- ¿Tienes idea de lo que quieren decirnos? - preguntaba Shikamaru a Shino mientras colocaban las mesas del aula para comer.
- ¿A mí me preguntas? Aquí tú eres el que lo analiza todo, pero vamos, me imagino lo mismo que tú, que va sobre Sasori, ¿sobre qué otra cosa si no?
- A ti tampoco que han dado ningún avance por lo que veo.
- Hablando de otro tema, me preocupa un poco toda esa amistad que ha surgido de repente entre Sumire y Tobi, siempre he creído que no debíamos fiarnos de él.
Shikamaru iba a decir algo cuando su móvil, metido dentro de uno de los bolsillos de su pantalón, comenzó a vibrar.
- Perdona - dijo mientras lo sacaba - Es Akane. Dígame usted, señorita calabaza.
- ¡Shika, tengo piojos! - fue el quejido lamentoso y medio llorón que escucho Shikamaru.
- ¿Que tienes qué?
- Piojos, tengo piojos y no solo yo, tu abuela y tu madre y tu tía y hasta la abuela Shikami, todas tenemos piojos, menos tu tío que debe ser que su pelo es de otra calidad. Vino tu prima con sus hijos que tenían piojos y nos los han contagiado ¡Shikamaru, tengo piojos!
- Mendokusei, sois una panda de piojosas.
- ¡No te rías! Que dicen que no puedo echarme productos químicos en la cabeza, que dicen que no sé qué de que pueden llegar a la placenta.
- Espero que esto no sea una excusa para que no me acerque a ti porque te aviso que me va a dar igual, ya sabes lo que va a pasar cuando vaya.
- ¡Shikamaru no digas eso que está tu abuela aquí!
- ¿Es que me está oyendo?
- No, pero me da vergüenza... Anda trae, trae - de pronto la voz de Akane había cambiado completamente - Soy tu abuela, no digas guarrerías cuando estoy yo delante que la chica se pone colorada.
- ¡Abuela! Yo no le estada diciendo… bah ¿Qué es eso de que tenéis piojos?
- Pues eso, que tenemos piojos, no es la primera vez que los tenemos pero Akane se ha puesto un poco dramática.
- Debe ser cosa del embarazo.
- Es cierto que no nos atrevemos a echarle el producto anti piojos por si acaso, pero somos los Nara y tenemos unos laboratorios de medicina natural, malo será que no encontremos algún remedio, tú no te preocupes que cuando vengas no habrá rastro de piojos, eso sí, quizás le cortemos un poco el pelo, no mucho, que ya le ha crecido bastante y hablando de crecer, a que no sabes lo que esta mañana Akane no podía verse al levantarse.
- No ¿el qué?
- ¡Los pies! - la abuela rompió a reír - Hijo, esta mañana de pronto no podía verse los pies, ¡tiene un barrigón enorme! Te paso con ella.
- ¿Qué es lo que ha pasado?
- ¿Shikamaru? Tu abuela se ríe de mí porque dice que no puedo verme los pies con la barriga.
- ¿Qué es eso de que te vas a cortar el pelo?
- ¡Me quiere pelar! Dice que así seguro que acaba con los piojos, aunque yo creo que lo dice para reírse de mí.
Siguieron hablando durante un rato mientras Shino les miraba de reojo. Al final de la conversación Konan y Jisei ya habían llegado al aula y sentadas empezaban a abrir sus fiambreras.
- ¡Mándale un beso! - dijo Jisei en voz alta cuando vio que Shikamaru estaba a punto de terminar de hablar con ella - ¡Que la echamos mucho de menos!
Shikamaru terminó, colgó y con gesto de aburrimiento se sentó al lado de Shino y frente a Jisei y Konan.
- ¿Qué le pasa a la gordita? – se interesó Jisei.
- Parece ser que tiene piojos.
- Pobre – rio Jisei – Con lo exagerada que se pone con eso de tener cosas andando por su cabeza. Una vez cogió piojos, bueno ella y media clase, ya sabéis, todos los años hay piojos en los colegios, bueno pues a ella su madre le cortó el pelo.
