Después de dejar a Stella y Kikyo para irse a comer, Ino, durante el camino hasta su casa volvió a pensar sobre todo lo que había hablado con esas chicas y también en el problema de Sakura. Ella quería ayudar a su amiga, la conocía y sabía que seguro se estaba poniendo cada vez más nerviosa y es que a veces Sakura parecía tonta, por lo menos antes, siempre detrás de un chico que no la valoraba lo suficiente y todas esas cosas pero Ino sabía que su amiga no era nada tonta, aunque pareciera una romanticona que ve toda la vida en rosa, en realidad Sakura también sabía tener los pies sobre la tierra.
Le había venido a la mente el día en que se enteró de que Akane estaba embarazada. Más clara no pudo haber sido.
"...- ¿Qué hiciste, Shikamaru? - le había preguntado Sakura a Shikamaru con cara de mosqueo.
- ¿Tengo que explicártelo?
- ¿Cómo fuiste capaz? ¿Sabes en el lío en que te has metido?
- Lo sé, lo sé, no vengas ahora tú a echarme también el sermón.
- ¿Y Akane? ¿No irá a tenerlo, verdad?
- ¡Sakura! - gritó alarmada Ino sin poder creerse lo que acababa de decir su amiga - ¿Cómo eres capaz de decir eso?
- ¿Es que eres tonta, Ino? ¿Tú sabes los problemas que le va a causar? Desde luego Shikamaru que no me esperaba eso de ti..."
Y no solo fue aquello, la conversación entre Ino y Sakura durante unos minutos que estuvieron a solas en la comida también giró sobre ese mismo tema.
"...
- No me puedo creer que eso le pase a Akane, a Akane no - se lamentaba Sakura - Es que no me lo puedo imaginar de ella.
- Es una chica como cualquiera y también tendrá su media hora tonta, ya sabes, esa que tenemos todos.
- Pero es que Akane... ella siempre ha sido tan pragmática y con Shikamaru ¡Si se pasaban el día discutiendo!
- Pues mira de tanto discutir fíjate lo que ha pasado.
- Y Shikamaru, con lo flojo que es para todo.
- Eso sí que a mí también me resulta raro, yo pensé que ese chico nunca lo haría por problemático - Ino comenzó a reír de forma escandalosa - Fíjate tú las cosas que se descubren. A lo mejor fue Akane la que tomó la iniciativa, si, seguro que él se quedó tan quietecito.
- ¡Deja de pensar esas cosas! Me da grima.
- ¿Y lo habrán hecho muchas veces? Lo mismo llevan haciéndolo vete tú a saber desde cuándo y nos tenían engañados.
- ¡Ino!
- Ay chica, es que todo es muy sospechoso.
- No me lo puedo creer de Akane - repetía Sakura - Con lo claro que ella tenía sus objetivos, quiero decir que siempre lo ha dicho, que quería ser periodista y que era lo único que de momento le interesaba.
- Pues ya se le acabó el periodismo.
- Lo que no se es como no ha pensado en el aborto.
- ¿Pero cómo dices esas cosas? Sakura hablas de abortar como si fuese...
- No me vengas tú con moralinas, hubiese sido lo más lógico, es raro que ella no lo pensase, no es de las chicas que se dejan llevar por ñoñeces.
- Estas hablando de matar a un bebé.
- Estoy hablando de Akane y su futuro.
- Ya Shikamaru se ocupa del futuro de Akane.
- Eso sí que no me cuadra con Akane ¿Ella actuando en plan novieta cursi? Oh, no, Akane no es de las que en su futuro estaba casarse y ocuparse solo de su familia y su casa, no la veo yo de ama de casa.
- Tampoco veía yo a Shikamaru ahí en plan desatado y ya ves.
- ¿Y no está de mucho tiempo, verdad?
- Que va, creo que de mes y medio o algo así.
- Fíjate, seguro que lo han averiguado sus padres y no la dejan abortar.
