No había podido hablar con Nagato a solas.
Ya era un nuevo día y Gaara se lamentaba de no haber tenido ocasión de hablar al final con Nagato, aunque pensándolo bien quizás todo era muy precipitado... pero él quería saber... que difícil que es a veces la vida.
Se despertó temprano y bajó al comedor de la casa. Ayer le parecía que lo mejor era hablar con Nagato y quitarse la duda pero ahora empezaba a valorar que no parecía muy apropiado entrarle así, de pronto, con un tema tan delicado.
Tenía el colgante en la mano. Le gustaba mirarlo, no sabía por qué exactamente pero para él era algo que le unía a su madre de alguna forma.
Suspiró, su duda era muy sencilla, solo quería saber la verdad.
- Te has despertado muy temprano - le sorprendió la voz de Nagato.
- Ho-hola ¿Qué hace aquí?
Nagato estaba en una de las puertas, pulsó uno de los botones que tenía en una especie de control remoto incluido en uno de los apoyabrazos de la silla y avanzó hacia él. Gaara pudo ver que estaba ya vestido y aseado.
- Es que me tengo que ir para Konoha. Hoy tengo una comida familiar y quiero descansar un poco, arreglarme, ponerme guapo y todas esas cosas.
- Ya recuerdo. Yo quería haber hablado con usted.
- ¿Conmigo?
- Si, sobre mi madre. Es que yo no la conocí.
Gaara se puso el colgante y Nagato al verlo no pudo apartar la vista de él.
- ¿Ese colgante es tu madre?
- Si. Por lo visto se lo dio a mi tío y él quería que yo lo tuviese.
- Tiene unas iniciales grabadas ¿verdad?
- Si... N.U.
- Vaya... cuantas vueltas da la vida. Ese colgante se lo regalé yo a tu madre.
- ¿De verdad?
- Si, bueno, me gustaba mucho... digo el símbolo. Yo, en esa época era muy hippy y me gustaba todo eso de "haz el amor y no la guerra".
- ¿Fue amigo de mi madre?
- Puedo decir con orgullo que tu madre fue mi amiga. Era una mujer excelente, bueno, te lo habrán dicho muchas veces.
- No, no crea. En mi casa se habla poco de ella, mi padre no lo soportaba.
- Sería porque le traería recuerdos dolorosos.
- Quizás ¿Usted la conoció mucho?
- Creo que bastante. Aunque solo estuvo unos meses en mi casa creo que llegamos a conocernos muy bien. A veces no se necesita mucho tiempo para conectar con otra persona, ya sabes, parece que la conoces de todo la vida como si fuerais... almas gemelas - dijo tristemente - Tu madre era una mujer maravillosa.
- Me gustaría saber muchas cosas de ella.
- ¿Tu tío tampoco te las contó? Yashamaru adoraba a su hermana.
- Mi tío se suicidó.
- Es cierto, lo había olvidado... lo siento.
- Siempre me he preguntado como sería mi madre.
- Podemos hacer una cosa, si te parece bien, yo voy a pasar unos días en casa de mis parientes, tengo cosillas que hacer por Kizuna. Te voy a dar una tarjeta... si deseas hablar de tu madre solo tienes que llamarme, estaré encantado de hablarte de ella.
...
De nuevo Temari se veía a si misma corriendo por ese enorme edificio, que no le daba miedo, no era tétrico, ni oscuro, ni estaba sola, de nuevo no tenía miedo pero si prisa, llegaba tarde a algún sitio y se había perdido, y otra vez volvía a coger ascensores que subían y bajaban continuamente y nunca la dejaban en el piso que deseaba, corría por las escaleras arriba y abajo sin saber que dirección tomar. De pronto abrió una de tantas puertas, entró y algo que no pudo ver la cerró.
Se sentía sola y sabía que tenía que estar sola. Era su vida y su decisión y nadie debía tomar esa decisión por ella.
