sábado, 13 de septiembre de 2014

201. Un nuevo giro en la historia

Un relámpago iluminó la habitación de Naruto. Este, tumbado en su cama, con las manos cruzadas debajo de su cabeza, miraba al techo y observaba las extrañas sombras que se producían cada vez que había un nuevo relámpago.
No podía dormirse. Era completamente imposible para Naruto dormirse. Había tenido un día lleno de emociones y los nervios parecían haberse apoderado de él.
- ¿Naruto? – escuchó al tiempo que unos golpes en su puerta e inmediatamente vio como esta se entreabría unos centímetros - ¿Estás despierto?
- ¿Qué te pasa, Minako? ¿Tienes miedo?
- ¿Estás visible?
- Anda entra.
La puerta se abrió del todo y Minako entró para volver a cerrarla y correr hacia la cama de su hermano.
- ¿Puedo quedarme contigo un ratito? – preguntó mientras destapaba la manta y se metía dentro de la cama.
- Pues claro, ttebayo – contestó Naruto con aire protector. Desde pequeña a Minako le daban miedo las tormentas y solía refugiarse en la cama de su hermano – Ven, abrázate a mí.
- ¿Tú tampoco puedes dormir? – un trueno hizo que la chica se agarrase fuerte a su hermano.
- Estoy preocupado.
- ¿Por lo de Chiharu? ¿Por Shikamaru? ¿Tú crees que hicimos mal diciéndoselo a papa? No quiero meter a Chiharu en un lio.
- Tu no la vas a meter en un lio, ttebayo, se meterá ella sola.
- Ya me entiendes, quiero decir con lo de su padre. No quiero que piense que me meto en donde nadie me llama ¿He metido la pata?
- Yo creo que no. Si papá se lo ha dicho a su padre es porque era importante.
- No quiero que Chiharu se enfade conmigo y deje de ser mi amiga.
- No pienses eso, dattebayo.
- Es que la quiero mucho.
- ¿Al final hablaste con su padre?
- Sí. Fuimos a tomar un batido y me preguntó muchas cosas. Espero que todo lo que le dije le sirviera.
- Dicen que el padre de Shikamaru es tan listo como él, o incluso más, ttebayo. Seguro que sabe lo que hay que hacer.
- Tú confías mucho en Shikamaru ¿verdad?
- Si y creo que demasiado. Todos confiamos demasiado en él, nos creemos que porque es listo va a resolver todos los problemas y claro, le estamos agobiando.
- ¿Le estáis agobiando?
- Sí. Yo con mis cosas… - Naruto guardó silencio como si estuviese reflexionando sobre algo importante - … y todos. Mañana tengo que hablar sin falta con Neji.
- ¿Con Neji?
- Si, son cosas mías.
- Ah, vale… Oye ¡Qué bien que Sasuke ya puede ver!
- Sí que es una buena noticia, ttebayo.
- ¿Crees que volverá al instituto pronto?
- Pues creo que sí. Lo mismo la semana que viene o como muy tarde después de vacaciones. Me dijo mamá que sus padres querían que descansase.
- ¡Estoy más contenta! Lo único que me da un poco de penilla no ser ya sus ojos, me hacía sentir imprescindible para él.
- Minako…
- ¿Si?
- ¿Tu que sientes por Sasuke? ¿De veras crees que estás enamorada de él?
- Yo creo que sí, bueno, él a mí me gusta desde que éramos pequeños.
- Si, pero una cosa es que te guste alguien y otra que te enamores.
- Si – bostezó – supongo que tienes razón.
Naruto se quedó pensando en sus propias palabras y en lo confuso que son los sentimientos y esto le llevó irremediablemente a pensar en Neji.
Después de que Shikamaru le contase que las chicas estaban preocupadas por Neji, por como actuaba últimamente y sobre todo por Hinata, Naruto no lo pensó dos veces y se fue a ver a su amiga.
Estaba preocupado pero también un poco enfadado. Se suponía que eran amigos ¿Por qué Hinata no le había contado lo que pasaba? Quizás es que el tema le resultaba demasiado embarazoso… si, quizás fuese eso.
Pues tenía que hablar con Neji, cada vez estaba más convencido. De alguna forma tenía que hablar con él y hacerle entender que estaba actuando de una forma rara y que incomodaba a Hinata, sobre todo porque hacía que Hinata se sintiese mal porque Naruto conocía a Neji y sabía de sobra que aunque se sintiese atraído por su prima él nunca intentaría nada de nada, pues no era Neji formal y correcto ni nada.
