Había sido un domingo de lo más intenso.
En general había sido un fin de semana largo, denso y lleno de cosas importantes.
Se podía decir que casi todos tenían algo que contar a sus amigos.
Sumire estaba algo más nerviosa e hiperactiva de lo habitual., había cambiado su habitual costumbre de desayunar leche con cacao y galletas, costumbre que a juicio de su madre le hacía distraerse demasiado por un vaso de leche y unas tostadas.
- ¿Se puede saber qué te pasa hoy? - preguntaba su madre sorprendida al verla comer a una velocidad inusual en ella.
- Tengo prisa - contestaba con la boca llena.
- No hables con la boca llena, sabes que es de mala educación ¿Ves? - le reprochó cuando Sumire comenzó a toser estrepitosamente - ya te has atragantado. No sé a qué vienen hoy tantas prisas.
- Es que es la semana de los deportes y hace mucho que no he participado en ninguna y no quiero llegar tarde.
- ¡Ay! - suspiró la madre - Ya podías poner el mismo interés en llegar puntual a las demás clases. Además, no sé por qué te emocionas tanto, claro que todo lo que sea no estudiar.
- Jopetas no digas eso, es que los deportes me gustan mucho. Vamos a hacer atletismo y tenis y baseball y gimnasia y...
- Y terminarás lesionada, como siempre, a ver esta vez que nos toca, un tobillo, una rodilla, un hombro... tendríamos que hacer una porra a ver quién acertaba, yo digo que de nuevo te harás otro esguince.
- Jo, qué poca fe tienes en tu hija.
- Si es que tú te tropiezas con una raya pintada en el suelo, Sumire.
- ¡Maldita gravedad!
Pero no era la única razón por la que Sumire tenía prisa por salir de casa. Estaba deseando encontrarse con sus amigas y contarles lo que el sábado había pasado entre su hermana y Sai, contarles aquel flechazo y el momento único que ella había vivido, de cómo había sido testigo del inicio de un enamoramiento. Es que no podía callarlo por más tiempo, había intentado contárselo el domingo a Ten-Ten por teléfono pero su amiga estaba demasiado alterada porque el día anterior le había dicho a Kiba que le gustaba y que tenían que "romper unos cuantos huevos para hacer una tortilla" y que Kiba le había dicho que también le gustaba pero que esta vez iba a hacer bien las cosas y le había pedido una cita ¡para el día de Nochebuena! ¡Anda que no quedaba todavía! ¡Por lo menos 20 días! ¿En qué estaba pensando ese chico? pues en que allí, en Japón, Nochebuena no es una fiesta como en España, allí es lo que podía llamarse el día de los enamorados, el día más romántico del año y se veía a las parejitas pasear y se compraban esos pasteles de crema que comían juntos... ¡que romántico! ¿Pero por qué Kiba no quería salir antes con ella? ¿Saldrían ese día Sai y Ayumi? Ah pues tendrían que salir y si no quedaban pues ella lo tendría que arreglar ¿Y ella? ¿Y si ella le pedía una cita ese día a Kankuro? ¿Cómo se lo tomaría el chico?
Sumire agitó su cabeza, tantos pensamientos y tan atropellados le estaban empezando a dar dolor, fíjate si ella misma se causaba dolor de cabeza no se extrañaba que se quejase todo el mundo de que hablaba demasiado y sin coherencia.
Tampoco había podido contarle nada de lo de su hermana y Sai a Kankuro porque le daba algo de vergüenza que el chico pensase que era una chismosa, bueno, un poquito si le había contado, pero poco, además Kankuro parecía un tanto distraído, quizás la comida aquella con ese señor que por lo visto era tan importante no había salido como pensaba.
Así que estaba a punto de estallar si no se lo contaba a alguien... a Jisei, a Ryuko, a Akane... ¡a alguien!
...
Jisei desayunaba despacio pero no porque tuviera mucho tiempo o se encontrara sin ganas de comer, lo que le sucedía era que estaba demasiado cansada y sentía como si le costara moverse e incluso se le cerraban los ojos. Había pasado la noche prácticamente en vela.
