viernes, 5 de septiembre de 2014

154. Una sombra del pasado

La comida en casa de los Hyuuga había sido de lo más normal, salvo porque Hinata no estaba allí.
Hikaru Hyuuga miraba a su marido comer en silencio, como siempre lo hacía. Frente a él estaba sentado su sobrino Neji, también comiendo en silencio. El único ruido que se oía en el comedor de los Hyuuga era el de los cubiertos y el que hacía Hanabi aburrida golpeando con un palillo uno de los vasos.
- Hanabi, compórtate - le advirtió su padre.
- Lo siento - dijo soltando el palillo - Es que esto es muy aburrido ¿Podemos encender la tele?
- Estamos comiendo, sabes que no se ve la televisión mientras comemos.
- Pues podíais hablar de algo.
- ¿Qué tal le estará yendo a Hinata? - comentó Hikaru tratando de animar la comida.
- Seguro que bien. La señora Chiyo sabrá cuidarla.
- Tampoco tiene que cuidarla tanto - añadió Hikaru - Hinata no es tan inútil como piensas.
- Hinata es aún una niña, ella se cree muy mayor pero aún es una niña, aunque el Sabaku que la acompaña parece tener los pies en la tierra. Su padre era un paranoico pero él parece muy sensato a pesar de su edad.
Hikaru suspiró, iba a ser inútil tratar de discutir con su marido, así que era mejor no gastar energías. Miró a Neji que seguís comiendo en silencio mientras se preguntaba en qué momento sacaría su marido el tema que a ella le interesaba.
Estaba claro que en la comida no iba a ser. Quizás Hiashi esperaba a que no estuviese Hanabi, no era muy dado a tratar temas de ese tipo delante de sus hijas y menos de Hanabi.
Así que esperó pacientemente a que terminase la comida y llegasen los amigos de Hanabi para buscarla.
- Neji - se dirigió a él Hiashi - ¿Te vas a ir ya?
- No, ahora mismo no.
- ¿Entonces tienes un momento para hablar con nosotros?
- Sí, claro.
- Bien, vamos al salón.
Neji entró al salón y se sentó en el sofá mirando a sus tíos con expectación aunque exteriormente su rostro no reflejaba ningún tipo de curiosidad, simplemente era el mismo de siempre.
- Neji - habló muy serio Hiashi - ¿Estás bien con nosotros?
- Sí, estoy bien aquí.
Era cierto, ya se sentía parte de la familia y quizás había influido mucho toda la paciencia y el cariño que su tía le había dado.
Hikaru Hyuuga quería muchísimo a Neji, le quería tanto como a sus hijas, para ella Neji era su hijo, le había criado desde que tenía 4 años y era su madre, así lo sentía.
- Ya sabes que aquí tienes tu familia y te consideramos parte de ella - dijo decidido Hikaru.
- Si tía, ya lo sé y os estoy muy agradecido por todo lo que me habéis cuidado y por la educación que me habéis dado.
- ¡No digas tonterías! No hemos hecho por tú nada diferente que no hiciéramos por Hanabi o Hinata.
- Por eso, tía, por eso.
- Supongo que sabes que tu tía y yo hemos estado valorando el adoptarte - intervino Hiashi.
- No, no lo sabía.
- Pues sí, es algo que hemos estado hablando.
- Entonces yo sería tu hijo.
- Y cómo eres mayor pasarías a ser el heredero.
- Pero eso no sería justo para Hinata, ella es tu primogénita y la que debe ser la heredera.
- Si, ese tema ya lo hemos hablado bastante - añadió su tía.
- Hemos llegado a la conclusión de que Hinata debe demostrar que puede ser la heredera de los Hyuuga - comentó Hiashi.
- Pero ahora no vamos a discutir ese tema, solo queremos que lo tengas en cuenta y que sepas que te queremos mucho. Se trata de otra cosa - le cortó su mujer, si volvían a empezar a discutir sobre si Hinata se merecía o no demostrar que era la heredera terminarían por no hablar de lo que tenían que hablar.
- ¿Qué recuerdas de tus padres? - le interrogó Hiashi.
- Pues no mucho, era muy pequeño cuando tuvieron ese accidente.