- Di más bien que la peló – rectificó Shino.
- Si, casi la deja al cero, pobrecilla, le dejó el pelo cortito, cortito, era como una bola de billar naranja.
- Pobre – comentó Konan.
- Lo pasó bastante mal y desde entonces cada vez que oía que había piojos hacía de todo.
- Que madre más problemática ha tenido – se quejó Shikamaru.
- Hablas mucho con ella a pesar de que estáis separados – opinó Konan.
- Yo creo que hablan más que cuando estaban juntos – afirmó Jisei – Se han puesto un poco empalagosos, quien lo diría.
- Es bonito – sonrió Konan – Y lo que te va a pasar es algo muy grande, Shikamaru ¿No tienes miedo? Me refiero a ser padre.
- Está cagadito – afirmó de nuevo Jisei.
- Yo una vez estuve embarazada, bueno, creí que lo estaba, fue una locura, a mí me entró el pánico pero Yahiko se puso muy contento, iba mirando todas las tiendas de bebés y… luego resultó que era estrés… ojala hubiera estado embarazada, ahora tendría algo de él.
Todos guardaron silencio y evitaron mirar a Konan, no por ser maleducados si no porque no sabían que decir.
- Bueno - dijo Shikamaru pesadamente mientras abría su fiambrera para intentar cambiar de tema - ¿A qué se debe esta reunión?
- Queríamos pediros consejo y ayuda - contesto Jisei.
- ¿Sobre qué exactamente? - preguntó Shino.
- Sobre lo que paso con Sakura - respondió Jisei - Díselo Konan.
Konan se quedó mirándolos como dudando si hablar o no. Fueron otros instantes de silencio incomodo que por fin, tras tomar aire, Konan rompió.
- Es que yo sé quién llamó para que viniese la ambulancia.
- ¿Entonces sabes quién drogó a Sakura? - volvió a preguntar Shino con parsimonia.
- Pues… se quien no lo hizo.
- Yo también se quien no lo hizo – habló Shikamaru – No lo hizo Sasori.
- Estuvo con nosotros todo el tiempo – confirmó Shino – quiero decir con alguno de nosotros, antes, durante y después de la carrera.
- Y su preocupación era cierta – añadió Shikamaru – Estaba desolado, era imposible que mintiese.
- Díselo Konan – insistió Jisei – Sin miedo, son amigos.
- Espera – interrumpió Shikamaru – voy a ayudarte. Tú conoces a la persona que llamó a la ambulancia, es más, tú le diste el número de teléfono del centro de desintoxicación.
- ¿Lo sabías? – Konan le miró con los ojos muy abiertos.
- No. Lo he supuesto. Alguna vez he oído que tú eres voluntaria en un centro de desintoxicación, creo que Sakura fue la que lo comentó y que por eso sabes cómo actuar en caso de "accidentes" y también como ayudar a dejar la droga. Seguro que si me pongo a pensar averiguo quien es, no es muy difícil, puedo reducir el número si me limito a quien tiene la suficiente confianza contigo como para pedírtelo, porque asumo que esa persona te llamó y te lo pidió ¿cierto? No es que tú supieses que sabía dónde estaba Sakura y se lo dieses.
- Y se reduciría más si eliminásemos a los que estábamos en el gimnasio – sugirió Shino.
- Sea quien fuese podemos suponer que no estaba allí, si no con Sakura porque me contasteis que dejó la luz encendida para que los de la ambulancia la encontraran más fácilmente.
- Cierto – asintió Jisei.
- Eso descarta a Sasori y a Deidara – expresó Shino.
- Casi aseguraría al noventa por ciento que fue Tobi – sentenció Shikamaru.
- ¿Y, según tú, por qué iba Tobi a saber dónde estaba Sakura? – le interrogó Jisei.
- Tobi es un chico muy observador, demasiado, a veces parece tonto pero se fija en todo y todo lo controla, quizás él, al no estar tan preocupado como los demás pudo darse cuenta de algo que nos pasó desapercibido.
