De camino de nuevo al instituto para el ensayo, Shikamaru, Shikato y Akane se juntaron con Chouji e Ino. Las dos chicas caminaban unos pasos por delante, Ino se había enganchado a Akane y le hablaba sin parar de la fiesta que quería hacer para su cumpleaños, parecía muy excitada con esa idea e insistía en que tenía que convencer a Shikamaru para celebrar también su cumpleaños.
- Parece que este año la fiesta de Ino va a ser la bomba - comentaba Chouji.
- Eso parece - decía Shikamaru con gesto de resignación - Pero por suerte yo estaré en el pueblo.
- ¿Por qué? - se interesó Shikato - ¿Que pasa con las fiestas de cumpleaños en esta ciudad?
- Nada, no pasa nada - contestó Shikamaru - Es Ino que le gusta mucho llamar la atención. Todo lo que ella hace tiene que ser exagerado.
- ¿Y por qué vienes tú al ensayo? - interrogó Chouji a Shikato.
- Curiosidad.
- ¿No será por Ino? - volvió a interrogar.
- A Chouji le gusta hacer de guardián de Ino - puntualizó Shikamaru - Los tres nos conocemos desde pequeños.
- Eso ya lo se, os conozco ¿Es que piensa que me quiero comer a Ino o algo así?
- Algo así.
- No te ofendas Shikato - intervino Chouji - Pero creo que no le convienes.
- Me encanta. El caballero Chouji siempre defendiendo a damas en apuros. Eres así desde pequeño.
- Hablando de damas en apuros - habló Shikamaru - Me gustaría que me hicieses un favor, Shikato.
- Hombre, si no es muy problemático, ya sabes que después de todo soy un Nara.
- Se trata de una amiga mía, una muy buena amiga. Es que está como decaída y me gustaría que saliese un poco a ver si se distrae.
- ¿Pero que dices? - alzó la voz Chouji - ¿Es que vas a hacer de casamentero?
- No, no grites, no grites. No quiero que la enamore ni nada de eso, es más no lo iba a lograr. Solo quiero que Temari salga y se distraiga un poco. Yo no puedo hacerlo y créeme, necesita airear su cabecita.
- ¿Temari? ¿Quieres enrollar a tu primo con Temari? - se alarmó Chouji.
- ¿Conozco a esa Temari?
- Mi primo no tiene ni una oportunidad con ella - ignoró Shikamaru a Shikato - Es que Gaara me ha dicho que no quiere salir de casa y... ah, todo esto es muy problemático Chouji pero créeme que Temari también tiene sus problemas.
- ¡Eh! - llamó su atención Shikato - Que estoy aquí, no lo olvidéis.
- Solo quiero que salga un poco con él a ver si deja de pensar en lo que siempre está pensando - continuaba Shikamaru - Además lo que menos le interesa a Temari en estos momentos es fijarse en ningún chico, te lo aseguro.
- ¿Me he vuelto invisible?
- Tu sabrás lo que haces, tu eres el genio y el amigo de Temari - se resignó al fin Chouji - Perdona Shikato ¿Decías algo?
- No, nada, solo me preguntaba si a mi se me tiene en cuenta en todo este tema.
- Es verdad - dijo Shikamaru - ¿No te gustaría salir a dar una vuelta con Kankuro? Tú conoces a Kankuro, iría también su hermana pero no creo que eso a ti te molestase mucho.
- Según he entendido quieres utilizarme para que esa chica se distraiga ¿cierto?
- Si, pero no te preocupes, no se va a enamorar de ti.
- ¿Ah no?
- No, antes te enamorarías tú de ella, te lo aseguro.
- Muy seguro te veo yo a ti. Que sepas que también se desplegar mi encanto de Nara.
- Tu encanto de Nara no sirve con ella.
- ¿Y si no me gusta la chica? ¿Y si es una estúpida insoportable?
Shikamaru se detuvo y le miró de arriba a abajo.
- Te gustará. No has visto tus muchas chicas como esa. Y no es para nada estúpida. Es atractiva, simpática, inteligente y aguda.
- ¿Y por qué está sola entonces?
- Ese es su problema, que tiene demasiados detrás de ella.