- Ese accidente en el que tenía que haber muerto yo - reflexionó Hiashi - Ya sabes que era un viaje de negocios, tenía que ir yo pero se empeñó en ir él... dijo que iba a ser como una nueva luna de miel - suspiró con pena - Tu madre estaba embarazada y le apetecía tanto...
Los padres de Neji habían muerto en un accidente de avión, volaban de regreso de un viaje medio de negocios, medio de placer, en uno de los aviones privados cuando les cogió una tormenta y se estrellaron. Durante años Neji estuvo convencido de que era su tío el que tenía que haber muerto y no sus padres, esa era otra de las razones por las cuales odiaba tanto a Hinata y a la vida que le había tocado vivir.
Hikaru sintió pena al recordar lo mal que lo había pasado Neji, su pequeño sobrino, su niño. Tanto rencor guardado dentro de él y que no era capaz de expresar con palabras, solo con esa forma de ser huraña y arisca.
Tras un incómodo silencio Hiashi levantó la vista y miró directamente a su sobrino.
- Cuando tus padres murieron yo me sentí muy culpable, además eras el hijo de mi hermano, de mi hermano gemelo y tanto tu tía como yo te queríamos mucho, así que tomé la decisión de hacerme cargo de ti.
- No solo hacernos cargo de ti - interrumpió Hikaru - si no que queríamos darte todo el cariño que sentíamos y ofrecerte una familia, queríamos ser más que unos tíos para ti, no queríamos sustituir a tus padres pero esperábamos que hicieras un hueco en tu corazón para nosotros. Que te quedaras con nosotros no fue un acto de caridad, ni de obligación, nosotros te queríamos mucho.
- Nunca quisimos ser prepotentes, ni conseguir el perdón de nadie, tampoco lo hicimos por el honor familiar o algo de eso.
- Tampoco fuimos los únicos que quisimos hacernos cargo de ti. Conseguir tu custodia no fue nada fácil.
- Mis padres, tus abuelos, también querían hacerse cargo de ti, pero comprendieron que ellos eran mayores, nosotros teníamos a Hinata y el ambiente que te ofrecíamos parecía más adecuado para un niño de tu edad. No se trataba de nuestra posición, en realidad pensamos en ti aunque también influyó.
- Sobretodo influyó con... tus otros abuelos y el resto de tu familia. Nosotros queríamos hacernos cargo de ti pero la familia de tu madre quería llevarte con ellos, decían que donde mejor estarías era en el hogar natal de tu madre.
- Fueron unas negociaciones muy duras. Tú no lo recuerdas pero durante unos meses se hizo cargo de ti el estado. Al final un tribunal dictaminó que nosotros podríamos darte la mejor educación.
- Y también amor - añadió su tía - No olvides que nosotros te queremos mucho.
- ¿Qué me queréis decir con esto? - preguntó confundido Neji - ¿Por qué me lo contáis ahora?
- El tribunal estimó que nosotros éramos los más apropiados pero que una vez que tuvieses suficiente uso de razón debíamos dejarte la opción de decidir con quién querías vivir - sentenció Hiashi.
- No te hemos dicho nada hasta ahora porque tus abuelos maternos... - comenzó a hablar nerviosa su tía - bueno ellos ya sabes que no viven aquí.
- Si, siempre ha sabido que mi madre era china y que mi familia vivía allí y que por eso no podían venir a visitarme, el viaje es largo y no aceptaban vuestra ayuda, pero siempre me enviaban una carta para mi cumpleaños.
- Pero ahora quieren... que vayas a vivir con ellos.
- Pero ¿Ahora? Quiero decir es que ahora soy adulto y...
- Exigen que vayas a vivir con ellos - confirmó Hiashi - O al menos que pases allí los años que quedan hasta que cumplas 21 años.
- ¿Por qué? Quiero decir que he vivido todos estos años aquí y ¿Ahora de pronto me quieren allí?
- Eres su familia después de todo.
- Pero yo ya estoy acostumbrado a vivir aquí, aquí tengo mi vida, mis amigos, estoy estudiando aquí - habló Neji contrariado.
- No te preocupes, ya hemos contratado unos abogados. Sabemos que irte con ellos depende de ti, es decisión tuya, pero creemos que debes terminar tus estudios aquí, además tú tienes un buen expediente académico y tu familia materna no puede ofrecerte los estudios que deseas, eso pone las cosas a nuestro favor. Sabemos que no va a haber problema pero también creemos que deberías ir a visitarlos, conocerlos.
