jueves, 11 de septiembre de 2014

191. Actitud positiva, actitud negativa

Una vez más en el hospital.
Akane suspiró mientras se miraba el dorso de su mano de nuevo pinchado y con un goteo puesto.
Otra vez en el hospital.
No la habían subido a planta pero estaba en un "box" que les llamaban. En una pequeña habitación sin ventanas, más bien a Akane le recordaba un cajón donde cabía una camilla, una mesa con una silla para el médico y luego diversas máquinas y cachivaches propios de hospital. A parte del goteo la habían "monitorizado", palabra que le había costado decir bien, ya que ella decía "motorizado" y eso le hacía gracia a Shikamaru y al personal del hospital que le respondían que no, que no la habían puesto ningún "motor", si no que la habían conectado a un "monitor" donde por lo visto se podía ver si tenía contracciones y otras cosas y por el que se podía oír el corazón de los bebés. Para Akane eso era como una radio que transmitía el machacón y rítmico latido de los corazones y se preguntaba si tenía una rueda o algo para bajar el volumen porque a ella le gustaba oír el corazón de sus niños pero es que el volumen estaba demasiado alto y como eran dos, que no iban en sincronía, al cabo de una hora ya le parecía que se le había metido dentro del cerebro, por dios, que alguien bajase ese volumen un poco.
No estaba tumbada, habían incorporado la camilla y estaba casi sentada, estaba cómoda pero aburrida y se podía ver perfectamente el bulto que hacía la tripa debajo de la sábana.
- Madre mía, que gorda me estoy poniendo - suspiraba - Y todavía esto tiene que crecer más... mucho más... ¿esto tendrá un límite de tensión? ¿Hasta qué punto se estira un útero?
Estaba aburrida sí, pero ni triste, ni preocupada. Había decidido que a pesar de estar de nuevo en un hospital y que la estuvieran pinchando pues no iba a ponerse de mal humor, iba a mantener una actitud optimista, ya bastantes problemas estaba dando como para encima la vieran con cara de pena.
Hizo un esfuerzo y estiró un brazo hacia la mesa del médico, allí había un bolígrafo y aunque fue difícil consiguió cogerlo. Quitó el tapón y en el dedo pulgar de su mano izquierda se pintó dos puntos redondos y gordos y una raya curvada, se suponía que eso era una cara sonriente a la que dibujó dos cejas encima de los ojos que hacían que aún pareciese más feliz. Después lo cogió con la mano izquierda y dibujó los mismos puntos en el pulgar de su mano derecha, pero en esta caso la curva que se supone era la boca más bien era una recta y además dibujó dos cejas que daban un aspecto de enfado a la carita.
Dejó el bolígrafo donde estaba y se miró los dos pulgares.
- A ver - habló con voz alegre moviendo el pulgar izquierdo - ¿Cómo nos encontramos?
"Mal, mal, mal", respondió ella misma poniendo esta vez una voz grave y como enfadada.
- ¿Qué te pasa ahora?
"¿Que estoy otra vez en el hospital? ¿Te parece poco?"
- Ah pero eso no tiene importancia, al contrario, mira como nos miman, se está muy a gustito, estamos calentitas y ahora sabemos que estamos bien, ánimo, ánimo, hay que ver el lado positivo.
"Ya estás con tus tonterías, no me da la gana, yo soy una enfadica y tengo que estar siempre enfadada."
- Pues con esa actitud vas a conseguir que Shikamaru se harte de ti, vamos, vamos, que te vea bien contenta, el pobre está muy preocupado y se está esforzando mucho, dice Jisei que demasiado, tienes que hacer que se relaje un poco, no queremos que se ponga enfermo
Unos golpes en la puerta interrumpieron aquella conversación entre sus pulgares.
- ¿Se puede? - Ino asomó su cara sonriente.
- ¡Ino! ¡Pasa, pasa! ¡Qué alegría verte!
