miércoles, 10 de septiembre de 2014

188. El juego de Kabuto

Lo malo de tener conciencia es que a veces aparece cuando menos te lo esperas.
No siempre somos tan buenos como creemos, ni tan malvados. Las cosas no son siempre blancas o negras, para confundirnos existe una gran gama de grises.
En un primer momento a Kikyo le encantó la idea de fastidiar un poco a la perfecta Sakura. Estaba bastante harta de ella y de lo simpática y encantadora que le parecía a todo el mundo, bueno pues a ella no se lo parecía, puede que a todo el mundo le pareciese perfecta pero a ella no y... tenía celos, no quería reconocerlo pero tenía celos de la atención que conseguía atraer de todo el mundo, celos porque ahora salía con Sasori y celos porque parecía estar robándole a su amiga, así que, cuando tuvo sus pastillas en la mano y la que le había vendido Kabuto le parecía que algo le estaba diciendo que lo hiciera, que abriera una de las capsulas de Sakura, vaciara un poco de su contenido y la rellenase con la droga machada y convertida en polvo... no era tan terrible, casi era solo una broma ¿qué iba a pasar? ¿Que Sakura se flipase un poco? ¿Que hiciese el ridículo ante sus amigos?
Corrían a un ritmo más o menos constante y no muy fuerte, era un maratón, una carrera larga, no se trataba de ver quien llegaba antes, si no de aguantar, aunque para algunos era importante el triunfo la gran mayoría se conformaba con terminar, si era posible, sin llegar el ultimo.
Una débil voz comenzó a sonar en la cabeza de Kikyo, "ten mucho cuidado, es bastante fuerte", era el recuerdo de Kabuto y su advertencia, "es un concentrado para echar en algún líquido", "esto es para animar un poco las fiestas, no para tomárselo en plan bestia"... no, no, no ¿por qué ahora se acordaba de eso? ¿Se habría tomado ya la pastilla Sakura? ¿Y si le hacía daño?... la voz iba poco a poco haciéndose más fuerte... ¿y si a Sakura le sentaba mal? Kikyo había escuchado de personas a las que algunas drogas les sentaban fatal... bueno, pero estaba en el instituto, seguro que si se siente mal irá a la enfermería
Pero no, que tontería, simplemente se pondrá a reír y decir tonterías o le daría un subidón y ya... aunque ¿tendrá eso efectos secundarios?
De repente le vino a la mente la imagen de Stella mirándola con reproche y diciéndole "no me imaginaba que fueras capaz de algo así" ¿por qué? ¿es que podría Stella enterarse de lo que había hecho? no tenía por qué enterarse, a no ser que algo saliese mal o a no ser que Kabuto se diese cuenta de que Sakura estaba drogada y le diese por atar cabos... ¿por qué iba a Kabuto querer pensar ni siquiera en Sakura? ¿qué más le daba a él?
Sin embargo, esa idea, junto con las advertencias de Kabuto martilleándole en la cabeza no paraban de aparecer una y otra vez. ¿Y si la misma Sakura la acusaba de algo? Y si lo hacía Stella? Es que ella le había dicho a Stella que iba a que Kabuto le diese algo y luego la vio entregándole el pastillero a Sakura ¿y si le daba por relacionarlo? Pudiera ser... o Sasori... porque Sakura podría decirle a Sasori que ella le había dado el pastillero y... ¿y si le pasaba algo malo a Sakura? ¿Y si le daba alergia o los efectos secundarios eran muy malos? ¿Qué pensarían Sasori y Stella de ella? ¿Que había actuado como una loca? y es que ahora que lo pensaba se daba cuenta de que si, de que se había dejado llevar demasiado y parecía una loca psicópata
Pero ¿y cómo lo solucionaba ahora?
¿Se habría tomado ya Sakura la pastilla? Con suerte no, eran dos, a lo mejor se había tomado la que no estaba adulterada... podía ser... pero ¿y si se la había tomado?
