viernes, 5 de septiembre de 2014

155. Algunos favores deben pagarse

"Urgencias"... Ino miró aquellas letras encima de unas puertas automáticas y suspiró. Había gente por allí, algunos hablando en grupos y otros solitarios, todos con gesto de estar esperando algo. A través de las puertas se veían a más personas, a Ino ese ambiente de espera le ponía un poco intranquila, siempre que iba a urgencias pensaba que todo el mundo estaba ahí esperando noticias porque algo malo había sucedido.
- Venga Ino, entra ya - se impacientó Akane.
- Es que me da vergüenza.
- Ah, déjame a mí - dijo muy resuelta y se acercó a las puertas que se abrieron.
Ino miró a Shikamaru que, unos pasos detrás de ella y con las manos en los bolsillos, le devolvió la mirada a la vez que se encogía de hombros.
Volvió a suspirar y a mirar a su alrededor. Se disponía a entrar en el hospital cuando las puertas se abrieron de nuevo para dejar salir a Akane.
- Que dicen que no es aquí, que tenemos que ir a urgencias de maternidad - explicó - Que están... por allá.
- ¿A urgencias de maternidad? - se extrañó Ino.
- Si, eso me han dicho.
- ¿Pero tú les has dicho cuál es el problema?
- Que si, lo he dicho muy clarito, "se nos ha roto un preservativo y no queremos correr riesgos", y me han dicho que para eso hay que ir a maternidad. Ale, vamos.
- A lo mejor se han pensado que se te ha quedado dentro y que hay que extraértelo - comentó Ino.
- Pues ahora nos enteraremos.
Akane comenzó a andar muy dispuesta hacia la dirección que ella misma había señalado. Ino volvió a mirar a Shikamaru y este, con el mismo gesto de cansancio volvió a encogerse de hombros antes de empezar a andar.
- Tu mujercita tiene mucha energía.
- Demasiada, a veces me agoto de verla.
- ¿Sabes a quien me recuerda?
- A Naruto. Es como una versión con pelo naranja y gafas.
- Y no se te olvide el pecho que por cierto con eso del embarazo tiene unos globos enormes.
Shikamaru chasqueó la lengua e Ino no pudo evitar soltar una risita.
- Creo que estoy empezando a sentir algo por Naruto - trató de comentar como si no tuviera importancia Ino.
Shikamaru la miró frunciendo el ceño.
- Mujeres problemáticas - musitó - Así que te gusta Naruto.
- Si, me gusta, la verdad es que me gusta mucho, es un chico muy guapo, antes no me había dado cuenta pero es muy guapo.
- Claro, solo mirabas a Sasuke.
- Creo que Naruto es el tipo de chico del que podría enamorarme.
- Me alegro por él.
- ¿Ya está? ¿No me vas a dar ningún consejo o alguna charla?
- ¿Para qué? Menudo rollo, harás lo que te apetezca de todas formas. Naruto es una gran persona, te irá bien.
- ¿Y yo no soy buena persona o qué?
- Por eso he dicho que me alegraba por él.
La entrada a urgencias de maternidad era igual que la anterior entrada salvo que las personas que esperaban parecían en su mayoría más alegres. Akane entró de nuevo la primera pero esperó dentro a que lo hicieran Ino y Shikamaru.
- Venga, ahora te toca a ti - le dijo a Shikamaru - Allí está la ventanilla.
- Mendokusei... - se quejó el chico mientras se dirigía a un mostrador blanco - Buenas tardes.
- Buenas tardes - le respondió una mujer morena de pelo recogido en una coleta y que llevaba una bata blanca que le miró interrogativa.
- Bueno esto... - Shikamaru se rascó la cabeza y miró a su vez a Akane - Verá es que hemos tenido un problema... mendokusei... que problemático que es todo esto.
- Perdone - intervino Akane acercándose al mostrador - Lo que quiere decir este individuo y no se atreve es que se nos ha roto un preservativo y no queremos correr riesgo de quedarnos embarazados, por eso estamos aquí.
- Entiendo. Dime tu nombre.
- ¿No puedo dar el de él? ¿No pueden darle la pastilla a él? Está en el mismo problema que yo.
- Pero tú eres la que tendrás que tomarte la medicación.
- Pues vaya. En fin... Akane Nara.
- No me lo puedo creer - susurró Ino a Shikamaru - Lo dice sin ningún tipo de vergüenza.