Al llegar al gimnasio Shikamaru y Shikato se acercaron a un pequeño grupo compuesto por Kankuro, Sumire, Ten-Ten y Kiba mientras Akane y Chouji fueron directos a donde estaban Jisei, Ryuko, Shino y Temari. Ino, por su parte, fue a sentarse al lado de Sai que dibujaba abstraído de todo, como era costumbre en él.
Después de unas cuantas frases y de preguntarle a Kankuro si podría acompañar a Shikato a dar una vuelta por Konoha, Shikamaru se separó y se acercó a Temari.
- Ven un momento, que quiero decirte algo.
Temari siguió a Shikamaru que se alejó un poco de los grupos.
- ¿Me puedes hacer un favor?
- Claro, dime.
- Es mi primo. Mira es que creo que va a quedarse a vivir como alquilado en mi casa.
- ¿En tu casa?
- Si, es que necesitamos algo de dinero y a él le viene bien y me preguntaba si te importaría dar una vuelta con él y enseñarle Konoha.
- ¿Yo?
- Si. Tampoco te pido tanto. Es que no me fío de tu hermano, ya sabes, estará pendiente de Sumire y eso.
- Es que a mi no me apetece salir.
- Mira, si Shikato no te va a molestar, ni siquiera le vas a interesar, por eso no te preocupes, no intentará ligar contigo ni nada.
- ¿Ah no? ¿Y por qué no?
- Simplemente no eres su tipo ¿Qué me dices? Solo hoy, por favor.
- ¿Por qué solo hoy?
- Porque si no vas tú lo mismo se lo dice a Akane y no quiero que pasen tanto tiempo juntos, ya han pasado demasiado.
- ¿Estás celoso? - rió Temari - ¡Pero es tu primo!
- Es un hombre y Akane tiene las hormonas muy revueltas, mucho.
- ¡Pero va a vivir en tu casa!
- Pero pasará mucho tiempo en la universidad y estudiando y con suerte ni le veremos.
- Me lo dicen y no me lo creo - volvió a reír Temari - Está bien, está bien, te haré ese favor, pero hazme tu otro a mí: ponte celoso más veces, eres de lo más divertido.
Poco a poco fueron llegando el resto de la clase, todos menos el profesor que debía supervisarlos. Para no perder más tiempo Akane decidió que debían empezar ya con los ensayos.
Shikamaru miraba a Akane haciendo lo que era habitual en ella: organizándolo todo. Sakura, Ten-Ten, Kiba, Naruto, Ino y Kankuro estaban a su alrededor escuchando sus ideas. Ella era así, no podía dejar de hacerlo, si no lo organizaba ella no iba a estar tranquila, menos mal que no podía coger y suplantar a alguno de los actores, o a todos, ya veía a Akane haciendo la obra de teatro ella solita. Ahora la veía ensayar una escena con Naruto, algo querría explicar, seguro.
- Bonita aura la que tienes - escuchó de pronto a su lado - Se ve que disfrutas mirándola.
- Me gusta verla así, como siempre ha sido, metiendo sus narices en todo.
- ¿Ha sido suya la idea de invitar a tu primo? - dijo mientras le miraba.
- No, mi primo ha preguntado si podía venir.
- Me gustaría saber que es lo que pretendes.
- ¿Pretendo algo?
- Si, lo noto, además te he visto hablando con Temari. Estás preocupado por Ino y por Temari ¿A que si?
- Vaya, a ti es imposible ocultarte nada.
- Se que Ino ha estado coqueteando con tu primo en el pueblo, me lo han contado Sumire y Ten-Ten, así que creo que no te hace mucha gracia y quieres separarla de ella.
- ¿Eso crees?
- Si y en la comida has estado con Temari, estaba bastante seria y teniendo en cuenta lo distraída que parece últimamente, que evita a Neji y lo que me dijeron las cartas, yo diría que tiene algún tipo de problema y creo que tu quieres matar dos pájaros de un tiro, quieres que tu primo se separe de Ino utilizando a Temari.
Shikamaru frunció en ceño. Mira que las mujeres podían llegar a ser retorcidas y lo peor es que seguro que en su cabecita todo tenía lógica.
- ¿Piensas que quiero que a mi primo le guste Temari para que se olvide de Ino? Ah, tu eres más mal pensada de lo que yo creía.
