sábado, 6 de septiembre de 2014

160. Situación crítica

La habitación 1101 del Hospital General de Konoha era la que le habían asignado a Sasuke Uchiha. Era una habitación no muy grande pero era individual, en ese hospital podías escoger que clase de habitaciones prefería y Fugaku pidió una lo más tranquila posible para su hijo menor.
Kushina miró a Sasuke, dormido en la cama, con el suero puesto y otra bolsa con un líquido transparente que seguramente sería el analgésico o el sedante. La verdad es que le dio pena verle y sintió un escalofrío recorriendo su columna vertebral cuando pensó que podrían haber sido Naruto o Minako quienes estuvieran allí.
No era un pensamiento tan descabellado, a fin de cuentas Naruto y Minako se habían marchado en el coche de Itachi... era muy triste pensar que por culpa de un conductor imprudente ahora esos chicos estuviesen así, que injusta podía llegar a ser la vida, en un momento podía suceder cualquier cosa que verdaderamente te la arruinaba.
Le daba mucha pena ver a ese chico así, tenía la edad de su hijo, solo era un chiquillo que empezaba a vivir y aun así podía decir que había tenido mucha suerte ¿pero y su hermano?
El sonido del teléfono móvil la hizo volver bruscamente a la realidad. Corrió hacia uno de los sillones donde estaba su bolso y lo abrió. Como siempre le sucedía cuando tenía prisa no lo encontraba, no fallaba, los móviles y las llaves tenían la curiosa capacidad de esconderse en lugares inaccesibles de los bolsos.
Cuando por fin encontró el móvil este había dejado de sonar. Miró el registro de quien la había llamado. Había sido Yoshino Nara, seguramente estaría bastante preocupada, no había que olvidar que ella también era parte de su grupo habitual de amigas con las que iba a desayunar cuando los niños eran pequeños e iban al colegio. Decidió llamarla.
- Yoshino, soy Kushina ¿Me has llamado, dattebane?
- Ah, por fin puedo hablar contigo ¿Dónde estás? Te he estado llamando a tu casa.
- Estoy en el hospital, no puedo dejar sola a Mikoto.
- ¿Cómo está?
- Te lo puedes imaginar, se está volviendo loca.
- ¿Pero qué es lo que ha pasado? ¿Cómo están sus hijos?
- Pues el pequeño ya está en planta, le tienen sedado, cuando recobró el conocimiento se puso muy nervioso y no sabía dónde estaba, ni lo que había sucedido, así que le van a hacer otro scanner cerebral pero el mayor está bastante mal.
- ¿Pero muy mal?
- Bastante y yo no sé cómo preparar a Mikoto por si... - las lágrimas impidieron a Kushina seguir hablando - No sé cómo decírselo ¿Cómo se le dice a una amiga que se prepare por si su hijo no sobrevive a una operación?
- Tú no deberías decirle nada, no puedes, es tu amiga.
- Por eso mismo, tengo que ser yo, soy su amiga.
- Dime una cosa ¿Has dormido?
- No. He estado toda la noche con ellos.
- Ya lo estaba imaginando. Pues deberías irte a dormir un poco ¿No crees?
- Es que no quiero dejar a Mikoto sola.
- Entonces iré y me quedaré yo con ella.
- No, no, tengo que estar aquí, ttebane.
- No empieces a ser cabezota que ya sabes que conmigo no te vale. Voy a ir para allá y tú te vas a ir a dormir a tu casa ¿Cómo vas a ayudar a Mikoto si te pones enferma o algo?
- No me voy a poner enferma, ttebane.
- Kushina no me discutas. Además, te voy a decir otra cosa, te vas a llevar a descansar a Mikoto a tu casa.
- A ella sí que no la alejas de aquí.
- ¡Pero tiene que descansar! Mira, Emi y yo vamos a ir esta tarde para allá y te hacemos el relevo y no se hable más.
Yoshino colgó el teléfono sin más, menudo genio también tenía esa mujer, menos mal que Kushina ya la conocía. La verdad es que la idea no era mala, ella tendría que descansar o al final estaría demasiado agotada para ayudar a Mikoto y Mikoto también tenía que descansar, si no enfermaría, ella ahora no se daba cuenta, estaba llena de adrenalina y se sentía con fuerzas pero tarde o temprano el cansancio haría mella en su estado de ánimo.