- Te equivocas – habló Konan – Él estaba tan preocupado como los demás, seguro. Vosotros no lo sabéis pero Tobi ha estado años enamorado de Sakura durante años.
- Curioso – musitó Shino – Eso explica muchas cosas.
- Pero no dice nada bueno de Tobi – continuó Shikamaru – Os recuerdo que es famosillo por conseguir pastillas y cosas así.
- ¿A ti te ha conseguido pastillas? – preguntó Konan.
- Personalmente no pero mira por donde se de una chica a la que le consiguió algo.
- Se dicen muchas cosas de Tobi pero la mayoría son mentiras y exageraciones, él mismo ha lanzado muchas de esas mentiras.
- ¿Con qué objetivo?
- Crearse una reputación. Da igual, no lo vas a comprender, son cosas entre él y su familia y ahora no vienen a cuento. Es verdad que Tobi consigue pastillas pero no a cualquiera.
- Y luego pide que le devuelvan el favor – afirmó Shikamaru molesto – Y pone a personas que quizás le pidieron esas pastillas en un verdadero problema.
- Que va, te equivocas, Tobi nunca ha pedido más de lo que sabe que le pueden dar pero es cierto que ha creado todo un teatro a su alrededor, una pantomima, casi parece un mafioso pero… mira, ahora eso no viene a cuento, no se trata de juzgar a Tobi, lo que importa es que Tobi no le dio esas pastillas a Sakura, nunca le daría droga a Sakura porque no es capaz de hacerla daño.
- ¿Ni siquiera para que ella fuese "receptiva" con él? – inquirió muy serio Shino – Has dicho que le gustaba, quizás quería que su relación…
- No – contestó rotunda Konan – Tobi es muchas cosas, puede ser muchas cosas, un liante y un manipulador pero nunca drogaría a una chica para tener sexo, si es lo que estás pensando.
- Te recuerdo que Sakura tiene una idea muy distorsionada de lo que pasó, como si le hubiesen lavado el cerebro.
- Le dieron una droga que, bien aplicada, puede confundir y manipular los recuerdos, Kabuto la llama "la droga genjutsu".
- ¿Kabuto? – interrogó Shikamaru mirándola fijamente a los ojos.
- Yo creo que fue Kabuto quien drogó a Sakura, estoy casi convencida y creo que luego avisó a Tobi para que la viera.
- ¿Por qué iba a hacer eso?
- Porque Kabuto sabe que a Tobi le gustaba Sakura y querría reírse de él. Hace unos meses Kabuto le propuso a Tobi que vendiese alguna de las drogas de Orochimaru pero después de lo que pasó con Hinata, Tobi se negó. Una cosa es proporcionar cosas que te piden y que quien te las pide sabe que son y otra muy distinta dar drogas para dejar a chicas sin voluntad y abusar de ellas o para aprovechar y robar o drogas que pueden matar a una persona si no se utilizan bien. Sé que a Orochimaru no le hizo gracia que el pequeño hijo de Madara Uchiha le despreciase y Kabuto le dijo que se arrepentiría. Sé que parece una amenaza muy tonta pero Kabuto es rencoroso y además está el asunto de Sasori.
- ¿Qué asunto de Sasori?
- Pues más de lo mismo. Sasori conseguía drogas a través de Kabuto, incluso llegó a hacer de cobaya probando las drogas experimentales de Orochimaru, lo mismo que Deidara. Como las drogas eran caras ellos se ofrecían voluntarios en sus experimentos a cambio de dosis
- Bueno no estamos aquí para juzgar a Sasori, ni para recordar la vida de Kabuto interrumpió Shino – En cuanto a Tobi, aunque no me fio de él, Jisei ha dejado que se relacione con Sumire y hasta ahora siempre me he fiado de Jisei.
- Shino tiene razón – alegó Shikamaru – Vamos a lo que vamos ¿Entonces tú crees que Kabuto fue el que proporcionó la droga a Sakura?
- Estoy segura – respondió Konan.
- Desde luego el perfil de psicópata si lo da – habló Shikamaru – Pero que yo sepa él nunca estuvo con Sakura aquel día. Sakura estuvo con Sasori hasta que empezó la carrera y luego con Sasuke y Akane.