- Entendemos - continuó su tía - Que ellos deseen conocerte, eres el hijo de su hija, es normal que...
- Entiendo, queréis que vaya a visitarlos.
- Si, creemos que es lo más oportuno, que vean que no te vas a distanciar de tu familia, que te conozcan, que vean en la persona que te has convertido y que ellos mismos se den cuenta de que no te hemos criado mal - las lágrimas comenzaron a fluir por la cara de su tía.
- No llores Hikaru - pareció reprocharle Hiashi - No va a servir de nada, Neji es inteligente y razonable, no va a echar a perder todo su futuro para irse a vivir a un pueblo perdido. Creemos que las vacaciones de invierno son un buen momento para que hagas ese viaje.
- ¿Esa decisión es opcional?
- No, por eso te lo decimos con tiempo. Si queremos que tus abuelos sean razonables debemos también ceder en algo. Irás a pasar allí unos días. Entiende que esto es por tu bien, es tu familia y tienen derecho a conocerte. Nosotros podríamos alegar muchas razones por las cuales debes quedarte aquí y ganaríamos pero tienes derecho a conocerlos y son la mitad de tus raíces... un Hyuuga no reniega de sus raíces, sean las que sean.
Neji se había quedado de lo más confundido. En realidad no comprendía nada de nada, de pronto, sus abuelos, a los que no había visto desde hacía más de 10 años le reclamaban... la verdad es que siempre se había preguntado cómo era esa parte de su familia que no conocía.
...
Después de la comida Kushina hablaba animada con Mito, Tsunade y Kaoru, la madre de Ayesa aunque no dejaba de observar a Itachi y a Ayesa. Ella conocía la historia de estos dos, la conocía desde varios puntos de vista. Conocía el punto de vista de Mikoto, la madre de Itachi, por algo era su mejor amiga, así que sabía lo mal que esta lo había pasado con todo ese asunto y lo que había sufrido por su hijo. Mikoto le contó que había visto llorar a Itachi de rabia e impotencia al sentir que no podía hacer con su vida lo que él deseaba y no solo eso, se sentía solo e incomprendido por todo el mundo. El peor momento fue cuando tuvo que enfrentarse a Shisui, su amigo de toda la vida, dolidos los dos el uno con el otro y acusándose ambos de traidores. Harto de todo Itachi se enfrentó a su padre negándose a seguir el camino que se suponía debía seguir, negándose a obedecerle, negándose a ser más un Uchiha si eso conllevaba ignorar los sentimientos de tu propia familia. Le habían gritado y acusado de traidor a él ¿y por qué? solo porque era amigo de una Senju, eso era la cosa más ridícula del mundo.
Kushina fue testigo del dolor de Mikoto al ver como perdía a su hijo, como su niño dejaba de serlo, como entre padre e hijo se creaba una gran barrera de reproches. Según Fugaku, Itachi había fallado a la familia y según Itachi la familia le había fallado a él.
Kushina también conocía el punto de vista de Mito Uzumaki, ella intentó poner un poco de orden en todo aquel caos pero fue imposible, sobre todo cuando el propio Madara Uchiha tomó cartas en el asunto y fue a hablar con Hashirama para advertirle que mantuviese a su nieta y sus malas artes alejada de los Uchiha.
Aquello parecía una tontería pero terminó en acusaciones de las dos partes. Los Senju acusaron a Itachi de pederastia y abuso de menores puesto que Ayesa solo tenía 15 años. Fue la gota que colmó el vaso para los Uchiha, Madara no necesitaba mucha provocación para estallar.
Una cosa tan sencilla como la amistad entre unos adolescentes se había convertido en algo histriónico que además había perdido todo su sentido, porque allí ya no se hablaba ni de Itachi, ni de Ayesa, ni de sus sentimientos, allí solo se hablaba de orgullo y soberbia.
Y ahora Kushina los veía allí, sentados el uno al lado del otro y actuando como si no hubiese sucedido nada de nada, aunque lo más sospechoso y lo que más intrigada tenía a Kushina era el hecho de que ahora los Senju y los Uchiha, después de todo aquel odio que parecían tenerse, ahora querían emparentar y unir las familias... si eso no era para ponerse a darles capones no lo era nada ¿Que había pasado? ¿El mundo se había vuelto del revés? ¿Que "cosa" tan increíble había pasado para que las cosas ahora estuviesen tan distintas?