Ahora Kushina estaba sola en la habitación porque Mikoto había bajado a la UVI, donde al final estaba ingresado Itachi, para hablar con el médico que le atendía. Fugaku no, para asombro de Kushina que pensó que Fugaku solo se iba a preocupar por Sasuke, no fue así, Fugaku se había pasado toda la noche mirando a través de la ventana la cama donde su hijo mayor estaba y nadie, ni Minato, ni los doctores, consiguieron que se alejase de allí.
- ¿Se puede?
Una voz masculina se escuchó a través de la puerta entreabierta mientras una cabeza morena se asomaba.
- ¡Obito Uchiha! Pasa, pasa, que sorpresa más agradable, ttebane.
- Buenos días, señora Namikaze ¿O tengo que decir Uzumaki?
- Llámame Kushina o me enfadaré, ya lo sabes.
- Si y no me conviene enfadar al "habanero sangriento" - sonrió.
- Ya estamos con el mote de las narices, dattebane ¿Vienes a ver a tus primos? ¿Quién te ha avisado?
- Shisui. A él por lo visto le ha avisado el propio Madara Uchiha, yo, como soy el raro de los Uchiha pues no tengo tal honor ¿Cómo está? - dijo mirando Sasuke.
- No parece que esté mal. Lo peor va a ser después.
- ¿Por qué?
- Los accidentes siempre dejan secuelas en el ánimo.
- ¿E Itachi?
- Itachi está mal. Van a intervenirle para ver que pueden hacer, de momento tienen que extraerle el bazo.
La cara de Obito mostró bastante preocupación.
- Bueno Itachi es fuerte y se puede vivir sin bazo.
- Si, esperemos que la operación vaya bien.
...
La habitación donde se encontraba Sasori era la 1018, eso quería decir que estaba un poco alejada de la de Sasuke, para empezar había que bajar un planta, o subir, dependiendo de dónde se estuviera, lo que hacía que Kushina se quejase ya que a ella le parecía que ese par de abuelillos no deberían estar solos ocupándose de su nieto y ella quería ayudarlos también.
La abuela Chiyo colocaba con cuidado la ropa de Sasori en las pocas perchas que había en la taquilla de la habitación.
- No te esfuerces abuela, la ropa está para tirarla - decía Sasori desde la cama.
- Tienes razón, soy un vieja tonta. Le diré a Ebizou que vaya a tu residencia y te coja ropa, para cuando te den el alta.
- O puedes pedirle a Deidara que me la traiga.
La abuela se sentó en uno de los sillones. En realidad colocaba la ropa rota y sucia de sangre y grasa porque necesitaba hacer algo. Ver a su nieto y sentir que no hacía nada la ponía bastante nerviosa.
Sasori tenía la cama un poco inclinada hacia delante, quedando él ligeramente recostado. Al igual que Sasuke tenía un par de vías abiertas en el dorso de su mano y enganchadas a él una botella de suero y unas bolsas de líquido transparente.
- Ay, hijo de mi corazón - pareció quejarse Chiyo mirándole.
- Abuela no empieces con tus cosas.
A Chiyo le daba muchísima pena ver a su nieto en esa situación, lleno de golpes, un abultado chichón en la frente, un ojo hinchado, el labio roto... aunque por suerte podía decir que estaba vivo y eso ya era maravilloso.
- Abuela - susurró Sasori.
- Dime hijo.
- Siento mucho haberte dado tantos problemas - habló mirando al techo - Lo siento.
- No digas eso. Lo importante es que estás vivo y bien.
- No es eso a lo que me refiero es... a lo otro... a los problemas que te he dado, a los disgustos que has pasado conmigo.
Chiyo cogió la mano de Sasori que estaba libre de todas aquellas cosas enganchadas a él.
- Eres mi nieto y siempre lo has sido.
- Pero no me he portado bien. He sido egoísta, solo pensando en mí mismo, nunca me paré a pensar en los sacrificios que estabas haciendo por mi culpa, abuela y en los del tío Ebizou, solo sentía mi rabia y mi dolor.
- Es normal, eras un niño y a veces hay cosas difíciles de entender incluso para los adultos.
- Te he dado muchos disgustos, ahora me he dado cuenta.
- Lo importante es que todo ha pasado ya.
A todo el mundo le impresiona sufrir un accidente. Unos se dan cuenta antes y otros después, pero, como decía Kushina, los accidentes siempre dejan secuelas en el ánimo.