"…
- No pasa nada, Naruto – decía Hinata secándose las lágrimas – Si esto es una tontería, lo que pasa es que estoy sensible, pero no pasa nada.
Naruto miraba a Hinata con pena, ahora se daba cuenta de que tenía mucha presión encima, casi podía verla, la espalda de Hinata estaba ligeramente curvada, como si de verdad un gran peso se apoyase en sus hombros. Pobre Hinata, había estado callando seguramente para no preocupar a nadie, incluso para no poner en un aprieto a Neji o quizás por Gaara, que ya tenía sus propias preocupaciones, no iba a echarle ella más… y se lo había callado todo hasta que, como había dicho Shikamaru, tuvo que contárselo a Temari porque cuando las preocupaciones se esconden y no les da el aire, al cabo de un tiempo empiezan a oler a podrido e incluso a convertirse en lo que no son.
Si él no tuviese esa tonta sanción quizás se hubiese dado cuenta antes de que a Hinata le pasaba algo… o no, porque Hinata tenía la mala costumbre de parecer a veces invisible.
- Nunca digas que lo que les pasa a mis amigos son tonterías, eso nunca. Yo soy tu amigo y estoy para lo que necesites, solo lamento… no haberme dado cuenta antes.
- Lo mismo soy yo que lo estoy exagerando todo.
- Anda mira, si está ahí Gaara – cambió bruscamente el tono de la conversación y comenzó a agitar los brazos - ¡Gaara estamos aquí!
Gaara había caminado unos pasos dudando si acercarse o no cuando Naruto le vio. Estaba claro que por la espontanea reacción de Naruto este se alegraba de verle, no podía ser que tuviera nada que ocultarle porque Naruto no sabía disimular.
Pero ahora le preocupaba Hinata. Temari no había terminado de decirle que problema tenía Hinata, es más, le había dicho que como el problema de Hinata debería ser Hinata quien se lo contase.
- ¡Gaara! – Hinata sonrió y se acercó hasta él en lugar de esperar - ¡Ya has regresado! ¿Cómo te ha ido? ¿Qué te han dicho?
Era imposible que Hinata mintiese, su sonrisa y su alegría al verle eran sinceras. Ahora Gaara se sentía un poco ridículo por haber dudado durante unos segundos de ellos.
- Tenemos muy buenas noticas – habló Temari.
- ¿Si? – Hinata sonrió aún más.
- ¿Qué pasa? – preguntó sin entender nada Naruto.
- Gaara ha ido hoy a hacerse unas pruebas – explicó Temari.
- ¡Ah sí, sí! ¡Si me lo dijeron en el instituto, ttebayo! ¿Todo bien?
- Todo bien – respondió sonriendo Gaara.
- ¡Pues eso hay que celebrarlo, vaya que sí!
- Gaara ha traído pastelitos para celebrarlo – alegó Temari – Claro que a lo mejor no son para nosotros, Naruto.
- ¿Por qué no? ¡Ah! Pillín, pillín, pensabas celebrarlo solo con Hinata ¿eh?
- No, en realidad no, yo… Lo que pasa es que antes me ha parecido que estabas llorando ¿Te sucede algo malo?
- Pues mira, ahora que lo dices – intervino Naruto – a lo mejor Hinata tiene algo que contar.
- ¿Te pasa algo, Hinata? – insistió Gaara.
Hinata miró nerviosa a su alrededor, no estaba entre sus planes hablar de lo que le pasaba a Gaara, no al menos así… aunque se quedó paralizada al ver, no muy lejos de ellos, a Neji mirándolos fijamente.
- Neji – apenas susurró.
Aunque fue más un débil lamento todos la escucharon y miraron hacia donde ella lo hacía.
- ¡Hombre, Neji! – exclamó Naruto.
Neji había salido detrás de Hinata preocupado por ella, no era normal en su prima salir de la casa a esas horas y, protector como era, tenía que comprobar que no pasase nada y no pasaba, o al menos debía haberse quedado tranquilo al verla con Naruto, eso debería haber hecho pero no, al verla con Naruto se sintió… mal, no sabía explicar de qué manera pero mal. Ahora que todos le habían visto era bastante ridículo disimular, así que se acercó a ellos.