- ¡Ya estás otra vez con el aborto! De verdad Sakura que no esperaba que tu fueras una abortista.
- Mira Ino. no me vengas con pijotadas, ahora eso que tiene Akane no es nada, apenas medirá unos milímetros, no me vengas contando que es un bebé, ni gaitas.
- De veras que no me esperaba eso de ti.
- ¿El qué? No estoy hablando de que estuviese embarazada de tres o cuatro meses, estoy hablando de... ¡Bah! ¡Déjalo! Está claro que no me entiendes.
- Lo que pasa es que me sorprende que pienses así.
- ¿Por qué? ¿Porque pienso en Akane y en Shikamaru? ¿Tú sabes la de problemas que van a tener? Lo mismo hasta Shikamaru tiene que dejar de estudiar, es que son muy jóvenes, si fuesen más mayores y tuviesen ya, no sé, algo, trabajo o no pero no sé, en ese caso no lo vería bien y les diría que se aguantasen y apechugasen con lo que les viene pero...
- Bah, no lo pienses tanto, los padres de Shikamaru van a hacerse cargo de todo.
- Aun así... Desde luego que no me cambiaría ahora por Akane.
- ¿No te gustaría tener un niño con el chico al que quieres? A mí me encantaría.
- Si, pero siendo más adulta. Mira, te verdad te lo digo, a mí me partiría la vida y si puede ser, no lo tengo, te lo aseguro. Luego a lo mejor me arrepentía un montón, no te digo que no, pero es lo pienso.
..."
En realidad Ino no estaba muy segura de la afirmación de su amiga porque una cosa es lo que se habla y luego lo que piensas cuando te pasa, pero si era cierto que Sakura era una chica concienzuda con sus estudios, tenía muy claro que quería ser médico y, a diferencia de cuando eran niñas, eso de casarse y dedicarse solo a su familia no parecía entrar en sus planes futuros, así que en esos momentos seguro que cada vez estaba más nerviosa e histérica.
Pensaba que estaba bien querer ayudar a su amiga pero, recordando cómo era Sakura, pensó que debía avisarla. Estaba segura de que enfadarse con ella por conseguirle las pastillas no iba a enfadarse pero lo más probable es que si se molestase por no decirle nada, al fin y al cabo era algo que le incumbía a Sakura, no a ella y podría decirle que se estaba metiendo en su vida... no, eso no lo haría su amiga pero sí que se enfadaba por pedirle las pastillas a Tobi, podía pensar que se iba a meter en un lio por ayudarla a ella.
Lo mejor era llamarla y decirle lo que pasaba. Claro, tampoco era cuestión de ir y decirle que se le había ido la lengua con Stella, ya sabía ella que Sakura no era fan precisamente de esas chicas.
Sakura estaba con la abuela Chiyo terminando la comida cuando su móvil sonó.
- Perdona abuela - dijo al ver que era Ino quien llamaba - Salgo un momento fuera, no tardo nada.
- Está bien, ya termino yo esto.
- Hola Ino - contestó mientras salía fuera de la casa.
- ¿Te molesto? ¿Estabas comiendo?
- No, todavía no estamos comiendo.
- Es que te llamaba porque puedo conseguir la pastilla esa.
- ¿Cómo?
- Es que... si quieres... solo si quieres ¿vale? Se la puedo pedir a Stella.
- ¿A Stella? Ino ¿Que le has dicho a...
- He dicho que es para mí - se apresuró a contestar - Le he dicho que es para mí.
- ¿Pero por qué has dicho eso?
- Es que estoy preocupada por ti, Saku eres mi amiga y se lo exagerada que te pones a veces.
- ¿Que yo me pongo exagerada? Mira tú la que fue a hablar, la que no le pone teatro a nada.
- Chica, me preocupo por ti, sigo siendo tu amiga, por si no lo recuerdas.
