Sai cerró el libro que instantes antes estaba leyendo en la biblioteca de la ciudad.
No le había servido de mucho.
Todo era más difícil de lo que pensaba. Creyó que en los libros podría encontrar alguna ayuda a su problema pero no había sido así.
Ya debía saber que en los libros no se encuentran todas las soluciones, desde luego siendo amigo de Naruto eso debía haberle quedado más que claro, pero aun así pensó que quizás un poco de teoría le ayudaría.
Ya hacía tiempo que le rondaba la misma duda por la cabeza pero a raíz de lo que había sucedido hacía unas semanas en los vestuarios del instituto todo parecía más urgente de descubrir.
"...
Habían tenido educación física y él terminaba de quitarse el chándal en el vestuario del instituto, como siempre, se había quedado el último, por lo visto él era un "lento" cosa que tampoco le importaba demasiado. Cerca de él Juugo también estaba cambiándose, en este caso poniéndose su uniforme de portero del equipo de futbol mientras Zaku le observaba fumando un cigarrillo.
- Es una lata tener que venir en uniforme para cambiarnos aquí ¿no? - comentó dando una larga calada.
- Está prohibido fumar en el instituto - le advirtió Juugo.
- ¿Te vas a chivar tú?
- Estás llenándolo todo de humo.
- Pues no respires. Oye... tú, si, Sai ¿Te llamas así, no?
- Si, así me llamo.
- Tú eres maricón ¿verdad?
- ¿Qué te hace suponer eso?
- Si lo eres, que tienes novio y todo, menudo mierda.
- ¿Qué yo tenga novio es de tu incumbencia?
- Estas mariconas tristes - rió Zaku - Os cuesta horrores reconocerlo y eso que es de lo más evidente.
Sai prefirió ignorarlo, no es que le molestase, no, ni siquiera le molestaban las burlas de una persona estúpida e ignorante.
- ¿Y que tal es hacerlo con un chico? - insistió Zaku.
Sai siguió sin contestar.
- Hay que reconocer que tu novio es muy mono, puede pasar hasta por una chica, aunque quizás sea eso lo que te gusta. Desde luego hay que ser maricón para que te guste un chico con la de chicas guapas que hay en este instituto, aunque claro, menos competencia para mi ¿Sabéis una que me gusta mucho a mí? Tú amiga Fatora, Juugo, parece una mosquita muerta pero seguro que sabe hacer bien de guarradas.
Antes de que Sai pudiese reaccionar de alguna forma se encontró con que Juugo había tirado a Zaku al suelo de un puñetazo.
- Te lo advierto - dijo con voz seria y grave - Estoy harto de sanciones ¿lo entiendes? Así que compórtate y ni te acerques a esa chica o te rompo las costillas y sabes que soy capaz de hacerlo.
Juugo se marchó sin decir nada y Sai le siguió. Estaba completamente alucinado, no se acostumbraba a esos cambios de actitud de Juugo, normalmente era un chico callado, incluso tímido, pero de vez en cuando, cuando se le cruzaban los cables o le provocaban llegaba a dar miedo, no solo por lo serio que se ponía o lo violento, sino también porque Juugo era muy grande y fuerte y daba la impresión de que te iba a hacer daño aunque no quisiese.
..."
Lo que no entendía era porqué existían personas como Zaku, personas que no pueden dejar vivir a los demás tranquilamente ¿Hacía Misaki daño a alguien? Para nada, no se metía con nadie, no robaba, era un buen ciudadano ¿por qué tenía que ser tratados a veces como enfermo o apestado? No lo podía entender, había violadores y asesinos por el mundo, pervertidos que abusan de niños, esos si son enfermos y si son peligrosos. Empezaba a comprender porqué Misaki era tan reacio a mostrarse en público.
Pero lo que menos comprendía era a él mismo ¿Es que él era gay? Que Zaku se lo llamase no le extrañaba, no era la primera vez que se lo decían, desde que era amigo de Misaki le pasaba bastante a menudo y no le importaba pero ¿Era gay?