- ¿Qué hacéis todos aquí? – preguntó al acercarse.
- Gaara traía unos pastelitos para compartir con Hinata – explicó Temari.
- ¿Y tú, Naruto?
- Estaba preocupado por Hinata – respondió este sin pensarlo mucho.
- ¿Y por qué?
- Es por lo de mi madre – contestó presurosa y nerviosa Hinata.
- ¿Qué le pasa a la tía?
- ¿Qué le pasa a tu madre, ttebayo?
Todos la miraron intrigados.
Hinata no podía permitir que Naruto comenzase a decirle a Neji lo que le pasaba, no delante de Gaara, además tampoco quería incomodar a su primo.
-Ya sabes Naruto – dijo mirando a este y esperando que la entendiese y la siguiese el hilo – Lo del bultito.
- ¿Lo del...? ¡Ah! ¡Claro, ttebayo! – Naruto sonrió tontamente y se rascó la cabeza. No tenía ni idea de lo que hablaba Hinata pero era evidente que no quería sacar el tema que la preocupaba delante de Gaara y Neji… normal, también es que él había sido muy poco discreto ¿Cómo reaccionaría Gaara ante eso y encima delante de Neji? – Es que a veces soy muy bruto. Lo siento Hinata, no quería ponerte en un aprieto.
- ¿Qué es lo que pasa? – insistió Neji.
- Ya sabes, lo del bultito.
Neji la miró de lo más perplejo ¿De qué hablaba Hinata?
- Es que a mi madre le ha salido un bultito en el pecho y estoy un poco preocupada.
- Pero… - balbuceó Neji - ¿Cuándo…?
- Lo siento Neji, ella no quiere preocupar a nadie pero a mí me lo ha tenido que decir porque si fuese algo malo yo podría… o sea que es algo genético y…
Gaara pasó la caja de los pastelitos a su hermana y abrazó a Hinata. No sabía muy bien lo que tenía que hacer, si era eso lo apropiado o no pero se dejó llevar por lo que sentía.
Naruto miró confuso a Temari y esta le devolvió la misma mirada. Ninguno se esperaba aquello pero lo que si estaba claro es que Hinata no quería hablar del tema de Neji y había preferido contar ese secreto, que por otro lado debía tenerla también muy angustiada.
…"
- ¿Sakura? – Mebuki como cada mañana golpeaba la puerta de la habitación de su hija con los nudillos.
- Siiii, ya voy.
Mebuki se quedó confusa, no esperaba para nada esa contestación, si acaso una especie de gruñido como desde hace una semana.
- ¿Vas a ir hoy al instituto? – preguntó segura de recibir una negativa.
- Si, si, ya voy. Espera mamá – Sakura abrió la puerta ante una perpleja Mebuki - ¿Podías plancharme un poco el uniforme? Iba a hacerlo yo pero me he quedado dormida – Sakura ofrecía a su madre la percha donde estaba colgado su uniforme.
- Claro – contesté sin llegar a creerse lo que estaba pasando mientras cogía la percha.
No fue hasta que llegó a donde solía poner la plancha que Mebuki no reaccionó a aquello.
- Vaya – sonrió – Esto sí que es una buena noticia. Me pregunto qué le diría ayer Ino para que se produzca este milagro.
Sakura se lavaba la cara y tras secársela se observó en el espejo. Tenía ojeras y eso era curioso porque se había pasado una semana entera casi durmiendo, bueno, un poco de maquillaje seguramente las taparía.
"…
- No te imaginas no mal que me siento – recordaba haberle dicho la tarde anterior a Ino.
- Tienes razón, Sakura, lo has pasado muy mal y nadie te entiende.
- Es que… es horrible la sensación de no saber lo que has hecho.
- Claro. Pero tú si sabes lo que has hecho ¿no?
- No, no lo sé. Yo creo que le pedí drogas a Kabuto pero… no recuerdo cuando lo hice, es como si alguien hubiese jugado con mi mente.
- ¿Y no te has parado a analizar lo que pasó?
- Es que no es cuestión de analizarlo – gritó - ¿No lo entiendes? ¡No sé lo que he hecho!
- Claro, claro. No, si yo te entiendo. Yo he dejado de comer durante unos meses y tampoco sé por qué lo he hecho.
- Si sabes por qué lo hacías.