Lo había intentado todo, tomarse infusiones de tila, valeriana, haciendo ejercicios de respiración y de relajación pero nada, toda la noche se la había pasado con los ojos abiertos como platos y luego ese maldito reloj de pared que tenían en casa, ese que cada cuarto de hora hacía sonar una musiquita como de campanillas y cada hora un sonido de campana más grave indicaba la hora que era y lo peor de todo es que el número de campanadas que sonaban era cada vez mayor y Jisei se desesperaba al comprobar lo rápido que pasaban los minutos.
- Hoy empieza la semana deportiva - comentó su madre que terminaba de prepararse su desayuno.
- Si - contestó vagamente.
- ¿Qué te pasa, Jisei? - se sentó preocupada a su lado - ¿Te encuentras mal?
- No, solo estoy cansada - se quejó.
- ¿Te ha pasado algo con Iruka?
- No, no es nada.
- Pues a ti te pasa algo, a mí no me puedes engañar.
- Es que... es un poco de todo, es que no entiendo por qué tiene que pasar todo a la vez.
- ¿Has discutido otra vez con Iruka?
- Que no, que no es eso... bueno, si he discutido con él pero no por lo de siempre.
Llevaban una temporada que Iruka y Jisei discutían bastante, pero no discusiones de enfadarse el uno con el otro, eran discusiones de intentar convencer a quien tenían delante de que él o ella eran los que tenían razón. No había forma de ponerse de acuerdo, Iruka se negaba a irse a trabajar a Sapporo, se negaba a aceptar ese puesto de trabajo que le separaría de ella y ella se negaba a que no lo aceptase, tenía que ir, aunque no quería separase de él estaba convencida de que tenía que irse, si no, a la larga, toda su vida se iba a arrepentir de no haber ido y quizás terminaría sin darse cuenta reprochándoselo, no directamente, porque Iruka no sería capaz de hacer eso pero se arrepentiría de no haber tomado la decisión correcta y ella sabría que había sido por estar a su lado.
- ¿Entonces qué ha pasado?
- Es que... lo primero, no pienses mal de lo que te voy a contar.
- ¿De que no hay que pensar mal? - entró de pronto Kisuke en la cocina - Hola mamá ¿Has preparado el desayuno?
- Bueno días, si ya lo tienes.
- Que vago eres - gruño Jisei - Mamá te mima demasiado.
- Porque soy su niñito. Bueno ¿que estabas contando de Iruka? ¿Tengo que partirle la cara o qué?
- Que no, que no es nada de eso... solo que creo que se ha metido en un lio, no, lo sé, sé que se ha metido en un lio.
- ¿Pues qué ha hecho? - se preocupó Rika.
- ¿Os acordáis que ayer me llamó diciendo que no iba a venir a comer porque habían venido unos de su pueblo y le habían invitado? Pues no era verdad - Jisei observó cómo su madre y su hermano la miraban casi sin pestañear - Cuando salí fui a su casa, estaba preocupada, le noté rara la voz.
- ¿No me dirás que ahora también escuchas las auras? - bromeó Kisuke.
- No tonto, solo es que le noté... distinto, así que fui a su casa y... tenía visita.
- ¡Estaba con otra! - gritó su hermano - Menudo hijo de... ya verás cuando le vea...
- ¡No! - le interrumpió Jisei - No es lo que piensas.
- ¿Ah no?
- No. Yo también lo pensé, no te creas, cuando la vi allí... es una mujer muy atractiva pero no. Lo que pasa es que Iruka es tonto, eso es lo que le pasa, que es tonto.
- Lo que le pasa - añadió Kisuke con una pequeña sonrisilla en la cara - es que de bueno que es ya es tonto.
- ¡Tú lo sabías! - exclamó Jisei - ¡Tú lo sabías!
- ¿Lo de la amiga de Kakashi que tiene escondida en su casa? Sí
- ¿Qué Iruka tiene escondida una mujer en su casa? - preguntó perpleja Rika.
- Kakashi le pidió que la escondiera unos días - explicó Kisuke - Iruka me lo contó.
- ¿A ti te lo contó y a mí no?
- Hombre, no es una cosa para ir pregonando por el mundo "¡Eh! ¡Que tengo a una mujer escondida en mi casa para que su marido maltratador no la encuentre!"
- ¿Su marido es un maltratador? - volvió a preguntar Rika.
- Es peor que un maltratador - contestó Kisuke - En realidad no sé si la maltrata a ella, me refiero físicamente, no me quedó claro y tampoco es su marido pero es una mala persona.
