lunes, 1 de septiembre de 2014

125. El lado práctico de las cosas

Habían sido días de lo más ajetreados. Para empezar el martes por la noche, después de hablar con su hija, Inoichi no pudo pegar ojo. Se encontraba de bastante mal humor ¿Acaso su hija pensaba que él era tonto? Nunca se había tomado por tonto, desde luego que no y por supuesto no se había tragado todo aquello de que las notas de Ino habían bajado por los novios, ni hablar, puede que su mujer si se lo creyese pero él no, él conocía a Ino, sabía que siempre había sido una niña muy lista y aplicada y no por tontear con chicos iba a dejar que sus notas bajasen. No, Ino no era así, Ino nunca faltaba a clases, era muy responsable y muy perfeccionista con todo y... siempre había estado tonteando con chicos o teniendo a chicos revoloteando a su alrededor... no, a Ino le pasaba otra cosa, algo que a él le asustaba reconocer... su hija había vuelto otra vez a tontear con las comidas, por supuesto, estaba más que claro... las cenas austeras, no desayunar, las comidas en familia donde nunca la veía meterse un trozo de comida en la boca ¿Cómo lo haría? ¿Cómo se las arreglaría para esconder la comida? Porque hace dos años, cuando tuvo aquel episodio de anorexia, Inoichi recordaba que Ino solía esconder la comida en la servilleta para luego tirarla.
No sabía si estar enfadado con su hija o con él mismo por haberse dejado engañar tan fácilmente.
Y seguro que era por eso que había bajado las notas y la razón de la llamada del equipo de orientación del instituto... claro, ahora recordaba que les habían hecho una revisión médica... todo encajaba perfectamente y él se sentía completamente engañado, ridículo y asustado... muy asustado.
De momento no le dijo nada a su mujer, esperó al día siguiente, de camino al instituto, fue preparándola sutilmente porque sabía lo que le iba a afectar la noticia de que su hija había recaído... y así fue.
La noticia de la pérdida de peso de su hija, aún evidente, cayó como un jarro de agua helada sobre los padres, quizás porque no quería ver la realidad, quizás porque les asustaba, porque ya habían pasado por eso y no podía ser que su hija, su preciosa e inteligente niña, quizás porque les daba pánico, sobretodo a la madre. Inoichi se dejaba engañar solo por no ver a su mujer en el estado en que se encontraba ahora, llorando desconsoladamente, con los nervios a flor de piel y preguntándose que es lo que había hecho mal para que su pequeña actuase así.
Si hubiera podido dar algo a cambio de no ver a su mujer en ese estado, Inoichi lo hubiera dando sin dudarlo.
Pero lo que estaba más que claro es que tenía que ponerse a actuar cuanto antes, dejar de lamentarse y hacer algo al respecto.
Inoichi era un hombre muy inteligente y no solo eso, conocía a las personas, se diría a un más, parecía tener un don por el cual era casi capaz de meterse en su mentes y comprenderlos... todos menos a su hija. Ahora se sentía frustrado como padre, sentía que había fallado precisamente a quien más le importaba pero no valía la pena lamentarse así que le dijo a su mujer que no le dijese nada a Ino, que no le contase que sabían lo de su anorexia porque estaba claro que iba a mentir, a inventarse cualquier otra cosa y vete tu a saber si a meter en problemas a más gente.
El plan era decirle precisamente lo que ella esperaba oír: que había bajado sus notas, que los profesores la notaban distraída en clase, que no prestaba atención... lo que quería es que ella se confiase esperando que al hacerlo, esa confianza le hiciera bajar la guardia, relajarla y que no estuviese tan pendiente de inventar mentiras, que no lo tuviese todo tan calculado.
Llegaba el cumpleaños de Ino y ella quería celebrarlo por todo lo alto, circunstancia que aprovechó su padre perfectamente. Le dio permiso, no era habitual celebrar los cumpleaños con fiestas, no era su costumbre pero Ino le dijo que una amiga suya, una nueva amiga suya vivía en una casa con piscina y que podría celebrarlo allí. Inoichi se lo puso un poco difícil para que no sospechara pero terminó cediendo al capricho de la niña.
