jueves, 4 de septiembre de 2014

141. Razones por las que te quiero

- ¡Ya va! - decía Hana caminando hacia la puerta de su casa mientras se recogía el pelo en una coleta - ¿Shino? - se extrañó al ver al chico al otro lado.
Shino estaba allí plantado con toda la naturalidad del mundo. Cogida a una de sus manos había una niña pequeña, de unos 6 años, morena, con el pelo recogido en una coleta alta y unas gafitas de pasta de color azul que la miraba curiosa, a su lado otra niña de la misma edad más o menos, castaña, con ojos verdes y sonrosados mofletes.
- ¡Hola! - dijo a las niñas - ¿Vosotras quienes sois?
- Zoy la hermana de Zhino, me llamo Zachiko - dijo con un gracioso ceceo la morena - Zachiko Aburame, zignifica "niña feliz".
- Yo zoy Zayaka Akimichi, encantada de conocerte.
- Te presento a mi hermana pequeña, Sachiko y a Sayaka, es prima de Chouji.
- Vaya, encantada de conoceros Sachiko y Sayaka, yo soy Hana.
- Zi, ya lo zabemoz, erez la hermana de Kiba ¿A que zi? - repuso Sachiko.
- Pues sí.
- Dizculpa lo mal que hablamos - dijo Sayaka - Ez un problema que ya vamoz a zolucionar, para ezo ya vamoz a la ezcuela de la lengua, allí ez donde nos hemoz conocido.
- Al logopeda - explicó Shino.
- Ah, bien. Bueno, pasad... Kiba no está.
- Ya lo se - respondió Shino - Yo venía a pedirte un favor y a hacerte una proposición.
- Tú dirás.
- Que nos acompañes a ir a los columpios con mi hermana y Sayaka.
- ¿A quiénes aparte de a ti?
- Ah, Chouji y Ryuko se han quedado esperándome. Están hablando de sus cosas.
- ¿Vosotras queréis ir a los columpios?
- No ez que haya zido idea nuestra - respondió Sachiko - Pero han inziztido.
- Zi, zon muy inziztentez. Nozotraz vamoz para acompañar a Kenta, el hermano de Akane, que eztá malita.
- Más que nada es para no se aburra su hermano, es que lo va a tener todo el fin de semana y a veces se pone muy caprichoso - explicó Shino.
- Y que mi hermano no quiere ir zolo con parejitaz - añadió Sachiko.
- Si, eso también.
- Está bien - sonrió Hana - Iré con vosotros.
...
- ¿Qué os parece si salimos a dar un paseo al parque? - propuso Shikamaru - Podemos ir a los columpios.
- ¡Si a los columpios, a los columpios! - gritaba nervioso el niño - ¡Vamos, Shika! - decía agarrando a Shikamaru de la mano y tirando de él.
- Espera, espera campeón, vamos a esperar a Akane.
- ¡Venga, vamos, tardona que eres una tardona!
- ¿Me vas a decir como has conseguido que mi madre te dejase que lo trajeses a nuestra casa?
Shikamaru la miró y sonrió.
- ¿Por qué sonríes así?
- Porque has dicho "que lo trajeses a nuestra casa", has hablado de nuestra casa en plural, creo que es la primera vez que te oigo decirlo.
- Bueno, yo ya voy a empezar a trabajar para ayudar con los gastos y creo... que aunque la hayan construido tus padres y te la cedan a ti pues algo mía llegará a ser, por lo menos mientras viva allí.
- Jeje... te has puesto colorada.
- ¡No te rías de mí!
- Siempre tan cabezota. Mis hijos van a necesitar mucha paciencia para aguantar a una madre tan problemática como la que van a tener.
- Ah pues mis hijos van a tener mucha suerte... van a tener un padre estupendo.
Shikamaru la miró arqueando las cejas.
- ¿Tú crees que voy a saber ser padre?
- Claro que si, vas a ser un gran padre, a su madre desde luego la tratas muy bien ¡Kenta ven aquí y no te sueltes!
- Te aseguro que haré todo lo posible para ser un buen padre y cuidaros a... los tres.
Akane agarró su mano y mecánicamente entrelazaron los dedos.
- ¿Por qué eres tan bueno conmigo?
- Porque me gusta verte sonreír.