Que él supiera no lo era, nunca lo había sido. No es que él se hubiese parado a plantearse cual era su orientación sexual, simplemente siempre se había considerado heterosexual, es decir, a él le gustaban las mujeres ¿o no? Nunca había demostrado tener las hormonas revolucionadas como alguno de sus compañeros, ni iba por ahí mirando los escotes de las chicas pero... a él le gustaba Sumire, desde que la conoció le pareció una chica bonita y buscaba su compañía. Vale que no le gustaba Sakura, que incluso no la consideraba una chica espectacular pero ¿eso que tenía que ver? Incluso él salió con Ino, no es que fuera la mejor experiencia de su vida pero salió con ella y hasta la besó y no le disgustó, se diría aún más, disfrutó de eso ¿Qué pasaba ahora con él?
Misaki era su amigo, era un buen chico, amable, simpático, agradable y le gustaba su compañía, sus conversaciones ¿eso significaba que le gustaba? Se preocupaba por él y por su situación, quería ayudarle ¿eso era que sentía algo por él? Eran amigos ¿es que no podían ser amigos?
¿Pero por qué tenía tantas dudas? No debería tenerlas.
Se levantó de la silla que ocupaba y cogió el libro. Mejor sería devolverlo a su sitio, no le había servido para nada, de cualquier forma era algo que tenía que saber sin tener esas dudas tan absurdas.
Llegó a la zona donde lo había cogido abstraído y pensando que no sabía ni porqué se planteaba algo tan obvio. Dejó el libro y salió a la calle, tampoco sabía porqué se preocupaba por ese tema cuando era evidente que lo de Misaki y Orochimaru era mucho más importante.
...
Shikamaru y Chouji estaban de nuevo en la zona infantil del parque donde Kenta parecía estar pasándoselo muy bien.
- Mendokusai - parecía quejarse Shikamaru rascándose la cabeza - La que mejor nos puede ayudar es Ino, es evidente.
- ¿Tú crees?
- Por supuesto, además es amiga nuestra, no nos iba a decir que no, ya sabes como le gustan esas cosas.
- Pero hoy tiene la cita esa con Sasuke.
- ¿Y tiene que ser hoy mismo? Mira que eres problemático.
- Si, tiene que ser lo antes posible.
- Vaya prisas que te han entrado, menudo rollo.
- ¿Y Jisei? Ella es una chica muy... elegante.
- También tiene una cita, tiene que ir a una fiesta de algo de una boda o no se ¿Y tiene que ser hoy precisamente?
- Si, tiene que ser hoy.
- Pues sí que eres problemático ¿Le preguntamos a Akane?
- No te ofendas pero tu mujer está como muy alterada últimamente.
- Si, eso sí pero también te digo que es amiga de Ryuko y la conoce quizás mejor que nadie.
- ¿Qué me quieres decir?
- Que sabe lo que le gusta a Ryuko.
- Si pero sigo sin fiarme de ella y no te lo tomes como algo personal.
- Pues sigo diciendo que es la mejor opción que tienes.
- Quizás tengas razón ¿Y si hablo con ella me ayudará?
- No solo te ayudará, irá contigo y hablará ella por ti si tú no te atreves.
- Tampoco quiero tanta ayuda.
- Anda, vamos a ver si nos puede ayudar un poco, ya que te has puesto tan cabezota.
- Es que tengo que hacerlo hoy, si lo pienso me entrará el miedo y no me atreveré, tengo que hacerlo hoy que estoy decidido. Es lo que hemos dicho ¿no?
- Vale, vale, no voy a discutir contigo, eso es un aburrimiento.
- De verdad Shikamaru que no entiendo como pareciéndote todo tan aburrido has conseguido dejar a una chica embarazada.
- Ahhhh, pasa de mí.
- ¡Ayesa! - gritó de pronto Kenta echando a correr hacia la chica que caminaba por la acera que colindaba con el parque.
- ¡Kenta, vuelve aquí! - gritó también Shikamaru.
- ¡Es que es mi prima Ayesa! ¡Mírala! ¡Quiero saludarla!
- Ahhhh, que niño más problemático.
Kenta continuó gritando y corriendo hasta llegar a ella que ya se había detenido y le esperaba.
- ¿Qué haces por aquí, Ayesa? - preguntó Chouji después de los saludos.
