Tayuya se subió encima de un banco del parque y se sentó en el borde del respaldo. Miró su reloj, esperaba que no tardase demasiado, hoy era viernes y le gustaría salir a dar una vuelta y ver a alguien antes de que se marchasen a cenar. Era viernes y eso significaba que después de cenar se reunirían en el parque, siempre lo hacían, compraban refrescos y siempre había alguien que podía conseguir alguna bebida, como ron, últimamente les había dado por el ron. Pero ella no podía ir a esas "reuniones", claro, así le pasaba, que ya no era una "enrollada".
- ¿Qué haces aquí? - la sorprendió la voz de Kimimaro susurrándole en el oído.
- Mierda tío ¿Qué c**o haces?
- ¿Por qué estás aquí? - insistió el chico.
- Porque estoy esperándote, co**nes.
- Eso es nuevo, no sueles hacerlo.
- Es que hoy quería preguntarte una cosa. Bueno ¿Nos vamos ya?
Tayuya bajó del banco.
- ¿Y qué quieres preguntarme?
- ¿Qué co**nes hacías hoy con Kabuto?
- ¿Me has visto?
- Pues claro que te visto ¿Cómo eres tan hijo de p**a?
- No está bien juzgar a la gente sin conocer los hechos.
- Los hechos es que has vuelto a caer, pedazo de capullo.
- Vale, si es lo que quieres pensar.
- ¿Cómo tienes tanto morro? ¿Me hechas a mí la charla y vas tú y vuelves a caer?
- A ti no te importa lo que yo haga.
- ¿Cómo que no me importa? Se supone que tú eres mi padrino o lo que c**o seas.
- Esto no tiene que ver contigo.
- ¡Y unos co**nes que no! Por tu culpa voy a mear al p**o sitio ese dos veces en semana para controlar que estoy limpia y tú vas y te metes de nuevo.
- Yo no me estoy metiendo nada.
- Eres un ca***n y un hijo de p**a y no se cómo pudiste convencerme de nada.
- Tayuya, yo no me estoy metiendo nada - repitió de forma tranquila.
- ¿Y que hacías con Kabuto? ¿También querías convencerle de que vaya a la mierda esa donde me metiste?
- Lo que yo hable con Kabuto son cosas mías.
- ¡Y también mías! Se supone que eres mi apoyo, si tu vuelves a caer ¿Qué co**nes se supone que tengo que hacer yo?
- Si he hablado con Kabuto, lo reconozco y también le he pedido que vuelva a pasarme.
- Eres un ca*****zo de mierda - dijo con desprecio.
- Pero no voy a tomarlo, solo... solo quiero ganarme su confianza otra vez.
- Ah, claro y yo voy y me lo creo.
- Esperaba que esto fuera un secreto y que nadie se enterase.
- ¡Vete a la mierda con tus excusas! - dijo cambiando bruscamente de camino.
- ¡Eh! La clínica está por aquí.
- Ve tú a mear si es que te apetece.
- ¡Tayuya! - con dos grandes zancadas la alcanzó y la sujetó del brazo.
- ¡Suéltame pedazo de capullo!
- Tayuya, escúchame - habló con tranquilidad - Se supone que esto no lo sabe nadie, solo tú.
- Mira tío, si te quieres meter más mierdas métete las que de la gana pero a mí no me vengas con tus charlas sobre que estoy acabando con mi vida nunca más.
- No estoy tomando nada, yo nunca he tomado nada.
- Ah sí, recuerdo, si lo tuyo eran esas "hierbas medicinales" para tu asma ¿Qué pasa? ¿Las echas de menos o que?
- Se trata de que quiero saber que trama Kabuto.
- Menuda excusa más tonta ¿Qué va a tramar? Lo de siempre.
Tayuya se quedó mirándole fijamente.
- ¿Es por lo de esa chica? ¿Harukaze?
- Entre otras cosas, sí. Lo que sucede es que creemos que Kabuto se trae algo entre manos y quiere distraer la atención de los profesores hacia otro sitio.
- ¿Quiénes creéis?
- Pues... la gente con la que ahora me junto.