- Pienso que estás preocupado por Temari porque tiene algún tipo de duda que la está agobiando mucho, una duda que yo creo que tiene que ver con Neji y otro chico y me da la impresión de que tu idea es distraerla.
- A ver Jisei, te doy la razón en lo que dices de Ino, debería darme igual lo que haga pero es mi amiga y creo que Shikato no la va a hacer bien, ella está últimamente muy vulnerable y no es que no me fíe de mi primo pero...
- No, si te entiendo, te entiendo perfectamente. Yo tampoco me fío de Ino, de lo que pueda hacer y de lo que se pueda arrepentir por no pensar.
- Y en cuanto a Temari, pues si, me gustaría que se distrajese un poco, quizás está demasiado metida en sus dudas y no hace más que dar vueltas y vueltas sin ver más allá. He pensado que salir un poco la vendría bien, hacer algo distinto.
- Y de paso distraes también a tu primo.
- A mi primo no tengo que distraerle, él sabe como hacerlo solito.
- Pero de todas formas es lo que yo digo, quieres matar dos pájaros de un tiro.
- Es que no pude pedirte a ti el favor de que le ensañes Konoha. A ti te gusta Iruka-sensei.
Jisei giró rápidamente la cabeza para mirarle con la boca abierta. Shikamaru la guiñó un ojo.
- ¿Quien te lo ha dicho?
- Nadie. No eres tú la única a la que no se le escapa nada.
- ¿Es que se me nota mucho?
- No, para nada pero aunque yo no veo las auras si me fijo en mis amigos y me doy cuenta de muchos detalles.
- Por favor que vergüenza.
- No te preocupes, no diré nada a nadie pero ten cuidado, no me gustaría verte metida en ningún lío.
- Te puedes quedar tranquilo, ya sabes como soy yo.
- Hola chicos - saludó Kakashi entrando al gimnasio.
- ¡Ya era hora, dattebayo! ¡Menudas horas son estas de llegar! - gritó Naruto.
- Lo siento chicos es que había un atasco y...
- Ya, ya, deja de poner excusas que nos conocemos - gruñó Sakura.
- Pero de verdad que...
- Nada, nada, llegas tarde, como siempre - gruñó también Kiba.
- Bueno, vale ¿Y que estabais haciendo?
- Habíamos comenzado con los ensayos - contestó Akane.
- Eso está bien ¿Y los ejercicios para perder la vergüenza?
- Te estábamos esperando a ti - se quejó Ten-Ten - Es que nos gusta que tu también los hagas.
- Ah no, yo no tengo nada que ver con eso. Pero acabo de tener una idea… vamos a trabajar algo muy importante: la improvisación, además de para salir de apuros es fantástica para aumentar vuestra confianza.
- ¿Qué confianza? - se interesó Kiba.
- La vuestra, en vosotros mismos. A veces, durante las representaciones suceden "cosas imprevistas" "accidentes" y tenéis que saber reaccionar a tiempo, no vale con decir "uy, lo siento". Tenéis que demostrar mucha confianza, mucho aplomo en el escenario y saber salir de cualquier situación.
- ¿Y que piensas hacernos? - se acercó a él Naruto.
- Yo no voy a hacer nada… seréis vosotros… a ver… vamos a hacer un pequeño escenario… primero yo voy a decir un tema, que unos voluntarios representareis, así, improvisadamente.
- ¿Qué voluntarios? - preguntó asustada Hinata.
- De momento los que se atrevan, luego ya saldrán los demás.
- Espera, espera - interrumpió Sakura - Ejercicios de esos ya nos hiciste hacer una vez ¿Lo recuerdas? Todos hicimos un poco el ridículo improvisando escenas.
- Y es importante que sigamos trabajando ese tema. Venga, vamos a improvisar un pequeño escenario.
- ¿Tu vas a participar con nosotros? - indagó Akane.
- No, yo os observaré.
- De eso nada - gruñó Sakura - Seguro que te vas a poner a leer ese maldito libro que siempre llevas encima.
- Tú deberías participar dándonos ejemplo - añadió Akane.
- Está bien - dijo rascándose la cabeza - Será divertido. Yo iniciaré la escena y vosotros me daréis la réplica. Vamos a hablar de las premisas.
- ¿Qué es eso de premisas? - Naruto levantó el brazo muy alarmado.
