entonces que tienen?
- Los pueden comer los diabéticos, además le pregunté a mi ginecólogo. El otro día fui a hacerme una citología y aproveché para preguntar algunas cosillas.
- ¿Una citología?
- Si, ya sabes que estoy tomando la píldora pero me han dicho que hay unos parches que te pegas y te olvidas de la pastilla.
- ¿Y que te dijo?
- Me dijo que es lo mismo que la píldora pero me ha dado un montón de información sobre otros métodos.
- ¿Entonces de verdad puedo comerlos?
- Que si, que si, los encargué ayer especialmente para ti... mira, con cacao.
- ¡Eres la mejor del mundo! Oye ¿Y cómo has entrado en casa?
- Llamé por teléfono a Shikato, me abrió y se volvió a la cama.
- Típico de un Nara.
Rompieron a reír. Para Temari todo aquel ambiente era de lo más relajante, quizás siempre había estado demasiado pendiente de sus hermanos y de ejercer de madre con ellos y por eso estando con Hinata o con Akane se sentía tan a gusto, la verdad es que a las dos les había cogido bastante cariño y las veía casi como a hermanas pequeñas.
- ¡Que bueno que está esto Temari! - decía Akane con la boca llena - Y el café te ha salido genial, me tienes que decir como lo haces, a mi no me sale tan bien.
- Come despacio o te sentará mal.
- Oye Temari que digo yo que... ¿De verdad no has pasado aquí la noche?
- Te digo que no ¿No ves que ya llevo el uniforme puesto?
Akane torció la boca mientras la miraba.
- Pues si... es un poco decepcionante. Pensé que como esta semana no vas al pueblo habrías pasado aquí la noche, para aprovechar y estar con Shikato.
Temari rompió a reír.
- No te rías - se quejó Akane - ¿No estáis en esa fase de euforia del enamoramiento en la que solo se piensa en sexo?
- ¿Tu estás en esa fase?
- Ja... que mas quisiera yo... ¿Sabes? Creo que yo no le gusto a Shikamaru.
- ¿Pero que tontería dices? - gruñó a Akane.
- Es cierto, creo que no le gusto. A ver si me explico, creo que me quiere o que me tiene aprecio, si, eso no lo dudo pero creo que no le gusto... es que estoy tan gorda y tan fea...
- Madre mía la de tonterías que hay que escuchar.
- No son tonterías, es cierto... estoy cada vez mas gorda y menos atractiva y no le gusto.
- Pero bueno ¿A que viene esa tontería? Tú le gustas mucho a Shikamaru.
- Ya, eso es lo que tú no sabes. No le gusto Temari, no le gusto, si le gustase pues haría algo que demostrase que le gusto pero no hace nada.
- ¿Qué no hace nada? Bueno, ya sabes que Shikamaru no es de los que van haciendo demostraciones de afecto en público.
- Ni en público, ni el privado... no le gusto.
- ¿Qué quieres decir?
- Pues eso que vivimos juntos, que vamos a tener dos hijos y se supone que yo debería gustarle y hasta estamos casados pero... nada de nada.
- ¿Nada de nada?
- Nada de nada... ya me entiendes. Al principio pues vale, el médico dijo que teníamos que evitar las relaciones sexuales por peligro de embarazo pero ahora... es que ni lo intenta.
- ¿Quieres decir...?
- Que no le gusto, eso quiero decir y es porque estoy gorda y fea y mira que tetas mas enormes que se me han puesto, ya antes las llamaba "deformidades" pues imagínate lo que pensará ahora.
Temari rompió a reír, no quería porque el gesto mohíno de Akane le daba pena e incluso parecía empezar a llorar, pero no pudo evitarlo.
- No creo que pensase que eran "deformidades" ¿Y no has intentado tomar tú la iniciativa? A lo mejor simplemente no quiere ofenderte, ya sabes como es él.
- Claro que lo he intentado y me evita... te digo que no le gusto.
- ¿Y no será que tiene miedo a hacerte daño?
- ¡Que miedo ni que porras! Ya podía al menos intentar algo ¿Sabes el tiempo que llevamos juntos? Yo no entiendo mucho pero a mi siempre se me ha dicho que los chicos son... vamos que por su naturaleza... vamos que yo creo que tiene algún rollo por ahí.