Estaba descalza, sentía la hierba húmeda y fresca en la planta de sus pies y aunque no veía lo que tenía a su alrededor por culpa de una espesa niebla sabía que debía estar en algún sitio al aire libre ¿Cómo estaba ahora fuera del edificio?
Un viento frio la rodeaba pero según iba andando este poco a poco desaparecía. Algo había dejado atrás, algo frio y desagradable, no le gustaba, no le gustaba estar allí, tenía las manos llenas de arañazos y lo sabía pero aunque estaban allí los ignoraba.
Ante ella de pronto vio dos puertas y se vio a si misma entrando en ambas puertas. Se asomó a una de ellas, se oían voces; después de unos instantes se asomó a la otra.
De repente todo daba vueltas a su alrededor, todo giraba y las voces se oían cada vez más fuerte, metiéndose poco a poco en su cabeza, voces confusas, palabras extrañas y recuerdos mezclados...
"...
- Bueno verás... ¿Te gustaría casarte conmigo?
La voz de Itachi llegaba claramente hasta ella.
- No sería ahora mismo.
- O sea que si, que has empezado a drogarte - oía su propia voz hablando.
- Olvídalo, era una pregunta absurda Pero si te voy a preguntar una cosa ¿Te gustaría venir a vivir conmigo?
- ¿Cómo?
- Me gustaría que te mudaras a mi apartamento. Estoy harto de este juego que tenemos ¿Por qué no intentamos vivir juntos?
- ¿Cómo?
- Piénsatelo.
- ¿No crees que estás precipitando mucho las cosas?
- No lo creas, pueden pasar muchas cosas y quizás no tengamos tanto tiempo como piensas. Temari, yo te quiero y quiero estar contigo todo el tiempo que pueda.
- Itachi, me das miedo ¿Es que te pasa algo?
- Por favor, piénsalo, por lo menos podríamos intentarlo.
..."
"...
- Sí, es cierto - escuchaba ahora la voz de Neji - Me lo advertiste, sin embargo yo... yo te quiero Temari, no puedo evitar que me gustes y no me gusta compartirte con nadie... no deberías darme esperanzas si estás enamorada de otro.
- Pero es que yo también te quiero... es que yo... no lo puedes entender, ni yo misma me entiendo, no se lo que me pasa.
- ¿Me quieres?
- A mí me gusta estar contigo pero...
- También te gusta estar con él, es eso ¿no?
- No lo puedo evitar, no puedo elegir uno de vosotros, para mí los dos sois muy especiales y los dos me dais algo que me falta.
- Yo no quiero hacerte daño, nunca he querido hacerte daño, te lo juro.
- Lo se, pero no puedo evitar sentirme dolido. No me gusta compartirte
..."
¿Esas imágenes que había visto a través de las puertas eran acaso lo que sería su vida si hubiese escogido a uno de ellos?
- Mi niña pequeña - oía ahora una voz de mujer - No tengas miedo, la vida da muchas vueltas pero yo siempre te protegeré.
- ¿Mamá? ¿Eres tú mamá? ¿Dónde estás? Quiero verte, quiero hablar contigo, tengo muchas cosas que contarte ¿Mamá?
El suelo desapareció bajo sus pies y se sentía caer, quería gritar y pedir ayuda pero no podía ¿A quién llamaba? Ninguno acudiría en su ayuda porque ella no les había pedido ayuda, porque no confió lo suficiente en ninguno de los dos, porque solo vio en Itachi un escape de lo que tenía guardado dentro de ella y en Neji un escape de sentirse atada a Itachi.
Cerró los ojos, iba a caer y golpearse, por tonta y por no dar una oportunidad cuando algo la detuvo.
Alguien le sujetaba las manos impidiendo continuar la caída.
- ¡Súbeme! - gritó.
Pero nada la contestaba.
- ¡Súbeme! - volvió a gritar.
Temari se despertó bruscamente y se incorporó como movida por un resorte quedando sentada.