- Yo creía que eras tú la que no lo recordaba.
- Vaya hombre, ahora resulta que la culpa la tengo yo, o sea, me esfuerzo por buscar cómo ayudarte y me vienes con esas.
- Lo siento Ino, lo siento, no sé lo que digo, es que estoy un poco nerviosa. Tengo miedo, no lo puedo evitar, me digo a mi misma que soy una exagerada y que no tengo que adelantar acontecimientos pero es que lo pienso y me entra una presión en el pecho que casi no puedo respirar.
- Por eso, porque te conozco se me ocurrió preguntarle a Stella. Es que... una vez la oí decir que se la había tomado. Solo quería ayudarte.
- ¿Y tú crees que Stella es de confianza?
- Bueno ella se porta bien ¿no? Me ayudó con la fiesta de mi cumpleaños, no es tan repelente como pensábamos, mira, en cuanto le he dicho mi problema se ha ofrecido a conseguirme la pastilla.
- ¿Pero tú de verdad crees que es de confianza?
- Pues claro que sí.
- ¿Y de donde las consigue ella?
- ¿Y qué más da?
- ¡Claro que da! ¡No voy a tomarme cualquier cosa! ¡A saber que te da! Acuérdate que...
- ¿Que qué? También recuerdo cosas de Sasori.
- Es verdad, lo siento... no sé lo que me pasa.
- Mira Sakura yo le he preguntado si me la puede conseguir hoy mismo, si no la quieres pues no pasa nada, le digo que me lo he pensado y que prefiero ir mañana al hospital y ya.
- Ya lo sé... muchas gracias Ino, muchas gracias por preocuparte por mí.
- Tonta frentona ¿Cómo no me voy a preocupar? Las amigas estamos para que no estemos solas en momentos así.
- Gracias.
- ¿Entonces le digo que las pida?
- ¿A quién tiene que pedírselas?
- A... Tobi.
- ¿A Tobi?
- No te pongas otra vez nerviosa y escúchame, Tobi no le va a dar nada malo a ella porque su padre es muy importante.
- ¿Pero Tobi? ¿De dónde las consigue Tobi?
- Bueno Tobi lo que le va a dar a Stella es una receta para poder comprarlas en la farmacia.
- ¿Cómo una receta?
- Vamos si, de un médico de esos que...
- Ya, ya se a lo que te refieres.
- Lo que pasa es que cuesta un poco caro.
- ¿Cómo de caro?
- Pues mira eso no lo sé porque no le he contestado nada a Stella. Sí que me ha dicho que esta tarde puedo tener la receta, solo hay que ir a una farmacia y comprarla.
- ¿Y cómo le pago a Tobi?
- No tienes que preocuparse por eso, a Tobi se le puede pagar poco a poco.
- Yo no quiero tener que deberle nada a Tobi.
- Bueno, pues entonces nada.
- Espera... déjame pensarlo un momento. Te llamo ¿Vale?
...
La vida da vueltas y vueltas y el pasado que creemos en el pasado, de pronto, aparece en el presente y lo que en el pasado parecía un imposible quizás se convierta en una posibilidad que nos asusta en el presente y es que el destino es caprichoso y el tiempo es algo que no juega siempre a nuestro favor.
Quien diga que los sentimientos son eternos miente, nadie puede asegurar que sus sentimientos van a seguir siendo iguales y que ni el tiempo, ni las circunstancias, el ambiente, las personas a tu alrededor, no te vayan a cambiar.
Todo depende de demasiadas variables y una de esas variables son el imprevisto y la sorpresa.
Mito Uzumaki había insistido en salir a pasear con su nieta. A pesar de que Ayesa había sido la encargada de organizar aquella comida y debía ser la que recibiese a los invitados, la abuela insistió, según Mito era muy importante que hablase con Ayesa y antes de que comenzase la comida.