- Te veo distraída, Kushina - llamó su atención Mito.
- Sí, estoy algo preocupada por varias cosas.
- ¿Es por Naruto? - intervino Tsunade.
- Entre otras cosas. Este hijo mío tiene un corazón enorme y no piensa en las consecuencias de nada de lo que hace.
- La verdad Kushina, he intentado razonar con el consejo de administración del instituto, de veras que lo he intentado.
- Seguro que si lo has hecho, no lo dudo, ttebane.
- Pero son una panda de viejos carcamales, encabezados por Danzo, que parece tener ganas de despedirme.
- ¿Todavía está Danzo dando guerra por el instituto? - se interesó Mito.
- Todavía y por desgracia tiene mucha influencia. Lo siento Kushina, de verdad que hice todo lo que pude.
- ¿Qué ocurre? ¿Es que van a expulsar a Naruto del instituto?
- ¿Qué ha hecho Naruto para que le expulsen? - habló Mito sin dejar contestar a Tsunade.
- Golpeó a Jiraiya - contestó Kushina.
- Pero fue sin querer, fue un accidente - explicó Tsunade - Naruto no quería golpear a Jiraiya, él se metió en medio de la discusión.
- Pero Naruto estaba peleándose con otro alumno - dio con voz deprimida Kushina - Siempre le pasa, no piensa en lo que hace, dattebane.
- Naruto no hizo nada malo, fue impulsivo, cierto, pero él solo se dejó llevar por...
- Por lo que fuera, debía haber pensado antes de actuar. Dime ¿Le van a expulsar?
- Era lo que quería Danzo pero conseguí que no fuera una expulsión definitiva. Solo temporal.
- ¿Temporal? ¿Por cuánto tiempo?
Tsunade suspiró.
- Tres meses.
- ¿Tres meses? - se alarmó Kushina - ¡Pero eso va a ser horrible, dattebane! ¡Tres meses!
- He conseguido que la sanción empiece ahora en Noviembre.
- ¿En Noviembre? ¡Pero Noviembre empieza la semana que viene!
- Lo sé, pero así le pillarán las vacaciones de invierno y no perderá tanto.
- Pero cuando regrese será ya Febrero, a punto de los exámenes finales y Naruto no va excesivamente bien... ¿Pero cómo puede ser que le pongan una sanción tan dura, ttebane? - sin darse cuenta Kushina había alzado la voz llamando la atención de todo el mundo.
- Cálmate Kushina - habló la madre de Ayesa - Yo conozco a alguien que puede ayudarte, fue profesora de Ayesa, es muy profesional, puede ayudar a tu hijo esos tres meses.
Pero Kushina no parecía estar atendiendo a nada, miraba furiosa a Naruto ¿Cómo podía ser que su hijo siempre se metiera en líos?
Naruto sintió algo clavándose en su nuca y casi le dio miedo girarse, estaba seguro de que eso que sentía eran los ojos de su madre ¿Qué habría hecho ahora? Y es que cuando Kushina se enfurecía daba miedo, mucho miedo.

...
- Entonces hacemos eso ¿vale? - preguntaba entusiasmada Sumire - Ahora Ten-Ten y yo vamos y compramos patatas y refrescos y veréis que bien nos lo pasamos.
- ¿De veras quieres pasar la tarde del domingo metida aquí? - cuestionaba Kankuro.
- Anda di, jugando al Trivial, a mí me apetece mucho - respondía con gesto mohíno Sumire - ¿Es que te molesta?
- No, para nada. Voy a sacar el Trivial, también tengo el Risk ¿No os apetece jugar al Risk?
- Bueno yo creo que me voy a ir - decía Matsuri.
- ¿Te vas a ir ahora que empieza lo bueno? - se quejó Sumire - Anda, no, quedate.
- Si, venga quédate - insistía también Lee - Ten-Ten ¿Has llamado a Neji?
- Si, ya le he llamado, dice que si va a venir.
- ¡Bien! - Lee hizo un ostentoso gesto - Si jugamos por equipo yo me pido con Shiho, que sabe de todo.
- No te creas que se de todo - advertía la chica.
