domingo, 21 de septiembre de 2014

206. Mientras estés a mi lado

Ryuko abrió su recién comprado cuaderno de pastas azules y pasó la mano por encima de la hoja en blanco, nuevecita, como si lo acariciase; después buscó en su estuche un bolígrafo en particular, uno de color rosa y que escribía con tinta también rosada, porque Ryuko tenía la costumbre de escribir a mano y con bolígrafos de distintos colores, dicen que cada escritor tiene una manía y esa era una de las suyas.
Sabía la historia que quería contar, la de sus amigos. Quería escribir todo lo que estaba pasando durante ese curso sobre todo para no olvidarlo, no quería olvidar ningún detalle, porque a su juicio aquel año estaba siendo un año asombroso, parecía que los astros se había alineado para que sucediesen tantas cosas y tan importantes, aunque, según Jisei, aquello solo era una consecuencia de pequeños sucesos encadenados, que una cosa había provocado otra, o al menos la mayoría.
La teoría de Jisei era que todo había empezado por el interés que de pronto y de forma inaudita Sasuke había demostrado por Akane y esto había provocado una reacción no solo en Shikamaru si no en Sakura y en Naruto y también de forma indirecta en Ino que a su vez influyó con sus actos en Kiba y Ten-Ten… oh si, Jisei tenía toda una teoría que encadenaba unas historias con otras, de forma directa o no tan directa pero de alguna forma todas tenían algún tipo de relación… claro que eso quizás Ryuko tendría que explicarlo al finalizar la historia.
Ese era el único problema que se le planteaba a Ryuko: el final de la historia, porque toda historia tiene que tener un final y esa parecía no tenerlo, claro, se trataba de la vida y la vida no tiene un final, siempre hay algo nuevo y más en su caso, ya que Ryuko se había propuesto contar las historias de todos sus amigos y entonces sí que no tenía fin. Así que, después de mucho pensar, Ryuko decidió que tendría que poner un fin y también sabía que fin quería poner y para eso decidió que aunque todos sus amigos, incluida ella, tendrían su historia dentro de la historia, habría unos protagonistas principales y sabía perfectamente quienes quería que fueran.
Tenían que ser ellos y no podían ser otros. No podía ser ella misma, aunque hubiese sido lo más sencillo ya que ella era la escritora pero no, porque su historia no era tan importante, bueno, lo era para ella, porque era su historia, pero no era la más impactante, ni la más bonita o la más dramática, en comparación con otras era de lo más sencilla, así que no sería ella la protagonista.
No podía serlo Sakura, aunque se lo merecía, que su historia tenía de todo, como la de Temari o la de Ino. No, porque no las conocía tanto como para saber todos los detalles y tampoco tenía tanta confianza, la verdad es que le daba algo de vergüenza ¿y si metía la pata? ¿Y si lo leían y le decían que estaba tomándose demasiadas licencias literarias? No, lo mejor era tirar para lo seguro, es que además tenía a los protagonistas perfectos, eran sus amigos, tenía mucha confianza con ella y estaba saliendo con el mejor amigo de él y lo más importante es que les había pasado algo que sin duda marcaba un cambio importantísimo en sus vidas… no podían ser otros que Akane y Shikamaru.
Y como Jisei había dicho que todo había comenzado con el interés de Sasuke por Akane pues ese tenía que ser el principio de la historia. Podía haber sido otro, claro que sí, porque la historia de Shikamaru y Akane no comenzó en ese momento, en realidad comenzó muchos años atrás…
Cuando eran pequeñas Akane y Ryuko se hicieron muy amigas, amigas inseparables a las que luego se unió Jisei. Ryuko, una chica con poca autoestima, con miedo siempre a ser ignorada o que se burlasen de ella, encontró en Akane, aquella niña malhumorada que tiraba piedras a la menor provocación, el mejor escudo tras el que protegerse. Cuando estaba con Akane, Ryuko se atrevía a casi todo, no a todo, pero si a mucho, y no es que Akane hiciese algo, no, simplemente se sentía con más valor si estaba con ella, quizás porque la hacía participar en las conversaciones y la apoyaba o porque… porque sí, porque estaba a su lado.