La madre no estaba para nada de acuerdo con esa decisión pero cuando oyó a Inoichi decirle a su hija que el lunes debería acompañarlos a la psicóloga, que lo habían recomendado los profesores para ver si la ayudaban en ese "déficit de atención", se sorprendió gratamente al ver de qué forma tan fácil Ino accedía.
Si Ino mentía a sus padres, ellos no serían del todo sinceros con ella, la confianza es algo que uno debe ganarse día a día.
...
No habían sido los únicos con días ajetreados, los padres de Shikamaru no habían tenido unos días muy tranquilos tampoco.
El miércoles, Shikamaru y Shikaku fueron a pedir la mano de Akane formalmente a su padre. Era complicado elegir a quien le iban a hacer esa petición ya que, aunque tenía un padre y la tradición decía que fuera al padre, pues ella normalmente vivía, o había vivido con su madre y su nuevo esposo, de todas formas Shikaku, en vista de lo irracional que se comportaba la madre de Akane decidió la opción que parecía menos problemática. El miércoles por la mañana llamó a la esposa del padre de Akane para comunicarles que esa misma tarde irían.
Y allí se presentaron, los dos, padre e hijo, muy bien vestidos, con una tarta que la misma Akane había hecho y que sabía que a sus hermanos les iba a gustar.
Los hermanos de Akane no estuvieron, vieron a Shikamaru, le saludaron y se marcharon. Maron había preparado el té que iba a servir con el mejor juego de porcelana que tenía, pasó toda la mañana limpiando y ordenando el comedor y desquiciada de los nervios porque ella no estaba acostumbrada a esas ceremonias, nunca las había visto "en directo", solo había oído hablar de ellas y la verdad es que le resultaba un poco antiguo pero tremendamente sofisticado.
El padre de Akane accedió de mal humor y con pocas ganas. Para él su hija debía casarse con Shino, un chico casi como de la familia; conocía a sus padres, conocía a sus hermanos... no entendía como no le había escogido a él.
Estuvo hablando con Shibi Aburame y lamentándose pero no venía al caso, Shibi le contó que había hablado con Shino y que la "teoría" de uno de sus hijos sobre que era el padre del niño que esperaba Akane era totalmente infundada. Tuvo que ceder y aceptar la idea, en el fondo, pensar que su hija no era una desvergonzada que se había acostado con... tres chicos, si no más, le aliviaba bastante. También cedió ante Maron cuando le pidió que confiase en su hija, que Akane nunca había sido una mala hija y menos aún una chica que le diese motivos para pensar que se acostaba con cualquiera y que no hiciese caso de su ex-mujer, que lo único que le pasaba es que emparentar con una familia importante le parecía genial sin importarle para nada su hija y su felicidad.
"- Es tu hija - le dijo - ¡Por lo que más quieras, es tu hija! Somos una familia y debemos mantenernos unidos ante lo malo, se acabaron ya los reproches, ya ha tenido bastante, cometió un error, es cierto, y lo va a pagar ya toda su vida, no necesita un padre cabezón que se empeñe en comportarse como un crío ¿Cuándo ha sido una mala hija Akane? Dime cuando. De pequeña la trajiste a esta casa y desde el primer día no hizo otra cosa que ayudarme, siempre cargada con sus hermanos, yo la recuerdo sentada en esa silla bajita que teníamos frente al televisor ¿te acuerdas? se sentaba siempre allí y no paraba de balancearse, siempre la regañabas porque no se estaba quieta ¿te acuerdas? Y eso era porque siempre estaba meciendo a sus hermanos y se le quedó el meneillo. Nosotros somos los que nos hemos portado mal con ella, hemos sido unos seres despreciables, yo he sido una auténtica madrastra de cuento y tu un ogro, si, no me mires así, un ogro, siempre regañándola por lo que hacían sus hermanos, no la dejabas salir con sus amigas si no se llevaba a alguno de tus hijos... No digo que seas mala persona, trabajas mucho, se que deslomas porque tengamos una vida decente y que Misae te exprime todo lo que puede y que no puedes con tanto pero... es tu hija ¿Qué culpa tenía ella? Ella no pidió nacer... ¿Es que no recuerdas lo que sentiste cuando nació? Vamos, no me vas a decir que te fue indiferente... Es tu hija... es Akane ¿No crees que se merece el apoyo de su padre?