- Esta no sabe lo que es la vergüenza - murmuró también Shikamaru.
- Si que tengo vergüenza - habló Akane girándose para mirarles - Pero es lo que hay.
La señora tecleó en el ordenador y unos instantes después salían unas etiquetas impresas en una pequeña impresora que tenía cerca de ella. Despegó una de las etiquetas y la pegó en una especie de formulario donde también apuntó algunas cosas, después metió ese formulario en un sobre de color marrón donde pegó otra pegatina y se lo dio a Akane.
- Toma. Esperad en la sala de ahí al lado, ahora os llamarán.
- Vale, gracias. Venga, vamos a la sala de espera.
La sala de espera era una estancia rectangular, no demasiado grande y con sillas de plástico que bordeaban las cuatro paredes. No había demasiadas personas allí. Un par de mujeres con un avanzado embarazo, una de ellas acompañada por el que parecía su marido y otra por una señora mayor; una mujer joven con aspecto de cansada y que se tocaba continuamente la tripa, algo hinchada y un grupo compuesto por una chica joven, de ojos rojos y llorosos y bastante nerviosa, una mujer de mediana edad que hacía carantoñas a un bebé de pocos meses dentro de un carrito y un chico joven que intentaba animar a la chica.
- ¿Has visto ese chico? - susurró Akane a Ino cuando se sentaron una a cada lado de Shikamaru.
- Si, se parece un montón a Kankuro - contestó también en un susurro Ino.
- ¿A que si?
Shikamaru se recostó en el asiento apoyando la cabeza en la pared y cerró los ojos.
- Eh, no te vayas a dormir - le regañó Ino - No nos hagas pasar vergüenza.
- Ah, que pesadas que sois, no me voy a dormir.
- Oye Akane - habló en voz baja Ino - ¿Crees que tú te vas a poner así de gordita? - hizo un gesto con los ojos señalando a las dos embarazadas.
- Se va a poner peor - contestó con aburrimiento Shikamaru - ¿No ves que trae dos?
- ¡Madre mía!
- Calla y no me digas eso - gruñó Akane - Enferma me estoy poniendo de pensarlo ¿Cómo se podrá inflar tanto una tripa?
- ¿Traes gemelos? - se interesó la señora mayor.
- Trae mellizos - contestó Ino.
- Eso dice la ecografía - añadió Akane.
En ese momento Shikamaru decidió que si iba a dormirse, ya se conocía él esas conversaciones entre madres y futuras madres, empezarían a hablar de embarazos y partos, lo estaba viendo.
Y no se equivocaba, las dos embarazadas estaban allí porque ya habían empezado con las contracciones, así que comenzaron a contar como eran los dolores que les estaba dando, la señora mayor, madre de una ellas sumó la experiencia de sus partos, la chica con aspecto cansado por lo visto había dado a luz hacía unas semanas y también estaba deseosa de contar su parto, además, había sufrido una infección, razón por la cual estaba allí... los únicos que no hablaban era el grupo de la chica llorosa. Shikamaru llegó a la conclusión de que esa chica estaba allí porque debía ir algo mal en su embarazo, lo mismo mientras en esos momentos se hablaba allí de partos y nacimientos ella estaba abortando... deberían tener salas separadas para estos casos.
Y también, tal y como suponía, el tiempo empezó a pasar lentamente. Una enfermera vino con una silla de ruedas y se llevó a una de las embarazadas junto con su marido, después la señora mayor fue a quejarse de que su hija se encontraba muy mal y nadie la hacía caso, entraron nuevas embarazadas... desde luego que esa no era la forma más divertida de pasar la tarde del domingo.
- Mira Akane que bonita es la niña - decía Ino mirando a la pequeña del carrito a la que acababan de sacar - Dentro de poco tu tendrás un par así.
Se oyó por el megáfono que llamaban a alguien, una tal Ringo y la chica llorosa se levantó.
- Karasu, acompáñala - dijo la mujer que acompañaba a la pareja.
- No, no, ve tú que eres su madre, dijo el chico. Ya me ocupo yo de la pequeña Aiko.
Akane Nara - volvió a oírse por el megáfono - Pase a la sala 2.
Akane se levantó rápidamente.
- Venga Shika, acompáñame.
- ¿Tengo que ir yo? - pareció quejarse - ¿Por qué no te acompaña Ino?
- Porque no, porque tienes que venir tú.