Akane siempre había sido una chica de emociones cambiantes, tan pronto le gustaba algo con locura o lo odiaba de la misma forma, por esa misma razón Ryuko tardó tanto en darse cuenta de su interés por Shikamaru. Ryuko recordaba que al principio a Akane le era bastante indiferente aquel niño de coleta tiesa que era amigo de su adorado Chouji… si, a Ryuko le gustaba Chouji desde que eran pequeños porque es que era un niño tan mono, con esos mofletes y tan dulce, además, como los niños son muy crueles a veces se burlaban de él, le llamaban torpe y lento y ella se sentía identificada con ese niño un poco más gordito que los demás, un poco más torpe y un poco más lento.
Después, cuando Akane se enteró de que ese chico de coleta tiesa era muy inteligente y ganaba premios jugando al ajedrez empezó a verle con otros ojos, incluso Ryuko recordaba que hubo un periodo en el que se notaba que le gustaba o quizás era admiración pero todo eso se convirtió en manía cuando se enteraron de que era muy vago y desmotivado, tanto que incluso a veces suspendía exámenes simplemente porque se quedaba dormido y no los terminaba.
Así era Akane. Jisei decía que entre ese chico y Akane había un lazo especial y que cuando estaban cerca sus auras chispeaban… pero nadie hacia caso a Jisei cuando empezaba a hablar de auras. Fuera como fuese, sucedió que en algún momento a Akane empezó a gustarle en serio, el caso es que de repente se hicieron amigas de Chouji y Shikamaru y los ojos de Akane comenzaron a brillar y eso era una mala señal, muy mala.
"…
- Y mañana voy a empezar a ir al templo Tsukishiro como aprendiz – hablaba Jisei mientras comían sentadas las tres en el césped.
- Debe ser muy impresionante – comentaba Ryuko - ¿No estás nerviosa?
- Sí que estoy nerviosa, más bien excitada, imagínate es algo que deseo desde pequeña.
- Yo estaría de los nervios ¿Tu no, Akane?
- ¿Qué? – contestó distraída – Claro, claro… Oye ¿Y cómo es Shikamaru en clase? ¿Es verdad que se duerme?
- ¡Akane, que estamos hablando de algo importante para Jisei!
- Ya, ya lo sé, lo del templo, pero…
- Déjala Ryuko – habló con condescendencia Jisei – Si no lo puede evitar, lo tiene metido en la cabeza.
- ¿Qué? ¿Pero qué dices? Yo no tengo metido nada en la cabeza, solo me preguntaba cosas, por curiosidad… ¿A que no sabéis una cosa? Creo que le voy a pedir a Neji que venga conmigo al cine.
- ¿Te has vuelto loca? – gritó Ryuko - ¿A Neji?
- Si, a Neji. Es muy guapo.
- Pe-pero… ¡Es Neji! Te va a mandar a tomar viento, eso sí, muy respetuosamente.
- ¡Anda ya! Es tan serio y formal que no se va a atrever a decirme que no, ya sabes, no es de caballeros rechazar a una dama. Le diré que vamos a ir con Ten-Ten y Kiba.
- ¿Se lo has dicho a Ten-Ten y a Kiba? – inquirió Jisei.
- No, pero no van a decir que no. A ellos les gusta salir juntos. Decidido, luego se lo pido.
- A ver Akane que se te está empezando a ir de nuevo la cabeza – la regañó Ryuko.
- Déjala Ryuko, si es la historia de todas las primaveras, se le altera todo y no hay quien la haga entrar en razón, se convierte en una depredadora.
- ¡Hala! Lo dices como si fuera por ahí comiéndome a los chicos. Solamente pasa que en primavera me pongo tontorrona y me apetece salir a pasear con un chico y tontear y soñar un poco.
- Soñar, soñar – gruñó ahora Jisei – Que te pones muy tonta, Akane, muy tonta; deberías dejarme que te limpiase el aura, no te vendría mal.
- A mí mientras no te dé por coquetear con Chouji, todo va bien – añadía Ryuko - ¡Ah! Y otra cosa muy importante, pero muy importante, prométeme que no lo harás.
- No voy a coquetear con Chouji, tranquila, no soy de las que se fijan en los chicos en los que se han fijado antes mis amigas.
- No me refiero a él, me refiero a Shikamaru. Por favor, Akane, no coquetees con Shikamaru, por favor, por favor, por favor.
- ¿Por qué iba a coquetear con ese?
- Porque te gusta – contestó con toda naturalidad Jisei.