- Ah esa panda de ratoncitos ¿Pues que se va a traer entre manos? Conseguir más imbéciles que prueben la mierda de Orochimaru y engancharlos, como siempre... Lo que pasa es que a ti te gusta esa chica ¿Qué no?
- Eso ahora no viene a cuento.
- Pero te gusta, vaya que si te gusta ¿Nagashiyama es como se llama?
- Es una gran amiga mía y la tengo mucho cariño.
- Si y los huevos se te caen cada vez que la ves.
- Esa es tu opinión y además algo que no tiene nada que ver con lo que hablamos.
- ¿Y crees que Kabuto va a volver a confiar en ti?
- Tengo que intentarlo.
- ¿Y por qué te quieres meter en líos ahora que estabas tan bien?
- Porque Jisei y sus amigos me caen bien.
- Eso es que te gusta alguna de ellas, si no es la bruja pues será otra.
- ¿Y no puede ser que solo quiera ayudarlos?
- Si, claro, anda y vete a vacilar a otra.
Llegaron hasta la clínica y entraron. Según se entraba había un mostrador y unas cuantas sillas, se veía un pasillo y varias puertas a ambos lados. Tayuya se acercó al mostrador.
- Ya estoy aquí - dijo.
- Buenas tardes - contestó la mujer que estaba sentada al otro lado - ¿Hoy vienes con ganas?
- Si, creo que sí.
- Pues toma - le pasó una bolsa de plástico donde dentro había un bote del tamaño de un vaso pequeño con una tapa roja - Y deja aquí el bolso.
- Si, si, que pesada te pones.
Tayuya abrió una de las puertas y entró. Al cabo de un rato salió con el bote en la mano.
- Toma, aquí lo tienes.
- Muy bien - la señora se puso unos guantes de látex para cogerlo y le puso una pegatina con el nombre de Tayuya en ella.
- ¿Tienes los resultados del otro día? - preguntó Tayuya.
- Si, aquí están, toma, estabas limpia.
- ¿Ves? - dijo Tayuya cogiéndolos y poniéndoselos delante de la cara a Kimimaro - Te lo dije ¿Cuándo me va a volver a ver la asistenta social?
- La semana que viene.
Después de unas cuantas más frases salieron de allí.
- Bueno, tío, me voy, quiero ver si veo a Sakon y los demás.
- Hoy es viernes.
- Ya lo se, por eso quiero verles ahora.
- Recuerda que tampoco puedes beber alcohol.
- Jo**r tío, que plasta que eres, que ya lo se, que no puedo ni echarme colonia, no hace falta que me lo recuerdes tanto.
- Está bien, está bien. Confío en ti. Ya me marcho, no vemos el lunes.
Tayuya se quedó mirándole mientras se marchaba, había dicho que confiaba en ella, eso sí que era inaudito, era la primera vez que alguien le decía que confiaba en ella.
...
- ¿Entonces vienes con nosotros o no? - preguntaba Sakura a Ino que, con su cazadora en los brazos parecía muy dubitativa.
- No - dijo después de reflexionar unos segundos - Mejor no voy, no me apetece ir al club de tenis.
- ¿Estás segura? - preguntó Sasori - Estará Deidara.
- Es que no me apetece ver a Deidara. Me cae muy bien y es guapo y todo eso pero creo que... no, no me apetece verlo y tampoco quiero estar de sujeta-velas con vosotros.
Sakura la miraba de lo más confundida, era muy extraño que Ino no se apuntase a ir al club de tenis, a ella le encantaba ir al club de tenis, aunque no estuviera Deidara, le gustaba ese ambiente y siempre había chicos que se fijaban en ella, eso de que no quería estar de sujeta-velas era lo más tonto que había escuchado nunca.
- ¿Y que vas a hacer?
- Creo que voy a ir a ver a Naruto.
- Pero Naruto está castigado.
- Ya lo se, por eso, quizás le dejen tener visita.
- ¿Vas a ir a ver a Naruto? - preguntó cada vez más perpleja.
- Que si, que voy a ver si su madre le deja tener visitas. Seguro que está muy aburrido.
- Es que es un castigo - añadió Sasori.
- Bueno yo lo voy a intentar.
