Minako Namikaze era tan impulsiva cuando se le metía algo en la cabeza como su hermano Naruto y, como ya había demostrado, tampoco pensaba nunca en las consecuencias que sus impulsos podían tener.
No se podía decir que le hubieran prohibido ir al hospital a ver a Sasuke, claramente no se lo habían prohibido, simplemente le habían "sugerido" que no debía ir, o advertido, o quizás aconsejado, pero no se lo habían prohibido directamente.
Su madre había llamado y había estado hablando con su padre e incluso con Naruto. Le habían dicho que Sasuke estaba fuera de peligro, que solo tenía una pierna rota y escayolada, algunos golpes y arañazos por varias partes del cuerpo, entre ellas la cara, pero que no iban a desfigurarle, algo sobre lo que Minako insistió muchísimo, y no porque a ella le preocupase que se desfigurase la hermosa cara de Sasuke y dejase de ser tan guapo, si no por él mismo, porque podía ser algo traumatizante y bajar su autoestima.
De todas formas Minako sabía que algo no iba bien, si no era con Sasuke pues sería con Itachi, pero algo no iba todo lo bien que debería ir porque su madre no había regresado aún a su casa, llevaba desde la noche anterior en el hospital y eso solo quería decir que algo malo pasaba. Puede que no fuera a Sasuke pero eso daba igual porque significaba que era a Itachi e Itachi era el hermano mayor de Sasuke así que seguro que lo que fuera afectaba a Sasuke y este necesitaba tener amigos a su lado... seguro.
...
Ayesa, sentada en unos de los sillones de la habitación de Sasuke, al lado de la cama donde este, con los ojos vendados, dormía no hacía nada más que pensar y dar vueltas a la situación. Estaba nerviosa y agitada, deseando que apareciese el hermano de Fugaku, Teyaki y su mujer, Uruchi, ambos dueños de la famosa panadería "Uchiha Senbei", conocida por sus senbeis hechos con una receta especial de familia, o algo así, daba igual, el caso es que eran famosos y apreciados.
Ayesa sabia que tenían que atender la panadería pero suponía que no tardarían en aparecer, a fin de cuentas eran sus sobrinos y luego estaban el resto de los Uchiha, también esperaba que apareciesen, quizás es que estaban todos esperando a terminar sus jornadas laborales, o quizás es que habían ido por la mañana o simplemente no querían molestar, lo que Ayesa tenia claro es que iban a llegar y quizás apareciese Izuna, lo cual iba a ser un poquito incomodo, ya que se suponía que tenia que elegir entre Sasuke y el y si estaba allí se podía entender que había elegido a Sasuke, cosa que tampoco estaba clara y lo peor de todo, que apareciese Madara, Ayesa no tenia ninguna ganas de verle.
Claro que todo ese le parecía una tontería cuando pensaba que en esos momentos están operando a Itachi y que precisamente por ese motivo estaba ella allí, velando a Sasuke, porque Mikoto se lo había pedido.
Después de hablar con el medico que atendía a Sasuke y con un oftalmólogo del hospital, Mikoto le rogó que se quedase cuidando a su hijo pequeño, ella deseaba ir a ver como iba la operación de Itachi, sabia que no podía hacer nada, solo estar allí, en la sala de espera, poniéndose nerviosa pero necesitaba precisamente estar allí, por si acaso, quizás porque así se sentía mas cerca de el... no sabia explicarse, solo que necesitaba estar allí.
Ayesa lo comprendió, ella también quería ir a esa sala de espera, como si estando allí fuera a trasmitirle vibraciones positivas, era una sensación extraña, simplemente era como si lo necesitase. Pero Mikoto era su madre y ella... nadie, solo alguien que un vez fue su amiga, no tenia derecho a estar allí y lo sabia, al menos no tenia mas derecho que su propia madre... pero... se sentía tan inútil, ahí, sin poder hacer nada, lo único que se le ocurría era algo que a priori sonaba un poco absurdo y era rezar, algo curioso si se tenia en cuenta que a quien pensó rezar era a la Virgen María y ella se suponía que no era cristiana.