Akane le tendió los brazos e Ino corrió a abrazarse a ella, echaba mucho de menos a sus amigos. parecía increíble pero en tan pocos días ya añoraba ir a clase, sería porque se sentía como un pajarillo enjaulado, aunque por supuesto sabía que era por su bien, así, en cuanto Kushina le comentó que Sasuke y Akane estaban en el hospital y que podía ir a visitar a Akane se puso loca de alegría.
- ¡Qué guapa estás, Akane! Cada día estás más guapa, ay que ver lo bien que te sienta el embarazo.
- Si, ya, claro... ¿Y tú? ¿Cómo estás?
- Bueno, no lo llevo demasiado mal, aunque esto es más duro de lo que parece - contestó sentándose en la cama. Pero dime ¿Que os ha pasado?
- Ya ves, mi mala suerte otra vez. Estaba con Minako y Sasuke buscando... - Akane se detuvo en su alocución, no parecía muy apropiado decirle a Ino que Sakura estaba desaparecida - unas cosas y bajábamos las escaleras cuando empezó el temblor, Sasuke me dijo "agarre a mí, no te vayas a caer" y se cayó él y yo detrás.
Ino se echó a reír.
- Resultó que el gafe fue él. Mira que querer hacerse el héroe sin ver.
- El pobre se dio un buen porrazo y a nosotras un gran susto. Más que del culetazo que me di creo que empezó a dolerme la tripa del susto de verle en el suelo, lleno de sangre y que no se movía.
- Me ha dicho Kushina que está bien, que no hay peligro.
- Menos mal ¡Eh! Y Kurenai se ha puesto de parto en el coche.
- Si, si, también me lo ha dicho. Esto parece de película, a los niños siempre les da por nacer en los momentos más oportunos.
- Le he dicho a Shikamaru que pase a preguntar cómo va la cosa.
- ¿Y cómo están todos? ¿Y Naruto, Sasuke y Sakura?
- Bien, bien... todos bien. Sakura está constipada, tiene un catarrazo tremendo.
- Pobre, entonces ¿No crees que esta tarde venga a verme?
- No... no creo, ya te digo que está bastante mal, bueno, hoy se ha tenido que marchar a casa y todo.
- Entonces sí que tiene que estar mal. Es que os echo mucho de menos, estoy deseando ver a todo el mundo, solo he visto a Naruto y a Chouji.
- Es que nos dijeron que no podíamos venir todos juntos a verte, no creas que no queremos.
- Espero que esta tarde venga alguien, al menos Naruto.
- Hombre, alguien vendrá.
- ¿Y este ruido que es? Es como bastante escandaloso.
- Es el corazón de tus sobrinillos.
- ¡No me digas! Pues mira, ya no es escandaloso, es... ¿De veras es su corazón? Suena... raro.
- Que sí, que son sus corazones, si prestas atención verás que se oyen como dos secuencias, bueno, aparte de que también se oye el mío.
- Nunca pensé que el corazón de unos bebés se oyera así, parecen burbujas ¿Están bien? Da la impresión de estar acelerados.
- Es que son muy pequeños y el corazón les bombea más deprisa.
- Que bonito. Oye, hablando de otra cosa, creí que estabas con alguien, me pareció oír voces.
- Ah no, era yo, eras estas - le mostró sus pulgares pintados - Son Akane-happy y Akane-enojona, intento motivarme a mí misma... es puro aburrimiento.
- ¿Le hablas a tus dedos?
- No, ellos hablan entre sí, esta, la happy intenta convencer a esta otra de estar animada.
- ¿Es que estás deprimida o algo así?
- A veces... a veces me pongo triste, dicen que es por las hormonas, no lo sé, pero sé que tengo que estar animada para animar a Shikamaru... esto me lo enseñó la madre de Naruto, antes yo me pinchaba los dedos con agujas y ella me hizo ver que así no iba a conseguir nada y que probara a hacer algo más constructivo.
- ¿Tienes miedo del futuro?
- Algunas veces me da mucho miedo pero luego pienso que es lo normal, nadie sabe lo que le va a deparar el futuro y siempre hay cosas que nos asustan, así que pienso que ya veré lo que hago cuando llegue al futuro y que ahora no merece la pena que lo piense.
