jueves, 4 de septiembre de 2014

137. Y de nuevo volvimos a fastidiarla

Naruto se separó de Shikamaru que regresó a la cafetería y se puso a buscar a su hermana, él aún no sabía los acontecimientos que acababan de suceder y que le iban a afectar más de lo que nadie esperaba.
Por fin la encontró, estaba junto a Hinata, detrás del edificio principal del instituto, las dos sentadas en el suelo y apoyadas en la pared. Se quedó a una distancia prudencial mirándolas, a Minako se la veía bastante apenada, con las rodillas doblabas y abrazándolas con sus brazos.
Hinata fue la que se dio cuenta de su presencia. Al verle se levantó y se acercó a él.
- ¿Está muy enfadada conmigo? - le preguntó Naruto.
- No, no demasiado. Está más bien molesta consigo misma y algo dolida.
- ¿Me odia?
- No digas tonterías. Ve y habla con ella.
- Muchas gracias Hinata, tu siempre eres muy amable.
- N-no hay de que Naruto, me gusta ayudar.
Naruto se acercó con paso lento a su hermana que parecía fingir que no se daba cuenta y se sentó a su lado.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó Minako.
- Estaba buscándote.
- ¿Para qué? ¿Para decirme que me he comportado de forma soberbia y que ese carácter no es... lo que sea? ¿Qué te he dejado en ridículo?
- No, no es eso, dattebayo.
- Si, si lo es. Soy una tonta que no piensa, ya lo se, tenía que haberme callado, pero no pienso ir a pedirle perdón a Ino.
- Bueno, como tú quieras.
- ¿Crees que tengo que pedírselo?
- Hombre, le dijiste cosas muy feas, ttebayo.
- Pues la verdad ¿Acaso no se está comportando como una tonta?
- No, es que tiene problemas.
- Ya se que tiene problemas, lo se, va a terapia con mamá y veo el aspecto que tiene ¿Acaso crees que no me he dado cuenta de que es anoréxica? Esa es otra de las razones por las que no la aguanto.
Naruto no dijo nada, no había caso discutir de ese tema con Minako. Como a él, su madre la había llevado a que viera las consecuencias de hacer locuras con tu propio cuerpo y se había quedado bastante traumatizada.
- No he venido para regañarte - dijo con pena.
- ¿Ah no?
- He venido a pedirte perdón. Lo siento mucho Minako, no debía haberte pegado, lo siento un montón, de veras.
- No pasa nada.
- Si pasa, no debí haberte pegado, soy un bruto.
Minako se secó con las manos las lágrimas que salían de nuevo de sus ojos.
- Me dolió ¿sabías?
- Ya lo se. Venga, pégame tu a mí, anda, dame fuerte.
- ¿Para qué? No es que me hayas pegado, es que me has pegado delante de todo el mundo.
- Lo se, lo siento, no me he dado cuenta de nada ¿Me perdonas?
- ¿Por qué te gusta tanto esa chica?
- ¿Por qué no te gusta a ti?
- Porque es tonta, no se da cuenta de nada y porque por su culpa mamá y tu discutisteis anoche y mamá estuvo llorando.
- ¿Mamó lloró? No lo sabía.
- ¿Por qué te gusta una chica como ella? ¿Solo porque es guapa?
- No, en realidad eso no me importa mucho. Me gusta porque es simpática y divertida, porque sabe muchas cosas y es muy buena amiga, siempre está dispuesta a ayudar y me gusta hablar con ella.
- Pues espero que no hagas el tonto como con Sakura.
- Solo tengo que ser su príncipe mata-dragones.
- ¿Lo qué?
- Es una cosa que me ha dicho Shikamaru.
- Naruto, a ver una cosa, a veces Shikamaru habla de forma figurada, o sea, que no te tomes al pie de la letra lo que dice.
- Ya lo se, no soy tonto, dattebayo.
- Pues que tengas suerte.
- ¿Me perdonas entonces?
- Solo si me comprar un helado de dos bolas.
...
Mientras, tanto en la cafetería como en la sala de exposiciones todo parecía volver a la normalidad. Neji atendía la mesa ocupada por Stella y Kikyo.
- Neji - decía Stella mirándole con ojos brillantes - Que guapo que estás vestido así ¿Me das un autógrafo?
- Anda, dime que queréis tomar - la ignoró.