Respiraba de forma alterada, estaba demasiado acelerada ¿Por qué ahora tenía de nuevo pesadillas? Se suponía que todo había terminado ya ¿Por qué ahora volvía a tener sueños tan extraños?
Serían cosas del subconsciente, las cosas se quedan en él y de vez en cuando aparecen, pero acababa de darse cuenta de que ya no tenía miedo, ahora se sentía dueña de su propia vida, sus decisiones podían haber sido buenas o malas pero nunca lo sabría ya que al tomar una decisión tu vida sigue de acuerdo a eso y no hay forma de que averigües si al haber tomado la otra alternativa hubiese sido mejor. Es lo que siempre pasa, cuando tomas un camino la puerta del otro se cierra y nunca sabrás lo que había allí. Ella no tomó ni un camino, ni otro, aunque no se daba cuenta también tenía la opción de no escoger, nunca sabría si se equivocó o no pero no valía la pena pensarlo ya que nunca lo iba a saber.
Sonrió, la verdad es que se sentía muy bien. Miró a su alrededor, estaba en una pequeña tienda de campaña, sobre una especie de esterilla de gomaespuma y envuelta en mantas y... le dolía todo el cuerpo.
Se dio cuenta al estirar el brazo para coger su ropa y vestirse ¿Pero cómo podía dolerle tanto?
Le dolían los hombros, los brazos, las piernas... si es que lo dolía todo.
"...
- ¿Estás lista? - le preguntaba Shikato en la puerta de la casa de su abuela, donde le había dicho que le esperase, llegando hasta ella con un par de mochilas. Le había dicho que no hacía falta que se duchase porque iban a terminar bañándose, así que mejor no perdiera el tiempo o se les haría de noche.
- ¿Lista para qué? - interrogaba Chiharu sentada, junto con varios miembros más de la familia que descansaban un poco tras la jornada.
- Chiharu no seas maleducada - la regañaba Yoshino.
- ¿Te ha gustado estar aquí? - preguntaba ahora Shikaku.
- Si, estoy agotada pero me ha gustado. Ha sido un día muy interesante.
- Se ha portado como una jabata - sonrió Shikaku.
- ¿No te habrá hecho trabajar demasiado este sinvergüenza? - se interesó la abuela Shikami.
- La he hecho trabajar como a un hombre y reconozco que me ha impresionado.
- De verdad hijo - gruñó su madre - Es que no se de dónde sacas esas ideas, a una mujer no se le hace eso, eres un animal.
- Es culpa suya - se defendió Shikato - Ella dijo que yo era un machista y un sexista, cree que los Nara somos machistas y sexistas, fíjate tú.
Todos los hombres que había allí rompieron a reír.
- No les hagas caso - añadió la abuela - Son todos unos payasos, por eso tenemos que mantenerlos a raya ¡A callar todo el mundo! - gritó severa de pronto y en un segundo todos se callaron y ahora fueron las mujeres las que rieron.
- ¿Y dónde vais con esas mochilas? - se interesó con malicia Chiharu.
- Pensaba llevar a Temari a las aguas termales - habló Shikato - Y quedarnos a dormir allí, porque si no se nos va a hacer muy tarde.
- ¡Ah! - exclamó su madre levantándose - Yo no quiero saber nada. Me avergüenzas demasiado.
- No voy a hacer nada que ella no quiera, mamá - sitió la mirada curiosa y de reproche de Temari atravesándole.
- ¡Cállate! - se dirigió hacia la casa - Mejor no me expliques tus planes. Voy a ver cómo va la cena, por cierto ¿Lleváis cena?
- Si, llevamos algo para cenar. Es mejor que nos vayamos ya, Temari, antes de que anochezca, si no el camino será más pesado.
- ¿Llevas bañador, Temari-san? - curioseó de nuevo Chiharu.
- No te preocupes por tu madre - habló su padre - A las aguas termales es mejor ir después de trabajar, para relajarse, es para lo que son y también es mejor que os quedéis allí a pasar la noche.