- Eso te lo ha dicho Shikamaru, es típico de él ¿Y no piensas que nada va a ser como tú habías pensado? ¿No te da pena eso?
- Si lo pienso sí, pero hay que ver las cosas buenas - Akane levantó el pulgar con la cara sonriente - ¿Es que a ti te da miedo el futuro?
- Mucho, me da mucho miedo, y también pienso que nada va a ser como yo había pensado y lo peor de todo es que ha sido por culpa mía, de nadie más, solo mía.
- Mira, tienes que animarte, te veo bastante desanimada.
- Es porque me he dado cuenta de cómo he estropeado mi vida. Voy a unos grupos de terapia ¿sabes? Allí la gente habla de cómo se volvieron anoréxicos, o bulímicos o porqué se autolesionan o quisieron suicidarse y algunas historias son... tan tristes y la mía es solo... el capricho de una chica.
- Yo creo que en esta vida todo lo que nos pasa tiene su porqué y también que el tiempo se encarga de poner las cosas en su lugar. Creo que la vida es como un videojuego, ya sabes, de esos en los que te encuentras a montones de monstruos y pasas por muchas mazmorras dando un montón de vueltas hasta que por fin te encuentras con el enemigo final, todos esos enemigos a los que te enfrentas son para ganar puntos, para que tengas experiencia y subas de nivel, si no dieran tantas vueltas y te pelearas tanto y fueras directo a por el enemigo final este te mataría de un golpe pero gracias a las mazmorras que has visitado y todo eso pues eres fuerte y puedes enfrentarte a él. Pues la vida es igual, te da muchos golpes, pero aprendes y a veces parece que das muchas vueltas pero son importantes y te dan puntos de experiencia.
- ¿Me estás diciendo que voy a sacar algo bueno de todo esto?
- Pues claro que lo sacarás - las interrumpió Shikamaru en la puerta.
- ¡Shikamaru! - Ino se levantó y se acercó a él - ¡Que alegría verte! ¡Si vieras como me he acordado de ti y de tantas cosas!
- ¿Melancólica?
- Me he dado cuenta de cuantas cosas me he perdido por solo pensar en estar perfecta.
- Lo importante es que todo eso te haya servido para algo, como dice aquí, la maestra.
- Claro - repuso Akane con aire grandilocuente - Es que yo soy muy sabia.
- Lo que yo sé - repuso Shikamaru acercándose a Akane y acariciándole el pelo - Es que todo lo que he hecho en mi vida me ha conducido a esto. Seguramente si no hubiese sido por la intervención de Sasuke yo no hubiese puesto tanto empeño en que te fijaras en mí y habría seguido con mi actitud apática y todo seguía como hace un año.
- No, si ahora le vas a echar la culpa a Sasuke de que se te ocurriera llevarme de acampada - gruñó Akane.
- Pues claro, yo quería marcarte y que te quedara claro que yo también participaba en la caza del conejo.
- Pues menos mal que no te dio por mearla encima - bromeó Ino.
- No, se le ocurrió algo más drástico - volvió a gruñir Akane - Y ahora mira cómo estás, agobiadísimo, es que eres muy tonto ciervo del demonio ¿Y cómo está Kurenai?
- Está en una habitación en la que no he podido entrar, pero he hablado con Asuma. Parece ser que según la matrona va despacio y que aún le quedan unas horas.
- ¿No le han puesto la epidural? - se interesó Ino.
- No, creo que tiene que estar de no se cuánto de dilatación o algo así.
- Desde luego - refunfuñó Akane - Es que no te enteras de nada, menuda explicación ¿Y de Sasuke que se sabe?
- Está bien, solo le han tenido que dar unos puntos pero le van a dejar en observación hasta mañana, por si acaso.
Después de estar un rato comentando como iban las cosas tanto para Ino como para Shikamaru y Akane, Ino decidió que ya era hora de volver a su habitación, no fuera a ser que alguien llegara a visitarla y Shikamaru se ofreció a acompañarla. Justo cuando habían salido por la puerta y antes de que el chico la cerrase, Akane le llamó.