- Por favor Akane, no lo hagas. No lo hagas al menos hasta que Chouji y yo tengamos una amistad mejor cimentada.
- ¿Y eso que quiere decir?
- Yo te lo explico – intervino Jisei – Lo que aquí mi temerosa amiga quiere decir es que le da miedo que te pongas a hacer el tonto con el mejor amigo de su futuro novio y que este, como nuestra amistad es todavía tiernita, piense que frecuentamos su compañía solo porque quieres tener un rollete con Shikamaru.
- ¿El qué has dicho? – preguntó confundida Akane – O sea, repítelo en un idioma que sea comprensible para mí.
- Que no quiero que Chouji piense que vamos con ellos porque te gusta Shikamaru y que yo no tengo interés por él, que solo soy amable por ser amable o porque soy tu amiga – aclaró en voz baja Ryuko.
- Mira que eres complicada y retorcida.
- Que luego lo mismo no llegáis a nada, porque tú nunca llegas a nada y el chico puede sentirse dolido y… no quiero que Chouji piense mal de nosotras.
- Lo dices como si yo fuera una come-hombres, como si los usara y los tirara como a trapos sucios. Sabes que no, que soy bastante inocente, que yo solo quiero salir, pasear y…
- Tu ten cuidado que los hay con auras muy revueltas – advirtió Jisei – Como Kabuto, parece bueno y majo pero no me fio de su sonrisa, tiene algo que no me gusta y tú te relacionas demasiado con él.
- Si mamá, me portaré bien… Que aguafiestas que sois, si tuvierais una vida como la mía ya veríais si querríais disfrutar del sol y olvidaros de todo tonteando y fingiendo que… en fin, hablemos de otra cosa y no te preocupes Ryuko, no voy a intentar seducir a Shikamaru, ni decirle nada, ni nada de nada.
- Al menos hasta que Chouji y yo nos conozcamos mejor y él sepa que…
- Que sí, no te preocupes, que se comportarme.
…"
Y se comportó, vaya si se comportó, a pesar de que Shikamaru le gustaba cada vez más, Akane disimuló todo lo que pudo para que él no se diese cuenta… y todo porque se lo había pedido Ryuko, esa era una de las razones por las que Ryuko quería tanto a esa cabezota rencorosa y por las que tenía que ser la protagonista de su historia.
Shikamaru abría los ojos y comenzaba a desperezarse. Bostezó mientras miraba por la ventanilla del coche.
- ¿Ya te has despertado? – preguntó desde el asiento del copiloto el padre de Ino.
- Más o menos – contestó con pereza.
- ¿Cómo te encuentras? – se interesó el padre de Naruto, el cual iba conduciendo el coche.
- Bien, solo un poco adormilado. Creo que ya no tengo fiebre.
- Claro – comentó Inoichi – En cuanto has descansado tu cuerpo empieza a normalizarse. Desde luego Shikamaru no me esperaba de ti que hicieras algo así, pensé que eras más inteligente.
- Mendokusei – se quejó Shikamaru cerrando de nuevo los ojos y recostándose en el asiento.
- Es la segunda tontería que te veo hacer – continuaba hablando Inoichi – De veras que me preocupas.
- Déjale Inoichi – intervino Minato – El chico solo quería no defraudar a nadie y hacer lo que cree que todos esperan de él ¿A qué es eso, Shikamaru?
- Eso es una idiotez. Precisamente si se le propusieron que adelantara un curso es porque saben que puede hacerlo. Es un chico inteligente que además no aprovecha ese cerebro prodigioso que tiene ¿Sabes cuál es su coeficiente?
Mientras Inoichi y Minato comenzaban una conversación sobre Shikamaru, su inteligencia, su vaguería y el miedo que tenía a su próxima doble paternidad, este se llevó la mano a la ceja, al final no tenía ninguna herida, no le habían dado puntos, ni nada, solo tenía la nariz algo hinchada por lo visto del golpe que se había dado contra la mesa del comedor.
O sea que no había recibido ningún cabezazo de Hidan, es mal, Hidan nunca había ido a su casa, todo había sido un sueño, un maldito sueño.
"…
- ¿Estás segura de que Hidan no vino a casa? – interrogó Shikamaru a su hermana en cuanto pudo estar a solas con ella.
- Shikamaru que sí, que no te miento, que Hidan no vino a casa ¿Para qué iba a venir a casa? Tú dime para que iba a venir.