- Unas condiciones, unas normas, so bruto - le gruñó Sakura - ¡Y no interrumpas más!
- Lo primero a tener en cuenta - continuó Kakashi - son vuestros personajes, tienen que ser de Europa, no sé, por ejemplo del siglo XIV o XV, época de caballeros de capa y espada, así que debéis actuar y tratar de hablar lo más consecuente posible con vuestro personaje ¿entendido? Bien, yo seré un caballero occidental… decid un nombre, vamos.
- No se… ¿Lope? - sugirió Neji.
- Si, Don Lope, seré Don Lope, un caballero de la nobleza, distinguido y bastante donjuán, mujeriego que se dice y ahora necesitamos un nombre para la dama que me va a dar la réplica.
- ¿Vale Elena? - preguntó Ino.
- Perfecto, Doña Elena, una joven viuda, perteneciente a la aristocracia, elegante, prudente y discreta, tenerlo en cuenta porque quiero que la que sea actúe así, no como una casquivana o una verdulera, bien ¿Quien se atreve a darme la répicla? ¿Nadie? Vale pues la escogeré al azar - Kakashi miró a todas las chicas - Tu misma, tú Temari, ven aquí.
Temari se acercó a él, a ella le daba igual, si había que hacerlo pues se hacía.
- Recuerda que eres Doña Elena, eres una dama, con una educación apropiada a su rango y a su época ¿de acuerdo?
- Discreta y educada… de acuerdo.
- La escena es la siguiente: Doña Elena está sola en unos jardines, esto van a ser los jardines, utilizad vuestra imaginación, cuando llega Don Lope, altivo y galán, ve a Doña Elena sola y decide cortejarla.
- ¿Qué es eso de cortejar? - Naruto volvió a levantar la mano.
- Que se la quiere ligar. Don Lope es conocido por sus conquistas y se muestra seguro de si mismo.
- Vamos, un chuleta del siglo XV - dijo Kankuro.
- Pero Doña Elena es desconfiada y prudente, además debe mostrarte turbada pero recelosa y debe rechazar a Don Lope.
- Eso si será fácil.
- Pero Don Lope es orgulloso y quiero que la situación se ponga tensa ¿lo entiendes? Y Doña Elena no debe en ningún momento agredir, ni insultar a Don Lope.
- ¿Ah, no puedo?
- Doña Elena es una dama del siglo XV, no valen las patadas a la entrepierna, ni los puñetazos. Eres una mujer débil y asustada, que como mucho daría una bofetada.
- ¡Pues vaya!
- Cuando la escena esté en un cénit, en su punto más dramático, quiero que otro de vosotros, el que quiera, un espontáneo, quien se vea con ánimo de hacer de héroe, salte al escenario en defensa de la dama. Quiero una discusión entre los dos caballeros de la que Don Lope se retire y luego algo como una escenita entre la dama y su héroe.
- ¡Vaya con Doña Elena! - se oyó comentar a Sumire.
- ¿Ha quedado claro? Bien, vamos a buscar un vestuario mas o menos apropiado y los demás coged un banco y ponerlo aquí y sentaos en círculo. Ah, el espontáneo que no olvide coger una espada.
- ¡Animo Kakashi! - gritó Kiba - ¡Que tu puedes!
Kakashi se puso una capa negra y se abrochó a la cintura un cinturón del que colgaba una espada.
Al rato apareció Temari vestida con un pomposo vestido de época y una abanico de plumas.
- ¡Qué guapa estás! ¡Y te queda bien! - dijo Jisei.
- No creas, no puedo respirar, me agobia, además pesa una tonelada, no me extraña que las mujeres no se defendieran, no hay quien se mueva.
- Bien, bien, perfecto. Pues nada, Doña Elena, ahí tenéis un banco, sentaos en los jardines y… que empiece la función.
Temari se sentó en el banco, no sin bastante esfuerzo, era más complicado de lo que parecía moverse con ese vestido. Abrió el abanico y melancólicamente, con un suspiro empezó a abanicarse, mirando lánguida a lo que se suponía era la lejanía. Temari ya no era Temari, era Doña Elena.
Kakashi, Don Lope, entró en escena en uno de los laterales.