- Ven, pasa, que te quiero decir una cosa.
- A ver ¿Qué te pasa ahora, calabacita?
- Ven, acércate - casi susurró - Oye, llama a Naruto y dile que venga a ver a Ino.
- Seguro que vendrá - contestó algo perplejo.
- Pero es que aún no se sabe nada de Sakura ¿verdad? No me mientas que te lo he notado, si se supiera algo habrías dicho, así que lo mismo Naruto se olvida de que Ino le está esperando.
- Cierto, ahora le llamaré.
- Es que ella le necesita, de verdad que necesita que esté a su lado.
- Que sí, no seas problemática, ya lo sé, ahora le llamo.
- Oye - le sujetó del brazo cuando este parecía querer marcharse - Y si Naruto no te lo coge llama a Chouji y que se lo diga él.
- Que sí, no te preocupes, ya relájate y deja de organizar a los demás.
...
Kushina archivaba unos documentos cuando alguien abrió con cuidado la puerta de su despacho a la vez que la golpeaba con los nudillos.
- Perdona Kushina - dijo Mikoto asomándose casi con miedo.
- ¡Mikoto! Pasa, pasa - Kushina dio unos pasos hacia la puerta - Hola Fugaku, pasad, pasad y sentaos.
- Nos han dicho que teníamos que venir a hablar contigo - pronunció de forma solemne Fugaku.
- ¿Es que le pasa algo a Sasuke? - se interesó preocupada Mikoto.
- ¿Le habéis visto?
- Si y hemos hablado con el médico que le ha atendido - respondió Mikoto.
- Pero tiene los ojos vendados - añadió Fugaku - ¿Por qué?
- Sentaos. Sasuke está bien, ya os lo han dicho, solo ha sido un golpe, un gran golpe y le han tenido que dar cuatro puntos de sutura pero el electro, las radiografías y la resonancia que le han realizado no revelan daños internos, ni coágulos, ni hemorragias.
- ¿Y por qué no le dan el alta? - insistió Fugaku - ¿Y por qué tenemos que hablar contigo?
- No le dan el alta para mantenerle en observación, por si acaso, no vaya a ser que haya complicaciones.
- ¿Pero no has dicho que todo estaba bien? - preguntó Mikoto.
- Si, pero es mejor asegurarse.
- ¿Y por qué le han vendado los ojos? - interrogó Fugaku.
- Es parte de un plan que se me ha ocurrido.
- ¿Qué plan? ¿Qué pretendes hacer con mi hijo?
- Fugaku cálmate - le susurró Mikoto.
- Es por lo de su vista. En cuanto me han avisado del instituto lo he tenido muy claro, justo este accidente es algo que nos viene muy bien. Ya sabéis que tras el accidente de coche Sasuke dejó de ver y que se le han hecho pruebas de todo tipo, tú mismo las has pedido, Fugaku.
- Si, hemos visto a varios especialistas y todos han dicho que no le pasa nada.
- Ya concluimos que lo suyo era una ceguera psicológica - afirmó Mikoto.
- Y como ceguera psicológica que es ya sabéis que es muy importante el poder de la convicción. Él está convencido de que ha perdido la visión y solo engañándole podremos convencerle de que puede recuperar la vista.
- Ya sabes lo que opino al respecto - aseveró Fugaku.
- Si, ya lo sé, sé que no estás muy convencido de nada pero me gustaría que me dierais permiso para intentar algo con Sasuke.
- ¿Qué es lo que quieres? ¿Darle agua con azúcar y decirle que es un nuevo medicamento experimental?
- Fugaku, por favor, déjala hablar.
- Lo que he pensado - habló Kushina - Es aprovechar este accidente a nuestro favor.
- ¿Cómo? - cuestionó incrédulo Fugaku.
- Creo que ya te voy entendiendo - comentó Mikoto.