Que nervios le estaban entrando, que dolor de vientre, sentía unos tremendos retortijones y eso eran los nervios, siempre le pasaba cuando se ponía nerviosa
Sin darse cuenta había ido aminorando el paso hasta detenerse y doblarse hacia delante mientras se llevaba las manos al vientre.
- ¿Te encuentras mal?
La voz de Kabuto sonando muy cerca de ella la sobresaltó y dio un grito despavorido.
- Tranquila, que no muerdo
Maldita casualidad que fuese a aparecer Kabuto justo cuando estaba pensando en él, era como si hubiese llamado al demonio o algo así.
- Lo siento es que... no me encuentro bien
- ¿Jaleos de conciencia? - sonrió maliciosamente.
- ¿Qué?
- ¿Quieres que avise a uno de los coches?
Que los alumnos sufriesen algún tipo de percance durante la carrera no era algo inhabitual, todos los años pasaba algo, alguien que se torcía un tobillo, que se ahogaba, que sufrían calambres e incluso un año hubo un desmayo, todo eso se debía a esforzarse demasiado, a la falta de costumbre, a no haber desayunado nada antes de la carrera, a haber desayunado demasiado... en fin, demasiadas variables y como el maratón se llevaba realizando desde hacía más de 20 años los profesores ya estaban preparados para cualquier eventualidad y varios coches recorrían el trayecto vigilando a los alumnos.
- N-no... No me encuentro bien - habló como si le costase bastante hacerlo.
- Voy a avisar a un coche, tú siéntate por aquí.
Si, era lo mejor, volver al instituto y ver a Sakura, así, si le pegaba fuerte podría hacer algo, quizás hacer como que la ayudaba o controlar de alguna forma la situación.
...
- Entonces Sasuke - cambió de tema Akane - ¿Qué tal se vive con la familia Naruto?
- La verdad es que muy bien.
Estuvieron hablando de Naruto y su familia mientras Sakura terminaba de tomarse el café con leche y el bollo. Sasuke estuvo contando lo agradables que eran los padres de Naruto y lo simpática que era Minako, de cómo le ayudaba continuamente y de que casi se había convertido en sus ojos. Este último comentario hizo que Sakura y Akane comenzasen a reír con malicia.
- Vaya con la pequeña Minako, la de vueltas que da el mundo - sonreía Sakura, era increíble como había cambiado Sasuke aunque más le sorprendía descubrir que a ella no le producía ningún tipo de celos, al contrario, se alegraba mucho por él -¡Ah! ¡Se me olvidaba! Ayer me dejé mi agenda en la reunión del comité organizador de la yincana.
- Desde luego Sakura es que te apuntas a todo. No cambiarás nunca - afirmó Sasuke.
- Algún día deberías plantearte descansar un poco y dedicarte a ser ociosa - comentó Akane - De veras que te va a gustar, yo ahora lo hago, me estoy volviendo una perezosa.
- No te acostumbres demasiado, dentro de poco se te acabará el chollo. Bueno, voy a pasar a recogerla.
Se puso en pie y un ligero mareo hizo que se inclinase hacia un lado como si se fuese a caer-
- ¡Eh! ¡Que te viertes! - rio Akane poniéndose en pie y sujetándola.
- Uy que mareo más tonto me ha dado - dijo agarrándose a la mesa.
- ¿Estás bien? - se preocupó Sasuke.
- Si, ya se me ha pasado, ha sido muy raro. Seguro que es por culpa del catarro, tengo la cabeza como embotada.
- Vas a tener que irte a tu casa - añadió Akane.
- Si, yo creo que sí, en cuanto termine el maratón le voy a decir a Sasori que me acompañe. Bueno que voy a por mi agenda. Luego nos vemos.
- ¿Estás segura de ir tu sola? - preguntó Akane.
- Si, ya se me ha pasado, creo que ha sido por levantarme muy deprisa.
Mientras caminaba hacia uno de los pabellones anexos comenzó a darse cuenta de que cada vez se sentía más somnolienta, le daba la impresión de que si cerraba los ojos más de dos segundos se iba a quedar dormida... que extraño.
...