- No se… a por ti.
- Dejó muy claro que yo no le interesaba nada. Solo tonteó conmigo porque creía que… que podía conseguir algo pero… sabes de sobra que yo no he sido nada para él, nada de nada, solo… ya déjalo Shika, me duele hablar de esto, solo quiero olvidarlo de una vez.
- Lo siento Chiharu pero es que… yo juraría que Hidan vino y discutí con él y me dio un cabezazo. Es que todo ese recuerdo que tengo es tal real…
- Shikamaru eso solo son alucinaciones que has tenido por la falta de sueño. Te dormiste en el sofá, estábamos hablando y te quedaste dormido, luego te despertaste o eso me pareció, sonó el timbre y te levantaste, yo pensé que ibas a abrir la puerta pero te caíste de rodillas al suelo, como si no te pudieses sujetar, eras como un muñeco, te quise sujetar pero zas, te venciste para delante y tu cara se estrelló contra la mesita, menudo golpe que te diste, no sabes cómo sonó, yo me asusté muchísimo y el timbre no paraba de sonar y yo no sabía qué hacer. Menos mal que el que llamaba era Ginta y me ayudó a acostarte en el sofá y a llamar al médico, porque yo me puse muy nerviosa. Me asusté mucho, Shika, además hablabas y decías cosas sin sentido.
…"
Todo había sido un sueño… o una alucinación… y le costaba admitirlo, lo admitía porque las pruebas estaban ahí pero había sido todo tan real o al menos él lo recordaba real, al igual que la sensación de ser un inútil incapaz de defender a su hermana y a su mujer.
Ahora iba de camino a su pueblo. Sus padres y Chiharu se iban unos días de vacaciones y no querían dejarlo solo, no se fiaban de él y de que volviera a hacer otra tontería. El caso es que en su cerebro no era una tontería, se trataba solo de aprovechar esos días para adelantar en los estudios y al final no había conseguido nada, menos que nada, después de tanto esforzarse no había podido presentar el trabajo de Filosofía.
Y de todo eso lo que más le asustaba era defraudar a Akane, que pensase que era un blando y que no iba a poder cuidarla a ella y a los niños… vaya un padre que estaba hecho.
- ¡Shikamaru, despierta que ya hemos llegado! – decía Inoichi.
¿Se había vuelto a dormir? Esto empezaba a ser de lo más problemático, en fin, seguramente en un par de días se recuperase del todo. Shikamaru salió del coche y se estiró mientras su abuela saludaba a Inoichi y Minato.
- ¿Qué tal el viaje? – decía la abuela – Os esperaba un poco más tarde.
- Hemos salido pronto – contestaba Minato – Además no había casi tráfico. Aquí te traemos a tu nieto.
- Hola abuela – saludó Shikamaru.
- ¿Ya estás mejor? – preguntó mientras se acercaba a él y le tocaba la frente.
- Si, si ya estoy bien.
- A ver, déjame que lo compruebe, no seas arisco. Anda que eres igualito que tu abuelo, esa misma tontería hizo cuando supo que yo estaba embarazada.
- ¿También te quedaste embarazada antes de tiempo?
- No, para nada pero cuando tu abuelo supo que estaba embarazada le dio por ponerse a trabajar como nunca, no sé qué tontería le entró, ni que quería demostrar.
- Creo que le entiendo – murmuró Shikamaru.
- ¿Dónde están los chicos? – preguntó Inoichi.
- Les hemos mandado a comprar unas cosas. No creo que tarden en llegar. Venga, vamos a entrar en la casa.
- ¿Y Akane? – añadió Shikamaru.
- Está durmiendo y tú deberías aprovechar para subir y dormir también.
- ¿Está durmiendo a estas horas?
- Sí. Se pasa la mañana durmiendo.
- ¿Cómo? ¿Y la dejáis dormir tanto? Pero además si ella me llama siempre muy temprano todos los días.
- Si, se despierta y habla contigo y luego se vuelve a dormir.
- ¡Hola! – la tía de Shikamaru salió de la casa – Que pronto habéis llegado ¿Qué tal el viaje?
Después de repetir los saludos y las mismas preguntas, Shikamaru repitió su pregunta.
- ¿Por qué Akane duerme por las mañanas? ¿Es que está peor o más delicada?