- Si un accidente fue el detonante que hizo que dejase de ver, quizás otro accidente pueda ser el detonante de le haga volver a ver - sonrió Kushina.
- Eso suena a algo muy peliculero - aseguró Fugaku - Y mi hijo no se va a creer algo tan... simple.
- Si se lo creerá si hacemos que se lo crea, si no lo hacemos tan... simple.
- ¿Y qué vas a hacer? No vas a engañar a mi hijo tan fácilmente.
- Ay Fugaku que negativo que eres, con tu actitud no vamos a llegar a ningún lugar. Tu hijo no ve porque tiene una ceguera histérica, porque se está autocastigando a sí mismo y el fallo de todos los médicos ha sido decírselo, pero los médicos a veces... ya me entiendes, ttebane.
- Habla claro Kushina porque no, no te entiendo.
- Es muy sencillo Fugaku - intervino Mikoto - Lo que Kushina quiere decir es que hay que aprovechar este golpe para decir que los médicos han visto algo, algo que antes había pasado desapercibido.
- Más o menos - confirmó Kushina - Por eso he pedido que le vendasen los ojos. Por suerte el médico que le ha atendido es un gran amigo. Fugaku, Mikoto, si me dais permiso creo que mi idea puede funcionar.
- ¿Y cómo pretendes engañarle? - volvió a preguntar Fugaku - ¿Diciéndole que se le ha "recolocado" el cerebro?
Kushina suspiró, estaba claro que Fugaku no parecía querer colaborar con su idea, y no era una idea mala, estaba más que convencida de que si el cerebro de Sasuke le estaba engañando diciendo que no podía ver, lo que necesitaban era engañar a su vez a su cerebro. Aprovechar el golpe que se había dado, que había sido bastante fuerte, tanto como para hacerle perder la consciencia durante unos minutos era una idea más que perfecta, solo se necesitaba una explicación convincente de alguien convincente y realizarle algunas pruebas falsas pero igualmente convincentes. Pero Kushina no iba a rendirse, daba igual que Fugaku no quisiese colaborar, sabía que Mikoto si lo haría y si a la vez que a Sasuke había que engañar a Fugaku pues a ella le daba igual, también lo haría.
- De acuerdo Fugaku, no voy a discutir contigo. Por cierto ¿Os habló Sasuke de un oftalmólogo con bastante renombre que conoce Mei Terumi? Ya sabéis, la profesora particular que he contratado.
Aún tenía Kushina un as escondido en su manga.
- Si, sí que nos lo ha comentado - respondió Mikoto.
- No he oído hablar de ese señor, ni tengo referencias suyas - alegó Fugaku.
- Será porque está jubilado ya hace años, pero eso no quiere decir que no siga siendo un buen oftalmólogo - Kushina abrió uno de sus cajones y sacó una carpeta que entregó a Fugaku - Después de que Mei me hablase de él estuve haciendo mis propias averiguaciones.
Fugaku abrió la carpeta con cierta desconfianza. Cuando Kushina le habló a Mei del problema de Sasuke Uchiha a esta se le ocurrió el que parecía un plan descabellado pero a Kushina los planes descabellados siempre le atraían.
Ya lo tenía todo listo. Mei había hablado con un viejo conocido suyo, un hombre simpático y divertido que no dudó en aceptar hacer aquella pantomima. En realidad Onoki Ryotenbin si había sido médico, aunque no oftalmólogo, más bien era cirujano pero en su basta carrera si había oído hablar de casos como el del Uchiha, además conocía a los Uchiha y a los Senju y no iba a negarse a hacer un favor a Mito Uzumaki.
Así que Kushina lo tenía todo listo, incluido un falso informe sobre lo buen oftalmólogo que había sido Onoki Ryotenbin y sus trabajos en países como Estados Unidos y Alemania. Mei Terumi, alguien en principio ajeno a Kushina, había lanzado el anzuelo haciendo picar a Sasuke y ahora esperaban que Fugaku también picase.
- Parece... - comenzó a hablar con recelo Fugaku - Parece que todo está en orden.