Ella era budista, como toda su familia, sin embargo, cuando la enviaron a Inglaterra a estudiar, la mandaron a un prestigioso colegio para señoritas y católico, allí decían que recibiría una gran educación y que además aprendería a comportarse de forma exquisita, como toda una dama occidental, ya no se podía mas pedir de ella, educación tradicional y occidental en una sola persona.
Así que, durante tres años no solo aprendió los conocimientos que la enseñaron o unos buenos modales, si no que, aunque no la obligaban debido a su procedencia a rezar las oraciones y acudir a misa todos los domingos por la mañana, si era algo altamente recomendable y lo mas importante, no tardo en descubrir que para adaptarse a ese lugar debía aceptar sus costumbres y seguirlas, ya lo dice en dicho "allá donde fueres, haz lo que vieres" y por supuesto ella no deseaba destacar por no hacer lo que las demás, lo único que le faltaba era que la cogiesen manía por tener "preferencias", no, que no era la única extranjera allí y las que parecían no adaptarse eran miradas de forma diferente. Vivir en un internado era complicado, se pasaban muchas horas allí, días, semanas, a veces meses... mas valía sentirse integrada.
Y así fue como Ayesa, sin renunciar a sus orígenes y a la religión que le habían enseñado sus padres, cayó sus creencias y decidió aceptar las costumbres cristianas y cada domingo acudía con sus compañeras a la misa que se celebraba en la pequeña capilla. Se aburría, se aburría bastante pero terminó por acostumbrarse, aprendió a distraerse con sus propios pensamientos o mirando con curiosidad el lugar y a quien allí había. Y mirándolo todo con detenimiento descubrió la imagen que mas le había conmovido, la de la Virgen María, era triste y hermosa a la vez, mostraba a una madre desesperada ante al dolor de su hijo; Ayesa la miraba continuamente, le encantaba cada rasgo de la escultura y le producía una especie de pena y compasión y un día empezó a hablar mentalmente con la imagen y a pedirle que la protegiera.
Y ahora sentía la necesidad de volver a hablar con aquella imagen o de rezar a la virgen y pedirle que ayudase a Itachi, y no por ella, que no lo merecía seguramente, pero si por Mikoto, por esa madre que sufría tanto en esos momentos, a fin de cuentas la Virgen era madre y debía comprender el dolor de Mikoto.
- ¿Mamá? - dijo con voz débil Sasuke sacándola de sus pensamientos.
- Lo siento, no soy tu madre, cielo.
- ¿Por qué? ¿Dónde está mi madre?
- Ha tenido que salir... un momento.
- ¿Akane?
- No... tampoco soy Akane.
- Entonces eres Ayesa ¿Qué haces aquí?
- ¿Esperabas que fuera Akane?
- Me hubiera gustado saber que alguien se preocupa por mi... quiero decir, algún amigo.
- Muchos se han preocupado por ti, seguro y seguro que quieren venir a verte pero...
- ¿Pero qué? No intentes consolarme, sé que no soy muy popular ¿Dónde ha ido mi madre? ¿Por qué estás tú aquí?
Ayesa suspiró, no veía porqué no podía decirle la verdad a Sasuke, a fin de cuentas lo iba a saber.
- Tu madre ha ido a ver a Itachi.
- ¿Y mi padre?
- También está... está con tu madre. Yo estoy esperando a que vengan tus tíos, es que tu madre no quería dejarte solo y me ha pedido que te acompañase.
- Es raro que mi padre haya ido a ver a Itachi.
- Pues ya ves.
- ¿Estás segura? Mi padre e Itachi se llevan bastante mal.
- Hay ocasiones en las que hay que dejar las diferencias aparcadas.
- ¿Por qué? ¿Cómo está Itachi?