Temari, sin poder volver a evitarlo, de nuevo rompió a reír.
- Anda, anda, no eres tu exagerada ni nada. Estás haciendo un drama de un grano de arena, como se nota que estás embarazada y todo lo exageras.
- ¿Tu crees?
- Pues claro que si.
- Quizás... a lo mejor si que soy algo exagerada.
- Vamos, si siempre te está haciendo mimos, a su manera, pero los hace.
- Pero si es que por las noches se separa de mí, yo me arrimo y él, aún dormido se separa... te digo que no le gusto.
Y por tercera ver Temari rompió a reír.
- ¿Cómo que se separa? ¿Algo así como dejando espacio entre los dos? Yo diría que se separa por otra cosa, tonta. Anda, lo que tienes que hacer es decirle claramente lo que piensas y lo que quieres, a lo mejor aún no se ha dado cuenta, ya sabes que es un poco flojo para todo.
Siguieron hablando, Akane contando sus dudas y Temari dándole algún que otro consejo que creía le iba a ser de ayuda, hasta que Akane se marchó a despertar a Shikamaru y a arreglarse.
Temari recogió un poco las cosas del desayuno y preparó otros cubiertos para Shikamaru y Shikato.
- ¿Has pasado la noche aquí? - dijo Shikamaru desde la puerta mientras bostezaba.
- Otro con la misma preguntita ¿Es que tengo pinta de pasar la noche es casa de los hombres?
- Ahhhhg, que mal genio te gastas por las mañanas.
Temari se acercó a él, demasiado cerca a juicio de Shikamaru y le miró fijamente.
- Y tú a ver si te portas como debes portarte - le gruñó.
Temari salió por la puerta y Shikamaru se quedó mirándola completamente confuso y rascándose la cabeza.
- Que mujer mas problemática - refunfuñó por lo bajo.
- ¿Que dices, Nara? - bufó Temari desde donde estaba.
- Nada ¿Qué dónde vas?
- Voy a despertar a Shikato y tu venga, desayuna de una vez o llegarás tarde al instituto.
- Ahhhhg - volvió a quejarse Shikamaru mientras entraba en la cocina - Mendoukeeeeei.
Temari entró en la habitación de Shikato con cuidado. El chico dormía hecho un ovillo y agarrado a la manta y a Temari le hizo gracia. Después de observarle dormir plácidamente, con el pelo completamente alborotado y la boca ligeramente abierta, decidió extrañamente seguir una tonta idea y meterse en la cama.
Abrió la manta y se metió, se estaba muy calentito. Sin embargo, al notar un poco de corriente, Shikato se rebulló, de manera automática abrazó aquella nueva fuente de calor cerca de él atrayéndola hacia sí. Se sentía bien, era algo cálido y reconfortante ¿Qué sería? No quería abrir los ojos, siempre le costaba mucho desperezarse, apretó aquello que le daba calor y oyó una leve risilla, eso si le hizo separarse bruscamente, casi como si le fuera la vida en ello mientras abría los ojos despavorido.
- Buenos días, perezoso - sonrió Temari.
- ¡Temari por dios! ¡Que susto me has dado! - se quejó aún con la voz nerviosa mientras se llevaba la mano al pecho, al lugar donde sentía su corazón latir de una forma exagerada.
- ¿Pero te que pasa? ¿Qué os pasa a todos hoy conmigo?
- Creí que eras... Akane.
- ¿Akane? ¿Qué iba a hacer Akane en tu cama?
- ¡Eso mismo me preguntaba yo! ¡Dios que susto me he llevado!
- Insisto ¿Por qué razón iba a meterse Akane en tu cama?
- ¿Porque sea... sonámbula? - preguntó seguro de estar metiéndose en un lio.
- Eres un payaso - dijo levantándose - Pero no creas, deberías hablar con tu primo, no vaya a ser que a Akane se le crucen los cables.
- ¿Y por qué te has metido tu en mi cama? - preguntó sonriendo con malicia.
- Para hacer el tonto, por supuesto.
- Anda ven - se desplazó por la cama hasta ella y la cogió del brazo atrayéndola con fuerza y haciendo que cayera en a cama.