- Está bien de acuerdo. Luego me llamas, que tenemos que hablar de lo de mañana.
- Si, si, luego te llamo.
Ino cambió su rumbo para ir a casa de Naruto. Es que era lo que le apetecía, no le apetecía estar con Deidara, ni rodeada de chicos que le dijeran cosas bonitas, por extraño que a ella misma le pareciera lo que quería era simplemente estar con Naruto y hablar con él, oírle contar todas esas tonterías que de vez en cuando contaba y disfrutar de su compañía.
- Que extraño esto de Ino - comentaba Sakura mientras entraban en el club de tenis.
- Yo no lo veo tan extraño - contestaba Sasori - Simplemente se ha dado cuenta de algo que ya era muy obvio para por demás. Mira, también han venido Pain y Konan ¿Vamos con ellos?
- Si, vamos.
Sakura no solamente había cambiado en cuanto a su forma de pensar con respecto a Sasori, ahora también veía de otra forma a Pain y Konan, de hecho, a veces se plantaba porqué siempre les había juzgado tan mal cuando en realidad no les conocía y apenas sabía de ellos.
Konan era una chica muy agradable y también muy educada. Curiosamente ella siempre tenía la idea de que era fría y estirada, pero no, nada que ver con la realidad y Pain resultaba mucho más simpático de la impresión que daba al verle.
- Ven, Sakura, siéntate a mi lado - le dijo Konan al verla - ¿No viene hoy Ino?
- No, hoy no le apetece.
- Que pena. Deidara la echará de menos - sonrió Pain.
- A Deidara que le den - gruñó Konan - Últimamente está muy tonto.
- Konan está enfadada con Deidara - aclaró Pain.
- Es que es muy tonto y estoy harta de decírselo.
- Konan tiene complejo de madre - explicó Sasori - Siempre se preocupa mucho por todos.
- Si yo no me preocupo vosotros no lo hacéis.
- Mira Sakura - habló Pain - Tu amiga Hinata y su novio también han venido ¿Crees que se querrán sentar con nosotros?
- Pues claro que si - respondió Konan - Hinata es muy amable y educada.
Sakura miró hacia donde señalaban, allí estaban Hinata y Gaara buscando donde sentarse. En un momento dado miraron hacia donde estaba el grupo sentado y estos les hicieron una señal para que se acercaran.
- Hola - saludó con timidez Hinata - Hola, Sakura.
- Hoy está esto muy lleno ¿verdad? - comentó Pain.
- Si - habló escuetamente Gaara - Parece que ha venido mucha gente.
- Sentaros con nosotros si queréis, hay sitio de sobra.
- No queremos molestar, gracias.
- No molestáis - añadió Konan - Anda, Hinata, siéntate y que Gaara te traiga algo de beber.
Gaara parecía un poco contrariado, la verdad es que no estaba en sus planes estar con ellos, prefería estar con Hinata a solas pero tampoco podía ser siempre tan acaparador, entendía que a Hinata también le gustase relacionarse con los demás.
- Creía que ibais a ver a la abuela Chiyo - dijo Hinata por hablar de algo, siempre le incomodaban esos silencios que se crean de pronto.
- Es que no se - contestó Sakura - No se si ir.
- ¿Por qué? - preguntó Konan - La abuela Chiyo es encantadora.
- ¿Tú la conoces? - se interesó Sakura.
- Claro. He ido varias veces con Sasori. Ya verás es muy cariñosa y tú también le vas a gustar mucho a ella.
- No, si yo quiero ir pero me da cosa ir allí, a su casa... no se.
- ¿Te da vergüenza de que piense que eres la novia de Sasori? - sonrió de nuevo Pain.
- ¡Anda que tonta! - rió Konan.
- Toma Hinata - dijo Gaara regresando con dos vasos de refresco.
- Gracias Gaara.
- ¿Te puedes creer que a Sakura le da vergüenza conocer a la abuela Chiyo? - se dirigió a él Konan.
- No deberías preocuparte - respondió Gaara - La abuela Chiyo estará encantada de conocerte.
- Eso es lo que le hemos dicho nosotros.