- Ahhhhh, mendokuseeeeei.
- Suerte Akane - sonrió Ino.
La sala 2 era una pequeña habitación, tenía una mesa llena de papeles, un ordenador encima de ella y unos aparatos por allí que serían "cosa de médicos". La mesa estaba en el centro, detrás de ella había otra puerta que estaba entreabierta y Akane pudo que al otro lado había una consulta mucho más grande y equipada. Un señor de mediana edad, pelo canoso y gafas negras entró por esa puerta y se sentó frente a la mesa.
- ¿Akane Nara? - dijo mirando a la chica por encima de sus gafas.
- Si, soy yo - contestó pasándole el sobre de color marrón.
- Sentaos - señaló un par de sillas, ellos así lo hicieron - Entonces ¿Qué os ha pasado?
- Pues verá es que... se nos ha roto un preservativo - contestó con bastante seguridad Akane - Lo he traído por si tiene que verlo, se ha rajado y nos hemos dado cuenta al retirarlo ¿Lo saco?
Akane hizo un gesto muy directo de abrir su bolso y Shikamaru la miró completamente asombrado ¿Pero qué iba a sacar del bolso?
- No, no hace falta - habló el médico mientras leía el informe.
- Mire, traigo el libro de familia - eso si lo sacó del bolso - Estamos casados ¿ve? - lo abrió por la primera hoja - Quiero decir que aunque tengo 17 años no hace falta que traiga la autorización paterna.
- ¿Y cuándo se os ha roto?
- Esta tarde, durante la siesta, ya sabe, aprovechamos que el niño estaba dormido para...
Shikamaru volvía a mirarla sin dar crédito a lo que oía.
- Ya, ya me imagino ¿Entonces hace pocas horas, no?
- Si, hace muy poco.
- ¿Y qué pasa? ¿Que no queréis tener hijos?
- Es que ya tenemos uno, tiene cuatro meses y la verdad es que no estamos para tener otro.
- Ya veo, por eso os casasteis. Los jóvenes sois un desastre ¿El otro también fue un preservativo roto?
- Pues... - Akane parecía dudar - Pues si, por eso hemos venido, porque ya tenemos aprendida la lección y no queremos que nos pase otra vez.
- ¿Es que no sabéis usas preservativos?
El doctor miró interrogativo a Shikamaru y este a su vez asustado a Akane. Lo que le asustaba no era la pregunta del doctor si no la cantidad de mentiras que oía decir a Akane ¿serían improvisadas o ya las tendría pensadas?
- ¿Le estás dando el pecho a tu hijo? - interrogó ahora a Akane.
- No, no, que va.
- Te lo digo porque si te doy la píldora del día después y le estás dando el pecho tienes que saber que se excreta a través de la leche materna y eso no va a ser bueno para tu hijo.
- Ah pues no hay problema, nunca quiso mamar, el segundo día me dieron una pastilla y se me cortó la leche, es más, ya me ha venido la regla y todo, por eso venimos tan asustados.
- Ya - el médico abrió uno de los cajones de la mesa y sacó un taco de hojas del tamaño de una cuartilla. Tenían un membrete con el nombre del doctor y su número de licencia y escribió algo completamente indescifrable para Akane, firmó y arrancó la hoja para dársela a Akane - ¿Eres fumadora?
- No, no fumo.
- ¿Tienes asma? ¿Problemas de corazón?
- No, nunca los he tenido.
- ¿Epilepsia? ¿Tomas drogas?
- No, no, nada de eso.
- Entonces tómate esa pastilla cuanto antes. Ten en cuenta que es una bomba de hormonas así que te van a dar varios efectos secundarios, léete el prospecto y no te asustes.
- De acuerdo.
- Y - metió la mano de nuevo en el cajón y sacó unos cuantos papeles de colores - Tomad estos prospectos sobre métodos anticonceptivos. Si no queréis tener más hijos por ahora os recomiendo que pidas cita con tu ginecólogo y que te recete pastillas anticonceptivas en vista de lo mal que se os dan los preservativos.
- Muchas gracias, tiene razón, es lo que tenemos que hacer. Vamos, después de esto ya te digo que lo hago - decía Akane mientras guardaba su libro de familia - Yo no vuelvo a pasar por esto más veces.
- Espero que así sea - contestó el médico mientras escribía en el impreso y lo firmaba - Toma, esto es para ti también.
- Muchas gracias - dijo Akane levantándose.