- Bueno pero una foto si ¿a que si? Toma Kikyo - le pasó su móvil - Sácame una foto con un hippy.
- ¿Para qué quieres una foto con un hippy? Es un poco... raro.
- Tú haz la foto y calla.
- No estoy aquí para hacerme fotos ¿Vais a querer algo o no?
- Mira que eres serio - suspiró Stella - No hay manera de que sonrías ¿Es que no sabes?
- Claro que se sonreír, sonrío mucho pero en estos momentos se me acumula el trabajo.
- Oye - oyeron desde la mesa de al lado - Luego nos atiendes ¿vale?
Neji dirigió la mirada hacía donde le habían hablado. Era Shiho que le sonreía y le hacía un gesto con la mano.
- Hola - la saludó - Ahora te atiendo.
Neji se giró bruscamente de nuevo hacia la mesa de su hermana cuando notó que chocaba contra algo.
- Lo siento - dijo dándose la vuelta rápidamente para ver a Ayame - Perdona.
- No, lo siento yo, es que no iba mirando.
- Desde luego - dijo Stella - ¿Es que te chocas con todas las chicas o qué?
Neji tomó nota de las dos mesas y se marchó. Ayame y Stella se dirigieron una curiosa mirada entre ellas, Stella de prepotencia y Ayame de reto.
- ¡Será guarra! - comentó Ayame a Shiho - Esta va a por Neji.
- Harían buena pareja, los dos son muy guapos.
- ¿Pero que dices? Tú no entiendes nada.
- ¿Cómo van las clases de matemáticas?
- Bien, si no fuera porque tengo que estar con "esa".
- Puedo darte clases yo, ya te lo dije.
- Si, claro, no si fuera a ser lo mismo.
- El viernes quiero ir al planetario, dicen que se va a ver Saturno bastante bien. Había pensado invitar a Lee, a él parece que le interesan mucho las estrellas.
- A ti te está empezando a gustar Lee.
- Creo que si, es que es un chico tan entusiasta y siempre pone el corazón en todo lo que hace.
- Uhhhh... Shiho y Lee ¡Qué bonito!
- Pero yo no creo que le interese mucho. A él le gustan las chicas como Sakura.
- Tu lo tienes fácil, solo tendrías que quitarte esas gafas y peinarte de otra forma pero yo... como no vaya a operarme las tetas no se qué voy a hacer.
- Pues a mí no me interesa mostrarme como no soy. Es importante ser una misma, si le interesas a un chico tiene que ser como tú eres, imagínate si no fingir que eres lo que no eres durante mucho tiempo... tiene que ser agotador. Por eso, si yo no le gusto como soy pues lo sentiré mucho pero no voy a fingir otra cosa.
- Chica, tampoco te digo que cambies tu personalidad.
- Pero es que yo soy yo y soy así.
- Lo que tú digas, pero adornar un poco la cosa no hace daño.
- Es igual, yo no quería hablar de esto. Lo que quería era preguntarte que si te parece podrías venir con nosotros al planetario y podíamos invitar a Neji.
- ¿Invitar a Neji? ¿Con qué excusa?
- Con ninguna. Lee es amigo de Neji, no hace falta excusas para invitar a un amigo.
...
Akane también estaba sentada en la cafetería, daba vueltas con las manos a un vaso de leche mientras miraba como el líquido se movía dentro de él.
- Vamos - le dijo Shikamaru - Tómate la leche y deja de marearla.
- Es que no me gusta.
- ¿Prefieres que vaya a buscarte un yogur?
- No, no te molestes, ya me la tomo.
- Y te he traído una manzana. Tienes que alimentar bien a mis niñas.
- Shikamaru estoy muy preocupada por Ryuko.
- Pues ya no te preocupes, Chouji está con ella.
- Pero yo quería estar a su lado, debe estar muy deprimida. Ya sabes como es Ryuko, seguro que anda pensando que todo le pasa a ella porque es tonta o algo así.
- Deja de preocuparte por Ryuko, está con Chouji él la sabrá tranquilizar, además estando con ella te vas a poner nerviosa.
- No me voy a poner nerviosa, me pongo nerviosa por no saber que pasa.
- Pues no pasa nada. Mendokusei, anda trae la leche, mejor te traigo una tila, no quiero que te suba la tensión. Ya sabes lo que te dijo el médico, si te sube la tensión llegará menos oxígeno a los embriones ¿Qué te parece si te traigo un sándwich?