- Si - añadió la abuela - Bajar de noche puede ser peligroso.
- De todas formas, si Shikato se pone algo tonto, tienes permiso para partirle los huevos si hace falta - rió Chiharu.
- ¡Chiharu! - gritó su madre - Disfruta de las aguas, que te lo has ganado y tú, sinvergüenza, pórtate como es debido.
- Ahhhhhh - se quejó el chico - Que si, que sí.
- Además - rió Shikaku - Esta chica sabe cómo defenderse, seguro.
- Vámonos Temari de una vez. Hasta mañana a todos.
- No tengas prisa por bajar - añadió su padre - Aprovecha para llevarla a que vea el bosque y a ver si podéis ver los ciervos.
..."
Le costó vestirse y hasta peinarse y rehacer sus coletas, por no hablar de abrir la cremallera de la tienda y salir a gatas de allí.
- Buenos días, perezosa - la saludó sonriente Shikato al verla salir.
Temari se puso en pie de forma lenta y dolorosa y cerró los ojos, la luz del sol parecía dañarle.
- ¿Qué hora es?
- Más o menos deben ser las 10.
- ¿Las 10? - gritó alarmada - ¿Por qué me has dejado dormir tanto?
- Me daba pena despertarte. Toma, he preparado café.
- Vamos, que tú también hace poco que te has despertado - se sentó a su lado en el suelo y cogió la taza de latón que Shikato le ofrecía.
- ¿Quieres galletas?
- No, gracias - dio un sorbo al café - Vaya, esto está muy dulce ¿no?
- Si, he puesto bastante azúcar, es para tus músculos, seguro que estas bien dolorida. Tomate una de estas pastillas, te harán bien.
- ¿Qué son? - preguntó curiosa al cogerlas.
- No tengas miedo, no voy a envenenarte. Las hacemos en los laboratorios, te ayudarán con esas agujetas.
- ¿Cómo sabes que tienes agujetas?
- Debes tenerlas - sonrió - Ayer trabajaste de lo lindo.
- Pues sí, tienes razón, las tengo, lo reconozco, me duele todo el cuerpo.
Abrió el bote de las pastillas y sacó una que se llevó a la boca. Después de dar otro trago de café miró a Shikato que dibujaba algo en la tierra con una rama.
- ¿No se nos está haciendo muy tarde?
- No, ayer ya trabajaste demasiado y yo también. Normalmente no somos tan brutos, a veces tenemos mucho trabajo pero vamos, creo que trabajamos por ayer y por hoy.
- O sea que lo hiciste a propósito para fastidiarme. Me lo estaba imaginando.
- Lo siento.
- Si es que los hombres sois todos iguales, en cuanto se pone en entredicho vuestra hombría os portáis como... animales, todo porque una mujer no demuestre que os supera.
- De todas formas tengo que llevarte a que veas el bosque, no sería un buen Nara si no lo hiciera y a ver si vemos los ciervos. Esta hora no es muy buena, se pueden ver pero al amanecer es más fácil.
- ¿Por eso me despertaste a esas horas?
Shikato sonrió.
- Si, pero me distraje con otras cosas.
- Ya, no hace falta que me lo cuentes - sonrió también Temari.
- Por cierto, siento si te falté el respeto de alguna forma y lo digo en serio.
- No te preocupes, no lo hiciste. Además después de lo que pasó en casa de tu primo y de cómo me comporté por la noche creo que me he llevado un justo pago. Y... reconozco que el polvo mañanero ha estado muy bien.
Shikato rodó los ojos algo incómodo y Temari rompió a reír.
- ¿He conseguido avergonzarte? Que tierno eres, no me esperaba esa reacción de ti, la verdad. No creo que haya nada de lo que tengamos que avergonzarnos, los dos somos sexualmente activos ¿no? Bueno, tampoco pienses que yo soy muy activa, la verdad es que he tenido muy pocas relaciones, poquísimas, a ver que vas a pensar de mí.