- No seas cursi y dime la verdad. Siempre te esfuerzas y me sorprendes con cosas que no me espero, como lo de mi hermano.
- Es por puro egoísmo.
- Pero yo no soy dulce, ni buena, ni tengo buen carácter, no soy especialmente amable, soy gruñona y mal encarada y no te he tratado bien.
- ¿Qué no me has tratado bien? Me has tratado mejor de lo que merecía. Fui yo el que se comportó de forma egoísta y como un crio, fui... ¿cómo me llamó Jisei?... ah, un patán y un mezquino. Tú no me habías hecho nada malo, fui yo el que te falló.
- Pero tú pensaste que yo te había traicionado con Shino.
- Pero sabía que no era así, fue la excusa que yo mismo me dije para justificarme. Lo cierto es que nosotros estábamos bien juntos y yo fallé. Una chica me pidió salir y solo pude pensar en que... no me hiciste sufrir tú, me hice sufrir yo solo porque sabía que no te merecía y pensé que nunca me darías otra oportunidad. Incluso cuando empecé a salir con tantas chicas... pensé que me odiabas pero enfermé y te pasaste toda la noche en mi casa, cuidándome ¿eso lo hace alguien que no es especialmente amable?
- Eso lo hice porque soy una marimandona, tú lo dijiste y me gusta controlarlo todo. No se cómo no quisiste darte una oportunidad con Temari, con Ino o con Tayuya, o incluso con Sakura, podías haberlo hecho.
- Ahhhhh, mendokusei. Akane, escogerte a ti fue decisión mía. Eres cabezota, rencorosa, irascible, te gusta organizar la vida de los demás y todo eso pero también eres fuerte y sacas lo mejor de mí. Siempre me gustaba estar contigo y que me llevaras la contraria, eras muy graciosa porque arrugabas la nariz y luego me sonreías. Mi padre me dijo una vez que hasta la mujer más severa tiene una sonrisa amable para quien ama y tú siempre me sonreías y después de lo que pasó aprendí a valorarte, a darme cuenta de que no quería que sonrieras a otro y que quería verte sonreír siempre. Creo que tuve suerte de que fueses tan rencorosa y cabezota, así tuve que esforzarme en conseguir tu corazón, creo que gracias a eso pude sacar lo mejor de mí mismo.
Habían llegado a un pequeño recinto que había en el parque, rodeado con una pequeña valla de tablas de maderas de colores y dentro una casita-tobogán y varios balancines.
Cuando Akane era pequeña tenía pocas muñecas. Su madre no trabajaba, tenía tres hijos y el único dinero que entraba en su casa era la manutención que les pasaba el padre, que no era demasiado, así que no estaban las cosas para comprar muñecas ni nada. Las que tenía eran de su propia madre o que se las regalaba Ayesa, que eran siempre las más bonitas, porque el resto de la familia siempre solían regalarle ropa, que era lo que mejor le venía a la madre o directamente le daban el dinero a su madre para que ella ya le comprase lo que necesitase. Con las muñecas que tenía Akane solía jugar a que eran hermanas, hermanas que vivían solas en una solitaria casa en las montañas, otras veces que se perdían en una isla desierta... la cosa era que en sus juegos nunca existían los padres, solo los hermanos y si un psicólogo los hubiera visto enseguida se habría dado cuenta de lo inútil que consideraba a los padres.
Al principio de conocer a Shikamaru no le llamó para nada la atención, quizás se podía decir que le tenía un poco de envida por eso que se decía de él que eran tan inteligente pero cuando comenzaron a ser amigos empezó a gustarle, le gustaba cuando hacía ese gesto de meterse las manos en los bolsillos, le gustaba como sonreía débilmente y como lo analizaba todo pero sobretodo el gustaba cuando la miraba, así que no tuvo más remedio que decírselo, lástima de ser tan rencorosa, de sentirse tan dolida que no quiso ni escucharle aunque seguramente si no hubiese sido tan rencorosa Shikamaru no se hubiese esforzado tanto en romper la barrera que puso entre los dos y no se habría convertido en la persona que ahora tenía delante.
- ¿Qué voy a hacer contigo, Shikamaru? - sonrió Akane.
- Quererme señora Nara, quererme - le devolvió la sonrisa.