- Como quieras. Espera... ¿Estás muy disgustado?
- ¿De qué? ¿Por lo de Ryuko?
- No, me refiero a lo que de tengamos dos.
- No te voy a mentir Akane, estoy muy asustado, es muy problemático pero confío en ti y en tu fuerza.
- Tu eres el que me ha dado fuerza hasta ahora, has sido quien me ha sostenido, si tu fallas... - Akane abrió la boca y respiró hondo - Pues nada, te sostendré yo a ti, ciervo del demonio.
- Problemática.
- Oye Shikamaru, que he estado pensando que si uno de los dos es una niña podríamos llamarla Shikami, como tu abuela.
Shikamaru sonrió.
- ¿No dijiste que era muy pronto para ponerle nombre?
- Si los pierdo ahora creo me va a doler igual que tengan nombre o no.
- Me encanta el nombre - volvió a sonreír - Voy a traerte la tila, cómete la manzana.
- Si papi.
Mientras iba hacia la cocina a pedir a ver si podían hacer una tila o tendría que ir a la cafetería del instituto a pedirla vio entrar a Shikato.
- Hola primo - le dijo este - Tienes cara de tonto.
- Vaya, al final has venido.
- Me lo he pensado mucho, no creas.
- ¿Te da vergüenza ver a Temari?
- Voy a sentarme con Akane ¿Estás de camarero?
- Ahora le digo a Temari que vaya a atenderte... machote.
Shikato se dirigió directo hacia donde estaba Akane y se sentó frente a ella.
- Te veo muy seria, prima.
- Es que estoy muy angustiada.
- ¿Y eso?
- Un asqueroso que hay por el instituto. Pero mejor dime ¿Has vendo a ver a Temari?
- He venido a que mi primo me invite a algo.
- Ya, reconócelo, tú has venido porque pensabas que las chicas iban a estar vestidas de doncellitas ¿A que si? ¿Y cómo te encuentras? ¿Tienes resaca?
- No bebí tanto como para tener resaca, tu marido es que es un blandengue.
- No te metas con él, no está acostumbrado a beber.
- Ah, mira como le defiendes, eso es que ayer se portó como todo un ciervo.
- ¿Los ciervos se suelen dormir antes de empezar?
- No hacía falta que me dieras detalles - rió Shikato.
- ¿Y tú qué? ¿Qué pasó con Temari? ¿Eh?
- Ejem... si, parece que hace buen tiempo para estar ya casi en Noviembre ¿no?
- Si, disimula, disimula, que ella ya me lo ha contado.
- ¿Qué te ha contado?
- Que te dejó atadito y con dos palmos de narices.
- Será chismosa. Pero que conste que fue porque yo quise, que las esposas esas se quitan pulsando una cosita que tienen.
- Si, ya, ya, porque tú quisiste, claro.
- Era para darla confianza. En serio, este es un tema un poco humillante y no es el apropiado para hablar con una prima. Y digo yo ¿Qué hacía Temari a esas horas en casa de mis tíos?
- Esperarte, dijiste que te esperara.
- Si, eso es cierto, lo que pasa es que nos pusimos a beber y a hablar de mujeres y se nos fue el santo al cielo.
- Al final cenó con nosotras, se hizo tan de noche que tu tía insistió en que no podía ir a casa sola.
- Ya ves tú, como si ella necesitase guardaespaldas.
- El caso es que la convenció para que se quedase a pasar la noche, ya sabes lo convincente que puede ser tu tía.
- Ah, sí, ya lo se.
- Y digo yo Shikato, después de lo que te hizo ¿No quieres... vengarte?
- Puff, eso de vengarse suena trabajoso.
- Es que he tenido una idea.
- ¿Por qué me da miedo esa mirada?
- Es que, verás, Temari se burló un poco de ti y no es que yo lo vea mal, que no, no vayas a pensar otra cosa, si a mí me parece muy bien pero te dejó un poco en ridículo y Shikamaru me dejó a mí con cara de boba y... ¿No habíamos ganado tu y yo una apuesta?
- Si, la ganamos.
- ¿Y no es buen momento para pedir nuestra "prenda"?
- ¿Has pensado en algo?
- Ssssssi - afirmó con cara traviesa.
...
Jisei estaba en la puerta de la exposición cuando llegaron Kakashi e Iruka.