- No, no lo sé, porque sabía que me estaba haciendo daño y seguí haciéndolo. Vi cómo se caía mi pelo y mi piel perdía su brillo pero yo seguí sin comer. A veces hacemos cosas sin sentido ninguno.
Sakura miró enfadada a Ino ¿Se estaba burlando de ella?
- Pero yo te entiendo, Sakura. Seguramente Kabuto te ha manipulado de alguna forma, lo más probable es que con esa droga que te dio y ahora estará riéndose de lo tonta que has sido, así que entiendo que estés enfadada.
- ¿Por qué me dices eso? Yo no tengo pruebas de que haya sido Kabuto ¿Por qué dices eso?
- No se me ocurre nadie más que venda drogas en el instituto, seguramente lo haya pero yo solo sé de Kabuto. Y fíjate, sea quien sea quien te dio la droga va al instituto tan contento y feliz y tú, la pobre víctima, vives amargada y llorando sin salir de tu habitación ¿Te parece eso justo?
- ¿Y a ti te parece normal lo que dices?
- Sakura, vivo en un hospital, en el ala de psiquiatría ¿Sabes la de gente que trato? ¿Sabes la de historias que he escuchado durante los grupos de terapia? Muchas de esas personas nos escupirían a ti y a mí a la cara y se reirían de lo quejicas que somos.
- Ino ¿Qué te pasa? Creía que eras mi amiga.
- Y soy tu amiga y por eso estoy aquí, contigo, y siempre te apoyaré pero reconoce una cosa, ahora tu no vas al instituto y la gente habla mucho, demasiado ¿qué crees que pensarán de ti? ¿No crees que empezarán a sospechar de tu ausencia?
- ¿A sospechar?
- Vamos Sakura, todos deben saber ya que desapareciste y que te encontraron drogada y ahora vas tú y no vas al instituto ¿Qué crees que pensarán? Pues seguramente que eres culpable.
- ¿Culpable de qué? ¿Y que saben ellos de mí? ¿Qué saben de lo que pasé?
- Nada. No saben nada y tampoco les importará mucho, lo único que les interesará será hablar, cuando peor, mejor. Ya sabes como son la mayoría, les encantan los rumores y poder criticar. Y luego está el tema de Sasori… uy, seguro que tienen mucho de qué hablar.
…"
Ino tenía razón. Su ausencia del instituto habría servido para dar la razón a las malas lenguas. No es que a ella le importase lo que pensasen los demás pero se había dado cuenta de que ella no tenía nada que ocultar, no había hecho nada malo, estaba segura de que no había hecho nada malo, al contrario, se lo habían hecho a ella, la habían drogado y… no tenía por qué esconderse de nada. Quien la había drogado iba al instituto sin ninguna impunidad y ella, la víctima, se escondía y eso no podía ser… no podía dejar que quien fuese pensase que había vencido… ella no había hecho nada malo, así que regresaría con la cabeza bien alta al instituto, además, allí tenía amigos que estaban preocupados por ella, que no habían dejado de preguntar, que la esperaban y que la ayudarían a enfrentarse a lo que fuera.
Hablando de amigos, necesitaba llamar a alguno para que la acompañase, estaba muy decidida a ir pero si tenía un amigo a su lado sería más fácil ¿A quién llamaba? Con Naruto no podía contar, estaba sancionado aún. Ino por supuesto que no ¿Alguna de las chicas? Hinata… Ten-Ten… Temari… Jisei… Ya lo tenía, ya sabía a quién acudir.
Shikamaru terminaba de colocar la comida en su fiambrera mientras Shikato desayunaba tranquilamente.
- Acuérdate de limpiar luego todo lo que ensucies – advirtió Shikamaru a su primo.
- Estás empezando a parecerte a tu madre.
- Mendokusei… no quiero tener que ponerme a limpiar cuando vuelva del instituto, tengo cosas mejores que hacer.
- Estas muy estresado, primo, tienes que relajarte un poco. Ya sé que ahora tenemos la regla de que lo que ensucias lo tienes que limpiar, no hace falta que me lo repitáis tantas veces.
- No estoy estresado, no sé por qué a todos os ha dado porque estoy estresado.
- Y de mal humor – murmuró Shikato antes de dar un trago a su café.