- A mí no me apetece jugar - se quejó Kiba - ¿Y si nos apostamos algo?
- Ya estamos con las apuestas - gruñó Ten-Ten - ¿Es que no podemos jugar a lo que sea sin tener que aportar algo?
- O si queréis podemos contar historias de miedo - propuso Sumire.
- ¿Eso no se hace por la noche? - sonrió Sai a la chica.
- ¿Si, verdad? - le devolvió la sonrisa Sumire - Así somos más originales.
- ¿Puedo llamar a una amiga? - preguntó de pronto Kimimaro - Es que creo que le va a venir muy bien, sois un grupo divertido.
- Sí, claro que si - respondió Sumire - ¿A que si Kankuro?
- Si, ya uno más que más da.
- Aunque la verdad, no sé si va a querer venir - añadió Kimimaro.
- Bueno tu inténtalo - le animó Lee.
- A lo mejor estamos molestando a Kankuro - comentó Shiho mirando al mencionado.
- No, no me molestáis ¿Entonces a qué jugamos?
- ¿Y si jugamos a la botella? - propuso Kiba.
- ¡Kiba! No empieces a comportarte como un crio.
- ¿Y si jugamos a "verdad, atrevimiento o reto"? - se entusiasmó Sumire - Digo, mientras esperamos a Neji y a la amiga de Kimimaro, es un juego entretenido ¿Eh? Y no me digáis que somos muy mayores que eso sí que es una tontería, anda, vamos a jugar. Venga sí.
- La verdad es que puede ser divertido - afirmó Ten-Ten.
- ¿Tú quieres jugar a eso? - la miró extrañada Kiba - ¿No vas a gritar que estamos locos?
- ¿Desde cuándo he hecho yo algo así?
- Tú nunca has jugado a eso.
- Que tu sepas, cachorro. Yo he jugado a muchas cosas.
- Si la que da capones cuando se sugiere algún juego de esos es Jisei, no Ten-Ten - habló Kankuro tocándose la cabeza como recordando alguno de esos capones.
- Y la que siempre decía que no era Akane - añadió Sai.
- Anda, pues es verdad - rió Sumire - Pues entonces jugamos. Vamos a sentarnos en círculo en el suelo ¿vale?
Apartaron algunos muebles que les molestaban y así lo hicieron.
- ¿A ti te da vergüenza? - preguntó Lee a Shiho - Porque si te da vergüenza podemos decir que nos vamos.
- No, no me da vergüenza, la verdad es que siempre he querido jugar a uno de estos juegos.
- ¿No has jugado nunca? - intervino en la conversación Ten-Ten.
- No, fíjate que cosas, a mis amigas nunca les llamó la atención.
- Claro, si erais solo chicas es más aburrido - comentó Lee.
- ¿Y tú Matsuri? - se dirigió a ella Ten-Ten - No te preocupes, no hace falta que beses a nadie, siempre puedes pedir verdad.
- Empezamos - dijo en voz alta Sumire - ¿Cómo lo hacemos? ¿Con prendas?
- Es lo suyo ¿no? - contestó Kiba - Anda Kanky, trae una bolsa o algo.
- Ah, que emocionante - decía Sumire mientras veía a Kankuro levantarse - Venga María, no te pongas nerviosa.
- Perdona ¿Que has dicho? - la interrogó Kiba.
- Ah, he hablado conmigo misma, es una manía que tengo.
- ¿Pero cómo te has llamado?
- María, cuando hablo conmigo misma me llamo así para no confundirme ¿Es raro que hable conmigo misma?
- No, en ti no es raro - dio Ten-Ten - Lo raro es que te llames con otro nombre.
- Ah es que María es mi nombre, me llamo Maria Sumire Saewanaguchi Hurtado.
- ¿María Sumire? - se extrañó Shiho.
- Si, como las galletas, es el nombre de mi abuelita española.
- ¿Que galletas? - preguntó ahora Lee.
- Las galletas maría ¿no las conocéis? Bueno pues como la virgen María ¿Conocéis a la virgen María, no? Es que la mamá de mi madre es muy cristiana, todos los sábados va a misa y dijo que Sumire no era un nombre cristiano y entonces me pusieron el María delante ¿Alguno de vosotros sois cristianos?