- Claro que está en orden, puedes preguntar a quién te dé la gana - contestó haciéndose la ofendida Kushina - Onoki Ryotenbin es un hombre ilustre y muy culto. No solo tiene la carrera de médico, además tiene la de Ciencias Empresariales, es economista, abogado y psicólogo. Es un hombre muy inteligente.
En eso Kushina no había mentido, Onoki era todo aquello y se podía comprobar fácilmente.
- Bien ¿Quieres que vea a tu hijo? Está pasando unos días cerca de aquí, es una oportunidad única que quizás no vuelvas a tener y no vas a perder nada, bueno ¿Te decides?
Que difícil y desconfiado era Fugaku, a Kushina le desesperaba que tuviese que pensar tanto las cosas.
Mientras Fugaku leía los falsos informes Mikoto sonrió a Kushina. Ella, al contrario que su marido tenía una mente mucho más abierta y estaba dispuesta a lo que fuera con tal de ayudar a su hijo, y eso incluía mentir, es más, ella fue la primera en darle la idea a Kushina de que tenían que hacer algo para engañar a Sasuke y por supuesto que le daba igual tener que engañar a Fugaku también, su hijo estaba por encima de todas esas cuestiones.
Con la autorización de Fugaku o sin ella, Mikoto estaba dispuesta a ayudar a Kushina. Claro que todo sería más fácil si Fugaku colaboraba pero si no lo hacía le daba igual.
Kushina devolvió la sonrisa a Mikoto. Todo era más que perfecto, tenían el accidente y a un "oftalmólogo" más que convincente... el plan iba a salir bien, seguro.
...
Pasaron las horas. Todo parecía lento e inútil y por más que buscaban y preguntaban nadie sabía nada, solo que Sakura no estaba en el instituto. Habían avisado a sus padres y como todos suponían lo único que habían conseguido era alarmarles. Aunque les aterraba la idea comenzaron a llamar a hospitales...
Quizás se había ido a dar una vuelta, esa era la explicación que daba la policía... que a lo mejor se había escapado. Por lo visto hasta pasadas 24 horas desaparecida no podían hacer nada.
Que a Sakura le había pasado algo era una conclusión que ninguno de ellos ya dudaba.
Llegó la hora de cerrar el instituto. Todos los alumnos se fueron marchando menos los amigos y compañeros de Sakura o Sasori... en esos momento se sentían tan débiles y tan perdidos, ninguno quería marcharse, no sabían dónde ir, solo querían estar juntos. Algunos no eran conscientes realmente del peligro que corría Sakura pero algo les decía que había pasado algo malo y no deseaban separarse.
Los llevaron a todos al gimnasio, en algún lugar tenían que estar y los profesores intentaron convencer a la mayoría de que se marchasen a sus casa, allí no hacían nada y en cuanto supiesen algo de Sakura les avisarían.
Naruto estaba sentado en uno de los bancos, nervioso, con los ojos hinchados y a punto de llorar.
- Tranquilízate Naruto - dijo Hinata sentándose a su lado.
- ¿Cómo quieres que me tranquilice? ¡No puedo tranquilizarme! ¡No puedo! ¿Qué le están haciendo a Sakura? ¿Por qué?
- Naruto, relájate - intentaba decirle Jisei.
- No, no puedo, no puedo, tengo que encontrarla, está sola y estará asustada y yo... ¡Tengo que encontrarla, dattebayo!
- Naruto - habló Chouji - Estás tan nervioso que hasta te has olvidado de Ino.
- ¿Ino? ¡Es verdad! ¡Tengo que ir a ver a Ino! Si no voy va a pensar que paso de ella, que no la apoyo, pero no puedo irme sin encontrar a Sakura, dattebayo.
- Naruto, tranquilízate - casi le ordenó ahora Jisei - Tienes que poner en orden tu cabeza.
- Es que no puedo, no puedo, tengo que encontrar a Sakura, tengo que encontrarla y...
Un bofetón inesperado calló momentáneamente a Naruto que se llevó la mano a la mejilla y miró incrédulo a Hinata.