- Pero Kabuto tiene muchos "amigos" que podían haberle dado la droga a Sakura – insinuó Konan.
Shikamaru guardó silencio, cerró los ojos e intentó concentrarse, había algo en toda esa historia que parecía querer decirle algo ¿pero el qué? Algo se le escapaba, algo que por otro lado parecía estar ahí mismo.
- Espera – abrió los ojos - ¿No dijo Sasuke que había oído la voz de Kabuto en la cafetería?
- ¡Es cierto! – exclamó Jisei – Cuando hice aquello de que se relajase y recordase que había pasado.
- De todas formas hay algo que se me escapa – comentó entre dientes Shikamaru – Pero bueno, exactamente ¿Vosotras que queréis de nosotros?
- Que nos ayudéis a demostrar que ha sido Kabuto y que Sasori no tiene nada que ver – explicó Konan – Sasori está muy mal, está muy deprimido y triste y se siente fatal.
- Todos sabemos que él no fue – apuntó Shino.
- Pero aun así hay que demostrarlo – gruñó Jisei – Y demostrar que fue Kabuto, no puede ser que se vaya de rositas, no puede ser que drogue a una chica y no le pase nada, lo que hizo fue… peligroso, si Tobi no llega a avisar Sakura podría… ay es que no lo puedo ni pensar… Kabuto tiene que pagar, tiene que pagar por lo que ha hecho, necesitamos justicia.
Jisei parecía de lo más alterada, pocas veces Shino o Shikamaru la había visto tan indignada y tan a punto de perder los nervios, realmente estaba furiosa ante tamaña injusticia.
- Está bien, cálmate – sugirió Shikamaru – ante todo cálmate, todos queremos que quien fuera pague por lo que hizo, lo que no se es como lo vamos a demostrar.
- Por eso te lo decimos a ti, porque seguro que se te ocurre algo, vamos Shikamaru, tú eres muy listo. He hablado con Kimimaro y sé que él y Sai también habían pensado en hacer algo que probase los chanchullos de Kabuto, pero eso fue antes de lo de Sakura y después de eso piensa que Kabuto debe estar alerta.
- Claro que debe estar alerta – afirmó Shino – No es tonto y debe imaginarse que algo queremos hacer.
- Sería cosa de encontrar a alguien del que realmente no sospechase – sugirió Shikamaru – es decir, alguien ajeno a nosotros, lo que va a ser más que difícil. Todo eso es muy complicado, es mejor que no nos metamos en jaleos y confiar en que quien tenga que averiguarlo lo averigüe.
- ¿Y quién será ese? – interrogó Konan.
- No sé, la policía tal vez, alguien habrá que esté investigando.
- No seas ingenuo Shika ¿De veras lo crees? – sonrió Konan.
- Creo en la justicia, sí.
- Se ve que no conoces a Orochimaru, si él está metido en todo eso y lo está si las pastillas se las dio Kabuto, tú tranquilo que no le va a pasar nada.
- ¿Y creéis que nosotros, unos pobres estudiantes, lo vamos a conseguir?
- Pero podemos fastidiar a Kabuto y…
- ¿Os recuerdo lo que pasó la última vez que fastidiamos a Orochimaru?
- Pues yo tengo que ayudar a Sasori – pareció amenazarle Konan.
- Vale – suspiró – Estoy de acuerdo en ayudar a Sasori y sí, no lo voy a negar, si podemos devolverle algo a Kabuto me alegraría pero nada de meternos con Orochimaru ni nada de eso. Esos temas no son para nosotros, no somos héroes de una película, las cosas no funcionan así y podemos meternos en un gran problema.
- Estoy de acuerdo con Shikamaru – asintió Shino – No creo que nosotros debamos meternos en eso.
- Me lo imaginaba – habló Jisei mirando a Konan – Ya te lo había dicho, no era buena idea. Lo siento chicos pero necesitaba que otra persona se lo explicase a Konan y vosotros tenéis bastante credibilidad.