- Nosotros somos budistas - contestó Kankuro sentándose y dejando una bolsa de color verde en el suelo - Venga, meter una prenda dentro.
- Nosotros somos sintoístas - declaró Kiba.
- Yo también - añadió Shiho - ¿Y tú, Lee?
- Mi familia también es budista.
- La mía también - dijo Kimimaro.
- Y la mía - añadió Sai.
- ¿Soy yo la única cristiana? ¿Y tú Matsuri?
- Budista también.
- ¿Y tú Ten-Ten?
- Mi familia tiene una religión muy tradicional, creemos en los ancestros y en que estos nos protegen y esas cosas, ya sabéis como en la película "Mulan".
- ¡Ah que tú eres china! - gritó de pronto Sumire.
- Si, pero ellos ya lo saben, no hace falta que lo grites.
- Es que no me acordaba ¿Ya ha metido todo el mundo sus prendas? ¿Quién las saca?
- Tu misma.
- Vale, yo la saco - metió la mano en la bolsa - ¿De quién es este reloj?
- Es mío - contestó Sai.
- Vale Sai, elige "verdad, atrevimiento o beso" - propuso Ten-Ten.
Sai miró a todo el mundo que a su vez le miraba expectante.
- Verdad.
- Vale - habló de nuevo Ten-Ten - A ver qué te preguntamos a ti...
- Espera - interrumpió Kankuro - Yo tengo una pregunta y recuerda que tienes que decir la verdad ¿Sientes interés por alguna de las chicas que está ahora mismo aquí?
Sai volvió a mirar a sus compañeros, estaba convencido de que todos pensaban que a él no le interesaban las chicas, o quizás es que empezaba a ser demasiado paranoico con aquel tema, de cualquier forma esa pregunta seguro que era alguna indirecta para saber si él era homosexual o no?
- Si - sonrió y miró directamente a Sumire - Hay una chica aquí que me interesa.
...
Shikamaru acababa de tumbarse en el futón al lado de una Akane dormida, la chica se había quitado el vestido para que no se le arrugase y se había puesto una camiseta vieja de Shikamaru que había encontrado. Shikamaru la observó unos segundos, que cabezota que era, lo que le había costado a Maron y a su padre convencerla de que se echara la siesta.
Por supuesto después de comer Akane quería ocuparse de todo, recoger y fregar los platos, realmente esa chica tenía un grave problema, no sabía estarse quieta, sería la costumbre de tener que ocuparse ella de todo, además rápidamente, todo lo hacía muy deprisa, a Shikamaru le agotaba solo el hecho de verla y por supuesto era incapaz de seguirle el ritmo, así que siempre terminaban discutiendo, ella diciéndole que era un lento y él quejándose de las prisas de la chica.
En esta ocasión, quizás porque estaba su padre ahí, Akane estaba más empeñada que nunca en hacer ella las cosas, como si tuviera que demostrar algo, pero, también estaba Maron y esta se puso más cabezota aún si cabe que ella. Según Maron una embarazada debía echarse la siesta y descansar, sobretodo Akane que estaba embarazada de mellizos, lo cual era una carga extra para su cuerpo y sin contar con que su embarazo ya de por si era delicado.
No solo Maron insistió en la siesta, su padre y sus hermanos también se pusieron de su parte. Entre todos recogerían y se marcharían y Akane se echaría la siesta, porque además tanto jaleo no le estaba haciendo bien.
Hombre, Akane era cabezota pero discutir con Maron, su padre y cuatro hermanos ya era demasiado. Le dio pena despedirse tan pronto de sus hermanos, incluso su padre se llevó a Kenta y dijo que se lo devolvería a su madre, pero Ginta le prometió que iba a ir a menudo a su casa y que si podía llevaría a Kenta, Takato lloró al separarse de su hermana pero Yusuke y él prometieron también ir de vez en cuando, es más, amenazaron con ir con todos los bellotas, además Akane no tenía prohibido ir a casa de su padre, ella podía ir siempre que quisiese, eso sí, de visita, nada de trabajar.
Y por fin se había quedado dormida, en realidad estaba agotada y a penas se acostó cayó como un tronco.
Shikamaru cerró los ojos, él también se echaría una siesta, pocas cosas había mejor que tumbarse sintiendo como todo estaba bien, disfrutar de esa tranquilidad y echarse una siesta.