Es normal, de pronto te sientes débil y frágil y te das cuenta de lo fácil que puedes perder algo importante para ti, incluida tu vida. En un momento estás bien, sintiéndote el amo del mundo y en el siguiente sientes como te zarandean sin piedad y no eres nada, solo un trapo, como un muñeco que al mundo le da igual que esté o no.
Por suerte, las heridas de Sasori no habían sido de gravedad pero las de sus amigos si y sabía que Pain estaba bastante grave. Eso le hizo pensar y replantearse muchas cosas, por ejemplo ¿por qué? ¿Era justo lo que pasaba? Él no había sido bueno, no había sido un buen nieto, se había comportado de forma deleznable con su abuela, se había drogado, había menospreciado a otras personas, era cierto que tenía muchas cosas en su contra pero había cambiado, ahora era distinto, había conseguido dejar las drogas, se daba cuenta de lo mal que se había portado y había encontrado a una chica dispuesta a darle una oportunidad, ahora tenía otra forma de vivir, quería ser distinto, quería de alguna forma enmendar el mal que había hecho y ¿el mundo le pagaba así? ¿Ahora que había cambiado le pasaba eso?
Aquello demostraba que al universo no le importaba nada y que él no era nada.
Miró a su abuela, la pobre se había quedado dormida en el sillón. No le extrañaba, se había pasado la noche en vela, debía estar cansadísima. Cerró los ojos, él también dormiría un poco.
No supo decir si había llegado a dormirse o no, o si lo había hecho cuanto tiempo había pasado, porque el ruido de la puerta abriéndose le hizo abrir los ojos de nuevo.
- ¡Sakura!
- No, no te muevas - dijo la chica entrando - ¿Cómo estás?
- Magullado, pero estoy bien ¿Qué haces aquí?
Por toda respuesta Sakura se abrazó a él y rompió a llorar de forma nerviosa.
- ¡He pasado tanto miedo!
- Es una exagerada - habló Tsunade entrando - Ya le dijimos que no corrías peligro pero ella nada, no nos creía.
- Sakura... - habló con dificultad Sasori - Me haces daño.
- Lo siento - se apartó rápidamente de él.
Un pequeño ronquido les hizo mirar a la abuela en el sillón.
- Está agotada - explicó Sasori aún con la mano de su abuela cogida a la suya - Se ha pasado la noche despierta y ya no tiene edad para esas cosas.
- ¿Cuándo ha venido? - preguntó Sakura.
- Por lo visto ayer, la avisaron en seguida.
- Los únicos que no han llegado todavía son los padres de Konan y Pain - comentó Tsunade - Y eso me recuerda que yo, como directora del instituto, soy algo así como su tutora y tengo que ir a hablar con los médicos. Tú quédate aquí y cuídale bien, Sakura.
- ¿Va a hablar con el médico de Pain? - preguntó Sasori.
- Si, a eso he venido.
Tsunade bajó hasta la planta donde le habían dicho que el médico que atendía a Pain tenía su consulta. Antes de llegar, casi frente a la puerta de la consulta se encontró a Konan sentada en una de las sillas que allí había para tal propósito. Se la veía mustia, como una flor marchita, sentada con la espalda inclinada hacia delante, encorvada, con uno de los brazos en un cabestrillo y la vista en el suelo.
- ¿Konan? ¿Qué haces aquí tan sola?
- Hola Tsunade-sama - Konan levantó la vista y Tsunade pudo ver sus ojos enrojecidos - Me han dado el alta y no tengo donde ir.
- ¿Cómo que no tienes dónde ir? ¿Pero te encuentras bien?
- Si, solo me duele el hombro, dicen que tengo una contractura, me han dado unos analgésicos.
- ¿No deberías estar ingresada?
- No... estoy bien. Lo que pasa es que mis padres no han llegado aún y les tengo que esperar aquí.
- ¿Y por qué no les esperas en la habitación de Sasori? Creo que allí te encontrarás más cómoda y no estarás sola.
- Es que este es el despacho del médico que lleva a Pain.
- Si, ya lo sé. Vengo a verle.
- Quiero hablar con él.
- ¿Para qué?