- Y ahora que estamos solos - hablaba de forma lenta Kabuto - ¿Me vas a decir que has hecho con la pastilla que te di?
- ¿Qué? - Kikyo abrió los ojos como platos.
- ¿Tengo cara de ser tonto? A ver Kikyo, mírame y dime si tengo cara de ser tonto.
- Ya te dije para que quería la pastilla.
- Sí, claro y yo voy y me lo creo. Nena, que nos conocemos ¿Se la has dado a Haruno?
- ¿Q-qué? - repitió Kikyo con la misma expresión.
- Si se las has dado a Haruno y ahora no puedes con los remordimientos ¿Cómo se la has dado? Eso también lo sé, le has dado el cambiazo a una de sus pastillas ¿A que si?
Kikyo miraba aterrada a Kabuto ¿Pero cómo podía haberse dado cuenta de todo y tan rápido? Era horrible, la había pillado, lo peor que podía pasar había sucedido ¿Y ahora que hacía? ¿Cómo lo negaba?
- ¿Por qué dices eso? - preguntó con una fingida indignación.
Estaban solos en una de las aulas, allí había llevado Kabuto a Kikyo después de que Shizune le había tomado la tensión, que la tenía bastante alta, y llegase a la conclusión de que por esa razón Kikyo se encontraba tan mal, además tenía el pulso acelerado y esos retortijones en la tripa sería porque le iba a venir la regla. La fingida enfermedad de Kikyo había dado resultado casi por casualidad, pero Kabuto, que la había acompañado en el coche que la trajo vuelta al instituto, aún tenía algo pendiente que hablar con ella.
Kabuto miraba fijamente a Kikyo y esta sentía que no podía mantenerle la mirada, tenía que retirarla.
- Verás Kikyo - Kabuto sonrió de medio lado y con el delo corazón empujó el puente de sus gafas para ajustárselas - Te he estado vigilando.
La había pillado, no había duda y Kikyo sentía que entraba en pánico, si tenía la tensión alta ahora se le iba a disparar.
- Desde que me pediste esa pastilla no le dejado de vigilarte - añadió Kabuto - No soy tonto Kikyo y me molesta que me tomen por tal.
- No, yo no te tomo por tonto - se excusó torpemente.
- Pues lo parece. Supongo que es lo que pasa cuando uno hace una jugada a lo loco, sin pensar en una estrategia. La idea no era mala pero si la ejecución. Lo primero es que debías saber que tu hermano nunca me pide pastillas directamente a mí, él es más de pedírselas a Tobi y desde luego no es de los que envíe a su hermanita a hacer ese recado, es más, creo que si supiese que tu juegas con pastillitas te iba a echar una buena bronca ¿A que no me equivoco?
Era cierto, su hermano podía ser un irresponsable y un niño rico que se aburría y le gustaba llevar pastillas y cosas así a las fiestas pero también era uno de esos hermanos que siempre tratan a sus hermanas como a seres inocentes e ingenuos. Por lo general Kikyo ocultaba todo lo que sabía que le molestaba, incluidos los cigarrillos.
- Eso me escamó bastante y le pregunté a Tobi, quería saber si había habido algún tipo de problema porque aunque Tobi reparte la mercancía la verdad es que la consigue de Orochimaru, no sé si sabías ese dato. Tobi no tenía conocimiento de que algo fuera mal, ni de que hubiese ninguna fiesta a la que proporcionar "mercancía" y créeme que Tobi de eso se entera muy bien porque él se lleva una parte del "negocio", ya me entiendes y para una fiesta no se suele pedir una triste pastillita.
- No, no, es que era para mí... me daba vergüenza decirlo.
- Ya... podría colar pero... no. Tú no eres de esas, a ti te dan miedo las pastillas ¿Cuantas has tomado? ¿Una? ¿Dos? Vamos, tú no eres de las que tomas pastillas porque te apetezca y menos sola, tu solo las tomas acompañada de tus amigos y porque ellos lo hacen, para no ser menos.
- Pu-puedo haber cambiado.