- Está bien – se resignó Konan – Me han convencido, pero aun así… es que… me da mucha rabia esta injusticia, Sasori está deprimido y sin atreverse a venir al instituto y eso es una cosa muy rara en él, él siempre ha pasado de lo que los demás piensen de él pero no quiere que Sakura dude y… sabe que hay gente que le acusa directamente a él.
- Son gente que no sabe lo que pasó, tienen toda la información deformada – añadió Jisei – Han oído cosas pero todo está exagerado.
- Si ya lo sé pero…
- No te preocupes Konan – Shikamaru sonrió levemente – Algo se nos ocurrirá para dejar un poco en evidencia a Kabuto.
- ¿Estás seguro de lo que dices? – se extrañó Shino.
- Claro, no puede llevar puesta esa máscara todo el rato, en algún momento tiene que quitársela y nosotros estaremos allí.
Nada más terminar de decir esa frase Shikamaru se arrepintió, eso iba a ser más problemático de lo que parecía pero es que personalmente él tenía algo con Kabuto, una especie de antipatía que no podía disimular, no podía olvidar que Kabuto y Akane salieron, poco tiempo, pero salieron, solo de pensar que Kabuto podría haber besado a Akane o imaginarlo simplemente muy cerca de ella es que se ponía enfermo, aunque por suerte no terminaron bien y Kabuto había demostrado ser rencoroso con Akane y en bastantes ocasiones se lo recordaba a Shikamaru con bastante altanería y a Shikamaru eso le molestaba, le molestaba mucho.
…
Ayesa miraba como Itachi se abrochaba los botones de la camisa. Parecía una tarea fácil, sencilla y quizás, a ojos extraños, lenta y desesperante, pero Ayesa le miraba orgullosa de lo que estaba haciendo.
Esa tontería de abrochar unos botones no era tal tontería si se tenía en cuenta que Itachi había estado en coma y la psicomotricidad fina aún le costaba. Cosas que requerían movimientos pequeños y precisos y que requerían una coordinación entre manos y cerebro como meter un botón en un ojal no era algo tan sencillo, conseguirlo había requería concentración y haberlo intentado antes muchas veces durante los ejercicios de rehabilitación.
Abrochado el último botón, el del cuello, se miró en el espejo para comprobar que había quedado bien, cogió la corbata y se la puso alrededor del cuello. Fue cuando Ayesa se acercó a él.
- Trae, yo te hago el nudo – dijo con amabilidad.
- ¿Estoy tardando demasiado?
- No, que va, es la costumbre, siempre se lo hago a mi padre, hacer nudos de corbata es una de las cosas que me enseñó mi madre y que según ella indica que seré una esposa atenta que se preocupa por que el aspecto de su marido sea impecable.
- ¿Esa es una asignatura que se enseña en el curso de "como ser un esposa perfecta"?
- Parece que está naciendo en ti un extraño sentido del humor… efectivamente, la asignatura se llamaba "haz el nudo de la corbata sin ahogar a tu maridito" y yo sacaba siempre sobresalientes. Ya está.
- Vaya – dijo mirándose al espejo – Parece que te mereciste los sobresalientes.
- Te ayudo a ponerte la chaqueta. Estás muy guapo.
- Lástima que mi hermano no me pueda ver.
- Seguro que pronto lo hará, estoy convencida – cogió su bolso y su abrigo.
- Perdón – irrumpió de repente Obito en la habitación – No sabía que estabais aquí.
- ¿Le traes esas flores a Itachi, Obito? – dijo con tono algo burlón Ayesa al ver el ramo que este portaba.
- Ah… no, es que yo…
- Tengo un vaso ahí, si me las das las pongo en agua.
- No te burles de Obito, es evidente que no son para mí. Rin se ha marchado a comer, porque me imagino que son para ella.
- ¿Es su cumpleaños? – curioseó Ayesa.
- No – contestó confuso Obito - ¿Lo dices por las flores? Es que quiero invitarla a ir a cenar este sábado.
- ¿Te vas a declarar?
- No, ya te he dicho que es para pedirle una cita.