- Bienvenidos a la exposición - dijo - Espero que la disfrutéis, senseis.
- Habéis hecho un gran trabajo - comentó Kakashi - Y estáis muy organizados.
- Gracias.
- Lástima lo que ha pasado con Kabuto.
- ¿Ya se ha enterado todo el mundo?
- No han tardado en informar a Tsunade - contestó Iruka - Por cierto, está bastante enfadada.
- Ya me imagino, pero no ha sido culpa nuestra.
- ¿No ha sido Sakura la que ha golpeado a Kabuto? - inquirió Kakashi.
- Si, pero fue él quien la provocó.
- Las noticias que le han llegado a Tsunade no son esas - añadió Iruka - Se dice que Kabuto vino a ver la exposición y Sakura le agredió.
- Menuda mentira ¿Eso lo ha dicho Kabuto?
- No - respondió Iruka - Lo gracioso es que Kabuto no ha dicho nada.
- Habrá sido alguno de esos que le hacen caso - refunfuñó Jisei.
- Sea quien haya sido preparaos para una buena bronca. Tsunade está de mal humor así que lo va a pagar con vosotros - sentenció Iruka.
- Pues sí, lo que nos faltaba.
- Bueno, Iruka, díselo - sonrió Kakashi.
- Anda, vamos a ver las fotografías, he oído que Saewanaguchi es muy buena.
- No, no, díselo, venga, quiero saber la respuesta.
- ¿Qué pasa? - preguntó asustada Jisei.
- Veras Jisei - comenzó a hablar Iruka - Es que Kakashi... él...
- Se lo de vuestra relación - concluyó la frase Kakashi en voz baja. Jisei se puso repentinamente nerviosa y avergonzada - No te preocupes, no voy a decir nada pero Iruka tiene que hacerme un favor.
- Siempre te estoy haciendo favores, Kakashi. Lo siento Jisei, no he tenido más remedio que reconocerlo.
Jisei no sabía que contestar, ya sabía que Kakashi lo sabría pero enfrentarse a eso delante de él la alteraba demasiado.
- No te preocupes - habló Kakashi - No voy a decir nada, Iruka es mi amigo pero sinceramente, quiero saber hasta qué punto merece la pena que ponga en riesgo su trabajo.
- B-bueno... yo no quiero causarle problemas.
- Kakashi, ya hemos hablado de ese tema.
- Necesito que me hagáis un favor - le ignoró - Es que tengo unos amigos que se casan dentro de poco y yo voy a ser el padrino.
- ¿Y eso que tiene que ver con nosotros?
- Es que este sábado van a hacer una pequeña fiesta para los amigos y nos han invitado a Iruka y a mí.
- Me parece muy bien.
- Pero es que yo he dicho que Iruka y yo vamos a ir con compañía y no puedo ahora quedar mal porque ellos han reservado la comida y les ha costado bastante. Si Iruka se presenta sin pareja, va a ser un desconsiderado.
Jisei miró confusa a Iruka.
- Lo ha dicho él porque le ha dado la gana.
- ¿Verdad que no quieres que Iruka quede mal delante de sus amigos?
- Y... podría ir con otra persona.
- Pero está saliendo contigo ¿no? Tenéis hasta permiso de su padre. La cosa es que vaya con su pareja ¿O te da igual que vaya con cualquier otra?
Jisei miró a Iruka y de nuevo a Kakashi, estaba claro que era una encerrona de Kakashi y ella empezaba a entender, quería verlos juntos, les estaba examinando. Bien, pues si ella llevaba a Iruka con sus amigos, lo justo era que ella fuera con los amigos de Iruka.
- Está bien. Pues iré.
- Jisei no hace falta - intervino Iruka - Puedo buscar una excusa y no ir.
- ¿Vas a ser tan maleducado? - inquirió Kakashi.
- No importa Iruka, son tus amigos y yo voy.
Kakashi sonrió, desde luego la chica era valiente.
...
Kankuro, Sumire, Kiba y Ten-Ten habían salido a dar un paseo. Ya quedaba poco para que terminase la jornada y por su parte, para ellos ya había finalizado, por algo no habían tenido descanso, por lo menos Kiba y Ten-Ten porque Kankuro si, pero según Sumire había sido un héroe salvando a todo el mundo del fuego que ella casi provocó y que le había puesto en un estado de nervios más alterado de la habitual.