- Le están operando ahora mismo.
Sasuke guardó silencio durante unos minutos en los que Ayesa tampoco se atrevió a hablar. Era curioso porque en realidad él había pensado solo en si mismo, no se le ocurrió pensar como estaría Itachi tras el accidente, ni tampoco pensó en los demás ¿por qué no había pensado en nadie? Se sentía aturdido, como atontado, quizás era que su cabeza no estaba lo suficientemente clara, quizás aún tenía secuelas del golpe.
- ¿Qué le pasa a Itachi?
- No lo se. Sé que le están operando, no se más.
- ¿Y los demás?
- Pues por aquí ha pasado una de tus compañeras, una con el pelo rosa.
- ¿Sakura?
- Si, esa misma. Por lo visto su novio está bastante bien y la chica que iba con vosotros también.
- ¿Y el otro chico?
- No lo se, el novio de Sakura había ido a verle, por lo visto estaba bastante mal.
- No... no puede ser - dijo con voz trémula.
No podía ser que Pain estuviese grave, él le había cambiado el sitio a Pain. Cuando les vieron en la estación de tren, Sakura e Ino dijeron que tenían que marchase, parecían con prisa, quizás estaban deseando contarse como les había ido el fin de semana. Itachi ofreció llevar a Hinata a su casa pero ésta dijo que mejor iba con Gaara, que él la acompañaría, entonces Pain le preguntó si podía llevarlos a ellos a la residencia, a Sasori, Konan y a él mismo, por lo visto le encantaba el coche de Itachi, le tenía maravillado y quería verlo por dentro y "sentirlo", entonces Sasuke le propuso que se subiese en el asiento de delante... y ahora le decían que Pain estaba mal ¿eso quería decir que si no hubiese cambiado el asiento sería él quien estuviese grave?
- Oye ¿Y de veras no ves? - le sobresaltó Ayesa.
- ¿Por qué dices eso?
- Los médicos han dicho que no ven nada raro y no se explican como es que no puedes ver.
- ¿Crees que me lo estoy inventando?
- No, sé que no ves, solo pienso si no será algo psicológico, los accidentes pueden hacernos mas daño del que pensamos, no solo daño físico si no daño por dentro de nosotros.
- ¿No piensas que soy un caprichoso que quiere la atención de sus padres?
- No. a lo mejor inconscientemente pensaste que quizás eso haría que tú familia se uniese.
- ¿Y que sabes tu de mi familia?
- Oh, muchas cosas, recuerda que quieren casarme con un Uchiha y creo que eso me da el derecho de averiguar cosas de mi futura familia.
- A ti... a ti te gusta Itachi.
- Vaya que si, no te lo voy a negar, cielo.
- ¡Sasuke-kun! - se asomó Minako a la habitación con la cara llena de preocupación
- Anda Minako, has venido - contestó Ayesa
Minako miro a Ayesa, ella ya sabia que el padre de Sasuke quería casar a este con una chica y que una de las candidatas era Ayesa y lo primero que pensó es que por eso estaba allí. Luego miro a Sasuke, tumbado en la cama, con los ojos vendados y el suelo puesto
- Sasuke-kun! - se abrazó a él con cuidado de no hacerle daño - Menos mal, pensé que estabas en coma o algo así, tenia mucho miedo Como estas? ¿Te duele mucho?
- Relájate Minako, ya ves que no esta en coma
- Ay es que... ¿Que le pasa a tus ojos?
- No es nada - contestó Sasuke - Parece ser que solo es algo temporal
- ¿Temporal? ¿Pero que es lo que te pasa?
- Nada, no te preocupes
- He estado todo el día preocupada por ti, angustiada sin saber que es lo que te pasaba. Pensé que a lo mejor estabas en coma como tu hermano
- ¿Itachi esta en coma? - preguntó muy serio Sasuke
- Tranquilízate Sasuke - habló Ayesa
- ¿Por qué nadie me lo ha dicho?