- He salido a hacer un recado y ahora iba a ver a Akane, me apetecía visitar a la gordita ¿Cómo se encuentra?
- ¡Kenta! - gritó Shikamaru al verle volver corriendo a los columpios - Este niño me agota... Akane se encuentra bien, bueno como siempre ¿Sabes ya la noticia, no?
- ¿Qué vais a tener mellizos? Si, sí que lo se, hablé con ella, estaba bastante asustada, a ella que no le gustan los niños van y le vienen dos, pero no te preocupes, Akane puede con eso de sobra ¿Se la nota ya el embarazo?
- Ya se le va notado.
- ¿Y os sirvieron los "juguetes" que le regalamos? - preguntó sonriendo Ayesa.
- Calla y no me hables de los juguetitos.
- ¿Pero los utilizáis o no? ¿Has probado el "corsario rojo"?
- ¿El qué? - preguntó intrigado Shikamaru.
- Si no sabes lo que es, es que no lo has utilizado, si no, no lo olvidarías.
- ¿Qué es el "corsario rojo"? - se interesó Chouji.
- Déjalo, algo me dice que es mejor que no lo sepamos. Oye Ayesa, estaba yo preguntándome ¿Nos harías un favor?
- ¿Qué tipo de favor? ¿Os explico cómo funciona el "corsario"?
- Eh... no, más bien no. Se trata de Chouji, es que necesita el asesoramiento de una chica así, como tú.
- Ya, o sea que Chouji necesita asesoramiento... esa excusa es un poco vieja, primito, dime que te pasa y yo te ayudo.
- No, no es a mí ¿Habías pensado que era a mí? ¿Qué habías pensado? No, mejor no me lo digas. Es para Chouji y no es nada sexual, ni nada de eso.
- Shikamaru es que... - comenzó a hablar Chouji.
- Seguro que Ayesa con todo el estilo que tiene nos puede ayudar.
- ¿En que necesitas ayuda?
- Chouji quiere cambiar su imagen, no radicalmente, solo quiere... verse mejor.
- Yo le veo muy bien, la verdad, es un chico alto y fuerte.
- Pero quiero verme mejor, mira yo soy como soy y se que no puedo cambiar demasiado pero quiero que Ryuko se sienta orgullosa de estar conmigo.
- Ryuko ya se siente orgullosa de estar contigo, yo estaría orgullosa de estar contigo.
- Pero creo que a sus padres no les gusta mi aspecto.
- Eso es porque no te conocen.
- Pero no pueden conocerme si mi aspecto les es desagradable.
Ayesa dio un paso atrás y miró detenidamente a Chouji.
- ¿Has probado a ir a un gimnasio?
- Si he ido al gimnasio y no me sirve.
- No me refiero para adelgazar, se ve que es tu constitución así, me refiero para definir un poco todos esos músculos que tienes.
- Necesito algo que sea más rápido.
- Chouji quiere ir esta tarde a buscar a Ryuko a su casa, es que hasta ahora pues siempre se habían como escondido de los padres de Ryuko, pero el bolita quiere dar hoy la cara.
- Ah sí, conozco a los padres de Ryuko, son como unos viejos llenos de prejuicios.
- Quiero decirle a Ryuko lo importante que es para mí, delante de sus padres, para demostrarle lo que me importa y quiero pedirle perdón por no haberme dado cuenta de lo que sentía y no pienso irme de la puerta de su casa hasta que me perdone.
- ¿Es que se os habéis enfadado? Uh que mal, que mal.
- No fue culpa de Chouji - aclaró Shikamaru - Al menos no conscientemente, fue un malentendido.
- Espero que sea así porque Ryuko es mi princesa y si la haces llorar te arranco las piernas y te pateo con ellas.
Chouji resumió como pudo lo que había sucedido entre Ryuko y él. Ayesa le sonrió abiertamente.
- Entonces esto requiere una ayuda urgente. Ven y déjate en mis manos.
- Yo había pensado que Ino me ayudase pero...
- Si hombre, Ino ¿Es que quieres que Ryuko se molesta aún más? De eso nada. Tú y yo nos vamos a ir ahora mismo a visitar un sitio que yo conozco.