- ¡Oh! ¿Qué es aquesto que ven mis ojos? Doña Elena, viuda de Pinzón ¡Sola en estos jardines y a estas horas de la tarde! ¿Será que el recuerdo de su marido la mantiene intranquila? ¿Será que su corazón añora el amor perdido y se deja arrastrar por ese dulce sentimiento llamado melancolía? ¡Pardiez que no he de dejar que una dama suspire en vano! Tres años pasan ya desde el fallecimiento del difunto, tiempo es más que suficiente para guardar el luto, una dama como Doña Elena merece escuchar nuevas palabras de amor y serán mis labios los que las pronuncien o no he de llamarme Don Lope de Ulloa.
- ¡Ala! - exclamó Lee - Que manera mas fina de decir que se la quiere trajinar.
- Chisst, calla - le miró iracunda Ten-Ten.
- Doña Elena - Don Lope hace una reverencia.
- ¡Ah, Don Lope! No os había visto llegar, abstraída estoy en mis pensamientos.
- Triste os veo Doña Elena y más triste aún es ver el brillo de vuestros ojos apagado por el velo de la melancolía.
Ahí comenzó la improvisada escena entre Kakashi y Temari, Kakashi en el papel de Don Lope intentaba conseguir la atención de Doña Elena, si no algo más y Temari, en el papel de Doña Elena, le rechazaba airada pero educada. En un momento dado Kakashi comenzó a actuar de un modo algo más agresivo pero Temari, fiel a su papel, contuvo las ganas de partirle la cara, que era lo que su natural instinto le decía y simplemente se limitó a hacer el ademán de darle un bofetón aunque Don Lope sujetó la mano de la dama y aprovechó para atraerla hacia sí.
- Esto se está poniendo mal ¿El que no va a venir nadie a salvarte? - susurró Kakashi al oído de Temari.
- ¡Soltad a la dama, presto!
Una espada apuntaba directamente al cuello de Don Lope. Mientras Kakashi suspiraba un "ya era hora" ágilmente soltó a la alumna y de un salto se situó delante de su defensor empuñando su espada.
La aparición del defensor había provocado un exclamación general entre los espectadores, sobretodo porque todos estaban demasiado metidos en la actuación del profesor y su compañera y ninguno se había acordado de que tenía que haber un defensor. Un Shikato con el pelo suelo y vestido con una capa corta y un sombrero con plumas, amenazaba al improvisado donjuán poniéndose delante de Doña Elena.
- ¿Estáis bien, señora?
- ¡Don... Luis! - exclamó perpleja Temari.
- ¿Que se os ha perdido por aquí Don Luis, Duque de Montemayor? - habló Don Lope.
- La honra de una dama que vos estabais a punto de ensuciar. Poneos en guarda Don Lope que aquí y ahora vuestro atrevimiento habéis de pagar.
- Mucho habláis Duque y las palabras se las lleva el viento.
- ¡Basta Don Lope! No se como me he podido contener ¡En guardia!
Comenzaron a cruzar espadas ante una Doña Elena que ponía gestos de miedo.
- ¡Pardiez! - grita Don Lope - Óyeme Duque o tenerme no sabré y seré quien siempre he sido.
- ¡La ofensa que habéis hecho a Doña Elena con sangre habéis de limpiar!
- ¡Que tanto os importa Doña Elena! Vuestra dama no es, además no ha habido ofensa, su honra sigue intacta, yo no tomo mujer por la fuerza.
- ¡Menos hablar y más actuar, señor!
Siguió el cruce de espadas y frases hasta que por fin el defensor del honor de la dama consiguió desarmar al conquistador y hacerle pedir perdón ante las súplicas de Doña Elena que no deseaba que por su culpa muriese el truhán.
Don Lope se marcha, Don Luis guarda su espada, luego se agacha y recoge el abanico de Doña Elena.
- ¿Cómo podría, Don Luis, agradecer el favor que me habéis hecho?
- Permitiendo convertirme en su más fiel servidor, Doña Elena.
- Sin duda la batalla os ha confundido y os hace decir palabras sin sentido.
- Sin sentido no, que de mi corazón salieron y si vos me aceptáis haréis de este el hombre más dichoso de la tierra.
Temari miró confusa a Shikato y luego a Kakashi.
- ¿Ya vale, no? No hace falta seguir más, creo yo.