- Que no hubiera hecho lo que hizo - fue lo único que contestó.
- Eres un cabezón, tan cabezón como ella. Pues mira, ahora me voy a poner yo cabezona y vas a recibir a ese chico y a su padre que vienen a pedirte formalmente a tu hija porque si no lo haces te va a dar igual, ella ya no te pertenece, no supiste cuidarla para mantenerla a tu lado así que no te extrañes que hiciera lo que hizo si ese chico le dio el cariño que todos la habéis negado y hoy nos vamos a comportar como una familia, van a venir y van a ver a una familia y a un padre que quiere lo mejor para su hija y lo mejor para Akane es ese chico y esa familia. No quieras perder a tu hija ¿No te das cuenta de que es mejor que aceptes todo esto y la apoyes que perderla? Eres su padre, demuéstrale que eres su padre..."
Y cedió. Claro que cedió porque era su hija, esa pequeñita que nació el último día de marzo, esa pequeña de rizos naranjas que se reía cuando le hacía alguna tontería ¿Cuándo había dejado su hija de reír? Recordó sus pequeñas manitas cogiendo su dedo con fuerza cuando empezaba a andar para no caerse y como lloraba tendiéndole los brazos... a su padre... ese padre que un día dejó de darle la mano para que se levantase porque tenía cuatro hijos más, una hipoteca y una manutención que pasar y todo el mundo parecía pedirle y exigirle cosas y... se olvidó de su niña. Y ahora su niña era ya una mujer, iba a tener su propio hijo... se había perdido ver crecer a su niña y disfrutar de ella ¿quería también perderse ver crecer a su nieto? Así que cedió, recibió al chico que estaba dispuesto a cuidar de su hija, le sometió a un exhausto interrogatorio sobre su futuro e incluso se sintió mal cuando el padre de ese chico le hizo entrega de la dote, una cantidad simbólica de dinero que representaba una especie de "compensación" por quitarles un miembro de su familia, porque ahora su hija iba a ser una Nara.
...
El jueves, la noticia de la próxima boda de Akane ya había llegado a oídos de su madre que entró en una especie de "estado de rabia". Llamó a Akane por teléfono y la conversación entre las dos no fue para nada amable. Si su madre le reprochó lo inconsciente que era y lo poco que pensaba lo que hacía, Akane le echó en cara que aceptase tan alegremente que estuviese embarazada de un Uchiha, lo que demostraba lo egoísta que era y que solo le importaba el dinero más que la felicidad de su hija.
Yoshino estaba en el comedor cuando sucedía esa conversación. No podía escuchar lo que la madre de Akane le estaba diciendo pero por las contestaciones de Akane podía suponerlo. En un momento dado, viendo el estado de nervios de la chica, no pudo más, se acercó a ella y le quitó el teléfono de las manos.
Yoshino fue muy clara hablando con la madre de Akane. Lo que esa chica iba a tener era su nieto, no era lo que deseaba para su hijo, no quería que fuese padre tan joven pero ya estaba hecho y no había vuelta atrás, lo que fuera a nacer no tenía culpa de nada, era un Nara se pusiese como se pusiese y como un Nara viviría, cierto era que no tenían las comodidades de los Uchiha pero no iba a faltarle de nada, sobretodo no iba a faltarle el cariño de su familia y más le valía que fuera acostumbrándose a tener un nieto Nara porque además ¿Había pensado lo que ocurriría cuando los Uchiha descubriesen que ese niño no era un Uchiha?