- No pensaba nada, solo que eras una chica apasionada, nunca me plantee que fueras una facilona o algo de eso, si es lo que piensas. Además creo que siempre has dejado muy clara tu forma de pensar, tampoco pienses tú que yo voy por ahí intentando tirarme a cualquier chica que veo.
De pronto la situación parecía haberse puesto incómoda. Ninguno de los dos quería que el otro tuviese una idea equivocada de él.
Temari daba una imagen liberal y hablaba de temas sexuales sin tapujos pero, como ella decía, tampoco había tenido muchas relaciones. En Suna tuvo un novio dulce y tímido pero no terminaron en nada, era más que nada una chiquillada. Luego tuvo el que consideraba su primer novio, un chico guapo y rebelde que fue con el que empezó a tener relaciones pero también resultó un ligón que no dudó en ponerle los cuernos con varias chicas hasta que Temari decidió poner fin a su "noviazgo" dándole una somera patada donde más le dolía.
Salió con algún que otro chico pero no pasaron más allá de besos torpes.
Después de eso decidió pasar de los chicos hasta que conoció a Itachi y aquella atracción la dominó y por supuesto luego pasó lo que pasó con Neji.
Esas eran todas sus relaciones, una más si contaba cuando estuvo saliendo con Shikamaru, pero siempre se olvidaba de contarle porque en esos momentos Shikamaru era lo menos parecido a un novio o una relación, ese chico se pasaba el tiempo entre lloroso y amargado y ella sentía que "ejercía de amiga y consejera" más que otra cosa.
- Creo que lo nuestro deberíamos dejarlo en un empate y abandonar la guerra - comentó Shikato.
- ¿Te rindes entonces?
- Ni hablar, si quieres volvemos a empezar. Oye Temari, no quiero que pienses que...
- Tranquilo que no pienso que sea lo único que quieres de mí, lo hubieras intentado antes.
- No me gustaría que esto afectase a nuestra relación, me gusta salir contigo.
- Yo lo que no quiero es que nuestra relación se base solo en... ya sabes, algo de tipo sexual. He tenido una relación así y no es tan satisfactoria como se piensa.
- Bueno pues entonces podemos tener una relación normal y corriente, como hasta ahora y ya se verá lo que pasará.
- Es muy bonito este bosque - dijo Temari intentando cambiar de tema, la conversación se le antojaba que no llegaba a ningún sitio.
- Es un bosque, como todos los bosques.
- Yo no he estado en muchos bosques, en Suna no hay, todo es bastante árido pero tenemos pequeños lugares muy agradables, como paraísos pequeñitos, tienes que venir un día a Suna, te llevaré a uno.
- Estupendo, entonces ya tenemos cita programada. Voy a fregar estas tazas y nos ponemos a levantar la tienda.
- No se si voy a poder, estoy molida.
- ¿Crees que me vas a dar pena porque seas una chica?
- No, ya se que a ti no te doy pena.
- ¿Te gustaría conocer a mi hermana?
- ¿Tienes una hermana?
- Tengo dos, pero una vive en Tokio, trabaja en televisión.
- ¿Es mayor que tú?
- Las dos son mayores que yo.
- Creí que tú eras el primer nieto de tus abuelos, no se, me pareció que alguna vez lo mencionaste.
- Y lo soy. Mis hermanas son hijas de mi padre y su primera mujer. Mi padre era viudo cuando conoció a mi madre. Lo que son las cosas de la vida, por lo visto de niños siempre estaban juntos y decían que eran novios, luego mi padre se marchó y conoció a su mujer, se casó, tuvo hijas y enviudó, volvió al pueblo, mi abuelo le contrató y al final terminó casándose con la hija del jefe, su novia de la infancia.
- ¿Y no tienes más hermanos? Quiero decir que si tu madre no tuvo más hijos.
- No, dijo que con tres ya tenía más que suficiente. Luego nos vamos a acercar al pueblo y te presento a Tsubaki, te va a encantar, tiene un pequeño restaurante, si quieres comemos allí.