- No hijo no – sonrió la tía - lo que le pasa es que por las noches no duerme, entre que tiene insomnio, que a algunas embarazadas les pasa, y uno de los bebés que se pasa la noche moviéndose pues la pobre se duerme muy tarde y claro, por las mañanas aprovecha para descansar, total, no puede hacer nada más ¿no ves que no la dejamos? Anda, sube y descansa tú también un poco con ella.
- Pero no la despiertes – añadió la abuela – Si no descansa lo suficiente tiene muy mal despertar y no veas como se le revolucionan las hormonas.
- Y cuando se despierte – continuó la tía – no la hables de cosas tristes, que está muy llorona. Las noticias hay que dárselas poco a poco y sobre todo no le insinúes que algo va mal.
- Mendokusei – se quejó Shikamaru encaminándose hacia la casa.
- Ah, Shika – le detuvo su tía – No vayas a tu habitación, que ya no duermes allí. Estáis instalados en la habitación de la abuela Shikami.
- ¿En la habitación de la abuela?
- Es que en tu habitación no cabía una cama de matrimonio y tienes que pensar que pronto tenéis que meter las cunas, así que hemos hecho un cambio.
- Pero nuestro futón cabía perfectamente.
- Pero a Akane le costaba cada vez más levantarse del futón, hijo, son cosas de embarazadas.
- ¿Y dónde duerme ahora la abuela? ¿En mi habitación?
- No, de momento está en la mía – contestó la abuela – Como está muy torpe por lo del brazo pues así la ayudo si necesita algo por las noches.
- Bueno, pues voy a saludarla y subo a descansar un poco.
- La abuela está en el comedor. Estaba deseando verte. Luego te subimos la maleta, venga, ve.
- Mira – hablaba mientras Inoichi a Minato – Ahí vienen nuestros chicos.
- Vaya, sí que parecen contentos. Yo diría que se le ve mejor aspecto a Ino ¿No?
Se les veía venir por el camino riendo y sin prestar atención a nada más que a ellos mismos. Ino arrastraba un carrito de la compra y Naruto llevaba una cesta de mimbre que parecía bastante pesada y que daba la impresión de que no sabía cómo llevar y se la cambiaba continuamente de mano.
Naruto iba haciendo cosquillas de vez en cuando a Ino esta reía daba pequeños saltitos. En una de estas, Naruto rodeó a Ino por la cintura con la mano que le quedaba libre y la atrajo hacia él. Los padres no podían ver lo que estaba haciendo pero la primera impresión era que Naruto mordisqueaba la oreja de Ino que rio con más fuerza y se separó de él no sin dificultad.
- ¿Se puede saber que le hace tu hijo a mi hija? – gruñó Inoichi.
- Creo que le ha comido la oreja – contestó con pena Minato.
- ¿Eso es lo que le enseñas a tu hijo? Voy a tener que hablar muy seriamente con él y advertirle de lo que le puede pasar si toca un poco más a mi niña.
- Como si tú no le hubieras comido la oreja a tu mujer nunca – rio Minato.
- ¿Tú le has hablado a tu hijo de "esas cosas"?
- ¿Qué cosas? ¿Y tú le has hablado a tu hija?
Naruto e Ino ya estaban lo suficientemente cerca como para ver a sus padres. Inmediatamente se separaron.
- ¡Papá! – Ino corrió hacia su padre dejando el carrito atrás - ¡Papá! ¿Pero que haces aquí?
- Venir a ver cómo estás. Te echamos mucho de menos, sobre todo tu madre.
- ¿Qué haces tú aquí, dattebayo? – se acercó con dificultad Naruto llevando la cesta y tirando del carrito.
- Vaya saludo le das a tu padre.
- Que buen color tienes Ino ¿Verdad que tiene mejor color, Minato? – hablaba Inoichi.
- Pues sí, estás muy guapa Ino. No me extraña que este hijo mío se distraiga ¿Se porta bien, Haruka?
- Se porta muy bien – afirmó la tía de Shikamaru.
- Es muy trabajador – añadió la abuela – Y animoso. Nunca pierde la sonrisa, es un encanto y nos ayuda muchísimo.
- Parece que las has conquistado – murmuró Minato guiñando un ojo a su hijo – Pues Naruto, he venido, además de para traer a Shikamaru….
- ¿Ha venido Shikamaru? – interrumpió emocionado Naruto. ¿Y dónde está, ttebayo?