Yoshino trató de disimular durante la cena lo enfadada y molesta que se sentía aunque a Shikaku no había forma de engañarle.
Cuando llegó la hora de acostarse fue a uno de los trasteros y buscó una caja que llevó a su habitación. Se sentó en la cama, la abrió y comenzó a sacar lo que allí había: un montón de dibujos de Shikamaru de cuando iba a la guardería.
Shikaku la vio limpiarse las lágrimas disimuladamente y se sentó a su lado cogiendo uno de los dibujos, algo así como una enorme cabeza con dos larguísimas piernas, sin cuerpo alguno y uno, dos, tres, cuatro brazos.
- Creo que Shikamaru de pequeño pensaba que era un pulpo o algo así - comentó mirando aquel dibujo.
- Era tan bonito ¿Te acuerdas? Siempre se abrazaba a mis piernas y me miraba con esos ojitos perezosos.
- Yoshino... no le vas a perder.
- Ya lo se pero era mi niño y ahora debe estar firmando los papeles para casarse y formar su propia familia.
- Y así es como tiene que ser, es la vida.
- Pero aún es un crío ¿Cómo va a cuidar de nadie si no sabe cuidarse él mismo?
- Para eso te tiene a ti, a su madre, para que le ayude.
- Claro, y ahora que va siendo mayor, que podía independizarse y dejarnos un poco tranquilos pues no, ahora nos viene con lo que nos viene. Pues te advierto que como tu hijo empiece con tonterías se va a enterar de lo que es bueno.
- No te hagas la dura, en el fondo estás emocionada con la idea de otro pequeño Nara correteando por aquí ¿Eh? Uno... o dos pequeños Nara, con su coletitas tiesas y sus ojitos perezosos.
- Pues como salgan a su madre no va a ver quien los sujete.
- No estaría mal, unos Nara activos y nerviosos sería algo diferente. Lo que es seguro es que tendrán una abuela estupenda, muy severa y bastante mandona pero estupenda.
- ¿Me estás llamando abuela?
...
Shikamaru se despertó como cada día quejándose de tener que levantarse. Que pereza más grande le daba comenzar un nuevo día. Se estiró un poco y miró a Akane durmiendo echa un ovillo a su lado. Era extraño que no se hubiese levantado ya, ella siempre era la primera, perecía que dormir la ponía nerviosa o algo, que le quitaba de vivir, nunca entendería esa manía de estar despierta y hacer cosas porque, según Akane, durmiendo se perdía la vida, con lo bien que se estaba durmiendo sin hacer nada.
Claro que hoy además habían dormido menos que nunca ¿Cuántas horas habrían sido? Pues no lo sabía pero desde luego pocas, menos de las que pasaron besándose y solo besándose... Shikamaru estaba seguro de que eran todos esos besos que durante tantos meses habían estado guardados dentro de ellos, besos que debía haberse dado pero que habían sido sustituidos por discusiones y más discusiones, besos que se habían quedado ahí, esperando su momento para salir.
Y ese era el momento porque acababan de leer y firmar los documentos que había que iban a entregar al día siguiente y estaría formalizado su matrimonio. Aunque Akane parecía tranquila y leer todo aquello como el que lee un contrato de arrendamiento de una máquina, algo le decía que debía ser un momento importante para ella.
- Supongo que esto no es lo que soñabas de pequeña - le dijo.
- No, claro que no. Bueno, nunca he soñado mucho con casarme pero las pocas veces que lo pensé no imaginé algo así.
- Bueno, solo es eventual, ya verás que tendrás tu día y una ceremonia preciosa ¿Has ido a alguna boda sintoísta?
- No te preocupes, si no estoy triste. Puede que esto sea muy prosaico pero... pero este se compensa porque me caso con alguien mejor de lo que imaginaba.