...
Hinata también se había levantado temprano. Estaba de invitada en esa casa y no quería resultar una molestia, además la abuela Chiyo les había dado de comer, de cenar, les había preparado una habitación, que menos que ayudarla un poco y así de paso se distraía.
Estaba algo preocupada por Gaara, siempre le veía con ese gesto grave, sereno, parecía que lo tenía todo controlado pero no, aquellas revelaciones sobre su madre le habían afectado mucho. Además luego estaba el tema de sus hermanos, de Kankuro y Temari, Gaara no había dicho tampoco nada al respecto pero Hinata presentía que ese tema también le preocupaba ¿Qué irían a decir sus hermanos? Es que era todo muy complicado pero ella iba a estar ahí para apoyarle, estaría a su lado y le demostraría lo importante que era para ella.
Entró en la cocina cargando un cubo lleno de agua.
- Aquí tienes abuela - dijo dejándolo en el suelo.
- Muchas gracias, preciosa, eres de una gran ayuda.
- ¿No quiere que la ayude con otra cosa?
- No, ya has hecho suficiente. Anda, busca a Gaara y dile que te lleve a dar una vuelta hasta la hora de la comida.
- Es que creo que está arreglando el tejado con Sasori, por lo visto había goteras.
- Pues dile que lo deje y que te lleve a pasear. Lo único que me faltaba es que Hiashi Hyuuga se enterase de que su hija ha venido aquí a trabajar como criada.
- Pero es que...
- Vamos, vamos, ve y dile a Sakura que venga, que quiero darle unos cuantos consejos sobre mi nieto.
Hinata obedeció, claro, parecía normal que la abuela Chiyo quisiese hablar con la novia de su nieto, como ella misma la llamaba... creyó recordar que Sakura estaba arriba, recogiendo las habitaciones.
Hinata no era una chica curiosa, bueno si, curiosidad tenía, lo que no tenía era afán por cotillear en la vida de los demás. Saber cosas que no debería saber no la hacía sentirse cómoda, ella no servía para los secretos, sobre todo cuando no se los contaban y se enteraba por casualidad, la ponían muy nerviosa porque le parecía que violaba la intimidad del dueño de ese secreto.
Ya bastante tenía con lo de Gaara, que no podía decírselo a nadie, sobretodo porque no estaba bien ir diciendo cosas sin además tener la certeza de lo que decía, así que lo pasaba mal pensando que Neji iba a descubrirla de un momento a otro, por ejemplo.
Al entrar en la habitación que había compartido con Sakura y Konan se encontró con Sakura, sentada en la cama, hablando por el móvil y por lo que escuchaba debía ser con Ino.
- ¿Y Sasuke?... ¡Pero que tonta eres, cerdita! ¡No me interesa saber si estaba guapo o no! - hablaba con un tono bastante alto y como enfadado - ¡Lo que quiero saber es si se portó bien contigo! ¿Fue educado?... ¿Encantador? Vaya, menuda novedad
Sakura parecía bastante ocupada hablando por teléfono, Hinata se quedó parada mirándola y sin atreverse a interrumpir la conversación.
Fue Sakura la que la vio y apartó el móvil de su oído.
- Perdona Hinata, es que he llamado a Ino para saber cómo le ha ido la cita.
- Ah, claro.
- Espera un momento Ino - gruñó al teléfono - Ahora mismo me pongo con la habitación, Hinata.
- Mientras voy a la de los chicos.
- Genial. Ahora te ayudo... ¿Ino? Si, es que estaba hablando con Hinata.
Sakura se levantó de la cama y cuando vio a Hinata salir de la habitación se acercó la puerta para cerrarla.
- Ino, Ino... es que tengo un problema.
- ¿Qué te mueres de envidia, frentona? - oyó al otro lado del auricular.
- No Ino, de verdad que tengo un problema - repitió con voz nerviosa.
- Está bien ¿Qué te pasa?