- Además es un sitio precioso - comentó Hinata.
- ¿Entonces vais a ir a pasar el fin de semana? - se interesó Gaara.
- A mí me gustaría - contestó Sasori - Pero depende de Sakura.
- Si vas ¿Me harías un favor? Es que quiero ir a verla un día de estos yo también, tengo algo que preguntarle ¿Le puedes preguntar que día le viene bien? No quiero incomodarla. Iría y volvería el mismo día.
- ¿Quieres ir a ver a mi abuela?
- Es que quiero preguntarle una cosa... importante.
- ¿Y por qué no vais mañana? - intervino Pain - Tu y Hinata, podríais con Sakura y Sasori.
- Cierto - añadió Konan - Así Sakura no se sentirá tan incómoda.
- Es que mañana va a ser un poco precipitado - opinó Gaara.
- ¿Teníais ya otros planes? - preguntó Konan.
- No pero... así... de repente... p-pues... - habló apurada Hinata.
- Tampoco hace falta llevar mucho para estar en el campo - opinó Sasori.
- A mí me gustaría ir - dijo Konan - Hace tiempo que no veo a la abuela.
- Si, estaría bien - añadió Pain.
- ¿Y por qué no venís vosotros? - propuso Sasori.
- ¿Podemos? - le preguntó emocionada Konan.
- Pues claro, no veo porqué no. A ti no te importa ¿verdad Sakura?
- ¿A mí? Es tu abuela.
- Mi abuela estará encanta de que vayan.
- A la abuela Chiyo le gusta estar rodeada de gente joven - añadió Gaara.
- A pues yo si quiero ir, a mí me apetece - sentenció Konan.
- Pues entonces está decidido, iremos - concluyó Pain - ¿Y vosotros? - se dirigió a Gaara y Hinata.
- Es que... no se si mis padres me dejarían.
- De tu padre me ocupo yo, no te preocupes - habló Gaara - Se como convencerle.
- ¿Si? Mira que mi padre...
- ¿A ti te gustaría volver a ir?
- La verdad es que si, es un sitio tan bonito.
- Pues entonces iremos.
...
- ¡Shikamaru! ¡Abre tú la puerta que yo no puedo! - se oía gritar a Akane.
- Ahhhh - Shikamaru se levantaba con gesto pesado de su silla y se estiraba - ¡Vooooy! - dijo al oír la segunda llamada del timbre.
Antes de abrir miró el reloj de su muñeca, sería Shikato que regresaba de la universidad, se habría vuelto a dejar la llave, que problemático que era.
- ¡Hombre Temari! - se extrañó al ver a la chica delante de la puerta y con una bolsa de viaje a sus pies.
- ¿Ha venido ya tu primo?
- No, pero debe estar a punto de llegar. Pasa ¿Habías quedado con él?
- Pues sí, si que he quedado con él.
- ¿Quién era? - se oyó a Akane.
- No es nadie, solo Temari.
- ¿Cómo que "solo" Temari? - se encaró a él la chica.
- Últimamente se te ve mucho por aquí ¿no?
- ¿Te molesta?
- No, pero como que ya no sorprende.
- ¡Hola Temari! - saludó alegre apareciendo Akane - Pasa, pasa ¿Quieres tomar algo?
- No, gracias.
- Ah pues yo si voy a tomar un té ¿de veras que no quieres? Ya lo tengo hecho.
- Bueno si lo tienes hecho, de acuerdo.
- Vamos a la cocina ¿Shikato ha quedado hoy contigo?
- Pues sí. Me dijo que viniera aquí
- Pero él hoy se va al pueblo ¿Verdad Shikamaru? A mí es que no me dejan ir, dicen que el viaje no es conveniente y es una pena porque me gusta mucho.
- ¿Te ha gustado el pueblo de Shikamaru?
- Si, si, mucho.
- Se está volviendo bastante de pueblo, si - añadió Shikamaru - ¿Es que te ha invitado Shikato al pueblo?
- ¿Por qué lo dices?
- Por la bolsa de viaje.
- ¡Ah! Claro, no es muy disimulada que digamos. No me ha invitado, me obliga a ir.