Apenas acababa de cerrar los ojos cuando el timbre sonó de forma molesta. Akane se rebulló.
- Chist - susurró cerca de su oído - Tú sigue durmiendo, yo me ocupo.
¿Quién sería a esas horas? Quizás alguno de sus amigos. Shikamaru se levantó, se estiró y bostezó mientras se dirigía a la puerta, desde luego que quien fuera había llegado justo para interrumpir una de sus actividades favoritas.
- Hombre Ino - dijo al abrir la puerta y ver a su rubia amiga allí - ¿Qué te trae por aquí?
- Shikamaru necesito tu ayuda. Eres el chico más listo que conozco, por favor, tienes que aconsejarme.
Shikamaru la miró frunciendo el ceño y volvió a bostezar.
- ¿Algún problema con el Uchiha?
- ¿Con Sasuke? No, ninguno, es... otra cosa.
- Mendokusei... bueno, pasa.
- ¿Y Akane?
- Está durmiendo la siesta, así que procura mantener tus estridentes gritos a un volumen bajo ¿Quieres tomar algo?
- No, gracias, no puedo tomar nada, estoy muy nerviosa.
- Pues yo con tu permiso voy a tomar un café, me estaba quedando dormido. Vamos a la cocina.
- Cuando no.
- A ver, que es lo que te pasa - dijo mientras se echaba café en una de las tazas y pensaba que cualquier tontería, Ino era así, una exagerada para todo.
- Es que he metido la pata por mi enorme bocaza y me he metido en un lio. Tienes la coleta un poco deshecha.
- Ahhh... - se sentó frente a Ino, dejó la taza encima de la mesa y se deshizo la coleta, enganchando el coletero en su muñeca - Te escucho.
- Es que he hablado de lo que no debía y todo se ha liado un poco.
Ino relató a Shikamaru lo que había sucedido tratando de evitar mencionar a Sakura, lo cual resultó bastante inútil y no tardó en darse cuenta de ello, ya que si Stella y Kikyo habían descubierto que se trataba de Sakura, Shikamaru lo averiguaría más fácilmente, como sucedió.
- Vaya con Sakura - comentó y dio un sorbo al café - No me esperaba eso de ella.
- Yo no he mencionado a Sakura.
- Ni falta que hace ¿Quién iba a ser si no? ¿Hinata? Y supongo que ahora lo que quieres es que te consiga yo la condenada pastillita.
- No, no es eso, lo que quiero es que me aconsejes que hago. Es que necesito hablar con alguien, estoy... hecha un lio.
- ¿Qué te ha dicho Sakura?
- Ella dice que si, que coja la pastilla pero es que ella no sabe que nos podemos meter en problemas.
- ¿Tú crees que os vais a meter en problemas?
- Es que no sé, no sé qué puede hacer Tobi.
- Tú ya le has pedido pastillas a Tobi otras veces ¿no?- preguntó en todo aburrido.
- Si, pero... tengo aquí una cosa en el estómago...
- ¿Ino? Anda ¿Desde cuando estás aquí? - habló de improviso Akane desde la puerta de la cocina.
- ¿Ya has descansado? - se interesó Shikamaru.
- Me pareció haber oído el timbre de la puerta.
- Hola Akane - la saludó Ino - Perdona, no quería molestarte.
- No, si no me molestas ¿Es que ha pasado algo?
- Ino tiene un pequeño problema - indicó Shikamaru.
- ¿Por qué? ¿Qué pasa?
Ino se mordió el labio inferior, al final demasiadas personas iban a enterarse del "problema" de Sakura.
- Ya sabes Ino que siempre es mejor decir la verdad, además a Akane puedes contárselo, pese a ser una cotilla no va a ir a contárselo a nadie y menos algo como eso, está muy concienciada.
- ¿Qué es lo que ha pasado? - se preocupó Akane.
E Ino volvió a contar la misma historia, la llamada de Sakura, su falta de cuidado al hablar con Stella y Kikyo y la implicación de Tobi en el asunto.
- Ah pues no - dio muy resuelta Akane - No tenéis que pedirle nada a Tobi, no sabemos que puede pedir a cambio.
- Si ya lo sé, todo es culpa mía y de mi manía de hablar demasiado. Por eso he venido a hablar con Shikamaru, para que él me aconsejase que hacer, yo quiero ayudar a Sakura.