- Ha ido a descansar. Como te estaba diciendo, aparte de traer a Shikamaru, he venido porque tengo que llevarte a Konoha.
- ¿Tan pronto?
- ¿Pero cómo se va a ir ya? – se alarmó Ino.
- No, no se va. Es solo que mañana es la cena de compromiso de Ayesa con Itachi.
- ¿Qué cena de compromiso? – se interesó Ino.
- Una cena donde Fugaku Uchiha y Nawaki Senju anunciarán que Itachi y Ayesa son novios formales, o sea, anuncian su compromiso.
- ¿Y cuándo se van a casar? – apremió Ino.
- Eso no se sabe pero no creo que sea pronto. Itachi aún tiene que recuperarse del todo.
- ¿Y tenemos que ir a esa fiesta, ttebayo?
- Si Naruto, claro que tenemos que ir, somos familiares, de la rama de los Uzumaki, no podemos faltar, además también servirá para que los nuevos miembros de los Uzumaki, ya sabes Karin y sus padres, vayan conociendo a la familia. Es una fiesta de gala, tu madre te ha alquilado un esmoquin.
- ¡Ay que guapo vas a estar Naruto! – exclamó Ino - ¿Nosotros no estamos invitados, papá?
- No hija, nosotros no somos tan importantes como para que nos inviten a la fiesta de compromiso – contestó Inoichi.
- Así que Naruto – continuó Minato – Esta tarde te llevo a casa y el Domingo te traemos de vuelta. Quizás pasemos unos días aquí.
- ¿Quiénes?
- Nosotros, tu madre, tu hermana y yo. A veces pareces tonto, hijo.
- ¿Y tú te vas hoy? – preguntó algo mohína Ino a su padre.
- Solo he venido para verte, para ver lo bien que estás.
- ¿Y por qué no venís tú y mamá y Touya a pasar unos días también?
- Por el trabajo, ya hoy me he cogido el día libre y… bueno, quizás para Año Nuevo.
- ¡Ah! ¡Voy a hacer la comida! ¿Puedo hacer la comida, abuela? Ya verás, la abuela me ha enseñado a hacer unos platos riquísimos. Voy a llevar todo esto a la cocina. Ayúdame Naruto.
Mientras veían a Ino y Naruto meterse dentro de la casa, Inoichi se dirigió a la abuela.
- ¿De veras cocina? ¿No le da asco la comida?
- Y ya verás cómo come – contestó la tía – Te vas a sorprender. No es que sea muy abundante pero come.
- Ya te dijimos que el aire del campo abre el apetito – añadió la abuela.
Después de saludar a su bisabuela Shikami y aguantar pacientemente la charla sobre lo inconsciente que estaba siendo y también lo egoísta porque solo estaba pensando en él y no se había parado a pensar en el disgusto que podía darle a Akane si enfermaba; estaba claro que su abuela no entendía muy bien lo que había pasado pero es que tenía ya casi 100 años y tampoco sabía cómo explicárselo, así que soportó la regañina, prometió que no volvería a hacer algo así y subió a la que ahora era temporalmente su habitación.
Abrió con mucho cuidado de no hacer ruido y entró con el mismo cuidado. La habitación no estaba a oscuras, la persiana estaba cerrada solo hasta la mitad y entraba bastante luz. Akane dormía con los brazos y las piernas desarropadas y no parecía tener frio, por algo había sacado las piernas fuera de la manta ¿Cómo podía ser que tuviera calor en Diciembre? La calefacción no estaba muy fuerte además de hecho Akane parecía… Shikamaru levantó la manta y miró… si, estaba desnuda, bueno, a excepción de unas braguitas.
Echó un vistazo a la habitación y de nuevo se sorprendió, quizás más que al encontrarse a Akane de aquella forma. La habitación no parecía la que él recordaba, estaba bastante desordenada y eso era más que raro en una maniática como Akane.