- Quiero que te quede muy claro - continuó Akane - que no estoy contigo solo porque me quedase embarazada, aunque de saber que las cosas iban a ir así no hubiera sido tan cabezota.
- Ah pues entonces espero que no te enfades por lo que voy a decir - Akane le miró intrigada - Es que convencer a tu madre no ha sido nada fácil... ya se de quien has heredado tu cabezonería y tuve que pedir ayuda.
- ¿De quién?
- De Maron, de tu padrastro y de tus hermanos.
- ¿De mis hermanos?
- Bueno, ya sabes que cuando tres hijos se ponen pesados diciendo que quieren ver a su hermana a veces los padres terminan cediendo por no escucharlos más.
- ¿Ha sido por eso? Es decir, que mi madre no me ha perdonado.
- No se qué es lo que tiene que perdonarte. Mira Akane, tu madre es una cabezota igual que tú y le va a costar aceptar que ya no puede controlarte pero le molesta más pensar que tu padre y Maron son los "buenos" y ella la mala. Ya verás como termina cediendo. Además estuve hablando con su marido y es mucho más razonable que ella.
- ¿Entonces fue con Kentaro con el que fuiste a hablar?
- Tu madre se niega e escucharme pero Kentaro es más razonable. Además tu madre está de bastante mal humor, Takato está como más hipocondriaco que nunca y Ginta se ha puesto en plan rebelde, no es por lo que ha pasado pero influye, creo que le está perdiendo el respeto a tu madre.
- Claro y por eso ha accedido a que Kenta pase el fin de semana conmigo, para quitarse problemas, hay lo estoy viendo. Pero no me importa, lo que importa es que has conseguido que pueda verlo.
- Y el domingo verás a Takato y a Ginta.
- ¿Si?
- Y a Yusuke y Hideki y Maron y tu padre. Van a comer todos en casa. Vamos a tener una comida familiar. Yo les invitaría a un restaurante pero no me llega el presupuesto.
- ¡Kenta! - oyeron gritar a unas niñas.
- Mira, son Shino, Chouji, Ryuko y Hana... vienen los refuerzos. Le pedí a Shino a ver si podía traer a su hermana para que Kenta no se aburriera.
- ¿Y Chouji y Ryuko?
- Cosas de Chouji, bueno es que Sayaka y Sachiko son muy amigas.
- No, si lo que digo es que si ya se han arreglado.
- Que va. Las cosas siguen igual. Creo que Ryuko no quería salir hoy pero Chouji se ha presentado con Sayaka y ya sabes que Ryuko no sabe negarse a los ojitos tiernos de esa niña.
- ¿Ha ido con Sayaka a casa de Ryuko?
- Con dos pelotas. Chouji cuando quiere también sabe hacer trampas.
- Que valiente y mira Shino que pedorro que es también.
- Otro que ha debido utilizar la misma técnica.
...
Ten-Ten, Kiba, Kankuro y Sumire habían salido a dar una vuelta. Habían llegado hasta una cancha de baloncesto.
- ¡Mirad lo que hay aquí! - exclamó Sumire - ¡Una pelota de tenis!
- La habrán perdido los de las pistas de tenis - aclaró Kankuro.
- ¿Y si jugamos a encestarla? - propuso alegre Sumire - Venga, vamos.
Parecía algo tonto pero empezaron a lanzarla a ver quién conseguía encestarla y al final terminaron picándose con el juego.
Ten-Ten lanzó y encestó y las dos chicas gritaban y daban saltos de alegría.
- No se para que jugamos con esta tía - comentó Kankuro - Si siempre nos gana.
- Ten-Ten tiene mucha puntería - añadió Kiba.
- Es un asco ¡Eh, Ten-Ten! Deberías dejarnos ganar de vez en cuando.
- ¡Ja! - contestó mientras votaba la pelota con fuerza y la recogía al vuelo.
- Trae acá que me voy a poner serio - dijo Kiba.
- Primero tendrás que quitármela.
- ¿Así que quiere jugar, eh?
- Ven a por ella, perrito. Mira, mira, tengo una pelotita.
- ¡Vamos Kiba! - apuntó Kankuro - ¡Trae la pelota!
- Tú no te metas en esto, Kanky.
Ten-Ten y Kiba comenzaron a corretear por la pista, el chico siguiendo a la chica e intentando atraparla y casi lo consiguió pero Ten-Ten en el último momento le lanzó la pelota a Sumire.