- Por no preocuparte, pero no pasa nada
- Ayesa ¿Mi hermano esta peor de lo que has dicho?
- Te digo que no te preocupes, tu padre ha llamado a un cirujano muy bueno
- Ay lo siento, lo siento, he metido la pata - lloriqueaba Minako
- Tampoco te preocupes - decía con condescendencia Ayesa - Tarde o temprano tendría que saberlo
- ¿Y tu que haces aquí? - le preguntó Minako curiosa
- Ha venido a ver a Itachi y la han liado para quedarse conmigo - contesto Sasuke - ¿A que es eso?
- Algo así
- Pues ve a verle. Minako me hace compañía. No te importa, verdad Minako?
- ¡Claro que no me importa! Yo te cuidare muy bien, ya lo veras
- No puedo, dije que me quedaría contigo hasta que lleguen tus tíos
- Minako Y Naruto?
- Ah, Naruto, él quería venir a verte pero no le dejan. A mi tampoco me dejan, la verdad es que me he escapado
- ¿Por qué no le dejan?
- Para que no te moleste. Dicen que te dará dolor de cabeza con todo lo que habla y que necesitas tranquilidad
- Lo ves, Sasuke? - comento Ayesa - Te dije que querrían venir a verte pero que no lo consideraran apropiado. Acabas de tener un accidente y están operando a tu hermano, lo que menos necesitáis tu y tus padres es gente con buena voluntad a vuestro alrededor
- Supongo que tienes razón. Me gustaría ir a ver a mi hermano, bueno, a acompañar a mis padres
- De acuerdo - Ayesa se levantó - Iré a preguntar a las enfermeras si puedes ir
- Pero mira que bien acompañado que está nuestro sobrino - entró de pronto en la habitación un hombre grueso, de mediana edad y aspecto amable, tras él se veía a una mujer de físico parecido
- Señores Uchiha, bienvenidos - saludo respetuosa Ayesa - Les estaba esperando
Eran los tíos de Sasuke, él, Teyaki Uchiha era el hermano mayor de Fugaku. Tras saludar y pasar a preocuparse por el estado físico de Sasuke y también, sobretodo por parte de su tía, a prodigarle mimos y expresiones de cariño. Ayesa decidió que ahora ella sobraba un poco en esa habitación y era el momento de marcharse
- Pasaré por donde las enfermeras y les comentaré que quieres ir a ver como va la operación de tu hermano - habló ya en la puerta - A ver si te dan permiso para ir
- Muchas gracias Ayesa. Ah, una cosa más, ¿puedes pasar por donde están mis padres y decirles que quiero ir?
- Si, bueno, no me importa
- Supongo que nos veremos mañana - Ayesa se quedo unos instantes si saber que contestar - Porque mañana vendrás a ver a mi hermano, ¿verdad?
- Pues la verdad no se si...
- Te estaremos esperando
Era extraño, aquella reacción de Sasuke, a Ayesa le pareció extraña, tampoco es que conociera tanto a Sasuke pero nunca le había dado la impresión de ser un chico tan amable y preocupado por los demás y ahora parecía que incluso decía esas cosas por ayudarla. Minako también se había quedado sorprendida aunque menos, para ella Sasuke siempre había sido perfecto y como chico perfecto que era pues era lógico que se preocupara por Esa chica que, claramente, estaba enamorada de Itachi
Otros completamente asombrados eran sus tíos, aunque su tía siempre recordaba los años en los que Sasuke, lejos de esa frialdad que mostraba, era un niño dulce y cariñoso y pensó que seguramente el accidente le había hecho recapacitar. Los accidentes son así, a veces, cuando ves la muerte muy cercana todas tus ideas se recomponen en tu mente y te das cuenta de que das importancia a cosas que no la tienen o al contrario
Ayesa bajó hasta la planta donde estaban los quirófanos y se dirigió a una de las salas de espera, donde le habían dicho que estaban los familiares de los que estaban operando en ese momento. Tal y como supuso Mikoto y Fugaku no estaban solos en la sala. Había un grupo de personas separadas de ellos, evidentemente familiares de otro paciente y a su lado algunos Uchiha, estaba claro que eran Uchiha, todos los Uchiha tenia cierto parecido familiar, por supuesto que la familia acudiría a acompañarlos en esos momentos, ella ni lo había dudado.