- Está bien, está bien, ya vale. Un aplauso para nuestra dama que también ha sabido seguir la escena y nuestros improvisado defensor que... ¿Tu quien eres?
- Shikato Nara, el primo de Shikamaru, es que como nadie se decidía pues yo., en fin, espero que no haya molestado.
- ¡Lo ha hecho genial! - gritó Ino aplaudiendo - ¿A que si?
- Y se le veía bien guapo - murmuró Akane mientras se abanicaba con unos papeles - Carai entre él y Kakashi me... ufff, que calores me han entrado.
...
Después del ensayo Temari no tuvo ningún problema en ir con Kankuro y Sumire acompañando a Shikato, le había caído bien el chico y de pronto parecía tener ganas de hacer algo distinto y no quedarse en casa.
- ¿Quieres que vaya contigo? - preguntaba Shikamaru a Akane.
- No, tu vete a estudiar que es más importante. Jisei me acompaña, ella también quiere comprar algo.
- ¿No tenías que ir hoy a la clínica?
- Si y voy a ir con tu madre, no te preocupes.
- ¿No puedo ir yo?
- No, tú a lo tuyo. Deja que vayamos las dos solas, también necesitamos conocernos un poco más y esta es una buena ocasión.
- ¿Tienes que ir a la clínica? - interrumpió Sumire - ¿Te pasa algo?
- No, vamos no creo. Van a hacerme una ecografía a ver si el embrión ha crecido o no.
- ¿Y que pasa si no ha crecido?
- Pues que se ha muerto.
- ¡Ah! - exclamó Sumire - ¿Y eso puede ser?
- Akane ha tenido unos dolores muy preocupantes - explicó Shikamaru - Mira Akane, me gustaría ir contigo. Si ha pasado lo peor me gustaría estar a tu lado.
- No ha pasado lo peor - intervino Jisei - Sigue teniendo la misma maraña de aura.
- Ya, pero permíteme que dude un poco de tus predicciones. Akane... necesito ir, no va a servir mucho que me quede estudiando porque no voy a poder concentrarme en nada.
Shikamaru la agarró de la mano.
- Necesito ir y no te pongas cabezota.
- ¿Tanto miedo te da que se hubiese muerto?
- Lo que más miedo me da es no estar a tu lado si eso ha pasado.
- No tienes que preocuparte, sabes que yo...
Iba a decir que no quería tener ningún hijo pero... pero eso era antes, ahora ya no estaba tan segura, además miraba los ojos de Shikamaru y no era capaz de decírselo. Puso las dos manos en cara de Shikamaru.
- Tú no quieres que se malogre.
- Akane... necesito estar contigo, tu te crees que no te va a afectar pero no es así, te afectará mucho y te dejarán ingresada para hacerte un legrado y yo... yo tengo que esta a tu lado.
- Está bien, iremos los tres a la clínica.
- ¡Que bonito! - exclamó llorosa Sumire - ¡Tontos! ¡Pues no se me salen las lágrimas por vuestra culpa!
- Anda que no eres tu exagerada ni nada - comentó Jisei. Y vosotros, no deis estos espectáculos en público, prefería cuando discutíais.
...
Después de comprar varias cosas y reírse un poco con varias anécdotas y cotilleos, las dos amigas se separaron. Jisei llegó a su casa, iba a abrir la puerta cuando esta se abrió repentinamente.
- Ya era hora, llegas muy tarde, estábamos preocupados por ti - le dijo Kisuke sonriendo al otro lado de la puerta.
- ¿Estabas esperando a que llegase detrás de la puerta?
- No, yo me voy, llego tarde al trabajo y es por tu culpa, si hubieses llegado antes no me pasaría esto.
- ¿Ahora vas a trabajar?
- Dije que iba a sustituir a un compañero y es una pena porque me voy a perder lo mejor. Bueno, hermana, buena suerte.
Jisei se quedó de lo más perpleja pensando porqué su hermano le deseaba buena suerte y porqué se quejaba tanto de que había llegado tarde, además su aura estaba muy extraña.
Oyó voces en el comedor y lo primero que pensó era que su madre estaba viendo la televisión.
- Hola mamá - dijo entrando - Ya estoy en casa.
- Hola Jisei, tenemos visita.