- Es Orochimaru mamá ¿Te acuerdas de Orochimaru?
Rika se llevó la mano a la boca con gesto de preocupación y asombro.
- ¿Iruka tiene en su casa a la mujer de Orochimaru? ¿Por qué?
- La llevó Kakashi, mamá - respondió Kisuke - Él solo quiere ayudarla y la ha alejado de Orochimaru pero teme que este la busque por eso la ha llevado a donde cree que no la va a encontrar, no hay nada que relacione a Iruka con esa mujer.
- Pero aun así...
- Es provisional. En unos días la va a llevar a una casa de acogida - explicó Kisuke.
- Eso es lo que iba a decir que una casa de acogida es donde debe estar, no en casa de Iruka.
Mientras Kisuke comenzó a explicar a su madre todo lo que sabía del asunto, que era lo mismo que sabía Jisei, esta se dejó llevar por el recuerdo de lo que sintió al ir a casa de Iruka, preocupada porque le parecía que su llamada era confusa y se encontró con esa mujer allí.
"...
- Te aseguro que esto tiene una explicación - habló nervioso Iruka mientras Jisei, aún sin entrar en su casa miraba a esa mujer, una mujer mayor y muy atractiva que a su vez la miraba con los ojos abiertos y asustados.
Jisei sonrió forzadamente, aquella frase resultaba tan patética que casi era graciosa.
- Pasa que te lo explico todo.
- Si no hay nada que explicar, si yo lo entiendo todo - habló con dificultad, no quería llorar y el tratar de impedirlo hacía que al hablar le doliese la garganta - Hay cosas que yo no te doy y tu...
- Deja de decir tonterías - Iruka resultó hasta brusco, con el gesto serio agarró a Jisei del brazo y la introdujo en la casa cerrando la puerta tras ella, aquello sorprendió a Jisei ¿dónde estaba su dulce Iruka? - Jisei deja que te lo explique, esto no es lo parece... te presento a Hitomi Hanakiri, la madre de Misaki.
Jisei miró a Iruka abriendo los ojos todo lo que pudo.
- También es la... el... no sé lo que es... perdona Hitomi.
- Tranquilo, es que es difícil de explicar. Encantada ¿Eres tú la novia de Iruka?
- Es mi prometida - respondió Iruka.
- Vaya, eres muy joven.
- No es que estemos prometidos para casarnos ni nada de eso, Iruka es libre de hacer lo que le dé la gana, yo lo entiendo, pero podía ser más discreto.
- Pero yo no tengo nada que ver con él ¿Has pensado que nosotros...?
- A ver Jisei, digamos que Hitomi es la "novia" de Kakashi.
Jisei miró a Iruka incrédula.
- ¿Nos has dicho que era la madre de Misaki? Que yo sepa Misaki es... ¡Ay dios!
Jisei acababa de caer en la cuenta de que Misaki había dicho que el novio de su madre era Orochimaru.
- Si, eso mismo, el loco de Kakashi se ha liado con la novia de Orochimaru que además es la madre de un alumno.
- ¿Y que hace en tu casa? - Jisei miraba de hito en hijo a los dos.
Para Jisei no fue difícil entender lo que pasaba y creérselo y se lo creyó porque, una vez descartó ese pensamiento inicial pudo concentrarse en observar a esa mujer y analizar su aura.
Esa mujer sufría, se veía su sufrimiento, todo su expresión corporal lo decía, sufría y estaba asustada, en realidad tenía un montón de sentimientos fluyendo de ella, miedo, vergüenza, preocupación... y Jisei no tardó en empatizar con ella y según la escuchaba más se ponía en sus zapatos.
- Siento causar tantas molestias - hablaba Hitomi mirando al suelo - Le dije a Kakashi que no era buena idea pero no me escuchó. Yo lo que pensé es que iba a acompañarme a una casa de acogida, fue lo que le pedí porque me daba vergüenza ir sola pero mira la que ha liado.
- Orochimaru te hubiese encontrado enseguida - aseguro Iruka.
- Pero ahora te ha implicado a ti y a esta chica y si os pasa algo yo me voy a sentir muy culpable.
- No nos va a pasar nada, no tiene porqué pasarnos nada, nadie sabe que estás aquí y Jisei no va a decir nada ¿a qué no, Jisei?
- Claro que no pero ¿Y Misaki?