- ¿Cómo que te obliga? - preguntó Akane.
- ¿Recuerdas el papel que nos obligasteis a firmar a Shikamaru y a mi aquella vez que perdimos al parchís?
- ¡Hombre que si me acuerdo!
- Pues yo tengo que ir a pasar el fin de semana a su pueblo.
- ¿Eso es lo que te ha pedido? - se interesó Shikamaru.
- Si, no sé porqué me metí con él diciéndole que estaba demasiado acostumbrado a que las cosas se las haga su mamá y él me llamó "pequeña urbanita" y me retó a ver si soy capaz de hacer lo que él hace en el pueblo.
- Uh, que mal suena eso - masculló Shikamaru.
- ¿Por qué? No puede ser tan complicado lo que él hace.
- No es eso, es por mis abuelas. Verás... te va a llevar Shikato ¿no? Pues que sepas que chica que lleva un Nara allí, chica que se va siendo su novia.
- ¿Pero que dices? Yo no pienso hacerme novia de tu primo, ni allí, ni aquí.
- Si, pero para mis abuelas serás su novia.
- Eso es cierto - habló Akane - Es lo que me pasó a mí. Cuando veas a su abuelita mirarte con esos ojitos tiernos que tiene y empiece a decirte cosas de su nieto querido y la ilusión que le hace conocer a su novia ya no eres capaz de decirle que eso es mentira, ya lo verás.
- No será para tanto.
- Uy que no. Y ten cuidado si te lleva a dormir al bosque, ese sitio tiene algo, te lo digo yo, mira lo que me pasó a mí y si encima te enseña los ciervos... ya la cagaste del todo.
- Que exagerada que eres.
- Va, ya me lo dirás.
- Me ha dicho que hay unas aguas termales al aire libre ¿Es cierto?
- ¿Te dijo lo de las aguas termales? - preguntó Shikamaru arqueando las cejas - Parece que Shikato va a atacar con la artillería pesada.
- ¿Hay unas aguas termales al aire libre? - casi gritó Akane - ¿Y por qué a mí no me has llevado a ellas?
- Ahhhhh, no te agobies, ya te llevaré.
- Pues a mí me gustan mucho las aguas termales. Yo se del balneario del pueblo.
- Pues las aguas del balneario vienen de algún sitio - apuntó Shikamaru.
- Claro, normal. Pues yo quiero ir. Cuando pueda ir al pueblo me llevas.
- No, te llevaré en verano.
- ¿Por qué?
- Porque hay que andar bastante, subir y quizás hasta cavar y todo eso es muy trabajoso.
- Que suerte que tienes Temari - refunfuñó Akane.
- Aprovechate y dile a Shikamaru que te lleve a los baños de aquí.
- ¿A los baños públicos? Sí, claro, lo mismito.
- ¿No has ido nunca? Pues no sabes lo que te pierdes, tienen un sitio especial con bañeras de hidromasaje y también te dan masajitos y hasta hay un sitio para cenar con karaoke.
- ¡Ah! Shikamaru... - le miró con ojos suplicantes.
- Lo siento pero hoy no puede ser.
- Pues mañana.
- Tampoco.
- ¿A que te obligo con el papel que firmaste?
- ¿Con eso me vas a obligar? No te ofendas Temari, pero no se como Shikato pudo convencerte con eso.
- No, si no fue por el papel, fue porque nos picamos los dos.
- Anda, Shika...
- No. Este fin de semana no podemos.
- Hay hasta habitaciones, Shika - añadió Temari sonriendo pícaramente.
- No. No puede ser.
- ¿Pero por qué? - se quejó Akane.
- Porque para este fin de semana tengo una sorpresa para ti. Que por cierto - volvió a mirar su reloj - Tengo que ir a por ella. Vuelvo enseguida.
- ¿Dónde vas?
- A por tu sorpresa. Ya verás, te va a encantar.
...
Ino llegó un poco nerviosa a casa de Naruto. Tampoco sabía muy bien si era apropiado o no, también se estaba dejando llevar por eso que Naruto hacia tan a menudo: tener un impulso.