Paseando juntos por el recinto Kiba y Ten-Ten volvieron a sentirse bien, como en los viejos tiempos, cómodos el uno junto al otro. Kiba aún tenía miedo de meter la pata con Ten-Ten, se preguntaba si las mujeres serían todas muy rencorosas, por lo que recordaba de Akane y Shikamaru pues Akane había sido muy rencorosa ¿Serían todas así o eso era cosa de esa chica? Sabía que las mujeres son... ¿cómo lo diría? Bueno su lenguaje era limitado en esa situación, pero sabía que las mujeres eran distintas a los hombres. Los chicos, cuando se enfadaban entre ellos lo solucionaban todo rápidamente, si era necesario se liaban a palos y se rompían la cara y ya, a los cinco minutos volvían a ser amigos, pero las mujeres no, las mujeres te lo guardan todo, él lo sabía, vivía con dos, además las mujeres no se pelean, no, ellas se dicen cosas como "pues ya no te voy a hablar más", que esa era otra, la maldita manía que tenían con hablar, hablar y hablar.
¿Seguiría Ten-Ten enfadada con él? Daba igual, ahora estaban pasándoselo bien, sería mejor dejarse llevar y ya pasaría lo que tuviera que pasar. De nuevo volvían a estar bien, eso si estaba claro, de nuevo Ten-Ten era su amiga.
- ¡Mirad! - gritó entusiasmada de pronto Sumire - ¡Hay un puesto de tiro al blanco!
- Son unas dianas y unos dardos - comentó Kankuro.
- ¡Pero es divertido! ¿Jugamos? - propuso Ten-Ten.
- Eso ni se pregunta - contestó Kiba - Vamos allá.
- ¡Si! - exclamó Sumire - Yo también quiero, ay me hace mucha ilusión.
- ¿Qué tal se te da esto de los dardos? - le preguntó Kankuro.
- Fatal, pero es divertido.
- Pues bueno, vamos allá.
Al preguntar cuanto costaba poder jugar un poco se encontraron con la sorpresa de que aquello era caro, si, pero a cambio, según los puntos que sacasen, podrían llevarse un premio. Había varias cosas que no parecían demasiado interesantes pero a Ten-Ten le llamó la atención un peluche de panda de tamaño grande, como de 70 cm mientras que Sumire parecía haberse encaprichado con un guiñol de peluche con forma de pato al se podía meter la mano por la espalda y al moverle el pico sonaba un "cuac, cuac".
- Por fa, por fa, por fa - miró con ojos tiernos a Kankuro - Ayúdame a conseguirlo.
- Bueno, que remedio, si me lo pides así no puedo negarme.
- ¿A ti te gusta el oso ese? - preguntó Kiba a Ten-Ten.
- Si, es adorable.
- No sabía que a ti te gustaban los muñecos.
- No es un muñeco, es un panda ¿Qué puntuación hay que sacar para conseguir ese peluche? - preguntó a uno del puesto.
- 5 dianas, 500 puntos.
- Ah pues yo quiero.
- Espera, yo te lo consigo. Soy muy bueno con los dardos.
- ¿Estás seguro?
- Tú observa al maestro.
Y malo no era, su puntería era bastante buena pero no lo suficiente. Lo intentó una vez, dos y hasta tres, consiguiendo varias cosas que ninguno de los dos sabía muy bien si querían y cuando iba a volver a sacar dinero para intentarlo una cuarta vez, ya que aquello empezaba a ser cuestión de honor, Ten-Ten se le adelantó.
- Quita, ahora lo intento yo. Observa a la maestra.
Un dardo dio en la diana, dos, tres, cuatro y... cinco.
Ten-Ten gritó dando saltos de alegría y cuando le dieron al peluche lo abrazó con fuerza.
- ¿Has visto que bonito que es, Kiba?
- Acabas de dejar mi hombría por los suelos.
- Oh, venga, no te deprimas, si tú lo has hecho también muy bien.
- Si, claro - refunfuñó - Ríete de mí.
- Tonto - le dio un repentino beso en la mejilla - ¿No ves que yo voy a tiro con arco?
Sí que Ten-Ten volvía a ser la de siempre, no podía ser que ella fuese tan rencorosa, seguro que no.
Kankuro tenía el mismo problema que Kiba, conseguir conseguí muchas cosas pero no el condenado pato parlanchín.
- ¿Quieres que te lo consiga yo? - le propuso Ten-Ten.