- Creo que tengo derecho a saber que le pasa. No soy tan niña como todo el mundo piensa, creo que me merezco saber que le pasa. Nosotros... yo... Pain y yo llevamos saliendo ya 4 años, yo tenía 14 cuando empezamos a salir, le conozco desde pequeña, siempre ha sido mi amigo y... los dos estamos solos en Konoha y nos hemos ayudado, siempre hemos estado juntos... creo que tengo derecho a saber la verdad. No quiero que me mientan, ni que me digan las cosas a la mitad... no quiero que me traten como a una niña, yo... tengo derecho a saber que le pasa, tengo derecho.
Konan lloraba, de sus ojos salían lágrimas de forma incontrolable mojando todo su rostro y Tsunade la comprendió. Recordó cuando Dan se puso enfermo y como querían ocultarle su enfermedad, como todo el mundo le decía la verdad a medias y como aquel gesto, que sería de buena voluntad, no lo negaba, a ella no la ayudaba para nada, porque la verdad, por muy cruel que fuera, siempre era mejor que una mentira piadosa y te ayudaba para prepararte.
- Está bien, te entiendo. Ven conmigo - Konan la miró extrañada - Voy a hablar con el doctor.
Konan se secó las lágrimas y se levantó. Tsunade tocó con los nudillos la puerta y esperó la respuesta. No tardó en llegar, desde el otro lado de oyó un "adelante". Abrió la puerta.
Después de presentarse al doctor y de que este hiciera lo mismo, las invitó a entrar y sentarse frente a su mesa.
- Díganos la verdad, doctor, por favor.
- En fin... siendo francos... el chico está bastante grave. Tiene tocados varios órganos internos y pierde sangre, no sabemos exactamente porqué, suponemos que por alguna hemorragia interna, pero pierde mucha sangre, por eso le mantenemos en estado de coma.
- ¿No es porque no se ha despertado? - preguntó angustiada Konan.
- No. Él recuperó la consciencia pero optamos por inducirle el coma, es mucho mejor para él y para nosotros, los que le atendemos, por todas las pruebas que le estamos haciendo, pruebas bastante agresivas... Señorita - se dirigió a Konan - No le voy a mentir, su situación es crítica, no puedo garantizar que todo vaya bien y tampoco las secuelas que le pueden quedar.
Al contrario de los que el doctor y Tsunade pensaban, Konan no lloró, levantó la vista y miró directamente a los ojos del doctor.
- Gracias doctor por su franqueza.
Sobretodo Konan no quería falsas esperanzas, no, eso nunca, aferrarse a una mentira y que luego se desmoronarse era aún peor.
- ¿Puedo verle?
- Si, por supuesto que sí. Vengan conmigo, les voy a llevar a donde está.
- ¿Está en una habitación? - se interesó Tsunade.
- No exactamente, está en una sala de observación.
Tsunade y Konan siguieron al doctor por los pasillos. Konan sentía que las piernas se le iban doblando y el corazón parecía detenérsele... no podía ser que le estuviese pasando eso, no podía ser que estuviese siguiendo a un doctor que acababa de decirle que Pain, que Yahiko estaba muy grave y que tenía pocas posibilidades de sobrevivir.
Entraron en una zona triste, así es como la describía Konan, triste. Había pocas personas y las que había rezumaban tristeza, además todo parecía triste, el ambiente en si era triste, como si el aire se hubiese llenado de la tristeza de las personas.
Se detuvieron frente a una puerta corrediza y el doctor la abrió.
- Ahora es mejor que no hagamos mucho ruido - advirtió.
Entraron en una gran sala, había varias camas colocadas junto a los laterales. En el centro de la sala una mesa sobre la que se podían ver informes y un ordenador, un par de enfermeras charlaban en voz baja mientras colocaban varios papeles. Todas las camas estaban ocupadas por personas llenas de sondas y cables conectados a aparatos. La pared del fondo estaba llena de ventanas pero con las persianas ligeramente bajadas lo que daba hacía que el lugar estuviese en una penumbra que parecía acentuar la tristeza. En una de las paredes había una puerta que daba a una habitación pequeña y acristalada donde había una cama y también muchos aparatos.
El doctor saludó con la mano a las enfermeras y se dirigió a esa pequeña habitación. Tsunade cogió a Konan del brazo.
- Sujétate a mí, yo seré tu apoyo.
Tsunade sabía que lo que allí encontrarían no iba a ser agradable para Konan, muy de sobra sabía ella eso.