Solo sabía que le apetecía mucho ver a Naruto y está con él y esperaba que no se sintiese incómodo o se molestase. Ahora que lo pensaba no le parecía tan buena idea ¿Y si de verdad le molestaba? Mejor se iba.
- ¡Ino! - la asustó la voz del padre de Naruto - ¿Qué haces en la puerta?
- Yo... hola, señor Namikaze - dijo al verle acercarse sonriendo con un paquete en una mano.
- ¿Vienes a ver a Naruto o a mi mujer?
- Bueno yo... a Naruto.
- ¿Has llamado ya?
- No, la verdad es que...
- Pues no llames que tengo llave - mientras hablaba sacó la llave de su bolsillo y la introdujo en la cerradura - Vengo de comprar unos pasteles ¿Te apetecen? Están riquísimos, he tenido que ir bastante lejos a comprarlos pero son los que más le gustan a Kushina. Pasa, pasa. Verás que buenos que están ¡Ya estoy en casa!
- ¡Bienvenido! - oyó a Kushina.
- Pasa mujer, no seas tímida. Naruto se pondrá muy contento de verte. Está bastante aburrido estudiando.
- Yo no quiero molestar si está estudiando.
- ¡Bah! También tiene que descansar un poco. Traigo visita, cariño.
- ¿Ah sí? - dijo Kushina asomándose - ¡Ino! Pasa, pasa.
- Con permiso.
- ¿Qué haces por aquí?
- Ha venido a ver a Naruto y yo la he invitado a pasteles.
- Por supuesto. Ven, siéntate donde quieras ¡Naruto! ¡Tienes visita!
- ¿Qué pasa, dattebayo?
- ¡Baja! ¡Han venido a verte! ¿Quieres tomar un refresco, té o café con los pasteles?
- Té está bien.
- Enseguida lo traigo ¡Naruto! ¡Ven de una vez, dattebane!
- ¡Ya voy! ¿Qué quieres?
- Tienes visita.
- ¿Ino?
- Hola Naruto. Yo, pasaba para ver si...
- ¿Has venido a verme?
- Si, bueno, si no molesto.
- ¿A verme a mí?
- Si, a ti.
- ¿Mamá ya le has ofrecido algo de beber, ttebayo?
- ¡Pues claro que si! ¿Qué te has creído, ttebane?
- Y va a comer unos pasteles con nosotros - añadió el padre - ¿A que si?
Ino miró los pasteles, su primer pensamiento es que eran horribles pero luego miró a Naruto y recordó que él quería que comiese y... no pasaría gran cosa por un pastel, merecía la pena sacrificarse un poco por lo bien que se sentía allí.
...
Suigetsu y Fatora caminaban charlando animadamente. La chica se había cortado el pelo, ahora lo tenía bastante corto y además lucía en él un par de mechones, uno naranja y otro más rojizo.
- Te queda bien - le decía Suigetsu.
- ¿De veras? - la chica se pasaba los dedos entre el pelo - Dudé mucho si cortármelo.
- Normalmente no me gustan las chicas con el pelo tan corto, pero a ti te queda bien.
- Es que quería cambiar. El anterior corte fue el que Stella me obligó a hacerme. Se empeñó en que me lo hiciera.
- También te quedaba bien.
- Si pero cada vez que me miraba al espejo me acordaba de mi poca... no se como decirlo, vamos que siempre hacía lo que me decían que hiciera.
- Te entiendo. A veces, cuando sentimos que hemos cambiado, necesitamos también cambiar nuestro aspecto.
- ¡Si, si! ¡Es eso! De verdad que necesitaba verme de otra forma.
- Lo que no se es si en el instituto no te dirán algo por esos mechones.
- ¿Por estos? Ah, no te preocupes, son postizos. No estaba segura de cómo me quedarían y no me atreví a hacérmelos.
Karin y Juugo caminaban detrás de ellos, en silencio. A Karin se la veía visiblemente molesta.
- Parece que se llevan bien - comentó Juugo.
- Si - gruñó - Demasiado bien.
- ¡Quien lo iba a decir! Normalmente hablaban poco.
- Pues ya ves - volvió a gruñir.
- Claro que como Suigetsu se pasaba el tiempo discutiendo contigo pues tampoco habían tenido tiempo de hablar.