También estaba un hombre alto, fuerte y de aspecto extraño, ese no era un Uchiha, seguro, seria un amigo de Itachi o un compañero de trabajo
- Muchas gracias por venir, Kisame - escuchó decir a Fugaku al acercarse a ellos.
- No hay de que - contestaba el hombre - Quería saber como se encontraba.
- Ayesa - llamó su atención Mikoto - ¿Como está Sasuke?
- Bien, bueno, está tranquilo. Ya han venido sus tíos y los he dejado con él
- Muchas gracias, de verdad ¿Y que dice Sasuke?
- Está algo preocupado por Itachi, quiere que le den permiso para venir aquí
- ¿Para qué? Aquí no va a hacer nada
- ¿Que tal va todo?
- Bueno... llevan ya mucho tiempo operando ¿Quieres quedarte con nosotros?
- No quiero molestar
- Ayesa - habló serio Fugaku - ¿Por qué no acompañas a Mikoto a la cafetería a tomar algo?
- No, yo no me voy de aquí
Ayesa deseaba quedarse allí pero también sabia que de momento no era su lugar, no se sentía demasiado cómoda pero si algo la animó a decidir marcharse fue un comentario que escuchó a uno de los Uchiha diciendo que Madara iba a pasar por allí, ah no, no tenia ganas de verle, a pesar de que los Uchiha y los Senju estaban en "negociaciones" no le gustaba encontrarse con él, ese hombre la miraba de forma extraña y le producía escalofríos. Además seguro que mencionaría algo del matrimonio con Izuna o le preguntaría si ya sabía con quien quería casarse... mejor se marchaba ya.
...
En la calle, cerca de las puertas del hospital, en una gran plaza llena de bancos de madera, sentados en uno de ellos Chiharu y Ginta mataban el tiempo observando a las palomas.
- ¿tu crees que tardará mucho? - preguntaba Ginta
- Si, seguro que si - respondía Chiharu - Minako es bastante cabeza loca, sobretodo si se trata de Sasuke, seguro que se olvida de nosotros
- Pues yo digo que nos vayamos, seguro que no nota nuestra ausencia
- ¿A que viene tanta prisa?
- Tengo que terminar los deberes.
- Uy... no, no... vaya, de pronto creí que esa era Akane, pero no, pero no, carai, se parece un montón a ella
- ¿Ayesa? ¿Qué hará por aquí?
- ¿La conoces?
- Hombre, es mi prima
Ginta levantó la mano cuando vio que la mirada de Ayesa se dirigía hacia ellos y vio como esta se acercó directamente hasta el banco.
- Pero Ginta ¿qué haces por aquí?
- Hola Ayesa. Estoy esperando a una amiga que ha subido a ver a un chico ¿y tú?
- A ver a uno de mis posibles maridos y su hermano, que han tenido un accidente - Ayesa se quedó mirando a Chiharu
- Ah, perdona, esta es Chiharu Nara, precisamente es la hermana de Shikamaru
- ¿O sea que somos familia? Encanta de conocerte Ya decía yo que tu cara me sonaba, vi fotos tuyas el otro día que estuve en casa de tu hermano
- Vaya, pues encantada. Te pareces un montón a Akane
- Si, todos nos lo dicen. Desde luego Ginta, ya podías haberme dicho que tenías novia
- ¿Pero que dices? - gruñó el chico.
- ¡No, no, no! - se apresuró a replicar Chiharu - ¡Que asco, por favor!