- Pues entonces trae esas flores, será mejor que las ponga en agua y las deja aquí.
- Pero son para Rin.
- Si no es su cumpleaños, acaba de tener un hijo o te vas a declarar, las flores sobran.
- ¿No es un bonito detalle? Yo pensé que era un bonito detalle.
- Yo pensé, yo pensé… - refunfuñó Ayesa cogiendo el ramo – Te dije que no pensaras, si te presentas ante Rin para pedirle una cita con este ramo las vas a espantar. Ya que has decidido conquistarla haz las cosas bien esta vez.
- ¿La voy a espantar? ¿No se supone que a las mujeres os gustan las flores?
- A ver Obito como te lo explico yo… la vas a aturdir, no se puede pedir una cita con un ramo de flores, si acaso le llevas un ramillete el día de la cita pero no antes porque la pobre se va a sentir presionada, es que es como… si le pidieses la cita a punta de pistola. Rin es una mujer independiente que siempre ha sabido lo que sentías por ella pero no podía corresponderte porque estaba enamorada de Kakashi, lo ha pasado muy mal y ahora que por fin se siente liberada y puede decir que el pasado es el pasado y todo eso no puedes ir tu atacándola con un ramo de flores, parece que has estado agazapado esperando para atacarla, no, no, mala idea.
- ¿Y cómo sabes tú tantas cosas de mi vida y la suya?
- Pasamos muchas horas al día juntas. Anda, ve a la cafetería, pon tu mejor sonrisa y que no te vea demasiado ansioso o le darás pena y tampoco quieres darle pena ¿verdad? Suerte.
Un poco aturdido por lo que no estaba muy seguro que acababa de pasar, Obito se dirigió hacia la cafetería.
- ¿Ahora te dedicas a hacer de casamentera? – inquirió Itachi mientras comenzaban a caminar hacia la salida.
- No lo puedo evitar, soy una romántica empedernida y Obito se merece otra oportunidad.
- Yo creía que ya había superado lo de Rin.
- Algo quedaba. Él no quería molestarla porque pensaba que ella estaba enamorada de Kakashi.
- ¿Y no lo estaba?
- Si, si lo estaba pero Rin sí que lo ha superado, ella es una mujer fantástica y ¿Por qué no puede intentarlo Obito? Ella está muy receptiva. De todas formas, si no lo intenta no puede saber si tiene alguna oportunidad y el no ya lo lleva, no tiene nada que perder.
- Eres bastante liante.
- Me viene de familia, son los genes de los Kumoyuki ¿O no te has dado cuenta de lo liante que es mi madre?
- Creo que tenemos que hablar de eso.
- Lo sé, lo sé. He intentado hablar con ella pero no te imaginas lo cabezota que puede ser un Kumoyuki. Pero no te preocupes, hablaré con mi abuela, es la suegra de mi madre, le dirá que le parece una buena idea hacer una fiesta para anunciar nuestro compromiso tan pronto y mi madre decidirá retrasarla, seguro, eso nos dará tiempo para… hablar y decidir qué es lo que queremos.
Si Ayesa se ponía a pensar cuál era su primer recuerdo seguro que era el de su madre diciéndole que ella iba a ser una esposa perfecta. Llevaba toda su vida preparándose para eso porque por lo visto había que prepararse y se lo habían dicho tantas veces que estaba preparada, estaba más que preparada para casarse con alguien apropiado que sus padres escogiesen, ese iba a ser su trabajo, sus amigas estudiaban para ser abogadas, cocineras, diseñadoras, enfermeras… y ella esposa.
Pero ahora resultaba que no era exactamente lo que había imaginado porque ahora, todo el mundo daba por hecho que iba a casarse con Itachi.
Itachi era su primer amor y su gran duda sin resolver, siempre se preguntaba ¿Qué hubiese pasado entre ellos si la rivalidad entre Uchiha y Senju no les hubiera separado? Durante todos los años que estuvo en Inglaterra se convenció a sí misma de que era mejor que nada hubiese empezado entre ellos ya que ella estaba destinada a casarse a saber con quién y ahora resultaba que ese alguien iba a ser Itachi.