Ahora era Sumire la que corrió y Kankuro el que la perseguía.
De nuevo Sumire se la lanzó a Ten-Ten y esta volvió a huir de Kiba, salvo que no se dio cuenta y terminó delante de Kankuro que aprovechó para unirse a la persecución.
- ¡Ah! - gritaba la chica - ¡Pervertidos! ¡Que alguien me defienda!
- Dame esa pelotita, anda bonita - decía Kankuro.
- ¿No ves que es por tu bien? - recalcaba Kiba - Si te resistes va a ser peor.
Kankuro consiguió enganchar a Ten-Ten por la cintura desde detrás, la apretó contra él y la alzó un poco del suelo, de esa manera las piernas de Ten-Ten quedaban dando patadas en el aire.
- Eres una potra salvaje - protestaba Kiba mientras intentaba acercarse a ella esquivando sus piernas - Estate quieta. Si levantas tanto las piernas te veré las braguitas.
Ten-Ten paró confundida, si no llevaba falda ¿Cómo le iba a ver las braguitas? Kiba aprovechó para acercarse y casi había cogido su muñeca cuando un terrible dolor le hizo doblarse hacia delante. Una de las piernas de Ten-Ten había impactado de manera violenta en la entrepierna del chico.
- ¡Dios, que dolor! - exclamó Kankuro.
- Para mí que lo ha matado - comentó Sumire.
- ¡Madre mía! Kiba ¿Estás bien? - se interesó Kankuro.
Doblado de dolor y sin saber en que posición ponerse, Kib se movía continuamente; con ver su cara se entendía perfectamente su situación. Tal era el gesto de dolor que Kankuro casi lo sentía también.
- Eso tiene que haber dolido de narices - comentó Sumire.
- ¡Ja! - exclamaba triunfante Ten-Ten cuando Kankuro la soltó - No se juega con las pelotas de una chica.
- Pero Ten-Ten, no seas insensible - decía Sumire - ¿Duele? - Sumire se acercó a Kiba, que no sabía donde poner sus manos - Pero Ten-Ten, que bruta eres.
- Ala chaval - rió Kankuro - Vas a estar inactivo por algún tiempo.
- Jo - gruñó Ten-Ten - Pues no será para tanto.
- Tú no sabes lo que duele - añadió Kankuro.
- Vamos a ver Ten-Ten - Sumire se colocó en jarras delante de ella - ¿Como piensas que luego va a complacerte si le haces estas cosas?
- ¿Qué? - Ten-Ten la miró muy perpleja.
- Ahora tienes que darle un masaje - continuó Sumire.
- ¡Sumire! - gritó Ten-Ten - ¡No digas tonterías! ¿Te duele mucho? - se acercó a su compañero lesionado.
- Ale... alejadla... de... mi - tartamudeaba Kiba.
- A ver quien tiene huevos de quitarle la pelota ahora - comentó irónico Kankuro.
Todavía tardó un rato Kiba en recobrar la compostura. Se sentó en un banco.
- Eso es el castigo de Dios - dijo Ten-Ten.
- Si, la patada divina - rió Sumire.
- No, es el castigo por lo malo que ha sido - continuó Ten-Ten - ¿Ves? Dios te ha castigado por aliaros dos chicos contra una pobre indefensa chica.
- ¿Qué chica indefensa? - gruñó Kiba.
- Tú provócame que verás como te llevas otra.
En esos momentos Sai y Misaki llegaron hasta donde estaban. Sai llevaba una caja en la mano.
- Os he traído algo - dijo abriéndola - Son para las chicas, he leído que estos detalles os gustan.
- ¡Pastelitos! - exclamó emocionada Sumire.
En la caja había varios pasteles de chocolate y crema.
Mientras las chicas cogían un pastelito cada una, Kankuro miró mosqueado a Sai ¿por qué ahora traía pastelitos? no le hacía gracia que Sai tuviera esos detalles, le recordaba cuando hace unos meses Sai parecía ir detrás de Sumire... espera... a ver si es que volvía otra vez a las andadas, no sabía exactamente porqué pero aquello no le olía nada bien. Últimamente se había relajado bastante pensando que a Sai ya no le interesaba Sumire pero ¿y si no era cierto?