- Sí, claro... digamos que sí. Pero de todas formas no me fie de ti, parecías enfadada y tu aptitud... vendiendo estas mierdas aprendes mucho a analizar a las personas ¿No lo sabías? Es que no te puedes fiar de cualquiera ¿Y si me estás tendiendo una trampa? Hay muchos a los que les gustaría pillarme haciendo algo que me delatase, no soy tan tonto como muchos piensan, no sería la primera vez que intentan hacerlo, ya estoy yo de vuelta de todo, me conozco todos sus trucos, cuando ellos van, yo ya estoy de vuelta.
- Es que no sé lo que me pasó, yo no quería hacer daño a nadie, lo juro, no quería hacer daño - hablaba agitadamente, sin mirar a los ojos de Kabuto y retorciendo sus manos de forma nerviosa.
- Eso si te lo creo, no eres tan lista como para planear una venganza o lo que fuera que quisieras hacer... eres bastante patética ¿lo sabías? Por eso te he estado vigilando, estaba convencido de que querías vengarte de Sasori, por haber elegido a Haruno en vez de a ti, a ti siempre te gustó Sasori pero él nunca te hizo caso ¿verdad? Lo más lógico era pensar que querías hacer algo por pura satisfacción personal y, sinceramente, me pareció divertido, a mí tampoco me cae muy bien Sasori, digamos que hemos tenido bastantes diferencias de opiniones.
Eso ya lo sabía Kikyo, se contaba que hace unos años Kabuto y Sasori fueron amigos pero al final ambos escogieron bandos distintos, Kabuto se fue detrás de Orochimaru y Sasori empezó a juntarse con Pain y Tobi y desde entonces no parecían congeniar demasiado.
- Así que decidí vigilarte y de paso asegurarme de que te salía bien el plan.
Kikyo abrió de nuevo los ojos desmesuradamente.
- No me mires así, a veces a mí también me gusta fastidiar a los demás. Pero mira por donde la pastilla no era para Sasori, se la has dado a Sakura, tendría que haber pensado como una chica, las chicas sois más retorcidas que nosotros, debí suponer que tu venganza sería contra tu rival. Vi como recogías el pastillero de Sakura del suelo, luego te marchaste y poco después le devolvías tu misma su pastillero... tengo que reconocer que ahí fuiste muy lista, ella misma se tomará la droga solita.
- Yo no quería drogarla, yo... es que yo... yo quería que... es que de pronto no sé qué me pasó... , fue un error, yo encontré el pastillero y se me ocurrió machacar la pastilla que me diste y meterla en una capsula para que... por si me la encontraban... es que de pronto me aterró la idea de tener esa pastilla y pensé que me la iban a descubrir y quería deshacerme de ella pero iba a llevarme el pastillero pero entonces vi como Sakura lo buscaba y... ay se lo di... es que... no sé, no lo pensé, yo que sé lo que me pasó por la cabeza!
- En resumidas cuentas que la droga la tiene la Haruno y lo mismo se la ha tomado
- Ese es el miedo que yo tengo. Si es que todo fue muy rápido, de pronto empezó la carrera y... ¿tú crees que se la habrá tomado?
- Lo mismo si o lo mismo no
- Ay dios mío, que se va a drogar por mi culpa, ay que apuro, ay como se entere de que he sido yo y como se entere Sasori es que me va a matar...
Kikyo comenzó a llorar y no eran lágrimas de mentira, en verdad lloraba y estaba asustada, porque Stella se iba a dar cuenta de que ella era la responsable de drogar a Sakura, seguro... no se le había ocurrido pensar en eso ¿por qué no había pensado en eso?
- Ni valor tienes para hacer lo que has planeado. No hace falta que me pongas excusas, compraste una pastilla y se la has dado a quien te caía mal porque querías fastidiarla un poco, eres humana a fin de cuentas y los humanos pensamos muy a menudo en hacer cosas así, la única diferencia es que tú lo has hecho pero ahora lo estropeas todo con esas lagrimas... pensé que valdrías la pena pero eres la misma niña mimada y patética de siempre.
- ¿Y si la droga hace daño a Sakura?