- No, déjalo, si mira cuantas cosas me ha conseguido Kankuro, este marciano es muy gracioso y estos peluchitos creo que se los voy a regalar a Akane, para sus niños ¿A que son monos?
- Deja, tengo que conseguir el maldito pato - gruñó Kankuro.
- Si yo ya no quiero el pato. Venga vámonos.
- No, es cuestión de amor propio.
...
Shikato estuvo un rato por allí, habló con Temari de cosas sin importancia, ninguno de los dos mencionó el incidente de la noche anterior y después Akane se ofreció a enseñarle el resto de los puestos y actividades que había por allí. Necesitaba salir y hacer algo aunque fuera eso porque estar quieta era algo que la desesperaba y nadie la dejaba hacer nada de nada, a su entender todos se estaban pasando ya un poco y para colmo no la dejaban hablar con Ryuko porque decían que se iba a alterar... era inútil razonar con nadie.
- Shikato - habló con cara de pena - Es que tengo un problema.
- ¿Qué te pasa?
- Que tengo que ir al servicio. Es que no puedo más, de verdad.
- Ah, vale, vale, entiendo.
- Espérame aquí - le dijo señalándole los puestos que había delante del edificio principal del instituto - Yo voy allí, que hay servicios.
- De acuerdo, aquí te espero.
Akane subió las escaleras todo lo deprisa que pudo sintiendo punzadas en su vejiga, le daba la impresión que si corría más se le escaparía lo que no debía escapársele, maldita sea, con eso del embarazo se pasaba el día en el servicio.
Sasori y Deidara estaban delante de la puerta, Sasori apoyado en el quicio y con las manos cruzadas delante del pecho y Deidara sentado en el suelo.
- Hola - le saludó. Después del incidente en la fiesta de Ino, Akane había cambiado mucho su forma de ver a Sasori.
- Hola - respondió Sasori.
Akane sonrió y justo mientras entraba por la gran puerta oyó hablar a Sasori.
- ¿Estás seguro que vendrá? - parecía preguntar a Deidara.
- Que si, que te he dicho que vendrá ¿Es que no me crees, uh?
Parece que esperaban a alguien, bueno eso a ella le daba igual, ella iba a lo que iba.
Mientras esperaba a Akane, Shikato vio a Kankuro, Sumire Kiba y Ten-Ten que parecían llevar el mismo camino.
- ¡Hombre Shikato! - le saludó Kiba - ¿Qué haces por aquí?
- He venido a ver como os lo montáis ¿Qué tal vosotros?
- ¿Estás tú solo? - preguntó Ten-Ten.
- No, estoy esperando a Akane. Ha ido a hacer una necesidad ¿Vosotros ya os habéis arreglado por fin? - dijo mirando el peluche en brazos de la chica.
- Nosotros somos amigos - se apresuró a contestar Ten-Ten - Esto lo he conseguido yo solita.
- Eso, tu haz leña del árbol caído - se quejó Kiba.
- Hola Shikato - le saludó Sumire - Mira yo tengo un pato, me lo ha conseguido Kankuro - movió el pico del pato y este emitió su "cuac, cuac" demasiado cerca de la cara de Shikato que se apartó un poco hacia atrás, Sumire volvió a mover el pico del muñeco - Soy un pato, soy un pato, me llamo Kanky, Kanky el pato.
- A todo esto - interrumpió Kankuro - ¿Por qué anoche mi hermana se quedó en tu casa, fiera?
- No, no se quedó en mi casa, se quedó en la casa de mis tíos, de mis tíos, es diferente.
- Ya. Pues tu ten cuidado que ando vigilándote.
Después de hacer lo que tenía que hacer y sentirse mejor, Akane salió de los aseos encontrándose con Naruto que hacía lo mismo que ella.
- ¡Hombre Naruto! ¿Cómo te encuentras? ¿Te has tranquilizado ya?
- Si, ya me encuentro mejor, dattebayo.
- ¿Has hablado con Minako?
- Ya está todo solucionado, vaya que sí.
- Pues me alegro.
- ¿Te has enterado del incidente de Sakura con Kabuto?
- Ya te digo y estoy de lo más cabreado. Espero no encontrarme a Kabuto porque no podré controlarme, ttebayo.
- Bueno, tranquilízate un poco.
- Es que no puedo, ese Kabuto...
Naruto se paró en seco mirando hacia la puerta. Akane lo imitó.