- Muchas gracias – hablaba por teléfono Shikaku mientras entraba en la cocina – Eres la mejor nuera del mundo… si, si… no te preocupes, hablaré con ella… venga, ahora acuéstate otro poco… ya, Shikamaru está a punto de llamarte para despertarte, lo sé – Shikaku miró a su intrigado hijo – Si, ya se ha despertado… dale un beso a las abuelas.
Shikaku colgó y se sentó al lado de Shikato mientras este y Shikamaru le miraban incrédulos.
- ¿Akane? – preguntó Shikamaru.
- Si, era Akane. Por cierto, llámala para despertarla, no te olvides.
- No, claro, no vaya a ser que si yo no la llamo se quede durmiendo – dijo con bastante sarcasmo.
- ¿Hoy no se desayuna? – le ignoró su padre.
- No, tu no. Aquí solo desayuna el que se hace el desayuno. Si quieres desayuno te lo haces tú.
Shikamaru cogió su fiambrera y salió de la cocina.
- Está de mal humor – comentó Shikato – Yo creo que es porque no duerme lo suficiente, la falta de sueño tiene esas cosas.
- ¿Qué es eso que te sale en la barbilla?
- ¿Te gusta la perilla que me estoy dejando? Así seré todo un Nara con barba de chivo.
- ¿Chiharu ya se ha marchado?
- Si, ya hace un rato que se fue ¿Qué piensas hacer de lo que hablamos ayer?
- Pues después de hablar con Minako me vino una idea a la cabeza. Es que me contó que había visto a ese tal Hidan en la clínica donde está el hermano de Sasuke, ya sabes, el Uchiha y que oyó hablar algo de abogados y juicios. Así que llamé a Akane y le pedí que hablara con su prima, a ver que sabía porque entre ellas habrá confianza y será más fácil que hablar conmigo.
- Muy astuto por tu parte ¿Y Akane ha averiguado algo?
- Bastante. Por lo que se ve ese tipo tiene una denuncia por abuso sexual, es de hace varios años pero el juicio se ha ido posponiendo hasta ahora.
- Menudo cabronazo, ojalá le caiga una buena.
- Lo malo es que tiene a los Uchiha como abogados. El juicio se va a celebrar mañana y es una vista pública.
- Ya te veo venir ¿Vas a llevar a Chiharu al juicio?
- Pues mira, sí, me gustaría. No estaría mal que viera en directo que clase de tipo es ese.
- ¿Qué hay ver? – preguntó Shikamaru entrando de nuevo en la cocina – Shikato no te vayas sin recoger – el timbre de la puerta sonó – Debe ser Temari, voy a abrir.
- Bueno – dijo Shikato levantándose – voy a limpiar esto antes de que a tu hijo le dé un ataque.
- Me acaba de llamar Hinata – se oía a Temari hablar – Me ha dicho que hoy Neji no va a ir al instituto, que va a ir al hospital con su madre ¡Hola Shikato, buenos días! Buenos días Shikaku.
- Buenos días. Shikamaru, me voy, hoy tengo mucho que hacer, luego te cuento una idea que he tenido pero escucha, haz lo que te he dicho… hazlo.
- Mendokuseeeeei.
- Déjate de quejas y hazlo. Akane lo necesita, tú lo necesitas, los dos lo necesitáis. Nos vemos esta noche, que tengáis un buen día.
- ¿De qué habla tu padre? – preguntó Temari una vez que Shikaku se hubo marchado.
- Nada. Dice que tengo que contarle a Akane todo lo que me preocupa.
- Lo cual es lógico – añadió Shikato mientras fregaba los cubiertos – A las personas nos gusta saber que confían en nosotras. Akane está lejos y supongo que a veces extrañará a Shikamaru y se preocupará por él como él lo hace por ella.
- Entiendo – reflexionó Temari - ¿Quieres decir que no le cuentas a Akane tus preocupaciones?
- No quiero preocuparla.
Temari le dio un pequeño capón en la cabeza.
- Desde luego que a veces sí que eres tonto ¿No ves que ella quiere saber lo que te pasa? ¿No te das cuenta de que aunque sea solo escuchándote se sentirá útil? ¿No ves que allí debe sentirse muy inútil? ¡Ah, hombres! Venga, apúrate Shikato si quieres acompañarme al instituto, si no me voy yo sola.
- ¡Mujeres! – gruñó Shikamaru marchándose de allí.
Cogió su cartera y salió a la calle. Empezó a andar rumbo al instituto cuando recordó que tenía que llamar a Akane para despertarla, lo cual era un poco ridículo porque sabía que ya estaba despierta y a saber desde que hora.