- L-lo siento Naruto-kun p-pero... - comenzó a balbucear Hinata mientras todos la miraban igual de incrédulos.
- ¿Me has pegado?
- ¡Naruto tienes que tranquilizarte! - gritó ahora Hinata con la cara enrojecida - Así no estás ayudando a Sakura, así no la vas a encontrar, tú no la puedes encontrar, solo estás poniéndote nervioso y poniendo nerviosos a los demás y sin embargo Ino te necesita, no puedes abandonarla ahora, tienes que ir a verla.
- No puedes hacer nada por Sakura - añadió Chouji - Sin embargo si puedes hacer algo por Ino.
Naruto miró a confuso a Chouji y luego a Hinata, después miró al resto de sus compañeros.
- ¿No crees que serás de más utilidad si te vas a ver a Ino? - comentó Jisei - Aquí ya estamos los demás y te avisaremos de cualquier cosa.
- Sabes que Ino lo está pasando mal - volvió a hablar Chouji - Y te necesita.
...
Stella quería decirle algo a Sasori, algunas palabras de ánimo pero no encontraba ninguna que resultara adecuada.
- No le digas nada - le dijo Tayuya - Déjalo, es mejor que no le hables, no tiene ganas de oír explicaciones ¿Te vas a quedar aquí?
- Quizás molestamos, no sé qué hacer.
- Se supone que Sasori es tu amigo ¿no?
- Si pero... es que si me voy me parece que... ay, no sé qué hacer.
- Sasori ha estado hablando con Kabuto - esa afirmación era algo que Tayuya llevaba ya un rato intentando decir.
- ¿Con Kabuto?
- Si, yo les vi. Un poco antes del temblor Sasori agarró a Kabuto del brazo y le llevó detrás del instituto, ya sabes, a ese sitio donde...
- Ya, ya, donde fumabais los porros ¿Y sabes que le dijo?
- No, no lo sé, no me atreví a seguirlos y menos a espiarlos, pero sé que Sasori estaba furioso y decía algo de que Kabuto sabía demasiado y Kabuto solo sonreía con esa sonrisa estúpida que pone.
- ¿Crees que Sasori piensa que Kabuto sabe dónde está Sakura?
- Creo que Sasori piensa que Kabuto tiene algo que ver con esa desaparición.
Nunca Stella había visto tan nervioso y alterado a Sasori, por lo general Sasori era una persona tranquila que incluso a veces parecía hasta frío, siempre decía que las cosas hay que pensarlas con una mente fría para poder razonarlas pero en esos momentos Sasori era como otra persona, nervioso, asustado, indeciso y que no era capaz de usar su razonamiento.
- Yo no me voy a ir sin saber dónde está Sakura - declaraba Hinata una vez que Naruto había accedido a marcharse para ver a Ino, no sin antes hacer prometer a todo el mundo que le mantendría informado de cualquier cosa que sucediese y de que Chouji y Ryuko se marchasen con él.
- Ni yo - añadía Gaara - No te preocupes que aquí nos quedamos.
- Por supuesto yo me quedo - habló Ten-Ten.
- Aunque no hagamos nada podemos ayudar a nuestros amigos - dijo tímidamente Shiho.
- Por supuesto - Lee cogió la mano de la chica - Nosotros nos quedamos también ¿Y tú, Neji?
- Eso no se duda - alegó este.
- Nosotros nos quedamos también - dijo Kankuro mirando a Sumire - Vamos, a no ser que os molestemos.
- Claro - confirmó esta - Lo que pasa es que... alguien debería ir a ver a Akane, lo digo porque se va a preocupar.
- Yo iré, por eso no te preocupes - intervino Temari - Además seguro que Ryuko para a verla.
...
- ¿Qué hacemos con ellos? - preguntaba Jiraiya en un rincón del gimnasio a Tsunade.
- No pueden quedarse aquí - contestaba esta.
- No saben dónde ir - habló Kakashi - Están muy asustados. se sienten perdidos sin saber qué hacer.