- ¿Qué me vas a hacer? Me estás dando miedo.
- Mi princesa necesita al mejor príncipe del mundo ¿Es eso, no? Bien "operación: vamos a dejar a los padres de Ryuko impresionados" está a punto de comenzar.
...
Jisei se miraba en el espejo de la habitación de sus padres, donde podía verse de cuerpo entero y respiraba hondo mientras se estiraba el vestido.
- ¡Mamá! - gritó.
- Dime - apareció casi al momento su madre.
- ¿Crees que me queda bien?
- Te queda perfecto.
- ¿No será demasiado... algo?
Jisei se había puesto un vestido de color negro, cuello barca y entallado, sin mangas. En realidad no era suyo, era de su madre, en cuanto supo que iba a ir a la fiesta de compromiso de unos amigos de Iruka lo había llevado a la tintorería, sabía que era perfecto para su hija porque era elegante y de esos vestidos que nunca pasan de moda...
- Estoy muy nerviosa, mamá.
- El vestido es precioso y a ti te queda perfecto.
- ¿Parezco mayor? Es que no quiero parecer una cría, no quiero que piensen que Iruka está saliendo con una niñata.
- Tranquila, no vas a hacer el ridículo, ni vas a a hacer que Iruka haga el ridículo.
- Bueno, pues vamos para allá. Iruka debe estar a punto de venir.
Salió de la habitación y entró en el comedor. Kisuke la miró sonriendo.
- Vaya, si pareces hasta guapa.
- Está preciosa ¿A que si, cariño? - llamó la atención de su marido la madre.
- Compórtate como te hemos enseñado - dijo el padre.
- ¿Pero está guapa o no? - insistió la madre.
- Demasiado. Porque es Iruka y le conozco que si no...
No tardó Iruka en llegar, después de unas cortas frases los dos se despidieron, Jisei cogió una chaqueta de color blanco roto y un pequeño bolso de mano y salieron de la casa hacia donde Iruka había aparcado.
- Estás muy guapa, Jisei, de verdad, vas a impresionar a Kakashi.
- Tú también estás muy guapo y muy elegante.
- Ah, Kakashi y su acompañante nos esperan en el coche.
- ¿No lleva Kakashi su coche?
- No, dice que así no tiene que preocuparse por no beber demasiado, como no tiene que conducir, que me lleva a mí de chofer.
- Mira que listo. Pero tú no bebas demasiado.
- No, claro que no, no te preocupes.
Kakashi y su acompañante, una mujer de aproximadamente la misma edad que Kakashi, con el pelo marrón oscuro y unos ojos igualmente marrones, expresión dulce y vestida con un traje de chaqueta de color burdeos esperaban al lado del coche.
- Hola Jisei, que guapa vienes - habló Kakashi al verla.
- Gracias sen... gracias Hatake - Jisei se sintió bastante avergonzada, no sabía cómo llamar a su profesor fuera de las clases.
- Llámame Kakashi, hay confianza. Te presento a Rin Terada, una vieja amiga mía, ella es Jisei Nagashiyama, la acompañante de Iruka.
- Encantada de conocerte - dijo la mujer saludándola - Por favor, llámame Rin, vamos, si no te importa la confianza.
- No, está bien, los formalismos me ponen nerviosa.
- Bueno pues ya que estamos todos... ¡vamos a la fiesta! No quiero llegar tarde.
- Eso es nuevo en ti - comentó Iruka abriendo la puerta del acompañante a Jisei.
Después de un tenso trayecto para Jisei en el que no sabía si iniciar alguna conversación o permanecer callada, llegaron a su destino, un lujoso hotel.
- Cuanto lujo - murmuró Jisei a Iruka mientras caminaban hacia una de las salas donde les habían informado que era la comida.
- No tengas miedo, los novios son personas muy normales y además lo estás haciendo muy bien, has dejado impresionado a Kakashi.
- ¿Pero para bien?
- Para muy bien.
- Esa mujer que va con él ¿Es su novia?
- Que yo sepa no.
- Es muy guapa y tiene un aura muy cálida.
- Ya echaba de menos tus auras - sonrió Iruka.
Entraron en la sala, era grande y había bastantes mesas redondas todas ellas con manteles blancos, los platos y cubiertos ya preparados y un centro de flores.