Jisei se había quedado parada mirando al visitante. Era Iruka. Como siempre que le veía sin esperarlo sintió como su corazón parecía darse la vuelta y un hormigueo le subía por las piernas hasta el estómago.
- Hola Jisei - dijo el profesor levantándose.
- Hola Iruka ¿Cómo tu por aquí?
- Ha venido a merendar conmigo y ha traído una tarta - contestó la madre.
- ¿Contigo?
- Claro. Iruka y yo somos muy amigos pero que no se entere tu padre que es capaz de ponerse celoso.
- Voy a dejar esta bolsa en mi cuarto. Ahora vengo.
No tardó en regresar.
- Siéntate Jisei - dijo su madre - También hay tarta para ti ¿Quieres café?
- Si, dame un poco ¿Y a que se debe esta sorpresa? - se sentó al lado de Iruka.
- Venía a hablar con tu madre.
- ¿Lo ves? Viene a hablar conmigo pero no ha querido decirme nada hasta que tú no vinieras.
- ¿Por qué? ¿Qué pasa?
- Verás Jisei es que yo necesito hablar con tu madre y espero que comprendas mi decisión. Yo me siento incómodo con las mentiras, no se mentir y menos a una familia como la tuya que me han acogido casi como a un hijo.
Jisei se asustó, de improviso se puso de lo más nervioso, maldita sea la mala suerte de no poder ver el aura de Iruka, si pudiera hacerlo ya estaría al tanto de lo que pasaba pero así lo único que estaba era empezando a ponerse de los nervios.
- Señora Nagashiyama...
- Me llamo Rika, no me vengas ahora con esas formalidades que no nos pegan.
- Claro... Rika... yo...
Todos los nervios que pudiera tener Jisei en esta vida y en una anterior habían decidido manifestarse reuniéndose todos en su vientre.
- Espera Iruka ¿Quieres un licor? - le interrumpió la madre.
- No, no, gracias.
- Quizás un poco de sake.
Iruka que comenzaba a sentir como sudaba demasiado y la ropa parecía apretarle por todas partes, resopló.
- Bueno, vale. Un poco de sake vendrá bien.
Si, tenía que beber, lo necesitaba, un gran trago.
- Ya lo sabía yo. Voy a por la botella y tu Jisei, venga, come un poco.
¿Pero como iba a comer? El estómago se le había cerrado completamente. Miró asustada a Iruka ¿Estaba pensando en hacer lo que ella estaba pensando que iba a hacer? Maldita sea ella y su incapacidad para ver su aura.
Su madre regresó con la botella y sonriendo, se veía que estaba disfrutando con todo eso. Sirvió a Iruka que lo bebió sin pensarlo.
- Veras Rika yo... yo creo que no soy mala persona. Tengo un trabajo que pienso respetar, lo valoro mucho y no voy a hacer nada que pueda ponerlo en peligro. Tengo una edad que yo considero buena, no soy un adolescente que se deja llevar por sus hormonas pero tampoco soy demasiado mayor. Creo que soy una persona madura y responsable, no tengo interés en salir con cualquier chica que me encuentro y yo...
Jisei sentía que cada vez se estaba poniendo más mala, de hecho ya se sentía hasta mareada.
- No hace falta que te promociones tanto - dijo la madre - Ni que me enseñes tu curriculum y unas cuantos teléfonos para que pregunte tus referencias, que es lo único que te falta...ve al grano antes de que te desmayes.
- A mi me gusta esta familia. He pasado muchos momentos buenos con todos y no quiero que por culpa de no expresarme bien nuestra relación se estropee. Valoro tu amistad y tu confianza y la de tu marido ante todo.
- Vale pero dilo ya que estamos en ascuas ¿Verdad Jisei?
Jisei miró a su madre suplicante, ella lo que quería era poder desaparecer ¿Por qué no funcionaba eso de desaparecer si se deseaba? ¿O por qué no se callaba Iruka y de pronto olvidaba todo momentáneamente?
Iruka tomó aire.
- Me gusta Jisei, es más, creo que siento un tipo de sentimiento más allá de la amistad por ella y me gustaría pedir permiso para poder... solicitar formalmente a su padre y a ti salir con ella.
Jisei ya no podía más de los nervios. Abrió su palma izquierda y con la mano derecha comenzó a hacer un signo en ella, lo hizo tres veces y después se la llevó a la boca como si se lo tragase.