- Gracias - repitió igualmente Shikamaru.
- No hay de qué y seguir mi consejo, sois muy jóvenes aún para llenaros de hijos.
Salieron de la sala y al cerrar la puerta a su espalda Akane miró triunfante y sonriente a Shikamaru.
- ¿Has visto? Ya está y no hace falta llamar a Tobi ni nada de eso.
- Lo que yo estoy es muy asustado - dijo caminando hacia la sala de espera.
Al verlos entrar de nuevo Ino se levantó ansiosa.
- Ya está - Akane agitó el papel - Ahora vamos a una farmacia, a la que esté de guardia o si no que la compre Sakura, que nosotros ya hemos hecho bastante.
- ¿Te lo han dado?
- Por supuesto. Venga, vámonos.
- ¿Y te ha puesto algún problema?
- Ninguno. Estaba todo controlado. Le enseñé el libro de familia para que viera que estábamos casados, así no me pedía autorización de mis padres.
- Que lista eres ¿Y no te ha hecho un reconocimiento?
- Que va. Le dije que llevaba el preservativo roto en el bolso y que si quería verlo. Ya sabía yo que no iba a querer verlo pero con eso se convenció.
- Pues anda que si te dice que quiere verlo ¿Que ibas a hacer? - se interesó Shikamaru.
- No iba a querer verlo, a nadie le gusta ver eso.
- ¡Eres maravillosa! - Ino la abrazó - No sabes cómo te lo agradezco. Si me necesitas para algo me lo dices, lo que sea, por ejemplo si alguna vez Shika y tu queréis salir y no tenéis con quien dejar a los niños, yo me ofrezco de niñera.
- No te ofrezcas demasiado o me aprovecharé. No tiene importancia, somos amigas.
- Shikamaru tiene cara como de haber pasado miedo - bromeó Ino.
- Lo que tengo cara es de estar flipado. En mi vida he visto a nadie decir tantas mentiras con tanta naturalidad, sin dudar, sin hacer gestos, sin ni siquiera variar el ritmo de la respiración... así, como quien cuenta lo que ha estado comiendo.
- Es fácil - contestó Akane.
- Estoy casado con una mentirosa profesional y yo sin saberlo.
- A lo mejor eres buena actriz - agregó Ino - Deberías tener un papel en la obra de teatro.
- Quita, quita, para obras de teatro estoy yo.
- Pues esto a mí me preocupa - añadió Shikamaru - ¿Quién me dice que no vas a mentirme a mí con esa facilidad?
- A ti nunca te mentiría, ciervito, tú me miras a los ojos y me pongo nerviosa, me da la impresión de que vas a descubrirme.
- Eso quiere decir que ya has intentado mentirme.
- Pues claro... pero no me salió bien - Shikamaru la miró frunciendo el ceño - Intenté mentirte diciéndote que no me importabas nada y no lo conseguí.
- ¡Ah! Me ha llamado Chouji - interrumpió Ino - Por lo visto Ryuko estaba llamándote, Akane, y no contestabas y tú tampoco, Shika y ya se han preocupado.
- Claro, desconecté el teléfono - explicó Akane mientras abría su bolso y rebuscaba e él - Carai, casi me olvido de Ryuko, seguro que quiere contarme lo que ha pasado con Chouji ¿Qué le has dicho?
- Que estáis en el hospital porque te encontrabas mal, es que no sabía que decirle.

- ¡Ay por dios! Con lo exagerada que es Ryuko debe estar de lo más angustiada - decía mientras marcaba el teléfono de su amiga.
...
Neji había salido a dar una vuelta. Ten-Ten le había llamado, por lo visto estaban en casa de Kankuro e iban a pasar la tarde jugando al trivial y otros juegos y él le había dicho que iba a ir. En realidad había contestado que iría un poco porque Ten-Ten no le insistiera demasiado.