- Esta es la nuestra - señaló Kakashi - A nosotros nos toca aquí.
- ¿Estás seguro? - preguntó Rin.
- Si mira, Kakashi Hatake, mesa 7... esta es nuestra mesa.
Jisei contó las sillas, todas las mesas eran más o menos iguales, para cinco o seis comensales. Miró la invitación de Iruka, "Iruka Umino y acompañante, mesa 7".
Había ya personas sentadas en sus sitios, también una mesa alargada dispuesta para seis personas en uno de los laterales de la sala, seguramente era la mesa presidencial donde se sentarían los novios.
Una pareja entró en la sala, se les veía llenos de felicidad, cogidos de la mano, varias personas fueron a saludarles.
- Voy a saludarles - dijo Iruka - Que sepan que hemos venido. Luego te los presento.
- Yo también - añadió Kakashi - Por algo soy su padrino ¿Vienes Rin?
- No, me quedo con Jisei, luego les saludaré.
Jisei miró a la novia, era muy guapa y elegante, con un precioso pelo largo de color púrpura.
- Yugao está realmente radiante - comentó Rin.
- ¿Tú los conoces? - se atrevió a preguntar.
- Si, ellos son amigos nuestros.
En ese momento Jisei fue consciente de que no sabía mucho de la vida de Iruka, no conocía lo que hacía cuando no iba al instituto o salía con su hermano y resultaba que también tenía vida, otra vida, otras amistades que ella no conocía, había muchas cosas que aún no sabía de él y de pronto se sintió más que incómoda en aquel sitio.
- ¿Tú conoces hace mucho a Iruka? Bueno... perdona la indiscreción.
- No, no pasa nada, yo...
- Creo que Iruka te tenía escondida para que no te viese Kakashi.
Jisei la miró con una mezcla de no comprender nada y terror.
- No... yo... o sea... es que él es amigo de mi hermano.
- Kakashi puede ser un donjuán cuando se lo propone, seguro que tenía miedo a que se fijase en ti.
- Te aseguro que no. Que curioso esto de celebrar la comida antes de la boda ¿no? - dijo nerviosa tratando de desviar el tema.
- Hayate y Yugao son así. Lo que pasa es que van a casarse en el pueblo de ella y quieren celebrarlo antes con sus amigos, no todo el mundo puede ir hasta allí ¿Iruka y tu vais a ir?
- No... no creo.
Kakashi e Iruka regresaron a la mesa.
- ¿Qué dice Hayate? - preguntó Rin.
- Está muy nervioso - contestó Kakashi - Más que ella.
- ¿Así que esta es la mesa de los perdedores? - habló de repente un hombre de la edad de Kakashi, moreno, de pelo corto y puntiagudo y ojos negros.
- Llegas tarde, como siempre - se quejó Kakashi.
Eso sí que era raro, que Jisei supiese Kakashi era el que siempre llegaba tarde a todas partes.
- Estaba ayudando a una ancianita a cruzar la calle - sonrió el recién llegado.
- ¡Obito, que alegría verte! - dijo Rin levantándose.
- Hola Rin - saludó Obito a la chica sonriendo - Estas... preciosa, como siempre y tú tampoco has cambiado nada, Kakashi.
- ¿Conoces a Iruka, Obito?
- Claro, claro que le conozco, nos vimos el año pasado ¿Te acuerdas de mí? Soy Obito Uchiha.
- Vaya que si me acuerdo de ti ¿Cómo te ha ido? Creo que te ibas de expedición o algo así.
- Si, me fui pero ya he regresado.
- Ah, te presento a mi acompañante, Jisei Nagashiyama.
- Encantada de conocerle.
- Ah, no, no me trates de usted que me haces muy mayor, yo solo soy Obito.
- La vergüenza de los Uchiha - añadió sonriendo Kakashi.
- ¡Eh! Tampoco te pases.
- Obito es el Uchiha más raro que puedas encontrar, no se parece en nada a los que conoces - volvió a sonreír Kakashi - Todos son abogados, jueces, policías y cosas así y él no, él se hizo paleontólogo.