Salieron al jardín trasero para que la llegada de los invitados no las distrajesen. Mito Uzumaki era una mujer que sabía tener en cuenta todos los detalles.
- ¿Crees que estás preparada? - preguntó Mito sin mirar a su nieta que caminaba lentamente a su lado.
- ¿Para casarme? Por supuesto, llevo muchos años preparándome.
- ¿Es realmente ésta la vida que quieres llevar?
- Pues como es para la que me han preparado, creo que no sabría tener otra.
- Pero tú eres un alma rebelde que necesita espacio para ser libre.
- No envidio otra vida. Hubo momentos en los que, cuando hablaba de mi futuro con otras chicas de mi edad, sentía que no me comprendían y que yo era como un bicho raro para ellas, pero luego comprendí todo lo bueno que estaba recibiendo. Me lo tomé como que iba a ser mi profesión, yo iba a ser la representante de la familia Senju y tenía que ser una buena representante. Tú fuiste mi modelo, abuela, siempre tan elegante y tan distinguida.
- Eso fue después de lo que sucedió, mi pequeña Julieta ¿no?
- Abuela, por favor, no me recuerdes aquello.
- ¿Por qué? Es parte de tu vida y no tienes que avergonzarte de nada.
- No fue eso lo que todo el mundo me dijo.
- Todo el mundo tenemos nuestros momentos de dudas y de rebeldía, de no saber realmente quienes somos y de querer encontrar nuestra propia identidad, de conocernos a nosotros mismos y de negarnos a ser lo que los demás quieren que seamos. Queremos poder decidir nuestra vida, queremos expresarnos a nuestro modo... todo eso es normal, es parte del aprendizaje de la vida, de crecer.
- Todo eso ya ha pasado. Solo fue una anécdota de la vida.
- ¿Estás segura? Yo no creo que todo fuera solo una anécdota.
- Ya pasó abuela, el pasado quedó en el pasado y hay que recordarlo como lo que es, una anécdota.
- Pero ha regresado.
- Pero se mantenerlo en el pasado, ahora es el presente y son otras circunstancias.
- ¿No te da miedo enfrentarte al pasado cara a cara?
- No. Ya lo he hecho y no ha pasado nada. El pasado ya no existe.
- Ignorarlo tampoco es la solución.
- ¿Por qué? Simplemente es una anécdota, así lo recuerdo ¿es que quieres confundirme?
- Por mucho que tú quieras, mi niña, hay cosas que nunca se olvidan.
Cuando regresaron a la casa ya habían llegado todos los invitados a la comida. Estaban sus padres, sus abuelos, Tsunade, Jiraiya, Kushina y Minato con sus hijos Naruto y Minako y los hijos de Fugaku Uchiha.
Naruto miraba todo con una gran curiosidad. No era a la casa o la estancia donde estaban, era a las personas. No podía dejar de mirarlos a todos y como se comportaban. Al padre de Ayesa, a Tsunade vestida de esa forma tan elegante, como Jiraiya, a como su madre hablaba con esa señora tan distinguida y sobretodo no pasó desapercibido para él la mirada que cruzaron Itachi Uchiha y ese señor que parecía el patriarca de los Senju.
Minako por su parte al único que miraba era a Sasuke y es que no podía verle más guapo.
- ¿Qué, Naruto? - se acercó a él Jiraiya - ¿Ya te has calmado?
- Lo siento mucho - dijo inclinándose - Lo siento, sensei, yo no quería golpearte, sé que fui muy...
- Vale, ya, déjalo - le interrumpió Jiraiya - Sé que no querías golpearme precisamente a mí. Lo que siento es que a mí no se me ha tomado en cuenta a la hora de defenderte.
- ¿Por qué? - exclamó alarmado -¿Me va a pasar algo malo?
- Naruto no es este el momento - le advirtió su padre - Vamos a dejar el tema.
- Pero yo solo quería disculparme, dattebayo.
- Es cierto. Jiraiya, espero que disculpes el comportamiento de mi hijo.