- Sai sí que es bueno y sabe tratar a una chica - decía Sumire - Que ricos están estos pastelitos.
- Para ti cualquiera que te de algo rico sabe tratar a un chica, eres un desastre - comentó Ten-Ten.
- ¡Eh! - Kankuro se interpuso entre Sumire y Sai al ver que Sumire se acercaba al chico - No seas tan agradecida, que no es para tanto.
Tendría que empezar a ponerse las pilas, no fuera a ser que se le adelantaran.
...
Shiho y Lee eran sin duda los que más disfrutaban de la visita al planetario. Estaban muy emocionados con todo lo que veían y Neji se resignaba, como siempre que iba con Lee a cualquier sitio a que este llamase la atención de todo el mundo con sus exclamaciones y sus poses "de tío guay"
- ¿Estás enfadado? - le preguntó Ayame.
- No, no estoy enfadado.
- Pues lo pareces.
- Es que yo soy así - contestó de forma seca.
- Vaya... en fin.
Sí que era un chico serio y sí que era difícil hablar a veces con él. Pero Ayame no iba a rendirse.
- Dicen que cuando anochezca vamos a ir a una especie de cine, que se abrirá el techo y veremos las estrellas. Creo que es muy bonito.
Neji no contestó, no es que quisiera ser maleducado, es que no sabía que decir.
- Oye ¿Tan mal te caigo? - protestó la chica.
Neji la miró muy confuso.
- Porque si te caigo tan mal pues me voy y ya está.
- No, no es eso, no me caes mal.
- Aunque pensándolo mejor quizás el que se tenga que ir eres tú.
- Siento si te he ofendido.
- ¿Qué sientes si me has ofendido? ¿Eso es todo lo que tienes que decirme? La verdad es que tus habilidades sociales no son demasiado buenas, Hyuuga.
. Lo siento, no quería insultarte es que...
Ayame se había cruzado de brazos y parecía esperar una respuesta.
- Vine aquí con una amiga y me... trae demasiados recuerdos.
Ayame descruzó los brazos con pena.
- Lo siento - le dijo.
- Supongo que tienes razón, debería irme, no soy muy buena compañía.
- Si quieres me voy contigo.
- No, tú quédate. De verdad que ver las estrellas desde aquí es muy bonito.
- Humh... mejor me voy contigo. Creo que la parejita puede arreglárselas sola.
Se despidieron de Shiho y Lee, les costó bastante porque Lee insistía en que tenían que quedarse pero al final lograron irse de allí.
- Siento haberte fastidiado la tarde - dijo Neji de camino hacia casa de la chica.
- No, no pasa nada, de todas formas ha sido divertido.
Guardaron silencio, Ayame se concentró en el ruido de sus pasos mientras intentaba pensar como romper el hielo para hablar con el chico.
- ¿Fue una relación larga? - dijo sin pensarlo mucho.
- ¿El qué?
- Con esa chica ¿Fue una relación larga?
- No, no se puede decir que fuera larga.
- Lo siento Neji-sempai, he sido demasiado indiscreta.
- No pasa nada.
- Yo se lo que se siente cuando acaba una relación y la tristeza que te queda.
- Yo no estoy triste, estoy bien. Solo... solo siento un poco de vacío.
- El helado de chocolate llena ese vacío muy bien ¿Quieres que vayamos a tomar uno?
- ¿Quieres ir a tomar helado de chocolate?
- Si, yo te invito, verás que el chocolate tiene una cosita, no se cómo se llama, una sustancia que hace que el ánimo suba.
- Creo que se llaman endorfinas o algo así.
- Algo así, es una sustancia estimulante que te hace sentir bien.
- Yo no suelo comer chocolate.
- Ah pues eso está muy mal, hay que comer helados de chocolate cuando se está mal, es algo que todo el mundo sabe.
Neji no tenía ganas de nada pero tampoco quería volver a ofender a la chica así que se dejó convencer para ir a tomar ese condenado helado de chocolate.
...
Shikato aparcaba su coche cerca de la entrada de la casa familiar. Chiharu estaba por allí jugando con los perros que tenían.
- ¡Abuela! - gritó al verlos entrar - ¡Ya han llegado Shikato y su novia! ¡Hola Shikato! ¡Hola Temari! ¡Ya era hora que llegaseis!