- Me gusta desenterrar cosas ¿Conoces a los Uchiha?
- Los Uchiha son muy famosos - se apresuró a contestar Iruka, estaba claro que a Jisei ese tema le incomodaba, se daba cuenta - Yo tengo a Sasuke Uchiha como alumno, bueno yo y Kakashi, claro.
- Que lujo, el hijo del Fugaku, debe ser todo un personaje si se parece a su padre - rió Obito.
Sí que ese era el Uchiha más raro que nunca había visto Jisei, y ella se refería a su aura, normalmente Sasuke e Itachi tenían un aura distante y huidiza, como si no quisieran mostrar nada de ellos pero la de este hombre era cálida, alegre, apasionada sobre todo cuando miraba a Rin. También se dio cuenta de que el aura de Rin temblaba cuando se cruzaban sus miradas... que curioso, eso sin contar con que también se alteraba al estar al lado de Kakashi... ¿Qué historias se traería su profesor con esas dos personas? Porque allí había una historia, seguro.
...
Akane estaba muy nerviosa, deseando ver a Shikamaru para contarle lo guapa que había quedado Ryuko después de ir a la peluquería. Tenía razón Ino, no había nada mejor que verse guapa para que subiese tu autoestima y también estaba deseando ver a Chouji y la cara que iba a poner cuando la viese.
Ino también estaba muy guapa con ese recogido tan elegante, seguro que con el kimono se vería distinguida y preciosa.
Mientras esperaba a Shikamaru decidió hacer la comida y también preparar unas natillas de chocolate para la merienda de su hermano, más que nada porque los nervios siempre la hacían tener ganas de comer chocolate y pensó que dar una lametadas al cucharón seguro que no la hacía daño. Ahora que lo pensaba ¿de que estarían hechos esos preservativos de sabor a chocolate? ¿tendrían chocolate? ¿de veras sabrían a chocolate? La verdad es que le estaban entrando ganas de abrir uno y probar. De momento fue a buscar la caja para ver si por algún lado ponían los ingredientes.
- ¡Ya estamos aquí! - se escuchó a Kenta.
- ¡Hombre, ya era hora! ¿Qué tal te lo has pasado?
- Bien, he estado en los columpios y he visto a Ayesa.
- ¿A Ayesa?
- Pasó por allí - explicó Shikamaru.
- ¿Puedo ir a dar de comer a los pececitos del estanque? - preguntó con cara de niño bueno Kenta.
- Pero no les des mucho - contestó Shikamaru - ¿Te acuerdas lo que te dije que había que darles?
- Si, si me acuerdo.
- No les des más que si no se mueren.
- Que no, que no.
- ¡Y luego te lavas las manos! - gritó Akane mientras su hermano ya iba corriendo hacia el jardín.
- ¿Has encontrado algo de ropa que te sirva? - se interesó Shikamaru.
- Bueno, he encontrado algunas cosas y mira, este vestido me lo ha dejado Ryuko - se quitó el delantal que se había puesto para no mancharse - No me queda mal pero he pasado mucha vergüenza porque la gente me miraba en la calle, claro, así parezco una embarazada ¿Qué te parece a ti?
Shikamaru se quedó mirándola fijamente y tragó saliva.
- Estas... estás muy guapa.
- Muchas gracias pero ya se yo que no.
- Lo digo en serio, estas... muy guapa.
- Pues a mí no me gusta como me queda pero al menos puedo ponérmelo. La que estaba guapa era Ryuko, tenías que haberla visto, es que Ino ha estado aquí y luego nos ha llevado a la peluquería y ha insistido para que peinaran a Ryuko y... ¿Se puede saber que te pasa?
- No... a mi nada.
Akane no se había dado cuenta pero mientras hablaba había comenzado a lamer el cucharón de chocolate y a poner ese gesto que ponía cuando comía chocolate y que a Shikamaru ponía tan nervioso. Trató de desviar la mirada pero fue a fijarse en la caja de preservativos que Akane había dejado en la encimera.
- ¿Por qué está "esa" caja ahí?
- ¿Esta? Ah, nada, me preguntaba si de verdad tenían chocolate, digo yo que estarán recubiertos por algún producto que no es tóxico, o sea, que se puede... ya me entiendes, claro que seguro que no está tan rico como esto.