- Es que he cometido un error.
- ¿Un error? ¿Has mezclado la ropa blanca con la de color o algo así? - escuchó reír a su amiga.
- Ino que es en serio, te lo digo de verdad, estoy muy apurada, estoy pasándolo muy mal.
- ¿Es que la abuela de Sasori es una bruja llena de verrugas o algo así?
- No, que va, la abuela Chiyo es encantadora.
- ¿Te has tirado un pedo delante de Sasori?
- ¡Ino! - gritó - Desde luego que no sé por qué te cuento nada, yo contaba contigo pero eres... imposible.
- Venga, no te enfades. Es que conociéndote lo tuyo puede ser cualquier tontería.
- Pues no, no es ninguna tontería, es algo muy grave.
- A ver, frentona, cuéntame que es eso tan grave.
- Ayer fui con Sasori a dar una vuelta por los alrededores.
- Ajá.
- Es que la casa está en la montaña, así como en un sitio muy bonito.
- Estupendo, continúa con lo que pasó porque algo tuvo que pasar para que te pusieses tan nerviosa.
- Es que... Sasori y yo... es que...
- ¿Es que qué? ¡Dilo de una vez!
- Es que... lo hicimos.
- ¿El qué?
- Pues ya sabes el qué - habló entre dientes.
- ¿Cómo? - gritó Ino tan fuerte que Sakura pensó que le había dañado el tímpano - ¿Pero tú estás segura?
- Si, estoy segura - contestó bastante enfadada.
- ¡No me lo puedo creer! ¡Pero si tú eres una mojigata, una estrecha, una reprimida, una...
- ¡Vale ya!
- ¿Pero cómo fue?
- ¡Y yo que se! Empezamos a besarnos y una cosa llevó a la otra y yo no quería parecer una estrecha, ni una mojigata, ni una reprimida y como me gustaba pues seguí ¡No lo se! Es que Sasori siempre parece que quiere más y yo siempre le digo que no y... ¡Ino deja de reírte!
- ¿Es que habías bebido?
- No, no había bebido. Solo decidí que... ¡Ya se que soy tonta!
- Ah no, si yo no digo que seas tonta, a mí eso me da igual. Solo espero que tomaseis precauciones.
- Pues ese es el problema.
- ¿Qué lo hicisteis sin condón? Tía ¿Tú estás tonta? ¡Que te puede pegar cualquier enfermedad!
- No, si preservativo usamos.
- Ah, que susto me habías dado.
- Pero es que se rompió.
- ¿Cómo que se rompió?
- Que se rompió, tía, que se rompió, que yo que se, lo mismo lo tenía caducado o no se, pero se rajó.
- Tía, tu eres una pupas, no me lo puedo creer, tu poner un circo y te crecen los enanos.
- ¿Qué hago Ino? Estoy acojonadita.
- Bueno, no te pongas nerviosa, todo tiene solución. Recuerda que existe la píldora del día después.
- Si, eso ya lo he pensado pero ¿Tú sabes cuándo se tiene que tomar?
- Pues yo que se, supongo que lo antes posible.
- Yo creo que una vez escuché que se puede tomar hasta 72 horas después.
- Pues mira, no se qué decirte.
- Es que aquí no hay nada.
- Bueno pues mañana yo te acompaño a un hospital o un centro de esos de planificación familiar.
Hinata abrió la puerta sin llamar. Había oído a Sakura gritar pero no le había dado mucha importancia, Sakura e Ino eran mucho de hablar entre ellas gritos. Tampoco se le ocurrió que Sakura estuviese teniendo una conversación privada, además ella estaba pensando en sus cosas, así que simplemente abrió y entró.
- Vale - decía Sakura llorando - Que si, que si, que ya me calmo... luego te llamo - colgó el móvil - Hola Hinata. ¿En que te ayudo?
- ¿Te pasa algo malo, Sakura?
- No, no me pasa nada... es que Ino me preocupa y...
- ¿Te... te puedo ayudar en algo?