Antes de ir hasta la casa de Kankuro decidió caminar un poco sin sentido, quizás para aclarar sus ideas. Todo lo que sus tíos le habían dicho era muy confuso para él. Hace unos meses habría acudido a contárselo a Temari, ella era una chica lógica que habría sabido ver las cosas desde un punto de vista objetivo, pero ahora Temari no estaba, al menos no estaba en Konoha, se preguntaba si a pesar de que su relación no había prosperado podría contar con ella como amiga o no. Ahora que lo pensaba se daba cuenta de que la herida iba cicatrizándose, despacio, poco a poco, pero ya no se sentía tan abandonado. Aún añoraba mucho a Temari y la relación que tenía con ella pero empezaba a darse cuenta de que quizás esa relación no era como él pensaba, que quizás lo que entre ambos había era amistad, una gran amistad y cariño pero quizás no llegaba a ser amor, al menos a él le gustaba pensar eso, que se llevaban bien y se comprendían porque eran como almas gemelas pero incompatibles para el amor, precisamente por ser demasiado iguales y comprenderse. Él no había sabido darle a Temari lo que ella buscaba; había sido su amigo, su compañero, su confidente, pero le había fallado en cuento al amor... aunque no debía sentirse culpable, todo no podía haber sido culpa suya, también había pasado al contrario, Temari había sido una amiga estupenda y a él le gustaba mucho pero tampoco le había dado lo que él esperaba... sería porque tenía a otro y hay cosas que no se pueden compartir al igual que un corazón no puede ser de dos.
Lo gracioso de todo es que al final había perdido ante un tercero... y se alegraba por Temari. Al menos no había perdido ante su "rival", ahí estaban los dos a empate, había llegado un tercero para darle lo que ella buscaba y necesitaba... seguramente había dos personas en su corazón porque ninguno de los dos era capaz de llenarlo, seguramente cada uno le daba algo y necesitaba a los dos... en el fondo era cierto que se alegraba por Temari, ojala ese chico supiese darle lo que ella se merecía.
Cuando se dio cuenta sus pasos le habían llevado directamente hasta el parque y se extrañó al ver a dos figuras conocidas que parecían discutir por los gestos que hacían. Eran Stella y Tobi ¿Pero por qué estaba Stella con Tobi y discutiendo? Parecía que discutían o al menos que no se entendían.
- Es que ha sido un... error - decía nerviosa Stella.
- ¿Cómo va a ser un error? ¿Tomas a Tobi por tonto?
- No es eso Tobi, es que... es que no eran para mi ¿vale? Eran para una amiga pero ya las ha conseguido.
- Tobi ha tenido que hablar con Kakuzu y pagarle por la receta ¿Ahora que hace Tobi con ella?
- Yo te la pago, de verdad. Te lo prometo ¿Cuándo te he fallado yo? Te juro que esta semana tienes el dinero. No sé porqué te pones así.
- ¿Y que hace Tobi con la pastilla?
- Pues me la das a mí, no me importa, además quizás alguna vez las necesite.
Tobi sonrió de forma que a Stella le produjo un escalofrío.
- No, no, no... eso no está bien - habló en todo grave - Tobi es un buen chico y te ha conseguido lo que pedías y podía haberse metido en un lio.
- Ya lo sé y te lo voy a pagar, ya te lo he dicho.
- No... ya sabes cómo va esto. Ahora me debes un favor - habló con tono aún más grave.
- Pe... pero... solo es una pastilla.
- Esto es un negocio Stella ¿Crees que hago esto por ayudar al prójimo?
Ahora Tobi daba bastante miedo.
- Pero Tobi, yo ya te he pedido antes y...
- Por eso. La primera vez es un favor que te hice pero ahora tienes que pagar.
- Y te he dicho que te pagaré.
- No quiero dinero ¿Crees que necesito dinero? El dinero es para Kakuzu pero tú a mí me debes un favor.
Tobi se había acercado demasiado a Stella y a Neji, desde su posición le parecía bastante amenazante.
- ¡Eh, Tobi! - dijo en voz alta mientras se acercaba a grandes zancadas hacia ellos - ¿Te está molestando?
- Hombre, el Hyuuga ¿Tienes algún problema?
- Deja a Stella en paz.
- ¿Tobi le está haciendo algo? - volvió a hablar con su habitual voz tonta.
- No me está haciendo nada, gracias Hyuuga - intervino a Stella - No pasa nada.
Tobi y Neji se miraron fijamente, como retándose, había algo en ese chico que a Neji no le daba buena espina, no sabía lo que era exactamente pero no le gustaba nada su actitud.
- Tobi se va, pero no lo olvides, Stella le debe un favor a Tobi.
- ¿Algún problema, Tobi? - habló de pronto un hombre apoyado en un árbol no muy lejos de ellos. Era un hombre que llamó la atención de Neji en cuanto se fijó en él, tendría unos treinta años, iba vestido con un traje negro, tenía el pelo corto, curiosamente de dos colores, la parte izquierda blanco y la derecha negro, además en la mitad derecha de su cara se veían varias cicatrices como de quemaduras que le daban un aspecto siniestro.