Tsunade era médico, eso todo el mundo lo sabía, no era ningún secreto, de hecho era la doctora del instituto, la que se ocupaba de los alumnos cuando estos se sentían mal y cosas por el estilo, solo que Tsunade no ejercía como médico, había preferido dedicarse a la enseñanza y todo fue a raíz de la enfermedad de su marido, Dan.
Cuando entró a la universidad Tsunade era una oven llena de sueños y deseos de convertirse en médico, sin embargo la enfermedad y agonía de Dan hizo que terminase odiando esa profesión. Después de que Dan falleciese, Tsunade decidió sacarse una nueva carrera, pensó que lo mejor era dedicarse a cualquier otra cosa que no le recordase sus proyectos de futuro con Dan y esa era la razón por la cual se hizo profesora.
Konan se agarró fuerte a Tsunade al ver a Pain tumbado en aquella cama, enchufado a todas esas máquinas que tenían luces macabras y algunas emitían sonidos monótonos, con el oxígeno puesto y aquel horrible aspecto.
Se acercó temblando hacia él. A penas podía reconocerle, tenía la cara hinchada ¿cómo podía ser que estando los dos en el mismo coche, sufriendo el mismo accidente, ella apenas si tuviese nada y él tanto?
- Parece que le cuesta respirar - dijo a punto de llorar.
- No puede respirar por él mismo, no al menos por ahora.
Temblando Konan se llevó la mano a sus labios, quizás porque estos también temblaban.
- ¿Puedo quedarme un rato con él?
- Claro. Aquí hay una silla, tenga.
Tsunade y el doctor salieron en silencio.
- Sus padres deben estar a punto de llegar - comentó Tsunade una vez fuera.
- Quería comentarle otra cosa. El chico está en una situación crítica, las próximas horas son decisivas pero además... mucho me temo que tiene una lesión en la columna vertebral.
- ¿Quiere decir...?
- Me gustaría hacerle algunas pruebas más pero parece algo irreparable.
...
Aquel día, en el instituto, todo el mundo parecía afectado en mayor o menor medida ante la noticia del accidente sufrido por sus compañeros. No importaba si les conocían poco o mucho, cuando hay un accidente todo el mundo suele tener algo que decir y normalmente lamentarse de la mala suerte de las víctimas.
Curiosamente, de repente, todo el mundo parecía conocer a Sasuke, Sasori, Pain o Konan; todos eran amigos de alguno de ellos, habían hablado con ellos o compartido cualquier cosa.
Pero, por supuesto, los más afectados eran sus compañeros de clase.
Desde que supo la noticia Temari no había hablado con nadie, tan solo con Naruto para que le confirmase que Itachi también estaba en el hospital y la cara de Naruto le había dicho más de lo que le apetecía saber.
Oyó hablar a Naruto con todo el mundo. En cuanto Naruto apareció por la clase no dejaron de preguntarle por sus compañeros y Temari ya tenía una clara información de cómo era la situación en la que todos se encontraban.
Itachi estaba mal, Itachi estaba grave y ella cada vez se sentía peor.
Lo que sentía era que Itachi era una persona muy importante para ella, al menos había sido muy importante hasta hacía muy poco, había representado mucho en su vida y eso no se podía negar. Vale, ahora sabía que no estaba enamorada realmente de él pero... había formado parte de su vida, había compartido muchas cosas con él y podía decir que era su amigo... era imposible que esa noticia no le afectase.
Gaara estaba más afectado de lo que aparentaba. Había estado ese fin de semana con Sasori, con Konan y con Pain, incluso había conocido cosas de ellos que le habían sorprendido y ahora, de pronto... se sentía raro, extraño, de repente todos sus problemas parecían estupideces si los comparaba con la idea de que unos chicos de su edad estaban en el hospital y quizás debatiéndose entre la vida y la muerte.
Hinata sí que se mostraba claramente lo afectada que estaba, al igual que Ino que empezó a llorar y no parecía haber forma de pararla.
Al llegar la hora de la comida, mientras Shikamaru recogía sus cosas para ir a comer con Akane, Samui y Karui se acercaron a él.
- Recuerda que esta tarde tenemos que hacer lo del proyecto - le recordó Samui.
- Mendokuseeeeeei - se quejó el chico - ¿Tiene que ser esta tarde?