Fue pronunciar el nombre de Misaki y Jisei observó lo que a ella le parecía un fogonazo en el aura de esa mujer.
- No te preocupes por Misaki - se apresuró a hablar Iruka - Jiraiya se va a ocupar de él.
- ¿Jiraiya-sensei? - preguntó Jisei. O sea, que había más implicados en aquella "trama".
..."
- ¿Has terminado ya de desayunar? - Kisuke la traía de nuevo a la realidad.
- ¿Eh? Si, ya he terminado.
- Pues venga, que te llevo en coche al instituto.
- ¿Y eso?
- ¿Qué pasa? ¿Que no puedo acompañar a mi hermana al instituto?
- Pues nunca lo haces.
- Es porque nunca tengo tiempo pero hoy si, venga, ponte el abrigo.
Según Kisuke había llegado la hora de que Jisei supiese lo que tenía que saber.
...
Lo normal para Kankuro era levantarse por las mañanas y encontrarse a Gaara en la cocina preparando el desayuno. Gaara siempre había dormido pocas horas así que siempre era el primero en estar despierto así que aprovechaba y preparaba los desayunos, el suyo y el de sus hermanos, pero hoy no, hoy era Temari la que estaba trasteando en la cocina.
- ¿Qué haces? - preguntó extrañado al verla.
- No sé ¿Tu qué crees que estoy haciendo?
- Pensé que no estabas en casa. Ayer, cuando me acosté, aún no habías venido.
- Si, me entretuve bastante.
- ¿Y Gaara?
- Está en su habitación, meditando.
- ¿Meditando?
- Si, ya sabes, eso que nos enseñó Kushina, esos ejercicios para conseguir paz interior.
- Humh... está más afectado de lo que yo pensaba - reflexionó Kankuro - Yo creía que se alegraría de saber que su padre era su padre pero parece que no ha sido así.
- Creo que para él era más fácil aceptar que no le quería porque no era su hijo. Creo que así justificaba el odio que parecía tenerle.
- Pues yo me he alegrado de saber que mamá era una mujer tan...
- Yo no hubiera pensado mal de ella si hubiese resultado que Gaara no era hijo de papá - se apresuró a no dejarle terminar la frase a su hermano.
- No, si yo tampoco hubiese pensado mal, lo que quiero decir es que me gustó conocer esa faceta, ahora la admiro porque era fiel a sus principios y seguro que no fue algo fácil de conseguir.
- Y dime ¿Qué es lo que te quedaste a preguntarse a Nagato?
- ¿Cuando?
- Cuando ya nos íbamos, no te hagas el tonto.
- ¿Crees que Gaara está preocupado por Hinata? - la ignoró Kankuro.
- ¿Por Hinata?
- Si, ayer Hinata parecía bastante... asustada. Gaara le ha contado lo de mamá y me da la impresión de que... bueno, son cosas mías, mejor dime ¿Cómo te fue a ti con Shikato y su ex? ¿Hicisteis un trio al final?
- Desde luego que no eres más tonto porque no entrenas.
- Buenos días Kankuro - les sorprendió Gaara entrando en la cocina.
- Hola Gaara ¿Has descansado bien? - Gaara miró de forma inexpresiva a su hermano, esa era el tipo de broma que nunca había hecho gracia a Gaara - Da, igual, no sé lo que digo.
- Ya está el desayuno - habló Temari - Me voy a ir ya así que recogéis vosotros y laváis los cacharros ¿entendido?
- ¿Adónde vas con tanta prisa? - la interrogó malicioso Kankuro.
- A casa de los Nara.
- ¿Algún problema con Shikato? - se interesó Gaara.
- No, ninguno, pero quiero asegurarme de que todo está como tiene que estar. Ayer la bisabuela de Shikato se calló y se rompió un hombro y la madre de Shikamaru se ha quedado en el pueblo para cuidarla.
- Pero está Akane para ocuparse de todo ¿no? - dedujo Kankuro - Menuda es ella.
- Ese es el problema, que Akane ayer también estuvo en el hospital porque le dio un desmayo.
- ¿Otro?
- Tiene la tensión muy alta y el azúcar se le descompensa. El caso es que ha decidido quedarse en el pueblo, necesita descansar y aquí no lo hace.
- Normal - comentó Gaara.
- ¿Akane se ha quedado en el pueblo? - curioseó Kankuro.