- Es que hemos pillado un poco de atasco - explicó Shikato.
- ¡Shikato! - salió su madre de la casa - ¡Llegas muy tarde! Ya estaba empezando a preocuparme.
- Mamá, te presento a Temari Sabaku.
- Su novia - agregó Chiharu riendo por lo bajo.
- No, no - se apresuró en contradecir Temari - No somos novios, solo amigos.
- ¡Hombre Shikato! - le saludó unos de sus tíos - Que bien acompañado te veo.
- Es una amiga que vive en Konoha, te la presento, Temari, este es mi tío Unsui, tío, ella es Temari.
- ¡Ah pillastre! Ya veo que es lo que te retiene en Konoha.
- ¿He oído que ha venido ya Shikato? - salió también su abuela de la casa - ¡Shikato! ¡Anda, ven y dame un beso!
- Ven Temari - dio Shikato - No seas tímida. Es mi abuela.
- ¿Esta es la novia que te has echado en Konoha? - dijo la abuela sonriendo.
- No, no somos novios - recalcó Temari.
- Claro, ahora no se dice novios, eso ya está anticuado - dijo la abuela - Creo que ahora se dice "amigos con derecho a roce"
Todas las mujeres que allí había rompieron a reír menos Temari a la que no le hacía ninguna gracia.
- En realidad tampoco... - empezó a decir.
- Es que ahora tampoco se dice así - intervino Chiharu - Se dice "folliamigos".
- ¡Chiharu! - gritó su tía - ¿Pero que forma de hablar es esa? Anda, pasad adentro y saludar a la abuela Shikami.
Mientras entraban en la casa Temari se acercó a Shikato.
- Ya podías haber aclarado tú que no somos novios - le susurró.
- Justo eso mismo dijo Akane - rió Chiharu.
- Tú eres bastante liante ¿no? - le dijo Temari mirándola de reojo.
- Me encanta. Bah, no te enfades, solo es una broma.
- Ya ha venido Shikato, abuela Shikami - dijo Haruko, la madre de Shikato al entrar en el gran comedor.
- Hola abuela - se acercó Shikato a ella - Ya estoy aquí.
- Ya te veo ya y que vienes acompañado.
- ¿Esa es vuestra bisabuela? - preguntó Temari en voz baja a Chiharu.
- Si, es esa.
- Pasa bonita, pasa - decía la abuela Shikami - Acércate que te vea bien.
- Encantada de conocerla, señora.
- Uy que formal que es... acércate... y guapa, muy guapa.
- Pero no es mi novia - aclaró Shikato - Eso que quede claro, que si no se enfada.
- ¿No quieres ser la novia de mi nieto?
- No es eso, es que no quiero que haya malentendidos.
- Parece una chica de carácter. Anda id a refrescaros un poco que vamos a cenar enseguida. Shikato, ella va a dormir con Chiharu, le hemos preparado allí una cama.
- La verdad es que espero no ser una molestia.
- No es ninguna molestia, preciosa, nos gusta que vengan a visitarnos - habló la abuela - Además Shikato ha dicho que vienes a trabajar.
...
Lee y Shiho se habían sentado en la sala situada en la parte más alta del planetario. Esa era la sala de cine, tenía una gran pantalla donde se proyectaban documentales sobre el espacio y temas similares, pero además, la cúpula de abría para poder observar las estrellas cómodamente.
- ¡Estoy tan contenta de estar aquí! - decía Shiho - ¿y tú?
- ¡Claro que si! Me gusta estar aquí y me gusta estar contigo y seguro que voy a aprender muchas cosas.
- ¡Mira, mira! ¡Ya lo abren!
Lentamente la cúpula fue abriéndose, las luces se apagaron y el cielo iba mostrándose y exclamaciones y murmullos se oían entre los presentes.
- ¡Mira Lee! ¡Allí está Casiopea! ¿La ves? La constelación de Casiopea se puede ver muy bien en el cielo otoñal y tiene forma de "W"
- Casiopea era la madre de Andrómeda ¿Se puede ver también Andrómeda?
- Andrómeda es otra constelación muy bella porque tiene... No me mires a mí, mira el cielo.
- ¿Sabes que Andrómeda fue ofrecida en sacrificio a un monstruo marino y encadenada a una roca? Luego Perseo la liberó.