- No tenemos mucho tiempo y mañana tú tienes ese rollo del teatro - respondió Karui.
- Es cierto, es cierto. Aggg, menuda lata que es todo esto... es que creo que esta tarde debería ir al hospital.
- ¿A ver al Uchiha? ¿Tan amigos sois?
Shikamaru no se sorprendió al oír a Karui, ya sabía que esa chica no era precisamente fan de Sasuke y ahora que lo pensaba ¿Que le habría hecho para que le fuese tan antipático?
- Sé que Akane va a querer ir a verle y es muy cabezota.
- Si quieres yo acompaño a Akane - dijo Omoi sacándose un chupa-chups de la boca.
- ¿Tu eres tonto o que te pasa? - le gritó Karui - No le hagas caso, el pobre es un poco tonto a veces.
- Claro, tienes razón - comentó Omoi - Akane podría pensar que estoy interesado en ella y entonces empezar a sentir algo por mí...
- Si, podría sentir dolor de estómago por mirarte - gruñó Karui.
- Pues a mí me gustaría que hoy pudiéramos avanzar algo - añadió Samui - ¿Y no puede ir Akane sola?
- Prefiero que vaya con alguien. Ahhhhhh, tienes razón, tenemos que avanzar el proyecto, que pesadez... bueno, supongo que puede pedirle a alguien que la acompañe. Después de comer os lo digo.
Al salir de su clase, Shikamaru casi se chocó de frente con Temari.
- ¡Shikamaru! A ti te estaba buscando.
- ¿A mí?
- Sí, tengo que pedirte un favor.
- Iba a clase de Akane, creo que hoy vamos a comer allí ¿Nos acompañas?
- Lo que quiero es preguntarte si vas a ir esta tarde a ver a Sasuke.
- Pues la verdad es que Akane quiere ir a verle pero yo tendría que quedar con Samui y Karui... ¿Qué te pasa Temari?
- Es por Itachi... él...
- Ya... entiendo.
- No es que sienta nada por él, es que... es Itachi.
- Creo que te comprendo.
- Me gustaría poder ir a verle y pensé que si tú ibas con Akane podría ir con vosotros. Es que no quiero ir sola.
- Puedes decirle a Shikato que te acompañe. Seguro que a él no le importa hacerlo.
- Me parece un poco raro pedírselo.
- ¿Por qué? Entre Itachi y tú ya no hay nada ¿verdad?
- No pero... de todas formas hoy Shikato salía tarde de la universidad.
- Pues créeme que lo siento pero precisamente voy a pedirle a Chouji o a Shino que acompañen a Akane.
- Yo te acompaño - habló de pronto Neji cerca de ellos.
- Neji... - musitó Temari.
- Yo te acompaño Temari... somos amigos ¿no?
- Pero... es que...
- No te preocupes Temari, entiendo lo que te pone tan incómoda pero... nosotros seguimos siendo amigos ¿verdad? No veo por qué no podemos ser civilizados y... amigos.
- Esta bien Neji... somos amigos, claro que sí. Esta tarde vamos juntos al hospital.
- De acuerdo. Quedamos a las 5 donde siempre.
- Bien... bueno pues voy a comer con Samui, hasta luego.
Shikamaru se quedó viendo como Neji y Temari se marchaban cada uno por un lado y arqueó una ceja.
- Vaya situación más rara - comentó en voz baja - Mujeres problemáticas...
En el aula Akane, más seria de lo habitual, miraba como Chouji y Ryuko colocaban las mesas juntas para poder comer todos. También estaban lee y Shiho. Shikamaru se sentó al lado de Akane.
- Es raro encontrarte tan pasiva, calabacita ¿Piensas en Sasuke?
- En Sasuke y en Sasori y en Sakura... ¡Ay es que no se me quitan de la cabeza!
- Ya, ya lo sé, esta tarde quieres ir a verle.
- Tengo que ir a verle, ya sé que no puedo hacer nada pero...
- Ah, como si no te conociera - resopló Shikamaru - Oye, esta tarde no puedo acompañarte.
- No me hace falta, yo voy sola.
- No quiero que vayas sola, le diré a Chouji que vaya contigo.
- Puede venir con nosotros - dio de pronto Lee muy animoso - Nosotros vamos a ir ¿Verdad Shiho?
- La verdad Lee, no lo considero apropiado.
- ¡Pero son nuestros compañeros! - gritó alarmado Lee.