- No pasa nada Zetsu. Ya nos vamos - respondió Tobi.
Miró a Stella y sonrió antes de alejarse de allí.
- Será payaso - murmuró Neji - ¿Y quién era ese tipo tan raro?
- Es Zetsu, es guardaespaldas de Tobi. Te aconsejo que le evites.
- ¿Te encuentras bien? - se interesó al comprobar que la chica estaba bastante nerviosa.
Stella no dijo nada, se abrazó a Neji y comenzó a llorar.
- Esto me pasa por tonta, por querer ayudar a la gente, si es que soy tonta.
Neji no sabía qué hacer, si separar a la chica de él o dejarla llorar, si tenía que abrazarla o decirle algo para consolarla. Optó por poner con cuidado una mano en su espalda y darle suavemente unos golpecitos.
Esa sí que era una situación incómoda.
Esperó a que la chica dejase de llorar y se separase de él.
- ¿Estás mejor? ¿Nos sentamos?
- Si, vamos a sentarnos. Lo siento, siento haberte mojado... mira, ahora tienes la camisa empapada, si vienes a mi casa te la lavaré.
- No, no tiene importancia.
- Lo siento, es que me he puesto nerviosa.
Neji no sabía si debía mostrar interés y preguntar qué era lo que le sucedía o ignorar lo que había sucedido.
- Es que he me pasado de lista, siempre me pasa... si es que soy muy tonta.
- Bueno, tranquilízate, todo tiene arreglo.
- Yo solo quería ayudar a una amiga... Bah ¿A quién quiero engañar? Solo quería presumir delante de ella de controlar las situaciones, de dármelas de saberlo todo... eso es lo que me ha pasado.
- Sea lo que sea tendrá arreglo.
- No lo creas, con Tobi las cosas no son tan sencillas.
Stella se sentó en un banco y miró al cielo... todo había salido fatal, ella quería presumir de controlarlo todo y fíjate lo que había pasado. Mala intención no tenía, de veras que ella quería ayudar a Ino, no le caía mal, era una chica simpática y tenía mucha clase. Pensó que si ayudaba a su amiga Sakura ella le estaría agradecida y querría ser su amiga. Claro que no era la primera vez que intentaba presumir de ser estupenda y le salía el tiro por la culata. Ahora le debía un favor a Tobi... no se le ocurrió pensar que Ino o Sakura, quien hubiese sido porque Ino no había explicado nada, habría podido conseguir la pastilla por otros medios, como siempre, pensó que ella era la única que tenía la solución y ahora Tobi no se había tomado nada bien decirle que no la necesitaba... no tenía que haberle dicho nada, tenía que haberla cogido y ya está ¿Para qué le había dicho eso?... Daba igual, por lo que Tobi había dicho le iba a deber un favor de cualquier forma... y los favores a Tobi siempre se pagaban caros y si no que le preguntasen a Deidara o Sasori.
- ¿Dónde ibas tan solo? - preguntó intentando sonreír como si no pasase nada.
- Iba a casa de Kankuro, Ten-Ten me ha llamado, por lo visto vamos a pasar allí la tarde.
- ¿Vais a hacer una fiesta? Mira que listos, claro como no están ni Temari, ni Gaara, os aprovecháis.
- ¿Y tú como sabes que no están Temari ni Gaara?
- Porque esta mañana he visto a Ino y me ha dicho que Sakura se había marchado con Sasori y Gaara y otros más a ver a la abuela de Sasori.
- ¿Quieres venir conmigo?
No sabía muy bien porqué le proponía aquello a Stella, pero ya lo había hecho, ya no tenía remedio.
- No - sonrió - Gracias pero no creo que sea muy bien recibida por tus amigos.
- Tonterías.
- Yo sé que no les caigo muy bien. Pero no puedes ir con la camisa así, mira, mi maquillaje se ha quedado en ella, tenemos que ir a mi casa, te dejaré una de las camisas de mi hermano.
- No, no hace falta, de veras.
- Si, no puede permitir que vayas así, pareces un desarrapado. Vamos a mi casa, te dejo la camisa de mi hermano y te lavo esta.
Neji se miró la camisa, pues era cierto, estaba manchada y la mancha no quedaba nada bien.