- Y tienes que ayudarla, ay pobre Sakura, que mal lo tiene que estar pasando... no, no, no... no puede ser que a ella le pase lo mismo que a mí, no... pobrecita... tenemos que ayudarla Shikamaru.
- ¿Y qué quieres que yo haga?
- Tu padre tiene una farmacia ¿No puedes comprar esas pastillas? No te digo que las robes, Sakura nos las pagará, seguro.
- Mi padre tiene una farmacia si, pero no un suministro de condones, pastillas del día después, anfetaminas ni cosas por el estilo.
- ¡Pero si te digo que Sakura nos las va a pagar!
- Para esas pastillas se necesita una receta ¿Te crees que mi padre no se iba a dar cuenta?
- ¡Pero es un caso de emergencia!
- Mira, cuando Sakura regrese del viaje que vaya al hospital, que le den una receta y yo con gusto abro la farmacia y se la vendo, pero no las voy a coger antes.
- Desde luego, mira que eres huraño.
- Déjalo Akane - intervino Ino - Tiene razón, no puedo abusar siempre de él.
- A ver - Akane dio una palmada en la mesa - ¿Qué necesitas, ciervo del demonio? ¿Una receta?
- Sería una ayuda, calabacita, básicamente es lo principal.
- Como se nota que no eres una chica y no te imaginas la angustia que debe estar pasando Sakura.
- Pero me imagino lo acojonado que debe estar Sasori.
- Por eso... que poco solidario eres. Pues nada, Ino, tú y yo nos vamos al hospital.
- ¿Al hospital?
- Si, vamos a pedir esa pastilla por Sakura.
- Pero Akane...
- ¿Crees que a ti te van a dar la pastilla del día después con esa pinta? - ironizó Shikamaru.
- ¿Qué pasa? Puedo disimular la tripita, no tengo tanta.
- Si claro... si encuentras ropa "normal" que ponerte.
- Que gracioso, pero que gracioso que eres... pues las pide Ino, listo, que eres un listo.
- ¿Yo? ¿Y si me hacen un reconocimiento?
- Ino, por dios, es domingo y vamos a urgencias ¿tú crees que se van a entretener en hacerte un reconocimiento? Venga, Shikamaru, arréglate que nos vamos al hospital.
- ¿También tengo que ir yo?
- Si... si, tu eres quien va a pedir la pastilla.
- ¿Yo?
- Claro, vas y dices que se te ha roto un preservativo, a ti no te van a hacer un reconocimiento médico.
- ¿Que voy a decir que tengo miedo de quedarme embarazado?
- Eres tonto, les dices que a tu novia le da vergüenza ir ella. Es que no entiendo por qué la pastilla la tiene que pedir una chica, vale que somos las que nos podemos quedar embarazadas pero un buen novio debería también cooperar.
- Mendokusei, mira que eres problemática... pues entonces que vaya Sasori.
- Vamos Shikamaru, hazlo por Ino, es como tu hermana ¿Vas a dejar que se meta en un lio? Venga, yo voy a arreglarme un poco y tu Ino, llama a Stella y dile que no necesitas esa receta.
- Esta loca - comentó Shikamaru viéndola salir de la cocina - Pero loca de remate.
- ¿Que hacemos, Shika? - preguntó Ino.
- ¿Qué vamos a hacer? Ir con la loca a pasar la tarde al hospital, es demasiado problemático discutir con ella, está embarazada, lo que la convierte en una cabezota hormonada, además se altera mucho y eso no puede ser bueno para mis renacuajos.
- ¿Pero y si piden autorización paterna o algo así para darnos la pastilla?
- Tendremos que arriesgarnos.
- ¿Akane siempre es así de impulsiva?
- Siempre y ¿sabes una cosa? Es lo que me gusta de ella, que siempre está dispuesta a ayudar a quien sea y pone todo su empeño en hacerlo.
Ino sonrió.
- Se te ve muy enamorado. Digamos que ella es el apasionado yang que equilibra tu perezoso yin.
Shikamaru arqueó las cejas y comenzó a rehacerse la coleta.
- Será mejor que me prepare, me llevaré unos sudokus para hacer en el hospital mientras esperamos. Como esto salga bien le vas a deber un favor muy grande a Akane.