- Si, muy bien, muy bonito.
Karin no podía creerse lo que veía, ese maldito pescado era amable y simpático con una chica, ese que siempre era un borde y un mal educado, ese que no sabía si no decir tontería y cosas fuera de lugar... resulta que ahora, de pronto, de la noche a la mañana, era amable y hasta simpático ¿Pero de que iba? Seguro que lo estaba haciendo para molestarla, claro que si, seguro que sabía que portándose así de encantador con Fatora ella se iba a molestar, el muy imbécil a lo mejor pensaba que iba a darla celos, pero no eran celos, claro que no, celos no eran, era... otra cosa, pero celos no.
¿Por qué iba a tener celos ella de ese... ese... ese besugo con patas? Si acaso le daba rabia porque nunca se portaba así, ese no era Suigetsu y se preocupaba, claro, era eso, eso era lo que le pasaba, que se preocupaba por Fatora. Ahí estaba, con su tonta sonrisa y hablando de cosas tontas como si le importara algo, eso no se hacía, eso era jugar con los sentimientos de Fatora... pues como hiciera que la chica se emocionase y luego le haga daño se iba a enterar... vaya que si se iba a enterar.
- Pero es estupendo que se llevan bien ¿no? - recalcaba Juugo mirándola de reojo.
La parte de los celos de Karin iban bien, pensaba Juugo, estaba claro que a Karin le daba celos pero por parte de Suigetsu aquello no parecía ir como se pensaba, mira que si al final resultaba que le iba a gustar Fatora.
- Será estúpido - musitaba Karin.
- ¿Decías algo?
- ¿Qué?
- ¿Qué si decías algo? Es que me pareció oírte hablar.
- No, no decía nada.
- Ah... solo me lo parecía.
- ¡Pues no he dicho nada! - gritó.
- ¿Pasa algo? - se giró Suigetsu al oírla.
Karin al ver como el chico se giraba, rápidamente se agarró del brazo de Juugo y sonrió.
- No, no pasa nada ¿Verdad que no, Juugo? - dijo con tono meloso mientras Juugo la miraba confuso - Solo hablamos de tonterías ¿A que si?
- En realidad hablábamos de... - comenzó a decir Juugo.
- De la película que vamos a ir a ver - le interrumpió Karin - ¿A vosotros que os apetece?
- A mí con tal de que no sea una de "Crepúsculo" me va bien - contestó Suigetsu.
- ¿No te gustan las películas de "Crepúsculo"? - preguntó Fatora.
- No, a mí me gusta ver vampiros de verdad, de los de siempre, no historias romanticonas.
- ¿Pero has visto alguna? - pareció gruñir Karin.
- No, pero se que no me van a gustar.
- ¿Cómo sabes que no te va a gustar algo que no has visto nunca?
- Porque lo se. He visto demasiados avances y escuchado demasiadas cosas como para saberlo.
- Como siempre negando las cosas antes probarlas.
- ¿Qué pasa? ¿Qué a ti te gusta? Seguro que eres una de esas que está enamorada del vampirito ese.
- ¿Y si lo fuera qué?
- Yo tampoco he visto ninguna - terció Fatora - Y no me apetece. Los vampiros me dan miedo.
- Pero yo estoy aquí para defenderte - Suigetsu la guiñó un ojo.
- ¡Por dios! - refunfuñó Karin - Apuesto a que Suigetsu querría ir a ver "La sirenita" - dijo en tono de burla.
- Que graciosa eres, cuatro ojos, pues que sepas que yo soy más de "Buscando a Nemo"
Aquella frase hizo reír a Fatora a carcajadas.
- Mira que eres tonto - volvió a gruñir Karin.
- Y tú una gruñona.
- ¿A ti que te apetece ver, Juugo? - cambió el tono de voz Karin para volver a ponerlo meloso.
- No... no se - dijo confundido el chico - La que a ti te apetezca.
- Ay que dulce que eres, osito grandullón.
- ¿Osito grandullón? - gritó despavorido Suigetsu.
- ¿Qué os parece si vamos a ver la reposición de "Alien, el 8º pasajero"? - medió Fatora.