- Ya te he dicho que no pasa nada.
- Anda Naruto - se dirigió a él su padre - Ve a hablar con tu compañero.
- Pero yo quería disculparte, dattebayo.
- Que vayas te digo y vigila a tu hermana.
Gruñendo por lo bajo Naruto se acercó a donde estaban hablando Sasuke y Minako, ésta mirándole con cara cada vez más embobada.
- Te noto demasiado tenso ¿No te gustan las reuniones familiares? - preguntó Jiraiya a Minato.
- Es que sé que Kushina se trae algo entre manos y me preocupa.
- Ya, hay demasiadas cosas extrañas en esta sala.
- ¿A qué te refieres?
- Nada... cosas mías, no te preocupes.
- Eso no se hace, ya que has lanzado la piedra no escondas ahora la mano.
- Sabes a lo que me refiero - hizo un gesto señalando a Itachi Uchiha.
- Creí que era persona "non grata" en esta familia.
- Si, lo era, pero parece ser que todo ha cambiado. Ya sabes, lo que importa es lo que importa.
- Ya veo ¿Y qué dice Madara Uchiha de esto?
- Por lo que he hablado con Nawaki, Madara es el primer interesado, es más, él desearía que el acuerdo entre las dos familias se firmase casando a la jovencita con su hermano Izuna pero Fugaku, que no es tonto, preferiría que fuese Sasuke el elegido, creo que se ha rendido con Itachi.
- Tendría gracia que después de la que montó ahora le dijera a su hijo que se casase con la chica.
- Ironías de la vida.
- ¿Tu qué opinas de todo esto?
- Prefiero guardarme mi opinión.
- Te entiendo. Es por estas cosas que no me gustan los matrimonios arreglados, al menos los arreglados por conveniencia de las familias. Pero de todas formas ¿Qué hace Itachi aquí?
- Le ha invitado ella.
- ¿La chica?
- En persona.
- Oh... esto se está poniendo de lo más interesante ¿Y qué dice de eso Nawaki?
- Es su hija, en el fondo Nawaki solo quiere lo mejor para ella dentro de... todo esto que han montado.
- ¿Y Hashirama?
- No lo sé, no sé qué pensará pero la chica cuenta con Mito Uzumaki a su favor.
...
Shikamaru fue hasta el comedor de sus padres y se encontró a Akane sentada al lado de su hermano que pintaba con mucho afán en un montón de papeles que había esparcido por la pequeña mesa. Akane tenía un libro abierto que había dejado sobre el sofá, encima de su regazo tenía un cuaderno y mordisqueaba un lápiz mientras ojeaba el libro.
- ¿Qué haces?
- Estudio.
- ¿El qué?
- Un libro que me ha dejado tu padre. Es sobre hierbas medicinales, quiero conocerlas bien. Ya sabes que la semana que viene empiezo a trabajar y quiero hacerlo bien.
- Pero no hace falta que te aprendas todas las hierbas.
- No me las voy a aprender todas, ya lo sé, son muchas pero quiero tener una idea de para qué sirven y... tengo que demostrar a tu padre que puede confiar en mí.
- Mendokusei, que problemática que eres, siempre tienes que estar haciendo o pensando algo.
- Quiero que tu padre se sienta orgulloso de mí y no se arrepienta de dejarme trabajar. Además no quiero que nadie piense que soy una enchufada y que tengo el trabajo porque soy la nuera del jefe.
- Es que es por eso.
- Ya lo sé, pero quiero que vean que me esfuerzo.
- Me agotas, te juro que me agotas ¿Le paso la comida a tu hermano?
- No, mi niño ya es un hombrecito y sabe masticar ¿A que si Kenta?
- ¡Sí! Mis dientes son fuertes - dijo apretando los puños con fuerza como si ese gesto corroborara la afirmación - ¡Mira Shika, estoy pintando! ¡He pintado al gatito, mira!