- Perdón, perdón, pensé que estabais en un cita.
- No, estamos esperando a una amiga que ha ido a ver a un chico que ha tenido un accidente - aclaró Ginta - Y yo me voy a ir, Minako es una pesada cuando se trata de Sasuke-kun
- ¿Minako? ¡anda pues si la conozco! Es la hermana de Naruto, acabo de estar con ella en la habitación de Sasuke.
- Pues si ha logrado entrar en la habitación ya nos podemos ir - dijo Ginta - Esta seguro que se olvida de nosotros.
- Oye, perdona - interrumpió Chiharu - Ese tío tan bueno de allí no hace nada más que mirarte.
- ¿Un tío bueno?
Ayesa se giró para ver a Hidan apoyado en uno de los árboles que adornaban la plaza mirándola con una burlona sonrisa en el rostro.
- Mira tu el chulito, últimamente me lo encuentro por todas partes.
- ¿Le conoces? - se interesó Chiharu - ¡Está buenísimo!
- Si, está muy bueno, pero es un bocas que se le va todo el encanto cuando habla. Es mejor ignorarle.
- Pues parece que viene hacia aquí - comentó Ginta al verle moverse.
- Lo que me faltaba, pues mira que no tengo yo hoy el horno para bollos...
- Mira a quien tenemos aquí - se le oyó decir cuando ya estaba bastante cerca - A la putita de la cabeza naranja.
- Tío, pasa de mi y no te acerques, aquí no se te perdido nada.
- Me encanta que seas tan borde, estoy deseando cerrarte esa boquita de piñón que tienes.
Ayesa le miró entornando los ojos, levantó uno de sus puños cerrados para seguidamente extender el dedo corazón.
. Súbete aquí y pedalea, guapo.
- Tú tienes ganas de marcha ¿verdad? - Hidan comenzó a reírse de una forma que a Ginta le parecía un psicópata - Pero me gusta más la otra putita, la preñada, creo que disfrutaría mas con ella, aunque tu no estás mal si n hay otra cosa.
- ¿Mi hermana? - gritó Ginta - ¿Hablas de mi hermana?
- Cálmate Ginta - habló con tranquilidad Ayesa - Este chico es bastante fanfarrón.
- ¿Eso crees tu? - volvió a reírse de esa forma loca aunque esta vez los gesto de la cara resultaban aún más exagerados, llegando a preocupar a Ginta - ¿y que tenemos aquí? Una pollita bien piernecita - dijo mirando a Chiharu.
- Ho-hola - respondió aturdida Chiharu.
- ¿Que pasa? ¿Que no eres lo suficientemente hombre para mujeres de tu edad? - gruñó ya molesta Ayesa.
- Me encantan las tiernitas, siempre hay algo que enseñarles.
- ¿Que haces, Hidan? - se escuchó una voz grave y todos se sobresaltaron.
- ¡Coño Kakuzu! ¡Menudo susto me has metido!
- Vamos, Kisame nos espera.
Los tres miraron a quien había hablado, un hombre alto, de aspecto serio, pelo castaño oscuro, largo, caído sobre los hombros y ojos verdes que parecía tener irritados o con conjuntivitis. Este hombre sin decir más, se giró y comenzó a andar.
- ¡Vaya puta mierda! - gruñó Hidan comenzando a andar tras él.
Chiharu fue la que más tiempo se quedó mirando como se alejaban.
- Es un borde pero... ¡Que bueno está! - comentó en voz baja.
...
Kankuro había estado buscando en una pequeña habitación que tenían el casa donde iban guardado todo lo que no utilizan. Como era bastante pequeña y estaba llena de cajas y trastos ello solían referirse a ese sitio como "el trastero". Por fin pudo, después de retirar un montón de cajas y otras cosas, sacar de allí una caja no muy alta pero si larga, de plástico trasparente y provista de un par de ruedas y un asa, como si fuera una maleta y la llevó hasta el comedor, una vez allí, la limpió un poco con un trapo húmedo para quitar todo el polvo que acumulaba sin levantar demasiado y la abrió.