- ¿Te preocupas por ella?
- No quiero que le pase algo por mi culpa. ¿Y cuánto tarda la droga esa en empezar a hacer efecto?
- Pues depende de cómo se tome. Creo que será mejor que vayamos a buscar a Haruno, a ver si se ha tomado la pastilla.
- ¿Y si se la ha tomado?
- Nada. Desentiéndete ya de todo. No eres más que una molestia para mis planes.
- ¿Qué planes?
- En realidad no te di la pastilla que me pediste. Como pensé que ibas a dársela a Sasori te di la que a mí me convenía, ahora se la ha tomado su novia, lo cual también me viene bien. Hazme un favor y hazte un favor a ti misma, olvídate de la pastilla, aléjate de mí, no quiero que nos relacionen y no abras la boca.
- Pero...
- Ni una palabra a nadie de nada ¿Entendido? A cambio yo tampoco diré que la droga se la pusiste tú a la cabeza de chicle.
- ¿Pero que le va a pasar a Sakura?
- ¿Quieres que todos sepan que querías drogarla? ¿Quieres que Stella y Sasori se enteren?
- No.
- Pues mantén la boca cerrada. Ya me ocupo yo de Haruno.
- Pero dime que no le va a pasar nada malo.
- Te he dicho que ya me ocupo yo.
Kabuto miró fríamente a Kikyo y esta no se atrevió a protestar, no le parecía que Kabuto tuviese la idea de ayudar a Sakura pero pensó que seguramente no iba a dejar que le pasase nada malo, quizás lo que quería era que Sasori la viese drogada... si, quizás era eso porque todo el mundo sabía que Sasori había sido un drogadicto ¿y quién no pensaría que la droga se la podía haber dado él? Seguro que Kabuto estaba pensando hacer algo así, culpar a Sasori o algo parecido.
...
El pabellón estaba abierto. Sakura esperaba que así fuera, no se le hubiera ocurrido pensar que al ser la semana de los deportes quizás estuviera cerrado si no había ninguna actividad hasta que no estuvo delante de la puerta, pero por suerte estaba abierto, mejor para ella.
Nada más entrar se veía un pasillo y al lado derecho de este tres puertas, eran los despachos de la asociación de padres de alumnos, del consejo de estudiantes y del consejo de clubs.
Sakura caminó hasta donde el pasillo la obligaba a girar hacia la derecha. Continuó hacia las escaleras que llevaban al primer piso, allí había varias salas, una de ellas donde se habían reunido el día anterior para organizar la actividad lúdica del viernes.
Según subía por las escaleras un sonido metálico la sobresaltó... algo debía haberse caído o quizás algún balón había golpeado la puerta. Siguió subiendo, en ese silencio se le antojó de pronto que aquello parecía una película de terror y ella la clásica víctima propiciatoria a la que se va a escuchar gritar mucho de un momento a otro.
Llegó hasta la sala que buscaba y abrió la puerta... de nuevo esa sensación de marearse y perder el equilibrio... necesitaba echarse una siesta, le estaban empezando a entrar ganas de sentarse en una de esas sillas y recostarse sobre la gran mesa que presidía la sala y lo haría si no fuera porque lo mismo se dormía y se olvidaban de ella, como en el libro de "La Historia Interminable" cuando el niño se queda leyendo en el desván del colegio y las clases terminan y él se queda allí encerrado... no, claro, alguien notaría su ausencia, que tontería.
Vio su agenda, estaba justo en el sitio que había ocupado el día anterior, mira que olvidársela, que despistada que estaba últimamente. Fue hasta donde estaba, la recogió y miró la silla que tenía al lado. Se sentía terriblemente cansada así que se sentó y cerró momentáneamente los ojos mientras pensaba que quizás debería tomarse otro café.
Abrió los ojos de forma brusca, incluso asustándose a sí misma. Se había quedado traspuesta, se miró la muñeca y recordó que no llevaba reloj, que se había quedado sin pilas y lo había dejado en casa, bueno, seguramente solo habrían sido unos minutos. Que extraño, miró a su alrededor ¿A que había ido allí? Vio la agenda en sus manos, claro, a por su agenda, que tonta, mira que olvidarlo. Se levantó y al darse la vuelta para irse dio un pequeño grito de susto al ver a Kabuto sentado en otra de las sillas, mirándola.