- ¡Ah! ¿Estás tonto?
- Por algo será que te has metido - dijo agarrando la otra muñeca de la chica y colocándose con alguna dificultad encima de ella.
- Será mejor que te quites de encima si no quieres que tu descendencia peligre.
- Uh, ya está aquí la chica dura... la chica dura que se mete en la cama de los chicos.
- Solo quería gastarte una broma, inútil.
- Ya...
En la cocina, mientras desayunaba, Shikamaru observaba una taciturna Akane que preparaba las fiambreras para la comida. Analizando lo que le había dicho Temari, que tampoco había sido mucho y teniendo en cuenta de que Akane ya había desayunado, probablemente con ella, llegó a la conclusión de que, evidentemente, las dos chicas habían estado hablando de él y Akane debía haberse quejado de algo.
Por el gesto de Akane, lo poco que hablaba y de nuevo recordando la frase de Temari "y a ver si tu te portas como debes portarte" estaba claro que Akane quería atenciones.
- Ahhhhhh - se quejó pesadamente - Esto es muy problemático.
- Shikamaru...
- ¿Si?
- A ver si luego vas a casa de tus padres y coges ropa de abrigo.
- ¿Para ti? ¿Necesitas algo?
- No, para ti. Quiero decir que cojas algo mas de abrigo, es para meterlo en a maleta.
- Ah ¿Mis padres te han dicho que en el pueblo ya ha nevado, verdad?
- Si pero es que... bueno, tu trae ropa de abrigo y a ver si tienes algún jersey grandote para mi.
- Si querías uno de mis jerséis porque no te valen los tuyos solo tenías que decírmelo.
- Vale, lo que sea, tú trae ropa de abrigo y no te olvides.
- De acuerdo, doña mandona. De todas formas en el pueblo tengo más ropa, mi madre siempre deja allí ropa.
En realidad Akane acababa de tomar una decisión mientras preparaba la fiambrera. Había sucedido que de pronto recordó que Sumire la había preguntado si cuando preparaba la fiambrera de Shikamaru le ponía cosas con forma de corazón y esas cursiladas típicas de enamorados edulcorados y entonces fue cuando lo decidió... ella estaba demasiado pendiente de si misma y del embarazo, desde que supo que estaba embarazada había vivido llena de preocupaciones y se dio cuenta de que no era demasiado cariñosa con Shikamaru; ella se dejaba querer por él pero es que no estaba acostumbrada a ser demasiado cariñosa, en realidad es que no sabía ser demasiado cariñosa, si tener muestras de afecto, seguramente porque nunca las había recibido, pero es que además, ellos dos no habían tenido tiempo para ellos dos, todo había sido tan rápido, es que ni siquiera están saliendo, no habían tenido demasiados momentos románticos y ya era hora de eso, Shikamaru se merecía un poco de "edulcorante", así que después de recapacitar sobre ella misma y recordarse a si misma quejándose porque "estaba gorda y fea y a lo mejor no le gustaba" decidió que si por lo que fuera Mahoma no iba a la montaña, pues la montaña iría a Mahoma, que a ver ¿Dónde estaba Akane? La Akane que ella recordaba ser, esa chica cabezota y que le gustaba organizarlo todo... pues eso.
Y tenía un plan estupendo... ya no esperaría a que Shikamaru tomara la iniciativa, lo haría ella. Y mientras terminaba de preparar las cosas para ir al instituto repasaba mentalmente su idea y sonreía entre nerviosa y malévola.
...
Ya era Diciembre y hacía demasiado frio para comer al aire libre, así que los alumnos que, durante el buen tiempo comían en el comedero al aire libre que había en el recinto del instituto, en la azotea o incluso sentados en el césped al lado de algún árbol, ahora solían o ir a la cafetería o quedarse en las aulas.
- ¿Vienes con nosotros a comer? - preguntaba Ryuko a Jisei.
- No, hoy no voy, hoy voy a comer en la cafetería - respondió mirando de reojo a Konan.
- ¿En la cafetería? Que raro, si tú sueles traer tu comida.
- Si, pero hoy mi madre me ha dado dinero para que coma en la cafetería. No me mires así, Ryuko, es que tengo algo que hacer, ya te lo contaré.