- ¿Te gusta la mitología?
- Quería estar bien informado de las estrellas que veíamos ¡No quería quedar como un analfabeto delante de ti! Y una cosa llevó a la otra ¿Sabes quién era Orión?
- Era un gigante de la mitología griega ¿no?
- Jo, Shiho tú sabes de todo, que lista que eres.
- Bueno, hay muchas cosas que no se.
- ¿Quieres salir conmigo? Quiero decir que salgamos como pareja.
Shiho iba a contestar pero de veras que de pronto no supo que decir ¿Era una broma del chico? Es que no se esperaba una declaración así, tan de repente.
- Si no quieres salir conmigo lo entenderé pero que sepas que voy a seguir insistiendo porque yo no soy de los que se rinden, nunca me rindo.
- ¿De veras quieres salir conmigo?
- Claro. Yo nunca digo las cosas por decirlas. Ahora verás - se puso en pie - ¡Un momento todo el mundo que quiero decir una cosa!
- Lee, por favor, siéntate.
- ¡Escúchenme! - gritó.
- ¡Que te sientes! - Shiho tiró de un brazo para obligarle a hacerlo - Está bien, está bien, saldré contigo pero no me hagas una declaración delante de todo el mundo.
- ¿No quieres? Yo creo que es muy romántico.
- Si pero vamos despacio ¿Quieres? Primero empezamos a ver que tal y luego ya si quieres, más adelante, te lanzas.
- ¿Entonces salimos?
- Si, pero...
- ¡Bien! - gritó, todo el mundo guardó silencio y le miró - ¡Tengo novia!
Algunas personas comenzaron a aplaudir divertidas mientras Shiho se escondía todo lo que podía colorada como un tomate.
...
La familia de Shikato no hacía sentirse incómoda a Temari. Todos eran muy agradables. Temari se había cambiado de ropa poniéndose un sencillo vestido negro y ajustado y empezó a buscar la cocina ya que no veía a nadie por allí. No quería sentirse una molestia allí, total, se suponía que Shikato iba a demostrarle que no era un niño mimado y que colaboraba como el que más, así que buscó la cocina para ayudar, algo tendría que hacer, también podría buscar a Shikato a ver si él le decía como ayudar pero le pareció que ofrecerse en la cocina era más adecuado.
- Pasa, pasa - la dijo Haruko, la madre de Shikato al verla en la puerta, dentro de la cocina estaban ella y Yoshino - ¿Necesitas algo?
- Me gustaría ayudar.
- No hace falta, nosotras nos las arreglamos bien. Ve a descansar
- No digas eso Haruko - protestó Yoshino - Entra Temari, si vas a ser una Nara es bueno que empieces a acostumbrarte, aquí se descansa poco.
- No, yo no pienso ser una Nara... - se quedó callada pensando que acababa de resultar muy descortés - Quiero decir que...
- No, si te entendemos - intervino Yoshino - Eres aún muy joven y haces bien, mira Shikamaru en que lio se ha metido por su mala cabeza.
- En realidad eso de que seas la novia de Shikato lo decimos de broma, no te preocupes que sabemos que no eres su novia ¿Y por qué te ha traído?
- Por una apuesta.
- Toma un delantal - le pasó uno de color blanco - No queremos que te manches ese precioso vestido.
- Gracias.
- ¡Abuela! ¡Tía! - oyeron gritar a Shikato desde la puerta - ¡Mamá!
- ¿Qué te pasa? - gritó Yoshino.
- Necesito un barreño
- ¿No puedes pasar a cogerlo tú? - preguntó su madre.
- ¡No, no puedo!
- Anda Temari, llévaselo tu - dijo Yoshino - Mira, ahí hay barreños.
Temari dejó el delantal en una silla y cogió uno de los barreños que le indicaba Yoshino. Salió con él para dirigirse a la puerta de la casa, justo en el umbral estaba Shikato manchado de barro casi de los pies a la cabeza.
- ¿Pero que te ha pasado?
- Es que ha llovido hace poco y está todo lleno de barro.
- ¿Y has decidido darte un baño en él?
- Intentaba quitar unas ramas, resbalé y me caí.
- Bueno, toma el barreño.
Shikato dio un paso hacia delante para coger el barreño.