- No porque tiene que ir a su tocólogo esta semana, así que aprovechará para despedirse y coger todo lo que necesita pero el viernes se va y se queda allí hasta que esté a punto de dar a luz.
- ¿Pero y las clases?
- Tiene que dejar el instituto. Tiene que descansar y aquí no descansa lo suficiente, creen que el ambiente del pueblo le vendrá bien, si no, al final han dicho que terminarán ingresándola en un hospital y obligándola a hacer reposo absoluto.
- Pues si es lo mejor para ella es lo que tiene que hacer - reflexionó Gaara - La extrañaremos ¿Y Shikamaru también se queda en el pueblo?
- No, no, él irá los fines de semana. Bueno y ahora voy a su casa, quiero asegurarme de que no se pone a hacer lo que no debe.
- Si porque con lo que es ella que no puede quedarse quieta - opinó Kankuro.
- Pero parece que se lo está tomando muy enserio, ha dicho que de verdad va a tomarse las cosas con calma, lo que pasa es que no sé si será capaz sin estar Yoshino. Por eso quiero ir, para echarle una mano, que Shikamaru ayuda mucho pero tiene que estudiar.
- ¿Pero no va a ir por el instituto? - se interesó Gaara.
- Si, pero como esta semana no damos clases no va a ir a primera hora, se va a tomar las cosas con calma, además ella no puede hacer deporte.
- Claro, claro, pero ya tú te ocupas de que no trabaje demasiado - sonrió con sorna Kankuro - entonces la veré en el instituto y ya que vas dale recuerdos a Shikato.
- No creo que le vea, se habrá marchado ya a la universidad. Por cierto Kankuro, voy a coger tu moto si no os importa.
- ¿Mi moto?
- Si ¿Me la dejas?
- Claro, llévatela, pero no te olvides de ponerte el casco - la miró detenidamente - tendrás que quitarte esas coletas o no te cabrá.
- Gracias Kanky, cuando quieres eres un cielo.
- Si, si, anda, corre, no vayas a llegar tarde.
Mientras iba en la moto camino de casa de Shikamaru, Temari empezó a plantearse lo de comprarse un coche de segunda mano, no un gran coche, una pequeño, ella tenía el carnet y no lo usaba nunca y un coche le sería de mucha utilidad, podría viajar más a menudo a Suna o a ver a la abuela Chiyo y luego estaba la comodidad cuando iba de compras e incluso podría ayudar a Akane, en realidad es Shikamaru el que debería sacarse el carnet de conducir pero ya tiene bastante con sacar dos cursos y preparar su ingreso en la universidad.
Temari tenía otra razón pero se empeñaba en no escucharla aunque en realidad era la que más peso tenía y era que así viajar desde Suna al pueblo de Shikato sería muy fácil.
"...
El día anterior, después de comer, ella y Shikato subieron al coche de este para ir a la "cita" que le había pedido Miaka. Temari miraba a través de la ventanilla tratando de adivinar que sería lo que Miaka quería, seguramente volver a salir con Shikato, claro, si esa chica debía ser tonta, mira que dejar a un chico como ese y solo porque se hicieron novios muy jovencitos y ya se sabe, lo que no se vive de soltero se quiere vivir de casado... o eso dicen... de cualquier forma esa chica era tonta y ahora seguro que se arrepentía de haberle dejado.
- ¿Qué piensas tanto, chica dura?
- En tu ex. Me preguntaba si sabe que voy contigo.
- Me imagino que no.
- Apuesto a que cuando salías con ella hacías todo lo que te pedía.
- Pues un poco tonto sí que era, pero de errores se aprende.
Temari sonrió, habría que darle las gracias a esa chica porque las experiencias que vivimos son las que nos forman como persona y evidentemente aquella experiencia, aunque dolorosa, había hecho de Shikato la persona que era ahora y no era mala persona.
Habían quedado en la entrada de un centro comercial. Después de saludarse y de que Miaka mirase a Temari con disgusto pues era evidente que no la esperaba, fueron a una cafetería que había en la segunda planta, al ver la cara de confusión que aún mostraba Miaka al escoger una mesa con cuatro sillas para sentarse, Temari se alejó un paso y señaló la de al lado, una pegada a una amplia ventana.
- Yo me siento aquí - dijo - Algo me dice que necesitáis privacidad.