- ¡Dios que susto! ¿Qué haces aquí?
- ¿Ya te has despertado, bella durmiente?
- ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
- Un rato.
- ¿Y que se te ha perdido?
- Tus amigos han dicho que habías venido a recoger tu agenda y he pasado a ver cómo te encontrabas.
- ¿Mis amigos? Si, a ti te van a decir donde estoy, seguro.
- Pero yo tengo mis formas de averiguarlo.
. Pues no me interesa sabérlo - emprendió el camino hacia la puerta muy decidida pero Kabuto fue más rápido que ella y llegó al umbral antes, levantó una mano y la apoyó en el quicio impidiendo el paso de la chica.
- ¿No te alegras de verme?
- Anda y déjame pasar.
- Vamos a ver si entiendes esto, bonita, tu novio y yo hemos hecho un pacto y vengo a reclamar mi parte.
- ¿Se puede saber de qué hablas?
- Es que ¿sabes? Tu novio me debe algo.
- ¿Y qué tengo que ver yo con lo que él te debe?
- Es que he decidido cobrármelo.
Sakura le miró confundida.
- Kabuto, yo no sé de qué hablas, si tienes problemas con Sasori lo hablas con él.
- No se trata solo de Sasori, tengo deudas pendientes con el rubio tonto de Naruto y por supuesto con Sasuke. Ellos son muy amigos tuyos ¿verdad?
- Mira Kabuto, no sé de qué hablas, déjame pasar, por favor.
De nuevo el mareo y esta vez mucho más intenso. Sakura sentía que las piernas se le aflojaban y creyó caer al suelo pero los brazos de Kabuto la sujetaban.
- ¿Mareada? - sonrió.
- Dé... déjame - balbuceó.
- Anda, ven, vamos a sentarte en esta cómoda silla.
Sakura no quería pero sus piernas no le respondían, era como si las tuviese dormidas y lo mismo le pasaba a los brazos, lo único que hacía era apretar contra su pecho la agenda como si sus manos se aferrasen a ella. Kabuto la llevó casi arrastrando los pies hacia una de las sillas y ella no era capaz de oponer resistencia ¿Qué le pasaba?
- Así - dijo acariciándole el pelo - Dame esto - cogió la agenda y se la quitó sin problemas a pesar de que Sakura creía estar agarrándola con fuerza - Seguro que te está pesando... muy bien.
Era increíble, levantó las manos para impedírselo pero estas no llegaron a su destino, no al menos lo suficientemente rápidas.
- ¿Qué me has hecho? - preguntó con miedo.
- ¿Yo? Nada ¿Te he hecho yo algo? Venga - se puso a su espalda y colocó las manos sobre sus hombros - Relájate, será mejor si no opones resistencia.
Sentía cada vez más mareo y como su cuerpo no la respondía, ahora le costaba más mover los brazos pero Sakura no iba a ceder, no sabía lo que pasaba pero perder el control de su cuerpo no estaba en sus planes.
Sacudió su cabeza todo lo fuerte que pudo y reuniendo su fuerza de voluntad se levantó de la silla.
- ¿Qué me has hecho? - preguntó.
- Nada. Te lo has hecho tu solita.
- ¿Esto es lo que le disteis a Hinata para drogarla?
- ¿Te he dado algo?
- No lo sé... - respondió con desesperación - no lo recuerdo, es como si... pero...
Las piernas volvieron a fallarle y Kabuto de nuevo la sujetó antes de caer al suelo.
- Tonta, cuando más te mueves es peor. Ven, quédate sentadita y se una buena chica.
Sakura se sentía una muñeca, le costaba tanto moverse y Kabuto la movía de un lado para otro como... como si fuera una muñeca y luego estaba ese atontamiento, como si algo no encajase, algo en su cabeza no iba bien, no podía pensar, no podía recordar ¿Qué había pasado?