Gaara entró en el comedor con gesto cansado dejando las llaves de la casa en un bol que había en un pequeño mueble a la entrada. Miró a Kankuro muy concentrado en sacar y mirar piezas de madera de la vieja caja de plástico que hacía ya bastante tiempo que no veía por casa.
- Buenas tardes, Gaara - habló Kankuro sin dejar de hacer lo que estaba haciendo.
- Buenas tardes ¿Qué haces con esa caja?
- Estoy buscando piezas para hacer una marioneta de madera
- ¿Recordando viejos tiempos?
- Algo así. No, en realidad es que quiero hacerle una marioneta a Sumire, me he enterado de que en Diciembre es su cumpleaños
- Pues todavía tiene que pasar Noviembre
- Ya, pero luego entre unas cosas y otras el tiempo pasa volando y si lo voy dejando al final me veo como siempre, haciéndolo el último día y no, quiero que sea una marioneta preciosa, la más bonita que haya visto en su vida
- ¿Y eso? Esta bien que te esfuerces pero creo que Sumire estará encantada solo con que tu se la regales
- Se que un regalo hecho a mano tiene mas valor que uno comprado, al menos creo que Sumire piensa así y también sé que Sai seguramente le pinte un cuadro, así que yo tengo que esforzarme todo lo que pueda
- ¿Está Sai de nuevo interesado en Sumire?
- Eso parece.
- Pero tú estás saliendo con Sumire, eso dijiste, que ella te dijo que salieseis.
- Es cierto pero al final no hemos llegado a salir solos, siempre acompañados de Ten-Ten, Kiba o más gente.
- Pues dile que quieres salir con ella a solar. De verdad Kankuro que me sorprendes, realmente el amor vuelve tonto a las personas, no me esperaba algo así de ti.
- Todo es más complicado de lo que parece. De un tiempo a esta parte Ten-Ten y ella parecen siamesas, creo que Sumire quiere animarla o no se pero tienes razón, debería operarlas y separarlas ¿Y a ti como te ha ido con Hinata?
- La verdad es que Hinata está bastante impresionada con lo que ha sucedido. Se ha quedado con Ino que no paraba de llorar.
- Creo que a todos nos ha impresionado bastante.
Se oyó como alguien abría la puerta de la casa.
- Ahí está Temari - comentó Kankuro
- ¿Habrá visto ella a alguien? Me dijo que iba al hospital, creo que se ha hecho bastante amiga de Konan.
- Si - contestó Kankuro como si nada - Lo que me ha extrañado es que fuera con Neji.
- Es porque son personas civilizadas y saben resolver sus diferencias hablando y razonando.
- Hola chicos - saludó Temari al entrar.
- ¿Qué tal? - se interesó Kankuro - ¿Has visto a alguien?
- He visto a Sakura. Por lo visto Pain estaba bastante mal y al hermano de Sasuke lo iban a operar. Al final decidí no entrar para no molestar.
- Desde luego que mala suerte que han tenido - reflexionó Gaara - Me imagino que la abuela Chiyo tiene que estar destrozada. Me gustaría verla ¿Sabes donde se va a alojar?
- No, la verdad es que no la pregunté.
- Si llamamos a Konan a lo mejor ella nos lo dice - sugirió Kankuro.
- No se, Pain debe estar mal de verdad porque Sakura dice que a Konan han tenido que ingresarla porque le había dado un ataque de histeria, eso no puede ser buena señal.
- Es que no me puedo creer lo que ha pasado - continuaba Gaara en voz baja.
- ¿Y que era lo que dijiste ayer que querías contarnos, Gaara? - cambió de tema Temari.
- No creo que sea apropiado en estos momentos.