- Creo que hemos llamado al demonio.
En la puerta estaban Kabuto y Sasori, hablando, ellos están los suficientemente lejos como para no escucharles pero por los gestos que hacían con bastante tensión entre ambos aunque ninguno de los dos daba una voz más alta que la otra. Kabuto sonreía con esa sonrisa que odiaba Akane y Sasori tenía su inexpresivo rostro de siempre.
- Naruto, cálmate - le advirtió Akane.
Pero Naruto no escuchó, a grandes zancadas se acercó a la puerta y Akane le siguió con un paso rápido.
- ¡Naruto! - volvió a llamarle.
No es que Akane no tuviera también ganas de decirle alguna que otra cosa a Kabuto pero sabía que esa no era buena idea, después del incidente con Sakura seguro que Tsunade ya les tenía preparada una buena charla, seguro que, como siempre, todo estaba en contra de ellos y seguro que si ahora Naruto armaba alguna de las suyas no iba a beneficiarles.
- ¡Naruto, escúchame! - repitió.
Shikato, Sumire, Kankuro, Ten-Ten y Kiba se estaban acercando a las escaleras. Ya llegaba la hora de cerrar los puestos, por fin aquella jornada terminaba.
Todo fue demasiado rápido como para que supieran que pasaba, vieron a Kabuto y Sasori hablando, Deidara a su lado y de pronto aparecer a Naruto.
- Oh, oh - comentó Kiba - Aquí se va a liar.
- Más vale que subamos o este cabeza hueca nos meterá en un lio - añadió Kankuro.
Detrás de Naruto apareció Akane.
¿Qué pasó? Ninguno era capaz de explicarlo, no sabían lo que había pasado, ni Naruto, simplemente de pronto vieron a Akane perder el equilibrio y caer por las escaleras.
A partir de ese momento la confusión fue aún mayor. Naruto parecía querer agredir a Kabuto, Sasori sujetarle, Ten-Ten, Sumire y Shikato corrieron a donde estaba Akane y Kiba y Kankuro subieron las escaleras. Naruto parecía lleno de una rabia incontrolable, por lo menos Sasori no conseguía sujetarle.
- ¡Akane! ¡Akane! ¡No te muevas! - le decía Sumire.
- Estoy bien - hablaba Akane incorporándose con dificultad, sin duda la caída había sido de lo más aparatosa.
- ¡Cómo vas a estar bien si te has caído por las escaleras!
- ¡Kiba! - gritó Ten-Ten - ¡Corre a llamar a Tsunade o a Shizune!
Kiba se dio media vuelta dejando a Kabuto y Sasori intentando controlar a Naruto y corrió ahora escaleras abajo.
- Voy a llamar a una ambulancia - dijo Shikato.
- No seas exagerado... ¡Ah!
- ¿Qué te pasa? - se angustió Sumire - ¿La tripa?
- No - negó con la cabeza - el hombro, me duele mucho, creo que me lo he dislocado.
- A ver - se acercó Shikato a ella y le cogió el brazo del que se quejaba.
- ¡Ahu! - gritó la chica.
- Creo que si, que se te ha dislocado. Estate tranquila, toma Ten-Ten - le pasó su móvil - Habla tú con la ambulancia ¿Cómo te encuentras de lo demás?
- Bien, solo me duele el brazo.
- ¿Pero que ha pasado? - gritaba Sumire nerviosa.
- Perdí el equilibrio.
El alboroto que estaba montando Naruto cesó de pronto. Varias personas se habían arremolinado alrededor. Ten-Ten, Shikato y Sumire miraron extrañados escaleras arriba.
Naruto parecía haberse calmado aunque respiraba fuertemente, Kankuro le tenía sujeto de los hombros y todos miraban atónitos a Jiraiya sentado en el suelo y que se tapaba un ojo con la mano.
- Naruto - bramó - ¡Que me has dado a mí! Eres un verdadero desastre - dijo levantándose - Y un burro ¡Vamos, aquí ya no hay nada que ver! ¡Venga, que es hora de marcharse! Vosotros cuatro, Kabuto, Sasori, Naruto y Kankuro, os venís conmigo a ver a la directora.
- Esto no lo empecé yo - sonreía Kabuto.
- Me da igual.
- ¡Pero él tiró a Akane por las escaleras! - gritó furioso Naruto.