- Vamos Jisei - dijo su madre sonriéndola - Toma tu también un poco de sake, es una ocasión especial y creo que lo necesitas.
Sirvió a su hija y sin pensárselo Jisei lo bebió rápidamente.
- Verás Iruka - habló la madre - Es que lo has dicho casi todo. Ya te conocemos, sabemos que eres una persona honrada y trabajadora y la diferencia de edad con Jisei a mi me parece apropiada, lo que no entiendo es porqué quieres pedir permiso para salir con ella.
- Es que no quiero que penséis que no os respeto o que pretendo algo que pudiera manchar el honor de la familia.
- ¡Que mono eres Iruka! Pero mira, la verdad es que nuestra familia no es demasiado tradicional, entiendo todo eso que dices pero a mi me vale con conocerte y además creo que debería ser Jisei la que te diese permiso para rondarla ¿Que dices Jisei?
- Yo... Es que soy muy joven y soy su alumna.
- Vamos Jisei, Iruka sabe de sobra la edad que tienes y que eres su alumna. Eso no importa, es Iruka y tu vas a cumplir 18 años dentro de pocos meses y sabes que yo me fío de ti. Lo que me importa saber es si tú quieres que él te pida salir o le digo amablemente que no lo intente.
- No hace falta que le digas nada, mamá. Como tú has dicho somos una familia moderna y no hacemos así las cosas. Si quiero salir con él pues saldré.
- ¿Y vas a hacerlo o no? Me refiero a salir.
- Solo saldré con un hombre que me guste y por el que me sienta atraída.
- Eso es muy lógico. Bueno Iruka, ya la has oído, tu me caes muy bien pero la que manda es ella.
- Si voy a salir con él... si me le pide a mí.
- Pero tú eres su alumna.
- Pero no saldremos en el instituto. Allí seré solo su alumna.
- Pero él es mayor que tu.
- Pero a mi no me gustan los chicos de mi edad.
- ¿Sabes una cosa? - dijo levantándose - A pesar de todo creo que Iruka sabe lo que hace y aunque no me gusta su forma de ir despacio creo que es la mejor para vuestra relación. A mi me ha gustado que me pidiese permiso, dice mucho de él, pero claro, todo depende de ti. Voy a recoger esto, tú quédate con Iruka y hablar del tema.
Cogió las tazas vacías y salió camino a la cocina.
- Jisei... ¿Me perdonas?
- ¿Pero que te ha dado? ¿Por qué has hecho algo así?
- Porque me paso el tiempo pensando en ti, recordándote, quiero... quiero darte la mano y oler tu pelo. Parezco un quinceañero enamorado y me siento mal conmigo mismo, además creo que ocultándoles mis sentimientos a tus padres, ocultando que me gustas, creo que les estoy traicionando. Ellos confían en mí y... ya no soy un crío, soy un hombre Jisei, estas cosas no van conmigo. Cuando vengo a tu casa me pongo nervioso, no se como actuar, pienso que me van a descubrir mirándote o algo así...
Jisei se acercó a él y le cayó con un rápido beso.
- ¿Sabes por qué me gustas? Porque eres tú así de... distinto, eres mi Iruka.
- Se que tu eres muy joven por eso no quiero ir con prisas pero necesito... necesito algo más que solo esperar y de verdad que no puedo seguir engañando a tus padres, no puedo, no se lo merecen. Creo que es lo mejor para ir conociéndonos mejor y descubrir si merece la pena esperar o no.
- Es que esto sería una relación muy extraña ¿Y mis amigos?
- No te voy a apartar de ellos. Solo quiero el permiso de tus padres para de vez en cuando salir a pasear contigo, ir al cine, a tomar algo y no tener que dar explicaciones de ningún tipo.
- Pero yo quiero seguir saliendo con mis amigas.
- Me parece perfecto.
- No se Iruka, me apetece salir contigo sin tener que esconderme de mis padres pero es que me asusta un poco.
- Míralo como una forma de conocernos mejor.
- Vamos Jisei - habló de pronto su madre - Di que si de una vez que me estáis aburriendo ya. Iruka esta noche te quedas a cenar y así se lo cuentas a su padre, a ver él que opina.