- Bueno, vale, pues nosotros vamos a la clase de Ten-Ten y las demás.
- Dile a Akane que luego me espere a la salida, que no me he olvidado que quiere decirme algo.
Ryuko se separó de Jisei y volvió donde estaba Chouji esperándola con gesto apenado.
- ¿Qué pasa? - se preocupó el chico.
- Dice que va a comer en la cafetería.
- ¿No ha traído comida? Pero tiene dinero ¿verdad?
- Si, si, dice que si.
- ¿Entonces por qué estás tan mustia?
- Es porque a veces pienso que la voy a perder.
- ¿A Jisei?
- A todas, pienso que voy a perder a mis amigas. A mi no me gustan los cambios, Chouji, me gusta vivir en mi mundo tranquilo y monótono y ahora todo está cambiando y yo me siento perdida.
- También tu estás cambiando, ya no eres la de hace unos meses, ahora me tienes a mi, bueno siempre me has tenido porque siempre he estado a tu lado pero ahora...
- Es todo, me refiero a todo. Mi mundo está cambiando y ese me intranquiliza. Creo que soy una persona demasiado insegura y tengo que cambiar, de todas formas no me queda otro remedio, no voy a quedarme estancada mientras los demás avanzan.
- Perdona un momento - Chouji esta pendiente de Ino que permanecía sentada mientras Sasori y Sakura juntaban unas mesas - Ino ¿Te vas a quedar a comer aquí?
- Si, me quedo aquí.
- No te preocupes, Chouji - habló Sakura - Yo estaré pendiente de ella... quiero decir que me aseguraré que no come nada potencialmente alérgeno.
- ¿Cómo te encuentras? - se dirigió Chouji a Ino.
- Cansada, como si me hubieran dado una paliza.
- Quizás hoy no deberías haber venido al instituto - opinó Sasori - El urbason que te pusieron es un corticoide bastante fuerte.
- Y luego te han dado la pastilla esa para los picores que da somnolencia - añadió Sakura - Además estás un poco hinchada todavía.
- Ya lo se pero no soportaba estar en casa con mi madre, a veces creo que me mira como si yo la hubiese defraudado - dijo casi llorando.
Ryuko por su parte estaba más pendiente de Jisei a la que vio acercarse a Kimimaro y Juugo que ya se preparaban para salir ¿Qué se traería ahora con Kimimaro? Era todo tan extraño.
- Kimimaro ¿Te puedo pedir un favor? - preguntaba Jisei al chico.
- Si, claro, dime.
- Es que hoy no he traído la comida y ¿Te importaría que comiese contigo?
- Por supuesto que no, vaya pregunta absurda la tuya.
- Es que... me gustaría comer cerca de Konan.
Juugo dirigió su mirada a Konan que salía por la puerta, era un poco ridículo que fingiese que no había escuchado a Jisei y Kimimaro hablando porque estaban a su lado.
- ¿Estás intentando ayudar a Konan, verdad? - preguntó con naturalidad.
- Pues si, creo que necesita ayuda y apoyo. Lo está pasando peor de lo que creemos.
- Tiene que estar pasándolo mal a la fuerza, ella y Pain estaban muy unidos - comentó Juugo - Además antes siempre estaban juntos ellos, Sasori, Deidara... ahora Sasori está con Sakura y Deidara no parece en sus cabales... si no os importa os acompaño.
- ¿No ibas a comer con Suigetsu y las chicas?
- No creo que Karin y Suigetsu vayan a matarse durante la comida. Yo conozco a Konan, no es que seamos amigos íntimos pero durante las vacaciones creo que nos entendimos, fue muy amable conmigo y quiero ayudarla, además no soporto verla tan sola.
- Bien, pues entonces, vamos - dijo Jisei.
...
Deidara se había encerrado en uno de los servicios de los aseos para chicos. Estos tenían un aspecto en general diferente al de las chicas, en teoría eran prácticamente iguales pero había algo que los diferenciaba y en cuanto uno entraba en uno sabía que era el de los chicos, quizás una especie de aroma extraño, las pintadas de las paredes y otros detalles. La puerta del servicio en el que se había encerrado estaba llena de frases pintada y cerraba bastante mal, Deidara tuvo que empujarla para que encajara y poder echar el pequeño cerrojo.