- No entres que manchas la casa - le advirtió Temari - Ya voy yo.
Shikato reculó el paso andado y justo en el momento en el que Temari se acercó a darle el barreño, quiso la casualidad, la mala suerte o como quiera que se llamase, hizo que la chica pisase un poco del barro que había en el suelo, resbalase y se agarrase a lo que tenía más cerca... a Shikato.
El golpe fue bastante escandaloso, tanto que Yoshino y Haruko corrieron a ver que había sucedido para encontrarse a Temari caída de espaldas en el suelo y Shikato encima de ella en una posición algo comprometida según se mirase.
- ¿Quieres hacer el favor de quitarte de encima? - gruñía Temari.
- Esto es divertido según lo mires - sonreía Shikato.
- ¡Shikato! - gritó su madre - ¿Se puede saber qué haces?
- Nos hemos caído.
- ¡Levántate ahora mismo! ¡Pero mira como has puesto a Temari!
- Anda Temari - habló Yoshino - Ve a cambiarte y tráenos el vestido que lo lavemos.
- Es que... es el único que tengo - dio con un poco de pena - Creo que el resto de la ropa no es muy apropiada para una cena.
- ¿Por qué? - preguntó Shikato.
- Ay hijo, pareces tonto, ella quiere estar elegante ¿verdad? No quiere que pensemos que va a cenar a una casa extraña de cualquier forma. No te preocupes, ahora te subimos un vestido y tu ¡Ve a ducharte y a quitarte todo ese barro!
...
Gaara y Hinata llegaron hasta las puertas de la casa de esta última.
- ¿Estás seguro que quieres entrar? - preguntó temerosa Hinata.
- Por supuesto. No te preocupes, estoy es fácil.
- ¿Tú crees?
- Por supuesto, ya lo verás.
- Vale, si tú lo dices.
Entraron en la casa y a las primeras que vieron fueron a Hanabi y Sumomo jugando en el salón con la consola.
- ¡Hola Gaara-kun! - le saludó Hanabi.
- Hola Hinata, hola Gaara - saludó también Sumomo - Bueno yo me tengo que ir ya para mi casa.
- ¿Ya te vas? - preguntó la madre de Hinata entrando.
- Si, ya me voy. Me lo he pasado muy bien, gracias por la merienda - dijo haciendo una exagerada reverencia.
- Estamos encantados de que vinieras - respondió sonriendo la madre de Hinata - Vuelve cuando quieras. Hanabi, acompáñala a la puerta.
- Mamá, Gaara ha venido a hablar con papá.
- ¿Con tu padre? ¿Y eso? ¿No pasará nada entre vosotros, verdad?
- No mamá - Hinata se puso colorada - No pienses cosas raras.
- Si no estoy pensando nada, hija.
- Quería pedir permiso a su padre para que deje a Hinata venir a pasar el fin de semana a casa de unos... familiares.
- ¿Y vienes tú a pedir permiso para llevarte a mi hija un fin de semana?
- No iríamos solos, por supuesto. Hinata ya ha estado allí, es la casa de una señora a la que casi considero mi abuela.
- Ya recuerdo, fue con su primo hace poco ¿Y queréis volver?
- Vamos con más gente pero de todas formas, tenga - sacó su cartera, la abrió y de allí una tarjeta - ¿Tiene un bolígrafo? Le voy a a dejar anotado el número de la señora Chiyo, es la propietaria, la puede llamar y confirmar que no vamos a estar solos, ella y su hermano estarán con nosotros.
- Pero tú sabes que al padre de Hinata no le gusta que viaje sola ¿verdad?
- Ya, ya lo se, pero estará bien protegida.
- De todas formas yo también se defenderme sola - agregó Hinata con un poco de miedo.
La madre de Hinata miró la tarjeta que le había dado Gaara.
- Desde luego tienes valor para venir a hablar con su padre - comentó - Eso no hay quien te lo niegue. Bueno, intentaré ayudarte, me has caído bien y Hinata ya tiene edad para ir saliendo. Pero aun así, primero voy a llamar a esta señora a ver que me dice.
- Gracias señora Hyuuga, le prometo que no tengo otras intenciones ocultas para con Hinata.
- Más te vale porque tú no conoces al padre de Hinata cuando se enfada, es más, no quieres conocerle enfadado.