- Es normal que estén asustados - aclaró Tsunade - Yo también lo estoy ¡Qué demonios! Kakashi, Iruka, Anko... llamar a sus padres y decirles que están aquí.
- ¿Qué vamos a hacer? - insistió Jiraiya - ¿Volvemos a llamar a los hospitales o a las comisarías?
- Quizás deberíamos llamar al... - comenzó a hablar otro de los profesores.
- ¡Ni lo menciones! - gritó Tsunade - ¿Habéis hablado con Kushina?
- Si, ya viene para acá.
- Seguramente ella podrá hablar con ellos y tranquilizarlos un poco o yo que se ¿Y los padres de Sakura?
- Vienen para acá - contestó Genma - He intentado convencerlos de que esperen en casa por si aparece Sakura pero están muy nerviosos también.
- Es normal, estarán volviéndose locos pensando millones de cosas.
...
¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Cuántos horas llevaba así, tirada en el suelo? Sakura no podía saberlo, a ella empezaba a parecerle una eternidad. No era capaz de orientarse, solo era capaz de llorar ¿Por qué los efectos de esa droga no se pasaban?
Estaba de nuevo sola. Kabuto la había abandonado, ya hacía tiempo que dijo que tenía que marcharse ¿Por qué la dejaba sola? Quizás porque ya era hora de cerrar el instituto y si lo cerraban ¿Qué pasaría con ella? ¿Cuántas horas había dicho Kabuto que duraban los efectos de esa droga? ¿Cuántas horas habían pasado ya? Cuando se le pasase sería de noche, no tendría como salir del instituto, le tocaría pasar allí la noche.
¿Por qué no venía nadie? El tiempo pasaba y nadie venía... ¿Qué sucedía? ¿Acaso no la echaban de menos?
Ahora le volvía a doler todo el cuerpo, aunque el dolor de sentirse sola era mayor.
- ¿Sasori, por qué no vienes?
A lo mejor... a lo mejor nadie se había dado cuenta de que faltaba, a lo mejor habían creído que se había marchado. A lo mejor a nadie le importaba. Quizás se habían olvidado de ella ¿Y Sasori? Estaría con los demás, a lo mejor estaba con Konan o con Deidara, claro... estaba preocupado por ellos... son sus amigos ¿Por qué iba a molestarse en buscarla a ella? ¿Por qué nadie iba a molestarse por ella? Estarían todos pasándoselo bien.
Poco a poco la voluntad de Sakura iba minándose cada vez más.
Se sentía sola y abandonada ¿La echaran de menos en algún momento? ¿Alguien se preguntaría dónde estaba? ¿Alguien la recordará alguna vez? ¿Recordarían que existía?
Quería llorar pero ya ni una lágrima humedecía ya sus ojos, los sentía secos e hinchados, le dolía el estómago y de nuevo otra vez esas malditas vueltas... ¿es que no iban a acabar nunca?
- No puedo más, tengo mucho miedo.
Tenía que descansar, tenía que dormir, dormiría, dormiría y cuando despertase todo estaría bien.
Vueltas, vueltas y vueltas y un ruido a su alrededor, un ruido horrible, como de murmullos dichos por voces extrañas y guturales, murmullos que parecían raspar el aire. El corazón le latía muy deprisa, mucho, demasiado, lo notaba latir dentro de ella como si quisiese escaparse, le dolía y sentía que le costaba respirar.
...
Con todo el alboroto que se había formado entre el temblor y la desaparición de Sakura y los nervios que se iban contagiando entre ellos, nadie se había dado cuenta de algo... A parte de los amigos de Sakura alguien más se había quedado, alguien preocupado por ella, alguien que nunca se atrevía a confesar su interés por Sakura, alguien que siempre la observaba en silencio, alguien que ahora observaba a todo el mundo, callado y silencioso, que analizaba los gestos de todos y que sacaba sus propias conclusiones.
Un poco alejado, procurando no llamar la atención. Tobi observaba... y Tobi descubriría algo muy importante.