- No hace falta - contestó Shikato - Te puedes sentar con nosotros.
Temari miró a Miaka y a Shikato y sonrió.
- No, mejor me siento en esta y me entretengo mirando a la gente.
Shikato iba a contestar de nuevo pero entendió que Temari estaba siendo muy discreta y considerada.
- Decirme lo que queréis tomar que voy a por ello - habló educadamente Shikato.
En aquella cafetería no había que esperar a que el camarero fuera a tomar nota del pedido, eran los clientes los que se acercaban a un pequeño mostrador donde decían lo que deseaban, lo pagaban y recibían un pequeño ticket con un número. Después de eso regresaban a sus mesas y esperaban a que su número fuera nombrado por un altavoz, momento en el cual acudían a la barra a recoger lo que habían pedido.
- Luego te lo pago - le dijo Temari al ver sentarse tras haber pedido a Shikato.
- No te preocupes, ya haremos cuentas.
Guardaron silencio, lo que era de lo más incómodo para Temari que, desde su posición podía escuchar la conversación que tuvieran Shikato y Miaka aunque disimulaba mirando por la ventana para no dar la imagen de ser demasiado cotilla, tampoco es que quisiera enterarse de lo que hablaban pero reconocía ya le picaba la curiosidad a ver que quería "el bollito de azúcar".
- ¿Por qué la has traído? - habló Miaka y Temari sabía que se refería a ella.
- Me apetecía quedar con ella. Bueno ¿Qué querías? - preguntó por fin Shikato.
Miaka comenzó a hablar de cosas y recuerdos de su pasado juntos, era muy lista, Temari se daba cuenta perfectamente de que quería rememorar una época pasada en la que supuestamente eran felices y crear un ambiente melancólico, es lo que pasa con los recuerdos, que tienen ese efecto pero Miaka no contaba con algo que Temari sabía: que Shikato era muy listo y se iba a dar cuenta de la jugada.
- Hecho mucho de menos esos días - escuchaba hablar a Miaka con voz dulce... mira que era falsa y lianta y que ganas de darle un bofetón que le estaban entrando a Temari.
- ¿Qué días? - oyó a Shikato contestarla - ¿Los días en los que yo era un tonto?
- No eras tonto, eras encantador.
- Claro, por eso me dejaste, te hartaste del príncipe encantador.
- Tienes que entenderme Shikato, éramos muy jóvenes y de pronto yo me vi comprometida contigo, ya toda mi vida era esa, hasta nuestros padres habían escogido donde viviríamos, yo me aterré, me sentí como enjaulada.
- Nadie te enjaulaba, tenías voz, podía hablar y decir que no querías que las cosas fueran tan rápidas, podías incluso haberme pedido tiempo, yo te lo hubiera dado, pero preferiste traicionar la confianza que te tenía.
- Pero yo te quería... es que no sabía lo que hacía.
- Pues bien claro me dijiste que te aburrías conmigo.
- Es que reconoce que eras un poco aburrido.
- Estaba enamorado Miaka ¿Sabes lo que es eso? Eras toda mi vida, como un tonto solo pensaba en ti y de pronto un día llegaste y me dijiste que yo no era suficiente para ti, que lo que te ofrecía era... basura ¿Sabes el daño que me hiciste?
- Comprendo que me guardes aún rencor.
- No, no te guardo rencor, el pasado ya quedó en el pasado, aprendí una buena lección, supongo que tengo que estarte agradecido porque seguramente nuestra vida juntos hubiese sido un fracaso.
- Pero en este tiempo yo he cambiado, también he cometido errores y aprendido de ellos. Ahora se lo mal que me porté contigo y que no era culpa tuya, si no mía.
- Por supuesto que era culpa tuya, tú fuiste la que fue infiel y la que quiso que rompiésemos, no vengas ahora haciéndote la víctima.
- No, no quiero hacerme la víctima, sé que fue culpa mía y por eso quiero que me perdones.
- Ya te perdoné, es mejor no remover ese tema.
- Es que yo... yo me he dado cuenta de que tú fuiste mi primer amor ¿Te acuerdas de nuestro primer beso?
- Claro que me acuerdo, llovía y nos refugiamos en un portal, que miedo que teníamos por si nos pillaban... éramos unos críos.
- El tiempo que estuve contigo está lleno de recuerdos únicos para mí.