- Akane... no sigas haciendo eso.
- ¿El qué? Solo son unos lametazos, no creo que me vayan a hacer daño.
- Tú no lo hagas y tendremos menos problemas.
- Tienes la cara como colorada, a ver si es que tienes fiebre - se acercó y puso la mano en la frente - Seguro que habéis estado mucho tiempo al sol y te ha subido la temperatura.
- Me ha subido otra cosa también... mejor me doy una ducha.
Shikamaru había llegado a dos conclusiones: una, era un pervertido, seguro y dos... ahora se arrepentía de haber llevado al hermano de Akane a su casa.
...
Misaki estuvo toda la mañana ordenando su habitación. Cada vez que se ponía nervioso sentía la necesidad de hacer algo y lo único que podía hacer en su casa era ordenar su habitación, además que para él eso casi era como una terapia, mientras ordenaba sus cosas también lo hacía con su mente, puede que esto pareciese una cosa rara pero él siempre se imaginaba hablando consigo mismo y contándose cosas, parecía que así le era todo más fácil de comprender... a veces Misaki tenía la necesidad de hablar con alguien que le comprendiese, no es que Sai no lo hiciese, o Sumire, Ten-Ten, Jisei o cualquiera de sus nuevos amigos, no, él estaba muy a gusto con el nuevo grupo del que formaba parte pero aun así sentía que había algo en lo que no podían comprenderle. También debía deberse en parte a su hermetismo, a no querer hablar de sus problemas familiares pero ¿Quién quiere hablar de esas cosas? Fuera como fuese todo lo que pasaba en su casa se quedaba en su casa, solo lo comentaba con la psicóloga y era una carga bastante pesada.
Haciendo limpieza encontró su raqueta de tenis. Hacía más de una año que no jugaba al tenis. Él había pertenecido al club de tenis del instituto y le gustaba mucho, no era tan bueno como Sasuke Uchiha, que era el líder indiscutible del equipo pero se lo pasaba muy bien y además le servía para hacer ejercicio y hasta desquitarse de todo con cada golpe que daba.
Era una pena que hubiese dejado el tenis, había pasado momentos muy buenos en ese club y realmente le gustaba mucho, al ver la raqueta se daba cuenta de cuanto le gustaba.
- ¡Mamá! - dijo saliendo de la habitación vestido con un chándal, la raqueta y la bolsa de deporte - Me voy.
- ¿A dónde vas?
- Voy al deportivo, a jugar un poco al tenis.
- ¿Y la comida?
- Si no te importa comeré allí.
- Ah no, a mí me da igual, haz lo que te plazca.
- Entonces me voy.
Aquello era perfecto porque además de que iba a hacer algo que le gustaba tampoco comería con Orochimaru y no verle a la hora de la comida era aún mejor que volver a jugar al tenis.
Fue hasta el gimnasio municipal de Konoha, allí había varias instalaciones, piscina, pistas de tenis y de frontenis, vóley... como era la hora de la comida pensó que sería fácil alquilar alguna pista de frontenis, compraría un bocadillo y una lata de refresco y pasaría un par de horas practicando con la raqueta, ideal para relajar tensiones.
Fiel a su idea compró en la cafetería de las instalaciones un bocadillo y una lata de refresco y se dirigió al mostrador para reservar una cancha, según él mismo observó antes de entrar no habría ningún problema.
Según se acercaba al mostrador vio en él a una persona muy conocida.
Se quedó momentáneamente paralizado ¿Qué hacía? Aquella situación era un poco incómoda pero sería más ridículo darse la vuelta y disimular como si no lo hubiese visto, total, tampoco sabía porqué habría de hacer algo tan ridículo, al fin y al cabo Haku y él habían sido amigos, ahora parecían haberse distanciado pero habían sido amigos.
- Hola - saludó sorprendiendo a Haku que parecía decidir que hacer.
- Hola Misaki - le devolvió el saludo - ¿Vienes a jugar?
- Si, bueno, a practicar un poco ¿Y tú?