Y así fue como empezó, Akane le dio un beso, pequeño, huidizo, casi un simple roce pero a ese beso siguió otro y ese otro y a ese otro... siempre con mucho cuidado por parte de Shikamaru pero pronto la ropa comenzó a molestarles, necesitaban sentir la piel del otro junto a la suya y nada más porque Shikamaru no se atrevía a nada más, ni a rozarla en ciertos lugares porque sabía que le dolía, que tenía ciertas partes de su cuerpo muy sensibles y por supuesto porque todavía no era el momento de nada más... y así hasta que se quedaron dormidos.
Iba a moverse con cuidado para levantarse cuando vio los ojos de Akane, abiertos de par en par mirándole.
- ¿Te escapas?
- Buenos días, hoy has sido tú más perezosa que yo.
- Cierto, he decidido dormir todo lo que pueda. Dentro de 7 meses no podré hacerlo cada vez que me apetezca.
- ¿Y eso?
- Tú no sabes la de sueño que quitan los niños. Alguno no, pero la mayoría tienen la costumbre de comer cada tres horas o menos, ya sea de día como de noche... ¿Estamos desnudos?
- Ajá.
- Vaya.
- ¿Algún problema?
- Si, claro que si, a ver como me levanto ahora... no quiero que me veas desnuda.
- Ah... ¿Te da vergüenza?
- Pues si, pues si, anoche estaba oscuro, ahora es de día... pareces tonto.
- Akane, vamos a tener un hijo.
- ¿Y me has visto desnuda alguna vez? Quiero decir así, a la luz del día.
- Pues ahora que lo pienso... pero te he visto en bikini.
- Pero no es lo mismo. Además me da vergüenza, es que mi cuerpo no es el mismo y no me siento cómoda.
- Pues deberías sentirte cómoda, ahora es más bonito que nunca.
- Claro, no eres tú el que se está redondeado.
- Y a mi que me gustan esas redondeces, pero bueno, pues me levanto yo primero.
- ¿A ti no te da vergüenza que te mire así, a palo seco? Porque te voy a mirar y seguro que detenidamente, tengo curiosidad, tampoco te he visto desnudo con tanta luz.
- Espera... creo que puedo coger mis... - se incorporó haciendo que Akane agarrase el edredón para que no se separase de su cuerpo y alargó el brazo para coger sus boxers - Ya está, me los pongo y me levanto.
- Y te vas de la habitación.
- Vale, vale.
Con un poco de dificultad se puso los boxers y se levantó.
- Te espero en la cocina de mi madre, hoy tenemos que desayunar allí, no faltes que ya sabes como se pone - dijo rascándose la cabeza.
Akane esperó a que se marchara y cerrase la puerta para levantarse pero no lo hizo normalmente, no, ella se lió en el edredón para hacerlo. Acababa de ponerse de pie cuando Shikamaru abrió de improviso la puerta.
- Se me olvidó darte un beso de buenos días.
- ¡Largo! - le tiró lo primero que encontró por allí, el libro que Shikamaru tenía que leer en el instituto. Shikamaru lo esquivó cerrando la puerta.
El libro dio contra la puerta y se precipitó al suelo, en su caída una tarjeta salió de entre sus páginas. Akane se agachó a recogerla y vio que era la invitación al cumpleaños de Ino que era mañana. Eso quería decir que hoy era el cumpleaños de Shikamaru, con tanto jaleo con lo de la boda se había olvidado completamente... que desastre, pues algo tendría que comprarle o tener un detalle con él.
Después de arreglarse Shikamaru cruzó el jardín interior que separaba las dos casas y entró en la cocina donde su primo, su madre y su hermana estaban desayudando.
- ¡Feliz cumpleaños! - Chiharu se tiró prácticamente a su cuello - A pesar de lo asqueroso que eres aún te quiero un poco.
- Va... vale.
- Feliz cumpleaños, primo. Es buena idea eso de casarte el día de tu cumpleaños, así no olvidarás el aniversario.
Su madre le abrazó efusivamente mientras decía esas frases que suelen decir las madres sobre lo que había crecido su niño, con lo pequeñito que era.
No tardó en aparecer su padre que también le felicitó.