- ¿Por qué? - intervino Kankuro - ¿Es algo malo? Espero que no sea que has dejado embarazada a Hinata o a cualquier otra.
- No, no es eso - resopló, que mas daba, cualquier momento parecía poco indicado - Se trata de la caja que me dejó el tío Yashamaru.
- ¿La que tenía cosas de mamá? - preguntó Temari - ¿Es que había algo más de lo que nos enseñaste?
- Así es... había una carta del tío explicándome muchas cosas.
- Eso ya lo dijiste - añadió Kankuro.
- Pero no todo lo que decía, además también. Había un cuaderno de mamá que escribió cuando estaba embarazada de mi.
- ¿Y por qué nos lo has ocultado? - interrogó Temari sentándose en una de las sillas sin dejar de mirar intrigada a Gaara.
- Es que... antes quería asegurarme de una cosa, de unas sospechas que tenía papá.
- ¿Qué sospechas? - preguntó ahora algo brusco Kankuro - Lo mismo sospechaba que no eras su hijo.
- Pues... si.
- ¿Y tu has podido dudar de mamá?
- No, yo no dudo de mamá pero tenía que hablar con la abuela Chiyo antes.
Gaara respiró profundamente, se sentó y comenzó a contarles a sus hermanos todo lo que sabía, les habló de la depresión de su madre, de su viaje y como conoció a ese chico del que se hizo amiga y que se enamoró de ella, el mismo que le regaló el colgante que ahora él llevaba. Les habló de los celos de su padre, del nuevo embarazo de su madre y de las sospechas que comenzaron a torturar a su progenitor hasta el punto de desesperar a su madre. Incluso fue a buscar el cuaderno y se lo enseñó; cuaderno que Temari comenzó a ojear mientras las lágrimas salían de sus ojos porque aquella era la letra de su madre, eran los pensamientos de su madre, a la que ella añoraba tanto y tantas veces imaginó abrazándola, incluso Gaara pudo observar como Kankuro intentaba disimular su emoción y como su labio inferior temblaba ligeramente.
- Quería asegurarme antes de que soy vuestro hermano antes de deciros nada.
- ¡No digas tonterías! - se quejó sollozando Temari - Tu eres nuestro hermano, tenemos la misma madre.
- ¿Cómo dices que se llama ese tipo? - interrogó Kankuro.
- Nagato Uzumaki, por lo visto es pariente de Naruto, pero aún no se nada, tengo que hablar con él.
- ¿Hizo feliz a mamá?
- La abuela Chiyo dijo que si.
- Esto no cambia nada - pareció gruñir Kankuro - Hace mucho que dejé de ver a el tío que vivía con nosotros como nuestro padre.
- Pero es importante Kankuro, si no soy su hijo...
- Mamá sabía lo que iba a pasar - comentó secándose las lágrimas Temari - Sabía que papá no iba a aceptarte, fueses su hijo o no, siempre tendría esa sospecha, creo que por eso te dejó la mayoría de la herencia a ti. La mayoría de lo que tenemos pertenecía a mamá, como la casa y la mayoría de las acciones de la empresa, así que, si no eres hijo de nuestro padre, cosa que a nosotros nos da igual, y el resto de la familia acude como buitres a quitarte tu parte de la herencia, no te va a suponer una gran pérdida.
- Pero a lo mejor no quieren que forme parte de la empresa.
- Heredaste las acciones de mamá, así que son tuyas - gruñó Kankuro - Además ¿quien lo va a decir? Ese hombre se pasó toda tu vida atormentándote, por su culpa terminaste en un hospital psiquiátrico, no lo olvides ¿Acaso no mereces una compensación?
Temari se levantó y se acercó a su hermano.
- Ven, levántate que quiero decirte una cosa.
Gaara se levantó algo confuso y Temari de pronto se abrazó a él.
- Tu eres mi hermano, mi hermano pequeño ¿De veras pensaste que por algo así íbamos a dejar de quererte?