- ¿A ti te gusta esa película? - se extrañó Suigetsu.
- Mucho y siempre he querido verla en la pantalla grande.
- Pues entonces, vamos a verla. Tú y tu "osito grandullón" ir a ver otra si no os apetece.
- No, si, sí que nos apetece ¿A que si, Juugo? Nos lo vamos a pasar muy bien los cuatro juntitos en el cine.
...
Shikato había regresado de la universidad y después de ducharse y cambiarse de ropa, él y Temari se marcharon para el pueblo dejando a Akane sola, esperando a Shikamaru que parecía que tardaba más de lo previsto en ir a por esa "sorpresa".
Akane, un poco aburrida de esperar, decidió marcharse a la parte de la casa que era de sus suegros, allí había una televisión, al menos se entretendría viéndola un poco. Cuando llegó se encontró a la gatita que corrió hacia ella.
- ¿Qué pasa Kumiko? ¿A que se les ha olvidado darte de comer? Bueno, no te preocupes que yo te doy.
Estaba observando como comía la gata cuando la voz de Shikamaru la sorprendió.
- Akane.
- ¿Por fin has vuelto? ¿Dónde has ido a por esa sorpresa?
- Es que me han entretenido más de lo que esperaba. Ven.
- ¿Dónde está la sorpresa?
- Ahora la verás.
Shikamaru le tendió la mano y ella la agarró. Caminaron atravesando el jardín hasta llegar a su casa.
- Cierra los ojos y no los abras hasta que yo te diga.
- Ya estamos con la tontería.
- Venga, cierra los ojos, así es más emocionante ¿Los has cerrado?
- Si, ya los he cerrado.
- No los abras ¿vale?
- Que no, que no los abriré - dijo tapándoselos además con las manos.
- Que si no se pierde el efecto sorpresa.
- Que no los abro, te lo prometo, pero venga, dámelo ya.
- Un momento.
Oyó los pasos de Shikamaru alejarse, lo mismo era un paquete o algo que había dejado en otra habitación, quizás un electrodoméstico de esos que necesitaba, una plancha, sería estupendo que fuera una plancha.
- Ya puedes abrirlos.
Akane se quitó las manos de los ojos y miró... no, no era una plancha, era algo que la hizo llorar emocionada.
- Pero...
- Hola Akane - la saludó su hermano pequeño que la miraba desde el otro lado del comedor cogido de la mano de Shikamaru.
- ¿Pero cómo...?
El niño se soltó se Shikamaru y corrió hacia ella que se agachó para abrazarle.
- ¡Kenta, mi chiquitín! - lloraba emocionada.
El niño cogió la cara de Akane con las dos manos y le dio un beso apretándola fuertemente.
- Shika ha ido a buscarme y mamá me ha dicho que voy a dormir contigo.
Akane miraba llorosa a Shikamaru que, con las manos dentro de los bolsillos observaba la escena sonriendo.
- Espero que te guste mi sorpresa.
- ¿Pero como lo has conseguido?
- No ha sido nada fácil pero pude convencer a tu madre. Va a pasar el fin de semana con nosotros ¿A que si, Kenta?
- ¡Si! ¡Y podré jugar con el gatito!
- ¡Mi niño! - decía retirándole el pelo de la cara como para verle mejor - ¡Pero si has crecido y todo! Es que no me lo puedo creer ¿Cómo lo has conseguido?
- No te creas que tu madre estaba muy convencida pero le dije que así ella podría descansar.
- ¿Pero que ha dicho? ¿Cómo...?
- Sigue enfadada contigo pero al menos parece que va cediendo en algo.
- Shikamaru eres...increíble.
- Te dije que conseguiría que vieras a tu hermano. Me ha llevado toda una semana de negociaciones, pero lo que conseguido.
Akane rompió a llorar de la emoción. Ya se empezaba a resignar a no volver a ver a su hermano hasta que este tuviera uso de razón y eso sería cuando fuese mayor... a saber que cosas le diría su madre de ella y ahora... Shikamaru era mucho más increíble de lo que siempre supuso y ella había sido siempre una maldita cabezota.