- Si, sí, pero piénsalo, acaban de tener un accidente, no se encontrarán bien, además el hermano de Sasuke está grave y estarán allí sus familias y nosotros, bueno, al menos yo, no soy una amiga tan íntima, creo que mi presencia solo molestaría.
- En eso tiene razón Shiho - afirmó Chouji - Va a ir mucha gente y creo que solo molestaremos. Hoy deberían ir solo los amigos más allegados.
- ¡Pero ellos se alegrarán de vernos! - añadió Lee.
- Yo creo que solo molestaríamos - habló Ryuko - Mucha gente les mareará.
- Pues yo tengo que ir - confirmó Akane - Sasuke... Sasuke es mi amigo y él confiaba en mí y yo...
- Está bien, está bien, no llores. Le diré a Shino que te acompañe, a ver si él puede.
Akane se abrazó de pronto a Shikamaru y rompió a llorar.
- Mendokusei.
- Son las hormonas del embarazo - explicó Shiho a un asombrado Lee - Debe haberle afectado mucho.
- A pesar de todo Akane aprecia mucho a Sasuke - habló Ryuko - Realmente se hicieron amigos.
- Es que además pienso en su madre - sollozó Akane - La pobre, la angustia que tiene que estar pasando con sus hijos en el hospital y...
- Le habrá entrado una especie de "solidaridad maternal" - comentó Chouji - Que complicadas que son las mujeres embarazadas.
- ¿Cómo estará Sakura? - preguntó de pronto Lee.
- Mal, Lee - respondió Shiho - Seguro que está pasándolo fatal.
Por su parte, Jisei y Ten-Ten estaban en los aseos de las chicas.
- Hoy tienes el aura de lo más extraña - comentaba Jisei a su amiga.
- ¿Pues como la voy a tener con la noticia que nos han dado?
- No, no, aparte de lo que te ha podido afectar lo del accidente tú tienes un aura muy rara y te noto distante.
- Lo que pasa es que soy tonta y me meto donde nadie me llama.
- Ya estamos... si ya sabía yo que te pasaba algo.
- Es que ayer, Kankuro me dijo que le estaba agobiando, que no le dejaba espacio.
- ¿Acosas a Kankuro?
- ¡No! Es por lo de Sumire, que dice que no le doy oportunidad con Sumire y lo peor es que Lee opina algo así también y el tonto de Kiba va y piensa que me gusta Kankuro y que estoy celosa por las atenciones que le da a Sumire.
Jisei miró unos segundos a Ten-Ten y de pronto rompió a reír.
- ¿Kiba cree que te gusta Kankuro?
- Como te lo cuento. Y no me extraña que lo piense, yo también lo pensaría, si es que me comporto muy mal con Kankuro pero no se... no se... no lo puedo evitar.
- A lo mejor deberías hablar con Sumire.
- ¿Con Sumire?
- Si, para saber qué es lo que ella piensa de Kankuro ¿no? O sea, pienso que ella es importante en este tema ¿o es que su opinión no cuenta? A lo mejor te sorprende lo que opina, vamos, más que nada lo digo porque nadie le ha preguntado a ella ¿O sí? Aquí Kankuro, Sai y tú sacáis vuestras conclusiones a lo loco.
- ¿Qué me quieres decir?
- No sé, quizás que a lo mejor ella tiene algo que decir. Vamos, que Sumire puede que sea despistada pero no tiene ni un pelo de tonta y parece que no se entera de nada pero se da cuenta de todo, te lo digo yo.
Pero sin duda el que peor llevaba todo el tema del accidente era Deidara. No había hablado con nadie en lo que iba de mañana, de hecho no quería estar cerca de nadie, de pronto todo le parecía un verdadero asco y lo único que deseaba era irse del instituto y no ver a nadie.
A punto estuvo de hacerlo, aprovechando la actividad que se formaba a la hora de la comida intentó salir del instituto pero la mala suerte hizo que Kakashi se interpusiese en su camino.
- ¿Dónde querías ir, Deidara?
- Mierda, me quiero ir de aquí, no puedo seguir aquí, hm.
- Me imagino que estas así por tus amigos.
- ¡Estoy así porque no soporto a nadie, hm!
- Vamos Deidara, tranquilízate un poco. Entiendo cómo te sientes. Vamos a la enfermería.