- ¿Me has dado lo mismo que le diste a Hinata?
- No, no es lo mismo, es algo mucho mejor y te lo has tomado tu solita.
- Mentiroso, yo no he tomado nada... ¿En la cafetería? ¿Estabas tú? ¿Sasuke?
- Es divertido verte tan asustada y además que de pronto sospeches de Sasuke ¿No es curioso? Cuando era un canalla le defendías a muerte y ahora que está ciego crees que te ha drogado, que cosas. No, no ha sido Sasuke, hubiese estado bien pero no.
Era cierto, no sabía por qué había dicho lo de Sasuke, era algo completamente estúpido pero es que sus pensamientos parecían fluir solos y sin control ninguno, ella no podía pensar eso de Sasuke, nunca lo hubiese pensado pero... era como si hubiese algo dentro de su cabeza dando un golpe de estado y tomando el control.
...
-¡Que machote, Shikamaru! - le jaleaba Sumire después de que él, Jisei y ella misma entraron de nuevo en el instituto terminando por fin el maratón y este iba derecho a tumbarse en el césped.
- ¡No me lo puedo creer! - decía con dificultad Jisei - Estoy agotada Sumire, corres demasiado para mí.
- ¡Pero ya hemos terminado! ¿A que ha sido divertido?
- No vuelvo a seguir tu ritmo en mi vida, loca. No sé cómo tienes ganas de saltar todavía, yo estoy que me muero. Y tú, Shika, levanta del suelo que vas a coger frio.
- Yo ya estoy muerto - opinó el chico.
- Bueh - se quejó Sumire - Que flojo eres, Shika.
- Al menos este año ha terminado la carrera - apuntó Jisei - Que el año pasado la dejó a la mitad.
- Ahhhh... menudo rollo.
- ¿No han llegado Lee y Naruto? - curioseó Sumire buscándolos con la mirada.
- ¿Cómo no van a haber llegado? Seguro que están duchándose - contestó Jisei.
- ¿Y dónde está Akane? - se incorporó Shikamaru.
- Estará aún en la cafetería - apuntó Jisei.
- Estará con Sasuke - añadió Sumire - Porque tampoco se ve a Sasuke por aquí.
Frunciendo el ceño y farfullando algo Shikamaru se puso en pie.
- ¿Vienes a ducharte, Jisei? - preguntó Sumire.
- Si, ahora voy, ve yendo tú que parece que tienes prisa, yo es que quiero decirle algo aquí al Nara.
Shikamaru puso cara de aburrimiento y se rascó la cabeza.
- No me digas que tú también vas a regañarme.
- Pues mira, sí.
- Mendokuseeeei.
- ¿Se puede saber que pretendes?
- Mira Jisei ya sé que Akane puede haberte dicho... no se... tiene razón, lo sé, fui un...
- Mira yo no me voy a meter en vuestras cosas, te conozco y la conozco a ella y sé que ella es muy cabezota y tozuda y que tu... bueno tu eres tú, siempre has hecho las cosas pensando en las consecuencias así que nunca me creí que realmente... a mí nunca me habéis engañado ninguno de los dos... pero ahora no se trata de eso, a Akane se le pasará en enfurruñamiento dentro de unos días, el que me preocupa eres tú.
- ¿Crees que me voy a enfadar yo con ella o algo así?
- No, tú no te vas a enfadar con ella, ni siquiera porque ahora está con Sasuke en lugar de estar aquí, esperándote, que era lo que tú querías. Lo que me preocupa es que llevas toda la semana sin salir.
- Estamos a miércoles, han pasado dos días, tampoco es que sea una barbaridad.
- Y sé que anoche te quedaste estudiando hasta bastante tarde.
- No fue eso, es que Akane estaba enfadada y se fue con Chiharu y...
- Que no, que no te esfuerces en buscar una excusa, que Temari se levantó y te vio estudiando.
- Es que no me dormía y algo tenía que hacer.
- Y te has apuntado a un montón de deportes, no es algo muy normal en ti.