Era una habitación bastante grande, con una cama antigua que de pequeño a él le parecía enorme, un gran armario, una coqueta, dos mesillas y además dos sillones a juego con la cama y una vieja máquina de coser en un rincón. Uno de los sillones tenía ropa de Akane por encima, en el otro estaba el ordenador portátil, un costurero y una cesta con lanas y agujas, encima de una de las mesillas dos estuches con pinturas y rotuladores, lápices y borradores y había en la habitación una silla más con un bloc de dibujo encima y una caja con dibujos y fotografías. Encima de la otra mesilla había dos cuencos, uno lleno de abalorios y en el otro unos cuantos llaveros que Akane debía haber hecho con esos abalorios, cogió uno de ellos, se podía leer "Kiba" en las cuentas, en otro "Jisei" y en un tercero "Gaara"… parecía que Akane estaba haciendo llaveros para todos su amigos… parecía que se aburría demasiado y hacía un montón de cosas, seguramente pasaba de una a otra continuamente, porque Akane era así, empezaba a hacer algo pero si de repente se le ocurría otra cosa pues dejaba lo que estaba haciendo para ponerse con la nueva idea… seguramente por eso tenía la habitación como la tenía, porque pasaba demasiadas horas allí y se aburría muchísimo.
Se quitó lo pantalones y se sentó con cuidado en la cama. Volvió a mirar la habitación. Aquella habitación le traía demasiados recuerdos de su infancia. Cuando era pequeño tenía prohibido jugar en la habitación de la abuela Shikami y a veces se preguntaba que guardaría allí, por eso, cuando alguna vez se encontraba la puerta abierta se asomaba para ver si veía algo y cada vez que lo hacía llegaba a la conclusión de que allí no había nada raro y entonces comprendía aún menos esa prohibición.
Pero hubo un día que no fue la curiosidad por ver que había dentro la que le hizo acercarse a la puerta entreabierta sino una conversación entre su bisabuela y su madre. Sabía que su madre estaba enfadada con él, de hecho le había castigado por una tontería, una cosa de críos y en ese momento su madre hablaba sobre ese tema.
"…
- Es que Shikamaru es muy… ay, si es que no hace nada, nada le motiva, no pone interés en nada – oyó quejarse a su madre.
- Hija – decía la abuela Shikami mientras cosía en su vieja máquina – Cuando quiere sí que pone interés.
- Pero es que es tan… relajado. Nada le preocupa, todo lo deja a su ritmo. Es que no se da cuenta de quién es, es un Nara y algún día será… no tiene ninguna responsabilidad, ni nada de nada.
- ¿Pero qué quieres que tenga si aún es un crio? Anda, anda, Yoshino, no exageres.
- Pero el tiempo pasa y él sigue igual y ya tiene 12 años y hay que tener cuidado con las chicas que se le acercan, que algunas las envían sus madres porque es el heredero de los Nara.
La abuela Shikami dejó de coser y rompió a reír.
- ¡Que exagerada eres Yoshino!
- De exagerada nada, que lo sé yo, que se comentan muchas cosas.
- Bueno si, no te diría yo que no, que hay mucha espabilada. Pero vamos, no te preocupes, tu hijo es muy listo y no va a dejarse engañar tan fácilmente.
- No sé yo que decirte. Miedo me da pensar en dentro de unos años… es tan tonto.
- No te preocupes, a Shikamaru le irá bien, como a su padre y a su abuelo ¿Y sabes por qué? Porque es un Nara y es listo y porque como ellos, encontrará a esa chica que le complemente, esa chica que hará que se esfuerce en hacer las cosas porque seguramente a pesar de lo malhumorada que ella parezca a veces, resultará una persona amable que le dará todo el amor que necesita y… todo le irá bien.
…"
Shikamaru suspiró. En aquel momento no entendió nada de lo que su abuela había dicho pero sus palabras se quedaron guardadas en su memoria y ahora aparecían. Miró la mesilla que tenía cerca de él y sin saber muy bien porqué, quizás llevado por esa curiosidad infantil que recordaba, acercó su mano y abrió uno de los cajones.
Sonrió… casi le entraron ganas de reír.
Ese cajón estaba lleno de chocolatinas, bombones y cosas dulces. Le hizo gracia. Seguramente eran cosas que conseguía Akane, a saber cómo y las guardaba allí porque no podía comérselas. Debía ser el tesoro secreto de Akane.
Cerró el cajón y se acostó. Se echó la manta por encima y de paso arropó mejor a Akane, que al final iba a coger frio. Acarició suavemente su mejilla y observó que parecía tener el pelo más corto de lo que recordaba.
Volvió a suspirar y a sonreír mientras se abrazaba a ella y cerraba los ojos.
- Mientras estés a mi lado – susurró – todo irá bien.