- ¡No estoy enfermo!
- Pero no estás bien.
- Por eso me quiero ir de aquí, hm.
- Lo siento pero no puede ser, mientras estás en el instituto nosotros somos responsables y no podemos dejarte ir sin un buen motivo. Vamos a la enfermería, pasarás allí el resto del día, no estás en condiciones de dar clases.
Ni ganas de discutir tenía Deidara, lo único que quería era no ver a nadie así que quizás si era buena idea ir a la enfermería, con suerte estaría solo.
Después de dejar a Deidara en la enfermería, bajo vigilancia de Shizune, Kakashi se encontró con Jiraiya por los pasillos.
- ¿Qué tal, Kakashi? ¿Vienes de ver a Shizune? - le sonrió con doble intención.
- Vengo de dejar allí a Deidara. Está más afectado de lo que demuestra... me refiero al accidente de sus compañeros.
- Ya, ya te he entendido. A mí me ha llamado Tsunade, por lo visto Itachi Uchiha y Yahiko Tendou están muy graves. Esta tarde operan a Itachi y me ha pedido que llame a su sobrina.
- ¿Qué sobrina?
- La de Tsunade, es la hija de Nawaki Senju ¿Te acuerdas de él? Pues quieren casarla con un Uchiha... creo que Tsunade tiene razón y habrá que avisarla.
- ¿Los Senju no se llevaban a matar con los Uchiha?
Jiraiya dio un largo suspiro.
- Como odio ser portador de malas noticias. Espero que alguien haya avisado a Nawaki del accidente.
...
Sakura había ido hasta la habitación de Sasuke.
Aprovechando que Nagato Uzumaki había ido a ver a Sasori y que también llegó una mujer que no conocía pero que, debido al parecido físico supuso que era la madre de Konan, ella decidió visitar a su compañero.
En realidad también estaba deseando saber cómo se encontraba Sasuke, también quería verle y comprobar que de verdad no estaba grave. Sasuke era su amigo, había sido su amigo desde hacía muchos años y le unía a él una gran amistad. Era cierto que habían pasado por momentos extraños y confusos que toda aquella historia del amor que Sakura sentía por él había enmascarado su amistad en otra cosa, algo que no se sabía lo que era y también era igual de cierto que la confusión de Sasuke sobre sus sentimientos no hizo sino embrollar más el asunto pero Sasuke y Sakura eran amigos, eso estaba más que claro, además se tenían mucho cariño, tanto como a Naruto, los tres eran amigos, grandes amigos.
En el pasillo, cerca de la puerta de la habitación 1101, Sakura vio a Fugaku Uchiha, el padre de Sasuke, hablando con un hombre joven, moreno, tendría más o menos la edad de Kakashi y parecían no darse cuenta de la presencia de la chica enfrascados como estaban en su conversación. La puerta de la habitación estaba abierta y Sakura se asomó, pudo ver a la madre de Sasuke llorar abrazada a la de Naruto... aquella situación parecía demasiado delicada, mejor no entraría.
- Sakura - oyó a la madre de Naruto llamarla cuando se dio media vuelta para marcharse - Entra mujer, entra, dattebane.
- Perdón, no quería molestar.
- No molestas ¿Has venido a ver a Sasuke?
- Si - contestó tímidamente.
Miró a Sasuke tumbado y aparentemente durmiendo en la cama.
- Mikoto ¿Te acuerdas de Sakura?
- Claro que me acuerdo. Pasa, pasa.
- No si yo... solo pasaba para preguntar por Sasuke.
En ese momento Sasuke comenzó a moverse, despertándose lentamente.
- ¡Mira! ¡Parece que te ha oído, ttebane!
Mikoto se acercó a la cama de su hijo y le cogió una mano.
- Sasuke - habló temblorosa - Sasuke, hijo...
Sasuke hizo un gesto de desagrado mientras abría los ojos.
- Sasuke - Mikoto le abrazó.
- ¡Fugaku! - salió Kushina al pasillo - ¡Ya se despierta, ttebane!
- Sasuke ¿Cómo te encuentras? - preguntó Mikoto.
- ¿Mamá?
- Si, hijo, soy yo, estoy contigo - le besó en la frente.
- ¿Mamá?
- No, no intentes levantarte. Ahora vendrá una enfermera ¿Cómo te encuentras?
- Bien pero... no puedo verte... no veo nada.