- Vaya, que bien que te ha salido.
- ¡Y mira, los niños que le van a traer a Akane! Estos son, esta es una niña y se va a llamar Linda.
- ¿Linda? - Shikamaru miró a Akane arqueando las cejas.
- Son cosas de niños - contestó ésta haciendo un gesto de ignorar al pequeño - Se pone muy cabezón.
Shikamaru regresó a la cocina mirando el reloj, ya no quedaba mucho para que llegase la familia de Akane. Estaba contento porque el padre de Akane parecía haber entrado en razón y sabía que para la chica, contar con el apoyo de su familia era muy importante.
El jueves Shikamaru recibió una llamada del padre de Akane que le invitaba a tomar algo con él. Shikamaru acudió a la cita un poco receloso, había hablado muy poco con el padre de Akane, la última conversación fue el día de les acompañaron a firmar los papeles del matrimonio y no fue especialmente cariñoso, fue formal y educado pero distante y Shikamaru creía comprenderle, era su hija y se la entregaba a un desconocido.
"...
Habían quedado en un pequeño bar. Nada más ver a Shikamaru entrar, Nobu, que estaba sentado frente a una pequeña mesa redonda en un rincón del establecimiento, se levantó.
- Buenas tardes, señor - saludó formal Shikamaru.
- Llámame Nobu y tutéame, a fin de cuentas ahora soy tu padre ¿no? ¿Quieres tomar algo?
- Bueno, un refresco.
- ¿No quieres una cerveza?
- No, prefiero no tomar alcohol.
- No hace falta que quieras parecer formal.
- No es eso, es que de verdad prefiero no beber, no me sienta muy bien.
El padre de Akane hizo un gesto ante el cual acudió un camarero que tomó nota de lo que deseaba Shikamaru.
- ¿Cómo está Akane?
- Bien, está bastante bien.
- He oído que se cayó por unas escaleras.
- Si pero por suerte no pasó nada.
- ¿Y de ánimos? ¿Cómo lleva eso de que vengan dos?
- Pues lo lleva bastante bien, a mí me sorprende el ánimo con el que se enfrenta a todo.
- Ella siempre ha sido así, nunca se deja vencer por los acontecimientos, desde pequeña. Recuerdo que siempre tenía que hacerlo todo sola, una vez quería levantarse del suelo y no podía, yo quería ayudarla y ella lloraba y gritaba y hasta me pegaba. Bueno, yo te he llamado para darte algo - metió la mano en un bolsillo de su chaqueta y sacó un sobre marrón cerrado - Toma, no es mucho pero creo que algo os ayudará.
Shikamaru miró el sobre sorprendido y luego al hombre.
- Yo no pue... - comenzó a decir.
- No seas tonto, sé que no estáis en una buena situación económica y seguramente la cabezota de mi hija se sienta mal por dejar que tus padres la mantengan, esto os ayudará un poco, es la dote que tu padre me dio.
- Pero es la dote de Akane, esto es suyo.
- Yo no quiero dinero por mi hija, ni aunque sea simbólico, lo único que quiero es que la cuides y la quieras como se merece, que le des el cariño que yo no le he dado en todos estos años. Por favor, acéptalo, utilízalo para... comprar pañales, lo vais a necesitar.
Shikamaru miró a aquel hombre, ahora sentía un poco de pena por él, se veía que estaba arrepentido de muchas cosas.
- Nunca fui un buen padre por culpa del dinero. Créeme si te digo que el dinero es muy importante pero no dejes que te aleje de tus hijos, si no, un día te darás cuenta de que los has perdido y no los puedes recuperar.
- Nunca es tarde... Akane está esperándote y se pondrá muy contenta si vas a verla.
- ¿Quiere verme?
- Por supuesto, está esperándote y a su madre también.
- ¿A su madre? - se extrañó Nobu.