- De acuerdo - respondió amablemente. Él era un chico educado que no iba a ser desconsiderado delante de una señorita, si ella se ofrecía a dejarle una camisa de su hermano y lavar la suya él debía aceptar para que ella no se sintiese ofendida, esa era la educación que había recibido.
...
Shikato terminaba de despedirse de sus padres y sus abuelas. Temari ya lo había hecho, estaba al lado del coche con la caja donde estaba su pequeño conejito dentro en brazos. Ya habían guardado en el maletero del coche el equipaje y unas cajas con verduras, huevos y frutas para Akane y Shikamaru. Miaka, la chica que se les había "acoplado" para el viaje de vuelta también esperaba cerca de ella. Temari volvió a observarla, la verdad es que era una chica muy guapa, se veía que Shikato tenía buen gusto, mientras la miraba se preguntó hasta qué punto llegaría su relación y la razón por la cual rompieron ¿sería que no eran compatibles? quizás alguno de los dos no fue fiel en esa relación o quizás esperaba algo que él otro no estaba dispuesto a dar.
En cuanto Shikato se acercó al coche y abrió la puerta del conductor, la chica abrió la puerta del acompañante dejando a Temari algo confundida, ella pensaba que iría delante pero la tal Miaka parecía demostrar mucha seguridad. En fin, tampoco es que a Temari le importase demasiado, iría detrás, mejor, así podría llevar a su conejito al lado cómodamente.
Shikato miró confundido a Temari, él también esperaba que ella se sentase a su lado, y se encontró con que Temari le sonrió abiertamente, parecía que no le importaba ese detalle para nada, claro, Temari era una chica segura de sí misma que no iba a organizar ningún drama por tal tontería, ella no era una cría caprichosa. Por su parte Temari pensaba que Shikato era igualito a su primo Shikamaru y que por no ofender a esa chica no iba a decir nada, en el fondo era esa faceta amable y considerada de los Nara una de las cosas que le gustaba de él, solo esperaba que fuera un poco más espabilado que Shikamaru y no se metiera en los atolladeros que este se metía.
- ¿Estáis listas? - preguntó Shikato abrochándose el cinturón.
- Lista - contestó Miaka.
- ¿Y tú, Temari? ¿Te has puesto el cinturón?
- Estoy lista - Temari se había sentado justo detrás del asiento donde iba Miaka - Por cierto Shika, si te cansas podemos turnarnos conduciendo.
- ¿Tú conduces? - preguntó extrañado.
- Tengo el carnet, me lo saqué en cuanto cumplí los 18 años, por si hacía falta, me gusta sentirme independiente.
- No lo sabía.
- Es que no tengo coche, es el problema.
- Bien, entonces si me aburro de conducir te pasaré el relevo.
- ¿Tu eres de Konoha? - preguntó de pronto Miaka.
- No, no soy de Konoha, soy de Suna, pero estoy estudiando allí.
- ¿Y eso? ¿En Suna no teneís institutos? - preguntó de forma que a Temari se pareció molesta.
- Tenemos institutos y varios - contestó de forma seca - No te olvides, Shikato, que la semana que viene vas a venir conmigo a Suna.
Shikato miró de reojo a Miaka, algo le decía que ese viaje le iba a resultar muy largo.
- ¿Qué tal la universidad, Miaka? - preguntó tratando de cambiar de tema.
- Imagínate, fatal, este semestre creo que me van a quedar casi todas ¿Y a ti?
- Bien, no me va mal.
- Claro, tú siempre has sido bastante bueno en los estudios y no tendrás otras distracciones, como novias y cosas así.
- Procuro que mis "distracciones" no afecten a mis estudios, cada cosa a su tiempo.
- Eso es lo que me gusta de ti, que siempre mantienes tus prioridades, cada una en su sitio.
- Pues precisamente creí que era eso lo que te molestaba.
- Después de que lo dejamos me di cuenta de muchas cosas, créeme, de muchas cosas... ¿Y desde cuando os conocéis vosotros?
- Hace unos meses - respondió Shikato.
- O sea que no mucho - sonrió Miaka.
- Lo suficiente como para saber lo duro que tiene el culito y lo hábiles que son sus dedos.
Shikato se atragantó, no sabía con que, con el aire y miró de reojo a Miaka que parecía algo contrariada, seguramente no esperaba una respuesta como esa.