Bajó la tapa del váter y se arrodilló frente a él, por suerte el suelo estaba bastante limpio y seco, no como en otras ocasiones en las que era mejor no investigar que eran los restos del líquido que había.
De forma temblorosa metió la mano en uno de los bolsillos de su pantalón y sacó una cartera de piel marrón algo gastada, la abrió y encontró fácilmente una pequeña bolsa de plástico de esas con cierre adhesivo. Dentro podía verse unos polvos de color blanco.
Le temblaban los dedos cuando intentó abrirla, lo consiguió y dejó caer los polvos encima de la tapa del váter. Con el mismo temblor sacó de su cartera una tarjeta de banco de color roja pero todos los bordes estaban blanquecinos, como si algo les hubiera comido el color.
Iba a utilizar la tarjeta para hacer una fina raya con esos polvos cuando se detuvo, sentía un escalofrío recorriéndole la columna vertebral y como si unos ojos le estuvieran mirando desde detrás.
Era imposible que nadie le mirase, en el pequeño servicio estaba él solo y había cerrado la puerta. Aun así se giró con cautela, casi con miedo.
Casi dio un grito al verle allí, mirándole fijamente y con reproche. El primer acto reflejo que tuvo fue apartarse reculando hacia atrás, pero estaba de rodillas y tenía el váter impidiéndoselo lo que hizo que terminase sentado en el suelo.
A penas fue un parpadeo pero... ya no estaba.
- ¿Pain? - murmuró en voz baja y aún asustado.
Intentó controlar su respiración para tranquilizarse. Estaba claro que todo había sido una visión, seguramente producto de su obsesión.
Miró el fino polvo blanco sobre la tapa, casi mimetizándose con ella y con toda su rabia lo retiró de allí de un manotazo mientras se recostaba contra la pared con unas ganas tremendas de llorar.
"Tienes que dejar esa mierda de la droga" le parecía oír a Pain, como cuando estaba vivo y se lo repetía una y otra vez.
"Ju-júrame que... cuidarás a... Konan...júramelo por... favor... por favor... no... no la de-dejes... sola... júramelo."
- ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! - gritó desesperado dando un puñetazo en el váter - No es tan fácil, no es tan fácil, no es tan fácil ¡Déjame ya en paz!
No podía llorar, a veces quería hacerlo pero era imposible, su llanto era un llanto seco, sin lágrimas.
- Maldito seas Pain ¿Por qué tuviste que morir?
...
Todos los que se habían quedado para comer en el aula de 2-2 parecían muy animados mientras lo colocaban todo. Sumire y Ten-Ten agobiaban a Akane diciéndole posibles nombres para su niño a las que pronto se unieron Ryuko y Chouji.
- Akira - decía Sumire - Tiene que llamarse Akira, tiene eso de "aki" y significa inteligencia, va a ser inteligente, a mi me gusta Akira, tiene que llamarse Akira.
- ¿Y si sale tonto o poco capacitado intelectualmente? - protestaba Ten-Ten.
- No, su padre es listo y saldrá como su padre ¿A que si, Akane?
- No se, lo mismo sale como su madre - volvía a refutar Ten-Ten.
- ¿Me estás llamando "limitada intelectual"? - se quejó Akane.
- No, no, no me refiero a que se parezca a ti, o sea que no es que tu seas poco inteligente, lo que quiero decir es...
- Déjalo que te estás liando mas - opinaba Ryuko - Yo digo que Masaki, significa "árbol frondoso" y también tiene el aki y en su bosque hay muchos árboles.
- Vaya manía que os ha dado con el aki - gruñía Akane.
- Pues Shikaji - propuso Sumire - Ese también me gusta.
- O Shikaru - añadía Ten-Ten.
- ¡Ay dejarme en paz con tanto shika! No se va a llamar shikanada, ya se llama su hermana Shikami, no me gusta ser tan... reiterativa.
- Akito - volvía a proponer Sumire - Ese también me gusta. O Akio.
- O podemos variar y que le llame Haruo - hablaba Ryuko - Es una variante, en lugar de aki-otoño, pues haru-primavera.