Cuando volvió a ver a Itachi, después de aquellos años de separación, se dio cuenta de que hay cosas imposibles de olvidar y sensaciones que habían quedado escondidas dentro de ella pero no se lamentó, no importaba que tuviese que casarse con Izuna Uchiha porque tenía a Itachi cerca y por supuesto que intentaría pasar esa asignatura que tenía pendiente y le daba igual que eso no se considerase moral o lícito, él único que tenía derecho a decirle que no lo hiciera era el mismo Itachi… quizás pareciese una cabeza hueca, una sinvergüenza o algo peor pero consideraba que la vida se lo debía.
Pero Ayesa era menos superficial de lo que en realidad ella pensaba, una cosa era tener esa idea y otra llevarla a cabo o separar los sentimientos de su vida y cuando Itachi tuvo el accidente que le dejó en coma Ayesa corrió a su lado sin importarle nada, sin importarle las regañinas de su madre, las advertencias de su abuelo y su padre, lo que pensasen los Uchiha y menos aún le importaba ser la esposa perfecta.
Ya no sería la esposa perfecta porque ninguna esposa perfecta corre a cuidar a uno que no es su esposo, ni su prometido, ni nada. Por lo visto lo había estropeado todo, años y años de invertir en ella y su educación, los planes para los Senju y los Uchiha ¿Qué pensaría ahora Madara Uchiha de ella? Había fallado a los Senju… menos mal que su abuela Mito estaba de su lado y menos mal que Makoto y Fugaku Uchiha la aceptaron y sin preguntarla a ella, antes de que pudiera darse cuenta, Mito y Makoto empezaron a hablar de que el candidato ideal era Itachi Uchiha, a fin de cuentas era un Uchiha, los planes de los Senju no tenían por qué cambiar, ni el de los Uchiha ¿No querían un matrimonio entre un Uchiha y una Senju? Pues ya estaba.
No eran exactamente los planes de Madara o de Hashirama pero podía valer.
Sin que ellos dijesen nada su matrimonio fue pactado.
Y ahora su madre se había emocionado demasiado y junto con la madre de Itachi ya habían decidido que el día 24 de Diciembre habría una fiesta, con invitados importantes, para celebrar el compromiso y hacerlo oficial.
Oficialmente sería novios.
Ella estaba preparada para ese momento pero ¿estaba preparado Itachi? ¿Y estaba ella preparada para casarse con el amor de su vida? Cualquier persona diría que sí pero para ella era… raro, extraño, se suponía que el matrimonio era como un negocio… ¿No se suponía que casarse por amor era lo mejor del mundo? ¿Pues por qué a ella le daba miedo?
- No es eso – hablaba Itachi – No me molesta que nuestras madres estén organizando la fiesta, se las ve contentas, aunque me gustaría que contaran algo más con nosotros. Lo que más me preocupa es que vamos a comprometernos y yo no te he pedido ni siquiera que salgas conmigo, no hemos tenido ni una cita, ni siquiera una cita concertada con nuestros padres.
- No te entiendo – le miró confusa – Pero no te preocupes, ya te he dicho que…
- Chist – puso dos dedos en los labios de la chica, rodeó con el brazo su cintura y la atrajo hacia él – Esta tarde no puedes venir a verme porque tienes que ir a tu casa y preparar tu maleta. Me han dado unos días libres por ser buen paciente y mañana tú y yo nos vamos a pasar unos días juntos.
- ¿Nosotros? ¿A dónde?
- A la casa del lago de mis padres. Tenemos mucho de qué hablar y tenemos que hacerlo sin que nos molesten. Tu y yo, solos, hablando y escuchando, hay mucho de lo que tenemos que hablar.
No contestó, no pudo contestar porque sorprendiéndola de nuevo Itachi había comenzado a besarla.
- ¿Vas a secuestrarme? – preguntó cuándo se separaron sus labios.
- Si, pero tendrás que conducir tú, yo aún no puedo.
Y repitió el beso y aunque Ayesa tenía muchas preguntas eso tenía prioridad sobre cualquier cosa.