- ¡Buenos días, bambi!
- Buenos días, calabacita.
- ¿Verdad que a ti no te gusta especialmente mi color de pelo?
- ¿Eso a que viene ahora?
- A que no es el color que más te gusta, o sea que te daría igual si yo fuera castaña o morena.
- Si fueras castaña o morena me daría igual pero tu color de pelo si me gusta.
- Oh, vaya… bueno, de todas formas seguro que de morena también estoy guapa.
- ¿A qué viene esto? ¿No estarás pensando en teñirte, verdad?
- Ah… o sea… ¿Tú cómo estás? ¿Qué tal has dormido?
- Mal, muy mal.
- Déjame que lo adivine: estás preocupado por tu hermana. Mi padre me contó lo que pasa.
- ¿Y por qué mi padre te contó eso? Mendokusei, se supone que tú tienes que descansar y no preocuparte por nada.
- Shikamaru, es que me preocupo por ti, no lo puedo evitar, me preocupo por como estés y si tienes problemas y no se los cuentas a nadie.
- Por eso no te preocupes, tengo muchos amigos aquí.
- Ya, pero yo no ¿sabes?
- Akane…
- Me siento desconectada de todo y sé que están pasando cosas y… ni siquiera sirvo para que te desahogues conmigo. Dicen los papeles que ahora soy tu mujer y que somos como un equipo y que nos tenemos que apoyar el uno al otro.
- Akane… te… te hecho mucho de menos y me gustaría que estuvieses aquí – Shikamaru se detuvo y se llevó la mano a la frente, parecía que hoy de nuevo iba a tener dolor de cabeza – Tengo…lo reconozco, tengo bastantes cosas a las que darles vuelta y… me gustaría tanto que estuvieses aquí, seguro que a ti se te ocurriría alguna de tus disparatadas ideas.
- ¡Eh! Mis ideas no son disparatadas… bueno, quizás algo sí. Sé que estás preocupado por tu hermana pero tienes que tranquilizarte y mirarlo todo con calma, como está haciendo tu padre. Oye Shika ¿Es que ya no confías en mí?
- ¿Por qué dices ahora esa tontería?
- Porque no me cuentas nada de lo que te pasa y yo empiezo a sentir que solo soy una molestia, no sé, tampoco me hagas mucho caso, estoy bastante sensible, será el embarazo o será… no sé.
- Mira la mimosa… Por eso quería ir a verte este fin de semana, para mimarte. Además, no digas que no te cuento nada, te conté lo de Sasuke.
- ¡Pues menuda cosa! Eso también me lo dijo Naruto.
- ¿Has hablado con Naruto?
- Pues claro que he hablado con Naruto, chateo con él casi todos los días.
- ¿Cómo que chateas?
- Claro, y con Ten-Ten, Shino y Jisei, a veces hasta hablo con Stella. Con Ryuko no porque sus padres no la dejan ponerse al ordenador muy tarde.
- ¿Muy tarde? ¿Es que hablas con todo el mundo?
- Pues claro. A ver, espabila Shika, hay una cosa que se llaman "redes sociales", ya sabes, existe el Facebook, el Twitter, los blogs, yo tengo un blog, si es que no te enteras de nada.
- ¿Tienes un blog?
- Y Twitter y tú no me sigues ¿Por qué no me sigues? ¡Tienes que seguirme!
- Mendokuseeeeei, y yo creyendo que estabas sola y aislada del mundo.
- Eres muy antiguo, cariño.
- Y tu una mentirosa y una lianta, aquí, dándome pena con que estabas desconectada de todo y seguro que estás más al día que yo.
- Pues seguro.
- Pues mira, ya que te aburres tanto y eres tan lianta, a ver si me solucionas un problema que tengo con Kiba.
- ¿Qué te ha hecho Kiba?
- Está muy pesado con que le ayude a hacer algo romántico para Ten-Ten. Tiene la absurda teoría de que a mí se me dan bien esas cosas.
- ¿Algo romántico?
- Algo muy romántico, quiere dejar impresionada a Ten-Ten.
- ¡Genial! Déjalo en mis manos, algo se me ocurrirá. Ya verás, ya verás, va a ser estupendo.
Shikamaru suspiró, no sabía si eso era bueno o malo porque a saber que se le podía ocurrir a esa loca...