- Aprovéchate - le dijo - Este es el último cumpleaños en el que eres el protagonista y el último que vas a pasar como hijo, los próximos serán como padre.
- Mendokuseeeei - dijo con aquel tono habitual en él - ¿Vas a llevar ahora los documentos?
- Los vamos a llevar todos, tu también.
- Pero yo tengo que ir al instituto.
- Ay Shika - se quejó Chiharu - Son unos documentos importantes, no me seas flojo, tienes que llevarlos tú.
- Tu hermana tiene razón - aseveró Yoshino - A fin de cuentas es cosa tuya y te incumbe a ti.
- Iremos todos - afirmó Chiharu - Es un día importante y luego papá, mamá y yo nos vamos al pueblo.
- Me he tomado el día libre - explicó Shikaku - Una vez que esté todo formalizado vamos a ir a comer con el padre de Akane y su mujer.
- ¿Con quien? - se extrañó Shikamaru.
- Ellos también van a venir - contestó Yoshino - Es normal que vaya su padre, al fin y al cabo es su hija la que se casa, aunque sea por lo civil. Quieren acompañarla y a nosotros nos servirá para ir... creando lazos.
- Y después nos marcharemos al pueblo - concluyó Shikaku.
- Además así os quedáis solitos - dijo con picardía Chiharu.
- Bueno se quedan conmigo - intervino Shikato.
- ¿Tú no te vas?
- No, tu padre me ha dado vacaciones. Me iré el domingo por la tarde, además Ino me ha invitado a su cumpleaños y no voy a ser tan maleducado de no ir.
Shikamaru le miró arqueando las cejas.
- ¿Y cuando te mudas a vivir aquí? - le interrogó Chiharu
- En Octubre, si no os molesta ¿Estáis seguros de quererme de inquilino, Shikamaru?
- Si, Akane está muy contenta, solamente procura no pasearte en calzoncillos por la casa, tiene las feromonas muy alteradas.
- No creo que vayamos a coincidir demasiado, si acaso en el desayuno, Akane hace unos desayunos muy apetitosos.
- ¿Vas a ir al cumpleaños de Ino? - preguntó inquisitorio de pronto Shikamaru.
- Voy a ir con Temari.
- ¿Vas a ir al cumpleaños de Ino con Temari? - casi gritó Chiharu.
- Son amigas ¿no?
- Si pero eso va a ser muy fuerte.
- Que te vaya bien - dijo sin ganas Shikamaru.
- Y tu también irás al cumpleaños de Ino - habló de improviso su madre.
- ¿Yo?
- Si, tienes que ir, es tu obligación. Somos amigos de sus padres de toda la vida, no puedes hacerle ese feo, además te vendrá bien, también necesitas relajarte un poco, pero no te acostumbres. Y ahora empieza a desayunar que tu eres muy lento para todo, en cuanto venga Akane nos vamos al Ayuntamiento a entregar esos papeles, cuando antes lleguemos menos gente habrá y menos instituto perderéis y tu Chiharu venga, arréglate de una vez.
...
Mientras, en su habitación, tumbada aún en la cama, Ino lloraba intentando ahogar sus sollozos ¿Qué había hecho? Había metido a Chouji en todo ese jaleo sin tener culpa de nada... tenía que hablar con él, tenía que explicárselo, además no soportaba la idea de que sus padres hablaran con él y Chouji les dijera que era mentira ¿Pero cómo solucionaba aquello? ¿Y cómo se lo decía a Chouji? La iba a odiar, seguro que la iba a odiar... Hablaría primero con Shikamaru, si, eso haría, seguro que Shikamaru pensaría algún plan o algo para decírselo a Chouji y que no se enfadase con ella... ¿Pero cómo podía haber tenido la boca tan grande?