Temari frunció el ceño, que pesada que era esa chica.
- Mira lo que he traído, Shikato.
Temari se moría de ganas por ver qué era eso pero permaneció mirando a través de la ventana.
Miaka le había pasado una pequeña caja a Shikato que abrió en cuanto la tuvo entre las manos.
- ¿Sabes lo que es?
- Claro que se lo que es.
- Es tu anillo de compromiso, el que te regalé cuando nos hicimos "novios formales".
- El mismo que pediste que te devolviera cuando rompimos... es curioso que ahora lo traigas.
- Me gustaría que lo volvieras a tener.
- ¿Me lo devuelves?
- ¿Sabes lo que eso significa? Quiero que vuelvas a tenerlo y a llevarlo en tu mano... como antes.
Temari ya no pudo más y giró la cabeza, eso tenía que verlo ella.
Vio a Shikato mirando fijamente el interior de la cajita, sacar el anillo y observarlo también con detenimiento.
- Cuantos recuerdos... - susurró el chico.
- ¿Aceptas? - preguntó nerviosa Miaka.
- Es curioso que hayas traído el anillo porque yo tengo un regalo para ti.
El corazón de Temari dio un vuelco al ver a Shikato llevarse la mano a uno de sus bolsillo y sacar un pequeño paquete, del tamaño de una cajita, envuelto en papel dorado.
- Toma. Cuando recibí tu carta pedí a mis padres que me lo enviaran-
- ¿Qué es? - Miaka cogió el paquetito.
- Ábrelo y lo verás.
Temari estaba cada vez más nerviosa y asustada ¿Sería que Shikato quería volver con ella? No, si esto le pasaba a ella por culpa del karma, ella había sido mala con Neji y ahora el karma se lo hacía pagar.
Miaka quitó el papel y abrió la caja, metió los dedos y sacó un anillo exactamente igual al que tenía entre los delos Shikato pero más pequeño.
- Es... - comenzó a hablar Miaka.
- Es tu anillo, el que yo te regalé cuando nos hicimos novios y el mismo que me tiraste a la cara cuando me rompiste el corazón.
- ¿Qué quieres decirme con esto?
- Quiero decirte que no me pertenece, yo te lo regalé a ti y lo que hagas con él me da lo mismo, yo no lo quiero, lo he guardado todo este tiempo por pura pereza o porque me daba pena tirarlo, me costó bastante ahorrar para comprarlo... en fin, pero no lo quiero, cuando recibí tu carta me pareció el momento adecuado para devolvértelo... ah y quédate este también, no lo necesito, toma.
Shikato volvió a meter el anillo en la caja y se la devolvió.
- ¿Quieres decir que me rechazas? - pareció lamentarse Miaka.
- Mira Miaka me hiciste mucho daño, yo te quise mucho, cuando me dejaste todo mi mundo se vino abajo, pasé una temporada muy deprimido, todo me recordaba a ti y no podía olvidarte pero comprendí que no merecía la pena llorar por quien me había hecho daño. Te olvidé, todos esos recuerdos de los que me has hablado antes son solo eso, recuerdos, amables y tiernos, pero solo recuerdos, yo no vivo en el pasado.
- Pero yo... te he pedido perdón - comenzó a llorar Miaka.
- No llores Miaka, tampoco merece la pena que llores porque no quiera que volvamos, sigo siendo el mismo tipo aburrido.
- Esta bien - se limpió la cara - Siente haberte hecho perder el tiempo.
- No me has hecho perder el tiempo porque a pesar de todo te tengo aprecio, eres parte de mi vida, compartí contigo demasiados años pero mi vida siguió adelante, no me quedé anclado esperándote y no puedes pedir que ahora vuelva atrás.
- Entonces, será mejor que me vaya, ya está todo dicho.
- No hace falta que te vayas, eres parte de mi pasado, una antigua amiga, podemos ser civilizados y tomar algo tranquilamente y olvidarnos de rencores, dejar ya el pasado en el pasado y no removerlo más.
- Entonces… tu novia tendría que sentarse con nosotros.
Shikato miró a Temari que aún les observaba, sabía que era de mala educación pero es que se había olvidado de disimular, y le tendió la mano. Temari se levantó para cambiarse de sitio.
- Pero que conste que no soy tu novia… aún.
..."