- Akane hecha mucho de menos a su familia, a sus padres y a sus hermanos.
- Pues debería estar contenta de haberse librado de la carga que éramos para ella.
- Mi familia quiere a Akane, la han cogido cariño y ella lo nota, sé que se siente bien con nosotros pero... le falta algo.
- Pues su madre es aún más cabezota que ella, es imposible razonar con ella y nunca reconocerá que la echa de menos.
- ¿La echa de menos?
- Supongo que sí, aunque solo fuera por todo lo que la ayudaba.
- Claro - comentó con pena Shikamaru - A mí me gustaría hacer algo por Akane, me gustaría que pudiera ver a sus hermanos.
- ¿No puede verlos? Ginta ya es mayorcito.
- Si, si le ve, a él y a Takato, les ve en el instituto y Ginta a veces se escapa y viene a verla pero al que no ha visto desde que se marchó de su casa es al pequeño.
- Claro, entiendo... pues tendremos que hacer algo para solucionarlo.
- ¿Tu podrías convencer a su madre para que le deje ver al niño?
- No, a mí no me va a escuchar pero tiene la manía de llevarme la contraria en todo lo que yo opino.
..."
Shikamaru miró por la ventana al oír unas voces que parecían aproximarse a la casa. Efectivamente, ahí venía el padre de Akane, con Maron y el resto de sus hermanos.
...
En la mesa preparada con elegancia y detalle para la comida habían sentado a Naruto entre su hermana y Sasuke.
- Cámbiame el sitio - susurraba Minako tirando de su chaqueta.
- No puedo, dattebayo además ¿Para qué quieres que te cambie el sitio?
- Pues para estar al lado de Sasuke-kun.
- ¿Para qué quieres estar al lado de Sasuke? - dijo en voz alta Naruto captando la atención del aludido.
- ¿Qué quieres, Naruto?
- Nada, yo no quiero nada ¿Por qué me han sentado contigo?
- Para que te fijes es mí al comer y no hagas mucho el ridículo.
- ¿Qué estás insinuando? ¿Que yo no sé comer?
- Es que en estas comidas no se come con los dedos, es un pequeño detalle.
- ¿Acaso me estás llamando tonto, ttebayo?
- Haz el favor de comportarte, dobe, Tsunade te está mirando.
- Ya ves tú lo que a mí me importa que me mire la abuela. Oye, teme ¿Cómo te fue ayer con Ino?
- Ya tardabas en preguntar.
- ¿Te gustó?
- Si quieres saberlo, Ino estaba muy guapa.
- ¡Claro que estaba guapa, dattebayo! Ino es muy guapa.
- Además fue muy simpática y es una chica con una gran educación.
- No me estás contado nada que yo no sepa.
- Yo no sabía que Ino era tan simpática, me ha gustado mucho.
- Vaya - dijo con pena el rubio.
- Pero fue un poco pesada... hablaba demasiado de ti.
- ¿De mí? - Naruto abrió los ojos enormemente.
- Sí. No sé si me conviene una chica que siempre está hablando de un cabeza hueca como tú - dijo simulando apatía.
Naruto sonrió tontamente mientras se sentaba recto en la silla, parecía que de pronto se sentía más grande, por encima de los demás.
- Pareces tonto - le dijo Minako - Deja de poner esa cara de idiota, me haces pasar vergüenza.
Sasuke sonrió levemente, era divertido ver así a Naruto. Levantó la vista, frente a él estaba su hermano y al lado de este Ayesa, lo curioso fue que de pronto, al verlos juntos algo pareció destaparse dentro de su cabeza ¿A que le recordaba aquello? Parecían actuar con normalidad pero en un momento las manos de ambos se rozaron y Sasuke vio un gesto en su hermano que nunca había visto.
Fue algo fugaz pero a Sasuke le recordaba algo, no sabía el qué, ni tampoco porqué, de pronto le vino a la mente una palabra... Capuleto.