Shikamaru suspiró.
- Te estás esforzando demasiado, Shikamaru, deberías tomártelo con más calma.
- No puedo Jisei, no puedo, tengo que sacar dos cursos, tengo que aprobar estos malditos exámenes y aprobar el acceso a la universidad y...
- Si sigues así te vas a poner enfermo.
- Es que necesito aprobar, necesito...
- Tu sabes que si te fuerzas demasiado te pondrás enfermo.
- No me voy a poner enfermo, yo sé lo que hago.
- No, no lo sabes, se te está empezando a ir de las manos y estás deseando que Akane se quede en el pueblo para forzarte aún más. Sé que tienes mucha presión pero tienes que cuidarte.
- No te preocupes, yo sé lo que hago, no soy tan tonto, se cuáles son mis límites.
Shikamaru comenzó a andar y Jisei le miró preocupada... no, no era cierto, Shikamaru siempre había sido muy inteligente pero en esta ocasión no estaba analizando nada, lo veía en su aura alterada y ansiosa, estaba exigiéndose demasiado, solo esperaba que en algún momento se diera cuenta, recapacitase y se tomase todo con más calma.
Y de nuevo sentía todo el ambiente crispado y que algo pasaba, estaba segura. Quizás era Gaara, que parecía más serio que nunca, o Hinata, cuya aura era algo entre angustiosa y confusa, también estaba Karin, oh, sí, el aura de esa chica sí que era terrible y Kimimaro, otro que parecía preocupado… pues sí que estaban mal las cosas… era la peor parte de poder ver las auras, que a veces los sentimientos negativos lo inundan todo.
De pronto aparecieron Iruka, Kurenai y Anko y Jisei suspiró. Aquella situación empezaba a estresarla demasiado, parecía una tontería pero no, no era para nada una tontería, día a día la agobiaba más, tener que estar ocultando sus sentimientos, viendo a Iruka y no atreverse ni a sonreírle no fuera a ser que la sonrisa fuera demasiado amplia o feliz o de alguna forma que alguien la viese y sospechase, ni siquiera era capaz de mirarle a los ojos, si, parecía una tontería pero a ella ya la estaba agobiando mucho.
Por esa razón cuando supo que a Iruka le habían concedido una plaza en un colegio de Sapporo, aunque no le gustaba la idea de separarse de él, en el fondo le pareció una buena solución, si no lo tenía cerca no tendría que disimular tanto y además él estaba cumpliendo uno de sus sueños, era doloroso pero ella confiaba en Iruka y creía que podían intentarlo, que si lo pensaba no era tan horroroso, que hoy en día hay muchas formas de mantener el contacto y que seguramente lo podría ver todos los meses, claro que no había tenido en cuenta que para Iruka era importante quedarse en Konoha, donde había encontrado una familia y unos amigos.
Claro que cada vez que recordaba que le quedaba aún más de un año de instituto es que le entraban todos los males, de veras que no sabía si iba a soportar tantos meses.
Ya está. Había pasado de nuevo. Las miradas de Iruka y la suya se habían cruzado de forma involuntaria pero los dos hicieron el mismo gesto y las retiraron inmediatamente.
Pues tenía una idea. No podía insistir en que Iruka se marchase a Sapporo, por mucho que deseaba ese puesto en Sapporo su deseo de quedarse era mayor, así que, la que tenía que marcharse era ella. Ya lo había hablado con su madre, de echo ella fue quien le dio la idea, al principio le pareció una tontería pero ahora empezaba a planteársela muy enserio, iba pedir su traslado de instituto, había uno para señoritas muy cerca de Konoha, era privado pero su madre había dicho que eso no era problema… el problema era… lo que iba a extrañar a sus compañeros.
- ¿Alguien ha visto a Sakura? - escuchó preguntar a Sasori.
Un escalofrío.
Un horrible escalofrío recorrió todo su cuerpo dejándole una sensación muy molesta e incómoda... algo malo había pasado, lo sentía, no sabía decir como pero lo sentía, algo malo… algo muy malo.