- Había quedado con un amigo pero parece ser que no puede venir, estoy esperando a ver si me devuelven el dinero que pagué por adelantado por reservar la pista o si decido cambiarlo por alguna de frontenis o quizás para otro día, no me decido.
- Ah, ya veo.
Haku y Misaki se conocían desde hace ya varios años. Habían ido juntos a la misma clase hasta el incidente del año pasado que hizo que Misaki tuviese que repetir curso, además los dos pertenecían al mismo equipo de tenis y no solo eso, habían sido amigos.
Haku sonrió a Misaki, sabía lo mal que lo estaba pasando, para él Misaki era un libro abierto, demasiado fácil de leer, siempre había sido así.
- ¿Tú tienes reservada también una pista?
- No, yo venía a ver si podía coger una ahora mismo, me apetecía mucho jugar.
- ¿Vienes con alguien?
- No, vengo solo. Iba a coger una de frontenis.
- Oye, pues si quieres aprovechamos la que yo tengo. Ya que he venido hasta aquí me gustaría jugar al tenis.
- Pero es que...
- A no ser que prefieras jugar solo, claro.
- No, no es eso.
- Pues entonces...
Misaki le miró sin saber que contestar. Deseaba jugar al tenis y claro que le apetecía jugar con alguien antes que solo pero era Haku y... que tontería, habían sido amigos y si ahora no tenían tanta confianza era porque se habían distanciado entre unas cosas y otras.
- ¿Entonces que hacemos? - dijo la señorita al otro lado del mostrador, Misaki se sorprendió al oírla porque ni se había dado cuenta de que estaba allí - No tenemos toda la tarde, el tiempo pasa.
- Es cierto ¿Te decides? ¿Jugamos un partido?
- Pero te pago la mitad.
- Está bien, como quieras.
...
Naruto miraba fijamente a su hermana con los ojos muy abiertos mientras esta comía.
- Naruto, deja de mirar así a Minako - le reprochó Kushina - Pareces un mochuelo.
- Es que no me fio de ella, ttebayo.
- Eres un paranoico, Naruto - protestó Minako.
- He revisado la bicicleta - comentaba Minato - Creo que podré arreglarla.
- Menos mal que no te pasó nada - decía Kushina - Me llevé un susto tremendo cuando llamó Sasuke y dijo que habías tenido un accidente.
- Sasuke-kun es un poco exagerado - afirmó Minako - Pero fue muy amable, me llevó a cuestas y todo.
- No me fio, no me fio, dattebayo - continuaba gruñendo Naruto.
- ¿De que no te fías? - le preguntó su padre.
- De vuestra hija, es una cabra loca, seguro que se tiró contra Sasuke.
- ¿Por qué iba a hacer algo así? - Minako puso entonación de ofendida - Seguro que eso es lo que tú harías.
- ¿Te has tirado contra Sasuke, ttebane?
- ¡No! Mama tú no hagas caso al celoso de Naruto que lo que le pasa es que está celoso de mí.
- Si claro, de ti, estoy celoso de ti - refunfuñó Naruto - Mamá tu hija tiene un problema mental, que lo sepas, dattebayo
- Estás celoso de mí porque soy una chica y tú no y claro, Sasuke me prefiere a mí.
Ante tal afirmación Kushina rompió a reír de forma escandalosa.
- ¡Mamá, no te rías de sus tonterías! - protestó Naruto.
- Reconoce que a veces eres un poco pesado con Sasuke - afirmó Minato.
- ¡Que a mí no me gusta Sasuke! - gritó Naruto poniéndose colorado.
- Esta bien, está bien, tranquilízate - habló Minato también a punto de reír.
- Yo que vosotros vigilaba a vuestra hija, a ella sí que le gusta Sasuke, dattebayo.
Kushina dejó de reír de golpe.
- ¿Es eso cierto, dattebane?
- ¿Qué pasa? Sasuke-kun es muy guapo, claro que me gusta, eso ya lo había dicho yo, no es ningún secreto - contestó poniéndose bastante roja.
- ¿Lo veis? ¿Lo veis? Ya lo decía yo, ttebayo. Esta es capaz de haberse tirado con la bicicleta para llamar su atención, seguro.
- Interesante - musitó Kushina.
- Kushina, si estás pensando algo, olvídalo.