No pasaba nada, no pasaba nada. Inspiraba profundamente y exhalaba el aire de forma lenta. No pasaba nada. Algo se le ocurriría, tal vez decirle a sus padres que había conocido a otro chico... si, podía ser buena idea. No pasaba nada, solo tendría que pensar un buen plan, ante todo que su madre no hablase con la de Chouji, eso era primordial. Ahora estaba muy nerviosa y no pensaba con claridad, tenía que hablar con alguien... con Sakura, su mejor amiga, si, ella era su confidente y la entendería.
Sakura llegó al instituto con Sasori, normalmente siempre iba con Ino pero últimamente a Ino le gusta más ir con Stella, además a ella la esperaba Sasori por el camino. Al llegar a su destino se encontraron con Ino esperándoles impacientes.
- Sakura tengo que hablar contigo - le dijo nada más verla.
- Buenos días Ino - habló Sasori sin mucho entusiasmo - Yo también estoy bien, gracias.
- Si vale, buenos días. Tengo que hablar contigo - insistió.
- Bueno yo os dejo - dijo Sasori - Nos vemos en el aula.
- ¿Que te pasa ahora? - pareció quejarse Sakura a Ino.
- Es que he hecho algo muy feo - le respondió casi llorando - Es horrible, horrible.
- ¿Has matado a un gatito?
- No te rías que va en serio. Me vas a odiar y Chouji aún mas pero... no lo hice por hacer daño, te lo juro, Sakura, te lo juro, yo no haría daño a Chouji.
- Bueno tranquilízate - se comenzó a preocupar - ¿Qué es lo que has hecho?
- Es que Kurenai llamó a mis padres para hablar con ellos.
- ¿Y que tiene eso que ver con Chouji?
- Que es porque mis notas han bajado.
- Y es cierto.
- Ya lo se, pero piensan que es por culpa de un chico y... le he dicho que estoy saliendo con Chouji... lo siento, lo siento mucho. Sakura deja de mirarme así y dime algo.
- ¿Y que quieres que te diga si ya lo has dicho tu todo?
- Yo no quería involucrar a Chouji.
- Vaya, pues menos mal, es un alivio saber eso.
- ¿Qué hago Sakura?
- Pues decirles a tus padres la verdad.
- ¡No puedo decirles la verdad!
- Pues no se la digas, ya se enterarán cuando tu madre se encuentre con la de Chouji y esta le diga que tiene una novia llamada Ryuko.
- Pero...
- Al menos cuéntale a Chouji en el lío en el que le has metido.
- ¿Pero como voy a decirle eso? ¡Me va a odiar!
- Más te va a odiar como no se lo digas y lo descubra por... tu padre, por ejemplo.
- ¿Crees que se lo va a decir?
- ¿Tú que crees?
- Pero me da mucha vergüenza.
- Vamos a ver Ino - habló intentando no ponerse histérica ella también - ¿Vergüenza de qué? Es Chouji, ya la conoces, es nuestro amigo, no se va a enfadar si se lo explicas. Dile que te pusiste nerviosa y hablaste sin pensar y prométele que hablarás con tus padres y lo aclararás.
- Es que tengo mucho miedo.
- Pues tú dirás pero es la única solución.
- Puedo decirle a Chouji que me cubra en la mentira.
- Si haces eso vas a meterte en un lío. Harás una mentira que cada vez será más grande, como una patata caliente y cuando te estalle en la cara será mucho peor. Piénsalo, aún estás a tiempo de arreglarlo.
Sakura se marchó dejándola sola y lo que Ino no vio fue estaba llena de pena y a punto de llorar, si lo hubiera visto quizás se hubiese dado cuenta de lo importante que era para su amiga. Quizás tenía razón y debía decir la verdad o al menos disculparse ante Chouji. Se limpió unas lágrimas que habían salido de sus ojos, se compuso la falda y entró en el instituto.
De camino a su clase Sakura pensaba que de verdad esperaba que esa chica entrase en razón y aclarase todo ese tema porque iba a meter a Chouji en un problema que desde luego no se merecía.
...
Convencer a Neji para que fuera al cumpleaños de Ino era una tarea más difícil que lo que a priori creía Stella.