- No, yo no la tiré, se cayó solita.
- ¡Vale! ¡No quiero ni una discusión más! ¡Todos al despacho de Tsunade! Allí aclararemos lo que ha pasado.
...
Había acabado la jornada y el instituto estaba vacío salvo por algunos profesores y los alumnos del grupo de la actividad de teatro, todos salvo Akane y Shikamaru.
Naruto y Sakura aguantaban como podían la charla que Tsunade les estaba regalando en su despacho.
Estaba furiosa, furiosa de verdad, pensaba Jiraiya sentado en una de las sillas mientras sujetaba una bolsa de hielo cerca de su ojo izquierdo, hacía mucho tiempo que no la había visto así y realmente daba miedo.
Tan concentrada estaba en reprocharles lo inconscientes que eran, irresponsables y demás cosas que empezaban con "i" que cuando sonó el teléfono pegó un grito hacia él.
- ¿Qué pasa?
- Tranquila - dijo Jiraiya - Ya lo cojo yo. Instituto Konoha, buenas tardes.
Tsunade miraba interrogante a Jiraiya y Naruto y Sakura se miraban entre ellos con pena. Ellos por lo visto eran los causantes de todo, Sakura y Naruto habían agredido los dos a Kabuto sin motivo aparente. De nada sirvió que Ryuko contase su versión de lo sucedido o Sasori... los culpables eran ellos, sobretodo Naruto que además había golpeado a un profesor, por un error, si, pero lo había golpeado.
- De acuerdo - decía Tsunade - Gracias Shizune. Vete ya para casa... no, no hace falta que vuelvas.
Colgó el teléfono y miró de nuevo iracunda a los dos alumnos.
- ¿Cómo está Akane? - preguntó asustada Sakura.
- Parece que está bien, solo tiene el hombro dislocado, pero se va a quedar en el hospital hasta mañana.
- Menos mal - suspiró Sakura.
...
En una de las aulas, el resto de sus compañeros esperaban impacientes y nerviosos que apareciese Tsunade para aguantar la charla y poder marcharse.
Se habían sentado como si estuviesen esperando a un profesor para dar clase, fue algo que hicieron sin planearlo, quizás todos pensaban que si les veía sentados como buenos alumnos se compadecería un poco.
- Ya os podéis imaginar la que nos va a caer - comentaba Gaara - Tsunade debe estar más que mosqueada con nosotros.
- ¡Pero no ha sido culpa nuestra! - se quejó Lee
- Sakura ha golpeado a Kabuto y de eso no hay duda - puntualizó muy serio Neji.
- Pero fue por defender a Ryuko ¿verdad? - intervino Ten-Ten.
- De eso no tenemos pruebas, solo nuestra palabra - continuó Neji con la misma seriedad.
- ¿Cómo que no tenemos pruebas? ¿Y Ryuko? - protestó Chouji.
- Kabuto puede decir que no intentaba nada - habló Shino - Ya sabéis como es.
- ¿Y lo de Naruto? - preguntó ahora Sai.
- Naruto se puso nervioso porque vio caerse a Akane por las escaleras - protestó Ino - ¡Es normal que se pusiera nervioso!
- Es que no sabes como se puso - habló Kankuro - No había forma de calmarle, no sabía yo que tenía esa fuerza.
- Lo que está claro es que Kabuto siempre sabe como pincharnos - puntualizó Sasuke.
- ¿Y por qué se comporta así? - se quejó Ten-Ten - ¿Es que es tonto o qué?
- Lo hace solo por demostrar que puede hacerlo - indicó Neji - De momento seguro que expulsan unos días a Sakura y a Naruto, si lo de Naruto no es peor.
- ¿Pero por qué? - se alarmó Sumire.
- Porque ha golpeado a un profesor - contestó Neji - Ya lo veréis, eso ya no es cosa solo de la directora, seguro que el consejo tendrá algo que decir.
- Menuda mierda más gorda en la que nos hemos metido - gruñó Kankuro.
- ¡Callaos ya! - gritó de pronto Ryuko - Me estáis poniendo nerviosa con tanto quejaros, somos imbéciles y si caemos en todas las provocaciones de Kabuto es porque somos imbéciles. Akane se ha caído por la escaleras y está embarazada ¿Es que a nadie le importa lo que le pueda pasar?
Todos miraron incrédulos a Ryuko ¿Qué le había pasado a la apocada Ryuko?