- Es que tengo un pequeño problema y me he puesto nerviosa, pero no pasa nada, no pasa nada.
- Vale, de todas formas si necesitas algo pues...
- Si, muchas gracias Hinata.
- Bueno yo... voy a irme a dar una vuelta con Gaara, que venía a decirte que la abuela Chiyo dice que quiere hablar contigo.
- ¿Conmigo?
- Si, eso ha dicho ¿Te encuentras bien? Estás muy pálida.
- Si, sí, estoy bien, estoy bien. Voy a ver a la abuela Chiyo.
Bajó a la cocina, allí no había nadie. Se asomó por la ventana y vio a Konan y Pain fuera, incluso les oía hablar y reírse.
Salió fuera y vio que Konan y Pain parecían estar arreglando una moto.
- Hola ¿Habéis visto a la abuela Chiyo?
- Si - contestó Konan - Ha ido a recoger huevos, creo.
- Si, es eso, ha dicho que iba a recoger huevos. No tardará en volver.
- Ah... ¿Qué hacéis?
- Ponemos a punto la moto de Sasori - respondió Pain.
- ¿Esta moto es de Sasori?
- Si, la abuela Chiyo se la regaló para su cumpleaños y nunca la ha usado, así que estaba dándole un repasito. Es una gran moto, me encanta.
- No sabía que Sasori sabía conducir motos - reflexionó Sakura.
- Yo creo que nunca lo ha hecho - aclaró Konan - A Sasori no le gustan los vehículos.
- ¿Y eso?
- Por lo de sus padres, ya sabes que murieron en un accidente, creo que se ha quedado algo traumatizado.
- Pero a mí me ha dado permiso para probar la moto - afirmó Pain - Así que vamos a ver como se porta esta pequeñita.
Pain subió a la moto y la arrancó. Konan dio unas exclamaciones de alegría y Sakura observó como el chico había un gesto de aprobación con la mano y al momento se alejaba de allí.
- ¿No debería haberse puesto el casco?
- No creo que vaya muy lejos.
- Aun así... Oye Konan ¿Tu teléfono tiene conexión a internet, verdad?
- Pues, sí que la tiene.
- ¿Me lo puedes dejar un momento? Es que tengo que consultar una cosa muy urgente. Luego te pago la llamada.
- Serás tonta... anda toma - lo sacó de su bolsillo y se lo ofreció.
- Gracias.
- ¿Sabes utilizarlo?
- Si, creo que sí, es como el de Ino, a veces me lo ha dejado.
Nerviosa, Sakura fue directa al icono de la conexión a internet y al buscador. Necesitaba saber con certeza el tiempo que tenía para tomarse la condenada pastilla.
- Ah, Sakura - dijo la abuela Chiyo acercándose con una cesta de huevos - Ya estás aquí ¿Y Pain?
- Ha ido a probar la moto de Sasori.
- Ven Sakura, que quiero enseñarte una cosa.
- Ya voy.
Sakura leía ansiosa los párrafos que se veían en el monitor, centrándose en la información que más le interesaba.
"Se puede tomar hasta un máximo de 72 horas después del coito... Eficacia de un 90% que va disminuyendo según pasan las horas hasta un 60%..." leyó de prisa y corriendo.
El ruido cada vez más cercano de la moto le indicó que Pain ya regresaba.
- Toma Konan, muchas gracias.
- ¿Ya está?
- Si, si, muchas gracias.
Sakura entró en la casa y Konan se acercó a Pain que acababa de terminar su paseo.
- Va de pu*a madre - decía el chico.
Konan iba a guardar su móvil cuando vio que la página que había visitado Sakura se había quedado abierta en un cuadrito en la parte inferior de la pantalla, seguramente que Sakura no sabía cómo cerrar el navegador.
Tampoco le interesaba para nada lo que Sakura había estado buscando pero no pudo evitar que le llamase la atención.
- "Píldora del día después" - leyó incrédula - ¿Pero...?