- Pero vamos, Ino es tu amiga ¿No vas a ir al cumpleaños de tu amiga?
- Nunca he ido a su cumpleaños.
- ¿Nunca?
- Nunca.
- Pues ya es hora de que vaya a uno ¿No crees?
- ¿Por qué?
Stella le miraba confusa, mira que ese chico era difícil de entender... ¡pero era tan mono! Tenía que convencerle de alguna forma de que fuera a la fiesta.
- Van a ir todos sus amigos, no puedes faltar tú.
- No creo que fuera a notar mi ausencia.
Ten-Ten les miraba curiosa. Es que no podía evitarlo, era de lo más curioso que una de las Barbie estuviera ahí, pidiéndole a Neji que fuera a la fiesta de cumpleaños de Ino... se notaba que esa chica no conocía a Neji y su forma tan estricta de actuar. Dudó unos segundos se acercarse o no, no quería resultar una cotilla o una metomentodo pero es que Neji era su amigo y era muy buena persona, así que, decidió no pensarlo más y acercarse a ellos.
- Neji vendrá conmigo a la fiesta de Ino - dijo my decidida acercándose.
Neji y Stella la miraron curiosos.
- ¿Tu vas a ir a la fiesta de Ino? - inquirió Neji.
- Por supuesto. Es mi amiga, tengo que acompañarla en su cumpleaños.
- ¿A pesar de lo que ha pasado? ¿A pesar de lo de Kiba?
- Es mi amiga, Neji y yo no soy de las que se alejan de sus amigas por un chico.
- Pues últimamente no parecéis muy amigas.
- Puede pero sigue siendo mi amiga.
- Perdonad - interrumpió Stella - Si, muy interesante pero yo lo que quiero es que Neji venga a mi fiesta.
- Y va a ir, no te preocupes.
- Genial - sonrió Stella - Nos veremos allí, no olvides llevar tu bañador.
Antes de que Neji pudiese protestar Stella ya se había marchado planeando lo que podría pasar al día siguiente en la fiesta.
- ¿Por qué me haces esto? No me apetece para nada ir a esa fiesta.
- Porque eres mi amigo y no me gusta ver como te apartas de todos.
- No me aparto de nadie, simplemente...
- Simplemente huyes de Temari ¿Crees que no me he dado cuenta?
- Solo quiero que ella tenga espacio para pensar con claridad.
- Eso no implica que tú tengas que amargarte.
Neji miró a Ten-Ten, sonriéndole, como de costumbre, con esa maldita manía que tenía de ver siempre el lado bueno de las cosas.
- ¿Cómo hiciste tu para superar lo de Kiba?
- ¡Eh! Lo dices como si me lo hubiesen quitado o algo y ni estábamos saliendo.
- Ya pero tu me entiendes.
- Pues lo superé como se supera todo, como hay que andar en la vida, primero dando y paso y luego otro.
- Tu pasas mucho tiempo con Lee, se te están pegando sus manías.
- Será porque Lee también es una persona estupenda. Por cierto ¿Sabes que va a invitar a Shiho a la fiesta de Ino?
- No me extraña nada. Lo que si me extraña es que tarde tanto en arrastrarla a su vida social.
- ¿Y que te parece si tu invitas a otra persona?
- ¿No voy a ir contigo?
- No. Yo voy a decírselo a Kiba. No te ofendas, tú eres muy guapo pero no puedo dejar que otra chica vuelva a quitármelo.
- ¿Cómo quien?
- Como esa chica de la nueva clase de Shikamaru, Karui ¿La has visto? Es esa de pelo rojizo y ojos amarillos.
- ¿Te pone celosa?
- Un poco ¿Y sabes lo más curioso? Que me cae genial, es una chica estupenda, pero no quiero que toque a mi perrito, ya he tenido bastante con la rubia. Bueno, vamos a pensar con que chica podrías ir a la fiesta.
- No Ten-Ten, no quiero ir, menos aún con ninguna chica.
- Tú calla y déjame a mí.