- O Fuyuki - proponía ahora Chouji - Ya que nos ponemos con las estaciones pues Fuyuki es muy apropiado "árbol de invierno". Aunque yo tengo un mejor ¿Queréis saberlo?
- Venga, dilo, a ver - le retó Ten-Ten.
- Akimichi.
- ¿Pero como le van a poner a su hijo tu apellido, bruto? - gruñó Ten-Ten.
- ¿Qué pasa? ¿Que no es chulo? Tiene "aki".
- Si claro, tu apellido le van a poner, venga ya.
- ¿Que pasa aquí? - preguntó animado Kankuro.
- Me van a volver loca, Kankuro - dijo en voz baja Akane y poniendo gesto de contar un secreto - Están todos locos y me quieren arrastrar a su locura.
- Estamos buscando un nombre para el niño de Akane - respondió sonriente Sumire.
- Que le llame Kankuro, es un buen nombre - dijo este orgulloso.
- Un nombre es importante - se unió a la conversación Sai - Hay que pensarlo con detenimiento, teniendo en cuenta que va a acompañarte toda la vida y será su tarjeta de presentación ante los demás. Nuestro nombre nos representa.
- Claro - intervino Sumire - Por eso tiene que llamarse Akira, una chico que se llama Akira da buena impresión porque da a entender que es listo ¿A que si Sai?
- ¿No es un nombre de chica? - preguntó Kankuro.
- ¡No es de chica! - protestó Sumire - También hay chicos que se llaman Akira, es como Misaki, que es nombre de chico y de chica ¿A que si, Misaki?
Misaki sonrió a Sumire. Observaba a aquel ruidoso grupo con un poco de pena. Estaba bien, se encontraba bien, no podía decir que se encontrase mal, se sentía integrado y había hecho buenos amigos pero también tenía una maldita y horrible sensación dentro de él, la sensación de que Sai estaba cada vez alejándose más de él.
Era cierto que siempre estaban juntos, que Sai era igual de amable con él como siempre pero... se estaban separando, había algo que les separaba, algo que no se veía a simple vista pero que Misaki notaba.
Quizás era que Sai empezaba a sentirse amenazado por él, a lo mejor ya no se sentía tan a gusto sabiendo que le gustaba a un chico, quizás por eso de un tiempo a esta parte parecía más interesado en Sumire. Si, sería eso, le daría miedo, no era el primer chico que se alejaba de él debido a sus orientaciones personales, por alguna razón los chicos tienden a sentirse amenazados cuando saben que les gusta a otro chico... siempre pasa, eso no era nuevo, por desgracia y a Misaki le producía una pena horrible.
En esos momentos Shikamaru y Haku entraron en el aula.
- ¡Ya era hora, tardón! - gruñó Akane - ¡Pensaba que me habías abandonado con estos locos!
- Perdona calabacita, es que nos hemos puesto a hablar con el nuevo profesor de Lengua y se nos ha pasado el tiempo.
- ¿Cómo es? - se interesó Sumire - ¿Es guapo? ¡Hola Haku! ¿Vienes a comer con nosotros?
- No, bueno yo en realidad venía a preguntar si a alguno os interesa comer conmigo.
- ¿Contigo?
- Si, es que me han tocado dos vales para la cafetería y caducan hoy y es una pena desaprovecharlos.
- Yo voy contigo - se apresuró a contestar Misaki.
Haku sonrió, sabía que de aquel grupo el único al que le interesaría sería a Misaki, por algo habían sido amigos ¿Que otro iba a querer ir a comer con él? ¿Kankuro? Para nada ¿Sai? Eso si que sería extraño y de las chicas pues a no ser que fuera la espontánea Sumire no creía que a ninguna otra le apeteciese... hubiese sido gracioso que Sumire se hubiese apuntado ¿Qué habrían hecho Sai y Kankuro?
Por otro lado no es que Misaki no quisiese comer con sus amigos, era simplemente que en esos momentos se sentía algo deprimido y con la sensación de que Sai estaba incómodo con él, además necesitaba hablar con alguien de como se sentía y Haku había sido su amigo, tal vez aún quedase algo de esa confianza que tuvieron en uno con el otro.